Cuad. Neuropsicol. Vol. 2 Nº 2; Noviembre 2008.
ORIGINALES / ORIGINAL PAPERS
NEUROPSICOLOGÍA DE LA ESQUIZOFRENIA
NEUROPSYCHOLOGY OF SCHIZOPHRENIA
Hugo Selma Sánchezφ
Resumen:
La neuropsicología ha tenido un explosivo crecimiento en las últimas
décadas. Su aportación a campos como la psiquiatría ha tenido también un
crecimiento exponencial. Respecto a la esquizofrenia existen numerosas
investigaciones que han brindado una nueva visión acerca de la naturaleza
de la enfermedad, aunque no exentas de contradicciones e interrogantes sin
resolver. En el presente trabajo se exponen los hallazgos más relevantes
respecto a la neuropsicología de la esquizofrenia (alteraciones
neuroanatómicas, neurofuncionales, del neurodesarrollo, alteraciones en los
neurotransmisores y déficits cognitivos), así como áreas cuya exploración es
aún deficitaria.
Palabras clave: Neuropsicología – neuropsiquiatría – esquizofrenia – psicología clínica –
psicología cognitiva
Summary:
Neuropsychology has had an explosive grow in the last decades. It
contributions to the fields of Psychiatry are growing in an exponential rate.
Research related to schizophrenia has bringing new views of the nature of
the disease, at the same time offering contradictions and questions pending
to resolve. The present article exposes the most relevant discoveries in the
neuropshychology
of
schizophrenia
(neuroanatomy
dysfunctions,
development neurofuntionality, alterations in neurotransmitters and cognitive
deficiencies) and areas for exploring.
Keywords: Neuropsychology – neuropsychiatry – schizophrenia – clinical psychology – cognitive
psychology
φ
Licenciado en Psicología (Universidad de la República-Uruguay), Técnico en docencia con TIC
(Universitat Oberta de Catalunya – España). Doctorando en Neuropsicología Clínica (Universidad
de Salamanca – España). Doctorando en Psicología Clínica y de la Salud (Universidad de
Salamanca – España).
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Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
PREFACIO
Uno de los puntos más importantes
respecto a las patologías mentales más
graves, y en particular respecto a la
esquizofrenia, son la empatía en
particular y las habilidades sociales en
general. A nivel psicopatológico la
empatía
es
indicador
de
las
capacidades del sujeto de establecer y
mantener relaciones sociales complejas y sofisticadas (propias del ser
humano), por tanto indicador de su
grado o capacidad de adaptación
social, de su salud mental. A nivel
neuroanatómico, estas habilidades
requieren de un complejo entramado
en el que participan varias áreas del
cerebro,
y
distintas
funciones
cognitivas
funcionan
de
forma
integrada. Las áreas del lenguaje
izquierdas (principalmente verbales) y
derechas (lenguaje no verbal, gestual,
entonación, etc…), las áreas frontales
encargadas de las funciones cognitivas
más complejas, del pensamiento
abstracto,
del
entendimiento
y
dominio del entorno y un manejo
simbólico secundario o terciario (no
textual) del lenguaje (fundamental
para “leer entre líneas”, para el
entendimiento de metáforas, de
ironías, y demás aspectos que en la
esquizofrenia son deficitarios). Ello
necesita de una compleja integración
de las funciones cognitivas más
complejas y sofisticadas, y a nivel
neurológico de la participación de
diversas áreas de forma compleja e
integrada.
Estos procesos implican un nivel de
desarrollo y una complejidad cerebral
muchísimo mayor de lo que podría
hacernos pensar la naturalidad con
que las llevamos a cabo diariamente,
sin percatarnos siquiera.
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Desde un punto de vista evolutivo, es
en los primates superiores en donde
estas habilidades parecen estar más
desarrolladas (aunque también existen
en otros mamíferos sociales como
lobos, por ejemplo) y en particular en
el ser humano. Los chimpancés por
ejemplo, tienen una escala social
jerárquica en donde el macho
dominante no es, como sucede
generalmente, el más fuerte del grupo,
o el que mejor lucha, sino aquel que
consigue establecer alianzas con otros
miembros del grupo que le permiten
conseguir esa posición de privilegio.
Esta escala jerárquica por supuesto
que otorga grandes ventajas a la hora
de pensar en probabilidad de supervivencia, y además brindan al macho
posibilidades de reproducción (hijos
que serán luego criados por todo el
grupo). Estos sistemas de alianzas son
realmente complejos y muy similares
(aunque quizá menos sofisticados) a
mecanismos utilizados por los seres
humanos. Alianzas, intercambio de
favores, demostraciones de afecto o de
furia, etc.… ¿Es posible que se diera
un funcionamiento social reproductivo
similar en los primeros homínidos?
Ello implicaría un proceso de
selección natural poderoso que brinda
mayores
posibilidades
de
reproducción a los sujetos más hábiles
socialmente.
Este trabajo parte entonces de dos
presupuestos, que en parte hallarán
correlato en la bibliografía consultada:
1) Las habilidades sociales-empáticas
han sido originadas por la propia
estructuración social del ser
humano (evolutivamente).
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Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
2) Ello ha sido relevante en
el
desarrollo espectacular de la
inteligencia y el cerebro humanos
(quizá mucho más importante que
el lenguaje “per se”, el uso de
herramientas “per se”, el desarrollo
de técnicas grupales de caza “per
se”, u otras habilidades destacadas
habitualmente)
Las habilidades sociales son de las
más complejas y evolucionadas
capacidades mentales del ser humano.
A nivel neurológico, las principales
áreas implicadas en este tipo de
habilidades
(córtex
prefrontal
dorsolateral, área de Broca, córtex
temporal superior y el córtex parietal
inferior) son en su mayoría las últimas
en desarrollarse (filogenéticamente), y
en ellas se han observado alteraciones
en pacientes esquizofrénicos (Hogarty
y Flesher, 1999a). En este tipo de
habilidades intervienen diversas áreas
cerebrales que deben funcionar
integradas, y la mayor parte del
tiempo de manera inconsciente (la
integración de aspectos preverbales,
paraverbales y verbales es percibida
muchas veces como algo “intuitivo” y
no por ello menos eficaz y necesario
en nuestra vida social cotidiana).
Como hemos indicado anteriormente,
la esquizofrenia es definida desde el
propio DSM-IV fundamentalmente a
través de algunos síntomas específicos
(negativos y/o positivos) y de los
déficits sociales/laborales persistentes.
Estas habilidades que requieren un
complejo
entramado
neuroanatómico, son deficitarias en la
esquizofrenia, y ello es coherente con
los resultados de las investigaciones
realizadas en torno a dicha patología,
que hallan una gran variedad de
alteraciones, en muy distintas áreas,
pero con una particular importancia
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
de funciones de alta integración
cortical-subcortical heteromodal.
INTRODUCCIÓN
Ya Kraepelin y Bleuler señalaban la
presencia de déficits cognitivos en la
esquizofrenia. Sin embargo, a pesar
de ser reconocidos por la mayoría de
los autores, los déficit cognitivos de la
esquizofrenia
no
tuvieron
la
importancia
que
se
les
da
actualmente hasta la década de los 70
(s. XX) (Cuesta y col. 2000). El propio
Kraepelin advirtió la presencia de
déficits cognitivos en esta patología,
destacando entre ellos el déficit en
atención y la “eficiencia mental”…
sin embargo a la hora de definir la
propia enfermedad y sus estadios, los
trastornos de voluntad y emoción son
los fundamentales. Por su parte
Bleuler atribuyó estos déficits a una
consecuencia
de
la
propia
enfermedad, a pesar de haber
encontrado entre sus pacientes un
33% de cuadros pseudo-demenciales
(Cuesta y col. 2000).
A partir de los descubrimientos de
estos déficits cognitivos, y la posterior
elaboración de una teoría neurológica
funcional-estructural como causante
de la enfermedad mental, era
inexorable la entrada en escena de la
neuropsicología, anteriormente limitada a casos de pacientes con daño
cerebral (alteraciones del desarrollo,
TCE, tumores, etc…) (Cuesta y col.
2000). Las relaciones entre estos
déficits y alteraciones a nivel cerebral
fue por ello un punto de gran interés
para los investigadores, pero no fue
hasta el último cuarto del siglo XX
(Johnston y col. 1976), con el
desarrollo de las técnicas de
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neuroimagen, cuando pudo realizarse
un trabajo más específico y preciso al
respecto. La relación entre el tamaño
de los ventrículos laterales y la
esquizofrenia
fue,
entonces,
la
principal conclusión de esta investigación pionera que se sirvió de
TC para estudiar los aspectos
neuroanatómicos del cerebro esquizofrénico (Antonova y cols. 2004).
La evaluación e investigación de la
esquizofrenia ha cambiado mucho en
los últimos años. Se han encontrado
más de un centenar de síntomas
asociados a la esquizofrenia, y la
mayoría
de
autores
clásicos
destacaban la importancia de algunos
como la ambivalencia, la desrealización - despersonalización, el
autismo, el sentimiento precoz, la
percepción delirante y el delirio
(Sociedad española de psiquiatría,
1998). Estos elementos han caído un
poco en desuso, pues ciertos enfoques
acusan a los mismos de carecer de
“objetividad” y fiabilidad, si bien esto
no ha sido demostrado (Sociedad
española de psiquiatría, 1998). El
propio DMSIV ya ha recogido alguno
de estos principios para construir un
modelo alternativo de evaluación
dimensional de la esquizofrenia,
basado en 3 dimensiones: “psicosis
(delirios,
alucinaciones),
desorganización (trastornos formales del
pensamiento,
conducta
extraña),
afecto
inapropiado)
y negativo
(embotamiento afectivo, alogia, apatía
y
anhedonia
insociabilidad)”
(Sociedad española de psiquiatría,
1998). Otros autores sin embargo
(como por ejemplo Lindenmayer y
col. 1994) agregan a las mismas dos
dimensiones más: excitación y
afectivo
(depresión)
(Sociedad
española de psiquiatría, 1998).
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
A su vez, el inmenso y complejo
compendio de alteraciones cognitivas,
neurológicas,
neuropsicológicas,
psicopatológicas, etc… ha desafiado
la capacidad de las teorías clásicas
acerca de esta temática. Actualmente,
pueden agruparse los intentos de
explicación (aunar la inmensidad
fenoménica a través de una teoría
comprehensiva) en dos: a) Modelos
de enfermedad (modelos del curso –
Kraepelin-, modelo de encefalopatía
estática, modelo de “vulnerabilidadstress”) y b) Modelos de la función
cognitiva (modelo psico-orgánico,
modelo de procesamiento distribuido
en paralelo, “modelos de redes
neuronales”, modelo de “imputs y
outputs” de Norman y Shallice)
(Cuesta y col. 2000).
Los modelos de enfermedad se basan
en algún supuesto que explique el
desarrollo de la esquizofrenia, y las
alteraciones
cognitivas
son
secundarias
al
mismo
proceso
(consecuencia de). Quizá el que ha
tenido más aceptación dentro de los
primeros, es el de “vulnerabilidadstress”, desarrollado por Nuechterlein
y Dawson. Los procesos cognitivos
son vistos desde la perspectiva de la
“teoría de la información”, surgida a
partir del desarrollo de la informática,
que si bien ha tenido bastante
aceptación, está cayendo en desuso.
Este modelo sugiere la existencia de
ciertos factores que hacen al sujeto
más vulnerable a la enfermedad
(cognitivos, sociales, neurológicos,
genéticos, etc…) y que al surgir en la
vida del sujeto factores de stress que
pongan a prueba la capacidad del
mismo para superarles, desencadenen
el proceso patológico (Cuesta y col.
2000).
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Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
Otro modelo destacado dentro del
grupo a) es el “modelo del
neurodesarrollo”,
sostenido
por
autores como Murray y col. y
Weinberger (Cuesta y col. 2000) que
sostiene el origen de la enfermedad en
una alteración en el neurodesarrollo
iniciada a partir de los primeros meses
de gestación, debida a causas
genéticas-hereditarias congénitas.
(dorsomedial
lateral),
tálamo
(ventral anterior y medial dorsal).
Los modelos de la función cognitiva se
basan, en cambio, en esquemas de
tipo neuropsicológico, siendo la
esquizofrenia una consecuencia de un
mal
funcionamiento
cerebral.
Podemos
destacar
el
“modelo
psicoorgánico”
cuyo
origen
se
remonta al localizacionismo propio de
los primeros desarrollos de la
neuropsicología (Broca, Wernicke,
Broadmann). La esquizofrenia sería
entonces consecuencia del daño
cerebral recibido por el sujeto en
determinadas zonas del cerebro
(Cuesta y col. 2000). La inconsistencia
de este modelo se hizo patente y ya en
pleno siglo XX se elaboraron otras
teorías similares, pero con un mayor
nivel de complejidad y una definición
más funcional del cerebro y de los
aspectos cognitivos, como el “modelo
de procesamiento distribuido en
paralelo” o los “modelos de redes
neuronales”.
Bajo
este
último
paradigma ha trabajado Cummings
(Cuesta y col. 2000), citando 3
circuitos neuronales, relacionados a su
vez con algunos síndromes y síntomas
propios de la esquizofrenia. Estos
síndromes, y sus respectivos circuitos
son:
i. Síndrome prefrontal dorsolateral
(déficits
ejecutivos):
córtex
prefrontal dorsolateral, caudado
(dorsolateral),
globo
pálido
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ii. Síndrome orbitofrontal (alteraciones de la personalidad): córtex
orbital lateral, caudado (ventromedial), globo pálido (dorsomedial
medial), tálamo (ventral anterior y
medial dorsal).
iii. Síndrome
cingulado
anterior
(inhibición):
córtex
anterior
cingulado, núcleo accumbens,
globo pálido (rostrolateral), tálamo
(medial dorsal).
Figura 1:
Norman y Shallice, por otra parte, se
han centrado en el estudio de las
funciones ejecutivas, teniendo un
enfoque en el cual la elección de los
programas o secuencias elegidas para
determinada tarea se rige mediante
dos mecanismos: el “contention
schedulling”,
y
el
“supervisory
attentional system” (Cuesta y col.
2000). En la esquizofrenia el
mecanismo que sería deficitario es el
segundo, el sistema de supervisión
atencional que se encargaría de el
desarrollo de estrategias o secuencias
novedosas y no automatizadas.
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ALTERACIONES “NEUROLÓGICAS” EN
LA ESQUIZOFRENIA
Múltiples
y
diversas
son
las
alteraciones neurológicas que se
observan en relación a la esquizofrenia. También existen diversos
factores que se han teorizado como
causantes.
Genética,
infecciones
víricas prenatales, o en los primeros
años de vida, factores ambientales,
factores psicosociales, etc…
Existe una fuerte correlación entre la
esquizofrenia, y complicaciones perinatales y obstétricas. El porcentaje de
esquizofrénicos que han tenido
complicaciones de este tipo es mayor
que el de sujetos sanos, e incluso que
el de otras patologías mentales
(McNeil, 1995). Por otro lado,
respecto a los factores genéticos que
participan en la predisposición a la
enfermedad, cuantos y qué genes
participan es difícil de establecer,
probablemente debido a que se ha
identificado un amplio grupo de genes
implicados. Por otra parte, si bien
existe una predisposición de carácter
genético, pareciera que ella se viera
amplificada
debido
a
lesiones
tempranas del SNC (por ejemplo
complicaciones
en
el
parto,
infecciones víricas, etc…) (Asarnow,
1999).
En
cuanto
a
los
factores
desencadenantes de la enfermedad,
existen también múltiples teorías. El
uso de drogas (se ha investigado
especialmente el Cannabis) suele estar
relacionado
en
un
porcentaje
importante, así como sucesos vitales
estresantes a los que el sujeto no es
capaz de dar una respuesta (Sociedad
española de psiquiatría, 1998),
también la pertenencia a minorías
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
víctimas de discriminación o un
entorno social (se ha trabajado en
especial en los entornos urbanos) y
familiar inadecuado (van Os y col.
2005). Por otra parte, en los últimos
años se ha profundizado en la
investigación de la infancia más
temprana, escasez de vitamina D y
ácido fólico, intervalos muy cortos
entre los nacimientos de los hijos
(pues causa bajos niveles de ácido
fólico), infecciones víricas (de la
madre durante el embarazo y del niño
en los primeros meses de edad),
complicaciones del nacimiento, parto
prematuro o bajo peso al nacer, y
traumas muy tempranos (este aspecto
más que descubrirse, se reexamina
bajo una metodología nueva) han sido
destacados por diversos autores (van
Os y col. 2005).
En definitiva, mediante estudios
epidemiológicos se han obtenido
cinco factores ambientales relacionados
con
la
enfermedad:
cannabis, nivel de urbanización,
pertenencia a una minoría, trauma
precoz
y
daños
neurológicos
prenatales o de los primeros meses de
vida (van Os y col. 2005).
De todos estos factores ambientales,
llama la atención la importancia de
los entornos urbanos (explican, en
combinación con otros factores,
alrededor del 30% del riesgo
ambiental) si bien no está del todo
claro el por qué de esta importante
incidencia, cómo influye el entorno
urbano en la formación de la
esquizofrenia (van Os y col. 2005).
Pareciera ser que el entorno rural tiene
unos mayores niveles de socialización
y además un entorno más seguro y
conocido, que pone en menores
dificultades las habilidades sociales
del sujeto (en ciudad debemos
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Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
protegernos de estafadores, ladrones,
violadores, etc… mientras que en
entornos rurales “todos se conocen”).
No en vano, las habilidades sociales
cognitivas secundarias se encuentran
afectadas
en
los
pacientes
esquizofrénicos, y ello le impide
encarar
de
manera
adecuada
situaciones sociales complejas, especialmente aquellas que resultan
cambiantes e imprevisibles (Hay,
1994).
Mas allá de las distintas teorías, todos
los autores coinciden en la noción de
una enfermedad que se desarrolla bajo
un cierto patrón. Se forma una
personalidad con una cierta predisposición, y posteriormente se
desencadena la enfermedad, de forma
insidiosa o aguda. El proceso
mediante el cual se origina el proceso
patogenético es de orden cognitivo,
emocional y biológico (se hace
especial hincapié en los circuitos
dopaminérgicos) (van Os y col. 2005).
El “comienzo” suele pensarse como la
irrupción del primer “brote psicótico”,
siendo este normalmente asociado a
síntomas positivos, pero los síntomas
negativos preceden este “brote”, en
muchos casos muchos años antes
(infancia, adolescencia) (Sociedad
española de psiquiatría, 1998).
