Estructuras Truncadas

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SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS DE LA COMUNICACIN.

A PROPSITO DEL ESTUDIO DE LAS ESTRUCTURAS TRUNCADAS EN EL


CORPUS PRESEEA-GRANADA*

Mara Jess Bedmar Gmez


Francisca Pose Furest
Universidad de Granada

0. PROPSITO

La lnea de investigacin que venimos desarrollando se encuadra en la llamada


perspectiva pragmtico-discursiva. En dicha lnea estudiamos los cortes sintctico-
discursivos a partir de materiales recogidos para el Proyecto ESEGRA (HUM-2004-
06052-CO6-05), perteneciente al Macroproyecto PRESEEA1. Ms especficamente: nos
ocupamos de las construcciones que, en su conjunto, denominamos estructuras
truncadas, grupo que incluye segn nuestra actual propuesta las construcciones
suspendidas y tambin las construcciones anacolticas2. En su parte comn, las
construcciones truncadas presentan un corte sintctico que las determina y estn
facultadas para dar cabida al enunciado, a un nico enunciado o unidad de sentido. En la
diferencial, las primeras prescinden expresamente del segmento terminal, mientras que
las segundas ofrecen tras la quiebra un tipo especfico de progresin textual a base de
segmentos funcionales que las rehacen y estructuran de modo abierto o cerrado, segn
presenten cierre o no cierre de la secuencia, caractersticas estas que precisamente le
proporcionan su entidad3.
El sesgo de nuestra investigacin se perfil en la reunin del Proyecto de
investigacin coordinado Estudio sociolingstico del espaol de Granada, las Palmas,
Lleida, Madrid- Alcal, Mlaga y Valencia (HUM-2004-06052-C06-05) celebrada en
Mlaga (Marzo de 2005). En relacin con los fenmenos tratados en el nivel
pragmtico-discursivo (uso de marcadores discursivos, mecanismos de cohesin textual,
atenuacin e intensificacin), se propuso como tema de estudio el tratamiento del
anacoluto a partir de los materiales que estaba recogiendo el equipo de Granada
(entrevistas correspondientes al nivel culto); y, al respecto, se aconsej enfocar el
tratamiento del anacoluto ms desde la perspectiva pragmtica que como fenmeno
idneo para el estudio de la variacin sociolingstica.

*
Este trabajo se inscribe dentro de las actividades del Proyecto de investigacin Estudio Sociolingstico del
habla de Granada (Proyecto ESEGRA) y ha contado con la subvencin del MCyT y los Fondos FEDER (Proyecto
ESEGRA: HUM2004-06052-CO6-05-FILO).
1
Entre las actividades del Proyecto panhispnico PRESEEA, Proyecto para el Estudio Sociolingstico del
Espaol de Espaa y Amrica, destaca principalmente la creacin de un corpus sociolingstico del espaol. Se
pretende reunir un material extenso y variado para el estudio del cambio lingstico del espaol, un material que
pueda servir de base a presentes y futuros anlisis de la lengua espaola, por lo que habr que adjudicarle ya un
incuestionable valor.
2
El calificativo truncadas lo emplea Bedmar (2005, 127) en sus estudios sobre el anacoluto.
3
Atendiendo a estos intereses, lleva a cabo el Trabajo de Investigacin Tutelada (TIT) F. Pose Furest, quien
tambin realiza la transliteracin de materiales del corpus PRESEEA-Granada. De los ejes tericos en que se mueve
dicho trabajo para el que cuenta con la direccin de M. J. Bedmar trata fundamentalmente el contenido de este
artculo. A la espera del anlisis de datos del Proyecto ESEGRA, se toman como muestra de referencia algunos
ejemplos extrados del corpus de investigacin de Bedmar (1987, 2005). Cfr. notas n 35, n 36 y n 37.

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MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

De acuerdo con aquellas recomendaciones, pusimos en marcha el estudio del


anacoluto desde la perspectiva pragmtico-discursiva. An as, no dejamos de lado
cualquier tipo de valoracin de carcter sociolingstico que pudiera establecerse. En
este sentido, no perdemos de vista la llamada de atencin que nos ofrece A. Hidalgo
(1997, 28, nota n 17) respecto de la labor llevada a cabo por J. Lindenfeld (1772) sobre
la covariacin entre la estructura sintctica y el origen social, la estructura sintctica y la
estructura contextual, y la estructura sintctica y la estructura social y contextual,
instancias de anlisis planteadas por este ltimo autor a propsito de las denominadas
construcciones suspendidas (Herrero: 1996) o sincopadas (Seco:1973), construcciones
afines en lo que a ruptura sintctica se refiere a las construcciones anacolticas. Por
su parte, Bedmar (1987, 60 y 2005, 124-125) ofrece algunos datos de variacin relativos
a las construcciones anacolticas4.
Por el momento, la procedencia y la extensin de la muestra que tenemos previsto
analizar no permiten establecer apreciaciones concluyentes sobre los parmetros de
estudio de Lindenfeld. Dejaremos aplazadas, pues, estas interesantes cuestiones a la
espera de poder realizar un anlisis contrastivo de mayor calado, no ya slo en el
sociolecto alto, en el cual se sita por ahora nuestro trabajo, sino tambin, cuando ya el
material se halle recogido, en el medio y alto. Estableceremos entonces, si se diera el
caso, algn tipo de constante atendiendo a las variables independientes de
estratificacin, edad, sexo y nivel educacional, y a las variables de post-estratificacin
(segn diseo del Proyecto PRESEEA).
El estudio de los cortes sintctico-discursivos queda enfocado, por tanto, desde el
nivel pragmtico-discursivo propiamente dicho. Este es, pues, el punto de partida de
nuestro trabajo y el mbito en el que nos moveremos a continuacin.
Lo que, entrando ya en materia, pretendemos en este artculo es, de una parte,
presentar el marco terico en el cual vamos a situar la investigacin de las estructuras
truncadas, esto es, establecer la gua que nos ofrece la perspectiva pragmtica, y, de
otra, desde el ngulo que esta perspectiva proporciona, buscar el lugar que a los hechos
sintcticos les corresponde. Para ello utilizaremos primero, como base general, las

4
Los resultados con los que contamos son estos:
Segn J. Lindenfeld, los hablantes de clases socioeconmicas altas son capaces de desarrollar un mayor grado de
complejidad sintctica, menos construcciones incompletas que los de la clase socioeconmica baja en un contexto
situacional formal. Cuando los contextos situacionales son informales, la complejidad sintctica apenas difiere en
funcin del estatuto socioeconmico o sociocultural del hablante.
En el estudio que Bedmar hace del anacoluto encontramos reflejados una serie de datos extrados de las
diferenciaciones de edad, cultura, registro diafsico y tipo o estilo de discurso (monlogo/dilogo) con las que haba
trabajado la autora. Son las siguientes:

1. El lenguaje infantil no es el apropiado para que el anacoluto se d, precisamente porque se vale de


un tipo de frases cortas y cerradas en las que el anacoluto no encuentra su lugar: emplea la parataxis,
prefiere la ordenacin temporal del discurso (luego... despus...) o referencial (entonces...) a la
subordinacin, y no produce variaciones sintcticas de las estructuras.
2. La situacin discursiva de monlogo o dilogo influye del siguiente modo: se constata que en un
discurso dialogado (siempre que no tienda al monlogo) el anacoluto aparece menos; sobre todo, si el
intercambio es rpido, las estructuras sintcticas suelen hacerse ms cortas, ms completas desde el punto
de vista significativo y con menos tendencia a la variacin en su presentacin formal.
3. Finalmente, la eleccin del registro coloquial favorece muy directamente su presentacin y esto
ocurre con independencia del factor sociocultural. En efecto, informantes de elevado nivel cultural ofrecen
mayor o menor nmero de anacolutos en funcin del nivel diafsico seleccionado. Si optan por un registro
ms espontneo no se atienen a la influencia de la letra impresa (lo que viene a coincidir con los resultados
de Lindenfeld).
En suma: la presencia de los anacolutos se aleja de la etapa infantil, se ve favorecida en el monlogo y aparece
con facilidad en el nivel diafsico de carcter coloquial.

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SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

visiones de J. Portols, A. Briz y C. Fuentes, y tambin contaremos con la opinin de G.


