Bastante cuestionable en su ejecución, interesante en su resultado.
Ese climax en el tercer capítulo, en el que Tamayo pone abismalmente en riesgo toda la captura de Lluís, me deja pensando en el ego del director y la necesidad de pintarse como el héroe de la historia. (Está para cuestionarse cómo allí prevalece la grabación del documental, por encima de lo que verdaderamente importa: justicia para las víctimas).