Por eso estamos extendiendo la calidad y cobertura de las salas cunas y de la educación preescolar, para que nuestras madres no tengan que optar entre el trabajo que necesitan y el cuidado del hijo que aman. Por eso creamos el Bono Bodas de Oro, para reconocer y premiar a las parejas que cumplen 50 o más años de matrimonio.
Las dignidades confiadas a su responsabilidad han sido las siguientes: Vicepresidente de la Agrupación Cultural "Atalaya"; Sub-Director del Semanario "Atalaya"; Presidente de la Asociación Cantonal de Periodistas de Zaruma; Consejero de la Federación Provincial de El Oro; Vocal de la Confederación de Periodistas del Ecuador; Presidente del Comité "Pro Bodas de Plata", de la Escuela Salesiana Don Bosco, de esta ciudad, en 1975, que se cumplieron con gran solemnidad; Vicepresidente de la Asociación de Municipalidades de El Oro, en 1976.
Mientras tanto, estuve tarareando una musiquilla que reconocí -a otro le hubiese quizá sido imposible- como el aria de Las
bodas de Fígaro: «Si el señor conde quiere bailar…, quiere bailar…, dígnese indicá_melo y yo tocaré.» Durante toda la tarde me había sentido de excelente humor, emprendedor y.provocativo, y había hecho blanco de mis bromas al camarero y al cochero, supongo que sin llegar a ofenderlos.
Sigmund Freud
-El diablo se lo dijera, respondí, y ella prosigue: -«¿Qué mayor dicha tuviera a ser tu señor judío? ¿Ni para qué se desvela nuestra niña en buscar trazas con que excusar bodas viejas?
El Cid manda una nota al rey para informarle de la conquista de Valencia; los condes de Carrión conocen la noticia y piden la mano de las hijas del Cid (casamiento no por amor sino por ambición y codicia), doña Elvira y doña Sol. Las bodas se celebran con el visto bueno del rey, una gran pompa y la desconfianza del Cid.
Dio priesa a su partida, por llegar presto a ver a sus hijos, y dentro de veinte días ya estaba en Murcia, con cuya llegada se renovaron los gustos, se hicieron las
bodas, se contaron las vidas, y los poetas de la ciudad, que hay algunos, y muy buenos, tomaron a cargo celebrar el estraño caso, juntamente con la sin igual belleza de la gitanilla.
Miguel de Cervantes
Quiero decir con esto lo siguiente: cuando la música inicia unos compases, cesando en seguida, y alguien comenta, como sucede en el Don Juan: «Esto es de Las
bodas de Figaro, de Mozart», surge en mí de repente una plenitud de reminiscencias, de las que por el momento no llega nada hasta la consciencia.
Sigmund Freud
Dijo el corregidor a don Juan que tenía por nueva cierta que su padre, don Francisco de Cárcamo, estaba proveído por corregidor de aquella ciudad, y que sería bien esperalle, para que con su beneplácito y consentimiento se hiciesen las
bodas.
Miguel de Cervantes
Allí está la suciedad limpia, la gordura rolliza, la hambre prompta, la hartura abundante, sin disfraz el vicio, el juego siempre, las pendencias por momentos, las muertes por puntos, las pullas a cada paso, los bailes como en
bodas, las seguidillas como en estampa, los romances con estribos, la poesía sin acciones.
Miguel de Cervantes Saavedra
Tenían ya bisnietos, y pronto celebrarían las
bodas de oro, aunque apenas se acordaban ya del día de su boda; el hada, desde el árbol, parecía tan satisfecha como esta de aquí.
Hans Christian Andersen
-Sí, justamente es hoy el día de sus
bodas de oro -intervino el hada del sabucal, metiendo la cabeza entre los dos viejos, los cuales pensaron que era la vecina que les hacía señas.
Hans Christian Andersen
Al poco rato se presentaron los hijos y los nietos; todos sabían muy bien que eran las
bodas de oro; ya los habían felicitado, pero los viejos se habían olvidado, mientras se acordaban muy bien de lo ocurrido tantos años antes.
Hans Christian Andersen