CDG - Teoría Del Sujeto (Sociología)
CDG - Teoría Del Sujeto (Sociología)
CDG - Teoría Del Sujeto (Sociología)
Setiembre de 2009
CONTENIDO
1. SOCIOLOGIA FENOMENOLÓGICA
2. INTERACCIONISMO SIMBÓLICO
progress, and the completed act, between the meaning of the producer of a cultural object and
the meaning of the object produced, between the meaning of my own action and the meaning of
another´s action, between my own experience and that of someone else, between my self-
understanding and my understanding of another person. He does not ask how an actor´s
meaning is constituted or what modifications this meaning undergoes for his partners in the
social world or for a nonparticipating observer. He does not try to identify the unique and
fundamental relation existing between the self and the other self, that relations whose
clarification is essential to a precise understanding of what it is to know another person. To be
sure, Weber distinguishes between the subjectively intended meaning of an action and its
objectively knowable meaning. But he recognizes no further distinctions along this line and
pays as little attention to the ways in which an interpreter modifies meaning as he does to the
conceptual perspectives in which our fellow human beings are given to us (...) He naïvely fook
for granted the meaningful phenomena of the social world as a matter of intersubjective
agreement in precisely the same way as we all in daily life assume the existence of a lawful
external world conforming to the concepts of our understanding (op. cit., p. 7-9)
2
Que la posición de algunos fenomenólogos sea racionalista puede ser discutible. En realidad es
una forma de distinguir matices menos racionales frente a otros que aspiran a compatibilizar lo
racional con la experiencia existencial. Luckmann, por ejemplo, dice que del hecho de que el
agente sea consciente de su decisión, no se sigue todo puede someterse a cálculo, la acción no
es finalmente una actividad puramente racional. En especial, la misma decisión, por más que
descanse en reflexiones racionales, es algo totalmente distinto, a saber un acto volitivo, en
Teoría de la Acción Social (1996), Paidos, pp. 76-77. Una posición voluntarista es difícilmente
concebible como racionalista. De modo que el sentido en el que se afirma que hay
fenomenologías racionalistas, es sólo en función de los matices a partir de los cuales el
voluntarismo admite el cálculo y la reflexión racional.
3
Parece apropiado hacer el distingo entre filosofía social y teoría social. En tanto que la filosofía
social asume el corpus de lo social con un aparato epistemológico y ontológico, la teoría social
parece darle menor peso, si no además carecer, de uno y otro ángulos, quedándose en la
elaboración de lo social sin plantearse los problemas propiamente filosóficos que trascienden la
mera construcción y elaboración de la temática sociológica, separada y aislada de la base
filosófica en la que, expresa o tácitamente fundan sus explicaciones los “teóricos”.
Inversamente, es útil este distingo también, porque bien podría afirmarse que desarrollos como
el fenomenológico que aborda Schütz no son una sociología, sino más propiamente una
filosofía social. Y ello explicaría también la ausencia de una praxis sociológica en su discurso.
Parecería correcto afirmar que la teoría de Schütz carece de la praxeología de la acción. El
objeto de su teoría es efectivamente la acción social, pero la acción significativa en el sujeto,
desde quien se estructura la vida social, a quien se direcciona y orienta la vida social, y en quien
adquiere sentido la vida social. Pero la teoría de la acción de Schütz incide en el ámbito
clausurado de la significación, sin alcanzar a explicar ni el consenso ni el conflicto de intereses
que articulan los hombres, en la afirmación de sus hegemonías y sus relaciones sociales.
Esta corriente, pues, es una de las principales tendencias posteriores
al paradigma estructural, que refundan la sociología en el sujeto.
Para Schütz , en fin de cuentas, «el mundo social, es mi mundo».
TAS, p. 35
6
Op. cit., p. 17
9
Luckmann, TAS (1996), pp. 91 y 154. La ontogénesis es parte de la capacidad de actuar del
hombre, junto con la filogénesis, la historia biológica de nuestra especie, que concluyó con la
aparición del homo sapiens. A partir de mi existencia puedo hacer del homo sapiens con el que
llego al mundo, un homine sapiente, esto es, en palabras de Luckmann, un sujeto capaz de
aprender a captar y establecer sus impulsos y necesidades como intereses en relación con los
intereses de los demás hombres, poder dominar sus sentimientos espontáneos en relación con
las relaciones a largo plazo con el prójimo, apropiarse de alguna lengua y aprender a trabajar
y a sobrevivir con alguna tecnología con otros hombres, en una palabra, a ser personas
capaces de actuar (op. cit., p. 90).
