Leonardo Romero Tobar, Juan Valera. Otro andaluz universal

Significados del trabajo en mujeres que realizan trabajos productivo y reproductivo, 2019

Resumen Objetivo: El presente artículo de investigación buscó analizar el significado del trabajo en mujeres con trabajo productivo (MTP) y reproductivo (MTR) en la ciudad de Cali, Colombia. Para ello se consideraron las subcategorías: centralidad, normas sociales, valores laborales, tipo de actividad realizada y trayectorias laborales. Método: Se realizó una investigación cualitativa con diseño fenomenológico. Se empleó una guía de entrevista semiestructurada. Participaron 6 mujeres con MTP y 6 mujeres con MTR contactadas por bola de nieve, entre los 30 y 40 años. Resultados: Se encontró que las MTP presentan mayor centralidad que las MTR; los derechos de las MTP están centrados en aspectos legales y los de las MTR, en aspectos simbólicos asociados al reconocimiento de los familiares. Los deberes de las MTP se enfocan en sus funciones laborales y los de las MTR, en todas las labores cotidianas del hogar. Los valores laborales de las MTP enfatizan en mayores sueldos, mayor independencia, horario flexible, mejor trato y ocupar posiciones de dirección; en las MTR se destaca el ganar un sueldo para suplir necesidades propias y del hogar, y contar con más participación por parte de pareja y familiares. Conclusión: Ambos significados se relacionan con aspectos de género sobre la división sexual del trabajo como algo natural, incluso para las MTP, donde la mujer es la responsable del trabajo reproductivo, viéndose la participación de la pareja como una ayuda o favor, y no como una responsabilidad compartida. Palabras

. Todas las citas se hacen por esta edición, indicándose a continuación la página en el cuerpo del trabajo. (2)Ibid., nota. El fragmento está tomado de una carta de Valera a don Juan Moreno Güeto. Puede verse en Carmen Bravo Villasante, Vida de Don Juan Valera, Madrid, Magisterio Español, 1974, p. 299. En cuanto a fray Blas de Villabermeja es un personaje meramente episódico, al que encuentra Morsamor en compañía de Juan de Cartagena-, ambos fueron abandonados por Magalianes: "Este -respondió Juan de Cartagena-fue quien nos solivantó y alborotó con sus discursos. Es un fraile cordobés, llamado Fray Blas de Villabermeja. Morsamor fijó entonces su atención en el fraile, le reconoció, fue hacia él y le echó los brazos al cuello. -¡Querido paisano! =le dijo-. Cuanto me alegro de poder servirte y valerte en esta ocasión. Tu eres de un

Hispanica Lyra, 2021

Tras el fin de su estancia alcarreña y hasta su presencia cierta en la capital hispalense, la vida del vihuelista Alonso Mudarra (c.1509-1 de abril de 1580) permanece en la sombra. En el año 1546 se producirían los dos eventos más importantes para su futuro: la toma de posesión de una canonjía en la Catedral de Sevilla y la publicación de sus Tres libros de música en cifras para vihuela. Posiblemente, en este intervalo de 1543 a 1546, Alonso visitara a su hermano Francisco, conspicuo curial vaticano, para que le ayudara a labrarse un futuro convenientemente remunerado. Al ser nombrado canónigo, Mudarra pasó de los 40.000 mrs. anuales que cobraba en Guadalajara a unos 712.500 mrs. anuales. Para el estudio de la etapa sevillana nos servimos de herramientas propias de la historia de la vida cotidiana o de la cultura material como son los contratos, los inventarios post mortem, los testamentos, etc. También, abordamos la historia del vestido, del cuerpo y otros aspectos relacionados con la microhistoria. Dividimos el presente trabajo en tres partes en las que estudiamos: la relación de los dos hermanos Mudarra con la catedral hispalense y con el tráfico de canonjías, la llamada «vida de canónigo» en lo referente a los aspectos materiales y, por último, el espinoso asunto del comercio de esclavos en Sevilla y la participación que Alonso Mudarra tuvo en este «negocio».