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
Las principales alteraciones neuroanatómicas observadas y porcentaje
casos en los que se observan son:
-
“Cavum septi pelludici” (92%).
Volumen cerebral general (en
mujeres) (22%).
Tamaño del tercer ventrículo
(73%).
Tamaño de ventrículos laterales
(mujeres) (80%).
Ganglios basales (68%).
Arquicortex.
Giro temporal superior (68%,
100% para materia gris).
Cuerpo calloso (63%).
Lóbulo temporal (61%).
Plano temporal (60%).
Lóbulo frontal (60%).
Lóbulo parietal (60%).
Lóbulo occipital (44%).
Tálamo (42%).
Cerebelo (31%).
Lóbulo temporal medial.
Complejo amígdalo-hipocampal
(74%).
Giro parahipocampal.
Núcleos estriados.
Materia blanca del vermix.
Alteraciones en la asimetría
hemisférica (plano temporal),
atenuación en la diferenciación
hemisférica.
Figura 2: Lóbulos y áreas del lenguaje
85
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
-
El lóbulo frontal juega un papel
central en muchos de los procesos
cognitivos superiores, en especial
la materia gris del CPF se
correlaciona positivamente con
procesos de memoria verbal,
abstracción, atención y velocidad
psicomotriz (en pacientes y en
sujetos sanos).
También se hallaron correlaciones
específicas de la patología esquizofrénica (Antonova y cols. 2004):
Figura 3: ventrículos cerebrales
-
El volumen de la materia blanca, y
en especial de la materia gris del
CPF correlaciona positivamente
con la flexibilidad cognitiva, y ésta
a su vez correlaciona negativamente con el volumen del
tercer ventrículo, lo que a su vez
pone de relieve la importancia del
circuito fronto-talámico en dicha
habilidad cognitiva.
-
El giro temporal superior y el giro
parahipocampal (ver fig. 4) se
relacionan
con
funciones
cognitivas superiores que requieren una codificación, abstracción y categorización verbales
de la información (lo cual nos lleva
a pensar en las alteraciones
lingüísticas
propias
de
la
esquizofrenia).
RELACIONES ENTRE ALTERACIONES
NEUROANATÓMICAS Y SUS
CONSECUENCIAS FUNCIONALES –
COGNITIVAS.
En términos generales, y a “grosso
modo” podemos citar los principales
hallazgos en relación a esta temática
(Antonova y cols. 2004):
-
El volumen cerebral total tiende a
relacionarse inespecífica y positivamente con el desempeño
cognitivo.
-
Medidas de desempeño cognitivo
global (por ejemplo el CI) tienden
a relacionarse positivamente con el
volumen de los hemisferios
cerebrales, el cerebelo y el
hipocampo, tanto en sujetos sanos,
como en pacientes mujeres, sin
embargo esta correlación no se
observa en pacientes hombres.
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La función ejecutiva es uno de los
déficits más documentados respecto a
la esquizofrenia, en la misma
participan diferentes habilidades y
áreas cerebrales (ver figura 4):
86
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
a) Identificación y categorización de
la información pertinente para la
tarea (relacionado con el giro
temporal superior y el giro
parahipocampal).
b) Desarrollo de las estrategias
necesarias para la realización de la
tarea (relacionado con el núcleo
estriado). Los estudios realizados
indican que la jerarquización y
secuenciación de las acciones se
relaciona con una interacción
entre el CPF y los ganglios basales.
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
c) Inhibición
de
respuestas
redundantes (relacionado con el
cingulado anterior, hipocampo
anterior,
tálamo
y
circuito
frontotalámico). El circuito frontohipocampal
participa
en
la
inhibición y detección de errores,
y podría estar relacionada con la
perseveración característica de la
esquizofrenia.
Áreas de Brodmann (humanas y de primates)
1, 2 y 3 - Corteza somato-sensorial primaria
4 - Corteza motora primaria
5 - Corteza somato-sensorial asociativa
6 - Corteza premotora y Corteza motora
suplementaria
7 - Corteza somato-sensorial asociativa
8 – Incluye campos oculares frontales
9 – Corteza prefrontal dorsolateral
10 – Corteza anterior prefrontal (área rostral de la
parte superior del giro medio-frontal)
11 – Corteza prefrontal orbitofrontal (giros orbital y
recto, parte del giro superior frontal rostral)
12 – Corteza prefrontal orbitofrontal (entre el giro
superior frontal y el surco inferior rostral)
13 y 14* - Corteza insular
15* - Lóbulo temporal anterior
17 – Corteza visual primaria
18 – Corteza visual secundaria
19 – Corteza visual asociativa
20 - Giro temporal inferior
21 – Giro temporal medial
22 – Giro temporal superior, cuya parte caudal
participa del área de Wernicke
23 – Corteza cingulada ventral posterior
24 – Corteza cingulada ventral anterior
25 – Corteza “Subgenual”
26 – Área ectosplenial
(*) Áreas halladas solo en primates (no humanos).
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27 – Corteza Piriforme
28 – Corteza entorhinal posterior
29 – Corteza cingular retrosplenial
30 – Parte de la corteza cingular
31 – Corteza cingular dorsal posterior
32 – Corteza cingulada dorsal anterior
33 - Parte de la corteza anterior cingulada
34 – Corteza endorhinal anterior (en el giro
parahipocampal)
35 – Corteza perirhinal (en el giro parahipocampal)
36 – Corteza parahipocampal (en el giro
parahipocampal)
37 – Giro fusiforme
38 – Área temporo-polar (parte rostral del giro
temporal superior y medial)
39 – Giro angular (parte del área de Wernicke)
40 – Giro supramarginal (parte del área de
Wernicke)
41 y 42 – Corteza primaria y corteza asociativa
auditiva
43 – Área subcentral (entre la ínsula y el giro postprecentral)
44 - Pares operculares (parte del área de Broca)
45 - Pares triangulares (área de Broca)
46 – Corteza prefrontal dorsolateral
47 – Giro prefrontal inferior
48 – Área retrosubicular (una parte de la superficie
medial del lóbulo temporal)
52 – Área parainsular (encrucijada temporo-insular)
Fuente:
http://en.wikipedia.org/wiki/Brodmann_area
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Figura 4: áreas de Brodmann
Las estructuras que parecerían estar
más relacionadas con la esquizofrenia,
y en las que se observa una atrofia,
serían entonces el lóbulo temporal, el
hipocampo, el caudado y el lóbulo
frontal
(Sociedad
española
de
psiquiatría,
1998).
Todas
estas
alteraciones tienen una relación con el
deterioro
cognitivo,
síntomas
negativos y un peor ajuste premórbido
(Sociedad española de psiquiatría,
1998). También parece existir una
relación entre la predisposición a
sufrir síntomas extrapiramidales, y la
mala respuesta al tratamiento con
antipsicóticos (Sociedad española de
psiquiatría, 1998).
Para poder comparar los resultados de
las investigaciones, surgen algunas
dificultades.
Por
ejemplo
las
diferencias entre género, a la
heterogeneidad
de
los
sujetos
(distintas clasificaciones, distintas
tipologías, etc…) así como la posible
naturaleza “no estática” de la
esquizofrenia (Shenton y col. 2001).
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
En general podemos señalar que
existen multiplicidad de alteraciones
en diversas zonas del cerebro, y a su
vez que el volumen general y el
tamaño de los ventrículos laterales
suele
ser
muy
representativa
(complejo amígdala - hipocampal e
hipocampo), y principalmente el giro
temporal superior (Wright y col.
2000). Las alteraciones en la materia
gris son a su vez más visibles que las
alteraciones en la materia blanca
(Lawrie y Abukmeil, 1998).
También se producen alteraciones
respecto a la especialización y
diferenciación hemisférica (Shenton y
col. 2001).
Una de las áreas en las que más se ha
trabajado y que tienen una aceptación
bastante generalizada, es la de los
neurotransmisores. Existe un número
bastante amplio de investigaciones al
respecto, siendo la dopamina la que
más importancia parece tener en la
esquizofrenia (también se habla de los
adrenérgicos, muscarínicos, serotonérgicos, entre otros) (Sociedad
española de psiquiatría, 1998).
88
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Además
de
las
investigaciones
realizadas al respecto, uno de los
elementos que más refuerzan esta
línea teórica es el éxito de los
antipsicóticos elaborados a partir de la
misma. La terapia electroconvulsiva
también se sirve de estas hipótesis, y a
su vez sirve de refuerzo para las
mismas, existiendo diversas investigaciones que han demostrado su
eficacia, en muchos casos similar a la
de los propios antipsicóticos (en
especial en casos en los que
predomina la sintomatología de tipo
emocional, o catatonia) (Sociedad
española de psiquiatría, 1998).
Aunque por otra parte, también es
cierto que, si bien la eficacia de los
antipsicóticos para el control de los
síntomas y para la reducción de las
recaídas, no tienen tanto éxito en
cuanto a los déficits cognitivos y
sociales (Sociedad española de
psiquiatría, 1998). Por ello, y como
siempre, es necesario tener presente la
multidimensionalidad de la enfermedad, y la necesidad de trabajar
diferentes perspectivas y enfoques, y,
más
difícil
aún,
integrarlos
adecuadamente.
ALTERACIONES COGNITIVAS
Como anteriormente hemos señalado,
el interés de la neuropsicología por la
esquizofrenia se hizo más evidente a
partir de los años 70. Las primeras
investigaciones, realizadas durante
esta década mediante la utilización de
baterías clásicas (Luria - Nebraska,
Halstead
Reitan
y
WAIS),
comprobaron un rendimiento en
esquizofrénicos crónicos menor que
en agudos, estos a su vez con peor
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
rendimiento que los sujetos sanos, y
que no existían diferencias significativas entre el rendimiento de los
esquizofrénicos y los sujetos con
alteraciones orgánicas (Cuesta y col.
2000).
Trabajos posteriores descubrieron
elementos diferenciadores entre el
perfil esquizofrénico y los pacientes
orgánicos, des-cubriendo además que
las alteraciones cognitivas (en WAIS y
Halstead-Reitan) eran mayores en
pacientes crónicos, no paranoides y
con
alteraciones
neurológicas,
comparado
con
pacientes
de
episodios breves, paranoides y sin
alteraciones neurológicas (Cuesta y
col. 2000).
La década de los 80 trajo nuevas
líneas de investigación, y nuevos
hallazgos. Se halló afectación bilateral
de funciones fronto-temporales y
conservación de funciones parietales
en esquizofrénicos. También fueron
más específicos en cuanto al tipo de
alteraciones cognitivas detectadas en
esta patología (y relacionados también
con
otros
tipos de
psicosis),
destacando áreas como atención,
memoria,
función
ejecutiva
y
aprendizaje (Cuesta y col. 2000).
En la década posterior (90´s) se trató
de tener aún más precisión y de
establecer a su vez correlaciones de
estos perfiles cognitivos con otros
elementos de la enfermedad (edad de
inicio, evolución, sexo, gravedad de la
patología, etc…). Los trabajos de
Harvey y cols. (1997) aportaron
también una mayor precisión y
amplitud de las alteraciones cognitivas
en la esquizofrenia, como vemos en la
tabla siguiente (Cuesta y col. 2000):
89
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
INTENSIDAD DE LOS DÉFICITS COGNITIVOS EN PACIENTES CON
ESQUIZOFRENIA
Ligero
Habilidades perceptivas
Memoria de
reconocimiento
demorada
Confrontacióndenominación
Moderado
Distraibilidad
Recuerdo demorado
Grave
Aprendizaje de series
Funciones ejecutivas
Habilidades vasomotoras
Vigilancia
Memoria inmediata
Memoria de trabajo
Velocidad motora
Fluencia verbal
Ligero = 0, 5-1DS por debajo de la media de los sujetos sanos; Moderado = 1-2 DS por debajo
de la media de los sujetos sanos; Grave = 1-2 DS por debajo de la media de los sujetos sanos.
Actualmente sabemos que los sujetos
con esquizofrenia presentan diversas y
variadas
alteraciones
de
tipo
neuropsicológico y cognitivo. Aunque
existe un buen número de alteraciones
cognitivas en este trastorno, no existe
un perfil determinado y característico
en esquizofrenia (Sociedad española
de psiquiatría, 1998).
Existen sin embargo algunas áreas que
son característicamente deficitarias en
la esquizofrenia: el nivel cognitivo
general y en particular atención,
memoria
y
función
ejecutiva
(Sociedad española de psiquiatría,
1998).
Los
déficits
cognitivos
asociados a la esquizofrenia se
observan incluso muchos años antes
de que se produzca el primer episodio
psicótico (lo cual reforzaría las teorías
del neurodesarrollo), incluso hasta 25
años antes se observan déficits
respecto al CI, velocidad perceptivomotriz y velocidad de procesamiento
de la memoria de trabajo, etc… en
sujetos con trastornos del espectro
esquizofrénico (esquizofrenia, trastorno de personalidad esquizotípico,
etc…) (Sorensen y cols. 2006).
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Alteraciones muy importantes y
significativas se observan en las
funciones cognitivas superiores, que
requieren procesamiento
de la
información controlado y activo,
como la atención sostenida, función
ejecutiva, memoria de trabajo verbal y
visuo-espacial, lenguaje, memoria y
aprendizaje
explícitos,
y
procesamiento perceptivo-motor (Bilder y
col. 1992, Riley y col. 2000). No en
vano, se ha observado en la infancia
de los futuros pacientes (en especial
en
quienes
predomina
la
sintomatología
“negativa”)
alteraciones cognitivas, como el retraso o
alteración en el desarrollo del
lenguaje y de la psicomotricidad.
Posteriormente, ya en la etapa escolar,
se harán visibles los retrasos en el
aprendizaje (debidos a las carencias
neuropsicológicas) y alteraciones en la
socialización
normal
(Sociedad
española de psiquiatría, 1998). Estos
síntomas muy precoces son una
interesante línea de investigación
(debido a la posible utilidad de una
detección de riesgo precoz, y un
mayor potencial de intervención al ser
ésta más temprana).
90
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Los retrasos en el desarrollo en el área
del
lenguaje
(especialmente
el
lenguaje expresivo), por ejemplo se
han encontrado en un 80% de los
casos
(si
bien
estos
retrasos
posteriormente se moderan hasta
pasar
desapercibidos
en
la
adolescencia). Un alto porcentaje
(72%) mostraron severas alteraciones
o ausencia total de lenguaje hasta los
30 meses de edad. También se
observaron en la niñez alteraciones
del tipo motriz, como el retraso en
habilidades de motricidad fina y
coordinación bi-manual. Porcentajes
similares se obtuvieron respecto a este
punto,
habiendo
retrasos
en
adquisiciones motrices y coordinación
pobre (72%) e hipotonía (28%).
También se hallaron alteraciones
durante la infancia (similares a las
observadas en la fase pre-mórbida en
áreas como motricidad gruesa y/o
desarrollo
viso-motor
(Asarnow,
1999). En definitiva, estos déficits
neuro-cognitivos,
impiden
el
procesamiento de grandes cantidades
de información multimodal, procesamiento
necesario
para
el
aprendizaje de habilidades complejas
y de alta integración cortical (y
multimodal). Los retrasos en el
aprendizaje característicos de la
esquizofrenia son fundamentalmente
retrasos
en
la
adquisición
y
automatización
de
habilidades.
Posiblemente por ello los sujetos
logran atenuar sus déficits (por
ejemplo en el área del lenguaje) si
bien su capacidad de aprendizaje de
nuevas habilidades se verá afectada
igualmente (Asarnow, 1999).
El rendimiento general suele estar por
debajo del rendimiento de un sujeto
normal entre 1.5 y 2 desviaciones
estándar (Bilder y col. 1995) con una
especial mención para el aprendizaje
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
verbal y memoria verbal, que muestra
un rendimiento interior superior a 3
desviaciones estándar (Saykin y col.
1991, 1994).
Los déficit cognitivos se hacen más
visibles:
1) Al precipitarse los síntomas
psicóticos (Weickert y Goldberg,
2000)
2) Suelen ser estables hasta la edad
de 65 años en que comienza un
deterioro progresivo en algunos
pacientes (Friedman y col. 2001)
3) Persisten luego de la remisión de
los síntomas (Heaton y col. 2001)
4) Están relacionadas, pero son
relativamente independientes de
los síntomas negativos (Harvey y
col. 1996, Hughes y col. 2003)
Un interesante trabajo en relación a
los
déficits
cognitivos
en
la
esquizofrenia es el meta-análisis
realizado por Sitskoorn y col. (2004).
Partiendo de la base del estudio de
funciones de especial significación en
la esquizofrenia (memoria verbal,
función ejecutiva y atención) y
comparando el rendimiento de
pacientes esquizofrénicos con sus
familiares
(“sanos”)
obteniendo
diferencias en 3 áreas (memoria verbal
diferida,
funciones
ejecutivas,
atención) relacionadas con áreas del
lóbulo frontal y temporal, pero cuya
significación estadística (tamaño del
efecto) es de rango moderado
(Sitskoorn y col. 2004). La conclusión
evidente es que existe una base
hereditaria (posiblemente genética)
que
otorga
una
predisposición
(expresada
a
través
de
unas
herramientas cognitivas debilitadas) a
padecer esquizofrenia.
91
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
En definitiva, los familiares de
esquizofrénicos tienen un rendimiento
cognitivo en estas áreas menor que el
promedio poblacional, pero mayor
que
el
de
sus
familiares
esquizofrénicos. Si bien las diferencias
entonces entre ellos no poseen una
significación estadística demasiado
grande, son quizá estas áreas
cognitivas en las que se aprecia un
mayor déficit las que están relacionadas con la propia enfermedad,
sea como consecuencia de su proceso
degenerativo, sea formando parte de
sus propias causas (de hecho algunos
autores sostienen que estos déficits
cognitivos son predictores efectivos)
(Sitskoorn y col. 2004). Algunos
autores sostienen que la presencia de
estos déficits cognitivos, en pacientes,
futuros pacientes, y sus familiares, son
la prueba de que los mismos (los
déficits) son el aspecto central y
fundante de la predisposición a
padecer esquizofrenia, y la prueba
también de la causación genética de
los mismos (Asarnow, 1999). Estos
autores han realizado una investigación en la que se compara los
perfiles neuropsicológicos de padres
de pacientes esquizofrénicos, de niños
con déficit atencional con hiperactividad, y de sujetos sanos. Los
resultados fueron que los déficits son
más marcados en el grupo de padres
de esquizofrénicos (30% mostraron
déficits importantes).