Herrero. Una vez expuestas las correspondientes posturas, y ya para de centrarnos en las
cuestiones gramaticales (sintcticas), realizaremos una valoracin conjunta de las
direcciones en que se mueven Briz (pragmagramtica) y Fuentes (sintaxis de la
comunicacin). Por ltimo, partiendo de las propuestas de ambos autores, mostraremos
nuestra propia postura: seleccin de ejes tericos en torno a los cuales llevaremos a cabo
el estudio de los cortes sintctico-discursivos.
Con el fin de situarnos de antemano en la perspectiva pragmtica del discurso,
resulta pedaggico acudir a la diferenciacin entre gramtica textual y discursiva
(Portols: 2005, 40). Ambas son tendencias de estudio que se suceden en el tiempo y
que tienen como objeto de estudio una distinta consideracin del texto: el texto como
producto, como algo esttico, y el texto como proceso, como algo dinmico.
La concepcin textual del discurso se remite, a su vez, a las concepciones, surgidas
en Europa en la dcada de 1970, que intentaban superar el lmite oracional de los
estudios gramaticales. Principalmente: el funcionalismo de M. A. K. Halliday y R.
Hasan (1976, 1989) en el Reino Unido, la lingstica del texto en lengua alemana de
Beaugrande y Dressler (1972) y el concepto de texto de van Dijk y Kintsh (1983).
Por su parte, la concepcin pragmtica del discurso arranca de la superacin de la
concepcin saussureana de la lengua que atiende al cdigo. Cuando un hablante quiere
comunicar algo acude al cdigo de la lengua y lleva a cabo la correspondiente
codificacin lingstica de aquello que pretende comunicar. El hablante conoce el
cdigo de su lengua, de una lengua concreta. Por su parte, el oyente, que tambin
conoce ese cdigo, descodifica el enunciado recibido y comprende aquello que le ha
comunicado el hablante. Pero esto no es todo. La comunicacin humana no es slo un
mero proceso de codificacin y descodificacin de enunciados. La principal tarea de la
Lingstica durante los ltimos tiempos intenta rellenar ese hueco que falta, ese no slo.
En opinin de los lingistas, que esto haya ocurrido as, que haya habido que buscar
otros caminos ms abarcadores para la comprensin del hecho comunicativo, nuevos
enfoques, nuevas teoras, se debe a la propia naturaleza del objeto de estudio que ahora
la lingstica se trae entre manos: el discurso. Segn Portols (2005, 40), el discurso es
la accin y resultado de utilizar las distintas unidades que facilita la gramtica de una
lengua en un acto concreto de comunicacin.
Pero no es nuestro propsito detenernos en esos caminos ms abarcadores, sino,
como indicbamos, orientarnos dentro de la perspectiva pragmtica tratando de
encontrar en ella el lugar que le corresponde a lo gramatical, a lo sintctico. De manera
que, con las miras puestas en nuestro objetivo, nos situaremos directamente en la lnea
discursivo-pragmtica, lo que nos permitir enfocar las estructuras que denominamos
truncadas, las construcciones suspendidas y las anacolticas, desde una perspectiva
distinta a como se ha hecho hasta el momento.
Con anterioridad, Bedmar (2005, 152) haba partido del texto visto no como
producto, sino como actividad, como actividad discursiva, dado que ella entenda que el
estudio de los textos orales haba de hacerse contemplando esos textos como actividad
en curso; de ah que, incluso, se planteara como nombres alternativos para la secuencia
textual y para el segmento textual denominaciones propuestas por la autora para
describir, respectivamente, la secuencia de base y los componentes funcionales del
anacoluto los de secuencia discursiva y segmento discursivo.
Por su parte, Herrero (1996) se ha encargado ya de analizar desde la perspectiva
pragmtica las construcciones suspendidas, construcciones, recordemos, que presentan

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MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

un corte sintctico sin restablecimiento explcito alguno de la lnea del discurso. No


obstante, hemos de puntualizar que los argumentos que la autora utiliza en su anlisis,
una vez que los aplica a los anacolutos, no dejan paso a la visin conjunta de ambas
estructuras, puesto que, a su modo de ver, las construcciones suspendidas s constituyen
enunciados pero no los anacolutos. Contrariamente, en la investigacin que nos ocupa,
lo que queremos demostrar es que las construcciones suspendidas y las anacolticas
presentan un rasgo estructural que las iguala aparte de su comn fractura sintctica,
que las integra en un mismo grupo: el hecho de que ambas constituyen enunciados5.
Bedmar (1987 y 2005) dej establecido este criterio y el criterio de su unidad
estructural mediante el aparato terico que le ofrecan la Lingstica del texto, primero,
y la Teora del hablar, despus. De acuerdo con nuestro actual objetivo, llegar a aunar
las construcciones suspendidas y las anacolticas desde una perspectiva pragmtico-
discursiva supone admitir que las ltimas construcciones cumplen, cuando menos, con
los siguientes rasgos constitutivos del enunciado:

- Comunicatividad (esencialmente, sentido).


- Patrn meldico propio.
- Independencia sintctica.
- Autosuficiencia (independencia) semntica.

Esta caracterizacin de enunciado es adjudicada por Herrero tan slo a las


construcciones suspendidas (1996, 112-113), como arriba se ha apuntado. Tratamos
ahora de demostrar que, no slo en el caso de las construcciones suspendidas, sino
tambin en el de las anacolticas, se cumplen los citados rasgos. Es nuestra intencin
comprobarlo y, de no ser as, rehacer nuestra postura, valindonos del instrumental
terico que ofrece la pragmtica del discurso. Para las construcciones anacolticas ello
supone fundamentalmente:

a) Retomar y analizar la estructura morfofuncional de los enunciados objeto


de estudio6.
b) Comprobar el grado de comunicatividad, sentido, de los enunciados.
Considrese (Portols: 1996, 203 ss.) que en el proceso de establecimiento del
sentido no slo cuenta la intencin comunicativa del hablante sino tambin la
interpretacin que a partir de lo dicho construye el oyente, informacin no
presente en el educto gramatical (implicaturas, suposiciones pertinentes
extradas por el oyente a partir de lo dicho y explicaturas, representacin
semntica una vez enriquecida pragmticamente).
5
Un avance sobre este particular se encuentra en Bedmar (2007).
6
Nos remitimos en principio a la delimitacin de los segmentos funcionales del anacoluto efectuada por Bedmar
(1987, 2005). La autora distingue en la estructura de la construccin anacoltica tres sub-unidades (Bedmar: 1987,
59) o segmentos: segmento inicial (su funcin es la de establecer el comienzo de la secuencia en que se produce el
anacoluto y marcar el punto de la fractura sintctica), segmento interpolado o inciso (aparece tras el segmento inicial,
como explanacin sintctica o bien interpolado con relativa o total independencia sintctica; su funcin es la de
proporcionar un cierre eventual al segmento inicial o tambin la de servir de intervalo textual entre el segmento
inicial y el metasegmento; su presencia es ocasional) y metasegmento (sustituye al segmento terminal; su funcin
especfica es la de procurar el cierre textual de la secuencia truncada; su presencia es opcional). Esta disposicin
estructural da lugar a los anacolutos bsicos (Bedmar: 1987 y 2005) , que son:

Tipo I: S* - I (con inciso y sin metasegmento)


Tipo II: S* - S' (sin inciso y con metasegmento)
Tipo III: S* -I- S' (con los tres componentes)

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SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

c) Comprobar que se corresponden con un contorno meldico propio,


cerrado.
d) Comprobar, finalmente, que poseen autosuficiencia semntica.

En el diseo de niveles de nuestra actual investigacin, las tareas a) y b) se incluyen


en el apartado denominado Criterios terico-operativos, que, por nuestra parte,
dividimos en dos tipos:

1. Criterios de procedimiento: aqu encaja el anlisis de la estructura


morfofuncional de los enunciados, que distinguimos como procedimiento a.
Tambin nos ocupamos en este nivel de anlisis de la estructura informativa de
la entrevista semidirigida y de las construcciones anacolticas, que distinguimos
como procedimiento b7.
2. Criterios de interpretacin: aplicacin de principios y reglas reguladoras
de la conversacin; lo que nos permitir establecer el grado de comunicatividad
de los correspondientes enunciados a partir del proceso de construccin del
sentido.

Para comprobar que estamos ante una nica configuracin meldica, habr que
ajustar el sentido a la base prosdica para nosotros unitaria a pesar de su
discontinuidad que le sirve de soporte8. Esto lo haremos contando con las grabaciones
digitalizadas del material del Proyecto ESEGRA.
Por ltimo, para comprobar la autosuficiencia semntica se habr de confirmar que
no existen relaciones semnticas con otros enunciados, que una construccin
anacoltica es slo un enunciado.

1. HACIA UNA LINGSTICA DE LA COMUNICACIN

1.1. Advertencias y propuestas generales

1.1.1. Las advertencias de Herrero: los prejuicios sintcticos, la perspectiva


pragmtica y la visin global de las manifestaciones discursivas
Segn Herrero (1996, 109-110), los prejuicios sintcticos, de los cuales el lingista no
llega a desprenderse, han constituido un fuerte obstculo que ha impedido el
acercamiento a la verdadera raz de los hechos coloquiales. No hay que conformarse con
una perspectiva exclusivamente discursiva derivada del mbito de la enunciacin (el
enunciado es bsicamente una unidad discursiva). Hay, por el contrario, que asumir una
visin global de las manifestaciones discursivas y adoptar una perspectiva pragmtica
que d cuenta de los hechos comunicativos. Literalmente:

7
Los procedimientos a y b responden a denominaciones arbitrarias con las que simplemente pretendemos
diferenciar, dentro de la aplicacin de los criterios terico-operativos, los dos tipos de anlisis que efectuamos en el
mbito del enunciado: el morfofuncional y el informativo.
8
M.A.K Halliday (1994) considera la unidad entonativa como la base o unidad de la informacin (Fuentes: 2000,
55). Aplicacin y desarrollo de este criterio encontramos en A. Hidalgo (1997 y 2006). Para su seguimiento desde
nuestra propia tradicin de estudios hasta la concepcin pragmtico discursiva, vid. Bedmar (2007).

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MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

Al adoptar exclusivamente una perspectiva sintctica, sin contemplar al tiempo


aspectos pragmticos de notable incidencia en los hechos comunicativos, sin asumir, en
definitiva, una visin global de las manifestaciones discursivas [lo destacamos en
cursiva], se llega a consideraciones de este tipo (Herrero: 1996, 110).

Se refiere la autora a esos prejuicios sintcticos del lingista que muchas veces le
impiden acercarse a la verdadera naturaleza y raz de los hechos coloquiales y que, en
consecuencia le ofrecen una visin distorsionada e irreal del discurso oral, hasta el
punto de que el propio lingista puede llegar a interpretar como dislocados o no
ajustados a los cnones muchos esquemas sintcticos usuales en el coloquio.