10
PRS, p. 18. Esta referencia es importante tenerla presente, porque marcará también la
concepción de Schütz sobre la relación entre la acción del individuo y la estructura de la
sociedad. En la afirmación de que las tipificaciones nacen de la estructura social puede
encontrarse una posición intermedia entre quienes supeditan el sujeto a la estructura. Schütz
propondría una relación recíproca y bidireccional entre uno y otro aspectos. Dice Ritzer (Teoría
Sociológica Contemporánea, 1992) que si bien el individuo puede crear algunas tipificaciones,
la mayoría de ellas son preconstituidas y derivadas de la sociedad (op. cit., p. 269)
En el mismo sentido, Luckman (TAS, 1996), dice que la sociedad es producto de la acción,
pero, en cierto sentido, la acción se transforma también en un «producto» de la sociedad (op.
cit., pp. 12-13). La sociedad, afirma Luckmann, crea las condiciones para que los hombres
puedan en general actuar; y para que lo hagan de la manera que lo hacen. Sin ninguna
que dispongo, me organiza el mundo en pistas iluminadas por una
matriz exclusiva: la de las coordenadas de mis experiencias
biográficas anteriores. Ese es mi respaldo para simplificar la multitud
amenazadora de situaciones que enfrento instante a instante, diaria
y cotidianamente (11). Sólo cuando me encuentro sin receta es que
debo exigirme una adaptación, una respuesta singular, una nueva
fórmula para manejar las situaciones nuevas (12)
(2) La intersubjetividad
sociedad no sería posiblela acción social; sin una sociedad histórica determinada no sería
posible la respectiva acción determinada. Más adelante incluso afirmará que los actos no sólo
están condicionados por la «sociedad histórica», sino también hasta cierto punto
determinados por ella (op. cit., pp. 90-91)
11
(diacronía)
16
Op. cit., p. 20
17
Op. cit., p. 21
18
Loc. cit.
22
Contemporáneos
(diacronía)
(3) La Acción
23
Op. cit., p. 22
24
Loc. cit.
25
Loc. cit.
26
Loc. cit.
27
28
Op. cit., p. 23
29
Loc. cit.
30
Loc. cit.
31
Loc. cit.
32
Op. cit., p. 24. Esta afirmación es también conocida como el teorema de Thomas.
33
Loc. cit.
34
Loc. cit.
horizonte en que queda constituida. Los objetos son vistos como
parte de un horizonte (35). La propia acción también. La acción de los
demás igualmente. Los actos son realizados porque la tipificación del
mundo permite proyectar mis actos en función de la regularidad
presunta depositada en mis experiencias previas. La acción es
posible porque parto de la idealización del siempre-puedo-volver-a-
hacerlo (idealisierung des «Ich kann-immer-wieder»), esto es,
de la fantasía proyectiva que va conformando el depósito de tipos
que genera el y-así-sucesivamente (und-so-weiter) (36). La condición
de determinable del futuro cercano ahorma mis acciones y la forma
que quiero que tengan (37).
Loc. cit.
36
Op. cit., p. 25
38
Loc. cit.
39
Luckmann llama a los proyectos utopías prácticas. Dice que son utopías porque son algo irreal,
esto es, representan lo futuro en un presente-como-si. Y dice que son prácticas porque anticipan
el futuro más irreal en un presente que adviene como posibilidad real. El futuro, añade
Luckmann, motiva las utopías prácticas del presente Cfrse. TAS, pp. 53 y 61.
40
PRS, p. 26
41
Loc. cit.
Igualmente, en tanto que los motivos «para» forman una categoría
subjetiva, los motivos «porque» forman una categoría objetiva (42).
Dice Luckmann de los motivos «para» que cada paso del acto es un
paso «para» (...). La cadena de motivos «para» está claramente
prescrita en la perspectiva temporal del futuro, más exactamente, en
un presente dirigido hacia un futuro. El futuro de que se trata aquí es
inefectivo como futuro; sólo es efectivo en tanto que
representación actual del futuro (43). En el caso de los motivos
«porque», al contrario, pueden retrotraerse tan lejos como se quiera,
sin que se llegue propiamente a un fin (44), con ellos se apela a un
esquema de causación o explicación causal, por tanto susceptible del
uso de recursos de indagación propios de las ciencias naturales (45), y
son ajenos a la subjetividad: se espera que los motivos «porque»
sean objetivos, en tanto que los motivos «para» la relación es
propiamente con la interpretación subjetiva del sentido, con la
conciencia del actor (no con conceptos propiamente psicológicos,
como la introspección o las actitudes) (46).
42
Loc. cit.
43
TAS, p. 59
44
Op. cit., p. 60
45
Loc. cit.
46
Loc. cit.
47
Op. cit., p. 27
49
Op. cit., p. 28. Negar la fundamentación ontológica a partir de los objetos ubica a la
fenomenología en una metafísica del sujeto, y lo aparta del realismo filosófico
50
Op. cit., p. 30
52
Loc. cit.
53
Op. cit., p. 18
55
Loc. cit.