Quizá la máxima expresión de las
carencias cognitivas, en especial a las
funciones de mayor complejidad (y
que requieren un funcionamiento
complejo e integrado de áreas
cerebrales muy diversas) es la
incapacidad del sujeto en las
relaciones sociales. No en vano su
propia definición (DSM-IV) tiene en
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
este elemento una de sus principales
bases. La incapacidad en establecer
relaciones sociales, y las carencias
cognitivas ya comentadas, ocasionan
esa incapacidad también en el terreno
laboral. Ya que la mayoría de
pacientes presentan un deterioro
importante en este área (Sociedad
española de psiquiatría, 1998).
En cuanto a la evaluación del nivel
cognitivo, es especialmente importante tener en cuenta factores
como
la
institucionalización,
medicación y cronicidad de la
enfermedad. Estos factores alteran
notoriamente el nivel cognitivo del
sujeto, y por ello es necesario realizar
estimaciones del nivel pre-mórbido.
Usualmente utilizado para este fin es
el test de WAIS, y en especial los
subtests de información y vocabulario
dan una aproximación bastante fiable
de este nivel pre-mórbido. El test de
matrices progresivas de Raven, por
otro lado, tiene la ventaja de que nos
proporciona
una
información
relativamente independiente del nivel
cultural y educacional del sujeto, y
además es muy útil para realizar un
seguimiento de la evolución cognitiva
del sujeto (re-test).
Una de las alteraciones más típicas de
la esquizofrenia es la falta total de
conciencia de enfermedad, aspecto
que además suele ser indicador de un
peor pronóstico. La ausencia de
conciencia de enfermedad, una gran
inquietud al tomar medicación, una
familia
muy
expresiva
emocionalmente y un estado de ánimo
“expansivo” en los episodios agudos,
son
indicadores
que
suelen
relacionarse con una alta probabilidad
de recaídas (Sociedad española de
psiquiatría, 1998).
92
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Otro aspecto de gran importancia, es
el estudio de las habilidades
cognitivas en sujetos esquizofrénicos
con posterioridad al primer episodio,
antes de que los efectos de la
cronificación de la enfermedad, del
deterioro progresivo mental y social,
de
la
medicación
y
la
institucionalización afecten la cognición del sujeto de manera muchas
veces irreversible. En cuanto a déficits
neuropsicológicos generales, los PPE
(pacientes de primer episodio) tienen
un déficit importante respecto a
sujetos sanos (1.5 ds) y en particular
en áreas como memoria y función
ejecutiva (0.5 ds) (Bilder y col. 2000).
Los déficits neuropsicológicos más
severos se han observado en relación
con los síntomas negativos, y algunos
(pero no todos) síntomas positivos. Los
déficits se han correlacionado también
de manera más fuerte con el subtipo
desorganizado (Bilder y col. 2000).
Podemos destacar a su vez, déficits
que marcan una clara diferenciación
respecto a sujetos sanos (grupo que
estos PPE han formado hasta hace
relativamente poco tiempo) en áreas
clave como son el aprendizajememoria y déficits motores. Los
déficits motores, además, se han
observado en niños que posteriormente han desarrollado la
patología esquizofrénica (a través de
vídeos familiares, por ejemplo).
Dentro del grupo de PPE, aquellos que
tenían un déficit neuropsicológico más
generalizado, tenían a su vez déficits
más marcados en las áreas de
memoria y funciones ejecutivas,
mientras que los que tenían un nivel
general mejor, tenían un déficit más
marcado en el área de memoria. Por
último, respecto al valor pronóstico de
esta evaluación, una peor evolución
se mostró relacionada con déficits en
atención, mientras que una mayor
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
presencia de síntomas residuales se
relacionó con un peor rendimiento
neuropsicológico general (Bilder y col.
2000). Parece ser que, como por otra
parte resulta evidente, sujetos con
mayores recursos neuropsicológicos
evolucionan mejor y se recuperan
antes, y áreas como atención,
memoria
y
función
ejecutiva
(indicador de la “calidad” de
funcionamiento frontal) son de
especial importancia, por su relación
con los circuitos fronto-límbicotemporales, y con los aspectos
cognitivos característicos de esta
patología. Por último, los déficits en
funciones ejecutivas son predictores
de la disminución neuropsicológica
global (dada la importancia de las
funciones frontales en la organización,
secuenciación, ejecución de las
funciones cognitivas superiores) y los
déficits en atención y memoria a su
vez son indicadores bastante fiables
del grado de adaptación premórbida
(hasta 2 años antes del primer
episodio).
ALTERACIONES EN
HABILIDADES SOCIALES
“Theory of mind”
La teoría de la mente (theory of mind
o TOM) se refiere a la capacidad del
sujeto para inferir el estados mentales
de otras personas (Brune, 2005). Este
es un concepto clínico bastante
extendido,
con
diferentes concepciones, teorías, y bajo diversos
enfoques o paradigmas psicológicos.
Podría decirse que es una parte
importante e intrínseca de la
capacidad de interacción social, tan
importante en cuanto a las diferentes
concepciones de salud mental.
93
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Diferentes teorías han abordado esta
área, bajo distintos enfoques y teorías,
desde Piaget, hasta las teorías
psicoanalíticas (empatía), pasando por
todo tipo de teorías, pues, como
hemos dicho, es un área clave en la
salud mental. En los últimos años,
algunos autores han trabajado el
concepto de TOM, y han descubierto
(o más bien re-descubierto) las
implicaciones e importancia del
mismo. Este modelo presenta una
clara ventaja respecto a otros modelos
cognitivo anteriores, y es su mayor
“ecología”, pues la “theory of mind”,
o la capacidad del sujeto de realizar
representaciones mentalizadas (metarepresentaciones)
respecto
del
psiquismo de otros congéneres es uno
de los pilares fundamentales de la vida
social humana (y, como veremos más
adelante, también juega un importante
papel en otros primates). Además, y en
contraposición con otros enfoques
“ecológicos” como por ejemplo los
provenientes de algunas teorías
psicodinámicas,
el
TOM
es
relativamente sencillo de operativizar,
medir, rehabilitar, cuantificar, etc… Es
por ello un esquema conceptual
mucho más apropiado para el estudio
de la salud mental (especialmente las
psicosis) que los basados en
habilidades
cognitivas
“clásicas”
(atención, memoria, lenguaje) que,
como hemos visto, pueden explicar
solo parcialmente la naturaleza de las
alteraciones y déficits propios de la
esquizofrenia. Puede decirse que los
déficits cognitivos “clásicos” son
mucho más difusos e inespecíficos
que
los
déficits
TOM
(pilar
fundamental de los déficits sociales
propios de este tipo de patologías).
Este modelo requiere por definición
un enfoque multidisciplinario, con la
participación
de
primatólogos,
psicólogos
evolutivos,
lingüistas,
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
neuropsicólogos y neuropsiquiatras.
Existen a su vez diferentes corrientes,
con distintas maneras de entender
estas habilidades. La teoría del
“módulo TOM” sostiene que existe un
módulo
cognitivo-neuroanatómico
específico de estas habilidades. Este
módulo, a nivel neuroanatómico
estaría compuesto principalmente por
la “insula”, el córtex del cingulado
anterior, y regiones temporo-parietales
derechas (Decety y Jackson, 2006), si
bien otros autores también otorgan un
papel
preponderante
a
áreas
prefrontales, mediales y límbicas. Por
otra parte la perspectiva “teoría-teoría”
sostiene la existencia de diferentes
modelos mentales simultáneamente,
surgiendo diferentes modelos de
distinta complejidad a lo largo de la
evolución del sujeto, y el mismo
entonces dispone de más y mejores
herramientas. Por último la teoría de
la “simulación”, que sostiene que el
conocimiento de otras mentes se
realiza mediante una simulación
mentalizada de lo que podría pensar
el otro sujeto (esta teoría ha recibido
un fuerte espaldarazo de las
investigaciones en primates y el
hallazgo de las llamadas “neuronas
espejo”). La importancia de las
neuronas espejo en las habilidades
sociales (TOM) se ha corroborado
tanto en humanos (en el estudio del
autismo), como en primates (Iacoboni
y Dapretto, 2006), estando en
humanos
relacionadas
a
nivel
neuroanatómico
con
el
córtex
premotor y el córtex parietal inferior
(ver figura 4), así como también se ha
destacado el papel de córtex
sensoriomotor (Pineda, 2008). En los
años 90´s, un equipo e investigación
dirigido por Giacomo Rizzolatti, en
Parma (Rizzolatti y cols. 1996) estaba
investigando la actividad cerebral de
monos macaco, cuando observaron
94
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
que
al
observar
en
los
síntomas positivos y negativos, y
experimentadores
algunos
movidéficits en habilidades sociales,
mientos (como tomar una fruta, por
aunque algunos autores sostienen que
ej.) producían una actividad neuronal
estas habilidades TOM disminuidas, lo
similar (aunque diferente) a la
son como consecuencia de otros
registrada mientras era el propio
déficits
cognitivos
(encontrados
macaco
quien
realizaba
esos
también en esta patología) que la
movimientos. Fue así como surgió el
preceden y causan (Brune, 2005).
concepto de “neuronas espejo”, que
desde entonces ha sido considerado
por algunos autores como el mayor
descubrimiento psicológico de las
últimas décadas (“serán para la
psicología como el ADN para la
biología” Oberman y cols. 2007), que
puede aportar la clave en la
comprensión y afrontamiento de
patologías como la esquizofrenia o el
autismo (Oberman y Ramachandran,
2007) aunque otros autores se
muestran mucho más escépticos al
respecto (por ej. Borg, 2007). El
sistema de neuronas espejo (SNE) está
relacionado con el procesamiento del
movimiento (y su metarepresentación)
de
otros
seres
vivos,
pero
especialmente de los congéneres que Figura 5: neuronas espejo y áreas subcorticales
realicen
acciones
“socialmente
relevantes” (Oberman y cols. 2007).
No es menos cierto es que aunque
parece ser una línea de investigación
Las “neuronas espejo” son una
prometedora y con un gran potencial,
interesante y prometedora línea de
son más consistentes las evidencias
investigación.
Dicho
circuito
halladas en primates que en humanos
neuronal, actuando a través de una
(posiblemente debido a la mayor
“simulación”
mental,
tiene
un
complejidad del cerebro humano) y
importante papel en la percepción de
los resultados de las investigaciones
los congéneres, en las habilidades
relativas a las mismas y su relación
sociales o empáticas (TOM), en la
con dichas patologías (autismo
imitación (y su papel en el
principalmente) aún no han arrojado
aprendizaje) y el lenguaje, por una
los resultados esperados (Borg, 2007).
parte, y por otra parte facilita el autoLos déficit en TOM se han investigado
conocimiento, el manejo de las
y relacionado con diversas patologías
propias emociones, digamos que el
(autismo,
esquizofrenia,
psicosis
meta-pensamiento en general. Este
bipolar, transtornos conductuales de la
tipo de funciones son las que fallan en
personalidad, Alzheimer, demencias,
los trastornos del espectro autista
etc…). En la esquizofrenia, se ha
(Oberman y col. 2007), pero…
corroborado la relación entre TOM,
¿también fallan en la esquizofrenia?.
www.neuropsicologia.cl
95
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Como
habíamos
señalado
anteriormente, respecto a las ideas
previas con las que se iniciaba este
trabajo, diversos investigadores han
trabajado la línea evolutiva, las
habilidades
TOM
en
primates
superiores y su hipotética evolución
en los orígenes de la especie humana,
así como el déficit de estas
habilidades en pacientes psiquiátricos,
especialmente esquizofrénicos (Brune,
2005). No está del todo claro, sin
embargo, qué tipo de relaciones
existen entre el TOM y otros déficits
cognitivos propios de la esquizofrenia,
así como otros síntomas (alucinaciones, delirios, etc…).
El concepto de TOM surgió en el
estudio de los primates y sus
habilidades sociales (Brune, 2005), se
halló que los sujetos con mejores
habilidades TOM tenían un mayor
éxito social, y por ende, mayores y
mejores condiciones de reproducción
y supervivencia. Por supuesto, era
cuestión de tiempo que esta idea se
trasladara a los humanos. Seres más
complejos
y
sofisticados,
las
habilidades TOM de los humanos son
también más complejas. El uso del
lenguaje está lleno de trampas y
mentiras, es necesario interpretar las
palabras no siempre en sentido
textual, sino también utilizando datos
del contexto inmediato, relacional,
histórico (forma de ser de la persona,
cosas que han pasado que nos unen a
la misma y que intervienen en la
conversación, etc…), gestual, etc…
El uso de ironías, metáforas, mentiras
y todo tipo de tretas hacen la tarea
especialmente difícil. Y también por
ello
tienen
una
importante
probabilidad de error (ello se hace
patente en patologías de tipo
paranoide, en donde las intenciones
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
de otras personas se interpretan
patológicamente – persecución -)
(Brune, 2005).
A nivel neuroanatómico, las áreas que
parecen tener mayor importancia en
estas habilidades, son el córtex
prefrontal (en especial el córtex
paracingulado), el córtex temporal y
áreas de conexión cortical heteromodal (Brune, 2005). Áreas en las que
por cierto se han hallado alteraciones
en pacientes esquizofrénicos.
Uno de los primeros enfoques
relativos a esta área ha sido el enfoque
ontogenético (evolutivo), no en vano
el mismo Piaget ya trabajó sobre estos
conceptos muchos años antes. En los
primeros meses el niño ya empieza a
desarrollar estas habilidades, que año
a año se van complejizando,
conforme la maduración del sujeto y
su sistema nervioso, y conforme a la
experiencia y la capacidad de
aprendizaje del mismo. A los 18
meses ya se observa el juego
simbólico (con su enorme importancia
lingüística, social, neurológica, etc…),
también es capaz de observarse y
reconocerse en un espejo (estadio del
espejo de Lacan), es capaz de
reconocer y reconocerse, y establecer
relaciones cada vez más complejas.
Sin embargo, es a los 3 o 4 años,
cuando el niño ya es capaz de
reconocer y diferenciar sus propios
pensamientos de los de los demás
(existe una ya famosa técnica
piagetiana al respecto) cuando el
TOM se hace más evidente y
consolidado,
aunque
seguirá
evolucionando…
Un elemento interesante respecto al
estudio evolutivo del TOM en
primates, es el hecho de que las áreas
cerebrales que intervienen en el
96
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
mismo, son similares a
intervienen en:
las
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
que
i. El
reconocimiento
del
“movimiento biológico” (surco
temporal
superior,
córtex
prefrontal medial, y el cingulado
anterior).
ii. El
desarrollo
de
conductas
imitativas (y su sustrato neuronal,
neuronas “espejo”).
y a partir de estas áreas (¿y también de
estas habilidades?) han evolucionado
las TOM (Brune, 2005). Dos
cuestiones surgen de esta aseveración.
La primera, que a partir del
reconocimiento e imitación de los
movimientos y conductas de otros
seres vivos, desarrollamos la habilidad
para “comprender” sus mentes. La
segunda, respectiva al estudio de
esquizofrenia en humanos, nos
retrotrae a elementos tales como las
características del Rorschach en estos
pacientes (escasez de respuestas con
movimiento humano, y en menor
grado movimiento animal –cabe
recordar que distintas áreas del
cerebro se encargan de movimientos
animales y de objetos inanimados-).
Las respuestas M en Rorschach
implican el correcto funcionamiento
de los circuitos rubrotalámicos, y que
se han observado relacionados con las
habilidades sociales (o empatía)
(Paneth y col. 1981). Otro elemento
que también parece tener relación son
las alteraciones en el esquema
corporal, las características del dibujo
(estático, rígido, carente de vida y
movimiento, etc…).
Respecto a la esquizofrenia, varios son
los autores que han investigado en
torno a esta relación.
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El primer punto, y quizá más
importante, es la especificidad de los
déficits TOM en la esquizofrenia. Si
bien son numerosas las alteraciones
cognitivas
encontradas
en
la
esquizofrenia, pero los déficits TOM
son específicos y tienen una
correlación mucho más fuerte con la
esquizofrenia
que
otras
áreas
cognitivas.
Son
evidentes
y
comprobables los déficits en la
esquizofrenia, si bien no llegan a los
niveles observados en el autismo.
También, especialmente en pacientes
del tipo desorganizado, existe una
fuerte correlación del TOM con
inteligencia verbal. Evidentemente en
el ser humano el lenguaje es quizá la
más poderosa herramienta para este
tipo de habilidades. Por otra parte,
dentro de los subtipos de la
esquizofrenia, cuanto mayor es la
importancia de los síntomas negativos,
mayor
es
el
déficit
TOM,
especialmente si los síntomas se
asemejan los del espectro autista
(Brune, 2005). Los trastornos del tipo
paranoide, especialmente si los
delirios son sistematizados (tipo
paranoia) tienen a su vez una
alteración menos intensa en TOM, si
bien el fallo parecería ser respecto a la
utilización
de
la
información
contextual (Brune, 2005).
Otros estudios se han dirigido a
establecer una correlación entre los
puntajes esquizotípicos y TOM. Como
era de esperar, un mayor puntaje
esquizotípico (cuyo extremo más alto
es la esquizofrenia) se correspondía
con un peor rendimiento en TOM.
También se observó una tendencia (no
significativa) entre el mismo y
síntomas del tipo psicótico (delirios,
pensamiento mágico, experiencias
sensoriales inusuales, etc…).
97
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Básicamente, el uso del lenguaje está
afectado en niveles de metarepresentación de mayor complejidad.
El uso del lenguaje es textual, y los
elementos que agregan mayores
niveles de complejidad y abstracción
son los que resultan más afectados. El
sujeto es incapaz de dominar los
elementos pragmáticos del lenguaje,
cantidad, calidad, tacto, interés del
interlocutor,
relevancia,
lo
“políticamente correcto”, etc… A su
vez, y en la misma línea, se observan
dificultades en chistes visuales,
ironías, caricaturas, metáforas, etc…
Una
interesante
investigación
realizada por Langdon y col. (2002a,
2002b)
ha
estudiado
en
esquizofrénicos la comprensión de
metáforas e ironías.
