Alarcón Rumbos Sociolingüísticos
Alarcón Rumbos Sociolingüísticos
Alarcón Rumbos Sociolingüísticos
Serie 2012
Editores de la serie
Vctor M. Castel
CONICET y Universidad Nacional de Cuyo
Mabel Giammatteo
Universidad de Buenos Aires y Universidad del Salvador
Alejandro Parini
Universidad de Buenos Aires y Universidad de Belgrano
La Serie 2012 de los Volmenes temticos de la SAL publica una seleccin de trabajos de
los diversos campos que conforman las ciencias del lenguaje. La seleccin se hizo mediante
una convocatoria abierta a todos los autores que presentaron ponencias en el XIII Congreso de
la SAL (2012). Los volmenes, editados y evaluados por expertos en los campos
correspondientes, reflejan el estado actual de las prcticas cientficas de las respectivas
(sub)comunidades discursivas.
Volmenes publicados
1. Enseanza de lenguas e interculturalidad
2. Lenguaje, cognicin y cerebro
3. Discurso especializado: estudios tericos y aplicados
4. En torno a la morfosintaxis del espaol
5. Discurso, identidad y representacin social
6. Lxico y sintaxis
7. Lenguas indgenas de Amrica del Sur I. Fonologa y lxico
8. Discurso argumentativo, jurdico e institucional
9. Lingsticas del uso. Estrategias metodolgicas y hallazgos empricos
10. Enseanza de la gramtica
11. Lengua, historia y sociedad
12. Cuestiones de fontica, fonologa y oralidad
13. El espaol rioplatense desde una perspectiva generativa
14. Rumbos sociolingsticos
Editoras
E-mail: editorial@logos.uncu.edu.ar
Web address: http://ffyl.uncu.edu.ar
Contacto Serie 2012 de Volmenes temticos: ilyce.director@ffyl.uncu.edu.ar
Alejandra Vidal
CONICET y Universidad Nacional
de Formosa
Maximiliano Wilson
Universit Laval, Qubec, Canada
Pablo Zdrojewski
Universidad de Buenos Aires y
Universidad Nacional de
General Sarmiento
Autores del volumen
Rumbos sociolingsticos 19
Angelita Martnez y Adriana Speranza
Rumbos sociolingsticos 21
Captulo 1
Valoracin socioeconmica de tres caractersticas fonticas
en el espaol de la Argentina
Germn Coloma
Resumen
Este trabajo utiliza un mtodo de regresin estadstica conocido como mtodo de
los precios hednicos para evaluar la importancia de tres caractersticas fonticas
(asibilacin de /r/, asibilacin de // y distincin entre // y //) como
marcadores sociolingsticos en el espaol de la Argentina. El mtodo correlaciona
dichas caractersticas fonticas con el producto bruto interno per cpita promedio
de las distintas provincias de la Argentina, y de su aplicacin se llega a la
conclusin de que la nica que resulta estadsticamente significativa es la
asibilacin de /r/, cuya presencia se asocia con una reduccin del ingreso por
habitante de unos U$S 7000 anuales. Dicho resultado resulta consistente con el
que surge de la comparacin directa entre los ingresos medios de las zonas con y
sin asibilacin de /r/, y tambin con el que surge de una regresin logstica entre
dicha variable y el ingreso per cpita.
1 Introduccin
El objetivo del presente trabajo consiste en cuantificar la importancia
como marcadores sociolingsticos de tres variables fonticas que
resultan tiles para caracterizar distintas variedades del espaol hablado
en la Repblica Argentina. Para ello utilizamos una metodologa, tomada
del campo de la estadstica econmica, que emplea regresiones por
mnimos cuadrados en las cuales la variable dependiente es el ingreso
por habitante de las distintas jurisdicciones en las cuales est dividida la
Argentina, y las variables independientes son las caractersticas
fonticas.
El mtodo que aplicamos aqu (conocido en la literatura econmica
como mtodo de los precios hednicos) ha sido utilizado ya por nosotros
para valuar caractersticas fonticas correspondientes al mundo
hispanohablante como un todo (Coloma 2011) y al ingls hablado en
Amrica del Norte (Coloma 2012). En este caso lo utilizaremos para
evaluar la significacin socioeconmica de tres caractersticas que
exhiben variacin dentro de la Repblica Argentina, y que tienen que ver
con la pronunciacin de los fonemas /r/, // y //.
Nuestro trabajo constar de una primera parte en la cual
describiremos las variables fonticas a analizar y la distribucin
geogrfica de las mismas (seccin 2), seguida de otra en la cual las
variables en cuestin sern cuantificadas en base a la poblacin y al
ingreso de las zonas en las cuales aparece cada una de las caractersticas
mencionadas (seccin 3). En la seccin 4, por su parte, llevaremos a cabo
una serie de regresiones logsticas a fin de relacionar cada una de las
variables fonticas con el ingreso por habitante de las distintas regiones
de la Argentina, en tanto que en la seccin 5 expondremos brevemente la
metodologa de evaluacin mediante precios hednicos y presentaremos
los resultados obtenidos. En la seccin 6, por ltimo, aparecern las
conclusiones de todo el trabajo.
1 Para una descripcin actualizada de estos temas, vase Colantoni y Hualde (2012).
Rumbos sociolingsticos 25
Germn Coloma
4 Algunos trabajos (por ejemplo, Moreno de Alba 2001) mencionan tambin la existencia de
distincin entre // y // en la provincia de Santiago del Estero, pero eso parece ser un
fenmeno que actualmente solo se da en porciones muy minoritarias de la poblacin de dicha
provincia. Al respecto, vase Rojas (2000).
5 En este ltimo caso, sin embargo, existen estudios que registran un cambio en curso en la
pronunciacin del fonema // desde un sonido lateral hacia otro de tipo aproximante, pero
que de cualquier modo no altera la existencia de distincin entre fonemas en la zona noreste
de la Argentina. Sobre este tema, vase Colantoni (2008).
Rumbos sociolingsticos 27
Germn Coloma
Cruzando los datos de la tabla 1 con los criterios fonticos que hemos
utilizado para definir las zonas geogrficas, resulta posible tambin
calcular la poblacin y el PBI per cpita asociados con la presencia o la
ausencia de cada una de las caractersticas fonticas diferenciadoras.
Esto es lo que aparece en la tabla 2, en la cual puede observarse que las
caractersticas fonticas mayoritarias dentro de la poblacin argentina
coinciden con las de la zona sudeste (es decir, presencia de asibilacin de
//, y ausencia de distincin entre // y // y de asibilacin de /r/). En
las cifras de dicha tabla puede observarse tambin que la asibilacin de
/r/ se encuentra asociada con zonas de ingreso por habitante mucho
menores (el PBI per cpita del rea que no asibila el fonema /r/ es un
150% ms alto que el del rea que s lo asibila), y algo parecido acontece
con la distincin entre // y //. No ocurre lo mismo con la asibilacin de
//, que est asociada con una zona cuyo PBI per cpita es ms alto que
el de la zona que no asibila dicho fonema (pero las diferencias de ingreso
por habitante son en este caso mucho menores).
Rumbos sociolingsticos 29
Germn Coloma
8 Cabe aclarar que para obtener estos coeficientes se utiliz en este caso el denominado
mtodo de McFadden, ya que las regresiones logsticas no generan un coeficiente R cuadrado
que pueda ser calculado del mismo modo que las regresiones lineales. Para una explicacin de
este punto, vase Hu, Shao y Palta (2006).
9 Para una resea sobre la metodologa de los precios hednicos, que incluye una
explicacin detallada de su uso en economa, vase Nesheim (2006).
Rumbos sociolingsticos 31
Germn Coloma
10 Para una lista de ejemplos sobre este punto, vase Labov (2006). Una aplicacin reciente
al espaol de la Argentina que tambin utiliza esta metodologa es Rohena-Madrazo (2012).
11 Para una buena resea en espaol sobre esta literatura, vase Jimnez (2006).
12 Agradezco los comentarios de John Lipski respecto de este punto.
mismas tienen que ver con la inclusin o no de cada una de las variables
incorporadas, y sus resultados son los que aparecen en la tabla 4.13
13 Estos resultados tambin surgieron como consecuencia de regresiones llevadas a cabo con
el programa EViews 3.5.
Rumbos sociolingsticos 33
Germn Coloma
6 Conclusiones
La conclusin ms importante que surge del anlisis llevado a cabo en
el presente trabajo es que la principal caracterstica fontica que parece
operar como marcador sociolingstico en el espaol de la Argentina es la
asibilacin de /r/, cuya presencia se asocia con una connotacin
negativa en trminos de ingreso. A esta conclusin se llega bsicamente
mediante la aplicacin de una metodologa (precios hednicos) que
correlaciona el ingreso promedio por habitante de las distintas
jurisdicciones de la Argentina con la presencia o ausencia de dicha
caracterstica, y que nos da como resultado que, controlando por las
otras caractersticas, dicho ingreso promedio es unos U$S 7000 por ao
ms bajo en las provincias que asibilan el fonema /r/.
El resultado expuesto en el prrafo anterior es consistente tambin
con otras lecturas de los datos socioeconmicos disponibles. De la simple
comparacin del PBI per cpita de las provincias que presentan
asibilacin frecuente de /r/ y el de las jurisdicciones donde eso no
ocurre, surge una diferencia de ms de U$S 10.000 anuales, y la
regresin logstica entre asibilacin de /r/ y PBI per cpita nos genera
tambin un coeficiente negativo y significativo al 5% de probabilidad.
Las otras dos variables fonticas que hemos evaluado en el presente
trabajo (asibilacin de // y distincin entre // y //) no presentan en
cambio la misma significacin estadstica como signos de un ingreso por
habitante ms alto o ms bajo, en especial cuando se las considera de
manera conjunta con la asibilacin de /r/. Esto podra deberse a que la
distincin entre // y // solo es importante en la Argentina en la zona
noreste, la cual, si bien es una de las ms pobres del pas, comparte
tambin con otras zonas relativamente pobres la presencia de asibilacin
de /r/.
