El Rumor de Las Alas de Gabriel

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El rumor de las alas de Gabriel Se debe celebrar sin cesar la santidad del Eterno y de nada ms.

Glorificada sea su condicin sublime, sin asociacin de nada ms. Accin de gracias al Santsimo, pues la ipseidad de cualquiera que es capaz de designarle como l deriva de Su ipseidad. Y el ser de todo lo que, siendo, podra no ser, existe por Su ser que no puede no ser. Bendicin y alabanza al alma del Maestro (el profeta Mohammad), cuya pureza irradia una luz que resplandece en los dos horizontes, y cuya Ley irradia brillando hasta los orientes y los occidentes. Bendicin sobre sus compaeros y sus aliados. Prlogo Hace dos o tres das, en un grupo de gente cuya percepcin visual y su visin interior estaban oscurecidas por esa oftalma que se llama beatera, alguien, muy mal informado respecto de los antiguos shaykhs, profera palabras insensatas, vituperando la dignidad eminente de los maestros e Imames de la va mstica. Entonces, aquel personaje, para agravar an ms su actitud negativa, empez a burlarse de los trminos tcnicos que usan los maestros espirituales de poca reciente. Llev su obcecacin hasta pretender contar una ancdota referente al maestro Ab 'Ali Frmadhi, que Dios lo tenga en su misericordia5. Se haba preguntado al maestro: Cmo es que los vestidos-de-azul designan algunos sonidos como el "rumor de las alas de Gabriel"?. El maestro respondi: Sabe que la mayor parte de las cosas de las que tus sentidos son testigos, son otros tantos rumores de las alas de Gabriel". Y aadi, dirigindose a su interlocutor: T mismo eres un rumor de las alas de Gabriel . Nuestro pretencioso impugnador se obstinaba vanamente en preguntar: Qu sentido pueden tener semejantes palabras, que no son sino desatinos adornados por un falso brillo? . Llegada su temeridad a este punto, me dispuse, por amor a la verdad, a hacer frente a su furor con pareja vehemencia. Rechac con un movimiento de hombros el esquema global de su consideracin; me arremangu las mangas de la paciencia y me puse sobre las rodillas de la sagacidad. Para provocarle, le trat de hombre estpido y vulgar. Mira! -le dije- Con una firme decisin y un juicio pertinente, voy a explicarte lo que es el rumor de las alas de Gabriel. Si eres digno del nombre de hombre, si tienes la inteligencia de un hombre, trata de comprender . Por eso he dado como ttulo a estas pginas El rumor de las alas de Gabriel . Aqu comienza el relato 1. Logr en determinado momento abrirme paso para salir del apartamento de las mujeres y liberarme de las trabas y el cinturn propio de los nios. Era una noche en la que una oscuridad negra como el azabache cubra la bveda celeste. La tiniebla, que es la fraternal aliada del no-ser, se extenda hasta los confines del mundo inferior. Los asaltos del sueo me haban sumido en la desesperacin. Presa de la inquietud, cog una vela y me dirig hacia los hombres de nuestro palacio. Aquella noche, deambul en crculos ritualmente hasta que despunt la aurora. De repente, me asalt el deseo de visitar el khngh de mi padre. El khngh tena dos puertas: una daba a la ciudad; la otra, al jardn y a la inmensa llanura. Fui all. Cerr firmemente la puerta que daba a la ciudad y, una vez cerrada, me dispuse a abrir la puerta que daba a la inmensa llanura. Abr el cerrojo y mir atentamente. Entonces vi a diez sabios