56
La falacia de esta teoría consiste, dice Schütz, en sustituir la realidad social por un mundo
ficticio, promulgando para las ciencias sociales principios metodológicos que, si bien han
resultado exactos en otros campos, han demostrado ser un fracaso en el dominio de la
intersubjetividad (loc. cit.)
57
Op. cit., 19
58
«olvidado» del mundo social, en el cual él es el protagonista (59). El
punto de vista subjetivo pretenderá encargarse no solamente de la
pregunta sobre el significado del mundo social para el observador (el
científico), sino igualmente sobre el sentido que tiene el actuar del
actor-observado dentro del mundo social (60)
Op. cit., p. 20
59
Loc. cit.
60
Loc. cit.
61
Op. cit., p. 22. Es conveniente reparar la capacidad de determinar mi propia orientación que
tienen los objetos del mundo social. Puede tener que hacer con la determinación de la
estructura sobre la acción.
63
Loc. cit.
64
Op. cit., p. 23
La característica distintiva de la acción de acuerdo a Schütz es que es
determinada por un proyecto que la precede. Esto es, la acción
siempre es precedida por un proyecto. El proyecto es temporalmente
anterior a la acción. La conducta, distinta a la acción, carece de un
plan proyectado (65).
65
Op. cit., p. 24. Dice Schütz que el proyecto es acción concebida y decidida en tiempo futuro
perfecto (loc. cit).
En su Teoría de la Acción Luckmann distinguirá entre tipos de actos. Hay algunos actos en los
que su inminencia elimina la distinción entre proyecto y acción. El objetivo final del proyectar y
el objetivo final del actuar fueron concebidos y perfeccionados en el mismo acto sin que medie
en realidad mayor representación. El fantasear del proyecto y la decisión se volvieron uno. No
hubo tampoco el esperar del proyecto, porque el obrar se anticipó a la espera. El horizonte de la
acción fue clausurado antes de que el núcleo temático del proyecto se dilate. Analíticamente
proyecto y acción se superponen en el tiempo, y el proyecto no la precede. No hay umbral qué
atravesar. El momento inicial y el momento final la acción son uno solo. No hubo solución de
continuidad entre el elegir uno u otro proyecto y la decisión y ejecución instantánea de la
acción. Además, el acto volitivo es también el mismo proyecto y la decisión (TAS, pp. 73-87).
66
Es indispensable tener presente que en su «Sobre las Realidades Múltiples», había dicho
Schütz que distinguía entre comportamiento y conducta, porque en tanto el comportamiento se
refiere a todo tipo de experiencias espontáneas subjetivamente provistas de sentido, sean las
de la vida interior o las que se insertan en el mundo externo, la conducta es un concepto que
incluye también manifestaciones espontáneas no provistas de sentido, como los reflejos (en
PRS, p. 200). Aparentemente este distingo no fue indispensable para los propósitos de su
artículo “El Mundo Social y la Teoría de la Acción Social”.
ETS, p. 25
67
Op. cit., p. 24
68
(anonimia)
(intimidad)
(anonimia) Ego (anonimia)
Predecesores (intimidad) Sucesores
Asociados
Contemporáneos
(anonimia)
Op. cit., p. 25
70
Op. cit., p. 26
71
Loc. cit.
72
Loc. cit.
73
Loc. cit.
quiero que el Otro me responda, y actúo para que el Otro me
responda. Espero y cuento con que que el Otro me responderá.
