De la pared pendían las coronas que en ocasión de apoteosis solemne le habían sido ofrecidas: ni un átomo de polvo empañaba su follaje dáfneo. Su retrato al óleo, medio
velado por un crespón, se alzaba sobre dorado caballete a la luz más favorable.
Emilia Pardo Bazán
Ángeles como los que visitan a los escogidos en las visiones místicas cruzan sus calles, ora revistiendo altos cendales, la undosa cabellera sembrada de estrellas; ora, velado el divino semblante y derramando solo, el fulgor de su mirada.
La presencia de Dios y el misterio de la muerte sentíanse en el augusto silencio del recinto. Luctuosos paños pendían de las bóvedas en oscilantes pabellones,
velado estaba el altar como en cuaresma.
Tomás Carrasquilla
Al contemplarla así, enguantada, calzada de fino, oscilando el plumaje clorón sobre el cuello
velado de tul, ¡quién creyera que al volver a casa, depuesto el disfraz, cayese sobre ella todo el peso del menaje, porque no tenía criada, y la madre sufría violentos ataques de un asma que la impedía acercarse al fogón!
Emilia Pardo Bazán
No sé si esto es verdad; sólo sé que para que esa idea se haya difundido ha servido el que hayamos tenido la felicidad de ser un pueblo sin historia durante siglos enteros. La historia no ha
velado, con su falsa perspectiva, un hecho que creo se cumple en los demás pueblos peninsulares.
Miguel de Unamuno
Ésta alababa la boca, aquélla los pies, y todas juntas hicieron dél una menuda anatomía y pepitoria. Sola Leonora callaba y le miraba, y le iba pareciendo de mejor talle que su
velado.
Miguel de Cervantes Saavedra
Por la tarde el criado había dejado inadvertidamente abierta la ventana del gabinete; ésta, como es sabido, daba a una calle estrecha, y en la casa de enfrente, en una pobre habitación, se hallaba el cadáver de aquella joven desconocida, velado por la madre de Teresa.
El arco oscuro A mí llegó, cubrióme, y su grandeza Fue mayor y mayor, hasta que al cabo En sombra universal veló la tierra. Volví los ojos al volcán sublime, Que
velado en vapores transparentes, Sus inmensos contornos dibujaba De occidente en el cielo.
José María Heredia
CAPÍTULO QUINTO I El príncipe, después de un año de peregrinación, llega al fin al termino señalado por el genio. Este, durante las jornadas, fijos los ojos sobre su protegido, ha
velado día y noche por su vida hasta dejarlo en Cutac.
Gustavo Adolfo Bécquer
-Señorito Davy -dijo en voz baja y trémula cuando hubo cubierto el rostro de la muchacha-, doy gracias a nuestro Padre celestial porque mi sueño se ha realizado; le doy las gracias con todo mi corazón porque me ha guiado hasta encontrar a mi querida niña. Al decir estas palabras la cogió en sus brazos, mientras ella continuaba con el rostro velado.
Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre.
En vano a recio poste maniatado, de sus amigos por piedad velado está continuamente; más fiero cada día y más demente se torna el desdichado.