(pir), de hermosa y amable fisonoma, cuyos respectivos lugares formaban un orden jerrquico ascendente. Su aspecto, su magnificencia, su majestad, su nobleza, su esplendor, me dejaron completamente maravillado, y ante su gracia, su belleza, su nvea cabellera, su comportamiento, se apoder de m tal estupor que perd el uso de la palabra. Presa de un temor inmenso y temblando de pies a cabeza, daba un paso adelante para dar de inmediato otro hacia atrs. Me dije a mi mismo: Valor! Dirgete a ellos, que sea lo que Dios quiera . Paso a paso, comenc a avanzar. Me dispona a saludar al sabio que estaba en el extremo de la fila, pero precisamente su extremada bondad natural le hizo adelantarse a m, y me dirigi una sonrisa tan llena de gracia que sus dientes se hicieron visibles en mi pupila. 2. A pesar de la afabilidad de su actitud y de su disposicin, el temor reverencial que me inspiraba segua predominando en m. -Yo: En dos palabras, dime, desde dnde se han dignado venir esos nobles seores? -El sabio: Somos una cofrada de seres inmateriales (mojarradn). Todos nosotros venimos de Nkoj-bd (el pas del no-dnde ). Yo no llegaba a comprender. -Yo: A qu clima (aqlim) pertenece esa ciudad? -El sabio: A un clima cuyo camino no puede indicarse con el dedo. Entonces comprend que era un sabio, cuyo elevado conocimiento penetraba hasta el fondo de las cosas. -Yo: Por misericordia, instryeme. En qu ocupis fundamentalmente vuestro tiempo? -El sabio: Sabe que nuestro trabajo es la costura. Adems, somos los guardianes del Verbo de Dios (Kalm-e Khod), y hacemos largos viajes. -Yo: Esos sabios que se sientan por encima de ti, por qu observan un silencio tan prolongado? -El sabio: Porque en la situacin en que te encuentras t y tus semejantes, no estis en condiciones de entrar en relacin con ellos. Yo soy su intrprete (su lengua ), pero ellos no pueden conversar contigo y con tus semejantes17. 3. Vi un gran cuenco invertido sobre la superficie terrestre. (Su concavidad) tena once compartimentos o niveles (encajados unos en otros). En el centro haba una cierta cantidad de agua, y en medio del agua una pequea cantidad de arena inmvil. Algunos animales se movan por esa extensin de arena. A cada uno de los nueve niveles superiores de ese cuenco de once compartimentos estaba fijado un broche luminoso, excepcin hecha no obstante del segundo nivel (segundo a partir de arriba, octavo a partir de abajo), en el que haba una multitud de broches luminosos, dispuestos a la manera de esos cordones de turbante del Magreb, que utilizan los sufies18. En cuanto al primer nivel (primero a partir de arriba, noveno a partir de abajo), no haba en l ningn broche. Con todo esto, el cuenco tena la redondez perfecta de una bola; no presentaba ninguna grieta, y en la superficie de cada uno de sus pisos no haba hendidura ni intersticio. Ninguno de esos once niveles tena color ninguno, y en razn de su estado extremadamente sutil,nada de lo que se encontraba en su concavidad estaba oculto. Era imposible abrirse paso para atravesar los nueve compartimentos superiores. En cambio, los dos niveles

inferiores podan ser fcilmente desgarrados y atravesados. -Yo: Qu es ese cuenco? -El sabio: Sabe que el primer (O noveno) compartimento, cuyo volumen es ms considerable que el de los dems, es el del sabio que est por encima de todos y a l incumbe su ordenacin y organizacin. Para el segundo (u octavo a partir de abajo), est el segundo sabio. Para el tercero (O sptimo), est el tercer sabio, y as sucesivamente hasta que se llega hasta mi. Son esos compaeros y amigos, en nmero de nueve, quienes han producido esos nueve compartimentos, debidos a su actividad y su arte. En cuanto a los dos niveles inferiores, con ese poco de agua y esa arena en el centro, soy yo quien los ha