1.3 RECAPITULACIÓN
74
Op. cit., p. 27. También Berger y Luckmann, The Social Construction of Reality (1967), p. 31
75
Op. cit., p. 28
76
77
78
Los términos enfatizados en negrita provienen del enfoque y terminología empleada por
Anthony Giddens. Ver su The Constitution of Society. Outline of the Theory of Structuration
(1984), p. 139
79
Hans Joas, “Interaccionismo simbólico”, en La Teoría Social, hoy (editado por Anthony
Giddens, Jonathan Turner y otros, Alianza Editorial, 1987). Op. cit. 115. Dice Joas que la
escuela de Chicago consistía más bien en un complejo entramado de pensadores e
investigadores más o menos importantes cuyas influencias mutuas es difícil reconstruir ahora
(loc. cit.). En el artículo “El interaccionismo” de B. Fisher y A. Strauss (en Historia del
Análisis Sociológico, 1978), estos autores señalan que los sociólogos, tanto los que pertenecen
a esta tradición como los que son ajenos a ella, parecen tener en mente imágenes algo
dispares cuando escriben sobre el interaccionismo, y dicen que a quienes se incluyen en esta
corriente se les llama “interaccionistas” o “escuela de Chicago”, o “tradición de Chicago”, y en
ella se incluye a Howard Becker y a Erving Goffman, tanto como a Herbert Blumer en su
condición de vocero autorizado tanto de la tradición como de su fundador, George H. Mead
(op. cit., p. 522)
colectiva y resolución colectiva del problemas (80). Según esta
corriente :
83
Cfrse. Las Teorías Sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial. Análisis Multidimensional
(1995). Op. cit. 179. El individualismo normativo consistiría en la respuesta del individuo a
partir de la cual determina la actitud que adopta. Es el proceso de autoindicación a partir del
cual el individuo da un significado a las cosas, y actúa sobre la base de dicho significado. Para
Alexander, Blumer pinta un ingenuo cuadro de libertad y autorrealización en un mundo
esencialmente estable (op. cit., p. 181)
84
George Ritzer (1993), Teoría Sociológica Contemporánea, p. 215. Blumer, sin embargo,
declaró expresamente que se basaba, principalmente, en el pensamiento de Mead (realismo
filosófico y preponderancia de la sociedad sobre el individuo). Ver El Interaccionismo
Simbólico: Perspectiva y Método (1982), p. 1. Jeffrey Alexander (TSSGM) dice sobre el
posicionamiento de Blumer, que retrocede al aspecto individualista del pragmatismo y se
aparta de Peirce y Mead; su insistencia en el antiformalismo y la experiencia equivale a una
posición individualista opuesta a la fuerza social (op. cit., p. 178). Dice también Alexander
que el interaccionismo simbólico da al actor plena soberanía (...) El actor es proteico, un
determinante totalmente indeterminado, el misterioso, romántico y espontáneo creador de todo
el mundo (...) Para hallar el significado de una situación, el actor se remite a sí mismo (loc.
cit.)
2.1.1 Naturaleza del interaccionismo simbólico
(1) los seres humanos actúan en relación con las cosas, sobre la
base del significado que las cosas tienen para ellos;
85
Ibid., p. 2
86
Op. cit., p. 3
87
Op. cit., p. 2
88
Op. cit., p. 3
encuentra, por ejemplo, en los estudios de actitudes sobre asuntos
determinados, tales como la prostitución, por ejemplo (89).
Loc. cit.
90
Loc. cit.
93
Loc. cit.
Cada individuo toma posición ante los significados antes de actuar.
No se trata de una aplicación automática e indiscriminada. El sujeto
discierne, juzga, interpreta y toma posición frente a los significados
que recibe. Los procesa y los retorna con el valor agregado de su
interpretación. La utilización del significado por una persona en el
acto que realiza implica un proceso interpretativo, afirma Blumer (94)
Una y otra etapa son parte del proceso formativo, señala Blumer,
en el que los significados son utilizados y revisados como
instrumentos para la orientación y formación del acto. Es necesario
entender que los significados desempeñan su papel en el acto a
través de un proceso de auto-interacción (97). Hay pues un
momento de auto-generación del significado, y uno segundo de
reproducción y retorno del significado con el agregado individual
(98).
94
Loc. cit.
95
Loc. cit.
96
Loc. cit.
97
Loc. cit.
98
Parece útil advertir la familiaridad que existe entre esta concepción del significado y la manera
como William James concibe el conocimiento. Dice James que el conocimiento tiende a
agregarse gradualmente, a incrementarse, a sumarse, a adicionarse, conforme adquirimos más
experiencias en nuestra relación con el mundo (Pragmatism and other essays, 1963, Ed.
Washington Square Press, pp. 73-86). James cree en el pluralismo noético, esto es la
propiedad del conocimiento de llegar de modo individual y separado a cada individuo, y la
negación de la unidad del conocimiento (no hay una sola concepción de la verdad de las cosas,
sino tantas como personas hay en el mundo). La agregación se justifica porque James establece
distintos planos, no jeraquizados del conocimiento. En el plano del sentido común, cada
individuo tiene su personal percepción de los fenómenos y éstos se le presentan aislados y, en
casos, inconexos. Es el conocimiento naif de la realidad, anterior al conocimiento científico y al
conocimiento crítico. Y dice James que common sense is better for one sphere of life, science
for another, philosophic criticism for a third; but whether either be truer absolutely, Heaven
only knows. El mundo corpuscular y etérico es una condición aparente y temporal de
conocimiento. El mundo es like coordinates or logarithms, only artificial short-cuts for taking
us from one part to another of experience´s flux. Aparentemente el pluralismo noético de
James resulta ser el marco epistemológico más aparente para la concepción que tiene Blumer de
la aprehensión y procesamiento del significado.
Sobre la base de estas premisas Blumer elabora su esquema
analítico, el mismo que está integrado por seis ideas radicales: (1)
la naturaleza de la vida en las sociedades y grupos humanos; (2) la
naturaleza de la interacción social; (3) la naturaleza de los objetos;
(4) el ser humano como agente; (5) la naturaleza de la acción
humana; y, (6) la nterconexión de la acción.
