-Se ha dicho, siguió diciendo Diotime, que buscar la mitad de sí mismo es amar, pero yo pretendo que amar no es buscar la mitad ni el todo de sí mismo cuando ni esta mitad ni este todo son buenos; y la prueba, amigo mío, es que consentimos en dejarnos cortar el brazo o la pierna, aunque nos pertenecen, si juzgamos que estos miembros están atacados de un mal incurable.
Cuando una disputa o querella se suscita entre los Inmortales, por si alguno de los que habitan las mansiones olímpicas falta a la verdad, Zeus encarga a Iris que traiga de lejos el gran juramento de los dioses en un recipiente de oro, el agua helada de mucho renombre que fluye de un alto y escarpado peñasco. En abundancia bajo la anchurosa tierra mana del río sagrado por la negra noche, brazo de Océano.
La costurera, inmóvil, quizá ni escuchaba el murmullo sedoso y blando de las consoladoras frases. La señora, entonces, la cogió suavemente por un
brazo, la arrinconó y le secreteó algo más personal y directo.
Emilia Pardo Bazán
Ya salía a pie un ratito, apoyado primero en el
brazo de su mujer, después en un bastón, a cada paso más derecho, con menos temblequeteo de piernas.
Emilia Pardo Bazán
Vio de reojo el farol encendido, y tras un concentrado esfuerzo de atención, recobró la conciencia de sí mismo. En el
brazo derecho, desde el codo a la extremidad de los dedos, sentía ahora un dolor profundo.
Horacio Quiroga
Matasiete extendió, como orgulloso, por segunda vez el
brazo y el cuchillo ensangrentado y se agachó a desollarlo con otros compañeros.
Esteban Echeverría
Y momentos después salían del hondilón Antoñuelo y el de los Bigotes, dirigiéndose, cogidos del brazo, al saladero del Viruta, donde aguardaban al segundo, ya impacientes, los más caracterizados de los prohombres de pelo en pecho del barrio de La Muñeca.
-Sed, pues, testigos todos los que habitais el orbe; sedlo todos cuantos habeis cooperados á mis excesos, de que si ingrato y ciego me precipité, injurié al Omnipotente, al soberano, á los europeos y americanos, quisiera deshacer mis yerros con otras tantas vidas, cuantas ha producido, producirá y puede producier el brazo del Señor...
La figura más prominente de cada grupo era el carnicero con el cuchillo en mano,
brazo y pecho desnudos, cabello largo y revuelto, camisa y chiripá y rostro embadurnado de sangre.
Esteban Echeverría
Formaban en la puerta el más grotesco y sobresaliente grupo varios pialadores y enlazadores de a pie con el
brazo desnudo y armado del certero lazo, la cabeza cubierta con un pañuelo punzó y chaleco y chiripá colorado, teniendo a sus espaldas varios jinetes y espectadores de ojo escrutador y anhelante.
Esteban Echeverría
Papá, que entraba en ese momento, me detuvo del
brazo, y enterado por mamá de lo que yo había dicho, me empujó del hombro afuera, lanzándome de atrás: —Tu madre se equivoca; lo que ha querido decir es que ella y yo—¿lo oyes bien?—preferimos verte muerta antes que en los brazos de ese hombre.
Horacio Quiroga
Bajo el cielo y el aire candentes, a la descubierta por el abra de espartillo, el hombre devuelve a casa con su hijo, sobre cuyos hombros, casi del alto de los suyos, lleva pasado su feliz
brazo de padre.
Horacio Quiroga