Esteve. Principio de Precaución
Esteve. Principio de Precaución
Esteve. Principio de Precaución
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cisin un dao al medio ambiente, sobre todo si se tiene en cuenta que en muchos
casos sus totales efectos slo se hacen perceptibles al cabo de un dilatado periodo de tiempo; ms compleja an suele resultar la determinacin de las causas que
produjeron el dao, puesto que con frecuencia concurren intervenciones humanas, por ejemplo emisiones contaminantes en niveles superiores a los permitidos,
con factores exclusivamente naturales, como puedan ser densidades atmosfricas
o la propia direccin de los vientos en un momento dado.
Esta incerteza no slo se hace patente en la apreciacin o valoracin de unos
hechos, como los apuntados a ttulo de ejemplo, ya producidos algo que importa
particularmente a la potestad sancionadora o a la determinacin de responsabilidades, civiles o penales, sino tambin, significativamente, a la toma de decisiones
o a la adopcin de medidas preventivas; nos hemos podido percatar de ello al estudiar el moderno rgimen de autorizaciones ambientales: hay en ellas una clara
remisin a la evolucin tecnolgica y se reconoce que las referencias tcnicas del
momento sern superadas muy posiblemente en un futuro inmediato. Se reconoce aqu tambin la fugacidad e incertidumbre del entorno tecnolgico de las instalaciones y actividades que constituyen el objeto de las autorizaciones ambientales y los sofisticados procedimientos que las preceden.
El verdadero e ingente reto para el Derecho en estas situaciones tan frecuentes
en materia ambiental es el de la adopcin de decisiones en un entorno con frecuencia incierto. Se trata de casos en los que la ciencia no ha alcanzado todava una
certeza sobre los efectos que un producto, una tecnologa, una materia nueva puedan tener sobre el medio ambiente; puede que exista incluso controversia entre
cientficos o puede que, como con toda lgica se plantea por el vertiginoso ritmo
de la innovacin tecnolgica, no se disponga todava de datos y experiencias significativas para cimentar conclusiones definitivas: la ciencia reclama as un tiempo,
que suele ser dilatado, para conocer con una mnima certeza los efectos sobre el
medio ambiente; ni la ciencia est obligada a decidir ni est sujeta a normas con
estas pretensiones.
En cambio, el Derecho o, si se quiere, los poderes pblicos e instancias jurdicas
tambin, por supuesto, las autoridades locales en la rbita de sus muy relevantes
competencias en la materia, s que han de decidir inexcusablemente: un procedimiento administrativo, lo mismo que un proceso judicial, ha de concluir necesariamente con una decisin que puede ser, por supuesto, una decisin negativa,
preventiva si se quiere, como la de no autorizar una instalacin o un producto por
sus posibles riesgos ambientales, pero decisin al fin, y, desde luego, como tal ser
percibida por quien solicita la autorizacin y, como tal decisin tambin, podr ser
objeto de recurso.
El reto, pues, que se le plantea al Derecho ambiental y, en nuestro caso de
manera particular, a las administraciones locales en estos casos es, ni ms ni
menos, que el de la decisin jurdica en situaciones de incerteza cuyo origen est,
predominantemente, en los avances cientficos y tecnolgicos. En unos casos ser
una incerteza que podemos calificar de originaria: las nuevas tecnologas nos sitan
ante posibles riesgos, que por la propia novedad de esos productos e instalaciones, tienen un margen de incertidumbre; en otros casos podemos encararnos ante
situaciones de incerteza sobrevenida: los avances del conocimiento cientfico
1. Con mayor desarrollo y detalle sobre todas estas cuestiones relativas al riesgo y la incertidumbre, J. ESTEVE PARDO,
Tcnica, riesgo y Derecho, Ariel, Barcelona, 1999; en la misma lnea, vid. tambin, M. TARRS VIVES, El Derecho ante los
riesgos de la modernidad: El principio de precaucin, Actas del II Congreso Internacional de Tecnotica, Barcelona, 2003.
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lar de la instalacin carga con la prueba de la causalidad del dao para demostrar
as que no fue su instalacin la causante del dao y no son las vctimas las que,
con las dificultades para ellas prcticamente insuperables derivadas de la complejidad tcnica, han de soportar esa carga probatoria.
