Que en las negras regiones las Furias hieran con azote duro del vil Marat el alma delincuente; que en el Tártaro escuro sufra pena debida a sus acciones, y del gusano eterno el crudo diente roa el pecho ponzoñoso, ¿será por eso el pueblo más dichoso?
Y na, que con aquello de las coles se largó como si le hubiera dao un cólico miserere. -¡Valiente roa!, -exclamó la señora Rosario, moviendo acompasadamente la cabeza-.
Señor Don Luis Muñoz de Guzmán, Gobernador, Capitán General y Presidente de la Real Audiencia de este Reino, se presentó en ella acompañado de los Señores el Brigadier Don Pedro Nolasco del Río, Comandante del Cuerpo de Dragones y del cuartel general de los Ángeles, don Mariano de Roa Arcediano de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad de la Concepción...
Partiendo del patrón nacional correspondiente a la magnitud tiempo, el Real Observatorio de la Armada en San Fernando (ROA) elabora y mantiene la Escala de Tiempo Nacional que tiene por denominación UTC (ROA).
onocí en París a la marquesa de
Roa, con motivo de encontrarnos frecuentemente en la antesala del célebre especialista en enfermedades nerviosas doctor Dinard.
Emilia Pardo Bazán
Riendo se separó del embustero; riendo arrastró su amargura por tierras lejanas... Ahí tiene usted la explicación de la enfermedad extraordinaria de la marquesa de
Roa.
Emilia Pardo Bazán
-Camará, que me maten si te entiendo. -Pos me vas a entender. Tú sabes que Juan Galindo es un roa, ¿no es asín? -¡Vaya! -Pos Juan Galindo, como no gana más que cuatro pesetas de jornal y tiée que llevar yeros a dos palomares, pos endispués que jizo la apuesta con Joseíto, al hombre le temblaron las pantorrillas y se atosigó sólo en pensar que pudiese perder la apuesta y se vino en busca mía y me contó lo que le pasaba, y me dijo, pidiéndome cuartel con los ojos: «Si me jase usté llevar la contraria en este mal chapú, yo la mato a usté y endispués yo me enveneno».
- II - Espíritu blanco y puro Que con tu fanal seguro Por el lóbrego recinto Del mundano laberinto Mis pasos guiando vas; Ángel que invisible velas Mi existencia, y me consuelas, Y en la noche sosegada A la orilla de mi almohada Mi sueño guardando estás; Tú que con alas de rosa De mi mente calurosa Benigno apartas y atento El mundano pensamiento Y la torpe tentación, ¡Ay, nunca de mí te alejes, Nunca en soledad me dejes Sin que tu fanal me alumbre, Y esa ruin incertidumbre No me roa el corazón!
Di cuando estés vestido que estás atravesado por mil partes. Brinda en los banquetes al ánima de Pantoja y a la honra de Escamilla y Roa.
Cárlos pagó con ingratitud sus servicios, y él murió en Roa en 1517, emponzoñado, según fama, por los Ministros Flamencos, que temían su capacidad y su genio.
A mi querido amigo Manuel
Roa. Humanidad pigmea, tú que proclamas la verdad y el Cristo, mintiendo caridad en cada idea: tú que, de orgullo el corazón beodo, por mirar a la altura te olvidas de que marchas sobre lodo: tú que diciendo hermano, escupes al gitano y al mendigo porque son un mendigo y un gitano: Ahí está esa mujer que gime y sufre con el dolor inmenso con que gimen los que cruzan sin fe por la existencia; escúpela tambien...
Manuel Acuña
El patrón nacional correspondiente a la magnitud tiempo, cuya unidad es el segundo (s), es mantenido, conservado, custodiado y diseminado, bajo la supervisión y coordinación del Centro Español de Metrología, por el Laboratorio de la Sección de Hora del Real Instituto y Observatorio de la Armada en San Fernando (ROA).