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LA AUTONOMIA POSIBLE.
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LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 2 19/5/09 19:37:20 LA AUTONOMA POSIBLE REINVENCIN DE LA POLTICA Y EMANCIPACIN LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 3 19/5/09 19:37:20 UNIVERSIDAD AUTNOMA DE LA CIUDAD DE MXICO Avenida Divisin del Norte 906, Col. Narvarte Poniente, Delegacin Benito Jurez, C. P. 03020, DF Tels: 5543 1729, 5543 0743 DIFUSIN CULTURAL Y EXTENSIN UNIVERSITARIA Avenida Divisin del Norte nm. 906, 8vo. piso, Col. Narvarte Poniente, Delegacin Benito Jurez, C. P. 03020, D. F. Tels: 5543 1729, 5543 0743 ext. 6802 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 4 19/5/09 19:37:20 La autonoma posible Reinvencin de la poltica y emancipacin Claudio Albertani, Guiomar Rovira Sancho y Massimo Modonesi (coordinadores) LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 5 19/5/09 19:37:20 COLECCIN: REFLEXIONES Primera edicin, 2009 D. R. Claudio Albertani, Guiomar Rovira Sancho y Massimo Modonesi D. R. Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico Avenida Divisin del Norte 906 Col. Narvarte Poniente, Benito Jurez, C. P. 03020, DF Tel. 1107 0228 ext. 16811 Publicaciones: Eduardo Mosches Formacin de interiores: ABASTANZA Diseo de portada: Elsa A. Mendoza con base en la pintura Suspendido en la zona limital, No.4 de Mauricio Cervantes Cuidado de la edicin: Antonio Mendoza ISBN: 968-9259-60-2 Hecho e impreso en Mxico / Printed in Mexico Correo electrnico: editorial_uacm@yahoo.com.mx LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 6 19/5/09 19:37:20 NDICE PRLOGO ............................................................... I. TEORAS DE LA AUTONOMA El principio de autonoma CLAUDIO ALBERTANI ................................................. Trayectorias de autonoma HARRY CLEAVER ....................................................... Autonoma, antagonismo y subalternidad. Notas para una aproximacin conceptual MASSIMO MODONESI ................................................ Autonoma y vnculo: la creacin de la accin colectiva RAYMUNDO MIER ..................................................... Autonomismo positivo y negativo JOHN HOLLOWAY ..................................................... 11 17 25 67 83 123 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 7 19/5/09 19:37:20 El signicado de los autnomos GEORGE KATSIAFIKAS ................................................ La idea de autonoma. Socialismo o barbarie y el mundo actual DANIEL BLANCHARD ................................................. II. MUJERES Y AUTONOMA De quin es el cuerpo de esta mujer? MARIAROSA DALLA COSTA .......................................... Autonoma de la mujer y retribucin del trabajo de cuidado en las nuevas emergencias MARIAROSA DALLA COSTA ......................................... Las mujeres zapatistas de Chiapas y la autonoma MELISSA M. FORBIS ................................................. III. MOVIMIENTOS Y AUTONOMA EN EL MUNDO La autonoma urbana en territorio argentino. Apuntes en torno a la experiencia de las asambleas barriales, los movimientos piqueteros y las empresas recuperadas HERNN OUVIA ..................................................... En torno al autonomismo argentino MARTN BERGEL ...................................................... 131 151 167 193 229 245 285 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 8 19/5/09 19:37:20 Trazos de la autonoma desde el Estado Espaol NGEL LUIS LARA RODRGUEZ .................................... De Gwangju a Tiananmen: una revisin de los movimientos autonmicos del Este asitico GEORGE KATSIAFICAS ............................................... Las luchas sociales en Francia de 1995 a 2006 DANIEL BLANCHARD ................................................. El espritu libertario de los movimientos sociales de Mxico (La autonoma no es una utopa) JESS RAMREZ CUEVAS ............................................. IV. MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA EN MXICO El entusiasmo por la rebelin indgena de Chiapas, el papel de los periodistas y la difusin del zapatismo ms all de las fronteras GUIOMAR ROVIRA SANCHO ....................................... Los indgenas y la autonoma LARISA ORTZ QUINTERO .......................................... Teora y prctica de la autonoma: entre el autonomismo y el neozapatismo PATRICK CUNINGHAME ............................................. 327 349 383 391 415 449 459 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 9 19/5/09 19:37:21 Neozapatismo, movimientos indgenas y autonoma HARRY CLEAVER ....................................................... La rebelin zapatista en hilo del tiempo. Elementos para la reexin CLAUDIO ALBERTANI ................................................. 481 501 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 10 19/5/09 19:37:21 11 PRLOGO La poltica dijo Hannah Arendt trata de la comunidad y la reciprocidad entre seres diferentes. Hoy, la poltica, por lo menos la poltica tradicional, incluso de izquier- da, parece condenarnos a la uniformidad y a reproducir los padecimientos de los que nos tendra que liberar. La acumulacin de mercancas producidas en serie para el espacio abstracto del mercado devora las barre- ras nacionales, regionales y locales, dominando espacios pblicos concretos. La prioridad absoluta acordada a la economa por encima de la sociedad est acabando con el planeta. Una poderosa fuerza de homogeneizacin de- riba todas las murallas chinas, corrompe las relaciones humanas y disuelve la autonoma de comunidades e in- dividuos. Acosados por una miseria creciente, los pue- blos del mundo avanzan hacia la deshumanizacin. Es ste un proceso irreversible? Nosotros pensamos que no. En los mrgenes de la sociedad, orecen nuevas y antes impensables resistencias. As como hay una glo- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 11 19/5/09 19:37:21 12 PRLOGO balizacin neoliberal, tambin hay una globalizacin de la rebelda. La teora radical, escribi Marx, ataca los problemas por la raz. La teora radical de nuestro tiempo plantea que el rgimen de explotacin, dominacin, racismo y crecien- te desigualdad que nos domina no es eterno ni fatal. Una manera de entender los nuevos antagonismos es a partir de las prcticas de autonoma. La autonoma, adems de ser un proyecto poltico antiestatal y antica- pitalista, es una propuesta de vida. Hoy, puede ser un puente, una suerte de vaso comunicante entre diferentes mundos. Por qu? Porque la autonoma es, por as decirlo, el cuerpo sin rganos de la poltica: un cuerpo de trabaja- dores que rompe con la disciplina del trabajo; un cuerpo de indgenas que acta al margen del Estado; un cuer- po de militantes que rebasa la organizacin partidaria; un conjunto de reexiones que no cabe en doctrinas ni en verdades reveladas. Los actuales movimientos indgenas, los nuevos movi- mientos antagonistas europeos, latinoamericanos y norte- americanos y tambin, de manera incipiente, asiticos y africanos se distinguen de las corrientes de la izquierda tradicional porque todos, o casi todos, coinciden en recha- zar a los partidos vanguardistas y electoralistas y a la con- quista del poder estatal como objetivo y garanta de trans- formacin. Durante los ltimos doce aos, el ejemplo de las co- munidades zapatistas de Chiapas ha motivado a jvenes de todo el mundo a buscar nuevos caminos. Su mensaje ha sido particularmente fecundo en aquellos pases que, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 12 19/5/09 19:37:21 13 PRLOGO como Italia, cuentan con una larga tradicin de movi- mientos autnomos. Sabemos que la autonoma que plantean los nuevos movimientos sociales y la autonoma que exigen los pue- blos indgenas remiten a contextos y procesos histricos distintos; sin embargo, expresan algunos contenidos co- munes. Cules? Por ejemplo, la creacin de una socie- dad en que todos tengan la posibilidad real de participar en la instauracin y gestin de sus propias instituciones, normas y lmites. Empezar la discusin sobre dichos temas es la razn de este libro, resultado de un coloquio internacional que tuvo lugar en octubre de 2006 en la UACM, y en el cual participaron cientcos sociales y activistas seguidores de distintas corrientes y movimientos. Lo hicimos compartiendo experiencias, reexionando y debatiendo sobre el pasado, el presente y el futuro. Pen- samos que, independientemente de las diferencias, la idea de autonoma puede fecundar el debate sobre la reinven- cin de la poltica que, en todas partes, se est imponien- do como una necesidad prctica impostergable. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 13 19/5/09 19:37:21 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 14 19/5/09 19:37:21 1. TEORAS DE LA AUTONOMA LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 15 19/5/09 19:37:21 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 16 19/5/09 19:37:21 17 EL PRINCIPIO DE AUTONOMA CLAUDIO ALBERTANI Agradezco a nuestra institucin, la Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico y particularmente a nuestro rec- tor, el Ingeniero Manuel Prez Rocha; a scar Gonzlez, coordinador de difusin cultural, y a su equipo el habernos facilitado los medios necesarios para la realizacin de este coloquio. Agradezco a mis colegas y amigos del comit orga- nizador Guiomar Rovira, Jess Ramrez Cuevas, Massimo Modonesi y Patrick Cuninghame el haber compartido el camino; y, por supuesto, agradezco a los invitados que, sin excepcin, respondieron con entusiasmo a la convocatoria. Qu comparten un maestro de Oaxaca, un inmigran- te sin papeles en cualquier parte del mundo, un indgena chiapaneco, un obrero surcoreano, un piquetero argenti- no y una trabajadora de la industria maquiladora? Qu tienen en comn sus luchas? Y adems: Qu entende- mos por autonoma? Un ideal? Una organizacin? Una losofa? Una corriente poltica? Nos parece que las prcticas de autonoma rebasan LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 17 19/5/09 19:37:22 18 CLAUDIO ALBERTANI las deniciones polticas, jurdicas y loscas. Remiten a una necesidad amplia y difusa de cambio radical, a la voluntad de emancipacin total de mujeres y hombres en este principio de milenio. Estas prcticas no apuntan a una forma de organiza- cin del Estado-nacin, sino ms bien a su extincin. No tienen relacin alguna con el libre albedro, esa ilusin teolgica y autoritaria. Tampoco tienen que ver con el engao de la economa neoclsica por el cual la sociedad debera pensarse como un conjunto de individuos aut- nomos y privatizados que se juntan nicamente para el benecio personal. La autonoma, como la entendemos aqu, es una fuerza material, una senda de resistencia prctica y terica, indi- vidual y colectiva. Es la lucha de los proletarios contra la proletarizacin, de los individuos contra la dominacin, de los indgenas por el territorio, de las mujeres por el cuerpo. En palabras de Raoul Vaneigem, es la lucha de la especie humana por inclinar la balanza del universo a su favor. La autonoma es tambin un proyecto anticapitalista de sociedad nueva en la que hombres y mujeres parti- cipan en la produccin y reproduccin de la vida, sin explotacin, discriminacin ni opresin. Es un anhelo de democracia radical y autogestiva que implica un uso intensivo de la creatividad social y poltica de los indi- viduos y de las colectividades. Es el potencial de auto- transformacin que yace dormido en los intersticios de la sociedad actual y que todos podemos despertar. Lejos de reducirse a una especulacin, ese proyecto tiene races histricas profundas y est orientado prcti- camente. En los aos cincuenta y hasta bien entrados los LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 18 19/5/09 19:37:22 19 EL PRINCIPIO DE AUTONOMA setenta cuando gran parte de la izquierda ocial toda- va se encontraba dominada por el comunismo soviti- co, en Europa y en Estados Unidos, grupos minorita- rios de la izquierda radical empezaron una reexin que se revelara muy fecunda. Rompieron con las diferentes ortodoxias marxistas-leninistas, armaron la necesidad de la lucha autnoma del proletariado y, al mismo tiem- po, reconsideraron la historia del movimiento obrero. Asimismo, se solidarizaron con las revueltas de los tra- bajadores del este, quienes se levantaron en nombre del poder obrero, como sucedi en Budapest hace exacta- mente cincuenta aos. Algunos comprendieron que el asalto de ese movimien- to contra el viejo mundo se haba agotado y que nada po- dra revivirlo. Se hizo evidente que era necesario un nuevo comienzo. Con la difusin de la sociedad de consumo, la penetracin del capitalismo haba alcanzado la totalidad de la vida cotidiana, ahora reducida a mera sobreviven- cia. Despojada de toda autenticidad, la vida social se haba transformado en representacin o, mejor dicho, en una in- mensa acumulacin de espectculos. El proceso de valorizacin haba rebasado la produc- cin material para invadir el mal llamado tiempo libre, y la fbrica capitalista se converta ahora en fbrica so- cial, donde los humanos eran comparsas del poder. Esa siniestra utopa capitalista de dominacin total se tropezaba con el factor humano. Y es que el antagonis- mo obreros-capital que Marx haba descrito magistral- mente en su crtica de la economa poltica, ya no se limitaba a los centros de produccin, sino que estaba en todas partes, aunque de manera misticada. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 19 19/5/09 19:37:22 20 CLAUDIO ALBERTANI En esta situacin, la descolonizacin de la vida coti- diana asuma un papel estratgico. Si el capital se haba adueado del ciclo de la reproduccin biolgica, luchar por la autonoma implicaba luchar por la independencia del tiempo social frente a la temporalidad del capitalis- mo. Es cuando las luchas de las mujeres se engancharon con el nuevo proletariado social. Con diferentes matices, aquellas reexiones pioneras se encuentran plasmadas en la obra de Cornelius Cas- toriadis, Guy Debord y Raoul Vaneigem (Francia) es decir, en los grupos Socialismo o Barbarie y en la Inter- nacional Situacionista; en Danilo Montaldi y Raniero Panzieri (Italia) o sea, en los Quaderni Rossi; en Raya Dunayevskaya y C. R. L. James (Estados Unidos). De estas experiencias hablarn algunos de los partici- pantes en el coloquio. Aqu basta sealar que su obra se gest en el umbral de un periodo extraordinario de lu- chas sociales, una prodigiosa ola expansiva que culmin en el prodigioso ao de 1968. Agotada aquella temporada, el terremoto social se troc en la desregulacin capitalista, en el neoliberalismo y en un repliegue de los movimientos sociales. El recha- zo de la explotacin desemboc en la informatizacin de las fbricas, en el desempleo y en la exibilizacin del trabajo. Sin embargo, no todo se esfum y el principio de autonoma qued como referente de agregacin para algunos sectores del proletariado juvenil europeo. A nales de los aos setenta, la palabra clave fue re- sistencia. En Italia, los llamados centros sociales pro- movieron formas de agregacin propias, prcticas de contracultura y luchas minoritarias de enfrentamiento LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 20 19/5/09 19:37:22 21 EL PRINCIPIO DE AUTONOMA directo contra la polica y los grupos de extrema dere- cha. En otras partes, se reforzaron las luchas feministas, el movimiento antimilitarista, el antinuclear y el de los okupas, por ejemplo, en Espaa, Holanda y Alemania, donde barrios completos eran ocupados por los jvenes sin vivienda. Vino la cada del llamado socialismo real y a pesar del triunfalismo de los poderosos, la larga historia de las clases peligrosas no termin. Y es que, mientras produca miseria y destruccin en una escala nunca antes conocida, la globalizacin creaba tambin una nueva contempora- neidad, as como desconocidas posibilidades de comuni- cacin e interaccin. En 1992, las contra-celebraciones del Quinto Cen- tenario de la conquista de Amrica abrieron paso a una nueva estacin de resistencia indgena que empez a en- tenderse de manera indita tanto en Europa como en Estados Unidos. Con la revuelta zapatista de 1994, arranc un ciclo internacional de rebelda que busc incorporar la enor- me sabidura de las poblaciones indgenas a las deman- das de la sociedad civil mundial. Se construyeron nue- vas sendas de solidaridad. Por su parte, los insurrectos de Chiapas recogan la aeja reivindicacin indgena de autonoma insertndola en un nuevo discurso que pre- sentaba ciertas analogas con la experiencia madurada en Europa en las dcadas anteriores. Sus puntos medulares se centraban en la crtica del poder, de los partidos polticos incluidos los de iz- quierda, en el abandono de la idea de vanguardia, en la apasionada reivindicacin de los vnculos comunita- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 21 19/5/09 19:37:22 22 CLAUDIO ALBERTANI rios y en la necesidad de establecer una nueva relacin con la naturaleza. Esa que no tard en llamarse teora de la selva encontr odos atentos en los sectores autono- mistas de los movimientos sociales europeos. Es claro que la demanda de autonoma de los pueblos indios no se basaba en el antagonismo, sino en la tradi- cin normativa de las antiguas civilizaciones mesoame- ricanas. Sin embargo, haba tambin algunos puntos de contacto. Los indgenas rebeldes no buscaban nicamen- te su autonoma, sino que pretendan crear espacios pblicos en donde todos los grupos y comunidades ten- dran la posibilidad de discutir libremente estableciendo cada quien sus propias formas de gobierno. Esta demanda se enlazaba con la idea de la democra- cia radical y autogestiva, que soaban tambin los indios metropolitanos, es decir, los insumisos de Occidente. Supona un gobierno en que se manda obedeciendo. Su- pona como tambin haba sucedido en 1936, en las colectividades de Catalua y Aragn una federacin de poderes locales y un sistema de delegados revocables que interactan de abajo hacia arriba. Por esta va la revuelta zapatista se enlaz con las nu- merosas resistencias que se dan en el mundo globaliza- do, como parte del conicto inherente a las sociedades modernas. Con una diferencia. Desde Chiapas, nos llega- ba un mensaje explicito de fraternidad universal, que en otros lugares no se expresaba con igual claridad. Y una invitacin: retomar las tradiciones emancipadoras de los muchos mundos que contiene nuestra sociedad globali- zada para abrir paso a la autogestin generalizada. Profundizar la discusin sobre estos temas es la razn LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 22 19/5/09 19:37:22 23 EL PRINCIPIO DE AUTONOMA de nuestro coloquio internacional. Nuestro objetivo no es, evidentemente, encontrar modelos tericos aplicables en todas partes. Tampoco establecer reglas o recetas. Sin embargo, las diferentes prcticas de autonoma pueden es- timular el debate sobre la reinvencin de la poltica que, en todas partes, se impone como una necesidad prctica impostergable. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 23 19/5/09 19:37:22 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 24 19/5/09 19:37:22 25 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA HARRY CLEAVER Trayectorias de autonoma? Cuando se me pidi hablar sobre este tema, me qued perplejo. Las trayectorias en cuestin remiten, en mi opinin, a caminos histricos de mltiples luchas por la autonoma. Por autonoma, entiendo una cualidad o estado de autogobierno o auto- determinacin; no el individuo racional autoproducido y autodeterminado que construy la Ilustracin, sino, ms bien, una variedad de colectividades autodenidas, in- tegradas por individuos socializados. A partir de estos presupuestos, las trayectorias de autonoma abarcan mucho. Nacidas de las luchas de personas que busca- ban ser autnomas de una u otra institucin, rgimen, Estado-nacin o sistema social, estas trayectorias han sido numerosas y diversas. Para nosotros, es importante saber cmo esas personas lucharon, qu lograron y los alcan- ces y limitaciones de sus pensamientos sobre las acciones que llevaron a cabo. Al mismo tiempo, ni sus acciones ni sus pensamientos se pueden comprender cabalmente sin LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 25 19/5/09 19:37:22 26 HARRY CLEAVER un entendimiento claro de las acciones y argumentos de quienes se opusieron a ellos. Adems y es lo ms importante queremos co- nocer la historia que encierra ese gran acervo de expe- riencias porque nuestro objetivo es entender su alcance e importancia para nuestras propias luchas. El tema es in- menso, ya que abarca una buena parte de la historia mun- dial conocida. Incluso si concentrramos nuestra atencin nicamente sobre las luchas por la autonoma en la era capitalista, su tratamiento satisfactorio tomara el espacio de una enciclopedia en muchos tomos. De manera que, en las lneas que siguen, proporcionar nicamente un rpido bosquejo de esas luchas por la autonoma y de las ideas de los que se involucraron en ellas. Para empezar, debemos tomar en cuenta que la batalla por la autonoma y la resistencia de las personas como no- sotros contra la subordinacin, empez mucho antes del capitalismo. Nuestras luchas por la autonoma y contra las pretensiones por parte de los gerentes del capitalis- mo de reducir la inmensa variedad de nuestras tradicio- nes, costumbres, deseos, prcticas y otras relaciones a un conjunto de reglas uniformes para organizar el mundo son nicamente el ltimo captulo de una historia larga y digna que deberamos realzar. Nuestros antepasados combatieron contra el antiguo esclavismo, las relaciones feudales, la servidumbre por deuda, el genocidio cultu- ral, racial y de gnero, y la opresin tnica mucho an- tes que nuestros ms cercanos antecesores empezaran a combatir contra el capitalismo. En lugar de consternar- nos por el gran xito logrado por los capitalistas, debe- ramos atrevernos a recordar que, en la larga duracin de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 26 19/5/09 19:37:22 27 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA la retrospectiva histrica, ellos son nicamente los lti- mos llegados en calidad de amos supuestamente eternos. Y puesto que nuestros ancestros derrotaron a todos esos pretendidos amos eternos, nosotros tambin, o los que llegarn despus, los derrotaremos. La imaginacin y la creatividad de nuestra especie probaron ser innitas des- articulando todo intento de reducirlos a una manera de ser nica y hegemnica. En la medida en que los mtodos de dominacin va- riaron en el curso del tiempo, tambin lo hicieron nues- tras luchas por la autonoma. De manera que, si bien podemos encontrar inspiracin, bro y, a veces, lecciones en toda la historia de esas luchas, la parte ms relevan- te tiene que ver con las luchas que se libraron contra nuestros autonombrados amos: los estrategas, gerentes y funcionarios del capitalismo. Aun cuando la historia de esas luchas es relativamente corta si la comparamos con la batalla histrica mucho ms larga por la autonoma, nos proporciona el acervo ms rico de impulsos e ideas sobre cmo fundamentar nuestros objetivos hoy. En to- das partes y en todas las pocas, los pueblos siempre se han opuesto a los intentos de los funcionarios del capital por imponer la organizacin capitalista de la vida sobre la sociedad. A veces esa resistencia se ha originado en las clases dominantes cuyo poder de dominar y explotar se haba organizado a partir de otras reglas. Pero no es ah donde podemos encontrar algo que aprender, sino ms bien en la herencia que nos viene desde abajo. La acumulacin capitalista originaria de riqueza y de poder sobre los medios de produccin, el sometimiento de las masas al mercado laboral y a un trabajo intermina- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 27 19/5/09 19:37:22 28 HARRY CLEAVER ble fueron razonablemente llamados primitivos al n y al cabo, los capitalistas estaban aprendiendo a imponer sus nuevos mtodos de explotacin, pero las luchas de quienes sufrieron esas nuevas condiciones no eran nove- dosas ni primitivas. Esa etiqueta nace bsicamente de la necesidad de comprender las luchas del pasado a la luz de luchas ms modernas. Puesto que un gran nmero de investigaciones ha ampliado nuestros conocimientos sobre aquellas luchas, ahora estamos en condicin de entender su alto nivel de sosticacin apreciando cmo establecie- ron sus formas y mtodos a partir de las redes existentes de vnculos culturales, prcticos y de comunicacin, o forjndolas de nuevo empleando los instrumentos ms modernos a su alcance. El mismo mecanismo sigui vigente a lo largo de la historia del capitalismo en la medida en que se extenda a la totalidad del globo, y sus funcionarios intentaban imponer un nuevo conjunto de reglas sobre un nme- ro cada vez ms amplio de personas subordinando sus vidas y sus maneras de ser. La resistencia y la bsqueda de alternativas siguieron a partir de la experiencia del pasado y de la invencin de nuevos mtodos. INTERPRETACIONES EQUIVOCADAS Y CEGUERA Desafortunadamente, tanto los apologistas del capitalis- mo expertos en vanagloriarse de sus xitos como sus detractores a su vez, expertos en lamentar y con- denar sus victorias se mostraron igualmente ciegos a la hora de entender la ecacia de esas luchas de resisten- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 28 19/5/09 19:37:22 29 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA cia, su capacidad de recuperacin en caso de derrotas circunstanciales y su capacidad de combinar lo viejo y lo nuevo en la bsqueda de alternativas a los mtodos capitalistas. El capital siempre intent ocultar o distor- sionar las prcticas de sus enemigos. Quienes se resisten a sus imposiciones siempre han sido presentados como retrgrados, ignorantes, subdesarrollados o, de plano, bandidos, brbaros, salvajes, delincuentes y criminales. Estos calicativos siempre fueron parte integrante de los discursos ociales en los que toda resistencia o alternati- va fueron denigradas, rechazadas y atacadas; en ninguna parte, esto es ms obvio o ha sido demostrado de ma- nera ms clara por los estudiosos que en el discurso colonial. Sin embargo, lo mismo se puede observar a lo largo de la historia del capitalismo en todas partes. Al otro lado de la barricada, las lamentaciones acerca de la brutalidad del sistema capitalista desde los rela- tos de la sangrienta legislacin contra los expropiados, hasta las denuncias de colonialismo e imperialismo se redujeron frecuentemente a meros cnticos de alabanza al poder capitalista impugnando la resistencia como in- til y no digna de atencin. Consideren, por ejemplo, la doctrina de la proletariza- cin del campesinado, defendida durante mucho tiempo por historiadores y antroplogos marxistas ortodoxos. Esa doctrina impidi reconocer la importancia y los triunfos de la resistencia rural contra los intentos capi- talistas de aniquilar las comunidades y reducir a los so- brevivientes a la condicin de mano de obra barata. Es verdad que en muchas reas la resistencia fracas y que muchas comunidades fueron destruidas o dispersadas. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 29 19/5/09 19:37:22 30 HARRY CLEAVER Aun as, a varios siglos del surgimiento del capitalismo y a seis aos del comienzo del siglo XXI, sobreviven mu- chos pueblos indgenas que siguen resistiendo. Hay ms: su autoorganizacin ha generado en algunos lugares un verdadero renacimiento indgena que, no solamente ha renovado las viejas posturas contra el capitalismo y pro- puesto un abanico de alternativas, sino que lo ha hecho de una manera que tuvo importantes repercusiones sobre otros pueblos en lucha. Aqu en Mxico, por ejemplo, ya no necesitamos estudiar a Guillermo Bonl Batalla para reconocer la existencia del Mxico Profundo. Ahora podemos investigar la esencia de las culturas indgenas siguiendo las actividades del Congreso Nacional Indgena y de la Otra campaa. Otro ejemplo es la regin de los Andes donde, si queremos descubrir la existencia de un movimiento pan-andino, ya no tenemos que ir a la minas de estao de Bolivia o al altiplano de Per. Slo tenemos que estar al tanto de las actividades del Congreso de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indgenas y tomar nota de cundo y dnde ondea la bandera Wiphala. Consideren, tambin, todos aquellos anlisis de la crisis del capitalismo que se basaban en leyes econ- micas internacionales, investigadas nicamente como interaccin entre sectores productivos, es decir, despro- porcionalidad, sobreacumulacin, tendencia a la baja de la tasa de ganancia, subconsumo. Prcticamente todas las variantes de estas teoras menospreciaron nuestras luchas o ni siquiera las tomaron en cuenta. Fueron formuladas sin prestar la menor atencin al asunto de que nuestras luchas contra el capital pueden haber sido determinan- tes en la evolucin de la crisis. No tomaron en cuenta LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 30 19/5/09 19:37:23 31 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA que esas luchas por la autonoma de los mecanismos de dominacin capitalista pueden haber contribuido a la ruptura de los mecanismos de acumulacin ocasionando problemas an ms severos al capitalismo. Y sin embar- go, durante los ltimos treinta aos hemos pasado por un periodo de crisis generalizada inducida por un ciclo internacional de luchas interconectadas que, en efecto, destruy los mecanismos de reproduccin capitalista prcticamente en todos los niveles. El neoliberalismo contra el que resistimos hoy es la respuesta capitalista a la crisis del keynesianismo que provocamos ayer. Consideren ahora las viejas teoras del imperialismo, a menudo construidas sobre teoras parciales de la crisis centrada en la bsqueda de mercados, materias primas baratas y puntos de venta ms rentables. Nuestras luchas no fueron tomadas en cuenta en ninguna de esas teoras, salvo como subproductos, resistencia a la victimizacin. Y sin embargo, hoy es claro ms que nunca que algunas de nuestras luchas forzaron al capital a buscar salidas en otras partes del mundo. Las maquiladoras y los procesos de outsourcing (transferencia de las fases productivas a terceros para disminuir costos) son otros tantos intentos de las empresas de oponer los ms dbiles entre nosotros a los ms fuertes. Y es evidente que nuestra fuerza subi pre- cisamente donde era considerada ms dbil, como, por ejemplo, en China, donde los trabajadores del campo y de la ciudad se rebelaron contra los brutales cercados de tierras y la brbara explotacin a la que fueron sometidos para socavar nuestra fuerza en otros lados. Y, nalmente, consideren las arrogantes teoras pol- ticas de intelectuales enaltecidos y polticos profesiona- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 31 19/5/09 19:37:23 32 HARRY CLEAVER les cuando argumentan que, al ser vctimas indefensas, nosotros deberamos subordinar nuestras dbiles luchas a sus liderazgos asumiendo que slo ellos pueden llevar- nos a comprender nuestros propios deseos y necesida- des, ms all de las meras reivindicaciones econmicas, raciales, tnicas o de gnero. Hace mucho tiempo que semejantes lderes ya sea socialdemcratas o revolu- cionarios nos dicen que ellos s tienen la capacidad de formular las polticas para acelerar la muerte del ca- pitalismo y la construccin de un camino socialista para llegar al comunismo. Sin embargo, durante ms de un siglo, inclusive cuando tuvieron en sus manos el poder del Estado, no supieron formular o implementar polti- cas efectivas para superar el capitalismo. Y peor: formu- laron e impusieron polticas que, en los hechos, fortale- cieron la acumulacin del capital de una forma brutal. En consecuencia, las luchas por la autonoma real crecieron y se multiplicaron, dando vida a diferentes corrientes de resistencia, creatividad e imaginacin que barrieron con estos arquitectos del socialismo, o los dejaron hablando solos, mientras el ujo de la historia los rebasaba. DESPERTARES Por suerte, aqu y all, de vez en cuando, han existido per- sonas que saben reconocer la fuerza de la resistencia popu- lar, apreciar su creatividad unindose con textos y palabras a la indignacin de los de abajo. Los hilos rojos de este reconocimiento y valoracin de la posibilidad de resistir a la victimizacin de una manera efectiva, libre y aut- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 32 19/5/09 19:37:23 33 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA noma tomando, adems, la iniciativa y luchando por una vida mejor cruzan la historia de la oposicin al capitalis- mo. Algunos de estos hilos son teorticos, mientras que otros se encuentran en comentarios crticos sobre varios periodos y episodios revolucionarios. Por ejemplo, en la obra de Marx y Engels hasta la poca del Maniesto del Partido Comunista inclusive (1848) encontramos varios anlisis de la autonoma de la clase trabajadora (trabajo vivo) con respecto al ca- pital (trabajo muerto), a pesar de que iban a la par con la recomendacin de apoyar las luchas burguesas con- tra el absolutismo en Europa. Esta ltima posicin fue abandonada a raz del fracaso de la revolucin en 1848 en Alemania y, a partir de entonces, Marx y Engels sos- tuvieron la necesidad de una autonoma completa de las luchas de los trabajadores. Al mismo tiempo, en el breve anlisis de Marx sobre el papel de los campesinos en el 18 Brumario de Luis Bonaparte (1851) y en el libro de En- gels La guerra campesina en Alemania (1850), encontra- mos observaciones apresuradas sobre esas luchas, ms all de sus respectivas trayectorias. Siendo el ms importante acercamiento marxista al problema campesino, el libro de Engels merece un co- mentario. As como muchos movimientos comunalistas anteriores haban retado los poderes feudales, tambin lo hicieron los campesinos, mineros, soldados y clrigos que se levantaron en 1525 contra el cercado de tierras, los impuestos y la autoridad represiva concibiendo, asi- mismo, alternativas igualitarias y comunistas. Por un lado, Engels celebr esa lucha como una anticipacin de la trascendencia nal del capitalismo. Al mismo tiempo, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 33 19/5/09 19:37:23 34 HARRY CLEAVER como l mismo admiti despus, su afn de subrayar el alcance de los factores econmicos lo llev a menospre- ciar la importancia de la religin entre los propios cam- pesinos y sus principales voceros, como Toms Mnt- zer, el telogo que se uni a los rebeldes, combatiendo y muriendo junto a ellos. Aun cuando siguen haciendo falta los testimonios de los cientos de miles de campe- sinos que se rebelaron, nuevas investigaciones acerca de la correspondencia del propio Mntzer revelan que la aspiracin de crear comunidades autnomas estaba en- vuelta en las visiones religiosas esbozadas en el Nuevo Testamento. Hoy, siguen existiendo varias comunidades cristianas autnomas, como los Amish, los Menonitas y los Hutteritas (Anabaptistas), algunas de las cuales man- tienen prcticas igualitarias y comunales. Marx elabor primero en los Grundrisse (1857) y despus en el tomo I de El Capital (1867) un anlisis teortico muy elaborado, corroborando la conclusin de que la clase obrera tena el poder autnomo de supri- mir el capitalismo y crear un mundo nuevo. Este nuevo trabajo vena a reforzar la visin plasmada en los Manus- critos de 1844, segn la cual, ms all del capitalismo, el comunismo de las luchas actuales puede conducir al comunismo futuro. Proporcionaba, tambin, el anlisis histrico de cmo las luchas de los trabajadores haban logrado una sustancial reduccin de la duracin de la jornada de trabajo y combatido la organizacin capita- lista del trabajo de una manera tan efectiva como para forzar el cambio tecnolgico y reducir el tiempo de tra- bajo necesario. Con respecto al alcance de las luchas campesinas, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 34 19/5/09 19:37:23 35 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA sin embargo, en los aos sesenta los anlisis de Marx y Engels seguan siendo los mismos que los de dos d- cadas antes. Es en los ltimos escritos de Marx donde, junto a la comprensin de la importancia de las luchas autnomas en la Comuna de Pars (1871), descubrimos en las cartas a Vera Zasulich, una de sus traductoras al ruso que el estudio de los documentos sobre la vida y las luchas campesinas en Rusia lo haban llevado a concluir que la autoorganizacin autnoma del mir, la comuna campesina, podra proporcionar el fulcro de la re- generacin social en Rusia y llegar a ser un elemento de superioridad con respecto a los pases esclavizados por el sistema capitalista. En cuanto a la historia de las luchas autnomas en las grandes revoluciones del siglo XX las que tuvieron lu- gar en Mxico, Rusia y China, el tiempo y el espacio no me permiten ms que observaciones rpidas. En primer lugar, est claro, desde hace tiempo, que cada uno de es- tos acontecimientos dependi mucho ms de rebeliones campesinas ya sea de los trabajadores rurales-urbanos recin inmigrados hacia nuevas fbricas o de los que se- guan resistiendo en el campo que de las acciones de los partidos polticos organizados. En cambio, fue preci- samente la toma del poder por parte de estos partidos el factor que llev a una nueva sumisin de los trabajado- res y campesinos a la acumulacin del capital. En Rusia y en China, esto se logr por medio del Estado socialista y la reduccin de la crtica de Marx al capitalismo, al programa leninista de armar la transicin socialista. En consecuencia, los relatos ociales de Lenin, Trotsky, Stalin y Mao o de autores sucesivos, contratados para LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 35 19/5/09 19:37:23 36 HARRY CLEAVER elaborar o reelaborar la historia segn las cambiantes ne- cesidades de la poltica del Partido-Estado tuvieron que ser sometidos a la investigacin independiente y cr- tica; una investigacin que revel, desafortunadamente, la realidad brutal de la represin socialista o, mejor dicho, del capitalismo de Estado y la explotacin de aquellos mismos campesinos que haban hecho la revolucin. Esas evaluaciones se aplican tambin a sus opositores ms ruidosos y experimentados, como los anarquistas, quienes participaron en la revolucin, pero fueron re- primidos. En general, los anarquistas, al igual que los populistas, comprendan mucho mejor el asunto de la actividad autnoma de los obreros y campesinos que los bolcheviques; sin embargo, tambin manifestaron acti- tudes y estrategias contradictorias. Podemos valorar los detallados anlisis de Kropotkin de la ayuda mutua, pero palidecemos al evocar las declaraciones de Bakunin a Sergei Nechayev, segn las cuales el antiguo rgimen zarista se acabara gracias a la accin de un puado de revolucionarios profesionales. Aqu en Mxico, ustedes conocen perfectamente las dicultades implcitas en la apreciacin de testimonios y documentos, as como la labor incansable que implica volver a descubrir las fuerzas de la autonoma en el en- tramado de fuerzas en pugna por la revolucin. Como en Rusia y en China, la historia de la Revolucin Mexicana se ha reducido a unos cuantos iconos muy tiles al Esta- do, mientras que las actividades de los que realmente la hicieron fueron interpretadas y reinterpretadas segn las cambiantes agendas ideolgicas. Ante esta situacin, hace dcadas que los llamados LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 36 19/5/09 19:37:23 37 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA historiadores de abajo o subalternos emprendieron la labor de volver a examinar el enorme acervo de las luchas sociales, descubriendo nuevas fuentes, reinterpretando las viejas y buscando cmo reconstruir las historias de las luchas autnomas de base. Puesto que en el pasado se ha- ban registrado muy pocas veces las voces de los luchado- res directamente involucrados, la suya fue una labor bas- tante ardua. Con el tiempo, su trabajo result fecundo, ya que logr restablecer algo de nuestra herencia perdida. Gracias a Rodney Hilton, por ejemplo, la crisis del feudalismo, que abri las puertas al capitalismo, se ha comprendido cada vez menos como el producto de cam- bios demogrcos o de la difusin de los mercados, y cada vez ms como el resultado de las luchas de los de abajo. Su trabajo sobre las rebeliones campesinas del - nal de la Edad Media por ejemplo, sobre la Rebelin Inglesa de 1381 mostr la emergencia de una clara conciencia de clase dentro de las mltiples rebeliones, as como la existencia de concepciones alternativas e igualitarias de organizacin social. Estas concepciones se fundamentaban en las luchas (legales e ilegales) contra la explotacin feudal; en las antiguas creencias en la liber- tad, en la tenencia comunal de la tierra y en la condicin humana, as como en movimientos cristianos radicales, como el que encabez John Ball, el cura lolardo que in- sista en la igualdad social. Gracias a Christopher Hill, ahora comprendemos mucho mejor las luchas de los Diggers (Excavadores) y de los True Levellers (Autnticos Niveladores) en la Re- volucin Inglesa de la mitad del siglo XVII. Al igual que los campesinos de Alemania cien aos antes, ellos com- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 37 19/5/09 19:37:23 38 HARRY CLEAVER batieron contra los cercados de tierras y por la creacin de alternativas al surgimiento del capitalismo agrario. Su trabajo nos ayud a comprender la visin, ideas y bala- das de Gerard Winstanley, quien, al igual que Thomas Mntzer, crea que las luchas materiales y las espirituales estaban estrechamente relacionadas. En consecuencia, ahora sabemos que ese no fue un intento reaccionario de hacer que las cosas volvieran al pasado, sino ms bien un esfuerzo imaginativo de construir una red de comunida- des cristianas igualitarias. Gracias a Peter Linebaugh y a Marcus Rediker, ahora comprendemos mucho mejor las luchas de los trabaja- dores, pescadores, campesinos, esclavos y detenidos que se dieron en Inglaterra y del otro lado del ocano Atln- tico en el curso de los siglos XVII y XVIII. Esas luchas lograron desarticular el control capitalista, lo que dio origen a experimentos de autogobierno en ambos lados del mar (colonias de cimarrones y comunidades de pira- tas). Asimismo, el trabajo de historiadores como George Rawick, quien logr recopilar unos veinte tomos de na- rativa sobre los esclavos, revel mltiples y hasta ahora desconocidos territorios de actividad autnoma dentro y fuera de las plantaciones. En esa historia de luchas, junto al rechazo a ser de- portados, encontramos tambin fugas y xodos desde los sitios donde las viejas luchas haban desembocado en la derrota o en logros modestos, hacia sitios con mayo- res oportunidades. El caso de la frontera en las Amri- cas es muy importante para nosotros. Est el ejemplo de los indgenas que huan de la explotacin de los espaoles (hacia las selvas de Mxico o los pantanos de Florida), LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 38 19/5/09 19:37:23 39 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA de las colonias comunistas fundadas en Texas despus de la revolucin de 1848 en Alemania y, en tiempos ms recientes, de la fundacin de nuevas comunidades en la Selva Lacandona. Todos nos hablan de gente que huye de la represin y, a la vez, que incauta tierra para la auto- organizacin. En algunas ocasiones, esos xodos fueron protagonizados por grupos homogneos cultural y lin- gsticamente, como en el caso de los alemanes en Texas; en otras, las personas involucradas eran muy diferentes entre s, como en el caso de las comunidades cimarronas de esclavos procedentes de diferentes partes de frica o de los pueblos de la Selva Lacandona. Es verdad tambin que, en ocasiones, las fugas y la creacin de nuevas comunidades produjeron conictos entre los diferentes grupos en busca de su autonoma. Desafortunadamente, no siempre nuestras diferentes lu- chas han sido complementarias. Hace mucho tiempo que el capitalismo suscita disputas intestinas en los pueblos, por medio de una compleja jerarquizacin de los ingresos y del poder. En consecuencia, no es raro que las luchas por la autonoma choquen entre s, pues puede suceder que se perjudiquen recprocamente. En ninguna parte esto resulta ms evidente que en el caso de la frontera en las Amricas. El ujo de los europeos que huan de la explotacin y buscaban la autonoma entr en conicto repetidas veces con los pueblos indgenas que buscaban preservar su propia autonoma. Unos cuantos europeos adoptaron las costumbres locales y se mezclaron con los indgenas, pero, ms a menudo, les expropiaron sus tie- rras separndolos de sus medios de existencia o, de pla- no, los exterminaron. Otros conictos surgieron cuando LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 39 19/5/09 19:37:23 40 HARRY CLEAVER los negros lucharon por la autonoma y contra las leyes racistas, cuando las mujeres combatieron por la autono- ma del patriarcado o cuando una casta o un grupo tni- co intent liberarse de la explotacin. Y esto, a pesar de las luchas por parte de diferentes grupos de trabajadores blancos y castas dominantes o grupos tnicos por su pro- pia autonoma y contra los que se ubicaban ms arriba en la jerarqua del poder capitalista. Un ejemplo obvio en Mxico nos lo proporcionan las recientes luchas de las mujeres indgenas contra las tradi- ciones patriarcales dentro de sus propias comunidades en el mismo momento en que esas comunidades luchan por su autonoma con respecto al Estado. A menudo, afor- tunadamente, estas luchas conictivas por la autonoma tambin han sido productivas. Es claro, por ejemplo, que las luchas de las mujeres indgenas en el interior de las comunidades zapatistas produjeron cambios positivos en el balance de poder local entre hombres y mujeres y en la capacidad del movimiento zapatista de buscar y lograr alianzas con un amplio abanico de grupos sociales. Del otro lado del mundo, esfuerzos anlogos se pue- den encontrar en los trabajos del historiador Ranajit Ghua y sus colegas, creadores de los estudios subalternos en la India. Trabajando con herramientas de proceden- cia gramsciana, ellos llegaron ms all de las historias usuales del nacionalismo hind producidas tanto por los historiadores britnicos como por los propios hindes. Mientras que stos privilegiaban el papel de las elites (no nicamente el de Gandhi) ignorando las movilizaciones de los subalternos, Guha y los suyos lograron reconstruir las complejas vicisitudes de la historia popular contra LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 40 19/5/09 19:37:23 41 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA la dominacin colonial, en parte gracias a un cuidadoso examen de los informes ociales de contrainsurgencia, y en parte a travs de los indicios procedentes de rebel- des que no eran parte de las elites. He aqu un ejemplo entre muchos: ante los habituales relatos que enfatizan el papel de los varios taluqdars, zamindars y otros jefes en la rebelin de 1857, Gautam Barda cuenta la historia de cuatro dirigentes populares y el papel que desempea- ron en la ruptura de la dominacin colonial. Puesto que sus estudios revelaron muchos matices de la dominacin colonial y de las luchas por derribarla, tambin llevaron a reconocer que el n del colonialismo formal no impli- c, ni mucho menos, el n de los mecanismos colonia- les de dominacin y explotacin, ni el n de las luchas contra esos mecanismos, lo cual dio pie al paso de los estudios subalternos a los estudios poscoloniales. Los estudios subalternos y poscoloniales fueron uno de los mbitos en que la consideracin histrica de las luchas autnomas pronto incluy el reconocimiento y la apreciacin de la autonoma de las luchas de las muje- res, entre otros desafos al capitalismo colonial y posco- lonial. El propio Guha habl de la necesidad de escuchar no nicamente las pequeas voces de los campesinos, artesanos y trabajadores, sino, tambin y especialmen- te, las voces de las mujeres. Escritores como Kamala Viswewaran, Susie Tharu y Tejaswini Nirnanjana toma- ron muy en cuenta esas voces, el intento de silenciarlas y las intersecciones problemticas de gnero, casta, clase y comunidad, especialmente en la historia de las luchas desde abajo. En Occidente, salvo unas cuantas excepciones, se LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 41 19/5/09 19:37:24 42 HARRY CLEAVER necesit la iniciativa antipatriarcal de los movimientos feministas para abrir los ojos de muchos tericos crti- cos incluyendo a gran parte de los marxistas con respecto al carcter autnomo de los movimientos femi- nistas. Como ya se dijo, empezando por el propio Marx, algunos marxistas estaban dispuestos a reconocer, de una u otra forma, la autonoma de la clase trabajadora frente al capital. Si bien pensaban que los sepultureros del capitalismo necesitaban ser dirigidos, al mismo tiem- po estaban convencidos de que la clase poda derribar al capitalismo y, adems, construir un mundo nuevo. Desafortunadamente, en la medida en que su nocin de clase se hallaba estrechamente ligada a una concepcin de conciencia de clase basada en la adhesin indife- renciada al inters general de clase (sin relacin alguna con los intereses econmicos concretos de especcos segmentos de clase), la nica respuesta de muchos su- puestos marxistas revolucionarios a las reivindicaciones de autonoma de las mujeres (o de cualquier segmento de la clase trabajadora) era plantear, de manera apresu- rada, su sumisin a los intereses generales de clase, es decir, a su direccin machista. Con una actitud as, no sorprende encontrar en los trabajos de los historiadores marxistas incluso en algunos de los mencionados arri- ba una grave falta de atencin con respecto a los anlisis de la especicidad de la situacin de las mujeres (ya sea en la esfera de la produccin o en la de la reproduccin) y de sus luchas. Son en gran parte las feministas no los marxistas las que empezaron a calarse en las pecu- liaridades de las luchas de las mujeres del pasado y del presente. Inevitablemente, los importantes resultados de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 42 19/5/09 19:37:24 43 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA sus trabajos llevaron a unos tensos, pero muy producti- vos matrimonios entre marxismo y feminismo. No es extrao enterarse de que esos matrimonios surgieran entre los que reconocan y valoraban otras for- mas de autonoma. Por ejemplo, en los Estados Uni- dos, Francia e Italia, la rebelin de los trabajadores de base contra los burcratas sindicales empuj a algunos marxistas a un examen ms cuidadoso y obrerista, de la composicin de clase de esas rebeliones desde abajo, en el lugar de la produccin. Algunos grupos entre otros: la Tendencia Johnson-Forrest de la IV Internacional, en los Estados Unidos; Socialisme ou Barbarie, en Francia, y movimientos amplios como la Nueva Izquierda italia- na estudiaron esas rebeliones y elaboraron herramien- tas tericas en parte basadas en la lectura o relectura de Marx para comprender las luchas de los trabajadores, no nicamente en trminos de su autonoma frente al capi- tal, sino tambin frente a los sindicatos y a los partidos socialistas o comunistas. Descubrieron as que los traba- jadores estaban creando consejos obreros y comits de base logrando, en ocasiones, involucrar a otras fbricas y al entorno social. Contra la manipulacin capitalista de la divisin del trabajo y el control laboral, estaban sur- giendo las luchas de los trabajadores para recomponer los paradigmas del poder tanto entre ellos como entre ellos y el capital, con el n de aumentar su autonoma de los programas y polticas capitalistas. Despus de la segunda guerra mundial, los trabaja- dores lograron fortalecerse y rechazar las polticas ke- ynesianas de concertacin de la lucha de clases a par- tir de acuerdos sobre productividad y la jerarquizacin LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 43 19/5/09 19:37:24 44 HARRY CLEAVER del desarrollo supervisada por el Fondo Monetario In- ternacional y el Banco Mundial. Se detect una nueva capacidad de luchar exitosamente, no solamente en el mbito capitalista del salario y de las condiciones de tra- bajo, sino tambin en la conquista de un nuevo espacio y tiempo, algo que empez a teorizarse en trminos de autovalorizacin apropiacin e inversin de sentido de un trmino que Marx usaba para describir la repro- duccin capitalista ampliada. Reconocer que el anta- gonismo se estaba extendiendo a toda la sociedad llev, acto seguido, a formular las categoras de fbrica social y, ms tarde, de obrero social. Con las luchas de los tra- bajadores de las grandes fbricas en los Estados Unidos y en Europa durante los aos sesenta, la difusin de las luchas comunitarias en los aos sesenta y setenta, la par- ticipacin de los trabajadores en coaliciones de ambos lados de la frontera a nales de los ochenta y a principio de los noventa, y las luchas contra el Tratado de Libre Comercio (TLC), en las ltimas dcadas hemos asistido a una verdadera generalizacin de las luchas autnomas. El reconocimiento de la capacidad de los trabajadores de actuar autnomamente condujo, lgicamente, al siguiente paso: reconocer la legitimidad de la accin autnoma de grupos de trabajadores especcos. Sin embargo, ese reconocimiento fue generado menos por la lgica que por el tremendo impacto que tuvieron las propias acciones autnomas de los trabajadores. Una cosa era admitir la existencia de la fbrica social y otra, muy diferente, aceptar el carcter autnomo de las luchas que se daban fuera del movimiento laboral ocial. En los Estados Unidos, la primera gran ola de esas luchas que LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 44 19/5/09 19:37:24 45 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA muchos no englobaban en el rubro de la lucha de la cla- se fue la de la comunidad negra: el movimiento por los derechos civiles, el movimiento por el poder negro y la explosin de las rebeliones en las comunidades negras urbanas. La gran ofensiva de los negros inclua la reivin- dicacin de iguales derechos civiles y el cuestionamiento a la discriminacin econmica en el trabajo y en la co- munidad (en particular, la cuestin de los impuestos y la negativa de los bancos a invertir en los guetos). Adems, no solamente lucharon contra la discriminacin y la re- presin, sino que elaboraron concepciones del tipo Black is beautiful (lo negro es bello) para celebrar la historia de su propia creatividad cultural autnoma y elaborar un fu- turo distinto. Esos movimientos fueron pronto imitados por los chicanos, los pueblos originarios e, incluso, por los estadounidenses de origen asitico que se rebelaron contra la explotacin y la discriminacin proclamando, asimismo, su propia autonoma cultural. En Europa y en los Estados Unidos, la segunda ola estuvo protagonizada por estudiantes que pusieron en crisis las estructuras del sistema educativo, los valores culturales dominantes y (en Estados Unidos), la forma en que se encontraban sometidos a su futuro trabajo y reclutados para combatir las luchas que consideraban le- gtimas de los campesinos del sureste asitico. Los estu- diantes perturbaron de manera sistemtica la vida de las escuelas y bloquearon los centros de reclutamiento, pero tambin pelearon por nuevos campos de estudio que co- rrespondieran a sus intereses, ya sea en las escuelas o fue- ra de ellas. En Estados Unidos, orecieron relaciones de cooperacin entre organizadores comunitarios, activistas LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 45 19/5/09 19:37:24 46 HARRY CLEAVER estudiantiles y, si bien de manera ms exigua, campesi- nos asiticos que peleaban por la autonoma. Cuando los organizadores comunitarios y los activistas estudiantiles abandonaron las calles y las escuelas para meterse a las fbricas, se unieron a los elementos ms rebeldes de los movimientos laborales de base. La tercera ola estuvo integrada por las luchas de las mujeres, provocadas, en parte, por el comportamiento patriarcal de los hombres en los movimientos negros, estudiantiles y laborales en los que ellas eran tan acti- vas como los hombres y, sin embargo, no se tomaban en cuenta sus preocupaciones. Las mujeres empezaron a organizarse de manera autnoma en el contexto de las luchas existentes y tambin a luchar contra la discrimina- cin de gnero. Empezaron, tambin, a apropiarse de sus deseos y a denir nuevos caminos para su realizacin. Mientras que muchos analistas no quisieron reconocer las luchas diversas, pero interrelacionadas, que se daban fuera del mbito salarial como momentos de la lucha de clases preferan pensar en trminos de los nuevos mo- vimientos, otros plantearon que las nuevas luchas au- tnomas estaban desarticulando la fbrica de la reproduc- cin social capitalista, ampliando as su concepcin de la clase obrera para incorporar a quienes luchaban contra la produccin y reproduccin de la fuerza de trabajo, y tambin a los que luchaban en el lugar de la produccin de otras mercancas. La clave terica de la nueva concep- cin sali de la experiencia de las mujeres italianas de Potere Operaio (PO, Poder Obrero), una organizacin que apoy las luchas de los trabajadores autnomos, pero que segua dominada por hombres. En junio de 1971, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 46 19/5/09 19:37:24 47 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA un buen nmero de esas mujeres rompieron con PO para fundar Lotta Femminista (Lucha Feminista). Un texto cla- ve escrito por Mariarosa Dalla Costa Las mujeres y la subversin de la poltica enfatiz la analoga entre el trabajo domstico no-asalariado y la extraccin capitalista de plusvala. El trabajo de procrear y educar a los nios, de ensearles a integrarse en el mercado capitalista expli- caba siempre fue en gran parte obra de las mujeres y tambin el deterioro cotidiano de las esposas cuyos sala- rios eran mantenidos articialmente bajos precisamente por ser mujeres. Su anlisis fue rpidamente traducido a muchos idiomas y se convirti en una referencia im- prescindible para los movimientos internacionales por el trabajo domstico. El reconocimiento del papel estratgico del trabajo domstico no remunerado en la explotacin capitalista, llev forzosamente a emprender el anlisis de las inter- conexiones entre los diferentes tipos de trabajo no asala- riado reproductivo y productivo, proporcionando as una comprensin ms exacta de las interconexiones entre las diferentes luchas autnomas en ambas esferas. El anlisis de la relacin entre el trabajo domstico no-asalariado y el trabajo asalariado fue pronto ampliado al trabajo no- asalariado de los estudiantes y de los campesinos. Estos anlisis generaron una nueva comprensin del origen y consecuencias de fenmenos tan diferentes como el ma- lestar de los estudiantes, las revueltas campesinas, el re- chazo a tener hijos, las luchas de los inmigrantes tanto en los pases y regiones de origen como en los de desti- no y la resistencia a la implementacin de las polticas neoliberales de ajuste estructural. A partir de estos nuevos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 47 19/5/09 19:37:24 48 HARRY CLEAVER enfoques, los asuntos de gnero y las funciones espec- cas de las mujeres se volvieron parte integrante del acervo analtico de todas las diferentes corrientes de lucha. Todo esto condujo a reconsiderar la autonoma del papel de las mujeres en la historia de una manera anlo- ga a lo que haba sucedido en los estudios subalternos y poscoloniales. Un ejemplo reciente e importante de una reexaminacin as es Caliban and the Witch (Calibn y la Bruja), de Silvia Federici (2004), un estudio que propor- ciona un cuadro detallado de la amplitud y gravedad del esfuerzo capitalista dentro de la acumulacin primitiva de eliminar la autonoma y el poder de las mujeres bsi- camente en Europa, pero tambin en las Amricas. Muy importante para nuestra pltica es la recoleccin de datos procedentes de Mxico y de Per con respecto al papel de las mujeres en defensa de las tradiciones locales, de las creencias religiosas y de las prcticas de gnero mucho ms igualitarias que las impuestas por los conquistadores y colonizadores. Investigaciones recientes en los Andes conrmaron el papel importante de la dirigencia de las mujeres en las luchas anticoloniales; por ejemplo, en la rebelin indgena de 1780. Hoy, encontramos mujeres in- dgenas en el movimiento pan-andino que deenden va- lores comunales e igualdad de gnero de la misma manera en que las mujeres indgenas de las comunidades zapa- tistas en Chiapas combatieron para imponer la Ley revo- lucionaria de mujeres a la dirigencia patriarcal del EZLN. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 48 19/5/09 19:37:24 49 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA QU CAMBI? Con el pleno reconocimiento de las diversas trayectorias de autonoma y, al mismo tiempo, de la capacidad acu- mulada de romper la estructura de la fbrica social y cons- truir alternativas irrumpieron, como es lgico, los prime- ros intentos de analizarlas. Qu cambi? Cmo se logr acumular una fuerza suciente para romper la organiza- cin keynesiana de la fbrica social y llevarla a la crisis? Una parte de la respuesta se encuentra en la fuerza organizativa que se deriva de la aceptacin de la legitimi- dad de la autoorganizacin entre los diferentes grupos en lucha. La emergencia no sin conicto de una gran cantidad de luchas autnomas implic el aumento de su impacto global porque muchos de los que anteriormente se haban mantenido al margen de los movimientos o que no los haban tomado en cuenta encontraron ahora caminos nuevos y ms prometedores para lograr cam- bios en las cosas que les importaban. Las mujeres que haban rechazado las luchas dominadas por los hombres, o los negros que no conocan a revolucionarios blancos que se interesaran en su situacin particular, crearon o se unieron a nuevas organizaciones autnomas. Todo esto desemboc en un desa evidente para las viejas organizaciones que pronto percibieron cmo sus programas y mtodos se volvan obsoletos. Algunas res- pondieron manifestando irritacin, pero otras se vieron forzadas a emprender cambios que hicieron posible un encuentro entre las viejas y las nuevas organizaciones, volvindolas complementarias y fortaleciendo el proceso de su recomposicin poltica. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 49 19/5/09 19:37:24 50 HARRY CLEAVER Gracias a estas dinmicas, los grupos estudiantiles contra la guerra en los Estados Unidos, dominados por los blancos, llegaron a establecer alianzas con las organi- zaciones de estudiantes negros y los grupos feministas. Colaboraron en la lucha contra la guerra, contra la repre- sin a los Panteras Negras, impulsada por las agencias gubernamentales de contrainteligencia (COINTELPRO, por su sigla en ingls), contra la discriminacin de g- nero y por la creacin de espacios de estudios afro-ame- ricanos y de genero en las universidades, as como por ms recursos en las comunidades en benecio de quie- nes creaban proyectos culturales autnomos. Muchos de estos programas fueron parcialmente exitosos, ya que proporcionaron fondos para que las mujeres estudiaran la historia y las cuestiones relativas a sus propias luchas o la creacin de centros de mujeres. El resultado es que los movimientos sociales se fortalecieron, cada uno con- siderado singularmente, y tambin todos ellos. Una parte de la respuesta se encuentra, asimismo, en el inslito talento del que dieron prueba las masas en el curso de las luchas, particularmente en el mbito de co- municacin, tanto en el lugar de trabajo como afuera, tanto en las luchas autnomas como a travs de stas. En la fbrica, la tendencia capitalista a oponer a las luchas de los trabajadores la reorganizacin de la divi- sin del trabajo implic, por mucho tiempo, cambios en la tecnologa y la sustitucin de trabajo por mquinas. Pero, tal y como Marx lo seal en El Capital, las mqui- nas son la encarnacin del trabajo; no nicamente del trabajo manual que produce sus formas corpreas, sino tambin del trabajo intelectual de quienes las disearon LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 50 19/5/09 19:37:24 51 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA y decidieron cmo construirlas. Recuerden la discusin del proceso de trabajo que nos dej Marx en el captulo 7. El resultado en que culmina el proceso de trabajo preexiste idealmente en la imaginacin del trabajador. El hombre no slo produce un cambio de forma en las materias naturales; al mismo tiempo realiza su propio propsito del cual tiene conciencia Al mismo tiempo, no debera sobrevaluarse la sepa- racin entre trabajo intelectual y trabajo manual. Por un lado, cualquier trabajo intelectual, como por ejemplo el de los cientcos y el de los ingenieros, requiere ge- neralmente de ciertas destrezas manuales, a menudo bastante difciles de aprender y que se adquieren slo con la prctica, como el manejo correcto del equipo de laboratorio en los experimentos. Mientras, por ejemplo, la preparacin de un proyecto de investigacin puede ser un asunto fundamentalmente intelectual, los omni- presentes protocolos de laboratorio se deben preparar paso a paso, como recetas de cocina, en los experimen- tos necesarios para concluir la investigacin con xito. Por otro lado, los llamados trabajadores manuales siempre desarrollaron un saber de los nuevos procesos productivos ms concreto que el de los ingenieros y cientcos que los inventaron; un saber sin el cual los procesos seran mucho menos productivos. Un ingenie- ro puede idear cmo reducir los costos, por ejemplo, cambiando la posicin de los tornillos. Pero la experien- cia de los trabajadores del equipo de reparacin puede comprobar que, en realidad, tales cambios complican en lugar de simplicar el proceso de trabajo. Si bien la divisin del trabajo est organizada de manera tal que LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 51 19/5/09 19:37:24 52 HARRY CLEAVER algunos individuos son pagados para inventar un pro- ducto y la forma de producirlo mientras que otros son pagados para ejecutarlo, en la prctica todos son traba- jadores involucrados en el proceso productivo. La im- portancia cada vez mayor de las mquinas y, en general, de la ciencia y la tecnologa, se puede pensar como un incremento de la relacin entre trabajo intelectual y tra- bajo manual. Sin embargo, es un error interpretar este incremento como marginalizacin del trabajo, o concluir que la teora del valor-trabajo de Marx ya no es relevante como lo han hecho Antonio Negri y otros. La sustitucin de trabajadores por mquinas y la reduccin del trabajo manual del que habla Marx en el llamado Fragmento so- bre las mquinas de los Grundrisse, es nicamente un des- plazamiento de trabajo manual por trabajo intelectual, el traslado de gestos manuales a funciones conceptuales y comunicativas. Adems, mientras una produccin en cadena puede organizarse para eliminar la comunicacin directa en- tre trabajadores que llevan a cabo tareas relativamente no-calicadas, el trabajo intelectual no se puede orga- nizar as. El trabajo intelectual siempre ha sido intrnsi- camente social y comunicativo. Nuestro pensamiento se basa en ideas compartidas. Construimos sobre ideas que aprendimos de otros. Si inventamos nuevos conceptos o tenemos nuevas intuiciones, las enviamos al mundo para que otros las experimenten en vez de nosotros. La investigacin y desarrollo (R&D por sus siglas en ingls), ya sea que se lleve a cabo en empresas, universidades o laboratorios gubernamentales, depende en gran parte de una comunicacin intensiva y generalizada. Cuanto LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 52 19/5/09 19:37:24 53 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA ms avanzada sea la sustitucin de trabajo manual por trabajo intelectual, ms grande ser el papel de la acti- vidad comunicativa o, para usar el lenguaje de Marx en el mismo trozo de los Grundrisse, ms grande ser el papel del general intellect (o inteligencia colectiva, en ingls en el texto original de Marx). Pero: cul es exactamente la naturaleza del general intellect? Existe realmente algo as? Es demasiado vago, me parece, reducir la nocin del general intellect a las ca- pacidades intelectuales de los seres humanos; por ejem- plo, a las capacidades lingstico-cognitivas comunes a la especie o a la simple capacidad de pensamiento y co- municacin verbal, como lo ha hecho Paolo Virno. Esas siempre fueron las caractersticas de nuestra especie. Mientras el conocimiento abstracto-conocimiento cientco puede haberse vuelto una fuerza productiva cada vez ms importante en nuestro mundo capitalista, las precisiones de Marx sobre el general intellect impli- caban la existencia de inteligencia ms determinada. Claramente, la historia de la humanidad es la historia de diferentes variedades de inteligencias determinadas, o sea una gran variedad de conocimientos compartidos, actividades intelectuales, paradigmas, visiones del mun- do y cosmologas. Aun as, si un sistema de conocimien- to se vuelve dominante por un periodo dado como el nuestro, nos podemos razonablemente preguntar: cmo y en qu medida? Ms de diez aos antes de que Marx introdujera el trmino general intellect en sus cuadernos de 1857, l y Engels haban abordado en la Ideologa alemana (1845- 1846) el tema de las ideas generales o dominantes. Como LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 53 19/5/09 19:37:24 54 HARRY CLEAVER todos sabemos, ah escribieron acertadamente que las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada poca. Esas ideas dominan precisamente en la medida en que son generalmente aceptadas, deniendo el conjunto espiritual de la poca. Sin embargo, mientras esa formulacin tempranera plantea que esto es as por- que la clase dominante detenta el poder de imponer sus ideas, no explica qu signica esa imposicin, ni cmo esas ideas se encuentran plasmadas por especialistas para conformar un todo coherente. Tampoco dene cmo se llega a una nueva y ms universal hegemona, es decir, cmo se plantea el carcter general, socialmente reco- nocido, de esas ideas, quin las produce y utiliza, cmo se desplazan las ideas e intelectos anteriores, tanto las dominantes como las alternativas (que no pueden ser ig- noradas en el pasado ni en el presente). Claramente, a pesar de intensos esfuerzos de las cla- ses dominantes, siempre han existido barreras a la impo- sicin de las ideas dominantes, a la integracin de la ac- tividad intelectual en un todo hegemnico y a la creacin de lo que se puede llamar un general intellect de la huma- nidad como un todo. Si bien el conjunto y el patrn de los diferentes tipos de actividad mental, de inteligencias determinadas cambi en el transcurso del tiempo, por medio de la conquista pacca o violenta, no parece exis- tir una buena razn a priori para pensar que cualquier conjunto especco de ideas dominantes incluyendo las que se generan en el capitalismo logr jams es- tablecer una hegemona completa, ya sea localmente o universalmente. Dicho esto, el relativo triunfo totalizador del capitalismo la construccin e imposicin de sus LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 54 19/5/09 19:37:25 55 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA propias formas de organizacin social sobre gran parte de la humanidad ha sido probablemente ms efectivo que cualquier sistema social anterior para generar un au- tntico general intellect. Un xito as es el producto de la tendencia del capita- lismo a marginar (a menudo hasta la destruccin), con- vertir o instrumentalizar los saberes locales o las visio- nes del mundo consideradas incompatibles con su propia lgica. Despus de innumerables investigaciones, ahora sabemos ms precisamente cmo las ideas dominantes de la poca capitalista se plasmaron y se difundieron a lo largo y ancho del mundo. Tambin sabemos que las alternativas fueron marginadas, descartadas, destruidas y adaptas para volverse compatibles con el general intel- lect del capital. La investigacin sobre los choques co- loniales y poscoloniales entre sistemas de conocimiento occidental o capitalista y sistemas indgenas produjo una abundante documentacin sobre esa desestimacin y destruccin. Las recientes tendencias hacia la investigacin o, me- jor dicho, hacia el robo (biopiratera) de los conocimien- tos de los indgenas por parte de corporaciones multina- cionales que buscan ganancia, son ejemplos evidentes de esa disposicin, ejemplos incluso ms evidentes y siste- mticos que en etapas anteriores de la explotacin capita- lista. Como en el pasado, ahora tambin los sistemas de valores ms amplios y las visiones del mundo de las acti- vidades intelectuales dentro de las cuales se desarrollaron esos saberes, son ignorados y descartados, mientras que sus autores son amenazados de empobrecimiento, dis- persin y sumisin, cuando no directamente de aniqui- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 55 19/5/09 19:37:25 56 HARRY CLEAVER lacin. De manera que el origen de lo que Marx llamaba general intellect implic precisamente la imposicin de la organizacin capitalista del saber y de la actividad inte- lectual como mano de obra explotable excluyendo otras alternativas. El resultado, evidentemente, ha sido una re- sistencia creciente y reticular de los grupos indgenas y de otros grupos que se oponen a esas prcticas. No sorprende que muchas de las luchas por la auto- noma, cuyas vicisitudes intent esbozar, incluyeran ensa- yos para preservar, recuperar o elaborar saberes y visiones del mundo que conforman alternativas al general intellect fabricado por el capitalismo y celebrado por sus crticos. Existen, evidentemente, muchos obstculos para esta construccin de una inteligencia general, ms all de la resistencia de los indgenas y de sus partidarios a la expropiacin y al genocidio cultural. A menudo, las cor- poraciones capitalistas que buscan ventajas competitivas o los gobiernos que buscan ventajas estratgicas mantie- nen secreta la naturaleza exacta de los descubrimientos hechos por los trabajadores involucrados en la R&D. Los derechos de propiedad intelectual que usan los capita- listas para monopolizar el saber robado a la fuerza de trabajo o a los pueblos indgenas no asalariados tambin impide que otros usen ese saber, obstaculizando as su integracin y generalizacin. La rgida divisin del trabajo intelectual, creada e im- puesta para dividir y controlar a los trabajadores intelec- tuales, desemboc en la ignorancia de lo que ocurre fuera de la estrecha especializacin de un individuo o de un grupo, una ignorancia que limita la imaginacin y la crea- tividad de todos, ya sean individuos o grupos. Adems, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 56 19/5/09 19:37:25 57 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA en muchos mbitos y particularmente en el del llama- do trabajo manual, la hegemona del dominio capita- lista tuvo como resultado que los gerentes reconocieran los saberes de los trabajadores slo a regaadientes. En el contexto de enajenacin, antagonismo y explotacin de todo trabajo impuesto por el capitalismo incluyendo el trabajo intelectual, a veces trabajadores aislados u organizados en pequeas redes emplean su creatividad para desarrollar nuevos saberes y procesos que se cuidan de noticar a sus patrones. En la medida en que esos nue- vos enfoques son desplegados en actos de resistencia y sabotaje, se vuelven antagonistas con respecto al dominio capitalista. De todos modos, en la medida en que involu- cran varios saberes y talentos, todos lo casos arriba men- cionados por mucho que se hayan mantenido ocultos o aislados aumentan la productividad del trabajo y se pueden considerar como un mosaico de inteligencias dominadas. El capital carece de la capacidad de integrar- las en un general intellect unicado. La importancia del trabajo intelectual creci en los aos sesenta no slo por la generalizacin de la automa- cin, sino tambin por la rpida expansin de la mer- cantilizacin de los servicios (desde la oferta de diver- sin a la expansin de las industrias nancieras y de la salud). A su vez, esa expansin fue estimulada por la transformacin de los deseos y de las luchas de la gen- te. La rpida expansin de la industria de la salud, por ejemplo, fue, en parte, una respuesta al creciente rechazo por parte de las mujeres de quedarse en su casa y a la demanda de cuidado mdico y otros servicios de salud. Como lo saben todos los economistas, ahora las mercan- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 57 19/5/09 19:37:25 58 HARRY CLEAVER cas de servicio se producen de preferencia con trabajo intensivo. Sin embargo, esta intensidad del trabajo no se encuentra nicamente en la produccin de espectculos televisivos y pelculas, en el cuidado de los enfermos o en cargar papeles. Cada una de estas industrias es muy dependiente de una variedad de profesionalidades a nivel intelectual y emocional, y de una intensa comunicacin entre productores y entre productores y consumidores. En el sector de los servicios, se ha manifestado, adems, la tendencia generalizada a sustituir trabajo por mqui- nas, lo cual, una vez ms, implica la sustitucin de un trabajo intelectual por otro, es decir, el reemplazo de bu- rcratas nancieros por programadores de computadora e informticos. Algo parecido sucedi tambin fuera del mbito la- boral, en la esfera de la produccin y reproduccin de la fuerza laboral, ya sea en las escuelas, en casa o en la co- munidad. Esto es, tal vez, ms evidente en las escuelas, especialmente a nivel universitario, donde la capacita- cin de la futura fuerza de trabajo se alimenta y alimenta la R&D. La educacin se volvi, ms o menos junto a la sustitucin de trabajo manual por trabajo intelectual en la produccin, en primer lugar, en un asunto de cmo aprovechar la informacin y la comunicacin, y despus de cmo mejorarlas. Y sin embargo, ir a la escuela impli- ca ms que la adquisicin de capacidades cognoscitivas; implica tambin aprender capacidades afectivas y cmo relacionarse con los otros. Estas capacidades se aprenden en casa primero y despus se redenen en la escuela y en la comunidad ampliada. Con el paso del tiempo, como lo sealaron primero Mi- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 58 19/5/09 19:37:25 59 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA chel Foucault y despus Gilles Deleuze y Felix Guattari, el capital no dej de manipular esas capacidades en su propia ventaja. El estudio de Foucault sobre la idea de Bentham de manejar las crceles con criterios del tipo panopticn llev a investigar cmo esos mecanismos de micro-control se haban generalizado en la sociedad, en los cuerpos y en las mentes de los que la habitan. En el proceso, revel el empleo hasta entonces invisible de un bio-poder que ma- neja las vidas de los individuos de manera sutil, por medio de formas inducidas de control interiorizado. Por otro lado, conforme desarrollamos la capacidad de pensar, reunir informacin y comunicar, alcanzamos la posibilidad de luchar de manera autnoma. Si miramos la historia de las luchas autnomas contra el capitalis- mo, podemos comprender que, a menudo, la debilidad de los movimientos se debe, por lo menos en parte, a su aislamiento e incapacidad de conectarse con los dems, aprender de ellos, reforzarlos y amplicar sus luchas. En cambio, uno de los aspectos ms impactantes de las lu- chas que engendraron la crisis del capitalismo keynesia- no hacia nales de los aos sesenta y principio de los se- tenta, fue precisamente la capacidad de comunicacin de que se logr deconstruir redes complejas para movilizar un gran nmero de personas en muchos movimientos, ms o menos al mismo tiempo. Diferentes anlisis de esa nueva subjetividad en lu- cha y de la correspondiente respuesta capitalista llev a muchos marxistas europeos a reformular los conceptos de lucha de clase en el lenguaje de Spinoza. En lugar de la clase obrera y del obrero social, ahora se hablaba en trminos de multitud; en lugar de la fuerza creadora LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 59 19/5/09 19:37:25 60 HARRY CLEAVER del trabajo vivo, ahora se planteaba el poder constitu- yente del general intellect o intelectualidad de masa, en la que el poder creador de la multitud se diferenciaba del poder de mando capitalista. Aun cuando se desarrolla- ron en el lapso de unos veinte aos de investigacin en Francia y en Italia, para quienes no leen el francs y el italiano estas nuevas formulaciones se popularizaron slo recientemente gracias a los dos libros de Michael Hardt y Toni Negri: Imperio (2000) y Multitud (2004), y tambin a Una gramtica de la multitud (2004), de Paolo Virno. Si bien dieren un poco en la formulacin y en el anlisis, los tres trabajos proponen la tesis de que las nuevas y ms avanzadas formas de lucha autnoma se encuentran en la autoactividad de la multitud. sta se concibe como una multiplicidad reticular cuya singularidad en la so- ciedad capitalista reside en las cada vez ms importantes capacidades bio-polticas compartidas de comunicar y autoorganizarse. Me parece que el atractivo del concepto de multitud reside, primero, en la manera en que resume una variedad de luchas autnomas y, al mismo tiempo, interconecta- das, que emergieron a nivel internacional en aos recien- tes. En segundo lugar, los anlisis que lo han estructurado deenden la idea de que la fuerza de esas luchas tiene el potencial de crecer en el futuro y forjar las relaciones sociales ms all de las restricciones del capitalismo; en otras palabras, reorientaron la visin marxista revolucio- naria sobre los recientes desarrollos de nuestra capacidad de cooperar de manera independiente al capital. Existen, al mismo tiempo, grandes diferencias sobre cmo poner en prctica estas potencialidades, considerando la sosti- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 60 19/5/09 19:37:25 61 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA cacin de los mtodos desarrollados por el capital en las ltimas tres dcadas para controlar y canalizar esas nue- vas capacidades. A pesar de su anlisis del capital como un imperio que acta a escala global, Hardt y Negri son optimistas algunos diran triunfalistas, mientras que Virno y algunos otros como Bifo (Franco Berardi) lo son mucho menos. AUTONOMA POSIBLE? A partir de lo expuesto arriba, qu podemos decir ahora con respecto el tema central de esta conferencia sobre la autonoma posible o las autonomas posibles? He aqu lo que me parece ms claro: En primer lugar, y de manera ms general, pasado y presente comprueban que no tenemos por qu ser vcti- mas pasivas que slo pueden resistir. Muy por el contrario, podemos tomar la iniciativa y atacar. Podemos, como lo hicieron muchos antes de nosotros y lo siguen haciendo ahora, denir nuestros deseos, analizar cmo satisfacerlos y luchar de manera individual y colectiva por los cam- bios que consideramos necesarios. Hay momentos, evi- dentemente, en que estamos a la defensiva y no podemos hacer ms que resistir, pero tenemos que estar listos para retomar la iniciativa. En el pasado, muchas de nuestras co- rrientes pusieron el capital en profundas crisis; ahora nues- tro objetivo debe ser interconectarlas, creando una suerte de tsunami de luchas conjuntas e interconectadas, tan pode- roso como para hacer imposible la recuperacin del mando capitalista y posibilite nuestra completa autonoma. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 61 19/5/09 19:37:25 62 HARRY CLEAVER Tomar la iniciativa implica romper todos los marcos institucionales que el capital construy para restringir y canalizar nuestra energa y redenir el terreno de lucha en nuestros propios trminos. Estos marcos han sido nu- merosos y tambin lo han sido las luchas por romperlos. Entre los conictos esbozados arriba, podemos identi- car varias luchas de esa naturaleza. Primero, los intentos del capital por manipular nues- tros deseos mediante la publicidad, la mercadotecnia y la creacin de jerarquas salariales, raciales, tnicas y de gnero, han sido combatidos por las revoluciones cul- turales del ltimo medio siglo, que cambiaron cada uno de los aspectos de la organizacin capitalista de nuestras vidas. Segundo, esas relaciones legales de propiedad, intro- ducidas para dividirnos y mantenernos separados de los medios de produccin, han sido desaadas por las lu- chas contra los cercados y por tomar el control de los medios de produccin. Esto incluye el rechazo y sub- versin de la propiedad intelectual a travs de la libre circulacin y la apropiacin de las ideas, las invenciones y las actividades que las generan. Tercero, los mercados de trabajo en los que todos es- tamos obligados a vender un trozo de nosotros mismos han sido contestados en repetidas ocasiones y nuestra subordinacin a ellos ha sido refuncionalizada. Cuarto, la subordinacin de la vida al trabajo ha sido rechazada en las fbricas y en las ocinas por trabaja- dores asalariados; en las casas y en las escuelas, por las mujeres y los nios. Quinto, las ideologas de la dominacin por medio LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 62 19/5/09 19:37:25 63 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA de las cuales el capital intent educarnos en el servilismo han sido combatidas por movimientos religiosos que se apartan de las jerarquas eclesisticas y rescatan concep- tos como libertad e igualdad del uso capitalista, renovn- dolos en trminos de autonoma. En general, asistimos al rechazo de todo general intellect impuesto desde arriba y a la aceptacin de la diversidad de las ideas y del dialogo. Sexto, las constituciones que reducen nuestro de- recho y libertades a las reglas del juego capitalista han sido contestadas por luchas que han ido ms all de la desobediencia civil de leyes especcas, exigiendo una completa reorganizacin de la vida colectiva. Sptimo, las territorializaciones espaciales (desplaza- miento o reclusin), designadas para dispersarnos o aislar- nos, han sido cuestionadas por quienes rechazaron ser desalojados de sus tierras o por los que escogieron la movilidad del xodo redeniendo as el terreno de sus luchas. Octavo, el sindicalismo que empez como una for- ma de autoactividad colectiva de los trabajadores, pero que fue convertido por el capital en un instrumento de control, ha sido rebasado por las luchas de trabajadores de base y por la extensin de sus luchas sectoriales a la comunidad entera. Noveno, la arena electoral formal de la poltica de los partidos, que limita la poltica a los profesionales y excluye a gran parte de las personas de una participacin efectiva en la vida poltica, ha sido cuestionada por las luchas en pos de la democracia participativa a travs de plebiscitos o encuentros de base. Dcimo, aquellas relaciones jerrquicas de gnero, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 63 19/5/09 19:37:26 64 HARRY CLEAVER que fueron moldeadas para poner a los hombres a com- petir con las mujeres en benecio del control corporativo y de la ganancia, han sido cuestionadas, resquebrajadas y rebasadas por las luchas de las mujeres en la produccin y en la reproduccin. Onceavo, esas divisiones raciales y tnicas, que tam- bin fueron orquestadas para ponernos en competicin entre nosotros, han sido socavadas por las lucha de los negros y de los chicanos en los Estados Unidos y por las luchas de los indgenas a lo largo de las Amricas y ms all. Igual que en el pasado, en este momento de la histo- ria los caminos de la autonoma son tan diversos como los intentos de bloquearlos. Al mismo tiempo, mientras esta situacin revela que todos tenemos un enemigo co- mn el capitalismo, no hay razn para pensar que nuestros deseos son los mismos en todas partes y que un nuevo sistema podr satisfacerlos. Me parece que este asunto se encuentra muy bien expresado por el lema: Un no, muchos ses! Muchos ses quiere decir la construccin autnoma de cada s particular por una multiplicidad de individuos y colectividades autode- nidas. Ya no tenemos por qu pensar en trminos de sustituir el sistema actual por otro sistema singular, motivado por una conciencia singular o un general intel- lect hegemnico, como en el comunismo o en el socialis- mo, sino ms bien con muchas formas de ser y con una poltica de negociar las diferencias. Al mismo tiempo, lo que tenemos no es un mosaico inconexo de luchas y proyectos separados. Existe, muy por el contrario, un ujo asombroso de dilogos, debates, intercambio de ex- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 64 19/5/09 19:37:26 65 TRAYECTORIAS DE AUTONOMA periencias y ayudas mutuas. Todas estas experiencias se hilan gracias a encuentros, manifestaciones colectivas y comunicacin va internet en un tejido de interaccin y colaboracin que contiene el potencial para moldear un nuevo conjunto de relaciones sociales y polticas que puede reemplazar las relaciones capitalistas y, al mismo tiempo, realizar nuestras muchas formas autnomas, pero interrelacionadas de organizar nuestras vidas. Austin, Texas, Octubre de 2006. Traduccin: Claudio Albertani.