En cuanto a la presencia de asibilacin de //, tradicionalmente
asociada con la pronunciacin de la regin bonaerense y, por lo tanto,
presumiblemente ms prestigiosa dentro del territorio argentino, dicha
caracterstica no parece operar tampoco como un marcador
sociolingstico significativo en trminos de sealar un mayor o menor
nivel de ingreso de las personas que la poseen. Esto probablemente tenga
que ver con que las nicas dos zonas en las cuales la asibilacin de //
es poco frecuente no son significativamente distintas en cuanto a su nivel
de ingreso por habitante respecto de otras zonas que s asibilan el fonema
// y que comparten con ellas otras caractersticas fonticas. Esto se
observa, por ejemplo, al comparar la zona oeste con la zona sudeste de la
Argentina, o al comparar las dos zonas que hemos denominado Noroeste
1 y Noroeste 2.
Rumbos sociolingsticos 35
Germn Coloma
Resumen
Para un egresado de carreras humansticas que se dedica a la investigacin resulta
una experiencia frecuente el encontrarse frente a las preguntas qu investiga? y
de qu sirve investigar eso? En el caso particular de los egresados en Letras con
orientacin lingstica y sociolingstica, hemos constatado a partir de nuestra
experiencia profesional que existe un extendido desconocimiento sobre los posibles
campos de investigacin y sobre las maneras en que puede llevarse a cabo el
trabajo de campo y el anlisis de los datos, as como tambin sobre el potencial de
aplicacin de los resultados. Creemos que el desconocimiento ante los
interrogantes mencionados adquiere importancia metodolgica al considerar de
qu manera inciden en la relacin sujeto observador-sujeto observado las
representaciones sobre la profesin del lingista que poseen los individuos
participantes en el trabajo de campo de una investigacin. En este captulo nos
proponemos, en primer lugar, realizar un relevamiento de los comentarios que
sobre la figura del investigador han hecho hablantes miembros de la comunidad
bonaerense, en particular aquellos que fueron grabados durante sesiones de
observacin o en entrevistas en dos investigaciones sociolingsticas en la ciudad
bonaerense de Baha Blanca, una referida a la interaccin mdico-paciente y otra a
las interacciones dentro de organizaciones aeronuticas. A partir del anlisis de
estos comentarios, buscamos reconstruir la representacin discursiva del
sociolingista en dicha comunidad y considerar las ventajas y desventajas que
conlleva la misma a la hora de formular un programa de trabajo de campo
sociolingstico.
1 Introduccin
Para un egresado de carreras humansticas que se dedica a la
investigacin resulta una experiencia frecuente en el dilogo con
miembros de la comunidad ajenos al grupo profesional el encontrarse
frente a las preguntas qu investiga? y de qu sirve investigar eso?
En el caso particular de los egresados en Letras con orientacin
lingstica y sociolingstica, hemos constatado, a partir de nuestra
experiencia profesional, que existe un extendido desconocimiento social
sobre los posibles campos de investigacin y sobre las maneras en que
puede llevarse a cabo el trabajo de campo y el anlisis de los datos, as
como tambin sobre el potencial de aplicacin de los resultados. Creemos
que el desconocimiento ante los interrogantes mencionados adquiere
importancia metodolgica al considerar de qu maneras inciden en la
relacin sujeto observador-sujeto observado las representaciones o la
falta de ellas sobre la profesin del lingista que poseen los individuos-
objetivo en un trabajo de campo.
En este captulo nos proponemos, en primer lugar, realizar un
relevamiento de los comentarios que sobre la figura del investigador han
hecho hablantes miembros de la comunidad bonaerense, tanto en general
como aquellos que fueron grabados durante sesiones de observacin o en
entrevistas en dos investigaciones sociolingsticas en la ciudad
bonaerense de Baha Blanca: una referida a la interaccin mdico-
paciente y otra a las interacciones dentro de organizaciones aeronuticas.
A partir del anlisis de estos comentarios, buscamos reconstruir la
representacin discursiva del sociolingista en dicha comunidad y
considerar las ventajas y desventajas que conlleva dicha representacin a
la hora de formular un programa de trabajo de campo sociolingstico.
En tal sentido, nos parece interesante sin adentrarnos en la
discusin sobre el concepto de representacin sealar que en nuestro
trabajo empleamos los aportes tericos de Moscovici (1979, 1986),
Banchs (1984), Jodelet (1986) y Ursua (1987) en relacin a los estudios
sobre representaciones.
En relacin a esto mismo, apuntaremos brevemente que:
2 Horizonte epistemolgico
El trabajo adopta una perspectiva sociolingstica y discursiva y a la
luz de las teoras sobre representaciones sociales mencionadas. Sobre la
base de la realizacin de una entrevista semiestructurada a 20hablantes
de ambos sexos y de distintos niveles socioeducacionales y edades,
ninguno de los cuales pertenece al mbito de las ciencias del lenguaje, se
intenta recuperar los elementos centrales de la representacin social del
lingista. La entrevista, herramienta metodolgica central pero no
exclusiva en el estudio de las representaciones sociales,15 incluye en su
diseo distintas propuestas: preguntas abiertas, elicitacin de voces,
resolucin de tareas de agrupamiento de palabras. El anlisis cualitativo,
entonces, tiene en cuenta tanto las respuestas que los sujetos ofrecen a
las preguntas abiertas, los comentarios que aportan voluntariamente y
las asociaciones que establecen entre profesiones que toman a la lengua
en sociedad como herramienta u objeto de reflexin.
El diseo de la entrevista consta de una primera seccin que intenta
elicitar el conocimiento del hablante sobre ciencia e investigacin social.
Una segunda parte busca delimitar las profesiones vinculadas al estudio
de la lengua, ya sea como objeto de estudio cientfico o como herramienta
Rumbos sociolingsticos 39
Lorena M. A. de- Matteis y Mariela E. Rgano
Rumbos sociolingsticos 41
Lorena M. A. de- Matteis y Mariela E. Rgano
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Lorena M. A. de- Matteis y Mariela E. Rgano
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Lorena M. A. de- Matteis y Mariela E. Rgano
5 Conclusiones
Para resumir, en primer lugar deseamos hacer algunas
consideraciones sobre las tcnicas empleadas en el presente estudio. En
segundo trmino, nos referiremos a las conclusiones a las que hemos
podido llegar en relacin a la representacin social del lingista objeto
de anlisis de este captulo.
En relacin con el relevamiento realizado y la toma de la muestra,
consideramos que sera conveniente ampliar el nmero de entrevistados
y, en cuanto a la realizacin, creemos que sera ventajoso que las
entrevistas fueran realizadas por personas que no tuvieran que
presentarse como lingistas.
El cruce entre los resultados de la entrevista con los comentarios y
conductas registrados en las observaciones realizadas en el trabajo de
campo de ambos mbitos institucionales sugiere que la representacin
social del (socio)lingista influye y condiciona el comportamiento
lingstico de los hablantes, quienes le atribuyen en general una funcin
prescriptiva.
En definitiva, consideramos que se hace necesario aclarar todas las
veces que sea necesario y a cada participante del proceso de investigacin
quin es el investigador, qu es lo que hace y que esta informacin no es
Rumbos sociolingsticos 51
Lorena M. A. de- Matteis y Mariela E. Rgano
6. Qu profesiones se parecen:
socilogo bilogo abogado historiador novelista
lingista antroplogo poeta periodista profesor de lengua
7. Qu le parece que hace alguien que estudia la lengua?
8. Le parece importante que haya alguien que estudie la lengua?
Seccin III
9. En una fiesta de cumpleaos, se sentira cmodo charlando con
alguien que estudia la lengua?
10. Qu aspectos de su comportamiento cuidara al hablar con
alguien que estudia la lengua?
11. Permitira que alguien que estudia la lengua lo grabara en sus
conversaciones con otras personas en una reunin social? Por qu
s/no?
12. Permitira que alguien que estudia la lengua lo grabara en sus
conversaciones con otras personas en el lugar de trabajo? Por qu
s/no?
Resumen
Este trabajo forma parte de una investigacin sobre las manifestaciones y
percepciones de (des)cortesa en puestos de atencin al pblico en instituciones de
la salud y la educacin en Baha Blanca, ciudad perteneciente a la regin
lingstica del espaol bonaerense. La misma se enmarca en un enfoque de
Sociolingstica interaccional (Gumperz, 1982a; Tannen, 1985 y 1996), con
aportaciones de Etnografa de la comunicacin (Gumperz y Hymes, 1972),
Microsociologa de Goffman (1967) y Anlisis del discurso (Drew y Sorjonen, 2000).
Para el estudio de los fenmenos de cortesa seguimos la Pragmtica sociocultural
(Bravo, 1999; Placencia, 2001 y 2004; Bravo y Briz, 2004; Kaul, 2008 a y b). En
este trabajo proponemos el anlisis de un conjunto de elementos codificadores de
cortesa y descortesa asociados con frecuencia a conflictos en la comunicacin
institucional en una seleccin de fragmentos de interacciones que tienen lugar
entre empleados y usuarios en puestos de atencin al pblico en una institucin
del mbito de la educacin en Baha Blanca. Partimos de la hiptesis de que el
xito o los conflictos en las interacciones entre empleados y usuarios en puestos
de atencin al pblico de carcter institucional dependen de la construccin de los
discursos de cortesa y descortesa, y de la percepcin de los hablantes sobre qu
es corts y qu no lo es en esos contextos de interaccin. La muestra est
conformada por tres intercambios comunicativos relevados durante el ao 2011.
Los datos son registrados mediante grabaciones, con la aplicacin de la tcnica de
participante-observador. Asimismo, siguiendo la propuesta metodolgica de
Gumperz (1982a), presentamos a algunos hablantes de la comunidad fragmentos
de las grabaciones con el fin de que acten como jueces de dichas interacciones.
1 Introduccin
En las ltimas dcadas han tenido un desarrollo destacado las
investigaciones que abordan, siguiendo los lineamientos de la
Sociolingstica interaccional (Gumperz, 1982a; Tannen, 1985 y 1996), la
temtica de la interaccin verbal en marcos institucionales, centrando su
inters especialmente en el estudio de los intercambios comunicativos
que tienen lugar en puestos de atencin al pblico. En ellos, la
problemtica de la produccin de discursos de cortesa y descortesa ha
adquirido recientemente lugar central (por ejemplo, Placencia, 2001;
Murillo Medrano, 2004), poniendo en foco de atencin tanto el uso
lingstico en marcos concretos como la percepcin de los hablantes
respecto de las interacciones registradas en esos mbitos.