producido. Como el arte constructivo (de los nueve sabios superiores) es ms poderoso y slido que el mo, lo que es producto de su arte no puede ser desgarrado ni perforado. Por el contrario, lo que es producto de mi arte puede ser fcilmente desgarrado. -Yo: Qu relacin tienen contigo esos otros sabios? -El sabio: Sabe que el sabio que tiene su estera de oracin sobre el pecho es el shaykh, maestro y educador del segundo sabio, que est situado inmediatamente despus de l; ha inscrito a ese segundo sabio en el registro de sus discipulos19. Lo mismo sucede con el segundo sabio con respecto al tercero; con el tercero respecto del cuarto20, y as hasta que se llega hasta mi. En cuanto a mi, es el noveno sabio el que me ha inscrito en el registro de sus discpulos; l me ha dado la investidura del manto (khirqa) y me ha conferido la iniciacin. 4.-Yo: Tenis hijos, posesiones o algo de ese tipo? -El sabio: No tenemos esposa, pero tenemos un hijo cada uno; poseemos cada uno una muela21, y hemos confiado una muela a cada nio para que cuide de ella. En cuanto a esas muelas que nosotros hemos construido, no las miramos nunca. Son nuestros hijos quienes se ocupan de su conservacin y funcionamiento. Cada uno de ellos tiene uno de sus ojos puesto en la muela que vigila, mientras mantiene el otro perpetuamente fijado en su padre. En cuanto a mi, mi propia muela tiene cuatro niveles, y mis hijos son tan numerosos que los hombres de clculo ms ingeniosos son incapaces de hacer su censo. A cada instante me nace un cierto nmero de hijos. Envo a cada uno a su muela respectiva; para cada uno hay un lapso de tiempo determinado, durante el cual tiene el encargo de mantener la muela que le ha sido confiada. Cuando su tiempo ha terminado, vienen a mi y ya no se separan nunca de m. Otros nios nacidos a continuacin se dirigen a su vez a sus muelas respectivas; todo sucede segn la misma regla. Pero, puesto que mi muela es sumamente estrecha, y muchos son los escollos y los lugares peligrosos en esos parajes, no se puede concebir que ninguno de mis hijos tenga ganas de volver all una vez que ha cumplido su turno de guardia y ha abandonado esos lugares. En cuanto a los otros sabios que estn por encima de m, cada uno de ellos tiene un hijo nico, sin ms. Ese hijo es el responsable de la buena marcha de la muela, y persevera sin descanso en su ocupacin. El hijo de cada uno de esos sabios es por s solo ms fuerte y poderoso que la totalidad de mis hijos. As tambin, la provisin de mis hijos y de sus muelas les es proporcionada por las muelas y los hijos de esos sabios. -Yo: En cuanto a ti, cmo tiene lugar esa multiplicacin de hijos por generacin sucesiva, siempre en perpetua renovacin? -El sabio: Sabe que en mi estado y modo de ser propio yo no sufro cambio ni alteracin. No tengo

esposa. Sin embargo dispongo de una sirviente abisinia. Jams la miro. Ningn movimiento surge de m. Lo que sucede es esto: la joven negra tiene su lugar en el centro de las muelas. Su mirada est consagrada a la observacin de esas muelas, de su revolucin y rotacin. En la mirada y la pupila de la joven aparecen (se reflejan), tantas rotaciones como movimientos realizan las piedras (la muelas). Cada vez que en el curso de la rotacin de las muela la pupila de la muchacha negra y su mirada se dirigen a mi y me encuentran frente a frente, un nio es actualizado por m en su seno, sin que yo haga ningn movimiento ni sufra ninguna alteracin. -Yo: Esa contemplacin, ese encuentro, ese frente a frente cmo hay que entenderlo? -El sabio: Todo lo que se quiere decir con esas palabras es una cierta aptitud, un cierto grado de preparacin. Nada ms. 5.