Cuenta la
leyenda que anida en Arabia, y que cada cien años se da la muerte abrasándose en su propio nido; y que del rojo huevo sale una nueva ave Fénix, la única en el mundo.
Hans Christian Andersen
Rejuvenecida cada siglo, nacida entre las llamas, entre las llamas muertas; tu imagen, enmarcada en oro, cuelga en las salas de los ricos; tú misma vuelas con frecuencia a la ventura, solitaria, hecha sólo
leyenda: el Ave Fénix de Arabia.
Hans Christian Andersen
Los niños ignoran la
leyenda; de otro modo, oirían llorar al que se halla bajo la tierra, y el rocío de la hierba se les figuraría lágrimas ardientes.
Hans Christian Andersen
Recordó aquella
leyenda: Un día que había salido con un cesto lleno de viandas, la detuvo su esposo, que vigilaba estrechamente sus pasos, y le preguntó, airado, qué llevaba.
Hans Christian Andersen
Todos los que más tarde se pusieron aquel gorro de dormir tuvieron visiones y sueños; su propia historia se transformó en la de Antón, se convirtió en toda una
leyenda que dio origen a otras muchas.
Hans Christian Andersen
Mientras me explicaba el misterio de su forma especial, besaba las hojas y los pistilos que iba arrancando, uno a uno, de la flor que da nombre a esta
leyenda.
Gustavo Adolfo Bécquer
El nombre de "marchito erial" me pareció muy raro y teatral, y me pregunté cómo habría llegado a formar parte de las tradiciones de un pueblo puritano. Luego vi con mis propios ojos aquellas cañadas y laderas, y ya no me extrañó que estuvieran rodeadas de una leyenda de misterio.
Sin embargo, no pude obtener ninguna respuesta concreta, y lo único que saqué en claro era que el misterio se remontaba a una fecha mucho más reciente de lo que había imaginado. No se trataba de una vieja leyenda, ni mucho menos, sino de algo que había ocurrido en vida de los que hablaban conmigo.
¡Tanta superstición rebosaba en la mente de los invasores y los mestizos apóstatas! Nadie supo cómo, pero la imaginación y la fantasía acrecentaron la leyenda apoyada en el rumor y la ignorancia.
El vagabundo avanzaba arrogante y seguro de la victoria, como en la
leyenda wagneriana el valeroso Sigfrido marchaba al encuentro del dragón Fafner.
Vicente Blasco Ibáñez
Esta
leyenda, como la del Diluvio y la del Paraíso con su árbol de la ciencia, es de origen caldeo. Los hebreos no vacilaron, al confeccionar su historia religiosa, en robar sus leyendas a la Caldea, soñadora, imaginativa y novelesca.
Vicente Blasco Ibáñez
Se reemplazó el transparente quemado por otro que únicamente contenía lo siguiente: en la parte superior la leyenda: “América Libre”, y después un “Sol” y en la parte inferior: “25 de Mayo”.