Aprovechando que mi compañera de habitación (mi amiga Lo) se ha ido a ver si encuentra algo en las rebajas, voy a poner al día un poco mi estancia por tierras francesas.
El día de navidad, por la noche, me subí al autobús que nos llevaría hasta irún para luego coger el tren. Allí estaba, claro está, Lo, que lo había cogido en su ciudad, acompañada por un olor profundo a vómito. Según ella, era un señor que se había sentado a su lado con un queso, pero aquello recordaba a otra cosa. Así que seguimos el viaje hasta que el que iba justo delante nuestro, se levantó para ir al baño y una nueva oleada de aromas gástricos inundó el autobús, haciendo que algunos ocupantes emitiesen sonoros suspiros de reprobación. Cuando volvió, le dimos una pastilla que teníamos para el mareo y se quedó dormido el resto del viaje. Pero el olor no mejoró durante las aproximadamente seis horas siguientes.
Después del autobús, el topo a Hendaya y luego el tren para llegar a nuestro destino, donde nos acogía nuestro amigo brasileño (creo que lo llamaba Fa). Por la ventanilla del tren se veía como el campo iba cambiando sus tonos verdes y marrones por uno cada vez más blanco. Y es que se había puesto a nevar y de hecho nuestro destino estaba cubierto por una pequeña capa blanca. Tras llegar por fin a nuestro destino y comer, tocó la visita de rigor a la ciudad (ciudad-ladrillo) que otrora me acogió como estudiante erasmus con la iluminación navideña. La catedral, la plaza principal, los callejones del casco anitguo, el río,... La verdad es que tiene mucho encanto, a pesar de estar bastante muerta a nivel bares y animación. Aprovechamos también para hacer un video para felicitarle las fiestas a una amiga (que está por África) y que da un poco igual hacer el ridículo ya que no hay mucha gente que nos conozca por aquí (y bueno, al fin y al cabo cada vez tenemos menos sentido del ridículo). Y por la noche nos fuimos a Toulouse, donde visto que somos muuuy originales acabamos en un bar de españoles tomando sangría.
Al día siguiente tocó día tranquilito de reposo. Por la noche fuimos de bares (bares porque hay dos) y en la cervecería donde estabamos Fa, Lo y unos amigos franceses, aproveché para decirle a Fa que era gay. Lo y yo, solemos hablar bastante, y cuando Fa a veces está a otra cosa y se mete en la conversación, medio en broma siempre le decimos que estamos hablando de sexo. Después me preguntó que como es que nunca hablaba de mi vida privada, que el me contaba sus escarceos amorosos y yo nunca le decía nada, y aproveché para decirle la verdad. Pareció bastante sorprendido, pero se lo tomó con humor. Más tarde me fui a pedir otra ronda de cervezas, y según me contó Lo más tarde, le preguntó si era verdad, que pensaba que le estaba gastando una broma. Y luego se fue Lo al baño, con lo cuál me quedé en un mano a mano con Fa durante un momento.
- Así que eres gay ¿eh?
- Pues si, si que lo soy
- Pues sabes, a mi me gustan también los chicos, además de las chicas. Aunque aquí en ciudad-ladrillo no ha habido nadie que me interese. Pero vamos, que también me gustan los chicos.
[Esta última frase vino acompañada de una patadita y una mirada "extraña". Pensando que igual eran imaginaciones mías no le presté mayor importancia]
- Bueno, ya, es que en ciudad-ladrillo no hay mucha gente así apetecible, jeje (No me iba a poner a hablar de francés interesante y otros en ese momento, por si)
- Bueno, pues eso que también me gustan los chicos.
[Y aquí vino otra mirada y otra patada que me quitó todas las dudas. Fa me estaba tirando los trastos. No solo acababa de sacar del armario su aparentemente bisexualidad sino que quería ligar conmigo. A pesar de que es simpático nunca me resultó atractivo, así que cambié de tema como si la cosa no fuera conmigo y luego ya llegó Lo y la conversación siguió por otros derroteros].
Por la noche, Fa, Lo y yo dormíamos en la misma habitación, pero no hubo ningún movimiento nocturno sospechoso. Quizá si Lo no estuviera con nosotros me hubiera encontrado con alguna sorpresa.
Al día siguiente nos fuimos de visita a Carcassonne, donde hacía un frío atroz entre los restos de nieve y el viento. La ciudadela está muy bien, después de la restauración que sufrió durante los siglos XIX y XX, y dentro de ella está lleno de tiendas, restaurantes y demás. Visitamos el castillo y la iglesia y comimos en un restaurante por allí. Tomamos un café que nos costó 3,20€ a cada uno (para que se hable luego del café a un euro) y cogimos un tgv de vuelta a casa con el que casi nos quedamos tirados en la estación, ya que llevaba una hora y media de retraso y llegamos a coger nuestro enlace (que era el último tren del día para ciudad-ladrillo) por los pelos. Y nos despedimos también de Fa, que se iba a pasar el fin de año con otros amigos por los Alpes y que nos decía que no sé quería ir, que prefería pasar más tiempo con nosotros, pero que ya estaba comprometido.
En nochevieja, Lo y yo teníamos previsto ir a Toulouse a cenar con unos amigos. Llegamos a la estación, nos paseamos un poco por la ciudad y cogimos el metro (ese que en realidad es un autobús pero subterráneo) para llegar a su casa. La cena resultó ser más en plan parejas. Unas botellas de vino, buena comida y una velada tranquila... Demasiado tranquila. Después de la cena, las campanadas, que en Francia es simplemente hacer la cuenta atrás cuando quedan diez segundos, y el champán. El resto de la noche lo pasamos jugando al poker y viendo la televisión francesa, que es al menos tan mala como la española. El resultado es que a las tres de la mañana estábamos en la cama. Si si, a las 3 de la mañana en nochevieja. Podríamos habernos ido de bares (suponiendo que hubiera alguno abierto), pero estaba previsto que nos quedáramos a dormir. Así que nos acostamos a la misma hora que cuando tenía 13 ó 14 años.
Estos días nos quedaremos en ciudad-ladrillo, al menos hasta el 5 o el 6, y así de paso aprovecho a que francés interesante estará por aquí ya este fin de semana. Ya he hablado con él y hemos previsto hacer una fiestecilla junto con otros amigos. Voy a ver si de paso le digo que soy gay, a ver que pasa, jeje. Así, aunque el sea hetero, pues bueno, por lo menos ya lo sabe y a lo mejor me encuentro con alguna sorpresa como con Fa, que nunca se sabe.