150 años de una profesión: de anticuarios a conservadores. Vol II. Semblanzas, 2019

La vida, labor científica y trayectoria profesional de Francisco Bermúdez de Sotomayor ha sido desconocida hasta hace poco tiempo. En este artículo pretendemos indagar sobre su formación y reflexionar sobre su presencia y actividad en instituciones de la época, su labor docente y, esencialmente, su cometido museístico como especialista de moneda andalusí en el Museo de Medallas, posterior Departamento de Numismática del Museo Arqueológico Nacional durante más de 40 años

Paremia, n.º 6, 1997

Se registran los numerosos refranes contenidos en la obra literaria y parte de la correspondencia del escritor cordobés, al tiempo que se analiza el modo en que los emplea y la función que cumplen en los textos.

Ars & Humanitas, 2017

Trataré algunos aspectos esenciales de dos trayectorias poéticas fundamentales durante la segunda mitad del siglo XX, las del argentino Roberto Juarroz (1925−1995) y el español José Ángel Valente (1929−2000), quienes mantuvieron una relación intensa y radical con el lenguaje, al margen de grupos y movimientos generacionales. Ambos se entregaron a un proyecto similar de estiramiento de los límites del lenguaje y encontraron en la nada y el vacío, antes que representaciones de una cierta negatividad, oportunidades de generación de nuevos sentidos. Aquí la palabra no sella ni clausura el pensamiento, sino que se ve amenazada o traspasada por un pensar que no termina de cerrarse. Lenguaje y reflexión, poesía y pensamiento, convocados en un mismo y singular acontecimiento orientado siempre hacia la explosión y la apertura, en un proyecto armado a través de la duda y la interrogación permanentes, la búsqueda del sentido y la desconfianza frente a cualquier tipo de destello identitario.

Argentaria, 2021

Trabajando en otras cuestiones de la historia de Huelma me he encontrado con un vecino que allá por las primeras décadas del siglo pasado aparece como "cómico" en el "Padrón de Cédulas Personales de 1935 del Ayuntamiento de Huelma" 1 , nombre con el que se denominaba por esos años a aquellas personas que se dedicaban a la noble tarea de actuar sobre un escenario o tras unas precarias cámaras de cine. Me llamó poderosamente la atención que por aquellos años un hijo de una familia dedicada al campo, que vivía en una pequeña localidad muy distante de una ciudad, y no hablemos de Madrid, tuviera inquietudes artísticas y las pudieran desarrollar a nivel profesional. Es por ello que me propuse indagar sobre su vida para conocimiento y reconocimiento de sus paisanos. Nuestro cómico se llamaba Antonio Correa Valero y nació en Huelma el 10 de agosto de 1903. Sus padres, también de nuestra localidad, fueron Antonio Correa Gámez, nacido en 1858, y Catalina Valero Fernández, nacida en 1872. En las inscripciones de nacimiento de sus hijos obrantes en el Registro Civil el padre aparece como herrador en el 1893 y como celador de telégrafos en el 1895, profesión que mantiene al menos hasta el 1903. En el 1911 y 1927 aparece de nuevo como herrador. Nuestro artista fue el sexto de siete hermanos 2. Parientes suyos fueron Gregorio Díaz Valero y Sebastian Valero Jiménez. El primero fue un reputado artista de teatro en los años de la posguerra, actuando en los principales escenarios de Madrid. El segundo lo conocemos bien. Es nuestro querido maestro de música, compositor del himno a Huelma. Sangre de artistas debe de correr por las venas de esta familia apellidada Valero. De ellos conocemos toda su trayectoria personal y artística, al contrario de Antonio. Pregunté a personas mayores, pero nadie pudo darme información. Sólo Purificación de la Torre Villarrasa, también de la familia, recordaba vagamente como a sus primos, siendo mozos, les gustaba organizar pequeñas obras de teatro 3. En una segunda entrevista, Purificación me comenta que Antonio fue un artista de cine secundario de la productora de cine español CIFESA 4 , trabajando al amparo del gran guionista de cine y paisano suyo Antonio Guzmán Merino 5. Este, profesional muy reconocido en el ambiente del cine español, velaría para que a su paisano no le faltara el trabajo.

ZARA 4

El señor Deán de la catedral de..., muerto pocos años ha, dejó entre sus papeles un legajo, que, rodando de unas manos en otras, ha venido a dar en las mías, sin que, por extraña fortuna, se haya perdido uno solo de los documentos de que constaba. El rótulo del legajo es la sentencia latina que me sirve de epígrafe, sin el nombre de mujer que yo le doy por título ahora; y tal vez este rótulo haya contribuido a que los papeles se conserven, pues creyéndolos cosa de sermón o de teología, nadie se movió antes que yo a desatar el balduque ni a leer una sola página.