-Yo: Cmo se explica que hayas bajado a este khngh, cuando reivindicas explcitamente la ausencia de movimiento y de alteracin en ti? -El sabio: Oh corazn simple! El Sol brilla perpetuamente en el cielo. Y si un ciego no tiene conciencia ni percepcin ni sentimiento de la presencia del Sol, el hecho de que no lo perciba no implica en absoluto que el Sol no exista, ni que se haya detenido en su camino. Si la limitacin desaparece en el ciego, no deber preguntar al Sol: Por qu antes no estabas en este mundo? Por qu no te preocupabas de tu movimiento circular? , puesto que el Sol es constante en la perpetuidad de su movimiento. No; est en la condicin del ciego, no en la condicin del Sol, que el cambio se produzca. Tambin nosotros (los diez sabios) formamos eternamente esta jerarqua. El hecho de que t no nos veas no es en absoluto una prueba de nuestra no existencia, como tampoco, si llegas a vernos, indica eso un cambio y una mutacin de nuestra parte. El cambio est en ti, es en tu propio estado donde ocurre. -Yo: Decs vosotros oraciones e himnos a Dios? -El sabio: No. El hecho de que seamos testigos oculares, inmersos en la Presencia divina, no nos deja tiempo para practicar un culto. Por otra parte, si existe un servicio divino, no es con la lengua ni con los miembros como se satisface; ni el movimiento ni la agitacin tienen parte en l. -Yo: No me ensears la ciencia de la costura? -El sabio, sonriendo: Ay!, tus semejantes y congneres no pueden alcanzarla. Esta ciencia no es accesible a la especie a la que perteneces, pues nuestra costura no implica ni accin ni herramienta. Sin embargo, te ensear lo suficiente de esta ciencia de la costura para que, si un da debes reacomodar tu tosca vestimenta y tus harapos desgarrados, puedas hacerlo. Y me ense esa medida suficiente. 6.-Yo: Ensame ahora el Verbo de Dios (Kalam-e Khod). -El sabio: La distancia es inmensa, pues en tanto permanezcas en esta ciudad, no puedes aprender gran cosa con respecto al Verbo de Dios. Sin embargo, lo que te sea accesible, te lo ensear. Enseguida cogi mi tablilla y me ense un alfabeto maravilloso en grado sumo, hasta el punto de que con ese alfabeto yo poda comprender cualquiera de las suras cornicas. -El sabio: A quien no conoce este alfabeto, jams se le revelarn los secretos del Verbo de Dios. En cambio, se manifiesta superioridad y profundidad de pensamiento en quien conoce a fondo todos los modos de este alfabeto.

A continuacin aprend la ciencia del abjad (la ciencia del valor numrico de las letras). Despus de haber llevado a cabo este estudio, cubr completamente de signos la tablilla, tanto como me permita mi capacidad y en la medida en que mis pensamientos se elevaban en una ascensin celestial24. Tantas cosas maravillosas me aparecieron entre las significaciones secretas del Verbo de Dios (el Libro revelado), que no pueden expresarse en los limites de una explicacin. Cada vez que surga una dificultad, se la presentaba al sabio, y la dificultad era inmediatamente resuelta. En un momento dado, la conversacin gir sobre el soplo del pneuma25. El sabio me mostr que tambin ese soplo proceda del Espritu Santo. -Yo: Pero cmo comprender la correspondencia entre los dos? -El sabio: Todo lo que desciende a las cuatro partes del mundo inferior, procede de las alas de Gabriel . 