París, que por largos siglos mereció dignamente el significativo nombre de Lutecia (ciudad del lodo), vio rebajar el mefitismo de su atmósfera y disminuir el número de fiebres intermitentes cuando en 1184 Felipe Augusto, incomodado en su propio palacio por la fetidez de las calles, mandó empedrarlas todas.
Gollum los lleva más allá de la ciudad de Minas Morgul, y por una escalera larga y empinada, hasta alcanzar la Torre de Cirith Ungol, en lo alto de las Ephel Dúath, es allí donde cruzan por Cirith Ungol, el antro de Ella-Laraña, un ser con forma de araña gigante que solo desea alimentarse y la destrucción de mundo, la trampa planeada por Gollum era internarlos en Cirith Ungol, en donde la oscuridad y la fetidez nublan los sentidos, Sméagol esperaba que Ella-Laraña devorara a los hobbits y recuperar el Anillo de los huesos de Frodo.
Así por el calor propio de la estación como por andar revueltos con las horruras del mar y no ser fácil enterrarlos en el terreno que ocupaban, por ser de cascajo o piedra zahorra e inundarse fácilmente, la fetidez era intolerable.
Como aquí no hay servicio de alcantarillado, las aguas servidas y otros desperdicios se arrojan al suelo, provocando una fetidez que se hace insoportable por la caída del calor.
El fenómeno se manifestó con mayor intensidad en el barrio universitario, donde también notaron una tufarada de insoportable fetidez.
Por lo que respecta a su vagina, era el receptáculo de todas las inmundicias y de todos los horrores, un verdadero sepulcro cuya fetidez hacía desmayarse.
Sólo distinguía en las tinieblas unas rayas horizontales y tenues de luz azulada. Notaba .también una insoportable fetidez y oía, por encima de él, unos ruidos blandos y furtivos.
Aquel rostro de rosa y cándida nieve, aquella divina boca de perlas y de claveles, aquellos ojos de fuego, aquella serena frente, que hace pocos días eran como un prodigio celeste, tornados en masa informe, hedionda y confusa vense, donde enjambre de gusanos voraz cebándose hierve. Tal espectáculo horrendo, y la
fetidez y peste que en torno se difundían, al gran concurso estremecen con terror pánico.
Ángel de Saavedra
Y dije a dos de ellos que envolvieran en un manto luminoso el cuerpo de José, el anciano bendito. XXVI. Y le dije: La fetidez de la muerte no tendrá poder sobre ti. Ni miasmas ni gusanos saldrán jamás de tu cuerpo.
Otros hay que imitan y expresan tan a la perfección el canto de las aves y las voces de las bestias y de otros hombres, que, sino se les ve, es imposible distinguirlos. No faltan algunos que, sin fetidez, emiten por el fondo sonidos tan armoniosos, que se diría que cantan por esa boca.
Y como yo no quisiese conformarme y me entregase a conjeturas -lo de siempre, lo natural cuando queremos de veras-, agregó el doctor: -El mal lo lleva desde hace tiempo en la masa de la sangre... El síntoma es la
fetidez.
Emilia Pardo Bazán
Tu librito debería haber traído consigo aires sicilianos y arcadios, no la fetidez pestilente del banquillo de los criminales ni el aire viciado de la celda de presidio.
Al punto un paje la tapa alza del féretro, y vese con sus regias vestiduras un cuerpo. Mas el ambiente con tal
fetidez se infecta, que el brillo las luces pierden.
Ángel de Saavedra
Se habían ido para siempre, llevándose mis ilusiones terrenales. »Todos los que me acompañaban huyeron ante el espectáculo horrible de vuestra esposa y ante la
fetidez que despedía.
Pedro Antonio de Alarcón