Yo no lo he conocido, pero mi abuelo aún se acordaba de haberlo visto cuando
visitaba a su madre y con las manos cruzadas sobre la panza esperaba el chocolate a la puerta de la barraca.
Vicente Blasco Ibáñez
Pesaba sus diez arrobas; cuando le hacían hábito nuevo, entraba en él toda una pieza de paño;
visitaba al día once o doce casas, tragándose en cada una sus dos onzas de chocolate, y cuando la madre de mi abuelo le preguntaba: -¿Qué le gusta más, padre Salvador: unos huevecitos con patatas o unas longanizas de la conserva?
Vicente Blasco Ibáñez
Parte de ese tiempo fue empleado en recorrer la costa del océano en las inmediaciones de Bahía Blanca, hacia Monte-Hermoso, para visitar los depósitos marinos estudiados por Darwin durante la expedición de Fitz-Roy, y hacer algunos estudios en Salinas Chicas y el río Colorado. Esos parajes que visitaba por primera vez, y con premura, son muy interesantes para el hombre estudioso.
Baluarte, que visitaba a la Serrano más que a otros artistas, porque era una de las pocas eminencias del teatro a quien tenía en mucho y a quien elogiaba con la conciencia tranquila, Baluarte jamás se había fijado en aquella joven que oía, siempre callada, desde un rincón del cuarto, ocupando el menor espacio posible.
Una sola vez ha llegado a hacérseme difícil esta interpretación ante el sueño en que un neurótico obsesivo
visitaba una vivienda en la que ya había estado dos veces.
Sigmund Freud
Al día siguiente, sin duda por los elogios que hizo en su convento de mi manera de obrar, me trajo a uno de sus cofrades, en cuyo culo tenía que aplicar manotazos con todas mis fuerzas; pero éste, más libertino y más observador, previamente visitaba con cuidado las nalgas de la mujer, y mi culo fue besado, lamido diez o doce veces seguidas, cuyos intervalos se llenaban con manotazos en el suyo.
Por aquel tiempo el escultor don Manuel Álvarez, que visitaba con frecuencia al duque de Campoverde, oyó contar a éste lo que había pasado entre don Jacinto y La Caramba, e inspirado en aquel suceso hizo la diminuta imagen de San Vicente, poniéndole por rostro el de don Jacinto, que acertó a retratar fielmente de memoria.
Todas las tardes la Bestia la
visitaba, y la entretenía y observaba mientras comía, con su conversación llena de buen sentido pero jamás de aquello que en el mundo llaman ingenio.
Jeanne-Marie Leprince de Beaumont
Me acuerdo de un médico que nos visitaba en el lugar, siendo yo niño, el cual no la abandonaba jamas; iba embozado en ella y no se desembozaba ni aun para tomar el pulso, tomándole por cima del embozo.
El ajusticiado, el verdugo de sí mismo, se creía el hombre más feliz del mundo. Su padre apenas le visitaba, y nunca le hablaba del genio ni de la misión del artista.
Pidiéndole a ella que me siguiera, me dirigí rodeando una punta hacia una pequeña franja de playa entre el mar y un muro de roca que cortaba toda vista o sonido del terreno que había tras él. En mi anterior vida, el lugar había sido un centro de recreo favorito cuando yo visitaba la costa.
Una ciudad estaba bañada por el sol del mediodía; sobre la que visitaba a continuación, la luna, quizá, estaba saliendo y estaban apareciendo las estrellas; mientras la tercera estaba envuelta en el silencio de la medianoche.