Y contina diciendo:

Sin embargo, hay que sealar que esta primera tendencia, frecuente en un primer
acercamiento al estudio del coloquio, acaba por abandonarse posteriormente: la
orientacin hacia una investigacin que integre nociones de tipo pragmtico se produce
de una forma natural y paulatina, puesto que la propia naturaleza del objeto de estudio y
la insuficiencia manifiesta de la sintaxis para explicar de forma convincente muchos
fenmenos coloquiales acaban por imponer esta perspectiva pragmtica (Herrero:
1996, 110).

1.1.2. La propuesta de Fuentes (2000, 2002, 2005a, 2005b): la lingstica de la


comunicacin y las disciplinas que la integran
C. Fuentes enfoca el problema de la lingstica de la comunicacin y de las
disciplinas que la integran en funcin de un inters que es el mismo que a nosotros nos
preocupa: encontrar el lugar destinado a la sintaxis del discurso en el campo de las
actuales teoras lingsticas, en el amplio campo de la pragmtica del discurso.
En efecto, Fuentes se plantea las causas de la aparicin de la perspectiva pragmtico-
comunicativa, la necesidad que la ha provocado, y, en particular, se pregunta si es
posible aplicar dicha perspectiva a la sintaxis. Tarea difcil, advierte aparte cuestiones
intrnsecas por la dificultad con que los gramticos formalistas se incorporan al mbito
de la pragmtica. Lo expresa as:

[] son modos de enfocar la lengua. O se es un gramtico formal, o se es un


lingista pragmtico. Ambas cosas no se puede ser a la vez, creo. Porque la
explicacin gramatical en s y aislada no tiene sentido. Y prueba de ello es que
nuestros gramticos tradicionales han sido frecuentemente pragmticos. (2000, 43)

La autora (2005a, 16-17) parte de la necesidad de construir una Lingstica


pragmtica (Fuentes: 2000, Fuentes-Alcaide: 2002) que agrupe e integre en una visin
global las disciplinas que hasta la fecha se han ido sumando a la Lingstica en sentido
estricto, esto es: que integre esas disciplinas que se han aadido, como una Lingstica
menos cientfica, ms externa, de segundo grado, a las tradicionales Fonologa,
Morfologa, Sintaxis y Semntica.
Pero es ya momento de no seguir con este tipo de consideraciones. Es el momento,
nos dice, de hablar de una Lingstica de la comunicacin que acoja antiguas
disciplinas, que ahora han resurgido, y otras si se las puede llamar as, en palabras de
la autora provenientes del desarrollo de rasgos o principios esenciales en la lingstica
estructural. Es decir: por una parte, Psicolingstica, Etnolingstica y Semitica, y, por

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SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

otro, Sociolingstica, Pragmtica, Lingstica del texto, Anlisis del discurso, Anlisis
conversacional,
En el momento actual de su investigacin, Fuentes sigue sosteniendo que el anlisis
lingstico puede hacerse desde la perspectiva pragmtica9, pues la pragmtica supone
un modo de enfocar la morfosintaxis, la lxico-semntica y la fontica-fonologa de una
lengua, teniendo en cuenta todo aquello que desde el entorno comunicativo, en sentido
amplio, influye en la seleccin (paradigmtica) y funcionamiento (sintagmtico) del
material lingstico10. En definitiva, se decanta la autora por una Lingstica
Pragmtica, una Lingstica de la comunicacin, global, abarcadora (Fuentes: 2005a,
17).

1.1.3. La postura de J. Portols (2004): defensa de una pragmtica integrada en la


lingstica descriptiva (en cooperacin con otras teoras de anlisis de la
comunicacin humana).
El mismo camino seguido con Fuentes lo haremos ahora tomando como referencia
las ideas de este otro autor. Por tanto, primero habr que responder a la pregunta clave:
Constituye la Pragmtica una ciencia propiamente lingstica o debe ser considerada
una disciplina filosfica, psicolgica o sociolgica? A continuacin habr que averiguar
el lugar que le corresponde a la sintaxis.
En el prlogo de su manual Pragmtica para hispanistas, nos explica Portols su
decisin de no incluir en dicho ttulo el adjetivo lingstica (podra haber sido
Pragmtica lingstica para hispanistas). Sobre este particular nos recuerda que, por
tradicin de estudio, lingstica y pragmtica constituyen dos parcelas diferentes:

-De un lado, repasa el surgimiento de la lingstica moderna en el XIX con la


defensa de la existencia de las leyes en la evolucin de las lenguas. Gracias a las leyes
de evolucin pudo separarse la lingstica de la filosofa, de la lgica y de la naciente
psicologa. En el siglo XX esa independencia se extendi a la sincrona con el
estructuralismo (y su atencin a la lengua) y con el generativismo (y su defensa de una
facultad del lenguaje). El objeto de estudio, la lengua en s misma considerada, y la
disciplina, la lingstica (de la lengua), tomaron entonces su entidad.
- De otro lado, se remonta el autor a los orgenes de la pragmtica, que, como es
sabido, no se encuentran en la ciencia Lingstica propiamente dicha, sino en la filosofa
del lenguaje, con autores como Austin y Grice, y en la sociologa. En suma: la
pragmtica se fundamenta en disciplinas distintas de la lingstica.
No obstante, aade, no es su intencin indicar con ello que no se pueda estudiar el
uso de la lengua sin tener en cuenta su forma, es decir, sin atender a qu categora
gramatical pertenece una palabra, a cul es la posicin de un determinado adjetivo, a si
una construccin es interrogativa y de qu tipo, o a si, en fin, el fonema final de un
grupo entonativo es ascendente o no lo es. Para Portols (2004, 28), s existe una
pragmtica lingstica, un estudio de las distintas formas lingsticas y su uso; si bien

9
La autora cita en esta misma lnea a Reyes (1990).
10
Su postura entra en paralelo con la de Verschueren (1987, 1995, 1999), quien como recoge Portols (2004,
26) considera que la pragmtica no sera un componente de la teora lingstica, como puedan ser la fontica, la
morfologa, la sintaxis o la semntica, ni pertenecera a las disciplinas que relacionan la realidad extralingstica con
el lenguaje, como la psicolingstica, la sociolingstica, la neurolingstica; sino que la pragmtica constituye una
perspectiva de estudio que puede ocuparse de cualquiera de estas disciplinas. Es tambin la posicin que defiende
Portols (2004, 16 y 26).

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MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

entiende que la pragmtica ha de ser ante todo una perspectiva de estudio de la lengua
y no un componente del sistema de la lengua comparable a la sintaxis o a la
morfologa, razn esencial por la que se decide a no poner en el ttulo el calificativo
indicado (2004, 16). Contando con ello, la conclusin definitiva a que llega el autor es
que hay que defender una pragmtica que, aunque coopere con otras teoras en el
anlisis de la comunicacin humana, se integre en la lingstica descriptiva.
En cuanto a la relacin entre gramtica y pragmtica, viene a decirnos que, dejando
aparte precedentes como el de la Estilstica de Bally11, el estructuralismo, teora
lingstica que domina la segunda mitad del siglo XX, se haba encargado de borrar
cualquier principio cuyo objeto no fuera sistemticamente lingstico. Si se retomaron
otro tipo de cuestiones fue, sin duda, porque la conciencia de su necesidad as lo exiga:
la pragmtica vino a resolver asuntos que la Gramtica por s misma no consegua
solventar (recordemos lo dicho ms arriba por Herrero).
Portols defiende la necesidad que tienen los pragmatistas de acercarse a la
gramtica y cree que es tarea de los investigadores recuperar el terreno que se cedi a
otras disciplinas. As, muchas de las cuestiones que se estudian en manuales de
gramtica que ya estamos acostumbrados a ver ah responden a explicaciones
pragmticas (artculos, tiempos verbales, perfrasis de relativo, por ejemplo). Por este
motivo, opina que todo pragmatista debe saber gramtica y no hacerlo es edificar
sobre cimientos de alfeique (Portols: 2004, 299).

2 LA SINTAXIS DE LA COMUNICACIN: PROPUESTAS. VALORACIN DE PROPUESTAS.


NUESTRA POSTURA

Comentaremos en este apartado las posturas de Briz (2001) y de Fuentes (2000,


2005a, 2005b) sobre el lugar que le corresponde a la gramtica vista desde la
perspectiva pragmtica, particularmente a la sintaxis. Seguidamente efectuaremos una
valoracin de sus propuestas y, para terminar, daremos paso a la presentacin de nuestra
postura.
Se trata ahora de acercarnos en lo posible al lugar que, en el marco de la Lingstica
comunicativa, haya de tener la sintaxis de la comunicacin. Pero, la cuestin es que an
no tenemos esa sintaxis de la comunicacin, segn Fuentes. Qu nos lo est
impidiendo? Esta es la relacin de causas que ella misma establece:

a) El peso de la tradicin en la categorizacin de las clases de palabras (que se


remonta a los griegos: distincin onoma/rema).
b) La persistencia en la utilizacin de la oracin como unidad de anlisis y la falta
de acercamiento al texto con instrumentos de anlisis adecuados.
c) La contraposicin gramtica/pragmtica, oracin/texto, basada en el sentido, el
contexto y la intencin comunicativa; de lo que parece que se sigue que el texto
queda fuera del dominio de las reglas.
d) La ampliacin de lmites. Al haberse extendido el objeto de estudio al mbito de
la lengua oral, se ha hecho necesario extender tambin el mbito de aplicacin

11
Sobre las diferencias entre la Estilstica de Bally (1905, 1909, 1932) y lo que l denomina al hilo del texto
nuestra pragmtica, destaca Portols (2004, 301) que ahora sabemos bastante ms sobre el funcionamiento de la
mente que hace un siglo.