Una presuncin de este tipo se introdujo en la Ley alemana de responsabilidad
por daos ambientales. La doctrina jurdica vena insistiendo all en la necesidad de
reforzar la posicin de quienes sufran un dao y tenan que designar, probndolo
sin ningn conocimiento experto y sin acceso a las instalaciones, al causante del
dao. Tras una tramitacin muy debatida, esta ley acogi estos nuevos planteamientos es la instalacin presumiblemente causante la que tiene la carga de la
prueba para liberarse de la responsabilidad y se ha convertido en una norma de
referencia, muy influyente, para los ordenamientos europeos.2
En general, este nuevo tipo de presunciones basculan sobre la industria y los sectores con potencialidad contaminante cargndoles con presunciones negativas en
expedientes tales como los de responsabilidad por daos o los sancionadores.
Naturalmente pueden contradecir y destruir esa presuncin, aportando lo que el
Derecho exija para ello, tradicionalmente material probatorio en contra.
Pues bien, es precisamente en esta lnea orientada a la destruccin de presunciones
donde el ms reciente Derecho ambiental conoce novedosos e interesantes desarrollos. La propia normativa ambiental que establece estas presunciones negativas, en
contra de la industria, es la que con frecuencia seala la va para eludir esas presunciones o para destruirlas, y esa va suele ser la de la sujecin a frmulas voluntarias de
autorregulacin. As, la sujecin de una instalacin a un sistema de gestin ambiental
y a ecoauditoras puede, y en ciertos casos hay afirmaciones legislativas explcitas en
tal sentido, enervar alguna presuncin en contra de la propia instalacin que, con el
objeto de superar una situacin de incerteza, la propia norma haba establecido.3
En otros casos, lo que las normas establecen es lo que convencionalmente podramos llamar una presuncin institucional. Se trata de una presuncin en favor de lo
que dictamine o establezca una determinada institucin o agencia, generalmente
configurada por la propia norma y que suele situarse en la lnea, muy desarrollada
por la propia normativa europea, de las agencias independientes con cometidos
centrados en ofrecer asesoramiento de carcter tcnico y cientfico a las instancias
polticas de decisin.
De esta forma, el rgano al que le corresponde la decisin no ha de verse bloqueado por la incertidumbre que pudiera derivarse de la existencia de opiniones
diversas, a menudo contrapuestas, que pudieran ofrecerse desde diversos centros
de la comunidad cientfica, y puede encontrar cobertura para su decisin en la presuncin a favor de una determinada agencia o entidad a la que se le reconoce se
le presume un conocimiento experto y certero sobre la materia de que se trate.
2. Vid. CAIZARES LASO, A. y RODRGUEZ TAPIA, J. M., La nueva regulacin alemana en materia de responsabilidad por
daos causados al medio ambiente, en Anuario de Derecho civil, 1994, pg. 209 y ss.
3. Sobre estas acciones y reacciones del Derecho ambiental al endurecer sus exigencias y presunciones ante
la industria y las nuevas medidas de proteccin, por lo general a travs de frmulas autorreguladoras que a la propia
industria se le ofrecen y desarrolla, vid. J. ESTEVE PARDO, Derecho del medio ambiente, Marcial Pons, Madrid-Barcelona,
2005, en especial, pg. 100 y ss.
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Con carcter genrico y programtico, la precaucin se afirma en diferentes convenios y declaraciones internacionales sobre el medio ambiente, teniendo al efecto una especial repercusin la Conferencia de Ro de Janeiro de 1992.
Pero es, sin duda, en el Tratado de la Unin Europea donde el principio de precaucin encuentra su cobertura normativa ms importante y su marcada orientacin en favor de la proteccin del medio ambiente. En su artculo 174, el Tratado
Constitutivo de la Comunidad Europea establece que la poltica de la Comunidad
en el mbito del medio ambiente [...] se basar en los principios de cautela y de
accin preventiva [...].
