Todo lo puedo con Aquel Variante: "en Cristo" que me da fuerzas. En todo caso, hicisteis bien en compartir mis malos momentos. Y sabéis también vosotros, filipenses, que, en el comienzo de la evangelización, cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia me abrió cuenta de gastos y entradas, sino vosotros solos.
Todos los hijos del alba, la prole del alba, no serán de vosotros; sólo los grandes habladores se abandonarán a vosotros. Los del Mal, Los de la Guerra, Los de la Tristeza, Los de la Miseria, vosotros que hicisteis el mal, lloradle.
No supe cómo decirlo, al verlo en vos intentado sin verlo en mi conseguido. Mas ¡ay de mi!, que vos siempre salvarme habéis pretendido; pero aunque sin mi me
hicisteis, me habéis de salvar conmigo.
Pedro Calderón de la Barca
25¿Habéisme ofrecido sacrificios y presentes en el desierto en cuarenta años, casa de Israel? 26 Mas llevabais el tabernáculo de vuestro Moloch y Chiún, ídolos vuestros, la estrella de vuestros dioses que os hicisteis.
Señor, la vuestra el vítor mereciera cuando al León que el mar tiene domado, del Po habiendo ocupado la ribera de Francolino a donde muere ahogado, hicisteis tal, que aunque rugir lo oyera, no he de temer, si vos me estáis al lado.
Roger. Llégase a mí, y en voz pronunciada mal, «Uno (dijo) de los dos la vida aquí dejará.» ISABEL. Y ¿qué hicisteis? PEDRO. Yo, pensando que bien pudiera quizás mi muerte impedir alguna mayor infelicidad, crucé los brazos, y quieto esperé el golpe mortal.
Y he aquí que a su vez sus ollas, sus vajillas de barro, les hablaron: “Daño, dolor, nos hicisteis, carbonizando nuestras bocas, carbonizando nuestras faces, poniéndonos siempre ante el fuego.
Os llevasteis la tienda de Moloc y la estrella del dios Refán, las imágenes que
hicisteis para adorarlas; pues yo os llevaré más allá de Babilonia.
La Biblia (Nuevo Testamento)
Porque en estas palabras: «Cuando no hicisteis la limosna a uno de estos mis más mínimos siervos, a mi me la dejasteis de hacer», nos manifiesta claramente que no la hacen, aun cuando creen que la hacen.
5¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar? habéis hecho mal en lo que hicisteis. 6 Y como él los alcanzó, díjoles estas palabras.
7 Y os metí en tierra de Carmelo, para que comieseis su fruto y su bien: mas entrasteis, y contaminasteis mi tierra, é hicisteis mi heredad abominable.
Cuando la abuela echó de ver sus feas caras, cuando ella los vio, entonces la abuela se rió, la abuela no pudo contener la risa; al instante, fuéronse; ella no vio ya más sus caras. “¡Eh, abuela nuestra, se han ido a la selva! Abuela nuestra, ¿por qué hicisteis eso? Cuatro veces solamente probaremos.