Yo en mi noche más tranquila: «Uf, cómo antoja ahora mismo un poco de folk horror eslovaco».
Un caramelo para la vista con más de una escena para el recuerdo, pero creo que intenta hacer demasiadas cosas y me parece algo inconsistente tonalmente.
Yo en mi noche más tranquila: «Uf, cómo antoja ahora mismo un poco de folk horror eslovaco».
Un caramelo para la vista con más de una escena para el recuerdo, pero creo que intenta hacer demasiadas cosas y me parece algo inconsistente tonalmente.
Comedia negra que lanza a su protagonista por una pendiente resbaladiza de situaciones incómodas y vergüenza ajena en un espacio claustrofóbico abarrotado de personas, logrando un crescendo de ansiedad cuidadosamente escalado.
La película que más se ha alejado de mis expectativas iniciales que he visto en mi vida.
Encapsula en hora y media todo el repertorio de recursos formales, trucos de cámara y decisiones estéticas que ha utilizado el cine desde Méliès hasta 1977. Si parpadeas te lo pierdes.
De ella habrán dicho que qué se fumó el director, que es un producto kitsch, que busca provocar o que es aleatoria y extraña por el hecho de serlo. Pero ni siquiera…
Sí, los problemas de ritmo existen, pero A Ghost Story es perfecta para diferenciar los producidos por negligencia y los que deliberadamente sirven a la película.
Esta historia de fantasmas es un viaje del que muchos se bajarán en su primer tercio. Te inunda con planos largos y fijos, en los que apenas parece ocurrir nada. Y sí, Rooney Mara comiendo tarta durante cinco minutos es desde ya una de las escenas más infames del cine moderno.
Pero esa decisión…