Sorprendentemente, la correlación
entre
los
déficit
TOM
se
correlacionaron
significativamente
con el uso de ironía, pero no así con
las metáforas. El autor sostiene que
existen dos procesos cognitivos
distintos para ambas habilidades. El
déficit en el dominio de las ironías, y
del
TOM,
se
relaciona
con
alteraciones
del
pensamiento
importantes
(desorganizado),
en
cambio el déficit en comprensión de
metáforas se relaciona con síntomas
del tipo negativo y déficits ejecutivos.
La explicación es que la ironía
requiere un dominio del uso
pragmático del lenguaje (dominio de
información contextual-relacional), y
en cambio las metáforas requieren
habilidades de lenguaje más “puras”,
requiriendo un nivel de abstracción y
simbolización importantes. Debemos
distinguir sin embargo (utilizando
aportaciones
de
otros
autores)
metáforas de proverbios.
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
Los
segundos
implican
un
conocimiento y dominio de aspectos
sociales mucho mayor que los
primeros, y por ello también se ven
más alterados en relación con los
síntomas del tipo desorganizado.
Autores como Frith (1992)(Frith y
Allen, 1988; Frith y cols. 2000; Frith y
Corcovan, 1996), a su vez, recalcan la
importancia
respecto
de
las
dificultades de los pacientes esquizofrénicos para distinguir realidad de
fantasía. Los déficit TOM en la
esquizofrenia, vienen junto con un
importante déficit conceptual, que
impide distinguir las creencias que el
sujeto crea (acerca de otras personas –
TOM-) con la propia realidad (como
constructo social interpersonal). La
consecuencia directa y evidente es la
creación de delirios, en donde las
propias fantasías de distinta índole son
interpretadas no como tales, sino
como la propia realidad. Ello además
está íntimamente relacionado con las
dificultades de los esquizofrénicos en
áreas como metáforas, ironía, etc… en
donde se hace una lectura “textual” de
la realidad. Y otra obviedad que surge
como corolario al punto anterior, es la
relación más que probable entre estos
déficit de TOM con los déficit de automonitorización (autoconoci-miento,
insight, etc… según qué teoría
citemos).
Como en otras ocasiones, estas teorías
son concordantes con otras lecturas
hechas desde diferentes teorías
respecto a la misma patología (por
ejemplo en las teorías psicoanalíticas).
El mismo Frith (1999, 2001) ha
destacado 3 áreas en las que las
dificultades
propias
de
la
esquizofrenia se manifiestan más
claramente:
98
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
i.
Desorden de acciones dirigidas.
ii.
Desorden de automonitorización
(¿TOM?).
iii.
Desorden de monitorización de
otros sujetos (TOM).
En función de qué tipo de habilidades
TOM estén más afectadas, será
entonces el tipo de síntomas
prevalentes, con el punto ii. subjetivos
(experienciales), con el punto iii.
Objetivos (conductuales). Respecto a
la paranoia (delirios sistematizados) se
sostiene que los déficit TOM no son
tan evidentes (el sujeto es consciente
de que otros sujetos tienen estados
mentales distintos al suyo) pero falla
en el uso de la información contextual
(y por ello realiza inferencias
incorrectas y tendenciosas). Otro
elemento aportado por Frith (2001) es
la teorización de dos circuitos
neuronales implicados: el dorsal
(córtex prefrontal medial, cingulado
anterior y el surco temporal superior) y
el ventral (córtex orbitofrontal y áreas
anexas a la amígdala).
Otros autores como Ardy-Bayle´s han
hecho hincapié en la relación entre
TOM
y
síntomas
del
tipo
desorganizado
(pensamiento,
lenguaje, comunicación, etc…).
Por último, y quizás el punto más
importante, diversas investigaciones
han estudiado las relaciones entre
TOM
y
habilidades
sociales.
Diferentes autores, a través de también
distintas técnicas y objetivos, han
llegado a esta conclusión: las
habilidades sociales guardan una
estrecha relación con las TOM.
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
Quizás la más destacada (por su
carácter eminentemente empírico
pragmático) es la de Roncone y col.
(2002) en donde las TOM fueron
predictores fiables respecto del
funcionamiento del sujeto en la
comunidad (integración social), si bien
en el mismo estudio se recoge como
predictor más fiable la duración de la
enfermedad (Brune, 2005).
RELACIONES ENTRE LAS
DIFERENTES DIMENSIONES
Kraepelin ya intentó realizar alguna
teorización
que
relacionara
la
patología
esquizofrénica
con
alteraciones a nivel neurológico. El
relacionaba los déficit en emoción,
volición y juicio con alteraciones en el
lóbulo frontal (Kraepelin, 1919). En los
últimos años ha habido grandes
avances en el conocimiento de estas
relaciones cerebro-patología.
Por
ejemplo,
algunos
autores
proponen que las alteraciones más
importantes son en el cortex
prefrontal, afectando la memoria de
trabajo,
y
la
capacidad
de
organización
e
inhibición
de
conductas inapropiadas,
desorganización de la conducta, déficit
cognitivos de la función ejecutiva,
pensamiento conceptual y formación
de la memoria (Goldman-Rakic 1995,
1999; Goldman-Rakic y Selemon,
1997).
99
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
ALTERACIONES
NEUROANATÓMICAS EN LA
ESQUIZOFRENIA (VER FIG.
2, 3 Y 4)
1) Tamaño cerebral total.
2) Tamaño ventricular.
3) Lóbulo frontal.
i. Lóbulo frontal en su totalidad.
ii. Regiones del córtex prefrontal.
4) Lóbulo temporal.
i. Lóbulo temporal.
ii. Giro temporal superior.
iii. Regiones temporomediales.
5) Lóbulos parietal y occipital.
6) Ganglios basales.
7) Cerebelo.
8) Mesencéfalo.
9) Asimetría cerebral.
Figura 6: Mesencéfalo y ganglios basales
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
La relación es a mayor volumen,
mayor habilidad, y esta relación se
hace especialmente patente cuando se
estudia el nivel intelectual general (CI)
y los procesos cognitivos compuestos
de “alta integración cortical”, como
ser
el
lenguaje,
abstracciónflexibilidad, y razonamiento verbal y
espacial (Gur y col. 1999; Kareken y
col. 1995; Seidman y col. 1994). En
áreas como la memoria (a corto o a
largo plazo) no se han apreciado
correlaciones
consistentes.
Sin
embargo, otros investigadores no están
de acuerdo con las afirmaciones
anteriores, y han señalado la ausencia
de relaciones consistentes entre el
volumen cerebral total y las
habilidades cognitivas. Flaum y col.
(1994) encontraron una relación
normal entre VCT y CI, pacientes
mujeres, pero no así en hombres. A su
vez los grupos de control (sanos) no
han arrojado una correlación VCT/CI
(Zipursky y col. 1998).
Podríamos señalar, que existen por lo
tanto diferentes puntos de vista
respecto a la correlación VCT/CI,
respecto a los sujetos masculinos
predominantemente, presenten o no
déficits. Sin embargo, en líneas
generales, podemos sostener con
bastante grado de acierto, que existen
correlaciones positivas entre el VCT y
(Antonova y cols. 2004):
1)
1)
TAMAÑO CEREBRAL TOTAL
2)
Casi todas las medidas de habilidades
cognitivas estudiadas se han visto
relacionadas con el volumen cerebral
total, en especial con el volumen de
materia gris.
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3)
4)
Lenguaje (observada en todos los
grupos)
Abstracción-flexibilidad
(pacientes y grupos control)
Atención, memoria visuoespacial
y percepción visuoespacial (en
grupos control)
Memoria verbal (pacientes)
100
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
A modo de resumen de este apartado,
podemos señalar que se han
observado correlaciones entre el VCT
y CI, así como algunas habilidades
cognitivas mas específicas, si bien
estas correlaciones no parecen ser
lineales y deben ser pensadas en un
entorno de mayor complejidad,
analizando otros tipos de variables.
Quizás
por
ello
diversas
investigaciones aportan datos también
diferentes, y añaden elementos como
ser el género, el tipo y nivel de los
déficits cognitivos, el padecimiento o
no de patología esquizofrénica, así
como
algunos
elementos
de
especificidad del VCT, como ser la
materia gris, materia blanca, etc.
2) TAMAÑO VENTRICULAR
Como es habitual, las investigaciones
arrojan a menudo resultados diversos,
por ejemplo, De Lisi y col. (1991) y
Hoff y col. (1992) no encontraron una
relación significativa entre el tamaño
de los ventrículos laterales y el
rendimiento cognitivo, en pacientes.
Sin embargo en el propio estudio de
De Lisi, se ha encontrado que los
pacientes crónicos y los pacientes de
primer episodio muestran, respecto al
grupo control, un aumento del
volumen ventricular lateral, en
especial el izquierdo. Por último, no
se encontraron, en estos estudios,
correlaciones entre el volumen del
tercer ventrículo y la evaluación de las
funciones cognitivas.
Hoff y col. (1992) ha encontrado, a su
vez,
correlaciones
significativas
inversas en casi todas las áreas
cognitivas, respecto al volumen de los
ventrículos laterales, en sujetos
normales. El menor tamaño del
ventrículo lateral izquierdo se asocia a
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
un
mayor
rendimiento
en
concentración - velocidad, y sensitividad - percepción; el menor
tamaño del ventrículo derecho se
asocia a una mejora en el rendimiento
en función ejecutiva, concentraciónvelocidad,
sensitividad-percepción,
una mejora en el rendimiento global,
memoria verbal y en la escala del
hemisferio izquierdo. Se supone que
la asociación del tamaño ventricular
derecho con la escala del hemisferio
izquierdo se debe a una muestra de
lateralidad mixta.
Al reexaminar el rendimiento de un
subgrupo de pacientes, 2 años
después de la primera evaluación, se
comprueba una mejora mayor en
aquellas áreas que más deficiencias
habían mostrado, es decir: función
ejecutiva,
concentración-velocidad,
rendimiento global, y, en menor
medida, en la escala sensorioperceptiva. Justamente, estas son las
escalas que se relacionan, en sujetos
sanos, con el volumen del ventrículo
izquierdo, y de aquí surge un
paralelismo fenoménico que es
intrigante, aunque no se ha hallado
correlación entre la mejora cognitiva y
una
variación
en
el
tamaño
ventricular. Posiblemente, esta mejora
cognitiva tenga relación con el estado
sintomático en el momento de la
primera evaluación; sin embargo, la
relación entre sintomatología y nivel
cognitivo no ha sido comprobada aún.
Los estudios con gemelos unicigóticos
son siempre útiles y clarificadores en
casi todos los campos de la psicología.
En el caso del estudio de Goldberg y
col. (1994), se utilizaron 15 pares de
gemelos en los cuales uno de ellos
padecía esquizofrenia, y el otro no. Se
observó
que
los
gemelos
esquizofrénicos
presentaban
un
volumen mayor, en el ventrículo
101
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
izquierdo, en el arco ventricular y el
tercer ventrículo. Similares resultados
en el estudio de Vita y col. (1995) que
ha encontrado un aumento del
volumen ventricular izquierdo en
pacientes crónicos, pero no ha hallado
correlación con las habilidades
lingüísticas.
Algunos autores sostienen que la
ausencia de relaciones significativas
entre el tamaño ventricular y las
habilidades cognitivas, se debe al uso
de valores absolutos, es decir, no
comparando el tamaño ventricular
con el tamaño cerebral del sujeto en
cuestión. El hecho de que los
pacientes
esquizofrénicos
suelen
presentar un volumen cerebral total
menor, distorsiona entonces los
valores ventriculares tomados como
valor absoluto (Green y col. 1989).
Por ello, Bornstein y col. (1992) han
realizado una investigación utilizando
la relación volumen cerebral/volumen
ventricular; encontrando entonces una
relación significativa entre el aumento
del volumen relativo ventricular lateral
y
algunas funciones cognitivas
(atención-concentración y velocidad
psicomotriz)
principalmente
en
mujeres, y en menor medida, en
hombres. En cuanto al volumen
relativo del tercer ventrículo, se halló
en ambos sexos, una correlación
positiva con la presencia de
esquizofrenia, y una correlación
inversa con el rendimiento en tests de
abstracción-categorización y atenciónconcentración. Sorprendentemente, en
sujetos sanos, estas correlaciones entre
volumen
ventricular
relativo
y
rendimiento cognitivo, se observaron
pero en sentido inverso, es decir, a
mayor volumen ventricular relativo,
mayor rendimiento cognitivo. Se
observó que a mayor volumen
ventricular lateral relativo, mejor CI
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
verbal, y a mayor volumen relativo del
tercer ventrículo, mejor rendimiento
en fluencia verbal y formación verbal
conceptual.
Estos
resultados,
aparentemente
contradictorios, podrían deberse, entre
otros
factores,
a
la
mínima
variabilidad
entre
del
tamaño
ventricular relativo en sujetos sanos,
dada la correlación lineal entre el
tamaño cerebral y ventricular en un
cerebro “normal”. En pacientes, sin
embargo, tanto la media como la
variabilidad de esta correlación, son
mucho mayores, existiendo un
desproporcionado aumento relativo
del tercer ventrículo.
En resumen de este punto (ver fig. 6):
1)
La correlación entre volumen de
los ventrículos laterales y
cognición
es
compleja,
asociándose
a
un
mayor
rendimiento
cognitivo
un
volumen ventricular lateral (VVL)
mayor en el grupo control, y
pacientes femeninos (Hoff y col.
1992) y menor en grupos control
(Bornstein y col. 1992) y
pacientes masculinos (Goldberg
y col. 1994).
2)
La correlaciones entre el VVL y el
funcionamiento cognitivo no se
observan
en
pacientes
masculinos (Hoff, 1992) en forma
similar a lo que ocurre entre el
volumen cerebral total (VCT) y el
CI.
3)
Las correlaciones entre volumen
ventricular (VV) y cognición son
más consistentes si se utiliza una
medida de tamaño relativa al
VCT, y no el volumen en
términos absolutos.
102
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
4)
3)
El aumento del volumen del
tercer ventrículo (VTV) parece ser
el elemento más clarificador
acerca de la naturaleza de la
esquizofrenia, pues sería un
indicador de patología talámica.
Esta patología talámica causaría
la interrupción de los circuitos
cortico-estriatal-tálamo-cortical,
y córtico – cerebelar – tálamo cortical, causando deficiencias
en atención-concentración y
abstracción-flexibilidad
(Bornstein y col. 1992).
LÓBULO FRONTAL
Podemos aquí diferenciar, a nivel
pedagógico, los estudios que han
enfocado el lóbulo frontal en su
totalidad, y aquellos que se han
centrado en áreas prefrontales.
A) Lóbulo frontal en su totalidad
Podemos citar aquí 2 estudios han
hallado un volumen del lóbulo frontal
(VLF)
reducido
en
pacientes
comparados con un grupo control
sano (Raine y col. 1992, Sanfilipo y
col. 2002) y grupo control psiquiátrico
(Raine y col. 1992) limitándose al
volumen de la materia gris (VMG).
Baare y col. (1999) ha observado una
disminución de la materia gris, y de la
materia blanca, pero no ha podido
obtener resultados estadísticamente
significativos.
Dos
estudios
han
encontrado
relaciones entre el LF y funciones
cognitivas. Sanfilipo y col. (2002) han
encontrado un mayor volumen
prefrontal de materia gris relacionado
con un mejor rendimiento en tareas de
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
dígitos “Digit Symbol” en sujetos
sanos, pero no en pacientes. A su vez,
el mayor volumen prefrontal de la
materia blanca se relaciona con una
mayor flexibilidad cognitiva en
pacientes, pero no en sujetos sanos.
El otro estudio (Baare y col. 1999)
resalta la correlación positiva entre el
volumen relativo del córtex prefrontal
y el rendimiento en fluencia verbal, y
en memoria inmediata verbal y visual
en pacientes, y con memoria visual a
medio plazo en grupo de control
(recuerdo visual diferido). Se supone
que estas diferencias entre pacientes y
grupo control se debe a la dificultad
relativa de las tareas propuestas. El
recuerdo visual diferido es una tarea
más difícil, que por lo tanto produce
una mayor variabilidad en el grupo
control, y por ende una correlación
más potente. Por el otro lado, en los
pacientes, se da el efecto contrario,
con un menor rendimiento, menor
variabilidad y una correlación menos
potente.
De Lisi y col. (1991) y Raine y col.
(1992)
han
encontrado
una
disminución de la materia gris y la
materia blanca en esquizofrenia.
Dos estudios han comprobado la
correlación entre el volumen del LF y
el rendimiento en tareas del lóbulo
frontal. Nestor y col. (2002) utilizando
un partial least square análisis, ha
hallado una correlación positiva, en
pacientes, entre el volumen de la
materia gris y de la materia blanca en
el LF, con el rendimiento en tareas de
memoria de trabajo. Raine y col.
(1992), estudiando un subgrupo de
pacientes que presentaban déficit en
tareas frontales, y un rendimiento
normal en tareas no frontales, y
encontraron una reducción bilateral
103
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
del córtex prefrontal, en comparación
con un grupo de control de pacientes
psiquiátricos
(predominantemente
depresivos).
Otros estudios no han hallado
correlaciones,
posiblemente
por
errores en la definición y metodología
de
medición
de
las
áreas
neuroanatómicas, y de los dominios
cognitivos a investigar (Sullivan y col.
1996).
En resumen podemos señalar que una
disminución en el volumen del lóbulo
frontal, en la esquizofrenia, estaría
relacionado con:
i)
ii)
iii)
iv)
Función ejecutiva
Memoria de trabajo
Fluencia verbal
Memoria inmediata
Se han observado, en casi todas estas
funciones, diferentes patrones de
relación entre estructura cerebral y
función cognitiva. Ello podría deberse
a los diferentes grados de variabilidad
dependiendo del grado de dificultad
de las tareas propuestas para el
análisis de las funciones cognitivas,
por un lado, y a diferencias en la
estructura neuroanatómica por otro,
por ejemplo:
áreas del cerebro requeridas para
las tareas propuestas, sea por la
ausencia de estrategias que
permitan el aprovechamiento de
estos recursos prefrontales.
Por otro lado, las técnicas de
neuroimágen funcionales (PET y
SPECT)
parecen
indicar
una
disminución en la actividad del lóbulo
frontal (no relacionada con la
cronicidad
ni
el
tratamiento
farmacológico),
comparado
con
sujetos sanos. Ello refuerza las
hipótesis que destacan de la
importancia del lóbulo frontal en la
esquizofrenia, y si bien no se ha
podido comprobar una relación con
los síntomas negativos, parece tener
que ver con el déficit en la filtración
de la información sensorial (Sociedad
española de psiquiatría, 1998).