Este trabajo forma parte de una investigacin en marcha20 sobre las
manifestaciones y percepciones de la (des)cortesa 21 en puestos de
atencin al pblico en instituciones de la salud y la educacin en Baha
Blanca, ciudad perteneciente a la regin lingstica del espaol
bonaerense. En ese marco, en el presente captulo analizaremos un
conjunto de elementos codificadores de cortesa y descortesa asociados
con frecuencia a conflictos en la comunicacin institucional en una
seleccin de fragmentos de tres interacciones que tienen lugar entre
empleados y usuarios en puestos de atencin al pblico en una
institucin del mbito educativo. Se atender en particular a fenmenos
que han demostrado una significativa operatividad como estrategias de
cortesa y descortesa. As, nos centraremos en la eleccin de frmulas de
tratamiento (mamita, corazn, mi amor, nia) y el manejo de actos
amenazadores (rdenes, consejos y prohibiciones), incorporando en el
anlisis elementos de ndole no verbal, como el tono y volumen de voz, el
tempo de las emisiones, los gestos y las miradas.
Partimos de la hiptesis de que el xito o los conflictos en las
interacciones entre empleados y usuarios en puestos de atencin al
pblico de carcter institucional dependen de la construccin de los
discursos de cortesa y descortesa, y de la percepcin de los hablantes
sobre qu es corts y qu no lo es en esos contextos de interaccin.
2 Consideraciones metodolgicas
Las interacciones fueron registradas mediante grabaciones, con la
aplicacin de la tcnica de participante-observador, manteniendo el
anonimato de los participantes como parte del compromiso tico de este
tipo de investigaciones (Gabbiani y Madfes, 2006). Las mismas fueron
transcriptas22 siguiendo las convenciones de transcripcin incluidas en
Van Dijk (2000) e ideadas por Gail Jefferson.23 El corpus seleccionado en
el presente trabajo est constituido por tres interacciones relevadas
durante el ao 2011 en puestos de atencin al pblico de una institucin
del mbito educativo en Baha Blanca, a la que concurren docentes para
realizar diversos trmites. Los tres intercambios comunicativos
corresponden a 35 minutos de grabacin.24 Dichas interacciones se
producen entre mujeres cuyas edades son de 55 y 59 aos, en el caso de
las dos empleadas, y de 24 y 27 aos en el caso de las usuarias.
Asimismo, siguiendo la propuesta metodolgica de Gumperz (1982a),
presentamos a doce hablantes de la comunidad fragmentos de las
grabaciones con el fin de que ellos acten como jueces o evaluadores de
Rumbos sociolingsticos 55
Gisele Graciela Julin
3 Anlisis
Como se ha sealado, para el anlisis hemos seleccionado tres
interacciones, de las cuales se han escogido los fragmentos ms
ilustrativos, que tienen lugar entre empleadas y usuarias en puestos de
atencin al pblico en una institucin del mbito de la educacin en
Baha Blanca. A partir de esos fragmentos intentamos analizar, en el uso
de los participantes, los elementos codificadores de cortesa y descortesa,
estos ltimos asociados con frecuencia a conflictos en la comunicacin
institucional. En tal sentido, hacemos especial hincapi, por un lado, en
las relaciones de poder establecidas en las interacciones y sus elementos
dinamizantes, tales como la eleccin de frmulas de tratamiento, tono y
volumen de voz, tempo de las emisiones, cantidad y calidad de
informacin brindada al usuario, el manejo por parte de los empleados
del desconocimiento del usuario acerca del modo en que debe conducirse
en la institucin, entre otros aspectos a tener en cuenta. Por otro lado,
analizamos las interpretaciones de tales usos que tienen los hablantes
bahienses. Nuestro anlisis se orienta al estudio de dichos fenmenos
guiado por investigaciones previas sobre el tema en otras variedades de
espaol (Placencia 2001) y por nuestras propias investigaciones a partir
de entrevistas y cuestionarios realizados a usuarios y analizados en
nuestros trabajos previos (Julin 2010 y 2011), en los que los hablantes
de la comunidad expresan sus percepciones acerca de lo que constituye
trato (des)corts en puestos de atencin al pblico.
A lo largo del anlisis hemos observado que en los casos estudiados se
pone en escena una relacin vertical. En tal sentido, Gabbiani y Madfes
sealan que en la relacin vertical, hay alguien que ocupa el lugar alto y
otro alguien que ocupa el bajo. Podemos llamarla poder, rango,
autoridad o dominacin (en oposicin a la sumisin) (Gabbiani y
Rumbos sociolingsticos 57
Gisele Graciela Julin
2009: 377), mi amor, nia y nena, que podrn ser interpretadas por los
usuarios como ms o menos corteses en ese contexto y con esos
destinatarios. En vinculacin con el problema del vaco lxico que ha
generado el avance de vos en detrimento de usted, surgen en espaol
bonaerense usos de este tipo como alternativas ante la ausencia de otras
formas para dirigirse a las destinatarias jvenes en ciertos contextos,
dado que la forma seorita ha cado en desuso (Rigatuso 2000: 333). Al
respecto, Rigatuso seala:
Rumbos sociolingsticos 59
Gisele Graciela Julin
Rumbos sociolingsticos 61
Gisele Graciela Julin
Rumbos sociolingsticos 63
Gisele Graciela Julin
25 En su teora de la cortesa, Brown y Levinson (1987) parten de la idea de que el ser social
est constituido por una imagen positiva (el deseo de que los actos de uno sean aprobados) y
una imagen negativa (el deseo de que uno no vea impedidos sus actos). Una de las actividades
de los participantes en una interaccin es mantener las imgenes propias y las del otro. Las
acciones que afectan negativamente la imagen se denominan Actos Amenazadores de Imagen
(Calsamiglia Blancafort y Tusn Valls 2004: 163). Brown y Levinson llaman atenuadores a los
elementos lingsticos usados para compensar la posible agresin a la imagen negativa del
interlocutor, que se da mediante actos directivos, impositivos o que invaden el territorio de
otro, tales como la orden, el consejo o la prohibicin (Ibdem: 164, 169).
-Prepotente, no s si le dio crdito de que lo haba hecho, altanera para dar las
rdenes.
-La est menospreciando, se lo pide muy altanera.
-Como que no le cree, le dice traemel, se lo pide mal. No acepta que es un error de
ellos.
A continuacin presentamos un fragmento de otra interaccin:
(9) EMISOR --------------------------- DESTINATARIOS
Empleado Empleado 2 Usuario
(hombre-50 aos) (mujer-55 aos) (mujer-28 aos)
Contexto: La usuaria va a realizar la inscripcin pero,por error, complet todos los
datos en una planilla que ya no est en vigencia. E le plantea la situacin a E2:
-[E] ((a E2)) mara: (.) est completado todo pero con la planilla del ao pasado
-[E2] ((muy seria se dirige a U y E)) tens que traer la otra planilla (.) esa no sirve
(1) no no sirve esa planilla
-[E] no?
-[E2] NONONONONO NO (.) NO (1) NO PORQUE NO SE PUEDEN INGRESAR AL (.)
TIENE QUE DECIR EL 2011-2012
En este caso la empleada tambin da rdenes sin emplear estrategias
de atenuacin, a lo que se suma el acto amenazador de la prohibicin,
indicando que no se puede usar la planilla que complet la usuaria
porque no sirve. Adems, en la ltima emisin usa un volumen de voz
muy elevado y repite muchas veces la negacin, sin mostrar, como la
empleada del caso anterior, ninguna seal de solidaridad con la usuaria.
Los hablantes de la experiencia de evaluacin que realizamos sostienen
que la empleada es descorts, y dos de las personas sealan:
-Est completamente loca, cmo le va a gritar NONONO? El tono de voz no es
para atender al pblico.
-El NONONO lo dice como diciendo es imposible, ya est, hacelo otra vez, el tipo
como que quiere solucionar el problema o explicarle, la mina como que no quiere
que jodan, no le dice: no, mir, hubo un error, imprimiste el anterior.
Finalmente, transcribimos un fragmento ms extenso de otro
intercambio comunicativo con el fin de analizar no solo los actos
amenazadores, como rdenes y consejos, sino tambin otros elementos
codificadores de (des)cortesa:
(10) EMISOR --------------------------- DESTINATARIOS
Empleado Usuario Usuario 2
(mujer-55 aos) (mujer-24 aos) (mujer-27 aos)
Contexto: Finalizando el trmite de inscripcin a la docencia, las usuarias
consultan por las dudas que les quedaron:
Rumbos sociolingsticos 65
Gisele Graciela Julin
01-[E] el folio nena ((tempo acelerado)) ((se lo da)) listo chicas (.) tomaron nota de
02 esta pgina?
03-[U] ehh
04-[E] ah tienen la fecha de exposici:n y :: de reclamo de los listados
05-[U] ((le pide a U2 que anote la pgina mientras le pregunta algo ms a E)) para
06 la 108?
07-[E] ((la mira muy seria, fastidiada, y no responde, probablemente porque ya lo
08 haba sealado antes, al pasar))
09-[U] ((desconcertada ante la reaccin de E)) bueno (.) despus te pregunto (x) en
10 agosto es?
11-[E] pero (1) escuchame ((seria)) esta inscripcin est hecha ya? (1) la hiciste?
12 ((con tono de fastidio))
13-[U] el ao pasado
14-[E] no pero: (x)
15-[U] es todos los aos
16-[E] el infine 108 a infine o b infine ((habla muy pausada)) caduca con el ciclo
17 lectivo (.) este ao no la hiciste
18-[U] no
19-[E] venite el 3 de agosto con esta planillita y hacemos la inscripcin
20-[U] okey
21-[U2] a m siempre me dijeron que si yo me anotaba en agosto estaba anotada
22 para el ao siguiente
23-[E] no pero mi amor (.) a ver (.) esto es IN FI NE
24-[U2] ah infine perdn (.) yo me anoto en el complementario
25-[E] es una inscripcin fu:era de trmino (.) por lo tanto est abierta durante
26 todo el ao y caduca cuando termina el ciclo lectivo (1) la inscripcin infine (.)