99
Op. cit., p. 5
100
Loc. cit.
101
Loc. cit.
102
Op. cit., p. 6
intervienen como factores positivos en la formación del
comportamiento del individuo, que ha de lograr que su línea de
acción encaje de alguna manera en las actividades de los demás
(103).
103
Loc. cit.
104
Op. cit., p. 7
105
Loc. cit.
106
Loc. cit.
107
Loc. cit.
108
Loc. cit.
La interacción social consiste por tanto para Blumer en tener en
cuenta los actos ajenos en el momento de realizar los propios (109).
De ahí que conciba que la vida de todo grupo humano constituye
necesariamente un proceso de formación y no un simple ámbito
de expresión de factores preexistentes (110). El comportamiento
individual, tanto como las acciones colectivas son formadas dentro y
a través de este proceso contínuo, afirma Blumer.
Los objetos, afirma Blumer, son todo aquello que la gente señala o a
lo que hace referencia (112). Para el interaccionismo simbólico de
109
Op. cit., p. 8
110
Loc. cit.
111
“Consecuencias sociológicas del pensamiento de George Herbert Mead”, en El
interaccionismo simbólico: perspectiva y método, p. 50
112
Loc. cit.
Blumer la naturaleza de un objeto -de todos y de cada uno de ellos-
consiste en el significado que éste encierra para la persona que
como tal lo considera (113). Jeffrey Alexander dice que equiparar la
naturaleza con el significado es un serio error (114).
113
PMIS, p. 8
114
TSSGM, p. 178. Repárese que la distinción establecida por Alexander supone una toma de
posición respecto a la posibilidad de conocimiento del mundo. Alexander asume una posición
fundacional, esto es, asume que existe un tipo de base externa y objetiva del conocimiento, un
stratum que sirve de medida y criterio distinto a la percepción individual. Alexander cree, en
suma, que existe un tipo o clase de conocimiento privilegiado o preferente del mundo, a partir
del cual es posible juzgar absolutamente las cosas. La posición de Blumer se encuentra en la
antípoda, en tanto que no postula una jerarquización entre los conocimientos individuales del
mundo. Todo conocimiento es un conocimiento individual. Y todo conocimiento es significado
del mundo para un individuo. Es una perspectiva epistemológica no absoluta, no realista. Por el
contrario, es una forma clara de relativismo epistemológico.
115
Ibid., p. 8
116
Loc. cit.
117
Como reconoce el propio Alexander, cada presuposición cierra ciertos caminos aunque abra
otros (TSSGM, p. 21). Las presuposiciones son las tradiciones predominantes en el
pensamiento social (op. cit., p. 17), y no habría razón para no advertir que el propio Alexander
no participe del descarrilamiento que es inherente a la posición presuposicional desde la cual él
enfoca y critica el descarrilamiento de Blumer (op. cit., p. 22). Las presuposiciones son los
supuestos más generales de cada sociólogo en su enfrentamiento con la realidad (op. cit., p.
18). Por confesión del propio Alexander, la posición individualista paga un alto precio teórico
por la libertad y tal precio equivale a un voluntarismo poco realista y artificial al actor en la
sociedad y el diseño moral de la teoría individualista alienta la ilusión de que los individuos
no necesitan de otros ni de la sociedad en su conjunto (op. cit., p. 20)
tanto que Alexander concibe el realismo (opuesto al individualismo
analítico) como una mejor lectura de la relación entre el hombre y la
naturaleza. Para Blumer, como para cualquiera de los extremos del
pragmatismo, el de Charles Peirce, o el de William James, la realidad
no tiene otro sentido que el de las representaciones que tenemos del
mundo ante el cual estamos posicionados (118). Blumer afirma que el
mundo externo es lo que significa para cada individuo, pero no niega
que exista significados comunes. El significado no es propio de la
cosa en sí. El significado es convencional. Depende de las
atribuciones de sentido que adscriban quienes se comunican sobre el
mundo. El conocimiento o naturaleza de las cosas en sí no es materia
de la que quepa afirmarse nada categóricamente. Son las
indicaciones que recibimos de otros el único dato de que
disponemos para afinar nuestro conocimiento y comprensión de las
cosas, del mundo.
118
Op. cit., p. 51
120
Op. cit., p. 9
dice que en lo que concierne a su significado los objetos son
creaciones sociales. En cuanto no nos refiramos al significado del
mundo, contrariamente, los objetos no son creaciones sociales. No
tienen significatividad para la actividad social. Los objetos son
significativos en tanto son referente de los individuos. Sin dicha
naturaleza no tienen significado. Por eso dirá Blumer que los objetos
carecen de status fijo, a menos que su significado se vaya
configurando mediante las indicaciones y definiciones que las
personas hacen de ellos (121). Los objetos, y el mundo, son variables,
cambiantes y el cambio se produce como resultado del proceso y de
la interacción entre individuos.