B) Regiones del córtex prefrontal
Las áreas específicas acerca de las
cuales
podemos
citar
aquí
investigaciones realizadas, son las
siguientes (ver fig. 4):
i)
ii)
Cortex prefrontal dorsolateral
(CPFDL)
Cortex prefrontal dorsomedial
(CPFDM)
Cortex orbitofrontal (COF)
Giro frontal superior (GFS)
Giro anterior cingulado (GAC)
Área de Broadmann 46
Áreas de Broadmann 8 y 9
Giro paracingulado
i)
En los pacientes hay una mayor
variabilidad en el volumen de
materia blanca prefrontal, y en
sujetos
sanos
hay
mayor
variabilidad en el volumen de
materia gris prefrontal.
iii)
iv)
v)
vi)
vii)
viii)
ii)
Similares niveles de materia gris
frontal no obtenían similares
niveles cognitivos en pacientes y
en sujetos sanos (sea debido a la
interrupción de las conexiones
de el lóbulo prefrontal con otras
Podemos citar dos investigaciones
que, utilizando un grupo control, han
analizado las áreas CPDL, CPDM y
COF. La de Gur y col. (2000a) halló
alteraciones, en la materia gris, en las
3 áreas, a saber: a) una reducción (en
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104
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
ambos sexos) del CPFDL, b) una
reducción del CPFDM mayor en
hombres que en mujeres y c) una
reducción del COF solo en mujeres.
Se estudiaron a su vez seis dominios
cognitivos
(abstracción-flexibilidad,
atención, memoria verbal y espacial,
habilidades verbales y espaciales) y
sus
relaciones
con
las
áreas
anteriormente mencionadas, hallando
las siguientes correlaciones:
En grupo control:
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Un mayor volumen de materia gris
(VMG) del CPFDL se relaciona con
un
mejor
rendimiento
en
abstracción-flexibilidad.
Un mayor VMG del CPFDM y del
CPFDL correlacionan con un
mejor rendimiento en atención en
♂ sanos.
Un mayor VMG del CPFDM y del
CPFDL correlacionan con un
mejor rendimiento en abstracciónflexibilidad en ♀ sanas.
2) En pacientes:
En ♂, las correlaciones entre el
VMG del CPFDL y las áreas
cognitivas estudiadas se diluye (sin
desaparecer) en el caso de los
pacientes.
En ♂, la correlación más
consistentes es entre el VMG del
CPFDM y atención.
En ♀, un mayor VMG del CPFDL
se relaciona con un mejor
rendimiento en atención.
En ♀, un mayor VMG del COF
lateral y medial se relaciona con
una mejor memoria espacial.
En ♀, un mayor VMG del COF
lateral se relaciona con mejores
habilidades espaciales.
En ♀, un mayor VMG del COF
medial se relaciona con una mejor
memoria verbal.
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
Estos hallazgos serían concordantes
con los conocimientos, funcionales y
lesionales, que tenemos de dichas
áreas y su papel en ciertas funciones
cognitivas. Otra lectura podría ser que
el CPF ventral, parecería estar
relacionado con la memoria, mientras
que el CPF dorsal, se relacionaría con
la función ejecutiva (Miller y Cohen,
2001). A su vez un menor CPFDL se
relaciona con errores del tipo de
perseveración
típicos
de
la
esquizofrenia (Sociedad española de
psiquiatría, 1998).
Maher y col. (1995) hallaron que la
memoria contextual, pero no la
memoria procedural correlacionan
con el volumen relativo frontal, en
pacientes esquizofrénicos (en mayor
medida en ♂), y con especial
importancia acerca del papel del
CPFDL en esta correlación. Según
estos autores, dicho papel sería la
utilización de la “redundancia” en
tareas de memoria verbal, mediante la
mejora en la codificación producida
por la utilización del contexto.
En esta línea se ha producido la
investigación de Manschreck y col.
(2000). Dichos autores, partiendo de
la hipótesis anterior, han investigado
otras tareas que, sostienen, tienen
también una participación importante
de la utilización de la “redundancia”.
En este caso la habilidad cognitiva
estudiada es la sincronización motriz,
esperando encontrar una correlación
de la misma con el volumen del CPF y
con tareas de memoria verbal (con
utilización de contexto) en un grupo
de pacientes (mayormente hombres)
esquizofrénicos o con desorden
esquizoafectivo.
105
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Un mayor volumen del COF se
correlacionó con un peor rendimiento
sincronización motriz, a causa de
(según los autores) que este mayor
COF implica un menor CPFDL,
relacionado a su vez la utilización del
contexto en tareas de memoria (Maher
y col. 1995). Sin embargo, no se han
hallado correlaciones significativas
entre el rendimiento en tareas de
sincronización motriz y el volumen
del CPFDL. Un intento de explicación,
ensayada por los autores, sería que el
COF, a través de sus conexiones con
el las cortezas límbica y olfatoria,
juega un importante papel en el
procesamiento afectivo, y un aumento
desproporcionado
del
mismo
obstruiría una correcta utilización de
“redundancias” en el procesamiento
cognitivo de los estímulos. Parte de
esta explicación se basa en el hecho
bastante admitido de que en los
pacientes esquizofrénicos, todos los
eventos se suelen analizar bajo una
significación
emocional
mayor
(Hemsley, 1994). El razonamiento
sería el siguiente: COF mayor -›
fortalecimiento del procesamiento
afectivo de los estímulos -› peor
utilización de la “redundancia” -› peor
rendimiento en sincronización motriz.
De todos modos, al haber faltado en
este estudio un grupo de control, no se
ha establecido una relación entre el
tamaño del COF y la presencia de
esquizofrenia, por lo que esta
explicación sigue siendo, por lo
menos, discutible.
Seidman y col. (1994) han examinado
la relación entre CPFDL y el COF, con
el CI verbal y ejecutivo, con memoria
verbal y espacial, y con función
ejecutiva en un grupo de pacientes
esquizofrénicos
(mayormente
hombres).
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
Un mayor DPFDL se correlacionó
con:
-
-
-
Un
mayor
CI,
un
mejor
rendimiento en WAIS y en
memoria
lógica
postergada
diferida.
El
CPFDL
izquierdo
se
correlacionó con un mayor CI,
WAIS, similitudes, memoria lógica
inmediata y postergada diferida, y
copia visual inmediata.
El CPFDL derecho se correlacionó
con un menor número de errores
en el “Continuous Performance
Task” (CPT).
Por otra parte, no se apreciaron
correlaciones significativas entre el
tamaño del COF y ninguna medición
neuropsicológica.
La investigación de Szeszko y col.
(2000) ha tratado de comprobar la
hipótesis de que la función ejecutiva y
motor en pacientes de primer episodio
(PPE), se correlaciona con el CPF
dorsal “cuerno-cortical”, y no con el
ventral
“paleocortical”.
Dicha
hipótesis
pudo
ser
finalmente
corroborada en hombres, pero no en
mujeres.
Estudiaron entonces en el CPF dorsal,
el giro frontal superior (GFS), y el
cingulado anterior (CA), y en el CPF
ventral, el COF. Por otro lado, además
de
las
habilidades
cognitivas
implicadas en la hipótesis, se
aplicaron test de lenguaje, atención,
memoria y función viso-espacial para
corroborar la especificidad de los
déficits asociados al volumen de
dichas áreas del cerebro.
Un mayor CA se correlacionó con la
función ejecutiva de manera mucho
mayor que otras funciones cognitivas,
106
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
y que el CI (como se dijo anteriormente, las hipótesis se comprobaron
en
hombres).
Estos
resultados se corroboran con lo que
Seidman y col. (1994) obtuvieron, es
decir, que el CPF dorsal, y no el
ventral, se correlacionaban con la
función ejecutiva. Si bien los
resultados en ambas investigaciones
son similares, presentan algunas
diferencias que pueden deberse a
diferencias en los métodos de
medición
(neuroanatómicos,
y
neuropsicológico-cognitivos). Ambos
estudios (Seidman y col, 1994;
Szeszko y col. 2000) coinciden
entonces en que el CPF dorsal se
correlaciona en función ejecutiva
cognitiva y motriz, en tanto el CPF
ventral se relaciona con los aspectos
emocionales de la cognición (Fuster,
1985).
Otras investigaciones señalan las
correlaciones entre el CA y el control
motor ejecutivo e inhibitorio (Braver y
col. 2001), y entre el CPFDL y las
habilidades
de
abstracción
flexibilidad, categorización y atención
sostenida (Garavan y col. 2002).
Zuffante y col. (2001) han tratado de
corroborar la hipótesis de que las
deficiencias en memoria de trabajo en
esquizofrénicos se relaciona con el
volumen del área 46 de Broadmann.
Esta hipótesis se basa en los hallazgos
de otros investigadores, McCarthy y
col. (1994) ha descubierto la relación
entre el área 46 de Broadmann y la
memoria de trabajo en humanos
sanos, y Goldman-Rakic (1987) en
primates.
No hallaron una disminución del
volumen
de
dicha
área
en
esquizofrénicos,
pero
si
una
disminución de la memoria de trabajo
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
en tareas espaciales y no espaciales,
estando ello en relación con una
menor inteligencia “general”.
En
sujetos normales si se encontraron
relaciones entre el volumen del AB 46
y la memoria de trabajo espacial, sin
embargo aplicando la corrección de
Bonferroni dicha correlación no es
significativa.
En definitiva, aunque no pudieron
corroborar su hipótesis inicial, si
pudieron
establecer
algunas
conclusiones. La principal sería un
intento
de
causación
de
las
deficiencias en memoria de trabajo en
la esquizofrenia, que podría deberse a:
A)
Alteraciones en otras regiones del
cerebro relacionadas con la
memoria de trabajo: AB 9, AB
40, cingulado anterior, áreas
promotoras y áreas motoras
suplementarias y el córtex
parietal posterior (Smith y
Jonides, 1998).
B)
Conectividad alterada en la red
neuronal
implicada
en
la
memoria de trabajo, debida por
ej. a alteraciones en la materia
blanca.
C)
Funcionamiento inapropiado del
AB 46, a pesar de no mostrar
alteraciones
“físicas”
significativas.
En resumen, podemos pensar que el
CPF
cuerno-cortical
correlaciona
significativamente en esquizofrenia
(siguiendo el mismo patrón que en
sujetos
normales)
con
función
ejecutiva (Seidman y col. 1994;
Szeszko y col. 2000), atención (Gur y
col. 2000a), memoria verbal (Seidman
y col. 1994; Maher y col. 1995; Gur y
col. 1992) y memoria visual (Seidman
y col. 1994).
107
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Estas correlaciones sin embargo, no
eran iguales en hombres que en
mujeres, en pacientes que en
esquizofrénicos, estando especialmente disminuidas en pacientes
masculinos. Ello indica la importancia
de la diferenciación hemisférica,
estando
el
CPFDL
izquierdo
correlacionado
con
memoria
inmediata no verbal, categorización y
abstracción-flexibilidad, y el CPFDL
derecho con atención sostenida
(Seidman y col. 1994).
Por su parte el paleocórtex (COF) ha
mostrado correlaciones complejas con
distintos dominios cognitivos, posiblemente debido a la intervención de la
variable género y a la diferenciación
en la varianza determinada por el
nivel de la tarea en relación a los
sujetos. Tampoco se han hallado
correlaciones entre todas las funciones
cognitivas frontales afectadas en la
esquizofrenia, y una alteración en el
volumen del CPF (total o por
regiones), ni se han podido establecer
alteraciones consistentes en el CPF en
correlación a déficit en funciones
frontales. Las funciones frontales, y la
funcionalidad del lóbulo frontal,
dependen de la interconexión de
diferentes áreas del cerebro, y por lo
tanto esta funcionalidad intermodal,
que depende de una compleja y
compleja red neuronal, y quizás por
ello las correlaciones funcionalesanatómicas en el estudio del lóbulo
frontal no son tan concluyentes como
algunos
investigadores
habrían
deseado.
Respecto a las habilidades sociales
(TOM),
existen
también
investigaciones que destacan la importancia de regiones de ciertas
regiones del lóbulo frontal. Las áreas
de Broadmann 8 y 9, el córtex
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
prefrontal medial, y especialmente el
giro
paracingulado,
se
activan
(explorado a través de PET o SPECT) al
realizarse tareas de este tipo. El giro
paracingulado, que contiene un tipo
de células llamadas “células eje” de
aparición tardía en los homínidos,
resulta crucial en las habilidades
TOM, si bien aún no está del todo
claro el papel que juega en el mismo.
Como desarrollaremos en el capítulo
destinado a “asimetrías cerebrales”,
esta área de capital importancia en las
habilidades sociales, es una en las que
la asimetría normal está alterada en
sujetos esquizofrénicos (el grado de
asimetría es significativamente menor)
(Brune, 2005). Otros estudios, han
comprobado una activación de
diversas áreas entre las que destacan:
-
Mesencéfalo derecho.
Córtex prefrontal medial derecho
Córtex temporal
Otro trabajo, de Russell y col. (2000)
ha encontrado durante tareas TOM
activación de áreas mediales, frontales
inferiores, y temporales mediales del
cerebro. En esquizofrénicos, ha
hallado además hipoactivación del
giro frontal inferior izquierdo (áreas de
Broadmann 44 y 45), pero no en la
amígdala. Sin embargo los resultados
no son del todo concluyentes debido a
algunas deficiencias en la investigación, y a un reducido número
de casos. Otro estudio (Brunet y col.
2001), más ambicioso, ha hallado
hipoactivación (en pacientes esquizofrénicos, en tareas TOM) en el córtex
prefrontal derecho. Como era de
esperarse, al observar figuras humanas
se activaron regiones encargadas del
movimiento animal (regiones occitotemporales, surco temporal superior
posterior).
108
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
Estos estudios a su vez arrojaron
resultados que concuerdan con lo que
hemos venido desarrollando: para el
desarrollo de habilidades sociales
(TOM) es necesaria la participación de
una red neuronal amplia, bihemisférica, que debe funcionar de
forma integrada (señalando además la
importancia del hemisferio derecho en
cuanto a elementos novedosos,
afectivos y flexibles de las TOM).
con un menor volumen del LT, en
pacientes crónicos (esta parecería ser
una alteración específica del LT, pues
no se ha observado en los estudios del
CPF). Por su parte Hoff y col. (1992)
han hallado una relación entre el
volumen del LT y la concentraciónvelocidad en pacientes de primer
episodio. Las alteraciones entre
nominación de imágenes y el LT son
específicas, y no se han visto
relaciones con alteraciones en el LF
(Vita y col. 1995).
4) LÓBULO TEMPORAL
La relación entre el volumen del LT y
el CI no está del todo clara, si bien se
ha podido comprobar en hombres y
mujeres control, y en pacientes
femeninas, en pacientes masculinos
esta correlación se interrumpe (Flaum
y col. 1994).
Nuevamente separaremos con fines
pedagógicos, los estudios que han
estudiado el volumen total del LT, de
otros que se han centrado en algunas
áreas específicas, como el giro
temporal superior, y las estructuras
temporales mediales.
C) Lóbulo Temporal en su Totalidad
Un estudio realizado por Sanfilipo y
col. (2002) ha podido hallar una
correlación entre el volumen total del
LT y la esquizofrenia, limitado eso si a
la materia gris. Otros trabajos no han
hallado correlaciones significativas
(DeLisi y col. 1991; Di Michele y col.
1992; Hoff y col. 1992; Colombo y
col. 1993; Vita y col. 1995; Sullivan y
col. 1996), posiblemente debido a la
falta de diferenciación entre materia
gris y blanca, en algunos casos, y a la
poca sensibilidad de los instrumentos
de medición utilizados.
Dos
estudios
han
encontrado
relaciones entre el volumen del LT y el
rendimiento
cognitivo
en
esquizofrénicos (no en controles). Vita
y col. (1995) encontraron una
alteración en la precisión en
nominación de imágenes, relacionada
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Tanto en el caso del LT como en los
casos
anteriores,
no
faltan
investigaciones contradictorias (dentro
de la propia investigación y entre si).
Hasta
ahora
hemos
citado
investigaciones que demostraban una
correlación positiva, pero también hay
muchas que no han podido hallar
dichas correlaciones.
Otros trabajos no han hallado
correlaciones positivas entre el
volumen del LT y los déficits
cognitivos
específicos
de
la
esquizofrenia (De Lisi y col. 1991; Di
Michele y col. 1992; Seidman y col.
1994; Maher y col. 1995; Sullivan y
col. 1996; Sanfilipo y col. 2002).
Torres y col. (1997) no ha hallado
correlaciones entre el LT y el
rendimiento en tests de memoria
verbal y no verbal, tanto en pacientes
como en el grupo control. Por último,
Colombo y col. (1993) no han hallado
correlaciones
alteraciones
significativas del LT en pacientes con
109
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
alteraciones severas de memoria a
corto plazo, y atención-concentración
Estos resultados contradictorios se
deben probablemente, a que muchas
de las áreas estudiadas se ven
influenciadas de manera más evidente
por el LF, o también cabe la
posibilidad de que áreas más
específicas del LT sean las que
intervienen en dichas áreas.
D) Giro Temporal Superior
Un mayor volumen del GTS izquierdo
está relacionado con una mayor
precisión en tareas de nominación de
imágenes en pacientes (Vita y col.
1995). Un mayor volumen de la
materia gris del GTS posterior
correlaciona a su vez con una mejor
abstracción-categorización (Nestor y
col. 1993), posiblemente porque esta
área (que incluye el área de Wernicke)
participa en tareas de lenguaje y
comprensión verbal. Por ello los
autores
sostienen
que
estas
alteraciones lingüísticas tienen un
papel crucial en las alteraciones
típicamente esquizofrénicas en áreas
como la fluencia verbal semántica,
abstracción-categorización,
y
nominación de imágenes. Otros
autores como Sanfilipo y col. (2002)
no han hallado estas correlaciones
entre el GTS posterior y la fluencia
verbal.
Como ha pasado en otras áreas, el
estudio del GTS también da resultados
diferenciales en pacientes y en grupos
control. Gur y col. (2000b) sostiene
que un mayor GTS se relaciona con
atención en hombres sanos, y con
memoria espacial en mujeres sanas.
Sanfilipo y col. (2002) a su vez ha
encontrado relaciones con una mayor
velocidad de procesamiento.
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
En resumen, podemos sostener que
posiblemente un procesamiento verbal
más eficiente y mejor integrado,
produce a su vez un procesamiento
más veloz y eficaz, y mejora a su vez
el rendimiento cognitivo en general.