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SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

de los conceptos. Se reconoce que en este otro campo de lo oral, segn ltimas
tendencias, lideradas por Briz y el grupo de estudios Val.Es.Co., el enfoque que
adquiere la perspectiva de estudio es conversacional, pragmtico, interactivo
(Fuentes: 2005a, 21).

La sintaxis comunicativa tiene que abrirse paso definitivo entre todos estos
presupuestos.Veamos a continuacin cmo lo abordan estos dos especialistas en la
materia.

2.1. La propuesta de Briz (2001)12. El anlisis de los hechos de habla: del registro a
la conversacin. La enunciacin como realizacin de actos de habla. El punto
de vista conversacional: la negociacin, la interaccin. La pragmagramtica
Con Briz nos situamos decididamente en el anlisis de los hechos de habla
correspondientes al registro oral-coloquial. Este anlisis debe atender a textos orales que
tienen que ver con el uso de la lengua en el registro oral-coloquial, y, ms
concretamente, debe hacerse a partir de materiales que recojan la manifestacin
prototpica de este registro, es decir, la variedad o tipo de texto constituida por la
conversacin espontnea.
As pues, el anlisis debe partir de textos que respondan al modelo de la
conversacin (espontnea); pero, adems, debe atender a la configuracin de la
conversacin entendida como unidad estructural abstracta. En este sentido, hay que
partir tambin del mbito conversacional, del reconocimiento de los niveles monolgico
y dialgico. Seguidamente ha de tenerse en cuenta lo que Briz llama nivel inmediato de
incidencia: a) el nivel de la enunciacin, para l, acciones e informaciones, b) el nivel
de la argumentacin, intenciones y valoraciones, y c) el nivel de la interaccin, la
relacin con el otro (2001, 65).
Explica el autor estos niveles de incidencia a travs de un ejemplo cuyo comentario
sintetizamos a continuacin:

Juan es inteligente, pero es un gandul

a) Punto de vista enunciativo: se constata la presencia de dos actos de habla de


carcter aseverativo.
b) Punto de vista argumentativo: dentro de un discurso prctico, en un contexto de
situacin concreto (eleccin de un candidato a un puesto de trabajo), tal
expresin se pronuncia con una intencin precisa. Estamos ante un acto reactivo
que se dirige a una conclusin (a Juan no se le puede contratar).
c) Punto de vista conversacional: esta expresin es, adems, manifestacin de un
desacuerdo; al ser esto as, la negociacin por el acuerdo, que es la meta de toda
conversacin, habra de continuar.

En lo que concierne al punto de vista conversacional, queremos dejar constancia de


cmo su manera de enfocar el anlisis se implica directamente con la escuela
sociolgica denominada Anlisis de la conversacin: conversar es para Briz, como lo es

12
A la referencia Briz (2001) podramos sumar como precedente la de Briz (1996), esto es, la correspondiente a
su obra El espaol coloquial situacin y uso, en la que se presta especial atencin a todo lo que concierne al registro
coloquial.

145
MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

para la citada escuela, interactuar13. Igualmente, destacaremos la aplicacin que el autor


hace de las mximas conversacionales de Grice14.
Contando con todas estas instancias, que han de ser tenidas en cuenta para llevar a
cabo el anlisis de los hechos de habla, se enfrenta Briz a uno de sus principales
empeos, la delimitacin que deba tener la pragmagramtica, la gramtica vista desde el
enfoque de la pragmtica.

2.1.1. La forma en que Briz enfoca el estudio de la pragmagramtica.


Con el trmino pragmagramtica se designa el marco explicativo en el que se ponen
en relacin los fenmenos de la enunciacin y la interaccin del discurso (A. Briz:
2001, 105)15, se marca especialmente la relacin entre enunciados y gramtica como
construccin que responde a la interaccin comunicativa.
Este es el cometido de la pragmagramtica:

Es una gramtica de la interaccin, una gramtica pragmtica que estudia la


conversacin atendiendo a sus diferentes niveles y unidades de anlisis; que parte de
una conversacin entendida como produccin (intencin) recepcin (aceptabilidad) en
una situacin de comunicacin, reflejo de los planes y metas que se fijan los
hablantes/oyentes cuando conversan coloquialmente (Briz: 2001, 12).

Ms extensamente:

[] la pragmagramtica es una disciplina que se encarga de estudiar y plantear los


principios, reglas, as como las estrategias que se siguen al usar la lengua en una
situacin determinada. Y el uso de sta en la conversacin es como un conjunto de
tareas y metas (producir y mostrar, recibir e interpretar; conectar la produccin y la
recepcin), que suponen un esfuerzo cognitivo para hablante y oyente, como
procesadores ambos de informacin, y de planes y tcticas discursivas para hacerlas
efectivas y eficaces e ir superando los obstculos que surgen al interactuar (2001, 67).

Esta sera su representacin:

<yo ahora, aqu y en estas circunstancias con la intencin de>


<digo, argumento y negocio contigo>
< y t recibes e interpretas (aceptas o no) ahora, aqu y en estas circunstancias>
el enunciado (mi intervencin) (Briz: 2001, 11).

13
En realidad, el grupo Val.Es.Co. ha desarrollado un modelo de anlisis que intenta conjugar tres modelos de
anlisis de la conversacin (Gallardo: 1993, 13):
- El analisis del discurso de la escuela de Birmingham (acto <movimiento <intercambio <transaccin <leccin).
- La pragmtica dialgica de la Escuela de Ginebra y de Lyon: historia conversacional <episodio <intercambio
intervencin <acto.
- Anlisis de la conversacin de los etnometodlogos H. Saks y E. Schegloff, que privilegian el anlisis de turno
y la secuencia.
Se reconoce especialmente su conexin con la escuela de Ginebra: las aportaciones de la escuela ginebrina han
tenido frutos en distintas lenguas, y particularmente, en el caso del espaol, a travs de las aportaciones del grupo
Val.Es.Co, dirigido por Briz (Fuentes, 2000, 14 y 76).
14
Precisamente a los dos ltimos pilares tericos, Anlisis de la conversacin y teoras que parten de Grice, hace
referencia Portols como fundamentos que l mismo sigue en su Pragmtica para hispanistas (2004, 15).
15
El trmino lo utiliza Briz (2001) en el ttulo de su obra El espaol coloquial en la conversacin. Esbozo de
pragmagramtica.

146
SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

La conversacin es esencialmente interaccin. La interaccin conversacional es el


objeto de estudio especfico del Anlisis de la conversacin. Briz atiende a la
interaccin y la utiliza como fundamento de su pragmagramtica.
La disciplina surge, como tantos otros proyectos relacionados con la lingstica,
como consecuencia del desarrollo de la idea de que el lenguaje no slo es
representacin. El Anlisis de la conversacin no enfoca propiamente el lenguaje como
objeto de estudio, sino que atiende a la interaccin social en su produccin. De esta
forma, no se centra en el estudio exclusivo del habla, sino en el anlisis de la conducta.
Al anlisis de la conversacin le interesa tanto la interaccin que se produce en una
charla relajada entre amigos como la que se origina en un medio formal en el que las
reglas estn fijadas o se habla de acuerdo con estereotipos ya previstos. Asimismo, no
slo se interesa por los aspectos verbales o puramente lingsticos, sino tambin por los
extralingsticos. Se interesa por los turnos de palabras, contornos prosdicos, cortes
sintcticos, estudio del contexto situacional, etc. El objetivo del Anlisis conversacional
(AC) es explicar los mtodos compartidos que utilizan los interactuantes para producir y
reconocer su propia conducta y la de los dems (A. Pomerantz16, A. y B. J. Fehr: 2000,
108). Conversar es interactuar, negociar, argumentar para conseguir el acuerdo. Desde
esta dimensin puede avanzarse en el estudio sistemtico de la lengua.
Aparte de esta base inicial, los problemas a que se enfrenta la pragmagramtica se
remiten a los propios problemas que conlleva el anlisis de lo oral conversacional, al
que antes nos hemos referido. Al respecto, la cuestin es que no existe al da de hoy un
modelo regular para acometer la descripcin de la gramtica discursiva. Dicho modelo
dice Briz ha de ser necesariamente de carcter semntico y pragmtico. En sus
apreciaciones coincide segn l mismo manifiesta (2001, 11) con Narbona y con
Bustos: son los principios pragmticos y estrategias comunicativas los que permiten
explicar esa <<gramtica comunicativa>> del espaol coloquial en la conversacin.
En cuanto a los contenidos de la pragmagramtica, hacemos a continuacin un breve
esquema de la presentacin que hace el propio Briz, (grosso modo, ya que no hay
coincidencia en el reparto numrico aunque s en el reparto de ttulos y en la
segmentacin de captulos), con lo cual tendremos el reflejo de aquello que debe tratar,
o mejor, trata ya, la pragmagramtica:

I. Cuestiones previas: distincin oral/escrito. Los registros: el registro coloquial


II. La conversacin coloquial como tipo de discurso
1. Caracterizacin
2. Principios y mximas reguladores de la conversacin
3. Las unidades conversacionales
III. Constantes y estrategias del registro coloquial en la conversacin.
IV. Estrategias conversacionales. Planes y metas
1. Estrategias de produccin y recepcin. Los intensificadores y los atenuantes.
2. Estrategias de conexin (cohesin). Los conectores pragmticos
3. Estrategias de conexin y formulacin. Los conectores metadiscursivos.

16
A. Pomeranz fue discpula de Sacks. La autora, junto con otros discpulos de Saks como Jefferson y Schenkein,
contribuy al desarrollo del proyecto de su maestro: llevar a cabo un estudio descriptivo, naturalista y emprico de la
conducta humana (Pomeranz: 2000, 106).