27 ahora el 108b complementario es otra cosa (.) es la inscripcin que se hace en
28 agosto septiembre y que es para el 2012 ((explica todo como con un cantito))
29-[U2] ((a U)) claro vos te anotaste el ao pasado en el complementario entonces
30-[E] ((a U)) y te fija:ste (.) te viniste a ver en ese momento?
31-[U] no
32-[E] mmm ((abre grandes los ojos))
33-[U] [error]
34-[E] [chicas] (.) chicas (.) tienen esta pgina
35-[U] s ya s (.) es hasta aprender (.) es hasta aprender ((avergonzada)) s::
36-[E] tienen esta pgina anotada?
37-[U] la acabamos de anotar
38-[E] ah tienen to::das las novedades cotidianas (.) es ms (.) si quieren
39 consultar y a travs del chat hacer alguna pregunta a los chicos ellos se
40 encargan de contestarles (.) estn las difciles coberturas (.) las emergencias (.)
41 los cds (.) todo lo cotidiano que hay en la secretara est en esta pgina
42-[U] bueno
43-[E] no es que despus me digan no me enter ((volumen de voz alto)) NO PUDE
44 LLEGAR A LA SECRETARA ((tono de burla)) (.) la tienen al alcance de la mano
45-[U] est bien (.) gracias (.) hasta luego ((E no responde))
A continuacin intentamos ir relevando, en el fragmento transcripto,
cules son los elementos codificadores de (des)cortesa.
En la lnea 01 la empleada realiza un pedido sin atenuacin, hablando
con un tempo acelerado y usando la frmula de tratamiento nena,
interpretada como descorts por los hablantes en este contexto. En la
lnea 05 la usuaria realiza una pregunta a la empleada y no recibe
respuesta, que sera lo esperado cuando un usuario pregunta algo en una
institucin de este tipo. Probablemente la empleada considera que la
usuaria ya tendra que conocer esa informacin y que fue suficiente
cuando ya lo mencion al pasar hace varios minutos. En lugar de la
respuesta, la usuaria recibe un profundo silencio y la mirada seria y
juzgadora de la empleada, lo que la lleva a desconcertarse y decirle que se
lo va a preguntar despus. No se trata simplemente de la falta de
respuesta sino que se produce un silencio que comunica. La presencia de
este silencio en lugar de la respuesta podra vincularse con lo que Silvia
Kaul, en su tipologa del comportamiento verbal descorts, denomina
silencio abrumador. Segn Kaul, El silencio abrumador constituye un caso
extremo de escatima deliberada por parte del oyente de la cortesa
esperada por el hablante () el silencio tiene autntico valor comunicativo
cuando se presenta como alternativa real al uso de la palabra (Kaul,
2008a: 262, la cursiva corresponde al original). A todo esto se le suma el
tono de fastidio de la empleada, por ejemplo en la lnea 11 y el empleo del
imperativo sin atenuacin escuchame.
Por su parte, en la lnea 23 se observa un conjunto de elementos
codificadores de descortesa verbal. Aparece, como ya analizamos, la
frmula de tratamiento mi amor, pronunciada enfticamente,
interpretada como descorts en este caso por la mayora de los hablantes
que actuaron como jueces en las entrevistas efectuadas. Asimismo, se
hace evidente la impaciencia de la empleada al producir la expresin a
ver y la pronunciacin enftica, con tono muy elevado de voz y por
slabas de IN FI NE. En la lnea 32 aparece un elemento gestual, los ojos
muy abiertos, mediante el cual la empleada juzga a la usuaria y la hace
sentir avergonzada (lnea 35) ya que se ha vulnerado su imagen, lo que
provoca que se justifique diciendo es hasta aprender (.) es hasta
aprender. En el final de esta interaccin, la empleada se dirige a las
usuarias en tono burlesco imitando las emisiones de los usuarios en un
volumen de voz elevado (lneas 43-44), en una clara expresin de
Rumbos sociolingsticos 67
Gisele Graciela Julin
Rumbos sociolingsticos 69
Gisele Graciela Julin
4 Conclusiones
A lo largo de este trabajo analizamos una seleccin de interacciones
que tienen lugar entre empleadas y usuarias en una institucin del
mbito educativo en Baha Blanca, a partir de la grabacin de un
conjunto de casos. El anlisis, centrado en los elementos codificadores de
(des)cortesa, ha puesto de manifiesto la relacin vertical que se plantea
entre empleadas y usuarias, que se observa a partir de ciertos
marcadores de posicin, tanto verbales como no verbales, que
constituyen a su vez elementos codificadores de (des)cortesa.
En cuanto a las frmulas de tratamiento, se ha puesto en evidencia,
tanto a partir de cuestionarios, entrevistas y comentarios
metalingsticos registrados en la interaccin cotidiana, como de las
evaluaciones de los hablantes recogidas a partir de la experiencia
realizada para conocer sus interpretaciones sobre esas interacciones, que
los hablantes de la comunidad tienden a rechazar el empleo de las
frmulas de trato familiar que usan las empleadas al dirigirse a las
usuarias por considerarlas inadecuadas y poco corteses o descorteses en
ese contexto y en el tono que en que las emiten. Adems consideran que
esos tratamientos contribuyen a ubicar a las usuarias en el polo de
menor poder. Esto se manifiesta especialmente cuando las empleadas se
posicionan como poseedoras de un saber, del que carecen las usuarias, y
explican todo como si se tratara de una obviedad, transfirindoles la
responsabilidad por tener dudas y vulnerando su imagen. Es importante
destacar aqu la variacin pragmtica que se pone de manifiesto en la
interpretacin de esas frmulas de tratamiento que son percibidas como
corteses en el trato entre familiares y amigos y que, en cambio, son
rechazadas en su uso entre desconocidos en mbitos ms formales como
el que estudiamos. En este punto adquieren relevancia las nociones de
efecto de cortesa y efecto de descortesa que aplica Mara Bernal (2007).
Asimismo, con respecto al manejo de actos amenazadores de imagen,
hemos observado la ausencia de atenuacin o de otros elementos
codificadores de cortesa en los casos estudiados, por lo que esos actos
son evaluados negativamente por los hablantes, que tienen plena
conciencia de las expresiones de (des)cortesa que tienen lugar en las
interacciones.
Rumbos sociolingsticos 71
Captulo 4
Dime cmo estereotipas y te dir dnde te ubicas:
valoraciones de inmigrantes de pases limtrofes
y europeos en Baha Blanca
Laura Orsi
Resumen
Los estereotipos implican una categorizacin social, lograda a partir de un proceso
cognitivo que permite comprender el entorno social simplificando y sistematizando
informacin a la vez que provee al individuo de un modo de actuar socialmente
pautado, expresado por medio de respuestas impuestas por el cdigo cultural
(Schaff 1984; Silva-Corvaln 2001; Tajfel 2010; Bhabha 2007). En el marco de la
investigacin que desarrollamos, cuyo objetivo es relevar estereotipos de
inmigrantes de pases limtrofes en Baha Blanca, hemos podido corroborar que
existe una visin generalizada de la inmigracin de pases limtrofes cuya
valoracin es negativa (Orsi 2010), as como tambin generalizaciones en las
formas de referencia (y los elementos lingsticos que las componen) utilizadas
para aludir a los inmigrantes de esos pases (Orsi 2011). Adems, pudimos
establecer en las respuestas a algunas de las preguntas del cuestionario que
aplicamos (que atendi a aspectos tanto sociolgicos como lingsticos) la
presencia de alusiones a inmigrantes de pases europeos, por los que no se
preguntaba, cuya valoracin es la opuesta a la relevada para los inmigrantes de
pases limtrofes (Orsi 2011). El objetivo del captulo que presentamos es mostrar
tales valoraciones de los inmigrantes de pases limtrofes y de pases europeos,
ponindolas en relacin con el lugar social en el que se ubican discursivamente los
informantes respecto de ambos grupos inmigratorios.
1 Introduccin
La lengua se define como instrumento no solo representacional y
comunicacional sino tambin como transmisor de las experiencias de las
generaciones precedentes y del pensamiento y de la accin propios y
ajenos. La lengua como instrumento de produccin y negociacin de
contenidos construidos y compartidos socialmente es el lugar en el que se
cruzan e interactan el sujeto colectivo y el sujeto individual, funciona
como indicador externo para el grupo determinado y como elemento
privilegiado de cohesin interna (cfr. Barrios 1999:35). Este
funcionamiento cobra especial relevancia cuando entra en juego un
fenmeno social como lo es la inmigracin.
Para comprender el complejo entorno social, los sujetos utilizan
estereotipos que implican una categorizacin social, lograda a partir de
un proceso cognitivo que permite comprender el entorno social
simplificando y sistematizando informacin a la vez que facilita al
individuo un modo de actuar socialmente pautado, expresado por medio
de respuestas impuestas por el cdigo cultural (Schaff 1984; Silva-
Corvaln 2001; Tajfel 2010; Bhabha 2007).
La investigacin que desarrollamos tiene por objetivo relevar
estereotipos de inmigrantes de pases limtrofes en Baha Blanca. En
trabajos previos hemos podido corroborar que existe una visin
generalizada de la inmigracin de pases limtrofes cuya valoracin es
negativa (Orsi 2010), as como tambin generalizaciones en las formas de
referencia (y los elementos lingsticos que las componen) utilizadas para
aludir a los inmigrantes de esos pases (Orsi 2011). Adems, pudimos
establecer en las respuestas a algunas de las preguntas del cuestionario
que aplicamos (que atendi a aspectos tanto sociolgicos como
lingsticos) la presencia de referencias a inmigrantes de pases europeos,
por los que no se preguntaba, cuya valoracin es opuesta a la relevada
para los inmigrantes de pases limtrofes (Orsi 2011).
El objetivo de este trabajo es mostrar las valoraciones de los
inmigrantes de pases limtrofes y de pases europeos, ponindolas en
relacin con el lugar social en el que se ubican discursivamente los
informantes respecto de ambos grupos inmigratorios. Para ello se
conform una muestra de 54 bahienses (equilibrada en relacin con las
variables de gnero, edad y nivel educacional) a cada uno de los que se
les realiz una entrevista pautada con preguntas gua en una
conversacin dirigida (cfr. Silva-Corvaln 1989:30).
