vejete


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Sinónimos para vejete

viejo

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

Sinónimos para vejete

vejestorio

Sinónimos

Ejemplos ?
El vejete palabrero Que a poder de letuario, Acostándose Canario Se nos levanta jilguero, Su Jordán es el tintero, Y con barbas colorines Trae bigotes arlequines, Como el arco celestial.
Y el vejete me miraba con tal expresión de malicia y lástima, que me ruboricé, murmurando para adentro: «Este tío me conoce.» FIN
Como el nuevo virrey había subs- tituido el tratamiento de muy nobles señores que hasta entonces se daba á los cabildantes, con el de nobles señores dijo riéndose don Martín, en pleno Cabildo de Potosí:— Ya le enseñaremos á tener crianza á ese virrey de mojiganga, que viene asaz des- comedido en el escribir.— El vejete, que había sido siempre revoltoso, creía conservar aún los bríos de su mocedad y vol- ver á armar la gorda.
Sujeto a esta vigilancia, tenía, sin que él lo sospechara, al Director de la Biblioteca provincial, don Pantaleón Bonilla, un vejete muy distraído, como llama el vulgo al que jamás se distrae, al que siempre está atento a una cosa.
Algunas señoras se llevaban a los ojos una punta del guante, y en el paraíso, un vejete lloriqueaba metiendo la nariz en el embozo de la capa para sofocar sus gemidos.
Con esta charla llegamos a Ille, y pronto me encontré ante el señor de Peyrehorade. Era un vejete lozano y despierto empolvado, de nariz roja, de aspecto jovial y guasón.
iguiendo con mirada famélica el hervor del arroz en la paella, los segadores de la masía, escuchaban al tío Correchola, un vejete huesudo que enseñaba por la entreabierta camisa un matorral de pelos grises.
El alcalde, con los vecinos más notables, predicaba paz a los mocetones de las dos familias enemigas, y allá iba el cura, un vejete de Dios, de una casa a otra, recomendando el olvido de las ofensas.
Tanto subió de punto que la tertulia de abajo, con sus risotadas, sus taconeos, sus sillas removidas y todo su alegre trajín vino a ser la idea fija del señor de Morrión; idea que, ayudada por la debilidad mental y las manías, compañeras inseparables de los años provectos, consiguió dar al traste con la serenidad del vejete, persuadiéndole de que andaba sobre un volcán, o, para decirlo más claro, de que bajo sus plantas se tramaba alguna formidable conspiración semejante a la de Ortega, y de la cual resultaría Marineda el centro, siendo foco del incendio aquella misma casa.
Un vejete lloraba en silencio acurrucado en un rincón y sus lágrimas trazaban sinuosos surcos en la cobriza y arrugada piel de su tiznado rostro.
-No me parece muy correcto -decía el vejete, cuyas palabras sancionaba su mujer con cabezadas solemnes- no me parece muy correcto desacreditar a todo el sexo débil de un partido judicial entero, con el propósito de llamar la atención y atraer gente de dudosa procedencia y de malas costumbres.
De un salto salió de la espesura y con aire regocijado, meneando con vivacidad el rabo diminuto, fue a restregar el hocico para desprender las plumas en las piernas poco sólidas del vejete.