147
MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

Al hilo de esta distribucin de temas y contenidos, queremos anotar algunas


cuestiones que tienen que ver con lo que seleccionaremos de Briz para, luego, hacer
nuestra propia propuesta.
Digamos, pues, en este punto que el enfoque que aporta la pragmagramtica nos
interesa directamente, dado que se ajusta al marco de estudio discursivo-pragmtico en
el que queremos desarrollar la investigacin de los cortes sintctico-discursivos.
Principalmente tendremos en cuenta lo concerniente al registro oral-coloquial y a la
conversacin entendida en sus tres facetas: a) como tipo de texto representativo del
registro oral coloquial b) como unidad estructural que acoge los niveles monolgico y
dialgico, y c) como interaccin.
Por nuestra parte, desde la interaccin, en tanto que principios que controlan y
explican el desarrollo de la conversacin como conducta social, contemplaremos las
mximas y principios reguladores de la conversacin17 y tambin contemplaremos las
constantes y estrategias del registro coloquial en la conversacin. Igualmente, desde la
interaccin nos interesaremos por las estrategias de conexin, pero no entre enunciados
sino de conexin de partes, segmentos, dentro del enunciado (cfr. 2.2.4. y 2.4.1.2.3.).
Obviamente, nuestro centro de inters, en atencin al objeto de estudio que
perseguimos, coincide con las constantes y estrategias del registro coloquial en la
conversacin, captulo este, segn entendemos, intermedio, que toca tanto a la parte
relativa al registro conversacional como a las estrategias (textuales, estructurales,
retricas) de construccin del discurso.

2.2. La propuesta de Fuentes (2000, 2005a, 2005b,). La sintaxis del enunciado: de


la oracin al enunciado (una muestra de trabajo). El mbito discursivo-
pragmtico: el acto de enunciacin y los planos o niveles que alberga. El
enunciado, el discurso y las macroestructuras del dictum: macroestructura
argumentativa y macroestructura informativa. La organizacin jerrquica del
texto.

2.2.1. La sintaxis del enunciado: de la oracin al enunciado (una muestra de


trabajo).
Hasta ahora lo habitual era acudir a la pragmtica o a lo discursivo para tapar las
lagunas que no podan cubrirse con la gramtica tradicional, pero el panorama ha
cambiado. Recientemente, a propsito de su artculo Hacia una sintaxis del enunciado
(2005b), Fuentes manifiesta que estamos en el momento adecuado para realizar una
descripcin de la sintaxis referida a los niveles superiores del lenguaje, hecho este que
exige no detenerse en la oracin, que exige hacer un estudio integral del discurso. A esta
exigencia responde el contenido del citado artculo, del cual nos permitimos hacer una
mnima sntesis a pie de pgina18.

17
Creemos preferible tratar los principios y mximas reguladores de la conversacin juntamente con los
contenidos del tema III, Constantes y estrategias del registro coloquial en la conversacin, a propsito de la
dimensin explicativa interaccin (en la que tambin concurren los contenidos del tema IV. Estrategias
conversacionales. Planes y metas). Como Briz mismo dice (2001, 43) Algunas aproximaciones discursivas han
pretendido fijar los principios que controlan y explican el desarrollo de la conversacin como conducta social, como
negociacin o argumentacin o como estructura. Vindolo as, los contenidos sobre principios y reglas
conversacionales no entraran en el nivel conversacional puramente estructural.
18
Aparte de la ratificacin de sus ideas, el artculo en cuestin pretende demostrar la existencia de lo que la
autora denomina huecos funcionales del enunciado. Para ello, metodolgicamente, entiende primero el trmino
funcin en el sentido constitutivo que dicho trmino posee, es decir, relacin establecida entre una expresin

148
SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

2.2.2. El mbito discursivo-pragmtico: el acto de enunciacin y los planos o niveles


que alberga
Ya podemos situarnos afirma Fuentes en una perspectiva lingstico-pragmtica,
que atienda a la <<multidimensionalidad>> del discurso. Consecuentemente, parte de un
enfoque discursivo-pragmtico y de un modo que caracteriza a la autora se sita en el
esquema de la comunicacin, de la enunciacin: hablante-mensaje-oyente. As, para
ella, el anlisis [del texto] debe hacerse teniendo en cuenta que el producto lingstico
est condicionado por todos los restantes elementos del esquema comunicativo, esto es,
el hablante, el receptor, el canal, el cdigo empleado y las circunstancias situacionales
(histricas, sociales, econmicas, profesionales) que lo rodean (Fuentes: 2000, 13).
Es esta aade una visin de una lingstica pragmtica y textual, prxima a la
Lingstica del habla saussureana, que no anula sino que complementa a la lingstica
de la lengua.
La enunciacin es, para Fuentes, el acto de comunicar, de emitir un enunciado. La
enunciacin, entendida como construccin del enunciado, nos dice, es un proceso
complejo que engloba diferentes momentos y relaciones:

- el yo enunciador
- el acto de decir (yo digo)
- la relacin decir con dictum
- la adecuacin del dictum a la intencin del yo
- la adecuacin del dictum al contexto (Fuentes, 2005b, 41)19

El punto de partida en el estudio integral del discurso es el enunciado: Hablar de


relacin sintctica desde una perspectiva pragmtica integrada supone partir del
enunciado (2005b, 34). La unidad mnima del discurso o texto, el enunciado, es la

lingstica y el conjunto en el que se integra; y, a continuacin, extiende su valor al mbito del enunciado,
utilizndolo como se hace habitualmente en sintaxis funcional cuando se aplica a la oracin. El resultado es que da
entrada a otras funciones no consideradas hasta ahora (Fuentes: 2005, 36). A su modo de ver, las funciones que
desempea una oracin o sintagma dentro de un mismo enunciado pueden ser:

-Funciones perifricas (no integradas): -complemento de enunciacin


-complemento modal
-complemento temtico
-circunstante

-Funciones nucleares: -complementos verbales

Slo a las funciones nucleares, esto es, aquellas que funcionan en el entorno oracional, se les aplican relaciones
de interdependencia, subordinacin, coordinacin.
Los complementos marginales no estn sometidos a dichas reglas; es preferible verlos estructurados siguiendo la
dicotoma integracin/no integracin (entindase el trmino integrado en correspondencia con un nico enunciado/no
integrado: existencia de dos enunciaciones). La integracin conlleva una conexin muy estrecha: un mismo contorno
enunciativo, la cadencia aparece al final, las pausas son ms breves y todos los elementos forman parte de una misma
estructura sintctica.
Presentar un elemento como integrado o no dentro de un enunciado es un rasgo de eleccin en la enunciacin. En
contra de la opinin de otros autores, como Jimnez Juli, que considera a los complementos externos como
modificadores de la oracin (que sigue existiendo sin ellos), Fuentes entiende que es el momento de superar criterios
sintcticos de este tipo y de emprender otras explicaciones: sin modalidad no habra enunciado y sin marcar la
estructura informativa, tampoco. De ah que a) se decante por incluir las funciones perifricas como no integradas
(pero dentro del enunciado), ocupando distintos huecos funcionales del enunciado (sometidas a la oposicin
integracin/no integracin); y b) las funciones nucleares (coordinacin, subordinacin, interdependencia) como
integradas dentro del enunciado.
19
Sobre la especificidad de los trminos, cfr. 2.2.3.

149
MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

manifestada como un solo acto de enunciacin, con una intencin de cierre y completa
en cuanto a su contenido, lo cual, a su vez, se manifiesta mediante la entonacin
(2005b, 35).
La propuesta metodolgica de Fuentes avanza, pues, en la direccin de integracin
del enunciado y, en definitiva, hacia una organizacin jerrquica, modular, del texto.
Aunque ms adelante entraremos en la cuestin, digamos ya que el texto o discurso
es para Fuentes la unidad mayor del encuentro comunicativo, la unidad en cuyo inters
confluyen los nuevos caminos abiertos por la Lingstica. El texto es un todo
organizado jerrquicamente: el mdulo jerrquico es una organizacin estructural, base
de todos los componentes que se acoplan a ella (Fuentes: 2000, 21 y 50). En l se
distinguen:

a) La superestructura u organizacin secuencial: composicin del texto (si ha lugar)


en funcin de partes tipolgicamente diversas: narrativa, expositiva, etc.
b) La organizacin macroestructural, que es de tipo lingstico, y, dentro de esta, la
organizacin informativa (macroestructura informativa) y la organizacin
argumentativa (macroestructura argumentativa).
c) La microestructura: organizacin fontica, sintctica y semntica de la oracin.

En resumidas cuentas: el enunciado posee una estructura interna que debemos


describir y conectar con otros enunciados para construir, as, la unidad superior, el
prrafo (Fuentes: 2000, 13). El texto se articula en partes: secuencia, prrafos
(intercambios, intervenciones en el dilogo) y enunciados (Fuentes: 2000, 308).

2.2.3. El enunciado, el discurso y las macroestructuras del dictum:


macroestructura argumentativa y macroestructura informativa
El enunciado se estructura en diferentes niveles o planos: el de la propia enunciacin
(acto de comunicar, de emitir un enunciado), el nivel modal (expresin subjetiva del
hablante), el de la formulacin y el del dictum, rodeado ste, a modo de ncleo, por los
niveles precedentes. Establezcamos su caracterizacin, de acuerdo con Fuentes:

a) El dictum es lo que quiere expresar el hablante, lo comunicado, lo informado, el


correlato del proceso de la representacin. Es una unidad de contenido, nocional
y de actividad del pensamiento del hablante. En l se encuentra la distincin
tema/rema.
b) El dictum se manifiesta en una estructura gramatical abstracta (sic), con un
contenido semntico, predicativo y nocional en cada elemento, con una meloda
y realizacin fnica determinada en el nivel segmental y en el suprasegmental.
c) El dictum presenta dos macroestructuras, la informativa y la argumentativa
(organizacin macroestructural, cfr. infra, apartado b)), que son estructuras que
afectan a la construccin de los enunciados en cuanto tales. Luego, adems, la
organizacin de la informacin se proyecta en el discurso mismo.
d) En el enunciado encontramos modalidad, formulacin y dictum.