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LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 66 19/5/09 19:37:26 67 AUTONOMA, ANTAGONISMO Y SUBALTERNIDAD NOTAS PARA UNA APROXIMACIN CONCEPTUAL MASSIMO MODONESI Vale la pena reiterar que organizamos este coloquio para propiciar el inicio de un dilogo entre diversas experien- cias (tericas y prcticas) inspiradas en el principio de au- tonoma; un dilogo dirigido a ampliar el alcance de esta nocin en Mxico, ms all de las dimensiones tnicas- culturales-territoriales, de la conquista de un estado de excepcin en el interior de marcos institucionales, en una perspectiva de emancipacin social integral que, a mi en- tender, corresponde al planteamiento anticapitalista de la Sexta Declaracin de la Selva Lacandona del EZLN (que sigo considerando fundamental, ms all de los claroscu- ros de la Otra campaa). AUTONOMA El ttulo que escogimos para el coloquio La autono- ma posible evoca la idea de utopa posible de Ernst LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 67 19/5/09 19:37:26 68 MASSIMO MODONESI Bloch. Desde esta perspectiva, podemos entender la au- tonoma en dos dimensiones complementarias. Por una parte, como un mito movilizador, en la lnea trazada por Sorel y retomada por Gramsci y Maritegui. Por la otra, como un horizonte el todava no que orienta hacia un proceso real: la autonomizacin. Desde esta ptica, hay que distinguir y articular la nocin de autonoma in- tegral como utopa posible y la de autonomizacin como proceso real orientado hacia la autonoma integral que produce autonomas parciales o relativas. Incluyo en esta distincin, aunque merezca un tra- tamiento especco, una acepcin propia de ciertas co- rrientes polticas que se autodenominan autonomistas o autnomas a partir del principio de separacin de la clase y los trabajadores de los partidos, las instituciones estatales y no slo o exclusivamente del capital, y el ca- pitalismo. A partir de esta acepcin, se asientan deni- ciones de los movimientos autnomos centradas en la especicidad de su organizacin y su prctica poltica. En este tenor, escribe Kastiacas: A diferencia de la Social Democracia y el Leninismo, las dos corrientes principales de la izquierda en el si- glo veinte, los autnomos estn relativamente libres de cargas ideolgicas rgidas. La ausencia de toda organizacin central (o incluso de cualquier tipo de organizacin primaria) ayuda a mantener la teora y la prctica en constante interrelacin. De hecho, la ac- cin precede a los autnomos, no las palabras, y es el cmulo de acciones descentralizadas, generadas por pequeos grupos en funcin de sus propias iniciativas, lo que impide una sistematizacin de la totalidad del LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 68 19/5/09 19:37:26 69 AUTONOMA, ANTAGONISMO Y SUBALTERNIDAD movimiento, primer paso cuando se quiere desman- telar cualquier sistema. No existe una organizacin nica que pueda controlar la direccin de las accio- nes que se toman desde la base. Aun cuando los au- tnomos no tienen una ideologa unicada y nunca ha habido un maniesto del movimiento, sus plan- teamientos evidencian que luchan no por ideologas, no por el proletariado, no por el pueblo, sino (en el mismo sentido en que las feministas lo plantearon por primera vez) por una poltica de la primera persona. Ellos quieren la autodeterminacin y la abolicin de la poltica, no el liderazgo de un partido. Quieren destruir el sistema social existente porque lo conside- ran la causa de la inhumanidad, la explotacin y la monotona cotidiana. 1 Esta manifestacin histrica de la autonoma los mo- vimientos llamados autnomos y las aristas polmicas que la acompaan pueden entenderse como una forma especca de autonomizacin. Regresando a un plano ms general, vale la pena citar una nota metodolgica de Gramsci que ubica claramente a la autonoma como desenlace de un proceso emancipa- torio. Es preciso sealar que se trata de un pasaje central de la obra de Gramsci, el cual constituye la plataforma terica fundacional de la escuela de estudios subalternos hind, a decir de su fundador, Ranajit Guha. 2
Escribe Gramsci desde la crcel: Bisogna pertanto studiare: 1) il formarsi obbiettivo dei gruppi sociali subalterni, per lo sviluppo e i rivolgi- menti che si vericano nel mondo della produzione economica, la loro diffusione quantitativa e la loro LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 69 19/5/09 19:37:26 70 MASSIMO MODONESI origine da gruppi sociali preesistenti, di cui conser- vano per un certo tempo la mentalit, lideologia e i ni; 2) il loro aderire attivamente o passivamente alle formazioni politiche dominanti, i tentativi di inuire sui programmi di queste formazioni per imporre ri- vendicazioni proprie e le conseguenze che tali tentati- vi hanno nel determinare processi di decomposizione e di rinnovamento o di neoformazione; 3) la nascita di partiti nuovi dei gruppi dominanti per mantenere il consenso e il controllo dei gruppi subalterni; 4) le formazioni proprie dei gruppi subalterni per riven- dicazioni di carattere ristretto e parziale; 5) le nuove formazioni che affermano lautonomia dei gruppi su- balterni ma nei vecchi quadri; 6) le formazioni che affermano lautonomia integrale ecc. La lista di queste fasi pu essere ancora precisata con fasi intermedie o con combinazioni di pi fasi. Lo storico deve notare e giusticare la linea di sviluppo verso lautonomia inte- grale, dalle fasi pi primitive, deve notare ogni mani- festazione del sorelliano spirito di scissione. 3 Podemos entonces pensar, por una parte, en la autono- ma integral como punto de llegada, como modelo de sociedad autorregulada, como condicin-situacin de autodeterminacin, en la cual los sujetos determinan las normas a las que se someten, como un sinnimo pro- yectivo de independencia, el contrario de heteronimia y dependencia. En esta direccin, Cornelius Castoriadis enumera al- gunas caractersticas esenciales del proyecto autonmico: [] une rappropriation du pouvoir par la collectivi- t, labolition de la division du travail politique, la cir- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 70 19/5/09 19:37:26 71 AUTONOMA, ANTAGONISMO Y SUBALTERNIDAD culation sans entraves de linformation politiquement pertinente, labolition de la bureaucratie, la dcentra- lisation la plus extrme des dcisions, le principe : pas dexcution des dcisions sans participation la pri- se de dcisions, la souverainet des consommateurs, lauto-gouvernement des producteurs accompag- ns dune participation universelle aux dcisions en- gageant la collectivit, et dune auto-limitation. 4 Aunque se presente como modelo abstracto, la autonoma empieza a existir en las experiencias concretas que la pre- guran; es una utopa que adquiere materialidad si la entendemos, con Marx y Engels, como un movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual. 5 En este sentido, la autonoma puede pensarse como sinni- mo de comunismo, un sinnimo que apunta al mtodo ms que al contenido; corresponde a una utopa proce- dimental cuando el comunismo se propone como utopa substancial o material. 6 Si la autonoma es, por denicin, capacidad de esta- blecer normas, es poder y, por lo tanto, se desprende de relaciones de poder; es poder entendido como relacin y no como cosa u objeto, relacin entre sujetos, ellos y nosotros, dira Holloway. Pensemos y ubiquemos entonces a la autonoma en el cruce entre relaciones de poder y construccin de sujetos. En esta interseccin, la autonoma aparece como la parte proyectiva del proceso de conformacin del sujeto colec- tivo, es decir, como la condicin del sujeto que, emanci- pndose, dicta sus propias normas de conducta. Si la autonoma es parte de un proceso de construc- cin ms que un estado (condicin o situacin), es ne- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 71 19/5/09 19:37:26 72 MASSIMO MODONESI cesario evitar aislarla y jarla como fenmeno; ms bien es indispensable visualizar su movimiento para captar su naturaleza. Dnde se construye la autonoma? Cmo se construye? Quin la construye? SUBALTERNIDAD Y ANTAGONISMO Para abarcar el problema en sus amplias dimensiones, ela- bor un cuadro que trata de ilustrar una forma de enten- der la autonoma como parte de un proceso en el cruce entre relaciones de poder y construccin de sujetos. El cuadro pretende plantear un enfoque a partir de la combi- nacin de distintas perspectivas del pensamiento marxista contemporneo, vertientes que se han mantenido relativa- mente separadas y que, a mi parecer, es necesario articular (sobre el porqu de la separacin y la necesidad-posibi- lidad de articulacin entre estas vetas tericas, regresar ms adelante). Ilustro en 6 puntos la construccin del cuadro 1. El primer aspecto del cuadro visualiza la distincin y la relacin entre un enfoque sincrnico y uno diacrni- co, para cumplir con dos propsitos complementarios: a) por un parte, atender la necesidad de captar una lgica relacional en sus momentos, sus dimensiones y niveles, buscando la concatenacin de los elementos. b) por la otra, evitar la rigidez propia de la lgica for- mal, no caer en una visin etapista, reconocer la si- multaneidad en el terreno concreto. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 72 19/5/09 19:37:26 73 AUTONOMA, ANTAGONISMO Y SUBALTERNIDAD 2. Un segundo aspecto sita, en un primer nivel, la caracterstica principal de la relacin de poder, pensada como estructura, situacin o contexto, distinguiendo tres formas: dominacin, conicto y emancipacin. 3. En un tercer plano, asumo que a estas relaciones de poder corresponderan tres caractersticas fundamentales del sujeto (colectivo-individual): subalterno, antagonista y autnomo. 4. En un siguiente nivel, supongo que estas formas subjetivas se conguran, en la relacin de poder, en fun- cin de un tipo de poder: poder sobre-poder contra-poder hacer. 5. Por ltimo, considerando que se trata de una des- composicin analtica, el cuadro pretende dar cuenta de la composicin del sujeto. Los puntos focales de la re- composicin son las relaciones dialcticas que vinculan los elementos del cuadro. 6. El cuadro sincrnico se construye de la misma manera con la funcin especca de evidenciar que la realidad concreta es desigual y combinada, es decir, los sujetos reales deben visualizarse en trminos de combi- naciones desiguales de subalternidad, antagonismo y au- tonoma, manteniendo una secuencia ascendente, de la dominacin hacia la emancipacin. Antes de mencionar algunas implicaciones de esta forma de plantear el problema, vale la pena explicitar el origen terico de los elementos que conforman la tripar- ticin que la ordena. Entiendo, con Gramsci, la subalternidad como la condicin subjetiva en el marco de una relacin de do- minacin. 7 Aunque obvie en esta ocasin el anlisis de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 73 19/5/09 19:37:26 74 MASSIMO MODONESI dicha concepcin, es importante sealar para los nes de esta presentacin que Gramsci, si bien se centra en la nocin de subalternidad, busca y explora los cami- nos del antagonismo, sin nombrarlo con este trmino. Al mismo tiempo, la eleccin del sustantivo y adjetivo subalterno no es casual ni solamente usada para eludir la censura fascista, sino que da cuenta de una perspec- tiva, de un nfasis que se relaciona tanto con la derro- ta del movimiento de los consejos obreros y el ascenso del fascismo como con el locus polmico de Gramsci en el debate marxista, el posicionamiento en defensa de la praxis que se hace cargo tanto de la crtica al economi- cismo como al voluntarismo. Este locus polmico da lu- gar a un pensamiento complejo que, a mi entender, ser sobreinterpretado en la posterior disputa sobre el lugar de Gramsci en el debate terico y poltico marxista. 8 Ms all de la recuperacin plena, parcial o diferenciada del pensamiento de nuestro viejo Antonio, hay que reco- nocer que ofrece a la teora marxista una herramienta conceptual, la subalternidad como condicin subjetiva en la relacin de dominacin, y un bosquejo de una teo- ra de la subalternidad. Despus de Gramsci, ninguna reexin sobre el conicto y la emancipacin puede res- tar importancia a las relaciones de dominacin como el piso concreto, la plataforma real y, por ende, el ineludi- ble punto de partida terico del pensamiento crtico y la praxis revolucionaria. El paso siguiente asume que a la dimensin del con- icto corresponde el antagonismo como caracterstica del sujeto, como forma de incorporacin subjetiva del con- icto, no como simple sinnimo de conicto entre capi- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 74 19/5/09 19:37:26 75 AUTONOMA, ANTAGONISMO Y SUBALTERNIDAD tal y trabajo o burgueses y proletarios a nivel objetivo, como aparece, en un plano nominal o lingstico, en la obra de Marx. 9 Esta acepcin subjetiva del concepto de antagonismo se encuentra in nuce en las obras de Ne- gri de los aos 70 y 80. 10 Ms all de la validez de las conclusiones y las tesis que deende en esta poca, en Negri se encuentra un implcito intento de teora subje- tiva del antagonismo. Digo implcito porque el uso de la palabra, si bien es constante y central, no es sistemtico, en la medida en que ucta entre distintos niveles ana- lticos, entre acepciones objetivas y subjetivas y, sin em- bargo, traza lneas interpretativas y bosqueja una teora del sujeto basada en la nocin de antagonismo. 11 Analizo con mayor amplitud la posibilidad de un uso subjetivo de este concepto y su manejo en la obra de Negri en un ensayo que publiqu el ao pasado con el ttulo de Re- sistencia: subalternidad y antagonismo. 12
As como Gramsci se mueve de la subalternidad ha- cia el antagonismo, Negri navega a partir de las nocio- nes de subversin y autovaloracin entre antagonismo y autonoma. Por ltimo, otro autor que inspira el planteamiento que presento es John Holloway, quien desarrolla su im- portante y polmica reexin terica a partir de la distin- cin entre poder sobre y poder hacer. 13 A diferencia de Gramsci y Negri, me parece que el sugerente itinerario trazado por Holloway salta de la subalternidad a la auto- noma, sin considerar la centralidad del poder contra y simplicando el pasaje del conicto y el antagonismo. Ms all de la discusin puntual con estos tres teri- cos marxistas, quiero evidenciar sus contribuciones y, al LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 75 19/5/09 19:37:27 76 MASSIMO MODONESI mismo tiempo, sealar que el cuadro que presento po- dra servir tambin para construir un mapa del pensa- miento marxista en relacin con las cuestiones del poder y del sujeto. Tanto la riqueza como los lmites la relativa parcia- lidad de las perspectivas de estos autores surgen del recorte que producen sus puntos de partida, los contex- tos histricos y los referentes subjetivos reales o ideales a partir de los cuales piensan. Sin entrar aqu en la mirada de Holloway sobre los zapatistas y los piqueteros, esta fractura me parece particularmente evidente en el caso de Gramsci y de Negri, en relacin con la historia de Italia: Gramsci, con el pesimismo de la razn, pensando desde la crcel, desde el reujo, buscando los caminos del resurgimiento; Negri, desde el triunfalismo voluntarista, cabalgando la oleada de movilizacin de nales de los aos sesenta, hasta 1977, trazando los caminos de la inmi- nente revolucin comunista. El desencuentro de ambas visiones me aparece como la contraparte terica del des- encuentro poltico en la historia italiana entre el signica- tivo prudente arraigo poltico cultural del PCI y la atrevi- da irrupcin radical de la nueva izquierda; desencuentro que, a mi parecer, es un factor importante, por no decir decisivo, de una derrota histrica, terica y prctica. Ms all de la validez de esta hiptesis de interpreta- cin histrica y de las speras polmicas entre ambas co- rrientes, sostengo su complementariedad terica a partir de la correspondencia de niveles de anlisis (en el plano que sealo en el cuadro) y de la lgica de construccin conceptual por medio de las cuales construyen sus re- corridos tericos. Si puntos de vistas distintos llevaron LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 76 19/5/09 19:37:27 77 AUTONOMA, ANTAGONISMO Y SUBALTERNIDAD a itinerarios separados, podemos pensar en una conver- gencia en la medida en que hay una piedra angular te- rica compartida: la centralidad del cruce entre relaciones de poder y construccin del sujeto. Es cuestin de abrir el espectro, dar movilidad y hacer girar a la piedra para as ampliar el ngulo. Dejo, por razones de tiempo, el debate con los auto- res para terminar con algunos ltimos breves comenta- rios sobre el cuadro Reitero, para evitar confusiones, el indisoluble vncu- lo entre el enfoque diacrnico y el sincrnico. El prime- ro permite visualizar las intersecciones dialcticas entre dimensiones, niveles y tratar de entender lgicas y se- cuencias. El segundo plantea, en el terreno de la realidad concreta, el problema de la simultaneidad, recompone la descomposicin analtica, asume que los sujetos concre- tos se conguran combinando desigualmente subalterni- dad, antagonismo y autonoma. 14 El cuadro est pensado para servir como marco expli- cativo de las relaciones dialcticas que conforman al suje- to, pero tambin como punto de partida para la construc- cin de indicadores que podrn ser utilizados en anlisis concretos; por ejemplo, en trminos de anlisis del dis- curso, identicar indicadores de subalternidad (elemen- tos de sentido comn), de antagonismo (los a-privativos), 15
y de autonoma (proyecciones, imgenes de futuro). Sealo, para terminar, la centralidad que se mani- esta grcamente por un crculo rojo del conicto y el antagonismo. Las relaciones de conicto, el sujeto anta- gonista y el contra poder son el corazn de la dialctica subjetiva. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 77 19/5/09 19:37:27 78 MASSIMO MODONESI No podemos, por lo tanto, pensar la autonoma al margen de este epicentro terico y de una indagacin (topolgica y topogrca) de ntido corte marxista. NOTAS 1 George Katsiacas, La subversin de la poltica: movimientos sociales autnomos y la decolonizacin de la vida cotidiana, traduccin de Ale- jandra Pinto. Mimeo. 2 Ranajit Guha, Prefacio a Selected Subaltern Studies, Oxford University Press, 1988. Citado en Joseph A. Buttigieg, I subalterni nel pensiero di Gramsci, en Alberto Burgio y Antonio Santucci (co- ords.), Gramsci e la rivoluzione in Occidente, Roma: Editori Riuniti, 1999, p. 196. DIACRNICO relaciones-momentos-secuencias-lgicas SINCRNICO simultaneidad-combinaciones X X X Dominacin CONFLICTO Emancipacin Poder sobre Poder contra Poder hacer X X X X X X Sujeto Subalterno Sujeto ANTAGONISTA Sujeto Autnomo Autonoma ANTAGONISMO Subalternidad Poder hacer Poder contra Poder sobre Emancipacin CONFLICTO Dominacin S u j e t o LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 78 19/5/09 19:37:27 79 AUTONOMA, ANTAGONISMO Y SUBALTERNIDAD 3 Antonio Gramsci, Quaderni dal carcere, Roma: Edizione Gerra- tana, Istituto Gramsci, 1975, Q 25, 5 Criteri metodici, p. 2289. Sigue Gramsci: [...] Lo studio dello sviluppo di queste forze in- novatrici da gruppi subalterni a gruppi dirigenti e dominanti deve pertanto ricercare e identicare le fasi attraverso cui esse hanno ac- quistato lautonomia nei confronti dei nemici da abbattere e lade- sione dei gruppi che le hanno aiutate attivamente o passivamente, in quanto tutto questo processo era necessario storicamente perch si unicassero in Stato. 4 Cornelius Castoriadis, Fait et faire (1989) en Les carrefours du labyrinthe V, Pars: Seuil, 1997, p. 74. La autonoma sera, para Castoriadis, individual y colectiva, basada en un cambio de repre- sentacin del mundo, una mutacin antropolgica, una tica de la autolimitacin y una radicalizacin de la democracia. 5 Kart Marx y Friedrich Engels, La Ideologa Alemana, cap. 1, Feuerbach. Oposicin entre las concepciones materialista e idealista. 6 Asociacin de productores libres e iguales, segn Marx. 7 Antonio Gramsci, Cuadernos de la crcel, Mxico: Ed. ERA, 1997-2000. 8 Vase Guido Liguori, Gramsci conteso, Roma: Editori Riuniti, 1997. 9 Por ejemplo, en dos pasajes fundamentales del Maniesto del Partido Comunista y del Prefacio a la contribucin de la Crtica a la Economa Poltica. Sin embargo, nuestra poca, la poca de la burguesa, se ca- racteriza por haber simplicado estos antagonismos de clase. Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada vez ms abiertamente, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases antagnicas: la burguesa y el proletariado. Las relaciones burguesas de produccin son la ltima forma antagnica del proceso social de produccin; antagnica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la socie- dad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solucin de este antagonismo. Con esta formacin social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana... 10 En espaol, Antonio Negri, Los libros de la autonoma obrera. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 79 19/5/09 19:37:27 80 MASSIMO MODONESI Madrid: Akal, 2004 y Fbricas del sujeto/ontologa de la subversin. Ma- drid: Akal, 2006, pero tambin en Marx oltre Marx, Miln: Feltrinelli, 1979. 11 Teora que podra desarrollarse incorporando parcialmente ele- mentos aportados por las obras de Ernesto Laclau y Alberto Melucci. 12 Massimo Modonesi, Resistencia: subalternidad y antagonis- mo, nm. 201, en Memoria, Mxico: noviembre de 2005. 13 John Holloway, Cambiar el mundo sin tomar el poder. Buenos Aires: Herramienta-Buap, 2002. 14 En trminos metodolgico, podemos hablar de tipos ideales weberianos puestos en tensin dialctica. 15 Como deducimos de otra sugerente cita de Gramsci: una cultura superior y autnoma, esta parte positiva de la lucha que se maniesta en forma negativa y polmica con los a-privativos y los anti (atesmo, anticlericalismo, etc). BIBLIOGRAFA BUTTIGIEG, Joseph A., I subalterni nel pensiero di Gramsci, en Alberto Burgio y Antonio Santucci (coords.), Gram- sci e la rivoluzione in Occidente. Roma: Editori Riuniti, 1999. CASTORIADIS, Cornelius, Fait et faire (1989), en Les ca- rrefours du labyrinthe V. Pars: Seuil, 1997. GRAMSCI, Antonio, Cuadernos de la crcel. Mxico: ERA, 1997-2000. ______, Quaderni dal carcere. Roma: Edizione Gerratana, Istituto Gramsci, 1975. HOLLOWAY, John, Cambiar el mundo sin tomar el poder. Buenos Aires: Herramienta-Buap, 2002. KATSIAFICAS, George, La subversin de la poltica: movimientos sociales autnomos y la decolonizacin de la vida cotidia- na, traduccin de Alejandra Pinto. Mimeo. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 80 19/5/09 19:37:27 81 AUTONOMA, ANTAGONISMO Y SUBALTERNIDAD LIGUORI, Guido, Gramsci conteso. Roma: Editori Riuniti, 1997. MARX, Karl, Prlogo a la contribucin a la Crtica de la Economa Poltica (1859), en Introduccin General a la Crtica de la Economa Poltica / 1857. Mxico: Siglo XXI editores, 2001. MARX, K. y F. Engels, La Ideologa Alemana. Montevideo: Ediciones Pueblos Unidos, 1958. ______, Manifiesto del Partido Comunista. Barcelona: Crtica,1998. MODONESI, Massimo, Resistencia: subalternidad y anta- gonismo, en Memoria nm. 201. Mxico: noviem- bre de 2005. NEGRI, Antonio, Los libros de la autonoma obrera. Madrid: Akal, 2004. ______, Fbricas del sujeto/ontologa de la subversin. Ma- drid: Akal, 2006. ______, Marx oltre Marx. Miln: Feltrinelli, 1979. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 81 19/5/09 19:37:27 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 82 19/5/09 19:37:27 83 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA RAYMUNDO MIER LA CONSTITUCIN PARADJICA DE LA AUTONOMA La aparicin del concepto de autonoma toma su total relevancia con el advenimiento pleno de la modernidad. Es en el marco de las transformaciones polticas y cul- turales del siglo XVIII cuando esta nocin seala un viraje radical de la comprensin de lo poltico. La nocin de autonoma, sin embargo, surge como uno de los con- ceptos cardinales del proyecto crtico de la Ilustracin, y sus desarrollos y presupuestos discordantes anuncian no slo la implantacin y el impulso crepuscular del Iluminismo, sino tambin las disyuntivas que acompa- an su incierto decaimiento. La crtica a la autonoma se equipara a su relevancia intacta que se preserva y emer- ge como un concepto cardinal de la reexin poltica a mediados del siglo XX. La nocin de autonoma no es en s misma un elemento aislado, sino que, por s mismo, dene una esfera que compromete el deseo, la identidad, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 83 19/5/09 19:37:27 84 RAYMUNDO MIER la accin, la ley, las dinmicas de la institucin, las exi- gencias de universalidad, la forma de la ley y la historici- dad de la moral. As, la acuacin de estos conceptos y las polmicas y discordias que ha engendrado responden a una transformacin radical de lo poltico, es decir, de la experiencia del tiempo, de la percepcin, del cuerpo propio, de los vnculos, de la experiencia de la nitud y de la gravitacin determinante del otro, pero tambin de la fuerza y la potencia asociadas a la comprensin de la relevancia del clculo como expresin del control asocia- do a las identidades. A partir del siglo XVIII, y con la aparicin de la pers- pectiva kantiana, la comprensin de la autonoma se vin- cula intrnsecamente con la discusin sobre la libertad y la voluntad, no como desempeos circunstanciales de la conciencia, sino como condiciones intrnsecas de la subjetividad. No obstante, en las secuelas de la polmica kantiana, se hace posible asumir que ms que calidades especcas de facultades o capacidades del sujeto, se tra- ta de guraciones especcas de potencias diferenciadas en acto. La autonoma implica el destino de esta conju- gacin de potencias. La comprensin de la autonoma involucr, desde su origen, tal como emerge en la estela de la visin de Ma- quiavelo, una visin del sujeto enteramente referida al rgimen de lo poltico: el sujeto como agente de la accin comprometida por la tensin entre el deseo y una ra- cionalidad contingente a la accin ecaz como impulsos soberanos. Pero es a partir de la formulacin kantiana que la accin se encuentra comprometida en la relacin contradictoria que se engendra entre la forma de la ley y su LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 84 19/5/09 19:37:27 85 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA historicidad. A pesar de las implicaciones de esta prime- ra aparicin apenas bosquejada de la autonoma, se ad- vierte en sus fundamentos la impronta teolgica. Habra que esperar, para su plena signicacin, a una concepcin de la verdad ajena a la revelacin; a la redenicin tica de la razn, en el marco de las drsticas transformaciones civilizadoras en el siglo XVIII, que culminaron dos siglos ms tarde, en la propuesta radical kantiana y sus secue- las polmicas. No fue sino a la luz de una confronta- cin crtica al proyecto mismo de la Ilustracin como se produce una inversin de los presupuestos teolgicos de autonoma, al confrontarla con la visin trgica de los to- talitarismos. Se reconoce as, en la nocin de autonoma, un rgimen de intersubjetividad, de vnculo, que supo- ne una tensin irreductible en la atribucin subjetiva de la libertad. 1 Fue necesaria una violenta ruptura de las ilusiones de las polmicas iluministas para asumir una comprensin del sujeto y una libertad, ambos engendra- dos por la propia accin moral y no como su fundamento. Contrariamente a las invocaciones de la Ilustracin, que buscaban fundar en la identidad trascendental del sujeto el fundamento y origen del marco formal de toda ac- cin, la visin negativa del sujeto abierta por el Roman- ticismo permiti una formulacin discordante: la accin como rgimen de sentido que conforma la estructura y la dinmica de la experiencia y, por consiguiente, el perl, el sentido y la identidad subjetiva comprendida en su plena historicidad. La crtica a la nocin de autonoma desarrollada du- rante la Ilustracin no se detiene ni culmina con la crtica del sujeto surgida del Romanticismo, ni en la caracteriza- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 85 19/5/09 19:37:28 86 RAYMUNDO MIER cin dialctica de la identidad en devenir de todo sujeto. La visin contempornea ahonda en esa crtica y radica- liza la caracterizacin de la accin del sujeto como reali- zacin de una potencia. De ah su radical incompletud e indeterminacin. La nocin contempornea de autono- ma conlleva, en sus tensiones inherentes, una crtica a la nocin de libertad que interroga radicalmente tambin la identidad incuestionable del sujeto, su pretendida so- berana acotada por su propio campo de acciones. Esta interrogacin comprende tambin la intervencin de una racionalidad consistente y ecaz en la orientacin de las acciones, como un atributo de la subjetividad individual en un campo social de valores y nalidades. En efecto, la crtica de la autonoma revela la inconsistencia de un sujeto individual, incuestionable, ntegro, unitario, origen de toda accin y capaz de establecer su propia regulacin. A la luz de esta crtica, la accin no puede concebirse como determinada por un mbito de valor y orientada en un horizonte teleolgico al que se apunta inequvocamente y al que se elige y conduce deliberada y racionalmente. La revocacin de la autonoma de la racionalidad ecaz de la accin subjetiva anula tambin el presupuesto de la identidad absoluta del sujeto, su naturaleza trascenden- tal, y su referencia solipsista a una forma de la ley como fundamento lgico de la accin comn. Desde la crtica contempornea a la autonoma referi- da a la plenitud trascendental del sujeto, las condiciones del actuar reclaman el reconocimiento perturbador de la heteronoma irreductible del vnculo con los otros como fundamento tico de la accin. Paradjicamente, es la he- teronoma constitutiva del vnculo intersubjetivo lo que LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 86 19/5/09 19:37:28 87 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA constituye la posibilidad de la accin autnoma. As, la heteronoma no reside en vicisitudes de la accin, deriva- das de las precariedades del carcter, la sensibilidad, la pa- sin o la experiencia. Por el contrario, esta heteronoma constituye esencialmente el vnculo entre sujetos cuya identidad es irreductible a una identidad nica y tras- cendental. La paradoja de la autonoma es irresoluble: al fundarse en la heteronoma propia del actuar actuar es siempre responder al otro desde el reconocimiento de la radical aprehensin de su singularidad e inscribirse en la exigencia del vnculo, alienta y nca el deseo de so- lidaridad. Ese deseo de solidaridad tiene una derivacin tica: da su sentido a la responsabilidad. Esta responsa- bilidad hacia el otro, con quien se establece el vnculo solidario, reclama una inteligibilidad y una permanen- cia, pero tambin una apertura a la fuerza heternoma irreductible del vnculo y a su mutacin intempestiva, al vnculo como singularidad y como acontecimiento. Es en el movimiento social como mbito puro de la accin tica donde se da la primaca de la solidaridad de la expectativa y el deseo de solidaridad como responsa- bilidad constitutiva de todo sujeto. La condicin paradjica de la autonoma, que reside en su propia heteronoma radical, hace de la accin en s misma un acontecimiento. Est denida por su sentido y su orientacin inciertos, indeterminados. La realizacin de la autonoma se expresa por el reconocimiento de vn- culos y responsabilidades, por solidaridades concurren- tes y orientadas a responder a sus condiciones y necesi- dades. La accin autnoma adquiere su reconocimiento y su sentido de la aprehensin sinttica de la secuela de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 87 19/5/09 19:37:28 88 RAYMUNDO MIER acciones mltiples, heterogneas y contingentes, desen- cadenadas por la propia indeterminacin originaria de la accin y de la concurrencia singular de los vnculos en una colectividad establecida. La autonoma aparece en- tonces como reconocimiento de una potencia de accin surgida de los vnculos colectivos, en un proceso de composicin de acciones en correspondencias mutuas, que involucran esa incorporacin del otro como gura constitutiva del signicado de la accin. La autonoma con- lleva la creacin de identidades y no el desempeo del su- jeto derivado de identidades previas que lo determinan. La autonoma se revela as como la resonancia 2 entre las modalidades de la accin colectiva. Esa resonancia es lo que conere su fuerza a la dimensin imaginaria del jui- cio reexivo que se da en la experiencia de la inteligi- bilidad de s como sujeto singular, creador de formas y de relaciones, en ejercicio de una responsabilidad solida- ria y su relevancia como recurso del juego dialctico entre control y autocontrol 3 en el rgimen de mltiples interacciones con los otros. Es decir, es ah donde se da la inteligibilidad del sentido de la libertad misma como una potencia pura de creacin de horizontes colectivos. No obstante, la responsabilidad y el vnculo de so- lidaridad se conjugan con una condicin ineludible: el reconocimiento de singularidades y la confrontacin en- tre ellas. Es esta gnesis incesante de un fulgor singular de la identidad en el rgimen de interaccin y de vnculo lo que deriva en el marco estructural en lucha por la su- premaca, en estamentos y jerarquas y en una dinmica agonstica de las relaciones sociales. Es decir, la naturale- za misma del proceso simblico induce una transforma- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 88 19/5/09 19:37:28 89 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA cin de la diferencia de identidades, en antagonismo y en armacin excluyente de la propia identidad por sobre las otras. Es la extincin del vnculo: su transformacin en rgimen de intercambio, de prestigio, de poder o, in- cluso, de subordinacin o sometimiento. As, la condicin heternoma de la autonoma se ex- presa privilegiadamente en el sentido tico de las accio- nes, en particular, en la dimensin simblica que subyace a todo intercambio de acciones. La nocin misma de he- teronoma no designa una condicin en s misma iden- ticable. Remite a condiciones histricas diferenciadas y a la sonoma episdica de las situaciones de encuentro y de intercambio, pero es preciso tambin asumir una heteronoma fundamental, constitutiva, que se engendra de la necesidad irreparable del vnculo con el otro y que revela una dimensin necesaria del vnculo como aconte- cer. A partir de esta heteronoma fundamental, es posible reconocer un mbito de contingencias derivado del con- junto de resonancias en la concurrencia de acciones y condiciones. Aparecen agentes y factores contingentes que se derivan de la incidencia objetivada de los procesos del entorno: heteronomas derivadas de la gravitacin de cuer- pos, objetos, ambientes, atmsferas de acciones, de pre- sencias y ausencias que reclaman para su reconocimiento procesos simblicos especcos. Estas contingencias, sin embargo, exhiben dependencias y encadenamientos se- riales ecaces que desembocan en la conformacin de las identidades. Son contingencias ineludibles, aunque aza- rosas que, en su morfologa, intensidad y demanda de accin cambiantes, suscitan formas diferentes y dinmi- cas de la experiencia, social y colectiva. As, la autonoma LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 89 19/5/09 19:37:28 90 RAYMUNDO MIER supone, no un vnculo heternomo, sino la concurrencia espectral de mltiples heteronomas. AUTONOMA Y AUTORREGULACIN: LA VERTIENTE NEGATIVA, INSTITUCIONALIDAD, JURIDICIDAD Y PODER Un momento determinante en la dinmica del movimien- to responde a la expectativa de identidad y duracin de los vnculos y la garanta de su renovacin. El momento de institucionalizacin es tambin el de un rgimen de garantas de preservacin de la estructura normativa que reclama, al mismo tiempo, un nuevo rgimen de visi- bilidad y de control. Se perciben y se registran nuevas conductas relativas a la expectativa de desviacin. Esa percepcin, las estrategias de control y preservacin del rgimen normativo instaurado, se derivan de las exigen- cias del nuevo proceso normativo. La impureza suscita la amenaza fantasmal de un destino de destruccin. Las nuevas estrategias de visibilidad responden a la exigencia de identidad expresa y maniesta: se acuan y se deman- dan expresiones de delidad, maniestos de participa- cin en todo ritual de armacin de identidades, expre- siones narrativas que den certeza sobre las expectativas cumplidas. Todo rgimen de institucionalizacin involu- cra la instauracin de un mbito de miedo, juegos sutiles o abiertos de amenaza de exclusin, de sometimiento, de rompimiento, de expulsin o incluso de aniquilacin de la impureza que corresponde a las expectativas de la pro- mesa en un juego de tensiones irresoluble. El momento de la institucionalizacin es a un tiem- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 90 19/5/09 19:37:28 91 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA po la realizacin, aunque negativa, plena, histricamen- te plasmada, de la promesa del movimiento, y la conse- cucin de su meta posible. Es el destino ineludible del movimiento, que deriva en su propia extenuacin, su cancelacin, su agotamiento que se plasma en la visin objetivada de la normatividad instituida. Pero ese mo- mento es tambin el de la contratacin de las expectati- vas mticas y de los horizontes utpicos. Es el momento de la plenitud y del desaliento, y tambin el de la gnesis de un campo de tensiones incierto e impensado entre las acciones orientadas en el campo de variantes mticas y la multiplicacin y conicto entre horizontes utpicos. Tie- ne la intensidad de la angustia, el miedo, el desaliento, el furor; acaso alimenta un impulso al repliegue afectivo y a la regresin a una gura atvica de las identidades. Pero plantea tambin la exigencia de una recomposicin imaginaria de los impulsos diferenciales en la gestacin e instauracin de las identidades. Es cuando de la gnesis de las disyunciones imaginarias y de la armacin de las solidaridades reclama la multiplicacin de las ima- ginaciones de la potencia. Es tambin cuando ocurre la instauracin y la vigencia plena de un rgimen histrico de la norma, la historicidad de la objetivacin jurdica de las relaciones de intercambio. La instauracin de un rgimen jurdico consagra y objetiva en prcticas, estrategias de visibilidad, pau- tas de interaccin y determinaciones y dependencias corporales el rgimen especular entre los sujetos. Los somete a un orden de identidades unvoco, con preten- siones intemporales y universales, que se proyecta sobre acciones, relaciones y sonomas, amparado en un uni- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 91 19/5/09 19:37:28 92 RAYMUNDO MIER verso de valores que los hace equiparables en un mismo campo normativo. No obstante, las exigencias del campo jurdico se sustentan sobre la egie imaginaria de esas identidades que ella misma engendra. Se plasma en - guras simblicas, instaura taxonomas y procedimientos de identicacin que cifra las condiciones y la ecacia relativa de la obligatoriedad de la norma y su rgimen de temporalidad suscitado por la exigencia de univer- salidad a partir de la denicin de universos de validez normativa o prescripciones de generalidad emanadas de la propia norma. A la luz de una visin de lo jurdico con pretensiones universalizantes, se engendra una gura de lo pblico, marcada por la fantasa de la comunicabilidad plena del sentido de las acciones. Supone la fantasa de la com- prensin recproca de un sentido unvoco del actuar, derivada de la sonoma instituida del comportamiento normado. Lo pblico se funda en una ccin que marca el ejercicio de la vigilancia, el control y la violencia nor- mativa: la aceptacin de la diversidad enmarcada en las taxonomas previstas por el rgimen jurdico. Lo pbli- co como la primaca de un orden meramente simblico de accin recproca somete el repertorio de situaciones y procesos sociales al marco de una esfera propia, denida por la exigencia de certeza. En la esfera de lo pblico, se atribuye a la vigencia normativa, a la ecacia de las re- gulaciones simblicas, a la accin comunicativa, la plena extincin de la violencia. La trama normativa parece res- tringir en apariencia la arbitrariedad de la sujecin y la degradacin social derivada de las estrategias pasionales en el ejercicio de la dominacin y la exclusin. Aparece LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 92 19/5/09 19:37:28 93 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA en la comprensin de lo pblico el momento kantiano congurado por una juridicidad negativa denida por el apego estricto a la pura forma de la ley; lo pblico como la vigencia de la relacin tica y la conjura del mal la excepcionalidad, el privilegio, la accin singulariza- da, como la exigencia de validez universal de los actos y el primado de la plena inteligibilidad recproca. Desde esta concepcin que relaciona lo pblico y el dominio jurdico, es posible admitir una determinacin inherente a la libertad: aquella que emana de la forma abstracta de la ley y su fuerza imperativa. Con esta perspectiva, la expresin histrica de la ley no es sino la decantacin residual de un conjunto de adherencias, distorsiones y re- sabios provocados por estrategias de dominacin deri- vadas del imperio de los intereses, los prejuicios y las pasiones que se conjugan para conferir su peso opresivo a las formas instituidas de la regulacin jurdica. No obstante, desde esta perspectiva, el momento de lo pblico como primaca de la identidad es la extincin de la autonoma, la supresin de la dimensin de singula- ridad y la absoluta primaca de una heteronoma contin- gente, histrica y arbitraria, que impone, desde un orden objetivado, el sentido a todo gesto de reciprocidad. El momento crepuscular de la autonoma es el de la rea- lizacin, cifrada en cdigos, de prescripciones y prohi- biciones, de la sntesis imaginaria de las identidades en una trama institucional, en un rgimen programtico y en la jeza de una trama simblica de identidades y de los dominios normativos que la apuntalan y le coneren ecacia. Se engendra entonces un sentido cardinal del control como exigencia de la preservacin de la identi- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 93 19/5/09 19:37:28 94 RAYMUNDO MIER dad colectiva ejercida desde una instancia institucional extrnseca a la dinmica del movimiento social. La exi- gencia de control instaura as una funcionalidad jerrqui- ca, una distribucin de capacidades de accin y determi- nacin de acciones locales, que determina las pautas, la orientacin, la teleologa y los lineamientos hermenuti- cos para la trama de acciones comunitaria: es el germen de un aparato de gestin ajeno e indiferente a la creacin social, un segmento burocrtico que se instaura desde la primaca de la exclusin, garantizando su poder a partir del ejercicio de una violencia excluyente que implanta la gama de estrategias de preservacin del campo normati- vo como rgimen de excepcin. Se instaura el dominio de lo privado de manera encubierta en el espacio pbli- co, es decir, se engendra por la gestin, la vigilancia y la intervencin de agentes extrnsecos a la creacin social, un rgimen de excepcionalidad amparado en el secre- to inherente al aparato burocrtico. Se suspende todo vnculo tico entre el segmento encargado de la gestin y las acciones locales de composicin y recreacin de los vnculos comunitarios. Paradjicamente, este momento crepuscular, el mo- mento de extincin de la autonoma comunitaria en la consolidacin del rgimen jurdico que reemplaza la turbulencia de la red colectiva de solidaridades, apare- ce como la realizacin plena de la autonoma. Aparece como el cumplimiento de la promesa de continuidad del ejercicio autnomo de las potencias colectivas como regulacin objetivada y como horizonte de valor. Y, sin embargo, es el momento del extravo de la autonoma: su simulacro amparado en el espejismo abismal del deseo LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 94 19/5/09 19:37:28 95 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA de identidad propia y colectiva como consagracin del poder objetivado en el ejercicio ecaz del control. Es el momento de la perversin del poder: se conforman las instituciones a partir de una metfora perturbadora del ejercicio de poder institucional: la delegacin de la capa- cidad de accin e intervencin como extravo y aliena- cin de la potencia de control, el dominio unilateral de la gestin social, la transferencia del ejercicio ecaz de la intervencin social a un segmento instituido de la socie- dad. Se instaura un sector privilegiado del movimiento social como el agente objetivado del control; es decir, se abandona la participacin colectiva en la planeacin, el clculo, la conformacin de estrategias y el estableci- miento del horizonte unvoco e inequvoco de la accin colectiva. Es tambin el momento de la puricacin: la exacerbacin del control como rgimen de exclusin, llevado hasta los extremos del decreto de la desaparicin de lo que se muestra irreductible a la doxa, a la voluntad de control como instauracin de un rgimen unitario. Por el contrario, la autonoma es ajena a las pautas simblicas y de accin centradas en la voluntad de iden- tidad como matriz ordenadora de las estrategias de con- trol. Surge de la creacin de articulaciones mltiples entre sujetos sociales. Es una trama que se gesta, un entrelaza- miento de vnculos que ocurren, que advienen para dar forma y estructura a la experiencia colectiva. Da lugar a la instauracin tctica de rdenes locales de poder y a la imaginacin virtual de redes estratgicas orientadas de manera equvoca y cambiante hacia formas mutables del horizonte estratgico y capaz de admitir la concurren- cia heterognea de universos de valor, de guras de la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 95 19/5/09 19:37:28 96 RAYMUNDO MIER tradicin y de criterios de ecacia. El principio de ade- cuacin dene el sentido pleno y autnomo de la accin local como guracin preeminente de la accin radical, entendida como una accin capaz de realizar la potencia de vnculo entre momentos heterogneos de agentes y regmenes de la accin colectiva. ECLIPSE DE LA NORMATIVIDAD Y LA INSTANCIA CREPUSCULAR DE LA AUTONOMA: LA RESTAURACIN DE LAS IDENTIDADES No obstante, la generalidad e invariancia de la norma son insostenibles ante los impulsos, la guracin, la muta- bilidad y la precariedad, y el advenimiento de formas e intensidades de los vnculos sociales. El trnsito de la au- tonoma pensada como rasgo que dene el ejercicio ple- no de la razn individual, a la autonoma pensada como la condicin de un ejercicio de una accin orientada al acrecentamiento de la potencia colectiva de accin y a la ampliacin e intensicacin de los vnculos, conlleva ne- cesariamente una transformacin de la concepcin tica y normativa de la accin. Revela tambin un sentido espe- cco de la racionalidad jurdica como recurso simblico privilegiado para el ejercicio del control y la denicin de los alcances y sentido de la violencia. El carcter paradji- co de la autonoma, es decir, su indeterminada calidad he- ternoma, dene tanto el sentido tico de la accin, como los marcos colectivos de accin inherentes a los impulsos y las guraciones del deseo, a las formas objetivadas de la experiencia en la autonoma colectiva. La autonoma co- lectiva se expresa como fundamento y horizonte de la ac- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 96 19/5/09 19:37:28 97 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA cin. Es la condicin para toda accin genuina, singular, como un acontecer y como experiencia; pero acrecentar y consolidar la autonoma es tambin un horizonte de la accin presente. En esta doble calidad temporal funda- mento y horizonte la autonoma conlleva, asimismo, la gnesis e instauracin de regmenes objetivados en marcos simblicos y entramados articulados de normas, reglas e instituciones. No solamente involucra la creacin de valores, pautas de accin, taxonomas y universos de objetos; conlleva asumir radicalmente las condiciones in- trnsecas de la responsabilidad comprendida como regu- lacin de las afecciones y sentido del vnculo con el otro, la sonoma de sus formas histricas y simblicas, y la fuerza ordenadora e imperativa de las relaciones y patro- nes simblicos instituidos. La autonoma como ejercicio colectivo es la incorpo- racin reexiva, en las pautas de accin, de condiciones heternomas: tanto las intrnsecas a los vnculos como las que se derivan histricamente de los marcos institu- cionales derivados de los hbitos, los rdenes simblicos y los diversos momentos de sntesis narrativa de la ex- periencia colectiva. Tambin se revela en la creacin de mbitos y experiencias de espacio y tiempo territorios y fronteras, creacin y desaparicin, trnsito y duracin, condiciones de gnesis y de extincin, identidad de las extensiones, esferas de accin, dominio y de control y en las modalidades de expresin que emergen en los momentos rituales de lo poltico. Es entonces cuando la autonoma se expresa en los rasgos fulgurantes de la sen- sibilidad y la afeccin colectivas. Incide en la creacin de patrones de percepcin, de conocimiento y de cons- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 97 19/5/09 19:37:29 98 RAYMUNDO MIER truccin de la evidencia. Modela incluso los esquemas corporales, los patrones de uso del lenguaje y conforma y conere relevancia a la invencin narrativa de identi- dades. El sentido y la objetivacin simblica del tiem- po adquieren, en la gnesis de las acciones y movimientos autnomos, una relevancia sustantiva: la transguracin agonstica del vnculo entre sujetos individuales o co- lectivos revela una forma heternoma de los factores que denen la aprehensin temporal, el lugar del tiempo en los procesos de regulacin de la accin recproca y las dinmicas de las identidades y las acciones colectivas. Es un tiempo que tiene una doble vertiente: creacin de sentido a partir de su referencia simblica a patrones de prestigio y de creacin de pautas de inteligibilidad y de control. Dene, por consiguiente, pautas de accin ecaz tanto en el dominio material como en las guras de las relaciones y los vnculos entre los sujetos. La autonoma como condicin de identidad colecti- va reclama la participacin de una creacin autorreexiva del sentido de las acciones, la creacin de expectativas acerca de los alcances y el desenlace del proceso social. La autonoma colectiva se asume tambin, en el plano subjetivo, como una experiencia ntima: por una parte, acarrea un sentido de acrecentamiento de la potencia pro- pia, pero tambin una intensicacin afectiva del vnculo, una recreacin del pasado y una expectativa de duracin del propio movimiento que se expresa como un deseo de identidad. No obstante, esta experiencia se ve acompaa- da, paradjicamente, de una certeza de fragilidad de esa potencia y de ansiedad ante la precariedad de las alian- zas: la contingencia misma del vnculo se ofrece al mismo LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 98 19/5/09 19:37:29 99 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA tiempo como fertilidad, como posibilidad abierta, como potencia, pero tambin como riesgo y amenaza, como res- guardo y sombra ominosa. Las secuelas de esa doble calidad del proceso son per- turbadoras: se suscita la aprehensin de la solidaridad como potencia de creacin de nuevos vnculos, pero tam- bin como amenaza de extincin de los actuales, como exigencia inexible de la reciprocidad, y recreada y revi- talizada incesantemente, pero tambin como fuente de in- equidad y ncleo de conicto; su potencia, fundada en la asimetra de las relaciones y los vnculos, se convierte en amenaza de privilegios y sometimiento. Esta tensin irre- soluble demanda una comprensin autorreexiva de los alcances de la solidaridad, pero tambin una aprehensin comprensiva de su nitud. As, al mismo tiempo que im- pulsa el movimiento, la apetencia de identidad recrudece las luchas abismales de prestigio y de poder en el impul- so de consolidacin de las identidades; la implantacin normativa aanza la rigidez creciente de las estrategias de control interno del proceso colectivo. Da cabida al recru- decimiento de la exclusin como recurso privilegiado de instauracin y preservacin de las identidades. Asimismo, el riesgo de la disolucin del vnculo, la apetencia de prestigio y la exacerbacin de los extravos provocados por el ansia de identidad derivan en la im- plantacin de estructuras de control y de poder. Apelan a una raticacin ritual colectiva, a invocaciones y ape- titos de pureza que alientan la violencia de la exclusin en aras de la celebracin de una identidad imaginaria colectiva. Esa pureza que busca consolidar un horizonte teleolgico se alimenta y se legitima a partir de estrate- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 99 19/5/09 19:37:29 100 RAYMUNDO MIER gias narrativas de naturaleza mtica es decir, relatos de origen carentes de origen identicable, narraciones esca- tolgicas que cifran origen y destino, modelos de memo- ria y augurio que sustentan la condena y la purga, y se confunden con la experiencia de ahistoricidad de ciertas leyes y ciertas normas instituidas. La accin colectiva se vuelca entonces a la consagracin de las identidades y se convierte en recurso de reconocimiento a partir de la implantacin de un mismo horizonte mtico que orienta los fervores, las creencias y las acciones. La consolidacin de la autonoma reclama una ex- centricidad permanente respecto a la bsqueda de iden- tidad, que es la consolidacin del mundo simblico ins- tituido. La accin autnoma supone la aprehensin de la arbitrariedad objetivada de norma; reclama un incesante impulso autorreexivo que haga patente y disipe la expe- riencia de trascendencia que sostiene la fuerza imperati- va de las normas, as como su ecacia en el ordenamiento de las acciones colectivas. Es ineludible, para la accin autnoma, la reinvencin del horizonte pblico y su edicacin ms all de la ccin de permanencia de los regmenes instituidos. Se hace necesaria una incesante demolicin de las estructuras consolidadas de los patro- nes de accin que se establecen en el dominio colectivo y que engendran la posibilidad de una sntesis comuni- cativa. La jeza de los hbitos acoge las estrategias de lo tcito, constitutivas de los juegos de poder. La autonoma supone la experiencia colectiva del de- rrumbe de la entelequia normativa y el momento de la suspensin de los resguardos de la creencia. No es un acto meramente de jbilo y expansin afectiva: surgen LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 100 19/5/09 19:37:29 101 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA condiciones a un tiempo de angustia, que derivan social- mente en la primaca del miedo como afeccin que de- ne y condiciona las relaciones de intercambio; da lugar a los estremecimientos del vrtigo, la exacerbacin visible y abierta de la violencia y la experiencia de fragilidad exacerbada de los marcos de intimidad; pero tambin se vislumbra la creacin esttica y tica como va para la recomposicin de la potencia. La conviccin de la extra- eza y fragilidad de la norma objetivada engendra una gura inusual de la identidad de s como potencia, pero tambin como un perl en disolucin; hace patente la experiencia del desamparo y acarrea con ello una dispo- sicin paradjica: la potencia de creacin de vnculos se transforma intrnsecamente en reconocimiento de la pre- cariedad del vnculo, de su nitud. La experiencia de esta pasin triste (Spinoza) aislamiento, repliegue sobre reminiscencias de identidades, miedo, derrumbe de los horizontes teleolgicos de la accin, intensicacin de las afecciones individuales y ruptura de los vnculos, exacerba a su vez los fervores y las creencias emanados de la identidad. Esta gura particular de la individua- cin, sustentada sobre pasiones contradictorias, conlleva una dinmica singular, sofocada, omnipresente, de las confrontaciones de poder. La dinmica de las confrontaciones de poder involu- cra as momentos diferenciados y tensiones irresolubles de la experiencia en relacin con la aprehensin de la norma- tividad, que derivan en patrones especcos de la accin individual y su aprehensin en el marco de la expectativa y la percepcin de lo colectivo. Dos horizontes se conju- gan y se vislumbran como secuelas posibles de la devas- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 101 19/5/09 19:37:29 102 RAYMUNDO MIER tacin, el desconocimiento o la invalidacin normativas: o bien la restauracin de patrones normativos locales a partir de la gravitacin imaginaria de la reminiscencia, o bien la creacin de una trama diferencial de las relacio- nes y los vnculos, derivada de la armacin de patrones excluidos. Es la gnesis de identidades discordantes a partir de la creacin de espacios de regulacin ecaz, de validez restringida, pero con alcances instituyentes. Sea cual fuere el destino de la accin autnoma, deriva en un momento culminante: el de su propia sofocacin nor- mativa y los espejismos de la identidad; es la imaginera de la trascendencia. Es un momento de abatimiento del movimiento en el que la composicin de juegos de regu- lacin se fragua en marcos normativos y esferas de valor surgidas, como un espejismo, de la sntesis colectiva (na- rrativa) de la experiencia. El entorno de la lucha social reclama una invencin colectiva nunca individual del propio tiempo, el lu- gar y la identidad de la accin que se despliega con sta. El momento del desenlace de la accin autnoma es su instante crepuscular en la jacin de las identidades. La tensin agonstica se abisma en dominios ntimos y se ahondan las expectativas de individuacin. Este momen- to de consolidacin de los espejismos de la identidad re- clama la implantacin de una gura aprehensible de un tiempo inminente en el que se conjugan la expectativa, los mecanismos de reconocimiento y la formulacin de una entelequia sinptica de la propia colectividad que responde a la guracin ntima de deseos: las variaciones innitas de una comprensin fantasmal de la expectativa colectiva, que cobran su sentido teleolgico al retraerse LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 102 19/5/09 19:37:29 103 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA sobre una recreacin funcional de la memoria, sostenida por la certeza del horizonte de la accin futura. La identidad colectiva aparece como resonancia de esas confrontaciones de poder. No antecede el movi- miento, sino que toma su perl y su sentido de la propia aprehensin sinttica de su potencia. La identidad colec- tiva aparece as como la secuela de la accin colectiva y su expresin simblica. Es un mero momento en la reali- zacin simblica de una sntesis de las diferentes facetas de la capacidad de creacin social. La atribucin de identi- dad al movimiento colectivo es un momento de una apre- hensin de s de los participantes, a partir de sus vnculos y la comprensin episdica de la lucha y la concurren- cia teleolgica de las acciones; surge de la comprensin sinttica imaginaria de la accin heterognea de los agentes incorporados en el movimiento y capturada reexivamente en un juego incesante de guraciones y narraciones. Sin embargo, la autonoma como condicin de la ac- cin colectiva no se extingue en el momento de conso- lidacin normativa de los movimientos ni con la certeza de las identidades. Se revela, en el paso de la potencia virtual de accin, a un conjunto de acciones, sometido en su composicin a la dinmica del conicto y a las confrontaciones de poder. Se gesta en la composicin inestable y permanente de las sntesis de la experiencia colectiva. La experiencia compromete la inteligibilidad del vnculo, la aprehensin de las dependencias simb- licas con los otros que comprenden todas las guras de intercambio y, de manera privilegiada, el trabajo, las alianzas, el uso comunicativo del lenguaje, objetiva- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 103 19/5/09 19:37:29 104 RAYMUNDO MIER das en normas, en patrones y en hbitos. Las operaciones de la memoria y los juegos de deseo, constitutivas de la propia subjetividad, denen tambin facetas necesarias, aunque cambiantes, de la heteronoma. La autonoma, as, expresa su condicin paradjica en los procesos de estructuracin de la experiencia propia, en la conforma- cin de la subjetividad y en las formas de vida colectivas. Esta experiencia se objetiva socialmente en la relevancia poltica de la autonoma como realizacin histrica, en la accin colectiva como vertiente positiva de la forma pura de la ley; es decir, en la corroboracin de una instancia de regulacin objetivada, maniesta en pautas institucio- nales, como orden que expresa la identidad misma del pacto comunitario. As, en el momento en que se fragua en pautas simblicas precisas la experiencia colectiva de la regulacin, sta aparece como necesaria y ajena a toda determinacin histrica, y como soporte del carcter ti- co trascendental del vnculo con el otro. La expresin histrica de la ley se despliega como una gura de la identidad y como el desenlace de una necesidad. La realizacin histrica de la legislacin eclip- sa la potencia de creacin del movimiento. Se disipa toda posibilidad de comprender el rgimen jurdico como gura precaria, como momento imaginario de la snte- sis de la experiencia colectiva. La instauracin de la ley, como rgimen objetivo de los procesos sociales, dene un momento histrico particular de la heteronoma: el momento en que la heteronoma se vuelve determina- cin impersonal de las acciones y desplaza y cancela o disipa, hasta hacerla imperceptible, la fuerza de creacin singular de la solidaridad. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 104 19/5/09 19:37:29 105 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA Este desarrollo paradjico engendra conictos irre- solubles. Una vez instaurado, el dispositivo institucional de la ley dene, positivamente como prescripcin y negativamente como prohibicin o exclusin las formas posibles de la experiencia de solidaridad y su expresin material: como utopa, como condicin fan- tasmal, como afn pasional, como evocacin mtica y como fuerza inherente al ejercicio mismo de la razn. El propio Kant haba ya advertido esta multiplicidad de tensiones contradictorias en la nocin de autonoma, en su expresin, en la forma histrica de la ley y en las for- mas simblicas determinantes de la accin. Estas con- tradicciones involucran, asimismo, una multiplicidad de tensiones tanto en las pautas de reconocimiento re- cproco, como en el apuntalamiento simblico del deseo y la gnesis de las identidades. Se expresan asimismo en la naturaleza de la accin colectiva y en la gnesis de sus horizontes de conicto y de lucha. Estas tensiones se ex- presan en el marco normativo como ejercicio de exclu- sin, de sometimiento o de la violencia las mltiples estrategias de marginacin, connamiento, supresin o subsuncin de las identidades a partir de la primaca de un principio de excepcin. Toda ley es, por principio, en su vertiente positiva, la prescripcin de un horizonte de valores y de relevancia, un acotamiento de la mirada y de la expectativa, un modelo de forma de vida, pero tambin un principio de exclusin y subordinacin. Da lugar, en la formacin de la experiencia, a las guras de lo condenable, lo repudiado, lo indeseable, lo infame. Pero tambin alienta el control poltico a travs de una amena- za negativa, encubierta: funda una amenaza omnipresente LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 105 19/5/09 19:37:29 106 RAYMUNDO MIER al prescribir y condenar lo amenazante mismo, al denir lo irrelevante o al admitir la violencia tolerable ante las guras de la diferencia convertida en anormalidad. Las formas histricamente objetivadas de la ley de- nen as los alcances de la violencia inherente al ejercicio del poder: las condiciones de subordinacin, de sumi- sin y de condescendencia a la fuerza de obligatoriedad de las pautas institucionales, histricas de la dominacin, la violencia y la exclusin. La autonoma se ofrece, para- djicamente, como armacin y como desconocimiento de la primaca y la expresin objetivada de la ley; pero sobre todo como la certeza de su nitud, su precariedad, su transitoriedad. La autonoma supone asimismo asu- mir la historicidad, es decir, los lmites de su vigencia, de su obligatoriedad y su fundamento de arbitrariedad. Pero tambin su condicin de instrumentalidad en la im- plantacin del control y la modelacin de las formas de vida. La accin autnoma requiere que se asuma, plena- mente, la tensin entre la forma de la ley como condicin de la solidaridad y la realizacin histrica de la ley como expresin de violencia excluyente o prescriptiva. La ley histrica se erige sobre la atribucin de un fundamen- to trascendental al sometimiento y de instauracin de la supremaca de un sujeto social sobre otro, fundada en la exclusin y la excepcionalidad instituidas a travs de juegos de poder. As, la autonoma supone la revocacin de la ley his- trica, y con ello la objetivacin simblica de las condi- ciones de solidaridad. Asume la exigencia de la forma abstracta de la ley trastocndola y desprendindola en su acontecer como condicin jurdica del don. Se expresa LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 106 19/5/09 19:37:29 107 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA como la capacidad de instaurar regmenes histricos de regulacin colectiva e individual, entendida como po- tencia abierta de creacin indita de vnculos. El rasgo denitivo de autonoma: darse a s misma la regulacin, responde qu conviene a la aceptacin de la experiencia comunitaria como creacin de deseos y no como a su realizacin cticia; deriva, por consiguiente, de una heteronoma que la constituye radicalmente: toda regu- lacin deriva de la experiencia colectiva del pasado la imaginacin de la memoria y la formulacin sintti- ca de las expresiones del futuro, en la que se conjugan como potencias las tensiones, conictos, luchas y con- frontaciones presentes. Desde el propio momento histrico crucial en la emergencia de la concepcin de autonoma, Maquiavelo haba advertido, en el umbral de la modernidad, ciertas guras de la experiencia que incidan en el juego de depen- dencias de la regulacin histrica de las tramas de poder. Advirti que la obligatoriedad y la fuerza de la ley son la expresin objetivada de regulaciones de las confron- taciones de poder, sometidos a la persistencia ontolgi- ca del deseo y a la contingencia de sus objetos; el lugar de las fantasas de posesin y la referencia inherente a identidades simblicas expresadas como prestigio, reconocimiento, posesin, autoridad. Las estrategias para la dominacin comprometen as la expresin de los intereses y la ecacia de las acciones en un universo de relaciones agonsticas y de vnculos precarios, nitos, no como expansin del rgimen del deseo expresado como potencia del vnculo, sino como principio de identidad y de exclusin. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 107 19/5/09 19:37:29 108 RAYMUNDO MIER Desde ese punto de vista, la forma de la ley histrica puede comprenderse como una necesidad a un mismo tiempo reguladora e instrumental de la accin humana, que exhibe el sometimiento de la accin al horizonte de sentido engendrado por la exigencia inacabada, imagina- ria, de identidad; la forma de la ley da cabida a la trans- formacin de los juegos de deseo y la conformacin de la esfera de lo propio. La accin autnoma surge as de la armacin de la relevancia de la forma de la ley, lo cual se expresa como la revocacin de la ley histrica, a partir del reconocimiento de la realizacin excluyente de su vio- lencia normativa, de la pretensin de excepcionalidad, el espacio determinante de los propios intereses y deseos, apuntalados sobre la violencia armativa y la supremaca de la propia identidad en el espacio colectivo. La accin estratgica, engendrada y amparada por la ley histri- ca, en consecuencia, excluye toda autonoma y cancela la exigencia tica de responsabilidad en el vnculo tico dentro del rgimen comunitario. As, la ley histrica sus- tenta la primaca de una equidad abstracta, nominal; instaura por su propia vigencia patrones de inteligibili- dad y mbitos de tolerancia derivada de la legalidad y la norma. La accin autnoma permanece ajena a los mar- cos de la ley histrica al responder a los tiempos sbitos e incalculables de la experiencia que quebranta las guras de la certeza, los hbitos y la identidad. Tiene, como ho- rizonte ineludible, las experiencias limtrofes del dolor, el sufrimiento, la desaparicin y la muerte propia, de los otros, del vnculo. Es la instauracin plena del principio tico y el rgimen abierto de la responsabilidad. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 108 19/5/09 19:37:29 109 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA VICISITUDES DE LA ACCIN AUTNOMA: LA SOLIDARIDAD COMO ACONTECIMIENTO Y REVOCACIN DE LA NORMATIVIDAD TRASCENDENTAL; LA IDENTIDAD COMO EXIGENCIA DE PURIFICACIN La autonoma designa una potencia de creacin de re- gulaciones colectivas a partir de la consolidacin de la trama heternoma de vnculos. Es decir, es la expresin objetivada en las acciones que da expresin simblica a la imaginacin de relaciones, de objetos, de cuerpos y de horizontes, en la creacin de sentido para la accin colectiva; implica tambin la capacidad de vislumbrar y anticipar la experiencia de vnculos, las condiciones de hbito. Sustenta la creencia en la permanencia de los lazos comunitarios. 4 Implica tambin la capacidad para asumir la inquietud y la incertidumbre de la creacin contingen- te, indeterminada, de rdenes simblicos discordantes y tramas institucionales que alientan, a su vez, mecanismos de identidad, de exclusin, de violencia y de poder. As, es preciso subrayar que la accin autnoma no re- mite a una capacidad individual, sino que deriva, conse- cuentemente, de la realizacin de la potencia de creacin surgida de la trama misma de los vnculos heterogneos, y de la posibilidad de esta accin para multiplicarse en acciones orientadas por el deseo, no de objeto, sino de vnculo. Esa multiplicidad de acciones en resonancia se expresa en acciones materiales y simblicas orientadas a la invencin y consolidacin de vnculos. La autonoma no se dene, en su fundamento, como se ha interpretado con frecuencia la propuesta kantiana, por la capacidad de darse a s un rgimen normativo propio emanado de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 109 19/5/09 19:37:29 110 RAYMUNDO MIER una mera comprensin reexiva de la naturaleza jurdica de la accin. Por el contrario, la autonoma deriva de la experiencia de aprehender la potencia de la accin para engendrar un mbito regulativo que haga posible la con- currencia de acciones, valores y teleologas diferenciadas en una trama de vnculos en resonancia. La autonoma entonces se hace patente, no como facultad, sino como condicin y como horizonte virtual de la accin a la luz de la visibilidad y la evidencia de los procesos de exclu- sin y de los sujetos involucrados en su preservacin; y ocurre slo como un momento de composicin colectiva de la reexin, una reinvencin de la memoria, de com- posicin de las experiencias, de multiplicacin y conso- nancia de las utopas, de los espectros de deseos, a travs de la conjugacin de procesos narrativos y estticos. As, autonoma y reexividad se presuponen una a la otra, tal como se deriva de la propuesta kantiana. No obstante, es preciso ampliar la nocin de reexividad para reconocerla como una atribucin de sentido a las propias acciones a partir de la atribucin de sentido de los otros. La reexividad entendida como fundamento simblico de la expresin teleolgica de las utopas y de las pautas de inteligibilidad pasional del hecho esttico se refracta en las acciones, las interpretaciones, las desig- naciones de los otros, los juegos complejos de reconoci- miento para enmarcar la atribucin de sentido al propio actuar. Es esta refraccin de la que deriva la comprensin de las propias acciones la que hace posible la visin ob- jetivada de la norma y de sus condiciones de ecacia y fuerza de obligatoriedad. La capacidad y la potencia de la accin colectiva deriva a su vez de una disposicin crea- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 110 19/5/09 19:37:30 111 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA da por la evidencia de la fuerza imperativa de la norma y de sus lmites, su arbitrariedad y su fragilidad, su depen- dencia instrumental en las estrategias de sometimiento y exclusin, para suscitar la expectativa de extincin de su validez y su fuerza de obligatoriedad. La nocin de mo- vimiento social no supone necesariamente, en su surgi- miento, un rgimen de identidad colectivo sta surgir como una secuela de la accin colectiva, sino de una experiencia de extraamiento respecto de los propios hbitos, de automatismos simblicos de la creencia. La autonoma se presenta como la experiencia reexi- va esttica y teleolgica, es decir, trgica y utpica de una potencia, de un espectro posible de acciones y signicaciones virtuales, y una guracin de alternativas de control deliberacin, voluntad, eleccin, realiza- cin de deseos de vnculo capaz de instaurar un cam- po de regulacin que garantice la duracin de los lazos de identidad. Se expresa as como relatos y guraciones de deseo y un impulso de accin que responde a la expe- riencia inmediata. Compromete un horizonte de sentido cifrado en juegos narrativos y estticos que conjugan la evocacin mtica del pasado invencin de orgenes y destinos, valores y resguardo de estructuras de afeccin y de intercambio, tanto las aprehensiones de la urgen- cia y del riesgo como las guraciones de una teleologa surgida de una necesidad de sntesis de la experiencia. Esa sntesis aparece como deseo de identidad y deseo de vnculo 5 individual y colectiva expresada en relatos, fantasas, utopas, estrategias de reconocimiento y refe- rencia a sealamientos simblicos de los mbitos poten- ciales de accin. El deseo de vnculo supone simult- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 111 19/5/09 19:37:30 112 RAYMUNDO MIER neamente una reinvencin de la autonoma a partir de las condiciones del vnculo. La fuerza de creacin reside enteramente en la condicin heterognea del vnculo y no en su invariancia, en su mismidad, en la circulari- dad reexiva de todo vnculo especular. Todo vnculo heterogneo experimenta una tensin irreductible: por una parte, la recomposicin en una sntesis homognea, en un juego especular, en una cada narcisista conde- nada a la repeticin extenuante y a la exclusin de lo heterogneo; es decir, a la extincin de la fuerza vital, a la muerte; y por la otra, la precipitacin en una composicin iterativa de tensiones irreductibles capaz de desembocar, potencialmente, en la disgregacin o en la aniquilacin. El impulso colectivo se enfrenta al destino potencial de extincin por clausura, por la precipitacin en el vaco especular, o bien, por el agotamiento de la fuerza arti- culadora de la sntesis de impulsos disyuntivos de iden- tidad. La pluralidad no se mantiene sino al costo de su propia transformacin, de la gnesis incesante de nuevas tensiones; no hay la posibilidad de preservacin esttica de un pluralismo originario; la identidad colectiva reside plenamente en su fuerza de transguracin de s y de las alternativas de la trama, la naturaleza y los alcances de sus vnculos. Acaso la gura ms amenazante de la autonoma es la que simula acrecentarla y consolidarla a partir de la de- manda extenuante de reconocimiento, el deseo y el apego a la identidad: la fascinacin por el nombre, por la pre- servacin de una estampa idlica del s mismo, el arrebato narcisista; la captura en el juego especular que se sus- cita en relaciones abismales de identicacin, consolida- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 112 19/5/09 19:37:30 113 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA das en patrones normativos que congela la imaginera y los emblemas de identicacin y cuyo desenlace son las estrategias de exclusin y los extravos de la pretensin de pureza. El espejismo extremo surge del ejercicio de una soberana como control incondicionado de s deri- vado de la primaca de la propia identidad comprendida como fundamento de la accin y su sentido. La incon- dicionalidad no es sino la extincin del vnculo a partir del abatimiento de la exigencia tica con el otro. La pa- sin por la identidad tiene una fuerza de segregacin y de fragmentacin abismal. Se proyecta hacia el interior mis- mo de los movimientos, engendra exclusiones y estigmas recprocos y suscita la gnesis de escisiones que degradan el impulso de creacin o bien disgregan la colectividad: un gesto que no revela una unidad, sino la diversidad intrnseca an en movimiento. El movimiento no surge de una mera conjugacin de identidades o de una expectativa de identidad supe- rior llmese etnia, partido, pueblo concebidos como sustento de una identidad duradera y trascendental; la identidad del movimiento aparece como el sentido suplementario, esttico, de la experiencia de la creacin de sentido de la propia accin al inscribirse en el juego de los vnculos; deriva su expresin de la comprensin de su relevancia, de la integracin de ese sentido en una visin que se integra a la propia historia y a la propia expecta- tiva, reconstruyndolas y otorgndoles un sentido pro- pio. Se expresa, por consiguiente, a partir la experiencia de una capacidad negativa: la de privar de sentido y de fuerza imperativa a un conjunto de formaciones simb- licas instituidas, es decir, la posibilidad de crear y confe- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 113 19/5/09 19:37:30 114 RAYMUNDO MIER rir nuevos sentidos a pautas de organizacin, prcticas, tcnicas, relaciones modeladas segn patrones afectivos y esquemas de corporalidad diferenciados. Pero esta ca- pacidad negativa no se sustenta por s misma; se hace reconocible y perdurable al incorporarse a la memoria narrativa y al dar lugar a patrones de construccin de historia y de experiencia. Es posible asumir entonces que la autonoma como rgimen del vnculo colectivo es un efecto de sentido fundamento y destino de la experiencia colectiva, sostenido por la reinvencin y el reconocimiento perma- nente de este vnculo tico con el otro y con lo otro como condicin ineludible de la accin propia. Esta reinven- cin reclama un ejercicio de sntesis disyuntiva perma- nente en la experiencia colectiva, expresado narrativa- mente en la innita variacin de la historia relatada, los testimonios, las cronologas y la creacin de fantasas y utopas que sustentan la accin poltica. Es la expresin de una composicin diferenciada de constelaciones na- rativas que expresa la fertilidad creadora de alternativas, capaz de transformar las calidades mortferas de la iden- tidad y la disgregacin en potencia de nuevos vnculos heterogneos. Ese ejercicio de sntesis aparece con la recuperacin de la fuerza negativa de las guraciones liminares, es de- cir, de las tcnicas estticas de recreacin de los uni- versos simblicos a partir de la disolucin de todas las pautas normativas de identidad y de exclusin. Los movi- mientos autnomos son creadores de narratividad, 6 de su propia capacidad de sntesis, de las experiencias diversas. Pero no surgen de una sntesis conjuntiva o reductiva. El LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 114 19/5/09 19:37:30 115 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA movimiento autnomo necesariamente debe producir ac- ciones de calidades y sentidos dispares, pero articulados en un ejercicio de sntesis narrativas, capaces de engen- drar vas mltiples y alternativas de creacin de signi- caciones. As, la sntesis que conduce al reconocimiento y asuncin de identidades no es produccin de guras, egies o estereotipos invariantes, sino la capacidad de ar- ticulacin de potencias diferenciales en el trayecto de la accin pblica expresadas en guraciones estticas. Entendida as, la autonoma involucra todos los do- minios de la experiencia. Aparece en cualquier mbito de lo social y se proyecta en cualquier escala, organiza- cin, segmento o estamento social y en cualquier com- posicin dinmica de un rgimen colectivo de accin. No hay, por lo tanto, sujetos que ostenten la capacidad de accin y razn autnoma; sta no responde de manera estricta a una plena condicin ontolgica de los sujetos sociales o individuales. Tampoco es objeto de prescrip- cin o proscripcin jurdica. Ms que una capacidad propia de formaciones colectivas o sujetos, la autonoma es un sentido que surge como un acontecer asociado a la capacidad creadora de la accin al conjugarse en una sntesis colectiva. La autonoma ocurre, acontece a partir de la experiencia del enrarecimiento de las identidades, surgida de la aprehensin del acontecimiento mismo. Es la potencia de actuar de manera indita frente al aconte- cimiento a partir de la sntesis colectiva lo que se expresa como una aprehensin de la autonoma. La experiencia de enrarecimiento del rgimen norma- tivo y de la esfera de las reciprocidades instituidas conlle- va una fuerza impulsiva de accin, sometida a una con- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 115 19/5/09 19:37:30 116 RAYMUNDO MIER dicin limtrofe. Reclama as alternativas de composicin liminar de lo colectivo pautas de ritualidad, juegos, esta, intervenciones estticas o, incluso, expresiones de destruccin ceremonial o propiciatoria como manifesta- cin extrema de lo intolerable. Este enrarecimiento se da en conjuncin y, a su vez, revela plenamente formas de la experiencia que no remite a capacidades inherentes a la subjetividad ni individual ni colectiva, sino a la gnesis de potencias derivadas de la aprehensin de acontecer. Es el acontecer aprehendido socialmente lo que lleva a comprender sintticamente la posicin de la colectividad, a conferirle una egie, a celebrar su nom- bre, a cifrarlo simblicamente como el desenlace de una sbita comprensin del sentido de los vnculos. Es el surgimiento de pautas narrativas e histricas locales, as como el germen de estrategias instituyentes. El acontecimiento no desencadena una accin mec- nica, anticipable, previsible, ni determina una pauta racio- nal de respuesta. Apela a la fuerza expansiva e inusitada del deseo, que ilumina, negativamente, las condiciones limtrofes de todo trayecto normativo. Hace patente, al experimentar los lmites de la accin singular impulsada por el deseo, la violencia potencial, excluyente, de toda estructura normativa. Pone asimismo en relieve el sentido de las acciones que derivan de ella, as como las estrate- gias de poder que el propio acontecimiento suscita y que estn orientadas tanto a su preservacin como al acre- centamiento de su fuerza excluyente que lleva inclu- so, en el lmite, hasta la voluntad de aniquilacin. La fuerza imperativa de la norma supone por denicin una exigencia de universalidad, de validez intransigente en la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 116 19/5/09 19:37:30 117 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA esfera que le es propia. Se distingue categricamente de las condiciones de singularidad de toda experiencia. La experiencia, en particular cuando asume una capacidad de iluminacin negativa de los hbitos y las normas, des- miente toda pretensin de universalidad. La experiencia hace patente la inadecuacin la relacin simblica de negacin entre la universalidad de la accin prescrita normativamente y la accin deseante desencadenada por el acontecimiento. El universo normativo se disipa al ser confrontado radicalmente, en el marco de la experiencia colectiva, por la singularidad de la experiencia y la irrup- cin inapelable del acontecimiento. La experiencia aparece siempre como lo singular: lo intransferible, lo irrecuperable en el tejido de los mar- cos institucionales, y lo revela en su inadecuacin. Es la sbita cristalizacin, un enrarecimiento frente a la gene- ralidad de la norma que suscita el movimiento de extra- amiento. Hace visible la inadecuacin de la norma, la revela en su arbitrariedad y pone a la luz la trama estra- tgica de poder que sostiene su vigencia. Sbitamente, la aprehensin de la inadecuacin general de los patrones institucionales da cabida a una experiencia que no deriva de la aprehensin o la comprensin subjetiva, sino de condiciones de visibilidad colectivas de las pautas de ope- racin y sustentacin institucional. La inadecuacin se expresa no slo en una comprensin derivada de un di- logo de frmulas de la experiencia, sino de una concu- rrencia narrativa que se fragua en horizontes simblicos y en regmenes de accin compartidos. De estas expe- riencias de inadecuacin emerge un impulso de accin colectiva cuya nalidad es la dislocacin 7 de estos patro- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 117 19/5/09 19:37:30 118 RAYMUNDO MIER nes de regulacin y de segmentacin. Presupone as, en principio, la visibilidad de esta inadecuacin. La autonoma encuentra en la experiencia de inade- cuacin normativa, al mismo tiempo, un fundamento, un objeto estratgico que orienta las confrontaciones de poder y un ncleo narrativo que se inscribe, como gura negativa, en la conformacin imaginaria del horizonte de la accin colectiva. La autonoma se hace patente en la posibilidad de sustraerse a la fuerza de obligatoriedad y actuar desde los mrgenes del universo normativo o incluso en las zonas de inaccesibilidad de los criterios de subordinacin; de eludir el sometimiento a las exigencias de signicacin y de demarcacin tica instituidas. Pero tambin la autonoma se revela en la capacidad de imagi- nar un rgimen normativo, en discordia, como rgimen potencial, imaginario, de ordenamiento adecuado de las acciones. El extraamiento ante la reduccin de la relevancia de la accin a los marcos omnipresentes de la institu- cin jurdica la objetivacin histrica de la ley es la condicin expresa de la accin autnoma. Remite no slo a la desestimacin o a la invalidacin de los patrones de adecuacin normativa; se expresa como creacin po- tencial de vnculos, como el engendramiento virtual de solidaridades. Es la aprehensin de la potencial incondi- cionalidad del vnculo a partir de la condicin de preser- vacin del vnculo tico fundado en la diferencia irreduc- tible con el otro. La solidaridad conlleva, por un lado, la concurrencia entre historias individuales y las vicisitudes del acontecimiento experimentado colectivamente. Pone en juego una faceta inusitada del vnculo asumida como LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 118 19/5/09 19:37:30 119 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA una lgica del encuentro. La lgica del encuentro impli- ca el acontecer de la aparicin singular del otro como un rgimen de reciprocidad incondicional. Supone un vnculo que no se deriva de la primaca de la identica- cin, sino que se apuntala estrictamente de la posibilidad de incorporacin de una afeccin mutua no cooperativa, la plena fuerza de un vnculo fundado sobre la diferencia radical. Es la gnesis de una comunidad a partir de la incorporacin de fuerzas, sujetos, capacidades de accin heterognea, no homognea; una comunidad fundada en el rechazo de toda institucionalidad intemporal, sealado por la exigencia de una regularidad mutable y destinada a la apertura no menos incondicional. La autonoma no remite a la constitucin de identidades, sino a la consti- tucin de redes de vnculos a partir de heterogeneidades. Si esto es posible, el movimiento puede aspirar tambin a una refundacin permanente de su propio proceso de asimilacin potencial de mltiples experiencias, mlti- ples horizontes, mltiples valores que obligan necesaria- mente a una redenicin de los mecanismos de control. NOTAS 1 Comprendemos la nocin de vnculo como una forma de alian- za, de juego de diferenciacin recproca, de concurrencia afectiva sometida a la determinacin tica del reconocimiento de una com- posicin pasional conformada por reglas contingentes, pero adecua- das a la concurrencia de afecciones. Las reglas del vnculo se hayan sometidas a una exigencia de inteligibilidad en un acontecer de la reciprocidad modelado segn reglas sometidas a la exigencia pa- sional singular, a sus tiempos, momentos y duraciones. As, vnculo se opone a relacin, que supone una dinmica de delimitacin y LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 119 19/5/09 19:37:30 120 RAYMUNDO MIER reconocimiento de identidades mediante una estructura instituida de normas, y de las signicaciones, valores y horizontes teleolgicos derivados de stas. 2 La nocin de acciones y vnculos en resonancia remite a la posibi- lidad de dos acciones heterogneas orientadas a horizontes teleol- gicos divergentes a entrar en composicin en virtud de una anidad de experiencias reales o virtuales, anticipadas o deseadas, conjetu- rales o fantasmales, orientadas en trminos de ecacia inmediata o conducidas por una expectativa estratgica. 3 La nocin de control es quiz una de las ms complejas en el espectro de la comprensin del poder: involucra una composicin mltiple de los objetos marcados simblicamente por rasgos de valor, placer, instrumentalidad, identidad, potencia que conllevan estrategias diferenciales referidas a la esfera de lo propio y la apro- piacin es decir, la atribucin al objeto de un sentido marcado por la singularidad de s, la identidad y las formas de la garanta de duracin del vnculo de apropiacin. Implica, incluso, eventual- mente, la posesin inscrita en los marcos rectores de la relacin con l y los otros. Pero la nocin de control involucra tambin horizontes de sentido, mbitos diferenciales de racionalidad, principios locales de ecacia para las acciones, enmarcados en esquemas instituidos. La nocin de control deriva de construcciones objetivadas de saber y guraciones de ejercicio de la potencia como rasgo denitivo de s. Implica la identidad de un sujeto que compromete enteramente la nocin de memoria y de destino guras mticas y utpicas de la propia identidad. Involucra, por consiguiente, dimensiones dife- renciadas de la experiencia cognitiva, tica, esttica sometidas a un principio de historicidad derivado de la composicin temporal del control. 4 El trmino lazo comunitario se distingue aqu de vnculo y de relacin social: vnculo designa un apego y una reciprocidad incon- dicionada e incondicional, denida por la intensidad afectiva y el sentido tico de responsabilidad, al mismo tiempo contingente en su naturaleza, pero inquebrantable en su fuerza de cohesin. Es el fundamento de la solidaridad. El lazo comunitario, en cambio, sur- ge de la naturaleza simblica del rgimen de intercambio: supone un componente jurdico y tico tcito inherente a la reciprocidad prescriptiva y prohibitiva del intercambio. Responde al rgimen de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 120 19/5/09 19:37:30 121 AUTONOMA Y VNCULO: LA CREACIN DE LA ACCIN COLECTIVA creacin incesante de sentido, de valor y de obligatoriedad acotado, sometido a las estructuras del propio intercambio. La nocin de rela- cin, por otra parte, designa formas de interaccin, de colaboracin, de alianza, de participacin en mbitos sociales instituidos. Responde a normas expresas, implcitas o tcitas, pero deriva su valor y su rele- vancia del rgimen simblico inherente al dominio instituido. 5 El deseo de vnculo deriva de una faceta estructural de la pulsin en la propuesta freudiana y de sus relaciones heterogneas constitu- tivas. Freud, se sabe, identic claramente cuatro componentes de la pulsin: impulso (Drang), meta (Ziel), fuente (Quelle) y el objeto (Object) que supone el vnculo con el otro. El deseo, si bien reclama un objeto como condicin para jar su meta y, eventualmente la naturaleza de su satisfaccin, no dene inequvocamente la meta de la pulsin que se determina y persiste ms all de la identidad ma- terial del objeto; la meta, la fuente y el impulso permanecen en una relacin contingente, mutable, con el objeto; se separan de l. La pulsin aparece as, ms que como una entidad, como un juego de tensiones derivado de la inadecuacin del objeto con los elementos estructurales de la pulsin. El deseo, en consecuencia, se constitu- ye, en su fuerza reiterativa, a partir de la insistencia perpetua del impulso y la jeza relativa de la meta de la pulsin, mientras que el objeto y la fuente determinan el soporte de la representacin, eligen las guras narrativas que, en el juego de la fantasa, orientan la accin ecaz inherente al deseo, aunque sin constituirlo pro- piamente como tal. La pulsin se expresa como patrn de acciones, como acentos y quebrantamientos del tejido narrativo, como des- pliegue de representaciones, como la sntesis opaca que involucra tcitamente la guracin del vnculo con otro. El objeto se revela, asimismo, como un polo dual: agente y paciente del vnculo. Estos dualismos denen el sentido ambiguo y precario de la experiencia de satisfaccin y la multiplicidad de calidades de la experiencia de deseo, sus avatares narrativos y su fuerza constructiva en las estruc- turas y dinmicas de la experiencia individual y colectiva... 6 La nocin de creacin de narratividad se reere a la gnesis e implantacin generalizada en la accin de un sujeto colectivo, de un criterio de relevancia autorreexivo u objetivante, que se reere a una accin, dominio de acciones, mbito de accin o constelacin de acciones, que lo hacen surgir como objeto o como tpico de la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 121 19/5/09 19:37:30 122 RAYMUNDO MIER memoria, como vrtice de un conjunto de operaciones narrativas compartido por sujetos indeterminados. Es la gnesis de lo memora- ble mismo, con todas sus secuelas narrativas, tanto discursivas como corporales, rituales y polticas. 7 La nocin de dislocacin apela a una multiplicidad de sentidos, operaciones, marcos y efectos de la accin colectiva ante la evidencia de inadecuacin de la trama normativa. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 122 19/5/09 19:37:31 123 AUTONOMISMO POSITIVO Y NEGATIVO JOHN HOLLOWAY El punto de partida es y tiene que ser lo que escribi Ma- rio Tronti en su artculo Lenin en Inglaterra, de 1964: Nosotros tambin hemos trabajado con un concepto que pone al desarrollo del capitalismo en primer lugar y a los trabajadores en segundo lugar. Esto es un error. Y ahora tenemos que invertir el problema completa- mente, revertir la polaridad y comenzar otra vez desde el principio: y el principio es la lucha de clase de la clase trabajadora. Esto para m es el ncleo del autonomismo u operasmo y su revolucin copernicana de la tradicin marxista. Es una inversin de perspectiva comparada con el marxis- mo ortodoxo que siempre pone en primer lugar el an- lisis del capital o de la dominacin y luego la lucha de la clase trabajadora. Coincido plenamente con esta inver- sin simplemente porque empezar desde la dominacin implica encerrarse dentro de las categoras de la domina- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 123 19/5/09 19:37:31 124 JOHN HOLLOWAY cin, de tal forma que la nica salida posible es a travs de una fuerza externa, es decir, un partido vanguardista. En este sentido, me considero parte de la tradicin auto- nomista u operasta. Sin embargo, hay dos formas distintas de entender esta inversin: una forma positiva y una negativa. Es de esta distincin y su signicado que quiero hablar. EL AUTONOMISMO POSITIVO La inversin autonomista llega nada ms a la mitad del camino: no hay ninguna revolucin conceptual. La clase trabajadora es el punto de partida, pero se entiende como sujeto positivo. Hay un movimiento de com- posicindescomposicinrecomposicin. La clase traba- jadora reemplaza al capital como fuerza motriz del capita- lismo. Lucha contra el capital desde cierta composicin de clase; el capital responde tratando de descomponer a la clase trabajadora, lo que conduce a una recomposi- cin de la clase trabajadora y a una nueva ola de lucha, a una nueva descomposicin, etctera. El capitalismo se desarrolla bajo el impulso de las luchas de la clase trabaja- dora, y la clase trabajadora se va recomponiendo con cada ola de lucha. Parece que este movimiento disuelve todo lo jo y, hasta cierto punto, as es. Pero en realidad, ya que no hay ningn cuestionamiento de la positividad de las catego- ras, la atencin se centra casi exclusivamente en la com- posicin de la clase trabajadora. Esto reproduce, dentro de la inversin autonomista, el concepto identitario de la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 124 19/5/09 19:37:31 125 AUTONOMISMO POSITIVO Y NEGATIVO clase trabajadora que caracteriza el marxismo ortodoxo rechazado. As: 1. El ujo de composicin-descomposicin-recom- posicin queda reemplazado en la prctica por un con- cepto esttico de composicin, es decir, por el intento de identicar la composicin actual de la composicin de clase, de clasicar, de construir paradigmas. As va sur- giendo una serie de deniciones que se van brincando: de fbrica social a capitalismo integrado mundial a im- perio, por ejemplo; todas, congelaciones y exageraciones de tendencias reales. Este enfoque paradigmtico conlle- va el rechazo explcito a la dialctica como mtodo teri- co e implica borrar la distincin entre teora capitalista y teora anticapitalista. 2. Hay un deslizamiento en este pensamiento para- digmtico desde el nfasis en la fuerza de la lucha hacia una caracterizacin de la fase actual del capitalismo. Es decir, que el punto de partida de Tronti se va olvidando, o ms bien se hace reverencia al impulso inicial autono- mista, pero en realidad se enfoca al anlisis de la domi- nacin: uno puede pensar en Hardt y Negri o en Virno como ejemplos. 3. Ya que la conceptualizacin del sujeto es positiva, el antagonismo polar que da sentido a este sujeto se pier- de. La contradiccin se disuelve en una multiplicidad de diferencias; la lucha contra el capital se diluye en una lucha por una democracia genuina. 4. Ya que la centralidad de la lucha contra el capital se pierde, la lucha (ahora por la democracia) puede muy fcilmente reaparecer en la forma de una lucha entre dis- tintas formas del capitalismo: slo as se puede explicar, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 125 19/5/09 19:37:31 126 JOHN HOLLOWAY por ejemplo, el apoyo que Negri ha expresado por los gobiernos de Kirchner y Lula. EL AUTONOMISMO NEGATIVO Este enfoque empieza desde una interpretacin mucho ms radical de la inversin inicial. El punto de partida no es solamente la clase trabajadora en lugar del capital, sino tambin la negatividad en lugar de la positividad. El punto de partida es la lucha de la clase trabajadora y el punto de partida es NO, el grito; es decir, que el pun- to de partida es la clase trabajadora como negacin, no como sujeto positivo, sino como sujeto negativo. La clase trabajadora existe como la negacin del capital, es decir, como crisis. El nfasis no est en la restructuracin del capital (como en el autonomismo positivo), sino en la crisis. La crisis no es tanto una armacin emprica, sino una opcin terica. La crisis es el centro del pensamiento porque lo que nos interesa no es la estabilidad del capita- lismo, sino su inestabilidad, su fragilidad. El marxismo no es una teora de la reproduccin del capitalismo, sino de su crisis. La clase trabajadora es la negacin y la crisis del capi- talismo y, por lo tanto, la negacin y crisis de s misma. Negar el capital es negar lo que crea el capital, es decir, negar el trabajo abstracto o enajenado. Negar el trabajo abstracto es luchar por la emancipacin de lo que est negado de forma cotidiana por el trabajo abstracto, es decir, por la emancipacin del hacer til o creativo, ese hacer que empuja hacia su propia autodeterminacin. El LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 126 19/5/09 19:37:31 127 AUTONOMISMO POSITIVO Y NEGATIVO hacer es la negacin del trabajo abstracto y, por lo tanto, la negacin del capital. La lucha de clases no es la lucha del trabajo contra el capital, sino ms bien la lucha del hacer contra el trabajo y, por lo tanto, contra el capital (entendiendo por trabajo, trabajo abstracto o enajenado). Y eso quiere decir la lucha contra todo el edicio de cla- sicacin que est construido sobre el trabajo abstracto, es decir, contra la clase trabajadora como clase y como trabajadora. El sujeto de la lucha es, por lo tanto, un sujeto anti- identitario. Lo podemos llamar clase trabajadora, pero teniendo presente que es una clase trabajadora anticlase y antitrabajadora. O bien, podemos llamar al sujeto sim- plemente Nosotros, pero entendiendo Nosotros, no como una identidad, sino como una anti-identidad, como ne- gacin, como pregunta abierta. O nos podemos llamar la anti-identidad, el sujeto sin nombre. Como anti-identidad no buscamos denir, sino mo- vernos contra toda denicin. Denimos, pero vamos ms all de la denicin en el mismo aliento. Somos in- dgenas, pero somos ms que eso. Somos mujeres, pero somos ms que eso. Somos gays, pero somos ms que eso. Si la negacin de la denicin no se incluye en la denicin misma, la denicin se vuelve reaccionaria. Conceptualizamos porque no podemos pensar sin con- ceptos, pero negamos el concepto en el mismo momento porque cada concepto es inadecuado, cada concepto se erige como obstculo al movimiento y, por lo tanto, a la lucha de clases. Todo concepto contiene, pero no contie- ne, y nosotros somos la fuerza de aquello que no se deja contener; nosotros somos el desbordamiento. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 127 19/5/09 19:37:31 128 JOHN HOLLOWAY El movimiento de la anti-identidad abre. El movi- miento de la anti-identidad no es simplemente negativo. Es un movimiento que abre hacia otro hacer; es un mo- vimiento contra-y-ms-all, un movimiento de negacin y creacin, un movimiento de crear grietas en el tejido de la dominacin, espacios o momentos de creacin alter- nativa, grietas que se van expandiendo y multiplicando. La anti-identidad ataca a las identidades y las abre, buscando el movimiento de la anti-identidad que la identidad contiene y no contiene. Ataca a las categoras de la economa poltica, las abre para descubrir el anta- gonismo entre el trabajo abstracto y el hacer til o crea- tivo que las categoras contienen y no contienen. Ataca a todas las categoras fetichizadas del pensamiento bur- gus en una crtica ad hominem, una crtica que busca siempre el hacer humano y su existencia contradictoria como fuente de todo movimiento. Ataca a los sustanti- vos para liberar los verbos que estos sustantivos tienen encarcelados, congelados. Ataca a los relojes que contie- nen y no contienen los ritmos ricos del hacer y dispara contra ellos, demostrando que la nica revolucin es la revolucin aqu y ahora, que la idea de una revolucin futura es un sinsentido. Ataca al Estado y lo abre para en- contrar en l la lucha del capital para contener el movi- miento hacia la autodeterminacin, una contencin que no logra contener. Abre a Bolivia y ve, no un gobierno de izquierda, sino una lucha entre dos formas de orga- nizacin: por un lado, un impulso revolucionario hacia la creacin de comunidades autodeterminantes y, por el otro, el intento de contener este impulso dentro de la for- ma Estado, una contencin que contiene y no contiene. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 128 19/5/09 19:37:31 129 AUTONOMISMO POSITIVO Y NEGATIVO Abre el plantn del zcalo y percibe no solamente a los lderes, sino tambin a las muchas voces discordantes de la desesperacin. El movimiento de la anti-identidad es, para usar una expresin de Vaneigem, el movimiento de la revolucin sin nombre. DOS AUTONOMISMOS ENTONCES: UNO POSITIVO Y UNO NEGATIVO. IMPORTA? S, importa, importa mucho. Importa porque la nica forma de concebir la revolucin es como movimien- to contra-y-ms-all del capital, movimiento del hacer contra-y-ms-all del trabajo abstracto. No hay que de- nir, no hay que cerrar. El capital es el movimiento de la clausura y la denicin. El subcomandante Marcos, en la ltima parte del ltimo comunicado, sugiere que es la hora de las deniciones. Pero no es cierto. Nunca es tiempo de denir ni de denirnos, sin negar la denicin en el mismo momento. La lucha contra el capital es una lucha contra la denicin. Denicin y anticapitalismo son incompatibles. La denicin revolucionaria es la fe- tichizacin de la izquierda, la inltracin del capital en el movimiento anticapitalista, el sectarismo. Que no se cierre el zapatismo, que orezca ms bien como un lu- gar de conuencia de un milln de gritos, un milln de grietas! Preguntando caminamos. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 129 19/5/09 19:37:31 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 130 19/5/09 19:37:31 131 EL SIGNIFICADO DE LOS AUTNOMOS GEORGE KATSIAFICAS Es claro que autonoma tiene signicados diversos. La - losofa occidental, desde Kant, ha usado este trmino para referirse a la independencia de la subjetividad individual, pero el uso que hago de este trmino se reere principal- mente a las relaciones colectivas, no a las individuales. En mi anlisis de los movimientos sociales emergen varios signicados de autonoma: en primer lugar, y de modo destacado, la independencia que poseen los movimien- tos sociales de los partidos polticos y los sindicatos. Por ello, los movimientos que buscan la autonoma regional o nacional no son movimientos autnomos en el senti- do en que uso el trmino, en tanto stos estn alineados con partidos polticos establecidos. Por ejemplo, el movi- miento independentista irlands lucha por la autonoma de Irlanda respecto a Gran Bretaa, pero yo no lo conside- ro un movimiento autnomo en tanto que est dirigido por partidos de organizacin jerrquica y concepciones polticas tradicionales. En la actualidad, abundan los mo- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 131 19/5/09 19:37:31 132 GEORGE KATSIAFICAS vimientos separatistas, pero pocos, si acaso alguno, son movimientos autnomos. La autonoma regional y na- cional ha sido desde hace mucho un tema central para los movimientos en reas perifricas del sistema mundial. En la actualidad, la demanda de autonoma est presente en movimientos en Kurdistn, India, el Pas Vasco y va- rias partes de la antigua Unin Sovitica. En Mxico, el subcomandante Marcos de los Zapatistas, en Chiapas, re- presenta las demandas fundamentales de los campesinos como alimento, salud, educacin, autonoma y paz. 1 En Brasil, el Movimiento Negro Unicado plantea como uno de sus objetivos principales la autonoma poltica de los negros. Las aspiraciones por mayor autonoma regional para los indgenas en Chiapas o para los afro-brasileos en Baha no tienen el mismo contenido que la autonoma de los movimientos europeos, a pesar de la similitud for- mal. Todos ellos demandan Poder para el Pueblo y la descentralizacin de la toma de decisiones concentrada en los Estado-nacin. Especialmente en Italia, en la dcada del setenta, miles de obreros participaron en Autonoma, y el signicado de ella que se poda extraer de sus experiencias fue, en oca- siones, una denicin exclusivamente en trmino obre- ristas. Siguiendo a Johannes Agnoli, el concepto de auto- noma en el norte de Italia tuvo dos dimensiones: la lucha de clase se hizo a s misma autnoma de la circulacin del capital; y no la dirigieron organizaciones de la izquierda tradicional (como los comunistas y sus sindicatos). 2 Aun- que ampliamente difundidas, las deniciones obreristas de la autonoma son tan slo una de sus mltiples for- mas, incluso en referencia al movimiento en Italia. Como LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 132 19/5/09 19:37:31 133 EL SIGNIFICADO DE LOS AUTNOMOS planteo en mi estudio de la situacin de los movimientos sociales italianos y alemanes, el movimiento autnomo de las mujeres en cada pas fue vital para formaciones posteriores, tanto por los procedimientos internos inno- vadores como por su capacidad de actuar distanciadas de los hombres y siguiendo sus propias necesidades y an- helos determinados autnomamente. Estos movimientos feministas autnomos plantearon el ejemplo de una po- ltica de la primera persona, en oposicin a las nociones tradicionales de revolucin dirigidas por el pas o la clase obrera. Dentro de estos movimientos, los individuos no reciben rdenes de instancias superiores, sino que ac- tan voluntariamente, de acuerdo con su propia volun- tad (preservando la semilla kantiana de autonoma con una denicin ms amplia y en un contexto colectivo). Muchos grupos feministas actuaban de acuerdo con el consenso autogestionado, tomaban decisiones indepen- dientemente de los lderes centrales y las implementaban de acuerdo con su propia autodisciplina. Este modelo or- ganizacional representa un aporte de vital importancia a la denicin de movimientos autnomos. Un ltimo signicado de autonoma emerge a me- diados de los aos setenta, cuando en Alemania se daba una lucha prolongada contra la energa nuclear. Grupos de activistas comenzaron a autodenominarse autnomos para poner distancia frente a los grupos anes a los par- tidos marxista-leninistas dentro del movimiento antinu- clear, quienes negaban el valor de las formas espontneas de resistencia militante. Cuando comenzaron a aparecer grupos radicales en el movimiento pacista, la contra- cultura y los movimientos de ocupacin se agruparon LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 133 19/5/09 19:37:31 134 GEORGE KATSIAFICAS en una formacin multifactica que lleg a ser conocida como los autnomos (autonome Bewegung o Autonomen). Los autnomos encarnaron lo que yo llamo espontanei- dad consciente, en tanto que sintetizaron creativamente las formas de democracia directa en la toma de decisio- nes y en la resistencia popular. Tambin en su concep- cin del Arte, Marcuse entendi la autonoma del arte en contra de la concepcin instrumental, que considera el arte como un fusil en la lucha. Los autnomos no comparten la idea de que hay una forma dominante o una sola forma verdadera de auto- noma. Sin embargo, hay un nmero de principios que les proporcionan coherencia: entienden sus ideas como una alternativa revolucionaria tanto para el socialismo autoritario (sociedades al estilo sovitico) como para el capitalismo pseudodemocrtico. A diferencia de los comunistas, ellos no creen en la necesidad de un partido revolucionario nico y verdadero, o de un sector revolu- cionario de la sociedad. Ellos creen en la diversidad y en la diferenciacin constante. Aunque estos principios no estn escritos en ninguna parte, emergen de la accin de miles de individuos en su vida cotidiana. Ellos creen en el autogobierno y en la necesidad de que los grupos e in- dividuos se hagan responsables de sus propias acciones. Aunque estas nociones pueden ser contradictorias con las acciones de algunos, se materializan en patrones du- raderos en su actividad como movimiento. Los autno- mos buscan cambiar a los gobiernos tanto como la vida cotidiana, para derrocar el capitalismo y el patriarcado. 3 A mediados de los setenta, en Espaa y Portugal los movimientos sociales impactaron crticamente a los pa- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 134 19/5/09 19:37:31 135 EL SIGNIFICADO DE LOS AUTNOMOS ses europeos, cuando repentinamente tomaron el poder. Yo no los considero movimientos autnomo, en parte porque no estaban orientados a la transformacin de la vida cotidiana. A nales de 1995, una ola de huelgas que duraron 24 das llev a Francia al borde de una repeticin de Mayo de 1968 (cuando diez millones de estudiantes y trabajadores se fueron a la huelga sorpresivamente). A pesar del carcter explosivo de las huelgas de 1995 y 2005, se circunscribi en los lmites del gobierno: los huelguistas y sus acciones surgieron en respuesta al in- tento del Primer Ministro de cambiar las polticas p- blicas, y los dirigentes plantearon la negociacin con el gobierno como una de sus principales demandas. Como casi todo lo relacionado con los movimientos sociales en Francia, estas huelgas se dieron en el marco de la poltica establecida. En este pas, es prcticamente inconcebible una creacin de espacios contestatarios fuera del terreno de lo que tradicionalmente se entiende por poltica. En especial, en Alemania, las polticas autnomas se han vuelto cada vez ms relevantes internacionalmente. Desde la perspectiva de cmo constituyen una negacin tajante de la estructura dominante del sistema mundial, los autnomos deben ser entendidos como una verica- cin de mi pronstico de que el carcter poltico-cultu- ral de la Nueva Izquierda seguira deniendo la forma a largo plazo de los movimientos antisistmicos. En tanto los movimientos autnomos encuentran adherentes en lugares como Praga, Atenas, Lyon (Francia), Mosc, San Francisco y Nueva York, se hace cada vez ms evidente que, aunque sean invisibles para las corrientes de pensa- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 135 19/5/09 19:37:31 136 GEORGE KATSIAFICAS miento dominantes, denen las formas fenomnicas del activismo radical contemporneo. LOS AUTNOMOS: UN MOVIMIENTO INVISIBLE En consecuencia, a la voluminosa cantidad de libros pu- blicados sobre Alemania que tratan sobre el tema del pasado nazi, el surgimiento y cada del comunismo, o el problema de los neo-nazis, no hay que sorprenderse, entonces, de que los prejuicios que tiene mucha gente en torno a los alemanes sean tan frecuentes. Mientras los alemanes sean caracterizados como obedientes y orde- nados, los otros se sentirn ms seguros de sus valores democrticos superiores y de su pluralismo cultural. Despus de todo, fueron los aliados quienes liberaron a los alemanes de la dominacin nazi y les dieron su pri- mera constitucin democrtica, y tambin nanciaron su reconstruccin de posguerra, gracias a la cual son ahora prsperos. Las pocas nociones que tiene mucha gente de los ale- manes progresistas provienen generalmente de su cono- cimiento de los verdes. Al obtener ventaja del sistema de representacin proporcional que rige a las elecciones gubernamentales alemanas, 4 los verdes hicieron presen- cia rpidamente dentro del gobierno local y nacional, lle- gando a ser un partido grande en Alemania a mediados de los noventa. En 1983, obtuvieron ms de dos millo- nes de votos en la eleccin federal. Cuando ocuparon sus escaos en el parlamento, su pelo largo y vestimenta informal simboliz un cambio enorme en la poltica y la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 136 19/5/09 19:37:32 137 EL SIGNIFICADO DE LOS AUTNOMOS sociedad alemana. En ambos lados del Atlntico, los ana- listas predominantes estaban preocupados con la ame- naza que constitua el pacismo alemn para la guerra fra. Por eso los medios se centraron en l, y fue comn- mente aceptado que los verdes generaron y condujeron el progresismo alemn. Los verdes son equiparados con frecuencia, por ob- servadores externos al movimiento, al radicalismo de izquierda en Alemania; sin embargo, fueron la organiza- cin ms destacada que surgi de un movimiento social de amplia base y diversidad. Por otro lado, existe tan poca informacin en Estados Unidos sobre los autno- mos, que con frecuencia se piensa que son un movimien- to irrelevante o incluso inexistente. 5 Mucho antes de que el Partido Verde se fundara en 1979, el movimiento au- tnomo de las mujeres haba emprendido una campaa por la despenalizacin del aborto, creando, adems, do- cenas de centros de mujeres. Tambin otros movimientos extra-parlamentarios de accin directa haban desaado el juego conservador de las polticas alemanas desde Hit- ler a Berufsverbot (los decretos del gobierno en los aos setenta, que sofocaron ecientemente los reclamos de los funcionarios pblicos). Los grupos de base (Brgerinitiativen) empezaron rom- piendo el hielo del mbito poltico con el proceso de oposicin pblica a polticas impopulares, como la cons- truccin de plantas de energa nuclear, expansiones del aeropuerto gigantesco de Francfort y el continuo dcit habitacional. 6 Se organizaron como pequeas comunida- des que protegan su entorno de la invasin de los colosos polticos-industriales, y como consecuencia, sus iniciati- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 137 19/5/09 19:37:32 138 GEORGE KATSIAFICAS vas cosecharon adeptos que buscaban mayores injeren- cias democrticas en las decisiones sociales importantes. La signicativa conanza del pas en la sin nuclear como fuente de energa se volvi un tema clave. La con- frontacin en contra de los proyectos de energa nuclear plante la necesidad de una representacin parlamenta- ria dentro del sistema que pudiera articular las aspiracio- nes de los movimientos antinucleares emergentes, cuyo apoyo popular era claramente mayor que cualquier otra iniciativa precedente. As como los verdes comenzaban a buscar ocinas, los radicales ocupaban cientos de ca- sas abandonadas en las ciudades interiores para usarlas como una base desde la cual radicalizar los movimientos pacistas, ecologistas y feministas. En 1980, ms de 200 edicios grandes fueron ocupados, cada uno con 20 o 30 activistas. El Partido Verde se form para satisfacer las necesida- des que ponan en juego estos impulsos extra-parlamen- tarios: limpiar el medio ambiente de Alemania, volver las estructuras de gobierno ms democrticas y romper la su- misin a la mentalidad patriarcal de las pequeas ciudades que coartaban la libertad de las mujeres, les negaban los derechos a los homosexuales de ser autnticos y mutila- ban la capacidad de los jvenes para vivir de acuerdo con sus propias ideas. En el crisol de aos de lucha, los movi- mientos de accin-directa forjaron a los Radicales autno- mos. En la dcada de los ochenta, a travs de las tcticas de confrontacin organizadas en contra de la polica, los autnomos desempearon el papel principal con el n de frustrar los planes del gobierno para construir una planta nuclear en Wackersdorf (Baviera) que podra haber abas- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 138 19/5/09 19:37:32 139 EL SIGNIFICADO DE LOS AUTNOMOS tecido a Alemania con bombas de plutonio. Su campaa de no-colaboracin causaron que el gobierno cancelara un censo nacional y ayud a socavar la propuesta para que Berln fuera sede de los Juegos Olmpicos en 2000. Estos triunfos de los autnomos son indiscutiblemente ms importantes que cualquier otra victoria a travs del sistema parlamentario, en el mismo periodo. En una primera aproximacin, los diferentes niveles de la accin poltica en los que los movimientos de accin- directa y los verdes operaban, parecen complementarse uno al otro. Sin embargo, en el movimiento alemn, las contradicciones entre la construccin de espacios aut- nomos del gobierno y la actividad parlamentaria en el interior de l, genera una compleja discusin poltica. Supercialmente, parece que los verdes y los autnomos slo dieren en sus tcticas, en tanto que ambos persi- guen objetivos similares, como el trmino del podero nuclear. Pero, en realidad, las diferencias entre estas dos alas del movimiento alemn son mucho ms grandes; in- cluyen, por ejemplo, tanto formas de organizacin como distintas estrategias (construccin de centros de autogo- bierno con poder dual versus transformacin de la so- ciedad a travs de la accin parlamentaria). Aunque las acciones militantes y la actividad electoral proporcionan, con frecuencia, benecios recprocos, tambin pueden generar amargos conictos. Para muchos autnomos, los verdes no son un mo- vimiento en el gobierno, sino el gobierno dentro del movimiento. Ellos son esa parte de la institucionalidad que ha inltrado a la oposicin radical, como otro me- canismo del estado para extender la legitimidad de su LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 139 19/5/09 19:37:32 140 GEORGE KATSIAFICAS autoridad. De este modo, los verdes representan el l- timo ejemplo de cooptacin de movimientos que sigue los pasos histricos del Partido Social Demcrata (con quienes los verdes han formado coaliciones de gobier- no estatales y locales). Para algunos lectores, puede ser desconcertante leer que los verdes estn al margen de los movimientos igualitarios radicales, pero no sera honesto de mi parte presentar la situacin de otro modo. Para muchos verdes, los autnomos son culpables de voluntarismo ciego (e incluso cosas peores); ellos sustituyen la liberacin con la lucha por los propios in- tereses. Los autnomos son anarquistas violentos que arrojan tomates y huevos a los altos ociales de gobierno, ms que enfrentarlos en debates racionales. Con frecuen- cia, se los vincula a grupos guerrilleros, como la Fraccin del Ejrcito Rojo; grupo que ha secuestrado y asesinado a algunos banqueros, industriales y polticos connotados. Veo estas aproximaciones como complementarias (los verdes dentro y los autnomos fuera del sistema). Se ne- cesitan uno al otro para su proceder continuo y su impac- to histrico. Desde mi perspectiva, los autnomos existen en el terreno poltico posicionndose entre el reformismo de los verdes y el voluntarismo de la Fraccin del Ejrcito Rojo (RAF). Muchos autnomos estaran en ostensible des- acuerdo con la caracterizacin de los verdes como parte del movimiento. Ellos perciben a los verdes como una gran amenaza a la vitalidad del movimiento, mucho ms que cualquier otra fuerza poltica, en tanto que son capaces de concurrir a muchas actividades del movimiento y desper- lar sus posibilidades radicales para terminar ayudando a la polica a aislar al movimiento. Por ejemplo, en 1986, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 140 19/5/09 19:37:32 141 EL SIGNIFICADO DE LOS AUTNOMOS durante la preparacin de una manifestacin en contra de la planta nuclear de Brokdorf, mucho ms de cincuenta mil personas que asistiran a la protesta se negaron a que la polica registrara sus automviles que iran en una ca- ravana por la autopista. Sin embargo, los organizadores verdes aceptaron que sus vehculos fueran inspecciona- dos en busca de cascos y otros materiales que pudieran ser usados para confrontar a la polica. Naturalmente, la polica escolt a los verdes hasta el punto de inspeccin mientras, por otro lado, dispersaban violentamente al resto de los manifestantes, antes de que pudieran reunir- se (como haba ocurrido en Berln). Cerca de Hamburgo, cientos de personas fueron brutalmente atacadas cuando se encontraban detenidas en sus vehculos. Muchos de los heridos culparon a los verdes por haber cooperado con la polica para identicar a aquellos que se negaron a dejar inspeccionar sus automviles. Un ejemplo menos grave de la distancia entre los verdes y los autnomos se dio en 1988, cuando los au- tnomos preparaban una manifestacin en contra de las convenciones internacionales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en Berln. Miles de manifestantes activos intentaron detener la planicacin de la futura explotacin que congregaba a ministros de economa de ciento cincuenta pases y a diez mil ban- queros mundiales (los manifestantes los culpaban por la pobreza y el hambre en la periferia del mundo). Por su parte, el Partido Verde y sus aliados intentaron desman- telar la confrontacin de los bancos mundiales haciendo un llamado a una conferencia organizada por ellos para discutir la posibilidad de un sistema bancario mundial LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 141 19/5/09 19:37:32 142 GEORGE KATSIAFICAS alternativo. A diferencia de los verdes, los radicales autnomos no tienen nada que ver con los bancos ni con cualquier tipo de sistema, sean alternativos o no. El mundo que ellos quieren crear y habitar es lo ms aleja- do posible del dinero, de la centralizacin, del gobierno y de la propiedad en todas sus formas. La plataforma de accin de los autnomos constituye una tierra prometida de la poltica que los analistas de los movimientos sociales y los activistas de fuera de Europa en general no visualizan. En la historia que hago de los movimientos autnomos, hay muchos puntos que los se- paran de otros tipos de poltica. Podemos identicar los siguientes hilos conductores en lo que planteamos: 1. la tensin entre trabajar en el interior del sistema y trabajar en completa oposicin a l, y las ventajas relati- vas y responsabilidades de cada alternativa; 2. la importancia inmediata de proponer un estilo de vida humana alternativo que no slo confronte el poder en el nivel de la poltica colectiva; 3. la formulacin de intereses universales como espe- cie y la trascendencia de las identidades particulares que delimitan las aspiraciones y visiones de los grupos; 4. la disposicin psicolgica y la herencia nazi de los alemanes, y la posibilidad de que incida en los movi- mientos sociales radicales.
