Respuesta A La Crisis de Andrianópolis.
Respuesta A La Crisis de Andrianópolis.
Respuesta A La Crisis de Andrianópolis.
Nicanor Gmez-Villegas
Universidad de Cantabria*
RESUMEN: Tras la debacle de Adrianpolis (8 de agosto del 378), la pars Orientis
del Imperio romano qued sumida en una crisis militar y psicolgica de dimensiones
insondables. Este artculo pretende examinar las consecuencias de dicha crisis y las respuestas que la maquinaria imperial romana articul para hacerla frente. Aunque no
inmediata, la respuesta de mayor trascendencia fue la nominacin por parte de la Corte de Sirmio de un nuevo Augusto para Oriente: el Magister Militum hispano Teodosio.
ABSTRACT: After the defeat of Adrianople (8th August 378) the pars Orientis of the
Roman Empire fell into a deep military and psicological crisis. The aim of this article is
to explore the aftermath of this crisis and the responses that the imperial administration
gave to it. The most prominent of these measures was the appointment by the Court at
Sirmium of a new Augustus to the East. This man was to be the Spanish Magister Militum Theodosius.
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NICANOR GMEZ-VILLEGAS
ceras partes de las tropas de lite del ejrcito del Imperio oriental, ms de 20.000
hombres, yacan muertos sobre el campo de batalla de Adrianpolis.2 Los godos, tras
cruzar el Danubio en el ao 376, haban derrotado a varios ejrcitos romanos en el
377, y en la primavera del 378 comenzaron a asolar los Balcanes.3 Este estado de
cosas haba obligado al emperador Valente a abandonar su residencia antioquena
para acudir a plantar cara a los invasores, con los resultados ya mencionados.
El objeto de este artculo consiste en examinar las consecuencias de la derrota de
Adrianpolis y las respuestas que la maquinaria imperial romana de la pars Orientis,
ahora dirigida por un nuevo emperador, el hispano Teodosio, llev a cabo para hacer
frente a la crisis.
Las consecuencias de Adrianpolis
Las heridas que la muerte de Valente dejaba abiertas en los tejidos de la pars
Orientis eran de suma gravedad: (1) un ejrcito diezmado y desmoralizado, y, por
ende, un Imperio indefenso; (2) una Iglesia dividida y el legado de una poltica religiosa que se haba demostrado confusa, a menudo contradictoria, y, sobre todo, inoperante; (3) como consecuencia de lo anterior, una crisis de autoridad de
preocupantes dimensiones, que afectaba a estructuras fundamentales de la maquinaria estatal tales como el monopolio legal de la violencia, el orden pblico o la fiscalidad.
No todos los problemas eran de ndole material; la crisis tena tambin una vertiente psicolgica: en un clima de total desmoralizacin cvica, con Constantinopla
seriamente amenazada por los brbaros, urga una respuesta clara y contundente a la
not their paideia, was held to bring felicity to the Empire, in the form of blessing of God. An abundance
of miraculous happening and of wonder-working persons, associated with the reigns of individual pious
emperors, was the surest sign of that blessing (p. 134). Tambin, L. Cracco Ruggini, The Ecclesiastical
Histories and the Pagan Historiography: Providence and Miracles, Athenaeum 55 (1977) 107-126.
2. Eunapio de Sardes (Frag. 44), en los fragmentos conservados de su Historia, escrita poco tiempo despus de la batalla, ofrece una perspicaz visin de los hechos, Cf. R.C. Blockley, The Fragmentary Classicing Historians of the Later Roman Empire, Eunapius, Olympiodorus, Priscus and Malchus,
vol. 1, Liverpool 1981, pp. 24-25. Sobre la batalla de Adrianpolis cf. el clsico debate planteado en
J. Straub, Die Wirkung der Niederlag bei Adrianopel auf die Diskussion ber das Germanenproblem in
der sptantiken Literatur, Philologus 95 (1943) 355-286 (= en Id., Regeneratio Imperii, Darmstadt 1972,
pp. 195-219) y T.S. Burns, The Battle of Adrianople: A reconsideration, Historia 22 (1973) 336-345.