2.2.3.1. La organizacin informativa, que a nosotros nos interesa particularmente20,


est incluida en la macroestructura. Para justificar este hecho Fuentes manifiesta lo

20
Cfr. la parte final del Propsito.

150
SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

siguiente: a) ya F. Dane en 1974 haba indicado que hay una progresin temtica en el
texto; b) en 1994 M.A. K. Halliday considera la unidad entonativa como la base o
unidad de la informacin; y c) hay una unidad informativa que es la que define la
oracin como mensaje, frente a la que presenta la oracin como intercambio o como
acto (lo destacamos en cursiva)21. Son stas tres dimensiones de un todo que se
interrelacionan para constituir el significado. Por tanto, segn Fuentes, la dimensin
informativa forma parte del significado de la oracin.
Pero la organizacin informativa no slo pertenece a la oracin, como acaba de
decirnos, o al enunciado, como se desprende de lo dicho ms arriba (niveles de
estructuracin del enunciado: el dictum presenta dos macroestructuras, la informativa y
la argumentativa), sino que va ms all. Comprobemos:

[] el hablante expone su intencin en una organizacin lingstica que lleva tambin una
organizacin informativa, a la que se adecua, y en virtud de la cual se organizan las
estructuras fonolgica, sintctica y semntica del texto. Esta organizacin informativa
depende tambin de lo que el hablante cree que el oyente sabe. Y se manifiesta en el plano
ms global, el macroestructural (organizacin de enunciados y prrafos) y en el
microestructural [organizacin y estructuracin de la oracin, estructura fonolgica, sintctica
y semntica]. Lo mismo que el orden y las secuencias tonales y entonativas (por tanto, la
distribucin de las pausas) de los elementos de la oracin se adecuan a la estructucturacin
informativa que hace el hablante (Fuentes, 2000, 55).

Con ms claridad, creemos, se advierte en los siguientes fragmentos tomados de


Fuentes que la funcin informativa atiende al enunciado como tal, en singular, y que
tambin tiene que ver con la dimensin discursiva (2005b, 35 y 36):

El dictum no es la oracin, El dictum es la informacin o contenido comunicado.


Al dictum le corresponden las siguientes dimensiones:

a) se manifiesta en una estructura gramatical abstracta


b) con un contenido predicativo y nocional en cada elemento
d) con una meloda y organizacin fnica
e) con una organizacin informativa que se desenvuelve en varios niveles

Adems, segn cita anterior, El dictum presenta dos macroestructuras, la


informativa y la argumentativa, que son estructuras que afectan a la construccin de los
enunciados en cuanto tales; luego, adems, la organizacin de la informacin se
proyecta tambin en el discurso mismo. Y ms:

Esas macroestructuras, la argumentativa y la informativa afectan tambin a los


distintos enunciados en cuanto tales y no slo a la organizacin interna de los
mismos. Y as, hay una organizacin de la informacin dentro del dictum y otra
dentro del discurso

21
De manera tambin sencilla nos dice Herrero (1996, nota 4): el acto de habla es la unidad de la pragmtica (y
tambin: es la unidad bsica de la pragmtica enunciativa), la oracin es la unidad sintctica y el enunciado, la
unidad discursiva.

151
MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

2.2.4. La organizacin jerrquica del texto. Las partes del texto y la tipologa de
los textos
Con el fin de cumplir con el objetivo de mayor alcance, la construccin del texto en
prrafos, propone Fuentes contemplar la propia organizacin lingstica del discurso, su
organizacin jerrquica: las partes del texto y la tipologa de los textos.
Para llevar a cabo la organizacin jerrquica del texto, toma la autora como
referencia las ideas de Roulet (las comenta, las selecciona y da su parecer al respecto,
Fuentes: 2000)22. Roulet establece la estructura jerrquica del discurso como propuesta
para analizar conversaciones orales y, posteriormente, describe su organizacin
jerrquica, modular (1991, 1997, 1998)23.
En 1991 distingue este autor cinco rangos en la estructura del discurso. De manera
que el mdulo jerrquico que plantea se organiza como sigue: incursin (delimitada por
la interaccin entre los interlocutores, que se analiza en una o varias transacciones
secundarias de apertura o cierre y una o varias principales); transaccin (delimitada por
el tratamiento de un tema dado, que se analiza en uno o varios intercambios
coordinados); intercambio (que se analiza generalmente en tres intervenciones, ligadas
por funciones ilocutorias iniciativa y/o reactiva, pero que puede ser prolongada por la
produccin de reacciones negativas); intervencin y acto de discurso. En el acto de
discurso incluye, aunque no de manera claramente delimitada, los semi-actos, las
clusulas y las unidades discursivas secundarias de funcin interactiva <<a propsito>>.
Haremos un inciso aqu para indicar que nos interesan especialmente estas sub-
unidades por la posible utilizacin que de ellas podamos hacer en el anlisis de las
construcciones truncadas (Bedmar: 2007). De alguna manera estas sub-unidades
(Bedmar: 1987, cfr. supra, nota n 6) pueden relacionarse con los segmentos discursivos
anacolticos e incluso tambin con los que Portols denomina miembros discursivos
(2004, 55). Ms exactamente, creemos que su entidad entra en correspondencia con los
que Briz y el grupo Val.Es.Co. (2003) denominan subactatos24.
Hemos enumerado los rangos propuestos por Roulet porque nos interesa, sobre todo,
ver sus equivalencias con los rangos de Fuentes (2000, 21). Las correspondencias son:

22
Queremos recordar aqu cmo Briz incluye la organizacin del texto de Roulet entre los principios y mximas
reguladores del discurso (con esta anotacin tendremos ms elementos de juicio para llevar a cabo nuestra valoracin
en el punto siguiente).
23
Respectivamente, Vers une approche modulaire de lanalyse du discours, Cahiers de Linguistique Franaise,
12, pgs. 53-81; A modular approach to discourse structures, Pragmatics, 7:2, pgs. 125-146; y Un modelo y un
instrumento de anlisis de la complejidad de la organizacin del discurso, I Simposio Internacional de Anlisis del
discurso, Madrid, pgs. 20-22, IV.
24
El grupo Val. Es.Co (2003, 7-61) ha realizado un exhaustivo trabajo titulado Un sistema de unidades para el
estudio del lenguaje coloquial, que recoge, ampla y desarrolla ideas que ya le venan dando un perfil propio como
grupo. De gran inters para nosotros es la parte destinada a la exposicin terico-prctica relativa a la nocin de acto
y subacto. A su modo de ver, el acto es la Unidad estructural monolgica, jerrquicamente inferior a la intervencin,
de la que es su constituyente inmediato, que posee las propiedades de aislabilidad e identificabilidad en un contexto
dado (2003, 31). Por su parte, el subacto es considerado como constituyente inmediato del acto, de manera que un
acto puede llenarse con un solo segmento informativo o estar integrado por dos o ms segmentos (2003, 45). El
subacto se define como Unidad monolgica estructural, constituyente inmediato del acto, caracterizada por
constituir un segmento informativo e identificable en una conversacin (2003, 47). Sobre los criterios de
reconocimiento de los subactos, se pone de manifiesto que los criterios de carcter prosdicos son marcas esenciales
a las que tiene que recurrir el analista. Acerca de esta ltima cuestin, vid. el tratamiento particularizado que le dedica
Hidalgo (2006, 129-151) en su artculo Estructura e interpretacin en la conversacin coloquial: el papel del
componente prosdico.
La conexin entre segmentos discursivos (anacolticos) o sub-unidades, miembros discursivos, semi-actos y
subactos se establece en Bedmar (2007), en el artculo titulado Fonologa oracional y fonologa del enunciado (De
T. Navarro Toms y A. Quilis a A. Hidalgo). En prensa.

152
SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

texto (incursin), prrafo (transaccin), intercambio, intervencin en el dilogo, y acto


de discurso (para la autora, mejor, enunciado).
Aparte correspondencias, la autora establece en su organizacin modular las
siguientes unidades supraoracionales: texto, secuencia, prrafo y enunciado, como
unidades generales; e intercambio e intervencin como unidades dialogales (Fuentes,
2000, 307), un esquema aplicable tanto a textos monologales como dialogales; lo cual
supone distinguir, primero, entre texto monologal y texto dialogado (como tipos de
textos) y, luego, aplicar las unidades discursivas que convengan al tipo de texto de que
se trate (2000, 307).
Llegados a este punto, hemos de decir que aqu estriba la clave de su diferenciacin
metodolgica con Briz. Este autor parte de textos dialogados y por eso le valen
directamente las unidades conversacionales, todas ellas; mientras que Fuentes que parte
de dos tipos de texto, el monologal y dialogado, ha de establecer, consecuentemente, la
segmentacin del texto a tenor de la divisin citada unidades generales (texto,
secuencia, prrafo, enunciado) y dialogales (intercambio, intervencin). Cfr. su
esquema (2000, 308).
La secuencia es la unidad ms amplia en que se segmenta el texto. Es la unidad de la
superestructura. El intercambio y la intervencin son las unidades propias del dilogo.
Los textos se presentan como heterogneos, <<heterogeneidad en la composicin
textual>>, por ello se necesita una unidad amplia como la secuencia, que agrupa
aquellos segmentos textuales que comparten las mismas caractersticas tipolgicas. Al
respecto, antes que valerse de clasificaciones tipolgicas externas, dice la autora, es
preferible aplicar un punto de vista lingstico. Lo explica as:
Como clasificacin externa (pero que atiende a instancias tales como contexto, canal,
agente) podra citarse la que distingue entre textos jurdicos, literarios, periodsticos,
publicitarios, tcnicos, cientficos, humansticos, textos coloquiales o conversacionales,
textos administrativos. Sin embargo, en lugar de utilizar una clasificacin de este tipo,
es ms correcto, en su opinin, hablar de heterogeneidad en la composicin textual y, de
acuerdo con ello, establecer una tipologa de secuencias. La que ella propone es la
siguiente (Fuentes: 2000, 308):

a) Secuencias narrativas, expositivas (deliberativas o descriptivas) e


instruccionales.
b) Secuencias argumentativas/no argumentativas y poticas/no poticas.
c) Secuencias monolgicas y dialgicas (atendiendo al nivel enunciativo).