E) Lóbulo Temporal Medial
Dentro de esta área, el giro
parahipocampal es una zona en la
cual se han encontrado correlaciones
significativas con la esquizofrenia en
numerosas investigaciones. Un mayor
GPH se relaciona con una mayor
inteligencia verbal en pacientes de
primer episodio (Hoff y col. 1992;
DeLisi y col. 1991), y en crónicos
(DeLisi y col. 1991).
Surgen resultados contradictorios,
nuevamente, Sanfilipo y col. (2002)
hallaron una correlación inversa entre
el volumen del GPH derecho e
inteligencia verbal en pacientes
crónicos masculinos. Esta correlación,
parecería indicar que el aumento del
GPH derecho sería una manifestación
de la asimetría normal del lóbulo
temporal posterior (debida al lenguaje)
a favor de un volumen mayor del
hemisferio izquierdo. En otras áreas
del cerebro también se han observado
correlaciones inversas en hombres
esquizofrénicos, en comparación con
el resto de grupos. En este caso, esta
relación entre el GPH derecho y el CI
verbal
es
específica
de
la
esquizofrenia, pues no se ha
observado en sujetos control. Otros
autores han hallado correlaciones
entre el volumen del GPH derecho y
un mejor rendimiento en el test de
Stroop, en la sección color-palabra, en
pacientes crónicos (Krabbendam y col.
2000), con el aprendizaje asociativo
en esquizofrénicos (de primer episodio
110
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
y crónicos) (De Lisi y col. 1991),
abstracción-categorización en pacientes crónicos masculinos (Nestor y
col. 1993), y memoria de historias en
pacientes de primer episodio (De Lisi
y col. 1991). Todas estas correlaciones
fueron específicas de la esquizofrenia,
no observándose en grupos control, lo
cual parece indicar el importante
papel que juega el GPH derecho en
las funciones cognitivas en esta
patología.
Otros
autores
han
investigado
correlaciones con áreas como la
amígdala, el hipocampo, el GPH
como
sistema
límbico
y
no
encontraron correlaciones (Hoff y col.
1992). Sin embargo, existe un
importante número de investigaciones
sobre el hipocampo, el complejo
amígdalo-hipocampal y sus relaciones
con los déficit cognitivos. A pesar de
este importante número, solo una de
ellas ha encontrado una correlación
positiva del volumen de materia gris
hipocampal, en esquizofrénicos de
ambos sexos (Gur y col. 2000b). Esta
correlación es menos “fuerte” en
pacientes de primer episodio que en
crónicos (De Lisi y col. 1991).
Posiblemente
esta
ausencia de
correlación hipocampo-esquizofrenia,
se deba en gran parte a esta
especificidad del volumen de la
materia
gris,
pues
en
estas
investigaciones se careció de los
instrumentos
de
medición
lo
suficientemente precisos.
En
animales
con
lesiones
hipocampales,
se
produce
un
síndrome
muy
similar
a
la
esquizofrenia (Schmajuk, 1987; Lipska
y Weinberger, 2002). Por otro lado,
como por otra parte es evidente, el
hipocampo juega un papel importante
en las tareas mnésicas, y las
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
alteraciones en el volumen del mismo
se relacionan con el desempeño en
ese tipo de tareas, tanto en pacientes
como en sujetos sanos. Un mayor
volumen (bilateral) del hipocampo se
relaciona con mejor memoria verbal y
espacial en ambos sexos, ya sean
pacientes o sujetos sanos (Gur y col.
2000b). Goldberg y col. (1994) ha
estudiado un grupo de gemelos
homocigóticos discordantes en cuanto
al diagnóstico de esquizofrenia. Ha
hallado una correlación consistente
entre la diferencia en el volumen del
hipocampo izquierdo intra-par, y su
rendimiento en memoria de historias.
Mientras que un mayor volumen
bilateral del hipocampo se relaciona
con memoria verbal en pacientes, en
sujetos sanos una mejor memoria
verbal se relaciona en cambio con un
menor volumen del hipocampo
derecho (Sanfilipo y col. 2002).
También existen correlaciones entre el
hipocampo y funciones ejecutivas y
motoras en pacientes de primer
episodio (Bilder y col. 1995; Szeszko y
col. 2002). Las correlaciones (en
ambos géneros) entre hipocampo
(anterior) y función ejecutiva son aún
más consistentes que con funciones
motoras y con el CI general, según el
estudio de Bilder y col. (1995).
En pacientes psicóticos de primer
episodio, el mayor hipocampo
anterior se relaciona con mejor
función ejecutiva y motora (mayor
correlación que con el lenguaje o la
memoria) en hombres, en mujeres no
se
observaron
correlaciones
significativas pero si una cierta
“tendencia” a una mejor memoria
(Szeszko y col. 2002).
En los estudios de Bilder y col. (1995)
y Szeszko y col. (2002) se ha
111
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
estudiado la función ejecutiva a través
de la perseveración y el control
inhibitorio, obteniendo correlaciones
significativas con el hipocampo, sin
embargo otros estudios que han
puesto el énfasis en las categorías
abstracción y categorización de la
función ejecutiva, no han hallado
correlaciones con dicha área (Néstor y
col. 1993).
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
activación, como normoactivación
como
hiperactivación.
También
teoriza acerca de la importancia de la
amígdala
en
las
alteraciones
emocionales de la esquizofrenia (y en
el reconocimiento facial-emocional)
pero no puede obtener resultados
concluyentes.
5) LÓBULOS PARIETAL Y OCCIPITAL
Como en otros casos, existe una
multitud de resultados contradictorios
entre los distintos grupos (pacientes de
primer episodio, crónicos, hombres,
mujeres, sujetos sanos, etc…). Una
teoría que nos puede auxiliar para
tratar de ordenar esta información
“caótica” es la del papel del
hipocampo en el funcionamiento de
los circuitos frontales. Varios autores
han resaltado la importancia del
déficit en el circuito fronto-límbico en
la esquizofrenia (Lipska y Weinberger,
2002). Talvez por ello se han
establecido correlaciones entre el
hipocampo
y
varias
funciones
supuestamente frontales, varias de
ellas
consideradas
funciones
cognitivas superiores (que presentan
déficit en esquizofrénicos).
Por último, podemos citar la amígdala
como un área que también ha
interesado a los investigadores. Gur y
col. (2000b) han hallado un menor
volumen amigdalar en hombres
esquizofrénicos, y un mayor volumen
en mujeres esquizofrénicas, sin hallar
correlaciones con ninguna función
cognitiva. Por otro lado, otros
investigadores como E. Fernández
Egea y col. (2007) han señalado la
disparidad de resultados en torno a la
amígdala en la esquizofrenia. Por un
lado
se
hallan
alteraciones
estructurales, por otro en técnicas de
neuroimágen se ve tanto hipowww.neuropsicologia.cl
Pocos estudios han investigado estos
lóbulos y su relación con la
esquizofrenia. Uno de estos estudios
es de Sullivan y col. (1996), quienes
no hallaron correlaciones entre la
esquizofrenia y el volumen de la
material gris, ni de la material blanca
de dichos lóbulos, ni con 4 dominios
cognitivos estudiados.
6) GANGLIOS BASALES
Un trabajo, realizado por Stratta y col.
(1997)
han
realizado
una
investigación intentando corroborar su
hipótesis: la interrupción de las
conductas dirigidas a fin, y la
disfunción
ejecutiva
en
la
esquizofrenia, son causadas por
anormalidades
en
los
núcleos
estriados. En efecto, el rendimiento
cognitivo, medido a través del test de
Weschler, fue menor en aquellos
sujetos con un menor volumen de los
GB. Los esquizofrénicos, a su vez,
tuvieron menores volúmenes del
núcleo estriado derecho, núcleo
caudado
izquierdo
y
putámen
izquierdo comparado con los sujetos
sanos. Un menor putámen izquierdo y
un menor complejo putámen-núcleos
accumbens también diferenció a los
de menor rendimiento en la escala de
Weschler. En esta línea, los sujetos
sanos y los esquizofrénicos con un
112
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
buen rendimiento en el WAIS
obtuvieron volúmenes similares en las
áreas estudiadas. A su vez, no se
observaron relaciones significativas
entre el rendimiento en el test, y el
consumo de neurolépticos (que
alteran el volumen de los GB, Chakos
y col. 1994). De todos modos, no
queda clara la relación entre los GB y
el rendimiento en el test de WAIS en
sujetos sanos, ni la especificidad de
dicha correlación en la esquizofrenia.
De Lisi y col. (1991) han estudiado los
volúmenes de los núcleos caudados
(NC) y los núcleos lenticulares (NL),
en pacientes de primer episodio (PPE),
crónicos, y en un grupo de control
neurológico.
Hallaron
que
los
pacientes crónicos tenían un mayor
NC que los PPE, pero ninguno se
diferenció
significativamente
del
grupo control, ni tampoco se hallaron
correlaciones significativas entre el
rendimiento cognitivo del sujeto y las
áreas estudiadas.
A su vez, Flaum y col. (1994) han
estudiado los NC y el putámen en
relación con el CI. La única
correlación significativa obtenida ha
sido entre un mayor volumen del
putámen izquierdo y un mayor CI en
pacientes femeninas.
También existen relaciones entre los
núcleos estriados (NE) y la utilización
de información redundante. Maher y
col. (1995) ha hallado una correlación
negativa entre el NE y la memoria con
ayuda del contexto (¿causado talvez
por el uso de neurolépticos?), pero no
así con tareas motoras (Manschreck y
col. 2000).
En una investigación realizada con la
finalidad de establecer las relaciones
entre las variables estructurales y
neuropsicológicas con la edad de
comienzo de la esquizofrenia (ECE).
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
Una ECE menor se correlacionó con
una peor abstracción-categorización,
mayores volúmenes de los NC y NL, y
un menor tálamo. Hallaron como
predictores de una menor ECE un peor
aprendizaje, un mayor NL y un menor
tálamo. Sin embargo, cuando fueron
controladas otras variables como la
medicación, la duración de la
enfermedad, etc… los predictores
hallados fueron una menor flexibilidad
cognitiva y abstracción, un menor
tálamo y un mayor NC.
7) CEREBELO
Si bien algunos autores apuntan que el
tamaño del cerebelo no presenta
alteraciones en pacientes masculinos
(Nopoulos y col. 1999; Levitt y col.
1999), pero si hay alteraciones en la
vérmix en pacientes masculinos,
relacionándose una reducción de la
vérmix anterior con un menor CI
general y verbal (Nopoulos y col.
1999). A su vez se observa una
importante asimetría (favorable al
hemisferio izquierdo) de la materia
gris, y también una relación entre el
volumen de materia blanca del vérmix
y la memoria lógica, a mayor volumen
peor rendimiento (Levitt y col. 1999).
Todas
estas
alteraciones
son
específicas de la esquizofrenia.
También existen algunos elementos
específicos a la esquizofrenia, y en
particular
a
hombres.
Algunos
patrones que se observan en pacientes
sanos y en mujeres esquizofrénicas no
se observan en pacientes masculinos.
Estos patrones son: una correlación
entre un mayor volumen del cerebelo
(bilateral) y un mejor desempeño
cognitivo (CI) (Flaum y col. 1994) y
neuropsicológico
(escalas
visuoespaciales y de memoria) (Szeszko y
col. 2003).
113
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
8) MESENCÉFALO
Una investigación realizada por
Nopoulos y col. (2001) ha hallado una
correlación significativa entre un
menor volumen total del mesencéfalo
y la presencia de esquizofrenia en
hombres, si bien no halló relación
entre este volumen y el CI.
9) ASIMETRÍA CEREBRAL
De Lisi y col. (1997) han estudiado las
asimetrías
hemisféricas
frontales,
temporales y occipitales, y las
secciones de la fisura de Silvio
(anterior, horizontal y vertical). Los
PPE de ambos géneros mostraron una
disminución de la asimetría normal de
los lóbulos temporal y occipital, así
como una disminución del hemisferio
izquierdo y de la asimetría del
segmento horizontal de la cisura de
Silvio. La asimetría occipital tuvo un
comportamiento inesperado, teniendo
un mejor y más complejo lenguaje
expresivo aquellos que tenían una
asimetría más “anormal”. También
inesperado fue comprobar que las
alteraciones en la asimetría en la
cisura silviana no tuvieron una
correlación significativa con el
lenguaje y si con otras funciones
cognitivas como la atención sostenida.
En sujetos normales se dio un perfil
similar, y además se observó una
relación positiva entre asimetría y
memoria no verbal. Otras relaciones
observadas son: asimetrías silvianas
con
fluencia
verbal,
asimetrías
frontales con memoria verbal y
habilidad
no
verbal,
asimetría
temporal con memoria verbal.
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
Hoff y col. (1992) ha estudiado la
asimetría hemisférica en la longitud
del surco lateral, que a su vez se
relaciona con el plano temporal (área
de especial relevancia en el lenguaje).
En sujetos sanos no halló correlación
entre cognición y lateralización, ni
halló relaciones entre el grado de
lateralización y el lenguaje ni en PPE,
ni en sujetos sanos. Si que ha hallado
en PPE una disminución de la
asimetría normal en mujeres, y no en
hombres. Por otro lado, dentro del
grupo de pacientes, quienes tenían
una asimetría menos “normalizada”
tenían un mejor desempeño cognitivo
verbal, ejecutivo y espacial.
En general, podemos señalar también
que las alteraciones en la asimetría
normal suelen tener una cierta
tendencia: disminución de regiones
temporales izquierdas y frontales
derechas, reducción de la sustancia
gris del giro temporal anterior y
agenesia del cuerpo calloso (Sociedad
española de psiquiatría, 1998).
Resulta llamativo el hecho de que los
esquizofrénicos diestros, manifiesten
menores déficits de tipo neuropsicológico que los no-diestros
(zurdos o bilaterales), alrededor de 0.5
ds (Bilder y col. 2000). Estos mismos
autores hallaron que sujetos diestros,
con menores déficits cognitivos (CI
normal o casi normal) tenían también
menos probabilidades de cronificación. La explicación estaría en las
alteraciones (ya mencionadas) en la
asimetría cerebral normal, y sus
consecuencias
respecto
a
la
especialización neuroanatómica.
114
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
10)
DOPAMINA Y CIRCUITOS
DOPAMINÉRGICOS
Como
ha
sido
expuesto,
las
alteraciones neuropsicológicas en la
esquizofrenia
son
diversas
y
complejas. Resulta lógico el intento de
muchos autores por tratar de explicar
las mismas a partir de un grupo
reducido de alteraciones “de base”
que sean “causa” del resto de déficits.
Un interesante enfoque, propuesto por
autores como Laviolette (2007)
sostiene
que
las
alteraciones
dopamínicas (observadas en la
esquizofrenia) serían una de las
principales causantes de los déficits
cognitivos, las alteraciones en el
funcionamiento de los circuitos
corticales y subcorticales, los déficits
cognitivos (aprendizaje, modulación
emocional, memoria…) y los patrones
de
neurodesarrollo
diferenciales
observados en esta patología. En
efecto, la dopamina juega un
importante papel en la regulación de
los circuitos implicados en el
aprendizaje emocional, la memoria y
la percepción; interviene también en
el funcionamiento de los circuitos
córtico – mesencefálicos - límbicos,
implicados en el aprendizaje, la
memoria y las emociones; también se
destaca el papel de este neurotransmisor en el funcionamiento de los
circuitos córtico – prefrontal amigdalares
implícitos
en
el
procesamiento emocional (Laviolette,
2007). Debido a la importancia de los
circuitos dopaminérgicos en el
funcionamiento de los circuitos
cortical-subcorticales, así como de
áreas cerebrales y funciones cognitivas
especialmente relevantes en los
déficits esquizofrénicos y las alteraciones observadas respecto del
neurodesarrollo (Laviolette, 2007).
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
TEORÍAS EXPLICATIVAS
NEUROPSICOLÓGICAS
Algunos autores sostienen que la
esquizofrenia entraña interrelaciones
interrumpidas entre las áreas corticales
de asociación heteromodal, y con el
sistema límbico, los ganglios basales y
el tálamo. Como resultado, se da un
fallo en el procesamiento de la
información que se manifiesta a través
de alteraciones en las funciones
cognitivas superiores (Pearlson y col.
1996).
Otros autores se han concentrado en
áreas prefrontalestemporolímbicas, en
cuanto a alteraciones estructurales y
de
su
conectividad
funcional
(Weinberger y Lipska, 1995) así como
a
las
interacciones
prefrontotemporolímbicas con los núcleos
estriados ventrales (Buchsbaum, 1990;
Carlsson yCarlsson, 1990; Grace,
1991; Gray, 1995, 1998; Csernansky y
Bardgett, 1998; O’Donnell y Grace,
1998).
Las alteraciones respecto a la
dismetría cognitiva también son
importantes (Andreason y col. 1996,
1998,
1999),
un
deficiente
procesamiento,
selección,
recuperación, coordinación y respuesta
de la información, a causa de la
interrupción del circuito corticocerebelar-tálamo-cortical, que juega
un
importante
papel
en
la
coordinación de estos procesos
motores y cognitivos (Schmahmann
1991, 1996, 1997; Schmahmann y
Sherman, 1997; Middleton y Strick,
1994, 2000).
Respecto al género, se ha encontrado
que en pacientes masculinos, las
alteraciones cognitivas son mayores,
115
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
el proceso degenerativo es más
severo. También se ha encontrado que
las alteraciones son más focalizadas y
más lateralizadas que en mujeres
(Gopal y Variend, 2005).
Las teorías que se fundamentan en
alteraciones que se basan en
alteraciones en el cortex prefrontal
tienen también sus detractores,
algunos autores sostienen que las
alteraciones observadas no son lo
suficientemente importantes como
para explicar la magnitud sintomática.
Graybiel (1997) propone un modelo
en el enfocado hacia las alteraciones
en los ganglios basales y los circuitos
neuronales paralelos que los conectan
con el neocortex, incluyendo eferentes
a) del cortex prefrontal hacia el núcleo
caudado, b) cortex motor con el
putámen, y c) del cortex límbico con
el núcleo accumbens. Se sostiene que
el papel de los ganglios basales en la
conducta consiste en la generación de
patrones
cognitivos
respecto
a
conductas que impliquen pensamiento, movimiento y emociones.