Esta percepción del agente tiene que ver con el concepto de self de
Mead. El self, o el sí mismo, es un proceso en el que se percibe el
tránsito entre la subjetividad del “yo”, y la objetividad del “mí”
(cuando el yo es percibido como objeto de sí mismo). La percepción
121
Loc. cit.
122
Op. cit., p. 11
123
Loc. cit.
124
Op. cit., p. 10
125
Loc. cit.
del propio “yo” nos coloca en posición de hacer algo con respecto al
mismo, en lugar de limitarnos a darle expresión (126). Ser agente
quiere decir hacer frente y manipular el mundo mediante un proceso
definitorio, en lugar de limitarse a responder (127), quiere decir que el
individuo queda obligado no sólo a llevar a cabo su acción, sino a
elaborarla (128). Mediante su elaboración cada acto colectivo en el
que el individuo participa se vuelve un acto significativo. El dicho
acto el individuo ha manifestado su diferencia, su caracter irrepetible
y distintivo.
126
CSPGHM, p. 47
127
Loc. cit.
128
Loc. cit.
129
Op. cit., p. 12
130
PMIS, p. 12
El comportamiento comunitario no pierde su rasgo constitutivo de
haber sido elaborado mediante un proceso interpretativo al afrontar
las situaciones en las que la colectividad se ve abocada a actuar (131).
El acto humano es en esencia un acto individual y la configuración
del acto colectivo como resultado de la interacción de la persona no
resta lo individual de su constitución. El acto colectivo se constituye
como acto de individuos. No tiene constitución ajena a los individuos
que interactúan, que interactúan y cuya interacción es precedida por
el proceso de formación de indicaciones e interpretaciones, las
mismas que tienen como punto de partida la auto-interacción y la
auto-indicación. La acción colectiva o conjunta, dirá Blumer, es el
resultado de dicho proceso de interacción interpretativa (132).
Op. cit., p. 13
133
Loc. cit.
134
135
Op. cit., p. 14
136
Loc. cit.
137
Loc. cit.
cuenta con regulación autónoma, y con una dinámica propia. Habría
que admitir, señala Blumer, lo que es evidente, es decir, que el
amplio y diverso abanico de sujetos participantes que ocupan
distintos puestos en una de estas redes emprenden sus acciones en
dichos puestos basándose en la utilización de determinados
conjuntos de significados (138).
Quiere decir que el eje de las redes de acción colectiva no debe verse
en un conjunto de reglas de relación abstractas. Debe insistirse en el
punto de inicio y término de toda acción colectiva: el proceso de
significación del acto colectivo generado en cada unidad de tales
redes. El significado se genera, se forma y se procesa al interior de
cada individuo. La acción colectiva interconecta significados,
designaciones e interpretaciones. La acción colectiva es lo que los
individuos designan e interpretan.
Op. cit., p. 15
139
Loc. cit.
140
Loc. cit.
contenido. Es un concepto vacío. La realidad social son procesos
locales de toma de decisión colectiva, es el contínuo proceso de
designaciones o indicaciones, e interpretaciones que realizan los
individuos cada vez que optan y definen una situación que apela a su
interpretación.
141
TSSGM, p. 183
142
SIS, p. 66
143
Loc. cit.
144
Op. cit., p. 67
Blumer, al atribuir al azar la causa del orden (145). El orden para
Blumer es un resultado natural de la libre interacción entre
individuos. No es un logro predeterminado voluntariamente por el
concierto de miembros de la comunidad. El orden no es planeado. El
orden es espontáneo.
Dice Alexander que Blumer cae en una trampa al reconocer la sociedad como una organización
en cuyo marco se produce la acción social, aunque no es un marco que determine el resultado
de la misma (TSSGM, p. 183). Afirma Alexander que Blumer debe introducir explicaciones
colectivas residualmente (loc. cit.) pero que al negar los determinantes colectivos equivale al
azar y que al negar los determinantes colectivos y reconocer marcos colectivos equivale a
abrazar la indeterminación (loc. cit.)
146
PMIS, p. 15
147
Loc. cit.
nos pide que concibamos a un actor sin memoria decisiva de los
acontecimientos pasados, un actor que -cuando menos- nunca ha
pasado de actitudes iniciales a creencias generalizadas (148).
Alexander dice que ello le parecería muy improbable como
descripción de los asuntos humanos (149)
148
Loc. cit.
150
Loc. cit.