Recientemente M. Speidel, Sebastians Strike Force at Adrianople, Klio 78.2 (1996) 434-437. Un
reciente trabajo sobre la cuestin gtica es el de P.J. Heather, Goths and Romans 332-489, Oxford
1991. En la historia del eunomiano Filostorgio tambin encontramos una interesante interpretacin de
la infausta jornada. A su juicio, en Adrianpolis se quebr la parbola ascendente que desde Constantino, a travs de Constancio II, hasta Valente haba dejado viva la esperanza de la victoria de la verdadera fe: la arriana. A partir de entonces, segn Filostorgio HE 11.2, la victoria del catolicismo,
encarnada en Teodosio y Graciano, comenzar una parbola descendente. Sobre Filostorgio, a ttulo
de referencia, cf. la revisin de G. Zechini, Filostorgio, en A. Garzya (ed.), Metodologie della ricerca
sulla tarda antichit. Atti del Primo Convegno dellAssociazione di Studi Tardoantichi, Npoles 1989,
pp. 579-598, en especial pp. 584-586.
3. Lib., Or. 24.15, Peri; Ioulianou timwriva.)Cf. para Asia Menor, R. Teja, Invasiones de godos
en Asia Menor antes y despus de Adrianpolis, Hispania Antiqua 1 (1971) 169-177.
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crisis que estaba socavando las estructuras del Imperio oriental: la pars Orientis necesitaba prontamente de un nuevo emperador enrgico y capaz de hacer valer su autoridad, tanto en la labor de reconstruccin del ejrcito como en la imposicin de orden
en el seno de una Iglesia, cuya desunin constitua una verdadera sangra de energas, de las que el Imperio no andaba precisamente sobrado. Ejrcito e Iglesia, Brbaros y Obispos, se destacaban como los dos grandes ejes de toda nueva poltica
imperial, las dos grandes preocupaciones del nuevo augusto.4 La crisis gtica constituy el detonante que situ una sociedad y sus estructuras de poder en la encrucijada de la necesidad de una profunda reorganizacin que afrontase tanto dicho
problema (la crisis gtica per se) como la hemorragia de energas provocada por el
disenso religioso. Desde un punto de vista econmico, la crisis gtica, por las depredaciones y los subsidios concedidos a los brbaros, haba truncado los intentos de
mitigacin del rigor de la fiscalidad puestos en marcha por Juliano y continuados por
Valentiniano y Valente, conscientes continuadores en esta cuestin de la obra de
aqul.5 Tras Adrianpolis, la Res Publica romana era una figura femenina arrodillada
a la espera de un emperador coronado y victorioso que la levantase, restaurando de
ese modo el antiguo orden que la propia figura femenina representaba. La elocuencia
de esta alegora de la crisis de la pars Orientis tiene un ntido reflejo en la numismtica del momento. Entre los aos 379-381, en todo caso con posterioridad a la proclamacin de Teodosio el 19 de enero del 379, el augusto occidental Graciano
recuper la maiorina, un tipo monetario con la leyenda Reparatio Reipub(licae) y el
tipo que representa a la alegoria de la Res Publica siendo levantada por el emperador.