Las primeras tres son sin duda planteamientos perma- nentes, y la cuarta tambin se puede entender de un modo ms general: cmo evitar que los movimientos populares descentralizados sean atrados e incorporen LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 142 19/5/09 19:37:32 143 EL SIGNIFICADO DE LOS AUTNOMOS elementos odiosos, como aquellos que sostienen posi- ciones tnicas radicales? MEDIOS DE COMUNICACIN Y MARGINALIDAD A diferencia de los verdes, los autonomistas no buscan la publicidad; incluso son conocidos por su hostilidad con- tra la prensa y por los ataques a fotgrafos que registran sus acciones. Los activistas tienen varias razones para impe- dir que los medios de comunicacin ociales transmitan en sus noticias informaciones sobre su movimiento. El motivo ms evidente es que la polica utiliza las fotogra- fas y las lmaciones de video que realiza la prensa y la televisin para identicar y arrestar a los manifestantes. Y un motivo ms sutil es que los activistas quieren evitar intencionalmente que los medios de comunicacin creen lderes articialmente (lo que ellos visualizan como el error de la Nueva Izquierda). En la bsqueda de conser- var la integridad de sus grupos, alejan a la prensa como elementos invasores que socavan la identidad autnoma que han creado. Ellos buscan el control directo de lo que los medios elaboran en torno a ellos, algo que los me- dios norteamericanos, a diferencia de los europeos, no permiten. Por ejemplo, en 1981, una pelcula de la CBS sacaba a la luz pblica una de las muchas casas ocupadas en Berln occidental, y aunque los ocupa estaban cons- cientes de que se trataba de una audiencia potencial de diez millones, optaron por no hablar con la CBS porque esta cadena no garantiz el derecho de aprobacin nal a la lmacin. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 143 19/5/09 19:37:32 144 GEORGE KATSIAFICAS Adems, aunque los netos se hubieran enterado de la existencia de los ocupa a travs de la televisin, muchos de sus activistas resintieron el hecho de que se- ran invadidos por turistas. 7 La orientacin tpica de los medios de comunicacin es el voyeurismo. Despus de la reunicacin alemana y la decisin del Bundestag de tras- ladar la capital a Berln, la editorial de New York Times describi el movimiento que all exista de modo pater- nalista, como uno de los encantos tursticos de la ciu- dad: La tintura de los cabellos de las mujeres tiende a ser de mltiples colores; ellas se visten, adems, de un modo que es ms teatral que elegante; por su parte, los jovencitos de Kreuzberg visten sus polticas anarquistas en mangas de camisa. 8 Un ao antes, el Times se haba referido a los autnomos como matones anarquistas y el Washington Post los describa en trminos menos que radiantes: Ellos son un puado de andrajosos, que se visten en su mayora de negro, se pintan los cabellos con franjas de colores brillantes, y llevan sus orejas y narices perforadas con mltiples aretes. 9 No podra haber una mejor descripcin de la escena, ya que, por ltimo, para el punto de vista de aquellos que creen en el signicado profundo del movimiento, es mejor ser incomprendido por los externos. Otra motivacin para la marginalidad del movimien- to es la resistencia a la tendencia moderna a la uniformi- dad y a la preocupacin por la sistematizacin pulcra y ordenada. Esa es una de las razones por las que hay tan poca historia de los autnomos escrita por sus propios miembros. Hacia dnde se est dirigiendo el anlisis de aquellos que buscan evadir el entrampamiento en la red LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 144 19/5/09 19:37:32 145 EL SIGNIFICADO DE LOS AUTNOMOS mundial de la comodidad y las versiones monolticas de la verdad en las que se hayan los individuos y las comu- nidades? Los movimientos autnomos buscan quebran- tar la opresin de la uniformidad y la integracin en la sociedad de consumo. Incluso si el movimiento abarcara a la mayora, seran un surtido numeroso de grupos con diferentes estilos de vida, cdigos de vestimenta, concep- ciones polticas y normas autoconstruidas, una mayora marginada del centro de control y sus satisfechos soste- nedores. La presencia de estos grupos en los mrgenes de la sociedad alemana repleta de menosprecio y otros signos de poca valoracin garantiza que ellos sirven para recordar que la libertad es la libertad de vivir de un modo diferente. La existencia de un movimiento margi- nalizado de inconformistas urbanos es de vital importan- cia para la libertad individual, en tanto en Alemania el conformismo de la vida en pequeas ciudades es rgida- mente inculcado y reforzado. Si se lleva ms lejos el tema de la marginalidad, po- dramos preguntar si los marginales estn al margen de la sociedad o son centrales para los cambios sociales. Los movimientos sociales de la segunda sociedad (las personas desempleadas o con empleos marginales, los jvenes, las minoras, las mujeres), aquellos que quedan fuera de lo que los alemanes llaman los dos tercios de la sociedad (zwei-drittel Gesellschagt) producen, sorpren- dentemente, importantes cambios sociales: se mantienen con nuevos valores (feminismo, liberacin sexual, igual- dad de derechos para los extranjeros) y nuevas formas de organizacin social (vidas compartidas en grupo, pro- gramas de empleo y estudio autodirigidos, relaciones de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 145 19/5/09 19:37:32 146 GEORGE KATSIAFICAS trabajo cooperativas) que transforman a toda la sociedad a lo largo del tiempo. Aunque sus formas de vestir y su apariencia puedan parecer supercialmente extravagan- tes, muchas de sus cualidades esenciales son bastante razonables. Desde esta perspectiva, quizs los margi- nales sean, en efecto, centrales para el cambio social. La repentina proliferacin de nombres de movimientos, de tcticas e ideas, es lo que yo considero el efecto eros, 10
que se da rpidamente en las sociedades contempor- neas, en parte debido a los medios de comunicacin. La capacidad de los seres humanos de comprender ins- tintivamente las conguraciones completas de los mo- vimientos y adaptarlos a su propio contexto, conecta a nuestra especie en niveles de vida esenciales. Aunque actualmente pequeos grupos de autonomistas puedan quedar aislados, tambin se pueden llegar a reproducir rpidamente en la situacin propicia. A pesar de las dicultades en la conceptualizacin de los movimientos antisistmicos, yo sito la aparicin de los movimientos autnomos en las condiciones materiales del capitalismo tardo, especialmente en la extensin del poder y la produccin (desde el gobierno y las fbricas) al te- rreno de la vida cotidiana. La completa penetracin de la sociedad civil por las relaciones sociales capitalistas y las estructuras jerrquicas de la autoridad ha ido acom- paada de la incorporacin parcial de los antiguos mo- vimientos sociales a las estructuras establecidas: las fuer- zas tradicionales de oposicin, como los sindicatos y los partidos polticos solventados por la clase trabajadora. Bajo estas nuevas condiciones, el auge de los diferentes tipos de movimientos sociales (feministas, jvenes y eco- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 146 19/5/09 19:37:32 147 EL SIGNIFICADO DE LOS AUTNOMOS logistas) ha revelado el carcter cambiante de la sociedad y simultneamente ha desaado la nueva conguracin del poder. A partir de sus acciones, los autnomos nos involucraron en discusiones sobre las relaciones entre las opciones parlamentarias y las formas de resistencia por medio de la accin directa, as como en la importancia de las comunidades de base de los barrios y el carc- ter cambiante de los movimientos. Despus de la cada de la Unin Sovitica y sus aliados, los autnomos se desarrollaron con la trayectoria del movimiento antifas- cista que se opuso a la irrupcin neonazi. Aunque pres- to atencin tambin a algunos de los atributos que son obstculos internos para sus propias metas declaradas, busco separar las caractersticas especcamente nacio- nales para entender aquellas cualidades ms universales. Se dedica una discusin sobre el cambio en la nocin de poltica que introducen los movimientos autnomos. A partir de documentos de los autnomos, as como de mi historia con ellos, los contrasto con las tendencias tradicionales de la izquierda (Social Democracia y Leni- nismo); tambin esbozo sus diferencias con los verdes. En una revisin crtica del trabajo de Antonio Negri, muestro cmo el obrerismo es una interpretacin in- adecuada para el signicado de los movimientos aut- nomos. Dada la importancia de Negri en el movimiento italiano, mi crtica puede ayudar a explicar por que la autonomia no pudo renovarse a s misma. En contraste con Negri, yo apelo a una racionalidad del corazn y a una comprensin renovada de los roles de la pasin y de la militancia en las transformaciones sociales. La invisibilidad de los movimientos autnomos se congu- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 147 19/5/09 19:37:33 148 GEORGE KATSIAFICAS ra en parte por la incapacidad de los tericos sociales prominentes para comprenderlos. Analizo algunas de las razones para explicar este vaco y propongo la descoloni- zacin de la vida cotidiana como una necesidad urgente. Las categoras tradicionales de la losofa occidental son inadecuadas para comprender las formas propagadas de la autonoma. Con las crticas a las conceptualizaciones al obrerismo de Negri y al feminismo de Benhabib, de- muestro cmo incluso con las mejores polticas tnicas, de clase o de gnero, nos quedamos cortos para hacer una crtica universal a la sociedad como la que articulan los movimientos autnomos. Los temas que plantean las sociedades industriales contemporneas y los movimien- tos subversivos dentro de ellas estn al nivel de la especie humana como una totalidad y ninguna identidad parcial es capaz de alcanzar el nivel de discurso sobre la especie. Al nal espero que el lector vislumbre las posibilidades que anuncian las ampliaciones democrticas y la libertad de las prcticas de los movimientos autnomos. Traduccin: Alejandra Pinto. NOTAS 1 Proceso, 10 de enero de 1994. 2 Vase el libro Zwei Kulturen? Tunix, Mescalero und die Folien, Berlin: Verlag Asthetik und Kommunikation, 1978, p. 86, de Die- ter Hoffman-Axthelm, Otto Kallscheur, Eberhard Knodler-Bunte y Brigitte Wartmann. Michel Rayan esboza un concepto similar en su introduccin al libro de Antonio Negri: Marx Beyond Marx: Lessons on the Grundrisse, Brooklin: Autonomedia, 1991, p. XXX. A los dos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 148 19/5/09 19:37:33 149 EL SIGNIFICADO DE LOS AUTNOMOS signicados de Agnoli, Rayan agrega un tercero, el potencial pro- ductivo multilateral del sujeto en la sociedad comunista. 3 Aunque ha habido pocos intentos por parte de los autnomos por denir la autonoma, una excepcin es la preparacin del con- greso de autonoma que se realiz en abril de 1995 en Berlin. Vase Eat It! Reader: Autonomie-Kongress-Reader Teil II, Berlin: 1995, pp. 6-7. 4 Este sistema asigna un nmero proporcional de cupos en el parlamento (el Bundestag) a cualquier partido que obtenga ms del 5% de los votos. 5 Una vez, en 1989, cuando hice una presentacin detallada so- bre los autnomos (incluyendo diapositivas y copias de sus revistas) en el MIT para varios cientos de personas, un auditor me increp dicindome que yo haba inventado el movimiento, ya que los acon- tecimientos que yo haba descrito forman parte de los verdes. 6 Handbuch: Burgeninitiativen in Frankfurt, editado por Ingrid Damian-Hesser y Michael Damian, Frncfort: Verlag im Leseladen, 1978 7 Esta perspectiva es la ms slida en Holanda. Vase Cracking the Movement: Squatting Beyond the Media, por Adilko (Brooklyn: Au- tonomedia, 1994). 8 Karl E. Meyer, Germanys Once and Future Capital: A Second Chance for Renascent Berlin en New York Times, 25 de junio de 1991. 9 Vase Serge Schmemann, Germans Day of Exultation and Marlene Dietrich Too, New York Times, 4 de octubre de 1990, p. 16. 10 El efecto eros se reere al despertar repentino, intuitivo de la solidaridad y de la oposicin masiva al sistema establecido, como ocurri en mayo de 1968 en Francia. Vase mi libro Imagination of the New Left: Al Global Analysis of 1968 para su formulacin inicial. Tambin mi escrito The Eros Effect, presentado ante el congreso de la American Sociological Association en agosto de 1989. Va- se www.eroseffect.com. Para un debate en torno al tema, vase mi intercambio con Staughton Lynd en el Journal of American History de junio de 1990. Se han hecho muchas investigaciones sobre la solidaridad espontnea y las acciones generadas por los alzamientos populares. Sidney Tarrow entiende de modo similar la difusin de los movimientos en Power in Movement: Social Movements, Collective Action and Politics, Cambridge: Cambridge University Press, 1994. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 149 19/5/09 19:37:33 150 GEORGE KATSIAFICAS BIBLIOGRAFA ADILKO, Cracking the Movement: Squatting Beyond the Me- dia. Brooklyn: Autonomedia, 1994. DAMIAN-HESSER, Ingrid y Michael Damian (Editores), Han- dbuch: Burgeninitiativen in Frankfurt. Frncfort: Verlag im Leseladen, 1978. DIETER Hoffman-Axthelm, Otto Kallscheur, Eberhard Knodler-Bunte y Brigitte Wartmann. Zwei Kulturen? Tunix, Mescalero und die Folien. Berlin: Verlag Asthetik und Kommunikation, 1978. Eat It! Reader: Autonomie-Kongress-Reader Teil II. Berlin, 1995. KATSIAFICAS, G. Imagination of the New Left: Al Global Analy- sis of 1968. ______The Eros Effect, presentado ante el congreso de la American Sociological Association en agosto de 1989. Disponible en www.eroseffect.com. MEYER, Karl E., Germanys Once and Future Capital: A Second Chance for Renascent Berlin, en New York Times, 25 de junio de 1991. Proceso, 10 de enero de 1994. RAYAN, Michel, Introduccin a Antonio Negri: Marx Be- yond Marx: Lessons on the Grundrisse. Brooklin: Auto- nomedia, 1991. SCHMEMANN, Serge, Germans Day of Exultation and Mar- lene Dietrich Too, en New York Times, 4 de octubre de 1990. TARROW, Sydney, Power in Movement: Social Movements, Collective Action and Politics. Cambridge: Cambridge University Press, 1994. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 150 19/5/09 19:37:33 151 LA IDEA DE AUTONOMA SOCIALISMO O BARBARIE Y EL MUNDO ACTUAL DANIEL BLANCHARD Esta presentacin tiene por objeto estudiar el lugar de la autonoma en las ideas desarrolladas por el grupo Socia- lismo o Barbarie, en Francia (1949-1967). El dilema formulado en el nombre del grupo y de su revista pone a la barbarie como perspectiva posible del mundo moderno. Qu indicaba esta palabra espantosa? En su origen, en 1947, el riesgo de ver a la humanidad caer en la barbarie est estrechamente ligado a la perspec- tiva de una tercera guerra mundial, que aparece en esta poca como una posibilidad real. sta consistira en un enfrentamiento entre los dos polos del capital mundial: el bloque occidental, regido por el capitalismo clsico, y el bloque llamado comunista, dominio del capitalismo burocrtico de Estado (regresar ms adelante sobre esta caracterizacin). La puesta en juego de esta guerra sera la unicacin del capital mundial bajo uno u otro rgimen. La barbarie consistira entonces, segn los trminos del editorial del nmero 1 de la revista, en esto: LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 151 19/5/09 19:37:33 152 DANIEL BLANCHARD Si la unicacin del sistema mundial de explotacin se cumplira a travs y por medio de la tercera guerra mundial, un derrumbamiento completo amenazara (sic) a la civilizacin y a la vida social de la humani- dad. La dominacin totalitaria ilimitada de un grupo de explotadores monopolistas yanquis o burcratas rusos saqueando el conjunto de la tierra, la cada de la productividad del trabajo bajo una explotacin creciente, la transformacin completa del estrato do- minante en una casta parasitaria, que no necesitara ya desarrollar las fuerzas productivas, llevara a una re- gresin enorme de las riquezas sociales y un retroceso prolongado en el desarrollo de la conciencia humana.* Slo la transformacin por parte del proletariado de esta guerra en revolucin puede evitar que la humanidad se hunda en la barbarie. La perspectiva de una guerra se desdibuj desde el principio de los aos cincuenta, y el grupo se consagr a la profundizacin de su anlisis crtico de las sociedades mo- dernas. En el curso de este trabajo, una idea surgi y tom un lugar absolutamente central: la idea de autonoma. Quisiera trazar brevemente este recorrido y terminar preguntndome si esta idea de autonoma, en tanto pro- yecto positivo, proyectado sobre las sociedades desarro- lladas actuales, no hace aparecer en su fondo, en sentido negativo, la amenaza de una nueva forma de barbarie. * Socialismo o Barbarie, nm. 1, p. 41. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 152 19/5/09 19:37:33 153 LA IDEA DE AUTONOMA DESARROLLO DE LA IDEA DE AUTONOMA EN EL RECORRIDO TERICO DE SOCIALISMO O BARBARIE La autonoma fue en principio concebida como autono- ma del proletariado. Autonoma en relacin con qu? En relacin con los partidos comunistas y los sindicatos que les eran aliados, supuestamente los representantes autnticos del proletariado y relacionados con el rgimen de la URSS, que se presentaba como un Estado obrero. La cuestin de la naturaleza de la URSS agitaba a la IV internacional trotskista desde los aos 30. Ocialmente, los trotskistas consideraban a la URSS como una sociedad socialista proletaria porque la propiedad privada de los medios de produccin haba sido eliminada, en la cual, no obstante, el poder poltico haba sido conscado por un estrato burocrtico privilegiado, que se hundira, sea que la revolucin se extendiera por el resto del mun- do, sea por una contrarrevolucin que restablecera el capitalismo en Rusia. Despus de la Segunda Guerra Mundial, Lefort y Cas- toriadis, quienes militaban en la organizacin trotskis- ta, juzgaron esta tesis insostenible. Segn ellos, el hecho de que la burocracia rusa hubiera sobrevivido al ataque hitleriano, hubiera salido victoriosa de la guerra y exten- dido su rgimen a otros pases (Europa Central y Orien- tal), probaba que no se trataba de un incidente histrico efmero, sino de la aparicin de una nueva clase, que ejercera sobre el proletariado una explotacin y una opresin peores que las que se padecan en las socieda- des capitalistas burguesas. Sobre la base de este anlisis, Lefort y Castoriadis dejaron el movimiento trotskista en LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 153 19/5/09 19:37:33 154 DANIEL BLANCHARD 1949 para fundar, con otros, el grupo Socialismo o Bar- barie (S o B). Para apoyar su tesis, utilizaron una argumentacin marxista: la propiedad es slo la forma jurdica de las relaciones de produccin; su realidad reside en el ejer- cicio efectivo del poder. La distincin pertinente no es entre propietarios y proletarios, sino entre dirigentes y ejecutantes. Al detener el monopolio de la direccin de la produccin y de todas las actividades sociales, la bu- rocracia rusa es entonces una clase explotadora al mismo ttulo que la burguesa. En los pases occidentales, los partidos y los sindi- catos que sostenan a la burocracia rusa no defendan el inters del proletariado como pretendan. El objetivo del grupo S o B ser el de operar en la toma de concien- cia por parte del proletariado de la verdadera naturaleza, opresora de los estados, los partidos y los sindicatos seu- do-obreros, es decir operar en direccin de la conquista de su autonoma de clase. Pero, dnde estaba este proletariado? Dnde reco- nocerlo, si las organizaciones que se haban formado ya no lo representaban y se revelaban inclusive, objetiva- mente, como sus enemigas? Cmo reconocer en l un protagonista, ese creador de la historia, como lo haba denido el marxismo? La respuesta que dio S o B fue: en la actividad productiva misma, porque esta actividad produce no slo las riquezas de la sociedad, sino tam- bin, por medio de los obreros, las capacidades tcnicas y las formas de autoorganizacin. Esta autoorganizacin es necesaria a la vez para realizar la produccin (la cual, sin participacin, sera imposible), y para resistir a la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 154 19/5/09 19:37:33 155 LA IDEA DE AUTONOMA explotacin. La actividad productiva aparece as como creadora de una experiencia y, entonces, potencialmen- te, de una conciencia. La exploracin concreta de esta experiencia proletaria es inaugurada en el nmero 1 de la revista S o B con un documento: El Obrero americano, escrito, en efecto, por un obrero, Paul Romano, quien describe y analiza la actividad de los obreros en una f- brica moderna estadounidense. Esta lnea sera seguida por la publicacin, en la revista, de varios textos de na- tura similar, en partcular los de D. Moth a partir de su experiencia obrera en Renault. Esta puesta al da de la experiencia proletaria fue teorizada por Claude Lefort en un artculo titulado pre- cisamente La experiencia proletaria. Las condiciones de existencia del proletariado escribe exigen de l una constante lucha para ser transforma- das en un constante alejamiento de su destino inme- diato (y) el progreso de esta lucha, la elaboracin de su contenido ideolgico permite que este alejamiento comporte una experiencia por medio de la cual la cla- se se constituye. [...] No son las condiciones, sino los hombres quienes son revolucionarios, y la cuestin ltima es saber cmo se apropian y transforman su situacin. Otros rasgo esencial contribuy a dar un contenido a esta autonoma del proletariado: la revolucin hngara de 1956. sta tuvo para el grupo una importancia verdade- ramente vital, porque podramos dudar que ste hubiera sobrevivido mucho sin que luchas de clase tan poderosas hubieran estallado en los pases comunistas. Desde su LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 155 19/5/09 19:37:33 156 DANIEL BLANCHARD creacin, el grupo sobreviva en una semi-clandestini- dad, y sus efectivos y sus actividades se debilitaban. Pero estalla, en 1953, en Berln Este, una rebelin obrera, que se extiende rpidamente a casi toda la Alemania oriental y obliga al rgimen a importantes concesiones. Despus surgirn los levantamientos polacos y hngaros en el otoo de 1956. El grupo S o B encuentra all una conr- macin espectacular de sus tesis sobre la naturaleza de clase del nuevo tipo de sociedad aparecido en el Este. Pero, ms importante todava, los consejos obreros hn- garos, su federacin casi inmediata a escala del pas, de- mostraban la capacidad del proletariado moderno para crear instituciones autnomas que podan servir de base para una nueva sociedad. Y de golpe, el grupo encontr una nueva audiencia y un dinamismo renovado: es en ese momento que lo encontr y puedo atestiguar de la ebre y de la emocin que all reinaban. En su trabajo de profundizacin terica, el grupo S o B lleg a considerar a la autonoma como el fundamento y el contenido de una posible sociedad revolucionaria (au- tnticamente socialista). La distincin o. ms bien, la oposicin entre dirigen- tes y ejecutantes, que se lee como una lucha de clases, no est circunscrita, como lo es esencialmente la oposicin entre propietarios y proletarios, a la esfera de la produc- cin. Se encuentra en todos los niveles, en todas las mani- festaciones del hecho social. sta ser el punto de anlisis crucial de todo lo que sucede en la sociedad capitalista, burocrtica en el Este, liberal en el Oeste. Poco a poco, el grupo construir una critica no slo de las relaciones que se establecen en la produccin, y que tienen una im- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 156 19/5/09 19:37:33 157 LA IDEA DE AUTONOMA portancia central, sino tambin de las relaciones entre hombres y mujeres, padres e hijos, maestros y estudian- tes, etctera; es decir, lo que llamamos critica de la vida cotidiana. Y el fondo de esta crtica es, en ltima instancia, la misma que en el caso de las relaciones de produccin: la dominacin. Esta critica, hacia nales de los aos cincuenta y prin- cipio de los sesenta, fue hecha, en palabras y actos, de manera siempre ms radical por parte de la juventud, en particular estudiantil. Son siempre los jvenes y a veces otros sectores no especcamente proletarios quienes, a menudo, impulsan las luchas ms duras: en los Estados Unidos (Free speech movement), en Inglaterra (Ban the bomb movement), en Corea del sur, en Japn Y siem- pre afuera de los aparatos polticos y sindicales. Podemos entonces pensar que la reivindicacin de autonoma con- cierne a todos los aspectos de la vida y es llevada adelante por amplias porciones de la sociedad y no slo por el proletariado. En El contenido del socialismo (nmeros 22 y 23 de la revista), Castoriadis (bajo el seudnimo de Chaulieu) dibuja el modelo de lo que podra ser una sociedad au- tnoma: una sociedad totalmente igualitaria, en la que las instituciones esenciales son los consejos en el seno de los cuales todos los miembros de la sociedad toman a su cargo, lo ms directamente posible, todo lo que concier- ne a la colectividad. Pero el procedimiento seguido por Castoriadis en es- tos dos textos es igualmente novedoso. As es como lo presenta: LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 157 19/5/09 19:37:33 158 DANIEL BLANCHARD La primera parte de este texto est consagrado a la denicin positiva del socialismo. La parte siguiente se ocupa del anlisis del capitalismo y su crisis. Este orden, que puede parecer poco lgico, se justica por el hecho de que las revoluciones polaca y hngara han hecho de la cuestin de la denicin positiva de la organizacin socialista de la sociedad una cuestin prctica inmediata. Pero se deriva igualmente de otra consideracin. El contenido mismo de nuestras ideas nos lleva a sostener que no se puede entender nada del sentido profundo del capitalismo y de su crisis sin partir de la idea ms total de socialismo, porque todo lo que podemos decir puede reducirse, a n de cuen- tas, a esto: el socialismo es la autonoma, la direccin consciente de los hombres de su vida; el capitalismo, privado o burocrtico, es la negacin de esta autono- ma, y su crisis resulta de los que crea necesariamente: la tendencia de los hombres hacia la autonoma y, al mismo tiempo, su supresin. Las ideas que el revolu- cionario puede formarse en relacin con la sociedad en la que vive y a la que aspira no las encontrar ni en la elucubracin utopista ni en una pretendida ciencia de la historia, sino en las creaciones del movimiento obrero. El proletariado es, por su prctica, el inventor perpetuo de la teora revolucionaria y slo le queda al intelectual la tarea de sintetizar y sistematizar. La idea de autonoma no surgi de un sueo moralista o utopista: es una creacin de la historia. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 158 19/5/09 19:37:33 159 LA IDEA DE AUTONOMA EL CONCEPTO DE AUTONOMA COMO REFERENCIA PARA EL ANLISIS DE LA SOCIEDAD ACTUAL SI la autonoma consiste en el control individual y co- lectivo de los hombres sobre su propia vida, en vista de la realizacin de lo que les parece justo y deseable, po- demos armar que la sociedad actual est dominada por un proyecto de heteronoma; dicho de otra manera, que tiende a someterse a una autoridad y a principios de fun- cionamiento que le son exteriores, como era y es el caso, por ejemplo, en las sociedades teocrticas. Este proyecto de heteronoma puede identicarse en dos niveles. A escala macroscpica, es decir, de las socie- dades, es llevado adelante por una clase que busca, por su medio, reforzar y extender su dominacin imponiendo la utopa del mercado autoregulado (cf. Karl Polanyi) y su mecnica ciega y delirante (sin sentido, el crecimiento indenido de la produccin), que sujeta a miles de mi- llones de hombres a una explotacin que les niega toda posibilidad de elegir su vida, que relega a otros cente- nares de millones a una situacin de abandono y que destruye las condiciones materiales de la sobrevivencia humana en la Tierra. Pero la heteronoma tiende hoy a imponerse tambin, para decirlo as, por la base, es decir, en el pensamiento y los comportamientos individuales. Es el resultado de la invasin de la vida cotidiana por las mquinas, que ya toman a su cargo no slo la mayor parte de las ta- reas materiales, sino, en forma creciente, la vida men- tal misma de los individuos. Seducido, fascinado por el funcionamiento de las mquinas y sin duda tambin LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 159 19/5/09 19:37:33 160 DANIEL BLANCHARD atrapado en lo que Gnther Anders llama la vergenza prometeica, el sentimiento de su imperfeccin compa- rado a la mquina, el individuo moderno se esfuerza por tratarse cuerpo y espritu como una mquina. Esto se percibe con claridad en la prctica del deporte, en la medicina, en la reduccin instrumental del lengua- je, de las relaciones amorosas, etctera. Esta actitud de los individuos tiende a conformarlos a lo que los manipuladores de la mquina social la pretendida dinmica objetiva del capital y de la mercan- ca esperan de ellos: atroar su vida hasta ser slo un funcionamiento parecido al de un engranaje o de un chip de una mquina. Si el anlisis esbozado aqu est fundado, implica que la jerarqua social expresa y maquilla a la vez una jerar- qua antropolgica, grados de pertenencia a la especie humana. En la cima de esta jerarqua, una clase que tien- de a encerrarse en casta de capitalistas y burcratas, comparable a la de los sacerdotes de una sociedad teo- crtica, gobierna en nombre del Dios capital del cual se ha constituido en intrprete, evidentemente en su propio inters. Entre sus miembros, sigue jugando fuertemente el vnculo social, porque hay todava sustancia huma- na por intercambiar: inventiva (esencialmente orienta- da hacia el perfeccionamiento de los procedimientos de dominacin), prestigio, dinero, sexo Tiende a consti- tuirse, como la burguesa de la Belle poque, en clase para s, consciente de s misma, que considera a sus miembros como posesores plenos de la calidad del ser humano, lo que los autoriza a aplicar a los estratos sociales inferiores LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 160 19/5/09 19:37:34 161 LA IDEA DE AUTONOMA el trato ms brbaro. Los podramos calicar los Eich- man del capital En los estratos inferiores, la imitacin miserable de las posturas de la clase superior, la atroa de la mayor par- te de las relaciones sociales en intercambios mercantiles, incluido el trabajo, y la reduccin instrumental de la con- ciencia de s y de los otros, han desagregado el vnculo social y, por lo tanto, la calidad humana, al punto en que nos preguntamos a veces si no se trata de una montaa de arena ms que de una sociedad, salvo en ciertos momen- tos efmeros de rebelin, cuando de repente estar juntos vuelve a asumir plenamente un sentido. El cuadro ultra-esquemtico esbozado anteriormente sugiere, como punto de huida, una idea de lo que podra ser hoy la perspectiva de la barbarie. Mi hiptesis aqu es que el lager y el gulag son los mejores indicadores de la sociedad moderna. Es adems sintomtico que sta no haya aceptado reconocer a sus hijos monstruosos: todas las explicaciones ideologa, raza, patologa han sido elaboradas para evitar percibir en ellos la simple exacerbacin de los rasgos fundamentales de la moderni- dad. El derrumbamiento reciente de los grandes sistemas de representacin del mundo humano, jerarquizados, pero integradores (por ejemplo, para los cristianos, Dios garantizaba la calidad humana a todas sus criaturas do- tadas de alma, que fueran campesinos o guerreros), puso de forma angustiante la cuestin de saber quin es humano, porque no haba naturaleza humana. Preguntarse como en el relato de Primo Levi si ste es un hombre, se questo un uomo, abri la era de los genocidios modernos. Me pregunto si el resorte pro- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 161 19/5/09 19:37:34 162 DANIEL BLANCHARD fundo de la imposicin presente de la heteronoma capi- talista no es reservar la calidad de seres humanos plena y entera al grupo restringido de los maestros de la maqui- naria social y de reducir a los otros al rango de insectos, sin otro destino que funcionar segn sus reglas. Pero denunciar as la empresa de destruccin de lo humano no implica que se le oponga el recurso a no s qu nuevo humanismo, porque el humanismo preten- de dar contenido a lo humano, denirlo por cierto n- mero de cualidades y valores. Creo, por el contrario, que lo propio de lo humano es ser indenido, salvo en su ser psquico; una quimera de mono y de historia abierta. Ahora bien, sobre lo que se ensaa el capitalismo es en cerrar esta apertura, esta capacidad y esta necesidad de inventarse. El contenido de la idea de autonoma es la idea de creacin, de autocreacin de lo humano. Es esta facultad de iniciar por medio de la cual Hannah Arendt dena la libertad. Es tambin la revolucin en el sentido que le daba S o B, es decir, una inversin por medio de la cual los hombres emprenden colectivamente y con los sentidos sobrios, como deca Marx, su invencin como sociedad. Pero actualmente, las luchas sociales que esta- llan en distintas partes del mundo son, en grados distin- tos, portadoras de desafos que esbozan un proceso de este tipo. Adems, la hiptesis de una posible barbarie se funda nicamente sobre ciertos rasgos actualmente pre- sentes en los pases desarrollados, pues es ms o menos seguro que el ingreso en la escena econmica, poltica y cultural de miles de millones de hombres y mujeres del Tercer Mundo, que representan una humanidad rica en potencialidades innitamente diversas, provocar a escala LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 162 19/5/09 19:37:34 163 LA IDEA DE AUTONOMA mundial, incluidas las sociedades capitalistas desarrolla- das, transformaciones de una profundidad incalculable. Traduccin: Massimo Modonesi. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 163 19/5/09 19:37:34 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 164 19/5/09 19:37:34 2. MUJERES Y AUTONOMA LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 165 19/5/09 19:37:34 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 166 19/5/09 19:37:34 167 DE QUIN ES EL CUERPO DE ESTA MUJER? MARIAROSA DALLA COSTA Me parece oportuno enfocar las consideraciones que de- sarrollar maana, a partir de un hecho introductivo a cualquier otra problemtica relativa a la autonoma de las mujeres. Eso es que para las mujeres, la construccin de su autonoma quiere decir, en cualquier regin del mundo, y antes que nada, rehacerse de su cuerpo, para poder disponer de ese cuerpo femenino que ha sido siempre el botn de la relacin entre los sexos. Esto era cierto para nosotras a principio de los aos setenta en Italia, y era cierto para las mujeres mayas que empezaron a redactar su ley a principio de los aos noventa en Chiapas. Con- signar aqu algunos aspectos de nuestras problemticas y de nuestras luchas en este terreno para confrontarlos, creo que es til tanto para nosotras como para ellas, como para muchas otras en todos los pases, porque la batalla por nuestros cuerpos, si bien ha logrado ciertas posicio- nes, est muy lejos de haberse concluido. Cuando le la Carta Revolucionaria de las mujeres ma- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 167 19/5/09 19:37:34 168 MARIAROSA DALLA COSTA yas, me sorprendi la extrema correspondencia entre las reivindicaciones ah expresadas, junto a las que iban ela- borando, y nuestras reivindicaciones de un cuarto de si- glo antes, en la dcada de los setenta. Nosotras, como ellas, para lograr salir del sufrimiento y de la impotencia, habamos debido reunirnos entre mujeres y dar vida a un movimiento. La impotencia era el gran problema que identicamos en la vida de nuestras madres: la impoten- cia derivada de la falta de dinero que impide cualquier eleccin, hasta la de huir de maridos y padres violentos; la impotencia nacida del desconocimiento de la sexualidad que hace fracasar los matrimonios sin poderlo remediar, ya que de cualquier forma reere a comportamientos masculinos ignorantes de la sexualidad femenina; 1 la im- potencia por la falta de comunicacin, porque era un tab hablar con otras mujeres de lo ms ntimo; la impotencia que se derivaba de la estigmatizacin de una vida fuera del matrimonio, por lo cual nuestras madres eran obli- gadas, desde muy jvenes, a pasar de la casa del padre a la del marido sin haberse podido preguntar quines eran y qu queran; la impotencia generada por ser madres a los nueve meses de la boda sin haberse nunca conocido como mujeres (la virginidad prematrimonial era un im- perativo social); la impotencia de sufrir violencia dentro y fuera del ncleo familiar sin poderlo denunciar para no exponer a la familia a un escndalo y para no ser culpa- bilizadas por otros hombres, jueces y policas en primer lugar; la impotencia de sufrir molestias sexuales en el tra- bajo sin poder arriesgar el empleo. Todas estas cuestiones, en contextos y condiciones de vida muy diferentes, emergen puntualmente en las reivin- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 168 19/5/09 19:37:34 169 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? dicaciones y en el debate que contina desarrollndose entre las mujeres mayas. Privilegiando lo que concierne la disponibilidad del cuerpo de una, se exigen: el derecho a vivir la sexualidad no slo en funcin de la procreacin o de la satisfaccin del hombre; 2
el derecho de no casarse; el derecho a una unin que no sea necesariamente matrimonial; el derecho de escoger el pro- pio marido o compaero sin tener que aceptar el escogido por los padres; el derecho a controlar el nmero de hijos que se quieren y pueden criar; el derecho a una atencin especial en el campo de la salud y la alimentacin para s y para los nios; el derecho a la educacin (que se inicia con el derecho a conocer el propio cuerpo y la problemtica relativa a la salud reproductiva); el derecho a los servi- cios bsicos; el derecho a no sufrir violencia en la familia y en la comunidad. Se pide, adems, que el trabajo do- mstico, que absorbe la jornada entera del cuerpo femeni- no, sea repartido con equidad con los hombres, premisa para tener mayor tiempo y energas para llevar adelante las propias instancias. Esto tambin se corresponde con lo que pedamos nosotras, quienes nunca consideramos un n, sino una premisa la divisin equitativa del trabajo domstico, con el propsito de poder luchar para obtener condiciones de trabajo ms justas para nosotras y los otros sujetos. La lucha de la mujer en el trabajo de reproduccin, en efecto, siempre ha arrastrado un mayor bienestar y auto- noma para los sujetos que dependan de ella, sobre todo los nios y los ancianos. Fue notorio que nosotras pedimos, adems, que ese trabajo fuera retribuido, reducido a hora- rios laborales justos y sostenido por servicios adecuados; pero hablar de las vicisitudes de esta demanda maana. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 169 19/5/09 19:37:34 170 MARIAROSA DALLA COSTA Al principio de nuestro movimiento redactamos un maniesto en el que un cuerpo de mujer estaba represen- tado al lado de la pregunta: De quin es el cuerpo de esta mujer? De la iglesia? Del estado? De los mdicos? De los padrones? No, es suyo. La respuesta no era obvia, y la necesidad de armar su propiedad se derivaba del hecho de que alrededor de su sexualidad y de su capacidad procrea- tiva se disputaba el derecho a la dominacin; esto es, permitir o no que ella pudiera ejercer su vida sexual, que pudiera disponer de contraceptivos, mantener el hijo nacido fuera del matrimonio y abortar. Padres, maridos, mdicos, jue- ces y jerarquas eclesisticas se lo disputaban. La conquis- ta de la autonoma en este campo y en confrontacin con estas guras de autoridad, reapropiarse del propio cuer- po, implic moverse en diferentes niveles, construir sobre ese cuerpo ese conocimiento que las mujeres no posean. Con ese n se redactaron y difundieron pequeos opscu- los ilustrados, con dibujos hechos en casa, con informa- ciones bsicas sobre los aparatos reproductivos femenino y masculino; sobre los cambios y las necesidades de las etapas de la vida biolgica femenina (menarquia, contra- cepcin, gravidez, parto, amamantamiento, aborto, me- nopausia); sobre cules eran las patologas ms frecuentes, cmo reconocerlas y cmo curarlas; sobre cmo aprender a experimentar el territorio de la sexualidad. En 1974 fue traducido al italiano el famoso Our Bodies, Ourselves, 3 de un colectivo de mujeres de Boston que haba centrado su militancia en la salud y la sexualidad de las mujeres. Cabe recordar, sin embargo, que esa militancia haba caracte- rizado al movimiento feminista estadounidense desde el siglo XIX. 4 Resurga entonces como el eje del movimiento LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 170 19/5/09 19:37:34 171 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? feminista internacional de los aos setenta, convirtindo- se en una actividad de contrainformacin con respecto a las torceduras y los silencios de la ciencia mdica, para devolver a la mujer ese saber y poder de decisin relativo a la sexualidad y a la procreacin, que desde sus princi- pios el nacimiento de la medicina ocial le haba arreba- tado con violencia. 5 Era ms que urgente lanzar la campaa para la interrup- cin voluntaria y gratuita del embarazo en las estructuras de los hospitales (lo cual obtuvimos con la ley 194/1978), crear una movilizacin alrededor de los procesos por aborto (el de Padua, el 5 de junio de 1973, arranc la lucha por el conjunto de iniciativas levantadas por el con- junto del movimiento feminista en este campo), eviden- ciar que la mayora de las mujeres que abortaban eran madres de familia con hijos y que no podan sostener a otro, evidenciar que las mujeres que moran o sufran consecuencias permanentes por un aborto clandestino eran demasiadas, y que no permitiramos ms muertes y sufrimiento (en Padua, el 7 de abril de 1976 muri, por aborto, una madre de familia de 27 aos con dos hijos, lo que provoc que el movimiento ocupara las sedes universitarias donde se enseaba y practicaba ginecolo- ga). Denunciamos pblicamente cmo sobre el aborto clandestino (conducido con medios peligrosos, sin anes- tesia para que la mujer sufriera) muchos mdicos que se decan objetores de conciencia construan ilegalmente su fortuna. 6 Acabo de aprender que en las zonas rura- les de Mxico una de cada cinco mujeres pasa por esta experiencia, provocada en muchos casos por violencias sexuales ocurridas en el interior de la familia. 7 Deseo que LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 171 19/5/09 19:37:34 172 MARIAROSA DALLA COSTA no deba ya enfrentarla sola, en las riesgosas y dolorosas condiciones sufridas por las mujeres italianas antes del movimiento y, sobre todo, que tenga siempre acceso a los medios 8 para el control de los nacimientos, y en caso de una relacin incierta, a la pldora del da despus que permite evitar un aborto. El parto 9 tambin se convirti en un momento de gran movilizacin y lucha en los hospitales donde moran in- justicadamente las parturientas (tres en pocos meses en la Divisin Obsttrica del Hospital civil de Padua). Asi- mismo, los problemas de la excesiva medicalizacin del su- ceso y la total pasivizacin de la mujer transformada en paciente, as como los sadismos gratuitos (por ejemplo, suturas sin anestesia) y los comportamientos autoritarios y arrogantes por parte de los mdicos hicieron crecer una gran movilizacin y un movimiento a favor de un naci- miento activo que restituyera a la mujer el papel de pro- tagonista del suceso, ofrecindole diversas condiciones para poderlo vivenciar como un hecho natural, sereno, acompaado de la persona que le diera conanza. Es un logro de ese entonces que la presencia del marido o de otra persona en la sala de parto haya sido admitida. Para nosotras, fue una conquista difcil, pero aprendo que el marido de las mujeres mayas est presente y coopera du- rante el parto desde siempre. Nacieron luego verdaderas casas para el parto, demasiado pocas, con el n de ofre- cer asistencia mdica en caso necesario, pero concebidas con un ambiente domstico para que el parto volviera a ser un acontecimiento natural y no una enfermedad. Se revalu el hecho de que la mujer pudiera parir en su casa, con la garanta de un traslado rpido al hospital en caso LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 172 19/5/09 19:37:34 173 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? necesario. Se redescubrieron las posiciones del cuerpo fe- menino para el parto, practicadas durante la Edad Media y la antigedad, que eran ms naturales y confortables para la mujer, en contra de la nica posicin que los hospitales imponan para comodidad de los mdicos. Hoy, en algu- nos hospitales, son practicables. Acerca del parto, me ha sorprendido algo que Guiomar Rovira 10 relata en su libro y que apreci mucho, es decir, que las parteras del pue- blo saben dar vueltas al nio en el vientre de la madre si se presenta de pie. Tambin entre nosotras las antiguas par- teras saban hacerlo, pero hoy ya casi nadie, ni mdico ni partera, es capaz de hacerlo, favoreciendo el incremento de los partos cesreos. Preservar este saber, esta profesio- nalidad, evidentemente ya no es juzgado conveniente por la profesin mdica. El parto cesreo, por el contrario, ha tenido un crecimiento exponencial en los ltimos aos; en algunas estructuras sanitarias representa el 40% de los partos. Pero se trata de una operacin quirrgica, no es una forma de parir. Con respecto al parto, denunciamos tambin que en algunos hospitales 11 una mala prctica mdica o el uso incompetente del frceps era la causa del alto porcentaje de nacimientos de nios discapacitados o lesionados. En Chiapas, asimismo, el recin nacido puede morir por malas condiciones higinicas o por no tener lo suciente para la sobrevivencia. En ambos casos, se trata de la destruccin de los largos cuidados y del esfuerzo de la mujer y de los derechos fundamentales que ella y el nio poseen. La condicin de la madre soltera, es decir, de la mujer no casada que espera un hijo, era todava muy castigada antes del movimiento. Muchas veces, era expulsada de la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 173 19/5/09 19:37:35 174 MARIAROSA DALLA COSTA familia; tal como en el caso de las mujeres mayas, la mu- jer no saba dnde ir ni cmo continuar con el embarazo y encontrar trabajo para mantener al nio. A veces deba abandonarlo en las casas de acogida. Haba unos insti- tutos para madres solteras donde las condiciones de vida eran tristes y culpabilizantes. Trabajamos con las mujeres recluidas en esos institutos. 12 Durante nuestra campaa internacional por un salario para el trabajo domstico, la gura de la mujer sola con hijos era una gura fundamental, porque casi todos los estados destinaban fondos y facilida- des para estas mujeres. Italia representaba una excepcin negativa. Las Family Allowances otorgadas por el estado britnico, o las Welfare Mothers en Estados Unidos 13 re- presentaban un primer nivel concreto de retribucin del tra- bajo de reproducir y criar hijos. Durante el activismo que dedicamos a esta condicin femenina, denunciamos que el estado italiano estaba dispuesto a proporcionar ingentes nanciamientos a los institutos que acogan a los hijos que las mujeres, por falta de medios, deban abandonar; nanciamientos que luego se dispersaban en las relacio- nes clientelares de la poltica. Era mucho ms lgico, y hasta ms barato, que les proporcionara ese mismo dine- ro a las mujeres para brindarles las condiciones de criar a sus nios. En general, las mujeres, para reapropiarse de su cuer- po, pusieron en discusin y buscaron reubicar la relacin con cualquier aspecto de la ginecologa. En ese entonces, casi todos los gineclogos eran hombres; apenas algunas compaeras lo- graban la especializacin en esa disciplina, convirtindose en un punto de referencia fundamental, as como lo fueron algunos compaeros gineclogos que, asumiendo la pers- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 174 19/5/09 19:37:35 175 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? pectiva feminista, se alinearon del lado de las mujeres pres- tndoles una atencin seria y generosa. Particularmente en este sector de la medicina recogimos testimonios, 14 tal y como acostumbrbamos hacer en todos los espacios en que nos movamos. Algunas compaeras de Miln efec- tuaron una encuesta 15 acerca del modo de funcionar de las estructuras pblicas de esa ciudad, para lo cual unas mujeres ngieron ser pacientes. La falta de respeto y de delicadeza que padecieron fue registrada. El autoritaris- mo mdico encontraba en este sector un terreno frtil. Lo que emergi de los ambulatorios pblicos fue signicati- vo. Las mujeres deban presentarse todas muy temprano y a una misma hora, lo cual implicaba atravesar la ciudad a horas muy tempranas y perder toda la maana en la larga espera del propio turno (repartir las citas hubiera sido una marca de excesiva consideracin); adems, te- nan prohibido hablar entre s, como lo dictaba un cartel en la pared. Prohibida la comunicacin. Hoy la cosa puede parecer absurda, pero nos da la idea del despotismo en la profesin mdica de ese entonces. Fue el movimiento el que logr romper con ese silencio obligatorio. En 1974, en Padua, desde la ptica de ejemplicar otra relacin entre los mdicos y las mujeres, construi- mos el primer consultorio autogestivo donde, como deca, hombres mdicos y muchas mujeres prestaron su trabajo gratuitamente. Pronto hubo ms en otras ciudades. 16 Se ense la autoexploracin y el uso del speculum, cmo reconocer los padecimientos ms comunes y cmo atender- los; se dio a conocer el diafragma como sistema anticon- ceptivo que la mujer puede manejar por s sola, sin la necesidad de una supervisin mdica y a bajo precio. En LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 175 19/5/09 19:37:35 176 MARIAROSA DALLA COSTA Italia, por ello, su uso nunca fue promovido masivamen- te, pero las estudiantes empezaron a usarlo durante sus viajes a Gran Bretaa, donde era muy difundido en los consultorios del Family Planning; descubrieron el senti- do de la autonoma y la economa que les proporcionaba. Poco despus, se emiti la ley nm. 405, de 1975, que institua los consultorios, aunque estuvieron lejos de al- canzar la ejemplaridad, pues no se les asignaron los re- cursos correspondientes al desarrollo de sus funciones en el campo de la informacin y la prevencin. Semejantes carencias, obviamente, eran funcionales al negocio pbli- co y privado de la enfermedad. Entre las informaciones que ofrecan, estaba la relativa a la inyeccin epidural que, supuestamente, deba evitar a la mujer los dolores del parto. Pero obtenerla era un sueo. Las instalaciones pblicas consideraban un derroche contratar anestesi- logos para las parturientas que requirieran la inyeccin. Pero, sobre todo, nunca se haba visto que una mujer no tuviera que sufrir en ese transe. Era una idea inamovi- ble entre los practicantes de la profesin mdica que la mujer no tuviera alternativas al dolor de parto. A pesar de que nosotras subraybamos en nuestras publicacio- nes que si hasta para una caries se practica la anestesia, por qu no aplicarla para evitar los dolores del parto?. La obediencia de los mdicos al precepto bblico parirs con dolor era prcticamente absoluta. Slo recientemente esta forma de anestesia ha empe- zado a estar ms presente en los hospitales; considero que a causa de una mentalidad de cuo particularista en la salud, eso es por el temor a la competencia entre insta- laciones que ofrecan o no esta posibilidad. Apenas en LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 176 19/5/09 19:37:35 177 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? este ao la Ministra de Salud, Lidia Turco, ha decidido que todos los hospitales deben ofrecer este procedimiento a las parturientas. Un giro en la historia del dolor fe- menino. Adems, la misma ministra ha decidido que la pldora del da despus, que puede evitar un aborto en caso de relaciones sexuales riesgosas, est a disposicin en todas las farmacias sin necesidad de receta mdica. Por n, una respuesta positiva al derecho de las muje- res a ejercer su sexualidad, que siempre ha sido reconocido a los hombres, pues las relaciones sexuales en algunos casos pueden tener resultados inciertos, y en tales con- diciones se debe ofrecer a una mujer los medios de los que dispone la ciencia mdica actual para evitar los sufri- mientos, en todos los sentidos, de un aborto. En cuanto a la pldora abortiva RU486 que, suministrada durante el segundo mes de gravidez, evita la prctica ms cruenta de un aborto quirrgico, el mismo Ministerio acaba de autorizar su experimentacin en los hospitales de todo el territorio nacional. Aunque ya ha sido experimentada desde hace tiempo en otros pases europeos, donde est a la venta en farmacias, este hecho equivale a su acogi- da ocial entre las prcticas abortivas. En este campo tambin, al romper con el mandato del mayor sufrimiento, ha sido puesto a disposicin de la mujer un medio que causa menor dolor, aunque en ocasin de eleccin dra- mtica. Es signicativo que el mtodo Karman, es decir, el mtodo por aspiracin, tambin menos cruento que el aborto quirrgico, llevado a la luz por el movimiento en los aos setenta, haba vuelto al olvido mientras tanto. Si en ese entonces una parte de nosotras descubri la procreacin y la interrupcin como sucesos mediante LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 177 19/5/09 19:37:35 178 MARIAROSA DALLA COSTA los cuales se toma conciencia y se construye la propia determinacin para cambiar las condiciones de vida de las mujeres, ninguna tuvo la ocasin de experimentar cmo en edad madura el cuerpo femenino se vuelve objeto de nuevos abusos, y de cmo, sin mayor razn que la de satisfacer los intereses de las profesiones mdicas y las instalaciones sanitarias, fuera frecuentemente lisiado al extirparle esos rganos que lo caracterizaban como cuer- po de mujer. Estoy aludiendo al abuso en las histerecto- mas 17 que no se justican por su patologa (acompaado en la mitad de los casos por ovarictomas de ovarios sanos). Esta operacin tiene innumerables consecuencias negati- vas, principalmente en el campo de la sexualidad, de las enfermedades cardiovasculares y de la esttica plvica, pero en las ltimas dcadas su abuso ha caracterizado la prctica mdica en muchos pases desarrollados. En Italia, una mujer de cada cinco est en riesgo de sufrir esta operacin, y en algunas regiones, como en el Vene- to, donde vivo, una mujer de cada cuatro. 18 Esta es, por lo tanto, la tercera gran batalla que el cuerpo femenino debe emprender despus de las del parto y del aborto, para defender su integridad y la calidad de su vida en edad madura, frente a la violencia y los abusos de la ciencia mdica en diversas regiones del mundo, industrializa- das o no. La orientacin mdica que sostiene este abuso conrma la concepcin de la mujer como una mquina para la reproduccin. Cuando ya pari el nmero de hi- jos deseado, o est cerca (a veces no tan cerca) de la edad de menopausia, muchos mdicos arman que es mejor extirpar sus rganos, que ya no le sirven y que algn da podran contraer graves enfermedades. No obstante, es- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 178 19/5/09 19:37:35 179 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? tos rganos, tero y ovarios, sirven mucho para la salud y el equilibrio hormonal de la mujer antes y despus de la menopausia. Sin embargo, para los ojos de demasia- dos gineclogos, la mujer no cuenta como persona. La integridad de su cuerpo no vale nada, mucho menos esa sexualidad suya que esta operacin pone en riesgo; sobre todo, considerando que para la economa de los hospita- les es muy provechoso practicar estas operaciones. Para la profesionalidad de los mdicos es bueno tener en el propio activo muchas de estas intervenciones, que re- presentan la operacin ms importante de la ginecologa. Esta es una batalla para la que son fundamentales el cono- cimiento del propio cuerpo, la determinacin de salvarlo y una amplia comunicacin entre mujeres. Han aparecido sitios web, levantados por mujeres, que informan sobre esta operacin, y muchas pacientes que la han padecido ofrecen ah su testimonio. 1974 fue un ao particularmente importante. Con to- das las mujeres, ganamos el referndum sobre el divorcio; 19
obtuvimos que la ley de divorcio, muy reciente en Italia, no fuera abolida, condenando a las mujeres y a los hom- bres a elecciones irreversibles, a pesar de lo que sucedie- ra o se revelara durante los aos en el matrimonio. Fue una victoria del movimiento contra una desp- tica condena a una vida de sufrimiento, sin posibilidad de rescate. Otro gran tema concerniente al cuerpo femenino fue el de la violencia, violencia contra la mujer adulta y con- tra la mujer nia. Al leer cmo, en los pueblos mayas, las mujeres viven la violencia en la calle y en el seno de la familia, record cmo empezamos a descubrir la vio- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 179 19/5/09 19:37:35 180 MARIAROSA DALLA COSTA lencia que las nias sufran en sus casas por las composi- ciones que hacan en la escuela primaria; composiciones a las que las mujeres del movimiento que eran maes- tras empezaron a prestar una atencin pormenorizada. Descubrieron pronto la situacin de extrema impotencia en que estaban atrapadas sus madres: si denunciaban al marido y ste terminaba en la crcel, quin mantendra a la familia? Qu reaccin tendra contra la familia el entorno, sobre todo rural? Cmo reaccionara el mari- do de vuelta a casa? Son problemticas muy parecidas a las que enfrentan hoy las mujeres mayas. Para los casos de violencia contra mujeres adultas, construimos mucha movilizacin determinando, gracias a nuestra combati- va presencia durante los procesos contra quien ejerca la violencia, que la vctima no fuera culpabilizada por los jueces, los abogados y los hombres en general. Decidi- mos que era intolerable un indicador de la falta de con- sideracin de la mujer como persona, el hecho de que la violencia sexual contra ella fuera considerada por el cdigo penal como una falta contra la moral y las buenas costumbres y no como un delito contra la persona; traba- jamos, por lo tanto, para que se determinaran mejor las causales y las penas. Fueron muchos los proyectos de ley, pero ninguno pas durante veinte aos. Apenas en 1996, con la ley nm. 66, la violencia contra la mujer fue catalogada entre los delitos contra la persona y no contra la moral y las buenas costumbres, logrando penas ms duras y la atenta revisin de la casustica. Mientras tanto, la ola larga de nuestra accin y de nuestro debate haba generado el surgimiento de asociaciones de mujeres 20 que habran incrementado una conciencia diversa y, por lo LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 180 19/5/09 19:37:35 181 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? tanto, determinado un actitud ms respetuosa por parte de las y los operadores de los hospitales, delegaciones de polica y tribunales, a travs de las cuales deba pasar una mujer que denunciaba la violencia. Hoy, en la gua tele- fnica de algunos municipios, Padua incluida, se ofrece, entre los nmero de utilidad pblica, el de Servicio an- tiviolencia para la mujer. Municipios rurales se oponen a la construccin de un centro de mujeres contra la vio- lencia porque consideran indecoroso que estos sucesos se ventilen fuera de los muros domsticos: la ropa sucia se lava en casa. Por qu esta dominacin, este control externo so- bre el cuerpo de la mujer y su imposibilidad o, cuando menos dicultad, para disponer de l? Por qu tanta inercia en las instituciones, aunque el movimiento, en algunos lugares, haya logrado que surgieran iniciativas que las confrontan? La respuesta est en otro maniesto que retrata un cuerpo de mujer encogido y oprimido por los muros de una casa y que lleva por lema: El trabajo domstico sos- tiene al mundo, pero limita y sofoca a la mujer. Preci- samente porque es su cuerpo el que debe ser aprisiona- do para erogar gratuitamente ese trabajo que sostiene al mundo y, en particular, a los hombres en el mundo. Esa respuesta remite a las representaciones de mujeres acusadas de brujera y quemadas en las hogueras que destruyeron Europa durante los siglo XVI y XVII, causando una muerte atroz a centenares de miles, muchas de ellas parteras y curanderas populares, culpables de tener conocimientos acerca del parto, los anticonceptivos y el aborto. 21 La ex- propiacin que sufrieron las mujeres de su cuerpo y la trans- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 181 19/5/09 19:37:35 182 MARIAROSA DALLA COSTA formacin que ste sufri al convertirse en una mquina reproductora de fuerza-trabajo se inici precisamente hace cinco siglos, a principios del capitalismo, cuando la fuer- za de trabajo se convirti en una mercanca preciada, y se ocup de trastocar la sexualidad femenina en funcin de su procreacin-reproduccin para los otros. En la hogue- ra de las brujas no se destruy nicamente la sabidura obsttrica y ginecolgica que siempre haba pertenecido a las parteras en el interior de una relacin de iguales con otras mujeres, sino que se forj el modelo de mujer que la familia del naciente capitalismo exiga: una mujer ais- lada, reprimida sexualmente, sometida a la autoridad del marido, hacedora de hijos, despojada de su autonoma econmica y de cualquier poder de decisin con respecto a la sexualidad y la procreacin. Adems, con esa expro- piacin homicida, el estado se adjudicaba, sustrayndolo al saber de las mujeres, el control sobre la reproduccin de la fuerza de trabajo, valindose para ello de la naciente profe- sin mdica que creca bajo el control del mismo estado y de la iglesia. El modelo de mujer forjado en la hoguera se- gua siendo vlido en Italia inmediatamente antes que el movimiento feminista empezara a rechazarlo. Tal y como fue denunciado y analizado en los aos setenta, la domi- nacin masculina sobre el cuerpo de la mujer es funcional a la posibilidad de extraer de l el mximo trabajo, par- ticularmente domstico, asegurando as la satisfaccin de las exigencias sexuales del hombre sin que ste deba en- frentar las exigencias femeninas (de ah la funcionalidad del desconocimiento del sexo por parte de las mujeres). La violencia se convierte en el instrumento disciplinatorio de esta relacin de trabajo en que el instrumento disci- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 182 19/5/09 19:37:35 183 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? plinatorio del salario est ausente. 22 Interviene cuando la erogacin del mantenimiento, que es lo que obtiene la mujer a cambio de su trabajo con base en el contrato ma- trimonial, no es suciente para garantizarle una determi- nada cantidad y calidad de trabajo. Debemos considerar el trabajo domstico en su compleja acepcin de trabajo de reproduccin, en que se combinan tareas materiales e inmateriales, para entender la cantidad de casos en que la violencia puede explotar, mucho ms en el presente, cuando una parte importante de las mujeres se han apro- piado de su cuerpo y sus deseos. Sigue siendo signicativo que todava en la actualidad, por lo que reeren los cen- tros antiviolencia 23 en Italia, la causa desencadenante de la violencia masculina sea que ella se niegue a desempear los trabajos domsticos o no los realice como l desea. Es decir que la mujer mal dispuesta o poco entrenada en el trabajo domstico (y lo es seguramente menos que en las generaciones anteriores) corre mayor riesgo de violencia. Agregamos que hoy es siempre ms rara la hiptesis de un salario masculino que garantice el mantenimiento de la mujer y los hijos. Son necesarios dos salarios precarios, el de ella y el de l, para garantizarlo, de ah que ella se sienta todava menos obligada a realizar el trabajo domstico. En cuanto a la inercia de las instituciones, tanto a nivel mundial como en diversas regiones italianas, todava es una carga muy pesada que, segn se ha analizado desde los aos setenta, se justica en la funcionalidad de ofre- cer al hombre un escape con respecto a las frustraciones de la vida y del trabajo. Ofrecerle alguien, una mujer, sobre la que puede ejercer el poder. Agreguemos tam- bin la complicidad masculina de los operadores en los LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 183 19/5/09 19:37:35 184 MARIAROSA DALLA COSTA hospitales, las delegaciones de polica, en los tribunales, tal y como siempre se ha manejado y que contina sin ser tocada por un trabajo de sensibilizacin y formacin. Hoy, repito, se han abierto algunas situaciones en estas sedes en las que se maniesta un mayor conocimiento y sensibilidad, gracias a la presencia de mujeres en lugares donde eran tradicionalmente ausentes o numricamente irrelevantes. Pero ese trabajo de formacin y sensibiliza- cin est rindiendo resultados positivos tambin sobre los operadores hombres. Ahora bien, es de subrayarse el hecho de que, mien- tras se han ampliado las iniciativas dirigidas a ofrecer pun- tos de referencia para un primer auxilio a las mujeres golpeadas por la violencia y se ha desarrollado una acti- vidad de sensibilizacin y formacin de los operadores, se han multiplicado formas de violencia contra la mujer todava ms feroces, con torturas y resultados mortales, conducidas por grupos de hombres. En lo relativo a la violencia en el interior de la pareja, en estos das un pro- grama de televisin 24 reportaba que de 2000 a 2005 en Italia 405 casos han desembocado en el homicidio de las mujeres. Muchas mujeres que sufren violencia no de- nuncian, pero tambin es cierto que aumenta el nmero de las que lo hacen. En un contexto social en que la dimensin neoliberal reduce a nivel de mercanca la vida humana y el cuerpo fsico y social que la conforman, la sexualidad de la mu- jer es una mercanca proveniente de un pasado reciente de ninguna o escasa consideracin como derecho de su persona, que puede ser fcilmente asaltada. Ese cuerpo de mujer, segn el punto de vista de todava demasiados LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 184 19/5/09 19:37:35 185 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? hombres, en el fondo no le pertenece; es del hombre que se apropiar de l. Los movimientos de mujeres se en- cuentran, por lo tanto, obligados a tejer redes de defensa mientras enfrentan ataques siempre ms duros. Durante estos meses, la contienda sobre el cuerpo de la mujer, la contienda sobre quin es el dueo de su cuerpo, ha presenciado en Italia dos casos dramticos, que con- cluyeron con la muerte de la mujer. Una joven emigra- da pakistan que haba decidido vivir como vea vivir a muchas mujeres italianas que trabajan y conviven con su compaero, fue asesinada por decisin del padre por haber escogido esa vida y no haber aceptado casarse con el hombre elegido por sus padres. Una joven mujer hin- d, recientemente viuda, se ha suicidado en las vas del tren porque no quera aceptar ser ofrecida como esposa al hermano del marido difunto, y porque deseaba que sus dos hijos siguieran viviendo en Italia, donde haban ido a la escuela y haban construido su formacin y sus primeras amistades. Dej un carta donde le rogaba al Municipio encargarse de ellos. Son dos casos muy signi- cativos de cmo la globalizacin, en los ujos de emigra- cin-inmigracin que genera, provoca tambin un proceso planetario de confrontacin y elaboracin de los derechos y de sus condiciones por parte de las mujeres. Y vea crecer, cueste lo que cueste, su determinacin de rehacerse de su cuerpo ya no como mquina de trabajo conducida por otros, sino como cuerpo que desea y decide. Lo que han logrado acerca de la disponibilidad del propio cuer- po los movimientos que se organizaron hace un cuarto de siglo en los pases desarrollados, constituye un espa- cio de confrontacin y de fuerza para otras mujeres que LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 185 19/5/09 19:37:36 186 MARIAROSA DALLA COSTA enfrentan hoy esta difcil batalla. El derecho ms funda- mental, el de poder disponer del propio cuerpo, de las emociones y los sentimientos que genera, debe erigirse de una vez por todas contra las rejas de los matrimonios con hombres no elegidos, para poder controlar el nmero de hijos, poder decidir no tener hijos, no casarse y ad- quirir, sin embargo, un lugar de respeto en la sociedad, la dignidad tambin en la solidaridad; este derecho debe postularse como un n irrenunciable. Es cierto: tener dinero propio, poder ser propietaria y heredar una tierra propia, lograr instruccin y servi- cios bsicos son todos instrumentos fundamentales en la construccin de la autonoma de la mujer. No obstan- te, la batalla para la reconquista del propio cuerpo no puede ser aplazada ni subordinada por otras demandas, y debe aprontarse su instrumentacin para ser conducida ya. Por ello, he arrancado de nuestros pequeos opscu- los de los aos setenta y de las iniciativas que entonces condujimos para empezar a descubrir y liberar nuestro cuerpo. Traduccin: Francesca Gargallo y Rosario Galo Moya. NOTAS 1 Fue signicativo el aporte del libro de Lieta Harrison, La donna sposata. Mille mogli accusano, Miln: Feltrinelli, 1972. 2 Como lo relata G. Rovira: los hombres simplemente usan a la mujer. Impresiona que sea el mismo verbo el que se utilizaba en el campo italiano. El placer sexual es algo desconocido, reere Rovira. As era tambin en Europa antes del Movimiento feminista. Sebastiana, durante el dilogo con el gobierno a nales de 1995, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 186 19/5/09 19:37:36 187 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? denunci esta situacin enojada porque el placer sexual, por parte de las mujeres, no se acostumbra. (Donne di mais. Miln: Feltrinelli, 1997, p. 76. El ttulo original del libro es Mujeres de maz. Mxico, ERA, 1996). Todava en la mesa de dilogo arma: Cundo hemos gozado de nuestras relaciones sexuales? Nunca. Porque nunca te lo ensean y es triste que esto no se haga en nuestras comunidades; dicen que es la costumbre y que as es en cualquier lado para las mujeres (p. 174). 3 The Boston Womens Health Collective, Noi e il nostro corpo. Scritto dalle Donne per le Donne, Miln: Feltrinelli, 1974 (et. or. Our Bodies, Ourselves, Simon and Schuster, New York, 1971). 4 Sus inicios se confundieron con el periodo de auge del Popular Health Movement (1830-1850), un movimiento popular que imagi- n y practic una medicina completamente diversa de la que aplica- ban los mdicos regulares que egresaban de las universidades. Des- de una perspectiva de clase y feminista, se preocupaba de garantizar los cuidados mdicos a las personas menos favorecidas de cualquier etnia y de conservar y elaborar saberes de mayor validez que los de la incipiente ciencia mdica de las facultades de medicina. 5 Ehrenreich B. e English D., Le streghe siamo noi. Il ruolo della medicina nella repressione della donna. Miln: Celuc libri, 1975; S. Fe- derici e L. Fortunati, Il grande Calibano. Storia del corpo sociale ribelle nella prima fase del capitale, Miln: FrancoAngeli, 1984, en particular el captulo de S. Federici, La caccia alle streghe; S. Federici, Caliban and the Witch. Women, the Body and the Primitive Accumulation. New York: Autonomedia, 2004. 6 Collettivo internazionale femminista (al cuidado de), Aborto di Stato. Strage delle innocenti. Venecia: Marsilio Editori, 1976. 7 G. Rovira, op. cit. 8 Me parece necesario informar que hoy no slo la pldora y el condn son medios posibles, ni slo el diafragma del que hablar ms adelante. Se han fabricado pequeos dispositivos que la mujer puede administrar sola y unos marcadores que, al contacto con su saliva, determinan un color u otro segn est o no en das fecundos. 9 Gruppo femminista per il Salario al Lavoro Domestico di Fe- rrara, (al cuidado de), Dietro la normalit del parto. Lotta allOspedale di Ferrara. Venecia: Marsilio Editori, 1978. 10 G. Rovira, op. cit. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 187 19/5/09 19:37:36 188 MARIAROSA DALLA COSTA 11 Gruppo femminista per il Salario al lavoro Domestico di Fe- rrara, (al cuidado de), op. cit. 12 Comitato di lotta delle ragazze madri, Ragazze madri in lotta. Documenti e testimonianze delle ragazze madri della Casa della Madre e del Fanciullo di Va Pusiano, nm. 22, (recuento de documentos relativos a la accin conducida), Miln, octubre-diciembre de 1973. Cf. tambin Lotta femminista di Modena, Madri in azione, folleto que informa acerca de la historia y las actividades de Mothers in Action colectivo de mujeres solas con hijos, sin distincin de raza, religin o nacionalidad, presente en Londres desde 1967. 13 M. Dalla Costa, A proposito del Welfare, en Primo Maggio, nm. 9/10, invierno de 1977/78. 14 Movimento di Lotta Femminista di Ferrara, Basta tacere. Tes- timonianze di donne. Parto, aborto, gravidanza, maternit, (impreso s.f. y s.p.i.). 15 Piaggio, L. C. , Avanti unaltra. Donne e ginecologi a confronto. Miln: La Salamandra, 1976. 16 Jourdan C., Insieme contro. Esperienze dei consultori femministi. Miln, La Salamandra, 1976. 17 Por histerectoma se entiende la extirpacin quirrgica del tero; por ovariotoma, la extirpacin quirrgica de los ovarios. He dedicado al abuso de esta ciruga un estudio que contiene muchos testimonios de mujeres y mdicos. M. Dalla Costa (al cuidado de), Isterectomia. Il problema sociale di un abuso contro le donne, Miln: Franco Angeli, 1998, 3a ed., 2002 (traduccin japonesa: Tokio: Edi- tor Impact Shuppankai, 2002; traduccin al ingls: Gynocide. Hys- terectomy, Capitalist Patriarchy and the Medical Abuse of Women. New York: Autonomedia, 2007). 18 Comparado con la vecina Francia y sobre la base del tipo de patologas por las que se practica, el 80% de estas cirugas parece no estar justicado. En Estados Unidos, pas que tristemente encabeza la prctica de esta operacin, las expectativas que tiene una mujer de padecerla son de 1 cada 3 hasta los 60 aos, y del 40% antes de los 64 aos. 19 Lotta femminista, Vogliamo decidere noi. Donne, referendum, di- vorzio, s.p.i. y s.f., marzo de 1974. 20 En Padua, el Centro Veneto Progetti Donna ha conducido este tipo de actividad, adems de brindar apoyo a las mujeres que sufrie- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 188 19/5/09 19:37:36 189 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? ron violencia, por iniciativa de Lucia Basso, una feminista muy ac- tiva en el Comit por el salario al Trabajo Domstico de esa ciudad, y que adems haba constituido el Gruppo Donne Ospedaliere, que desempe un papel muy importante en las luchas en los hospitales para la salud de las mujeres. 21 S. Federici, L. Fortunati, op. cit.; S. Federici, op. cit. 22 Esta temtica ha sido profundamente analizada por Giovanna F. Dalla Costa, Un lavoro damore. La violenza sica come componente essenziale del trattamentomaschile nei confronti delle donne, Roma: Edizioni delle donne, 1978 (traduccin al japons, Ai no rodou, To- kio: Impact Shuppankai 1991; traduccin al ingls en proceso con Autonomedia, New York). 23 En Europa, los primeros centros antiviolencia o casas de las mujeres (que sufrieron violencia) surgieron a nales de los aos se- tenta. En Italia, ms all de las iniciativas del movimiento feminista de los aos setenta, surgieron hasta principio de los noventa. Se sostienen con nanciamientos pblicos y trabajo voluntario. Hoy existen ms de ochenta centros, pero slo un cuarto de ellos ofrece hospitalidad en un departamento secreto, llamado tambin refugio. Las primeras cuatro casas para mujeres que sufren violencia surgie- ron entre 1990 y 1991 en Bolonia, Miln, Mdena y Roma. 24 Canale 5, viernes 29 septiembre de 2006, 13:30 hrs. BIBLIOGRAFA BOSTON WOMENS HEALTH COLLECTIVE, Noi e il nostro corpo. Scritto dalle donne per le donne, Miln: Feltrinelli, 1974 (ed. Or. Our Bodies Ourselves. New York: Shimon and Schuster, 1971). COLLETTIVO INTERNAZIONALE FEMMINISTA (al cuidado de), Aborto di stato: strage delle innocenti. Venecia: Marsilio Editori, 1976. COMITATO DI LOTTA DELLE RAGAZZE MADRI, Ragazze madri in lotta. Documenti e testimonianze delle ragazze madri de- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 189 19/5/09 19:37:36 190 MARIAROSA DALLA COSTA lla Casa della Madre e del Fanciullo di Via Pusiano n. 22 Milano, Mil, octubre-diciembre de 1973. DALLA COSTA, Giovanna, Un lavoro damore. La violenza sica come componente essenziale del trattamento mas- chile nei confronti delle donne, Roma: Edizioni delle donne, 1978 (traduccin al ingls, en proceso, con Autonomedia, New York). DALLA COSTA, Mariarosa, A proposito del welfare, en Primo maggio, nm. 9-10, invierno 1977-1978. ______(al cuidado de), Isterectomia. Il problema sociale di un abuso contro le donne, FrancoAngeli, Miln, 1998, 3a ed., 2002 (traduccin al ingls, Gynocide. Hysterectomy, Capitalist Patriarchy and the Medical Abuse of Women. New York: Autonomedia, 2007). EHRENREICH, B. y D. English, Le streghe siamo noi. Il ruolo della medicina nella repressione della donna. Miln: Celuc Libri, 1975. FEDERICI, S., Caliban and the Witch. Women, the Body and the Primitive Accumulation. New York: Autonomedia, 2004. ______, La caccia alle streghe, en S. Federici y L. Fortu- nati, Il grande Calibano. Storia del corpo sociale ribelle nel- la prima fase del capitale. Miln: Franco Angeli, 1984. FEDERICI, S. y L. Fortunati, IL grande Calibano. Storia del corpo sociale ribelle nella prima fase del capitale. Miln: Franco Angeli, 1984. GRUPPO FEMMINISTA PER IL SALARIO AL LAVORO DOMESTICO DI FERRARA (al cuidado de), Dietro la normalit del parto. Lotta allOspedale di Ferrara. Venecia: Marsilio Editori, 1978. HARRISON, Lieta, La donna sposata. Mille moglli accusano. Miln: Feltrinelli, 1972. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 190 19/5/09 19:37:36 191 DE QUIN ES EL CUERPO DE STA MUJER? JOURDAN, C., Insieme contro. Esperienze dei consultori femmi- nisti. Miln: La Salamandra, 1976. LOTTA FEMMINISTA, Vogliamo decidere noi. Donne, referendum, divorzio, folleto s.p.i, marzo, 1974. MOVIMENTO DI LOTTA FEMMINISTA DI FERRARA, Basta Tacere. Testimonianze di donne. Parto, aborto, gravidanza, ma- ternit (folleto de las autoras, s.p.i. y s.f.). PIAGGIO, L. C., Avanti unaltra. Donne e ginecologi a confron- to. Miln: La Salamandra, 1976. ROVIRA, Guiomar, Donne di mais. Voci di donne dal Chiapas. Roma: Manifestolibri, 1997. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 191 19/5/09 19:37:36 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 192 19/5/09 19:37:36 193 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO DE CUIDADO EN LAS NUEVAS EMERGENCIAS MARIAROSA DALLA COSTA Toda construccin de autonoma tiene una historia propia que nace en un contexto determinado y enfrenta obstcu- los y luchas precisas. Ayer hice referencia a las primeras etapas de esta historia, a las iniciativas de aquel movi- miento feminista en el que actu directamente, etapas en que reconquistamos la disponibilidad del propio cuerpo por parte de las mujeres. Record asimismo que a nivel pla- netario esta batalla est lejos de haberse concluido. Hoy, quisiera considerar otros aspectos, remitindome siempre a los momentos iniciales de esa experiencia poltica, para llegar a evaluar la relacin autonoma-mujer frente a al- gunos problemas emergentes y reinterprendando a su luz qu ha sucedido con la demanda de una retribucin del trabajo domstico (o de cuidado) y de la autonoma eco- nmica de las mujeres. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 193 19/5/09 19:37:36 194 MARIAROSA DALLA COSTA ACTO PRIMERO En la actualidad, existe una gran exaltacin de las dife- rencias. Pero yo siempre siento la exigencia de que se me especique de qu diferencias se trata, de qu punto de vista y para quin constituye un problema, para ventaja o desventaja de quin. Es la nica manera de enfocar la cuestin en busca de soluciones. Nosotras nos conformamos, en los tiempos del mo- vimiento, en indicar una diferencia jerarquizante: aquella de ser, en cuanto reproductoras de la fuerza de trabajo, trabajadoras no asalariadas en una economa salarial con respecto a los hombres, destinados, en la divisin sexual capitalista del trabajo, a ser productores de mercancas y, por lo tanto, trabajadores asalariados. Y trabajamos sobre ello. El tema fue suciente para mantenernos ocupadas durante una dcada. El resto proceda de este hecho fun- damental. Pidiendo un salario para el trabajo domstico, queramos atacar la estraticacin capitalista del trabajo a partir de su divisin ms profunda, aquella que existe entre el trabajo masculino de produccin de mercancas y el trabajo femenino de reproduccin de la fuerza de traba- jo. Ahora bien, si este trabajo es vital para el capitalismo porque produce y reproduce su mercanca ms preciosa, la misma fuerza de trabajo, tenamos en nuestras manos una formidable palanca de poder, podamos rechazar pro- ducir y, a partir de ah, podamos exigir un nuevo tipo de desarrollo que tuviese en el centro diversas condiciones para el cuidado de los humanos: en primer lugar, la au- tonoma econmica de la mujer y una reparticin ms equi- tativa del trabajo de los cuidados con los hombres. Por LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 194 19/5/09 19:37:36 195 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO ello, pedamos tambin una drstica reduccin del tiempo de trabajo externo en general, de manera que todos, mu- jeres y hombres, pudieran compartir la fatiga y el placer de la reproduccin. Por lo tanto, tiempo, dinero y servicios durante esos aos fueron fundamentales para nuestras reivindicaciones. El momento lgido de los movimientos en Italia, a na- les de la dcada de los sesenta y principios de la de los setenta, constituy nuestro gimnasio de entrenamiento en la militancia, la arena donde muchas de nosotras apren- dimos a luchar y a analizar esa cosa perversa que era el desarrollo capitalista. Yo misma estaba en paales en la universidad (empec a trabajar en 1967); organizaba lecturas sobre El Capital con los estudiantes, pero antes iba, durante madrugadas lechosas y llenas de zancudos, a distribuir volantes a Porto Marghera, descubriendo as qu es una fbrica, sus ritmos, su movilidad, su histo- ria; ya que las fbricas, recuerdo que escrib sobre un volante intentando explicar el concepto, no son como los rboles que existen desde siempre... No recuerdo en lo ms mnimo ese periodo como un momento social de convivencia, como otros han escrito al recordarlo. Ms bien fue un periodo de gran aprendizaje, austeridad de vida, sacricio y tenacidad, un momento de mucha de- terminacin. Quiz lo ms bello era la inmediatez de las relaciones, el signicado de reconocerse activas por una misma causa, la generacin de una comunidad grande a la que se perteneca. No era necesario jar una cita para encontrarse; todos sabamos dnde se encontraban los dems: haba una vida en comn. Desde un punto de vista de mujer, ese pasaje constituy sin duda una fuerte LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 195 19/5/09 19:37:36 196 MARIAROSA DALLA COSTA emancipacin de la familia de origen y de sus exigencias; un territorio libre y amistoso desde donde descubrir el mundo sin estar obligadas al matrimonio; un territorio donde aprender cosas diferentes de las necesarias para ser una buena esposa. S, tal cual como para las insurgentes del EZLN. La pregunta: cundo vas a casarte? quedaba siempre ms sin respuesta. Pero, precisamente la elaboracin de esa capacidad de identicar un problema y analizarlo nos llev a des- cubrir que, de todas formas, para nosotras las mujeres en esas relaciones haba algo de sufrimiento e inconformi- dad. Porque todas las relaciones son relaciones de poder, tambin en la revolucin sexual, que estaba dndose; lo que representbamos y hacamos como mujeres segua valiendo muy poco y no era reconocido. Sobre todo, nos sentamos escindidas entre un imperativo que nos preten- da homologadas con los hombres, capaces de ser y hacer como ellos, y sentir que, por el contrario, pertenecamos a otro mundo donde tambin los hombres nos pedan cosas diferentes y esperaban que furamos diferentes. Luego la ventana volva a cerrarse sobre ese mundo que quedaba sin nombre. Una especie de clandestinidad de la feminidad. De ah que salimos de la clandestinidad, pa- sando de la resistencia al ataque. Durante 1970, inici la elaboracin de un nuevo recorri- do, el anlisis y el camino feminista que seguira. Pero fue 1971 el ao del cambio porque en junio fui a Padua; invit a unas compaeras a la discusin de un documento que haba redactado; organic mi primera reunin femi- nista. Inici esa formacin que se llamara Lotta Fem- minista (Lucha Feminista) y que luego se transformara LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 196 19/5/09 19:37:36 197 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO en la red de Comits y Grupos por el salario al Trabajo Domstico (Comitati e Gruppi per il Salario al Lavoro Do- mestico), presente a nivel nacional e internacional. La separacin de los compaeros no fue sin dolor. Que debe- ran de estar felices porque con esas luchas se ampliaba el frente anticapitalista, era una hiptesis nuestra que no pudo demostrarse. Por el contrario, si ellos consideraban cruciales algunas batallas, las mujeres que queramos pri- vilegiar otras les representbamos una fuerza militante que se sustraa a esas luchas. Sufrimos tambin que, no es- tando bajo su mirada durante las mismas acciones, no estbamos haciendo nada. Tal y como no haban visto nuestro trabajo domstico, no vean nuestro autnomo trabajo poltico. Sufrimos la acusacin, sobre todo en un principio, de que nos arriesgbamos a ocuparnos de co- sas que no llevaban adelante un punto de vista de clase, ya que eran interclasistas, como por ejemplo el aborto y la violencia, a las que precisamente estaban expuestas todas las mujeres. Adems, las mujeres del movimiento cam- biaban y las relaciones, tambin las personales, se rom- pan. Cuando empezamos a hablar de trabajo domstico, la primera reaccin del frente masculino fue una sonrisa irnica. Qu estbamos cuestionado, en el fondo, no era una gran cosa, ni siquiera un verdadero trabajo, y con las guarderas se resolvera todo. Esta extraa idea de que con las guarderas, o sea con algunas horas de custodia de los nios, se agotaran todas las problemticas relativas al trabajo domstico dur por un largo rato. No tenan la menor idea de la complejidad de las incumbencias ma- teriales e inmateriales, previsibles e imprevisibles, que constituyen el ajuar cotidiano de este trabajo. Tambin LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 197 19/5/09 19:37:37 198 MARIAROSA DALLA COSTA nosotras sufrimos la acusacin de separatismo, de que- rer dividir el movimiento; en realidad creo que ya no era posible hablar de lucha anticapitalista sin ver cunto trabajo no pagado mandaba el salario, principalmente el trabajo domstico de las mujeres, y eso sin poner en la cuenta su insurgencia. En Roma, el 7 de julio de 1972, habamos organizado en la universidad un seminario sobre la ocupacin femenina. Habamos decidido que deba abrirse nicamente a las mujeres. Era una nove- dad absoluta, algo que nunca se haba visto en la uni- versidad. La reaccin de los grupos de hombres, quienes se denan genricamente compaeros, fue impedir que el seminario se efectuara, lanzando hacia el interior del saln preservativos llenos de agua que rompieron los vi- drios. Le sigui un intenso debate en los peridicos Il Manifesto y Lotta Continua, 1 que puede darnos una idea de los tiempos que corran. El solo hecho de que unas mujeres se reunieran entre s suscitaba reacciones violen- tas. No correspondera a la verdad absolutizar reacciones como sta. Haba compaeros que entendieron la centra- lidad de nuestro discurso, la importancia del trabajo que bamos impulsando y se portaron consecuentemente. Pero ese episodio sigue siendo signicativo de la hist- rica respuesta masculina frente a un hecho nuevo como el anlisis autnomo y la discusin por parte de mujeres sin presencia masculina. Con respecto a la acusacin de separatismo, quiero precisar que nosotras no teorizamos nunca el separatismo, sino la autonoma. No obstante, hay por lo menos tres buenas razones por las que noso- tras, como muchas otras ms, necesitbamos trabajar de manera separada: LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 198 19/5/09 19:37:37 199 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO 1. que la presencia de los hombres, precisamente por la relacin de poder que mostraban hacia las muje- res, habra condicionado nuestra capacidad de hablar, de dejar emerger y analizar con profundidad las cuestiones que nos tocaban ms profundamente y que, para algu- nas, eso habra creado malestar; 2. que esas cuestiones eran tan grandes que habran absorbido todas nuestras energas y, por lo tanto, como dije en otras ocasiones, la doble militancia (en el feminis- mo y en cualquier grupo extraparlamentario) nunca nos interes porque no habramos tenido tiempo; 3. y, nalmente, que si los comportamientos de los compaeros eran en parte la razn de nuestra separacin, ellos deban enfrentar sus problemas para cambiarlos. Dando vuelta a la acusacin, podamos decir que eran sus actitudes machistas las que dividan el movimien- to. Por lo que estoy aprendiendo, esta acusacin est de regreso contra la autnoma organizacin de las mujeres mayas. Considero que slo las mujeres que viven una situacin determinada pueden decidir qu tan separada- mente y qu tan conjuntamente pueden conducir un ci- clo de luchas. Sigue siendo un hecho que tambin la otra parte debe preguntarse qu tan juntos quieren sostener las instancias levantadas por las mujeres, porque por lo general el apoyo se da de un slo lado: el femenino.