151
PMIS, p. 15
actividades de los individuos participantes, sino también de una
conexión vertical con la acción precedente (152)
Exploración
Op. cit., p. 27
154
Op. cit., p. 26
La exploración, dice Blumer, no se halla sujeta a ningún conjunto de
técnicas en particular (155). Y dice además que su máxima es utilizar
cualquier procedimiento éticamente lícito, que ofrezca las mayores
posibilidades para obtener un cuadro lo más exacto posible de
cuanto acontece en el área de vida social estudiada (156)
1. la observación directa;
2. la entrevista;
3. escuchar conversaciones;
4. informes sobre la vida real;
5. cartas y diarios;
6. documentos públicos;
7. discusiones de grupo, etc.
Una última referencia que da Blumer sobre este método es que uno
de los aspectos interesantes del estudio exploratorio es que el
informe descriptivo, más completo, que suele ofrecer, proporciona
frecuentemente una explicación adecuada al problema planteado,
sin necesidad de recurrir a ninguna teoría ni esquema analítico (159).
Lo cual permitiría afirmar que una buena descripción equivale a una
explicación. Y una buena descripción no requiere necesariamente de
las formalizaciones ni de las formalidades exigidas por el cánon de
los metodólogos.
155
Op. cit., p. 30
156
Loc. cit.
157
Op. cit., p. 31
158
Loc. cit.
159
Op. cit., p. 32
Inspección
Loc. cit.
161
Op. cit., p. 33
162
Loc. cit.
El interaccionismo, dice con claridad Blumer, no sucumbe a la mítica
creencia de que un estudio, para ser científico, tiene que
configurarse de forma que se acomode a un protocolo preestablecido
de investigación científica, como por ejemplo, el procedimiento de
trabajo de las ciencias físicas superiores, concibiendo de antemano
un modelo lógico o matemático fijo, encasillando el estudio en la
rígida disciplina de los experimentos de laboratorio, imponiéndole un
marco matemático o estadístico determinado, organizando el estudio
con arreglo a unas variables preestablecidas, o limitándolo a un
procedimiento normalizado concreto, como es el caso de la
investigación estadística (163)
(1) El investigador debe procurar ver los objetos tal como los
actores los ven (166), de forma que no adopte el papel de
especialista intruso, para lo cual requiere aptitudes especiales
para situarse en el puesto de una persona o comunidad. La
eficacia de su trabajo dependerá por lo tanto de que pueda
cultivar esta capacidad de asumir los papeles ajenos, al igual
que sucede con cualquier otra habilidad potencial (167) y de que
163
Op. cit., p. 35
165
Op. cit., p. 36
166
Op. cit., pp. 37-38
167
Op. cit., p. 38
pueda dejar de ser siervo de sus propias imágenes
prefabricadas (168).
Loc. cit.
175
Op. cit., pp. 42-43
organizaciones sociales son una ordenación de personas
vinculadas recíprocamente en sus actos respectivos y busca la
explicación de las actividades de dichas organizaciones en el
modo en que los participantes definen, interpretan y afrontan
las situaciones a su nivel respectivo (176). El concepto de
sistema sirve sólo en tanto es útil para marcar los límites en los
que quedan definidas las diversas concatenaciones sociales.
2.1.4 RECAPITULACIÓN
Op. cit., p. 44
178
Loc. cit.
representación que hace un sujeto de su mundo y el de los demás,
en tanto que el interaccionismo no se interesa tanto por el
significado mismo y la representación, sino por el fenómeno o hecho
externo de la interacción entre dos o más personas mediante
indicaciones (designaciones) o interpretaciones (lecturas) de los
(gestos)actos de los demás. El significado para el interaccionismo
es un producto social, que resulta del proceso de formación de
acciones y decisiones. La acción para la sociología fenomenológica
es conducta autoconciente proyectada por un actor.
2.2 El Interaccionismo en Erving Goffman
El orden de interacción
Fisher y Strauss dirán, no obstante, que Goffman fue formado en el Departamento de Sociología
de Chicago, donde debió recibir la influencia de Hughes, un interaccionista, y que compartía
con dicha escuela su enérgico, inconfundible y reiterado antideterminismo. La tesis central de
Goffman sobre el determinismo, según Fisher y Strauss, era que si tipos específicos de
estructuras sociales proveen el material para la evolución de ltipos específicos de sí mismo,
empero no determinan completamente las acciones del individuo, y sin duda que no
determinan en forma absoluta su sí mismo en evolución (op. cit., p. 548)
Op. cit., p. 70. Giddens aclara, sin embargo, que Goffman no dice nada sobre el inconciente y,
es más, que piensa que su importancia es casi insignificante para la vida social (loc. cit)
Association. El tema y título de dicho discurso fue “el orden de
interacción”. Aborda el terreno impreciso del funcionamiento del
orden social en el contexto de situaciones de interacción o, en sus
palabras, la conexión entre el orden de interacción y los elementos
de organización social. (...) los rasgos del orden de interacción (...)
que se apliquen a mundos macroscópicos (182). Para desarrollar este
tema, Goffman divide su exposición en diez secciones. Las primeras
cuatro son introductorias a los conceptos de situación, de interacción
y de orden social. Sólo las seis últimas serán dedicadas al objeto
central de su discurso.