Rumbos sociolingsticos 75
Laura Orsi
Rumbos sociolingsticos 77
Laura Orsi
Rumbos sociolingsticos 79
Laura Orsi
6 Conclusiones
El desarrollo de trabajo muestra dos visiones extendidas de la
inmigracin que se presentan polarizadas: una histrica, tamizada por el
transcurso del tiempo y por ello idealizada; la otra contempornea,
experimentada y estigmatizada por asociarla con la pobreza y causante
de desocupacin que enfrenta la sociedad receptora a los inmigrantes de
pases limtrofes percibidos como una amenaza.
Finalmente, se puede apreciar que el lugar que ocupa el bahiense es
igual o inferior respecto de los europeos desde una posicin discursiva de
poder reconocida, entre otras cosas, por la filiacin y la superioridad
respecto de los inmigrantes de pases limtrofes, desde una posicin
discursiva legitimada por ser miembros de la sociedad receptora.27
Este lugar se encuentra atravesado por cuestiones histricas, sociales,
culturales y econmicas que moldean una identidad social tensionada
que no se agota en el discurso porque, siguiendo a Patrick Charaudeau
(2009), necesita ser repetida, reforzada, reconstruida o, por el contrario,
ocultada por el comportamiento lingstico en un discurso de la identidad
que siempre es algo para construir-en la construccin.
Resumen
De acuerdo con la divisin de las regiones lingsticas de Vidal de Battini (1964),
San Luis comparte con Crdoba la regin Central caracterizada por ser una zona
de lmites abiertos, de transicin entre el Noroeste, Cuyo y el Litoral. En cuanto a
su situacin geogrfica, San Luis integra histricamente la regin de Cuyo junto
con Mendoza y San Juan. Sin embargo, a nivel lingstico no pertenece a la misma
zona que sus provincias vecinas por motivos histricos, topogrficos y culturales.
En este contexto, el objetivo del presente trabajo es analizar un fenmeno del
registro coloquial o informal de amplia difusin en la sociedad sanluisea,
relacionado con el uso del artculo antepuesto a los nombres propios en la oralidad
y escritura informal o familiar, por ejemplo: La Cristina, El Juan, El Alberto. Si
bien tenemos conocimiento de que este fenmeno no es privativo de San Luis,
dado el alcance del presente trabajo, solo consideraremos el habla de esta
provincia. Nuestra hiptesis es que este rasgo no solo ha impregnado todos los
estratos sociales sino que tiende a expandirse como caracterstica de pertenencia a
esta comunidad lingstica. En este sentido, aunque se podra calificar a esta
particularidad como una desviacin de la norma gramatical, los fundamentos
sociales, culturales e histricos que la sustentan hacen que est ampliamente
aceptada en el uso y que se pueda describir como un rasgo que al menos pertenece
a la variedad lingstica de San Luis.
1 Introduccin
Siguiendo a Vidal de Battini (1964), el espaol de Argentina en su
formacin, se enriqueci con voces indgenas, especialmente quichuas,
guaranes y araucanas. Tambin recibi influencias lxicas de origen
portugus, principalmente en la frontera noroeste. Al mismo tiempo se
fueron olvidando trminos del espaol peninsular que resultaban poco
significativos en Amrica y aumentaron los que se acuaban en el medio
rural, en el que nuestro espaol hablado adquiri gran parte de sus
particularidades diferenciales en el aislamiento de los campos y en los
ambientes populares (Vidal de Battini 1964:56-57). Segn esta autora,
se fue diferenciando el habla extranjerizante de Buenos Aires y sus
alrededores del habla tradicional de las provincias del interior de
antigua colonizacin, en especial las centrales y del Noroeste. Finalmente,
lleg la influencia de la inmigracin cuyos integrantes se mezclaron con
las clases populares nativas, dando como resultado un habla heterognea
particular.
De acuerdo con la divisin de las regiones lingsticas que plantea
Vidal de Battini, San Luis comparte con Crdoba la regin Central
caracterizada por ser una zona de lmites abiertos, de transicin entre
el Noroeste, Cuyo y el Litoral. En cada una de estas provincias se
distingue una zona tpica, antigua y tradicional formada sobre el ncleo
de sus ciudades capitales, las primeras de la conquista, con
caractersticas que definen su modalidad regional (Vidal de Battini
1964:80). Crdoba, San Luis y Entre Ros son regiones de transicin o
de enlace por participar de algunas de las caractersticas de las regiones
circunvecinas, pero el habla de cada una de estas provincias configura,
en su totalidad, un modo definido y tpico del habla del pas (Vidal de
Battini 1964:82).
En cuanto a su situacin geogrfica, San Luis integra la regin de
Cuyo junto con Mendoza y San Juan. Sin embargo, a nivel lingstico no
pertenece a la misma regin que sus provincias vecinas por motivos
histricos, topogrficos y culturales. Esta postura la confirma Cubo de
Severino que explica que en la delimitacin geogrfica de la variedad
cuyana, los sujetos encuestados no mencionaron la provincia de San
Luis como probable origen del hablante cuyano (Cubo de Severino
2000:209). Seala que histricamente, la unin de San Luis a la regin
de Cuyo se debi a razones administrativas y no de cultura en comn ya
que en la variedad influyeron diferentes historias culturales,
prehispnicas y colonizadoras, y corrientes migratorias de distinto origen
conformando dos subunidades: Mendoza y San Juan por un lado y San
Luis por otro. Hasta donde hemos podido indagar, no encontramos
trabajos publicados especficos relativos al habla de la provincia de San
2 Antecedentes
Vidal de Battini en su libro El habla rural de San Luis (1949:384-
385), describe el uso del artculo con nombres propios en los siguientes
casos:
Con respecto a nombres de mujeres, seala:
en el habla popular, llevan siempre artculo: la Mara, la Delfina
Se da este uso en el trato familiar de las clases cultas, pero se tiende a suprimirlo
en el trato social; el artculo se mantiene para criadas y mujeres del pueblo.
Ejemplo: - Decile a Teresa que la mande a la Juana al mercado. El artculo seala
la clase social.
En lo relativo a nombres de hombres, manifiesta:
Los nombres de varones no llevan, en general, artculo; alguna vez se lo usa como
un signo afectivo. Ejemplo: Es muy bonito el Juancito e la Tomasa.
Asimismo, y con mayor frecuencia, como tratamiento despectivo. Ejemplo: El
Francisco de doa Trini tiene la culpa.
El uso del artculo con los apellidos es siempre despectivo. Ejemplo: El Gonzlez,
aqul, En todos los robos anda el Sosa de Lujn.
En relacin con los apodos, siempre llevan artculo.
Ejemplos: el Chacho, la Gringa, el Negro.
Rumbos sociolingsticos 83
Lidia Unger y Jackeline Miazzo
3 Posicionamiento terico
A los fines de cumplimentar con el objetivo propuesto, adoptamos las
siguientes categoras conceptuales:
Segn Gmez Torrego (2007), el artculo definido (femenino y
masculino) puede cumplir distintas funciones desde el punto de vista de
su significado: i) delimita lo denotado por el sustantivo y lo identifica
dentro de una clase; ii) tiene valor dectico, sealando una realidad
designada por un sustantivo concreto y iii) posee valor generalizador, al
preceder a sustantivos que designan conceptos conocidos por el hablante
y el oyente a partir de su conocimiento del mundo.
Segn Alarcos Llorach (1997), los nombres propios designan objetos
nicos en una situacin de habla compartida por el hablante y el oyente.
Identifican sin ambigedad posible una realidad determinada, a
diferencia de los nombres comunes que la clasifican. Los nombres
propios, lleven o no artculo, poseen valores que el artculo confiere al
nombre comn. Por lo tanto, el papel del artculo es transformar el
nombre clasificador en identificador.
Con respecto a la temtica especfica abordada en este trabajo,
resultan pertinentes las afirmaciones de Alarcos Llorach quien menciona
la presencia de este fenmeno: con los nombres propios no existe la
variacin entre forma con artculo y sin l, salvo en usos arcaizantes
(como el forense) y vulgares o dialectales (1997:233). Podramos
hipotetizar entonces, que su uso est relacionado, a nivel gramatical, con
una intencin de reafirmacin del carcter identificador del nombre
propio.
Por otro lado, entendemos por variedad lingstica al conjunto de
caractersticas particulares que identifican a un grupo de hablantes que
producen una variedad de la misma lengua, a partir del entrecruzamiento
4 Metodologa
El presente trabajo es una investigacin de tipo cualitativa ya que
pretende indagar un fenmeno lingstico de uso frecuente en la variedad
puntana. Es adems un trabajo de investigacin de tipo descriptivo,
debido a que se realiza un anlisis de los datos recolectados.
El estudio supone un abordaje terico desde perspectivas que
reconocen el mismo estatus y valor a cada una de las variedades,
legitimadas no solo por la lingstica terica, sino primordialmente por el
uso.
Con respecto al corpus de la oralidad, se conform con producciones
extradas de interacciones de hablantes usuarios de la variedad puntana.
En lo que se refiere a la escritura, presentamos enunciados
recolectados en prcticas discursivas de las nuevas tecnologas de la
informacin y comunicacin (NTIC): mails, chats, foros y blogs. Adems, y
dado que se observa este mismo fenmeno, se incluyeron los textos
escritos en las pizarras pblicas.28
Rumbos sociolingsticos 85
Lidia Unger y Jackeline Miazzo
5 Resultados y discusin
A modo de ejemplificacin del fenmeno analizado, presentamos a
continuacin algunos casos que pertenecen tanto a la escritura informal
como a la oralidad:
Escritura informal
(1) Blog
(2) Foro
29 Fuente: http://bmxpuntano.blogspot.com/2011/05/seba-s-web-edit-2.html
30 Fuente: http://cafepoliticovm.blogspot.com/2011/06/alberto-rodriguez-saa-el-
candidato.html
(3) Mail
Hola Oli:
Ayer estuve en una reunin con la Marcela, te cuento que el
concurso del cargo de Auxiliar para mi asignatura est por salir. Le
pedi al Ramon que nos avise cuando este en cartelera. Igualmente,
por las dudas, decile a la Silvia que est atenta.