De su originario y especfico entorno medioambiental, el principio de precaucin
se extendi fcilmente a la proteccin de la salud, y es en este mbito donde tuvo
sus primeras y ms trascendentes aplicaciones, entre las que destaca el caso de las
vacas locas y las medidas de excepcin que se adoptaron.4 Con estas primeras experiencias y con el objetivo de perfilar este principio, ofreciendo as una referencia ms
segura y unitaria, la Comisin de la Unin Europea aprob un texto desprovisto de
carcter normativo, la Comunicacin sobre el uso del principio de precaucin. Un
texto de gran significacin por cuanto en l se tratan de manera resuelta las condiciones y presupuestos para el recurso al principio de precaucin, as como sus posibles efectos y lmites. La relevancia de este documento queda realzada por directivas y reglamentos europeos stos, como se sabe, tienen un efecto normativo
inmediato sin necesidad de transposicin que acogieron plenamente sus criterios.
5. Vid. J. ESTEVE PARDO, El principio de precaucin: Decidir en la incerteza, en Romeo Casabona, C. (ed.), Principio
de precaucin, biotecnologa y Derecho, Comares, Bilbao-Granada, 2004.
6. Un sector novedoso y muy sensible en la apreciacin de la opinin pblica en el que se plantean incertidumbres
que podramos caracterizar como originarias en el estudio de F. J. SANZ LARRUGA, La proteccin jurdica ante las radiaciones y la contaminacin electromagntica, Thomson-Aranzadi, Pamplona, 2004, con destacada atencin a la operatividad del principio de precaucin en este mbito, en especial pg. 159 y ss. y 227 y ss.
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No puede as, en modo alguno, relacionarse el principio de precaucin con tecnologas arraigadas, con experiencia sobre su funcionamiento y sobre las que no
existen nuevos conocimientos que desvelen riesgos hasta entonces desconocidos.
Por poner un ejemplo, una estacin transformadora de energa elctrica plantea por
supuesto riesgos diversos, de incendio o de otro tipo, pero son riesgos bien conocidos y de los que se tiene una dilatada experiencia, en paralelo a la existencia
misma de estas instalaciones. No hay, por tanto, una incerteza significativa que
tampoco deriva de nuevos conocimientos, y por ello no tiene sentido alguno
invocar el principio de precaucin como se ha hecho en este caso por alguna
Administracin y cierta jurisprudencia.
Esta situacin de riesgo e incerteza ha de ser debidamente acreditada y, sobre
todo, contrastada por la autoridad pblica que pretende adoptar una decisin
sobre la base del principio de precaucin. No basta, en absoluto, que un centro de
investigacin o un laboratorio alerte sobre los posibles riesgos de una actividad o
un producto; es necesario que esa advertencia se contraste con informes fiables y
se acredite as una situacin de incerteza, de riesgo real y significativo para el
medio ambiente.
rizatorios, que han superado con holgura los controles establecidos, que incluso
se sujetan a un sistema de gestin ambiental y ecoauditora, pueden ser objeto de
medidas gravosas y drsticas el cierre de la instalacin, el cese de la actividad, la
retirada del producto, u otras por el estilo si se acredita un estado de incerteza y
riesgo grave para el medio ambiente. Las medidas tpicas del principio de precaucin son as medidas gravosas, restrictivas, rescisorias.
En ocasiones, sin duda con la idea de dulcificar este importante rasgo caracterstico, gravoso y aflictivo, del principio de precaucin, se sitan bajo su rbita ciertas medidas positivas como puedan ser el impulso y apoyo a estudios y programas
de investigacin para alcanzar un conocimiento cierto y seguro sobre ciertas actividades y tecnologas susceptibles de producir de riesgos ambientales. Esto es algo
que se apunta en la propia Comunicacin de la Comisin Europea sobre el principio de precaucin a la que nos hemos referido.
Pero lo cierto es que este tipo de medidas positivas en modo alguno pueden adscribirse al principio de precaucin en su configuracin especfica por cuanto estas
medidas no suponen decisin alguna. Las medidas propias del principio de precaucin son decisiones pblicas en un entorno de incerteza y ah la precaucin
tiene una manifestacin restrictiva, gravosa para quien genera el riesgo. Slo en un
sentido genrico, la tradicional idea de prudencia a la que nos hemos referido
podra acoger bajo su rbita todas las actuaciones, incluyendo estudios e investigaciones de base, orientadas a superar la incertidumbre y actuar con prudencia.