182
Erving Goffman, “El Orden de Interacción”, en Los Momentos y sus Hombres (1991), p. 185
183
Erving Goffman, “El Orden de Interacción”, en Los Momentos y sus Hombres (1991), p. 174
192
Loc. cit.
193
Loc. cit.
199
Loc. cit.
201
A
(sujeto observador)
B mundo
(sujeto observado) (objeto observado por B)
A
(sujeto observador)
B A
RELACION COGNITIVA
A B
Op. cit., p. 180. Es ilustrativa la referencia al orden en Goffman. Lo ubica entre quienes se
oponen a posiciones conservadoras. En todo caso, se trata de una posición crítica frente al status
quo que él cree se sustenta con una y otra concepciones, antes que la suscripción del estado de
cosas. Queda pendiente definir si la explicación que él ofrece llega a remontar la dificultad que
él encuentra en ellas.
206
Ibid., p. 185
211
Op. cit., p. 182
focalización de la atención hacia otro, ni se observa por tanto
mayor relación (o relación sustancial o significativa) de turnos
de intercambio entre las personas que pasan, o están
estacionadas, una al lado de la otra.
212
Loc. cit.
213
Op. cit., p. 183
214
Giddens , TCS (1984), p. 71
215
Ibid., p. 183
216
Loc. cit.
atienden mayormente otra cosa que su atención. Dice
Goffman que en este tipo de situaciones se da un foco visual y
cognitivo.
Loc. cit.
219
Op. cit., p. 185
220
Loc. cit.
225
Loc. cit., p. 193
226
Loc. cit.
227
Loc. cit.
a-cara con la estructura social. A través del examen de los
acoplamientos puede determinarse cómo la estructuración de
preferencias en el trato o en los turnos (quién hace qué, quién se
viste cómo) genera una categorización o tipificación de papeles
comunes en una estructura social (228)
Op. cit., p. 193. Vale la pena reparar en la analogía que hará Niklas Luhmann con la
membrana que aisla los sistemas del ambiente. La membrana es el punto de contacto entre el
ambiente y el sistema, y es también la barrera a partir de la cual se desarrolla, hacia adentro, el
juego de reacciones y complejizaciones con los cuales los sistemas responden las
complejizaciones del ambiente externo. La membrana de Goffman actúa como filtro. La
membrana de Luhmann también es filtro. La diferencia parece ser que para Goffman la
membrana son reglas de transformación. Obviamente estas reglas de transformación son las
que dotarán de identidad a una colectividad, en función de su adscripción, precisamente, a las
mismas reglas de transformación. Para Luhmann la identidad está generada a partir de la
cohesión del sistema, de la agrupación sinergética de funciones que desarrollan una respuesta
típica común ante similares estímulos externos.
230
Op. cit., p. 197
231
232
Loc. cit.
238
Loc. cit.
239
Op. cit., pp. 193-194. Dice literalmente Goffman, que el hecho de que la actividad
interaccional dependa de factores externos a la interacción -cosa tradicionalmente pasada
por alto por aquellos de nosotros que nos centramos en los contactos cara a cara- no implica
por sí mismo que dependa de estructuras sociales.
En las líneas finales de su discurso, Goffman insiste en una propuesta
metodológica que formuló antes Blumer. Y es que yo creo, decía
Goffman, que la vida social existe para que la estudiemos con
métodos de naturalista sub specie aeternitatis. Desde la
perspectiva de las ciencias físicas y biológicas la vida social humana
es sólo una costra irregular enla cara de la naturaleza, no
especialmente susceptible de análsis sistemático profundo (240). Una
posición, otra vez, que no permite encajonamientos, y que prefiere
mantener la libertad de espíritu del investigador, sin caer en
expectativas rígidas que en vez de acercar al hombre a la
comprensión del mundo lo alejan de él.
2.2.1 RECAPITULACIÓN
El gran aporte de Goffman al paradigma del sujeto ha sido la visión del desdoblamiento
del sujeto entre su self y su yo, en el contexto de una situación (la escena teatral) en la
cual el self representa papeles conforme la percepción más conveniente y apropiada en el
juicio del yo.
240
El desensamblaje del yo permite también percibir contextos a los cuales las personas
ofrecen respuestas seriadas, repetidas, típicas, que se eslabonan en una madeja social (el
contexto). Las relaciones establecidas son conformadas por acciones individuales, en las
cuales puede encontrarse el sentido y racionalidad de la interacción para cada persona, a
la vez que la materia prima con la que queda tejida la red de funciones y roles sociales.