Guillen Nicolas - Songoro Cosongo
Guillen Nicolas - Songoro Cosongo
Guillen Nicolas - Songoro Cosongo
Prlogo
Prlogo? S. Prlogo... Pero nada grave, porque estas primeras pginas deben ser frescas y verdes, como ramas jvenes. Realmente, yo soy partidario de colocar los prlogos al final, como si fueran eplogos. Y en todo caso, dejar los eplogos para los libros que no tengan prlogo. Por otra parte, un prlogo ajeno tiene cierta intencin provisional de cosa prestada. Despus de impreso el libro, el autor que le puso al comienzo unas lneas del amigo debe vivir con el sobresalto de que ste se las pida: -Dice Menndez que cuando usted termine con el prlogo. se lo mande... Y a lo mejor, es para emplearlo en otra obra. Para prestrselo a otro amigo. Mi prlogo es mo. Puedo decir, pues -aclarado lo anterior- que me decido a publicar una coleccin de poemas en virtud de tenerlos ya escritos. En esto soy un poco ms honrado que ciertos autores cuando anuncian sus obras sin haber redactado una sola lnea de ellas. Casi siempre, dicho anuncio aparece en el primer libro, con un ttulo lleno de goma: Obras en preparacin. Y en seguida, una lista que comprende varios tomos de poesa, crtica, teatro, novela... Todo un mundo de aspiraciones, pero con muy cortas alas para el vuelo. [114] No ignoro, desde luego, que estos versos les repugnan a muchas personas, porque ellos tratan asuntos de los negros del pueblo. No me importa. O mejor dicho: me alegra. Eso quiere decir que espritus tan puntiagudos no estn incluidos en mi temario lrico. Son gentes buenas, adems. Han arribado penosamente a la aristocracia desde la cocina, y tiemblan en cuanto ven un caldero. Dir finalmente que estos son unos versos mulatos. Participan acaso de los mismos elementos que entran en la composicin tnica de Cuba, donde todos somos un poco nspero. Duele? No lo creo. En todo caso, precisa decirlo antes de que lo vayamos a olvidar. La inyeccin africana en esta tierra es tan profunda, y se cruzan y entrecruzan en nuestra bien regada hidrografa social tantas corrientes capilares, que sera trabajo de miniaturista desenredar el jeroglfico. Opino por tanto que una poesa criolla entre nosotros no lo ser de un modo cabal con olvido del negro. El negro -a mi juicio- aporta esencias muy firmes a nuestro coctel. Y las dos razas que en la Isla salen a flor de agua, distantes en lo que se ve, se tienden un garfio submarino, como esos puentes hondos que unen en secreto dos continentes. Por lo pronto, el espritu de Cuba es mestizo. Y del espritu
hacia la piel nos vendr el color definitivo. Algn da se dir: color cubano. Estos poemas quieren adelantar ese da. N. G. La Habana, 1931. [115]
Llegada
Aqu estamos!
