Se llama Venusberg, la montaña de Venus, una diosa de los tiempos paganos a quien llamaban Dama Holle; todos los niños de Eisenach lo sabían y lo saben aún. Con sus hechizos había atraído al caballero Tannhäuser, el
trovador del círculo de cantores de Wartburg.
Hans Christian Andersen
El poeta moderno, el cantor de las miserias presentes, de los vicios de nuestra sociedad, de las pasiones de nuestraas almas nutridas en un medio de corrupción y de incredulidad incomparables: el
trovador de las dudas, de las decepciones, del desencanto actual, no busca el sillón académico, ni el "visto bueno" de las Universidades; sufre, se plañe y lanza sus cantos a los cuatro vientos sin otro afán que el de ser comprendido por los que, como él, se encuentran enfermos de idénticos males.
Antonio Plaza
Pero la tristeza no rezaba con él y Molly; por eso se ponía a silbar una canción del
trovador Walther von der Vogelweide: - “¡Bajo el tilo de la campiña!” Y qué hermoso era especialmente aquello de: - “¡Frente al bosque, en el valle tandaradai!
Hans Christian Andersen
lle ego qui quondam… Yo soy aquel de entonces, el trovador romántico, el que en tu prez a miles sus versos prodigó: y acorde con aquéllos va a ser mi último cántico.
Venid á mí, yo canto los amores; Yo soy el Trovador de los festines; Yo ciño el harpa con vistosas flores Guirnalda que recojo en mil jardines: Yo tengo el tulipan de cien colores Que adoran de Stambúl en los confines, Y el lirio azúl incógnito y campestre Que nace y muere en el peñon silvestre.
Y vence, y su triunfo con vaga sonrisa Contempla y la sangre con júblio vé, y humea y es roja la tierra que pisa, respira sereno, no tiembla su pie. Mas, perdona hermosa mía, Perdona á tu trovador, Fué la pasión, fué el amor, Fué mi loca fantasía.
Era noble; había nacido entre el estruendo de las armas, y el insólito clamor de una trompa de guerra no le hubiera hecho levantar la cabeza un instante, ni apartar sus ojos un punto del oscuro pergamino en que leía la última carta de un
trovador.
Gustavo Adolfo Bécquer
Aquí el nocturno
trovador entonó una de aquellas coplas de largas cadencias y voluptuosa melodía que encierran toda la apasionada tristeza de unos trágicos amores andaluces.
Pedro Antonio de Alarcón
Francisco no sacó las manos de las mangas, ni alzó la cabeza sumida en la penumbra de la capucha. Con su hermosa voz musical, limpia y vibrante, de
trovador, murmuró: -Ve desnudo.
Emilia Pardo Bazán
La gloria es un rayo de luna. -¿Queréis que os diga una cantiga, la última que ha compuesto Mosén Arnaldo, el
trovador provenzal?
Gustavo Adolfo Bécquer
Y una trova te regala que trova de amores es y ninguna se la iguala; por eso vine de gala, trovador aragonés.» —«Yo a tu señor agradezco, —doña Blanca respondió— de un amor que no merezco esta prueba que me dió.
De los papelitos resultaba que, al aparecer en el mundo la Duchesini, ruiseñores, cisnes moribundos, malvises y bulbules habían pegado un reventón de envidia; que la llama del genio cercaba su frente (la de la Duchesini); que era «divina»; que había nacido del apasionado contacto de un
trovador y una hurí, y que al partir ella, Marineda, por algún tiempo transportada a la mansión de los ángeles, iba a caer en las tinieblas más profundas, en el limbo del dolor.
Emilia Pardo Bazán