Todas las medidas caractersticas del principio de precaucin en su genuino sentido tienen como nota comn la de excepcionar, ante la incerteza y riesgo que se
aprecia, el rgimen jurdico que resultara aplicable. En esencia, el efecto ms contundente y caracterstico del principio de precaucin es el de imponer una suerte
de estado de excepcin el rgimen vigente queda en suspenso justificado en
valoraciones e informes de carcter cientfico que alertan sobre la existencia de
riesgos aun cuando las actividades que presuntamente los generan cumplen con la
normativa vigente. Resulta as muy delicada, cuando no polmica y controvertida,
la aplicacin de las medidas restrictivas propias del principio de precaucin; de ah la
necesidad de fijar con rigor sus presupuestos, en la lnea que ya hemos sealado,
y sus lmites.
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En algunos casos estas medidas pueden tener una intensidad relativa, carentes
de fuerza vinculante; as ocurre, por ejemplo, cuando las autoridades pblicas previenen oficialmente sobre los riesgos o, si se quiere, sobre las incertidumbres en
torno a sus posibles efectos negativos de un producto, dejando la decisin final a
los consumidores. sta podra ser una medida proporcionada si los riesgos que se
aventuran son de escasa entidad y podra ser una frmula acertada de gestin de
la incerteza desde el momento en que no hay una decisin unitaria y contundente trasladando la decisin final a, o compartindola con, los particulares. Pero, en
cualquier caso, se trata de una medida gravosa, como todas las basadas en el principio de precaucin, en cuanto que la advertencia oficial afecta sin duda negativamente a quien ofrece el producto en cuestin.
El segundo lmite se proyecta en el tiempo; es el lmite temporal. Las medidas
gravosas caractersticas del principio de precaucin han de tener una duracin
limitada, mientras se mantenga la situacin de incertidumbre que las origin. Es
deber de los poderes pblicos hacer lo posible mediante estudios, investigaciones o cualquier otra actuacin para superar un estado de incertidumbre que,
como presupuesto del principio de precaucin y de las decisiones que sobre su
base se adoptan, est en el origen de unas medidas que normalmente son gravosas y restrictivas para las instalaciones o actividades que supuestamente generan
un riesgo.
Debe tenerse en cuenta que el mismo transcurso del tiempo es un factor de
superacin de la incerteza. Los hipotticos efectos negativos se irn manifestando
o no se mostrarn en absoluto, en ambos casos el paso del tiempo reduce la incertidumbre. Ya no es la misma que se tena cuando se invoc el principio de precaucin. Puede que con el tiempo la incertidumbre se supere del todo porque, fatalmente, se produjeron los daos o porque se demuestra de manera contundente la
ausencia de riesgos o puede que an se mantenga en menor medida.
En cualquier caso, tanto el deber de superacin de la incertidumbre como la
reduccin de la misma por el transcurso del tiempo, reafirman el lmite temporal
del principio de precaucin. Las medidas que se adopten en base al mismo: primero, son limitadas en el tiempo y, segundo, habran de estar sujetas a revisin,
bien por el transcurso del tiempo como, por supuesto, por la adquisicin de nuevos conocimientos que reduzcan o superen del todo la situacin de incertidumbre
por la que se invoc el principio de precaucin. La autoridad que adopte medidas
de excepcin en base a este principio debera tambin, por el carcter excepcional
y restrictivo de stas, promover o reclamar actuaciones para superar la situacin de
incertidumbre que las justifica.7
7. Como inequvocamente se afirma en la Comunicacin de la Comisin de las Comunidades Europeas sobre el recurso al principio de precaucin, de 2 de febrero de 2000, el mantenimiento de las medidas adoptadas en base a este principio depende de la evolucin de los conocimientos cientficos, a cuya luz deben volver a evaluarse, lo que implica que
las investigaciones cientficas debern proseguir para obtener datos ms completos. Las medidas basadas en el principio de precaucin deben ser revisadas y, si fuere necesario, modificadas en funcin de los resultados de la investigacin cientfica y del seguimiento de su impacto.