*** En Italia, las muchachas que hoy participan activamen- te en cuestiones como la precariedad del trabajo o la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 199 19/5/09 19:37:37 200 MARIAROSA DALLA COSTA transformacin de la universidad, no consideran acepta- ble trabajar polticamente separadas de sus compaeros, pero no tienen necesidad de ello. Gozan, evidentemen- te, de las adquisiciones obtenidas por sus madres, por el movimiento feminista de los aos setenta. La relacin con sus compaeros es ms paritaria, el duro camino de la reapropiacin del propio cuerpo ha sido andado por quienes las precedieron; aunque no faltan las fuerzas polticas que intentan dar marcha atrs a la libertad de las mujeres, 2 existen hoy medios para vivir la sexualidad con menos riesgos que hace un cuarto de siglo. De todas formas, si se quedan embarazadas, es improbable que las echen de la casa y, ms an, muchas mujeres deciden llevar adelante una maternidad independientemente de la relacin con un hombre. Decididas a tener un hijo, no estn convencidas de asumir una vida en la que es nece- sario mediar todos los das las propias elecciones con las del compaero. Decididas a interrumpir una relacin que no las satisface, no hay matrimonio que las retenga. No obstante, algunas cuestiones han dado pie a asociaciones nicamente de mujeres, o casi; en particular, la forma- cin de centros contra la violencia (Centri antiviolenza). 3
Por lo tanto, hay una situacin plural en la que, segn la cuestin, se advierte la exigencia de trabajar slo entre mujeres o en un ambiente mixto, en un marco que no puede compararse al de los aos setenta. Hoy la organi- zacin de asociaciones en relacin con las instituciones ha tomado el lugar de la accin de los grupos espontneos que funcionaron para abatir las puertas de las muchas prisiones donde estaban encerrados los derechos de las mujeres. Las asociaciones buscan monitorear la situacin y ofre- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 200 19/5/09 19:37:37 201 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO cer una primera referencia y ayuda para quien contina siendo vctima de la violacin de esos derechos. Nos fue claro desde un principio que construir la au- tonoma para las mujeres implicaba una gran batalla. De- bamos prepararnos. Emergi de inmediato que el nudo que sera difcil desatar era la maternidad, eleccin irre- versible que condiciona toda la vida femenina, y que no se resolva llevando a los nios a la guardera. Nos fue claro que el rechazo del trabajo, que sin embargo com- partamos como medio de lucha, no poda aplicarse en todos los casos del trabajo de reproduccin y del trabajo de cuidado. Empujamos ese rechazo hasta el rechazo del matrimonio y a la cohabitacin con hombres para no presenciar cmo nuestras energas eran absorbidas por el deber responder a exigencias masculinas (una mujer en casa est siempre de turno, como decamos), pero nunca hubiramos podido tener un hijo y negarnos a cuidarlo y criarlo. El trabajo de cuidado, en cuanto con- cerna a otros seres humanos, pona unos lmites precisos a nuestra accin, proyectaba situaciones en que la es- trategia del rechazo se volva impracticable, una utopa. Tenamos que decidir en conciencia. Las de nosotras que se sentan ms comprometidas con el trabajo organiza- tivo renunciaron a tener hijos porque habran sido in- compatibles con la mole del trabajo poltico que queran llevar a cabo para llevar el mundo a ser un poco ms lunar (para remitirnos a una antigua divinidad maya que era mitad luna y mitad sol), y sobre todo incompatibles con la disponibilidad mental para programar y enfrentar las obligaciones y los imprevistos de nuestro accionar. Aqu tambin estbamos en perfecta correspondencia LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 201 19/5/09 19:37:37 202 MARIAROSA DALLA COSTA con las decisiones de muchas insurgentes en Chiapas, dada la imposibilidad de conjugar la maternidad con ese tipo de militancia. Pero la maternidad se convirti en un punto cardinal de nuestro discurso: si la productividad de la familia capitalista y del cuerpo femenino pasaba por la produccin de los hijos, la liberacin de la mujer pasaba tambin por al ruptura con esa imposicin, con esta uni- cidad de la funcin asignada, con lo jo de ese rol. De ah el lema: Las mujeres parimos ideas y no slo hijos, un grito de liberacin del mandato biolgico, una invitacin a una creacin distinta; queramos parir ideas que logra- ran generar otro mundo donde el papel de esposa-madre no constituyera la nica identidad posible ni se pagara a un precio tan alto de fatiga, aislamiento, subordina- cin, falta de autonoma econmica. Por esto, precisa- mente pusimos en marcha el requerimiento de retribucin del trabajo domstico, para rechazar su atribucin gratuita exclusivamente al gnero femenino, para que la autono- ma econmica de la mujer se constituyera a partir del reconocimiento de ese primer trabajo. Con el rechazo de la maternidad, interpretamos un comportamiento que se habra difundido en Italia y en otros pases desarrollados y, ms recientemente, tambin en pases no particular- mente avanzados, 4 causando una tasa de natividad 1. 2, que en los primeros pases es considerado negativamente por los polticos. 5 No slo el requerimiento, sino sobre todo la perspectiva de que cueste el trabajo de reproduccin en todos los lugares que este trabajo sostena, llev nuestras luchas un tipo de lucha diversa de las que hasta ahora se haban dado a los barrios, a las escuelas, a las univer- sidades, a las fbricas, a los hospitales. Sera imposible LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 202 19/5/09 19:37:37 203 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO reportarlas todas, pero estn puntualmente documenta- das con el material usado por las militantes: volantes, panetos, peridicos, pequeos libros. 6 Cul fue la respuesta del Estado a la autonoma que las mujeres haban iniciado para construir reapropindose de su cuerpo, y que les reclamaba enraizarse en una autono- ma econmica mediante el reconocimiento de su primer trabajo? La respuesta fue fundamentalmente un poco ms de emancipacin, acompaada, hacia nales de los aos setenta, de una accin de represin contra todos los movi- mientos. De 1972 a 1979, la ocupacin femenina aument en un milln y medio. Pas el nuevo derecho de familia 7
con base en la paridad de los cnyuges (aunque eso co- rrespondiera a la exigencia de no subordinar a la voluntad del marido las elecciones de una esposa que con siempre mayor frecuencia era llamada al mercado de trabajo). El salario real disminuy, sin embargo. Durante los seten- ta, el poder adquisitivo de las familias se garantiz por un ms amplio compromiso con el mundo del trabajo, muchas veces no declarado, por diversos miembros de la familia, en el marco que ofreca la descentralizacin pro- ductiva. 8 Pero desde entonces, la familia se erigi sobre la presencia de, por lo menos, dos salarios, a los que el pasaje del fordismo al post-fordismo y de ah a la globali- zacin neoliberal, habran vuelto siempre ms precarios. Por lo tanto, el Estado logr eludir la demanda que en el plano econmico haba puesto en marcha el movi- miento de mujeres. Las mujeres recogieron ese nico tipo de autonoma que se les ofreca, es decir, la emancipa- cin, pero no realizaron el milagro de conyugar a cualquier precio trabajo gratuito familiar con la presencia de hijos y LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 203 19/5/09 19:37:37 204 MARIAROSA DALLA COSTA trabajo externo. Muchas nunca se casaron, decidieron vi- vir solas, aumentaron los divorcios y las separaciones, 9 se precipit la cada de la natalidad. El rechazo femenino de la procreacin dispar ese tipo de crisis de la reproduccin social que ms tarde presentara un desequilibrio entre jvenes y ancianos en la sociedad; sin embargo, por un breve periodo no hubo gran alarma. La literatura sociolgica en boga habl de la doble pre- sencia femenina como capacidad de las mujeres de con- jugar los trabajos domstico y extradomstico y redact muchas estrategias para realizar la hazaa. En realidad, considero que estrategias slo fueron dos: o la drstica reduccin del nmero de hijos o el empleo de otras mujeres, parientes que efectuaban gratuitamente el trabajo, o empleadas por horas. Pero de esta situacin la literatura sociolgica nunca habl. Aunque la empleada italiana de planta, es decir conviviente, era una gura en vas de extincin, las empeladas por horas constituan un soporte fundamental para el trabajo femenino asala- riado. Por lo tanto, la salarizacin del trabajo domstico se alcanzaba por vas alternas. Las mujeres rechazaban siem- pre ms consistentemente el trabajo domstico gratuito, cambiando las modalidades de su conduccin, racio- nalizndolo al mximo, y reducindolo mediante elec- ciones de vida diversas de las de sus madres. Se haban jado la prioridad de construir su autonoma econmica que las poltica de Estado permitan alcanzar slo a travs del trabajo extradomstico. Tuvieron en sus manos ms dinero que en el escenario anterior al movimiento. Con ese dinero pagaron cuotas signicativas a otras mujeres para efectuar el trabajo domstico, mientras otras cuotas LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 204 19/5/09 19:37:37 205 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO salan de la casa para ser transformadas en mercancas y servicios que ofreca el mercado. Recordemos, como ejemplo, el sector restaurantero. As que, si el trabajo domstico gratutito se contraa, aumentaba el asalariado en el interior y fuera de la familia. Aunque en ocasiones el empleo de una trabajadora domstica o una niera consuma gran parte del salario femenino, las mujeres rechazaron siempre ms efectuar un trabajo que no pro- duca dinero. Adems, en los aos setenta, empezaba a darse un u- jo migratorio de cientos de miles de personas. En 1977, se calculaba que las empleadas domsticas emigrantes eran 100 000 en un total de fuerza de trabajo emigrada de 3 400 000 unidades. Esta fuerza de trabajo femenina se diriga a esos puestos de trabajadora domstica convi- viente que las mujeres italianas ya no queran ocupar. Se iniciaba ese tipo de inmigracin de mujeres y hombres, desde frica y Asia mayoritariamente, destinados al ser- vicio domstico, ujo que ira fortalecindose y rearticuln- dose en los decenios sucesivos. La cuestin de la relacin entre mujeres inmigrantes y trabajo de cuidado, la mal lla- mada cuestin de la globalizacin del trabajo de cuidado, se volvera con el tiempo siempre ms importante. A nales de los aos setenta, por lo tanto, la autonoma de la mu- jer haba dado pasos decisivos en Italia, en lo relativo a la reapropiacin del propio cuerpo y de s misma como persona. Haban pasado leyes fundamentales, como las de la interrupcin voluntaria del embarazo y la de los con- sultorios; se haba ganado el referndum sobre el divor- cio y haba un nuevo cdigo de familia. Pero semejante autonoma se ubicaba en un terreno difcil en lo relativo LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 205 19/5/09 19:37:37 206 MARIAROSA DALLA COSTA al trabajo domstico o de cuidado, constreida entre un rechazo de este trabajo que pasaba por pesadas renuncias la de la maternidad, por ejemplo y la emancipacin. Pero, debido a esa misma emancipacin, ese trabajo se haba vuelto siempre ms visible y salarizado. Los aos setenta son tambin la dcada en que, sobre la ola del movimiento, se inician las convenciones mun- diales de las Naciones Unidas sobre la condicin feme- nina. El primero, para celebrar el ao internacional de la mujer, se llev a cabo en la Ciudad de Mxico en 1975. En 1979, se raticaba la Convencin para la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer, que entrara en vigor en 1981. Se tuvo que esperar hasta 1993, fecha de la Convencin de Viena sobre Derechos Humanos, para que los derechos fundamentales de las mujeres fueran reconocidos como partes integrantes de los derechos humanos y se raticara la Declaracin sobre la Eliminacin de la Violencia contra las Mujeres, pro- blema que haba sido denunciado en toda su gravedad y en las variadas formas que adquira en el mundo en la Convencin de Nairobi en 1985, al concluirse la primera Dcada de las Naciones Unidas para la Mujer. En el do- cumento de conclusin de esa misma convencin 10 ), se haba instituido tambin que deba reconocerse la con- tribucin remunerada y no remunerada de las mujeres a todos los aspectos del desarrollo, y que esa contribucin deba ser cuanticada en las estadsticas econmicas y en el producto nacional bruto. Hay siempre mucho escepticismo sobre la ecacia de estas Cartas, pero indudablemente la planetariedad del enfrentamiento hizo crecer la fuerza para decidir lo que LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 206 19/5/09 19:37:37 207 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO es justo o lo que es injusto en las tradiciones y las legisla- ciones, y para superar entonces las fronteras de las unas y las otras armando nuevos principios y nuevas normas.
ACTO SEGUNDO Los aos ochenta marcan el despegue del neoliberalis- mo, que se despliegara plenamente en la globalizacin neoliberal de los aos noventa. Son los aos de la repre- sin y de la normalizacin despus de las grandes luchas en varios pases durante la dcada anterior. Son los aos del empeoramiento del endeudamiento internacional y de la aplicacin, siempre ms drstica, de las polticas de ajuste estructural 11 ocialmente adopta- das para permitir a los pases endeudados pagar por lo menos el servicio de la deuda. En realidad, tales polticas estaban dirigidas a bajar las condiciones y las expectati- vas de vida, con la nalidad de que las nuevas modali- dades productivas que prevean menor costo y general precarizacin del trabajo, se desplegasen por doquier permitiendo a las empresas una ventajosa competencia en diversas regiones del planeta. Sobre todo, por medio de las polticas de ajuste, el tipo de desarrollo impuesto, fuertemente orientado a la exportacin, no poda sino agravar la deuda. En aquel periodo, la privatizacin de los bienes comunes, como la tierra y el agua; la priva- tizacin de bienes pblicos, como empresas estatales y paraestatales; la devaluacin de la moneda, el retiro de las subvenciones a los bienes de primera necesidad, las fuertes subvenciones a la agricultura modernizada de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 207 19/5/09 19:37:37 208 MARIAROSA DALLA COSTA monocultivo, la baja de los salarios, la reduccin y la precarizacin de los puestos de trabajo, la reduccin del gasto destinado al consumo social, empezando por el re- tiro y reduccin y reorientacin en sentido privado del gasto por los sectores de salud pblica y educacin, con un aumento de los costos para los usuarios; la liberali- zacin del comercio como medida dirigida a favorecer tanto la exportacin como la importacin, representaron una poderosa obra de subdesarrollo de la reproduccin a ni- vel mundial en funcin del despegue de la nueva fase de acumulacin, y con esto, un ataque sin antecedentes contra las luchas de las mujeres no slo por el bienes- tar familiar y por la mejora de las condiciones de vida, sino, sobre todo, por los niveles de autonoma adquiri- dos. En las reas avanzadas, esto quiso decir prdida de buena ocupacin; prdida, entonces, de aquella forma de emancipacin que tal ocupacin garantizaba, e inmer- sin en la precariedad, pobreza, dependencia. En las reas menos avanzadas, esto signic, sobre todo, que siempre ms tierra era expropiada en las llamadas modernizacio- nes agrcolas, o por grandes y a menudo devastadores proyectos nanciados por el Banco Mundial, de los que la construccin de presas es slo el ejemplo ms cono- cido. Es de esta pobreza generada por las polticas de la deuda, en cuyo centro est la expropiacin de la tierra, y despus, en particular, en los aos noventa, con la lle- gada de una constante poltica de guerra, que hace siem- pre ms inutilizable la tierra a causa de las operaciones militares y los residuos blicos, que se generan los ujos migratorios que llevan en los pases avanzados, antes que nada europeos, nuevos sujetos de los que una parte con- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 208 19/5/09 19:37:37 209 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO sistente, sobre todo mujeres, se ocupar de largas cuotas del trabajo de reproduccin. Estas polticas neoliberales y belgeras (es decir, generadoras de guerra) estarn en el origen de una nueva divisin del trabajo de reproduccin en el mundo, por lo que siempre ms mujeres originarias de reas llamadas en vas en desarrollo o de otras denidas como en vas de transicin (transicin a la democra- cia para los pases del este europeo), llegarn con el n de desempear este trabajo para las reas ms avanzadas, dejando a sus espaldas laceraciones de su contexto re- productivo, el familiar en primer lugar, sanadas al precio de un esfuerzo multiplicado por las que se quedaron, pero compensadas, por lo menos, con las remesas de las migrantes. Se destruye la reproduccin de las reas con- sideradas ms perifricas para redenir y profundizar a nivel planetario la estraticacin del cuerpo social tra- bajador. Se quiere as proveer fuerza de trabajo a bajo costo para el mbito de la reproduccin en las regiones ms desarrolladas. De este modo, el Estado podr eludir la confrontacin con la realidad de los problemas emer- gentes en este mbito, sin asumir los costos nancieros que seran de su competencia. Pero, cules eran estos problemas? Cules las urgen- cias que se ampliaban siempre ms si siempre menos se procreaban hijos? De dnde viene la ampliacin de esta nueva demanda de trabajo? La cuestin emergente, aunque no la nica, era la del cuidado de los ancianos no autosu- cientes, que tendra una particular centralidad en el dis- curso que estamos desarrollando sobre la autonoma de la mujer. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 209 19/5/09 19:37:38 210 MARIAROSA DALLA COSTA ACTO TERCERO De 1990 en adelante, despus de la dcada de la gene- ralizada aplicacin de las polticas de la deuda y con el despliegue de la globalizacin neoliberal, la migracin se vuelve un fenmeno realmente mundial, llegando a contar, segn las estimaciones de la Naciones Unidas, 12 con ms de 175 millones de migrantes en el planeta. Italia, tra- dicionalmente exportadora de fuerza de trabajo, en los aos ochenta y noventa tiene un saldo como importa- dora, atrayendo mano de obra de Asia, frica y, ms re- cientemente, de Europa del este. Siempre ms mujeres migran hacia Europa en las ltimas dcadas. Al nal de los aos noventa, el 45% de los migrantes en Europa son mujeres en coincidencia con la creciente demanda de servicio domstico en el sur de Europa. 13 Es justo desde los aos noventa que una nueva gura de trabajo de cuidado empieza a delinearse en forma pre- cisa, y est siempre ms ligada a las mujeres inmigradas: la cuidadora. Ella (a veces l) 14 cuida a una persona que no es autosuciente en las necesidades cotidianas, generalmente un anciano o una anciana con problemas de no autosucien- cia ms o menos graves. La necesidad de esta gura, la de- manda emergente de este especco trabajo de cuidado, se desprende de mutaciones demogrcas que han alargado la vida de las personas y aumentado el porcentaje de los ancianos en la poblacin en la medida en que el recha- zo femenil de la maternidad ha notablemente reducido el porcentaje de jvenes. Es una mutacin que se observa en todos los pases europeos, no slo en Italia. Se trata de una crisis de la reproduccin social porque se desequili- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 210 19/5/09 19:37:38 211 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO bra la relacin jvenes-ancianos y ya no hay un adecuado recambio generacional. El rechazo de la mujeres en relacin con la materni- dad en Italia (pas que, segn los datos, tiene una de las tasas de natalidad ms bajas en el mundo, el 1.2 ya men- cionado que recientemente subi a 1.3 slo por la llega- da de los nios de las mujeres inmigradas) ha hecho que se prospecte, en los prximos 30 aos, un escenario por el cual una de tres personas ser de ms de 65 aos. El dato relevante, y que tiene que ser adecuadamente interpretado, es el hecho de que en Europa, la mayora de los mayores de 65 aos (con excepcin de los mayores de 90) vive en casa, no en instituciones privadas o pbli- cas. Es una situacin que evidentemente ha resultado ser el fruto de la decisin no slo de los ancianos mismos cuando todava se hallan en condicin de expresar- la, sino de la mujer ms joven, pariente, en general la hija, que es conciente de cmo sta resulta ser la opcin ms humana; aun cuando, por el conjunto de tareas que se requieren, esto condicionar fuertemente su autonoma de vida, a pesar de la intervencin, cuando sea posible, del trabajo remunerado de otras mujeres. El rechazo femi- nista en relacin con el trabajo de reproduccin gratuito, que pas tambin por el rechazo a la maternidad, no ha liberado en forma consistente a las mujeres del trabajo de cuidado, sino por cierto periodo de vida, en los cuales deban criar a un hijo. Mam sali recitaba el ttulo de una exposicin organizada por el Grupo Feminista por el Salario al Trabajo Domstico de Varese. 15 Pero tuvo que regresar, tendramos que agregar hoy si rehicisemos esa exposicin. La salida libre dur un tiempo breve. El LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 211 19/5/09 19:37:38 212 MARIAROSA DALLA COSTA problema del cuidado, en una forma todava ms pesada y compleja, se volvi a presentar con los ancianos, a me- nudo no autosucientes. La mujer de cincuenta, sesenta o ms aos que haba participado en las luchas del mo- vimiento feminista, a su vez necesitada de un descanso y, si retirada, de concederse lo que en su vida de trabajo no haba podido tener, se encuentra frente a problemti- cas de padres en edad muy avanzada, a menudo ms de 80 aos, sufriendo patologas tpicas de la vejez, ella suele ocuparse del problema sin la cooperacin de los hijos adultos. Despus del difcil recorrido que la construc- cin de su autonoma haba implicado, esta autonoma se reduce nuevamente porque se presenta de nuevo el problema del cuidado de otros, ms dbiles, que de ella dependen. El cuerpo social es justamente un cuerpo, no es divisible, y vuelve a plantear el problema del cuidado en un eterno retorno. Es en este cuadro que el trabajo de la cuidadora 16 por parte de mujeres que migran a Italia como consecuen- cia de los desastres provocados en su pas por las polticas de ajuste, las guerras y las operaciones de democratiza- cin, se sita, respondiendo a una necesidad frente a la cual las polticas del Estado son todava demasiado lagu- nosas. Su ocupacin indica, antes que nada, que este tra- bajo de cuidado ha sido progresivamente subsumido por el proceso de salarizacin del trabajo domstico del que hablbamos antes, y que el problema es tal que se requiere generalmente el empleo de tiempo completo de una persona para ser enfrentado. Pero algunos lugares comunes tienen que ser desmiticados. El primero es que de esta manera se libera completamente a la mujer pariente de la tarea LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 212 19/5/09 19:37:38 213 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO del cuidado del anciano. No existe trabajo de cuidado que pueda funcionar si no hay un continuado trabajo de gua, cooperacin y vericacin por parte de la mujer pariente; trabajo que se inicia con la presentacin del caso, siempre distinto y en constante mutacin, y que re- quiere ayuda constante, prcticamente una distribucin de tareas entre mujer pariente y mujer asalariada. Es la primera que generalmente tiene que ir de compras por- que es difcil hacerlo junto a la persona bajo cuidado; es ella quien realiza las gestiones burocrticas, administra la casa y las nanzas, lleva al anciano al mdico y tiene que garantizar una presencia inmediata en cada emergencia. Justamente por la condicin de soledad representada por vivir todos los das con el anciano, a menudo con cierta deciencia mental, la cuidadora tiene a su vez la necesi- dad de ser reproducida. Entonces el famoso trabajo de amor 17 regresa no slo como exigencia imprescindible en el cuidado del anciano que sera mal cuidado si no existiera tambin un inters real por su bienestar, sino tambin como exigencia en la relacin entre empleadora (generalmente la hija) y la cuidadora. La primera tendr que seguir la situacin para entender a tiempo momen- tos eventuales de difcil sustentabilidad y ofrecer todos los recursos que puedan hacer menos cansado el trabajo; a menudo tendr que sustituir a la cuidadora para ofre- cerle descansos extras en los momentos ms pesados, y sobre todo ms dinero si la situacin se vuelve ms di- fcil. Hay que tener en cuenta que, si no hay suciente dinero en la familia para pagar otra cuidadora el sbado y el domingo, y este tipo de trabajo cuesta mucho 18 en relacin con el normal presupuesto familiar, ser la hija y LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 213 19/5/09 19:37:38 214 MARIAROSA DALLA COSTA eventualmente su marido quienes tendrn que cuidar el pariente durante estos das, desapareciendo, si trabajan, el descanso semanal y el tiempo normalmente dedicado a ir de compras. Muchas parejas pasan as el n de sema- na, y el problema se vuelve a presentar en las vacaciones porque, mientras un trabajo de limpieza puede esperar o ser solucionado provisionalmente, un anciano no au- tosuciente no puede ser dejado solo ni un momento, y no puede encontrarse de repente frente a personas que no conoce o que no saben cmo relacionarse con l o qu tareas realizar. Tendencialmente no se trata de un trabajo precario porque no hay ningn inters por parte de la empleadora en cambiar a la cuidadora despus de todo el trabajo de aprendizaje que este trabajo requiere, y despus de que se construy una buena relacin con el anciano. La precariedad interviene cuando hay condiciones de trabajo irregular, y esto remite a la urgencia de un mayor y ms extenso apoyo econmico a las familias para poder estipular contratos regulares. Considero importante explicitar esta combinacin de trabajo entre pariente y cuidadora para que no se caiga, a nivel sociolgico, en el error contrario al anterior. Ante- riormente, despus de la etapa del movimiento feminista de los aos setenta, la lectura de la emancipacin feme- nina por medio del trabajo externo mantena oculto el papel desempeado por el servicio domstico por horas; hoy, al abordar el trabajo de cuidadora, se corre el riesgo de negar el trabajo de la mujer pariente. El empleo de las mujeres inmigradas ha evidenciado la amplitud del problema. No es un trabajo de cuidado que LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 214 19/5/09 19:37:38 215 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO la mujer pariente, si lo hace directamente, puede combi- nar con otros compromisos de trabajo. Si hoy los sujetos que se estn encargando fueron obligados por las polti- cas que han devastado sus contextos de vida, es deseable que maana este trabajo pueda representar un normal buen empleo tambin para mujeres italianas (en parte, ya empieza a serlo), sobre todo si se mejoraran las con- diciones para un mayor apoyo econmico por parte del Estado. Es cierto, en efecto, que su costo es ya hoy inal- canzable para muchas familias y esto conduce a situacio- nes de irregularidad, lo cual indica que el Estado debe destinar mucho ms para sostenerlo. Hay que tener en cuenta que se trata de un terreno en el que algn avance existe. Gracias a esto, algunas familias pueden regulari- zar el contrato de trabajo de las cuidadoras. En primer lugar, el cheque de acompaamiento, 450 euros por mes, a cargo de la previsin social nacional, destinados, independientemente del ingreso, directamente a la per- sona asistida no autosuciente en el plano fsico o men- tal. Pero su obtencin es muy difcil. Debe intervenir una declaracin de discapacidad total y permanente. Muchos casos, en particular de no autosuciencia en el plano fsi- co ms que mental, no son considerados tan graves para justicarla. Hay otras medidas, de origen regional y su- bordinadas a niveles muy bajos de ingreso, no alternati- vas al eventual cheque de acompaamiento; entre ellas, la contribucin cuidadora (hasta un mximo de 250 euros mensuales, otorgada por la Regin Veneto a quien tiene una cuidadora); la contribucin Alzheimer (516 euros mensuales), as como lo que prev la ley regional (del Veneto), nm. 28, de 1991. 19 Existen adems espe- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 215 19/5/09 19:37:38 216 MARIAROSA DALLA COSTA ccos servicios de apoyo. Para contrastar el fenmeno de la clandestinidad de muchas cuidadores y los riesgos relacionados con la posible presencia de grupos delin- cuentes, hay iniciativas por parte de Provincias como la de Bergamo, que decidi otorgar 400 euros mensuales a quienes ya tienen una cuidadora o necesitan contratarla. Aun en la tendencia neoliberal al recorte del gasto pblico destinado al consumo social, hay que reconocer que el welfare, adentro del cual se realiz alguna sala- rizacin del trabajo de cuidado, vuelve a aorar como terreno ineludible de contratacin a partir justo de me- didas como sta. La crisis de la reproduccin social crea problemas tambin al Estado. Actualmente, el Ministro de las polticas para la familia Rosy Bindi propone in- volucrar a bancos y fundaciones para ampliar el fondo destinado a los ancianos mientras, lanzando la alerta sobre la cada de la natalidad, propone otorgar 2 500 euros por ao por cada nuevo nacido hasta la mayora de edad. El salario al trabajo domstico, tan contrastado por las fuerzas institucionales en la etapa alta de mo- vilizacin, vuelve articulado en distintas formas como exigencia ineludible. Quien hubiese preferido que este dinero fuese destinado nuevamente a subvencionar a los institutos para ancianos en los cuales son encerrados a la tercera y cuarta edad, se equivoca. Los institutos pueden ser tiles para casos extremos que no es posible cuidar en la casa. No slo el nivel de cuidado es de otra calidad, sino que, sobre todo, los ancianos mismos no aman estos lugares y preeren quedarse en casa. La mujer, por me- dio de su rechazo a ser destinataria del trabajo gratuito de reproduccin, cualquiera fuese el caso y las condiciones, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 216 19/5/09 19:37:38 217 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO indujo tambin en este especco sector un proceso de visibilizacin y salarizacin, pero, por otro lado, garanti- z, aceptando una libertad condicionada, una autonoma relativa, para salvaguardar la autonoma relativa y el bien- estar psquico de quien, en una condicin de debilidad, de ella depende. En su rechazo y en su relativa acepta- cin, hizo evidente que en el trabajo de cuidado el solo rechazo es una utopa, y que este especco trabajo de cuidado debe ser sostenido por un mayor nanciamien- to del Estado para que las familias puedan enfrentar los costos y pueda ser conducido todo en condiciones de regularidad, as como el Estado potenciar los servicios destinados a esta franja dbil de ciudadanos. Hizo evi- dente, adems, que uno de los obstculos ms grande para poder mantener al anciano en su casa o en la casa de un pariente es el aumento en los costos de inmuebles y de los alquileres, por lo cual los espacios en los depar- tamentos son reducidos al mnimo y generalmente no hay disponibilidad de un cuarto para el anciano o para la cuidadora, problema que desde hace ya varios aos se haba presentado para el hijo. Cada vez ms los depar- tamento son nichos que no contemplan pasajes, y me- nos an permanencias, de parientes o la llegada de hijos. El problema de los ancianos no autosucientes vuelve a plantear el problema del nacimiento de los hijos, y el del recurso econmico necesario para sostenerlos en su crecimiento, para que las personas puedan volver a de- sear y ver posible tener hijos. De hecho, al margen de los hijos, salvo raras excepciones, nadie se preocupar de tener en casa a ancianos no autosucientes, ni organizar ni vigilar su reproduccin. El cuidado de los ancianos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 217 19/5/09 19:37:38 218 MARIAROSA DALLA COSTA es un problema que, en formas diversas y con situacio- nes muy diferentes, tiene un alcance planetario. El apoyo econmico por parte del Estado debe entrar en la agenda poltica como una de las instancias ms urgentes. Si stas son las problemticas emergentes del trabajo de cuidado, decir entonces que el trabajo domstico, el trabajo de reproduccin, tiende a devenir siempre ms tra- bajo inmaterial, 20 o por lo menos que puede ser asimilado al lavoro immateriale, quiere decir no conocerlo. El traba- jo de reproduccin, que pasa por muchas articulaciones de las cuales hemos considerado slo una, ha sido siem- pre un conjunto de mucho trabajo material apoyado en un trabajo inmaterial de reproduccin psquica, afectiva, etctera. Entonces no hay nada nuevo bajo el sol. Pero decir que hoy la categora de trabajo inmaterial captara mejor sus novedades, no le hace justicia a la realidad de este trabajo ni a las novedades reales que le correspon- den, de las que la que hemos revisado es un buen ejem- plo cargado de pesadas y materiales tareas. El hecho que tengan que ser realizadas posiblemente con afecto no las transforma en prestaciones inmateriales. Si la condicin anciana no autosuciente es una diferencia relevante, re- conocer que en las mujeres pesa siempre ms el control de los ujos de la diferencia 21 y entender esto como tra- bajo inmaterial nuevamente implica no comprender en su realidad el trabajo que se hace cargo de esta diferencia y sus problemas. De la misma manera, est claro al atravesar el terreno del trabajo de cuidado de los ancianos (y de manera an- loga, de los nios), que el trabajo de reproduccin no es resoluble con la comunicacin; 22 ms an, si consideramos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 218 19/5/09 19:37:39 219 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO que sus problemas no se agotan en la bsqueda de un mejor acuerdo entre partners, sino que remiten para la mujer a muchas horas de trabajo, falta de dinero, riesgo de pobreza, falta de autonoma. Son problemas que no se resuelven con la comunicacin. Ni lo que se necesita es una ulterior innovacin tec- nolgica, ni la idea genial de algn experto en informtica cuyo programa poltico me aparecera poco prometedor justamente por su origen en el reino de lo inmaterial. 23 No sirven ideas geniales. Sirve trabajo, ms adecuadamente re- munerado, y ms tiempo libre para todos, mujeres y hombres. Sirve reconocer la materialidad de la vida y los trabajos que la garantizan, tanto en la casa como en el campo; 24
sus vnculos en las relaciones humanas y con la tierra, y esto vale para el trabajo tanto de las mujeres como de los campesinos. 25 Las mujeres han sealado que la autono- ma que cada uno persigue y desea encuentra condiciona- mientos no eludibles, se trate de hijos o de ancianos, y si la diferencia hoy es entre quien se hace cargo y quien no, esta es una diferencia que hay que eliminar y no exaltar, construyendo sobre el trabajo de cuidado una responsa- bilidad ms comn, y pretendiendo del Estado (visto que lo comn no se agota en lo pblico) erogaciones de di- nero y de servicios ms consistentes y ms generalizadas.
Traduccin: Francesca Gargallo y Rosario Galo Moya. NOTAS 1 Il Manifesto 14 e 20 luglio, 4 agosto, Lotta Continua 15 e 21 lu- glio, 1 agosto 1972. Vase LOffensiva. Quaderni di Lotta Femminista, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 219 19/5/09 19:37:39 220 MARIAROSA DALLA COSTA nm. 1, Torino: Musolini Editore, 1972 que recoge las relaciones del seminario y el material militante que apareci alrededor de este enfrentamiento. 2 Ha sido particularmente evidente el intento, por parte de fuer- zas catlicas, de poner en discusin la ley 194/78, que autoriza la interrupcin voluntaria de embarazo. La Regin Veneto present un proyecto de ley regional para autorizar la presencia de exponentes de estas fuerzas en los hospitales. En respuesta a esto, las mujeres decidie- ron responder y, con la adhesin de la Cgil (Confederacin General Italiana del Trabajo), han organizado una manifestacin en Venecia el 7 de octubre de 2006 bajo la consigna: Salgamos del silencio. Era, en efecto, desde los tiempos del movimiento feminista de los aos setenta que las mujeres no hacan escuchar con tanta fuerza su voz. Y en esta ocasin, muchos hombres participaron y sostuvieron la causa de las mujeres. 3 Si en Europa los primeros centros antiviolencia o casas de las mujeres (que sufrieron violencia) surgieron a nales de los aos setenta, en Italia, ms all de las iniciativas levantadas por el mo- vimiento feminista, habr que esperar hasta los primeros aos no- venta. Signicativamente, deber pasar una dcada de represin y normalizacin antes de que empiecen a constituirse los centros anti- violencia. Hoy existen ms de 80, de los que alrededor de un cuarto ofrece hospitalidad en un departamento secreto llamado refugio. Las primeras cuatro casas para mujeres que sufren violencia surgieron entre 1990 y 1991, en Boloa, Miln, Modena y Roma. 4 A este fenmeno dedica el reportaje Ecco la generazione No gli el cotidiano La Repubblica del 28 de agosto de 2006, que in- forma sobre las tasas de natalidad muy bajas detectadas, adems de en Italia, en otros pases de Europa del Sur, Norte, Este y el Extremo Oriente, en el cual, para Singapur y Corea del Sur, el fenmeno es nuevo. 5 El Ministro de las polticas para la familia Rosy Bindi declar en la televisin: la ms preocupante falta de crecimiento en Italia es la que se relacin con la natalidad (Rai 3, transmisin Ballar, martes 3 de octubre de 2003). 6 Citamos aqu, en primer lugar, el peridico Le operaie della casa publicado por Marsilio Editori, Venezia, y adems la coleccin de pequeos libros para uso militante publicada por la misma edi- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 220 19/5/09 19:37:39 221 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO torial y cuidada por el Colectivo Internacional Feminista del cual saldrn los siguientes volmenes: Le operaie della casa, 1975; 8 mar- zo 1974. Giornata internazionale di lotta delle donne, 1975; Aborto di Stato, strage delle innocenti, 1976; Dietro la normalit del parto. Lotta allospedale di Ferrara, 1978; Contropiano dalle cucine, 1978. Y ade- ms LOffensiva, prec. cit., y a Il Personale politico. Quaderni di Lotta Femminista, nm. 2, Torino: Musolini Editore, 1973. 7 La reforma del derecho familiar en 1942 se realiz por medio de la ley del 19 de mayo de 1975, nm. 151, que estableci, antes que nada, la paridad de los conyuges. Seguirn nuevas leyes que reglamentarn diversamente otros aspectos relevantes. 8 M. Dalla Costa, Emigrazione, immigrazione e composizio- ne di classe in Italia negli anni 70, en Economia e lavoro, nm. 4, octubre-diciembre 1981. 9 La Repubblica del 9 de noviembre de 2006 revela que desde 1995 hasta 2004 las separaciones crecieron del 59%, los divorcios del 66.8%, y que es el Sur el que registra el incremento ms consis- tente (p. 38). 10 Esto ocurri con la aceptacin de la modicacin del prrafo 120 del documento Forward Looking Strategies for the Advance- ment of Women. 11 Sobre la problemtica de la deuda internacional, la literatura es muy amplia. Reenviamos en particular a las obras de Susan Geor- ge, entre las cuales destacan Il debito del Terzo Mondo, Roma: Edizioni Lavoro, 1989; Il boomerang del debito, Roma: Edizioni Lavoro, 1992; M. Dalla Costa, Lindigeno che in noi, la terra cui apparteniamo, en A. Marucci (a cura di) Camminare domandando, Roma: Derive- Approdi, 1999 (trad. ingl. The Native in Us, the Land We Belong to, in Common Sense, nm. 28, 1998, y en The Commoner, nm. 6, 2002, en www.thecommoner.org); M. Dalla Costa e G.F. Dalla Cos- ta (coord.), Donne e politichedel debito, Miln: Franco Angeli, 1993 (trad. ingl.: Paying the Price. Women and the Politics of International Economic Strategy, Londra: Zed Books, 1995) y, de las mismas cuida- doras, Donne, sviluppo e lavoro di riproduzione. Questione delle lotte e dei movimenti, Miln: FrancoAngeli, 1996 (trad. ingl.: Women, Deve- lopment and Labour of Reproduction. Struggles and Movements, Trenton N. J.: Africa World Press, EE.UU. y Asmara, Eritrea, 1999). 12 UN Census 2000. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 221 19/5/09 19:37:39 222 MARIAROSA DALLA COSTA 13 (Oecd, 1992). En Italia los migrantes registrados como o- cialmente residentes en 2002 eran 1 512 324, de los cuales el 45.8% eran mujeres (Caritas, Dossier statistico immigrazione 2003, Roma: Edizioni Nuova Anterem). 14 Se calcula que en Italia el componente masculino del trabajo de cuidado es del 25%, y que el 73% de quienes hacen este trabajo oscila entre los 30 y los 40 aos de edad (La Repubblica, 16 ottobre 2006 p. 16, que cita las fuentes Inps, Caritas Ambrosiana y Cgil Lombardia). 15 Habla de esto el homnimo artculo en Le operaie della casa, n. doble 0 bis, noviembre-diciembre 1975/enero-febrero 1976, p. 21. 16 Se calcula que alrededor de la mitad de esta ocupacin en Italia no es regularizada. Muchas mujeres que hacen este especco trabajo vienen del Este europeo, de Rumania, Moldavia y Ucrania. Otra vez La Repubblica, en el reportaje mencionado, expresamente dedicado a la presencia y el trabajo de las cuidadoras en Italia (16 ottobre 2006, p. 16-17), revela un crecimiento de su presencia regular, que va de las 51 110 del 1994 a las 142 196 de 2000, a las 490 678 de 2003, y a las 693 000 de las cuales 619 000 son extranjeros de 2006. Sobre esto vase, Rossana Mungiello, Segregation of Migrants in the Labour Market in Italy: the Case of Female Migrants from Eastern European Countries Working in the Sector of Care and Assistence for the Elderly. First Results of an Empirical Study Carried Out in Padova in Zu Wessen Diensten? Frauenarbeit zwsischen Care-Drain und Outsourcing, Zurich, Frauenrat fur Aussenpolitik, 2005, pp. 72-77. 17 G. F. Dalla Costa, Un lavoro damore, Roma: Edizioni delle donne, 1978. 18 Para las que tienen un contrato regular, ste prev entre 750 a 900 euros netos, ms 200 euros de contribuciones por parte del empleador, un mes de vacaciones pagadas, otra mensualidad como aguinaldo y otra como liquidacin. La alimentacin est a cargo del empleador as como un cuarto en el departamento, problema que generalmente se resuelve con el cambio de uso de un cuarto. La cuidadora convivente, que estipula un contrato por 8 o 9 horas al da como mximo, tiene derecho a dos horas libres por da, un da y medio a la semana, generalmente en domingo o sbado por la tarde. Pero existen obviamente tambin contratos por horas, no como con- vivente, dependiendo de las condiciones de la persona que debe ser asistida y de los que ms interesa a la cuidadora. Muchas preeren LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 222 19/5/09 19:37:39 223 AUTONOMA DE LA MUJER Y RETRIBUCIN DEL TRABAJO ser conviventes por algunos aos para no tener gastos alimentarios y de renta, y poder enviar a sus familiares casi todo el salario. 19 Desde 2007, estas medidas han sido sustituidas por una ni- ca solucin, el cheque de cuidado, por un mximo de 250 euros mensuales, introducido por la Regin Veneto. 20 A. Negri, Movimenti nellImpero, Miln: Raffaello Cortina Edi- tore, 2006, pp. 241, 215, 184. 21 A. Negri, op. cit., p. 193. 22 Cf. C. Marazzi, Il posto dei calzini, Bellinzona: Edizioni Ca- sagrande, 1994. 23 A. Negri, op. cit., p. 184. 24 Las redes emergentes de campesinos que se mueven tanto del Sur como del Norte deenden poder llevar adelante una agricultura siguiendo metodologas sustentables, a menudo muy tradicionales y con amplio uso de trabajo vivo (que quiere decir amplia ocupa- cin), apoyandose en la disponibilidad de bienes muy materiales como la tierra, el agua y las semillas naturales, en contra de otras metodologas que se quieren imponer. En el Norte tambin son sig- nicativos los discursos campesinos que, aun sin rechazar en su totalidad la tecnologa, no quieren depender demasiado de las m- quinas y emplear, por el contrario, donde tiene ms sentido, la gran disponibilidad de trabajo. Vase al respecto: J. Bov y F. Dufour, Il mondo non in vendita, Miln: Feltrinelli, 2001. Creo que las nue- vas subjetividades, signicativas desde un punto de vista poltico, emergen de estos recorridos y no de las metodologas de vanguardia capitalistas. 25 M. Dalla Costa: Lindigeno che in noi, la terra cui apparteniamo, prec. cit. e Rustic and Ethical in Ephemera, Theory and Politics in Organisation, vol. 7(1), March 2007, edited by Emma Dowling, Ro- drigo Nunes and Ben Trott, in www,ephemeraweb.org. De la misma autora La sostenibilidad de la reproduccin: de las luchas por la renta a la salvaguadia de la vida, en Laboratorio feminista, Transformaciones del trabajo desde una perspectiva feminista. Produccion, reproduccion, deseo, consumo. Madrid: Tierra de Nadie, 2006. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 223 19/5/09 19:37:39 224 MARIAROSA DALLA COSTA BIBLIOGRAFA BOVE J. e F. Dufour, Il mondo non in vendita. Miln: Fel- trinelli, 2001. CARITAS, Dossier statistico immigrazione 2003. Roma: Edi- zioni Nuova Anterem. COLLETTIVO INTERNAZIONALE FEMMINISTA (al cuidado de) Le operaie della casa. Venecia: Marsilio Editori 1975. ______(al cuidado de), 8 marzo 1974. Giornata internazio- nale di lotta delle donne. 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Era el ao 1993 en la ciudad de Filadela. Fuimos un grupo como de 70 o 100 personas en bici, llegamos a la plaza central frente a la alcalda y, de manera espontnea, decidimos tomar la ciudad en bicicleta. Lleg la polica y nos pregunt: Quin es el lder? Pues no hay lder. Qu quieren? A dnde van? Pues no lo sabemos... Cmo es que no saben? Es que vamos a decidirlo mientras vamos... Despus de esta pequea introduccin, paso al tema de que voy a hablarles: el proyecto zapatista de autonoma y las mujeres zapatistas. Como todos saben, esos proyectos estn tambin dentro de un marco ms amplio de autono- ma indgena continental y el marco jurdico de los Acuer- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 229 19/5/09 19:37:39 230 MELISSA M. FORBIS dos de San Andrs, que nunca se consiguieron, por lo que el proyecto zapatista se est construyendo al margen del Estado en la prctica, y bajo este marco es que las mujeres y hombre zapatistas estn creando y practicando su propia autonoma y cambiando las relaciones de poder. Aunque hemos hablado mucho en estos das de la globalizacin, yo voy a enfocar mi ponencia bajo el mar- co del Estado-nacin. Por qu? Porque creo que es el marco todava vigente; es en el que nosotros experimen- tamos el poder; todava vivimos bajo este marco. Tambin voy a empezar tomando una nota de Maria- rosa Dalla Costa de ayer respecto a los cuerpos. Yo creo que ella hablaba mucho de los cuerpos de la mujer y de su autonoma. Yo voy a hablar sobre los cuerpos, primero, y sobre la biopoltica y las huellas de la biopoltica colonial en Mxico, todava presentes en la biopoltica neoliberal. El impulso hacia la integracin y la asimilacin fsico- cultural de los pueblos indios sigue. Los cuerpos de las mujeres y la gura simblica de la mujer indgena han sido clave en esta voluntad de dominacin. Los cuerpos de las mujeres, literal o metafricamente, han sido la ma- teria prima para a) un nacionalismo ocial, basado en el mito de un Mxico homogneo y mestizo; b) para un movimiento indgena que fundamenta su discurso en la reivindicacin de tradiciones milenarias y que considera a las mujeres como las transmisoras por excelencia de la cultura, y c) para una guerra de baja intensidad que se vale de la violacin como estrategia desmovilizadora. La posicin de la mujer nos seala las tensiones den- tro los discursos universales de la nacin y sus contesta- ciones particulares, como puede apreciarse claramente en LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 230 19/5/09 19:37:40 231 LAS MUJERES ZAPATISTAS DE CHIAPAS Y LA AUTONOMA el Mxico revolucionario, en las lecturas de Gamio sobre la mujer ideal. Adems, el vnculo entre pobreza y mora- lidad, la degradacin de cuerpo social que proviene de la biopoltica colonial, sigue en los programas asistenciales de hoy, se sigue asimilando la pobreza a la suciedad; la novedad ahora es que la participacin de la mujer indge- na slo cuenta en el proyecto individual, es decir, miran- do a su integracin en el mercado. En la teora de desarrollo, la mujer representa un re- curso humano desperdiciado que debe ser integrado en la produccin y el mercado. Las mujeres indgenas son percibidas como las ms distintas culturalmente y las ms atrasadas del pas, obstculos al progreso y al avance de la nacin. Muchos programas asistenciales del gobierno, como Progresa o, ahora, Oportunidades, que hemos visto mu- cho durante estos aos en Chiapas, ponen a las mujeres y a las mujeres indgenas como su blanco, y aqu podemos detectar la micro y autorregulacin de la vida al servicio del capital, y tambin la autorizacin de ciertos sujetos en la nacin. Nuestros cuerpos tienen una dimensin pblica y la lucha para la autonoma requiere una lucha por nuestra concepcin dentro de la comunidad. Vivir es vivir una vida polticamente en relacin con el poder, en relacin con otros y otras, en el acto de asumir responsabilidad para un futuro colectivo. En el contexto liberal occidental, se nos presenta el problema paradjico de la agencia individual, pero yo ar- gumento que en el contexto zapatista esta tensin entre individuo y colectivo, que es parte de la lucha zapatista, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 231 19/5/09 19:37:40 232 MELISSA M. FORBIS ha sido productiva. Se trata de una lucha sobre tomar la tierra, pero no solamente una lucha que no busca tomar el poder, una lucha por demandas como dignidad, que no es nada concreto, pero es una demanda. Aqu, en Mxico, al mismo tiempo que estamos bajo la lgica del neoliberalismo, podemos notar un vnculo con una poltica que nosotros, en Estados Unidos, llamamos multiculturalismo, pluriculturalismo. Esto ha resultado en que el proyecto del Estado mexicano no ha sido slo reco- nocer a la comunidad indgena dentro de la nacin, sino rehacer a la comunidad indgena para sacarle el exceso, es decir, los puntos donde desborda la identidad otorgada. El proyecto estatal no ha sido oponerse a la energa del activismo por derechos culturales, sino controlarlo. Voy a pasar ahora a hablar de feminismo, no slo como movimiento de emancipacin de la mujer, sino desde la estrategia emergente del gobierno de desplegar discursos sobre derechos de las mujeres a n de subvertir las deman- das zapatistas y de otros grupos de indgenas basadas en la diferencia cultural. Esta estrategia se apoya en los debates sobre el Estado como guardin de los intereses de las mu- jeres, a n de resistir los movimientos hacia la autonoma. Patricia Espinosa, quien fue directora del Instituto Nacional de la Mujer, elogi la misma Ley de Derechos de Indgenas de 2001, que fue impugnada por la mayo- ra del movimiento indgena mexicano, slo porque hace mencin especca de los derechos de las mujeres y, por lo tanto, es necesaria para rescatarlas de sus tradiciones y costumbres. Desde la teora del feminismo de mujeres de color que hace referencia a mujeres del tercer mundo o de mino- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 232 19/5/09 19:37:40 233 LAS MUJERES ZAPATISTAS DE CHIAPAS Y LA AUTONOMA ras tnicas, Norma Alarcn, chicana de Estados Unidos, escribe sobre los mecanismos excluyentes de este tipo: el feminismo hegemnico cuyo sujeto autnomo conlle- va una paradoja preocupante: al mismo tiempo que se quiere liberar al sujeto mujer, se dene al sujeto de una manera que se lo inactiva y se lo reduce a no hacer nada. En lugar de limitar las posibilidades de subjetividad, una prctica feminista debera promover la idea de que las mujeres somos sujetos con posiciones mltiples. Desde el feminismo de color, no se trata de deshacer identidades ni de creer que las condiciones estructurales ya no existen, sino de pensar una poltica que entiende las identidades como mltiples y relacionales, vincula- das a locaciones sociales con experiencias concretas de opresin, tambin construidas geogrcamente. Yo creo que las palabras de la comandante Esther frente al Congreso de la Unin fueron un ejemplo de eso, cuando dijo: Y es un smbolo tambin que sea yo, una mujer pobre, indgena y zapatista, quien toma primero la palabra y sea el mo el mensaje central de nuestra palabra como zapatistas. Considero que est emergiendo una nueva subjetivi- dad poltica a travs de la autonoma, pero a la vez apare- cen nuevos regmenes del poder del Estado. Uno de los grandes retos que enfrenta al pluriculturalismo neolibe- ral y al capitalismo global, est situado precisamente en la interseccin entre gnero, etnicidad y clase, tal como lo expresa la lucha zapatista por la autonoma. El primero, el multiculturalismo o pluriculturalismo neoliberal, es una forma de gobernar que emerge como un conjunto de efectos de Estado en lugar de una es- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 233 19/5/09 19:37:40 234 MELISSA M. FORBIS trategia y opera produciendo fronteras discursivas y autorizando prcticas. El zapatismo, en cambio, propone una nocin amplia de comunidad, que puede ser un espacio alternativo de la formacin de subjetividades afuera de la narrativa de la nacin moderna. El aspecto ms signicativo de las estrategias de so- brevivencia, adoptadas en las ltimas dcadas por miles de grupos marginados, ha sido el poder imaginativo de sus estructuras tradicionales de comunidad, incluyendo estructuras no denidas, no claras, que realmente cam- bian dentro de la comunidad, y la capacidad para inven- tar relaciones de familia, de comunidad, vinculada a la retrica emancipatoria de autonoma y derechos iguales. La multiplicidad de subjetividades e identidades de las mujeres indgenas zapatistas se forjan dentro de una nueva idea de comunidad. Esta comunidad no tan de- nida presenta un reto a las estrategias de control, tanto local como federal, y es un reto basado en el gnero fren- te a los discursos de la nacin. Para ilustrar estas ideas, voy a pasar a las palabras de las mujeres con quienes yo he trabajado. A diferencia de muchos movimientos, la inclusin de cuestiones im- portantes para las mujeres en la transformacin de los papeles tradicionales de gnero fueron parte de la estra- tegia general zapatista antes del levantamiento. El EZLN se desarroll en las escasamente pobladas tierras bajas lacandonas, las caadas, que se caracterizan por las olas migratorias que se iniciaron en la dcada de los cincuen- ta por gente en bsqueda de tierras y peones que traba- jan en las ncas ah cerca. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 234 19/5/09 19:37:40 235 LAS MUJERES ZAPATISTAS DE CHIAPAS Y LA AUTONOMA En las comunidades de las caadas, se forj un tipo de identidad colectiva singular por la convivencia de campesinos de diferentes grupos tnicos, quienes crea- ron una especie de sociedad fronteriza. En este proceso, hubo tambin una ruptura de las relaciones tradicionales de gnero, porque las mujeres tuvieron que trabajar al lado de los hombres para construir una nueva vida en un lugar no poblado anteriormente. A continuacin, voy a presentar las palabras de unas mujeres zapatistas sobre cmo conciben la autonoma. Al preguntarles sobre este concepto, me encontr con una diversidad de respuestas. En la mayora de los casos, pasaron del concepto abstracto a hablar principalmente acerca de la praxis, lo que signica la autonoma en sus vidas y cmo consideran estarla implementando. Muchas mujeres comenzaron con algo similar a lo que dijo la compaera Romelia, una mujer tzeltal de 48 aos: No tengo mucho tiempo hablando en pblico y tengo miedo de que no vaya a responder bien. La mayora de las entrevistadas me dijeron que estaban a favor de la au- tonoma, pero no saban qu era la mera autonoma. Carmen, una mujer tzeltal de 30 y tantos aos que tiene cuatro hijos y ha participado en movimientos so- ciales desde que era adolescente, es la responsable de las mujeres de su regin y una autoridad poltica en una zona ms amplia. Fue una de las primeras mujeres que conoc en Santa Rita, una de las comunidades ms gran- des del municipio autnomo. Cuando me dieron su refe- rencia como la persona de contacto para un proyecto de mujeres, me coment: LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 235 19/5/09 19:37:40 236 MELISSA M. FORBIS Nosotras a veces no sabemos responder cmo es la au- tonoma, pero ya despus nosotras nos damos cuenta de que en los hechos la estamos haciendo, ya pode- mos hablar, ya se nos quit el miedo, la vergenza, podemos hablar en las asambleas, ya hacemos nuestros trabajos, es ah donde se forma. Pero nosotras es que a veces no sabemos qu es la autonoma, pero en los hechos es lo que estamos haciendo. A veces no nos da- mos cuenta de lo que nos estn preguntando: qu es la autonoma? Quedamos en contestar, pero despus, a veces, pensamos y nos damos cuenta de que nosotros ya estamos ah adentro, ya estamos haciendo, pero sin dar cuenta de lo que estamos planteando. Otra compaera, Lupe, quien trabaja como promotora de salud, dijo sobre la autonoma: De la autonoma no sabemos muy bien, porque es- tamos trabajando, ya no estamos en parte de gobier- no, sino que tenemos nuestra propia autoridad, una autoridad para las comunidades nuestras, ah se est haciendo, ah est dando avance en la autonoma; hay mujeres haciendo el trabajo junto con los hombres. Lupe prosigui reejando las respuestas de muchas muje- res que no limitan el debate a la autonoma en abstracto, sino a lo que signica para las mujeres y su participacin: Siempre hemos visto que anteriormente no sabamos que existan los derechos de las mujeres, pero como entramos a la organizacin nos empezamos a organi- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 236 19/5/09 19:37:40 237 LAS MUJERES ZAPATISTAS DE CHIAPAS Y LA AUTONOMA zar y empezamos a ser zapatistas, porque realmente estamos viendo tambin el sufrimiento de nosotras. Todo lo que hacamos anteriormente no era recono- cido por el gobierno, no sabamos que como mujeres tenamos derechos. Si los hombres tienen derecho, tambin nosotras tenemos derecho para participar. Otra compaera, Aurelia, declar: Somos parte de esto, de la autonoma, pero todava no sabemos qu busca, qu dice, no entendemos. Es- tamos caminando en la palabra de Dios, en el traba- jo, pero ms all de esto no entendemos. Ahora nos estamos reuniendo de nuevo para entender qu es la autonoma. Esta compaera, Aurelia, pas aos caminando a pie por toda la caada, visitando grupos de mujeres, hablando de derechos de las mujeres. Ella explica: Hay que conocer nuestro derecho, tenemos el derecho de participar para mejorar las cosas y para hacer algo, es lo que dice la autonoma, cmo vamos a organizar- nos, quin va a quedarse una vez que adelante est el hombre. Lo que vive el hombre estamos dispuestas tambin de luchar, estamos dispuestas en todo, pase lo que pase. El acceso a tierras donde poder llevar a cabo sus proyectos representa un nuevo tipo de oportunidad para la mayo- ra de estas mujeres. Este punto es compartido con las LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 237 19/5/09 19:37:40 238 MELISSA M. FORBIS mujeres indgenas navajo de Estados Unidos, quienes han sealado que no quieren saber nada de cualquier tipo de feminismo u otro discurso revolucionario que no entienda qu signica la tierra y la vida comunitaria para ellas. Carmen, desde Chiapas, puntualiz: Las compaeras tambin tienen tierra, esa es la forma de autonoma, no slo los hombres pueden hacer proyectos. Otra compa- era, Clara, que es promotora de salud y organizadora regional, que viaj adems a la Ciudad de Mxico con la Marcha de 1111 zapatistas en 1997 y tambin se fue a la Consulta por los Derechos y la Cultura Indgena de marzo de 1999, dijo: Antes las mujeres eran como galli- nas: encerradas en la cocina y slo salan con permiso de sus maridos. Ahora las mujeres son libres para ir a reunio- nes y para aprender. Si no salen es por su propio miedo. Ella recuerda el da exacto que empez a organizarse, al igual que lo recuerdan muchas otras mujeres. Cuando la conoc me dijo: El 11 de octubre de 1992 es el da en que empec mi trabajo. Las fechas se recuerdan porque sealan el momento en que cada mujer pudo empezar a trabajar en benecio de su comunidad en un sentido ms amplio. Esto representa un cambio importante en las vidas de la mayora de las mujeres. Por su propia iniciativa, Clara est animando a mujeres de otras comunidades para que se hagan promotoras de salud y asistan a cursos regionales. Otra mujer joven tzeltal, Chepita, recin casada, se concentr en el signicado de autonoma en trminos del deber de los maridos a sustentar a sus esposas: Los hombres tienen la responsabilidad de cuidar la casa si camina su mujer; deben cuidar a los nios, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 238 19/5/09 19:37:40 239 LAS MUJERES ZAPATISTAS DE CHIAPAS Y LA AUTONOMA buscar su comida, hacer la comida, mantener a los hijos. Algunos lo hacen, lo hacen para dejar a sus mu- jeres libres para salir, y las mujeres de los que las apo- yan, caminan. Los hombre dicen que estn dispuestos a hacerlo y que si las mujeres no salen no es culpa de ellos. Pero no todos apoyan. Hay casos en que las mujeres indgenas apelan a la Ley Revolucionaria de Mujeres del EZLN y buscan crear nue- vas relaciones en su comunidad, como ocurri en un incidente que vivi la compaera Mara, promotora de salud. Ella iba a cursos de capacitacin en la ciudad de Alta- mirano. Cuando la conoc por primera vez estaba traba- jando en un proyecto en su pueblo y un hombre se haba cortado el pulgar con el machete. Ella lo cosi. Ms tarde me explic que una de las ventajas de las mujeres pro- motoras es que estn en las comunidades mientras que los hombres van a la milpa; pueden atender entonces ms rpido cualquier emergencia. Mara tiene algo ms de 20 aos, y despus de haber permanecido soltera ms tiempo que la mayora de las mujeres, se cas con un insurgente que dej la montaa para regresar a su comu- nidad. As dice ella: Como la vida ah con los insurgentes es ms pareja (entre hombres y mujeres), al principio l apoyaba mi trabajo con la gente aqu. Despus de que naci mi primer hijo, su mam, mi suegra, dijo que mi lugar est aqu en la casa, haciendo su comida y cuidando el hijo. Pero mi esposo dijo a su mam que yo tengo un cargo im- portante y tengo el derecho a salir, pero poco a poco LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 239 19/5/09 19:37:40 240 MELISSA M. FORBIS cambi su pensamiento y pens mal, empez a decir- me que ya no puedo salir de la casa porque tengo que hacer su comida. Le contest que no tengo que pedir su permiso, pero l dijo que iba a salir a buscar a otra mujer, y pues as qued mucho tiempo, pero habl con mi pap y las mujeres responsables y tuvimos una asamblea comunitaria; ah hablamos de ese problema y dijeron a mi esposo que no se puede quitar mi dere- cho de trabajar para mi comunidad y as entr en su pensamiento y me pidi perdn. El proyecto de autonoma regional de los zapatistas aho- ra est intrnsecamente vinculado a la autonoma perso- nal de las mujeres, y de los hombres tambin. Las mu- jeres participan en el proyecto a varios niveles; uno es colectivo porque forman parte de la lucha ms compleja y trabajan para el desarrollo de su visin en el mbito regional y nacional. El otro nivel es personal, porque estn creando una autonoma en sus hogares, en sus relaciones con otros hombres y mujeres en la comunidad. Para las mujeres zapatistas, la autonoma asegura su derecho a la diferen- cia, pero tambin a cambiar las tradiciones que las han excluido u oprimido. Estn rechazando un esencialismo indgena que exige que se queden con sus tradiciones de un modo esttico. Sin embargo, sus demandas no pueden ser reducidas a derechos individuales de gnero; ms bien estn arraigadas en una nocin de derechos de las mujeres que muchas veces puede ser consistente con las demandas a favor de derechos colectivos. Las mujeres zapatistas no buscan ser iguales que los LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 240 19/5/09 19:37:40 241 LAS MUJERES ZAPATISTAS DE CHIAPAS Y LA AUTONOMA hombres a la manera occidental, sino que exigen el de- recho a decidir cmo estructurar sus vidas dentro de la comunidad. No estn descartando por completo los pa- peles tradicionales de gnero, sino que estn cambiando activamente las relaciones de poder. Ahora, a manera de conclusin, voy a regresar a la marcha en bicicleta por las calles de Filadela. Despus de una hora dando de vueltas por donde nos dio la gana, regresamos a la misma plaza de donde partimos, pero en- tonces ya no era la misma plaza, porque nuestra accin, la creacin de este espacio autnomo, haba cambiado para nosotros la geografa de la ciudad, las personas y las relaciones entre personas. Aunque fuera algo efmero, dej una huella que forma parte de una memoria colec- tiva, y como dijo Carmen al hablar conmigo y con sus hermanas indgenas: Sabemos que la lucha existe y que lleva tiempo, queremos que la lucha quede en la memo- ria no slo de una mujer, sino en todas las mujeres, para que ellas tambin puedan resistir. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 241 19/5/09 19:37:40 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 242 19/5/09 19:37:40 3. MOVIMIENTOS Y AUTONOMA EN EL MUNDO LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 243 19/5/09 19:37:40 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 244 19/5/09 19:37:40 245 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO APUNTES EN TORNO A LA EXPERIENCIA DE LAS ASAMBLEAS BARRIALES, LOS MOVIMIENTOS PIQUETEROS Y LAS EMPRESAS RECUPERADAS HERNN OUVIA A los exploradores urbanos, en su trgica bsqueda subterrnea de una nueva vida cotidiana. Referirnos a las experiencias de construccin autnoma en territorio argentino implica quizs retrotraernos siglos atrs. Los movimientos y tradiciones que aspiran a la au- todeterminacin tienen en nuestro pas una larga histo- ria. Podramos remontarnos incluso a los orgenes mis- mos del Estado y la consiguiente creacin de un mercado nacional, aludiendo a las luchas libradas por los diversos pueblos originarios que habitaron tanto la regin andina como la Patagonia. As, las comunidades mapuches, ko- llas o guaranes, por nombrar slo algunas, desplegaron formas de resistencia y autoarmacin emparentadas con la autonoma. Tambin los primeros contingentes migratorios, que sobre todo desde Espaa e Italia arribaron a la Argenti- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 245 19/5/09 19:37:41 246 HERNN OUVIA na a principios del siglo pasado, trajeron consigo una frondosa experiencia de autoorganizacin y lucha anti- capitalista. Anarquistas, socialistas libertarios y sindica- listas revolucionarios tendieron a conformar espacios y movimientos animados por el ejercicio de la democracia directa, la crtica prctica al parlamentarismo y la ten- dencia a la accin directa. Ya ms cercanos a nuestro momento epocal, habra que mencionar las mltiples experiencias desarrolladas durante los tumultuosos aos sesenta y setenta, en los que coordinadoras fabriles antiburocrticas, comisiones de villas miseria, organizaciones estudiantiles, agrupa- mientos campesinos y de pequeos productores, estu- diantes combativos e incluso organizaciones poltico- militares, ejercitaron prcticas y crearon instancias que, en muchos casos, anticipaban las formas de resistencia ve- nideras. No casualmente el terrorismo de Estado inten- t desmembrar de raz estas experiencias, a travs de la desaparicin forzada de personas y la imposicin del dis- ciplinamiento social generalizado. Con el retorno de la democracia, sern los organismos de derechos humanos los que reinventen durante los aos ochenta la prctica poltica en nuestro pas. Pero sin duda, pensar en hoy, en la autonoma posible, nos reenva al 19 y 20 de diciembre de 2001. Ha trans- currido casi media dcada desde aquellas multitudinarias jornadas en que cientos de miles de personas recuperaron el espacio pblico, decididos a marchar al ritmo de cace- rolas exigiendo Que se vayan todos! En ese entonces, las sucesivas movilizaciones, tan espontneas como des- tituyentes, derribaron a cinco presidentes en menos de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 246 19/5/09 19:37:41 247 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO tres semanas, en un contexto signado por el surgimiento y la multiplicacin de instancias de autoorganizacin so- cial (de las que las asambleas vecinales, los movimientos piqueteros y las empresas recuperadas fueron quizs la expresin ms radical) en los principales barrios capi- talinos, del conurbano bonaerense y, en menor medida, del resto del pas. Casi todas las instituciones en que se apoyaba el orden social y poltico fueron cuestionadas de raz, resultando la poltica en tanto esfera separada del hacer social creativo tajantemente rechazada, con la particularidad de que este movimiento insurreccional prescindi de todo tipo de organizaciones centralizadas para llevar a cabo esta apuesta sin garantas. Autogestin, horizontalidad, articulacin en red, de- mocracia directa y autonoma (por nombrar slo unas pocas palabras de las tantas escuchadas) eran mucho ms que consignas resonando en las calles. mbitos de organizacin y de toma de decisiones no convenciona- les crecieron como hongos luego del vendaval neoliberal que azot el territorio argentino durante los aos noven- ta. Nuevas formas de pensar-hacer poltica se hicieron visibles. No obstante, el derrotero de estas instancias de autodeterminacin no tuvo una orientacin predenida. Antes bien, la densidad asociativa que involucr supu- so senderos y bifurcaciones mltiples, as como varia- dos tiempos e intensidades, aunque en todos los casos se evidenci una profunda crisis de la heteronimia capi- talista (en especial, sus momentos estatal-mercantiles), alcanzando incluso a las formas sindicales y partidarias de organizacin. No es nuestra intencin resear aquellos das y no- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 247 19/5/09 19:37:41 248 HERNN OUVIA ches de nales de 2001 y comienzos de 2002, cuando lo extraordinario pareci devenir algo cotidiano. Intentare- mos, ante todo, esbozar una breve genealoga y caracteri- zacin de algunos de los movimientos sociales y polticos que emergieron, o bien cobraron visibilidad, luego de aquellas calurosas jornadas de insubordinacin de masas: movimientos de trabajadores desocupados, asambleas barriales, colectivos artsticos y contraculturales, asocia- ciones campesinas, medios alternativos de comunicacin, estudiantes autoorganizados, feministas autnomas, co- munidades indgenas, obreros autogestionando empresas recuperadas, y un sinfn ms de organizaciones y prc- ticas con proyeccin anticapitalista, daban cuenta de la diversidad de las potencias desplegadas, que en todos los casos involucraron una enorme recuperacin del prota- gonismo, recobrando la capacidad colectiva y autnoma de deliberacin y accin. Estas originales formas de protesta y autoarmacin respondieron, en parte, a una nueva estructura socio- econmica marcada por una paulatina des-industrializa- cin y una estrepitosa prdida de derechos colectivos, pero tambin a la lenta, pero sostenida recomposicin del tejido social desmembrado a sangre y fuego por la ltima dictadura militar. Si en las dcadas pasadas la ma- yora de las luchas remitieron al espacio laboral pre- dominantemente el fabril como mbito cohesionador e identitario, en los ltimos diez aos las modalidades de resistencia social tendieron a exceder la problemtica del trabajo, anclndose ms en prcticas de tipo territorial, antagnicas con respecto al proceso de globalizacin ca- pitalista en curso. Al margen de sus particularidades, to- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 248 19/5/09 19:37:41 249 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO das ellas expresan un cierto desencanto en relacin con los partidos polticos y, en especial, con el Estado, como espacios de canalizacin de sus demandas. Asimismo, dieren de las organizaciones tradicionales por lo que Slavoj Zizek (2000) llama una cierta autolimitacin, cuyo reverso es un cierto excedente; es decir, que si por un lado son renuentes a entrar en la disputa habitual por el poder, subrayando su resistencia a convertirse en una es- tructura partidaria rgida que aspire a devenir en futura mayora gubernamental, por el otro dejan en claro que su meta es mucho ms radical, en tanto luchan por una transformacin integral del modo de actuar y de pensar. En la mayora de estos casos mencionados, se fue- ron generando lo que James Scott denomin espacios sociales apartados de la semntica del poder, donde cobraron vida y se expandieron, no sin contradicciones y ambivalencias, relaciones sociales opuestas tanto a la dinmica mercantil como a la jerarquizacin estado-cn- trica. Amn de su carcter mltiple, nosotros vamos a aludir sobre todo a movimientos y espacios urbanos (y dentro de ellos a tres en particular), ya que consideramos que los mbitos de tipo rural suponen una dinmica di- ferente tanto en un plano espacio-temporal como por la preexistencia (o no) de lazos comunitarios en el territo- rio simblico-material habitado. Vale la pena resaltar que las hiptesis y caracterizacio- nes que plantearemos no son producto de una reexin personal, sino ante todo la sntesis de una bsqueda co- lectiva. Nuestras conjeturas alrededor de las prcticas autnomas en el territorio argentino forman parte de un intercambio y socializacin de saberes y experiencias LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 249 19/5/09 19:37:41 250 HERNN OUVIA en comn, compartido con activistas e integrantes de algunos de estos mbitos. A contrapelo de muchas teo- rizaciones idealizantes del proceso abierto en Argentina cuya falta de anclaje concreto en relacin con las con- tradictorias dinmicas de construccin poltica emergen- tes tras diciembre de 2001 denotan lo que el compaero Miguel Mazzeo (2005) ha denominado la produccin de reexin slo a partir del pensamiento, nuestra intervencin es una invitacin al debate colectivo en pos de rescatar a la poltica como praxis emancipatoria. No es sobre, sino desde ellos, con vocacin militante, que in- tentaremos hablar. Como en el caso del zapatismo, aqu tambin la teora corretea a la prctica. Haciendo una analoga, podemos expresar si durante los aos ochenta se vivi en Italia, en palabras de Michael Hardt, una teo- rizacin sin movimientos, en Argentina parece ocurrir parcialmente lo contrario: una movilizacin permanente casi sin autorreexin. Por eso resulta sumamente valio- so un espacio como el que hace posible este coloquio, para poder avanzar en una discusin sobre una proble- mtica que atraviesa a buena parte de quienes aspiramos a la reinvencin de la poltica. Nos centraremos entonces en tres experiencias que, si bien en algunos casos preceden al 19 y 20 de diciembre de 2001, es con esta insurreccin popular que irrumpen de- nitivamente en el escenario pblico del poder. Este enfo- que restringido no responde slo a la escasez de tiempo disponible para la exposicin, sino adems a un inters poltico: hacer visible y priorizar aquellas prcticas que ms se acercan a (mas no se mimetizan an, sino que a lo sumo preguran) lo que sera una poltica aut- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 250 19/5/09 19:37:41 251 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO noma en mbitos urbanos. Las asambleas barriales, los movimientos piqueteros y las empresas recuperadas (o ms bien los obreros autogestionarios), son la eviden- cia en acto de que Argentina constituye un laboratorio de constante experimentacin alrededor de formas po- tencialmente autonmicas que apuntan a garantizar la produccin y reproduccin de la vida, bajo reglas que emanen del propio colectivo que la integra. No haremos foco tanto en las demandas explcitas de estos movimien- tos, como en sus propias prcticas y en su capacidad de elaborar nuevos sentidos, valores, vnculos y saberes. Pero previamente vale la pena aventurar ciertas hiptesis con respecto a ellos. ALGUNAS HIPTESIS EN TORNO A LA AUTONOMA La primera es no concebirlos como una ruptura total con el pasado y las viejas tradiciones polticas. Si bien es cier- to que, como expresa Gilles Deleuze, resistir es crear, esta creacin no surge como una construccin ex novo, sino como una amalgama entre constelaciones de lucha resignicadas, e innovaciones que rompen con todo lo anquilosado de las experiencias pasadas. Podramos ar- mar, parafraseando a los zapatistas, que estos movimien- tos son los mismos, pero diferentes. Es decir, que si bien constituyen un quiebre con todas aquellas prcticas y formas de pensar instrumentales, jerrquicas y sustitu- cionistas, propias de la izquierda ortodoxa y del movimien- to obrero burocratizado, recuperan, sin embargo, algunos elementos y cuestiones que an hoy se nos presentan LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 251 19/5/09 19:37:41 252 HERNN OUVIA como vlidos y vigentes. Por eso sera ms correcto leer- las como una mixtura desbordada por prcticas creativas que combinan al mismo tiempo continuidad y ruptura, pasado y presente, con respecto a las formas tradiciona- les de pensar y hacer poltica. El caso del EZLN es para- digmtico al respecto, pero tambin puede aplicarse a las experiencias en curso en Bolivia o Argentina. Basta remitirnos al nombre mismo que le ha otorgado identi- dad a los trabajadores desocupados que cortan rutas na- cionales en Argentina: piqueteros. El trmino se remonta cuanto menos a la segunda mitad de siglo XIX y alude, por si hiciera falta mencionarlo, a la clsica prctica de- sarrollada por los obreros en huelga frente a las puertas de la fbrica. Tambin merece recuperarse la experiencia que portan ex-militantes, muchos de los cuales integra- ron organizaciones revolucionarias en dcadas pasadas. Ese acerbo debe valorarse profundamente. Lo contrario (hacer tabula rasa) sera reivindicar un recomenzar de cero, a lo Ssifo. Una segunda cuestin es desprendernos de la arraigada concepcin espectacular de la praxis emancipatoria, rei- cada incluso por varias corrientes supuestamente aut- nomas. Nuestra cultura poltica parece encontrarse an permeada en grado sumo por una lgica que tiende a privilegiar la dimensin espasmdica y de confrontacin abierta de la lucha de clases, olvidando que esta situa- cin resulta, por lo general, excepcional. Reconocemos que sin duda resulta difcil sustraerse a la fascinacin que provocan combates frontales como los vividos entre el 1 y el 12 de enero de 1994 en Chiapas, o el 19 y 20 de diciembre de 2001 en Argentina; ms an para quienes LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 252 19/5/09 19:37:41 253 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO participamos activamente en una u otra de esas jornadas, sea fsicamente o brindando solidaridades a la distancia. Sin embargo, consideramos que deberamos hacer foco en la infrapoltica cotidiana que aspira a la autonoma, ms que en estos episodios mediatizados. Aquella que, de forma subterrnea e intersticial, permiti que fueran posibles no slo resonantes rebeliones populares, sino tambin y sobre todo profundas metamorfosis de la subje- tividad de masas en los ltimos aos en nuestro pas. Esta dimensin subterrnea de la poltica ha sido por lo general descuidada por buena parte de los investiga- dores acadmicos, pero tambin por algunos referentes de los movimientos sociales, que tendieron a restringir las nuevas radicalidades polticas emergentes en nuestro continente a las manifestaciones callejeras o a las rebe- liones abiertas tales como el 19 y 20 de diciembre de 2001, desmereciendo los actos y experimentaciones cotidianas realizadas de manera colectiva fuera de es- cena. Partimos del supuesto de que este tipo de insu- rrecciones o formas de resistencia explcitas no pueden entenderse sin tener en cuenta, en paralelo, los mbitos de socializacin en los cuales dicha disidencia se alimen- ta y adquiere sentido. En tercer lugar, consideramos que no puede hablar- se de LA autonoma (con mayscula y a secas) como pun- to de partida, sino ms bien de variadas y contradictorias experiencias de construccin poltica, basadas en la expe- rimentacin constante y renovada, cuyo horizonte o faro utpico, para utilizar la feliz expresin de Ernest Bloch es la autonoma integral. Esto implica hablar de ella como una tendencia que asume adems mltiples LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 253 19/5/09 19:37:41 254 HERNN OUVIA formas. No es posible, pues, pensar la autonoma como un nuevo dogma, aplicable en tiempo y lugar, haciendo abstraccin de la situacin concreta vivida. Armar que la bsqueda de la autonoma se centra en el ejercicio de la libertad no es decir mucho. Cmo se encarna esta escue- ta denicin en instancias y prcticas determinadas, no puede responderse a priori y de manera unvoca. Dire- mos ms bien que debe entenderse como un proceso so- cial abierto, complejo y multifactico, ms que en trminos de un evento poltico predenido. Desde esta perspec- tiva, la autonoma es en buena medida antidenicional. En tanto diversidad, avanza a tientas, en la neblina del ensayo y error, sobre el lo de una navaja y sin receta alguna. Por ltimo, podemos armar que en los tres casos mencionados estamos en presencia de un heterogneo movimiento de movimientos, el cual, al margen de sus no- tables particularidades, avanz en estos aos en la con- formacin de espacios pblicos no estatales, entendiendo con esta denominacin a un tipo de instancia que invo- lucra formas de intervencin colectiva y de participacin voluntaria de obreros, vecinos y trabajadores desocupa- dos, bajo lgicas que se distinguen de las que tradicio- nalmente guiaron a los rganos de gestin pblica, por no estar acotadas al mbito estatal ni al mercantil. En este sentido, estas modalidades de participacin inauguran novedosos escenarios de vivencia democrtica y autoges- tiva, permitiendo retirar del Estado y de los agentes pri- vilegiados del sistema capitalista el monopolio exclusivo de la denicin de la agenda social. Los espacios p- blicos no estatales se construiran, por lo tanto, en esa LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 254 19/5/09 19:37:41 255 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO especie de zona gris entre el mercado y el Estado, pero no como mbitos complementarios con respecto a estas dos esferas, sino en tanto potencial impugnacin de la existencia de estas mediaciones que apuntan a organizar la vida misma en funcin del proceso de acumulacin capitalista. La nocin nos obliga entonces a repensar y revisar el concepto de poltica. En este punto, considera- mos que es preciso trascender las categoras tradiciona- les que identicaban poltica con Estado. Teniendo en cuenta estas cuestiones, en los siguientes apartados caracterizaremos brevemente a estas formas de construccin tendientes a la autonomizacin, resaltando en los tres casos una experiencia emblemtica, para luego mencionar ciertos rasgos que atraviesan transversalmen- te a estos movimientos, y que creemos permiten de- limitar algunas de las principales potencias desplegadas al calor de estas experiencias, as como ciertos obstculos y contradicciones que han limitado su expansin. En el anlisis, intentaremos ir ms all de los piquetes, la toma de fbricas y las reuniones deliberativas y asamblearias en plazas y esquinas, adentrndonos en la cotidianeidad que los constituye como tales. TRES EXPERIENCIAS URBANAS DESDE EL ABISMO Las empresas recuperadas Si bien hay algunas experiencias embrionarias de recu- peracin 1 de empresas durante la dcada de los noven- ta, la mayor parte de ellas fueron tomadas entre 2001 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 255 19/5/09 19:37:41 256 HERNN OUVIA y 2002, y al poco tiempo puestas a producir de modo autogestivo, como una respuesta frente a situaciones de quiebra o vaciamiento por parte de sus dueos legales. Ante la huida del capital, y su nanciarizacin, los tra- bajadores re-territorializan las relaciones productivas (entendidas en un sentido amplio) sobre nuevas bases. Ocupar, resistir y producir es la consigna levantada por ellos, no en trminos de un derrotero lineal y teleolgi- co, sino entendido como el devenir contradictorio que han debido transitar buena parte de las empresas en pie de lucha. Hoy en da existen casi 200 en esta situacin, que aglutinan a ms de 10 mil trabajadores sin patrn. Salvo unas pocas excepciones, en su totalidad son pe- queas y medianas, y ms de la mitad de ellas est en la provincia de Buenos Aires. En un 95%, las empresas se convirtieron en cooperativas por decisin de una asam- blea de los propios trabajadores, y ms del 70% reparte los ingresos de manera totalmente igualitaria. Un dato que vale la pena destacar es que en las empresas donde hubo mayor conictividad, la capacidad de produccin utilizada asciende al 70%, mientras que en las que la dinmica de lucha y resistencia fue menor, promedia el 35%. Es decir, en aquellas donde el antagonismo fue ms agudo, se tendieron a generar vnculos ms fuertes entre productores, y a la vez menos jerrquicos (Fajn, 2003, Zibechi, 2006). De esta forma, mientras los patrones abandonaron sus espacios tradicionales subsumidos en la hegemona del capital nanciero, las y los obreros tejieron y fortale- cieron redes de reproduccin social alternativas al man- do del capital. Como han sealado numerosos analistas, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 256 19/5/09 19:37:41 257 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO a la desercin empresarial los trabajadores han respondi- do con la ocupacin en un doble sentido: toma del espa- cio fsico de la empresa y recuperacin de la capacidad autogestiva en el proceso de trabajo. Varias de ellas han construido, adems, instancias educativas y culturales en sus respectivos predios. As, donde antes slo primaban relaciones alienantes y de explotacin, hoy se fortalecen bachilleratos para jvenes y adultos, bibliotecas popula- res y centros culturales. Entre esta variedad de experiencias, podemos destacar el caso de la fbrica Zann, ubicada en la surea provin- cia de Neuqun. Ocupada en octubre de 2001, ya en marzo de 2002 pone a funcionar las mquinas, comenzando un proceso de creciente aprendizaje y autogestin, pese a las enormes dicultades que se les presentan. Zann lo- gr concitar, como ninguna otra empresa, la solidaridad de buena parte de la poblacin. Hoy tiene ms de 400 integrantes (empezaron siendo 250), y ha incorporado incluso a trabajadores desocupados de varias organiza- ciones piqueteras de Neuqun. Todas las decisiones relevantes son refrendadas a travs de asambleas. Han creado una lnea de cermicos con diseos mapuches y aumentaron la produccin de 30 mil a 350 mil metros cuadrados de cermicos por mes, llegando al 60 por cien- to de la capacidad instalada (Anred, 2006). Es la empre- sa de cermicos ms importante de Argentina, y la nica en toda Latinoamrica que con tres pulidoras logra elaborar desde la materia prima hasta el producto termi- nado. En los ltimos aos, adems, pasaron de un sueldo de 800 pesos a un salario promedio de 1800. Desde el comienzo del conicto han tenido una poltica constante LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 257 19/5/09 19:37:42 258 HERNN OUVIA de solidaridad hacia los sectores ms golpeados por las polticas neoliberales, al donar en reiteradas ocasiones cermicos y dinero para fondos de huelga, construyen- do en paralelo viviendas y centros de salud. Como nota de color, vale la pena mencionar que semanas atrs, la historia volvi a darle la razn a los obreros de Zann: el juez Rafael Barreiro extendi la prrroga que venan solicitando los ceramistas para continuar la autogestin de la planta de cermicos del parque industrial neuquino a nombre de la Cooperativa FaSinPat (Fbrica Sin Patrn) hasta 2009. Los movimientos piqueteros
Surgidos entre 1996 y 1997, la modalidad del piquete 2
crece en volumen y fuerza; se generaliza a nales de la dcada de los noventa a buena parte del territorio argen- tino, siguiendo una dinmica de accin que transita de la periferia al centro del pas. 3 Resignicando las caracte- rizaciones primigenias del obrerismo italiano, podemos decir que el piquete es accin antagonista desplegada contra la expoliacin por parte de la fbrica social. En la medida en que la sociedad misma deviene instancia de confrontacin, donde la produccin y la reproduccin tienden a confundirse, la potencialidad de la praxis pi- quetera est dada por bloquear la circulacin. 4 El piquete no es entonces una prctica efectuada por el ejrcito in- dustrial de reserva, sino ante todo una modalidad con- tempornea de la lucha en un capitalismo posmoderno que cada vez indistingue ms entre produccin y circula- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 258 19/5/09 19:37:42 259 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO cin, y en que el capital se desterritorializa y asume una creciente movilidad (Colectivo Situaciones, 2002). Cabe destacar que, en los piquetes, las asambleas son no slo rganos de decisin poltica, sino autnticos dis- positivos de regulacin de la vida, y toman como par- metro la solidaridad y el compaerismo. De esta manera, tal como lo expresa Pablo Perazzi (2002), poco a poco el piquete deja de representar nicamente una medida de accin directa y por lo tanto, de duracin limitada, expresando cada vez ms un modo de organizacin re- lativamente estable que suele exceder la inmediatez del reclamo puntual, buscando tornar visibles idearios po- ltico-sociales, a travs del traslado de la oscura realidad barrial a una geografa pblica. Por ello, si los primeros piquetes se produjeron a cien- tos de kilmetros de los principales centros urbanos, a medida que creca la capacidad de movilizacin y enver- gadura de las diferentes organizaciones de trabajadores desocupados, los cortes asuman una dinmica de accin centrpeta. Es as como en noviembre de 2000 se realiza, en distintos puntos del conurbano bonaerense, un pique- te coordinado en escala. De ah en ms, la cantidad de prcticas de este tipo irn en aumento, a tal punto que durante los primeros seis meses de 2002 llegan a realizar- se ms de 1600 piquetes a nivel nacional. Sin embargo, sera incorrecto reducir estos movimien- tos a la interrupcin o bloqueo del trnsito. De hecho, buena parte de las acciones que los constituyen como tales se encuentran por fuera del piquete: en los barrios y espacios autogestionados por ellos mismos. En efecto, al igual que los zapatistas y los sin tierra, en dichos mbitos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 259 19/5/09 19:37:42 260 HERNN OUVIA intentan componer instancias de subsistencia autnomas con respecto al mercado y al Estado. A ello apuntan los mltiples emprendimientos productivos: fbrica de grasa, herrera, panadera, bloquera (produccin de la- drillos), cuadrillas de construccin, elaboracin de ar- tculos de limpieza, salas de salud, roperos y farmacias comunitarias, merenderos, huertas orgnicas, comedo- res populares, y dems prcticas cooperantes. Hay que tener en cuenta que las organizaciones pique- teras poseen varias dimensiones. La ms visible es la que remite a su denominacin. A nosotros nos interesa recalcar el trabajo comunitario que efectan tras bam- balinas, porque consideramos que es lo que nos per- mite hablar de una tendencia a la autonomizacin. Esta prctica cotidiana ha tenido no casualmente muy poco eco en la prensa. En todos los casos, han alentado una variada microeconoma artesanal que apunta a la subsis- tencia colectiva y al autoconsumo. En los ltimos aos, han realizado emprendimientos de mayor envergadura (como fbricas textiles y talleres metalrgicos) y tambin cooperativas de autoconstruccin de viviendas. En este sentido, y al igual que los trabajadores de las empresas recuperadas, los piqueteros realizan una importante tarea de recomposicin de los lazos sociales, erosionando las bases simblico-materiales del mundo clientelar pe- ronista. Efectivamente, hay una segunda dimensin, que es la de la accin colectiva, visibilizada en las rutas y calles. Pero lo que la gente ignora es que este tipo de acciones directas suele ser el ltimo recurso que utilizan las organizaciones una vez agotadas las instancias de ne- gociacin o dilogo con el Estado. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 260 19/5/09 19:37:42 261 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO La Unin de Trabajadores Desocupados de General Mosconi (Salta) es el ejemplo ms claro de esta tenden- cia a la autonoma. Surgida en 1997 en los primeros pi- quetes en la ruta nacional 34, ha llegado a imponer un convenio piquetero respetado por las empresas multi- naciones de la regin, que mejora las condiciones labo- rales de los trabajadores del Departamento General San Martn, por encima no slo de la Unin Obrera de la Construccin de la Repblica Argentina (UOCRA), sino incluso del otrora poderoso sindicato de los petroleros. Una particularidad de este movimiento es que no cuenta con comedores populares ni aceptan los clsicos bolso- nes de comida otorgados por el Estado. Entre sus de- mandas prioritarias, se encuentran la recuperacin de los recursos naturales, el resguardo del medio ambiente y la creacin de trabajo genuino. En los ltimos aos, incluso, han resignicado la prctica del piquete bajo la modalidad de bloqueo de acceso a las empresas multi- nacionales que explotan los recursos de la regin. Da a da realizan un fuerte trabajo comunitario volcado hacia la comunidad de General Mosconi, hacindose cargo, en muchos aspectos, de las funciones que el municipio des- empeaba y hoy tiene abandonadas. As es como han logrado construir salas de primeros auxilios y salones de uso mltiple en los barrios ms marginados, refacciona- do y ampliado el hospital de la ciudad, agregado juegos infantiles a las plazas, y continan desmalezando calles y caminos. Por ello no es de extraar que buena parte de los desocupados de la regin dena a la UTD como un Municipio paralelo. 5 Una fbrica de ropa, un centro de reciclado ecolgico de plstico, viveros, decenas de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 261 19/5/09 19:37:42 262 HERNN OUVIA huertas y ladrilleras, 20 cooperativas de vivienda que ya han construido 160 casas en forma autogestiva, un pro- yecto de recuperacin de la madera muerta, una escuela rural en un paraje indgena, y una amante Universidad Popular, son los proyectos ms destacados, aunque no los nicos. Como contracara de esta indita experiencia, la poblacin ha sufrido sucesivas represiones, que han dejado un saldo de cinco muertos, doscientos heridos de bala de plomo y cientos de activistas procesados. Las asambleas barriales Surgidas tras las jornadas insurreccionales del 19 y 20 de diciembre de 2001 en respuesta a la necesidad de sos- tener en el tiempo una forma de lucha que encontraba en los cacerolazos su principal referente, las asambleas barriales expresan, como ningn otro movimiento, el ejercicio de una democracia in-mediata que no reconoce liderazgos ni escisin entre dirigentes y dirigidos. Segn relatan los vecinos participantes del argentinazo, ya en esos das se comienzan a reunir en plazas y esquinas cien- tos de hombres y mujeres que, en funcin de la cercana territorial, conuyen en puntos neurlgicos de cada uno de los barrios capitalinos. 6