Resulta demasiado forzado datar las emisiones de la ceca de Tesalnica, que por otra
parte calcan modelos de los talleres occidentales, en el periodo en el que las provincias del Illyricum oriental estuvieron en manos de Graciano. Debemos recordar, adems, que el augusto occidental no recuper el control de estas provincias hasta el ao
383, y que, por consiguiente, los cambios producidos en la dicesis no pueden tenerse en cuenta a la hora de fijar el comienzo de esa serie monetaria.6 Cabe, por tanto,
4. Barbarians and Bishops: Army, Church and State in the Age of Arcadius and Chrysostom, Oxford
1990, es el ttulo del libro en el que J.H.W.G. Liebeschuetz estudia la interseccin y los solapamientos entre las dos cuestiones de mayor trascendencia del momento: la desmilitarizacin progresiva de
la sociedad tardorromana y la paulatina asuncin de parcelas de poder e influencia por parte de la Iglesia y sus obispos. La reconstruccin del ejrcito era la primera labor a la que debera entregarse el nuevo emperador, cf. c. 3 The Consequences of Adrianople: Rebuilding the Army, pp. 26-31. A
propsito de la asuncin de responsabilidades ciudadanas por los obispos a finales del s. IV y durante el s. V, cf. A. Hohlweg, Bischof und Stadtherr im frher Byzanz, JBG 20 (1972) 51-72.
5. Para un estudio detallado de estos aspectos del reinado de Juliano, cf. las pginas dedicadas a
los intentos de reforma de la fiscalidad por G. W. Bowersock, Julian the Apostate, Cambridge (Mass.)
1974, pp. 66-78, c. 7 Justice and Reform.
6. Cf. J.P. Callu, Reparatio Reipub: un problme de circulation montaire, Nummus 21 (1978) p.
100 y D. Vera, La carriera di Virius Nicomachus Flavianus e la prefettura dellIllirico orientale nel IV
secolo, Athenaeum 61 (1983) pp. 404-415, ambos artculos citados en J.J. Cepeda, Del antoninianus
al nummus centenionalis. Tesoros y depsitos monetarios en la Hispania Tardorromana (260-423),
Universidad del Pas Vasco, Vitoria 1996, pp. 228-229 n. 147. Resulta gratificante que una Tesis Doctoral sobre un aspecto tan tcnico como es en principio la numismtica analice con tanta perspicacia
las relaciones entre las complejas reestructuraciones administrativas y geopolticas acarreadas por la
Crisis del Ilrico y las emisiones monetarias de aquellos aos. Agradezco al Dr. Cepeda el haberme
comunicado los resultados de sus investigaciones sobre esta materia.
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tumbrados a las estrategias de supervivencia a un poder imperial hostil deban adaptarse ahora a una situacin completamente diferente. Llegaba el momento de tomar
posiciones en el entorno del emperador.
Tesalnica 379-380: poltica gtica, poltica religiosa
El gran general permaneci en su puesto y ms tarde contempl una maravillosa
aparicin, claramente propiciada por el propio y verdadero Dios del universo. En ella
crey ver al divino Melecio, jefe de la iglesia de los antioquenos, que le ofreca vestiduras imperiales y le cubra la cabeza con una corona imperial. A la maana siguiente de la noche en que tuvo la visin, cont sta a uno de sus amigos ms ntimos,
quien descart que el sueo fuese de mal agero y hubiese algo oscuro o ambiguo en
l. Pocos das despus arribaron los legados enviados para cerciorarse del resultado
de la batalla, informando de que vastas multitudes de brbaros yacan sobre el campo de batalla. Entonces, el emperador se convenci de que haba actuado correctamente escogiendo a Teodosio para el mando de los ejrcitos, y decidi promoverlo a
emperador, dndole la soberana de la pars Imperii de Valente.10 A travs de este
pasaje de su Historia Ecclesiastica, Teodoreto de Ciro vincula estrechamente la asociacin de Teodosio a la prpura con una victoria militar del general hispano.11 Es as
que los relatos tradicionales han presentado la promocin de Teodosio como un reconocimiento de sus xitos militares; sin embargo, recientemente, se ha planteado la
subida al trono de Teodosio como un hecho consumado impuesto a Graciano por el
ejrcito.12 La propaganda nicena, como caba por otra parte esperar, no poda desaa otras dos: hombre/bestia, cristiano/pagano. Cf. Prudencio, Contra Symm. II.816-819 y M. Mir, Paganos y herejes en la obra de Aurelio Prudencio. Estado de la cuestin, en R. Teja - C. Prez (eds.), La
Hispania de Teodosio. Actas del Congreso Internacional. Segovia-Coca, 3-6 de octubre de 1995, Segovia 1998, pp. 179-192. Cf. en general, L. Cracco Ruggini, Simboli di battaglia ideologica nel Tardo Ellenismo (Roma, Atene, Costantinopoli; Numa, Empedocle, Cristo), en Studi in onore di O. Bertolini, Pisa
1972, Appendice III: Il problema barbarico e la crisi dellImpero nelle fonti bizantine del IV-V s., pp.
