—Se podía usted haber ahorrado ese trabajo —dijo Dupin— D, presumo, no está loco del todo; y si no lo está, debe haber previsto esas asechanzas; eso es claro. —No está loco del todo —dijo G —; pero es un poeta, lo que considero que está sólo a un paso de la locura.
Este funcionario, sin embargo, ha sido completamente engañado; y la fuente originaria de sus fracasos reside en la suposición de que el ministro es un loco porque ha adquirido fama como poeta.
A mí me llama hoy el hado, como diría un poeta trágico, y ya es hora de ir al baño, porque me parece mejor no beber el veneno hasta después de haberme bañado, y además ahorraré así a las mujeres el trabajo de lavar un cadáver.
Todos los locos son poetas; esto es lo que cree el prefecto, y es simplemente culpable de un "non distributio medii" al inferir de ahí que todos los poetas son locos. — ¿Pero se trata realmente del poeta?
EPÍLOGO CANCIÓN DE CIPRIANO Esta canción aparece interpretada por el autor, como cantor, casi veinte años después, en su disco Y a’i les van las otras... 1985, con el titulo de Era un
poeta… Volantería final.
Antonio Domínguez Hidalgo
El ministro, creo, ha escrito doctamente sobre cálculo diferencial. Es un matemático y no un poeta. —Está usted equivocado; yo le conozco bien, es ambas cosas.
Se encontraba en el fondo de un espacioso valle; ningún otro nombre hubiera podido aplicársele con más propiedad, ni ninguna otra cosa se adaptaba tan perfectamente a un nombre. Era como si un poeta hubiese acuñado la frase después de haber visto aquella región.
Las clases criminales están tan cerca de nosotros que incluso la policía puede verlas. Pero están al mismo tiempo tan lejos que sólo el poeta puede comprenderlas.
Texto Viendo Marco Bruto y los conjurados tan cercano su peligro, huyeron del alboroto que había causado Antonio, y recogiéndose en Ancio para aguardar que se resfriase el hervor del pueblo: lo que esperaban de la mudanza de la multitud, fácil y novelera, teniendo ellos de su parte al Senado, el cual castigó a los que sólo por el nombre mataron sin culpa a Cinna, un poeta amigo de César, entendiendo era el otro Cinna que había dicho mal dél; y asimismo había preso a los que habían ido a quemarles sus casas.
Y, por consiguiente, mi querido Simmias, replicó Sócrates, no podemos decir nunca, con la menor apariencia de razón, que el alma es una especie de armonía, porque no estaríamos nunca de acuerdo, me parece, ni con Homero el divino poeta, ni con nosotros mismos.
Es, pues, cierto que es joven y además delicado. Pero haría falta un poeta como Homero para cantar la delicadeza de este dios. Homero dice que Ate es diosa y delicada: «Sus pies, dice, son delicados, porque jamás los posa sobre la tierra, pues marcha pisando la cabeza de los hombres».
Por llamarse aquel poeta amigo y apasionado de César, Cinna, como el maldiciente que dijo mal de César, sin otra culpa que la equivocación del nombre, murió despedazado del furor del pueblo.