7. -Yo: Cul es, pues, la constitucin de las cosas? -El sabio: Sabe que el Dios Altsimo tiene un cierto nmero de Verbos mayores (Kalimt-e kobr), que emanan del resplandor de su augusta Faz. Esos Verbos forman un orden jerrquico. La primera Luz que emana es el Verbo supremo, de modo que ningn otro Verbo es superior a 126. Su relacin con los otros Verbos, en cuanto a luz y esplendor epifnico, es semejante a la relacin del Sol con los otros astros. Eso es lo que significa esta frase de nuestro Profeta: Si la Faz del Sol se hubiera manifestado, se adorara al Sol, no a Dios . De la irradiacin de luz de ese Verbo procede otro Verbo, y as uno por uno, hasta que su nmero est concluido. Esos son los Verbos perfectos (Kalimt tmmt)28 El ltimo de esos Verbos es GABRIEL29, y los espritus humanos emanan de ese ltimo Verbo, tal como lo dice nuestro Profeta en un largo hadith referente a la profunda naturaleza inicial del hombre (fitrat-e dami): Dios enva un ngel que insufla el Espritu en l30. Y en el Libro de Dios, despus de estas palabras: Dios ha creado al hombre con arcilla, luego ha asegurado la reproduccin de su descendencia con el agua vil (32, 7-8), el texto prosigue: Despus concluy e insufl en l su espritu (32, 9). Y con respecto a Maryam se ha dicho: Hemos enviado a ella nuestro Espritu (19, 17). Ahora bien, ese Espritu, ese Verbo, es GABRIEL. Tambin Jess es llamado Espritu de Dios (Ruh Allh). Adems, es llamado Verbo y tambin Espritu , segn dice este versculo: En verdad Cristo, hijo de Maryam, es el Enviado de Dios, su Verbo que l proyect en Maryam, un Espritu emanado de l (4, 169)31. El versculo lo llama por tanto a la vez Verbo y Espritu . En cuanto a los humanos (damiyun, los admicos), son una sola y misma especie. Aquel que tiene el Espritu (Rh) es eo ipso Verbo (Kalima) o, mejor dicho, esos dos nombres no designan ms que una sola y misma realidad y esencia, en lo que concierne al ser humano. Del ltimo de los Verbos mayores (Gabriel, el Espritu Santo) proceden innumerables Verbos menores (Kalmte soghr). Eso es lo que indica el Libro divino cuando dice: Los Verbos de Dios son inagotables (31, 26)32. Y tambin: Se agotar el ocano antes de que se agoten los Verbos de mi Seor (18, 109). Todo ha sido creado33 del resplandor de luz de ese Verbo mayor que es el ltimo (el dcimo) de la jerarqua de los Verbos mayores34, tal como se dice en la Torah: Yo he creado de mi Luz los Espritus que enciende el ardiente deseo . Ahora bien, esta Luz es el Espritu Santo35. Tal es igualmente el sentido de las palabras que se refieren del profeta Salomn36. Alguien le dijo: Oh mago! . l respondi: Yo no soy un mago; no soy ms que un

Verbo entre los Verbos de Dios . Por ltimo, el Dios Altsimo tiene igualmente Verbos medianos (Kalimt-e wost). En cuanto a los Verbos mayores, son aquellos a los que se refiere el Libro divino cuando dice: Y por aquellos que avanzan los primeros (79, 4). Pero las palabras del versculo siguiente, Y por aquellos que son los ministros de un orden (79, 5)37, designan a los ngeles que ponen en movimiento las esferas celestes (los Angeli caelestes)38, y que son los Verbos medianos. Igualmente tambin este versculo coranico: Somos los colocados en grados jerrquicos (37, 165), designa a los Verbos mayores39, mientras que el versculo siguiente, Somos los glorificantes (37, 166), designa a los Verbos medianos. Por eso en el glorioso Corn la mencin de los jerrquicos viene siempre la primera, por ejemplo en estos versculos: Y por aquellos que estn colocados en grados jerrquicos. Y por aquellos que rechazan (37, 1-2). Pero la profundidad de todo esto es tan inmensa que no es ste el lugar para hablar de ello. La palabra Verbo tiene igualmente en el Corn el sentido de relativo a un secreto (sirr), por ejemplo en este versculo: Cuando su Seor prob a Abraham por ciertos Verbos (2, 118). La explicacin se te dar en otra ocasin. 