berreta (algo de poca calidad o algo falso), berretín del ligur berretino (birrete) significa:obsesión, capricho; del genovés berretino -birrete- porque es "algo que se ha puesto en la cabeza", se dice que un pensamiento es un berretín o "idea fija" porque se le ha puesto en la cabeza como a los soldados se le ponían birretes o berretini.
Predomina el color negro y el blanco, también hay rojos en las togas y los birretes de los maceros, en los que se ve la influencia de Velázquez y Zurbarán.
El bonete español. De cuatro picos y diferente a los birretes que usan los sacerdotes del resto del mundo, pero con idéntico uso litúrgico.
El 3 de diciembre del mismo año aparece en el periódico La Tarde la ficción Crímenes blancos, birretes negros y rodelas azules, retitulado luego como ¡No!¡No!, e incluido en el apartado otoño de la obra.
es creador de tres compañías: Varsity Spirit, la cual vende uniformes, organiza competencias, clínicas de porras y campamentos de baile; Herff Jones, la cual es proveedor de graduaciones y productos educativos como anillos, joyería, togas y birretes, anuarios y productos de reconocimiento; y BSN Sports, distribuidor de equipo y uniformes deportivos.
En España, se usaba el gorro llamado cervoj que era flojo y enfundado y se llevaba echado hacia delante o hacia un lado tal como se ve en miniaturas castellanas del tiempo del rey don Sancho y valencianas y catalanas del mismo siglo. Los conselleres catalanes llevaban chapeles, capillos, chapirones, bonetes y birretes.
En España, se usaron también birretes, birretines, cerebreras, gorras con papahigos, pero la gente noble usaba el sombrero que poco a poco iba desterrando al birrete.
En España, se seguían usando birretes, capirones y morteretes y particularmente en Castilla estuvo muy de moda un bonete alto, redondo, con carrilleras y cogotera.
Los sombreros van, desde gorra plato con el escudo alado, pasando por birretes con escarapelas y casquetes para los uniformes de combate.
con un gran número de símbolos, entre los cuales había carpas, campanas, alabardas, luciérnagas pero también vanos, fajas, birretes, paraguas y espejos, atributos del funcionario.
De improviso, de una puerta color amarillo salieron seis hermosas sirenas acompañadas de seis de aquellos hombres peces ultra rápidos y se sentaron en sillas labradas con excelsitud. Los doce llevaban birretes luminiscentes y se notaba que eran algo así como miembros de un jurado.
V - Lo que es el mundo Terminados los sufragios y los oficios solemnes, último auxilio que presta la Santa Iglesia a los fieles, en el templo de Granada, que los Católicos Reyes consagraron victoriosos al Señor Omnipotente, en medio de la gran nave por do vuela el humo leve, que seis flameros de plata dan de olorosos pebetes, a la luz de cien blandones, cuyas rojas llamas mueve el vapor del gran gentío que en el templo oscuro hierve, y que reflejan y brillan en los ojos y en los dientes de un enjambre de cabezas de todos sexos y temples, entre doce caballeros de pavonados arneses tan inmóviles, que estatuas de oscuro acero parecen, en medio de cuatro pajes que amarillas hachas tienen, cubiertos de ricas galas, y plumas en los birretes...
A aquella hora asomaban en «las piezas» las galoneadas gorras de los empleados, saludados con el respeto que inspira la autoridad donde impera la fuerza; pasaban los cabos, vergajo al puño, con sus
birretes blancos escasos de tela, como de cocinero de barco pobre, y comenzaban los «quinceneros» la limpieza de la casa, la descomunal batalla contra la mugre y la miseria que aquel amontonamiento de robustez inútil dejaba como rastro de vida al agitarse dentro del sombrío edificio.
Vicente Blasco Ibáñez
Por el lado de la sombra, punta a punta la atraviesan de la calle de la Sierpe hasta la calle de Génova, y el bulto de sus espadas, que bajo la capa llevan, las plumas de sus birretes y el rumor de sus espuelas, por hidalgos les acusan, por más que entrambos se empeñan en pasar como personas de común raza plebeya.
Los caballeros, después de saludar respetuosamente a la imagen de Cristo quitándose los
birretes y murmurando en voz baja una corta oración, reconocieron el terreno con una ojeada, echaron a tierra sus mantos, y apercibiéndose mutuamente para el combate y dándose la señal con un leve movimiento de cabeza, cruzaron los estoques.
Gustavo Adolfo Bécquer
El pueblo aclama a su señor, y desde las gradas de piedra de la escalera monumental, saludan, en gestos elegantes, las nobles damas, regiamente ataviadas, con sus vestidos de brocatela y sus birretes altos, envueltos en una nube de gasa.
Por todas partes se veían cruzar escuderos caracoleando en sus corceles ricamente enjaezados, reyes de armas con lujosas casullas llenas de escudos y blasones, timbaleros vestidos de colores vistosos, soldados cubiertos de armaduras resplandecientes, pajes con capotillos de terciopelo y
birretes coronados de plumas, y servidores de a pie que precedían las lujosas literas y las andas cubiertas e ricos paños, llevando en sus manos grandes hachas encendidas, a cuyo rojizo resplandor podía verse a la multitud que, con cara atónita, labios entreabiertos y ojos espantados, miraba desfilar con asombro a todo lo mejor de la nobleza castellana, rodeada en aquella ocasión de un fausto y un esplendor fabulosos.
Gustavo Adolfo Bécquer
Verlos allí, de coleto, de chambergo, con el aparato romántico de bandidos del siglo XVI, que cantan los novelescos amoríos de su jefe; verlos después en el subterráneo donde reposan las cenizas del sommo Carlo, embozados en sus viejas capas y con sus
birretes de lacia pluma, echándola de tremendos conspiradores...
Emilia Pardo Bazán
Acaso por eso los normalistas, quienes normarían los saberes que el Estado iba a proporcionar a los hombres libres, iguales y fraternos, no comenzaron en las rutinas universitarias, desde las salvajes y aterrantes novatadas, divertidas para algunos espectadores, hasta las togas y birretes, exhibidoras de cierta pedantería y nostalgias reaccionarias, sino mucho tiempo después frente al pelotón de necesidades de conocimiento, como Aurelianos Buendía que los llevaban a conocer la invención universitaria pedagógica para que los normalistas “ascendieran”.