-Pos lo que yo te aconsejo es que no te asomes y que te dejes ya del Molinete y del Toño y que los mandes a dambos a peinarse al Coto u a bañarse a la Escollera.
Como la chica eclipsaba en hermosura a las flores del jardín, calculó el gigante que si la veían se la robarían. -Mira (la dijo): te prohíbo te asomes al balcón; los hombres son perversos a proporción de su edad y estatura.
Oír esto Luis María y lanzarse a la ventana fue todo uno; pero su madre, acaso por primera vez en su vida, se interpuso resuelta, le paró, agarrándole de la muñeca con inusitado vigor, con toda su fuerza aldeana, centuplicada por la angustia, y desviándole bruscamente se apoderó de la falleba. -Tú no te asomes -ordenó en voz imperiosa, una voz diferente de la mansa y acariciadora voz con que siempre hablaba a su hijo-.
En las primeras horas de la noche cierra tu casa; no te asomes a la calle atraída por el son de la flauta quejumbrosa, y permanece insensible, aunque te llame mil veces dura y cruel.
“La Dificultad”, “Las Cabras” y “San Miguel” eran otras pozos importantes. También se conocen “El Impulso” y el “No te Asomes”, llamado así por peligroso.