Un abrazo
Estela
----------------
Oralidad
(5)) Personas conocidas por ambos interlocutores o de exposicin
pblica
Rumbos sociolingsticos 87
Lidia Unger y Jackeline Miazzo
6 Conclusiones
Asumimos que en el espaol de la Argentina, tal como sucede con
todas las lenguas naturales, conviven numerosas variedades, todas
igualmente correctas: no existen superiores ni inferiores. Las
particularidades de las variedades regionales no deben entenderse, a
nuestro criterio, como una desviacin de la legitimada rioplatense.
El fenmeno analizado, perteneciente al registro coloquial, tanto en la
oralidad como en la escritura informal, ha impregnado todo el entramado
social, sin distincin de edad, sexo o nivel cultural. Observamos que
tiende a expandirse y a instalarse en la comunidad como un rasgo
identitario de la variedad lingstica puntana.
Para finalizar, hacemos nuestras las palabras de Vidal de Battini:
La variedad no significa descenso ni empobrecimiento, sino expresin
del espritu de cada pueblo (1964:74).
Raquel Alarcn
Resumen
Este captulo pretende compartir algunas caracterizaciones de la gramtica en uso
en la variedad discursiva de la provincia de Misiones en tanto sistema y modo de
produccin de sentidos en un espacio donde las lenguas vecinales y las instaladas
histricamente entremezclan dinmicas socioculturales propias de la regin. Las
categoras semiticas de borde y de frontera en sus ms amplias acepciones
permiten la construccin de un dispositivo metodolgico para el tratamiento de
tales cuestiones. Los juegos gramaticales adquieren singulares formas segn los
contactos que el espaol experimente con las variedades de las lenguas
delimitadas geopolticamente (guaran, portugus); con las presencias vestigiales
de lenguas inmigrantes (alemn, polaco, ucraniano, dinamarqus, japons, etc.);
con modos lingsticos de la ruralidad sesgados por construcciones, fraseos y
ritmos de un espaol alejado del estndar escolar; todo ello inmerso y trenzado en
los movimientos mediticos de la posmodernidad y las culturas contemporneas
complejas y dispersas. Si bien, algunas de las formas aqu presentadas se dan
tambin en dialectos de otras regiones, el abordaje socio-semitico intenta explicar
los particulares sentidos con que son usados en el ms vivo y cambiante
intercambio oral de la vecindad misionera.
1 Introduccin
En el marco de nuestras investigaciones problematizamos el campo de
la Gramtica en relacin con las ctedras de Gramtica I y II de las
carreras del profesorado y la licenciatura en Letras de la UNaM y con
acciones de transferencia al campo de la enseanza en el sistema
educativo.31
Las trayectorias formativas del equipo docente-investigador se
inscriben en la lnea de los estudios semiticos, pertenencia que habilita
un abordaje transdisciplinar flexible y abierto a las articulaciones con
disciplinas colindantes (y no tanto): semitica, anlisis del discurso,
retrica, alfabetizacin, pedagoga, entornos virtuales, etnografa, etc.
tratando de mantener la especificidad del campo en las fricciones de los
contactos.
Llevados estos cruces y traslapes a las fronteras geopolticas,
culturales y discursivas de nuestro hbitat en los bordes nos interesan
particularmente las formas dialectales de la regin y la reflexin sobre las
opciones gramaticales que sostienen y se sostienen en los sentidos de los
usos cotidianos.
Para este ltimo aspecto tomamos como referencia terica y
metodolgica los desarrollos y trabajos de campo de la Dra. A.M.
Camblong32 en relacin con una lnea de pensamiento mestizo-criollo
cuyos postulados operan en la base de nuestras indagaciones.
En esta oportunidad tomamos conceptualizaciones como estancias en
lenguaje; fronteras y mestizajes; juegos en aspern y basltico, que
resultan operativas para los movimientos de anlisis y reflexin
metalingstica que intentamos realizar sobre expresiones dialectales
paradigmticas del estar en la frontera.
Como ltima advertencia de este breve encuadre creemos oportuno
explicitar que no trabajamos con corpus ni clasificaciones de muestras
dialectales descontextualizadas u organizadas por niveles gramaticales,
sino que procuramos explicar a travs del artificio metalingstico la
potencia semitica de las formas de vida que conllevan los particulares
juegos lingsticos" (Wittgenstein) enunciados por los habitantes de estos
lugares. Para este trabajo en particular nos limitamos a una serie de
ensayos camblognianos que recogen enunciados tpicos de la variedad
dialectal misionera, a partir de los cuales realizamos las operaciones de
anlisis.
2 Gramtica y Estancia
Misiones exhibe en el topnimo de su designacin, la huella histrica
del coloniaje espaol y de la incursin jesutica de principios del S XVII,
misin que a pesar de haberse interrumpido a mediados del S XVIII
(1767) dej la impronta de una historia de reducciones; quedamos, por
ejemplo, reducidos a un apndice unido al mapa nacional por menos del
20% de nuestros lmites. Habitamos una espacialidad de bordes y de
trnsitos permanentes caracterizada como fronteriza y perifrica donde
Rumbos Sociolingsticos 91
Andrs Alberto Arroyo
Rumbos Sociolingsticos 93
Andrs Alberto Arroyo
3 Aspern y basltico
El movimiento vital de los intercambios culturales y los juegos
lingsticos que lo sostienen y lo entraman configuran formas singulares
segn los contactos que el espaol experimente con las diferentes
variedades. Sin hacer cronologas ni descripciones del poblamiento de la
provincia, nos limitaremos a presentar la heterogeneidad y variaciones
lingsticas que constituyen al espaol de estos lares.
En las zonas delimitadas geopolticamente, fronteras con Paraguay y
Brasil, las mezclas con el guaran y con el portugus, devienen en
variedades conocidas como guaran- yopar y portuol, respectivamente;
las presencias vestigiales de las lenguas de inmigrantes europeos en
diversos sitios de la provincia, encuentran al espaol misionero con
vestigios de alemn, ucraniano, sueco, dinamarqus, polaco, japons,
que perduran en la fraseologa y el lxico fundamentalmente; los pueblos
originarios guaranes, que han quedado reducidos (otra ms de nuestras
reducciones) a asentamientos aislados, conservan como lengua materna
el mby guaran; las variaciones dialectales de los habitantes de la
ruralidad y de zonas periurbanas adquieren modalidades sesgadas por
35 Mujer cuyo trabajo consiste en pasar mercaderas para la venta desde el lado paraguayo
al argentino.
Rumbos Sociolingsticos 95
Andrs Alberto Arroyo
4 Vamos cerrando
Podemos mencionar entonces a partir de estas primeras
aproximaciones, sin pretensin de exhaustividad, algunas caractersticas
generales del lenguaje en uso de los misioneros:
-combinaciones lexicales y fraseolgicas cambiantes, sincretismos y
amalgamas que entrecruzan criterios, operaciones y procedimientos de
distintos campos;
-morfosintaxis enrevesada, atrevida, desordenada, que juega con el
hiprbaton, las repeticiones, los reforzadores y escansiones segn reglas
que el momento y el sentido demanden;
-sentido pragmtico devenido de un fuerte involucramiento enunciativo
en la historia cotidiana de cruces y resistencia.
Esta rareza de los productos interculturales y las realizaciones en
aspern y basltico establecen, por su misma aparicin, un conflicto y
una tensin con el poder. Desde una posicin en el borde de lo aceptable
para la norma arroja contra el canon tales piedras lingsticas en
permanente corrimiento, provocando una reaccin que coloca al dialecto
en el lugar de la no legitimidad dentro del campo de la cultura oficial,
donde las variantes se estigmatizan, se sealan, se corrigen, a pesar de
las declaraciones y declamaciones a favor de las polticas de inclusin.
La lengua que acompaa esta vida de mixturas y alquimias semiticas
forma parte del complejo proceso sociocultural en cuya dinmica se
explican las modificaciones al sistema formal compartido, los artificios y
las transformaciones de la lengua en uso y las variaciones de un
pensamiento mestizo-criollo en permanente de-construccin.
Desde ese lugar el aspern y basltico opera sobre un pragmatismo de
base, genera su propio sistema y sus probabilidades de realizacin
asegurando que el sentido responda al pacto enunciativo y a la
expectacin de que haya otro que responda (de Certau 1992 :52), un
vecino con idnticas historias y creencias.
Resumen
Este trabajo se enmarca en el proyecto Hacia una gramtica dialectal del espaol
de Catamarca (UNCa.- SeCyT, 2010-2011), en el que investigamos algunas
variantes lingsticas del espaol hablado en la Capital catamarquea. En esta
oportunidad, trabaj con las oraciones interrogativas totales introducidas con el
encabezador qu, empleo que en el espaol general es, cuando menos, novedoso.
Segn Pais (1953), este qu (Qu vamos a ir al cine?) no es un pronombre
interrogativo; en primer lugar, porque no se individualiza mediante una pausa
posterior; en segundo lugar, porque es una partcula tona, al contrario del
pronombre interrogativo, y porque no sustituye a la oracin que sigue despus de
la coma. El qu de la pregunta catamarquea slo introduceel cuerpo de la
interrogacin. Siguiendo esta lnea, y en funcin de trabajos ms actuales, como
Escandell-Vidal (1999) en Bosque y Demonte (1999); RAE (2011), entre otros, he
analizado estas construcciones en sus aspectos fontico-fonolgicos, sintcticos y
pragmticos, a fin de determinar el condicionamiento que habilita la inclusin de
la partcula que en una interrogativa total. Por ltimo, he tratado de establecer los
factores que intervinieron desde el punto de vista diacrnico.
1 Introduccin
El presente trabajo corresponde al proyecto Hacia una gramtica
dialectal del espaol de Catamarca (UNCa.- SeCyT, 2010-2011), en el
que investigamos algunas variantes lingsticas de nuestra provincia con
el propsito de desarrollar, en el largo plazo, una gramtica descriptiva de
los principales rasgos morfosintcticos.
En este caso, voy a centrarme en una forma particular de las
oraciones interrogativas totales, que es propia del habla catamarquea, a
saber: las interrogativas totales encabezadas por la partcula qu en
expresiones tales como Qu vamos a comer?, en las que ese que no es
propiamente un pronombre interrogativo, ya que no est individualizado
por una pausa posterior, ni sustituye a la proposicin expresada despus
de la partcula como sucede, por ejemplo, en la interrogativa parcial
Qu vamos a comer?, en donde ese qu es un pronombre; ni tampoco
representa al que anunciativo que se manifiesta en las oraciones del tipo
Es que vamos a comer?.