272-287.
10. Theod., HE 5.5. Sobre la versin de Teodoreto de la subida al trono de Teodosio, vid. R.M.
Errington, The accession of Theodosius I, Klio 78.2 (1996) 438-453. Del mismo autor tambin Christian Accounts of the Religious Legislation of Theodosius I, Klio 79.2 (1997) 398-443, en especial pp.
406-408. True to his placative publicistic style Theodoret loses no opportunity of characterising Theodosius as pious and orthodox, thoug he is not unlike his fellow-bishop Ambrose, though the literary
genre is a different one particularly concerned to emphasise his personal religious conviction. Theodosius first action in Theodorets account, after being summoned by Gratian, is to have a dream
about Meletios, the disputed bishop of Antioch, one of Theodorets Antiochene heroes, who dressed
him in the imperial purple and gave him the diadem; his first action inmediately after receiving his
imperial appointment was to summon the Council of Constantinople (381), where, when it met, he was
particularly pleased to greet Meletios, whom he recognised from his dream. p. 408.
11. Vid. sobre la interpretacin de los sueos y su significado poltico L. Cracco Ruggini, Vescovi
e miracoli, en Vescovi e pastori in epoca teodosiana. XXV Incontro di studiosi dellAntichit cristiana,
Studia Ephemeridis Augustinianum 58, vol. I, Roma 1997, pp. 15-35.
12. Vid., ltimamente, a propsito de la promocin a la prpura de Teodosio, la iconoclasta tesis
de H. Sivan, Was Theodosius I a usurper?, Klio 78.1 (1996) 198-211, desarrollando all una idea previamente apuntada en Ead., Ausonius of Bordeaux: Genesis of a Gallic Aristocracy, Londres 1993, p.
121. Cf. con la opinin ms moderada de J. Matthews, Western Aristocracies cit. p. 95: The choice
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paganesimo e cristianesimo nel secolo IV, en F.E. Consolino (ed.), Pagani e cristiani da Giuliano LApostata al sacco di Roma, Atti del Convegno Internazionale di Studi, Rende 12/13 nov, Mesina 1995,
pp. 5-14. Cf. tambin la introduccin de Javier Arce a la edicin espaola.
17. Las dicesis civiles de Macedonia y Dacia no fueron transferidas del Imperio occidental al
oriental hasta el ao 395. Que ambas continuasen dependiendo eclesisticamente de Roma y no de
Constantinopla se debi en gran medida al Vicariado papal en Tesalnica. Sobre su importancia geopoltica en el mbito de la dialctica Oriente-Occidente cf. S.L. Greenslade, The Illyrian Churches and
the Vicariate of Thessalonica 378-395, JThS 46 (1945) 17-24. J. MacDonald, Who Instituted the Papal
Vicariate of Thessalonica?, en Studia Patristica vol.IV, TU 79, Berln 1961, pp. 478-482. Ch. Pietri,
Roma Christiana. Recherches sur lglise de Rome, son organisation, sa politique, son ideologie de Miltiade Sixte III (311-440), Roma 1976, pp. 786-789. N.B. McLynn, Ambrose of Milan. Church and
Court in a Christian Capital, Berkeley-Los Angeles 1994, pp. 106-112.