La palabra nos viene hmeda de los bosques, y un sol enrgico nos amanece entre las venas. El puo es fuerte y tiene el reino. En el ojo profundo duermen palmeras exorbitantes. El grito se nos sale como una gota de oro virgen. Nuestro pie, duro y ancho, aplasta el polvo en los caminos abandonados y estrechos para nuestras filas. Sabemos dnde nacen las aguas, y las amamos porque empujaron nuestras canoas bajo los cielos rojos. Nuestro canto es como un msculo bajo la piel del alma, nuestro sencillo canto. Traemos el humo en la maana, y el fuego sobre la noche, el cuchillo, como un duro pedazo de luna, apto para las pieles brbaras: traemos los caimanes en el fango, y el arco que dispara nuestras ansias, y el cinturn del trpico, y el espritu limpio. [116] Traemos; nuestro rasgo al perfil definitivo de Amrica. Eh, compaeros, aqu estamos! La ciudad nos espera con sus palacios, tenues como panales de abejas silvestres; sus calles estn secas como los ros cuando no llueve en la montaa. y sus casas nos miran con los ojos pvidos
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de las ventanas. Los hombres antiguos nos darn leche y miel y nos coronarn de hojas verdes. Eh, compaeros, aqu estamos! Bajo el sol nuestra piel sudorosa reflejar los rostros hmedos de los vencidos, y en la noche, mientras los astros ardan en la punta de nuestras llamas, nuestra risa madrugar sobre los ros y los pjaros. 30
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Aqu el que ms fino sea, responde si llamo yo. Habr quien llegue a insultarme, pero no de corazn; habr quien me escupa en pblico, cuando a solas me bes... [118] A se, le digo: -Compadre. ya me pedirs perdn, ya comers de mi ajiaco, ya me dars, la razn, ya me golpears el cuero, ya bailars a mi voz, ya pasearemos del brazo, ya estars donde yo estoy: ya vendrs de abajo arriba, que aqu el ms alto soy yo! 30
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toda la sangre de nuestro caaveral. De seguro que t no vivirs al tanto de ciertas cosas nuestras, ni de ciertas cosas de all, porque el training es duro y el msculo traidor, y hay que estar hecho un toro, como dices alegremente, para que el golpe duela ms. Tu ingls, un poco ms precario que tu endeble espaol, slo te ha de servir para entender sobre la lona cuanto en su verde slang mascan las mandbulas de los que t derrumbas jab a jab. En realidad acaso no necesitas otra cosa, porque como seguramente pensars, ya tienes tu lugar. Es bueno, al fin y al cabo, hallar un punching bag, eliminar la grasa bajo el sol, saltar, sudar, nadar, [120] y de la suiza al shadow boxing, de la ducha al comedor, salir pulido, fino, fuerte, como un bastn recin labrado con agresividades de black jack. Y ahora que Europa se desnuda para tostar su carne al sol y busca en Harlem y en La Habana jazz y son, lucirse negro mientras aplaude el bulevar, y frente a la envidia de los blancos hablar en negro de verdad.
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Mujer nueva
Con el crculo ecuatorial ceido a la cintura como a un pequeo mundo,
la negra, mujer nueva, avanza en su ligera bata de serpiente. Coronada de palmas como una diosa recin llegada, ella trae la palabra indita, el anca fuerte, la voz, el diente, la maana y el salto. [121] Chorro de sangre joven bajo un pedazo de piel fresca, y el pie incansable para la pista profunda del tambor. 5
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Madrigal
De tus manos gotean las uas, en un manojo de diez uvas moradas. Piel, carne de tronco quemado, que cuando naufraga en el espejo, ahma las algas tmidas del fondo.
Madrigal
Tu vientre sabe ms que tu cabeza y tanto como tus muslos. sa es la fuerte gracia negra de tu cuerpo desnudo. Signo de selva el tuyo. con tus collares rojos, tus brazaletes de oro curvo, y ese caimn oscuro nadando en el Zambeze de tus ojos.
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Canto negro
Yambamb, yambamb! Repica el congo solongo, repica el negro bien negro; congo solongo del Songo baila yamb sobre un pie. Mamatomba, serembe cuseremb. El negro canta y se ajuma. el negro se ajuma y canta, el negro canta y se va. Acuememe seremb. a; yamb, a. Tamba, tamba, tamba, tamba. tamba del negro que tumba; [123] tumba del negro, caramba, caramba, que el negro tumba: yamba, yamb, yambamb! 15
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Rumba
La rumba revuelve su msica espesa con un palo. Jengibre y canela... Malo! Malo, porque ahora vendr el negro chulo con Fela. Pimienta de la cadera, grupa flexible y dorada:
rumbera buena, rumbera mala. En el agua de tu bata todas mis ansias navegan: rumbera buena, rumbera mala. Anhelo el de naufragar en ese mar tibio y hondo: fondo del mar! [124] Trenza tu pie con la msica el nudo que ms me aprieta: resaca de tela blanca sobre tu carne triguea. Locura del bajo vientre, aliento de boca seca; el ron, que se te ha espantado, y el pauelo como rienda. Ya te coger domada, ya te ver bien sujeta, cuando como ahora huyes, hacia mi ternura vengas, rumbera buena; o hacia mi ternura vayas, rumbera mala. No ha de ser larga la espera, rumbera buena; ni ser eterna la hacha, rumbera mala; te doler la cadera, rumbera buena; cadera dura y sudada, rumbera mala... [125] ltimo trago!