La apelacin al carcter de autoconvocados es per- manente entre los asamblestas, pudindose generar a travs de una poltica de experimentacin continua una radical horizontalidad casi sin precedentes en las ltimas dcadas. 7 Durante este aprendizaje transversal y des-jerarquizador, se ha debatido de todo: desde lo ms LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 262 19/5/09 19:37:42 263 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO insignicante y capilar, hasta las formas dismiles que deberan asumir las nuevas comunidades mundiales por fundar. La frase repetida de manera insistente por una integrante de la asamblea de Scalabrini Ortiz y Crdoba sintetiza esta hiptesis: Entre todos hacemos todo. Ac no hay encargado. Si bien en un comienzo funcionaban a travs de ple- narios de deliberacin en los que el voto operaba como mecanismo resolutorio, casi la totalidad de ellas ya no asu- me esa modalidad para la toma de decisiones, sino que llegan a un acuerdo basndose en el consenso. Esto no anula la diversidad ontolgica que cada espacio asamblea- rio cobija, sino que evidencia una notable madurez social ligada a una nueva forma de construccin poltica basada en la conanza, el respeto y la escucha de esa pluralidad habitada por el hacer-pensar. Se ha pasado, en palabras de un vecino de la asamblea, Gastn Riva de Flores, de la declamacin a la pregunta. De manera similar a los piqueteros y las empresas re- cuperadas, la lucha de las asambleas por la defensa y expansin de espacios pblicos no estatales se fue con- virtiendo en motor activador de la dinmica vecinal. Esto ha estado vinculado a la gestacin de una nueva subje- tividad, constituyente de relaciones que reestablecen un sentido comunitario y desprivatizador en la propia vida cotidiana en ese territorio en disputa que es el barrio. En este sentido, se han logrado generar proyectos materia- les que intentan aanzar la autonoma del colectivo ba- rrial con respecto a la lgica capitalista, potenciando la capacidad humana del hacer. El mejor ejemplo de ello han sido las comisiones de trabajo y economa solidaria, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 263 19/5/09 19:37:42 264 HERNN OUVIA que en conjunto apuestan a desor no sin dicultades y tentaciones las loas mercantiles y estatalistas que pugnan por desarticular o domesticar los embriones de autogestin asamblearia, plasmados en emprendimientos productivos, de distribucin y consumo de diferente en- vergadura. Una cuestin que merece la pena resaltar es que nume- rosos vecinos que quizs no participan ms, fsicamente, de la asamblea de su barrio, mantienen todava una vin- culacin permanente con ella a travs de variadas redes de intercambio y apoyo que exceden en demasa a la pro- pia reunin semanal. A tal punto esto es as que, en varias ocasiones, ocurre que el arraigo territorial de la asamblea es inversamente proporcional a la cantidad de miembros que la componen. De ser cientos de vecinos vociferando de manera catica, hoy han quedado luego de suce- sivos tamices comprometidos activistas que pueden ser vistos como sedimentos del 19 y 20 de diciembre de 2001, materializados en prcticas cooperantes, peridi- cos alternativos, bibliotecas y ollas populares, comisiones de trabajadores desocupados, talleres de serigrafa, de sa- lud reproductiva y de autoempleo, merenderos, grupos de arte callejero, y un conjunto ms de actividades colec- tivas, all donde antes existan bancos quebrados, predios abandonados, terrenos baldos, espacios privatizados o lazos de solidaridad rotos. Una de las experiencias ms emblemticas es sin duda la de la Asamblea 20 de diciembre de Parque Avellaneda (tambin conocida como La Alameda), que funciona en un predio recuperado desde hace cuatro aos por vecinos del barrio del Floresta, ubicado en Lacarra y Di- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 264 19/5/09 19:37:42 265 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO rectorio. All, adems de un Centro Cultural, un meren- dero y un comedor comunitario donde se alimentan 200 personas del barrio, funciona una cooperativa de traba- jadores textiles desde donde se denunci, durante 2005 y 2006, la actividad de talleres clandestinos y el traba- jo en condiciones de esclavitud de inmigrantes ilegales (Videla, 2006). 8 La Cooperativa 20 de diciembre agru- pa a seis emprendimientos productivos: taller de corte, diseo y costura, parrilla, panadera, centro de copiado y servicios para la construccin. Das atrs, y luego de sucesivas movilizaciones de vecinos y movimientos so- ciales, la propia Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires declar de utilidad pblica y sujeto a expropiacin el predio ubicado en la emblemtica esquina, autorizando su ocupacin temporaria durante los prximos dos aos, lo cual es un indicador del trabajo territorial construido en el barrio, solventado en la defensa de los trabajadores migrantes. POTENCIAS TRANSVERSALES Ahora bien, qu virtudes y potencias desplegadas son comunes a los procesos descriptos? Mencionaremos los que consideramos que pueden aportar una construccin autnoma transversal. Apelacin a la accin directa. La accin directa expre- sada en escarches, cortes de rutas, puentes y calles, blo- queos de accesos a empresas e instituciones estatales, ocu- paciones de predios, quema de comisaras, y procesos de deliberacin pblica se ha instalado como una de las LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 265 19/5/09 19:37:42 266 HERNN OUVIA formas ms efectivas y contundentes que invocan estos movimientos y organizaciones para visibilizar sus conic- tos e interpelar a los centros de poder. En casi todos los casos, esta prctica implica una ausencia de las mediacio- nes tradicionales, en particular aquellas vinculadas con el Estado y los partidos polticos. 9 No obstante esto, es im- portante entender que dichos procesos no deben asimilar- se con el espontanesmo puro o total. Si bien los pique- tes, las empresas recuperadas y las asambleas surgieron de esta forma, fueron generando instancias de planeacin, programacin y coordinacin de sus prcticas en comn, aunque an son sumamente escasos los mbitos de enlace de tipo transversal que excedan la lgica identitaria origi- nal de cada uno de estos movimientos. Crtica del vanguardismo. Si los partidos polticos y dems organizaciones revolucionarias del pasado siglo se caracterizaron por una constante autoproclamacin de vanguardia, pretendiendo dirigir o hegemonizar las di- ferentes luchas, la mayora de estas experiencias se ale- jan de esta concepcin. De ah que, siguiendo a Ezequiel Adamovsky (2003), podamos decir que, al igual que las clulas, cada uno de estos espacios y proyectos en curso crecen por multiplicacin, no tanto aumentando el n- mero de personas y la cantidad de recursos de un grupo, sino impulsando la creacin de nuevos nodos. Esto se evidencia en la actitud de vecinos, piqueteros u obreros autogestivos: en cada caso, lejos de buscar acumular poder a travs de la suma de adherentes y militantes (precepto bsico de cualquier partido poltico), apuestan a que germinen experiencias similares, llegando a aportar recursos y compaeros para que puedan fructicar. 10 En LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 266 19/5/09 19:37:42 267 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO muchos casos, este antivanguardismo expresa asimismo una concepcin anticorporativa de la lucha que se libra. La resonancia de la consigna zapatista para todos todo, para nosotros nada es clara en organizaciones como la UTD de Gral. Mosconi, cuyo principal referente suele ex- presar: Primero el pueblo y despus nosotros. Dinmica asamblearia. Los medios de construccin de estos movimientos no son instrumentalizados en funcin de un n futuro, por benco que ste sea. An- tes bien, sus objetivos tienden a estar contenidos en los propios medios que despliegan en su devenir cotidiano, de manera tal que la distancia entre ambos vaya acortn- dose. Por ello, podemos expresar que la horizontalidad no es un horizonte lejano al cual se accedera slo tras el triunfo revolucionario, sino una prctica concreta y actual que estructura la accin de los integrantes de cada colectivo en resistencia. 11 En este sentido, la din- mica asamblearia presente en las experiencias reseadas pregura en pequea escala la sociedad futura, mate- rializando aqu y ahora relaciones sociales superadoras de la barbarie capitalista. En efecto, si bien no en to- dos los casos ni con la misma intensidad, se evidencia una tendencia a generar espacios de discusin y toma de decisiones ms democrticos, potenciando as la au- todeterminacin individual y colectiva. Estas instancias asamblearias operan como mecanismo fundamental para circular y transparentar la informacin, y como mbito privilegiado para el proceso de deliberacin colectiva. Asimismo, la proliferacin de espacios que se denen como Autoconvocados, ajenos a los partidos polti- cos, da cuenta del carcter expansivo de esta dinmica. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 267 19/5/09 19:37:42 268 HERNN OUVIA Como supo sintetizar un desocupado del MTD de Lans: Una de las cosas que ms nos cautiv fue la forma orga- nizativa, que la cosa se manejara en asambleas, que nadie tuviera el cargo comprado, que todos fueran removibles (MTD-CTD, Anibal Vern, 2000). No obstante, vale la pena advertir que la horizontalidad no debe concebirse como una tcnica o metodologa por aplicar, sino que opera como un principio poltico que es tanto punto de partida como bsqueda constante. A eso reere El MTD de Guernica cuando suele armar que es un desafo en el da a da ms que una realidad ya hecha. Creacin de una nueva institucionalidad social. A contra- pelo de algunas lecturas antojadizas que pretenden negar lisa y llanamente cualquier organicidad, por mnima que sea, denuncindola como burocratizacin enajenan- te de las potencias desplegadas, tanto los movimientos piqueteros como las asambleas barriales y las empresas recuperadas han generado instancias que permiten sos- tener en el tiempo y fortalecer los diversos proyectos y espacios de lucha. En este sentido, es importante indicar que la construccin de estos organismos de contra-poder tiene como precondicin la creacin y experimentacin de nuevas relaciones sociales no escindidas de lo coti- diano. Al margen de sus particularidades y asimetras, constituyen en todos los casos una nueva manera de or- ganizarse ms all del Estado y el mercado, aunque en tensin permanente con ambos. A distancia, fundan y sostienen una nueva institucionalidad, aunque tendiente a la generacin de un espacio pblico que no es equi- parable a lo estatal. Si entendemos las autonomas (con minscula y en plural) como los procesos a travs de los LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 268 19/5/09 19:37:42 269 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO cuales nos oponemos a las normas y las instituciones de los otros, sean stos el Estado, los patrones o el sentido comn burgus, estos movimientos sociales pueden pen- sarse bajo la sonoma de un archipilago de prcticas y valores alternativos a la red de opresin que solventa al capitalismo. Anclaje territorial. Podemos denir la territorializacin como aquel proceso que tiende a la autoarmacin de diferentes actores sociales y polticos en un espacio no slo fsico, sino adems simblico y cultural. 12 Coinci- dimos con Ral Zibechi (2005) en que, frente al pro- ceso de licuefaccin del capital caracterizado por el pa- saje de un rgimen de acumulacin fabril fordista hacia uno centrado en la especulacin nanciera, los nuevos movimientos sociales se constituyen en territorios pro- pios que, aunque con un desarrollo desigual, involucran una nueva espacialidad diferente a la hegemnica, con posibilidades de duracin en el tiempo. El proceso de quiebre y reestructuracin propio de la reestructuracin capitalista no tuvo una imbricacin slo econmica, sino tambin profundamente social y poltica. En el primer caso, supuso el desmembramiento de una matriz de la- zos comunitarios desarrollada en torno a la dimensin bienestarista del Estado populista. Maristella Svampa y Sebastin Pereyra (2003) sintetizan este fenmeno ar- mando que el movimiento piquetero nace all donde la desarticulacin de los marcos sociales y laborales se realiza de manera brusca y vertiginosa, all donde la ex- periencia de la descolectivizacin adquiere un carcter masivo, all donde el desarraigo tanto como la desocupa- cin renen en un solo haz un conglomerado heterog- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 269 19/5/09 19:37:43 270 HERNN OUVIA neo de categoras sociales. En el segundo, implic, por un lado, una profunda modicacin de los lmites entre lo pblico y lo privado, motorizada por el proceso de privatizaciones de los servicios pblicos (por ejemplo, en el caso especco de General Mosconi, de la empresa Yacimientos Petrolferos Fiscales) y de descentralizacin de determinadas funciones estatales, y por otro, una pro- funda crisis de representacin que involucr tanto a los partidos polticos tradicionales como a las organizacio- nes sindicales. La reconstruccin de lazos comunitarios antes mencionada puede entenderse como la base prin- cipal a partir de la cual se conguran territorialmente sobre nuevos parmetros relaciones productivas, imaginarios sociales y vnculos colectivos que pueden leerse como formas autonmicas anticipatorias de una nueva sociedad poscapitalista. Recuperacin del espacio pblico. Cada uno de estos movimientos y espacios sociales tienden a producir o bien consolidar espacios que no son ya estrictamente ni estatales y privados, sino ms bien social-comunitarios. En tanto, instancias de desprivatizacin de lo social permiten recuperar la idea de lo pblico como algo que excede a (y hasta se contrapone con) lo estatal. 13 El hecho de que la mayora de estas experiencias funcionen en mbitos abiertos, en muchos casos reapropindose de terrenos anteriormente sumidos en una lgica privada, no hace ms que rearmar esta hiptesis. La recupera- cin activa de lo pblico, tan imprescindible para la su- peracin de la dinmica mercantil propia de la sociedad capitalista, es practicada a diario en estos mbitos de ex- perimentacin. 14 As, en el caso de asambleas barriales, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 270 19/5/09 19:37:43 271 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO reformulando el planteo del movimiento feminista, po- dra decirse que lo vecinal es poltico, por lo que aque- llo que tanto desde el Estado como desde el mercado es considerado un problema individual, emerge como una cuestin colectiva, que debe ser resuelta pblicamente, en el mbito de la comunidad. 15
Transformacin de la subjetividad. Partimos de carac- terizar a la subjetividad, siguiendo a Ana Fernndez (2006), no como un fenmeno meramente discursivo o mental, sino en tanto proceso de produccin que englo- ba las acciones y las prcticas, los cuerpos y sus intensi- dades. En este sentido, la densidad de las experiencias vivenciales de asamblestas, piqueteros y obreros auto- gestionarios han ido conformando una sociabilidad en buena medida irreductible a las retricas del poder do- minante, constituyendo un verdadero punto de no retor- no. El caso de las empresas recuperadas es emblemtico al respecto: tras la ocupacin, aparece la percepcin (en muchos casos impensable hasta ese momento) de que es posible producir sin patrones, vale decir, de manera autnoma. 16 Algo similar acontece en el devenir desna- turalizante de vecinos y de trabajadores desocupados, en el que el proceso mismo de lucha funda nuevos uni- versos de signicacin. 17
LAS ARISTAS PROBLEMTICAS DE LA CONSTRUCCIN AUTNOMA
Reseadas estas caractersticas transversales, vale la pena resaltar algunas cuestiones poco problematizadas por quienes reexionamos y actuamos junto a estos movi- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 271 19/5/09 19:37:43 272 HERNN OUVIA mientos y espacios, referidas a tres tradiciones y formas de pensar-hacer poltica que, a nuestro entender, obtu- ran las construcciones autnomas. Ellas son: El au- tonomismo ingenuo; la izquierda ortodoxa, y el populismo instrumentalista. Resulta claro que no son equiparables ni simtricas entre s, ni tampoco pueden evaluarse de la misma manera los errores, agelos y retrocesos que cada una de estas corrientes traen aparejados. Cabe acla- rar que si nuestro mtodo es la crtica, entonces el suje- to que crtica no puede estar exento de ella. No ser la nuestra una crtica externa, sino, ante todo, inmanente. Una autocrtica, pues, que intenta contribuir, un mni- mo al menos, a superar los escollos y piedras que se nos presentan en el sinuoso camino en que, preguntando, construimos nuestro andar autnomo. En el caso del autonomismo ingenuo, confundiendo deseos con realidad, se tendi a trocar la necesidad en virtud. De esta manera, muchos movimientos y espacios radicales surgidos en el contexto del Que se vayan todos! post-diciembre de 2001, consideraron como propuesta estratgica la arenga hollowayana de olvidar al Estado y construir nuestra propia sociedad. Sin embargo, cree- mos que si bien es cierto que la poltica emancipatoria no debe ser pensada ya desde el Estado, tambin lo es que resulta imposible concebirla sin tenerlo en cuenta, aunque no sea ms que como dimensin antagnica por desarticularse. Por ello, con el correr del tiempo, mu- chas de estas experiencias autoreferenciales mostraron las mltiples dicultades que se presentan al intentar constituir comunidades cuasi-insulares cuyo horizonte inmediato termina siendo, en no pocas situaciones, lo LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 272 19/5/09 19:37:43 273 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO que Miguel Mazzeo denomin irnicamente el socialis- mo en un solo barrio. De ah que valga la pena recordar que la lucha es en y (sobre todo) contra el Estado, lo que implica pugnar por clausurar sus instancias represivas y de cooptacin institucional, ampliando paralelamente aquellas que en potencia tienden a una sociabilidad co- lectiva (Thwaites Rey, 2004). A contrapelo, desestimndolo como importante lugar y momento de la lucha de clases, esta corriente de pen- samiento y accin termin cayendo al igual que la iz- quierda ortodoxa en la tentadora eseidad que concibe al Estado como un bloque monoltico y sin suras, al que hay que ignorar, o bien asaltar cual fortaleza enemiga. As fue como esta retrica cobr protagonismo en los debates en el interior de asambleas barriales, movimientos de tra- bajadores desocupados e incluso empresas recuperadas. Su prdica hizo foco en la denostacin per se del Estado como institucin parasitaria y totalmente externa a las relaciones sociales en las que estaban inmersos variados proyectos de cooperativismo y autogestin. Lo parad- jico result ser regla en muchos emprendimientos pro- ductivos, culturales, educativos y polticos impulsados desde abajo: el imperativo categrico antiestatal termi- n minando sus mismas bases de sustentacin. Contra ese autonomismo infantil, creemos, es preciso confrontar. Aquel que pretende construir el cambio social ignorando que, si bien el Estado expresa el poder poltico dominan- te, y como tal es garante no neutral del conjunto de relaciones constituyentes de la totalidad social, las for- mas en que se materializa no deben sernos ajenas. De lo contrario, el paso adelante que podran haber signicado LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 273 19/5/09 19:37:43 274 HERNN OUVIA las numerosas construcciones de base en plazas, barrios, escuelas, asentamientos y fbricas, como formas de auto- organizacin alternativas a la de los partidos polticos y sindicatos tradicionales, quizs no hubiesen devenido un pramo en la coyuntura actual. En cuanto a la izquierda ortodoxa, el a su tendencia a operar sobre el movimiento de modo tal que conuya con sus intereses partidarios, compeli en numerosas ocasio- nes a estos espacios emergentes a un desgaste extremo, acercndolos al borde de la fractura o la desintegracin. Lo que muchos llamaron tentacin hegemonizante de los agrupamientos de izquierda, estuvo por dems pre- sente en los mbitos asamblearios, autogestivos y pique- teros. 18 Tambin ha sido una constante por parte de ellos la tendencia a interpretar estas experiencias as como al 19 y 20 de diciembre de 2001 en condicional: Si las jornadas de diciembre hubieran tenido una vanguardia que los guiase hacia la luz comunista, el triunfo ya sera un hecho. Si las asambleas, los movimientos piqueteros y las empresas recuperadas sostuvieran un programa gene- rado por la clase obrera (o mejor an: por el partido que la representa), se estara ms cerca de la revolucin. Y as sucesivamente. A este error, Henri Lefrevbre lo llama- ba el enfoque retrospectivo de lo real por lo virtual. Aban- donar esta lectura a la cual Lacan denira, en tono burln, como de supuesto saber se torna acuciante, debido a la gravedad de la presente crisis. La izquierda en su conjunto debe realizar una profunda autocrtica con respecto a las modalidades tradicionales de cons- truccin e intervencin militante. Por el momento, lejos de ello, muchos partidos han ledo varios de estos acon- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 274 19/5/09 19:37:43 275 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO tecimientos polticos como una constatacin emprica de sus planteos. Adicionalmente, el axioma ms de lo mismo (tan caro al marxismo-leninismo) obturaba una necesaria mirada crtica que permitiera desmenuzar la profunda metamor- fosis operada desde el Estado por parte del kirchneris- mo. Las iniciativas gubernamentales impulsadas tras el endeble triunfo electoral de marzo de 2003 (tales como la remocin de los jueces de la Corte Suprema, o el juz- gamiento de ex represores durante la ltima dictadura militar), se cristalizaron en trminos de polticas pblicas, demandas histricas de los sectores populares que, como tizn encendido, se mantuvieron alertas y en estado de movilizacin constante en aquella coyuntura, aunque tambin implicaron una importante modicacin de la contradiccin concesin-conquista inscripta en el arma- zn institucional del propio Estado. Ahora bien, recono- cer esto no debe hacernos caer en una concepcin ins- trumentalista de la forma-estatal, 19 como la defendida por la tendencia populista. Esta tercera corriente ha cobrado un protagonismo inusitado durante los ltimos aos en nuestro pas. En efecto, la dinmica de construccin poltica parece haber sufrido en Argentina una dinmica pendular sumamente abrupta: del extremo autonomismo abrazado en los al- bores de diciembre de 2001, se ha pasado por momen- tos de manera dramtica a una acrrima estadolatra que amenaza con desmembrar las otrora experiencias de lucha ms ricas en trminos de radicalidad y autoges- tin, subsumindolas ahora bajo los marcos previsibles del andamiaje estatal. As, el populismo instrumentalista, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 275 19/5/09 19:37:43 276 HERNN OUVIA corto de miras cuando a apuntar hacia abajo se trata, entiende que la nica forma posible de avanzar hacia una sociedad ms justa es utilizando el Estado como medio estratgico, desconociendo que l mismo cristaliza una relacin social de dominio material y simblica cons- titutivamente asimtrica, y por lo tanto imposible de con- vertirse en su reverso. Ciertos movimientos piqueteros combativos, devenidos hoy en ocialistas, son la mejor expresin de esta tendencia, aunque habra que observar el ambiguo comportamiento de muchas otras organiza- ciones argentinas en igual sentido. ALGUNAS PALABRAS PARA UN FINAL ABIERTO Tal como ha hecho notar Ral Zibechi, la ambivalencia fundamental de la llamada nueva gobernabilidad, en curso en Argentina, se da por el hecho de que un gobier- no como el de Nstor Kirchner es el primero que reco- noce abiertamente el rol fundamental de los movimien- tos sociales, al mismo tiempo que los ha colocado, desde el principio, en una posicin tradicional, asignndoles el rol clsico de elaborar demandas a las que luego slo el sistema poltico puede dar una respuesta. La tragedia bifronte del keynesianismo hoy parece repetirse como farsa: necesidad de reconocimiento y a la vez negacin de las potencias antes descritas. Teniendo en cuenta esta particular coyuntura, y los peligros que de ella asoman, varios son las interrogan- tes que atraviesan a las experiencias autnomas: de qu manera articular lo territorial, en trminos locales, con LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 276 19/5/09 19:37:43 277 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO las luchas nacionales, regionales y hasta mundiales que se desenvuelvan a diario de forma dramtica, o cules deben ser los criterios que fomenten la construccin de nuevas relaciones sociales duraderas, sin perder la crea- tividad exploratoria que constituye la columna vertebral de cada movimiento. Dicho en otras palabras: cmo renovar la praxis emancipatoria tras la crisis de los so- cialismos reales y de los movimientos de liberacin na- cional? O bien: de qu manera trascender las matrices propias de la izquierda ortodoxa y el nacionalismo po- pulista, sin caer en el tentador canto de sirenas tanto del derrotismo posmoderno como de la micropoltica in- sular? Las respuestas, por supuesto, no son meramente tericas, sino un producto de la praxis colectiva que se va delineando en el propio andar. De ah que Caja de Pandora sea quizs la metfora ms correcta para caracterizar el destino de estos movi- mientos sociales, en la medida en que su forma de cons- truccin supone una apuesta sin garantas. Esta construc- cin desde el abismo, creemos, es similar a la denida por Antonio Negri cuando hace alusin al poder constitu- yente: Se dene emergiendo del vrtice del vaco, del abismo de la ausencia de determinaciones, como una necesidad totalmente abierta. Es por esto por lo que la potencia constitutiva no se concluye jams en el poder. A pesar de la distancia, la Sexta Declaracin de la Selva Lacandona nos parece que acerca una propuesta frente a la aparente situacin de impasse vivida en la Argenti- na. Al fortalecimiento interno de cada uno de los mo- vimientos y espacios de resistencia enunciados, deber acompaarle una tendencia a la articulacin de este crisol LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 277 19/5/09 19:37:43 278 HERNN OUVIA de luchas que circundan las cuatro latitudes de nues- tro territorio, ms all de los tiempos electorales y sin nimo hegemonizante ni homogeneizador. Pero, cmo lograrlo? Hic rhodus, hic saltus, los senderos y desafos que caminen las rebeliones del siglo XXI debern afron- tar creativamente estos escollos, despojndose de todo dogmatismo, incluso del que se pretende hereje bajo el ropaje de la innovacin. NOTAS 1 Consideramos que el trmino remite no solamente al espacio fsi- co de la empresa, sino tambin a la recuperacin de la dignidad que conlleva el proceso de autogestin del cual aqulla es slo una parte, si bien sustancial. Ante la pregunta de una periodista acerca del producto que generaban en la fbrica, una obrera de Grissinpo- li respondi: producimos vida. 2 Tal como nos recuerda Perazzi (2003), el vocablo remite a la clsica modalidad de presin sindical consistente en obstaculizar el ingreso a las fbricas, paralizando la produccin y, una vez transcurri- do un cierto tiempo, obtener el suciente poder de negociacin como para satisfacer los reclamos que dieron origen a la medida. 3 Debido al recorte propio del libro, a lo largo del artculo op- tamos por centrarnos en aquellos movimientos de trabajadores desocupados que, desde una construccin territorial cotidiana de nuevas relaciones sociales, no dependen de ningn partido poltico ni central sindical. Nos referimos a los Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTD), al Movimiento Teresa Rodrguez (MTR) y a la Unin de Trabajadores Desocupados (UTD). 4 Si bien no podemos ampliarla en el presente texto, coincidi- mos con la hiptesis formulada por Friedrich Jameson (1998) de que en la fase de subsuncin real del capital se vive un trnsito de la produccin a la circulacin. En este contexto, el piquete (no reduc- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 278 19/5/09 19:37:43 279 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO tible a un mero corte de ruta) adquiere una creciente centralidad en la dinmica antagonista de la lucha de clases. 5 Tanto es as que, en junio de 2001, durante un prolongado conicto que incluy semanas enteras de corte total de la ruta nacio- nal 34 y una constante movilizacin popular, el entonces Ministro de Desarrollo Social, Juan Pablo Caero, lleg a expresar pblica- mente que en General Mosconi no hay Estado. 6 No hay coincidencia total sobre el momento en el cual se ges- t la primera asamblea vecinal: mientras algunos la ubican en el barrio porteo de Floresta a nales del mes de diciembre de 2001, otros postulan como instante fundacional el propio mircoles 19 en la noche en la interseccin de las Avenidas San Martn y J. B. Justo, en el barrio de Paternal. Sin embargo, de acuerdo con nuestra investigacin, muchas datan si bien todava sin nombre ni con- sistencia plena desde das antes del estallido popular, como las reuniones llevadas a cabo por los vecinos del barrio de Liniers o los autoconvocados de San Cristbal. Pero ms all de la discusin que este contrapunto gener, lo cierto es que podemos armar que la inmensa mayora de las asambleas surgieron con posterioridad al 19 y 20, ms especcamente entre nales de diciembre y todo el mes de enero de 2002, al menos en el caso de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires. Ya a partir de febrero y marzo comienzan a funcionar, de manera plena, las diferentes comisiones que dinamizan el debate surgido en las propias asambleas. Para un desarrollo de este punto, vase Ouvia (2002). 7 Esta dinmica ha sido admitida incluso por el conservador diario La Nacin, que desde su Editorial del 14 de febrero de 2002 lleg a alertar sobre el peligro de que las asambleas puedan acercar- se al sombro modelo de decisin de los soviet. 8 Vale la pena sealar que luego uno de esos talleres se incendi, en el barrio de Caballito, con un saldo de seis muertos, algunos de ellos nios. 9 Al respecto, es sintomtico el slogan utilizado durante 2002 y 2003, bajo el contexto de mayor efervescencia de estas dinmicas destituyentes, por parte de los Centros de Gestin y Participacin del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: Que se vengan to- dos los vecinos!. 10 As, numerosas empresas recuperadas comenzaron a fun- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 279 19/5/09 19:37:43 280 HERNN OUVIA cionar a partir del aporte solidario realizado por fbrica bajo control obrero. Lo mismo puede decirse de los MTD y las asambleas barriales que se expandieron durante 2002 y 2003 en el conurbano bonae- rense. Una consigna enunciada por aquellos aos ante las amenazas de posibles desalojos condensa este espritu fraterno: Si tocan a una, nos tocan a todos! 11 Consideramos que la mayor parte de estas experiencias, en el transcurso mismo de la lucha, fueron percatndose de que la hori- zontalidad, si bien imprescindible para la construccin permanente de nuevos vnculos, no puede, bajo ningn concepto, convertirse en fetiche remedio de todos los males. De ah que la modalidad implementada en casi todos los casos haya sido combinar mtodos de participacin directa y discusin colectiva con la designacin rotativa de delegados, que permitan llevar a cabo las actividades consensuadas. Esta forma de construccin en tanto contradiccin en movimiento no ha estado exenta de la posible generacin de liderazgos ni de la escisin entre dirigentes y dirigidos. 12 De acuerdo con Bernardo Fernandes Mancano (2003), la apropiacin del espacio geogrco como territorio multidimensio- nal sigue un proceso histrico cclico de territorializacin-desterri- torializacin-reterritorializacin, signado por cambios permanentes tanto de la produccin material como de la ideolgica o simblica. 13 Este eje resulta de particular importante en la discusin actual sobre qu hacer con las empresas privatizadas. Si bien la mayora de las organizaciones populares propone su reestatizacin, cabe pensar en formas alternativas de control social directo, sobre la base de la expansin de instancias democrticas de gestin colectiva. Este debate ha aparecido en las reuniones realizadas en el marco de la Campaa de las Asambleas Vecinales por el Control y Recuperacin de los Servicios y Empresas Pblicas Privatizadas, lanzada aos atrs con el objeto de recolectar rmas para la presentacin de un exigitorio de cinco puntos referidos a los derechos de los usuarios de los ser- vicios pblicos. 14 No casualmente, el Gobierno de la Ciudad ha respondido a la presencia masiva y cotidiana de los movimientos sociales en las calles con la creacin de un Ministerio del Espacio Pblico que regula y controla este tipo de espacios, encorsetndolos bajo los pre- visibles parmetros estatales. En la actualidad, una de las principales LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 280 19/5/09 19:37:43 281 LA AUTONOMA URBANA EN TERRITORIO ARGENTINO funciones de este Ministerio consiste en el enrejado de plazas y par- ques, acompaado de la instalacin de garitas policiales. 15 Al respecto, es interesante reproducir lo que un vecino de la zona norte de Ciudad de Buenos Aires escribi en un mail de comunicacin inter-asamblearia: a este nuevo espacio acuden los parecidos y los diferentes, los de siempre y los de ahora, los sen- sibles y los duros, los dogmticos y los poetas, los simpticos y los serios, los impacientes y los tranquilos y tambin los desesperados. A diferencia del shopping, en estos espacios tenemos relaciones con el semejante (en todos los sentidos de la palabra), y esto es quizs lo fundamental de la asamblea, porque es a partir del vnculo con el semejante que podremos construir una comunidad que resista al individualismo imperante. (Citado en Quintar, 2003.) 16 Esto se constata en los comentarios de Celia, una trabajadora textil de la fbrica Brukman: Estamos aprendiendo a producir por nosotras mismas, sin patrones ni capataces, sin dirigentes y dirigi- dos. Ya probamos este fruto prohibido, Y no vamos a dejarlo! [...] Me d cuenta que las mujeres no estamos slo para cocinar y lavar la ropa, que damos para mucho ms. Y ahora que me d cuenta... no pienso parar. Entrevista publicada en la Revista Travesas. Buenos Aires, marzo 2003. 17 As, por ejemplo, el Boletn de la Asamblea de Scalibrini Ortiz y Crdoba maniesta: nos dimos cuenta de que no podemos salir de esta situacin cada uno por la suya, que tenemos que hacer algo entre todos. Hemos dado el primer paso: romper el aislamiento. Y concluye: Queremos meter la nariz y las manos en lo que siempre nos dijeron que era prerrogativa de otros; de los especialistas, nues- tros representantes, los polticos profesionales. 18 Ms all de ciertas experiencias emblemticas en las empresas recuperadas (Brukman y Grissinopoli), cabe mencionar que los dos principales espacios de coordinacin de piqueteros y asambles- tas sufrieron rupturas, que los llevaron al borde de la disolucin, estando involucrados en ellas los partidos de izquierda. En el caso de los piqueteros se forz el quiebre de la Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, realizada en su etapa inicial en el municipio bonaerense de La Matanza. En cuanto a las asambleas barriales, la Interbarrial de Parque Centenario (cuya funcin primor- dial era potenciar los reclamos de los vecinos de la ciudad de Buenos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 281 19/5/09 19:37:44 282 HERNN OUVIA Aires y, a la vez, crear un espacio donde puedan discutirse objetivos comunes) poco a poco se fue desvirtuando, deviniendo arena de re- solucin de los conictos y mezquindades de las organizaciones de izquierda ms sectarias. A modo de ejemplo, basta recordar que la reunin en que se debi modicar la dinmica de representacin de los asamblestas concluy con el canto generalizado de una consigna dirigida a los militantes de partidos: Respeten los mandatos, basta de aparatos!. 19 El enfoque instrumentalista entiende al Estado como un mero aparato tcnico, de carcter neutro, pasible de ser manipulado para diversos y hasta contrapuestos propsitos por cualquier sector o clase social que logre apropiarse de l o bien colonizarlo. Para entender a qu nos estamos reriendo, vale la pena citar la concep- cin del Estado enunciada por el gremio Asociacin Trabajadores del Estado (ATE) diez aos atrs: El Estado es una herramienta que no es ni buena ni mala en s misma: un martillo puede ser usado para construir o para destruir, depende de quin lo utilice. Un pas sin Estado?, Congreso de Trabajadores Argentinos. Buenos Aires, 1996. BIBLIOGRAFA ADAMOVSKY, Ezequiel, Anticapitalismo para principiantes. La nueva generacin de movimientos emancipatorios. Buenos Aires: Editorial Era Naciente, 2003. ANRED, Triunfo de los obreros de Zanon: el Juez de la quiebra aval la gestin obrera por tres aos ms, 2006. Publi- cado en www.anred.org. FAJN, Gabriel, et al., Fbricas y empresas recuperadas. Protes- ta social, autogestin y rupturas de la subjetividad. Bue- nos Aires: Centro Cultural de la Cooperacin, 2003. FERNNDEZ, Ana, Poltica y subjetividad. Asambleas barria- les y fbricas recuperadas. Buenos Aires: Editorial Tin- ta Limn, 2006. 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Aunque en su conguracin actual no es difcil advertir inuencias ms o menos directas de constelaciones ya establecidas el anarquismo, el mar- xismo consejista y/o libertario, los movimientos de 1968, ciertas tradiciones comunitarias indgenas, el operaismo italiano, su reciente despliegue se enmarca en un ciclo histrico de la poltica que reclama tratamiento espec- co. Su irrupcin, en efecto, no puede entenderse sin con- siderar la crisis general de las izquierdas que se precipit en torno a la cada del muro de Berln y el eclipse de los socialismos reales crisis de incontables consecuencias que, conjugada con el ascenso del neoliberalismo en todo LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 285 19/5/09 19:37:44 286 MARTN BERGEL el planeta, involucr no slo a las tradiciones leninistas y comunistas, sino tambin a las diversas guraciones de los modos de la poltica guevarista-guerrillerista, social- demcrata y nacional-popular, ni tampoco su necesa- ria ubicacin histrico-social dentro de la problemtica de la globalizacin, con su estela de mutaciones en reas tan diversas y sustantivas como el trabajo, las comunica- ciones y el mismo Estado-nacin. Tambin en los ltimos aos, sobre todo luego de la rebelin popular que terminara con el gobierno del presidente argentino Fernando de la Ra en diciembre de 2001, puede constatarse la presencia de un extendido juicio, muchas veces aparecido apenas con la forma de una imagen o una intuicin, que coincide en otorgar a ciertas experiencias sociales y polticas desarrolladas en territorio argentino un lugar prominente en ese reverde- cer mundial de los movimientos autnomos. La imagi- nacin poltica de las izquierdas, sobre todo de las ms afectadas por el ciclo abierto con el movimiento alter- mundialista, se vio en efecto conmovida por el abigarrado espectro de experiencias grupos piqueteros, asambleas barriales, fbricas ocupadas por sus trabajadores, gru- pos de comunicacin alternativa y arte poltico 1 que haban protagonizado el proceso anterior y sobre todo posterior a diciembre de 2001. Con todo, esa sospecha acerca de la contribucin proveniente de la Argentina al emplazamiento del campo mundial de los autnomos, ha tendido a permanecer en ese estado sin el benecio de exmenes ms precisos. En este texto, escrito en in- terioridad subjetiva al propio despliegue de ese campo, me propongo desarrollar una primera aproximacin que LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 286 19/5/09 19:37:44 287 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO historice el haz de cuestiones que suscita la nocin, no exenta de problemas, de autonomismo argentino. EL PROBLEMA DEL NOMBRE Si la utilizacin de cualquier gentilicio lleva implcita siempre la potencial violencia aplanadora y totalitaria de los lenguajes unicadores, el caso que nos ocupa recla- ma a las palabras especial delicadeza. Autonomismo ar- gentino es un nombre econmico de presentacin que inmediatamente, si pretendemos justicia para el campo que designa, es necesario desbrozar. En la Argentina re- ciente, se ha desarrollado en efecto un conjunto de ex- periencias que, o bien se reconocen, o son reconocidas, aun laxamente, dentro de las orientaciones generales que guan al campo genrico de los autnomos. Y, sin em- bargo, un primer obstculo para su abordaje radica en la dicultad de adjudicar a ese conjunto de experiencias un nombre comn. Se trata de una cuestin mucho ms compleja de lo que aparece a primera vista, y que con- lleva profundas consecuencias polticas. Un conocido militante de las ms originales expe- riencias autnomas de la ciudad de Rosario seala, pa- rafraseando un texto situacionista, que el autonomismo no existe; es slo un invento de los antiautonomistas. 2
Ciertamente, una paradoja trama el espacio de los movi- mientos autnomos en Argentina: su consistencia inter- na y aun su visibilidad son, por lo general, producidas desde su exterior. El autonomismo comenz a cobrar entidad como tal a partir de que en los ltimos aos fue LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 287 19/5/09 19:37:44 288 MARTN BERGEL reconocido y vituperado por las izquierdas no autno- mas, en particular las partidarias. Los peridicos de los partidos de izquierda, en particular los trotskistas, repe- tidamente han construido la categora de autonomismo slo para descalicarla. Es que autonomismo argentino comporta, para quie- nes se ubican en el espacio de la autonoma, una inocul- table incomodidad. De un lado, surge una distancia in- mediata frente a las implicancias del sujo ismo. Para los militantes autnomos, no hay autonomismo, sino prcti- cas de autonoma. 3 He all un rasgo que, segn hemos de ver, congura una de las especicidades de los autnomos argentinos: el reconocimiento de la superioridad episte- molgica y poltica del momento prctico y el celo por la irreductible singularidad de cada experiencia. 4 El autono- mismo, entendido ahora como un conjunto de premisas polticas, funciona a menudo apenas como un horizonte implcito que brinda materiales para la accin, antes que como una identidad poltica. En rigor, a este respecto es posible identicar dos tipos de militantes autnomos. Por un lado, hay quienes en su accionar poltico desarrollan prcticas anes al campo autnomo, pero no tienen rela- cin de identicacin alguna, ni terica ni poltica-afecti- va, con ese campo. 5 Por otro, estn quienes s reconocen empata, en mayor o menor medida, con las tradiciones de la autonoma (sobre todo con el zapatismo). Pero aun en este caso, la palabra autonomismo u otra identica- cin o referencia denida tiende a ser rechazada. Esa aprensin por los nombres, que nace de la radi- cal sospecha con que las experiencias autnomas argenti- nas juzgan cualquier atisbo de ideologa, merece algunas LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 288 19/5/09 19:37:44 289 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO consideraciones. De una parte, es indudable que ella sur- ge del hasto que la sobreideologizacin de las izquier- das partidarias ha producido en numerosos militantes. En Argentina existe un verdadero sistema de partidos de izquierda que congura una subcultura a menudo salva- jemente parasitaria de cualquier forma de movilizacin social. No casualmente muchas voces han credo hallar en la existencia de esa subcultura parte de las causas del debilitamiento de las energas sociales liberadas tras la rebelin popular de diciembre de 2001. Frente a prc- ticas de captura o de cooptacin de algunos movimien- tos (las asambleas barriales o algunos grupos piqueteros, por caso), en muchos militantes surge, casi naturalmen- te, un rechazo por cualquier aspecto que aparezca como ideolgico. Por otra parte, esa relacin tensa con las pa- labras surge de un vnculo a menudo complejo entre teora y prctica. Hay algunos grupos o personas que, provenientes muchas veces de la universidad, an sin in- tegrar formaciones partidarias, tienden a volcar lecturas en mbitos colectivos de un modo que genera asimismo desconanzas. Es lo que sucede con la utilizacin de al- gunas jergas, fcilmente remisibles a autores como Gilles Deleuze o Toni Negri. La paradoja resultante estriba en que la dimensin terica que sobresale en muchos mi- litantes autnomos argentinos un rasgo que, en una mirada comparativa, hace diferencia frente a culturas polticas de otras latitudes, en su despliegue en el es- pacio pblico militante retorna como sospecha frente al teoricismo y la ya mencionada superioridad atribuida a las prcticas. Y es que, nalmente, en el terreno de las prcticas se encuentra una de las mayores riquezas LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 289 19/5/09 19:37:44 290 MARTN BERGEL del autonomismo argentino: la invencin del piquete como forma de autoorganizacin de los desocupados, el tejido de una red de fbricas de desocupados, o la crea- cin de una Ctedra Experimental de autoformacin en la ciudad de Rosario son slo algunas muestras de ello. El temor o la sospecha frente a ciertas inclinaciones que potencialmente llevaran a entronizar una Iglesia au- tonomista aparecen como legtimos, en tanto no es dif- cil observar de parte de algunos militantes la repeticin de posturas que, sin el benecio de exmenes crticos, de- vienen una suerte de recetario de lugares comunes. Tal el caso, por ejemplo, de algunas intervenciones demasiado adheridas a concepciones jas de lo que debe entenderse por horizontalidad, u otras que vuelven sobre remani- dos argumentos acerca del carcter siempre heternomo de cualquier vnculo con los grandes medios de comu- nicacin. El privilegio de un pensamiento inextricable- mente ligado a las prcticas que sostienen los ms inte- resantes grupos autnomos aparece as como fuente de creatividad y de heterodoxia. Si el trmino autonomismo, u otros semejantes, resulta inhibidor de esa tendencia, su rechazo estara plenamente justicado. Con todo, esa di- cultad de las experiencias autnomas para autonominarse que debe computarse como un dcit en su propia vo- luntad de darse su propia ley, retorna, como veremos ms adelante, como uno de los principales escollos para su propio desarrollo. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 290 19/5/09 19:37:44 291 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO LAS FUENTES DEL MOVIMIENTO AUTNOMO Si el propio campo autnomo encuentra tales dicul- tades de autodenicin, a qu referir su nocin? Aqu opto por un concepto amplio y laxo. El campo autno- mo al que aludo se reere a un conjunto inarticulado de experiencias sociales y de pensamiento cuyos primeros orgenes no se remontan a ms de quince o veinte aos, pero que, alimentado por procesos locales, nacionales y globales, se ha visto intensicado en calidad, cantidad y vi- sibilidad apenas en el ltimo lustro. Una mirada en perspectiva a ese campo autnomo permite sealar que su composicin y caractersticas ac- tuales se derivan de la yuxtaposicin y entrelazamiento de dos procesos histricos de diverso orden. De un lado, un proceso histrico-social; de otro, uno que es dable cer- nir desde una perspectiva propia de la historia intelec- tual. Los movimientos y grupos autnomos en Argentina y muy probablemente en otras partes del mundo encontraron su gnesis y su posterior desarrollo en esa doble matriz La historia de la sociedad argentina durante el siglo XX, comporta una reconocida excepcionalidad que se des- taca y recorta frente a la mayora de los pases latinoame- ricanos. Argentina supo ser un pas de ndices econmicos y sociales inhallables en otras naciones del continente. El capitalismo agroexportador que se termin de fraguar hacia 1880, centrado en la produccin de carnes y cerea- les, determin el ingreso de ingentes capitales y recursos que permitieron una acelerada modernizacin y el surgi- miento de una poderosa clase media. Ciertamente, a todas LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 291 19/5/09 19:37:44 292 MARTN BERGEL luces ese proceso estuvo desigualmente repartido tanto en un nivel social como en otro geogrco la hiper- troa de algunas ciudades, muy particularmente Buenos Aires, fue un tema recurrente de la literatura crtica de ideas; pero, en conjunto, durante las primeras dca- das del siglo, la economa argentina poda preciarse de exhibir indicadores slo parangonables a los de los ms poderosos pases del mundo, al tiempo que segn la mirada de algunos historiadores un conjunto de insti- tuciones surgidas tanto del Estado como de la sociedad civil acababan por congurar un modelo societal demo- crtico, participativo y abierto para decenas de millares de personas a posibilidades reales de ascenso social. 6 La crisis econmica de 1929 trajo aparejado un conjunto de fenmenos que superpuestos a otros de naturaleza po- ltica ledos en clave de declive moral generalizado en- sombrecieron el panorama recin descrito. Pero, aun as, el perl de la sociedad argentina no se resquebraj; antes bien, el surgimiento del peronismo en la dcada del 40 asegur una radical profundizacin de los alcances de la ciudadana social, que determin un modelo de sociedad particularmente integrada. Y aunque los avatares de la historia poltica avanzaron por carriles de una virulencia sucientemente aguda como para ser descripta por un afamado historiador en trminos de una larvada guerra civil, 7 hasta 1976 la Argentina sigui siendo un modelo de sociedad salarial de sesgo redistributivo que sobresa- la en el concierto latinoamericano por sus altos niveles de cohesin social. La dictadura del 76, adems de aplicar sistemticamen- te el terror estatal, dio inicio a una radical transformacin LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 292 19/5/09 19:37:45 293 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO socioeconmica que acab por recongurar brutalmente a la Argentina. Y si el cariz de un Estado benefactor y una sociedad dinmica extensamente desarrollados re- sultaban excepcionales en el contexto continental, el ci- clo neoliberal que se abri en ese momento y se continu con los gobiernos democrticos subsiguientes result tambin singularmente intenso, aunque esta vez en un sentido inverso. Fue sobre todo durante la presidencia de Menem (1989-1999) cuando alcanz a consumarse lo que Maristella Svampa ha llamado la gran mutacin: la vio- lenta cada de una sociedad que encontraba en trgica irona el destino sudamericano que algunas voces de an- tao haban vislumbrado como llave de redencin social. La latinoamericanizacin de la Argentina encontraba su realizacin en el reverso de lo anhelado por importan- tes corrientes intelectuales y polticas del pasado. 8 Los rasgos ms sobresalientes de ese proceso pueden sintetizarse en el advenimiento de una indita tasa de desempleo (que lleg a rondar, segn cifras ociales, el 20%), piedra de toque de la marcada pauperizacin de los sectores populares, y de una tambin notoria cada de las clases medias. 9 En conjunto, al decir de Svampa, las transformaciones de los noventa desembocaran en un indito proceso de descolectivizacin de vastos sectores sociales. 10 Ese proceso encontrara su clmax en la crisis social y poltica de 2001. Este marco de deterioro de las condiciones materiales de vida de amplias capas de la poblacin, sobredetermi- nado por la crisis radical de legitimidad del conjunto de las lites polticas, sobrevenido con la crisis de 2001 y el descrdito de un conjunto de instituciones cuyo pa- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 293 19/5/09 19:37:45 294 MARTN BERGEL pel central en la historia argentina le haba otorgado un papel crucial en la estructuracin de relaciones sociales jerrquicas y verticales (fundamentalmente, los podero- sos sindicatos de tradicin peronista, aunque tambin, de modo ms complejo y no unvoco, el ejrcito y la Iglesia), explican el escenario de surgimiento y potencia- cin de movimientos sociales y grupos de sesgo ms o menos autnomos. La retirada del Estado, iniciada en 1976 y potenciada durante el menemismo, tuvo efectos ambivalentes: si de un lado dej en el desamparo social a millones de personas, de otro las liber de constric- ciones sociales y polticas. El debilitamiento relativo de la identidad peronista, durante dcadas indeleblemen- te presente en el conjunto de los sectores populares, contribuy tambin a que ello aconteciera. 11 (Todo esto debe, no obstante, relativizarse en vistas de la capacidad de reproduccin, en las nuevas condiciones de crisis y des- composicin social, de una lgica de produccin de re- laciones sociales de dominacin absolutamente medular para entender la realidad argentina y latinoamericana: la del clientelismo, que tanto en las provincias del In- terior como en los barrios populares del Gran Buenos Aires contina siendo una matriz clave para la maquina- ria tanto estatal como de los aparatos sindicales y parti- darios). En suma, fue ante los resultados generados por un triple proceso: el desguace de un Estado social de importante desarrollo, el avance implacable de lgicas de polarizacin y exclusin social generadas por la pene- tracin e intensicacin del poder desestructurador del mercado impulsadas por el proceso de globalizacin capitalista de las ltimas dcadas, y la distancia res- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 294 19/5/09 19:37:45 295 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO pecto a los polticos, crecientemente percibidos como una corporacin autocentrada en s misma e incapaz de resolver los problemas cotidianos de la gente, que cobr vida, desde nes de los aos noventa, una mirada de experiencias de autoorganizacin social. En condiciones de crisis social y de profunda desconanza en las media- ciones institucionales y partidarias, se extendi de modo a veces imperceptible un clamor de autoproteccin y de necesidad, a veces desesperada, de recreacin autnoma de lazos sociales. As, frente al proceso de radical desco- lectivizacin de los aos noventa, se irgui un caudal de energa y creatividad social destinado a recomponer es- pacios en los que la vida fuera posible. He aqu el origen de las ms interesantes prcticas e invenciones sociales que dieron cuerpo a muchos de los movimientos y gru- pos autnomos. Pero ese proceso se solap a otro de distinto orden. En los ltimos veinte aos, en la Argentina surgieron nu- merosas experiencias (revistas, agrupaciones surgidas en la universidad, colectivos de pensamiento o de investiga- cin militante) que, ubicndose a distancia crtica de las tradiciones de izquierda heredadas, vinieron a alimentar renovadamente un pensamiento autnomo. Algunas de esas experiencias, sobre todo las ms recientes, son protagonizadas por gente joven que inici su socializa- cin poltica directamente en formaciones de ese tinte (tal es el caso ejemplar de la Ctedra Experimental de Produccin de Subjetividad de Rosario). Pero la mayora exhibe una caracterstica diferente: la de estar animadas por ex militantes de partidos de izquierda u organizacio- nes polticas de los aos setenta. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 295 19/5/09 19:37:45 296 MARTN BERGEL En efecto, muchas de esas experiencias surgieron de un balance crtico y un ajuste de cuentas (implcito o explci- to) con las formas polticas hegemnicas en las izquierdas de Argentina y el mundo. Quienes, tras las derrotas de los setenta y los efectos del colapso de los socialismos reales, en los aos ochenta persistieron en sostener una voluntad poltica, comenzaron a destilar, del anlisis de los modelos perimidos, nuevas ideas y orientaciones para la praxis poltica. La forma partido apareci entonces en el banquillo de los acusados, tanto por considerarse ago- tada como dispositivo activo de intervencin, como por promover en su interior relaciones sociales alienantes y basadas en la disciplina. 12 Muchos de esos grupos acompaaron de lecturas he- terodoxas su toma de distancia respecto de las tradiciones organizacionales y polticas de la izquierda. Ms an, esas lecturas a menudo se convirtieron en la prctica es- pecca que dio sentido a las agrupaciones y colectivos de personas en su trnsito post-partidario. La ruptura con una organizacin disciplinada y que pautaba al de- talle el cuadro general de la vida de sus militantes con frecuencia result traumtica. De all que la salida de un partido a menudo determin el abandono de toda acti- vidad poltica. Pero tambin pudo signicar la apertura a una curiosidad nueva que deba colmarse con ideas tambin nuevas. La cultura poltica e intelectual argentina predispuso que ese caudal de lecturas que sirvi de soporte en la bsqueda de orientaciones ante la crisis de los modelos partidarios proviniera, en gran parte, del posestructura- lismo francs. Argentina haba sido ya sitio privilegia- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 296 19/5/09 19:37:45 297 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO do de recepcin de la obra de Louis Althusser. Los aos ochenta y noventa asistieron, en cambio, a una prolife- racin de ncleos de lectura de autores como Foucault, Castoriadis, Deleuze y Badiou. Todos ellos contribuye- ron a horadar las antiguas certidumbres de los militantes llegados de la izquierda partidaria, al tiempo que abran continentes terico-prcticos nuevos que eran recibidos como bocanadas de aire fresco. 13 La obra de Michel Foucault goz de una temprana recepcin en algunos crculos intelectuales argentinos de comienzos de los aos setenta. Pero fueron los textos que conguraron un acceso novedoso a la problemtica del poder especialmente Vigilar y Castigar, de 1975 los que pudieron ser ledos e incorporados en relacin con la coyuntura poltica latinoamericana. Foucault fue para muchos la va privilegiada de acceso al eje ciego de la ortodoxia izquierdista, la cuestin del poder. Y en ese sentido, su lectura abon un uso que poda precipitar tanto una crisis del marxismo y un abrazo de las de- mocracias liberales realmente existentes que retornaban en el cono sur a mediados de los ochenta, como otro que antes que desestabilizar por entero al marxismo lo obli- gaba a renovarse. 14 Ahora bien, si las lecturas de Foucault salpicaron desordenadamente diversos espacios de recepcin, hasta aterrizar incluso en sede acadmica, las revistas y gru- pos que surgieron y se organizaron en funcin de leer a Castoriadis, Deleuze o Badiou fueron ms compactos y a la vez autnomos respecto a las instituciones formales, y por ello ms enfocados a un horizonte de praxis po- ltica (en diversos grados y formas). En ocasiones, sus LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 297 19/5/09 19:37:45 298 MARTN BERGEL intervenciones tendieron a adherirse a las perspectivas, conceptos y hasta jergas de alguno de esos autores, trans- formado en gur intelectual y hasta en objeto de culto. Castoriadis result importante para muchos ex militantes de organizaciones trotskistas por provenir l mismo de una agrupacin de ese signo. Algunos de sus textos de la etapa de Socialisme ou Barbarie resultaron un insumo estimulante para quienes pretendan seguir pensando en la necesidad de la (auto)organizacin de los trabajadores y otros grupos sociales. 15 Deleuze, en cambio, ofreci al- gunas herramientas de pensamiento para tematizar cues- tiones prcticas novedosas, como la de las redes. Badiou, ms riguroso en trminos loscos y por ello ms difcil de abarcar, sobre todo en los ltimos aos supo brindar, en grupos de estudio, en sucesivas visitas y a travs de la infatigable labor de la revista Acontecimiento (difusora local de su pensamiento), un arsenal de conceptos para pensar la poltica como esfera irrenunciablemente aut- noma, as como para reproponer una teora del sujeto y, en un terreno un poco menos abstracto, desplegar las categoras propias de una praxis radicalmente crtica de la nocin de representacin. En esta historia de recepciones poltico-intelectuales debe computarse un lugar de primer orden al impacto del zapatismo. De diversos modos, las transformaciones en los modos de pensar la poltica generadas tras la irrup- cin del EZLN y de la voz del Subcomandante Marcos en el espacio pblico global, atravesaron un conjunto signicativo de grupos universitarios, colectivos y mo- vimientos sociales. 16 En Argentina, como en otras partes del mundo, la palabra zapatista vino acompaada de la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 298 19/5/09 19:37:45 299 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO de una serie de intelectuales que apoyan e impulsan el proceso de renovacin de las izquierdas inaugurado con el levantamiento del EZLN en 1994. Entre otros, deben mencionarse aqu a Ana Esther Cecea y, sobre todo, a John Holloway. Quien esto escribe recuerda el profundo impacto causado por este autor en una conferencia en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Bue- nos Aires, en 1995. Holloway propona all al zapatismo como la va de acceso no slo a un nuevo universo te- rico-prctico, sino a una tica militante que tomaba dis- tancia del modelo sacricial dominante en las tradiciones de la poltica setentista, an muy presentes en las for- maciones de izquierda. Las palabras de Emma Goldman con las que Holloway elega culminar su alocucin (si no puedo bailar no quiero ser parte de tu revolucin!) eran testimonio de la apertura a una nueva sensibilidad en las relaciones sociales y polticas de la militancia de izquierdas. 17 Posteriormente, su conocida obra Cambiar el mundo sin tomar el poder aliment nuevos debates y tomas de posicin dentro del creciente campo poltico antiestadocntrico. Finalmente, un captulo tambin importante en esta travesa se ha congurado en torno al inujo reciente de la constelacin post-operasta italiana. Esa tradicin, que tiene en su centro a Toni Negri, era ya conocida por algunos grupos en Argentina al menos desde los prime- ros aos ochenta. Entre otras, las revistas Praxis y El Ro- daballo, impulsadas por Horacio Tarcus, en su afn de renovar el marxismo, difundieron la obra de Negri. Pero fue a partir de la explosin generada por las polmicas suscitadas por el libro Imperio de Negri y Hardt que esta LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 299 19/5/09 19:37:45 300 MARTN BERGEL corriente alcanz importante presencia. Paradjicamen- te, fue el xito editorial de esta obra el que colabor en descentrar en esa franja a la gura de Negri, lo que per- miti que en los ltimos aos otros autores, como Mau- rizio Lazzarato, Sandro Mezzadra, Franco Berardi (Bifo) y Paolo Virno comenzaran a conocerse. De todos ellos, adems de Negri, ha sido la losofa poltica de Virno la que ha dejado una ms acusada impronta. 18 Con todo, ms all de algunas cuestiones, tales como la apelacin a investigar la composicin actual del trabajo vivo en fun- cin de extraer de su naturaleza contempornea nuevas orientaciones para su organizacin, 19 el rechazo genrico por las tradiciones nacional-estatistas o, en menor me- dida, un horizonte normativo que impele a un tiempo a resguardar el carcter irreductible de las singularidades sin perder de vista la tarea de trabajar el comn (de un modo que evite una pura losofa de la diferencia; tal el cometido esencial del concepto de multitud que, como recuerda Virno, no se contrapone al Uno, sino que lo redetermina), 20 cuesta encontrar los trazos concretos de la inuencia post-operasta. Salvo algunos intentos que por adoptar aproximaciones demasiado literales del en- foque y el lenguaje de Negri tienden a encorsetar en ca- tegoras rgidas los procesos sociales reales, no es dable hallar demasiadas tentativas que exploren los ms ori- ginales caminos abiertos por esta corriente, tales como las investigaciones acerca de la presunta hegemona del trabajo inmaterial en el capitalismo posfordista, o la pes- quisa acerca de la materialidad de los sujetos llamados a desarrollar una globalizzazione dal basso (globalizacin desde abajo). 21 Incluso las hiptesis ms recientes de Ne- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 300 19/5/09 19:37:45 301 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO gri acerca de un supuesto nuevo pacto entre movimien- tos sociales y gobiernos progresistas en Latinoamrica han tendido a tener escasa inuencia. 22 En n, sin dudas otras capas ms tenues de lecturas contribuyeron tambin a congurar una corriente de pen- samiento autnomo. Y lo interesante es que, si parte sus- tancial de este conjunto de prcticas tericas se origin en colectivos y grupos provenientes de la universidad o de las clases medias, una serie de canales diversos per- miti cierta circulacin de ideas en algunos movimientos sociales populares de base. Desde talleres de (auto)for- macin a prcticas especcas de composicin entre colec- tivos de investigacin-militante y diferentes experiencias sociales y polticas (prcticas propiciadas ejemplarmen- te por el Colectivo Situaciones), 23 pasando por la Ron- da de Pensamiento Autnomo (un espacio de reunin y debate mensual de experiencias de muy diversa ndole que aceptan compartir problemas y preguntas comunes en la tarea de construir la autonoma) y el peregrina- je ms asistemtico de ciertas nociones a travs de me- dios de comunicacin alternativos, un abanico de formas de contacto e hibridacin de culturas polticas permiti que al menos parte de los autores e ideas antes referidos permeen la actividad de algunos movimientos. En esas zonas de hibridacin, donde acontece ms cabalmente el ensamble de las dos matrices de origen de los movimien- tos autnomos (la social y la intelectual), vieron la luz algunas de las formaciones ms interesantes del autono- mismo argentino. 24 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 301 19/5/09 19:37:45 302 MARTN BERGEL SINGULARIDADES En el recorrido necesariamente sinttico del impacto del conjunto de autores y referencias que incentivaron el surgimiento de una corriente de pensamiento autno- mo, hemos bordeado los contornos de una problemtica de honda presencia en la cultura de izquierdas del con- tinente: la que ha alcanzado su mayor densidad terico- poltica en los meandros del concepto de marxismo la- tinoamericano. Esta categora encierra y sintetiza, en los dos trminos que la componen, las tensiones derivadas de las complejidades del aterrizaje en Amrica Latina de ideas y doctrinas originadas en otras realidades, funda- mentalmente europeas. En rigor, esta cuestin involucra no slo a las ideas de izquierda ni se reduce al siglo XX, sino que abarca al entero asunto de las doctrinas polti- cas y sociales del continente en la Modernidad, en un problema que el crtico brasileo Roberto Schwarz ha denominado el de las ideas fuera de lugar. 25 Frente a esta cuestin, la cultura de izquierdas lati- noamericana del siglo XX supo adoptar posiciones po- lares: si en su inicio, en poca de hegemona del posi- tivismo, tendi a represar los desarrollos europeos sin atender las especicidades locales (y as el marxismo, incionado de positivismo evolucionista, arrib a estas costas adherido a postulados mecanicistas generados en Europa), desde los aos veinte y treinta ese prisma ten- di a invertirse, hasta acabar, ya en la segunda mitad del siglo, cuando la hegemona cultural se haba desplazado a un nacional-populismo que tea el entero campo po- ltico del continente, en la sospecha y la inquina frontal LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 302 19/5/09 19:37:45 303 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO ante las ideas provenientes de Europa. Entre ambos, lo mejor del pensamiento de izquierda adopt una postura creativa, que no por enfocar las especicidades locales y nacionales dej de pensar desde el interior del horizon- te ms vasto de la necesidad de una emancipacin uni- versal (antes bien, acaso precisamente para mejor captar las singularidades latinoamericanas, se sirvi de lo ms avanzado y novedoso del pensamiento contemporneo mundial). Como se sabe, la gura que ms cabalmente expres este movimiento de ideas fue el peruano Jos Carlos Maritegui, y de all que la invencin de un mar- xismo latinoamericano (igualmente atento a los dos po- los de la ecuacin) tienda a remitirse a su nombre. 26 Pues bien: la recepcin del conjunto de referencias tericas que, provenientes sobre todo de Europa, alimen- taron un campo autnomo en Argentina, actualiza de algn modo las tensiones y complejidades que se pre- sentaron histricamente en torno a la problemtica del marxismo latinoamericano. Puede decirse incluso que las actitudes polares recin mencionadas vuelven a hacerse presentes en el caso que nos ocupa. Aqu tambin, como hemos mencionado ya, algunos usos de categoras y jer- gas han producido anlisis que, si no estriles, a menudo no han logrado desmarcarse del efecto de rechazo que los lenguajes encapsulados generan fuera del circuito que les da origen. Y aqu tambin, y de modo tanto ms ex- tendido, la pervivencia de una estructura de sentimien- to nacional-populista reactiva, frente a las novedades del pensamiento contemporneo, ha producido una suerte de bloqueo tradicionalista que ha obturado la extensin de ese pensamiento. 27 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 303 19/5/09 19:37:45 304 MARTN BERGEL Pero tambin aqu, replicando el gesto mariateguiano de mixtura creativa de elementos locales y pensamiento contemporneo, una serie de experiencias hbridas (en el sentido de una apertura a distintas constelaciones poltico- intelectuales) ha favorecido el surgimiento de un abanico de invenciones terico-prcticas que ha dado cuerpo a lo mejor y ms singular del campo autnomo argentino. He- mos mencionado ya a las ms importantes y masivas in- venciones prcticas: los piquetes, las asambleas, la ocupa- cin de fbricas. Cabe mencionar otras menos conocidas, pero acaso incluso ms originales. 28 No obstante, adems de ellas, es posible abstraer una serie de desarrollos y pos- tulados tericos de los cuales se destilan las ms singulares contribuciones de eso que, a riesgo de hipstasis, conve- nimos en llamar pensamiento autnomo argentino: Un pensamiento situacional. Como hemos menciona- do ya, un rasgo que exhiben algunas de las trayectorias ms interesantes y productivas del pensamiento autno- mo es la del desarrollo de hiptesis singulares encadena- das al despliegue de prcticas tambin singulares. Pensar en situacin es despojarse, hasta donde sea posible, de los saberes heredados. Esta epistemologa militante, en palabras de Franco Ingrassia, lleva implicada una rela- cin muy pragmtica y activa entre los conceptos y las intervenciones. 29 Estas premisas se han desarrollado en el trabajo de diversas experiencias de investigacin mi- litante, la ms conocida de las cuales es la que lleva a cabo sostenidamente, desde hace varios aos, el Colec- tivo Situaciones. Las prcticas de escritura que realizan se encuentran atadas singularmente a las prcticas, al punto en que la propia distincin entre teora y prctica ideal- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 304 19/5/09 19:37:46 305 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO mente queda suspendida. 30 Situaciones ha construido as un camino fructfero (que ha dado origen a numerosos libros y publicaciones, muchos de ellos surgidos a par- tir de prcticas de composicin con experiencias sociales y polticas singulares), en polmica con las perspectivas llamadas extrasituacionales: ya las de la militancia tradi- cional de izquierda, ya las de los cientcos sociales aca- dmicos, que, a pesar de sus diferencias, comparten una misma mirada exterior hacia las experiencias sociales, que acaba por objetualizarlas y restarles potencia. Con todo, este pensamiento interior a las prcticas no es exclu- sivo del Colectivo Situaciones, y de all que pueda ar- marse que congura quizs el rasgo ms notorio de las experiencias de pensamiento autnomo en Argentina. 31 Estado tcnico-administrativo. Este concepto proviene de la extremamente sugerente deriva del pensamiento de Ignacio Lewkowicz, probablemente quien con mayor ri- gor y creatividad estaba meditando, desde Argentina, en las mutaciones acaecidas en la escena contempornea. 32
El Estado en la contemporaneidad se halla desfondado, roto. Esto no quiere decir que haya dejado de existir, sino que las instituciones que lo haban transformado en el actor central de la Modernidad han perdido su ecacia. Y junto con ellas, se han desquiciado tambin la subjetivi- dad propia de la era estatal (la ciudadana nacional) y el discurso que la institua (la historia nacional). Todo ello acontece porque nos es dado habitar lo que Lewkowicz denomina la era de la uidez. Se trata de un tiempo en que la operatoria, tanto del mercado como de las maqui- narias de la informacin y la opinin, ha pulverizado la consistencia del lazo social estatal moderno. 33 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 305 19/5/09 19:37:46 306 MARTN BERGEL Nuevas formas de subjetivacin. Pero lo ms original del pensamiento de Ignacio Lewkowicz, aquello que se co- necta ms directamente con el pensamiento situacional de varios ncleos de la militancia autnoma en Argenti- na, tiene que ver con las modalidades que adoptan las es- trategias de subjetivacin contemporneas. Hoy, cuando todo lo slido de la Modernidad se disuelve en el aire, han cambiado tambin las operaciones relativas a la bsque- da de la emancipacin. Si en tiempos de solidez del lazo social y de una lgica de la dominacin fundada en el Es- tado moderno la poltica crtica deba subvertir, romper, revolucionar el orden establecido, en la era de la uidez se trata de lo contrario: all donde domina la liquidez y la inestabilidad, las formas de subjetivacin que pretendan producir otras formas de vida en el vendaval capitalista deben re-ligar, componer, incluso desacelerar el tiempo desquiciado de la contemporaneidad. 34 En palabras de Franco Ingrassia, de lo que se trata es de poder generar, en un contexto de dispersin, formas de cohesin alter- nativas a las generadas por los circuitos de valorizacin del capital. En este sentido, las prcticas militantes se re- formulan, centrndose en la constitucin de secuencias autnomas de reproduccin de la vida social". 35 LMITES El campo de experiencias autnomas que hemos abor- dado presenta una serie de limitaciones cuyos efectos no pueden dejar de hacerse notar. Cabe indicar aqu el modo en que las asambleas barriales surgidas luego de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 306 19/5/09 19:37:46 307 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO diciembre de 2001 entraron en una fase de declive pro- nunciado que vino a desmentir el potencial subversivo que se haba adivinado en ellas, o los modos en que mu- chos movimientos, sobre todo piqueteros, pudieron ser cooptados por la maquinaria estatal. De esas limitacio- nes, aqu nos detendremos apenas en una, a nuestro jui- cio central para entender la debilidad relativa del campo autnomo en el conjunto de fuerzas sociales y polticas que diagraman el escenario argentino actual. 36 Hemos mencionado anteriormente la dicultad del conjunto de experiencias autnomas para presentarse en sociedad con un nombre comn. En torno a este asunto, radica una diferencia sustantiva frente a conguraciones autnomas de otras latitudes: a diferencia del zapatismo o de los movimientos sociales de la autonoma italiana, las experiencias argentinas adolecen de la falta de un dis- curso capaz de apuntalarlas en el espacio pblico; un discurso que sirva como propagador de un imaginario que por su propia existencia impulse la multiplicacin de nuevas experiencias, y que adems retorne como fac- tor de empoderamiento a los proyectos autnomos. La ausencia relativa de un sentimiento compartido que sig- nique al campo autnomo argentino como una co- munidad en marcha, facilita la dispersin y el carcter episdico de algunas iniciativas basadas en la autoorga- nizacin de lo social y en la horizontalidad. 37 Desdoblemos esta tesis. En un primer nivel, las sig- nicativas contribuciones del pensamiento autnomo que hemos atisbado tienen un eco y un alcance limitado. Si han tenido una circulacin en algunos movimientos que hemos mencionado, no han siquiera rozado a muchos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 307 19/5/09 19:37:46 308 MARTN BERGEL otros. De all la rareza de experiencias que han resultado innovadoras en un terreno prctico, pero que siguen pre- sas de representaciones e identidades heredadas (mencio- namos ya la paradoja de fbricas recuperadas de obreros autoorganizados que, sin embargo, siguen siendo part- cipes de un imaginario peronista). En suma, mientras en un terreno prctico algunos movimientos asambleas, fbricas, piqueteros, escarches han encontrado im- portante capacidad de propagacin y contagio, la ausen- cia de un arsenal de conceptos y miradas compartidas 38
(reverso del resguardo de lo singular y del nfasis en lo local/situacional de las ms interesantes trayectorias de pensamiento autnomo) debilit la capacidad de genera- cin y generalizacin de una nueva auto-representacin de muchos de esos movimientos. Un segundo nivel permite en efecto comprobar que esa ausencia relativa de un conjunto de conceptos difun- didos y generalizados en las experiencias de autoorgani- zacin se acompaa de la presencia tenue o casi inexis- tente de una narrativa que instale en el espacio pblico la historia, los hitos y las perspectivas futuras del proyecto de la autonoma en Argentina. Resulta sintomtico de esa carencia la cuasi invisibilidad en que transcurri a nes de 2006 el quinto aniversario de la rebelin popular que derri- b al gobierno de Fernando de la Ra y permiti soar con la posibilidad de consumacin del viejo anhelo de una au- togestin generalizada de lo social. Esa rebelin, en la que participaron centenas de miles de personas, parece haber evaporado sus marcas del cuerpo de la sociedad. Y es que, junto a la ausencia parcial de una narrativa comn capaz de inscribir su sello en los estratos de me- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 308 19/5/09 19:37:46 309 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO moria y en las luchas por la signicacin que atraviesan a la sociedad argentina, la rebelin popular de 2001 y, ms especcamente, el conjunto de movimientos y grupos autnomos, carecieron relativamente de una dimensin que, si poda ser ya crucial para la poltica moderna de comienzos de siglo XX, parece serlo tanto ms hoy. Las narrativas que tienen vocacin proyectiva suelen culmi- nar en un horizonte voraz de futuro que se congura bajo la forma del mito. Como quera Maritegui, y como lo saben tambin los grupos que otorgan centralidad a la dimensin mitopoitica de las luchas (como el colectivo de comunismo literario italiano Wu Ming), todo movi- miento o ciclo poltico que se quiera vivo debe alimentar su curso biogrco de un mito, entendido como la di- mensin imaginaria que proyecta una emocin comn capaz de generar un crculo virtuoso de identicaciones parciales e incitaciones compartidas a la accin entre gru- pos y personas singulares. Esa sensacin de pertenecer a una comunidad de iguales de potencia siempre incre- mentada, que en las reverberaciones contemporneas de la autonoma italiana se presenta bajo el nombre de mul- titud y que ha estado presente tambin en la produccin simblica zapatista, al menos en sus momentos de mayor fulgor, no es igualmente detectable en los movimientos autnomos argentinos. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 309 19/5/09 19:37:46 310 MARTN BERGEL A MODO DE CONCLUSIN: EL LUGAR DE LOS MOVIMIENTOS AUTNOMOS EN LA TRADICIN POLTICA ARGENTINA Y LATINOAMERICANA Subsiste entonces un dilema que atraviesa no solamente al campo de la autonoma en Argentina: cmo producir esa dimensin imaginaria y/o mitopoitica sin caer en ideologa?, cmo preservar la singularidad irreductible de las prcticas, que aparece como una de las fuentes de creatividad de los autnomos argentinos, promoviendo al mismo tiempo una narrativa de empoderamiento co- mn? Al parecer, apenas tenemos algunas sugerencias para algo parecido a una respuesta a estos cruciales inte- rogantes. Tal, por ejemplo, las indicaciones que provie- nen de conceptos como el de red difusa, del Colectivo Situaciones, o, en otra vena, la apelacin no exenta de irona a un retorno hacia un leninismo deseante del militante autnomo malagueo Javier Toret. O, tam- bin desde un ngulo muy distinto, los sealamientos de Wu Ming acerca de cmo evitar que los mitos devengan fetiches (impidiendo que muten de bateras de energa social a herramientas de instrumentalizacin heternoma al servicio de nuevos lderes o formaciones semejantes). 39
En n, se trata de cuestiones que permanecen abiertas, y que probablemente habrn de hallar respuesta en experi- mentos prcticos antes que en conceptos. La Otra Cam- paa zapatista tal vez ha sido la apuesta ms ambiciosa en este sentido, pero su suerte parece haber sido menos auspiciosa de lo esperado. Con todo, aun con sus debilidades e intermitencias, el campo de movimientos autnomos emergente en Ar- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 310 19/5/09 19:37:46 311 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO gentina y Amrica Latina puede estar llamado a ocupar un lugar de peso en la historia de las tradiciones polti- cas del continente. Y ello porque su presencia remueve no solamente aspectos enquistados en el campo de las izquierdas, relanzando un proyecto emancipatorio a la al- tura de los valores ms altos de la Modernidad, sino, ms decisivamente, porque la imaginacin democrtico-radi- cal que trae consigo embiste contra aquello que puede considerarse el ncleo duro de la cultura poltica latino- americana. Los movimientos autnomos en Argentina y en Amrica Latina han venido a interrumpir la matriz estadocntrica y las lgicas autoritarias que se derivan de ella. Ciertamente, desde la irrupcin del zapatismo, se ha avanzado mucho en este sentido, pero el camino por recorrer es todava arduo. El campo de los movimientos autnomos tiene as una preciosa tarea histrica por desarrollar: la de contribuir al combate del conjunto de rasgos que congura con inusi- tada fuerza el tronco principal de la poltica del continente (un tronco que tiene sus versiones de izquierda y de de- recha): clientelismos, estatismos, caudillismos, nacionalis- mos. Si tiene xito, aunque sea relativo, en esta tarea de desmontaje de estas rocas duras de la poltica latinoame- ricana, habr realizado, si no una revolucin social, s una verdadera revolucin poltico-cultural. NOTAS 1 Este texto tiene una pretensin histrico-problemtica antes que descriptiva, y por eso me limito aqu a una mencin rpida de los grupos autnomos y los movimientos sociales enrolados en la re- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 311 19/5/09 19:37:46 312 MARTN BERGEL belin popular de 2001 (por otra parte sucientemente estudiados por una abundante bibliografa reciente). Los movimientos pique- teros, nacidos en algunas localidades del interior del pas en 1996 y desarrollados, sobre todo posteriormente, en el conurbano de la capital federal, surgieron como una respuesta organizada ante el fe- nmeno de la desocupacin de masas que advino durante el go- bierno de Carlos Menem. Actualmente, hay decenas de grupos y movimientos piqueteros, aunque la hbil poltica mixta de coop- tacin y aislamiento o represin llevada a cabo por el gobierno de Nstor Kirchner ha tendido a debilitar al entero espacio piquetero. Slo una porcin menor de esos movimientos, por otra parte, es ha- bitualmente relacionada con el campo de los grupos autnomos. La mejor radiografa histrico-social del surgimiento y caractersticas del conjunto de movimientos piqueteros se encuentra en Maristella Svampa y Sebastin Pereyra, Entre la ruta y el barrio. La experien- cia de las organizaciones piqueteras. Buenos Aires: Biblos, 2004 (2da. edicin ampliada). Sobre el MTD de Solano, el grupo piquetero ms identicado con el proyecto de la autonoma, vase Colectivo Situa- ciones y MTD de Solano, Hiptesis 891. Ms all de los piquetes. Bue- nos Aires: De Mano en Mano, 2002. Las asambleas barriales surgie- ron en las grandes ciudades argentinas como continuacin directa de las movilizaciones que derribaron al gobierno de Fernando de la Ra y mantuvieron en vilo a la entera clase poltica por varios meses. En los primeros meses de 2002, en su momento de mayor fulgor, superaron las 150 en todo el pas, con una media de gente que oscil inicialmente entre las 50 y las 200 personas. Pero miles de perso- nas, muchas sin experiencia poltica previa, pasaron brevemente por esos encuentros semanales en los que se discuta sobre temas que involucraban asuntos que iban desde lo barrial hasta lo nacional. Su importancia cualitativa puede captarse en las reveladoras declara- ciones del ex presidente Eduardo Duhalde, quien a comienzos de su gobierno, en 2002, lleg a desaarlas pblicamente, al armar que no se puede gobernar con asambleas. Las asambleas barriales se destacaron por el indoblegable celo con que custodiaron la horizon- talidad en la toma de decisiones. Hoy apenas sobrevive un puado de ellas, con una participacin muy menguada, pero su herencia puede observarse en otros movimientos sociales que han adoptado muchos de sus rasgos (por ejemplo, movimientos barriales contra la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 312 19/5/09 19:37:46 313 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO especulacin urbana y la construccin de megatorres). El mejor an- lisis problemtico de la experiencia de las asambleas barriales puede hallarse en Ezequiel Adamovsky, El movimiento asambleario en la Argentina: balance de una experiencia, en El Rodaballo, nm. 15, invierno 2004. Vase, tambin, Hernn Ouvia, Las asam- bleas barriales. Apuntes a modo de hiptesis de trabajo, en Revis- ta Theomai, Universidad de Quilmes, nmero especial, invierno de 2002; y Martn Armelino, Germn Prez y Federico Rossi, Entre el autogobierno y la representacin. La experiencia de las asambleas en la Argentina, en Federico Shuster, Francisco Naishtat, Gabriel Nardacchione y Sebastin Pereyra (comps.), Tomar la palabra. Estu- dios sobre protesta social y accin colectiva en la Argentina contempor- nea. Buenos Aires: Prometeo Libros, 2005. La toma y recuperacin de fbricas por sus propios trabajadores se inici con anterioridad a la rebelin de 2001, pero se potenci con sta. Aunque cada una de las fbricas sin patrn ms de 160 en todo el pas reconoce una historia y una trayectoria singular, en todas se destaca el nfasis en la autoorganizacin del trabajo. Habiendo obtenido algunos impor- tantes xitos legales que permitieron la expropiacin parcial o plena de las instalaciones o instrumentos y maquinaria de trabajo, de los tres pilares de los movimientos del 2001 el de las fbricas es pro- bablemente el que goza de mejor salud (ello, pasando por alto un sinnmero de problemas organizativos, legales y polticos en cada una de ellas). Vase Eduardo Magnani, El cambio silencioso. Empre- sas y fbricas recuperadas por los trabajadores en la Argentina. Buenos Aires: Prometeo, 2003; Julin Rebn, Desobedeciendo al desempleo. La experiencia de las empresas recuperadas. Buenos Aires: Picasso-La Rosa Blindada, 2004; y colectivo lavaca, Sin Patrn. Fbricas y em- presas recuperadas por sus trabajadores. Una historia, una gua. Buenos Aires: Cooperativa de Trabajo lavaca, 2004. Finalmente, cabe anotar la existencia de un conjunto de colectivos y experiencias contracul- turales, de investigacin militante y de comunicacin alternativa, provenientes muchas veces de la universidad, y que, coaligados a algunos de los movimientos sociales populares, han alimentado con ideas y prcticas el rea autnoma. El origen de algunas de esas experiencias es narrado por Ral Zibechi en Genealoga de la revuel- ta. Argentina: la sociedad en movimiento, La Plata: Letra Libre, 2003. Este mapa sumario y necesariamente no exhaustivo de los ms im- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 313 19/5/09 19:37:46 314 MARTN BERGEL portantes movimientos sociales que tanto han sostenido prcticas de autoorganizacin y horizontalidad como impulsado un pensamien- to autnomo puede completarse de muchos modos. Aqu opto por mencionar algunas experiencias muy recientes, como las Asambleas ambientales que en varios lugares del pas han mantenido un soste- nido y a menudo exitoso combate contra empresas multinacionales en su mayora, ligadas a la minera que pretenden instalarse en las cercanas de pequeas ciudades del interior (los casos ms reso- nantes son los de Gualeguaych y Esquel); o, en un registro muy diverso, la singular experiencia de autoformacin e investigacin militante de la Ctedra Experimental de Produccin de Subjetividad de la ciudad de Rosario (vase www.catedrasubjetividad.com.ar). 2 Entrevista a Franco Ingrassia. Buenos Aires, 1 de octubre de 2006. 3 Entrevista a Karla Castelazzo, militante de variadas experien- cias autnomas, en la universidad y en el movimiento asambleario. Buenos Aires, octubre de 2006. 4 Ese sesgo ha alcanzado estatuto no slo prctico, sino tambin terico, a travs del sostenido trabajo del Colectivo Situaciones, a cuya proyeccin internacional se deben buena parte del conoci- miento y las imgenes que se tienen del autonomismo argentino. Con todo, ese privilegio de la singularidad de cada experiencia prc- tica no es exclusivo de Situaciones, sino que es patrimonio de la mayora de los autnomos argentinos. 5 Tal es la situacin probablemente predominante en la mayora de los grupos y experiencias que aqu consideramos dentro del cam- po de los autnomos. Ejemplarmente, es el caso de muchos trabaja- dores de las fbricas recuperadas, o de los militantes de la Asamblea Ambientalista de Gualeguaych. Las prcticas de autoorganizacin y horizontalidad que llevan a cabo, en muchos casos, no han lle- gado a astillar sus identidades polticas. Muchos de ellos, por caso, continan considerndose peronistas. Resulta sintomtico de esta situacin la siguiente ancdota referida por Patricio Mc Cabe, otro militante autnomo histrico: Hace poco tuvimos una experiencia que ilustra un poco eso. La Asamblea barrial de Villa Pueyrredn nos hizo llegar un pedido para que armemos un taller sobre autono- ma y marxismo autonomista. Entonces tuvimos 7 u 8 encuentros en esa Asamblea: en los dos primeros discutimos los clsicos, y en las cinco reuniones restantes toda la lnea de la autonoma. Ellos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 314 19/5/09 19:37:47 315 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO sentan que estaban en el espacio de la autonoma, pero no saban de qu trataba el autonomismo. Y cuando descubren de qu se trata, experimentan un rechazo bastante fuerte. Les pona muy en duda su formacin histrica partidaria de izquierda. Las tesis que acer- cbamos no tenan demasiada llegada. Cuando se enteraron cules eran las discusiones del autonomismo, no les simpatiz en lo ms mnimo Pero, ms all de eso, sus prcticas concretas eran deni- tivamente autnomas. Entrevista a Patricio Mc Cabe, Buenos Aires, octubre de 2007. 6 Cf. Luis A. Romero, La crisis argentina. Una mirada al siglo XX, Buenos Aires: Siglo XXI, 2003, pp. 19-32. 7 V. Tulio Halperin Donghi, Argentina en el Callejn, Buenos Ai- res: Ariel, 1995 (ed. orig. 1964). 8 Durante la dcada del noventa, asistimos al nal de la excep- cionalidad argentina en el contexto latinoamericano. Ms all de las asimetras regionales y de las jerarquas sociales, esta excepcionali- dad consista en la presencia de una lgica igualitaria en la matriz social. Vase Maristella Svampa, La Sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo, Buenos Aires: Taurus, 2005, p. 47. 9 Segn apunta Jos Nun, el porcentaje de los llamados nue- vos pobres (estratos provenientes de las clases medias) creci, en el rea de la capital federal y el Gran Buenos Aires, de un 3% a comienzos de los aos ochenta, a un 26% en 1996. Vase J. Nun, Democracia. Gobierno del pueblo o gobierno de los polticos?, Buenos Aires: FCE, 2000, p. 135. 10 M. Svampa, La Sociedad Excluyente, cit., p. 47. 11 El peronismo, enigma que ha suscitado desde su origen in- nidad de interpretaciones intelectuales y polticas, atraviesa en el presente, sobre todo desde la presidencia de Menem, una serie de mutaciones que estn lejos de haber sido cabalmente esclarecidas. Si, al decir de Halperin Donghi, el menemismo liquid la sociedad peronista entendida como el conjunto de fuerzas sociales que es- tructuraban un horizonte de expectativas centrado en el Estado so- cial surgido en la coyuntura que llev a Pern al poder, en 1943 46 (Cf., Halperin Donghi, La larga agona de la Argentina peronista, Bue- nos Aires: Ariel, 1994), el kirchnerismo y la recompuesta hegemona del peronismo sobre la totalidad del sistema poltico disponen un conjunto de nuevos interrogantes sobre la extraa pervivencia de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 315 19/5/09 19:37:47 316 MARTN BERGEL un movimiento poltico que ha mostrado a lo largo de su historia una singular capacidad de transguracin y adaptacin. Con todo, la in- mediata identicacin con el peronismo de los sectores populares ya no parece ser el baluarte indestructible de aos atrs. Tanto los mitos polticos peronistas como el espacio de sociabilidad familiar como matriz de reproduccin de la identidad peronista, parecen haber per- dido al menos parte de su ecacia en los ltimos aos. Un ensayo de aproximacin parcial a esta cuestin crucial puede hallarse en M. Svampa y S. Pereyra, Entre la ruta y el barrio, op. cit., pp. 37-42. 12 La crtica a la forma partido puede seguirse en dos textos signicativos representativos de lneas tericas diferentes: Ignacio Lewkowicz, Fin del partido? La militancia no se rinde en Revista Acontecimiento, nm. 2, Buenos Aires, invierno de 1991; y Horacio Tarcus, La secta poltica. Ensayo acerca de la pervivencia de lo sa- grado en la Modernidad, en El Rodaballo, nm. 9, Buenos Aires, verano 1998-99. 13 Tal el relato ofrecido por Patricio Mc Cabe (proveniente de una organizacin partidaria de izquierda) en la entrevista antes cita- da. Los ejemplos, no obstante, pueden multiplicarse. 14 Ambas alternativas son repasadas en clave de autobiografa intelectual por scar Tern, uno de los introductores de Foucault en Argentina y Amrica Latina. Cf. Filosofa, historia y poltica. Un re- corrido, en O. Tern, De utopas, catstrofes y esperanzas. Un camino intelectual, Buenos Aires: Siglo XXI, 2006, pp. 23-24. 15 Entrevista a Patricio Mc Cabe, cit. 16 Una cuestin que merece una detenida reexin que aqu no podemos proporcionar es la de los usos del zapatismo por los movimientos y grupos autnomos argentinos. Da la impresin de que el vnculo con el EZLN fue importante en extensin, pero discontinuo en intensidad y, por lo general, poco creativo. Acaso re- sulta ms interesante y productivo el modo en que los movimientos sociales italianos por poner un punto de comparacin tejieron una relacin con las ideas y con la simbologa zapatista ms intensa y a la vez ms creativa y menos basada en el modelo del puro soli- darismo internacional. 17 La conferencia de Holloway fue publicada con el ttulo El Pri- mer Da del Primer Ao: reexiones sobre los zapatistas en el n- mero 8 de la revista Dialktica, Buenos Aires, 1996. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 316 19/5/09 19:37:47 317 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO 18 Vase al respecto Martn Bergel, Para leer a Virno en Amrica Latina, en El Rodaballo, nm. 15, otoo de 2004. 19 Un incisivo ensayo en esa direccin se encuentra en Franco Ingrassia, 11 ideas precarias para un sindicalismo biopoltico, en El Viejo Topo, nm. 212, octubre de 2005. Consltese asimismo los numerosos trabajos del colectivo Nuevo Proyecto Histrico, dispo- nibles en www.colectivonph.com.ar. 20 P. Virno, Gramtica de la multitud. Para un anlisis de las formas de vida contemporneas, Buenos Aires: Colihue, 2003, p. 16. 21 Una reciente e interesante excepcin que pone en juego algu- nas de las intuiciones del pensamiento radical italiano contemporneo acerca de las formas del trabajo en el capitalismo cognitivo de nuestros das puede hallarse en Colectivo Quien Habla? (Colectivo Situaciones, Nicols Barraco, Marzo y Kris), Lucha contra la esclavitud del alma en los call center, Buenos Aires: Tinta Limn, 2006. 22 Cf. A. Negri y G. Cocco, GlobAL. Biopoder y luchas en una Am- rica Latina globalizada, Buenos Aires: Manantial, 2006. 23 Sobre el signicado de la composicin, operacin de creacin comn de pensamiento de dos singularidades,Vase del Colectivo Situaciones el texto Sobre el Mtodo, en Hiptesis 891, cit. 24 Dos movimientos piqueteros, los MTD (Movimiento de Tra- bajadores Desocupados) de Solano y de La Matanza, se muestran como experiencias en las que esa hibridacin ha tenido ejemplar- mente lugar. Ciertamente, conviene no exagerar la importancia de esos espacios de composicin. Como hemos mencionado ya, la ma- yora de los movimientos que aqu consideramos laxamente dentro de un campo autnomo (las fbricas recuperadas, por caso) han innovado ms en las prcticas que llevan a cabo que en el modo en que se las representan. 25 R. Schwarz, Las ideas fuera de lugar [1971], en Florencia Garramuo y Adriana Amante (org.), Absurdo Brasil. Polmicas en la cultura brasilera, Buenos Aires: Biblos, 2000. 26 Sobre este asunto, vanse, entre otros, los siguientes textos signicativos: Jos Aric (ed.), Maritegui y los orgenes del marxismo latinoamericano, Mxico: Cuadernos de Pasado y Presente, 1980; y scar Tern, Discutir Maritegui, Mxico: Universidad Autnoma de Puebla, 1985. 27 Esa estructura de sentimiento puede constatarse tanto en es- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 317 19/5/09 19:37:47 318 MARTN BERGEL pacios de militancia y movimientos sociales como, de modo a veces ms estridente, en boca de franjas signicativas de intelectuales. Esos intelectuales reaccionan ante algunos desarrollos del pensamiento y la poltica contempornea que comprometen algunas certidumbres del pasado, empezando por la idea de nacin. Para un excelente anlisis crtico de ese discurso cf. Ezequiel Adamovsky, La patria de la emancipacin (y la angustia por la nacin en la cultura argen- tina), en El Rodaballo nm. 16, Buenos Aires, verano de 2006. En la misma lnea, vase tambin mi propio anlisis de las reacciones conguradoras de un bloqueo nacional a las hiptesis de Paolo Virno sobre la rebelin popular argentina de 2001 y, ms en general, a las conexiones entre ella y el movimiento altermundialista en Lo local, lo global, lo mltiple. Una lectura de la relacin entre la rebe- lin popular argentina y el movimiento de resistencia global, en El Rodaballo, nm. 14, Buenos Aires, invierno de 2002. 28 Mencionemos dos muy signicativas. En la segunda mitad de los aos noventa, la entonces recin surgida agrupacin H.I.J.O.S., que nuclea a jvenes que reclaman justicia para sus padres, muertos o desaparecidos por la represin estatal de los aos setenta (y que, signicativamente, aun cuando reivindican la memoria para las or- ganizaciones revolucionarias de esos aos, a diferencia de ellas se organizan de modo horizontal), desarroll una prctica de produc- cin de justicia popular que asumi el nombre de escrache (con su- ciente xito como para que luego sea adoptada por otras muchas experiencias). All donde un conjunto de leyes aprobadas por el r- gimen poltico democrtico haba dejado impunes a los autores de atroces crmenes y violaciones a los derechos humanos perpetrados durante la dictadura de 1976, el escrache buscaba producir un esce- nario de visibilizacin y de construccin de condena social de algunos de esos criminales. El escrache consiste en la identicacin del lugar de morada de algn miembro de las organizaciones represivas, y en el tendido de un largo trabajo en el tejido barrial que sirva a los nes de iluminar que all vive y desarrolla sus actividades cotidianas un asesino de la dictadura. Ese trabajo de varios meses culmina en el escrache propiamente dicho, el asedio festivo y no violento, cargado de produccin simblica, de la vivienda del sujeto en cuestin. Ese marcaje ciudadano, en ausencia de un marco legal estatal que haga justicia, ha sido pensado como un modo de produccin de justicia y LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 318 19/5/09 19:37:47 319 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO memoria comunitaria desde abajo. Al respecto, vase del Colectivo Situaciones, Conversaciones con H.I.J.O.S., Cuaderno de Situacio- nes nm. 1, Buenos Aires, octubre de 2000. En un orden diverso, a nes de 1999, en ocasin de las elecciones que catapultaron a la presidencia a Fernando de la Ra, un grupo de jvenes provenientes de la universidad impuls una experiencia asimismo singular. La ley electoral argentina, que establece la obligatoriedad del voto, prev la posibilidad de exencin de tal compromiso a todo ciudadano que se encuentre a ms de 500 km. del lugar de votacin. Esta disposicin busca proteger a aquellos que por razones laborales o semejantes se encuentren lejos de sus distritos electorales. Pues bien, ante esa situacin, y en la creencia de que al menos en esa coyuntura el voto no decida nada sustantivo, alrededor de 400 personas, sobre todo j- venes, protagonizaron una fuga de la ley electoral. Para ello, fun- daron un movimiento que recibi el nombre de 51 (en alusin al kilmetro 501, punto imaginario de fundacin de otra poltica y otra democracia), que tras meses de reuniones en asambleas horizontales se desplaz el da de la votacin a una localidad distante en ms de 500 km. de la Capital Federal en la que realiz numerosas asambleas y actividades recreativas. Ese anunciado gesto de reinterpretacin y politizacin de la ley electoral, alcanz gran repercusin y gener numerosos debates. El movimiento 51 acab dispersndose, pero muchos de sus integrantes impulsaron posteriormente diversas ex- periencias autnomas, algunas de ellas ligadas al movimiento alter- mundialista. Vanse los maniestos de 51 Carta a los no votan- tes y Hacia otra democracia en Acontecimiento, nm. 18, Buenos Aires, 1999. Para un balance pormenorizado de esa experiencia, vase asimismo Martn Bergel, 51. Balance de una experiencia po- ltica, en El Rodaballo, nm. 10, verano de 2000. No es exagerado armar que el movimiento 51 guarda un parecido de familia con La Otra Campaa zapatista. 29 Entrevista a F. Ingrassia, cit. 30 As lo seala tambin Franco Ingrassia: Entendemos al pen- samiento, en su nivel ms genrico, como facultad de invencin, capacidad de resolver problemas. Nos alejamos aqu de cualquier nocin que equipare al pensamiento con la actividad mental. Propo- nemos otra perspectiva. Se piensa con todo el cuerpo, con prcticas y conceptos, y tambin a travs de percepciones y afectos. Cf. F. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 319 19/5/09 19:37:47 320 MARTN BERGEL Ingrassia, El pensamiento argentino despus de la Argentina, en El Rodaballo nm. 15, invierno 2004, p. 82. 31 Esa misma perspectiva situacional puede hallarse tambin, entre otros muchos trabajos, en Ana Mara Fernndez (y colaborado- res), Poltica y Subjetividad. Asambleas barriales y fbricas recuperadas, Buenos Aires: Tinta Limn, 2006. 32 Escribimos en tiempo pasado porque, para desazn de quienes lo conocimos y aprendimos y nos deleitamos con su modo de pensar y hacer pensar, Ignacio muri junto a su esposa en un trgico acciden- te en 2004, apenas con 42 aos. 33 Todo ello seala, por vas diferentes a las de Negri y Hardt, la evaporacin del concepto moderno de soberana, que se verica en el pasaje de la gura del ciudadano (propia de la Modernidad) a la de consumidor (hegemnica en la era de la uidez). Cf. I. Lewkowi- cz, Del ciudadano al consumidor. La migracin del soberano, en Pensar sin Estado. La subjetividad en la era de la uidez, Buenos Aires: Paids, 2004. 34 Si la uidez es el modo de existencia en los tiempos mercan- tiles, ser necesario forjar los procedimientos de pensamiento y de intervencin capaces de marcar este terreno. Pero tambin ser nece- sario pensar nuevas estrategias de subjetivacin en relacin con una dominacin que no sabe ni pretende saber de fundamentaciones slidas. En denitiva, la tarea subjetiva en los tiempos neoliberales re- quiere otro tipo de operaciones. Ya no es preciso desligar, romper, sub- vertir sino ligar, armar, sostener. Dicho de otro modo, nuestro punto de partida no son las instituciones estatales, sino las destituciones mer- cantiles [] Transformar un fragmento en una situacin es una estra- tegia sosticada pero imprescindible en los tiempos contemporneos. Esta estrategia consiste en la fundacin de una lgica sin remisin a otra (ya sea estatal o mercantil). Y sin remisin implica el asentamien- to de un espacio y un tiempo situacionales, es decir, autnomos. Cf. I. Lewkowicz y Grupo Doce, Del Fragmento a la Situacin. Notas sobre la subjetividad contempornea, Buenos Aires, 2001, pp. 96-98. 35 F. Ingrassia, Autonoma y dispersin, en El Viejo Topo, nm. 222/223, julio de 2006. 36 Este acpite retoma la tesis central desplegada en Martn Bergel y Bruno Fornillo, Siete puntos para un balance de la rebelin popu- lar argentina del 2001, en Contrapoder, nm. 9. Madrid, 2004. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 320 19/5/09 19:37:47 321 EN TORNO AL AUTONOMISMO ARGENTINO 37 Hace unos pocos aos, pareci que Autodeterminacin y Libertad, el partido poltico de nuevo tipo liderado por Luis Za- mora, que obtuvo signicativos resultados electorales y escaos en las cmaras legislativas, pudo cumplir un papel importante no slo como cua entre el sistema representativo y los movimientos socia- les autnomos, sino tambin como agente de produccin de una escena favorable a la convergencia entre esos movimientos. Pero su actuacin, que reprodujo lgicas personalistas y querellas de poder internas, acab por desilusionar a aquellos que vean con simpata a esta agrupacin. 38 Ausencia que parece contrastar con el espacio de la autono- ma italiana, en el que el imaginario comn que lo atraviesa y le da seas de identicacin se encuentra permanentemente alimentado por el conjunto de conceptos que han desplegado Negri y otras - guras de la constelacin post-operasta. 39 Seala Wu Ming: Cmo es posible impedir que los mitos cristalicen, se alienen de la comunidad que los quiere utilizar para contar su lucha por la transformacin del mundo volvindose contra la propia comunidad? Nuestra respuesta que no puede ser sino una respuesta parcial si queremos evitar el error absolutista del que estamos hablando es la siguiente: contando historias. Hace falta no parar de contar historias del pasado, del presente o del futuro, que mantengan en movimiento a la comunidad, que le devuelvan continuamente el sentido de la propia existencia y de la propia lu- cha. Historias que no sean nunca las mismas, que representen goz- nes de un camino articulado a travs del espacio y el tiempo, que se conviertan en pistas transitables. Lo que nos sirve es una mitologa abierta y nmada, en la que el hroe epnimo es la innita multi- tud de seres vivos que han luchado y luchan por cambiar el estado de cosas. Elegir las historias justas quiere decir orientarse segn la brjula del presente. No se trata, por lo tanto, de buscar una gua (ya sea sta un cono, una ideologa o un mtodo), un Moiss que pueda confundirnos a travs del desierto, ni una tribu de Levi a la vanguardia de las otras. Amador Fernndez-Savater, Mitopoiesis y accin poltica. Entrevista a Wu Ming, en El Rodaballo, nm. 15, invierno de 2004, pp. 72-73. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 321 19/5/09 19:37:47 322 MARTN BERGEL BIBLIOGRAFA ADAMOVSKY, Ezequiel, La patria de la emancipacin (y la angustia por la nacin en la cultura argentina), en El Rodaballo nm. 16, Buenos Aires, verano de 2006. ARGELINO, Martn, Germn Prez, y Federico Rossi, Entre el autogobierno y la representacin. La experiencia de las asambleas en la Argentina, en Federico Shuster, Francisco Naishtat, Gabriel Nardacchione y Sebastin Pereyra (comps.), Tomar la palabra. Estudios sobre pro- testa social y accin colectiva en la Argentina contempor- nea. Buenos Aires: Prometeo Libros, 2005. ARIC, Jos, (ed.), Maritegui y los orgenes del marxismo latinoamericano. Mxico: Cuadernos de Pasado y Pre- sente, 1980. BARRACO, Nicols (Colectivo Situaciones, Marzo y Kris), Lu- cha contra la esclavitud del alma en los call center, en Co- lectivo Quien Habla? Buenos Aires: Tinta Limn, 2006. BERGEL, Martn, 51. 