Las secuencias se combinan para formar los textos bien sea en coordinacin, bien en
incrustacin o insercin, mecanismos estos relacionados generalmente con la
argumentacin (Fuentes: 2000, 309). De modo que la argumentacin tiene, en
definitiva, un papel de suma importancia, sobre todo, teniendo en cuenta que la
argumentacin, al igual que la informacin, es una dimensin connatural al texto, est
marcado o no al respecto. Esto permite que la narracin, por ejemplo, se subordine a la
descripcin (y tambin puede ocurrir lo contrario); igualmente, los dilogos pueden
usarse argumentativamente. Por esta razn habla Fuentes de dimensin argumentativa
en los textos y no en las secuencias25.

25
La autora (Fuentes: 2000, 310) presenta un cuadro bastante pedaggico en el que pone en relacin el tipo de
texto, segn su clasificacin externa, y el tipo de secuencias que en cada tipo de texto predominaran.

153
MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

Como acabamos de ver, de acuerdo con su criterio de <<heterogeneidad en la


composicin textual>>, Fuentes subordina el tipo de texto (periodstico, publicitario,
literario, jurdico, segn la clasificacin externa) a la clasificacin propiamente
lingstica, que viene dada por la tipologa de secuencias: narrativa, expositiva,
instruccionales. A este doble eje corresponde, efectivamente, la seleccin de textos que
nos ofrece (Fuentes: 2000) en su obra Lingstica pragmtica y anlisis del discurso.
Decimos esto para destacar el hecho de que no centra su atencin, como lo hace Briz, de
modo exclusivo, en el registro oral-coloquial (su pragmagramtica es una gramtica de
la conversacin coloquial).
Insistiendo en la comparacin con Briz, podramos decir, en suma, que tambin la
autora accede, aunque de distinta forma y con distinta medida, a los niveles monolgico
y dialgico y se interesa por la tipologa (lingstica) de los textos.
Tal y como seala en sus conclusiones, es necesaria una visin integral del Anlisis
del discurso, una propuesta lingstica de carcter general, que, en su caso, se concreta
en una Lingstica pragmtica que tenga en cuenta la interrelacin lengua-entorno en
sentido amplio y abarque la realidad del texto y de todos los textos (y, con ello, la
posible intertextualidad).

2.3. Valoracin de las propuestas de Briz y Fuentes


Segn puede observarse, ambos autores se desenvuelven prcticamente en un camino
similar, pero en direccin inversa. El cambio de direccin de uno y otro es debido,
creemos, al mayor grado de nfasis que cada uno de ellos aplica al estudio pragmtico-
discursivo en funcin de sus propios intereses de estudio.
A Briz le interesa sobre todo la dimensin conversacional como proyeccin
prototpica del registro oral-coloquial. Esto de un lado. De otro, la conversacin como
entidad estructural, abstracta, y, finalmente, lo conversacional como interaccin, como
intercambio. No cabe duda de que en estas cuestiones Briz es actualmente autoridad y
base de obligada referencia. Lo mismo cabe decir de Fuentes en su terreno. Para ella la
dimensin enunciativa, pragmtica, o si se quiere de la pragmtica enunciativa, es
punto de arranque desde donde aproximarse desde donde entender el estudio del
discurso. Tambin se preocupa la autora por la conversacin como unidad estructural,
por los niveles monolgico y dialgico y por la tipologa de los textos. Bien mirado, no
hay tanta distancia entre los dos autores, porque al fin y al cabo, el camino, est el
contrapeso donde est, se recorra en una direccin u otra, tiene actualmente hitos
insoslayables, es el mismo.

2.4. Nuestra propuesta de trabajo


En ambos autores vamos a apoyarnos con el fin de acercarnos con el mximo rigor a
nuestro objeto de estudio: conocer mejor y desde una nueva perspectiva el
funcionamiento de las construcciones truncadas en su conjunto y por separado.

2.4.1. Atendiendo a las bases de Briz


2.4.1.1. Al igual que hace Briz, partimos de consideraciones que distinguen lo oral y
lo escrito (y tambin que aproximan estos polos en un terreno continuo); partimos
igualmente de consideraciones relativas al registro oral coloquial y al oral formalizado
lo diremos as, y relativas a los tipos de textos que se constituyen como exponente o

154
SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

prototipo de estas modalidades de registro: la conversacin espontnea y la entrevista


semidirigida, respectivamente.
En tanto que la entrevista se desarrolla, su tipo de registro, el oral formal, se iguala al
oral coloquial. Como antes apuntamos, nuestro centro de inters, conforme requiere el
estudio de las construcciones truncadas, radica en las constantes y estrategias del
registro coloquial en la conversacin.
A ttulo general dejando por un momento aparte el encuadre de Briz en lo que
respecta expresa y restrictivamente a las construcciones anacolticas, insistimos ahora
desde la perspectiva pragmtico-discursiva en que se deshaga el viejo tpico de la
sintaxis concatenada, porque no es cierto aquello de que los enunciados que
constituyen la intervencin de un hablante parecen aadirse muchas veces conforme
vienen a la mente del que habla tendencia centrfuga, segn Seco (1973). No es
cierto por cuanto que de aqu se deriva esa denominada sintaxis parcelada que
desemboca en el anacoluto26. Por la misma razn, tambin cabra rechazar para el caso
del anacoluto parmetros actuales tales como escaso control o consciencia de la
produccin lingstica27

De Briz tomaremos, siguiendo lo anunciado, su inters por lo conversacional:

a) Lo que tiene que ver con el registro coloquial oral y con su manifestacin
prototpica, la conversacin.
b) Su inters por la conversacin espontnea, tipo de discurso representativo del
registro coloquial oral.
c) Lo referente a los niveles monolgico y dialgico, con sus correspondientes
unidades (visin estructural y jerrquica de de la conversacin, dimensin
interactiva).

En primer lugar, puntos marcados con a) y b) en la anterior relacin, equipararemos


el texto conversacional a otro tipo de texto, el de la entrevista semidirigida. En nuestro
caso, efectivamente, el material proviene de entrevistas semidirigidas, del registro oral
formal, o mejor digamos del registro oral artificialmente formalizado porque, cuando el
dilogo se relaja en el transcurso de la entrevista, entramos ya en la dimensin de lo oral
coloquial y esto nos da pie para establecer cierto tipo de paralelismos.
De hecho como uno de los objetivos principales del proyecto que nos ocupa se
comparar el marco en que se desarrolla la entrevista semidirigida con el propio marco
conversacional. Como muestra diremos lo siguiente: en general (Hidalgo: 1997, 36), la
mayor parte de las conversaciones admiten el siguiente esquema:

26
Sobre antecedentes de la cuestin, vid. A. Narbona Sintaxis coloquial problemas y mtodos, especialmente
nota n 56. El art. fue publicado en LEA, X, 1988, pgs. 81-106 y ms tarde recogido en su ya clsica obra de 1989,
Sintaxis espaola, nuevos y viejos enfoques, Barcelona, Ariel, pgs.149-169. Frente a lo que por entonces Narbona
abordaba desde lo terico, vid. el estudio prctico de Bedmar (1987). De este trabajo se hace eco A. M. Vigara (1992)
en su Morfosintaxis del espaol coloquial, Madrid, Gredos, publicada luego, en 2005, como Morfosintaxis del
espaol coloquial. Esbozo estilstico, Madrid, Gredos (2 edicin). Para Bedmar (1988) estos procesos, en apariencia
descuidados, siempre responden a tcnicas elaboradas y asentadas desde mucho antes que apareciera la escritura,
tcnicas que ajustan el decir en un momento dado al resto de las instancias del propio discurso.
27
El declogo de Ll. Payrat para la que podramos denominar <<gramtica de la conversacin coloquial>>
(1992, 146-47) incluye: complementacin del canal verbal con cdigos paralingsticos; aplicacin de mltiples
recursos entonativos; abundante presencia de regularizaciones, simplificaciones y analogas gramaticales; grado muy
elevado de redundancia; alta frecuencia de marcadores discursivos interactivos; alto grado de referencia exofrica;
vocabulario especfico; estructuracin gramatical especfica; alta frecuencia de recursos expresivos.