18. Tras la cooptacin al trono de Teodosio en enero del 379, el Ilrico oriental con las dicesis de
Macedonia y Dacia fue trasferido por imperativos militares a la soberana oriental. Vid. S. Mazzarino,
Stilicone. La crisi imperiale dopo Teodosio, Roma 1942, pp. 8-22. E. Demougeot, Le partage des provinces de lIllyricum entre la pars Occidentis et la pars Orientis de la ttrarchie au rgne de Thodose,
en La gographie administrative et politique dAlexandre Mahomet, Leiden 1981, pp. 229-253. Cf.
tambin E. Stein, Untersuchungen zur sptrmischen Verwaltungsgeschichte cit., p. 347 ss; Id., Geschichte des sptrmischen Reiches vol. I, trad. franc. J. R. Palanque, Histoire du Bas-Empire I, Amsterdam 1968, pp. 295-299.
19. Ambrosio de Miln, en su Ep. 9 [13].7 record a Teodosio la pertenencia de Acolio a la pars
Occidentis. Dmaso subray que Acolio haba participado en el concilio de Constantinopla del 381
en calidad de representante suyo, vid. Dam., Ep. 5. Cf. Ch.Pietri, Roma Christiana cit. pp. 786-789. Y.
Courtonne, Saint Basile. Lettres II, Pars 1961, p. 97 n.1 identifica al obispo de Tesalnica con el Aco-
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lio a Ambrosio tras el concilio de Roma recalcaba la eleccin occidental del obispo
de Tesalnica. A las fricciones polticas provocadas por la prolongacin ms all de lo
acordado de la separacin del Ilrico oriental de Occidente, se aadan las tensiones
anlogas entre los episcopados de las dos partes del Imperio, dispuestos a ampliar sus
reas de influencia.20 Dmaso y Ambrosio, con sus presiones conjuntas, tuvieron que
convencer a Teodosio de que en el Ilrico no se aplicase la equiparacin entre dependencia administrativa y jurisdiccin eclesistica.21 La decidida intervencin de Ambrosio tras la muerte de Acolio, perteneciendo an Tesalnica a la prefectura oriental,
demuestra hasta qu punto al obispo milans le importaba el destino eclesistico de la
capital macedonia. Su maniobra tena el claro objetivo de lograr la eleccin de un
obispo que garantizase la continuidad de la poltica eclesistica desarrollada hasta
aquel momento por su predecesor. Podramos decir que la accin diplomtica de
Dmaso en el Ilrico oriental discurri de manera paralela a la de Ambrosio. Dmaso
de Roma pareca prever los desequilibrios y conflictos a los que iba a dar lugar el afianzamiento de Constantinopla mediante la progresiva e imparable consolidacin de su
dignidad y poderes jerrquicos y jurisdiccionales. Aun sin conocer los cnones del
futuro concilio de Constantinopla, Dmaso comenzaba a adelantar trabajo.22 Pronto
comenzaron a llegar a Tesalnica las embajadas de los diversos grupos de presin con
el propsito de obtener concesiones del nuevo Augusto, quien ya comenzaba a mostrar un carcter inclinado a complacer las peticiones que se le hacan.23 La delegacin
lio de Bas. Ep. 154. No as N.B. McLynn, Ambrose cit., p. 108 n. 110. A propsito de la relacin entre
Teodosio y Acolio, el obispo niceno de Tesalnica vid. R. Lizzi, Tra i classici e la Bibbia: Lotium
come forma di santit episcopale, en G. Barone-M. Caffiero-F. Scorza Barcellona (eds.), Modelli di santit e modelli di comportamento: contrasti, intersezioni, complementariet, Turn 1994, 43-64, en esp.
pp. 46-48.
20. Cf. D. Vera, Teodosio I tra religione e politica cit. pp. 223-226. Cf. N. Gmez-Villegas, Teodosio y Gregorio de Nazianzo: Oriente y Occidente en la poltica religiosa de Teodosio, en R. Teja - C.
