Eder García
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Papers by Eder García
La manzana que ocupan actualmente los vestigios de la Compañía, constituyen un ejemplo de la integración del patrimonio de Morelia a la vida y los requerimientos surgidos durante el siglo XX, y que en la actualidad siguen siendo funcionales. Un centro cultural, un mercado de artesanías, una plaza, una biblioteca pública, un teatro, e instalaciones administrativas de la universidad, conforman la realidad contemporánea de las antiguas instalaciones jesuitas. Producto de diversos proyectos, integran un conjunto funcional y turístico que conserva el pasado del sitio, a la vez que se integra al contexto y da respuesta a necesidades sociales, en un ejercicio de aprovechamiento y protección del espacio histórico.
Muchos edificios del género religioso fueron reutilizados por el Estado para la implementación de escuelas, ya que el mismo hecho de ser de su propiedad facilitaba su reciclaje. Las características inherentes a estos inmuebles, dadas por su diseño original, los hacían compatibles con la tipología escolar, particularmente en el caso de los conventos, los monasterios y los seminarios. Se trataba de espacios amplios, dotados de áreas comunes de dimensiones adecuadas para el uso escolar; además, la solemnidad y tranquilidad que se perciben en ellos, así como el aislamiento del contexto inmediato, son algunas de las características que fomentan el desarrollo de la actividad estudiantil.
Eventualmente, la fuerza que cobró el turismo y la necesidad de sustentarlo en una imagen tradicional fue tal que era factible cuestionar el balance entre la conservación de elementos culturales arraigados y la imposición de falsos, ajenos a una realidad del momento. El título del presente trabajo hace alusión a esta misma crítica, al realizar un análisis del proceso de fomento turístico en Pátzcuaro durante la primera mitad del siglo xx, y de cómo existió una línea muy delgada entre la utilización de elementos socioculturales que conformaron un imaginario de la región y la creación o escenificación de éstos. Lo anterior se acentuó con el debate entre el México moderno y el tradicional, y la verdadera imagen que se quería mostrar. El análisis se enfoca en el imaginario como construcción mental basado en las percepciones descritas por los visitantes y las imágenes que representaba una fracción del imaginario, pero cargado de significados que iban más allá de lo que encerraba un marco fotográfico.
y que con ello procuran su conservación.
La Quinta Eréndira de Pátzcuaro, es uno de esos ejemplos de patrimonio del siglo XX donde claramente se puede apreciar una multitud de valoraciones, despertadas en diversos sectores de la sociedad. La carga histórica del inmueble apoyada por la figura de su propietario original, la imagen artística expresada en su materialidad, así como lo que representa para los usuarios que día con día habitan y utilizan el espacio, son algunos de los aspectos que han apoyado su conservación. La valoración ramificada en este caso ha permitido una apropiación más amplia del patrimonio por parte de diversos grupos e individuos. Es evidente que en cada caso se tienen valores específicos, el reto consiste entonces en explotarlos y aprovecharlos en favor de la conservación del patrimonio.
En este ensayo se reconocen los esfuerzos de todos aquellos que han colaborado para que el centro histórico de la ciudad de Pátzcuaro se haya conservado en gran parte y se haya convertido en un destino turístico importante en el Estado, pero también hacemos notar que un buen número de espacios urbanos y de inmuebles han experimentado importantes cambios, en detrimento de su integridad espacial, funcional o formal. Estamos consientes que la arquitectura no se puede sacralizar, ni congelar en el tiempo, pero también que no se puede permitir su destrucción so pretexto de una adaptación a nuevas necesidades.
Books by Eder García
La manzana que ocupan actualmente los vestigios de la Compañía, constituyen un ejemplo de la integración del patrimonio de Morelia a la vida y los requerimientos surgidos durante el siglo XX, y que en la actualidad siguen siendo funcionales. Un centro cultural, un mercado de artesanías, una plaza, una biblioteca pública, un teatro, e instalaciones administrativas de la universidad, conforman la realidad contemporánea de las antiguas instalaciones jesuitas. Producto de diversos proyectos, integran un conjunto funcional y turístico que conserva el pasado del sitio, a la vez que se integra al contexto y da respuesta a necesidades sociales, en un ejercicio de aprovechamiento y protección del espacio histórico.
Muchos edificios del género religioso fueron reutilizados por el Estado para la implementación de escuelas, ya que el mismo hecho de ser de su propiedad facilitaba su reciclaje. Las características inherentes a estos inmuebles, dadas por su diseño original, los hacían compatibles con la tipología escolar, particularmente en el caso de los conventos, los monasterios y los seminarios. Se trataba de espacios amplios, dotados de áreas comunes de dimensiones adecuadas para el uso escolar; además, la solemnidad y tranquilidad que se perciben en ellos, así como el aislamiento del contexto inmediato, son algunas de las características que fomentan el desarrollo de la actividad estudiantil.
Eventualmente, la fuerza que cobró el turismo y la necesidad de sustentarlo en una imagen tradicional fue tal que era factible cuestionar el balance entre la conservación de elementos culturales arraigados y la imposición de falsos, ajenos a una realidad del momento. El título del presente trabajo hace alusión a esta misma crítica, al realizar un análisis del proceso de fomento turístico en Pátzcuaro durante la primera mitad del siglo xx, y de cómo existió una línea muy delgada entre la utilización de elementos socioculturales que conformaron un imaginario de la región y la creación o escenificación de éstos. Lo anterior se acentuó con el debate entre el México moderno y el tradicional, y la verdadera imagen que se quería mostrar. El análisis se enfoca en el imaginario como construcción mental basado en las percepciones descritas por los visitantes y las imágenes que representaba una fracción del imaginario, pero cargado de significados que iban más allá de lo que encerraba un marco fotográfico.
y que con ello procuran su conservación.
La Quinta Eréndira de Pátzcuaro, es uno de esos ejemplos de patrimonio del siglo XX donde claramente se puede apreciar una multitud de valoraciones, despertadas en diversos sectores de la sociedad. La carga histórica del inmueble apoyada por la figura de su propietario original, la imagen artística expresada en su materialidad, así como lo que representa para los usuarios que día con día habitan y utilizan el espacio, son algunos de los aspectos que han apoyado su conservación. La valoración ramificada en este caso ha permitido una apropiación más amplia del patrimonio por parte de diversos grupos e individuos. Es evidente que en cada caso se tienen valores específicos, el reto consiste entonces en explotarlos y aprovecharlos en favor de la conservación del patrimonio.
En este ensayo se reconocen los esfuerzos de todos aquellos que han colaborado para que el centro histórico de la ciudad de Pátzcuaro se haya conservado en gran parte y se haya convertido en un destino turístico importante en el Estado, pero también hacemos notar que un buen número de espacios urbanos y de inmuebles han experimentado importantes cambios, en detrimento de su integridad espacial, funcional o formal. Estamos consientes que la arquitectura no se puede sacralizar, ni congelar en el tiempo, pero también que no se puede permitir su destrucción so pretexto de una adaptación a nuevas necesidades.