8.-Yo: Ensame ahora qu son las alas de Gabriel. -El sabio: Sabe que GABRIEL tiene dos alas. Est el ala derecha, que es luz pura. Esta ala es, en su totalidad, la nica y pura relacin del ser de Gabriel con Dios. Y est el ala izquierda, sobre la que se extiende una cierta marca tenebrosa que se asemeja al color rojizo de la Luna cuando sale, o a la de las patas del pavo real40. Esta marca tenebrosa es su poder-ser (sh yad~bd)41, que tiene un lado vuelto hacia el no-ser (puesto que es eo ipso poder-no-ser). Cuando consideras a Gabriel en cuanto a su acto de ser por el ser de Dios, su ser tiene la cualificacin del ser necesario (byadbd, puesto que, bajo este aspecto, no puede no ser). Pero cuando lo consideras en cuanto al derecho de su esencia en s misma, ese derecho es tambin un derecho al no-ser, pues ese derecho est unido al ser que no es en si mismo ms que poder ser (y eo ipso poder-no-ser)42. Estos dos significados corresponden respectivamente a las dos alas de Gabriel. Su relacin con el Ser necesario es el ala derecha (yamani). El derecho inherente a su esencia considerada en si (independientemente de su relacin con el Ser necesario) es el ala izquierda (yasr)43. Y as el Dios Altsimo afirma: Toma por mensajeros a los ngeles provistos de alas en nmero de dos, tres o cuatro (35, 1)44 El dos tiene preeminencia por el hecho de que entre todos los nmeros el dos es el ms cercano a la unidad. Vienen a continuacin el tres, el cuatro, etc. Asimismo el ngel que tiene dos alas es superior al que tiene tres y al que tiene cuatro. Sobre todo esto, se dan numerosos detalles en las ciencias metafsicas y teosficas45, pero el entendimiento del profano no puede acceder a ellas como conviene. Cuando del Espritu Santo (es decir, del ala derecha de Gabriel) desciende un rayo de luz, ese rayo de luz es el Verbo llamado menor (Kalima-ye soghr, el alma humana). Esto mismo es lo que dice el Dios Altsimo cuando afirma: El Verbo de aquellos que son incrdulos es el Verbo de abajo, mientras que el Verbo de Dios es el Verbo ms alto de arriba (9, 40). Pues los incrdulos tambin tienen un Verbo, aunque ste sea un eco, una mezcla, pues tambin ellos tienen alma. Y del ala izquierda de Gabriel, aquella que implica una cierta medida de tinieblas, desciende una sombra, y de esta sombra procede el mundo del espejismo y la ilusin, como dice esta sentencia

de nuestro Profeta: Dios ha creado a las criaturas en las tinieblas, despus ha derramado sobre ellas su Luz 46. Las palabras Dios ha creado a las criaturas en las tinieblas son una alusin a la sombra del ala izquierda de Gabriel, mientras que las ltimas: Despus ha derramado sobre ellas su Luz, son una alusin al rayo de luz que emana de su ala derecha. Y en el glorioso Corn se dice: l ha instaurado las Tinieblas y la Luz (6, 1)47 Estas tinieblas que le son referidas por las palabras ha instaurado son, se puede decir, el mundo de la ilusin (la sombra del ala izquierda de Gabriel), mientras que esa Luz mencionada en el mismo versculo es el resplandor del ala derecha de Gabriel, porque cada rayo de luz que cae en el mundo de la ilusin emana de su Luz48. Connotando el mismo sentido que las palabras del Profeta: Despus ha derramado sobre ellas su Luz , existe este versculo cornico: Hacia l sube el Verbo excelente (35, 11). Pues en efecto este Verbo proviene de esa irradiacin. Y en el versculo No sabis a qu compara Dios un Verbo excelente? (14, 29)49 se trata igualmente del Verbo noble y luminoso, quiero decir del Verbo menor (el alma