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LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 325 19/5/09 19:37:48 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 326 19/5/09 19:37:48 327 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL NGEL LUIS LARA RODRGUEZ Quera agradecer, en primer lugar, la oportunidad que me habis dado de participar con vosotros y vosotras en este encuentro, porque es muy interesante poder com- partir la conversacin y aprender de todo lo que se est debatiendo estos das. Lo que ocurre es que no puedo ocultaros que me in- vade cierto pnico, un pnico que es en realidad dos p- nicos. Por un lado, el miedo a que, como ya estamos en el segundo da de encuentro, no vaya ms que a iterar lo que ya han dicho otros y os vaya a aburrir soberanamen- te, puesto que en cierta medida un evento de esta natura- leza constituye la apertura de un espacio de convergen- cia en el que nos encontramos gentes que compartimos una manera comn de mirar, pensar y vivir el mundo y, en ese sentido, utilizamos categoras y conceptos her- manos y repetidos para dar cuenta de la complejidad en la que vivimos. Por otro lado, y en realidad ms que un pnico os comparto una tristeza, ltimamente me estoy LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 327 19/5/09 19:37:48 328 NGEL LUIS LARA RODRGUEZ mal acostumbrando a asistir a foros de este tipo en los que emerge la gura de una especie de mueco de tra- po al que se golpea dialctica y discursivamente sin dar- le la oportunidad de defenderse, puesto que raras veces resulta invitado. Un cada vez ms repetido convidado de piedra en algunos debates de movimiento que, sin embargo, ha propuesto un interesantsimo salto analtico y prctico tanto para la accin poltica como para la com- prensin de las nuevas formas de soberana y resistencia que se van perlando en el mundo contemporneo, pero al que en raras ocasiones se invita a este tipo de reunio- nes. Lo malo, y ah vuelvo de nuevo con mi pnico, es que en realidad yo formo parte de ese mueco de trapo, porque los espacios en que yo vivo la poltica y la vida en la parte de Europa que me ha tocado habitar, pues tienen mucho que ver con las categoras, con los compaeros y los movimientos que sistemticamente salen a la pa- lestra de manera abiertamente crtica y, no pocas veces, de forma injusta y poco rigurosa en los anlisis. As que aqu me tenis, completamente aterrado y esperando no aburriros demasiado. Yo haba pensado bsicamente conversar en torno a tres elementos con los que intentar construir una cartogra- fa, evidentemente fragmentaria e incompleta, de algunos de los movimientos que en el Estado espaol se han desa- rollado activando y proponiendo prcticas de autoorgani- zacin y autonoma. El primer elemento atae directamente al propio con- cepto de autonoma, porque muchas veces, cuando par- ticipamos en este tipo de conversaciones, tengo la impre- sin de que generamos cierta confusin en el uso de la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 328 19/5/09 19:37:48 329 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL categora, dando lugar a espacios polismicos que suelen confundirnos y no siempre benecian la discusin. El segundo elemento sera algo muy parecido a lo que ha hecho Martn Bergel al hablar del caso argentino, es de- cir, proponeros un anlisis que d cuenta de algunos de los episodios fundamentales en la historia de la articulacin y la emergencia de movimientos autnomos en mi pas, que han condicionado, de manera determinante, lo que ha sido eso que a partir de los aos ochenta, en lugares como Madrid, Barcelona, Valencia y Euskadi, se empez a llamar movimiento autnomo: una serie de espacios de accin poltica que se reconocan en ese signicante con todos los lmites y las cargas identitarias que eso conllevaba. En ltimo lugar, el tercer elemento de la discusin sera el anlisis de algunos materiales sustanciales que yo he podido ir extrayendo de la prctica poltica en la que he participado en esos espacios, puesto que intuyo que pueden resultar de utilidad a la hora de entender por dnde podemos orientar la accin poltica contempor- nea, despus de ese enorme e importantsimo ciclo glo- bal de luchas que hemos vivido de Seattle en adelante y que, tras la imposicin generalizada de la guerra como rgimen de gobierno y la apuesta, a todas luces fallida, de los neo-con por el unilateralismo, ha demostrado ha- ber llegado a un lmite que requiere un esfuerzo colecti- vo capaz de rearticular las luchas. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 329 19/5/09 19:37:48 330 NGEL LUIS LARA RODRGUEZ QU DECIMOS CUANDO DECIMOS AUTONOMA? Sobre el concepto de autonoma me parece interesante interrogarnos en torno a la denicin abierta que de la categora ha dado Franco Berardi en alguna ocasin. A grandes rasgos, Bifo apunta que autonoma signica entender que la vida social no depende solamente de la regulacin disciplinaria impuesta por el capital, por el po- der econmico, sino que depende tambin de los despla- zamientos internos, los movimientos y las erosiones del orden que constituyen el proceso de autocomposicin de lo social. En este sentido, la autonoma sera la indepen- dencia del tiempo social de la temporalidad del capital, la lucha por la autorregulacin de los de abajo en su inde- pendencia y en su interaccin conictiva con las normas disciplinarias y las dinmicas de control. De esta manera, hablar de autonoma signica dar cuenta de proyectos po- lticos que tratan de expresar en la prctica la capacidad social de autoorganizacin o, como hemos aprendido a nombrar con Maturana y Varela, de autopoiesis. No se trata por tanto de una categora sociolgica, sino de un proyecto poltico que coloca en el centro de su movimiento el conicto social, articulando una inte- raccin permanente con el capital como relacin social, capaz de atravesarla en trminos antagnicos y ponerla en crisis, subrayando la capacidad de los movimientos socia- les para producir directamente herramientas de expresin que no requieren la mediacin de los partidos para de- venir directamente polticos, es decir, otorgando centra- lidad a la potencia de las lgicas expresivas frente a los aparatos de captura que implica la representacin poltica. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 330 19/5/09 19:37:48 331 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL RASTROS HISTRICOS DE AUTONOMA EN EL ESTADO ESPAOL En el Estado espaol, podemos sealar cuatro momentos histricos que han determinado experiencias intensas de autonoma y que han dejado el rastro de una memoria que ha condicionado el desarrollo de los movimientos sociales. Primer espacio temporal El primero de ellos nos invita a un viaje hacia los aos treinta del pasado siglo, de la mano de un fenmeno des- comunal: el movimiento anarquista. Como en ninguna otra parte del planeta, en la Pennsula Ibrica el movi- miento libertario se ancl en lo real y desat la proliferacin de una riqusima multiplicidad de alternativas materiales que conuan en un potente movimiento de masas, de naturaleza tanto urbana como rural, capaz de constituir una quiebra del sistema y una excedencia ingobernable no solamente en trminos de desequilibrio, sino en clave constituyente. La memoria y el anlisis de esta experiencia nos han dejado varios elementos determinantes. En primer lugar, su capacidad para articular una esfera pblica no estatal apoyada en la proliferacin de una densa red comunitaria por todo el pas, con especial incidencia en Catalua. Los denominados Ateneos, por ejemplo, orecieron en toda la pennsula como autnticos espacios autnomos de so- cializacin para la clase trabajadora y el campesinado. En segundo lugar, una propuesta de cooperacin so- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 331 19/5/09 19:37:48 332 NGEL LUIS LARA RODRGUEZ cial productiva y de autoorganizacin del trabajo que se sintetiz en la experiencia autogestionaria en fbricas y ta- lleres, perneando incluso las propias relaciones de servicio y el sector educativo. En tercer lugar, una concepcin del cambio social de naturaleza integral: para el movimiento libertario espaol la revolucin no ataa nicamente al universo determi- nado por el choque entre capital y trabajo, sino que com- prenda una galaxia de contradicciones que determinaban un proyecto emancipatorio eminentemente complejo. Por comenzar a usar el lxico propio de ese mueco de trapo al que me refera al principio, el movimiento libertario de aquellos aos constituye el primer momento de una ac- cin revolucionaria de naturaleza biopoltica en mi pas, porque lo que en realidad se colocaba encima de la mesa era el conicto en torno a las formas de vida y la gene- racin de dinmicas existenciales colectivas, autnomas y alternativas. Desde el punto de vista fenomenolgico, es apasionante el mundo de experiencias que se desat en aquellos tiempos. Citar solamente un ejemplo que condensa lo que estamos diciendo: cuando los anarquis- tas ocupaban las fbricas en la ciudad de Barcelona, no solamente se preocupaban de la gestin obrera de la pro- duccin, sino que convertan esos ncleos productivos en laboratorios de formas de vida y de sociabilidad muy otras, por decirlo a la manera zapatista. La sexualidad, el respeto al medio ambiente o la salud atravesaban las fbricas como atestigua el material grco de la poca, dejando constancia de que la prctica del nudismo o los comedores vegetarianos en los centros de trabajo, por ci- tar dos ejemplos de entre toda una vasta fenomenologa, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 332 19/5/09 19:37:48 333 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL eran parte de un proceso de cambio social que no sola- mente enfrentaba al poder del capital, sino que trataba de articular un movimiento de fuga de sus parmetros y sus lgicas, construyendo alternativas materiales de vida. Frente al biopoder que basculaba sobre la gestin de las poblaciones, ya fuera en la vertiente liberal de guberna- mentalidad y cuidado de s o a travs de la pragmtica moral fascista, el movimiento libertario levant una alter- nativa biopoltica que adelant muchas de las temticas que aos despus caracterizaran la ruptura que supuso el ao de 1968. En cuarto lugar, los hombres y mujeres anarquistas de entonces mostraban una intensa preocupacin por el hecho democrtico. La radicalidad de su experimenta- cin democrtica revelaba su apuesta decidida por una prctica del cambio social absolutamente abierta, par- ticipada y horizontal, en contraste con otras dinmicas en que primaban lgicas de diferente naturaleza y entre las que destacaban los partidos estalinistas y su enorme in- uencia en el continente europeo. Por ltimo, cabe sealar un quinto elemento cuyo peso en trminos de memoria histrica es incalculable para nosotros: la idea de multiplicidad. Aunque eviden- temente el individuo era concebido como un producto social que encontraba su sentido en el colectivo, ste era despojado de todo efecto totalizante u homogenizador: no remita a lo uno igual, sino a lo mltiple comn, a un conjunto de singularidades. En este sentido, el mo- vimiento libertario de aquella poca encarnaba una con- cepcin de libertad radicalmente diferente a la idea bur- guesa de sta. Al desgarramiento ideolgico que haba LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 333 19/5/09 19:37:48 334 NGEL LUIS LARA RODRGUEZ operado el liberalismo con su ilusin de sustraccin del individuo de lo social y a la reduccin de las colectivida- des a masas uniformes que trataban de imponer el fascis- mo, los anarquistas oponan la articulacin de espacios de accin poltica y formas de vida a partir de la potencia de las singularidades. Segundo espacio temporal El segundo momento histrico de relevancia en mi pas, a la hora de pensar la genealoga de los movimientos autnomos contemporneos, es el rearme del movimien- to obrero en los aos sesenta del pasado siglo. Tras una contrarrevolucin que deriv en una guerra fraticida a partir del golpe militar fascista de 1936 y el aniquila- miento fsico de todo foco de resistencia y antagonismo social, a partir de 1947 comienza a emerger tmidamente un nuevo movimiento obrero en el contexto de la terrible dictadura del General Francisco Franco. Ese mismo ao se produce la primera huelga en el sector metalrgico del Pas Vasco, con la participacin de unos 40 000 tra- bajadores, lo que supone el primer ejercicio colectivo de resistencia a la produccin de pnico y al frreo control social franquista, materializado en los miles de asesina- dos, encarcelados y exiliados de aquellos aos. Esa primera manifestacin de oposicin desata un proceso ms o menos subterrneo de autoorganizacin de clase que deriva en una serie de huelgas y manifesta- ciones en Barcelona, Madrid y Pas Vasco en 1951. Es a partir de este perodo cuando comienzan a surgir en las LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 334 19/5/09 19:37:48 335 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL fbricas y centros de trabajo dinmicas organizativas de naturaleza asamblearia y consejista que daran lugar a las llamadas Comisiones Obreras, con un origen espont- neo que las cea inicialmente a la duracin de los con- ictos puntuales, pero que fueron evolucionando paula- tinamente hacia espacios autnomos de organizacin y lucha obrera. La primera comisin obrera se cre en 1957, en una mina de Asturias. A partir de ese momento la iniciativa se generaliza por todo el pas, encontrando en la gran fbrica fordista el espacio idneo de desarrollo y prolife- racin en los aos sesenta. Es esa agregacin de fuerza de trabajo que nace de los procesos migratorios que vienen del sur de la pennsula para incorporarse y ser usados como fuerza de trabajo en las fbricas taylorizadas de los cinturones industriales de las grandes ciudades, la que nutre de activistas a este nuevo movimiento obrero de carcter autnomo, en una situacin de dictadura militar y de imposicin de lo que el rgimen franquista llamaba los sindicatos verticales: formas de sindicalismo amarillo que estaban gobernadas por los patronos y por la buro- cracia del Estado, de aliacin obligatoria tanto para los trabajadores como para los empresarios, en una pirueta que dejaba claro que la lucha de clases era negada como realidad con la que pensar el mundo. En 1967 se produce la primera reunin nacional de Comisiones Obreras, generndose un tejido estable y un campo socio-poltico autnomo de lucha coordinado por el conjunto del pas y que se enlazaba con toda una tradicin europea, como el movimiento consejista y es- partaquista, enormemente preocupada por el hecho de- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 335 19/5/09 19:37:48 336 NGEL LUIS LARA RODRGUEZ mocrtico en el interior de las luchas y de la organizacin de clase. Fijaros en el mrito de articular una experiencia de ese tipo en un contexto como la Espaa de aquellos aos, en la que se calcula que entre 1963 y 1977 unas nueve mil personas fueron condenadas por cuestiones polticas, de las que cerca del 85% eran miembros de Comisiones Obreras. Como podis imaginar, la batalla fue dursima. Aunque a nales de los aos setenta, en el marco del proceso de cambio poltico capturado por arriba y co- nocido mundialmente como Transicin espaola, las Comisiones Obreras se tornaron en espacio de control de la clase trabajadora (a partir, sobre todo, del gran pacto a la italiana suscrito en 1978 por todos los partidos y fuerzas sindicales de carcter mayoritario) y experimentaron su integracin en una dinmica de desarrollo de una rela- cin de servicio para los trabajadores y de mediacin de cara al Estado y la patronal, la experiencia de las Comisio- nes Obreras y del ciclo de luchas del que hemos hablado es muy importante. La capacidad para articular un mo- vimiento real que desestabiliz absolutamente el estado de cosas que habitaba, poniendo en juego una dinmica paradjica de autonoma capaz de atravesar estratgica- mente los espacios institucionales de la poca hasta po- nerlos irreversiblemente en crisis, constituye un ejercicio colectivo de agujereamiento de la realidad, de subversin y de desocupacin del orden del que es posible extraer numerosas claves relevantes. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 336 19/5/09 19:37:48 337 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL Tercer espacio temporal Pese a lo comentado, los aos setenta fueron el tiempo de la emergencia de una multitud de focos de antagonismo social de diversa naturaleza. Una fase, entre crisis irre- frenable de la dictadura y primeros pasos hacia la demo- cracia formal y representativa, se constituy en caldo de cultivo y desarrollo de nuevos movimientos y sujetos que protagonizaron una apertura de los espacios y las tem- ticas del conicto, contribuyendo a sentar las bases de la erosin del paradigma productivo fordista e interactuan- do con la dislocacin del territorio productivo y su diso- lucin en el conjunto de lo social. Los nuevos conictos y movimientos comenzaron a abarcar los vastos espacios de la denominada fbrica social, la metrpoli en su conjunto, desplazando los vectores de las luchas a otros territorios ms all de lo formal y estrictamente laboral. Es el momento en que el conicto social empapa los barrios de las grandes ciudades; en que emerge un mo- vimiento vecinal que no solamente posee una fuerza im- presionante que impulsa el proceso democratizador, sino que tiene un sentido directamente de clase. Son aos en los que este movimiento de base impulsa luchas que se desplazan fuera de la fbrica y se agitan por la conquista de mayores cotas de salario indirecto (equipamientos colec- tivos en los barrios, servicios sociales, asistencia sanita- ria, educacin, vivienda, ocio, etctera), en la conexin con un escenario en que comienza a verse ntidamente eso que Marx llam subsuncin real del trabajo en el capital, la fase de desarrollo capitalista en la que la pro- ductividad ya no encuentra en la produccin de plusva- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 337 19/5/09 19:37:49 338 NGEL LUIS LARA RODRGUEZ lor absoluto mediante la extensin del tiempo de trabajo su piedra angular, sino que es el plusvalor relativo el que se convierte en el eje de la explotacin a travs de la des- valorizacin de la fuerza de trabajo y la intensin de los ritmos laborales. Junto a ese potente movimiento vecinal, aparecen tambin nuevos sujetos anmalos, jvenes que entran y salen del mercado de trabajo, que comienzan a experi- mentar con la contracultura, y un movimiento feminista determinante no solamente a la hora de desestructurar los parmetros y contenidos tradicionales de la accin poltica, sino tambin por su capacidad para abrir el ho- rizonte de las luchas a la conquista de nuevos derechos y su capacidad para meter en crisis la escisin entre m- bito pblico y privado. Florecen asociaciones de muje- res y centros autogestionados de planicacin familiar al tiempo que los jvenes de los barrios obreros viven mo- vimientos culturales como el denominado rock urba- no y se multiplican los centros juveniles, a veces usando las iglesias gestionadas por prrocos de izquierda. En las crceles, surgen paralelamente experiencias de autoorga- nizacin de los presos y se abren luchas dursimas por la conquista de derechos de los internos en el marco de una crtica radical a la lgica penitenciaria. Cuarto espacio temporal Sin embargo, todo este potente archipilago de luchas y formas de subjetivacin no forma parte de la historia o- cial de aquellos aos en mi pas. La mitologa de la transi- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 338 19/5/09 19:37:49 339 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL cin al post-franquismo, modelo para otros lugares como el Chile de Pinochet o la Rusia de Putin, esa gura del consenso por arriba condensado en la construccin de un enorme simulacro, ha impuesto una tensin enorme para borrar de la memoria colectiva todo lo que se movi por abajo en ese tiempo. En el marco del cierre de ese ciclo de conictos, entre el despliegue violentsimo de un modelo de moderniza- cin econmica y la desmovilizacin de los movimientos por parte de la izquierda institucional, emergen nuevas ex- periencias de movimiento que recogen la memoria de las luchas y el aire de autonoma del que venimos hablan- do. En los aos ochenta, la socialdemocracia asume el compromiso con el capital de la insercin de la economa espaola en la Comunidad Econmica Europea (CEE), la integracin militar en la OTAN y un esfuerzo cultural considerable por sujetar la sociabilidad a los parmetros y las formas de vida ligadas al desarrollo de la sociedad de consumo. En ese contexto, y en medio de una pre- carizacin paulatina del trabajo y la vida, comienzan a surgir movimientos sociales autnomos que se alimentan fundamentalmente del malestar de amplios sectores ju- veniles, muchos de ellos golpeados por el desempleo y la introduccin masiva de la herona, en un momento de evidente disolucin de la vieja clase obrera en tanto que sujeto productivo y modelo hegemnico de subjetivacin de los conictos. Varias son las lneas de fuga que abren estos nuevos mo- vimientos. En el campo de la comunicacin, se multiplican las radios comunitarias. Las denominadas radios libres ocupan las ondas y promueven procesos de autoorganiza- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 339 19/5/09 19:37:49 340 NGEL LUIS LARA RODRGUEZ cin de la comunicacin. El derecho a la vivienda y la con- quista colectiva de espacios autnomos de socializacin se convierte en el horizonte prctico e inmediato de un movi- miento de ocupacin de casas e inmuebles que se extiende por gran parte del pas, fundamentalmente en el Pas Vasco, Catalua, Levante y Madrid, dando lugar a la proliferacin de centros sociales ocupados y autogestionados. Pero es en el terreno de la lucha antimilitarista donde emerge la expe- riencia ms potente de aquellos aos: un movimiento plu- ral y de masa de insumisin al ejrcito que puso en jaque al Estado con centenares de jvenes prfugos y encarcelados, consiguiendo sembrar una fuerte empata social y empu- jando la disolucin del servicio militar obligatorio. EL HILO HASTA NUESTROS DAS Este movimiento antimilitarista nos ofrece precisamente algunas de las claves fundamentales con las que construir el puente que va desde este hilo histrico que hemos tejido hasta nuestros das. Varios elementos que daban cuerpo a su accin poltica constituyen claves de sentido ms que pertinentes para los movimientos de hoy. En primer lugar, el concepto de desobediencia, aque- llo que deca el subcomandante Marcos hace unos aos de que rebelarse no solamente es justo y necesario, sino que adems vale la pena. En segundo lugar, la centralidad del derecho de resis- tencia, que si uno rastrea en la historia ver que parad- jicamente tiene un origen liberal: data de la Revolucin Americana. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 340 19/5/09 19:37:49 341 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL En tercer lugar, la necesidad irrenunciable del con- icto, algo que en mi pas tiene una relevancia consi- derable, puesto que tras la dictadura de Franco aparece el mito del consenso, un axioma intocable con el que las elites imponen el espacio estriado de la democracia formal, repleto de caminos prescritos y proscritos desde arriba. Que un movimiento social como el de la insumi- sin planteara a nales de los aos ochenta la prctica de la accin poltica en trminos de conicto fue algo muy importante, precisamente en unos aos en que se echaba el cerrojo de la denominada transicin. NOTAS FINALES DESDE EL CUADERNO DE UN MOHICANO Creo que ya me he extendido demasiado y que a estas al- turas debis estar ms que aburridos de escucharme. As que para cerrar mi humilde contribucin al debate saco la cresta ms punk que tengo a mano y as, como el ltimo mohicano rodeado de casacas azules, me atrevo a lanzar algunas provocaciones a tenor de las crticas que estoy es- cuchando a algunos compaeros que no estn hoy aqu, como Hardt, Virno, Negri y un largo etctera que, sobre todo, y esto es algo que veo que resulta difcil de enten- der para mucha gente, representan propuestas analticas directamente conectadas con realidades de movimiento, como puede ser el caso de los hermanos del noreste de Italia, y no meras peripecias intelectuales en el vaco. Yo he aprendido de los movimientos autnomos que he habitado en m pas una concepcin del tiempo abso- lutamente diferente a aquella que es propia de la izquier- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 341 19/5/09 19:37:49 342 NGEL LUIS LARA RODRGUEZ da clsica, para la que el horizonte de lo posible se sita siempre en el futuro. La poltica de los polticos y de esta izquierda encogida a la primera lluvia tiene mucho que ver con el hecho religioso. No consiste ms que en el goce en estado de promesa, como apuntaba Jess Ibez hace aos. En mi pas, el primer presidente de gobierno tras la muerte de Franco, Adolfo Surez, siempre inclua en sus discursos la proposicin puedo prometer y pro- meto, y no era por casualidad. Es algo que recuerda mu- cho a los plpitos de las iglesias, porque en realidad los curas siempre nos dicen: maana cadveres gozaris. El presente se debe hipotecar a un futuro de mejor vida asegurada. As es como nos salvan y nos redimen. Para nosotros y nosotras, el tiempo se vive de otra manera. No se trata de un tiempo lineal y, sobre todo, no se declina en futuro, sino en presente. En Madrid, mi ciu- dad, recuerdo que cuando hace aos ocupbamos casas y la prensa comenzaba a interesarse por lo que hacamos, no tenamos mucho que decirle, ms que un cmulo in- creble de articios ideolgicos y signicantes recurrentes y vacos, porque tenamos muchas ganas, pero muy po- cas herramientas conceptuales. Sin embargo, haba una frase que soltbamos siempre que podamos y en la que nos reconocamos plenamente: tomar y hacer, en vez de pedir y esperar. Creo que esas pocas palabras sintetizan una concepcin del tiempo muy otra y un deseo enorme de presente, de ruptura radical con el futuro como apara- to de captura, siempre ligado a la modernidad y a la idea ilustrada de progreso. Otro de los elementos que yo he aprendido transitan- do en los movimientos es algo de lo que ha hablado John LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 342 19/5/09 19:37:49 343 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL Holloway en este encuentro: la crtica a la idea de sujeto y la deconstruccin de las derivas sedentarias que se atacan a las dinmicas identitarias. El hecho de que en lugar de la categora de sujeto histrico heredada del le- gado hegeliano, hayamos aprendido a hablar ms bien de procesos de subjetivacin, sin interesarnos tanto las identidades como los procesos de tornarse, de conver- tirse en agentes, en guras del conicto. Si hablramos en trminos gramaticales, diramos que no nos interesa nada el sujeto, el sustantivo, sino el verbo declinado en gerundio, algo que creo muy zapatista. Esta ltima idea es crucial, porque nos aporta una pa- lanca de ruptura y nos regala el paso a otro lugar que no es ya el de la izquierda clsica. Desde este punto de vista, el cambio social no es obra de un sujeto universal, sino que es fruto de la contribucin de mltiples singularidades. Aqu es precisamente donde reside la utilidad fundamen- tal de la categora de multitud, no desde un punto de vista axiomtico, como principio o signicante, sino como pre- gunta abierta y proyecto. Ms all, y os prometo que ya voy acabando, he apren- dido la potencia de las luchas que tienen una naturaleza constituyente. He de deciros sinceramente que me ha dejado espeluznado lo que ha dicho hace un rato John Holloway al sealar en su intervencin la relevancia que tiene el No, lo negativo, la supuesta naturaleza reactiva de los movimientos autnomos. Yo no comparto para nada esa idea. En eso, un poco como algunos compa- eros argentinos, somos muy foucaultianos por Europa. La idea de que los movimientos no deben slo resistir y defenderse, sino que tienen que armarse en tanto LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 343 19/5/09 19:37:49 344 NGEL LUIS LARA RODRGUEZ que fuerzas creativas, es fundamental. El No dirigido al poder ya no puede ser el punto de partida de una lu- cha dialctica contra ese poder, sino la apertura de un devenir. Decir No solamente puede ser el principio, constituye nicamente la forma mnima de resistencia, pero debe abrirse a procesos de creacin, de transforma- cin de la situacin. Y por eso considero imprescindible y fundamental el concepto de xodo, porque constituye, como nos ha explicado Martn Bergel hace un rato, una potente proliferacin de situaciones, por decirlo con los compaeros del Colectivo Situaciones de Argentina. Es crucial entender que la resistencia no puede estancarse en dinmicas reactivas, sino que debe impulsar la consti- tucin de alternativas materiales, tangibles, tocables, que abran lneas de fuga en el orden capitalista. Una especie de sustraccin emprendedora, como dira Paolo Virno, que genere nuevas formas de vida, nuevos mundos posibles a travs de la constitucin de una materialidad real, no de un ejercicio semntico, como es la frmula del otro mundo posible de los agotados foros sociales. Porque yo no quiero hablar de ese otro mundo posible, quiero vivirlo, siempre teniendo en cuenta que el xodo del que hablamos no es un movimiento fsico o geogrco que sig- nica que hoy estoy aqu y maana me voy a vivir a otro pas, como escuch perplejo decir ayer a algn compa- ero que criticaba de manera vehemente y desinformada el uso del trmino. No se trata de eso, sino que tiene que ver con lo que decamos antes del tiempo: construir otro tiempo que no es el tiempo del capital, abrir huecos, hacerle agujeros a la realidad, algo que no signica re- nunciar al conicto, sino complejizar la lgica dialctica LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 344 19/5/09 19:37:49 345 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL desbordndola. Como deca Deleuze, fugarse no es huir, no es escapar, sino darse cuenta de que las armas que tenamos se han quedado viejas y que hay que construir otras nuevas para seguir la pelea. Por ltimo, regresando a la cuestin del tiempo y a los otros tiempos posibles, es importante situarnos como movimientos en el campo de la produccin de lo nuevo y no en el desierto abrumador de la defensa de logros conquistados en el pasado, que es donde est atrapada la izquierda. Construir la resistencia en trminos de de- fensa del Estado de bienestar, de esos derechos que se conquistaron en los ciclos de lucha que atravesaron el fordismo, como el pleno empleo, que es algo absoluta- mente absurdo y que clama al cielo en nuestros das, es cederle al capital y al Estado la gestin de la innovacin. A mi juicio, esa tiene que ser una distancia abismal de los movimientos con la izquierda clsica y los partidos. Los movimientos no pueden tener miedo a lo nue- vo. Somos nosotros y nosotras las que producimos por abajo lo nuevo. Pero si le dejamos la gestin al capital, como hace la izquierda, y solamente nos movemos en una suerte de memoria que es la antimemoria, situar- nos en el imposible de caminar hacia atrs en el tiem- po, estamos perdidos. Esa es precisamente la diferencia fundamental entre los movimientos de precarios en Eu- ropa y los sindicatos tradicionales. Los movimientos en torno a las nuevas guras del trabajo estn aprendiendo a asumir la innovacin como algo propio y, desde ah, a impulsar la lucha por la conquista de nuevos derechos. No quiero terminar sin hacer referencia a un ltimo elemento propio del mueco de trapo al que algunos de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 345 19/5/09 19:37:49 346 NGEL LUIS LARA RODRGUEZ vosotros estis atizando constantemente en vuestras in- tervenciones. Se trata de la cuestin de la inmanencia. Porque estas reexiones que hoy comparto con vosotros no las he aprendido aqu, en la universidad, sino que las he mamado en la calle mucho antes de Seattle, ocupando casas, construyendo centros sociales, espacios autnomos y resistiendo muchas veces de manera muy dura a la poli- ca, pero tambin despus de Seattle y en las jornadas de Praga o Gnova. No es una cuestin acadmica esto de la inmanencia; simplemente se trata del deseo de rebelarnos contra toda idea de trascendencia, pero, sobre todo, en nuestra relacin con el poder. Recuerdo que durante la Marcha del color de la tie- rra, all por 2001, Marcos dijo una cosa muy interesante en este sentido. Hubo alguien que le pregunt: Pero ustedes no tienen miedo?, porque estn liando tremenda bronca y tarde o temprano les van a caer encima y les van a partir la madre. Entonces el subcomandante dijo: No, nosotros no tenemos miedo al poder. Si ni siquiera nos tomamos en serio a nosotros mismos, cmo nos vamos a tomar en serio al poder? Eso es algo que, desde mi experiencia en Europa, ha constituido una singularidad de los movimientos autnomos. El hecho de que la lucha social emana del deseo tiene un carcter inmanente. No tiene que ver con una idea pregurada del mundo hacia la que hay que caminar. Es el convencimiento sincero de que no hay otra manera de ser ms feliz que luchando y que en esa lucha la irona es un arma impresionante. La alegra, lejos de toda trascendencia, es el proyecto polti- co que como hombres y mujeres autnomos nos tenemos que proponer en ltima instancia, porque los poderosos en LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 346 19/5/09 19:37:49 347 TRAZOS DE LA AUTONOMA DESDE EL ESTADO ESPAOL realidad se resumen en una cosa muy bsica: lo que quie- ren es que nos convirtamos en tristes. Y lo que nosotros y nosotras queremos es un mundo alegre, algo que slo se conquista a travs de la lucha y la prctica del conicto social. Muchas gracias. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 347 19/5/09 19:37:49 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 348 19/5/09 19:37:49 349 DE GWANGJU A TIANANMEN: UNA REVISIN DE LOS MOVIMIENTOS AUTONMICOS DEL ESTE ASITICO GEORGE KATSIAFICAS El levantamiento de la gente de Gwangju en 1980 dio pie a la transformacin de la dictadura en democracia en Corea del Sur 1 y an, y ahora, despus de aos, su ener- ga continua resonando con fuerza en todo el mundo. La historia de este acontecimiento nos permite echar una ojeada al futuro de las sociedades libres y es un ejemplo real para aquellos cuyos sueos de conseguir una democracia parlamentaria continan sin cumplir- se. Los elementos ms destacados del levantamiento de Gwangju son la armacin de la dignidad humana y la preguracin de la democracia. Gwangju tiene una importancia en la historia de Co- rea que slo puede compararse con la de la Comuna de Pars para Francia o la batalla del Potemkin para Rusia. Como en la Comuna de Pars, el pueblo de Gwangju se levant espontneamente y se gobern a s mismo has- ta que fue reprimido mediante la brutal intervencin de las fuerzas militares autctonas empujadas por poderes LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 349 19/5/09 19:37:49 350 GEORGE KATSIAFICAS externos. Y al igual que en la batalla del Potemkin, el pueblo de Gwangju haba sealado el advenimiento de la revolucin en Corea desde la rebelin de Tonghak en 1894 y la revuelta de los estudiantes en 1929, hasta el levantamiento de 1980. El dictador trat de cubrir con el olvido la masacre de unas 2 000 personas 2 para borrar de la historia los sacri- cios de millares de personas durante el levantamiento del pueblo de Gwangju y durante los difciles aos posterio- res. Incluso antes de que la Comuna de Gwangju fuera tan rudamente destruida, las noticias del levantamiento resultaban tan subversivas que los militares quemaron un nmero indeterminado de cadveres, amontonaron otros en tumbas annimas y destruyeron sus testimonios. Para prevenir cualquier publicidad al levantamiento, millares de personas fueron arrestadas y cientos torturadas, y los militares trataban de suprimir el ms leve murmullo so- bre sus asesinatos. 3 En 1985 apareci el primer libro sobre el levantamiento. Se trata de la conocida historia de Lee Jae-eui (Traducido al ingls como: Gwangju Diary: Be- yond Death, Beyond the Darkness of the Age): El diario de Kwangju: Ms all de la muerte, ms all de la poca de os- curidad. 4 Aunque las copias del escrito fueron conscadas inmediatamente y el presunto autor arrestado, el impacto del libro fue enorme. En sintona con el contenido del mensaje, aparecieron poemas, pinturas, historias cortas, grabados, obras de teatro, canciones y otras formas de expresin artstica sobre Gwangju. As, la verdad sobre la brutal matanza militar de un nmero tan grande de ciudadanos se fue conociendo poco a poco. Pero el im- pulso adquirido por la sociedad civil coreana result tan LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 350 19/5/09 19:37:50 351 DE GWANGJU A TIANANMEN fuerte que la masacre y la subsiguiente supresin de su historia propici el n de la dictadura militar. Como dice Lee Jae-eui: La razn del porqu el pueblo coreano pudo superar tan terrible violencia en 1987 fue gracias a la re- sistencia de Gwangju. 5 El presidente Chun Doo-hwan y su gobierno militar parecieron ganar la batalla en mayo de 1980, pero el movimiento democrtico venci siete aos ms tarde, cuando el movimiento Minjung acab con la dictadura militar. La valenta y el coraje del pueblo de Gwangju fueron espectaculares, pero su caracterstica ms denitiva fue su capacidad para el autogobierno. Desde mi punto de vista, ste es posiblemente el aspecto ms remarcable del levantamiento. La capacidad de autoorganizacin que surgi espontneamente, primero en el calor de la bata- lla, despus en el gobierno de la ciudad y nalmente en la resistencia al contrataque de los militares fue expansi- vo. En el ltimo cuarto del siglo XX, los altos niveles de formacin, los medios de comunicacin y una educacin universal (en Corea todos los hombres aprenden entre- namiento militar) forjaron la capacidad de millones de personas para gobernarse a s mismos de una manera mucho ms inteligente que las pequeas elites a menudo demasiado seguras en sus posiciones de poder total. Se- gn el conocido estudio de Choi Jung-woon, 6 esta es la nocin de comunidad absoluta que se desarroll entre la gente de Gwangju cuando se enfrentaban a la brutali- dad de las tropas y empujaban a los militares fuera de la ciudad: En la comunidad, no haba propiedad privada, las vidas de los otros eran tan importantes como la pro- pia, y el tiempo se par. En la comunidad desaparecie- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 351 19/5/09 19:37:50 352 GEORGE KATSIAFICAS ron las discriminaciones, los individuos se hacan uno y el miedo y la alegra entremezclaban. La angustia del n de un mundo coexista con la con- fusin del inicio de un nuevo mundo, en el que la emo- cin y la razn renaceran. La clave de esta comunidad absoluta era el amor; en otras palabras, una respuesta humana a la noble existencia [] la lucha del momento estaba en una excitante autocreacin [] la naturaleza in- tuitiva de la dignidad humana no se basa en la accin y en el resultado de perseguir intereses individuales o estatus sociales, sino que puede encontrarse en el hecho de reco- nocer que existe un valor superior al individual y dedicase a conseguirlo. 7 Despus de que los militares fueran expulsados de la ciudad el 21 de mayo, cientos de combatientes del ejr- cito de los ciudadanos patrullaron la ciudad. Todos com- partieron la alegra y la tranquilidad: la ciudad era libre. Las tiendas y mercados se abrieron, la comida, el agua y la electricidad estaban disponibles con total normalidad. No se asalt ningn banco y los crmenes usuales, como hurto, violacin o robo, fueron mnimos. Desde abajo, el pueblo fue capaz de crear fuerzas de asalto mviles y un Ejrcito de Ciudadanos, un Comit de Asentamiento u Orden y un Comit de Disputas que se ocuparon de los cadveres y del duelo de sus familiares; curaron a los he- ridos y limpiaron la ciudad liberada. Los forasteros podan andar libremente por las calles. El misionero estadounidense Arnold Peterson dijo que su carro, en el que ondeaba la bandera americana y un gran letrero con el texto carro de extranjeros, fue aclamado por la gente en las calles. 8 Atades, gasolina y cigarrillos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 352 19/5/09 19:37:50 353 DE GWANGJU A TIANANMEN era lo nico que escaseaba. Los CSC intentaron conseguir ms atades del ejrcito y racionaron la gasolina, mien- tras que la gente comparta los cigarrillos con sus nue- vos camaradas de armas, contentos de estar vivos. Para algunas personas, compartir cigarrillos simbolizaba una parte importante de la experiencia comunal. Los propie- tarios de los establecimientos que todava tenan cigarri- llos, a menudo los vendan o regalaban dando un paquete cada vez (para ser justos con todos). Tan pronto como se supo que faltaba sangre en el hospital, la gente acudi en masa a donar la suya; incluso las camareras y prostitutas, que insistieron pblicamente en pedir que les fuera permitido ser donantes. En muchas reuniones populares y mediante donaciones, se reunieron miles de dlares para el comit de asentamiento u orden. Todos estos ejemplos son indicativos de la manera tan remarca- ble como la ciudad se uni. Espontneamente, aor una nueva divisin del tra- bajo. Durante das los ciudadanos, de manera voluntaria, limpiaron calles, cocieron arroz, sirvieron comida gratis en los mercados y mantuvieron guardia constantemente ante las expectativas de un contrataque. Cada uno con- tribuy a ello y encontr su lugar en la Gwangju libera- do. El ejrcito de los ciudadanos, muchos de los cuales permanecan despiertos toda la noche, fue un modelo de responsabilidad. La gente, en un principio, dud del Ejrcito de los Ciudadanos o nuestros aliados (en opo- sicin al ejrcito nuestro enemigo), pero ellos protegan al pueblo, y el pueblo, a su vez, cuid de ellos. Sin la doc- trina, ni ninguna de las locuras en que se acostumbra a basar el monstruoso comportamiento de los ejrcitos del LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 353 19/5/09 19:37:50 354 GEORGE KATSIAFICAS mundo, los hombres y mujeres del Ejrcito de los Ciu- dadanos se comportaron de manera ejemplar. Sin temor a imponer un nuevo tipo de orden basado en las necesi- dades de la poblacin, desarmaron a los estudiantes de enseanza media y secundaria, una accin de la cual se responsabiliz el Boletn de Militantes y ordenaron a la polica y a los funcionarios que regresan al trabajo (aun- que los primeros fueron tambin desarmados). 9 Organizaciones como la Escuela Nocturna de Dul- bul, el Clown Theatre Troupe y la Librera Nok Du ayu- daron a organizar reuniones diarias de decenas de miles de personas en las que se ejerca la democracia directa. Las decisiones de decenas de miles eran puestas en prc- tica por grupos menores (incluyendo el Ejrcito de los Ciudadanos). Incluso, aunque las concentraciones fue- ran mayores, mucha gente poda expresar sinceramente sus necesidades. Como cuenta Lee Jae-eui: La fuente era ahora el centro de unin. Toda clase de persona hablaba: mujeres, vendedores callejeros, profesores de la escuela elemental, seguidores de diferentes religiones, amas de casa, estudiantes universitarios y de secundaria, gran- jeros. Sus enojados discursos crearon una conciencia comn, una manifestacin de la tremenda energa del levantamiento. Todos se fundan, forjando as un fuerte sentido de solidaridad, basado en el levantamiento. En ese momento la ciudad era una. 10 Con el estmulo y apoyo de Estados Unidos, la nue- va dictadura militar de Chun Doo Hwan consigui, - nalmente, tomar la ciudad el 27 de mayo de 1980 (ca- sualmente, el mismo da en que la Comuna de Pars fue aplastada en1871). A pesar de la brutal represin, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 354 19/5/09 19:37:50 355 DE GWANGJU A TIANANMEN el movimiento de resistencia coreano no ces nunca de luchar para derrocar la dictadura. Despus de la masacre del 27 de mayo, las familias tuvieron que esperar dos aos para reencontrarse y pasaron cinco aos antes de que apareciera el primer libro sobre el levantamiento. Sin embargo, Gwangju se convirti en un smbolo de la democracia para el resto de Corea. Tres das despus de la masacre del 27 de mayo, un estudiante de Sel, Kim Eu-gi, se suicid en protesta por las acciones del gobierno. Nueve das ms tarde, el obre- ro Kim Jong-tae se inmol por la misma causa. El 17 de mayo de 1985, la protesta coordinada de 80 colegios y universidades involucr a unos 38 000 estudiantes, en la demanda de se hiciera pblica la verdad sobre los ase- sinatos. Una semana despus, 73 estudiantes ocuparon durante tres das el edicio del Servicio de Informacin de Estados Unidos, con la intencin de conseguir una disculpa del gobierno estadounidense por el papel que ste desempe. El 15 de agosto de 1985, como la pro- testa continuaba, Hong Ki-il se inmol hasta la muerte en la calle principal de Gwangju, por la negativa del go- bierno a desvelar la verdad. Las protestas continuaron y se intensicaron, y la glo- riosa victoria del movimiento Minjung en 1987 se fun- dament en la ola de protestas que empezaron el 10 de junio de 1987. Durante diecinueve das, cientos de miles de personas se movilizaron en las calles, en demanda de elecciones presidenciales directas. Cuando Lee Han-yol, oriundo de Gwangju, muri en el curso de una protesta de estudiantes cerca de la Universidad de Yonsei, ms de un milln de personas se concentraron en su entierro. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 355 19/5/09 19:37:50 356 GEORGE KATSIAFICAS Como en Filipinas, un ao antes, la masiva ocupacin de un lugar pblico oblig a los militares a ceder; en este caso, acordaron celebrar elecciones presidenciales direc- tas. En julio y agosto se iniciaron miles de huelgas que in- volucraban millones de trabajadores, y aunque el gobier- no garantiz mayores concesiones, la lucha continu. LA OLEADA DE TRABAJADORES EN LUCHA POR LA AUTONOMA Pocos pases han sido testigos de la masiva explosin de quejas como lo fue Corea en 1987. El Levantamiento de junio consigui, con xito, libertades civiles y elec- ciones, pero la vida diaria de los trabajadores era an miserable y estaba dirigida por la pobreza y la esclavitud. Motivados por el xito del movimiento democrtico, los trabajadores iniciaron una serie de acciones, en las ma- yores fbricas del pas, que tuvieron una intensidad y un progreso algo titubeante. En julio y agosto ms de 2 000 trabajadores se levantaron a la vez en demanda de subs- tanciales aumentos salariales, mejoras en las condiciones de trabajo y sindicatos independientes. A las dos sema- nas, del anuncio de elecciones directas, el movimiento obrero emergi como un volcn y se expandi por todo el pas. Sin organizacin central, las huelgas salvajes, los paros del trabajo, el cierre de plantas y las marchas se organizaban espontneamente. La capacidad de los tra- bajadores coreanos para la autoorganizacin y la accin, en esta etapa, es la mejor indicacin de la capacidad de la gente ordinaria para tomar el control de sus vidas y articular sus necesidades y actuar sobre ello. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 356 19/5/09 19:37:50 357 DE GWANGJU A TIANANMEN No obstante, muchos observadores han puesto de maniesto que los sindicatos laborales no estuvieron al frente del Levantamiento de junio, como evidencian los pocos lderes sindicales que formaron parte de la amplia coalicin que dirigi la lucha. Sin embargo, una gran parte de las personas arrestadas en junio eran obreros, una clara indicacin de la participacin de trabajadores en las protestas masivas. 11 A pesar de la poca resona- da de lo que suceda en las fbricas, las protestas atra- jeron la atencin del pblico hacia los trabajadores, ya que no slo se trataba de pedir mejoras salariales, sino tambin de otros asuntos, como una semana de trabajo ms corta, reglamentos relativos a la indumentaria y el peinado, ejercicios matinales obligatorios y acabar con la hasta entonces permitida arbitraria autoridad de capataces o encargados sin escrpulos. Despus de lo conseguido en el levantamiento de junio, a los trabajadores les im- portaba poco que sus huelgas fueran ilegales; en su lugar instaban a las compaas a retar a su nuevo poder to- mando rehenes, ocupando edicios e instituyendo nue- vas normas de comportamiento en los lugares de trabajo. Y bsicamente, los trabajadores organizaron sindicatos autnomos que representaban sus necesidades reales. En un ao, se crearon unos 4 000 sindicatos que repre- sentaban a 7 00 000 trabajadores. 12 Dirigidos por inte- lectuales organizados, las posiciones de liderazgo eran rotativas (algunas veces por casualidad; a menudo, por necesidad, ya que los arrestos o despidos de reconocidos representantes fueron algo comn), un hecho que pone de maniesto la capacidad de la clase trabajadora para la autoorganizacin en el nuevo panorama social coreano. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 357 19/5/09 19:37:50 358 GEORGE KATSIAFICAS Para la Coalicin Nacional para una Constitucin Democrtica (NCDC) la amplia coalicin que lider el Levantamiento de Junio, sus principales tareas eran li- berar a los prisioneros polticos, la reinstauracin de los derechos civiles y prepararse para las elecciones libres. Aunque derrotado en las calles, el rgimen mantena su interior intacto. Chun renunci como presidente del partido el 10 de julio y fue sustituido por Noh, en una clara maniobra preparatoria para las prximas eleccio- nes presidenciales. El gabinete, bien a su pesar, sustituy militares, y aunque enseguida se liberaron 900 prisione- ros, todava cientos de ellos permanecan en la crcel y an resultaba ms signicativo el que no se propiciara ningn tipo de debate en torno a los derechos civiles. Mientras tanto, las declaraciones pblicas de los genera- les daban pie a persistentes rumores sobre un golpe de estado militar que impedira que Kim Dae-Jung llegara a ser presidente. El carcter precario de la victoria de junio necesit de aos de enfrentamientos para conseguir una democracia convencional. Sin tener en cuenta el acuerdo del 29 de junio, los obreros de las fbricas se movilizaron con rapidez, lle- vando a la prctica un promedio de 44 acciones al da, entre el 29 de junio y el 25 de septiembre. 13 En total, el nmero de conictos laborares de este periodo fue casi el doble que el de los diez aos previos. De un total de 3 492 conictos reseados por el gobierno en este tiem- po, las acciones se concentraron en las manufacturas (1 802 casos) y en el transporte (1 248 casos). De las 342 f- bricas con ms de 1 000 trabajadores, el 56% sufrieron enfrentamientos. Con la polica llamada a intervenir en LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 358 19/5/09 19:37:50 359 DE GWANGJU A TIANANMEN contra del movimiento democrtico, las fbricas estaban abiertas a la accin. Inspirados por las victorias del mo- vimiento democrtico y protegidos por sus continuadas movilizaciones, los obreros reclamaron su parte en la ex- pansin de las libertades del pas. Slo en agosto, se conta- ron 2 577 enfrentamientos, la rpida expansin (efecto eros) lleg a la cima el 28 de agosto con 200 nuevos enfrentamientos. Cuando el gobierno aisl y reprimi a los trabajadores y, an ms, cuando las empresas zanja- ron las disputas ofreciendo algunos benecios en favor de sus empleados, las fbricas se apaciguaron. El 5 de julio, la seal para la erupcin del movimien- to laboral fue la creacin de un sindicato en la empresa central de Hyunday Engine en Ulsan, un gran parque industrial que empleaba a ms de 150 000 trabajadores. Entre los chaebols (las pocas grandes rmas que domi- naban la economa coreana) y que controlaban la econo- ma, los impuestos y los planes de inversin del gobier- no, los sindicatos obreros haban sido escasos. Las cinco grandes chaebols controlaban en 1987 casi un cuarto de las ventas domsticas y empleaban a ms de un 10% de los tra- bajadores de las manufacturas. Cuando el movimiento sindical surgi en la planta de Hyundai Mipo, los prin- cipales administradores crearon con rapidez sindicatos amarillos leales a la corporacin. Pero era ya demasiado tarde para acallar a los trabajadores: el 8 de agosto ha- ban organizado el Consejo de los Sindicatos laborarles de Hyunday, formado por 12 nuevos sindicatos. Los trabajadores haban probado los amargos resulta- dos de las normas del gobierno del chaebol. De acuerdo con el FKTU (los sindicatos controlados por la dictadu- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 359 19/5/09 19:37:50 360 GEORGE KATSIAFICAS ra), el mnimo mensual del coste familiar eran de unos 629 000 won, pero los trabajadores slo conseguan aproximadamente la mitad (333 908), incluso aunque trabajaran ms horas. (En esa poca el dlar estaba a unos 830 won). Los 82.4% de trabajadores del FKTU reciban menos que el mnimo del coste de la vida y tra- bajaban un promedio de 54.7 horas por semana. 14 Y la poltica de libertad salarial de Chun haba exacer- bado el problema. Adems, los sindicatos legales, contro- lados por el gobierno, eran pequeos, y a nales de 1986 contaban, escasamente, con un milln de miembros. Claramente, los trabajadores necesitaban de un le- vantamiento y rehusaron dejarlo para ms tarde, mien- tras que compaa tras compaa zanjaba los conictos; as el salario medio aument en un 13.5%. Pero ms que el incremento salarial, los obreros necesitaban sindica- tos, y en la oleada de conictos, en tan slo 70 das se crearon ms de 1 060; a la vez, los obreros se enfrentaron tambin a los sindicatos amarillos, aislando a sus lderes y reclutando a sus aliados. Cuando el fundador de Hyundai Chung Ju Young anunci que los sindicatos llegaran a su empresa slo despus de que la tierra cubra mis ojos, el guante estaba echado. El 5 de julio, un centenar de trabajadores se en- contraron en una discoteca de Ulsan y crearon el primer sindicato. Ms tarde, despus de la formacin del Con- sejo de 12 sindicatos, se demandaron negociaciones. La respuesta de Chung fue cerrar seis fbricas el 7 de agosto, declarando que nunca negociara con organizaciones ile- gales. Los trabajadores respondieron inmediatamente, con una manifestacin de centenares de personas marchando LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 360 19/5/09 19:37:50 361 DE GWANGJU A TIANANMEN por las calles del centro y ocupando la ciudad durante dos das. Pudieron vencer con facilidad las cargas poli- ciales porque tenan excavadores, camiones oruga, gras, apisonadoras y otros medios. Los 40 000 trabajadores marcharon triunfalmente dentro y fuera de la ciudad. El da siguiente, 40 000 trabajadores seguidos por 30 000 familiares se reunieron en el Estadio Deportivo, donde el Ministro-Diputado de Trabajo (pero ningn representan- te de la compaa) les garantiz, en nombre del gobierno, que sus demandas seran resueltas satisfactoriamente. La victoria del 18 de julio impuls renovadas protestas en otras fbricas. Los trabajadores haban ganado, pero no en la mente de Cheng Ju Young, quien rehus reconocer nada de lo que el gobierno haba prometido a sus trabaja- dores. Por este motivo, el 1 de septiembre, los trabajado- res, al no recibir nada de lo pactado, ocuparon de nuevo el centro de la ciudad de Ulsan. Ms de 20 000 personas tomaron el ayuntamiento. Finalmente, la industria pesa- da de Hyunday acord, eventualmente, subir los salarios ms de un 15%, una cifra que se convirti en un patrn para los dems. La oleada de huelgas pas velozmente, desde Hyunday a Korea Zinc el 3 de agosto; Hyosung Metals y Hyosung Aluminum y Taehan Aluminum el 4; Kyunggi Chemical Lucky Ulsan y Hansung Enterprises el 5, y Jinyang el 6. El 22 de agosto, Lee Suk-kyu, un trabajador de la plan- ta de Daewoo, muri a consecuencia del impacto de una granada de gas sobre su pecho. Su funeral, el 28 de agosto, se convirti en una movilizacin general de todo el pas. La polica se puso en marcha y arrest a ms de 933 personas, llegando a arrebatar el cuerpo de la procesin que inten- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 361 19/5/09 19:37:51 362 GEORGE KATSIAFICAS taba llevarlo al cementerio de Mangwoldong en Gwangju. A principios de septiembre, cientos de huelguistas fueron arrestados, tanto si haba nuevos enfrentamientos o no, y el gobierno concert una campaa basada en poner la opi- nin del pblico en contra de los trabajadores, inventando historias sobre la brutalidad de los obreros, con amplia repercusin en la prensa. En una reunin extraordinaria del gabinete, televisada el 5 de septiembre, el director de la Federacin de Industrias Coreanas (FKI) fue invitado a presentar sus argumentos en contra de los trabajadores. Cuando sus maniestas mentiras fueron retransmitidas, 35 clrigos de Sel y Inchon iniciaron una huelga de ham- bre. Cuando, ms tarde, ocuparon las ocinas de la FKI (Federacin de Industrias Coreanas), cientos de policas antidisturbios los sacaron. El da despus de la muerte de Lee, unos 5 000 estudiantes y trabajadores se reunieron en la Universidad de Yonsei para apoyar a los obreros que haban sido despedidos durante los conictos. Despus de toda una noche de reunin los estudian- tes acordaron que iran al unsono con los trabajadores pero no juntos, enfatizando as la necesidad de fortalecer y apoyar la autonoma de los trabajadores. La ola de insurgencia se expandi con rapidez. Des- de el epicentro de Ulsan a Pusan y Masan, a Sel, Taegu, Gwangju, Taejon y Inchon de industria a industria y de regin a regin y pronto apareci la violencia. En el punto lgido de la lucha, decenas de miles de trabaja- dores fueron armados con chalecos, cachiporras y equi- po pesado para protegerse. En varias ocasiones, supera- ron a las fuerzas del gobierno agrupndose contra ellas, aunque nunca desaaron al poder poltico. Sus mantas LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 362 19/5/09 19:37:51 363 DE GWANGJU A TIANANMEN contenan con frecuencia la frase Jefe de la Compaa, sometida a negociaciones, es decir, la concesin de que el jefe de la compaa que estaba al cargo era para que el tradicional paternalismo de los ejecutivos se mantuviera bajo condiciones ms humanas. Los conictos de cientos de nuevos sindicatos continuaron dcadas despus de 1987, pero nunca con la intencin de asumir algn tipo de liderazgo poltico en el pas. El suyo no era un mo- vimiento revolucionario: los signos sobre las pancartas, cuando los obreros ocuparon la ciudad de Ulsan, pedan la independencia de los sindicatos, cosa que ya resultaba bastante radical en su contexto, pero recordaban tam- bin el cambio poltico. Al igual que miles de coreanos, haban acatado el pronunciamiento de Roh el 29 de ju- nio; el patriarcado de Confucio milit en contra de la formulacin de acciones y aspiraciones revolucionarias. Para entender la profundidad de las quejas de los tra- bajadores y el importante peso del carcter de clase de la sociedad coreana, uno debe empezar por jarse en lo que indican las diferentes clases de uniformes que se usan en el trabajo; el lenguaje crudo y duro con que hablan los superiores, por no hablar de los ultrajes sufridos por las mujeres; los smbolos en el cabello y en el vestido; la inadecuada comida de las cafeteras de las empresas. Sin embargo, todos estos agravios no eran nada ante las inse- guras condiciones de los trabajos. Ms de 150 000 resul- taban muertos o heridos en accidentes cada ao. 15 La in- surgencia de los trabajadores sac las necesidades por tan largo tiempo reprimidas formando la Liga Nacional de los Trabajadores-Vctimas en el curso de la concentracin del 7 de septiembre. El grupo puso de maniesto que, bajo LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 363 19/5/09 19:37:51 364 GEORGE KATSIAFICAS Chun, al menos 10 295 trabajadores haban muerto en accidentes ocurridos en su lugar de trabajo y que otros 969 304 haban resultado heridos. Las compaas organizaron kusadae, grupos de esqui- roles compuestos por delincuentes, administrativos y pa- ramilitares pagados para atacar a los trabajadores. En la Industria de Tongil, una compaa maquinista dirigida por Sun-myung Moon (la Iglesia de Unicacin de los moonistas), ms de 500 kusadae atacaron a los trabaja- dores que estaban sentados tranquilamente, hiriendo a muchos de ellos. El 30 de julio, mil mujeres trabajadoras hicieron una sentada en la Corporacin ICC de Puson, que era entonces una de las mayores manufacturas de za- patos del mundo, para pedir mejor salario, ms vacacio- nes, mejor comida y el nal de los sindicatos amarillos que tan a menudo las traicionaban. 600 matones, blan- diendo tubos de hierro, martillos y palos, las atacaron. Las mujeres fueron forzadas a entrar en su dormitorio, donde fueron de nuevo asaltadas. Incluso la FKTU organiz un grupo armado de 1000 hombres con la nalidad de atacar los movimientos sin- dicales autnomos, y el gobierno destac un escuadrn especial contra disturbios, los cascos-blancos o Cuer- po de Crneos Blancos para atacar a los trabajadores. Cientos de lderes fueron despedidos sumariamente. En este perodo, la Federacin Anticomunista y los Moonies pusieron en marcha demostraciones y azuzaron los sen- timientos contra la inuencia comunista en los movi- mientos laborares. A principios de octubre, el gobierno haba ganado la primera mano y el movimiento de los trabajadores retro- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 364 19/5/09 19:37:51 365 DE GWANGJU A TIANANMEN cedi. Cuando el 29 de septiembre el gobierno anunci que estaba dando pasos para hacer de los trabajadores la clase media era ya demasiado tarde para la unin de los movimientos. Preocupados por las exigencias de la lucha por la democracia, el movimiento democrtico haba fallado en no movilizarse de manera signicativa a favor de los trabajadores. Como resultado, los obreros ocuparon las ocinas del NCDC en Pusan el 15 de octu- bre, y el 20, el 21 y el 22 lo mismo hicieron otros en todo el pas, obligando a las fuerzas democrticas a replantear su trayectoria. El Comit de Trabajo de la NCDC organiz una mar- cha en contra de la represin del movimiento obrero en la catedral de Myongdong el 27 de octubre, pero la pr- dida de fuerza del grupo era notoria. Sin embargo, se hizo ms evidente cuando, cuatro das ms tarde, convo- caron a manifestaciones nacionales el 31 de octubre, que la polica bloque con suma facilidad. Los coreanos se concentraron en las prximas elec- ciones presidenciales. La declaracin del 29 de junio atra- jo a la oposicin, al sistema electoral, la dictadura; de manera inteligente, cambi su imagen de algo por de- rrotar a algo con lo que competir. 16 A mediados de septiembre, Estados Unidos recibi la visita de Roh Tae-woo, un indicio claro del apoyo estadounidense a la candidatura del dictador militar, convertido ahora en poltico. Las votaciones, el 27 de octubre, y la eleccin del 16 de diciembre, raticaron la enmienda de la cons- titucin. Durante la campaa electoral, se organizaron marchas de un milln en apoyo de uno u otro candidato y hubo violentas confrontaciones cuando los seguidores LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 365 19/5/09 19:37:51 366 GEORGE KATSIAFICAS de los bandos opuestos se encontraban. Fomentando los antagonismos regionales, los medios de comunicacin y el gobierno pudieron controlar la situacin. El 29 de noviembre, tan slo unas semanas antes de las elecciones, el vuelo 858 de las Aerolneas Coreanas desapareci de las costas de Burma, con 118 pasajeros a bordo. Aunque mucha gente, hoy, sospecha de la partici- pacin de la ANASP (Agencia Nacional de Planicacin de la Seguridad, antes KCIA), en aquel momento se acus a Corea del Norte del hecho, acusacin que permiti des- viar miles de votos a Roh, quien gan por mayora. Las razones de la victoria de Roh como el error de la oposi- cin al no unirse presentando a un candidato nico y el posible enfrentamiento armado con Corea del Norte, fue- ron encubiertas por claras protestas de fraude. En la elec- cin, la lista del gobierno de votantes inclua 25 870 000 personas casi un milln ms que las estadsticas pu- blicadas por el gobierno; ms del 90% de las boletos de abstencin (una cifra de casi un milln de personas) fue- ron para Roh; en los distritos donde los residentes de Honam eran mayora, Kim Dae-Jung recibi slo una pe- quea cantidad de votos, y el 16 de diciembre, algunos testigos observaron cmo ociales escamoteaban votos de la ocina de Kuro, escondindolos bajo hogazas de pan en un camin de reparto. Miles de personas ocu- paron las ocinas de Kuro Gu en protesta por el fraude y fueron reprimidas con gas, despus de lo cual ms de 900 personas fueron arrestadas. Las tcticas usadas en 1987 en Corea recuerdan las de las elecciones del ao 2 000 en Estados Unidos, cuando George W. Bush fue capaz de ganar por estrecho margen de votos, mientras LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 366 19/5/09 19:37:51 367 DE GWANGJU A TIANANMEN que muchos residentes de Florida no aparecan en las listas de votantes o simplemente no se les permiti el acceso a los colegios electorales. Aparentemente, Mal- com X tena razn cundo dijo: Los pollos regresan a casa para pasar la noche. Con la suave transicin del rgimen democrtico a unas elecciones presidenciales democratizadas, la puerta a la represin qued abier- ta. Puesto que las huelgas se seguan rompiendo y los lderes sindicales eran arrestados o despedidos, Roh Tae- woo anunci un paso atrs en el camino de las libertades el 28 diciembre de 1988 y reasumi las medidas repre- sivas del pasado con la excusa de que estaban dirigidas a mantener la seguridad ciudadana. En Hyunday, donde los trabajadores rehusaron parar su huelga y enfrentarse a los ataques de la kusadae, el gobierno mand a 15 000 policas antidisturbios el 30 de mayo de 1989. El asalto lleg al atardecer por tierra, aire y mar, pero cuando la polica lleg a las fbricas las encontr vacas; los tra- bajadores se haban retirado secretamente. Horas ms tarde, cuando la polica se agrup y atac de nuevo, se origin una lucha salvaje que rpidamente se extendi a las cercanas plantas de Hyunday y a algunas zonas de Ulsan, que se convirtieron en campos de batalla. Al da siguiente, llegaron familiares en ayuda de los trabajado- res. Los intensos enfrentamientos duraron 10 das y al nal hubo docenas de trabajadores arrestados y muchas docenas ms de despedidos. A pesar de la derrota en las calles, los trabajadores consiguieron importantes bene- cios: los lderes de los sindicatos en prisin fueron libera- dos; la organizacin se disciplin y uni, y su control de las plantas industriales se puso de maniesto. El crisol LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 367 19/5/09 19:37:51 368 GEORGE KATSIAFICAS de la batalla haba amalgamado un crculo interior duro con nuevas personas que se unieron al sindicato. Menos de un ao despus, se reabrieron los conic- tos en Hyundai, cuando los arrestados en la manifesta- cin de mayo recibieron duras sentencias de crcel. Una de las quejas puestas de maniesto era que los trabaja- dores de la radiodifusin KBS, propiedad del gobierno, que haban hecho una huelga militante, fueron simple- mente puestos en libertad, mientras que los trabajadores de las fbricas estaban obligados a sufrir. Un paneto del sindicato lo expresaba as: Ahora debemos corregir de una vez para siempre la actitud del gobierno a temer a la prensa escrita y a la radiodifusin, mientras que ignora a los que trabajan con martillos o mquinas de soldar. 17 Esta lucha fue conocida como la lucha de Goliat, por- que 78 obreros se subieron a la parte superior de una gra de grandes dimensiones, casi como el campo de un estadio de ftbol, cuando los policas antidisturbios lle- garon una vez ms a echar a los huelguistas. Cuando se inici el enfrentamiento entre los 12 000 policas y los miles de manifestantes, el Este de Ulsan se convirti de nuevo en un campo de batalla. Tambin haba huelgas en otros lugares, convocadas por los nue- vos sindicatos. As, el 4 de mayo, ms de 120 000 tra- bajadores de 146 plantas fueron a la huelga. El carcter poltico estaba claro, ya que los trabajadores se resistan a la represin del gobierno sobre sus lderes. Si bien 51 personas permanecieron en la gra Goliat hasta el 10 de mayo, descendieron cuando pareca evidente que la mayora de trabajadores haba vuelto a su puesto. A pe- sar de la derrota, los trabajadores iban incrementando LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 368 19/5/09 19:37:51 369 DE GWANGJU A TIANANMEN militantes y seguridad, y este nuevo encontrado orgullo dio lugar a consejos regionales que iban ms all de la simple presencia de la organizacin en las plantas o las industrias. En la siguiente fase de la batalla, en el sector nancie- ro, se empezaron a crear sindicatos de cuello-blanco, que fueron seguidos por otros de los profesores, perio- distas y ocinistas. Hacia nales de 1988, ocho sectores ocupacionales estaban organizados y se unieron a los obreros para crear un organizacin nacional. 18 El nue- vo movimiento sindical reej jerarquas de gnero por- que, mientras que en 1970 las trabajadoras estaban al frente del movimiento, la gran oleada de levantamientos de 1987 estaba compuesta principalmente por hombres de las fbricas. Y despus, aunque las mujeres represen- taban un 27.4% de los miembros del sindicato, slo el 3.6% de ellas tenan la categora de lder sindical. 19 A medida que las compaas contrataban ms y ms gente a tiempo parcial, aumentaban los subcontratos y desvia- ron encargos de trabajo a China y al Sudeste asitico; fueron crendose mayores suras en las las de la emer- gente clase trabajadora. Mientras tanto, la presin del rgimen se intensi- c. En una reunin del gabinete, en mayo de 1989, Roh Tae-woo dijo: La democracia, as como el futuro de este pas, depender de la capacidad de acabar con las violen- tas fuerzas revolucionarias que intentan destrozarla. 20
A medida que el gobierno golpeaba al nuevo sindicato nacional, muchos lideres se vieron en la crcel y el n- mero de aliados iba en declive. El momento de cambio pareca decantarse a favor del gobierno a principio de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 369 19/5/09 19:37:51 370 GEORGE KATSIAFICAS los aos noventa, pero los sindicatos de cuello-blanco, fuertemente organizados, empujados por un conicto de los profesores progresistas, debido al cual fueron despe- didos al menos 15 000, pronto se movilizaron; junto a ellos, los trabajadores del transporte, de los hospitales, los investigadores, los empleados de rmas extranjeras y de la comunicacin... Finalmente, en noviembre de 1995 se form la Confederacin de Sindicatos Coreanos (KCTU). Aunque ilegal, la nueva organizacin nacional estaba compuesta por ms de 800 sindicatos y contaba con 400 000 integrantes. Se mantiene como el nico y ms importante legado de la oleada de levantamientos de la clase trabajadora. En un remarcable cambio de situacin, los movi- mientos sociales consiguieron una importante expansin de las libertades y de los derechos sindicales. Incluso los presidentes anteriores, Chun Doo-hwan y Roh Tae-wo- on, fueron enviados a la crcel por su papel en la masacre de Gwangju. EL LEVANTAMIENTO DE GWANGJU Y LOS MOVIMIENTOS DEMOCRTICOS EN ASIA El Levantamiento del pueblo de Gwangju, a pesar de haber sido suprimido en 1980, tuvo una repercusin mundial. 21
Aunque las dictaduras del Este asitico detentaban el po- der desde haca dcadas y parecan inamovibles a princi- pios de los aos ochenta, una oleada de revueltas y levan- tamientos pronto transform la regin. Ambos, Kin Dae Jung y Benigno Aquino, lderes democrticos, estuvieron LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 370 19/5/09 19:37:51 371 DE GWANGJU A TIANANMEN exiliados en Newton (Massachussets, Estados Unidos) a principios de 1989, y all valoraron e intercambiaron ideas sobre la mejor manera de ganar la democracia. Las revoluciones de 1987 en Europa son bien conocidas, pero el eurocentrismo a menudo diculta la comprensin de los hechos contemporneos en Asia. Aunque, en Es- tados Unidos al menos, los acontecimientos de 1987 en China son del dominio pblico, casi nadie parece haber odo hablar de Gwangju. Los medios de comunicacin occidentales dieron una amplia cobertura a los problemas internos del comunismo mientras prestaban poca aten- cin a los problemas de la zona de inuencia norteame- ricana. Corea ha estado durante mucho tiempo relegada al margen de la conciencia de los americanos, tal como indica el apodo de la Guerra de Corea, la guerra olvida- da. En 1950, la masacre de cientos de civiles coreanos perpetrada por las tropas de Estados Unidos en No Gun Ri se conoce como el My Lai americano (en recuerdo de la masacre estadounidense de las poblaciones vietnami- tas en 1968), aunque la masacre de My Lai tuviera lugar casi dos dcadas ms tarde que la de Corea. As, ahora, cuando Gwangju es llamada la Tiananmen de Corea, signica que la diferencia de slo nueve aos puede considerarse como un atenuante a la falta de atencin de los medios de comunicacin estadounidenses? Seis aos despus del levantamiento de Gwangju, el dictador Marcos fue derrocado en Filipinas. Como he mencionado, Aquino y Kim Dae-jung se haban conoci- do en Estados Unidos y la experiencia del levantamiento de Gwangju sirvi para inspirar la accin del de Manila. En febrero de 1980, en Filipinas, el paro de 30 opera- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 371 19/5/09 19:37:51 372 GEORGE KATSIAFICAS dores de computadoras que contaban los votos en unas elecciones gener 18 das de protestas y levantamientos en los que particip tambin la jerarqua catlica, mien- tras que un grupo de elementos claves de la milicia se amotin. Todo ello sirvi para acabar con la dictadura de Marcos en cuestin de semanas. La confrontacin fue ganada por las tropas rebeldes apoyadas por cientos de miles de personas que se nega- ron a dejar las calles. El poder de la revolucin lipina a su vez inspir una lenta reconstruccin del movimiento en Corea del Sur. 22 Menos de un mes despus de la ex- plosin de la revolucin del poder del pueblo lipino, el cardenal y los obispos de Sel empezaron a decir que Corea del Sur haba aprendido una leccin. En un des- pus del derrocamiento de Marcos, el dictador de Corea del Sur tuvo al n su lugar en el montn de basura de la historia. En 1987, como se menciona arriba, los coreanos consiguieron elecciones presidenciales directas despus de 19 das de levantamiento, cuando el pueblo se neg a de- jar las calles, aunque, en el caso coreano no hubo motn militar que llevara el movimiento a la victoria. A lo largo de toda Asia, se generaron movimientos del pueblo por la democracia y los derechos civiles. Des- pus de 38 aos se acab con la ley marcial en Taiwn (1987), donde se difundi la ancdota de que la gente cantara en las calles canciones del movimiento demo- crtico coreano; en Burma un movimiento popular ex- plot en mayo de 1988, cuando estudiantes y minoras tnicas tomaron las calles de Rangoon (al igual de lo que haba sucedido en Gwangju). A pesar de la terrorca represin, el movimiento oblig al presidente Ne Win LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 372 19/5/09 19:37:51 373 DE GWANGJU A TIANANMEN a retirarse, despus de 26 aos de gobierno. En agosto, durante cinco das, las protestas de estudiantes forzaron la destitucin de su sustituto. Un comit de huelga gene- ral que representaba a los trabajadores, escritores, mon- jes y estudiantes coordin un movimiento a favor de la democracia multipartidista, pero los militares dispararon contra miles de personas; mataron a ms de 10 000 indi- viduos en ese ao. Se arrestaron a miles ms, incluyendo a ms de 100 representantes electos, y los militares de Burma continuaron gobernando usando un puo de hie- rro para continuar en el poder. Al ao siguiente, hubo un movimiento en el Tbet, y como otros antes en pasadas dcadas, la revuelta fue sumariamente aplastada. Poco despus, los estudiantes activistas en China clamaron pblicamente por la demo- cracia; slo por este hecho fueron asesinados por docenas en la plaza de Tiannanmen, como centenares lo fueron tambin aos despus. 23 Aunque la revuelta de China se hizo desde fuera de las las del partido, el tema se trat tambin dentro del mismo comunismo, cuando vista la reaccin en cadena contra los dictadores militares un miembro del Politbur de Vietnam, el general Tran Do, pregunt pblicamente por la democracia multipar- tidista en Vietnam en 1989, lo que se puede interpretar como un hecho sin precedentes. Nepal fue el siguiente: siete semanas de protestas, iniciadas en abril de 1990, obligaron al rey a democra- tizar el gobierno. Le sigui Tailandia, cuando 20 das de huelga de hambre de los lderes de la oposicin poltica llevaron a cientos de miles de personas a las calles en mayo de 1992. Docenas de ellos murieron cuando los LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 373 19/5/09 19:37:52 374 GEORGE KATSIAFICAS militares suprimieron con brutalidad las manifestacio- nes en las calles, pero el general Suchinda Krapayoon fue forzado a dimitir. 24 En 1998, en Indonesia, los estu- diantes pidieron la revolucin del poder de pueblo y consiguieron echar a Suharno. Las entrevistas de un co- rresponsal estadounidense en las universidades de Indo- nesia determinaron que el eslogan del poder del pueblo fue adoptado de Filipinas, de igual manera que lo fue la innovadora tctica de la ocupacin del espacio pblico. EL SIGNIFICADO DE LOS LEVANTAMIENTOS EN EL ESTE DE ASIA La relacin entre estas revueltas se entiende en la dimen- sin de los movimientos de nales del siglo XX, entre las cuales el levantamiento de Gwangju se mantiene como un brillante ejemplo de la rpida expansin de las aspi- raciones y las acciones revolucionarias. La cadena espon- tnea de reacciones, de levantamientos y la masiva ocu- pacin del espacio pblico signica la sbita entrada en la historia de millones de personas normales, quienes ac- tuaron de manera unitaria porque intuitivamente crean que podan cambiar la direccin de su sociedad. En tales momentos, los intereses universales se generalizaron al mismo tiempo que se niegan los valores dominantes de la sociedad (chauvinismo nacional, jerarqua, domina- cin, regionalismo, etctera). A esto nos referimos cuan- do hablamos de la comunidad absoluta y de la soli- daridad orgnica de los participantes en la Comuna de Gwangju. Los humanos tienen una necesidad intuitiva de libertad algo a lo que nos asimos intuitivamente LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 374 19/5/09 19:37:52 375 DE GWANGJU A TIANANMEN y fue esta necesidad la que se sublim en un fenmeno colectivo en el levantamiento de Gwangju. En muchos lugares he explicado el desarrollo del concepto del efecto eros para explicar las aspiraciones y las acciones revolucionarias. Con el efecto eros quiero signicar la cadena espontnea de reacciones de levanta- mientos y de ocupacin del espacio pblico; ambos son ejemplos de la sbita entrada en la historia de millones de personas, quienes actan de manera unida, intuiti- vamente, creyendo que pueden cambiar la direccin de su sociedad. En los momentos del efecto eros, los in- tereses universales se convierten en generales, mientras que los valores dominantes en la sociedad (chauvinismo nacional, jerarqua, dominacin, regionalismo, compor- tamiento criminal, consumismo, propiedad, etctera) se niegan. Esto es a lo que me reero como solidaridad or- gnica o comunidad absoluta de los participantes en la Comuna de Gwangju. El efecto eros no es simplemente un acto de intencin, ni puede ser simplemente deseado por el elemento de concientizacin (o partido revolu- cionario), sino que implica a los movimientos revolucio- narios populares emergentes como fuerzas de derecho propio de miles de personas normales que toman la his- toria en sus manos. La inesperada emergencia de cientos de miles de per- sonas como sujetos de la historia, la dispersin de la re- vuelta de una ciudad a otra y por todo el territorio, la intuitiva identicacin con los dems mientras se cree en el poder de sus acciones y en la suspensin de los valores normales son las dimensiones el efecto eros. 25 Despus de la Segunda Guerra Mundial, la sbita e inesperada LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 375 19/5/09 19:37:52 376 GEORGE KATSIAFICAS respuesta al poder se ha convertido en un signicante tctico, en el arsenal de los movimientos populares y est en creciente contacto con los movimientos sociales, como se hace evidente hoy en da en Latinoamrica. CONCLUSIONES Como ejemplo de la gente normal que toma el poder en sus propias manos y gana la democracia, el levantamien- to de Gwangju fue el precursor de la verdadera sociedad libre de la que todo el mundo puede aprender. En mayo de 1980, durante la brutal realidad del ataque militar, la gente se enfrent a las tropas paramilitares y goz breve- mente de libertad. El ejemplo del pueblo de Gwangju y su espontnea capacidad para el autogobierno y la soli- daridad orgnica de la poblacin marca un modelo para futuros levantamientos. Junto con estas indicaciones del potencial humano, an no del todo entendido en la actualidad, Gwangju nos muestra benecios concretos: el derrocamiento de la dictadura militar y el hecho de convertirse en inspiracin para otros movimientos democrticos. Hoy en da, el le- vantamiento contina, proporcionndonos el sentimien- to palpable de la dignidad de los seres humanos y la ne- cesidad de intensicar los esfuerzos para la liberacin. Mientras la versin principal de la historia domina las ondas de la radio y la televisin, bajo la supercie, la gente inteligentemente constituye una poderosa corriente subyacente, un segundo superpoder; el 15 de febrero de 2003, sin ninguna organizacin, el pueblo tom las LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 376 19/5/09 19:37:52 377 DE GWANGJU A TIANANMEN calles para protestar por la segunda guerra de Estados Unidos contra Irak, antes de que sta se iniciara. Conse- guir la cacofona de las revueltas en el Este de Asia, con- juntamente con las nuevas insurgencias en Latinoamrica y otros lugares, llevarnos a un armnico levantamiento antiglobal? Slo gracias al levantamiento de Gwangju po- demos concebir la posibilidad de una revuelta al estilo de Gwangju a escala global contra el neoliberalismo, lo cual pondra de maniesto la perdurabilidad del legado de los acontecimientos de mayo de 1980. NOTAS 1 Georgy Katsiacas y Na Kahn-chae (editores). Corea del Sur y la Democracia: el Legado del levantamiento de Kwangju. London: Rout- ledge, 2006. 2 El rgimen de Chun proclam que tan slo 191 personas, in- cluyendo 96 soldados, haban muerto; las estadsticas de Gwnagju ponen de maniesto que unas 2 600 personas murieron en mayo de 1980, cifra que excede el porcentaje mensual en unas 2 300 personas. Asian Watch estim el nmero de asesinados en unos 2 000, canti- dad que parece mucho ms real que las estadsticas del gobierno. 3 Aunque los medios de comunicacin occidentales trataron en su momento del levantamiento de la Comuna de Gwangju y de las masacres, el mensaje qued oculto bajo la riada de reportajes sobre el milagro econmico coreano y las amenazas de Corea del Norte. La complicidad de Estados Unidos en la masacre se personica en Richard Holbrooke, quien fue despus embajador de su pas en las Naciones Unidas. Aunque l dijo que los americanos desconocan lo que suceda, Holbrooker fue el director del equipo que aprob la supresin del levantamiento de Gwangju. En medio de las negocia- ciones para conseguir un acuerdo de paz en Gwangju, el Consejo de Ciudadanos solicit la mediacin de los Estados Unidos, peticin que fue rechazada por el embajador. Animando el aplastamiento LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 377 19/5/09 19:37:52 378 GEORGE KATSIAFICAS militar del levantamiento, Estados Unidos prometi al gobierno coreano que no haran pblica su opinin de lo que ocurriera. Despus de la muerte de miles de personas, Holbrooke mejor las relaciones econmicas y diplomticas con el nuevo gobierno militar y se beneci, personalmente, al ser nombrado asesor de Hyundai en los aos ochenta. Para ms detalles sobre el papel de Estados Unidos en la represin del Levantamiento de Gwangju, en especial sobre sus motivaciones econmicas, vase mi artculo: Neoliberalismo y el Levantamiento de Gwuangju, en Korea Policy Review 2006, Cam- bridge: John Kennedy School of Government. 4 Lee Jae-eui, Kwangju Diary: Beyond Death, Beyond the Darkness of the Age (UCLA Asian Pacic Monograph Series, 1999). Esta es la nica y mejor fuente en ingls que yo recomiendo encarecidamente. (Se puede pedir a Mr. Leslie Evans, 11372B Bunche Hall, UCLA, Los Angeles, CA 90095-1487). 5 Otras fuentes en ingls que he utilizado en mi estudio incluyen una coleccin de relatos periodsticos extranjeros Kwangju in the Eyes of the World (Kwangju Citizens Solidarity, 1997) difundido y vuelto a publicar por Henry Scout-Stokes and Lee Jae-eui editores. The Kwangju Uprising: Eyewitness Press Accounts of Koreas Tia- nanmen (M. E. Sharpe, 2000). Lo arriba mencionado es de un art- culo de Bradley Martn en el volumen original, p. 94. Tambin fue de gran ayuda The May 18 Kwangju Democratic Upraising (El Comit de recopilacin histrica 18.5 de la Ciudad de Kwangju, 1999). Y para nalizar, tambin me ha resultado muy provechosa la reciente traduccin del Instituto 18 de mayo de documentos y testimonios personales, que estn disponibles en su pgina web. En algunos ca- sos, he intentado que las traducciones avancen con ms facilidad. 6 Choi Jung-woon. The Gwangju Uprising: The Pivotal Democratic Movement that Changad the Histoy of Modern Korea. Paramus: Homa and Sekey Books, 2006. 7 Choi, pp. 85, 131. 8 Arnold A. Petersons essay, 5:18 The Kwangju Incident, en un libro en coreano. La cita es de la p. 47. 9 May 23 Fighters Bulletin (Boletn de los combatientes del 23 de mayo). 10 Lee, p. 105. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 378 19/5/09 19:37:52 379 DE GWANGJU A TIANANMEN 11 Hagen Koo, The Korean workers: The Culture and Politics of Class Formation. Ithaca: Cornell University Press, 2001, p. 156. 12 Ibid., p. 161. 13 Christian Institute for the Study of Justice and Development, Lost Victory: An overview of the Korean Peoples Struggle. 14 Lost Victory, p. 214. 15 Ibid., p. 230. 16 Ibid., p. 189. 17 Citado en Koo, p. 173. 18 Koo, p. 179. 19 Ibid., p. 182. 20 Reporte de la Comisin Presidencial de la Verdad, A Hard Journey to Justice. Sel: Samin Books, 2000, p. 48. 21 Vase G. Katsiacas, Remembering the Gwangju Upraising, en Socialism and Democracy, vol. 14, nm. 1, Spring-Summer. 22 Lee Jau-eui. The Seventeen Years of Struggle to Bring the Truth of the Gwangju Massacre to Light, en Gwangju in the Eyes of the World, p. 143. 23 Aunque el gobierno reconoce menos, como mnimo 700 per- sonas fueron asesinadas. 24 El Ministro del Interior de Tailandia habl de 44 muertos, 38 desaparecidos, 11 incapacitados y 500 heridos. Los activistas de los de Derechos Humanos han puesto de maniesto que cientos murie- ron o desaparecieron. El gobierno de No Thai ha sido considerado responsable de las masacres en las manifestaciones a favor de la de- mocracia en 1973,1976 o 1992. 25 Primero desarroll este concepto en relacin con la sincro- nizacin de las revueltas en todo el mundo en 1968. Despus lo extend, en mi posterior libro, a los movimientos autnomos socia- les de Europa despus de 1968. Mi triloga sobre los movimientos sociales en la sociedades urbanas despus de 1968 ser completada pronto con: Unkown Uprsisings: Gwngju and East Asian Uprisings alter the Wolrd War 2. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 379 19/5/09 19:37:52 380 GEORGE KATSIAFICAS BIBLIOGRAFA Arnold A. Petersons essay, 5:18 The Kwangju Incident. CHOI, Jung-woon. The Gwangju Uprising: The Pivotal De- mocratic Movement that Changad the Histoy of Modern Korea. Paramus: Homa and Sekey Books, 2006. Christian Institute for the Study of Justice and Develop- ment, Lost Victory: An overview of the Korean Peoples Struggle. KATSIAFICAS, G, Remembering the Gwangju Upraising, en Socialism and Democracy, vol. 14, nm. 1, Spring- Summer. ______, Neoliberalismo y el Levantamiento de Gwuangju en Korea, en Policy Review 2006. Cambridge: John Kennedy School of Government. KATSIAFICAS, Georgy y Na Kahn-Chae (editores). Corea del Sur y la Democracia: el Legado del levantamiento de Kwangju. London: Routledge, 2006. KOO, Hagen, The Korean workers: The Culture and Politics of Class Formation. Ithaca: Cornell University Press, 2001. LEE JAE-EUI, Kwangju Diary: Beyond Death, Beyond the Dark- ness of the Age, UCLA, Asian Pacic Monograph Series, 1999. ______, The Seventeen Years of Struggle to Bring the Truth of the Gwangju Massacre to Light, en Gwangju in the Eyes of the World. May 23 Fighters Bulletin (Boletn de los combatientes del 23 de mayo). ROH TAE-WOO, A Hard Journey to Justice, en Reporte de la Comisin Presidencial de la Verdad. Sel: Samin Bo- oks, 2000. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 380 19/5/09 19:37:52 381 DE GWANGJU A TIANANMEN SCOUT-STOKES, Henry and Lee Jae-eui (editors), Kwangju in the Eyes of the World, Kwangju Citizens Solidarity, 1997. The Kwangju Uprising: Eyewitness Press Accounts of Koreas Tiananmen, M. E. Sharpe, 2000. The May 18 Kwangju Democratic Upraising (El Comit de recopilacin histrica 18.5 de la Ciudad de Kwangju, 1999). LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 381 19/5/09 19:37:52 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 382 19/5/09 19:37:52 383 LAS LUCHAS SOCIALES EN FRANCIA DE 1995 A 2006 DANIEL BLANCHARD Iniciar mi exposicin recordando algunos aconteci- mientos para despus intentar relevar los rasgos que me parecen ms interesantes. No puedo hablar de todos los movimientos que se han desarrollado en los ltimos diez aos; por lo tanto, evocar solamente los principales: la gran huelga de los transportes pblicos del otoo de 1995, el movimiento de los desempleados de 1998 y el movimiento contra el Contrato de Primer Empleo (CPE) de la primavera de 2006. Agregar adems, al nal, al- gunas reexiones sobre la rebelin de los jvenes de las periferias durante el otoo de 2005. EL MOVIMIENTO DE 1995 Tomo este movimiento como punto de partida porque es el ms importante de este periodo y rompe con la relativa paz social obtenida por la izquierda en ocasin de su re- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 383 19/5/09 19:37:52 384 DANIEL BLANCHARD greso al poder (81-86, 88-93). Los aos de cohabitacin (1986-1988) entre Chirac, primer ministro de derecha, y Mitterrand, presidente de la repblica de izquierda, haban sido marcados por grandes movimientos que ani- maban grupos sociales tan diversos como los estudiantes de liceo (contra la ley Dewacquet en 1986), las enferme- ras (1988), el personal de los transportes pblicos (1987 y 1988) y caracterizados por formas de organizacin au- tnoma (coordinaciones) y de reivindicaciones igualita- rias (2 000 francos para todos, por ejemplo) y poniendo por delante la dignidad. El contexto inmediato: desde el 9 de octubre, se inicia un importante movimiento estudiantil (ms recursos a las facultades) con ocupacin de instalaciones, solidaridad de numerosos profesores y sobre todo mucho debate en la base. El 10 de octubre, los sindicatos llaman al sector pblico a la huelga contra la congelacin de los salarios. La provocacin gubernamental: el primer ministro Jupp anuncia un plan de reformas de sistema de retiros de los trabajadores del sector pblico y de la Seguridad Social. Para los retiros se traduce en una prolongacin del nmero de aos de cotizacin de 35.7 a 40 y, para la Seguridad Social, en un aumento de cargos para los asalariados. La reaccin: el 24 de noviembre, la Confederacin General del Trabajo (CGT), Fuerza Obrera (FO) y la Fede- racin Sindical Unitaria (FSU) llaman a la huelga y a una manifestacin. En la tarde, los ferrocarrileros se niegan a regresar al trabajo; los conductores del Metro los secun- dan. Despus, los carteros, el personal de los hospitales, los profesores, los dockers de Marsella. Las manifestacio- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 384 19/5/09 19:37:52 385 LAS LUCHAS SOCIALES EN FRANCIA DE 1995 A 2006 nes crecen constantemente, de 500 000 el 24 de noviem- bre a ms de 2 millones el 12 y 16 de diciembre. Los asalariados del sector privado no participan en la huelga (los sindicatos no se movilizaron cuando se mo- dic su rgimen de retiro en 1993), pero a menudo se maniestan con los huelguistas, y la poblacin, a pesar de las dicultades para desplazarse; se muestra mayori- tariamente solidaria con ellos. El gobierno hace concesiones parciales para dividir el movimiento: a los estudiantes, 2 000 plazas para maes- tros; a los ferrocarrileros, la conservacin de su rgimen especial de retiro, etctera. EL MOVIMIENTO DE LOS DESEMPLEADOS DE 1998 El contexto: El desempleo de masa (ms de 3 millones de desempleados ociales, es decir, el 13% de los acti- vos, 4.5 millones, segn estadsticas ms honestas y, ms en general, 7 millones de precarios) y, sobre todo, su per- manencia en el tiempo. Las organizaciones: inecacia de los sindicatos (los desempleados deben quedarse organizados en su sindica- to de origen); adems, los sindicatos cogestionan lUNEDIC (organismo que recolecta los recursos que sirven para in- demnizar a los desempleados y que los reparte); en la CGT, no obstante, existen comits de desempleados muy activos. De all la creacin de organizaciones ad hoc en tiem- pos recientes. La principal es AC! (Accin contra el Des- empleo, Chmage; la sigla por un juego de pala- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 385 19/5/09 19:37:52 386 DANIEL BLANCHARD bras suena como ya basta); una organizacin hbrida, federacin de sindicatos y de asociaciones de extrema iz- quierda y de redes de colectivos locales. En este contex- to madura la reexin sobre la cuestin del desempleo: de una simple denuncia de la injusticia social hecha por los mismos desempleados, se pasa, con los aos, a una percepcin ms neta de la funcin del desempleo en la gestin capitalista. Aparece la reivindicacin del ingreso garantizado para todos. Las acciones: en diciembre de 1993, ocupacin de los Assedic en Marsella y Arras, que dura varias semanas, con una amplia cobertura de los medios de comunicacin, y consigue la creacin de un fondo de urgencia social. De golpe, las ocupaciones se multiplican en toda Francia. Los lmites: el movimiento recurre fuertemente a la mediatizacin, por medio de acciones espectaculares y jugando con el hecho que la amenaza del desempleo; es muy difusa. Los medios de comunicacin seleccionan a representantes que transforman en estrellas y que la base deja de reconocer. En particular, la unidad desem- pleados-asalariados no se hace sino de forma simblica. Los sindicatos mantienen y cuidan su distancia. Esto se explica en parte por el hecho de que los desempleados ms militantes son casi marginales que han renunciado a encontrar un empleo y estn fundamentalmente preocu- pados por los problemas inmediatos de la miseria (co- mer, tener un techo). Adems, algunos desarrollan una ideologa anti-trabajo, que choca con los asalariados. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 386 19/5/09 19:37:52 387 LAS LUCHAS SOCIALES EN FRANCIA DE 1995 A 2006 EL MOVIMIENTO CONTRA EL CONTRATO DE PRIMER EMPLEO (CPE) EN 2006 Los orgenes: con el pretexto de luchar contra el desem- pleo de los jvenes, el gobierno crea sistemas de contra- tacin especial (Contrato Nuevo Empleo, Contrato Pri- mer Empleo) que agravan la precariedad. Con el CPE, el patrn puede despedir al joven sin previo aviso y sin motivo a lo largo de los dos primeros aos. Pero, ms all de estos contratos a la rebaja, una exasperacin crece desde hace aos contra la persistencia del desem- pleo de masa, contra la precariedad, contra las condiciones de vida de los estudiantes obligados a trabajar (salarios miserables, rentas exorbitantes), contra la represin que golpe el ao anterior a los estudiantes en lucha contra la ley Fillon. El movimiento: se inicia lentamente, tarda varias sema- nas antes de tomar vuelo en las universidades y los liceos; despus se demora en obtener el apoyo de los sindicatos de los asalariados. Hay ocupacin de las instalaciones, asambleas generales permanentes, manifestaciones cre- cientemente masivas (2 millones el 26 de marzo), en la medida en que se suman los asalariados, los desemplea- dos, los precarios y simples ciudadanos. Finalmente, el gobierno retira su proyecto. CARACTERSTICAS DE LOS MOVIMIENTOS Son movimientos defensivos. No ponen por delante, de no ser en forma vaga, una idea de organizacin alterna- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 387 19/5/09 19:37:53 388 DANIEL BLANCHARD tiva de sociedad, sino solamente aspiraciones de justicia y dignidad. Sin embargo, presentan rasgos que marcan rupturas profundas con el orden reinante. La exigencia de verda- dera democracia, que se traduce en la toma de decisio- nes en asamblea general, coordinaciones en las cuales los delegados no son representantes, sino portadores de mandatos ms o menos imperativos, por una desconan- za activa hacia todas las instituciones que se pretenden representativas, por la preocupacin de dejar la libre ex- presin de puntos de vista. Las instalaciones ocupadas (liceos, facultades, oci- nas de las Assedic) son concebidas como lugares de encuentro y de debate, y a menudo all se abordan todos los problemas de la sociedad. Los lugares de palabra y las manifestaciones son vividos como espacios de vida social intensa: el movimiento de lucha es sin duda un mo- vimiento de resocializacin directa. Por el contrario, el pasaje por los medios de comunicacin es generalmente percibido como una alienacin (un ejemplo grco es la imagen televisada, en el movimiento de 95, de una de- legacin de huelguistas cuyas palabras eran calladas por un vidrio mientras el presentador ponticaba). Es indis- cutiblemente importante que sectores muy distintos de la sociedad se hayan movilizado en torno a reivindicacio- nes de inters general, aunque aparentemente de cate- gora profesional (enfermeras, profesores, operadores de servicios pblicos, artistas y tcnicos del espectculo). Estos movimientos muestran una toma de concien- cia de la fractura que atraviesa la sociedad entre los que dirigen el sistema o que lo aprovechan y los que el siste- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 388 19/5/09 19:37:53 389 LAS LUCHAS SOCIALES EN FRANCIA DE 1995 A 2006 ma explota o excluye. Son testimonios de la crisis de la representacin y, en particular, de la democracia, que como formalidad ya no funciona. Esta desconanza jug un papel esencial en el rechazo del proyecto de constitu- cin europea en 2004. La rebelin de las periferias en el otoo de 2005 se sita a la vez ms all y ms ac de estos elementos de crtica del sistema. Ms all, porque no trat ni de opo- nerse a las leyes o a las reformas, ni siquiera de desig- nar un enemigo denido, de clase ms all de los policas, sino de expresar una desesperacin radical frente a una injusticia y un desprecio todava ms radical que el racismo. Ms ac, porque, a pesar del carcter espontneo del surgimiento de las revueltas y su difu- sin, su violencia qued muda, incluso cuando apunt hacia objetivos precisos (adems de la polica, las escue- las acusadas de fabricar el fracaso escolar, algunos es- tablecimientos de empresas acusadas de racismo en las contrataciones). En lugar de plantear un problema social y esbozar respuestas que sean de ruptura con el orden establecido, esta revuelta muestra la profundidad de la deshumanizacin que esta sociedad puede inigir a los que la rechazan, no en un margen en el cual podra rescatarlos si le resultara necesario (ejrcito industrial de reserva), pero s en un lugar de desprecio. Traduccin: Massimo Modonesi. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 389 19/5/09 19:37:53 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 390 19/5/09 19:37:53 391 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO (LA AUTONOMA NO ES UNA UTOPA) JESS RAMREZ CUEVAS All por 1922, las prostitutas del puerto de Veracruz sa- caron las camas a la calle y amenazaron con quemarlas en protesta por las altas rentas de las viviendas. A la voz de abandonemos el trabajo que enriquece a los vagos y hagamos los esclavos la revolucin, las meretrices se declararon en huelga de colchones cados, una de las ms inslitas protestas que se hayan registrado en la his- toria de Mxico. Las mujeres de la vida galante se con- virtieron de inmediato en heronas del pueblo. Dejaron de laborar y de pagar el alquiler de sus casas y camas de trabajo. Su rebelda corri como plvora en toda la ciudad y cientos siguieron su ejemplo, iniciando as una resistencia colectiva a los altos costos del alquiler de vi- viendas que dio origen al primer movimiento inquilina- rio mexicano del siglo XX. Esta rebelin social de inspiracin libertaria en la que tom parte la mayora de los residentes de la ciudad, co- menz con la consigna Estoy en huelga, no pago renta LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 391 19/5/09 19:37:53 392 JESS RAMREZ CUEVAS y termin en el intento por construir Utopa, una colonia, prototipo de ciudad alternativa, sin amos ni patrones, que intentaron levantar miles de porteos pobres, enca- bezados por Hern Proal, un sastre anarquista, llamado por la prensa de la poca el Lenin mexicano. Eran los mismos que ocho aos antes haban rechazado con furia a las tropas norteamericanas que ocuparon Veracurz en 1914. Ese sueo colectivo fue truncado violentamente por las fuerzas del general lvaro Obregn, que arra- saron la Utopa y encarcelaron a sus dirigentes. Pero el movimiento inquilinario se extendi por todo el pas y se convirti en el primer movimiento social urbano del Mxico posrevolucionario (Gill, 1960). Pese a su breve existencia, la revuelta de los inquili- narios fue una de las luchas ms fructferas del siglo XX en Amrica Latina, escribi el socilogo Manuel Castells en su libro Las ciudad y las masas (1983). En su sentido ms profundo, la historia de Mxico es el recuento de los movimientos de resistencia en todas las pocas; de experiencias comunitarias reivindicativas; de tomas de tierra que derivan en su colectivizacin, f- bricas ocupadas, experimentos de autonoma individual y colectiva; cooperativas urbanas y rurales, socialismos lo- cales o regionales; asociaciones y colectivos. Sueos con- cretos que hunden sus races en el espritu libertario del pueblo mexicano, esa fusin del pensamiento rebelde europeo y del mundo, con las visiones indgenas, agra- ristas o milenaristas. A lo largo de los siglos, ha habido hombres y muje- res, pueblos enteros, que decidieron asumir su propio camino hacia la dignidad y la libertad, algunas veces en LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 392 19/5/09 19:37:53 393 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO una resistencia negociada; otras, enfrentando directa- mente al poder. Las huellas de su paso nos han legado el espritu que revela su esfuerzo, voluntad, imaginacin y capacidad de persistir. Esta resistencia y creatividad popular abarca desde la defensa de la libertad y el respeto en la colonia; la lucha por la independencia como nacin; las batallas por la soberana frente al invasor extranjero; la reforma con- tra los privilegios eclesiales y por una repblica laica; la revolucin mexicana que defendi la democracia y los derechos sociales, el reparto agrario y la propiedad de la nacin sobre los recursos naturales, hasta nuestros das, con las acciones sociales en defensa de los derechos humanos, laborales, territoriales, en las ciudades, en el campo, en los pueblos indgenas. Desde el rincn ms apartado de la Sierra Madre has- ta la ciudad ms cosmopolita de la frontera, pasando por pueblos enclavados en las profundidades de la selva o en la cima de las montaas, permanece la memoria labrada con esas experiencias de la soberana popular ejercida desde las comunidades o municipios; experiencias de autonoma social frente al poder establecido; autonoma cultural, econmica, territorial y poltica frente a la bar- barie de la indiferencia y de la destruccin. En este mundo globalizado, vivimos la lucha entre las distopas modernas ms escalofriantes y las fantasas milenaristas ms crueles, contra las utopas concretas, pro- yectos y acciones concretas humanistas y libertarias. Esta disputa por las mentes y los corazones de los hombres adquiere rostro en las inercias coloniales e imperiales; en la barbarie de los fundamentalismos mercantiles y reli- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 393 19/5/09 19:37:53 394 JESS RAMREZ CUEVAS giosos; en el terrorismo de Estado, en la criminalizacin de cualquier disidencia, elevada a la categora de terrro- rismo; en la mercantilizacin de la vida toda cuando has- ta las clulas del cuerpo tienen precio. Se trata de una autntica guerra contra la humanidad: la dictadura del mercado y del dinero sobre la vida de las personas y de los pueblos destruye al individuo y frag- menta el tejido social, destruye los vnculos humanos y culturales. Esa sombra de la muerte, ese legado de oscu- ridad, se enfrenta a las resistencias cotidianas de personas y pueblos que echan mano del apoyo mutuo, de la idea de comunidad, de la solidaridad, de la fraternidad, de la democracia y de la libertad. Es una batalla de vida contra la muerte. Por las suras del poder, se cuela una luz que ilumina los procesos sociales emancipatorios, en los que surge la autonoma como poder social, como deseo y capacidad de hombres y mujeres para cambiar su propia existencia, para hacerse responsables de su historia. Su destino es- tar ligado a lo que ellos y ellas quieran y puedan hacer. Esa conciencia transformada en potencia, en deseo, hace que la multitud rompa las cadenas de la indiferencia y de la sumisin; es la que construye sujetos y pueblos autnomos; es lo que hace emerger movimientos socia- les, y es fuerza que mueve la historia. Si la microfsica del poder busca establecer su control hasta en las clulas del cuerpo humano y cobra fuerza con la destruccin sistemtica de la personalidad del hombre; si a nombre del mercado se arrasan territorios y pueblos enteros, la autonoma concreta es la forma que toma la emancipacin individual y colectiva en estos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 394 19/5/09 19:37:53 395 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO tiempos, una forma que articula libremente el entendi- miento y la capacidad de responder al desafo. El acto de resistir, la resistencia misma, comienza cuando pensamos por nosotros mismos. Como apunta el poeta John Berger, la resistencia se inicia en el momento en que pensamos distinto de como nos piensa el poder. Esa emancipacin del pensamiento que nace de la crtica a las ideas del poder, y de ese pensar de manera autno- ma nace la resistencia. Y al hurgar en la historia encontramos las huellas de otros que escribieron su propio camino con los elemen- tos que tuvieron a la mano. La historia de resistencia de los pueblos indgenas es uno de los mejores ejemplos de cmo se funde el espritu colectivo y la cultura comunita- ria milenarios con las ideas emancipatorias de Occidente. En ese sentido, la lucha de los zapatistas de Chiapas re- presenta una de las esperanzas ms interesantes del mun- do contemporneo. En la experiencia de la autonoma zapatista, conuyen una historia centenaria de resistencia indgena, una cultura comunitaria que ha sobrevivido si- glos al despojo y a la explotacin, junto con ideas polti- cas y experiencias revolucionarias del mundo occidental. Sin embargo, a lo largo de 500 aos hay diversos ejemplos de este sincretismo cultural y poltico que ha dado origen al espritu rebelde de nuestro pueblo y que ha quedado plasmado en las leyes y en la Constitucin mexicana. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 395 19/5/09 19:37:53 396 JESS RAMREZ CUEVAS EL CAMINO AUTNOMO DE LOS DIGNOS La colonizacin europea neg por completo sus dere- chos a los pueblos y habitantes originarios del continente americano. En el siglo XVI, personajes como Fray Barto- lom de las Casas lucharon para defender a los indgenas y sentaron las bases de lo que hoy conocemos como de- rechos universales del hombre. Su trabajo y su reexin dieron legitimidad dentro del pensamiento europeo a las innumerables rebeliones indgenas que no dejaron de ocurrir durante el periodo colonial. Algunas ideas de Bartolom de las Casas fueron in- uidas directamente por Francisco Tenamaztle, el pri- mer guerrillero indgena en la historia de Mxico, que en 1540 se levant en armas contra la corona espaola en Zacatecas, Nayarit y Jalisco. Tenamaztle fue llevado al exilio en Espaa por denunciar los abusos y despojos de los colonizadores espaoles. Preso en Valladolid, se aso- ci con el fraile dominico y entre ambos emprendieron una lucha tenaz en defensa de los pueblos indgenas, que alcanz signicacin universal siglos despus. La historia de Francisco Tenamaztle ejemplica un proceso que se inici con la conquista del nuevo con- tinente: la conuencia de la cosmovisin y de la lucha indgenas con las tradiciones humanistas y libertarias de Occidente. La rebelin encabezada por Tenamaztle nun- ca fue vencida, pero a cambio de proteger a su pueblo, el lder indio se entreg a la corona. A su lucha se le cono- ci como la Guerra del Miztn o la rebelin chichime- ca, que conmocion a toda la Nueva Espaa cuando dio muerte a Pedro de Alvarado, uno de los genocidas ms LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 396 19/5/09 19:37:53 397 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO crueles de la historia, y amenaz con extenderse a toda la colonia. El antiguo soldado de la conquista y encomendero Gernimo Lpez dirigi una carta al rey de Espaa en la que describi que entre las causas de la rebelin que involucr a ms de 50 mil indgenas chichimecas es- taban la palabra del Tlatol, el lder y sacerdote indgena a quien nombra como la voz del demonio, y la educa- cin franciscana: ellos (los frailes) les han enseado a leer y a conocer la historia de los espaoles que haban sido conquistados por los romanos. As se han vuelto los indios insolentes. Montan a caballo y traen armas veni- das de Espaa (Len Portilla, 2005). En una maniobra que buscaba detener la insurrec- cin, la corona espaola pact con los rebeldes la paz a cambio de dialogar con su lder, Tenamaztle. A la postre, el viaje a Espaa convirti en exilio y prisin lo que era una misin de embajador de su pueblo. En ese momen- to, nadie imagin que en el viejo continente se iba a en- contrar con Fray Bartolom de las Casas, un hombre que haba dedicado su vida a la defensa de los oprimidos del Nuevo Mundo. Entre ambos elaboraron nuevas armas para lograr la emancipacin americana: las de la razn, y reclamaron conceptos de justicia y derecho que inuiran posteriormente en el pensamiento humanista occidental. Este indio caxcn, seor de Nochistln, hizo suyos los argumentos del derecho natural y divino del religioso y juntos lucharon con razonamientos jurdicos en la corte espaola, sosteniendo que todos los hombres nacen con iguales derechos. Ambos justicaban el derecho de re- belin de los pueblos ante la opresin y destruccin de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 397 19/5/09 19:37:53 398 JESS RAMREZ CUEVAS su gente y de sus territorios. Fray Bartolom de las Casas y Tenamaztle se adelantaron siglos a la proclamacin de los derechos del hombre. Esa es la otra globalizacin que se inici en el siglo XVI. Las ideas del Siglo de las Luces, su invocacin a la libertad y a la igualdad entre los hombres, tambin des- embarcaron en el nuevo continente, provocando inquie- tud y nuevas rebeliones que llevaron a los procesos de independencia de todo el continente. La soberana po- pular como fuente de legitimidad del poder naciente de la nueva repblica qued plasmada en la Constitucin desde su primera redaccin, en 1814. En el siglo XIX, las ideas libertarias de Europa, anar- quistas y comunistas, vinieron de la mano de libros y, de manera directa, a travs de viejos luchadores que esca- paban de la persecucin en sus pases. Franquearon el ocano Atlntico y buscaron hacer posibles sus sueos. Al entrar en contacto con indgenas, campesinos, obre- ros y estudiantes, sus enseanzas alimentaron nuevos movimientos, publicaciones y rebeliones que marcaron la historia. Esa relacin hizo posible que antes de la Comuna de Pars en 1871, en Mxico surgiera la Comuna de Chalco, adems de una sublevacin indgena en Chiapas, ambas de inspiracin libertaria, inuidas por la tradicin rebelde y comunitaria de los indgenas, que se uni con el pen- samiento y las experiencias anarquistas y comunistas de Europa. La sublevacin indgena en San Juan Chamula y en los Altos de Chiapas de octubre de 1869, fue una revuelta contra el atraso y la injusticia endmica contra los pue- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 398 19/5/09 19:37:53 399 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO blos indios. El movimiento estuvo encabezado por los tzotziles Pedro Daz Cuscat y la joven vidente Agustina Gmez Chebcheb, quienes decan custodiar el tesoro de las piedras parlantes cadas del cielo que les llamaban a la rebelda. Iniciado el culto religioso que invocaba a la eman- cipacin, llegaron tres anarquistas discpulos de la Escuela del Rayo y el Socialismo (fundada en Chalco por el anar- quista griego Plotino Rodhakanati): Ignacio Fernndez Galindo, su esposa Luisa Quevedo y Benigno Trejo. Los tres se sumaron como agitadores en las comunidades y ayudaron a organizar la resistencia armada. Estaban con- vencidos de que los indios eran anarquistas naturales. Galindo con su experiencia militar en la guerra contra los mayas rebeldes de Yucatn, ayud a darle una organi- zacin combatiente a la revuelta (Garca de Len, 2002). El viejo historiador chiapaneco Manuel Pineda, cita- do por Antonio Garca de Len, reri al respecto: [...]a los indios, a pesar de su amor por el comunismo, de ninguna manera puede comparrseles con los dinamiteros irlandeses, los nihilistas rusos, los anarquistas alemanes, los socialistas belgas o los comunistas franceses; comparados con todo ese populacho, los indios no son ms que un conjunto de gente buena. Cuatro aos antes, el lder nhuatl Julio Chvez L- pez, otro destacado alumno de la Escuela del Rayo, fun- d la Comuna de Chalco, que organiz un poder co- lectivo al pie de los volcanes emblemticos de Mxico. Al igual que lo ocurrido en la Comuna de Pars, los de Chalco tampoco quisieron extender su modelo social a todo el pas. Dependa de la voluntad y decisin de cada LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 399 19/5/09 19:37:53 400 JESS RAMREZ CUEVAS pueblo. Sin embargo, el amago del gobierno central y la amenaza del ejrcito federal oblig a los campesinos e in- dgenas a armarse para defender la Comuna. No queran, como en Francia, imponer un proyecto nacional; su consig- na era crear muchas comunas, impulsar las capacidades de autogobierno de los pueblos y ciudades. Y como en la ciudad de la luz, en Chalco las tropas arrasaron con los indios rebeldes. Plotino Rodhakanati fue un anarquista griego que lle- g a Mxico en plena guerra de intervencin contra los franceses. Se uni a la lucha contra los invasores y com- bati al imperio de Maximiliano de Habsburgo; se rela- cion con comunidades nahuas del Estado de Mxico y de otras regiones del pas. En Chalco fund la primera escuela de pensamiento libertario en Mxico: la Escuela del Rayo y el Socialismo, y ayud a construir la Comuna como una comunidad indgena, autnoma, libertaria. Curiosamente, Julio Chvez Lpez, dirigente indge- na y discpulo de Rodhakanaty, era originario de Texcoco, justo muy cerca de donde hoy el pueblo de San Salva- dor Atenco resiste para construir su propio camino de gobierno popular, truncado tambin por la intervencin militar. La Escuela del Rayo cre una generacin de militan- tes socialistas y anarquistas; surgieron numerosos peri- dicos y publicaciones, ateneos libertarios, organizaciones sindicales, crculos obreros; una parte devino simiente del Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Ma- gn. A pesar del aplastamiento en Chalco, su experien- cia y sus ideas se diseminan en Puebla, Morelos, Guerrero y en otras regiones, que en la Revolucin Mexicana se LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 400 19/5/09 19:37:54 401 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO sumaron al Ejrcito Libertador del Sur del general Emi- liano Zapata. El Plan de Ayala y la Comuna de Morelos abrevan de esa tradicin que se form con la Comuna de Chalco. Ecos de esa visin llegaron hasta Rubn Jarami- llo y su proyecto de construir una autonoma econmica para las comunidades campesinas de Morelos; el autori- tarismo y la avaricia de los gobernantes lo llevaron a le- vantarse en armas con un pequeo ejrcito, pero tiempo despus cay asesinado por el gobierno, que lo traicion y mand a la tropa vestida de paisana a exterminarlo de la manera ms cruel, fusilado con su familia y su mujer embarazada. MOVIMIENTOS URBANOS COMO PODER SOCIAL AUTOGESTIVO La migracin a las ciudades, su crecimiento desmedido, la falta de servicio y de vivienda, llevaron en los aos sesen- ta y setenta al surgimiento de movimientos sociales na- cidos de la precariedad y que empujaron a miles de per- sonas a un construir procesos de autogestin social para solventar sus necesidades. Su resistencia al poder prista in- clua el control territorial de zonas muy amplias. A nes de los aos sesenta, ms de 40 000 colonos precaristas ocupan masivamente la zona conocida como el Pedregal de Santo Domingo. Esta experiencia marca el inicio de un ciclo de luchas urbanas que llevan a miles de familias a organizar invasiones de tierra para fundar colonias, la autoorganizacin para construir viviendas y lugares co- munes. Frente al desprecio del poder que no responde a las demandas de la poblacin y que fomenta la especula- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 401 19/5/09 19:37:54 402 JESS RAMREZ CUEVAS cin urbana y la venta de terrenos, el movimiento ofreca un hgalo usted mismo. La organizacin popular era necesaria para tomar la tierra, para construir vivienda, para introducir servicios pblicos y disear entre todos el espacio urbano con una visin ms comunitaria. La alternativa autogestiva se sostuvo sobre la base de una movilizacin permanente, como un poder popular lo- cal que tena capacidad de negociar con el gobierno una alternativa urbana, otra visin del uso del espacio, del abasto popular, de los servicios. En Monterrey surge el Campamento Tierra y Liber- tad; en la Ciudad de Mxico, el Campamento Dos de Octubre; en Durango se fundan decenas de colonias bajo el Comit de Defensa Popular, al igual que en Chihu- ahua. Y ms al norte, la colonia Maclovio Rojas, en Baja California Norte. La mayor parte de estas experiencias fue muy inno- vadora mientras dur el proceso de construccin de su organizacin, mientras edicaba y defenda su derecho a la existencia como seres humanos. En la medida en que los colonos legalizaban su situacin, obtenan servicios y se normalizaba su vida cotidiana, fue perdiendo impulso la autoorganizacin y la actividad comunitaria; con el tiempo, los espacios de poder popular se perdieron. Una parte fue corporativizada por el PRI; otra sigui como oposicin bajo la inuencia del PT o del PRD, la izquierda partidaria. Resulta interesante conocer el destino de estos asen- tamientos autnomos que en su momento consider el socilogo cataln Manuel Castells la avanzada de los movimientos sociales urbanos en Amrica Latina. Queda LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 402 19/5/09 19:37:54 403 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO pendiente la relacin de los movimientos sociales y los partidos de la izquierda partidaria estalinista o las prcti- cas y discursos de la nueva izquierda. Frente a las necesi- dades de la gente, se impuso el clientelismo prista, pero ya como prctica extendida a otros partidos y movimien- tos antisistmicos. Esa cooptacin de los movimientos conduce a la distorsin del proyecto emancipador. La participacin electoral de la izquierda produce sus pro- pias necesidades, que son cubiertas por una maquinaria electoral que se impone sobre los principios, sobre el proyecto alternativo, sobre la idea de cambio. Por eso brilla tanto, con luz propia, el Movimiento In- quilinario en Veracruz como un movimiento cuyo fulgor fue el germen de un movimiento nacional que cambi las relaciones de los habitantes de las ciudades por dcadas. En 1921, el sastre Hern Proal organiz comits de base y asambleas populares que se extendieron a todo el puerto. Los sectores ms pobres decretaron la huelga de pagos por alquiler de vivienda y el ejemplo cundi en toda la ciu- dad. Se form el Sindicato Revolucionario de Inquilinos. Toda propiedad es un robo! La casa donde vivi- mos es nuestra! La hemos pagado ya con creces!, dijo Proal en la primera asamblea popular de inquilinos (Cas- tells, 1983). Este movimiento encabezado, de inspira- cin anarquista, se enfrent al obregonismo y al gober- nador socialista Adalberto Tejeda quien, aunque estaba de acuerdo con sus demandas, desaprob sus acciones y su radicalismo. Hern Proal discuti con el gobierno de Tejeda la expropiacin a favor de los inquilinos. Pero al negarse ste a cumplir semejante peticin, Proal conven- ci a la mayora de irse del puerto para fundar Utopa, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 403 19/5/09 19:37:54 404 JESS RAMREZ CUEVAS una ciudad autnoma, asentamiento utpico y semilla de la nueva sociedad. Y lo intentaron en las afueras de Veracruz. Obviamente, ese era un desafo al poder pos- revolucionario que ya se consolidaba en Mxico y fue aplastado con la intervencin del ejrcito y el encarcela- miento de su dirigente. Un hecho que llama la atencin es que Hern Proal termin siendo sastre y zapatero muy pobre, y al nal, vi- gilante de un edicio. Nunca renunci a sus ideas, muri de muerte natural, ciego; nunca acept un cargo pblico, a pesar de su carisma; nunca usufructu el movimiento en benecio personal. Este movimiento social tambin es ejemplo de cmo el poder aprende de la historia. Despus de que la huelga inquilinaria se extendiera a varias ciudades del pas y se lograra el congelamiento de las rentas, se aprobaron las leyes ms severas contra los inquilinos en las ciudades de Mxico, Guadalajara, Veracruz. Al establecerse como valor supremo la proteccin de la propiedad privada y tipicarse como delito grave la ocupacin ilegal de un inmueble si un juez ordena el desalojo, se ha limitado la posibilidad de movimientos urbanos contra la especula- cin inmobiliaria y los altos alquileres. Una notable experiencia de autonoma fue la mo- vilizacin ciudadana que provoc el temblor de 1985. La emergencia en la Ciudad de Mxico hizo posible la toma pacca de la iniciativa pblica por los ciudadanos durante varios das. La incapacidad de las autoridades gener una respuesta social sin precedentes. Los das del temblor se convirtieron en un laboratorio autogestivo para ayudar a la gente primero y luego para la recons- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 404 19/5/09 19:37:54 405 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO truccin de la ciudad. Mientras el gobierno se declar incompetente para atender la emergencia y los soldados recibieron la orden de resguardar las propiedades, los ciudadanos tomaron en sus manos amplias zonas de la ciudad y las pusieron bajo control ciudadano. Ese fue el acto fundacional de la sociedad civil en Mxico. Del dolor y la solidaridad naci una experiencia ciu- dadana que permiti la toma de conciencia de mucha gente y la transformacin poltica de la ciudad. Ese tem- blor social acab con el control del PRI como sistema de dominacin autoritario y adquirieron relevancia las asociaciones y organizaciones de damnicados que deri- varon en organizaciones sociales y barriales, sobre todo en las zonas afectadas, donde los habitantes asumieron un papel inesperado frente al desastre y participaron en un movimiento social basado en procesos asamblearios y autogestivos que obligaron al gobierno a negociar con un poder popular la reconstruccin de la ciudad ha- ciendo valer el derecho de los habitantes que evitaron los planes de ser expulsados a la periferia. A pesar de los avances democratizadores de la socie- dad mexicana, que en mucho se deben a las experien- cias de organizacin y trabajo autnomas a lo largo de la historia, an persisten los reejos autoritarios del poder, neoliberales y tradicionales. La modernizacin neolibe- ral utiliza las estructuras tradicionales para imponer el dominio del mercado, del dinero y de los negocios como las principales actividades, pblicas o privadas, para ge- nerar bienestar social. Surge la emergencia de los pueblos indios en la escena nacional, sobre todo a partir del levantamiento armado LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 405 19/5/09 19:37:54 406 JESS RAMREZ CUEVAS en Chiapas del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN) en 1994. El neozapatismo unic a choles, tzo- tziles, tzeltales y tojolabales para defender su derecho a ser tomados en cuenta como parte del pas. La resistencia indgena, su apuesta a construir un camino propio me- diante la autonoma, signica una de las experiencias ms estimulantes en este siglo XXI que comienza. El territorio bajo la inuencia zapatista alcanza cientos de comunida- des y miles de campesinos de ms de 40 municipios de Chiapas. Los pueblos zapatistas resisten haciendo uso de la democracia comunitaria, un poder popular encar- nado en las asambleas y en las Juntas de Buen Gobierno, cuyos cargos se eligen en las comunidades y se rotan per- manentemente. Los zapatistas se han convertido en un referente obligado de las alternativas sociales, econmi- cas, culturales y polticas en el nuevo siglo. Al mismo tiempo, nuevos fenmenos populares sur- gen a lo largo de la geografa mexicana. Los pueblos in- dios estn en ebullicin; en toda la Repblica se habla de su reconstitucin, de su autonoma como pueblos. En tanto eso ocurre, las luchas en defensa de su cultura, su territorio, de los recursos naturales y el medio ambiente, se han convertido en batallas por la autodeterminacin desde las comunidades. En ese proceso, destaca la rebelin ciudadana en Oaxa- ca, que alcanz su clmax en noviembre de 2006, cuando la represin policiaca y militar intent aplastar el movi- miento encabezado por la Asamblea Popular de los Pue- blos de Oaxaca. La resistencia indigena y magisterial por ms de 25 aos se cristaliz en un movimiento social sin precedentes, en el que conuyeron la tradicin indgena, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 406 19/5/09 19:37:54 407 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO la experiencia sindical y las expresiones culturales de los jvenes urbanos. Oaxaca, la principal ciudad indgena de Mxico, se transform en el epicentro de una rebelin popular que dio la vuelta al mundo. Es la primera revuelta urbana de importancia protagonizada por indgenas y maestros en Mxico: una rebelin antiautoritaria y asamblearia que unic a maestros, activistas de izquierda, indigenas, es- tudiantes, jvenes rebeldes. Se manifest la torpeza del cruel gobernador Ulises Ruiz, quien intent reprimir un plantn magisterial por mejoras salariales y provoc un levantamiento popular pacco que demand su renuncia. En unas semanas, surgi un movimiento horizontal y amplio, la APPO, que enlaz a las colonias de la ciudad con las comunidades indgenas de todo el estado, y que desbord a las organi- zaciones tradicionales que le dieron origen y modic las formas tradicionales de hacer poltica, generando modos de participacin ciudadana inditos en todos los niveles, desde la asamblea por calle hasta la participacin de gen- te de todas las edadees y clases sociales en las ms de dos mil barricadas que se levantaron en la ciudad de Oaxaca. La violencia del Estado cay sobre el movimiento: ms de 26 asesinatos, desaparicin de personas, detenciones y encarcelamientos masivos. A pesar de todo, el movi- miento se mantiene vivo, demostrando que se trata de un proceso a largo plazo. Oaxaca concentra algo de lo mejor del pas y al mis- mo tiempo algo de lo peor. Ah est la experiencia ms interesante del movimiento social mexicano actual. El deterioro del Estado y de las instituciones pblicas LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 407 19/5/09 19:37:54 408 JESS RAMREZ CUEVAS provocado por las polticas neoliberales que han atenta- do contra el inters pblico, la democracia y la sobera- na misma, enfrenta al poder con amplios sectores de la poblacin, que, tras el fraude electoral del dos de julio de 2006, exige el respeto a la democracia, cuestiona la legitimidad del gobierno y reivindica el ejercicio de la so- berana popular como fuente originaria de la Repblica y del futuro de la nacin. El reconocimiento de la soberana popular como la base de la democracia y de la alternativa de la nacin a la bar- barie capitalista, est inspirada en el artculo 39 de la Constitucin Mexicana, que legitima el derecho a la re- belin. Apelando a ese derecho sagrado del pueblo, se levantaron en armas los indios de Chiapas; por el mismo motivo, se siguen rebelando mexicanos del campo y de la ciudad. En la disputa por ver quin manda en el pas, si el pueblo o una minora que se apropi del Estado y del po- der, est en juego quin decide el futuro, quin controla la economa, a dnde se va el petrleo, quin dispone de los recursos naturales, si se seguir aceptando la esclavi- tud como destino de trabajo, o si el inters colectivo se impone sobre el egosmo y el dinero del mercado. Este camino est legitimado por la Constitucin Mexicana, que an contiene importantes conquistas his- tricas, que es parte de una herencia libertaria que tene- mos que honrar y recordar. Hoy miles de ciudadanos sin partido y sin una orga- nizacin tradicional, de manera autnoma constituyen asambleas, colectivos o crculos de discusin en barrios, en pueblos, escuelas y centros de trabajo, y resisten la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 408 19/5/09 19:37:54 409 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO ofensiva neoliberal. A la manera de los hongos, estos espacios han creado escuelas polticas ciudadanas en muchos lados y en muchos niveles, que impactarn los movimientos sociales futuros. Nacen de una conuencia de experiencias: desde el zapatismo original y el neoza- patismo, el anarquismo, el comunismo, la organizacin popular de base, hasta los movimientos culturales en defensa del medio ambiente y de los derechos de las mi- noras. Cada quien, a su modo, realiza acciones de resis- tencia civil, reivindica la autonoma de su accin y de su pensamiento frente a los partidos polticos tradicionales, intenta cambiar la forma de hacer poltica y crear orga- nizacin con democracia de base y rendicin de cuentas de los dirigentes. A nal de cuentas, quiz la autogestin y la auto- noma sean el mejor remedio en un mundo en que se acabaron las certezas, encaminado al caos, a la incerti- dumbre, la violencia, el hambre, la sobrepoblacin, la destruccin de los recursos. Esa distopa capitalista ame- naza la existencia de la humanidad misma. Como vis- lumbra la Organizacin de las Naciones Unidas en su informe: la multiplicacin de los slums (las villas miseria, barriadas) amenaza con convertir al planeta en un enor- me slum, con la hiperdegradacin urbana, la destruccin de los vnculos sociales, marcado su territorio por la gue- rra social sin cuartel, en que el miedo se apodera de la via cotidiana. Es el huevo de la serpiente que esconde la modernidad neoliberal: pasar del pnico moral a la ecologa del miedo. Es posible que, frente al individualismo posesivo y las inercias del capitalismo salvaje, la idea de autonoma sea LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 409 19/5/09 19:37:54 410 JESS RAMREZ CUEVAS la mejor manera de permitir la construccin de opciones personales y colectivas al mismo tiempo, haciendo co- munidad, tejiendo redes sociales, a partir del deseo y el compromiso de hacernos responsables de nuestras deci- siones, de nuestro consumo, de nuestras alternativas. Las ciudades y el campo experimentan un reordena- miento en funcin de las necesidades del mercado. El es- pacio urbano mismo est en disputa. Pero el capitalismo ya no ofrece ni trabajo ni futuro para la mayora de la poblacin, que se ha convertido en poblacin residual, en algo desechable. Lo nico que el capitalismo nos ofrece es ser refugiados y esclavos en nuestra propia tierra, librados a la suerte de una entre individuos y entre pueblos. En ese sentido, este breve recuento apela a la recupe- racin de la memoria como elemento clave en la recons- truccin de la idea de comunidad, ese sujeto colectivo que puede ejercer la autonoma territorial, poltica, eco- nmica y cultural. Son historias de resistencia que aportan a la razn y al corazn un poco de optimismo contra la barbarie. Es la memoria de la solidaridad y el humanismo, un hilo conductor que une en el tiempo rebeldas y esperanzas, que enlaza sueos de Pars a Chalco en el siglo XIX, o de Barcelona a Chiapas en la actualidad: el otro mundo po- sible de las utopas concretas que nacen de la barricada o de la milpa. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 410 19/5/09 19:37:54 411 EL ESPRITU LIBERTARIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE MXICO BIBLIOGRAFA CASTELLS, Manuel, La ciudad y las masas. Sociologa de los movimientos sociales urbanos. Madrid: Editorial Alian- za Editorial, 1983. GARCA DE LEN, Antonio, Fronteras interiores. Chiapas una modernidad particular. Mxico: Editorial Oceno, 2002. GILL, Mario, Episodios Mexicanos. Mxico en la hoguera. Mxico: Editorial Azteca, 1960. LEN PORTILLA, Miguel, Francisco Tenamaztle. El primer guerrillero de Amrica defensor de los Derechos Huma- nos. Mxico: Editorial Diana, 2005. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 411 19/5/09 19:37:54 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 412 19/5/09 19:37:54 4. MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA EN MXICO LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 413 19/5/09 19:37:54 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 414 19/5/09 19:37:54 415 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS, EL PAPEL DE LOS PERIODISTAS Y LA DIFUSIN DEL ZAPATISMO MS ALL DE LAS FRONTERAS GUIOMAR ROVIRA SANCHO El Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional se levant en armas el primero de enero de 1994 y gener a su alrededor una corriente mundial de simpata hacia los indgenas rebeldes de Chiapas. A partir de la difusin del conicto en los medios de comunicacin, apareci una serie de actores transnacionales que estuvieron a favor de la causa zapatista y que tejieron una red para la solidaridad con Chiapas. Se trat de la construccin paulatina de un rizoma transnacional que parti de la misma labor de algunos periodistas y ONG en Chiapas, y que utiliz las tecnologas de la informacin apenas inauguradas para la defensa de una causa poltica lo- cal, y que tuvo una serie de reverberaciones simblicas a partir de las distintas interpretaciones del zapatismo que los actores dispersos geogrcamente hicieron desde sus mbitos locales. Quizs el denominador comn que encontramos entre esta amalgama de actores de distintas organizaciones, con distintas preocupaciones, hablantes LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 415 19/5/09 19:37:55 416 GUIOMAR ROVIRA SANCHO de distintas lenguas y culturas, es que desde el primer momento, y ante la hazaa de los indgenas rebeldes, los embarg el entusiasmo por la revolucin, en el sentido en que Kant (1979) construye este concepto. Sin esta participacin de los espectadores lejanos del conicto chiapaneco, el devenir y el mismo signicado del levantamiento zapatista sera otro. Qu hubiera pasado con los zapatistas si la gente de Mxico y de otros lugares del mundo no hubiera tomada postura, actuado y exigido una solucin pacca al conicto? En este sentido, y como proceso que irrumpe y transforma sus condiciones de apa- ricin, el zapatismo es mucho ms que el EZLN como actor aislado: es un fenmeno poltico que no puede explicarse sin la participacin de quienes constituyen lo que podra- mos llamar la red informal del zapatismo transnacional. Pero a qu nos referimos con la idea de entusiasmo? Kant, en su ensayo: Si el gnero humano se halla en constante progreso hacia mejor, escrito en 1795, algo despus de la Revolucin Francesa, reexiona sobre la posibilidad de encontrar un signo que demuestre la ten- dencia humana universal hacia el progreso, sin seguir una explicacin teleolgica. Este signo, que ha de ser a la vez rememoracin (ha actuado otras veces), demostra- cin (acta en el presente) y pronstico (actuar poste- riormente), lo encuentra en el entusiasmo que la revolu- cin genera en el pblico espectador y que no es ms que la muestra de una disposicin moral de la humanidad. Siguiendo a Kant, lo signicativo entonces no es la propia revolucin, sino lo que acontece entre quienes no la hacen o, en todo caso, entre quienes no son sus prin- cipales actores. Lo expone de la siguiente manera: LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 416 19/5/09 19:37:55 417 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS Esta revolucin de un pueblo lleno de espritu que estamos presenciando en nuestros das puede triunfar o fracasar, puede acumular tal cantidad de miseria y crueldad que un hombre honrado, si tuviera la posi- bilidad de llevarla a cabo una segunda vez con xito, jams se decidira a repetir un experimento tan costo- so, y, sin embargo, esta revolucin, digo yo, encuentra en el nimo de todos los espectadores (que no estn complicados en el juego) una participacin de su de- seo, rayana en el entusiasmo, cuya manifestacin, que lleva aparejada un riesgo, no puede reconocer otra causa que una disposicin moral del gnero humano (1979: 105-106). Tenemos entonces la idea de revolucin como centro de irradiacin de un fenmeno que provoca y que se le es- capa, un tercero en discordia: el nimo del pblico, el juicio que emiten los espectadores sobre los hechos y que los lleva a manifestarse y movilizarse. El EZLN irrumpe en la esfera pblica tanto nacional como global. El acontecimiento que responde a los crite- rios de noticiabilidad del periodismo convencional (sor- presa, rareza, conicto, violencia, exotismo, etctera), es difundido a travs de los medios de comunicacin inter- nacionalmente. Rpidamente, surge en algunos lugares el entusiasmo, una opinin pblica transnacional que se conmueve y toma postura. En la Ciudad de Mxico, cien mil personas se maniestan en el zcalo capitalino el 12 de enero. En distintos pases del mundo, donde la gente tiene acceso a la informacin y a los medios que transmi- ten la versin de lo acaecido en Chiapas, se genera una curiosidad exaltada, una simpata que recorrer la espina LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 417 19/5/09 19:37:55 418 GUIOMAR ROVIRA SANCHO dorsal de la izquierda y de los sectores vinculados a los movimientos sociales. De repente, con el alzamiento de los indgenas de Chiapas, muchos sentirn que se abre una sura en el supuesto n de la historia cantado por Fukuyama y la entonces nueva perspectiva neoliberal global. Qu le ocurri al gobierno mexicano y a las institu- ciones de este Mxico ante una insurreccin cuyo po- tencial armado no supona una amenaza real para el Es- tado, una rebelin que quisieron ignorar, solapar, y que se desbord ms all de las fronteras? No logr controlar con prebendas ni declaraciones ociales la informacin que ua a travs de los periodistas y de las organizaciones no gubernamentales de Chiapas hacia el mundo, gene- rando un inters creciente por los indgenas de Chiapas. Kant expone algo que puede ser aplicado a 1994: Los enemigos de los revolucionarios no podan con recompensas de dinero alcanzar el celo tenso y la grandeza de nimo que el mero concepto del derecho insuaba en aquellos, y el mismo concepto del honor de la vieja aristocracia militar (un anlogo del entu- siasmo) ceda ante las armas de aquellos que se haban encandilado por el derecho del pueblo al que pertene- can. Y con qu exaltacin simpatiz entonces el p- blico espectador desde fuera, sin la menor intencin de tomar parte! (107). Es evidente, en el pensamiento de Kant, que a ste no le simpatizan los revolucionarios, la prdida de moralidad en la persecucin de nes, la violencia, las vas antijur- dicas a las que apelan. La revolucin es siempre injusta. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 418 19/5/09 19:37:55 419 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS Pero hay una diferencia entre el principio a partir del cual se acta y el principio que rige el juicio del espectador. Para Lyotard (1983), quien reexiona contra esta idea de Kant, el entusiasmo tiene que ver con el sentimiento sublime que surge ante lo informe, lo indeterminado, lo ilimitado, es decir, est directamente relacionado con la experiencia esttica, aunque lo considera cercano a una demencia que se apodera de las gentes. EL ENTUSIASMO Y LOS PERIODISTAS A partir del primero de enero de 1994, Mxico entero sufre una serie de convulsiones en su normalidad ins- tituida. Cmo es eso posible, si la rebelin slo se vive directamente en algunas poblaciones del sudeste mexi- cano, el ejrcito y la polica? Ah entra en juego el papel de los medios de comunicacin, que funcionaron como amplicadores que extendieron de forma signicativa la irrupcin violenta de los indgenas de Chiapas. Los medios de comunicacin convencionales y el en- tusiasmo de algunos periodistas por la rebelin fueron centrales para el ascenso meterico de los zapatistas a la escena internacional. Esta presencia informativa atrajo la atencin y la accin de las ONG de otros lugares, el inters de activistas de diversas procedencias, de colectivos trans- nacionales e individuos de diversas partes del mundo. En su libro The Marketing of Rebelion, Clifford Bob (2005) hace nfasis en cmo movimientos locales levan- tan la atencin e incrementan su valor para lograr apoyo transnacional, y concibe a los media como un mecanismo LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 419 19/5/09 19:37:55 420 GUIOMAR ROVIRA SANCHO clave para conseguir esas metas. Este autor seala un he- cho clave para explicar el xito meditico del EZLN: decla- rar la guerra al Estado mexicano y hacer valer esa declara- cin con la toma de una ciudad grande (San Cristbal de las casas) y un territorio sustancial. De este modo, el EZLN se inserta como actor importante en la poltica nacional desde el primer momento. El hecho de tomar San Crist- bal de las Casas, aunque slo fuera por un da, le asegur una base urbana desde donde enmarcar el conicto en sus propios trminos. Hay que tener en cuenta que en San Cristbal haba, el primero de enero, periodistas locales e internacionales, turistas interesados en las culturas in- dgenas, organizaciones no gubernamentales que traba- jaban con las comunidades, estudiantes de vacaciones, todo tipo de gentes dispuestas a contar lo que ah estaba pasando y lo que ah decan los insurrectos. 1 La presencia de reporteros nacionales y extranjeros en Chiapas fue devastadora para las versiones ociales de los hechos que intentaban a toda costa minimizar la insurreccin. El mismo da del levantamiento, el primer comunicado de prensa del Gobierno del Estado de Chia- pas, encabezado en ese entonces por Elmar Setzer Mar- seille, sealaba: Diversos grupos de campesinos chiapanecos que as- cienden a un total de cerca de doscientos individuos, en su mayora monolinges, han realizado actos de provocacin y violencia en cuatro localidades del es- tado, que son San Cristbal de las Casas, Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas. 2 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 420 19/5/09 19:37:55 421 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS Se quiso tender una cortina de humo sobre lo que ocurra en Chiapas, minimizndolo completamente (doscientos individuos). Por su parte, la Secretara de Gobernacin se aprest a anunciar la rpida normalizacin de la si- tuacin. Pero el 3 de enero esta instancia tuvo que emi- tir su primer pronunciamiento o boletn, donde dice: Los grupos violentos que estn actuando en el estado de Chiapas presentan una mezcla de intereses y de personas tanto nacionales como extranjeros. Muestran anidades con otras facciones violentas que operan en pases hermanos de Centroamrica. Algunos indge- nas han sido reclutados por los jefes de estos grupos y, tambin sin duda, manipulados en torno a sus recla- mos histricos que deben seguirse atendiendo. Aqu, huelga decir, se inclua por primera vez el recono- cimiento a la participacin de indgenas, pero de forma denigrante, como incapaces polticos, manipulados, re- clutados por estos grupos violentos sospechosamente extranjeros. El 6 de enero de 1994, en su mensaje a la nacin, Carlos Salinas de Gortari insista: Profesionales de la violencia, nacionales y un grupo ex- tranjero, ajenos a los esfuerzos de la sociedad chiapane- ca, asestaron un doloroso golpe a una zona de Chiapas y al corazn de todos los mexicanos. [...] ste no es un alzamiento indgena, sino la accin de un grupo violen- to, armado en contra de la tranquilidad de las comuni- dades, la paz pblica y las instituciones de gobierno. [...] Este grupo armado est en contra de Mxico. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 421 19/5/09 19:37:55 422 GUIOMAR ROVIRA SANCHO La batalla por silenciar lo que ocurra acab por dejar en evidencia a las autoridades del pas. Sus versiones no coincidirn con los testimonios, reportajes y entrevistas que uyen en gran cantidad en los medios de comu- nicacin de Mxico y del mundo. Desde el primer da de enero, algunos medios fuera de Mxico publicaron lo que aconteca en Chiapas gracias a periodistas que se encontraban en San Cristbal de las Casas como turistas o por casualidad. No es extrao entonces que la primera entrevista con el subcomandante Marcos apareciera en el diario italiano LUnit el 2 de enero. Por otro lado, Il Manifesto public en Roma lo que en Mxico era todava una verdad contenida: la declaracin de la Selva, las de- mandas de los indgenas y sus razones. Lo mismo hizo en Espaa el peridico El Mundo. Con los das, el papel de los periodistas se volvi cla- ve a la hora de generar estados de opinin y decantar los hechos hacia una solucin pacca o hacia la guerra. A pesar de que los consorcios televisivos Televisa y TV Azteca siguieron las versiones ociales y los dictados de Gobernacin, los medios impresos nacionales y los in- ternacionales buscaban entrevistas y crnicas de primera mano sobre quines eran los zapatistas. Muchos de los reporteros destinados a cubrir el conicto se sintieron afectados por lo que pasaba, por el descubrimiento del arraigo social de los rebeldes en amplias zonas de la Selva y los Altos de Chiapas que, por supuesto, eran ms de 200 personas, por el horror ante la violencia de los pocos das de guerra, por la disposicin radical de po- blaciones enteras sumidas en la miseria y dispuestas a cambiar su situacin. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 422 19/5/09 19:37:55 423 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS En la historia del periodismo nacional, el ao 1994 marca un hito importante. As lo considera el reporte- ro Jos Gil Olmos (2005), quien analiza el conicto de Chiapas como el rompimiento del poder hegemnico del gobier- no (entonces del PRI) sobre los medios y los repor- teros, quienes ante la magnitud y la importancia de los hechos ocurridos tuvieron y tuvimos que cambiar nuestra tradicional forma de trabajar para darle mayor importancia a la voz y a la posicin de los rebeldes, as como a la condicin de los pueblos indgenas de Chiapas, que a la versin ocial. Esto result ser un hecho indito en el periodismo nacional, histrica- mente controlado por el Estado. Podemos decir que en muchos periodistas por supues- to, no en todos se vio ese entusiasmo por la revolucin del que habla Kant, al tomar ellos partido, de un modo tan general y tan desinteresado, por uno de los bandos contra el otro, arrostrando el peligro del grave perjuicio que tal parti- dismo les pudiera acarrear; lo cual (en virtud de su ge- neralidad) demuestra un carcter del gnero humano en su conjunto y, adems (en virtud de su desinters) un carcter moral (1979: 105). Quizs precisamente porque la virulencia armada del conicto dur poco el 12 de enero se decret el alto al fuego por parte del gobierno, la prensa se convirti en el tercer ejrcito. Los reporteros de La Jornada, los de la revista Proceso, los de peridicos locales y de provincia, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 423 19/5/09 19:37:55 424 GUIOMAR ROVIRA SANCHO los enviados extranjeros veteranos en cubrir guerras e insurrecciones de todas las latitudes, se lanzaban a la sel- va para encontrar la versin de los indgenas zapatistas, se colaban por los caminos y brechas, se atoraban en los hoyos y deslaves con los jeeps o con los vochos, o volan- do en avioneta al corazn de la Lacandona, andando das enteros en busca de zapatistas. En San Cristbal de las Casas, el nodo que destell informacin hacia todos los lados del mundo fue la fa- milia de Amado Avendao y Concepcin Villafuerte, ar- tces del peridico local Tiempo, un tabloide artesanal hecho con linotipia, cuya vocacin haba sido la libertad de expresin y la denuncia de las graves injusticias socia- les que sufran las comunidades indgenas chiapanecas. Los reporteros transmitieron su propio descubrimien- to del mundo indgena, tema del que antes del conicto no necesariamente saban nada: sus notas estaban llenas de experiencias vvidas, de detalles de inters humano, de crnica subjetiva y de imgenes. Adems, perciban que haba verdadera hambre informativa sobre el tema tanto en Mxico como en otros pases. Y los directores y jefes de redaccin abrieron compuertas a este jugoso tema que aumentaba sus audiencias. Algunos medios permitieron entonces, a nivel nacional e internacional, la difusin de lo que ocurra en Chiapas, enmarcada desde la percep- cin de la injusticia en que viven los indgenas. Su reso- nancia llev a amplias movilizaciones nacionales contra la solucin militar y a la conformacin de una opinin pblica transnacional. Slo dos estudios se han publicado sobre el papel de la prensa en Chiapas, el de Trejo Delarbre (1994): Chiapas. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 424 19/5/09 19:37:55 425 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS La comunicacin enmascarada, y el de su cercano colabo- rador Marco Levario (1999): Chiapas. La guerra en el pa- pel. Ambos cargan tintas contra los periodistas, aunque Delarbre reconoce: En esta fase, singularizada por el desconcierto de los medios, de sus informadores y operadores, se pudie- ron advertir conductas periodsticas muy diversas: desde las posiciones aanzadas en la responsabilidad y la cautela, hasta el protagonismo ms abierto imbri- cado con el sensacionalismo menos disimulado. Tam- bin se conoci cmo varios medios e informadores tomaron partido por alguno de los actores del con- icto. Esto no es nuevo, en un panorama periodstico en donde informadores y medios de comunicacin suelen allanarse a las polticas informativas ociales, convirtindose a veces en acrticos voceros del poder gubernamental o empresarial. Lo novedoso, en esta ocasin, fue que la simpata de algunos medios, pocos pero destacados e inuyentes, se orient especca y abiertamente en benecio de un actor social que de- saaba militarmente al Estado mexicano, es decir, el EZLN y sus lderes, encabezados por el personaje de Marcos (1994: 29-30). Los zapatistas entendieron enseguida el relevante papel de la prensa en los derroteros que pudiera tomar su pro- pio destino como grupo insurrecto. Y empezaron a cuidar las relaciones con los periodistas desde los primeros das de enero. En un comunicado fechado el 5 de ese mes, el departamento de prensa del EZLN (EZLN, 1994: 69-70) se apresura a informar que no tienen nada que ver con el ataque que sufri un vehculo de la prensa por armas de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 425 19/5/09 19:37:55 426 GUIOMAR ROVIRA SANCHO fuego, donde result herido un reportero de La Jornada. Y en ese mismo escrito, el EZLN acepta que s fueron sus tropas en Huixtn las que cobraron 700 pesos a unos re- porteros de Tiempo y Excelsior, a los que piden disculpas y regresan el importe a travs del peridico Tiempo. El EZLN supo tejer en su territorio una red de aliados tempranos y entusiastas, entre los que destacaron, en un primer momento, los periodistas y un crculo de simpa- tizantes. Estos contactos directos servan de intermedia- rios, tanto para sacar los comunicados de la selva como para tener retroalimentacin sobre cmo era entendido su mensaje en Mxico y en el mundo. Las relaciones per- sonales con individuos y grupos sirvieron de multiplica- dores para una red. A la vez, el EZLN fue rpido en darse cuenta del papel que los medios de comunicacin des- empeaban en la guerra y lanz comunicados dirigidos A la prensa nacional e internacional desde enero de 1994; estableci una poltica de medios, entre los que consi- deraba honestos y los que despreciaba, como puede notarse en el comunicado del 11 de febrero, donde se explicita cules son los peridicos a los que transmite sus comunicados y por qu (EZLN, 1994: 137-144). El 29 de enero de 1994, el EZLN invit a cubrir el primer dilogo de paz en la catedral de San Cristbal de las Casas a toda la prensa, sin importar liacin poltica, partidaria u orientacin ideolgica (EZLN, 1994:111), pero vet el acceso a las televisoras privadas Televisa y Televisin Azteca: La primera porque no necesita buscar noticias, pues las inventa y maquilla a su gusto y conveniencia. La segunda porque sus reporteros han demostrado falta de profesionalismo al ofrecer dinero a nuestros combatien- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 426 19/5/09 19:37:55 427 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS tes para que hagan declaraciones (1994: 111). Adems, en ese mismo comunicado hizo una invitacin expresa a peridicos y agencias internacionales: el Washington Post, Los Angeles Times, Huston Chronicle, Le Monde, CNN, AP, UPI, AFP y Reuters. EL ENTUSIASMO Y LA APARICIN DE LA SOCIEDAD CIVIL ZAPATISTA La toma de poblaciones el primero de enero y el recurso a la violencia otorg al EZLN una visibilidad inmediata. Una preocupacin compartida por la rebelin zapatista y contra la represin fue contagindose a distintos sec- tores de la poblacin de Mxico y el mundo a travs de los medios y a travs de los contactos con organizaciones, colectivos y redes personales. Marchas, movilizaciones, mesas de informacin en las plazas de las ciudades de Mxico, subastas de arte para conseguir fondos para las comunidades rebeldes, comidas populares, bailes, viajes y caravanas a Chiapas, acopio de vveres, cinturones por la paz Desde fuera del pas, el tendido elctrico de la solidaridad se prendi; muchos tomaron postura, hicie- ron suya la causa de los indios de Chiapas y desarrollaron una versin transnacional del zapatismo civil: con mar- chas, concentraciones, estas, subastas, cabildeos, plti- cas, camisetas, cafeteras, conciertos y viajes a Mxico. Miguel Concha, en el mtin que sigui a la marcha mutitudinaria que arrib al zcalo de la Ciudad de Mxi- co el 12 de enero de 1994, dijo: LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 427 19/5/09 19:37:56 428 GUIOMAR ROVIRA SANCHO La sociedad civil, sus instituciones, sus organismos y movimientos, reclaman urgentemente la paz, la par- ticipacin para la solucin pacca y negociada y la vida digna para todos, en particular para los indgenas y campesinos. Esta marcha expresa la voluntad ciuda- dana de bsqueda conjunta de caminos de paz y de justicia y de manifestacin de compromisos. En este momento crucial para nuestra patria, todos queremos ardientemente la paz. Pero no una paz a cualquier pre- cio, sino una paz verdadera, que nazca de la justicia para todos, del reconocimiento y respeto de todos los derechos para todos. Una paz que requiere de la su- presin de la violencia, pero tambin de la supresin de las causas. 3 Un poderoso consenso social exigi al EZLN el abandono de las armas. A cambio, la multitud elev la promesa de no dejar solos a los rebeldes y luchar por un Mxico ms justo. As lo explica el subcomandante Marcos: Nos encontramos con esa otra fuerza que haba apare- cido, que no era el gobierno que nos estaba pidiendo dialogar, sino el pueblo. Nosotros pensbamos que el pueblo, o no nos iba a hacer caso, o se iba a sumar a nosotros para pelear. Pero no reacciona de ninguna de las dos maneras. Resulta que toda esa gente, que eran miles, decenas de miles, centenas de miles, tal vez millones, no queran alzarse con nosotros, pero tampoco queran que peleramos, y tampoco queran que nos aniquilaran. Queran que dialogramos. Eso rompe todo nuestro esquema y acaba por denir al zapatismo, al neozapatismo (en Le Bot, 1997: 241). LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 428 19/5/09 19:37:56 429 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS Este tercer actor que aparece en escena con movilizacio- nes y marchas en las ciudades transforma la historia del zapatismo, que se convierte en movimiento social en Mxi- co y en una red a nivel transnacional, es decir, en algo ms amplio, horizontal, informal e improvisado que un ejrcito guerrillero. La respuesta de la gente obedece a la percepcin del conicto desde el punto de vista de que las demandas ind- genas son justas. A partir de la difusin meditica, unas 140 ONG locales y extranjeras mandaron representantes a Chiapas durante la primera semana del conicto para hacer sus propios reportes sobre lo que ocurra, aun sin saber a ciencia cierta quines eran los zapatistas (Bob, 2005:118). Las organizaciones no gubernamentales lo- cales, que ya eran nutridas en Chiapas, crearon, los pri- meros das de enero, una Coordinadora Nacional por la Paz (Conpaz) para dar una respuesta conjunta a lo que suceda. Inmediatamente se dedicaron a difundir infor- macin y a involucrar a sus ONG socias de otros lugares del mundo, adems de que se convirtieron en puntos de con- tacto y acceso a Chiapas. Gerardo Gonzlez, de Conpaz, explic as esta experiencia: Quisiera compartir con ustedes que despus de los primeros das de enero, San Cristbal convertido en el centro del mundo, permiti que nos juntramos un puado de hombres y mujeres, organizados o no, quienes convocamos a una caravana por la paz y los derechos humanos, intentamos reunirnos para anali- zar y vimos que era importante caminar y encontrar el conicto; de este hecho naci la Conpaz, con la idea de crear proteccin para la sociedad civil, aquella que LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 429 19/5/09 19:37:56 430 GUIOMAR ROVIRA SANCHO se encontraba detrs de la lnea de fuego. Por ello, el 8 de enero caminamos bajo el fro y la lluvia a las co- munidades del sur de San Cristbal, con la rme es- peranza de que este hecho trajera la paz. De aqu se inicia una de las actividades ms importantes durante los 12 das que conmovieron a Mxico. Las caravanas humanitarias, la enorme solidaridad desplegada por el pueblo mexicano se uni en voz y accin para de- cirnos: queremos paz, pero no cualquier paz, una paz que sea fruto de la justicia y de la libertad. Por ello, tambin la marcha del 12 de enero en Mxico, que tuvo como lema principal ALTO A LA MASACRE, con- voc a una pluralidad de sectores; como nunca en la historia de nuestro pas hubo el consenso de que el le- vantamiento indgena, justo de raz, conmovedor por su accin y transformador por su discurso, construy puentes de solidaridad. 4 De esta forma, las ONG interesadas allende los mares rati- caron las informaciones mediticas. En todo Mxico, la gente empez a recibir llamadas de sus conocidos en otros lugares del mundo, que preguntaban qu estaba pasan- do (sobre todo familiares en Estados Unidos, estudiantes mexicanos dispersos en universidades de Europa que se pusieron a difundir los hechos o compaeros de militan- cia poltica). Estas comunicaciones sirvieron para certi- car la autenticidad del zapatismo para quienes empezaban a simpatizar con la rebelin desde otras latitudes. Cabe destacar el papel primordial que jug el obispo de San Cristbal de las Casas, quien contribuy de for- ma imprescindible a enmarcar el levantamiento zapatista como una lucha indgena legtima ante las condiciones insostenibles de miseria y abandono. Samuel Ruiz Garca, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 430 19/5/09 19:37:56 431 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS conocido por su pastoral liberadora y por implementar una iglesia autctona en un territorio que coincide con la zona de inuencia zapatista, convoc a ruedas de prensa desde el 2 de enero, donde daba informacin de todo tipo a la prensa e intentaba defenderse de las acusaciones de estar detrs de la rebelin. A las 6 de la tarde del segundo da de guerra, una hora despus de que el ejrcito retomara San Cristbal de las Casas, decenas de reporteros acudieron a la con- vocatoria de la curia episcopal, donde se reparti un bo- letn que negaba cualquier involucramiento de la iglesia en el EZLN: Ni ahora, ni antes, ni en ningn momento la Dicesis ha promovido entre los campesinos indgenas el uso de la violencia como medio para solucionar sus de- mandas sociales, humanas y ancestrales. Menos toda- va ha mantenido ningn tipo de relacin operacional y mucho menos institucional con esas organizaciones armadas que propugnan una solucin violenta (Rovi- ra, 1994: 93). Samuel Ruiz dio a conocer la propuesta de que los tres obispos de Chiapas fueran mediadores en el conicto. En una ronda de preguntas y respuestas con los all pre- sentes, el obispo desminti la versin gubernamental de lo que ocurra. Un reportero inquiri al respecto: Cree usted, don Samuel, que sean realmente ind- genas? Samuel Ruiz contest visiblemente molesto, amonestando al periodista, tal como acostumbr a ha- cer desde entonces: LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 431 19/5/09 19:37:56 432 GUIOMAR ROVIRA SANCHO Se vive todava con la idea de que el indgena es mitad ser humano, que no tiene capacidad de pensar ni de sentir y menos de organizarse No se descarta que haya gente asociada, pero no son manipulados; ellos subjetivamente dicen que no tienen una puerta de salida... (Rovira, 1994: 94). El obispo difundi la situacin de explotacin y miseria de los pueblos indgenas de la zona contando situaciones concretas, pasando reportes, denunciando la represin, haciendo que los periodistas entendieran la esencia del conicto, la cosmovisin indgena, la historia de las co- munidades en unas ruedas de prensa que ms parecan clases de antropologa y lecciones de tica. Samuel Ruiz justic en todo momento la dignidad de la rebelda za- patista, aunque no el uso de las armas. No fue extrao entonces que Ruiz se convirtiera en un baluarte del pacismo y en mediador en el conicto. 5
La catedral de San Cristbal se erigi en la primera sede del dilogo entre el EZLN y comisionado del gobierno de Mxico, Manuel Camacho Sols, en febrero de 1994. El zapatismo apareci as enmarcado como una lucha justa contra la miseria y la exclusin de los indgenas que resonaba en la conciencia global y en las redes de defensa y denuncia que, tal como seala Alyson Brysk (2000), haban ido tejiendo los pueblos indios de Amrica en las instancias internacionales durante las ltimas dcadas. El marco indgena le dio al EZLN una identidad favorable ante el mundo, aunque no fue una decisin del grupo in- surrecto, sino una consecuencia misma de su emergencia como actor poltico. El EZLN aprovech el alto al fuego del gobierno y lo- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 432 19/5/09 19:37:56 433 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS gr ver que esa sociedad civil movilizada era su aliada; aprovech esa simpata para apostarle a la va poltica. En febrero de 1994, se inici el primer proceso de paz. Una delegacin rebelde arrib a la catedral de San Cristbal de las Casas, sede de las negociaciones. Este dilogo, dijo posteriormente el subcomandante Marcos, sirvi a los za- patistas para darse a conocer y para entrar en contacto con mucha gente, aunque fuera a travs de los medios porque no hubo contactos directos (en Le Bot, 1997: 248). Es entonces cuando Marcos fecha el nacimiento del zapatis- mo civil, en el cinturn que la gente establece alrededor de la catedral para proteger a la delegacin del EZLN: Tal vez (nace) cuando se forma ese absurdo y maravi- lloso cinturn de paz, que es completamente sorpren- dente. Imagnate, para nosotros, que salimos de San Cristbal a morir, convencidos de que nos mataran en donde fuese, regresar a San Cristbal y ser recibi- dos por la gente como personajes. Aplaudan y salan a las calles y todo. Y haba mucha gente organizada para hacer ese cinturn en condiciones muy difciles, periodo de lluvia, de fro, etctera. Y la mayora sin ninguna organizacin. No respondan a iniciativas po- lticas, a una lnea, era gente sin partido que no sacaba ninguna ventaja de estar ah (en Le Bot, 1997:248). Pasado el momento de la guerra y de la sorpresa inicial, el EZLN desarroll muchos mecanismos para mantener la atencin y el entusiasmo no slo a nivel de Mxico, sino internacional: las entrevistas con el subcomandante Mar- cos a distintos medios e intelectuales, el goteo constan- te de comunicados y escritos que mantuvo su presencia LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 433 19/5/09 19:37:56 434 GUIOMAR ROVIRA SANCHO pblica y que no dieron tregua a sus simpatizantes, y una serie de eventos polticos tanto en territorio zapatista como en todo el pas que renovaban el inters de los medios y que facilitaban el contacto directo de los lde- res rebeldes con intelectuales, personalidades de la vida pblica que daban legitimidad a la palabra zapatista, ac- tivistas y gentes de toda condicin. El EZLN lanz iniciativas polticas como la Convencin Nacional Democrtica en la selva, de agosto de 1994; los encuentros Continental e Intercontinental en 1996; las diversas Consultas nacionales e internacionales (una en 1994, otra en 1999); las marchas (la de los 1111 zapatistas de 1997 y la del Color de la Tierra de 2001), que llevaron a los delegados del EZLN a viajar a otros espacios del pas, pero tambin del mundo y difundir su palabra (por ejem- plo, al 2 Encuentro Intercontinental que tuvo lugar en Espaa en 1997, fueron Dalia y Felipe, como delegacin ocial del EZLN). Muchos vieron estos actos como una for- ma de crear espectculo para atraer a los medios (Bob, 2005:135). El hecho es que el EZLN sustituy las armas por la poltica y empez a improvisar y ensayar formas de encuentro y lucha para impulsar sus propios nes. Los intelectuales se sintieron interpelados y se aboca- ron a opinar sobre Chiapas. Los gneros de opinin del periodismo cobraron en Mxico renovado vigor: artculos, editoriales, columnas, debates. Volpi (2004), en su libro La guerra y las palabras, una historia intelectual de 1994, revela la habilidad del zapatismo, sobre todo a travs de su vocero, de interpelar a las elites intelectuales y la ca- pacidad de establecer lazos con ellas, logrando as un gran impacto en la vida cultural del pas. 6 Los medios LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 434 19/5/09 19:37:56 435 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS ayudaron a crear al gran personaje de la rebelin: el sub- comandante Marcos, quien habla de t a t con premios Nobel e intelectuales de la ms alta prosapia. Trejo Delarbre (1994) reconoce en un artculo publi- cado en la revista Nexos: Allanados unos a la fascinacin por los nuevos zapa- tistas y sumergidos otros en la tarea de restarle impor- tancia a la rebelin, en los medios mexicanos haba poco de dnde escoger. Reporteros embelesados con la crptica personalidad del subcomandante Marcos, que incluso se daba el lujo de discriminarlos y rega- arlos, contribuyeron a la miticacin de ese curioso personaje. [] El fenmeno de fabulacin presentada como noticia no ha sido, desde luego, nicamente res- ponsabilidad de informadores mexicanos. De l han participado medios de todo el mundo. La lista de interlocutores de Marcos no se detiene en Mxi- co. Uno de los periodistas que todava sigue cubriendo el conicto 12 aos despus, haca en enero de 2002, con motivo de los 8 aos del alzamiento, un recuento de la ca- pacidad de interlocucin que haba desarrollado el EZLN: Visitantes a montn durante los ocho aos DZ (des- pus de los zapatistas), annimos y distinguidos. De primeros, miles, y justamente innombrables: de Mxico, Italia, Catalua, Francia, Pas Vasco, Alemania, Estados Unidos, Canad, Japn, Turqua, Argentina, Chile, Grecia, Suiza, Dinamarca, Suecia, Brasil, Nicaragua. De los segundos: Jos Saramago, Danielle Mitterrand, Oliver Stone, Susan Sontag, Manu Chao, Zack de la Rocha, Edward James Olmos. Fenmeno visual, tea- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 435 19/5/09 19:37:56 436 GUIOMAR ROVIRA SANCHO tral se ha dicho, el zapatismo armado y desarmado, tras paliacates y pasamontaas, devino en icono del cambio de siglo. La revuelta y la resistencia han sido una escuela de fotgrafos nuevos, y un paso inevitable para los consagrados como Abbas, Sebastiao Salgado, Graciela Iturbide. Un reto ideolgico, tico e intelectual al que han respondido Eduardo Galeano, Yvonne Le Bot, Rgis Debray, Ignacio Ramonet, Juan Gelman, Pablo Gon- zlez Casanova, Carlos Monsivis, Noam Chomsky, Manuel Vzquez Montalbn, Alain Touraine, Bernard Cassen. Y para llevar la contraria, tambin lo que va de Octavio Paz a Rossana Rossanda. Los zapatistas han sostenido un dilogo apasiona- do, si bien intermitente, con Refundazione Comunis- ta de Italia, los Sin Tierra de Brasil, grupos anarquis- tas de California, Barcelona y Neza, y el cardenismo perredista. Una interlocucin diversa con grupos de solidaridad en todo Mxico, Estados Unidos y Euro- pa, que de la lucha zapatista armaron organizaciones, movilizaciones o nuevas armas intelectuales para sus luchas propias. Los grupos y solistas de rock anes al zapatismo se cuentan a puados en Mxico, Estados Unidos, Eu- ropa, Sudamrica: Rage Against The Machine, Negu Gorriak, Santa Sabina, Hechos contra el Decoro, 99 Posse, Mano Negra, Joaqun Sabina, Fito Pez, Pedro Guerra, Aztln Underground, Ozomatli, Indigo Girls y un etctera que mejor aqu lo dejamos. Cantores de la vieja guardia folk revolucionaria: Mercedes Sosa, Len Gieco, Oscar Chvez, Daniel Viglietti, Ren Vi- llanueva. [...] Al calor de zapatismo han asediado a Marcos con sus preguntas Julio Scherer, Elena Poniatowska, Car- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 436 19/5/09 19:37:56 437 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS men Lira, Gabriel Garca Mrquez, Pierluigi Sullo, Larry King, Vicente Leero, Ricardo Rocha, Andrs Oppenheimer. Han puesto al horno sus palabras poe- tas como Javier Sicilia, Juan Bauelos, scar Oliva, el estadunidense Simon Ortiz. Han echado lente cineas- tas y videoastas como Sol Landau, Netty Wild, Gianni Min, Carmen Castillo, Patrick Grandperret, Fernan- do Len Abaroa, Jorge Fons. Desde sus rincones a sol y a sombra han enviado seales de humo Mumia Ab Jamal, John Berger, Leonard Peltier, Dario Fo, Howard Zinn, Manuel Vicent. 7 LA EXTENSIN DEL ZAPATISMO EN EL MUNDO Como hemos sealado, jug a favor del EZLN el hecho de que, desde muy temprano, la informacin sobre el zapatismo estuvo accesible a quienes pudieran sentir in- ters por el tema. Los comunicados del EZLN fueron pu- blicados completos en el peridico La Jornada, y a par- tir de febrero de 1995, en la versin electrnica de este peridico, de libre acceso en Internet. El diario de San Cristbal, Tiempo, tambin publicaba ntegros sus tex- tos, lo mismo que el nacional El Financiero. El semanario Proceso no dej de contar pormenorizadamente lo que acaeca en Chiapas. Adems, enseguida aparecieron en Mxico y el mun- do libros sobre el EZLN. Los primeros datan de febrero de 1994: en Italia Armi Indiane: Rivoluzione e profezie maya nel Chiapas mexicano, a cargo de Piero Coppo y Lelia Pi- san, publicado por Edizioni Colibr en Turn; tambin en febrero del mismo ao, aparece La guerra contra el tiempo, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 437 19/5/09 19:37:56 438 GUIOMAR ROVIRA SANCHO de Lus Mndez y Antonio Cano, ambos corresponsales de diarios espaoles, publicado en Espasa Calpe Mexicana; Csar Romero Jacobo public en Mxico ese mes Los Al- tos de Chiapas, en Planeta; Lus Pazos public Por qu Chiapas? en editorial Diana, en Mxico en los primeros meses del ao. Los chilenos Guido Cam y Dauno T- toro escriben, en junio de 1994, EZLN: el ejrcito que sali de la selva, publicado en Planeta (en 1996, Dauno Ttoro publicar en Buenos Aires el texto Zapatistas, en la edito- rial Librate). En septiembre de 1994, aparece en Espaa Zapata Vive!, de Guiomar Rovira, en la editorial Virus. A este breve recuento habra que aadir las raudas e ingentes traducciones de los comunicados zapatistas a muchos idiomas, editadas como fascculos, boletines, li- belos, adems de las revistas, libritos, cuadernos, copias, sobre el tema distribuidos en muchos pases por iniciati- va de los activistas entusiastas con la rebelin zapatista. Por ejemplo, en Estados Unidos, a mitad de 1994, se funda la National Comition for Democracy in Mxico en El Paso, Texas, e inmediatamente publican un peridico mensual sobre Chiapas: Libertad, donde aparecen todos los comunicados. En Alemania sale a la luz un boletn zapatista regular: Land und Freiheit (Tierra y Libertad). Lo mismo hacen en msterdam los holandeses con su revista Zapata, Mexico Nieuwsbrief y los nuevos co- mits de solidaridad que empiezan a gestarse en otros pases, principalmente europeos y norteamericanos. El ejrcito y la estrategia contrainsurgente del gobier- no no fue capaz de sofocar este trajn continuo de infor- macin, comunicados, periodistas, activistas y gentes de todos tipos que se acercaban a la selva y a los zapatistas. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 438 19/5/09 19:37:56 439 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS El EZLN supo mantener al gobierno en jaque y convencer a los individuos, grupos, periodistas y organizaciones de la izquierda internacional de que deban difundir sus pa- labras y razones, adems de hacerse presentes: Les pedimos que den un lugar en su corazn de us- tedes para nuestro pensamiento; no nos dejen solos (EZLN, 1994: 165). Ustedes nos han dicho que es po- sible llegar a esto sin la guerra, que es posible que la paz abra la puerta de la esperanza para nuestros pueblos, los escuchamos a todos, los gobernantes y gobernados (EZLN, 1994: 166). El ejrcito que invadi los caminos y carreteras de Chia- pas pudo haber limitado las entrevistas y el acceso de miles de simpatizantes a la selva y as impedir que la palabra del EZLN resonara, se encontrara con otros y se extendiera. Pero incluso cuando intent hacerlo con ms ahnco y virulencia, tuvo que detenerse ante la presin de una opinin pblica vigilante y movilizada que hizo que cualquier intento de represin redundara en mayor popularidad para los zapatistas. Por ejemplo, el 9 de fe- brero de 1995, la ofensiva militar contra la dirigencia zapatista, que pretenda desmantelar toda posibilidad de accin del EZLN, fue suspendida antes de conseguir su objetivo: detener al subcomandante Marcos. El sbado 11 de marzo en el Zcalo de la Ciudad de Mxico, ms de 100 000 personas corearon el Todos somos Marcos. 8
Lo mismo ocurri en muchos lugares del mundo. Las co- munidades zapatistas sufrieron la invasin por parte del ejrcito y huyeron a las montaas; el caso ms doloroso LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 439 19/5/09 19:37:56 440 GUIOMAR ROVIRA SANCHO fue el del pueblo rebelde de Guadalupe Tepeyac, que se vio obligado a un exilio que durara hasta 2001. De esta forma, a partir de febrero de 1995, el ejrcito y la polica se posicionaron en las poblaciones, caminos y carreteras y ocuparon lo que desde enero del 94 haba sido una suerte de territorio de excepcin donde el EZLN se mova a sus anchas. Pero la simpata que el zapatismo generaba en el mundo no dej de crecer; al contrario, el entonces presi- dente Zedillo pas a ser recordado como el que traicion el dilogo. De nuevo, los zapatistas ganaban la batalla moral y meditica, aparecan como las vctimas inocen- tes de un gobierno arbitrario y represor que aparentaba voluntad de negociar mientras preparaba la guerra. Esto atrajo a las organizaciones defensoras de los derechos humanos a Mxico y a todo tipo de asociaciones civiles a Chiapas. Se establecieron los campamentos civiles por la paz, iniciados por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolom de las Casas, como forma de acompaar a las comunidades indgenas y vigilar cualquier incursin militar o violacin a los derechos humanos. Estos cam- pamentos, despus coordinados tambin por la Organi- zacin No Gubernamental creada por las comunidades rebeldes, Enlace Civil, A.C., fueron poblados por ujos continuos de internacionalistas que acudieron a Chiapas y se quedaron a vivir largos meses, algunos incluso aos, con los indgenas. A partir de febrero de 1995, la Secretara de Goberna- cin intent controlar el ujo de extranjeros que se acer- caban a Chiapas, instal retenes en los accesos a la selva donde fotograaba, interrogaba y decretaba limitaciones a las visas de los visitantes de otros pases. En 1998, se LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 440 19/5/09 19:37:57 441 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS exigan visas especiales para entrar a la selva Lacandona. Esta medida redujo la auencia de observadores interna- cionales, quienes se vieron sometidos a complicadsimos trmites para superar los retenes de Migracin con vigi- lancia de 24 horas en los accesos a la Lacandona. Muchos extranjeros fueron detenidos y deportados a sus lugares de origen durante ese ao. Sin embargo, estas expulsio- nes sirvieron para reactivar el tema de Chiapas y los ex- pulsados se organizaron, hicieron conferencias de prensa en sus pases, presionaron a polticos y denunciaron los hechos con contundencia ante todo tipo de instancias: gobiernos municipales y parlamentos nacionales, Unin Europea y Naciones Unidas inclusive. 9 EL ZAPATISMO COMO GERMEN DEL ALTERMUNDISMO Los zapatistas, sin preverlo, generaron un marco comn para la accin concertada de las ONG, grupos, colectivos, movimientos e individuos en distintos lugares del mun- do: la solidaridad con Chiapas. Sus propios discursos funcionaron como espacios abiertos para la visibiliza- cin de las equivalencias entre las luchas por encima de las diferencias que las constituyen (feminismo, ecologis- mo, anarquismo, antirracismo, contra la deuda externa, cristianismo y un largo etctera). El subcomandante Marcos explic esa simplicada funcin de signicante vaco (Laclau, 1996) que el za- patismo desencadena a nivel internacional: Tal vez el zapatismo les ayud a recordar que haba que luchar y que vala la pena luchar, sobre todo que LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 441 19/5/09 19:37:57 442 GUIOMAR ROVIRA SANCHO era necesario luchar, pero nada ms el zapatismo tiene que ser muy claro en esto, no puede pretender cons- tituirse en una doctrina universal, liderear la nueva internacional o cosas por el estilo Es sobre todo esa generalidad, esa indenicin del zapatismo la que es importante. Es importante que se mantenga, que no se dena. Porque el contacto con ese zapatismo in- ternacional signica, para las comunidades, la posi- bilidad de resistir y de tener un escudo ms efectivo que el del EZLN, que el de la organizacin civil, que el del zapatismo nacional. Y esto tiene que ver con la misma lgica del neoliberalismo en Mxico, que apuesta mucho a su imagen internacional. Es como una especie de acuerdo: ellos obtienen del zapatismo lo que necesitan, ese recordatorio, ese trampoln para despegar de nuevo, y las comunidades obtienen ese respaldo, ese apoyo que les garantiza sobrevivir (Le Bot, 1997: 260). El zapatismo se convierte en un referente por defender para muchas luchas de izquierda dispersas en el mun- do. A pesar de las distintas interpretaciones locales, los simpatizantes zapatistas sienten pertenecer a un noso- tros que convoca y que los saca a la calle en defensa de los indgenas de Chiapas. Y ah apareci una posibilidad de ser-juntos que durante los ltimos aos del siglo XX pareca difcil. Por ejemplo, en Barcelona, anarquistas, troskistas, independentistas y el movimiento gay pue- den juntarse en la Casa de la Solidaritat (en la calle Vista Alegre) para ponerse de acuerdo sobre alguna accin en defensa de los zapatistas en los primeros meses de 1994. Esto avecina la posibilidad de la convergencia, imposi- ble aos atrs. As lo explica Iaqui Garca, uno de los LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 442 19/5/09 19:37:57 443 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS fundadores del Col.lectiu de Solidaritat amb la Rebel.li Zapatista de Barcelona: Desde el momento en que impulsamos el colectivo, por ejemplo, nos juntamos gente que no era lo normal que nos juntramos. Por ejemplo, gente de la izquier- da clsica, de los sindicatos No es que la izquierda clsica le entrara directamente, sino que el zapatismo se meta en la cocina de todo el mundo. De repente, un activista de Comisiones Obreras al lado de un oku- pa fundamentalista o un anarko. Eso me gust desde el principio porque nos pona en comn, cosa que no ocurra normalmente aqu; t no discutas en el mismo colectivo con gente que no era de tu cultura poltica. Entonces, eso nos obligaba a discutir mucho, pero salan conclusiones comunes. A m eso me gus- t y yo lo potenci. No s, un independentista cata- ln, un anarko, uno que era su primera experiencia poltica, un cristiano Yo creo que el zapatismo fue transversal, se meti en familias muy diferentes y nos hizo juntarnos a gente muy diferente que hasta ese momento no desebamos juntarnos para nada. En- tonces ya no era solo para la solidaridad con Chiapas, sino que se proyectaba en las cosas de aqu tambin. (Entrevista hecha en El Local, Barcelona, 7 de enero de 2006). El zapatismo transnacional sirvi como nueva propuesta para la accin poltica. Muchos viajaron a Chiapas y vie- ron que se trataba de comunidades indgenas con gentes de carne y hueso, luchas de carne y hueso en contextos de miseria, conictos y problemas muy diferentes a los que haban imaginado en la soledad de los debates en inter- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 443 19/5/09 19:37:57 444 GUIOMAR ROVIRA SANCHO net o en los comunicados de Marcos o en sus ensoacio- nes de comunas libertarias. Pero Chiapas se inscribi en su propia biografa: la de una generacin de luchas sociales que se corresponde con los ltimos aos de la dcada del noventa y los pri- meros aos del 2000; se inicia con el zapatismo un nuevo ciclo de protestas que desembocar en la red altermundis- ta. As lo reconoce uno de los grupos organizadores de la marcha de Seattle, Notes from Nowhere, en un libro colectivo especialmente dirigido a la militancia global, titulado We are everywhere: the irresistible rise of global an- ticapitalism: Hemos decidido empezar (la historia del movimiento anticapitalista global) con los zapatistas, ya que vemos en su levantamiento, el primero de enero de 1994, el anuncio de una nueva era de movimientos de resis- tencia... Muchos activistas coinciden en sealar que el Ya basta! de la Primera Declaracin de la Selva Lacandona, como enunciado performativo, interpel a todos. El Ya basta! fue un grito retomado por luchas mundiales y estrategias de resistencia. Los discursos contra la exclusin y por la palabra, por la visibilidad de lo que el sistema oculta de s mismo, fundan este encadenamiento de sentidos y entendimientos que va de lo local a lo global. La conver- gencia de luchas y colectivos sociales que se movilizaron alrededor del zapatismo demostr que se puede luchar desde la convergencia de la diversidad, como un germen o un ensayo general de un movimiento que quiere pen- sarse global. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 444 19/5/09 19:37:57 445 EL ENTUSIASMO POR LA REBELIN INDGENA DE CHIAPAS NOTAS 1 Bob (2005:129) aade que los instintos estratgicos del EZLN fueron correctos al tomar San Cristbal y otras cabeceras municipales. De no haber tomado esas ciudades y haber denunciado simplemente las condiciones de abuso y abandono en que viven los indgenas, hu- bieran recibido tan poca atencin como otros grupos que lucharon contra el tratado de libre comercio en 1993. 2 Cabe destacar aqu la rebuscada atribucin de monolinges (despectiva y paradjica, puesto que la mayora de la poblacin mexicana slo habla una lengua, mientras que los indgenas suelen hablar por lo menos dos) a unos campesinos de los que se evita decir que son indgenas, ms que por su supuesta incapacidad de habla. 3 Vase La Jornada, 13 de enero de 1994. 4 Palabras de Gerardo Gonzlez de presentacin de la Ponencia de las Abejas en un acto sobre Acteal, organizado por SIPAZ en el ex convento de Santo Domingo de San Cristbal de las Casas, el 28 de octubre de 1998, http://www.sipaz.org/documentos/ghandi/gand- hiabj_esp.htm 5 Tras fungir como mediador en el primer dilogo en la catedral, el obispo Samuel Ruiz propuso el 13 de octubre de 1994 la creacin de una Comisin Nacional de Intermediacin (Conai) con l como presidente y la participacin de Concepcin Calvillo, Viuda de Nava, Juana Mara de Garca Robles, Juan Bauelos, scar Oliva, Pablo Gonzlez Casanova, Alberto Szekeley y Raymundo Snchez Barraza. El EZLN aceptar de inmediato la propuesta y la impondr al gobierno como condicin para el dilogo. La Conai ser la instancia mediadora en los Dilogos de San Andrs, hasta su disolucin el 7 de junio de 1998. 6 Volpi, en entrevista con Olmos (2005), asegura que el papel de la prensa en el levantamiento zapatista result fundamental para movilizar la clase intelectual: Sin esa prensa que comienza a tener libertad, que comienza a ser el foro natural del alzamiento zapatista y de Marcos, hubiese sido imposible que ocurriese todo esto de lo que hemos hablado. El papel en ese momento de La Jornada y de Proceso fue de haber contribuido enormemente no slo a la existencia del LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 445 19/5/09 19:37:57 446 GUIOMAR ROVIRA SANCHO dilogo, sino de permitir que Marcos se convirtiese en ese interlocu- tor privilegiado de la clase poltica e intelectual. Adems, la prensa por primera vez se permiti con gran precisin contar lo que ocurra y al mismo tiempo reexionar rpidamente sobre lo que pasaba. 7 Hermann Bellinghausen, Revuelta zapatista, ocho aos; las causas, vigentes, en La Jornada, Mxico, 30 de diciembre 2002. 8 Impulsados por el clamor nacional que sigui a la ofensiva militar zedillista del 9 de febrero, los indgenas de la sociedad civil se pronunciaron con el todos somos Marcos, reporta Hermann Be- llinghausen en La Jornada el 21/9/2001. 9 En el informe de Global Exchange, Extranjeros de conciencia, campaa del gobierno mexicano contra los observadores internacionales de derechos humanos en Chiapas, editado por esta organizacin en 1999 en Mxico, puede obtenerse informacin minuciosa sobre el tema de las expulsiones. BIBLIOGRAFA BELLINGHAUSEN, Hermann, Revuelta zapatista, ocho aos; las causas, vigentes, en La Jornada, Mxico, 31 de diciembre de 2001. BOB, Clifford, The marketing of rebellion. 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LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 447 19/5/09 19:37:57 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 448 19/5/09 19:37:57 449 LOS INDGENAS Y LA AUTONOMA LARISA ORTZ QUINTERO Para empezar, quiero felicitar a la iniciativa de los orga- nizadores de este coloquio por darnos la oportunidad de compartir algunas experiencias autonmicas contempor- neas y proporcionarnos herramientas tericas para enten- der tales fenmenos sociales en sus distintas variantes. A m me han pedido hablar de la autonoma indge- na o cmo la entendemos desde el propio movimiento. Quizs, a estas alturas de la vida poltica del pas, el tema pudiera resultar hasta trillado. Sin embargo, desde nues- tra perspectiva como integrante del Movimiento Indge- na Nacional, no slo es un tema vigente, sino un tema pendiente de reconocimiento. Qu entender por autonoma indgena? Autonoma para algunos es sinnimo de utopa, utopa posible para otros, dijera la UAM, la misma Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico; para otros es un mito, es un proceso, una metodologa, un concepto, una denicin, una refor- ma legal, un reconocimiento, una rebelda, una lucha. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 449 19/5/09 19:37:57 450 LARISA ORTZ QUINTERO Para nosotros, es ante todo una forma de vida co- munitaria, con historia, con la posibilidad de decidir el rumbo colectivo que sobrepasa las fronteras de la comu- nidad y busca la reconstitucin de los pueblos y su reco- nocimiento legal. Por eso, Floriberto Daz, gran pensador mixe, deca all por los aos setenta, que para entender la autonoma indgena no slo se necesita de disertacio- nes tericas, sino y sobre todo de reexiones sobre experiencias concretas, en las cuales se matizan ciertas prcticas autonmicas, conservadas a pesar y aun en contra del Estado-nacin. Y es que si partimos de lo que la realidad nos muestra, observamos que en Mxico existen 62 pueblos indgenas desdoblados en 2 413 municipios y poco ms de 53 mil localidades en la siguiente proporcin de poblacin, se- gn el ltimo Censo Nacional del ao 2000. Tenemos 17 436 localidades con 70 por ciento y ms de poblacin indgena. Tenemos 3 971 localidades con 40 a 69 por ciento de poblacin indgena. Y tenemos 31 624 localidades con menos de 40 por ciento de pobla- cin indgena; entindase: la que habla una lengua origi- naria, porque muchas ms localidades tienen poblacin indgena en la que ya no se habla alguna de las lenguas o variantes de esas lenguas originarias. En total decamos son 53 031 localidades, lo cual nos puede dar un ligero panorama de lo que estamos ha- blando, pues las experiencias autonmicas son tan diver- sas como nmero de pueblos, municipios, localidades y regiones indgenas puedan existir. Adems, depender si nos ubicamos en las comunidades de origen o en las zonas urbanas, en las que se estn conformando nuevas LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 450 19/5/09 19:37:57 451 LOS INDGENAS Y LA AUTONOMA comunidades y en las que se reivindica una autonoma ya no territorial, pero s organizativa y extraterritorial. Caractersticas de la autonoma indgena. Qu im- plica la autonoma indgena en el caso de Mxico? Bue- no, hace ms o menos 15 aos se tena la conviccin de que el conicto permanente ante los distintos gobiernos por los que ha transitado el pas o los conictos ante el estado mismo, eran el motor impulsor de la autonoma. Hoy se ha demostrado que la autonoma de los pueblos tiene su motor en la continuidad de la existencia mis- ma del pueblo indgena a travs de sus comunidades. Es decir, que el hecho de que las comunidades indgenas sigan practicando formas propias de autogobierno, de organizacin y rigindose por sus sistemas normativos, mal llamados por cierto usos y costumbres, no radica en su marginacin, ni en una falta de inters por parte de las elites por integrarlos al proyecto nacional, sino en su decisin colectiva por querer seguir existiendo, segn la cosmovisin propia. As, aun cuando la historia nos reporta un hilo conti- nuo de resistencia y lucha ante la imposicin de formas ajenas, de despojos e injusticia, hoy en da la autonoma indgena no la entendemos opuesta al Estado, sino como un complemento de ste. Por ello, no nos planteamos independizarnos de l o buscar su desaparicin a cambio de existir. El reto, en todo caso, es lograr dicha comple- mentariedad. Tampoco concebimos la autonoma como algo anr- quico, porque en el interior de los pueblos y sus comu- nidades existen instituciones y claros mecanismos de au- tocontrol, ya sean polticos, sociales o econmicos. No se LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 451 19/5/09 19:37:57 452 LARISA ORTZ QUINTERO trata, pues, de desestabilizar al Estado con una propuesta de anarqua, como la han querido presentar algunos. Por otra parte, ha quedado atrs la discusin de si se trata de reivindicar una autonoma a nivel comuni- tario o a nivel regional. Tenemos hoy la conviccin de que fortaleciendo la autonoma en cualquier nivel que se presente, ya sea comunitario, intercomunitario, muni- cipal o incluso regional, ya sea en su forma territorial u organizativa o extraterritorial, posibilitar nalmente la reconstitucin de los pueblos en tanto naciones. A pesar de que est pendiente una larga agenda de derechos y problemas por resolver, la autonoma indge- na no es una cua poltica o mecanismo de presin para obligar al Estado a sentarse a negociar, ni sta desapare- cer en tanto se les den salidas a sus planteamientos. La autonoma indgena no es temporal y no responde a determinadas demandas. Nuestra autonoma requie- re, entre otras cosas, una plataforma slida basada en una nueva relacin entre el Estado y la sociedad y los pueblos indgenas, que implica el reconocimiento y el respeto mutuos, cosa nada sencilla, si de por medio se encuentran, entre otros aspectos, los derechos de pro- piedad y de uso y aprovechamiento de los territorios y sus recursos, que ocupan o que pretenden recuperar los pueblos indgenas. En este sentido, es por dems sealar el papel fun- damental que ha desempeado el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional desde 1994, no slo por colocar el tema indgena en la agenda nacional, sino por aglutinar- nos a nosotros mismos para revitalizar la autonoma e insertarnos en la discusin de la globalizacin mundial. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 452 19/5/09 19:37:57 453 LOS INDGENAS Y LA AUTONOMA Lo ms reconfortante para nosotros ha sido la exal- tacin que de lo indgena ha hecho al mundo el Ejrcito Zapatista, pero no tanto por su origen mismo, sino por lo que ofrece en realidad, en tanto que es una alterna- tiva precisamente de vida, de la cual hasta algunos de nosotros ya no creamos viable; una alternativa de vida basada en su cosmovisin, que por su propia naturaleza se opone a muchas cosas que oprimen y esclavizan en el mundo, como el sistema monetario internacional, la so- breexplotacin de los recursos naturales, la explotacin del hombre por el hombre y la falta de respeto a la Madre Tierra, quien todo nos da y nos cobija mientras estamos de paso por ella. Son muchas las amenazas que enfrenta la autonoma indgena y mucho el tiempo que nos llevara hablar de ellas, pero quisiera terminar esta intervencin con otra cita de Floriberto, quien deca: Nuestra existencia futura depender en gran medida de la capacidad que tengamos para realizar la comple- ja tarea de la reconstitucin indgena, que no debe ser vista como la reconstitucin automtica del pasado, sino como el reto permanente de mantener los princi- pios y valores comunitarios que son el eje de nuestra cosmovisin, en el marco de un mundo cambiante y dinmico. En todo caso, lo fundamental en este pro- ceso es que los pueblos indgenas tengamos libertad para decidir el rumbo y el horizonte de esa magna labor de reconstitucin. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 453 19/5/09 19:37:58 454 LARISA ORTZ QUINTERO LAS MUJERES INDGENAS Y LA AUTONOMA En trminos generales, lo que yo veo es que alrededor de este tema de los derechos de las mujeres, la participa- cin de las mujeres indgenas est acompaada de varios mitos. Uno de ellos es que pareciera ser que las comu- nidades son cerradas, que no permiten mucha apertura hacia lo externo, hacia otro tipo de propuestas de formas de vida. Y lo que yo puedo decir es que, muy contrario a lo que se piensa, en las comunidades indgenas hoy se est viviendo un dinamismo que est confrontando no sola- mente a los hombres y las mujeres sobre los derechos que tienen las mujeres, sino que tambin cuestionan en el interior de las comunidades; por ejemplo, el papel que desempea el feminismo. Cuando muchas compaeras mujeres llegan a las comunidades a tratar de proporcio- nar herramientas de liberacin feminista, lo que se gene- ran en las comunidades, por lo que yo personalmente he podido ver, es una serie de conictos. Ya lo deca la compaera Melissa tambin en su in- tervencin: hay veces en que el mismo movimiento fe- minista no alcanza a entender de lo que se trata por la autonoma de las mujeres indgenas; entonces tratan de traspolar un modelo que funciona a lo mejor muy bien para las zonas urbanas, pero muy difcilmente en zonas rurales, y menos con esa idiosincrasia indgena, lo cual no implica necesariamente que no se est cuestionando en el interior el nuevo papel que tenga que desempear o que tengan que desempear las compaeras indgenas que viven todava en zonas originarias. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 454 19/5/09 19:37:58 455 LOS INDGENAS Y LA AUTONOMA S ha habido un cambio, yo s lo puedo decir; tengo ya 15 aos trabajando estas cuestiones en trminos de equidad tambin, y s he visto un cambio; a lo mejor es muy lento, pero s ha habido un cambio no slo, obvia- mente, en las zonas zapatistas, que son las que llevan la vanguardia, pero s en trminos generales, en varias comunidades del pas las mujeres se estn apropiando; s veo que se estn apropiando de un esquema muy di- ferente del que se plantea el feminismo a nivel interna- cional incluso. Me ha tocado ir a reuniones y eventos internacionales de mujeres feministas, en donde se re- produce esta discriminacin hacia las mujeres indgenas y es algo que se ha puesto tambin de maniesto en ese tipo de niveles. Por lo que toca a hacia dnde va la autonoma indgena?, deca el compaero de atrs que es muy complicado. S: es muy complicado el tema, pero nosotros nos hemos pro- puesto, como una meta lejana, tratar de construir, y ojal que no nos quedemos en el intento, como dicen las can- ciones, que es la reconstitucin de los pueblos indgenas como naciones. As de chiquito, as de tremendo es esto. Signica que efectivamente no vamos a regresar al pasado, y as termin la ponencia hace rato; a tratar de reivindicar derechos prehispnicos que ni siquiera noso- tros mismos conocemos, sino partir de la actualidad de lo que vivimos. Por eso decimos: Para nosotros, la auto- noma es lo que vivimos ahora. S queremos fortalecer- la, pero partimos de esto, de lo que tenemos ahora, de esta serie de combinaciones que hemos tenido a lo largo de los siglos entre elementos prehispnicos y elementos que se han ido incorporando. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 455 19/5/09 19:37:58 456 LARISA ORTZ QUINTERO Tenemos muy claro que el eje, como deca tambin hace rato, son los principios de lo comunitario. Qu signica esto? Que nosotros s vamos por una forma de vida no capitalista, aunque no lo digamos as, con estas palabras, porque muy difcilmente se llega a conceptua- lizar como tambin ejemplicaba Melissa si llegan a los pueblos y preguntan: Oye, qu entiendes por au- tonoma? O quieres autonoma?, como sucedi en el proceso de la reforma, que llegaban a consultar a las comunidades y les decan: A ver, vamos a reformar la Constitucin; si ustedes aceptan y nos dicen que quieren la autonoma, antes nos van a tener que denir qu es autonoma. Entonces en las comunidades se quedaban: Pues quin sabe qu es autonoma. Hemos tenido que utilizar estos elementos quienes hemos estado de alguna manera en medio de las negocia- ciones para medio explicarlos a las comunidades y a las instituciones gubernamentales. Obviamente, no se utiliza esta terminologa en las comunidades, pero s queremos, s tenemos claro que queremos seguir existiendo con esta losofa anticapitalista porque, por ejemplo a lo mejor los ejemplos sirven ms para explicar estas cosas, la sobreexplotacin de los recursos es algo muy caracters- tico de las sociedades occidentales que no se da en las comunidades. En las comunidades s se caza animales, pero exclusivamente para sobrevivir, no para hacernos millonarios. S se corta un rbol, pues generalmente se hace para construir las casas, para construir las iglesias, pero no para explotarlos y hacerse tambin millonarios. Entonces hacia dnde va, en este caso particular, la autonoma? A eso, a reconstituirnos como naciones tal LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 456 19/5/09 19:37:58 457 LOS INDGENAS Y LA AUTONOMA cual, y para eso obviamente hay que rescatar elementos histricos, cuestiones actuales y tambin proyecciones hacia el futuro. Eso va a depender tambin de la capa- cidad, como deca, de cada una de las comunidades, de cada uno de los pueblos, y es sumamente complejo, y por eso solamente traa a colacin de cuntas comunidades estamos hablando en el caso de Mxico: estamos hablan- do de ms de 50 mil localidades y eso ya nos puede dar un panorama de que cuando hablamos de experiencias autonmicas, a veces cada localidad tiene una forma dife- rente de la otra, aunque estn unidas geogrcamente. Recientemente, este es el tema que nosotros mismos hemos estado estudiando; lo hemos estado retomando desde nuestras perspectivas, porque a pesar de que se ha hablado mucho de autonoma, han sido los investi- gadores, los antroplogos sobre todo, quienes han tra- tado de aportar herramientas para esto. De hecho, por ejemplo, en el 94, cuando se empezaron a negociar las mesas de dilogo con el gobierno, pues nada ms haba que ver el espectro de asesores que haba en ese proceso, nacionales o extranjeros, pero estudiosos de la materia. Muy contados compaeros indgenas estaban al frente por lo mismo, porque todava no habamos tenido esa experiencia de enfrentarnos directamente a ese tipo de nuevas sesiones. Yo creo que en estos 15 aos que tiene el movimien- to, con mayor fuerza a nivel nacional, ya se han ido in- corporando muchos compaeros y compaeras y le es- tn dando otro matiz a esta lucha por la autonoma. S hacemos hincapi en este proceso nacional, inclu- so un poco al margen del propio Ejrcito Zapatista de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 457 19/5/09 19:37:58 458 LARISA ORTZ QUINTERO Liberacin Nacional porque, como ya se ha planteado en todo este Coloquio, ha impulsado demandas que van ms all de la autonoma indgena, ms all de Mxico y, en este caso, lleg un momento en el que s tuvimos que decir: A ver, creo que vamos en el mismo carril, pero tenemos que darnos nuestros propios tiempos tambin para irlo trabajando hacia el interior de nosotros, por- que de repente nos estaba arrastrando este movimiento y la prueba fue que en el 2001, cuando nalmente nos cierran las puertas todas las instituciones y no se aprueba la reforma como se venia trabajando, no tuvimos la capa- cidad los pueblos indgenas de poder revertir esto. Entonces, en ese momento, sentimos que nos aplaca- ban totalmente y en reuniones posteriores dijimos: Creo que no hemos madurado como movimiento na- cional, nos falta todava trabajar mucho a nivel de las comunidades y nuestro trabajo es que, en tanto nos reconocen constitucionalmente o no, hay que fortale- cer la autonoma desde abajo. Y ah es donde otra vez nos volvemos a encontrar con el movimiento zapatista; pero incluso en la ltima re- unin, a propsito de las Sexta Declaracin, cuando fue la reunin entre el EZ y las organizaciones indgenas y representantes de pueblos, qued muy claro con el sub- comandante Marcos que tenamos que entrar en un pro- ceso ms lento, de acuerdo con la naturaleza y con la especicidad que implica impulsar esta autonoma desde las comunidades. No s si me expliqu o me enred ms, pero es un poco lo que quera comentar. