Ah, el cine romántico pero con dolor, donde dos personas se miran tanto que casi te da diabetes de lo dulce y, al mismo tiempo, te destruye el alma. Wong Kar-wai nos regala la historia de dos vecinos ultra elegantes que descubren que sus parejas les ponen los cuernos, y en lugar de hacer un drama, deciden flotar en un mar de miradas intensas, luces de neón y silencios que duelen más que una ruptura real.
Lo mejor de todo:…