Prez (eds.), La Hispania de Teodosio cit. pp. 91-100. La rivalidad entre Oriente y Occidente ha sido
considerada como uno de los principales temas retricos de la Antigedad Tarda. En dicha alteridad
alteridad se ha tratado de enclavar una de las causas primordiales de la decadencia del Imperio romano de Occidente. Son, a este respecto, sumamente interesantes las puntualizacines metolgicas de A.
Garzya, Oriente e Occidente nel tardoantico: linee di lettura, en F. Conca et alii (eds.), Politica e cultura e religione nellImpero romano (secoli IV-VI) tra Oriente e Occidente, Atti del II Convegno dellAssoziazione di Studi Tardoantichi, Npoles 1993, pp. 9-22. Sin embargo, en contra de la validez de este
tpico historiogrfico, vid. P. Brown, Eastern and Western Christendom in Late Antiquity: A Parting of
the Ways, en The Orthodox Churches and the West, Studies in Church History 13, Oxford 1976 (= Id.,
The Society and the Holy in Late Antiquity, Londres 1982, pp. 166-195) e Id., Power and Persuasion
cit. pp. 6-7, en donde el historiador britnico propone una matizacin de nuestras ordenadas y categricas divisiones entre Oriente y Occidente, entre lo griego y lo latino.
21. En la disposicin recogida en CTh 16.1.3, en la lista de las dicesis de la pars Orientis faltan
tanto Dacia como Macedonia. Sobre el principio de equiparacin de las jurisdicciones eclesisticas a
la realidad administrativa, vid. Ch. Pietri, Damase et Thodose. Communion orthodoxe et gographie
politique, en Epektasis. Mlanges Patristiques offerts au Cardinal J. Danielou, Pars 1972, pp. 627-639
22. Vid. E. Stein, Le dveloppement du pouvoir patriarcal du sige de Constantinople jusquau concile de Chalcdoine, Le Monde Slave (1926) 2 trim. pp. 80-108, sobre todo pp. 82-83 (= E. Stein, Opera minora selecta, Amsterdam 1968, pp. 194-223). Tambin Id., Histoire du Bas-Empire cit. p. 298.
23. As, Zos., 4.25.1 : Mientras el emperador Teodosio permaneca en Tesalnica, de todos los
lugares acudan muchos que, portadores de causas pblicas o particulares, se alejaban tras haber
encontrado un trato equitativo.
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que expres a Teodosio el homenaje de la ciudad de Constantinopla demor su llegada a Tesalnica hasta la primavera del ao 379. La ciudad y sus clase dirigente
pudieron distraer su atencin del temor a los brbaros y comenzar a preguntarse cual
era la nueva direccin de los vientos imperiales. En tal ocasin, Temistio, miembro y
cabeza visible de dicha embajada, pronunci un breve discurso en el que se elogiaban las cualidades militares y civiles de Teodosio.24 En las palabras del rtor encontramos un testimonio de la particular situacin del momento: una bienvenida a los
primeros compases de la actuacin del emperador, pero sobre todo la expresin de
alivio de una ciudad y sus habitantes, que vean alejarse por el momento un desastre
que pareca irremediable. Temistio nos da a entender que la accin de Teodosio se
plasmaba en dos direcciones: la puesta en marcha de una contraofensiva a la invasin
gtica, con la consiguiente devolucin de confianza a los habitantes del Imperio, y la
recuperacin moral de las tropas. Junto a la cuestin brbara o gtica se sita otra
que cobra actualidad en el momento de la asociacin de Teodosio a la prpura sobre
todo por reaccin contra el reinado de Valente: el debate sobre el lugar que Constantinopla deba ocupar en el Imperio, el de su rango en relacin con Roma y, por
supuesto, el de la dignidad y poderes de la clase senatorial de Constantinopla, el grupo al que Temistio representaba. Constantinopla, en el discurso de Temistio, es la primera ciudad en confirmar la eleccin de Teodosio; es la reina de las ciudades como