Para esto, har hincapi en el anlisis de Federico Pais (1953),
realizado en el captulo II titulado Sintaxis y estilstica en el habla
popular catamarquea del libro Algunos rasgos estilsticos de la lengua
popular catamarquea (1953); luego, me referir a los estudios realizados
por las gramticas actuales sobre las oraciones interrogativas en general
para corroborar, a partir de esto, la originalidad del fenmeno en
cuestin. Por ltimo, a partir de estas dos vas de trabajo, establecer
algunas conclusiones parciales que se desprenden de este trabajo.
Rumbos Sociolingsticos 99
Andrs Alberto Arroyo
Resumen
En este trabajo, investigamos una de las variantes lingsticas del espaol hablado
en la provincia de Catamarca, la estructura Me hace fro/calor y la posible
filiacin que existe entre sta y algunas caractersticas morfosintcticas de la
lengua quechua. La estructura que nos interesa ha sido analizada desde la
estilstica por Federico Pais (1953) a quien tomaremos como principal referente
para la explicacin del catamarqueismo. Por esta razn, ser necesario retomar
los estudios de este autor en relacin con la variacin sintctica de nuestra
variedad dialectal y analizarlos a la luz de los nuevos desarrollos en el campo de la
teora gramatical. Tomaremos la estructura me hace fro/calor como variante de
las formas siento fro o tengo fro del espaol estndar para establecer si son
equivalentes o si la variante catamarquea manifiesta desde lo morfosintctico
implicaciones semnticas de las que carecen las otras dos. Para este propsito,
seguiremos los aportes de Fernndez Soriano y Tboas Bayln (1999, en Bosque y
Demonte, 1999), Arce (2007)(para la descripcin de los dativos superfluos), RAE
(2009) y Fernndez Lagunilla y Anulla Rebollo (1995/2004). Por ltimo,
exploraremos la filiacin entre el catamarqueismo y algunas caractersticas
morfosintcticas de la lengua quechua dada la influencia de sustrato que esta
lengua indgena tiene respecto del espaol de Catamarca y porque generalmente
aparece acompaada de las interjecciones Chuy! o Tuy! originarias de dicha
lengua.
1 Introduccin
La variedad hablada del espaol de Catamarca incluye como uno de
sus rasgos particulares la estructura impersonal Hacer fro/calor con
dativo superfluo: Me hace fro/calor. En este trabajo, me propongo
ahondar en el anlisis de esta construccin dado que se encuentra dentro
de los casos de la variacin morfosintctica del espaol de nuestra
provincia y que constituye uno de los temas de investigacin de mi tesis
doctoral. La descripcin de esta estructura y su posible relacin con la
lengua quechua constituirn los puntos ms importantes del anlisis de
la variacin morfosintctica, puesto que tratar de delimitar las
caractersticas no slo sintcticas, sino tambin semntico-pragmticas
que habilitan la inclusin del cltico en la construccin.
En primer lugar, me centrar en un estudio explicativo sobre estas
construcciones realizado por Federico Pais, quien esboza una primera
descripcin desde la perspectiva de la estilstica lingstica que involucra
una explicacin gramatical. Seguidamente, intentar explicar la
impersonalidad que caracteriza a las oraciones con hacer y cmo, en la
variedad catamarquea, se ven personalizadas en tanto aparece un
dativo superfluo (DS) concordante con un referente en la situacin
discursiva (Me hace fro/calor).37
Estas descripciones sern analizadas a la luz de las nuevas teoras
gramaticales desde las que el cltico me es un DS que representa una
relacin de posesin, en tanto el fro es sentido por m. Esta idea, ya
referida por Pais (1953), explica que la estructura contenga un sujeto
psicolgico representado por el me y que slo pueda aparecer
acompaada de los DDSS que toman el paradigma oblicuo y rechazan el
reflexivo de tercera (Me hace fro/ Te hace fro/ Le hace fro / *Se hace
fro). Siguiendo la idea anterior, cabe aclarar que en este trabajo no
propongo una clasificacin de los DDSS, sino que intento ubicar el DS de
la construccin catamarquea en clasificaciones ya existentes.38
La descripcin de este fenmeno lingstico estar guiada
principalmente por los trabajos de Fernndez Soriano y Tboas Bayln
(1999, en Bosque y Demonte, 1999), Strozer (1976) y Arce (2007a)(para la
descripcin de los dativos superfluos), RAE (2011), en los que el estudio
de las oraciones impersonales no reflejas est ampliamente desarrollado.
Por ltimo, teniendo en cuenta el indicio de que las expresiones que
nos interesan casi siempre van acompaadas por las interjecciones
3. Marco socio-histrico
3.1 La Regin Noroeste: el contacto del espaol con el quechua
La regin del Noroeste argentino, que abarca las provincias de Jujuy,
Salta, Tucumn, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero, est
encuadrada dentro del rea lingstica andina. Esta zona se extiende
desde el sur de Colombia hasta el rincn noroccidental de la Argentina y
un pequeo enclave en el norte de Chile. Una de las principales
caractersticas de esta rea es que las variedades del aymara y del
quechua como lenguas de sustrato forman la base del bilingismo
andino. En este sentido, el espaol andino hablado por bilinges tiene
caractersticas lingsticas homogneas (Granda, 2002).40
Hasta el siglo XIX, el quechua era, adems del espaol, la lengua
elegida por los hablantes del Noroeste de nuestro pas. El espaol era la
lengua institucional utilizada por los funcionarios espaoles que vivan
41 Para una crtica detallada sobre fenmenos de contacto lingstico, vase WEINREICH
(1953), FERGUSON (1959), FISHMAN (1967), THOMASON Y KAUFMAN (1988), GRANDA (1996, 2002),
SILVA-CORVALN (1992, 1994), ORTIZ LPEZ Y LACORTE (2005), HIPPERDINGER (2001), HAUGEN
(1956), ROTAETXE (1988), PALACIOS ALCAINE (2000).
5 Conclusiones
Despus de haber referido el anlisis de Pais sobre la construccin
que nos interesa, de haberlo combinado con los postulados de Fernndez
Soriano y Tboas Bayln (1999), Arce (2007a), Strozer (1976) y RAE (2011)
y de haber establecido una relacin directa con la lengua quechua,
podemos afirmar que la aparicin del dativo ME, presente en el
catamarqueismo, no es casual.
En este sentido, las construcciones hacer fro/calor pueden expresar
fenmeno meteorolgico, atmosfrico o natural si el dativo no est
presente, pero si aparece en la oracin, implica semnticamente
sensacin fsica. Aqu, el dativo es exigido por el predicado, por lo tanto,
recibe el papel temtico de experimentante y cumple la funcin sintctica
de complemento indirecto.
Entonces, segn lo que analizamos a lo largo de este trabajo, podemos
entender que ME es un DS que funciona como adjunto y que es una
categora gramatical prxima a los adverbios, descripcin que se
corresponde con las explicaciones gramaticales ms aceptadas, o que es
un argumento que recibe papel temtico y caso y que, por lo tanto, se
acerca a la categora gramatical del paradigma oblicuo pronominal.
La influencia del quechua como lengua de sustrato explica en gran
medida que los hablantes catamarqueos prefieran en casi todos los
casos ME hace fro/calor a siento fro/calor o tengo fro/calor. Adems,
la inclusin de estos verbos en la categora de verbos que indican
dolencias y sensaciones fsicas explica que, en el espaol de Catamarca,
la estructura impersonal tenga el mismo sentido cuando se incluye el
dativo.
Resumen
La neutralizacin de rasgos de gnero y de nmero en clticos de acusativo es un
fenmeno de variacin propio del habla de la regin andina y, por ende, del NOA y
de Catamarca. Supone la prdida de flexin de gnero y nmero en el cltico que
duplica un objeto directo lxico, aunque no de la flexin casual. En este trabajo,
enmarcado en el proyecto Hacia una gramtica dialectal del espaol hablado en
Catamarca, analizamos los datos obtenidos de un corpus de encuestas escritas y
grabadas de hablantes catamarqueos de la capital y zonas aledaas, para
constatar el uso que realizan de este fenmeno y dilucidar los condicionamientos
gramaticales, semnticos y pragmticos que lo posibilitan, desde un enfoque no
slo descriptivo sino tambin explicativo. Asimismo, indagamos acerca de la
posible vinculacin del fenmeno analizado con la influencia del sustrato quechua.
1 Introduccin
La neutralizacin de gnero y nmero en clticos de acusativo consiste
en la prdida de la flexin de estos rasgos en el cltico que dobla un objeto
directo lxico y ha sido documentada por diversos autores, que no
siempre se han detenido en su anlisis gramatical, como una
particularidad en el uso de los clticos en la regin andina. Generalmente
han hecho referencia a la neutralizacin a favor del pronombre lo, que
puede aparecer procltico o encltico.
Martorell de Laconi (2001), por tomar un estudio centrado en una
provincia vecina a Catamarca, menciona la neutralizacin de rasgos en el
invariante lo que a veces reduplica el objeto (directo o indirecto) y afirma
que generalmente aparece como procltico, delante del verbo. Algunos de
los ejemplos que propone son:
(1)
a. Lo llam a las chicas
b. Lo di un libro a la Juana
c. Nios, quin lo tiene la llave? (Martorell de Laconi, 2001: 386)
La autora adhiere a la hiptesis de que el uso particular de los clticos
se relaciona con la influencia del sustrato quechua y adjudica la
preeminencia de la proclisis, en la variedad saltea, al orden oracional
propio de esta lengua: SOV, aunque no profundiza demasiado en esta
explicacin. Ms adelante, retomaremos, no obstante, esta hiptesis, ya
que resulta ser una de las que mayores posibilidades explicativas ofrecen
al fenmeno.
