Como las emociones del juego despiertan la sed, entrose Pirindín a la taberna de la esquina, y pidió al pulpero una botella, no sé si de catalán o Cariñena. «Vino puro y
ajo crudo -dice el refrán- hacen al hombre agudo».
Ricardo Palma
¡Quién había de creer que se atollancasen ustedes tanto, usted, tía Manuela, que es más viva que un ajo, que tiene la lengua expedita y bueno el pronunciado, y hasta coplera es!
La obra es interesante, aunque recorre en su desarrollo lo cómico, lo dramático, lo político, lo galante, lo histórico y lo fantástico, a todo lo cual se presta perfectamente el carácter, del más popular de los monarcas franceses. Por cierto que anda en el ajo un tal don Fabricio, capitán español, traidor, avaro y tunante, que no hay más que pedir.
Dudo yo que el más científico cocinero francés, sin más que habas, aceite turbio, vinagre archi-turbio, pimientos, sal y agua, pueda sacar cosa tan rica como dicha cocina de habas preparada por cualquier mujer cordobesa. Del salmorejo, del ajo-blanco y del gazpacho, afirmo lo propio.
Dejo de hablar de la olla, caldereta, cochifrito, ajo de pollo y otros guisados, por no tener diverso carácter en Córdoba que en las restantes provincias andaluzas.
Eran memorias de asaltos y rapiñas, robos en pleno día, y los nombres de Cabecita de
Ajo, el Inglés, y los dos hermanos Arévalo, estaban continuamente trabados en estos relatos.
Roberto Arlt
Con que, aprovechando el momento de paz que nuestra presencia impone entre los combatientes, salgamos a la calle antes que baje el maestro y tengamos que presenciar una verdadera carnicería; porque en cuanto él vea lo que está pasando en la escuela, siguiendo la costumbre de otras veces, no deja cara donde no señale sus dedos, ni nalgas sin cruzar, a telón corrido, con el inexorable zurriago, ni orejas sin estirar medio palmo, ni manos que no recorra zumbando su palmeta, untada exprofeso con ajo crudo.
-articuló trabajosamente. -Rezo -contestó el apóstol- para que usted se confiese, se arrepienta y se salve. -Y a usted ¿qué...
ajo... le importa...
Emilia Pardo Bazán
Existe una gran variedad de plantas medicinales como, Achiote, Palo de ajo, Ayarrosa (Rosa de muerto) Bejuco de ajo ( Ajo silvestre), Cachorrillo (Suelda con suelda), Caña Agria, Canchalagua, Ciruela, Congona, Floripondio (Guando), Gramalote (Grama dulce), Hierba de San Juan (Mastrante), Hierba del toro, Inga Rosa, Marco (Altamisa), Mejorana, Moradilla, Ortiga, Pedorrera, Pithaya, Sabaluco (Pico pico), Sábila, Santa María, Sauco, Sierrilla, Uña de lagartija, Vara de la justicia (Hierba de la justicia) Verdolaga.
-Que dice que es cosa que urge... Ahora mismo... -¡Mal
ajo! -juró el cocinero, que seguía guarneciendo la soberbia trucha-. ¿No sabe esa liosa que estoy dando la comida?
Emilia Pardo Bazán
— Yo seré el padrino: gasta, no te duela. — Pan y carne y vino,
ajo y mostazuela, hasta tentijuela. Nuestr'amo, ya soy desposado.
Juan del Encina
La Madre Superiora calló poniendo atención a unos pasos lentos y cansados que se acercaban corredor adelante, y quedó esperando vueltos los ojos a la puerta, donde no tardó en asomar una monja llena de arrugas, con tocas muy almidonadas y un delantal azul: En la frente y en las manos tenía la blancura de las hostias: —Madrecica, esos caballeros venían tan cansados y arrecidos que les he llevado a la cocina para que se calienten unas migajicas. ¡Viera cómo se quedan comiendo unas sopicas de ajo con que les he regalado!