Relacionados con los déficits en los
circuitos a), b) y c) respectivamente; el
resultado de estos procesos serían
entonces los síntomas cognitivos,
negativos
y
psicóticos
de
la
esquizofrenia.
También se ha descubierto como la
pérdida de células talámicas (ya sea
como una patología primaria, o
secundaria a otra patología cortical o
subcortical) puede llevar a la
desintegración de los procesos de
pensamiento en la esquizofrenia
debido a la falla del tálamo para
inducir la oscilación de los grandes
conjuntos de neuronas corticales y
talámicas que permitiría el funcionamiento integrado de las diversas
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áreas del cerebro, como un todo
funcional.
Las alteraciones en el lenguaje
esquizofrénico han sido descritas
desde los primeros trabajos y
definiciones de la enfermedad, desde
Kraepelin hasta nuestros días. Es uno
de los elementos semiológicos más
notables y más “detectables” en casi
cualquier
evaluación
de
la
enfermedad. Por ello, algunos autores
han hecho hincapié en la importancia
de
dichas
alteraciones,
como
elemento de causación principal. Las
alteraciones en la asimetría cerebral
de las áreas del lenguaje, debido
(según algunos autores) a una
predisposición genética, son la causa
de estas alteraciones lingüísticas, y por
ende de la esquizofrenia (Crow, 1989,
1990, 1993, 1995).
Las investigaciones muestran una
relación entre el volumen cerebral y la
inteligencia general, así como algunas
funciones cognitivas específicas en
sujetos normales, y en mujeres
esquizofrénicas, pero no así en
hombres esquizofrénicos (Antonova y
cols. 2004).
El aumento de tamaño del tercer
ventrículo, suele relacionarse con
déficits en abstracción y flexibilidad
cognitiva (¿funciones frontales? Prefrontales)
lenguaje
y
atenciónconcentración (Antonova y cols.
2004). A su vez, un aumento
significativo
en
los
ventrículos
laterales se vincula en mujeres
esquizofrénicas (no en hombres) con
déficits en velocidad psicomotriz y en
atención-concentración. Las áreas
arco-corticales (no paleocorticales) se
relacionan a su vez con las funciones
ejecutivas en ambos sexos (Antonova
y cols. 2004).
116
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
El lóbulo temporal, el hipocampo y el
giro parahipocampal se relacionan
con la precisión y velocidad en la
realización de tareas, memoria y
funciones ejecutivas, comprensión
verbal y abstracción-categorización,
respectivamente. Algunas relaciones
entre áreas temporales mediales y
funciones neuropsicológicas, parecen
ser específicas en la esquizofrenia,
pues no se observan en sujetos
normales. El tamaño de los núcleos
estriados están relacionados con las
conductas dirigidas a fin, pero no con
perseveración. La materia blanca de la
vérmix está relacionada con déficits
lingüísticos
y
memoria
verbal
inmediata (Antonova y cols. 2004).
REHABILITACIÓN
A lo largo de este artículo hemos se ha
expuesto las evidencias y teorías
respecto a los déficits cognitivos y
neuropsicológicos de la esquizofrenia,
el paso siguiente es el intento de
utilización de dichos conocimientos
para la rehabilitación de estos
pacientes. En las últimas décadas, y en
concordancia con los avances en el
conocimiento de los mencionados
déficits, se han ido desarrollando un
número importante de técnicas de
rehabilitación
cognitivas
en
la
esquizofrenia.
Las
técnicas
de
rehabilitación
cognitiva
en
la
esquizofrenia se basan en una serie de
supuestos teóricos que las sustentan y
las motivan (Bellack y cols. 1999):
1- Existe una relación causal entre los
déficits a nivel neurocognitivo y el
funcionamiento social deficitario
en la esquizofrenia.
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2- Mediante una mejora a nivel
cognitivo puede efectuarse una
mejora también en las esferas
social y psicopatológica.
3- La mejora significativa a nivel
cognitivo es posible.
A su vez, pueden clasificarse según su
finalidad:
i. Restitución.
ii. Compensación.
Y también según el tipo de técnicas
utilizadas
en
la
práctica
de
determinadas tareas (Twamley y cols.
2003)α :
1- Práctica de tareas automatizadas
(0.42).
2- Práctica de tareas orientadas
estratégicamente (0.23).
3- Práctica de tareas automatizadas
asistidas por ordenador (0.49).
4- Práctica de tareas orientadas
estratégicamente
asistidas
por
ordenador (0.38).
5- Estudio de la adaptación ambiental
(1.22).
La práctica de tareas automatizadas
busca mejorar el nivel en áreas como
atención,
vigilancia,
abstracción
verbal, aritmética y habilidades visoespaciales. A su vez la práctica de
tareas orientadas estratégicamente
hace hincapié en aspectos relativos a
funciones típicamente afectadas en
esta patología (funciones ejecutivas,
flexibilidad cognitiva, procesamiento
pre-atencional,
planificación,
coherencia y relevancia del discurso,
α
Nota: los T.E. (Cohen) obtenidos en la mencionada
investigación a través de un meta-análisis (Twamley y
cols. 2003).
117
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
alteraciones del pensamiento, resolución de problemas interpersonales, desorganización y reconocimiento social de indicaciones –
“social cue recognition”-), algunas de
las cuales se suele relacionar también
con el funcionamiento de áreas
frontales y prefrontales -fundamentales
en la elaboración y ejecución de
estrategias- (Twamley y cols. 2003).
Finalmente, los estudios de adaptación
ambiental utilizan estrategias que
permiten la mejora de habilidades
socialmente funcionales, requeridas
para la vida diaria de los pacientes,
mediante técnicas compensatorias que
otorguen estrategias alternativas que
compensen sus déficits. Por ejemplo la
realización de listas de tareas,
asistencia
organizacional,
temporizadores para la realización de
determinadas conductas, orientadas a
la mejora de la adaptación ambiental
del
paciente
(medicación,
socialización, área laboral, etc…). A
su vez se puede dividir este tipo de
intervenciones
entre
las
que
desarrollan técnicas de asistencia
ambiental “externa” (por ejemplo
temporizadores o listas de tareas) e
“interna” (por ejemplo la repetición de
determinadas pautas, o consignas que
ayuden en determinadas tareas).
En ambos casos la capacidad de
generalización y el mantenimiento de
los logros obtenidos son limitados.
Estos estudios han obtenido resultados
promisorios observándose mejoras
significativas
respecto
a
la
sintomatología positiva, negativa, funcionamiento en la comunidad,
motivación, funcionamiento “global”
y porcentajes de hospitalización
(Twamley y cols. 2003). No es de
extrañar por ende el gran T.E.
obtenido.
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En los últimos años ha tenido un gran
desarrollo la introducción de una gran
variedad de intervenciones asistidas
por ordenador, por diversos motivos
principalmente la utilidad del trabajo
mediante estas herramientas, y la
accesibilidad
de
las
mismas
(económica y logísticamente), así
como la existencia de personal
capacitado
para
el
diseño
e
implementación de estas intervenciones. La eficacia de este tipo de
intervenciones (como siempre, en
combinación con otras) ha sido
demostrada en numerosos estudios,
entre ellos el de Bellucci y cols.
(2003). En dicho estudio se demuestra
la utilidad de estas intervenciones para
la reducción de la sintomatología
negativa y la mejora cognitiva
(especialmente en cuanto a memoria
verbal y atención) a través de un
programa
denominado
CACR
(rehabilitación cognitiva asistida por
ordenador).
También estas intervenciones son de
gran utilidad en otro tipo de áreas más
específicas y de gran importancia en
la
esquizofrenia
como
es
el
reconocimiento emocional facial. Un
estudio (Wölmer y cols. 2005) que ha
comparado 3 tipos de intervención:
TAR (una intervención asistida por
ordenador orientada a la mejora del
reconocimiento
emocional),
PRC
(programa de rehabilitación cognitiva),
y TU (tratamiento usual). Mientras el
TAR ha obtenido significativas mejoras
en el reconocimiento emocional facial
(cercanas al nivel de sujetos sanos),
los sujetos bajo el programa PRC
obtuvieron mejoras en memoria verbal
(pero no en el reconocimiento
emocional facial), y el TU no registró
mejoras en ninguna de las áreas
señaladas (Wölmer y cols. 2005).
118
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
En términos generales, este tipo de
intervenciones tienen algunas ventajas
no desdeñables, principalmente de
tipo logístico (posibilidad de trabajar
con un mayor número de pacientes,
con menos personal, posibilidad de
trabajar a distancia o en ausencia del
profesional, etc…), de tipo práctico
(nuevas herramientas y posibilidades)
que abren un abanico de posibilidades
antes impensables, y a ello debe
agregarse, obviamente, la eficacia
demostrada por estos métodos.
La metodología conocida como “error
less” ha sido también introducida en
el trabajo con este tipo de pacientes,
dando excelentes resultados por
ejemplo respecto a las habilidades
aplicadas a la resolución de
problemas sociales (Kern y cols.
2005). En el caso de la esquizofrenia,
en donde la motivación y la escasa
capacidad de tolerancia a la
frustración, juegan un papel de gran
importancia, este tipo de metodologías
que minimizan las frustraciones y
otorgan “pequeños premios”, pueden
resultar de gran utilidad. Y si por otra
parte se tiene en cuenta que estas
técnicas se basan fundamentalmente
en
habilidades
“procedurales”
(memoria y aprendizaje procedural) y
que este tipo de habilidades están
generalmente preservadas en estos
pacientes, se observa otro punto a
favor pues se puede trabajar mediante
estrategias que compensen los déficits
objetivados en otras áreas (aprendizaje
verbal, memoria, etc…) y pese a ello
se
puedan
obtener
progresos
significativos (Kopelowicz y Liberman,
2006).
Un enfoque más reciente y adecuado
para establecer los principales déficits
cognitivos en la esquizofrenia es el
denominado MATRICS (medición y
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tratamiento para la mejora cognitiva
en la esquizofrenia) que incluye una
batería
cognitiva
estandarizada
(MCCB) que mide las áreas cognitivas
más destacables y proporciona
también un índice (puntaje) general
(Kern y cols. 2008). Es un modelo
utilizado tanto para la evaluación
como para la rehabilitación e
investigación. Este enfoque establece
entonces, que las categorías cognitivas
más destacadas en el estudio de la
esquizofrenia son (Kern y cols. 2008,
McGurk y cols. 2007, Nuechterlein y
cols. 2008):
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
Atención-vigilancia.
Velocidad de procesamiento.
Memoria de trabajo (verbal y no
verbal).
Memoria y aprendizaje verbales.
Memoria y aprendizaje visual.
Razonamiento-resolución de
problemas.
Cognición social.
Respecto al género y la edad, se
observan algunas diferencias que
llaman la atención. La variable edad,
por ejemplo, reduce paulatinamente el
rendimiento general y en todos los
dominios cognitivos excepto en el de
“cognición social” (Kern y cols. 2008).
Respecto a la variable género, los
hombres parecen tener mejores
rendimientos en las áreas 2, 3, 5, 6 y
en el puntaje total (levemente),
mientras que las mujeres rinden mejor
en las áreas 1, 4 y 7. Por último, el
nivel académico influyó positivamente
(como era de esperarse) en todas las
áreas y en forma más leve en las áreas
6 y 7 (áreas “sociales”) (Kern y cols.
2008). Este es actualmente el modelo
más aceptado y bajo el cual trabajan
la mayoría de investigadores que se
dedican a esta área.
119
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Otro meta-análisis más reciente y de
gran “impacto” es el realizado por
McGurk y cols. (2007) que arroja
resultados algo distintos del anterior.
Con este tipo de intervenciones se
obtuvieron los siguientes T.E. en las
principales
variables
analizadas
respecto a la mejora de los pacientes:
-
Mejoras cognitivas, 0.41
Funcionamiento social, 0.36.
Sintomatología, 0.28.
En términos generales este estudio
brinda una visión positiva de la
rehabilitación cognitiva, pues en el
área cognitiva se obtienen mejoras
significativas (0.41) así como en 6 de
las 7 áreas propuestas según el
MATRICS (0.39 a 0.54). Además de
ello se observan mejoras moderadas
respecto a la sintomatología y algo
mayores respecto al funcionamiento
social.
Respecto a los déficits cognitivos, no
existe un perfil único y homogéneo de
los mismos (Sociedad española de
psiquiatría, 1998). La memoria de
trabajo, la velocidad de procesamiento y la capacidad de
aprendizaje-memoria son algunos
déficits que parecen tener una
especial importancia, dado su papel
central en el funcionamiento de otras
habilidades cognitivas que se apoyan
en las primeras (por ejemplo la
memoria de trabajo afecta a las
funciones ejecutivas) (Bellack y cols.
1999). Aunque también hay algunos
autores que sostienen que los déficits
más
significativos,
globales
y
característicos en esta patología se
refieren a las habilidades sociales,
mientras que los déficits cognitivos
típicamente estudiados (memoria,
atención, etc…) son mucho más
difusos e inespecíficos (Blanchard y
Neale, 1994).
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Algunos autores otorgan a los déficits
cognitivos
“de
base”
un
rol
fundamental en la capacidad de rehabilitación y recuperación funcional
de los pacientes, pues (por ejemplo en
la esfera laboral, muy trabajada) se ha
hallado que dichos déficits marcan de
manera significativa las posibilidades
de
recuperación
del
paciente,
posiblemente debido a la influencia
de las mismas en la capacidad de
aprendizaje de nuevas habilidades
requerida para este proceso de
“rehabilitación funcional” (Bell y
Bryson, 2001).
La relación entre cognición y
habilidades sociales es una de las
“zonas oscuras” relativas a los últimos
avances. Están bien documentadas las
alteraciones cognitivas (habilidades
cognitivas
“clásicas”:
memoria,
funciones ejecutivas, etc…) y también
son reconocidas y demostradas desde
los inicios de la psicología y
psiquiatría modernas, las alteraciones
y déficits sociales de los pacientes
esquizofrénicos. Sin embargo, no está
del todo claro si hay una relación (y
como se produce esa relación) entre
estas dos facetas sintomáticas. Algunos
autores sostienen que los déficits en
atención, verbales y en memoria son
la base de los déficits sociales, pues
para un correcto funcionamiento
social es necesario “atender” al
interlocutor, comprenderle, utilizar
información contextual-histórica, etc.
(Bellack y cols. 1999)… Otros autores
dan mayor importancia a los déficits
emocionales, especialmente en el
reconocimiento emocional (Heimberg
y col. 1992), aunque este punto no ha
sido
claramente
demostrado
experimentalmente,
excepto
en
pacientes crónicos (Bellack y col.
1996).
120
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
Es largamente documentada la
relación existente entre esquizofrenia
y déficits en el reconocimiento
emocional, déficits que tienen una
moderada estabilidad en el transcurso
de la enfermedad (Addington y
Addington,
1998).
Se
hallaron
correlaciones entre los mismos y
síntomas psicóticos (Addington y
Addington, 1998), como son las
conductas bizarras (Poole y col.
2000), alucinaciones, alteraciones del
pensamiento (Kohler y col. 2000) y
síntomas negativos como la alogia
(Kohler y col. 2000) y anergia (Mueser
y col. 1996). Estos déficits a su vez
tienen correlaciones significativas con
dos aspectos muy importantes de la
rehabilitación funcional de estos
pacientes, como son el rendimiento
laboral y la capacidad de vida realizar
una vida independiente (Kee y cols.
2003). En general se observaron
correlaciones con diversos aspectos
del funcionamiento social, como ser
adaptación conductual, competencia
social, capacidad de enjuiciamiento
social, habilidades conversacionales,
higiene personal, conducta sexual,
etc…
Pareciera
ser
que
el
procesamiento emocional ejerciera un
papel importante entre las habilidades
neuropsicológicas “de base” y el éxito
de las mismas en una adaptación
funcional-social adecuada al entorno
(Kee y cols. 2003).
Resulta curioso que la duración de los
programas de rehabilitación no
muestren una correlación significativa
con el nivel de mejora en las
destrezas, aunque algunos autores
sugieren que si podría tener relación
con la persistencia de estas mejoras a
lo largo del tiempo (Krabbendam y
Aleman, 2003). También parecería
haber una mejora en la sintomatología
paralelamente a las mejoras cognitivas
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exhibidas (Medalia y col, 1998). Y
también se hallaron mejoras en la
autoestima de los pacientes (Wykes y
col. 1999).
No todas las habilidades cognitivas,
sin embargo, parecen mejorar del
mismo modo. Algunos autores señalan
en especial las funciones ejecutivas
como muy resistentes a la mejora a
través del entrenamiento, estando este
déficit relacionado con anormalidades
en el córtex prefrontal dorsolateral
(Bellack y cols. 1999), si bien otros
autores difieren respecto a este punto.
A pesar de que en los últimos años las
técnicas de rehabilitación cognitiva se
han diversificado, en su mayoría se
basan en el supuesto de la restitución
de la función, tanto en el caso de la
esquizofrenia como de la mayoría de
enfermedades mentales (Bellack y
cols. 1999). Si bien es ampliamente
demostrado que puede mejorarse
cognitivamente a los pacientes, no
parece del todo claro que esta mejora
sea “esencial” respecto a
su
rehabilitación (Bellack y cols. 1999).
Está claro que hasta el momento no
existe
ninguna
intervención
psicosocial, farmacológica, neuropsicológica o de ningún tipo que
pueda eliminar la esquizofrenia o
cualquier otra patología mental
(Bellack y cols. 1999). Los modelos de
abordaje del tipo “compensatorio”
suelen dar mucho mejor resultado en
pacientes esquizofrénicos que los de
tipo “restauratorio”. Si el sujeto puede
diversificar sus estrategias de modo
que pueda evitar situaciones que
expongan sus deficiencias en áreas
como memoria, verbal, etc… entonces
su funcionamiento social será más
adecuado y sano. Por ejemplo, es
ampliamente aceptado que en tareas
sobre-aprendidas, el proceso de
automatización concomitante baja las
121
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
exigencias sobre otras áreas como la
memoria de trabajo (Ericsson y Hastie,
1994). Mediante el sobre-aprendizaje
de ciertas habilidades requeridas para
la vida diaria puede entonces resultar
de gran utilidad, pese a que las
deficiencias cognitivas sigan poniendo
en apuros al sujeto ante situaciones
nuevas que exijan sus habilidades
(Bellack y cols. 1999).