(2)
a. Compramlo facturas
b. Alcanzamlo la pinza
c. Picamlo la cebolla
d. Cuidamlo los chicos un rato
e. Miramlo la olla
f. Cebamlo unos mates
g. Cortamlo el pasto
(Colocamos la tilde en la vocal tnica, segn lo registrado en las
grabaciones)
El hecho de que la neutralizacin del cltico que duplica el OD sea
posible con los verbos en modo imperativo no diverge de los usos del
espaol estndar y puede explicarse desde la concepcin de los clticos
como morfemas de concordancia, (propuesta inicialmente por Suer
(1988), Franco (1993), Mendikoetxea (1993) y Torrego (1998) y tomada de
Rodrguez Ramalle (2005). El espaol permite la enclisis con infinitivos
(suponerlo), gerundios (admirndote) e imperativos (cllate), puesto que
estas son formas sin concordancia o con marcas mnimas de
concordancia. Por esta razn, la enclisis est determinada por la falta o
escasez de estos rasgos en la morfologa verbal. (Rodrguez Ramalle,
2005)
Un aspecto llamativo en los ejemplos registrados en Catamarca es el
hecho de que el doblado y la neutralizacin de gnero y nmero en el
cltico de acusativo se dan siempre que el cltico aparezca acompaado
de un dativo y, preferentemente, de primera persona. Es decir, no son
posibles, o apareceran con mucho menos frecuencia, casos como los
siguientes, que segn los autores consultados, se registran en otras
zonas de la misma regin dialectal:
(3)
Compralo facturas
Lo alcanzs la pinza
Pasalo la taza
Lo cuids los chicos un rato?
Miralo la olla
4 Implicaciones pragmticas
En este punto realizamos un anlisis cualitativo, en el que tomamos
en cuenta las reflexiones metalingsticas de los hablantes entrevistados
acerca de los efectos que se perciben en el uso (o no) del cltico
neutralizado, en relacin con la entonacin.
Los datos fueron obtenidos de setenta grabaciones, en las que, a
travs de la tcnica de entrevista semidirigida, se consult a los
informantes sobre qu frmulas prefieren para realizar un pedido
(recordemos que el doblado y la neutralizacin del cltico en Catamarca se
dan prioritariamente con verbos en imperativo), sobre las diferentes
maneras de efectuarlas (en lo referente a la entonacin) y sobre qu
diferencias perciben, en cuanto al grado de cortesa, entre una frmula y
otra.
Algunos de los hablantes encuestados manifestaron que el uso del
pronombre encltico suaviza el pedido. Entre otras explicaciones, es
5 Conclusiones
La neutralizacin de rasgos de gnero y nmero en clticos de
acusativo que doblan un OD lxico ha sido documentada como una
caracterstica dialectal de la regin andina, entre otras particularidades
en el uso de los clticos, cuya posible explicacin es la huella del contacto
lingstico entre el espaol y el quechua.
En el caso de Catamarca, en particular, observamos que los contornos
sintcticos en los que se pudo registrar el fenmeno son los que permite
el sistema del espaol estndar tanto para el doblado de clticos como
para la enclisis, a diferencia de los registros en los estudios consultados,
centrados en otras zonas dentro de la misma regin dialectal.
Desde el punto de vista semntico, observamos que todos los
predicados en los que tiene lugar el cltico neutralizado denotan eventos
tlicos o delimitados y que el doblado del OD est condicionado por las
caractersticas semnticas de los nombres que desempean esta
funcin.
El hecho de que el cltico lo generalmente aparezca precedido del
dativo me estara relacionado con una posible transferencia de los sufijos
quechuas ta (acusativo) y pu (benefactivo) respectivamente, que en esa
lengua funcionan como afijos portadores de rasgo de caso y que, en el
quechua santiagueo, se fusionan dando origen a la partcula pa, que
puede traducirse como me lo.
Por ltimo, en lo que respecta a las implicaciones pragmticas, el uso
del cltico doblado, as como su neutralizacin, incide, segn la
interpretacin de los hablantes, en el grado de cortesa.
Adriana Speranza
Resumen
En este trabajo, analizaremos el uso alternante de ciertos tiempos verbales en un
corpus periodstico. Entendemos que el problema propuesto est vinculado a la
evidencialidad como sustancia semntica subyacente. Esto es la posibilidad de
determinar la evaluacin y el grado de compromiso que cada sujeto establece con
la fuente de informacin y la evaluacin que hace de esta ltima. El enfoque
terico que sustenta nuestro trabajo se encuadra dentro de los principios de la
teora de la variacin morfosintctica segn los postulados de la Escuela de
Columbia y la Etnopragmtica. Esta perspectiva propone analizar el perfilamiento
cognitivo implcito en la variacin, en relacin con las necesidades comunicativas
de los hablantes. En este sentido, la propuesta variacionista adoptada se aleja de
los enfoques labovianos tradicionales puesto que procura conocer cules son los
procesos cognitivos que subyacen a la seleccin de las formas (Diver 1995; Garca
1995; Martnez 2000; 2010).
1 Introduccin
Los modos de apropiacin del conocimiento y el grado de validez que
el sujeto le otorga a la informacin que transmite en un enunciado
constituyen el sistema evidencial (Palmer 1986; Granda 2003;
Guentchva 1994, 1996). Bajo este concepto se ha estudiado su
expresin en distintas lenguas, enfatizando el anlisis de los recursos
morfolgicos, lxicos o sintcticos empleados para ello. Las publicaciones
ms recientes sobre el tema se ocupan de lenguas consideradas
tradicionalmente no evidenciales, tal es el caso del espaol (Bermdez
2006; Dendale 1994; Estrada 2010; Schwenter 1999; Speranza 2011; Vet
1994; entre otros).
En esta oportunidad, analizaremos el uso alternante que presentan el
Pretrito Perfecto Simple y el Pretrito Pluscuamperfecto del Modo
Indicativo en emisiones cuyo verbo principal se halla en pasado en un
corpus constituido por artculos periodsticos. En estos enunciados se
reformulan los dichos ajenos es decir, nos encontramos con diferentes
formas de citacin de otros discursos, de otros enunciados. Creemos que
el carcter referido de los mismos, le permite al individuo adoptar un
compromiso respecto de los hechos transmitidos, hechos que no ha
percibido a travs de los sentidos; eventos de los que el enunciador no ha
participado directamente. Sin embargo, entendemos que a travs de la
seleccin de la forma del tiempo verbal, el emisor manifiesta su
evaluacin de los hechos relatados como ms o menos ciertos y expresa
as, su grado de adhesin al contenido referencial del enunciado. El grado
de oportunidad de realizacin que le otorga a tales hechos se halla en
directa relacin con el significado bsico que oportunamente
postularemos para cada una de las formas en variacin. Tal como
desarrollaremos ms adelante, este significado hace propicia la expresin
de percepciones de esta ndole por parte del sujeto enunciador;
expresiones que, en este caso, resultan una reelaboracin de los hechos
narrados.
El enfoque terico que sustenta nuestro trabajo se encuadra dentro de
los principios de la teora de la variacin morfosintctica segn los
postulados de la Escuela de Columbia y la Etnopragmtica. Esta
perspectiva propone analizar el perfilamiento cognitivo implcito en la
variacin, en relacin con las necesidades comunicativas de los
hablantes. En este sentido, la propuesta variacionista adoptada se aleja
de los enfoques labovianos tradicionales puesto que procura conocer
cules son los procesos cognitivos que subyacen a la seleccin de las
formas (Diver 1995; Garca 1995; Martnez 2000; 2010).
En este marco intentaremos explicar los usos alternantes observados
en enunciados en los que los verbos principal y dependiente se hallan en
2 El problema
Nos ocuparemos, como hemos dicho, de las variables conformadas por
la variacin que presenta el uso del Pretrito Pluscuamperfecto (en
adelante PPl) y el Pretrito Perfecto Simple (en adelante PPS) del Modo
Indicativo con verbo principal en pasado. En esta oportunidad los verbos
introductorios corresponden a verbos de comunicacin verbal. Ilustramos
con los siguientes ejemplos:
(1)En la indagatoria, la acusada dijo que segn su marido los padres haban
muerto en un enfrentamiento con la polica. Ella siempre declar ignorar la
verdad, pero segn Casacin no es posible descartar que mienta. (Crnica, 12 de
julio de 2007, Seccin Poltica, Pg. 2)
(1a) Fras seal que clnicamente, de acuerdo al diagnstico del mdico, la causa
ha sido una meningococcemia, una forma grave de presentacin del caso. Luego
aclar que dijo clnicamente porque, no tuvimos lquido encfalo-raqudeo, ni
otras pruebas para determinar el germen. (Crnica, 28 de junio de 2007, Seccin
Informacin General, Pg. 14)
3 El corpus
Los materiales con los que hemos trabajado provienen de artculos
periodsticos correspondientes al diario Crnica.43 Las emisiones han sido
extradas de artculos diversos. Sin embargo, la naturaleza de las mismas
circunscribe su aparicin a determinadas secciones de la publicacin. La
cuantificacin de dichas emisiones nos muestra que la mayor frecuencia
de aparicin de las formas se concentra en las secciones: Informacin
general, Policiales, Poltica y Deportes.
El corpus analizado comprende 10 nmeros del diario publicados
entre el 28 de junio de 2007 y 16 de julio de 2008 en su edicin
matutina. De dicho corpus hemos extrado 153 emisiones, en las que
hemos hallado casos de la variacin que nos ocupa, distribuidas de la
siguiente manera:
PASADO/PPL. PASADO/PPS
Bases verbales 13 33% 26 67%
Bases verbales + 19 17% 95 83%
o.r.: 2.5 x2: 4.88 p<0.05
Tabla 2: Frecuencia de uso de acuerdo con el contenido semntico
de las bases verbales dependientes.
44 La nocin de hegemona que utilizamos est relacionada con la etimologa del trmino
(conducir, guiar) con lo cual nos alejamos de una concepcin sociolgica del mismo.
PASADO/PPL. PASADO/PPS
PdV hegemnico 17 33% 35 67%
+ PdV hegemnico 15 15% 86 85%
o.r.= 2.78 x2 = 6.6 p< 0.01
Tabla 3: Frecuencia de uso en relacin con los sujetos
que transmiten la informacin
5 Conclusiones
El anlisis de las producciones nos ha permitido verificar que los usos
observados muestran una expansin del PPS del Modo Indicativo. Este
Corpus
Diario Crnica (Edicin matutina). Los ejemplares consultados
corresponden a las siguientes fechas: 28/6; 5/7, 12/7, 20/7,
26/7 y 8/8 de 2007.
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