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 458 19/5/09 19:37:58 459 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA: ENTRE EL AUTONOMISMO Y EL NEOZAPATISMO 1 PATRICK CUNINGHAME Quiero iniciar estableciendo como premisa que esta pa- labra, autonoma, es a la vez una palabra muy comple- ja y muy ambigua. Lo importante es no crear a travs de esta ambigedad algunas contradicciones importantes, teniendo presente que de hecho el pensamiento de Au- tonoma Obrera Organizada 2 en particular el de Toni Negri 3 es un sistema de pensamiento que en un cierto sentido ha teorizado la ambigedad. Sergio Bologna 4 La autonoma no solamente es la libertad, sino tambin un crecimiento antropolgico que causa una acumula- cin de deseos, de necesidades, de voluntad; es, princi- palmente, un fenmeno colectivo; es profundamente cooperativa. La autonoma es del comn. [] La auto- noma es rica, pero tambin representa una gran duda porque no sabemos si prevalecer. Eso depende de la responsabilidad, de la actividad individual y depende de la militancia. Antonio Negri 5 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 459 19/5/09 19:37:58 460 PATRICK CUNINGHAME Considero que uno de los objetivos ms importantes de este coloquio sobre la Autonoma Posible es intentar aplicar los conceptos centrales del autonomismo a la coyuntura actual en Mxico y Amrica Latina, y averi- guar si ya existen prcticas autonomistas en esta parte del mundo, as como vislumbrar sus posibles formas y alcances. En este sentido, mi hiptesis sobre estas inte- rrogantes parte del hecho de que efectivamente s exis- ten estas prcticas actualmente, y no solamente esto, sino que adems la praxis poltico-terica en particular del neozapatismo en Mxico y de una parte del movimiento piquetero en Argentina ha hecho contribuciones su- mamente signicativas al pensamiento y al movimiento autonomista globales. En la posmodernidad, las inuen- cias polticas, y de ah tericas, no son unidireccionales; es decir, del mundo econmicamente avanzado hacia el resto del mundo, sino que son ms bien bidirecionales: uyen simultneamente en las dos direcciones. En incidir en las luchas sociales, estos movimientos latinoamerica- nos junto con otros menos cercanos ideolgicamente al autonomismo europeo, pero que practican la autono- ma poltica en formas distintas, como los movimientos indgenas en Bolivia y Ecuador, y el movimiento Sem Te- rra en Brasil han obligado a las oligarquas locales a tomar sus distancias del Consenso de Washington; y aun si todava no se ha logrado romper completamente con el modelo neoliberal, ni siquiera en Venezuela y Bolivia, menos an en Argentina y Brasil, la ruptura geo-estra- tgico actual de los pases del MERCOSUR con Estados Unidos es evidente. En Mxico tambin pareci que la parte ms iluminada de la oligarqua, al leer bien las se- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 460 19/5/09 19:37:58 461 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA ales de un sistema econmico en crisis profunda, haba apostado por Andrs Manuel Lpez Obrador (AMLO), can- didato progresista del Partido de la Revolucin Demo- crtica (PRD), para mitigar los peores efectos de la crisis y as salvar el capitalismo salvaje mexicano de sus ten- dencias ms rapaces y autodestructivas. Cont tambin con el apoyo de la clase intelectual-acadmico marxis- ta ortodoxa, nacionalista de izquierda y liberal radical. Sin embargo, ya vemos los resultados catastrcos de la decisin de la mayor parte de la oligarqua mexicana, apoyada por los sectores ms retrgrados y racistas de la vieja economa norteamericana (los neoconservadores cristianos fundamentalistas, la petrolarqua y el comple- jo militar-industrial, ms una alianza estratgica entre los consorcios nancieros-empresariales de Bush-Cheney y Bill Gates de Microsoft) en bloquear tal cambio radical, aun bien dentro de los parmetros incluso del neolibe- ralismo (ni hablar de un hipottico, pero muy improba- ble regreso a la economa mixta del keynesianismo), a travs del fraude electoral ciberntico-tradicional del 2 de julio: el colapso de cualquier nocin de un estado de derecho capaz de proteger la vida humana (el asesina- to de 23 oaxaqueos, dos jvenes en Atenco, dos obreros en Lzaro Crdenas por el estado federal y 65 mineros matados por la negligencia criminal estatal-empresarial en Coahuila) y el prospecto inminente de una masacre ms que anunciada contra el movimiento autnomo de la APPO en Oaxaca y la amenaza grave de una represin protofascista general en todo el pas. 6 Otra vez nos viene en frente el viejo dilema que tarde o temprano todo mo- vimiento revolucionario debe enfrentar: cmo superar LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 461 19/5/09 19:37:58 462 PATRICK CUNINGHAME el poder letal del estado nacional moderno con su au- tolegitimacin democrtica representativa, su burocracia racionalizada y su monopolio de la violencia? Antes de entrar en la actual prctica del autonomis- mo en Mxico y en Amrica Latina, quiero trazar los que pienso son los rasgos ms importantes de esta teo- ra poltica. Como punto de partida, hay que subrayar que la autonoma no es la separacin de la clase obrera rural-urbana (hoy en da, conceptualizada como la mul- titud spinoziana en lugar del proletariado marxiano por algunos tericos autonomistas inuenciados por Negri y Hardt) del capitalismo. Es ms bien el autogobierno de esta clase dentro del capitalismo, as tomando la forma de un contra-poder que se pregura como camino de xodo, ms que trinchera de resistencia contra el capi- talismo. De hecho, la palabra autonoma se deriva del griego antiguo auto-nomos (alguien que vive segn su propia regla). Entonces la autonoma no es independen- cia; ms bien es la interdependencia de los distintos sec- tores de la multitud dentro, contra y ms all del capital. Entonces, la independencia se reere esencialmente a las formas autarquicas de la vida, separadas de la comuni- dad, mientras que la autonoma se reere a la vida dentro la sociedad, pero bajo el autogobierno. El autonomismo se ha desarrollado como pensa- miento y movimiento neo-marxista desde varias fuentes de origen, pero aqu me limito a las del siglo XX. 7 Los Wobbly (IWW, el anarcosindicalista Trabajadores Interna- cionales del Mundo de Estados Unidos) organizaron a los inmigrados recin llegados y tuvieron que combatir, junto con la represin del Estado, el racismo de los sindi- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 462 19/5/09 19:37:58 463 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA catos ociales que slo organizaron a los obreros profe- sionales cualicados. El comunismo consejista alemn, italiano y hngaro organiz revoluciones basadas en los consejos obreros, o sea los soviets, pero denunci, desde sus inicios, la naturaleza desptica y capitalista estatal de la Unin Sovitica. En los cincuenta, el trotskismo disidente francs de la revista Socialisme ou Barbarie, de Claud Lefort, Cornelius Castoriadis y Alain Touraine, y Correspondence, de la Tendencia Johnson-Forrest de C.L.R. James 8 y Raya Dunayevskaya 9 en Estados Unidos, hicieron una crtica feroz de los lmites del vanguardismo y centralismo democrtico del partido comunista, con su tendencia hacia el elitismo de la cpula como vehculo revolucionario. Sin embargo, fue sobre todo el extraordinario labora- torio poltico-social de la Italia de los sesenta y setenta el que marc ms profundamente esta ideologa. Frente a la emergencia de un nuevo tipo de obrero (emigrado del sur de Italia, de origen campesino, fuera de la tradicin socialista de los obreros cualicados del norte, llegado como esquirol anticomunista, pero rpidamente prota- gonista de revueltas contra fascistas y sindicatos blancos, y sobre todo con un rechazo cultural del trabajo repetiti- vo, serial, disciplinado y txico, impuesto por la cadena de montaje de la fbrica fordista), Quaderni Rossi (Cua- dernos Rojos), revista sociolgica marxista, fue fundada en 1959 por sindicalistas e intelectuales de los partidos comunista y socialista, preocupados por la incapacidad de sus organizaciones para entender menos organi- zar estos nuevos brotes de rebelin obrera. Trataron de indagarlos a travs de una relectura de la encuesta LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 463 19/5/09 19:37:58 464 PATRICK CUNINGHAME obrera de Marx y del mtodo co-investigativo de la socio- loga de accin, recibido desde Estados Unidos y Fran- cia, donde importantes estudios sobre obreros de lnea fueron publicados en los cuarenta y cincuenta. 10 Pronto Quaderni Rossi se dividi sobre la cuestin de conver- tir su intervencin investigativa en accin poltica, ini- ciando as la evolucin poltica que llev a la fundacin del grupo obrerista-neo-leninista Potere Operaia (Poder Obrero) en 1969, que despus se disolvi en la expe- riencia ms amplia del movimiento Autonoma (sic) en los setenta. Sin embargo, la aportacin terica obrerista ms importante fue la de Mario Tronti 11 en su ensayo de 1963: Lenin en Inglaterra; 12 en lugar de estudiar antes el capital y despus el trabajo solamente en funcin del primero, como siempre ha sido su prctica, los marxis- tas deben ms bien jarse antes en el trabajo vivo de los obreros fuente de la plusvala y despus en el trabajo muerto del capital. Este ltimo depende del trabajo vivo, mientras el trabajo vivo histricamente busca liberarse del vampiro capitalista, obligndolo a innovar continua- mente nuevas formas de explotacin y comando social. As se desarroll la teora de la composicin tcnica y po- ltica de clase: cada nueva forma de rechazo al trabajo y rebelin que la clase obrera inventa obliga al capital a des- componer esa clase polticamente usando la represin y tcnicamente a travs de la alteracin de la relacin entre maquinaria y trabajo vivo en la fbrica, aun si esta altera- cin pueda provocar una crisis econmica para el mismo capitalismo. Entonces una recomposicin tcnica viene impuesta por el capital, que as intenta restablecer la dis- ciplina y aumentar la rentabilidad. Pero no tarda mucho LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 464 19/5/09 19:37:59 465 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA esta nueva composicin de trabajo en organizar nuevas resistencias, recomponindose polticamente, a veces en formas masicadas, como huelgas y ocupaciones, pero muchas veces en la forma del rechazo del trabajo indi- vidualizado en forma, sobre todo, del ausentismo y del sabotaje: dos prcticas condenadas por la tradicin so- cialista como contrarias a la tradicin de la dignidad del trabajo. As, el problema revolucionario principal para Tronti no es la aparente pasividad, subordinacin y apata de los obreros, como se vena planteando tanto por el marxismo-leninismo clsico como por la Escuela de Frankfurt. Es ms bien la cuestin de la organizacin de este antagonismo obrero subyacente tras la forma ex- plcitamente poltica. Para Tronti, la forma poltica ms adecuada a la tarea sigui siendo el partido comunista y el sindicato del movimiento obrero histrico, aunque renovado y limpiado de sus tendencias reformista-social demcratas. Para los dems obreristas, el movimiento obrero histrico haba sido institucionalizado y digerido por el capital a travs del pacto fordista-keynesiano de productores, y entonces se necesitaban nuevas formas organizativas antagnicas: inicialmente, en los sesenta, un partido vanguardista basado en la centralidad obrera del obrero masa fordista, como fue Poder Obrero, y suce- sivamente, el movimiento descentralizado y horizontal, cuya composicin social fue la del obrero social pos- fordista conceptuado por Negri, como fue Autonoma en los setenta y ahora, an ms, el autonomismo global de la multitud. 13 De all se deriva la acusacin hecha por el autonomismo contra el marxismo-leninismo actual de ser ahistrico, es decir, de no tener una teora de la or- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 465 19/5/09 19:37:59 466 PATRICK CUNINGHAME ganizacin capaz de adaptarse a un clase antagnica en cambio constante. Este ciclo de rechazo del trabajo descomposicin obrera-recomposicin tcnica-recomposicin poltica es la clave no solamente para entender los cambios en la or- ganizacin poltica revolucionaria fordista y posfordista del trabajo, sino incluso en la forma del estado capitalis- ta, segn Negri. 14 El Estado, segn su teora desarrollada desde la dcada de los sesenta, no es un espacio abstrac- to y neutral donde los conictos sociales vienen negociados y resueltos, como sera segn la teora poltica liberal. Tampoco es el espacio de la autonoma de la poltica, concepto de la teora eurocomunista que permite a los partidos izquierdistas aparticipar en la democracia repre- sentativa burguesa en su estrategia de ganar la hegemona poltica. 15 Al contrario, es el lugar donde la clase capita- lista decide y opera su control sobre la clase producto- ra, cambiando su composicin tcnica para mantener su dominio. Entonces el estado plan keynesiano gestion al obrero masa de la produccin fordista hasta que la au- tonoma de esta composicin rindi inefectivo el pacto keynesiano-fordista entre los sindicatos, los empresarios y el Estado, dado que los sindicatos ya no fueron capaces de vigilar y controlar las resistencias obreras; entonces se volvieron inservibles. Por la mitad de los aos setenta, ya emergi el estado crisis neoliberal para acabar con el empleo y el Estado de bienestar keynesiano e imponer la exibilizacin y hacer precaria la fuerza del trabajo a travs de las polticas econmicas de la deacin, desre- gulacin y la privatizacin de industrias y servicios estra- tgicos. Sin embargo, aun estas polticas que dividieron LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 466 19/5/09 19:37:59 467 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA la clase obrera a travs de la reimposicin del desempleo masivo entre obreros de tiempo completo garantizados y la masa de obreros precarios y desempleados no logra- ron reimponer la disciplina del trabajo al obrero social. ste incluy a las personas no asalariadas, como estu- diantes y amas de casa que hacen el trabajo reproductivo sin sueldo. 16 Es decir, son responsables para la creacin y educacin de la prxima generacin de la clase obrera o para prepararse para su entrada en el mercado del traba- jo sin gozar de un sueldo. La fbrica fordista fue disuel- ta por las polticas descentralizantes y exibilizantes del posfordismo, que as extendi la fbrica a travs de toda la sociedad, creando la fbrica social con su obrero social. Los nuevos sujetos sociales de las luchas globales de 1968, la primera vez en la historia que una ola de rebelda social afect a todo el planeta, desde las aulas de la Sorbonne en Paris a los campos de arroz en Vietnam, haban derramado los lmites del Estado nacional. No es- taban interesados en tomar el poder estatal, aun cuando prcticamente les vena ofrecido, como en Paris en mayo de 1968. En un sentido, parecido a la inservibilidad de la fbrica centralizada y el sindicato en controlar y disci- plinar el obrero masa, tampoco el Estado y su ideologa nacionalista pudieron seguir funcionando como conteni- dos de la lucha de clases. Empez su inexorable declina- cin y decadencia, que fue acelerada por la transferencia de las funciones de la soberana nacional y sobre todo el control de la economa nacional a los organismos supra- nacionales y a las corporaciones transnacionales. As va la muy controvertida teora del Imperio de Hardt y Negri. La contrincante del Imperio es la Multitud, un sujeto LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 467 19/5/09 19:37:59 468 PATRICK CUNINGHAME colectivo que no substituye al proletariado o al pueblo, sino mas bien los ha absorbido dentro de su pluralidad de singularidades, que es desterritorializada, es decir, desconectada de los territorios nacionales. Un ejemplo de este fenmeno son las olas masivas de migracin del sur al norte, que probablemente representan el cambio ms signicativo en la composicin del trabajo global duran- te estos ltimos 25 aos. Pero la nueva composicin de clase que el Imperio hace existir para controlar y explo- tar es el llamado obrero inmaterial; inmaterial porque produce productos inmateriales en forma de smbolos: conocimiento, informacin y afectos. Dentro del campo del trabajo inmaterial, la organizacin de todas las des- trezas profesionales y personales para producir el trabajo afectivo es la forma ms valorizada, aunque no bien pa- gada, del trabajo inmaterial. El trabajo afectivo se ocupa de la materia prima ms valorizada por el capitalismo maduro: la misma vida humana; es decir, se presenta en la forma del biopoder, concepto originalmente innovado por Foucault, que maneja y gestiona la vida humana a travs de una biopoltica. 17 Finalmente, es la globaliza- cin social y poltica desde abajo la que rechaza la sobe- rana represiva y racista del estado nacional centralizado, que ha empujado la globalizacin poltico-econmica neoliberal como respuesta del comando transnacional del capital. Muchos pensadores autonomistas no estn de acuerdo con los conceptos de imperio, multitud y bio- poder-biopoltica, que deben ms al postestructuralismo francs de Deleuze y Foucault que al obrerismo italia- no. 18 Paolo Virno, por ejemplo, considera el concepto de imperio prematuro y demasiado ligado al capitalismo LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 468 19/5/09 19:37:59 469 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA sustentable de la nueva economa de Clinton, aplastado por el regreso de la vieja economa territorializada bajo Bush. 19 Tampoco la multitud es necesariamente un fe- nmeno enteramente antagnico al capitalismo, segn el mismo autor. Su posicin sera ms ambigua, dada la prevaleca actual de valores y actitudes individualistas, como el cinismo, el oportunismo y el miedo. Sin embar- go, lo que unica el pensamiento autonomista, ms all de su crtica al marxismo ortodoxo, es la percepcin de que los conceptos y categoras marxistas histricas estn en fase de transicin radical. Frente a esta situacin de extrema incertidumbre y cambio imprevisible, la mejor actitud y estrategia es la zapatista: caminar preguntan- do; es decir, sustituir los dogmatismos y rigideces de la izquierda tradicional por una nueva prctica poltica que se basa en la autorreexin continua sobre el estado actual del movimiento anticapitalista mundial y sus po- sibles caminos de xodo del capitalismo. Ahora bien, cmo podemos aplicar la teora obreris- ta de la composicin y de la autonoma de la clase a la situacin poltica actual en Mxico y en Amrica Latina? Dira, sustancialmente, en tres modos: 1. Analizando la composicin tcnica y poltica de la multitud mexicana. Aunque este anlisis sera mejor hecho por la misma multitud mexicana a travs de la coinvestigacin, podemos observar que la clase obrera rural prcticamente ha sido eliminada por los impactos del mercado mundial y de la divisin global del trabajo, sobre todo desde el TLC de 1994, llevando al vaciamien- to del campo y las olas de migracin masiva hacia los centros urbanos inicialmente, pero ahora cada vez ms LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 469 19/5/09 19:37:59 470 PATRICK CUNINGHAME directamente a la frontera para trabajar en las maqui- ladoras, o cruzar la frontera como indocumentados. Las dos opciones representan un empeoramiento drstico de las condiciones de vida de los campesinos desde que las polticas neoliberales se volvieron hegemnicas. Sin em- bargo, la desaparicin de muchas comunidades rurales y la obligacin de emigrar para sobrevivir tambin ha liberado a muchas mujeres de la condicin de sumisin en la cual tenan que vivir en las sociedades tradiciona- les, y no es sorpresivo que la mayora de las obreras en la maquila hasta recientemente hayan sido mujeres, sea por la demanda para las mujeres como las ms sumisas en el lugar de trabajo; sea por su deseo de escapar de situaciones opresivas. Asimismo, muchas comunidades, sobre todo de indgenas, se han reformado en ciudades de los Estados Unidos, y ahora, mediante sus remesas, estn propulsando otro tipo de economa, manteniendo vi- vas a varias comunidades, lo cual no ha sido decidido desde arriba, sino por los mismos inmigrados y sus fa- miliares, as como por los comunitarios que han dejado Mxico. El rezago urbano es evidente tambin dada la creciente importancia de la economa informal, de los tianguis y de la llamada piratera. El trabajo inmaterial posmoderno urbano convive con formas premodernas y modernas de trabajo asalariado y sin sueldo en una lucha generalizada para la sobrevivencia. 2. Las formas de organizacin ms apropiadas para la composicin de clase, como el sindicato democrati- zado y la asamblea de la autonoma obrera, fueron las formas innovados por los mismo obreros y los nuevos movimientos sociales, por el obrero social y ahora por LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 470 19/5/09 19:37:59 471 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA los movimientos sociales globales, por la multitud con- tra el imperio. Qu formas de organizacin seran ms apropiadas en el Mxico actual? Me parece que las or- ganizaciones formales (partidos polticos, sindicatos y ONG), que surgieron como vehculos de la voluntad po- ltica del obrero profesional y masa, difcilmente podran prosperar en las circunstancias actuales de exclusin, e- xibilizacin y movilidad de extremos que necesariamen- te llevan a formas de vida ms voltiles e inseguras. De hecho, la base organizacional del PRD se parece ms a un conjunto de organizaciones de base y de movimientos sociales recuperados y convertidos en ONG, o a grupos de presin, que a un partido poltico de miembros adhe- rentes. Esta es probablemente su fuerza principal, pero conduce tambin a un distanciamiento considerable en- tre la cpula y la base. A veces la misma cpula, en su forma gubernamental, est obligada a reprimir la misma base, como ha pasado con la represin de la economa informal como parte del proyecto para el desarrollo neoliberal del centro histrico del D. F. No es sorpresi- vo que AMLO haya formado antes Redes Ciudadanas de Apoyo independientes de los partidos polticos, y des- pus la Convencin Nacional Democrtica, previendo que la postura radical postelectoral del PRD no pudiera durar por mucho tiempo, y sobre todo, que los nuevos sujetos del trabajo precario necesiten organizarse distin- tamente. Sin embargo, estamos lejos de un movimiento social, aun en trminos sociolgicos, y menos an de uno con la autonoma necesaria para conseguir sus ob- jetivos con o sin AMLO y el PRD. La tercera opcin al PRD y a la CND es la Otra Campaa, ahora resucitada despus de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 471 19/5/09 19:37:59 472 PATRICK CUNINGHAME un periodo de incertidumbre en el periodo postelectoral. La izquierda extraparlamentaria vertical y oportunista la ha abandonado, dejndola an ms marginal en trmi- nos numricos. Pero tambin es una oportunidad para avanzar hacia una forma organizacional completamente horizontal. Esto dicho, la cuestin de la relacin entre la Otra y el EZLN y la gura del Delegado Cero sigue vigen- te, sobre todo si se pretende romper con la cultura pol- tica tradicional del liderismo. Si la Otra se va a convertir en un movimiento no solamente autnomo del sistema poltico mexicano, sino capaz de convocar y organizar el cambio radical de esa sociedad desde su base, tiene que existir un equilibrio entre todas las organizaciones y sus coordinadores, el cual no ser fcil, sobre todo en el asunto de asumir responsabilidad a nivel local para el crecimiento de la Otra despus de la visita de la Comi- sin Sexta, y no depender ms de la gua del EZLN. 3. Las comunidades autnomas zapatistas de Chia- pas, organizadas en Caracoles y Juntas de Buen Gobierno desde 2003, y el recin ejemplo de importancia histrica de la APPO, junto con instancias de autoorganizacin y autogobierno en la Valle de Mxico, como el FPDT de Atenco y el CGH de UNAM representan hoy en da los mejores ejemplos de la autonoma organizada mexicana. Sin embargo, la praxis autonomista debe extenderse bien ms all de estas islas rojas si se va a cambiar las relacio- nes de fuerza poltica en Mxico. La autonoma tiene que volverse la praxis poltica dominante en todas las esferas de la vida en el lugar de trabajo y estudio, en el hogar, en la comunidad, pero tal cambio no puede ser im- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 472 19/5/09 19:37:59 473 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA puesto o inducido con el voluntarismo: tiene que surgir desde abajo, como autentica necesidad. *** Estos procesos, que han sido desarrollados en forma invisible, probablemente por dcadas, en lugares como Oaxaca, ahora estn madurndose en varias partes de Amrica Latina. Aunque partes importantes del movi- miento piquetero argentino y del indigenismo ecuatoria- no han sido recuperadas por los gobiernos progresistas, y aunque hay un peligro latente: la inconformidad social que se expres tan claramente en el plantn postelectoral y que fue ms all de protestar contra el fraude electoral o como mero apoyo incondicional al proyecto alternativo de nacin de AMLO, creo que hay seales importantes de cambios permanentes en la cultura poltica mexicana y latinoamericana hacia el horizontalismo, localismo des- centralizado, combinado con el globalismo anticapitalista antagnico y la democracia directa asamblesta del auto- nomismo, y lejos del autoritarismo, verticalismo, estado- centrismo y nacionalismo de la izquierda revolucionaria vanguardista. El proyecto del primero es la autonoma no slo de la clase respeto del capital, sino tambin de los distintos sectores de la clase (mujeres, indgenas, j- venes, etctera) y la dispersin del poder a travs de la sociedad, en lugar de su concentracin en pocas manos. El proyecto del segundo es ganar el poder centralizado por medio de la hegemona cultural y la toma del poder estatal. Por el momento, estas dos tradiciones estn sepa- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 473 19/5/09 19:37:59 474 PATRICK CUNINGHAME rndose otra vez despus de un breve periodo de alianza y unidad a travs de la experiencia de los foros sociales mundiales y regionales, y del movimiento no-global des- de Seattle en 1999, hasta Gnova en 2001. Sin embargo, la creacin de un verdadero nuevo orden mundial, el pri- mer cambio verdadero desde la guerra fra, segn Virno, tras el 11 de Septiembre y la guerra asimtrica mundial contra el terrorismo islamista, ha creado trastornos en el movimiento anticapitalista global que ha llevado a la fragmentacin de ese movimiento a lo largo de las lneas histricas del sectarismo. Mientras el movimiento antica- pitalista global parece pasar por un periodo de crisis, los movimientos autonomistas en Amrica Latina parecen ofrecer una contra-tendencia que ofrece esperanza aun en estos tiempos oscuros. NOTAS 1 Sobre la base de la ponencia presentada en la Mesa 2: Teora y Prctica de la autonoma. Coloquio Internacional La autonoma posible. Reinvencin de la poltica y emancipacin, 24-26 de Octu- bre de 2006, Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico. Agra- dezco a Carolina Ballesteros y Alejandro Suero por sus correcciones y comentarios. 2 La tendencia ms obrerista dentro el movimiento autnomo ms amplio. Se deriv principalmente del grupo obrerista/neo-leni- nista Poder Obrero (PO/Potere Operaio) y fue ms fuerte en Roma, Miln y Padua. Su lder intelectual, Toni Negri, fue arrestado en 1979 bajo la falsa acusacin de ser la dirigencia de las Brigadas Ro- jas, organizacin armada que los de Autonoma Organizada haban criticado muy duramente. 3 El intelectual autnomo ms conocido actualmente, gracias sobre todo por el gran xito de sus libros Imperio (2000) y Multitud LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 474 19/5/09 19:37:59 475 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA (2004), co-escritos con Michael Hardt. Naci en 1933, en Padua, en el noreste de Italia. En los sesenta particip como acadmico y militante del Partido Socialista en Cuadernos Rojos, una revista mar- xista sociolgica y la cuna del obrerismo. Despus, junto con Sergio Bologna, form el grupo PO, que tuvo una intervencin Poltica muy importante en 1969, durante las huelgas y ocupaciones fabriles del otoo caliente. En los setenta, PO se disolvi y Negri ayud a for- mar el rea de Autonoma Organizada. Public una serie de libros de gran impacto en Italia y otras partes de Europa; desarroll sobre todo la teora del obrero social. Fue arrestado en 1979 y encarce- lado por terrorismo. En 1983 se desasoci de su pasado polti- co para poder salir de la crcel y participar en las elecciones como candidato del Partido Radical. Cuando el parlamento italiano vot para quitarle su inmunidad criminal como diputado, huy a Pars. Permaneci all como exiliado poltico hasta 1997, cuando decidi regresar a Italia para terminar su sentencia y buscar una solucin al problema de los presos polticos. En Pars, entr en contacto sobre todo con los postestructuralistas Deleuze, Guattari y Foucault, cu- yas ideas incorpor en su ya post-obrerismo. Ha sido completa- mente libre desde 2003 y sigue activo polticamente y publicando prolcamente. 4 Patrick Cuninghame, For an Analysis of Autonomia: An In- terview with Sergio Bologna, en Left History, vol. 7, nm. 2, Fall, 2001, pp. 89-102. Bologna fue uno de los fundadores del obrerismo italiano y particip en PO. En los setenta, se retir de la actividad poltica y fund la revista histrica marxista Primo Maggio. Mien- tras Negri opt por el post-obrerismo y ha sido acusado de haber abandonado el marxismo tras la publicacin de Imperio, Bologna representa a los obreristas, quienes siguen siendo ms clsicamente marxistas y concentrados en las luchas de la clase obrera. 5 Fernando Del Corro, Toni Negri y un mundo desmesurado que se quedo sin teora del valor [entrevista], Autonoma Social, 2004: http://usuarios.lycos.es/pete_baumann/Reportaje%20del%20 Corro.htm 6 Poco despus de esta ponencia, surgieron los eventos en Oaxa- ca del 25 de noviembre, cuando la APPO fue brutalmente reprimida, ms de 200 personas encarceladas y enviadas a reclusorios lejos de Oaxaca, decenas de heridos, varios desaparecidos, jvenes violados LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 475 19/5/09 19:37:59 476 PATRICK CUNINGHAME por la PFP durante su traslado por helicptero a crceles de alta se- guridad. Para observar una lista ms completa del abuso sistemti- co de los derechos humanos bsicos cometidos contra los activistas de la APPO y contra los pueblos de Oaxaca, vanse el informe del Comisin Civil Internacional de Observacin por los Derechos Hu- manos (CCIODH), 20 de enero de 2007: http://cciodh.pangea.org/ quinta/070120_inf_conclusiones_recomendaciones_cas.shtml. 7 Los siguientes datos estn basados en el texto Economics 387L AUTONOMIST MARXISM, de Harry Cleaver: http://www.eco. utexas.edu/facstaff/Cleaver/387Lautonomistmarxism.html; fecha de acceso: 10 julio 2003. 8 Figura clave en el desarrollo del pensamiento autonomista. Hay que sealar particularmente su libro (escrito junto con Raya Dunayevskaya y Grace Lee) State Capitalism and World Revolution. Chicago: Charles H. Kerr Publishing Company, 1986 [1949]. 9 Secretaria de Trotsky durante su exilio en Mxico; se rompi despus con su teora de la Unin Sovitica como un Estado obrero degenerado para plantear la tesis del capitalismo estatal, compro- bada con estudios empricos que demostraban cmo la clase geren- cial burocrtica extrajo plusvala de los obreros soviticos mientras gozaban de privilegios. Vase Marxism and Freedom. Nueva York: Columbia University Press, 1988 [1958]. 10 Paul Romano y Ria Stone (Grace Lee), The American Worker. Detroit: Facing Reality Publishing Company, 1946. Traducido y pu- blicado en Francia por Socialisme ou Barbarie, y despus en Italia, a partir de la traduccin francesa, por el historiador y militante obre- rista Danilo Montaldi. 11 Paradjicamente, Tronti nunca sali del Partido Comunista Italiano y hoy sigue como asesor acadmico de Democrazia di Sinis- tra (Democracia de Izquierda), el ex PCI. 12 Republicado, junto con otros ensayos, en Operai e Capitale. Turn: Einaudi, 1966. En espaol: Obreros y Capital. Madrid: Akal, 2001. Para una actualizacin de su teora y reconsideracin del obrerismo, vase su conferencia pronunciada en el encuentro inter- nacional Historical Materialism 2006. New Directions in Marxist Theory. Londres, 8-10 de diciembre 2006: http://www.globalpro- ject.info/art-10513.html; fecha de acceso: 11 de enero 2007. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 476 19/5/09 19:38:00 477 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA 13 Michael Hardt y Antonio Negri, Imperio. Barcelona: Paids, 2002, pp. 368-72. 14 Antonio Negri, La Forma-Estado. Madrid: Ediciones Akal, 2003 [1978]. 15 An ms paradjicamente desarrollado principalmen- te por Tronti, en los tardos setenta, en su etapa post-obrerista: Sullautonomia del politico. Miln: Feltrinelli, 1977. 16 Mariarosa Dalla Costa, La puerta al jardn y a la huerta, en Noesis, vol. 15, nm. 28, noviembre de 2005, pp. 79-101. 17 Ms sobre estos conceptos en Historia de la sexualidad, vol. 1. La voluntad de saber. Madrid: Siglo XXI, 1998, pp. 168-243. 18 Para una denicin y explicacin breve del obrerismo italia- no, vase Franois Matheron, Obrerismo, 2004: http://multitudes. samizdat.net/Obrerismo.html; fecha de acceso: octubre de 2006. Originalmente, publicado en Georges Labica y Grard Bensussan (eds), Dictionnaire critique du marxisme. Paris: Presses Universitaires de France, 1982, pp. 49-56. 19 Hctor Pavn, Crear una nueva esfera pblica, sin Estado. Entrevista: Paolo Virno, en Clarn, 24 de diciembre 2004: http://www.cultura.clarin.com/suplementos cultura/2004/12/24/u-892109.htm; fecha de acceso: octubre de 2006. BIBLIOGRAFA CLEAVER, Harry, Economics 387L AUTONOMIST MAR- XISM, en http://www.eco.utexas.edu/facstaff/Cleaver/ 387Lautonomistmarxism.html; fecha de acceso: 10 ju- lio 2003. CUNINGHAME, Patrick, For an Analysis of Autonomia: An Interview with Sergio Bologna, en Left History, vol. 7, nm. 2, Fall 2001, pp. 89-102. DALLA COSTA, Mariarosa, La puerta al jardn y a la huerta, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 477 19/5/09 19:38:00 478 PATRICK CUNINGHAME en Noesis, vol. 15, nm. 28, noviembre de 2005, pp. 79-101. DEL CORRO, Fernando, Toni Negri y un mundo desme- surado que se quedo sin teora del valor [entrevis- ta], Autonoma Social, 2004: http://usuarios.lycos.es/ pete_baumann/Reportaje%20del%20Corro.htm DUNAYEVSKAYA, Raya, Marxism and Freedom. Nueva York: Columbia University Press, 1988 [1958]. FOUCAULT, Michel, Historia de la sexualidad, vol. 1. La vo- luntad de saber. Madrid: Siglo XXI, 1998. HARDT, Michael y Antonio Negri, Imperio. Barcelona: Pai- ds, 2002. JAMES, R. Dunayevskaya y Grace Lee, State Capitalism and World Revolution. Chicago: Charles H. Kerr Publis- hing Company, 1986 [1949]. MATHERON, Franois, Obrerismo, 2004: http://multi- tudes.samizdat.net/Obrerismo.html; fecha de acceso: octubre de 2006. Originalmente, publicado en Geor- ges Labica y Grard Bensussan (eds), Dictionnaire critique du marxisme. Paris: Presses Universitaires de France, 1982, pp. 49-56. NEGRI, Antonio, La Forma-Estado. Madrid: Ediciones Akal, 2003 [1978]. PAVN, Hctor, Crear una nueva esfera pblica, sin Es- tado. Entrevista: Paolo Virno, en Clarn, 24 de di- ciembre 2004: http://www.cultura.clarin.com/suple- mentos/cultura/2004/12/24/u-892109.htm; fecha de acceso: octubre de 2006. ROMANO, Paul y Ria Stone (Grace Lee), The American Wor ker. Detroit: Facing Reality Publishing Company, 1946. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 478 19/5/09 19:38:00 479 TEORA Y PRCTICA DE LA AUTONOMA TRONTI, Sullautonomia del politico. Miln: Feltrinelli, 1977. ______, Obreros y Capital. Madrid: Akal, 2001. ______, Historical Materialism 2006. New Directions in Marxist Theory. Londres: 8-10 de diciembre 2006: http://www.globalproject.info/art-10513.html; Comisin Civil Internacional de Observacin por los De rechos Humanos (CCIODH), 20 de enero de 2007: http://cciodh.pangea.org/quinta/070120_inf_con- clusiones_recomendaciones_cas.shtml LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 479 19/5/09 19:38:00 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 480 19/5/09 19:38:00 481 NEOZAPATISMO, MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA HARRY CLEAVER Quisiera empezar con el presente, regresar brevemente al pasado y volver al presente para examinarlo a la luz del pasado. El neozapatismo es, en nuestros das, la clave para entender la cuestin de la autonoma posible. No slo lo- gr sortear dos intentonas militares de acabar con l (en enero de 1994 y en febrero de 1995); no slo sali airoso de aos de operaciones contrainsurgentes (incluyendo la violencia asesina de los paramilitares), sino que ade- ms desarroll muchas transformaciones en sus propias comunidades. Muchos movimientos y proyectos aut- nomos en diferentes partes del mundo no solamente en Oaxaca o en el resto de Mxico se inspiraron en los logros de los zapatistas. Algunos son de aparicin re- ciente; otros maniestan una fuerza creciente; otros ms se encuentran en medio de muchas dicultades o, de plano, viviendo bajo amenaza de aniquilacin. Uno de los mayores puntos dbiles de estos movi- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 481 19/5/09 19:38:00 482 HARRY CLEAVER mientos incluyendo el de los zapatistas es que es- tn aislados entre s y tambin con respecto a otras lu- chas. Romper ese aislamiento implica hacer conexiones en muchas partes, creando redes de solidaridad y ayuda mutua. Cuando el EZLN sali de la montaa invadien- do algunas ciudades en enero de 1994, sus integrantes eran pocos y aislados. El duro contrataque militar (cerca de 15 000 soldados equipados con tanquetas y aviones bombarderos) intent acabar con ellos. Sobrevivieron slo gracias a la movilizacin de cientos de miles de per- sonas que exigieron al gobierno una solucin poltica, no militar. Con el tiempo se supo que la pretensin del gobierno de llevar a cabo una negociacin poltica era slo una estratagema, un asunto de relaciones pblicas que ocultaba una estrategia represiva contrainsurgente. De nuevo, fue la movilizacin popular en Mxico y en el mundo la que hizo posible la sobrevivencia de los zapa- tistas y la realizacin de las reformas que concertaron en sus comunidades. Es importante observar que, si bien necesaria para prevenir una represin todava ms brutal y sanguinaria, esa movilizacin no fue suciente en s misma ni sustituy los esfuerzos de los zapatistas. Si nos proponemos sacar provecho de esa experiencia, el asun- to central es saber cmo los zapatistas lograron romper el aislamiento, construir y sostener redes solidarias. Ayer, Guiomar Rovira analiz cmo la rpida difusin de la informacin por parte de periodistas y otros, en una cantidad de medios de comunicacin, incluyendo el in- ternet, desempe un papel central en la movilizacin de la solidaridad y el apoyo a los zapatistas, que los ayud a sobrevivir y a elaborar enfoques autogestivos. Nosotros LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 482 19/5/09 19:38:00 483 NEOZAPATISMO, MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA sabemos que no slo la divulgacin de la informacin, sino tambin la difusin de la discusin sobre la tctica y la estrategia en las mismas redes contribuy a difundir los esfuerzos y la movilizacin solidaria. Ejemplos destaca- dos son las manifestaciones contra el gobierno mexicano en todo el mundo, la llegada de observadores internaciona- les y la ayuda material para las comunidades rebeldes. Sa- bemos, adems, que esas redes no solamente aportaron la organizacin de los encuentros continentales e interconti- nentales contra el neoliberalismo y por la Humanidad en la primavera y verano de 1996, y el Segundo Encuentro Intercontinental en Espaa, en 1997, sino que conduje- ron tambin a la creacin de Accin Global de los Pueblos y a los primeros Das de Accin Global contra la Organizacin Mundial del Comercio, en Ginebra, en 1998. Estas experiencias iniciales llevaron a la batalla de Seattle (1999), a la emergencia de Indymedia (tambin en 1999) y a las muchas demostraciones contra la OMC, el FMI, el Banco Mundial y el G8 que siguieron en Davos, Praga y Gnova, entre otros lugares, es decir, a un mo- vimiento global contra la reorganizacin neoliberal del mundo. Es imposible sobrevaluar su importancia. Hay que reiterarlo: nunca antes en la historia se haba presenta- do algo parecido. Nunca antes se haba manifestado una oposicin tan intensa e interconectada al capitalismo. Es verdad que siempre hubo resistencia y luchas contra el capitalismo, pero nunca antes tantas resistencias se ha- ban relacionado de manera tan intensa como ha sucedi- do en los ltimos diez aos. Cul ha sido la funcin del neozapatismo nacido LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 483 19/5/09 19:38:00 484 HARRY CLEAVER al fuego de las luchas indgenas en una pequea regin de Mxico en estos acontecimientos? No se trata ni- camente de la justicia o valenta de las luchas zapatistas. Hubo muchas otras igualmente justas y valientes, incluso mucho ms numerosas, como por ejemplo en Guatemala, justo del otro lado de la frontera de Chiapas. Tampoco fue nicamente la amplia circulacin de informacin o los intensos debates que se dieron. Todo esto ya haba sucedido en ocasin de la lucha contra el TLC y, a nivel mundial, en la oposicin a la Primera Guerra del Golfo. Claramente, la diferencia est en cmo el mensaje zapatis- ta reson y repercuti en el mundo, estimulando acciones por doquier, mientras que los otros casos de luchas justas y valientes haban ocasionado nicamente simpata. Entonces, por qu el mensaje zapatista s reson? No se debe nicamente a las cualidades intelectuales, litera- rias y retricas de su vocero, el subcomandante Marcos, aun cuando ciertamente ayudaron. La verdadera razn de esa aceptacin reside, me parece, en que el mensaje tena que ver con asuntos concretos y ampliamente comparti- dos de una forma hasta entonces indita. Mientras que los gritos de ayuda procedentes de las luchas anteriores no haban desembocado en acciones concretas, esta vez la historia que se contaba era demasiado conocida como para ser ignorada. Puede ser que los zapatistas marquen un captulo ms en la larga historia de las luchas ind- genas, pero ahora lo que estaban combatiendo no era nicamente la represin que vivan en carne propia, sino un conjunto de polticas que se haban generalizado en todo el mundo. A diferencia del pasado, los forjadores de la poltica capitalista ya no empleaban estrategias ais- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 484 19/5/09 19:38:00 485 NEOZAPATISMO, MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA ladas que hacan difcil hermanar las luchas sociales en las diferentes partes del mundo. En la medida en que se acercaba el n del siglo XX, en todas partes se empleaban las mismas estrategias contra los pueblos. Los zapatistas comprendieron esa homogeneidad y hablaron de una forma comprensible para todos. DE LA JERARQUA IMPERIALISTA Y COLONIAL A LA ERA DE LA SEGUNDA POSGUERRA En la poca anterior, y por un largo tiempo, no haba existido una homogeneidad as. Esto era obvio en los das de los imperios, cuando los pueblos colonizados eran tratados de manera muy diferente a los pueblos co- lonizadores. Los unos y los otros eran explotados, pero las formas de esa explotacin, los niveles productivos, las jerarquas salariales y los ingresos eran muy diferentes. Las jerarquas imperiales tendan a concentrar las indus- trias manufactureras de alta productividad y los salarios ms altos en las metrpolis, mientras que la agricultura de baja productividad, la minera y los salarios bajos se concentraban en las colonias. El racismo, el patriarcado y la discriminacin tnica racionalizaban, a menudo, la brutalidad necesaria para imponer la jerarqua y mante- ner la mayora de los colonizados en los peldaos ms bajos. El nivel general ms alto de productividad logrado gracias a la colonizacin tambin hizo posible el pago de salarios ms altos en el pas colonizador, construyendo una jerarqua salarial global. Los tericos de la depen- dencia conceptualizaron esta estructura en trminos de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 485 19/5/09 19:38:00 486 HARRY CLEAVER un centro rico que explotaba a una periferia pobre. Los pueblos eran explotados en todas partes, pero algu- nos obtenan salarios y niveles de vida ms altos, mien- tras que otros los vean reducidos. Despus de la segunda guerra mundial, la nueva je- rarqua internacional y la abismal diferencia entre las po- lticas implementadas por el capital en el Primer Mundo o mundo industrializado y las que se ejecutaron en el Tercer Mundo o mundo subdesarrollado hicieron que el antiguo mundo colonial permaneciera. Esto, a pe- sar de que las luchas de liberacin nacional haban dado sus frutos y los poderes coloniales formales haban sido expulsados. Por un lado, la solucin keynesiana a la Gran De- presin adaptada a la nueva ola de luchas de los obreros industriales que estall en los aos veinte y treinta, re- funcionaliz el desarrollo capitalista en el Primer Mundo a partir de la negociacin de contratos colectivos, alza de salarios, prestaciones de seguridad social y apoyo a la in- vestigacin tecnolgica (aumento de la productividad a cambio de salarios ms altos). En estas reas, el aumento salarial para algunos y el de los gastos de seguridad social para otros se enmarcaban en la macroeconoma como elementos positivos funcionales a la demanda agregada que, a su vez, estimulara la inversin capitalista logran- do as el crecimiento econmico. Existan, evidentemente, jerarquas locales que gene- ralmente jaban los ingresos salariales por arriba de los gastos no-salariales correspondientes al Estado del Bienes- tar. Al mismo tiempo, esos aumentos salariales se vean mermados porque el capital acuda a siempre nuevas LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 486 19/5/09 19:38:00 487 NEOZAPATISMO, MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA fuentes de mano de obra: los emigrantes negros de ori- gen rural y los trabajadores mexicanos en el caso de Es- tados Unidos; los emigrantes de las Indias Occidentales y del sureste asitico en Gran Bretaa; los emigrantes de frica del norte y occidental en Francia. A su vez, los autores de la poltica del Tercer Mundo todava razonaban en trminos de juegos de suma-cero, economa del desarrollo y modelos de crecimiento. Buscaban minimizar los salarios y maximizar la explo- tacin, el ahorro y la ganancia generando inversin por medio de prcticas laborales, la ausencia de seguridad social y mecanismos como la inacin intencional para canalizar los ingresos de los trabajadores con salarios - jos hacia los dueos de los negocios cuyas mercancas se estaban encareciendo. Esas polticas econmicas eran complementadas con teoras de la modernizacin de la ciencia poltica y una vasta construccin de elites a nivel institucional y nacional designadas para sustituir las viejas estructuras coloniales de mando con otras ms modernas, es decir, neocoloniales. Algo parecido es- taba sucediendo en el Segundo Mundo es decir, en los pases dominados por la Unin Sovitica, donde la industrializacin de Rusia se realizaba gracias a una ms intensa explotacin de trabajadores en otras repblicas socialistas y en China, donde los campesinos eran ex- primidos para que generaran el excedente necesario a la industria manufacturera. El trnsito de la organizacin internacional capitalista del periodo colonial al periodo poscolonial fue el resultado de la luchas anteriores y, al mismo tiempo, un intento de lidiar con las nuevas. Es verdad que Gran Bretaa se retir, LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 487 19/5/09 19:38:00 488 HARRY CLEAVER por ejemplo, de Asia del Sur o de Nigeria, y que Francia se fue (mejor dicho, fue echada) de Vietnam y Argelia, pero las luchas siguieron, a veces de manera bastante evidente en lugares como Corea, donde fuerzas gubernamentales estadounidenses sustituyeron a Japn, o Vietnam, donde sustituyeron a Francia. Tal y como mostraron muchos es- tudios poscoloniales, el n del colonialismo formal no signic el n de las relaciones sociales de tipo colonial ni de las luchas correspondientes. En consecuencia, las luchas contra la explotacin, alie- nacin y represin se multiplicaron y circularon en el Pri- mero, Segundo y Tercer Mundo a travs de la conciencia o empata, pero tambin por la inversin y el comercio multinacional. Los capitalistas siempre optan por invertir en reas muy rentables abandonando las otras; es decir, huyen de los lugares donde los trabajadores tienen fuerza para dirigirse hacia donde no la tienen. Los consecuentes resultados en los patrones de inversin generan cambios en los patrones de produccin y comercio y tambin en las luchas sociales. Por ejemplo, la inversin occidental en Sudfrica desemboc en la internacionalizacin de la lucha contra la segregacin racial en ese pas. Por otro lado, la ayuda internacional tanto de los poderes oc- cidentales como de los orientales se concentraba en rea de intensos conictos, ya sea para neutralizar o para sostener las luchas locales, creando as nuevos nexos en- tre un pas y el extranjero (y de vuelta). As, mientras los planicadores americanos, britnicos y franceses (e, in- cluso, soviticos) importaban trabajo barato del exterior con el objetivo de reducir los salarios locales (violando, a menudo, las mismas reglas capitalistas), los trabajadores LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 488 19/5/09 19:38:01 489 NEOZAPATISMO, MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA multinacionales no solamente llevaban consigo sus expe- riencias de luchas creando comunidades tnicas de ayuda mutua, sino que, en interaccin con la fuerza de trabajo local y con las nuevas relaciones de produccin, apren- dieron nuevas formas de luchas que a menudo devolvie- ron a sus pases de origen. LA CRISIS DE LA JERARQUA CAPITALISTA GLOBAL SURGIDA EN LA SEGUNDA POSGUERRA Durante unos aos cerca de un cuarto de siglo, estos conictos fueron manejables, pero con el tiempo acabaron desgarrando el orden de la Segunda Posgue- rra. En el Primer Mundo, las luchas de los trabajadores no-asalariados apuntalaron las de los trabajadores asala- riados, rompiendo la relacin entre salario y producti- vidad que dena la parte superior de la jerarqua inter- nacional de los ingresos. En el Tercer Mundo, las luchas de los campesinos no-asalariados y de los trabajadores salariados rompieron la capacidad de las corporaciones multinacionales de oponerlos a los trabajadores mejor pagados del Primer Mundo. En el Segundo Mundo del eje chino-sovitico, la resistencia encubierta contra la represin del estado policial carcomi la planicacin estatal de la explotacin. En el campo y en la ciudad, la gente dej de proporcionar imaginacin y creatividad al Estado volviendo inviables las soluciones tcnicas a los problemas polticos y las concesiones de tipo keynesia- no. Para nales de los aos sesenta y principio de los setenta, esas luchas haban generado una crisis que se LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 489 19/5/09 19:38:01 490 HARRY CLEAVER prenda como fuego en el mundo capitalista del Oeste y tambin del Este. CONTRATAQUE Y AUGE DEL NEOLIBERALISMO La respuesta capitalista se concret en una serie de medi- das especcas: el abandono de los acuerdos de Bretton Woods y del sistema de cambios jos; el empleo de la inacin contra los salarios reales en la comida y en los energticos; el miedo a una guerra nuclear (que antici- paba el actual empleo del miedo al terrorismo); las dis- posiciones contra los trabajadores inmigrantes, especta- culares alzas en las tasas de inters sobre la deuda y, a principio de los aos ochenta, una depresin global con la cada del comercio y el alza del desempleo. En el Pri- mer Mundo, la macroeconoma keynesiana fue reempla- zada por el monetarismo (el ataque a la inacin a partir de una reduccin del ujo de dinero, pero detrs de la inacin estaban los salarios) y despus por la econo- ma de la oferta (en ingls, supply side economics), es decir, la agresin directa contra los sindicatos, los salarios, el bienestar y los derechos adquiridos, como las prestacio- nes de seguridad social. Todas estas medidas iban asocia- das a la desregulacin, a la privatizacin y a una agenda social conservadora para restaurar la autoridad patriarcal y disciplinar a las mujeres y a los nios, eliminando los derechos de aborto, imponiendo exmenes en las escue- las y convirtiendo la ayuda nanciera a los estudiantes en prstamos. En el Tercer Mundo y en el Segundo despus de la LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 490 19/5/09 19:38:01 491 NEOZAPATISMO, MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA cada del muro de Berln, el desmembramiento del im- perio sovitico y el aplastamiento de los movimientos democratizadores en China, la iniciativa capitalista tom la forma de una crisis masiva de endeudamiento, la implementacin de medidas de austeridad y la priva- tizacin de las compaas estatales, que fueron vendi- das al capital privado para subir las ganancias rebajando drsticamente los salarios y las retribuciones. Se asista, asimismo, a la apertura comercial, a la liberalizacin del ujo de capitales, al creciente poder de las compaas multinacionales y a la institucionalizacin de las nuevas reglas de libre comercio a travs de acuerdos regiona- les, como el Tratado de Libre Comercio para Amrica del Norte o, a nivel global, la Organizacin Mundial del Comercio (OMC). Todo esto fue racionalizado con la re- signicacin de una ideologa decimonnica a la que pronto se le dio un nombre preciso: neoliberalismo. Conforme se implementaban esas polticas en el Norte y en el Sur, en el Este y en el Oeste, las diferen- cias entre las teoras y las polticas aplicadas en lo pases industrializados y en los llamados subdesarrollados se iban esfumando. Inicialmente aplicadas de manera des- carada en Amrica Latina en el curso de la crisis nan- ciera de los aos ochenta, despus de manera todava ms cruel en Europa oriental, en Rusia y en varias repblicas ex socialistas en los aos noventa y, gradualmente, en los mismos pases industrializados, esas polticas acabaron forjando un nuevo orden capitalista mundial. Aun cuan- do segua habiendo estrictas jerarquas trabajadores asalariados y no asalariados, ricos y pobres, pases con ms o menos contaminacin, etctera, ese orden se es- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 491 19/5/09 19:38:01 492 HARRY CLEAVER taba conformando a partir de un conjunto ms o menos homogneo de teoras, estrategias y polticas. EL ZAPATISMO CONTRA EL NEOLIBERALISMO La existencia de estas teoras y polticas de corte unitario y la lmpida comprensin que los zapatistas lograron de ellas son factores que contribuyeron a que su discurso contra el neoliberalismo en Mxico entrara en sintona con otras personas involucradas en las luchas contra po- lticas anlogas en otras partes del mundo. En el curso de los Encuentros Continentales por la Humanidad y contra el Neoliberalismo (verano de 1996), la discusin puso rpidamente en claro que si en Inglaterra el neoliberalis- mo tena cara de thatcherismo, en los Estados Unidos se mostraba como reaganomics, etctera. Fueron los propios capitalistas con sus generalizaciones tericas y polticas quienes crearon la posibilidad de que el grito zapatista un no! resonara ampliamente, impulsando muchos ses! en el resto del mundo. Fue entonces cuando el capital global lanz la Cuarta Guerra Mundial para aplastar o subordinar nuestras luchas. Ahora nos toca ganar esa guerra y liberarnos de una vez por todas. Algunos se acercan a la nueva situacin a partir de paradigmas teorticos y polticos muy conocidos, pero desprovistos de todo atractivo, y adems obsoletos, ya que se remiten a las antiguas derrotas. Los marxistas or- todoxos, con su partido de la clase obrera que sinteti- zara diferentes puntos de vista, ofrecen un ejemplo. Los anarquistas que siguen repitiendo su mantra de acabar LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 492 19/5/09 19:38:01 493 NEOZAPATISMO, MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA con el Estado, supuestamente a nivel nacional e inter- nacional, brindan otro. Una nueva teorizacin de esta nueva homogeneidad capitalista que ha intentado buscar un enfoque ms in- novador es el concepto de Imperio post-imperialista de Michael Hardt y Antonio Negri. Estos autores sealan la irrupcin de un cambio en la soberana, que correspon- de a la subordinacin del Estado a las empresas multina- cionales para preservar un mundo en que el capital pue- da moverse libremente para reorganizarse y contrarrestar las pautas cambiantes y las desiguales intensidades de las diferentes luchas. Ellos y otros intentaron comprender la mezcolanza de oposicin y armacin, aquella com- binacin de un no! y muchos ses! en trminos de la multitud constituyente y ordenadora del mundo de que hablaba Spinoza. Desafortunadamente, sus propues- tas, en el plano de la organizacin, han sido imprecisas y ambiguas en el mejor de los casos. Al margen de todo enfoque terico, para abordar la cuestin de la organizacin es preciso primero reconocer la existencia de un enemigo comn e identicarlo; se- gundo, admitir la posibilidad de que convivan diversos proyectos de autonoma complementarios en las luchas contra ese enemigo comn, aun cuando puedan cons- truir su futuro siguiendo diferentes caminos. En pocas anteriores, la existencia de un enemigo comn no era tan evidente ante la diversidad de medios y mtodos. Hoy, la nica cara del capital es la neoliberal, de manera que es fcilmente identicable. La organizacin poltica debe, evidentemente, seguir esbozndose de una forma LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 493 19/5/09 19:38:01 494 HARRY CLEAVER reconocible por todos, pero gracias al propio capital y a la vivida prosa de los zapatistas, esa es la parte fcil. LA SEXTA, LA OTRA CAMPAA Y LA BSQUEDA DE UNA NUEVA POLTICA Nos queda ahora la parte ms difcil: imaginar y construir las formas para lograr la complementariedad entre dife- rentes luchas autnomas, es decir, la poltica de nuestro movimiento de movimientos. Nuestras luchas por lograr formas autnomas de vida se fraguan siempre en luga- res especcos, en conjuntos especcos de relaciones y en sectores especcos de la jerarqua internacional de ingresos y de poder que el capital impone en el mundo. Nuestras luchas no son complementarias de una manera automtica; en efecto, a menudo son contradictorias o recprocamente indiferentes y, por lo mismo, aisladas las unas de las otras. Una solucin muy parcial ha sido unir fuerzas contra el enemigo comn por parte de integrantes de muchsi- mas luchas diferentes. Este es el enfoque de las movili- zaciones internacionales que llevaron a decenas de miles de manifestantes en las calles contra la OMC, el FMI, el Banco Mundial o el G8. Los integrantes de diferentes luchas se pusieron de pie literalmente, hombro con hombro contra las instituciones del capitalismo neo- liberal. El xito de sus intentos se encuentra, en parte, en los cambios que podemos observar de los planes ca- pitalistas y, en parte, en las redes informales que surgen antes y durante las protestas. Estos encuentros lograron LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 494 19/5/09 19:38:01 495 NEOZAPATISMO, MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA vencer el aislamiento por lo menos temporalmente, y no solamente permitieron que los participantes se sintieran involucrados en otras luchas, sino que, gracias al trabajo en red, puso las bases para futuras acciones comunes. Por lo anterior, esas movilizaciones han sido exitosas. Al mismo tiempo, la participacin en las movilizacio- nes es desigual y costosa (tanto en un sentido monetario como humano) y, a pesar de que la comunicacin se da en la etapa de la organizacin y en la de la evaluacin, los benecios reales en trminos de desarticular la planica- cin capitalista o desbaratar las estrategias neoliberales han sido mnimos. Como sea, estas formas de lucha en red llegaron a su pice en 2001, en Gnova, al juntarse ms de 300 000 personas para protestar contra el G8 y sus polticas neoliberales. A pesar de una resistencia generalizada y de mltiples iniciativas autnomas, no ha habido otros encuentros masivos en los ltimos cinco aos. Pasamos, pues, por un muy necesario periodo de re- valoracin y exploracin de vas alternativas. Y ahora, qu? O, para usar la clsica formulacin de Lenin y de Chernichevsky: Qu hacer? Esta es la pregunta que for- mularon los zapatistas en la Sexta Declaracin de la Selva Lacandona, en el verano de 2005, y esta es la pregunta a la que todos tenemos que encontrar respuestas. Como corresponde a su costumbre de caminar preguntando, los zapatistas no proporcionaron la respuesta nal, sino nicamente una invitacin a encontrar la respuesta (o una serie de respuestas complementarias). Propusieron primero cambiar el terreno de la discusin (lejos del espectculo electoral) y despus buscar una forma de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 495 19/5/09 19:38:01 496 HARRY CLEAVER organizarnos para el cambio mediante encuentros con diversas personas que luchan en Mxico y, despus, por medio de la Otra Campaa. Mientras recorra su camino a lo largo y ancho de Mxico, desde Chiapas hasta la frontera norte en don- de encontr a la gente del otro lado, la Otra Cam- paa cre, en efecto, nuevos terrenos de discusin, nue- vas maneras de escuchar y de hablar, nuevas formas de intercambiar experiencias y reexiones sobre el pasado, el presente y los futuros posibles. Como es tpico de los encuentros zapatistas, nadie propuso un programa uni- cado que fuera adoptado por los organizadores o por los muchos, muchos participantes en las discusiones que tuvieron lugar en decenas de mtines. Sin embargo, en su conjunto, aquel proceso constituy un acto poltico trascendente, mucho ms trascendente, si bien menos espectacular, que el de las elecciones presidenciales for- males con todo su fraude y sucesiva contestacin por parte de AMLO y del PRD. No solamente desconozco otros ejemplos parecidos de campaas nacionales de discusin e intercambio de experiencias a nivel de base, sino que no conozco, desafortunadamente, ningn otro grupo, adems de los zapatistas, con el poder de convocatoria o siquiera el inters de llevar a cabo una campaa as. La crtica y el rechazo de la Otra Campaa de parti- cipar en la arena electoral, ya sea a favor del PRD antes de las elecciones o en protesta contra el fraude PANist- PRIista despus, fue un punto sensible que hizo enojar a muchos que haban escogido precisamente ese terre- no de lucha. Sin embargo, los eventos que se desarrollaron despus, desde la despiadada violencia estatal en Atenco LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 496 19/5/09 19:38:01 497 NEOZAPATISMO, MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA hasta la rebelin popular en Oaxaca, a la represin que sigui, la bancarrota de los partidos polticos institucio- nales incluido el PRD se comprueba constantemente en la medida en que, o se quedan atrs o, de plano, parti- cipan en la represin de quienes luchan a nivel de base. Ahora la Fase Uno de la Otra Campaa se acab y una nueva est empezando. sta incluir un nuevo En- cuentro Intercontinental en Chiapas en el verano de 2007, en el cual, sospecho, los zapatistas compartirn con compaeros de todo el mundo su experiencia y las leccio- nes que sacaron de sus muchas discusiones en Mxico. En n, creo que lo que organizaron los zapatistas debe ser reproducido, de una u otra forma, en todo el mundo. Ne- cesitamos comprometernos a nivel local y global con los mismos tipos de discusin, tenemos que compartir las experiencias, evaluar los xitos y las limitaciones de ideas y esfuerzos anteriores sobre qu hacer. Y es que para la cuestin Qu hacer? no existe una respuesta fcil. Si realmente nos proponemos construir nuevos mundos, no estamos hablando solamente de en- contrar nuevas formas de hacer poltica, sino que esta- mos planteando la reorganizacin de toda la sociedad. Mientras la discusin global y la bsqueda de estrategias complementarias se dan en funcin de la globalizacin capitalista, tambin tenemos la posibilidad de discutir, interrogar y aprender de otros proyectos alternativos y autnomos de reorganizar cada aspecto de la vida. Esto incluye las formas de cultivar y consumir la comida; cmo confeccionar textiles y vestidos; resolver el proble- ma de la vivienda y fabricar los objetos que necesitamos; ocuparnos de nuestra salud, de nuestros cuerpos y de LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 497 19/5/09 19:38:01 498 HARRY CLEAVER sus relaciones; aprender a usar las computadoras y el sa- ber; reparar los daos hechos a la Tierra, a los ocanos, a la atmsfera y a nosotros mismos... Aadimos que ya existe una cantidad de enfoques alternativos sumamen- te interesantes para cada uno de estos problemas y una multiplicidad de esfuerzos coordinados para cambiar todas esas cosas de manera simultnea, como en las co- munidades zapatistas y en otras comunidades indgenas. Innovaciones como las Juntas de Buen Gobierno o la APPO no son modelos para ser imitados, sino ejemplos en pequea escala de una reconstruccin concreta de re- laciones econmicas, polticas y sociales. Las situaciones locales se encuentran ya material- mente entrelazadas, tanto por los circuitos del capital, como por nuestros propios esfuerzos. Algunos vnculos pueden y deben ser rotos. Por ejemplo, Mxico no nece- sita el maz crecido en Iowa con subsidios del gobierno de Estados Unidos para sus tortillas. Necesitamos pasar del libre comercio al comercio justo, que excluye a los intermediarios explotadores y se destina a las ne- cesidades de las comunidades y no a la ganancia. Para alcanzar el poder de provocar estas reconguraciones, necesitamos encontrar la manera de reorganizar nuestros vnculos regionales e internacionales, y para esto, nece- sitamos exactamente el tipo de discusiones organizadas por la Otra Campaa, slo que a nivel global. Necesita- mos, en otras palabras, una Otra Campaa Global. En lugar de gastar nuestra energa poltica en la poltica for- mal electoral como lo hicieron muchos en Mxico en 2006, y tambin en los Estados Unidos en las elecciones de medio trmino, aguijoneados por polticos profesio- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 498 19/5/09 19:38:01 499 NEOZAPATISMO, MOVIMIENTOS INDGENAS Y AUTONOMA nales lanzados a la carrera hacia las elecciones presiden- ciales de 2008, necesitamos, como lo han hecho los zapatistas, crear nuevos terrenos de discusin muy dife- rentes para encontrar la manera de pelear fuera y contra la camisa de fuerza electoral en la que el capital intenta amarrarnos. Para quienes nos encontramos en los Estados Uni- dos, los paralelos entre la situacin actual en Mxico y la del pasado reciente son claros de manera preocupante. Los actuales regimenes represivos en Mxico, primero los del PRI y ahora los del PAN, y en los Estados Unidos, la administracin de George W. Bush proporcionan a los polticos de oposicin (el PRD en Mxico, los demcratas en los Estados Unidos) la justicacin para asustarnos y presionarnos para votarlos con la esperanza de que si son elegidos no sern tan represivos y, si tenemos suerte y las circunstancias lo permiten, reducirn circunstan- cialmente la represin y mejorarn los servicios. Pero, incluso si ganan, la experiencia muestra que las probabi- lidades de llevar a cabo cambios son mnimas y lo nico que hacen es canalizar todas nuestras energas y esperan- zas hacia las estructura pseudos-democrticas que nos alejan de imaginar lo que podra ser una democracia real y de construir nuevos enfoques para el control autno- mo de nuestras vidas. Miles de personas en las comuni- dades zapatistas pudieron liberarse de esas distracciones e ilusiones empleando sus energas y esperanzas de una manera ms fructfera; tenemos que aprender de sus lo- gros e imaginar cmo hacer algo parecido. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 499 19/5/09 19:38:01 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 500 19/5/09 19:38:01 501 LA REBELIN ZAPATISTA EN HILO DEL TIEMPO ELEMENTOS PARA LA REFLEXIN CLAUDIO ALBERTANI Hace mucho tiempo, el poeta Antonin Artaud se fue a la Sierra Tarahumara en bsqueda del Edn. Esperamos de Mxico un nuevo concepto de revolucin escri- bi y un nuevo concepto de Hombre que servir para alimentar con su vida mgica la ltima forma de huma- nismo. vido de absoluto y con la mente devastada por las tempestades de sueos exaltados, Artaud no pudo satisfacer su sed de absoluto; sin embargo, sus palabras no eran tan absurdas. Tierra de grandes contrastes e injusticias inmemora- bles, crisol de pueblos y culturas, en Mxico las formas ms sosticadas de capitalismo se cruzan con el subde- sarrollo, una pobreza vergonzosa y la obstinada resisten- cia de las civilizaciones mesoamericanas. Hacia nales del siglo XX, lleg precisamente de Mxico un llamado nada mstico a buscar el camino que conduce a ese gran territorio imaginario que llamamos futuro.
LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 501 19/5/09 19:38:02 502 CLAUDIO ALBERTANI 1. El primero de enero de 1994, mientras en los altos crculos nancieros se celebraba la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte, la mega mquina capitalista enfrent uno de sus peri- dicos estorbos provocados por el usual e insoportable factor humano. Organizados en el entonces desconocido Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN), miles de indgenas mayas, hombres y mujeres, con el rostro oculto por pasamontaas, armados tan slo con fusiles rudimentarios, llegaron como el viento en siete muni- cipios de Chiapas. Marginados del universo radiante del consumo, ig- norados por las estadsticas, admitidos en la conciencia nacional slo como vestigios arqueolgicos o atraccin turstica, los mayas se levantaron para decir: ya basta! Basta de miseria, basta de injusticia, basta de ceguera, basta de silencio. El gobierno mexicano se apresur a declarar que slo era una revuelta de indgenas monolinges, limitada a cuatro municipios del altiplano. Sin embargo, y por una paradoja tpica del mundo actual, aquellos hombres y mujeres rebeldes se volvieron pronto el espejo no slo de Mxico, sino del mundo entero. Armados igualmente de irona y de espritu visionario, los mayas de Chiapas enar- bolaban la bandera de una nueva democracia para todos, que no tardaran en llamar intergalctica. Y es que el EZLN no era una guerrilla tradicional de corte guevarista o marxista-leninista, ni un movimiento nacionalista; mucho menos una reedicin de las guerras de casta del siglo anterior. No haba mesas ni redentores a la vista. Tampoco vrgenes milagrosas. Y no haba odio. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 502 19/5/09 19:38:02 503 LA REBELIN ZAPATISTA EN HILO DEL TIEMPO Raramente un movimiento revolucionario se haba asomado a la historia de una manera tan inesperada: ningn servicio secreto de los muchos que espan nues- tras vidas haba imaginado que algo radicalmente nuevo pudiese surgir despus del hundimiento del bloque (mal llamado) socialista y del tan cacareado n de la historia. Raramente un movimiento revolucionario se haba mos- trado tan consciente de la necesidad de comunicar, de escuchar y de ser escuchado. Los zapatistas proponan de s mismos numerosas y clarsimas deniciones en negativo: no somos un parti- do, no somos una guerrilla, tampoco un ejercito tradi- cional. Rechazaban, adems, el proyecto revolucionario dominante del siglo XX: la toma del Estado y su gestin por parte de una elite iluminada. Ricas de paradojas, sus acciones transmitan la fuerza de los dbiles ante los po- derosos y la urgencia de construir un futuro diferente para todos. 2. Surgida en el momento culminante del neoliberalis- mo, la rebelin zapatista anunciaba el principio de una poca. Circunstancias singulares haban incitado a los re- beldes a evitar los errores de las revoluciones pasadas: la globalizacin, el n de la guerra fra, la cercana con Estados Unidos y tambin con Centroamrica, donde las recientes experiencias insurreccionales haban dejado heridas dolorosas. Ahora los zapatistas tomaban las armas, no para adue- arse del poder, ni para ejercer la violencia resentida de los perdedores, sino para narrar al mundo la absurdidad de su condicin de hombres y mujeres constantemente LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 503 19/5/09 19:38:02 504 CLAUDIO ALBERTANI invitados a aderezar la rica mesa de la modernidad slo para enterarse de que ni las sobras quedan. Si en un primer momento, los armados de verdad y de fuego pusieron patas arriba a la duodcima economa del mundo gloria del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial pronto se volvieron el sntoma de una nueva sensibilidad, la principal referencia, no de los nostlgicos del pasado, sino de los nostlgicos del futuro. Fueron sucientes unas cuantas, brillantes acciones de guerra una guerra que prepararon durante diez aos y que dur doce das para derribar los castillos de naipes del neoliberalismo y mostrar, una vez ms, que el rey estaba desnudo. Mxico y el mundo entero respondieron al llamado con movilizaciones masivas y el gobierno no pudo lle- var a cabo sus planes represivos. Se callaron entonces los fusiles de enero para abrir paso a otra lucha. En una so- ciedad dominada por la mentira, los indgenas rebeldes realizaron la hazaa de recuperar la palabra autntica. Contra la exclusin y la xenofobia, anunciaron la llegada de un mundo que contiene muchos mundos y procla- maron: para todos, todo. Nada para nosotros. Sus palabras fueron escuchadas en muchas partes del mundo. Por qu? A diferencia de otros, los neoza- patistas no buscaban adeptos; no ofrecan el carn de un partido ni una nueva ideologa. Radicalmente desen- cantados con respecto a las corrientes polticas fundadas en la proclamacin de un ideal, de una ciencia o de un programa, se presentaron al mundo como algo conscien- temente diferente y no slo posterior a las guerrillas de Amrica Latina. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 504 19/5/09 19:38:02 505 LA REBELIN ZAPATISTA EN HILO DEL TIEMPO Adems de criticar a los partidos tradicionales, re- chazaban la idea misma de vanguardia, armada o no. El poder, decan, no es un objeto para tomarse, sino una relacin social por construir. La famosa ley sobre las mujeres que emitieron al nal de 1993 poco antes de la rebelin indicaba que ha- ban emprendido una reexin profunda sobre cuestiones de gnero y sobre las relaciones entre seres humanos. Sin aspirar a detener el monopolio de la verdad, toca- ban las cuestiones centrales de nuestro tiempo: el n de la civilizacin del dinero, la abolicin de todo poder separa- do, la democracia directa. Una paradoja ms es que les tocara a los mayas de Chiapas a quienes los antroplogos catalogan como un pueblo conservador iniciar el primer movimien- to de importancia mundial contra el neoliberalismo, o sea, el ms reciente avatar del viejo monstruo capitalista. Por qu? Las razones son mltiples y tienen que ver con los nuevos escenarios internacionales y con las corrien- tes subterrneas de la historia local. 3. El EZLN naci hacia 1983, cuando algunos militantes de una organizacin poltico-militar de corte marxista- leninista abandonaron la capital mexicana con la idea de crear un foco de guerrilla. Era la poca de la victoria sandinista en Nicaragua y de la guerra de exterminio en Guatemala. El esquema era sencillo; la certidumbre, ab- soluta. Como vanguardia, su tarea era elaborar la lnea correcta, que las masas iban a seguir con inevitable entusiasmo. El contacto con las comunidades mayas tzeltales, tzotziles, tojolabales y choles produjo algo LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 505 19/5/09 19:38:02 506 CLAUDIO ALBERTANI muy diferente y los improvisados evangelizadores acaba- ron siendo evangelizados. Las certidumbres se transfor- maron en dudas, y el EZLN naci de un descubrimiento recproco en que, poco a poco, el elemento material, las relaciones humanas, la prctica cotidiana empezaron a prevalecer sobre el elemento doctrinal, los prejuicios, las frmulas importadas. La nueva situacin se deba a la comprensin de que la perspectiva revolucionaria es ajena a todo modelo pre- constituido y se produce slo a partir de un tejido de relaciones colectivas como liberacin en proceso. Los mayas, por su parte, comprendieron que era pre- ciso ir mucho ms all de las comunidades tradicionales en que haban crecido. Comprendieron que no posean una mtica e incontaminada comunidad real, sino la conciencia de su necesidad. La consecuencia era eviden- te: ya no se trataba de desenterrar el pasado, sino de cons- truir algo nuevo, algo que todava no exista ms que en forma embrionaria. Un puente entre las comunidades tradicionales del altiplano y esa perspectiva de transformacin ms amplia lo tendieron los indgenas que, expulsados por diferentes razones de las comunidades de origen, haban emigrado a la Selva Lacandona, en busca de una nueva vida. En la Selva, debido al reposo originario que prevale- ce, el pensamiento puede replegarse sobre s mismo y re- construir con lucidez lo esencial, escribi el revoluciona- rio guatemalteco Mario Payeras. La selva, sin embargo, ya no era el universo fascinante y misterioso que nos haban revelado las novelas de B. Traven. El tiempo cclico de la naturaleza entraba ahora en ruta de colisin con el tiem- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 506 19/5/09 19:38:02 507 LA REBELIN ZAPATISTA EN HILO DEL TIEMPO po irreversible de la mercanca, produciendo una suerte de volcn social donde se ocultaban contradicciones anti- guas y nuevas en espera del inevitable cataclismo. En esta situacin, los indgenas migrantes compren- dieron rpidamente que para no perder la costumbre, te- nan que transformarse y que, de paso, era preciso cambiar el mundo. Evitando resguardarse en la mera preservacin identitaria, los mayas rebeldes reexionaron sobre sus propias estructuras sociales, rechazaron el patriarcado y abrieron espacios de participacin para las mujeres. Ya zapatistas, descubrieron que la armacin de sus propias particularidades pasaba necesariamente por el recono- cimiento de todas las particularidades, no nicamente tnicas, sino tambin sexuales, sociales, culturales y de costumbre. Eso implicaba ir ms all de todo localismo e indianismo y, por lo mismo, armar valores universales (ms no universalistas): justicia, libertad, democracia. 4. No nos dejen solos!, este fue el dramtico llama- do lanzado por la hoy fallecida comandanta Ramona en aquel lejano febrero de 1994. La respuesta fue contun- dente y novedosa. En Mxico pero tambin en Euro- pa, Estados Unidos y ms tarde en Amrica del Sur, se crearon redes que ya no le apostaban a la solidaridad tradicional, sino a una relacin compleja y cautivante y a la construccin de un camino comn. Y es que, relacionando su liberacin con la de los otros excluidos, los zapatistas proclamaban que el sub- desarrollo de las zonas perifricas est determinado por la penuria de las mismas mercancas, cuya abundancia envenena el llamado bienestar de las metrpolis impe- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 507 19/5/09 19:38:02 508 CLAUDIO ALBERTANI riales. Y descubran el secreto de la crtica radical: la ne- cesidad de ir ms all de la economa y de la poltica rearmando la revolucin como una cuestin social. Para eso ofrecan un patrimonio sorprendentemente adecuado a las necesidades de nuestro tiempo: el antiguo arte de la resistencia, una prodigiosa capacidad de autono- ma y una relacin con la naturaleza que se teje a partir de la armona, de las relaciones fundadas en la reciprocidad, en la circulacin de las ideas y los seres humanos. El mensaje que nos llegaba de la selva era claro: hoy no se trata ya de dirigir ni tampoco de ser pilotos invisi- bles. Lo importante es crear situaciones de ruptura, abrir paso a otra sociabilidad, estimular encuentros, favorecer la autonoma individual y colectiva. Haba que participar, sumarse a la gran y polifnica orquesta de la resistencia, contribuir a la construccin de redes que modiquen el curso de la historia. A partir de estas propuestas, la Selva Lacandona se volvi rpidamente una suerte de gran laboratorio don- de se pensaban, se decan y se hacan cosas importantes. Empez as un ir y venir de hombres y mujeres de todo el mundo para escuchar, conversar y entenderse unos a otros. Naci asimismo la idea de los encuentros intercon- tinentales por la humanidad y contra el neoliberalismo (Chiapas, 1996; Estado Espaol, 1997), principal ante- cedente del movimiento contra la globalizacin neolibe- ral y contra la guerra que explotar en los aos siguientes en Seattle y en Gnova.
5. Siempre apasionantes y singulares, las iniciativas za- patistas nacan de consideraciones precisas, en parte ela- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 508 19/5/09 19:38:02 509 LA REBELIN ZAPATISTA EN HILO DEL TIEMPO boradas gracias al innegable aporte del subcomandante Marcos. Mximo dirigente militar, ste haba sido nom- brado subcomandante porque entre los zapatistas, la funcin militar es subordinada a la funcin civil. Des- pus de la insurreccin de enero, Marcos se volvi tam- bin el principal vocero de las comunidades rebeldes, ya que mostraba una gran habilidad en el uso del espaol, idioma que los mayas hablan poco. Traducidos a decenas de idiomas, los comunicados y las numerosas entrevistas del Sup tuvieron una funcin de- cisiva en la difusin del neozapatismo. Es claro que su lenguaje cautivante no sali confeccionado y listo para el uso, ni fue, tampoco, una mera transposicin de las formas expresivas de los indgenas. Se forj en el tiem- po gracias al encuentro entre los muchos mundos que conforman el universo espiritual de las comunidades en resistencia. Fragmentos de aquel lenguaje se pueden en- contrar en el Popol Vuh, en las profecas del Chilam Balam, en los auspicios de los cruzobs, en el mundo al revs de los rebeldes de Cancuc, en el murmullo de las cajitas parlantes de San Juan Chamula, en el grito de los colga- dos, en el clamor de los refugiados guatemaltecos en fuga del genocidio y tambin en las revueltas metropolitanas de los aos setenta. A Marcos le corresponde el mrito histrico de ha- berle dado forma al rompecabezas. Surgi as un poeta, adems de un dirigente poltico; no un soador inocen- te, sino un estratega de la subversin que saba asociar la poesa con la revolucin. Sacando a relucir la contribu- cin de los pueblos indgenas y aclarando que mientras produce miseria y destruccin, la globalizacin tambin LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 509 19/5/09 19:38:02 510 CLAUDIO ALBERTANI crea nuevas posibilidades de comunicacin e interac- cin, los textos del subcomandante ayudaron a hilar el hilo de la crtica social. Marcos asumi hasta el fondo su funcin de vocero de las comunidades rebeldes que la industria cultural, siem- pre en busca de nuevos estereotipos, no tard en otorgar- le. Sin embargo, la que pareca una victoria indiscutible revel rpidamente sus graves limitaciones. Es posible ganar la batalla de la palabra autntica en el terreno del adversario? El tiempo lo dir. Sumergido en su funcin de conciencia crtica del mundo, el Sup empez a asumir actitudes autoritarias que no coincidan con el discurso libertario que l mismo haba contribuido a crear.
6. Al intentar un balance de la experiencia zapatista, no podemos quedarnos en el mbito del discurso ni limitar- nos a la gura de Marcos. Adems de plasmar dirigen- tes, las revoluciones sociales crean instituciones propias que, invariablemente, se contraponen al viejo mundo. En Chiapas, esto dio lugar a la fundacin de municipios autnomos, verdaderos espacios de poder alternativo contra el sistema social basado en la dictadura de la eco- noma y del Estado. Es aqu donde radica la principal contribucin zapatista. Es necesario recordar que la lucha por la autonoma no es una invencin de los zapatistas, sino una antigua rei- vindicacin del movimiento indgena mexicano y con- tinental. Al mismo tiempo, es evidente que las comuni- dades en resistencia avanzaron mucho en ese camino, recibiendo solidaridad, apoyo y los elementos para con- vertirse en una fuerza de tipo nuevo. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 510 19/5/09 19:38:02 511 LA REBELIN ZAPATISTA EN HILO DEL TIEMPO El 12 de octubre de 1994, hubo en San Cristbal una de las primeras manifestaciones de masa a favor de la autonoma. 224 organizaciones independientes declara- ron la creacin de 6 regiones autnomas: Los Altos, Sel- va Tzeltal, Valle Tzeltal, Frontera, Norte y Centro. Unas cuantas semanas despus, entre el 11 y el 18 de diciem- bre, el EZLN lanz la operacin Paz Con Justicia y Dignidad para los Pueblos Indgenas, tomando posicin en 38 muni- cipios de Chiapas declarados municipios rebeldes, nombrando autoridades propias y armando nuevas divi- siones territoriales. El gobierno contest, poco despus, con la invasin militar de la selva (9 de febrero de 1995). La masacre fue detenida slo gracias a una nueva y providencial interven- cin de la sociedad civil nacional e internacional. Fraca- sado el intento de detener a la comandancia zapatista, se reanudaron las conversaciones de paz y, al cabo de rspi- das negociaciones, el 16 de febrero de 1996, se rmaron los Acuerdos de San Andrs Larrinzar (que los indgenas llaman San Andrs Sakamchen de los pobres). Producto de un largo debate en que intervinieron re- presentantes de las principales etnias indgenas de Mxico, el ncleo de los Acuerdos tena que ver con la autonoma: autonoma territorial, autonoma poltica y autonoma cultural, es decir, la posibilidad de administrar la justicia, elegir autoridades y acceder a los recursos econmicos y naturales. Acto seguido, el gobierno de Ernesto Zedillo desco- noci los compromisos adquiridos y fortaleci los grupos paramilitares, que pronto iban a cometer masacres espan- tosas, como la de Acteal (22 de diciembre de 1997). En LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 511 19/5/09 19:38:02 512 CLAUDIO ALBERTANI esta situacin, el EZLN no tuvo ms opcin que retirarse de las plticas y reforzar la defensa de las comunidades. La victoria de Vicente Fox en las elecciones presi- denciales de 2000 y el n del rgimen del partido nico dejaron entrever la posibilidad de un nuevo comienzo, pero fue una esperanza de corta duracin. Despus de la triunfal marcha zapatista (marzo de 2001), incluso el PRD se uni al PRI y al PAN para aprobar la ley burla sobre la autonoma en las regiones indgenas que anulaba la va institucional. Con la ayuda de la solidaridad internacional y el apoyo del propio EZLN, las comunidades rebeldes duplicaron en- tonces sus esfuerzos para crear estructuras de autogobierno, cooperativas, sistemas de salud y de educacin alternativa. Adems de progresar materialmente, crearon ncleos de contrapoder que, sin hacer demasiado ruido, ponan en prctica los principios de autonoma, democracia directa y ayuda mutua. En 2003, despus de una larga reexin interna, las comunidades decidieron separar denitivamente las es- tructuras militares de las estructuras civiles, anar los me- canismos de rotacin de los cargos y reestructurar las relaciones de la solidaridad internacional. Instituyeron entonces unos nuevos organismos de coordinacin lla- mados Juntas de Buen Gobierno, sustituyendo los cinco Aguascalientes (espacios de encuentro con la sociedad civil creados en 1994) con otros tantos Caracoles que, independientemente de las vicisitudes de Marcos y del EZLN, perduran como slidos bastiones de la autonoma y la resistencia indgena. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 512 19/5/09 19:38:03 513 LA REBELIN ZAPATISTA EN HILO DEL TIEMPO 7. El 19 de junio de 2005, el vocero del EZLN declar la alerta roja en territorio zapatista, lo cual implicaba cerrar los Caracoles y suspender la cooperacin internacional. El grave gesto sorprendi a la sociedad civil mexicana, as como a las redes de la solidaridad nacional e inter- nacional y a los propios militantes del EZLN (la organiza- cin civil zapatista recientemente disuelta por el propio Marcos). La ltima alerta roja se remontaba a la masacre de Acteal, por lo cual muchos teman una nueva ofensiva contra las comunidades indgenas. Sin embargo, la di- reccin del EZLN precis pronto que slo estaba toman- do medidas defensivas y reiteraba su respeto del alto al fuego, en vigor desde el 12 de enero de 1994. Qu haba pasado? Nada particularmente grave. En los das siguientes, Marcos public una larga serie de textos en los que analizaba la coyuntura poltica. Se acercaban las elecciones presidenciales y el Sup abra el fuego contra los principales partidos polticos y particu- larmente contra el PRD y su candidato, Andrs Manuel Lpez Obrador (AMLO). ste era objeto de una dura re- quisitoria: huevo de la serpiente, caballo de Troya del imperialismo, neoliberal camuado. Era normal que Marcos le reprochara al PRD la trai- cin de 2001 (en la que, por cierto, AMLO no estaba im- plicado), pero desconcertaba su inusual violencia ver- bal. Poco despus, lleg la Sexta Declaracin de la Selva Lacandona, un documento de amplio respiro donde la direccin del EZLN volva a denunciar la descomposicin de la clase poltica mexicana, reiteraba el carcter ind- gena del movimiento zapatista y recorra sus principales vicisitudes. Agotado el dilogo, disipada la relacin con LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 513 19/5/09 19:38:03 514 CLAUDIO ALBERTANI la izquierda parlamentaria, no quedaba ms que buscar abajo y a la izquierda, sumarse a las luchas de los tra- bajadores urbanos y rurales, as como a la abigarrada ga- laxia de movimientos marginales. Segua una apasionada reivindicacin del Che Gue- vara, que volva a las races marxistas-leninistas del EZLN y un saludo a los pueblos latinoamericanos, a la revolu- cin cubana, a la Europa social y a los hermanos de Asia, frica y Oceana. El texto lanzaba tambin un llamado a redactar una nueva constitucin para garantizar las demandas fun- damentales del pueblo mexicano y defender al dbil frente al poderoso. Aqu surge una duda: realmente el pueblo mexicano necesita una nueva victoria de papel? Y adems: quin elaborara la nueva Constitucin? En ausencia de una revolucin social, aquellos mismos pol- ticos tramposos, justamente estigmatizados por Marcos. Por ltimo, el EZLN propona lanzar Otra campaa junto a las organizaciones de la izquierda no electoral, los pueblos indgenas, las organizaciones sociales, las ONG y todos los que mujeres, hombres, ancianas y nias se adhirieran a ttulo personal. Entre enero y junio de 2006, Marcos ahora nombra- do delegado Zero emprendi, prcticamente solo, una gira paralela a la de los candidatos presidenciales, con el objetivo de tender puentes dentro y fuera de Mxico para construir una nueva forma de hacer poltica.
8. La propuesta central de la Otra, sustraerse al abrazo mortal del PRD, auscultar al Mxico profundo y construir un polo de lucha anticapitalista, era atractiva. Muchos LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 514 19/5/09 19:38:03 515 LA REBELIN ZAPATISTA EN HILO DEL TIEMPO la saludaron con satisfaccin, ya que en aos anterio- res Marcos haba entretenido relaciones ambiguas con el propio PRD (en el Intercontinental de 1996, muchos moderadores eran dirigentes de este partido) y, peor, con la izquierda institucional europea. Marginando las tendencias libertarias y antagonistas a favor de las insti- tucionales, la actuacin de Marcos haba contribuido a envenenar las relaciones entre las diferentes vertientes de las redes zapatistas. Un grave error fue prestarse al juego electoral, lo cual, a la postre, fue bien aprovechado por la derecha y su candidato, Felipe Caldern. El delegado Zero tena razn cuando sealaba que la profunda crisis econmi- ca, poltica y social de Mxico no se puede resolver en el cuadro del actual sistema poltico. Se equivocaba, sin embargo, al escoger a AMLO como el principal objetivo de sus crticas, en el mismo momento en que la derecha lo atacaba ferozmente presentndolo como un peligro para el pas. Segn Marcos, la amenaza ms grave que enfrenta- ban los movimientos sociales eran la propuesta de la izquierda institucional del PRD y de Lpez Obrador (en- trevista a la revista Rebelda, junio de 2006). En conse- cuencia, su indicacin para las elecciones era abstenerse, aunque nunca lo expres de manera abierta. En realidad, si bien sobraban los motivos para no vo- tar, tambin los haba para votar, ya que, con todos sus defectos, AMLO habra puesto cierto freno al saqueo neo- liberal y en todo caso no poda resultar peor que Calde- rn. Puesto que muchos se inclinaban por esta opcin: abajo y a la izquierda, lo importante era no convertir LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 515 19/5/09 19:38:03 516 CLAUDIO ALBERTANI el asunto en una cuestin de principios. En lugar de su- marse a la guerra sucia de la derecha contra AMLO, Mar- cos poda concederle el benecio de la duda (el mismo que en 2000 le haba concedido a Fox), concentrndose en la tarea de construir una izquierda autnoma. Lo que sigue es historia reciente. Despus de los tr- gicos hechos de Atenco, la Otra se qued en el DF lu- chando para obtener la liberacin de los presos. Mientras tanto, Marcos conceda entrevistas poco oportunas a las cadenas televisivas anti-AMLO, lo cual aument el des- concierto de millones de mexicanos. Hacia nales de la campaa electoral ocial, quedaba claro que los resulta- dos de la Otra eran modestos. Lejos de unicar al movi- miento social, la gira del delegado Zero haba multiplica- do las divisiones. Al desastre poltico se sumaban hechos ominosos, como la invariable presencia en los actos de la Otra de sectas estalinistas que exhiban el retrato del dictador, algo que iba en contra de todo lo dicho por los zapatistas durante ms de una dcada. 9. El 2 de julio, el cuadro poltico mexicano cambi de manera radical. Contra las previsiones de Marcos, Felipe Caldern fue proclamado ganador por un margen muy estrecho. Con tal de no perder el poder, la derecha ha- ba organizado un fraude descomunal que rpidamente obtuvo la adhesin entusiasta de Bush y de Rodrguez Zapatero (aquellos mismos gobernantes cuyos intereses servira AMLO, segn el descabellado anlisis de Marcos). El sbado 8 de julio, medio milln de personas se volcaron al zcalo para protestar. Una semana despus, eran un milln, y a nales de mes, dos millones. Empe- LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 516 19/5/09 19:38:03 517 LA REBELIN ZAPATISTA EN HILO DEL TIEMPO zaba un poderoso movimiento de resistencia civil que re- basa a AMLO, cuyo desenlace nadie puede prever. Dn- de estaba la Otra? Brillaba por su ausencia. Marcos dej en claro que los zapatistas no lucharan contra el fraude y hasta ahora ha mantenido su promesa. El tiempo aquilatar el peso de estos errores. La his- toria en todo caso no se acab. A pesar de las crticas que se pueden y deben hacer, el balance de la experien- cia zapatista es, en buena parte, positivo. Es verdad que los zapatistas no lograron plasmar un movimiento social comparable, por ejemplo, a los Sin tierra de Brasil, ni un movimiento indio de la talla de los de Bolivia y Ecuador. Sin embargo, siguen resistiendo y luchando. Gracias a ellos, el movimiento indgena mexicano se renov pro- fundamente y en diferentes partes del pas surgieron mu- nicipios autnomos que se inspiran en su experiencia. Adems de crear un discurso que refresc el debate de la izquierda independiente a nivel mundial, el mrito princi- pal de los zapatistas radica en la creacin de los Caracoles, que son un autntico sistema de autogestin antiestatal. Hoy las comunidades en resistencia persisten, en primer lugar, como un poder local. A pesar de muchos aos de guerra, siguen existiendo como un laboratorio de crtica social y un grandioso experimento humano: un experimento que sigue mereciendo la simpata y la solidaridad de los que valoran los destinos del mundo. Igual que antes, los mayas rebeldes siguen murin- dose de enfermedades curables (como la pequea gran Ramona, asesinada por la tuberculosis el 8 de enero de 2006). Muchos son torturados, encarcelados y desapare- cidos, pero la selva Lacandona ya no es nicamente un LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 517 19/5/09 19:38:03 518 CLAUDIO ALBERTANI territorio de olvido y tristeza en que se sobrevive a duras penas. Es tambin un ncleo creativo que rebasa las fron- teras regionales y nacionales para recibir la contribucin de las inteligencias y pasiones de todo el mundo. Con sus paradojas y ambigedades, la revolucin de los mayas hizo patente la necesidad de liberar las ener- gas creativas de los muchos mundos negados de la so- ciedad en que vivimos. Puso en marcha el primer asalto organizado y consciente contra el orden neoliberal y sus epgonos. Cre encuentros, relaciones, nexos, oportuni- dades. No es poca cosa. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 518 19/5/09 19:38:03 519 PERFILES CLAUDIO ALBERTANI es profesor de la Academia de Histo- ria y Sociedad Contempornea de la UACM y fundador del Centro Vlady de la misma universidad. Periodista y viajero, es autor de ensayos sobre las luchas indgenas en Guatemala, Chiapas y Oaxaca, as como sobre el mo- vimiento anarquista y los movimientos contra la globali- zacin neoliberal. MARTN BERGEL es historiador y profesor de Historia So- cial Latinoamericana en la Universidad de Buenos Ai- res (UBA). Ha publicado numerosos artculos y ensayos en revistas especializadas y libros en Argentina, Brasil, Espaa, Francia, Mxico y Per en torno a dos campos principales de investigacin: la historia de las ideas y los intelectuales argentinos y latinoamericanos en la primera posguerra, as como los nuevos movimientos sociales en la era de la globalizacin. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 519 19/5/09 19:38:03 520 PERFILES DANIEL BLANCHARD. Escritor, poeta, traductor. Militante del grupo Socialisme ou Barbarie, al lado de Cornelius Castoriadis, Claude Lefort y Jean-Franois Lyotard. Es autor de dos novelas y del ensayo Debord dans le bruit de cataracte du temps (2000). HARRY CLEAVER es profesor de Economa en la Universidad de Austin, Texas. Estudioso del marxismo autonomista, es autor de numerosos ensayos sobre la rebelin zapatis- ta. Entre sus libros, sobresale Una Lectura Poltica de El Capital, editado en Mxico por el FCE (1985). PATRICK CUNINGHAME. Profesor de sociologa en la Univer- sidad Autnoma de Ciudad Jurez. Ha publicado ensayos sobre movimientos sociales autnomos en Mxico, Ingla- terra, Australia, Alemania y Canad. Actualmente, inves- tiga la relacin entre globalizacin, trabajo e identidad en la frontera Mxico-Estados Unidos. MARIAROSA DALLA COSTA se desempea como profesora en el Departamento de Estudios Histricos y Polticos de la Facultad de Ciencias Polticas de Papua, Italia. Investiga- dora y fundadora del grupo Lucha, es autora de El poder de la mujer y la subversin de la comunidad (1972). Entre sus ltimos trabajos, destaca Nostra madre oceano. Ques- tioni e lotte del movimento dei pescatori (2005). MELISSA M. FORBIS es doctorante de la Universidad de Texas en Austin. Ha realizado mltiples investigaciones relacionadas con el tema de gnero desde la subalterni- dad y las comunidades indgenas. Ha vivido en Chiapas LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 520 19/5/09 19:38:03 521 PERFILES recurrentemente y ha publicado varios artculos sobre la construccin de la autonoma en los municipios zapatis- tas y la participacin de las mujeres. JOHN HOLLOWAY es profesor-investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemrita Uni- versidad Autnoma de Puebla. Su libro Cambiar el mun- do sin tomar el poder es uno de los textos de referencia del marxismo autonomista y ha generado un amplio debate en Amrica Latina y en el resto del mundo. GEORGE KATSIAFIKAS se desempea como profesor de socio- loga en el Wentworth Institute of Technology, en Boston, Massachussets. Estudioso de los movimientos autnomos en Europa y en Asia, es autor de numerosos libros, entre los que destaca The Subversion of Politics: European Autono- mous Social Movements and the Decolonization of Everyday Life (1997). NGEL LUIS LARA RODRGUEZ. Msico y socilogo. Integran- te del grupo de investigacin en ciencias sociales del tra- bajo Charles Babbage de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha sido investigador invitado en el Centre National de la Recherche Scientique (CNRS) en la Uni- versit Paris X (Nanterre). RAYMUNDO MIER es profesor-investigador en el Departa- mento de Educacin y Comunicacin de la UAM-Xochi- milco, miembro del posgrado en Ciencias Sociales y pro- fesor de Teora Antropolgica y de Filosofa del Lenguaje en la Escuela Nacional de Antropologa e Historia. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 521 19/5/09 19:38:03 522 PERFILES MASSIMO MODONESI. Profesor en la Academia de Historia y Sociedad Contempornea de la UACM y de la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la UNAM. Es integrante de los comits de redaccin de la revista Memoria (CEMOS), Andamios (UACM) y OSAL (CLACSO). Es autor del libro La crisis histrica de la izquierda socialista en Mxico y coautor de El comunismo: otras miradas desde Amrica Latina. LARISA ORTZ QUINTERO. Abogada y antroploga jurdica con especializacin en derecho indgena, es integrante de la Asamblea de Migrantes Indgenas de la Ciudad de Mxico. Autora, entre otros ensayos, de Las Identidades Indgenas frente a la Reforma del Estado (2004). HERNN OUVIA se desempea como profesor e investiga- dor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Ha sido miembro del comit de redac- cin de la revista Cuadernos del Sur. Actualmente, integra el Colectivo La Rabia y el comit editor de la revista Ca- racol. Es autor del libro Zapatismo para principiantes. JESS RAMREZ CUEVAS. Periodista y analista poltico. Ha trabajado durante varios aos para La Jornada. Sus cr- nicas, reportajes y ensayos han aparecido en diversos li- bros. Ha sido director del programa televisivo La verdad sea dicha, del movimiento encabezado por Andrs Ma- nuel Lpez Obrador. Ha cubierto el conicto chiapaneco durante aos para agencias internacionales. GUIOMAR ROVIRA SANCHO. Profesora e investigadora de la Academia de Comunicacin y Cultura de la UACM en el LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 522 19/5/09 19:38:03 523 PERFILES rea de Comunicacin Poltica. Como periodista, cubri los primeros aos del alzamiento zapatista en Chiapas para diversos medios. Es autora de los libros Mujeres de Maz y Zapata Vive! La rebelin indgena de Chiapas conta- da por sus protagonistas. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 523 19/5/09 19:38:03 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 524 19/5/09 19:38:03 La autonoma posible. Reinvencin de la polltica y emancipacin, fue impresa en junio de 2009 en el taller de impresin de la Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico, con un tiraje de 1 000 emeplares. LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 525 19/5/09 19:38:03 LA AUTONOMIA POSIBLE.indd 526 19/5/09 19:38:03
Perspectivas Teoricas para El Estudio de Los Movimientos Sociopoliticos en America Latina - Cambio de Epoca o Decada Perdida. - Massimo Modonesi, Monica Iglesias