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Chvere
Chvere del navajazo, se vuelve l mismo navaja: pica tajadas de luna, mas la luna se le acaba; pica tajadas de canto, mas el canto se le acaba; pica tajadas de sombra, mas la sombra se le acaba, y entonces pica que pica carne de su negra mala.
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Pap Montero! En el solar te esperaban, pero te trajeron muerto; fue bronca de jaladera, pero te trajeron muerto; dicen que l era tu ecobio, pero te trajeron muerto; el hierro no apareci, pero te trajeron muerto. Ya se acab Baldomero: zumba, canalla y rumbero! Slo dos velas estn quemando un poco de sombra; [127] para tu pequea muerte con esas dos velas sobra. Y aun te alumbran, ms que velas, la camisa colorada que ilumin tus canciones, la prieta sal de tus sones y tu melena planchada. Ahora s que te rompieron, Pap Montero! Hoy amaneci la luna en el patio de mi casa; de filo cay en la tierra y all se qued clavada. Los muchachos la cogieron para lavarle la cara,
mamey p'al que quiera sangre,que me v Triguea de carne amarga,ven a ver mi carretn;15carretn de palmas verdes,carretn;carretn de cuatro ruedas,carretn;carretn de sol y tierra,20carretn! Sangre de mamey sin venas,10 Ah,qu pedazo de sol,carne de mango!Melones de agua,pltanos.5 Canchar, canchar,canchar,Canchar, que la caserasalga otra vez! Desamrrate, Gabriela.Muerdela cscara verde,15pero no apagues la vela;trancala pjara blanca,y vengan de dos en dos,que el bong20se calent... De aqu no te irs, mulata,ni al mercado ni a tu casa;aqu molern tus ancasla zafra de tu sudor;25repique, pique, repique,repique, repique, pique,pique, repique.po! Semillas las de tus ojos30darn sus frutos espesos.y si viene Antonio luegoque ni en jarana preguntecmo es que t ests aqu...Mulata, mora, morena.35que ni el ms toro se mueva,porque el que ms toro sea [131] saldr caminando as;el mismo Antonio, si llega,saldr caminando as:40todo el que no est conforme.saldr caminando as...Repique, repique, pique,repique, repique, po:prieta, quemada en ti misma,45cintura de mi cancin! que se corra
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y yo la tra je est a no ch e
cita;la madre -negra Paula Valds-suda, envejece, busca la frita...QuirinoQuirinocon su tres! 5con su tres!La bemba grande, la pasa dura, El sol a plomo. Un hombreva al pie del organillo.Manigueta: Epablate, mi conga,mi conga... [128]Ni un quilo en los bolsillos,y la congamuerta en el organillo. y te la puse de almohada. Pregn Caa Organillo y yo que sin sangre estoy;10la mujer de Antonio tieneque bailar aqu!y si Antonio se disgusta [130]Zfate tu chal de espumasprieta, quemada en ti misma,te voy a echar en la copaTe voy a beber de un trago, que se nos va! bajo el caaveral. sobre el caaveral. junto al caaveral. Quirino15 con su tres!jipi en la chola, camisa fresa...10Luna redonda que lo vigila cuando regresadando traspis;sueltos los pies,y una mulata que se derrite de sabrosura...Quirino