casco


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Sinónimos para casco

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Ejemplos ?
Creyendo que algunos disparos hechos al buque perseguido lo detendrían en su marcha para contestarme, le lancé tres granadas de 70 y una de 150 que no lograron dar en el casco enemigo.
¿Por qué te rascas el casco de la cabeza?...» Calle usté, señora, calle usté, que el día menos pensao me va a preguntar a mí mi José que por qué me parió mi madre.
Mas poco vale tal contra la espada, que al aire blande el musulmán robusto: se ve aquí media pierna cercenada, una cabeza allí lejos del busto; cortar a uno por medio de la ijada, partir a otro del casco al vientre justo; mas de tantos que lleva al postrer trance, no halla ninguno al que de frente alcance.
Vivían bajo el casco varias familias de tijeretas; son unos animalitos que no necesitan mucho espacio, con tal de que puedan estar bien juntos.
Ha identificado al entregador de una banda de asaltantes. Ha reconocido a un estafador inglés que se pasea jactanciosamente con un bastón de bambú y un casco de corcho.
Se presentó en Tumbes ante los indios, armado de coraza y casco relucientes, espada, rodela y una cruz; y su sola figura ejerció influencia mágica sobre los sencillos habitantes.
Más rápido, Azerbaijan le hundió, con un golpe de báculo, el casco de corcho hasta las orejas; y después de aligerarle de sus libras, huyeron a monte traviesa.
Algunos maldicientes susurraban que el primo Guillermo Emilio combinaba el robo con la caza, y yo no diré que sí ni que no, porque bien claro lo dicen las Sagradas Escrituras: "No juzgues si no quieres ser juzgado." Era él un hombre alto como un poste, de piernas largas, brazos largos, cara larga y fina y mucha alegría que gastar. Se le encontraba casi siempre vestido con un traje caqui, polainas y casco de explorador y un cuaderno bajo el brazo.
Cuando vio Ferragús la cruda muerte de aquel que amaba más de sus infantes, sintió por el mayor pena y más fuerte que por mil otros que morir vio antes; y hiere a aquel que lo mató de suerte que parte en dos mitades semejantes por casco, frente, ojos, boca y pecho: y a tierra lo echa en dos muerto desecho.
Está el moro a la puerta con luciente acero que le cubre casco y busto, como al salir de su cubil serpiente, después de que mudó el cuero vetusto, con su estrenada piel su vigor siente más que nunca sintió nuevo y robusto; y con tres lenguas y mirar que abrasa todo animal se aparta, si ella pasa.
Refiriéndose al “Limeña”, el contralmirante chileno Galvarino Riveros en nota dirigida un mes después al ministro de guerra de su patria José Francisco Vergara, decía: “Fondeado en la bahía fue incendiado, pero su casco quedó en buen estado para servir de chata.
La lluvia me obligó a refugiarme en una sábana recién lavada, y la limpieza siempre me ha dado escalofríos. Luego he cogido reuma en un ala, mientras me cobijaba bajo un casco de maceta abarrotado de gente.