Respecto a las áreas o habilidades
cognitivas a rehabilitar, hay también
diferentes posturas. La más extendida
es aquella que evalúa las habilidades
de los pacientes en comparación con
los sujetos sanos, y en las áreas donde
se observan déficits significativo es en
las que se trabaja. Se parte del
presupuesto de que estos déficits son
los causantes de las importantes
limitaciones a nivel funcional que
presentan los pacientes. Sobra decir
que este modelo presenta algunos
inconvenientes: a) algunas de las áreas
cognitivas rehabilitadas deben tener
mejoras muy significativas para poder
obtener mejoras muy leves a nivel
“funcional”; y b) muchas de las áreas
cognitivas a rehabilitar resultan
imposibles de mejorar debido a la
conformación del sujeto (a nivel
cerebral, genético, etc…) (Bellack y
cols. 1999).
En resumen se puede indicar que es
posible la mejora a nivel cognitivo en
la esquizofrenia, mediante técnicas
que mejoren la predisposición,
motivación, el esfuerzo, práctica, y el
provisionamiento de técnicas específicas; estas mejoras observan un
cierto nivel de generalización (a nivel
de la misma habilidad cognitiva en
diferentes tareas, pero no así respecto
a funciones cognitivas “superiores”),
aunque no se ha demostrado
consistentemente que los mismos se
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mantengan en el tiempo, ni que
repercutan de manera significativa en
la calidad de vida de los pacientes (su
integración social, su sintomatología,
etc…) (Bellack y cols. 1999). Respecto
a este punto existe una investigación
que resulta particularmente lapidaria
(Spaulding y col. 1999b), en la misma
se concluye que las mejoras
observadas no son diferentes de las
que pudiera obtener un sujeto
cualquiera practicando una tarea
nueva cualquiera, y además que no
existe evidencia alguna de que dichas
mejoras otorguen beneficio alguno a
nivel ecológico-social.
Parece haber un acuerdo bastante
generalizado respecto a que la mejoría
de la esquizofrenia, su evolución, son
fenómenos
multidimensionales
(sintomático, social, laboral) con
escasas correlaciones entre las mismas
(Carpenter y Strauss, 1991). Sin
embargo, existen elementos que nos
sugieren que esta conclusión no es del
todo acertada.
Las intervenciones de tipo psicosocial,
enfocadas directamente hacia la
mejora de las habilidades sociales, y
especialmente aquellas en las que se
utiliza un enfoque multidisciplinario,
son las que han obtenido mejores
resultados. Spaulding y col. (1999b)
han señalado una mejora en las
habilidades sociales de los pacientes
que participaban en este tipo de
programas. Y yendo a aspectos más
concretos, mejoras en el área laboral
(Bell y col. 2001), mejora en la
autonomía personal (Medalia y col.
2001) y una mejor integración y
funcionamiento en la sociedad por
parte del paciente al recibir el alta
(Green, 1996). el área laboral es una
sobre la que ha habido especial
interés e infinidad de trabajos. Se ha
122
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
podido demostrar que una adecuada
integración laboral permite también
una mejoría en diversos elementos a
nivel clínico, excepto en aquellos que
tuvieran un alto nivel de déficits
cognitivos y de alteraciones del
pensamiento (desorganización) (Bell y
Lysaker,
1997).
Un
pequeño
porcentaje de esquizofrénicos (entre
10 y 20%) son capaces de
“rehabilitarse” en esta área y tener una
vida laboral adecuada, aunque más
baja que la esperada para una persona
(no-paciente) en su entorno socioeconómico y familiar (Bellack y cols.
1999).
La rehabilitación de las habilidades
sociales en la psiquiatría moderna, ha
pasado por diferentes etapas con
distintas metodologías (Roder y cols,
2001):
-
-
-
En la década de los 60 se trabajaba
fundamentalmente a través del
condicionamiento operativo.
En los 70´s se introdujeron
elementos como el aprendizaje
social modelado, “role playing”, y
diversas técnicas de influencia
cognitiva.
En la actualidad se integran esas
técnicas y muchas otras bajo un
enfoque multidisciplinario, por
ejemplo el IPT (terapia psicológica
integrada).
Existen diversos modelos que buscan
la rehabilitación del paciente a través
de sus habilidades sociales y su
capacidad de reinserción en la
sociedad. Desde un punto de vista
cognitivo,
pero
dirigido
específicamente a este tipo de habilidades,
se pueden citar 3 modelos como los
más importantes: 1 - Enseñanza de
habilidades sociales básicas,
2 - Resolución de problemas y
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3- Focalización de atención (Sociedad
española de psiquiatría, 1998).
Es aceptado que los pacientes
esquizofrénicos son capaces de
adquirir nuevas habilidades sociales,
aunque no está del todo claro que
ayuden a disminuir la sintomatología
psicótica, y si lo hace sería de forma
temporal
(Sociedad
española
de
psiquiatría, 1998).
El IPT está estructurado de forma
(como lo indica su propio nombre)
integrada, atendiendo a diversos
aspectos y variables de la enfermedad,
utilizando
diversos
enfoques
y
técnicas, etc… A nivel formal son
intervenciones en grupos de 5 a 7
pacientes, 3 veces a la semana y en
sesiones de entre 30 y 60 minutos.
Diversos subprogramas aportan a la
intervención su carácter integrado
(Spaulding y cols. 1999a):
-
Cognitivos (diferenciación
cognitiva, percepción social y
comunicación verbal)
-
Conductuales - Sociales
(habilidades sociales, resolución
de conflictos interpersonales)
Además de tener en cuenta este tipo
de técnicas, si se integran estos
aportes al enfoque psiquiátrico
tradicional y especialmente, si se toma
en cuenta la particularidad de cada
sujeto en el diseño e implementación
de las sesiones de trabajo, el éxito de
las mismas es aún mejor. Este tipo de
intervenciones han demostrado una
efectividad muy superior a otros más
“univariables” o menos “ecológicos”,
y si bien resulta difícil evaluar cuales
de los componentes de las mismas son
las que aportan una mayor parte de
123
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
esa efectividad, pareciera ser que la
misma radicara justamente en ese
carácter
multivariable
ecológicosocial-funcional (Spaulding y cols.
1999a), que aporta una aproximación
más “realista” a la patología. También
se obtiene una mejora sustancialmente
superior en cuanto a las habilidades
sociales del sujeto (más del doble
respecto a un enfoque psiquiátrico
tradicional) y además, también mejora
el rendimiento cognitivo del sujeto en
áreas como
memoria, conceptualización y funciones ejecutivas
(Spaulding y cols. 1999a).
Estas
intervenciones
(IPT)
han
demostrado tener una efectividad
mucho mayor que otro tipo de
intervenciones
(farmacológicas,
cognitivas,
conductuales
–por
separado-) manteniendo diferencias
significativas con otro tipo de
intervenciones hasta un promedio de
8.1 meses después de la intervención
(Roder y cols. 2006).
En términos generales, podemos
señalar que si bien las intervenciones
de tipo cognitivo “puro” obtienen
mejoras cognitivas importantes, las
repercusiones “reales” de las mismas
son escasas. Resultan mucho más
provechosas las intervenciones de tipo
multidisciplinario, enfocadas hacia la
mejora de habilidades sociales, que
resultan mucho más “ecológicas” y
funcionales, además de obtener
mejoras cognitivas similares a las
obtenidas por modelos “cognitivos
puros”.
www.neuropsicologia.cl
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
CONCLUSIONES
La mayoría de investigaciones que han
intentado establecer una correlación
anátomo - funcional en la esquizofrenia, tienen carencias metodológicoconceptuales, que dificultan la
obtención de resultados consistentes,
y la comparación a su vez con otros
estudios. Uno de los principales
escollos es la falta de teorías previas o
hipótesis a contrastar, algo lógico en
parte si pensamos que este es un
campo
relativamente
nuevo
y
desconocido.
También
tenemos
dificultades de orden metodológicoestadístico,
de
tipo conceptual
(definiciones de objeto y método
inconsistentes, y diferentes muchas
veces entre estudios), etc… Es
frecuente que se utilicen diferentes
tests para evaluar la misma área
cognitiva, o que se evalúen diferentes
áreas con el mismo test, muchas
investigaciones carecen además de
una suficiente precisión neuroanatómica y partiendo además de
delimitaciones anatómicas diferentes.
También se echa en falta estudios más
precisos respecto a las diferencias de
género, y en otros se carece de un
grupo control… A su vez muchos de
los tests neuropsicológicos utilizados,
han sido creados para el estudio de
trastornos cognitivos causados por una
lesión cerebral. Son tests que utilizan
tareas que implican diversas áreas y
habilidades, y no ofrecen muchas
veces
una
visión
exacta
del
funcionamiento de áreas neuroanatómicas específicas. Por último
existen también ciertas carencias
teóricas respecto al propio diagnóstico
de la enfermedad, basado en criterios
estadístico-sintomáticos,
pero
ignorando buena parte de los hallazgos
124
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
neuropsicológicos
presente artículo.
referidos
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
en
el
Todos estos elementos hacen aún más
difícil la investigación acerca de esta
temática, y también dificultan la
inteligibilidad de dichos estudios, y
seguramente estén en la base de
muchos resultados aparentemente
contradictorios o ilógicos, muchos
resultados que parten de supuestos
distintos y llegan a conclusiones
también distintas.
El rol del tálamo en la esquizofrenia
debería ser estudiado más a fondo,
pues parece tener un papel relevante
en el desarrollo de la enfermedad y
resulta un predictor bastante eficaz de
la edad de inicio de la enfermedad,
por lo cual parece de especial
importancia para entender la génesis
de la enfermedad (Jeste y col. 1998).
También es una prometedora línea de
investigación el cerebelo, en especial
el circuito vérmix – mesencéfalo –
talamo - limbico que parece tener un
importante papel en los déficit
cognitivos y conductuales propios de
la esquizofrenia (Antonova y cols.
2004). Además, en esquizofrénicos ♂
existe una fuerte interrelación entre
estas 4 áreas, es decir que cuando una
suele ser menor, las otras también, y
en sujetos sanos esta relación
desaparece (Nopoulos y col. 1999).
Lesiones en el cerebelo, incluyendo su
lóbulo posterior y la vérmix producen
una sintomatología similar en muchos
aspectos
a
la
esquizofrenia
(perseveración, memoria de trabajo y
espacial,
planificación,
fluencia
verbal,
desorganización visuoespacial, pensamiento abstracto, secuenciación
lógica
y
alteraciones
emocionales –afectos inapropiados,
www.neuropsicologia.cl
discordantes
o
incontrolados
(Schmahmann y Sherman, 1997).
-
Podemos
destacar
también
la
necesidad de profundizar en el
conocimiento del papel de la
amígdala, pues parece tener un
importante papel en el desarrollo de la
esquizofrenia, y en especial en su
relación con el hipocampo. Keshavan
y col. (1998) ha hallado en hijos de
esquizofrénicos tamaños menores
tanto del hipocampo como de la
amígdala.
También son relevantes el cingulado
anterior
(relacionado
con
las
inervaciones
dopaminérgicas,
y
teniendo un importante papel en las
alteraciones emocionales y cognitivas
de la esquizofrenia), el lóbulo parietal
y sus subregiones (especialmente las
mediales), y el mesencéfalo, de capital
importancia pues es núcleo de 3
importantes circuitos dopaminérgicos
(existe un caso documentado de un
síndrome pseudo - esquizofrénico
causado por una lesión en esta área).
También podemos destacar hallazgos
relativos a estilos cognitivos somatosensoriales diferenciales, como por
ejemplo la relación hallada entre
esquizofrenia y amplificación somatosensorial (Valdés y cols. 2008), que
muestra una percepción exagerada y
distorsionada, en concordancia con
los hallazgos relativos a alteraciones
perceptivo-cognitivas, alteraciones en
circuitos dopaminérgicos y subcorticales, etc…
Al parecer, las alteraciones a nivel
neurológico correlacionan en forma
bastante significativa con la presencia
o no de patología esquizofrénica; sin
embargo, al tratar de hallar una
correlación
neurocognitiva
se
presentan dificultades importantes,
125
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
estudios contradictorios entre si,
diferencias entre géneros, entre
pacientes y sujetos sanos, y esta
correlación anatómica funcional se
diluye. A modo de reflexión
deberíamos preguntarnos si es el
modelo cognitivo realmente eficiente
para explicar, definir y explicar la
esquizofrenia, y en caso negativo,
cuáles son los motivos, si se debe
definir más precisamente las áreas
cognitivas
afectadas
por
la
enfermedad, o si es necesario utilizar
otro marco teórico. Las alteraciones
cognitivas halladas en relación a la
enfermedad
son
demasiado
inespecíficas como para pensar en
ellas como “causa” o aspecto más
relevante de la enfermedad. Parientes
sanos de sujetos esquizofrénicos
tienen déficits cognitivos similares a
los enfermos, y a su vez existe un
buen número de sujetos con déficits
similares o mayores que no han
desarrollado esta patología (baste
citar,
por
ejemplo,
déficits
intelectuales sin enfermedad mental).
Algunos autores han sugerido que el
entusiasmo mostrado por muchos
científicos en esta área es simplemente
su facilidad de “operativización”,
medición, control estadístico, etc…
Han surgido una serie de enfoques
alternativos mucho más adecuados,
orientados hacia habilidades o áreas
más específicas y relevantes, como
por ejemplo las habilidades sociales,
metacognitivas,
habilidades
lingüísticas secundarias y terciarias
(ironías, metáforas, etc…), TOM, etc…
En general, hay algunos puntos a
destacar. Primeramente, es necesaria
una redefinición del concepto de
esquizofrenia. Este es un diagnóstico
basado fundamentalmente en criterios
funcionales, y son diversas las causas
(como hemos visto) que pueden estar
www.neuropsicologia.cl
Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
detrás de ese déficit funcional
(fundamentalmente en habilidades
sociales). Por ello, no es de extrañar
que
se
obtengan
resultados
contradictorios en diferentes investigaciones si tenemos en cuenta que
posiblemente estemos diagnosticando
de la misma manera trastornos de
diferente naturaleza. Los distintos
subtipos del DSMIV por ejemplo son
bastante disímiles respecto a sus
perfiles cognitivos y a las alteraciones
cerebrales concomitantes. La diferenciación entre delirios sistematizados o
desor-ganizados (por citar un ejemplo)
nos habla de alteraciones de áreas
frontales totalmente diferentes, así
como
los
cuadros
preponderantemente negativos difieren de los
positivos, también se observan
diferencias entre los de aparición más
temprana y más tardía, etc… Es
necesaria
una
redefinición
del
concepto mismo de esquizofrenia,
pues bajo los criterios diagnósticos
actuales
se
trata
de
“las
esquizofrenias”, y una categorización
más precisa y adecuada a los nuevos
hallazgos es necesaria y relevante.
Las neuronas espejo son un hallazgo
relativamente reciente y que sugieren
la presencia de una línea de investigación promisoria. Este área del
cerebro tiene una gran importancia en
el aprendizaje por imitación y en la
comprensión de las conductas (y
pensamientos, y emociones, etc…) de
otros congéneres. No es de extrañar
pues que tengan un papel central en el
desarrollo de las habilidades sociales,
especialmente el meta-pensamiento o
meta-cognición y la empatía. Por ello
parece evidente la importancia de esta
área en el estudio de la esquizofrenia.
Las “neuronas espejo” son importantes
en la adquisición de conductas
imitativas, una menor capacidad de
126
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
imitación puede relacionarse con
pautas “desaviadas” respecto de la
norma social, y ello puede implicar
originalidad y/o inadaptación. ¿Es este
el nexo “mítico” que une genialidad y
locura?.
Es necesario evaluar qué alteraciones
de
orden
neuroanatómico
son
importantes respecto a la causación de
la enfermedad, cuales son producto de
la evolución de un cerebro que
funciona en forma alterada, y cuales
son las alteraciones que están en la
misma base de la patología. Es decir,
si las alteraciones son hereditarias o
evolutivas, o en qué modo interactúan
ambos y otros factores. Debemos
partir de la base de una definición
funcional de la esquizofrenia, y de
una concepción de alteración de la
función empatía-socialización como
clave. Posiblemente a nivel neuroanatómico la expresión de esta
alteración sea la incapacidad para
establecer un funcionamiento integrado heteromodal, pluricortical
(circuitos dopaminérgicos, circuitos
córtico-subcorticales, etc…). En este
punto
debemos
destacar
la
importancia que adquiere la detección
precoz de la enfermedad, pues se ha
observado que un mayor período de
desarrollo de la enfermedad sin una
intervención adecuada, se relaciona
significativamente con un peor
funcionamiento social (y menor
capacidad de rehabilitación funcional)
(Thomas y cols. 2008). Resulta
evidente que si la esquizofrenia está
estrechamente
relacionada
con
alteraciones en el desarrollo neuropsicológico (y psicológico) “normal”,
cuanto más temprana sea la
intervención más posibilidades habrá
de obtener resultados satisfactorios y
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Neuropsicología de la Esquizofrenia, H. Selma.
significativos. Alteraciones en los
procesos de aprendizaje (¿relacionado
con alteraciones en el sueño?) y
maduración cerebral (poda neuronal y
dendrítica), maduración de áreas
frontales y prefrontales, alteraciones
neuroanatómicas
subcorticales
y
déficits cognitivos precoces, alteraciones en los neurotransmisores,
etc… Todo ello debe generar una
reflexión respecto al papel que podría
tener la prevención como arma
fundamental de afrontamiento a esta
enfermedad (aunque todos conocemos
las dificultades que suele tener este
tipo de intervenciones, por ejemplo
respecto a la financiación). Este será
probablemente el sector que adquiera
mayor relevancia en los próximos
años, la detección precoz de factores
de riesgo multifactoriales (psicosociales, psicológicos, neuropsicológicos, hereditarios, etc…) y la
creación de métodos efectivos y
específicos (también multifactoriales)
orientados hacia la prevención del
desarrollo posterior de la enfermedad.
En este último punto las neurociencias
tienen mucho que aportar, y este será
un área en la cual el desarrollo será
aún más rápido y explosivo.
Sin embargo, queda aún mucho
camino por recorrer, y si bien tenemos
cientos, talvez miles de pistas acerca
de esta patología, aún no hemos
sabido
unir
las
piezas
del
rompecabezas. ¿Alguien podrá?
AGRADECIMIENTOS:
A mi familia
Al Dr. Raúl Cacho Fernández
127
Cuad. Neuropsicol. 2008; 2 (2), 79 – 134
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Recibido: 7 Octubre 2008.
www.neuropsicologia.cl
Aceptado: 3 Noviembre 2008.
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