humana). Si este Verbo luminoso no fuera de una extrema nobleza, cmo efectuara su ascensin hacia la Majestad divina? El indicio de que Verbo (Kalima) y Espritu (Rh) tienen un solo y mismo sentido se encuentra en el hecho de que de una parte se haya dicho: Hacia l sube el Verbo excelente (35, 11) y que en otra parte se diga tambin: Hacia l suben los ngeles y el Espritu (70, 4)50. Ambos vuelven hacia l , glorificado sea su poder. Y ste es precisamente tambin el sentido del alma apaciguada en ese versculo en que se dice: Oh, t, alma apaciguada, vuelve a tu Seor, aceptadora y aceptada (89, 28). El mundo de la ilusin es, pues, el eco y la sombra del ala de Gabriel, quiero decir, de su ala izquierda, mientras que las almas de luz emanan de su ala derecha. Igualmente emanan tambin de su ala derecha verdades y realidades espirituales (haq'iq) que se proyectan en las conciencias, tal como se ha dicho: Ha grabado la fe en su corazn y los reconforta por un Espritu que viene de l (58, 22). Tambin la llamada sacrosanta, a la que hace alusin este versculo: Y nosotros le hemos llamado diciendo: Oh Abraham (37, 104), y otros versculos similares, todo ello proviene del ala derecha de Gabriel. Por el contrario, la violencia, el grito de miseria y las vicisitudes propias del mundo de la ilusin, todo eso procede del ala izquierda de Gabriel, la bendicin y la salvacin sean con l. -Yo: Finalmente, qu forma tienen las alas de Gabriel? -El sabio: Oh penetrante!51, no comprendes que todo esto son formas simblicas (romz)? Si las comprendes segn la apariencia (zahir, lo exotrico), no son ms que formas vacas de sentido y que no llevan a nada52. -Yo: Ninguno de esos Verbos guarda alguna relacin con el da y la noche? -El Sabio: Oh penetrante!53, no sabes que el trmino de la ascensin de esos Verbos es la Presencia divina (Hazrat-e Haqq), como dice este versculo: Hacia l sube el Verbo excelente (35, 11)? Ahora bien, en la Presencia divina no hay noche ni da. No hay en vuestro Seor ni tarde ni maana (4, 77). Al lado del seoro divino54, el tiempo no existe. 9.-Yo: Y esa ciudad de la que el Dios Altsimo ha dicho: Haznos salir de la ciudad cuyos habitantes son opresores (4, 77)55, cul es? -El sabio: Es el mundo de la ilusin, la etapa que es ahora para uso del Verbo menor. Pero el Verbo

menor es por s slo tambin una ciudad, porque el Dios Altsimo ha dicho: Son las ciudades cuya historia te contaremos (7, 99), incluyen lo que est siempre de pie y lo segado (11, 102). Lo que est siempre de pie es el Verbo. Lo que es segado es el templo material del Verbo56, cuando cae en ruinas. Pero todo lo que no est en el tiempo, no est tampoco en el espacio57. Y lo que est fuera del tiempo y el espacio, son los Verbos de Dios: Verbos mayores y Verbos menores. 10. Por fin, cuando sobre el khngh de mi padre se levant la luz del da, la puerta que da al exterior de este mundo (por tanto, al otro mundo) se cerr y se abri la puerta que da a la ciudad58 Los mercaderes entraban, yendo a sus negocios, y la comunidad de los sabios se me hizo invisible. Me qued desolado, suspirando de pena por su compaa. Me lament, me deshice en gemidos, pero fue en vano. Aqu termina el relato del rumor de las alas de Gabriel, la salvacin sea con l. Post-scriptum59. Que le sea extirpada el alma del cuerpo, que sea vergenza en la morada de los hombres, aquel que entregare al profano y al indigno los sutiles secretos de este sabio eminente. Glorificado sea nuestro Seor y gracias le sean dadas. Que l bendiga a Mohammad y a toda su familia.

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