el emperador es el rey de los hombres; el mundo romano tiene de ahora en adelante
dos metrpolis: Roma y Constantinopla, por lo tanto, cada emperador debe defender
las instituciones de su capital. Temistio, reivindicando una igualdad no slo de derecho sino tambin de hecho entre Constantinopla y Roma, pide al emperador: (1) residir en Constantinopla; (2) consolidar el honor y la dignidad del Senado de la ciudad;
(3) confirmar los privilegios que fueron concedidos a la ciudad por emperadores afines: A ambos (Teodosio y Graciano) la ciudad implora (a ti porque tienes en tu
mano la facultad de responder a la splica y a l porque te dio esa facultad), en primer lugar, poder recibir lo ms pronto posible a su patrn y que ste acuda a ella antes
que a cualquier otro lugar de Oriente; en segundo lugar, que le sean confirmados
todos aquellos privilegios decretados por tus progenitores (y llamo progenitores tuyos
no a todos los emperadores que te precedieron, sino solamente a aquellos que tuvieron fama de benevolencia y humanidad, de los cuales demuestras ser legtimo heredero); en tercer lugar, que sean aumentados los honores del senado.25 En Temistio
encontramos, pues, una decidida toma de posicin en favor de la promocin de Constantinopla, la nueva capital; tal vez no sea errado hablar de una recproca influencia
entre la ntida postura de Temistio y de los intereses a los que representaba, y el mucho
ms difuso punto de vista cristiano;26 parecera lgico, entonces, establecer una comu24. Them., Or. 14. Cf. J. Vanderspoel, Themistius and the Imperial Court. Oratory, Civic duty, and
Paideia from Constantius to Theodosius, Ann Arbor 1995, pp. 195-198. Un estudio del papel desempeado por las embajadas en el drama de la persuasin en P. Brown, Power and Persuasion cit.
pp. 103-117.
25. Them., Or. 14.5 183 A-B (ed. R. Maisano, Temistio. Le opere, Union Tipografico-Editrice Torinese, Turn 1996, p. 541).
26. Sobre la creciente influencia de los oradores cristianos en los asuntos pblicos y la cada vez
ms explcita competencia que se establece entre ellos y los oradores tradicionales, como Temistio o
Libanio, vid. J. Vanderspoel, Themistius and the Imperial Court cit. p. 17.
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27. Una breve sntesis de esta cuestin en T.O. Martin, The 28th Canon of Chalcedon: A Background Note, en A. Grillmeier-H. Bacht (eds.), Das Konzil von Chalkedon: Geschichte und Gegenwart,
vol. II, Wrzburg 1953, pp. 433-438. Vid. tambin L. Cracco Ruggini, Simboli di battaglia ideologica
cit. y V. Monachino, Il canone 28 di Calcedonia. Genesi storica, LAquila 1979.
28. Vid. R.M. Errington, Christian Accounts of the Religious Legislation of Theodosius I cit.
29. CTh 16.5.5 (Sirmio, 3 de agosto del 379). Cf. Soc., HE 5.2.1; Sozom., HE 7.1.3; Theod., HE 5.2.
30. Hier., Chron. a. 378 (ed. Helm p. 394 3-5) Valens de Antiochia exire compulsus sera paenitentia nostros de exiliis revocat. Sin embargo, los historiadores del siglo V Socrates HE 4.35 y 5.2;
Sozomeno HE 6.39 y Teodoreto de Ciro HE 5.2 atribuyeron la rehabilitacin de los obispos nicenos
a Graciano. Sobre este particular E.R. Snee, Valens recalls the Nicene exiles and Anti-Arian propaganda, GRBS 26 (1985) 395-419. De una manera ms general, sobre lo que la historiografa anglosajona
ha denominado el homoian settlement vid. H.C. Brennecke, Studien zur Geschichte der Homer:
Der Osten bis zum Ende der homischen Reichskirche, Tubinga 1988.
31. Los historiadores eclesisticos solo mencionan explcitamente tres obispos que se hubiesen
acogido a la medida promulgada por Graciano de la que no ha quedado huella en el Cdigo Teodosiano. Esos obispos son Melecio de Antioquia (Soc. HE 5.3, 5.5; Sozom. HE 7.3; Theod. HE 5.2),
Eulalio de Amasea en el Ponto (Sozom. 7.2.6) y Eusebio de Samosata (Theod. 5.4.5-9). Cf. Snee, op.
cit. p. 412 n. 99.
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32. Los historiadores Zsimo (IV.27-33) y Eunapio (Frags. 46 y 48) reprocharon al emperador Teodosio su trufhv (molicie), manifestada en los cambios que introdujo en los mecanismos de la maquinaria estatal, sobre todo en el ejrcito. En este sentido, en Zos. IV.27-33 Teodosio es comparado con
Constantino (II.32.1). Vid. F. Paschoud (ed.), Zosime. Histoire Nouvelle, Collection Bud, Pars 1979,
comentario ad locum en n. 152 y n. 155. M Victoria Escribano ha demostrado recientemente cmo y
por qu el historiador Zsimo adapt el canon retrico del tirano al emperador Teodosio a travs de
dicha nocin de trufhv. Vid. M Victoria Escribano Pao, La trufhv de Teodosio en la iJstoriva neva de
Zsimo, en R. Teja - C. Prez (eds.), La Hispania de Teodosio cit. pp. 49-58; Ead., Tryph y cristianismo en Zsimo: La representacin tirnica de Teodosio, Athenaeum 86.2 (1998) 526-534. Amiano Marcelino recuerda en sus Res Gestae XXXI.4 con amargo sarcasmo el tratado de Valente con los godos
en el ao 376 antes de decir a las claras que fue ste la causa de la derrota de las armas romanas en
Adrianpolis: Eruditis adulatoribus in maius fortunam principis ex tollentibus, quae ex ultimis terris
tot tirocinia trahens, ei nec opinanti offerret. Parece clara la alusin a Temistio.
33. His court in Thessalonica fairly bustled with petitioners and lobbysts, as caracteriza N.B.
McLynn, Ambrose cit. p. 107 la corte de Teodosio en Tesalnica. Comparto plenamente la consideracin por parte de este autor de los comienzos del reinado de un emperador como el momento ptimo para la obtencin de favores.
34. A propsito de este credo, vid. T.D. Barnes, Athanasius and Constantius. Theology and Politics
in the Constantinian Empire, Cambridge (Mass.) 1993, pp. 144-152.
35. E. Gibbon, Historia de la decadencia y ruina del imperio romano, vol. III, Desde Juliano a la
particin del Imperio (aos 312-398), cap. XXVII, reproduccin anasttica de la traduccin de Jos Mor
Fuentes, Barcelona 1942, p. 338.
36. Vid. N.B. McLynn, Theodosius, Spain, and the Nicene Faith, en R. Teja - C. Prez (eds.), La Hispania de Teodosio cit., p. 171. Sobre las diversas interpretaciones a que ha sido sometido el edicto de
enero del 380 (Cunctos populos ).
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NICANOR GMEZ-VILLEGAS
cil no recordar lo que dijo del emperador hispano el gran historiador britnico A.H.M.
Jones: Theodosius I has been dubbed the Great by posterity, but it is questionable
how far he deserves the title.37
37 ...It is difficult to judge between the panegyrics of the ecclesiastical historians, and the venomous prejudice of the pagan Zosimus. The success of his ecclesiastical policy was largely due to the
happy chance that the church had already by the beginning of his reign achieved substantial unity, and
that his theological views happened to coincide with those of the winning side. A.H.M. Jones, LRE,
vol. I, p. 169.
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