155
MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

- Secuencia de apertura
- Cuerpo de la conversacin, que puede contener un nmero indeterminado de
secuencias
- Secuencia de cierre

Las secuencias de apertura y cierre presentan una organizacin interna variable en


funcin de diferentes factores, como son tipo de intercambio, duracin, frecuencia e
encuentros entre los conversadores, grado de conocimiento mutuo, etc.28. Tales factores,
en grado correspondiente, se dan en la entrevista semidirigida; es ms, forman parte de
los datos que se recogen en la cabecera de cada entrevista y, desde luego, vienen a
determinar el tipo de secuencias de apertura y cierre de las entrevistas.
En segundo lugar, en los citados niveles, monolgico y dialgico, punto c) de la
relacin, se mover buena parte de la actual investigacin: en el monolgico, se
estudiar la configuracin morfofuncional, estructural, de las secuencias truncadas o
configuracin en segmentos discursivos (procedimiento a 29).
Por su parte, todas y cada una de las unidades conversacionales enunciado,
intervencin, intercambio y secuencia valdrn, en su correspondiente medida, como
marco de desarrollo de funciones informativas o como marco de desarrollo tpico
(procedimiento b, aplicado primero al anlisis del enunciado y luego, por extensin, a
las unidades conversacionales superiores, procedimiento B30).
En lo que concierne al tpico discursivo, se tomarn en cuenta las apreciaciones de
A. Hidalgo, miembro componente del grupo Val.Es.Co. Hidalgo (1997, 2006) ha
establecido los fundamentos prosdicos e informativos de las unidades del habla
coloquial. No obstante, respecto del tpico discursivo, seguimos una lnea tipolgica
que tiene que ver directamente con las propias unidades estructurales de la
conversacin, que no introduce en primer trmino la dimensin prosdica, como l hace
(cfr. .4.2.3., 2.4.2.3.1. y 2.5.). De otra parte, en tanto que la entonacin es determinante
en la construccin del sentido, tendremos en cuenta los resultados de sus
investigaciones31.

2.4.1.2. Al usar la lengua en una situacin determinada, marco interactivo, el


hablante utiliza reglas de configuracin y estrategias para llevar a cabo su propia
intencin comunicativa (fuerza ilocutiva del enunciado). A la aplicacin de estas reglas
y estrategias a las estructuras truncadas responde, segn los niveles de anlisis previstos
para nuestro proyecto, el apartado Criterios de interpretacin (cfr. 0).
Esta dimensin explicativa nos interesa para entender la dinmica con que se
interacta a la hora de emitir enunciados a travs de los actos de habla: el hablante tiene
dos metas, subsidiarias la una de la otra:

28
Esas secuencias pueden variar de una cultura a otra, pero en todas se dan rituales particulares para la apertura y
el cierre de las conversaciones (Hidalgo: 1997, 35-36, nota n 25). Sobre estas secuencias, vid. as mismo Briz: 2001,
56.
29
Cfr. la parte final del apartado correspondiente al Propsito.
30
Ibdem.
31
En esta la lnea de pensamiento se desenvuelve el autor (Hidalgo: 2006, 131):
No hay mensaje completo sin presencia de recursos prosdicos (o suprasegmentales), o lo que es lo mismo, de
entonacin [] los mecanismos prosdicos permiten el avance discursivo en toda circunstancia, ya que adems de
derivar del emisor, tales recursos miran hacia el receptor, esto es, adquieren relevancia en la medida en que este ve
en la actuacin lingstica del emisor sus expectativas comunicativas.

156
SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

-Una, confeccionar su propio texto: el texto ha de proseguir; el texto ha de quedar


segmentado en unidades de sentido (pertinencia comunicativa).
- Otra, contar con su interlocutor: el hablante tiene que contar con el oyente para
poder confeccionar el sentido de su texto (el oyente tiene que aportar su parte de sentido
sobre lo dicho y no dicho); y ambos, hablante y oyente, cuentan con el contexto. Todo
ello se aplica al anlisis con el fin de elucidar si las construcciones anacolticas son o no
son unidades de sentido. El hablante avanza, corta la emisin por una serie da causas,
analizables lingsticamente, y luego la restablece; pero esto no le extraa al oyente
porque reconoce el mecanismo (todo lo ms, a quien pudiera parecerle fuera de patrn
es al propio lingista). Si lo que oye y luego interpreta el oyente tiene sentido, sentido
pragmtico, estamos ante un enunciado. Ante uno solo si lo que hay es una sola unidad
de sentido32.

2.4.1.2.1. Atendiendo a la dimensin interactiva, retomaremos expresamente el


inters de Briz por las mximas y principios de la conversacin, porque en tales
mximas y principios estriba la clave de aplicacin de los ya citados criterios de
interpretacin. Gracias a ellos, tanto de manera singular, tomados uno por uno, como de
modo conjunto, se procurar acceder a la construccin del sentido del enunciado33.

2.4.1.2.2. Mencin especial en este mismo nivel de estudio merece el caso de la


cortesa. Sea, por ejemplo, cmo en el nivel de la enunciacin (atenuacin estrictamente
pragmtica), en el decir, la fuerza ilocutiva de un determinado acto se minimiza
mediante la tctica de la atenuacin, lo cual, llegado el caso, se manifiesta por la
suspensin ocasional de un determinado segmento discursivo: atenuacin por elipsis de
la conclusin34. Este recurso sera aplicable tanto a las construcciones suspendidas, que
no poseen segmento terminal, como a las anacolticas que carece de metasegmento
(habr que hacer el correspondiente anlisis de casos y determinar las circunstancias
concretas de aplicacin).
Justamente, Briz (2004, 154) hace referencia a este hecho: alguno de los enunciados
suspendidos, caractersticos del registro coloquial, tienen una explicacin desde la
categora pragmtica de la atenuacin. No en vano estos constituyen un ejemplo
magnfico de la elisin estratgica de la conclusin. As el hablante elude su
compromiso o responsabilidad ante alguien o ante algo: Si me lo hubieras dicho
antes; De haberlo sabido, etc. Toca ahora examinar esta estrategia en el seno de la
construccin anacoltica35.
Tambin en este campo de la atenuacin pragmtica se hallan presentes operadores
estrictamente pragmticos como son la presencia del Yo y la implicacin o afeccin del
T. Tenemos datos previos que nos hacen entender que tales papeles discursivos s

32
En paralelo, en relacin con el concepto de acto, vid Hidalgo (2006, 139) y tambin Bedmar (2007).
33
Preferimos hacerlo en este apartado, segn explicamos a propsito de los contenidos de la pragmagramtica.
34
Un ejemplo al respeto:
A: quieres un bombn?
B: s, gracias
C: sabes que te sientan mal
Vid. Briz: 2001, pgs. 148 ss.
35
A falta del anlisis de casos del Corpus PRESEEA-Granada, vemoslo directamente en el texto oral a travs de
un ejemplo tomado del corpus analizado por Bedmar (1987 y 2005) a propsito de sus trabajos sobre el anacoluto:
Ej. (2): / pues ya hemos / recuperado el alijo / lo que vala y lo que importaba el alijo / y lo que nos echaron de multa
ya lo hemos recuperado eran unos estraperlistas / en gordo // as que* // luego all [...] (H.EM.I.).

157
MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

estn implicados en la configuracin de secuencias anacolticas36. Es el momento de


comprobar si encontramos estas estrategias en nuestro actual corpus de casos y de
describir cmo funcionan: hay que demostrar cmo en determinados enunciados,
correspondientes a las construcciones truncadas, pueden verse implicadas las imgenes
de los interactuantes.

2.4.1.2.3. Finalmente, tambin en ese mismo campo, nos interesan las estrategias de
conexin (coherencia interna, cohesin explcita entre enunciados) y argumentacin,
pero no tanto, como cabe esperar, entre enunciados, sino en el interior de la secuencia
segmentada que nosotros consideramos como un nico enunciado, la secuencia
anacoltica. Habr que estar atentos a la conexin entre la parte primera fracturada
(segmento inicial) con el resto de la secuencia, especialmente a la conexin del
metasegmento con el segmento inicial. Nos referimos especialmente a la conexin a
travs de marcadores de carcter argumentativo, conclusivo, como es el caso del
conector pragmtico entonces o el de contraste, pero37.
Vistos los anteriores segmentos (segmento inicial, metasegmento) operativamente
en su valor pragmtico estricto ( 2.2.4., nota n 24), de lo que se trata es (Bedmar:
2007) de conectar semi-actos (Roulet: 1991) o subactos (Briz y Grupo Val.Es.Co.:

(Mantenemos la numeracin de la autora tanto en este como en los ejemplos que se reproducen en las notas n 36
y n 37).
36
Tomamos los ejemplos nuevamente del corpus de Bedmar:
-Casos de despersonalizacin de quien est en posesin del acto de decir:
Ej.(20): // entonces yo dije cuando yo / os diga*/ <<os digan que a levantarse vosotros lo que hacis [...]>>/
(H.V.I).
Ej. (27):// l tambin lo cuenta porque claro l estaba pero* / <<y dicen no ser tanto como dicen>> // (M.V.I.).
- Caso contrario, el relieve o intensificacin del Yo:
Ej. (34): Sobre el ftbol y eso, pues la gente* , <<o sea, yo personalmente s voy desde pequeo a Sevilla>>.
(H.J.C).
-Inclusin del t (del interlocutor: de usted en este caso):
Ej: (25): han pasado por m* / <<pues ver en treinta y tres aos lo que habr pasado por mis manos>> /
(M.V.C.).
37
Comprobemos (los ejemplos estn tomados del mismo corpus):
Ej. (8): / esto tambin tiene mucho que ver porque estos nios* / que por supuesto tienen un fracaso escolar /
pero tienen un fracaso escolar porque se ha sustituido el tener demasiadas normas / por el no tener ninguna no /
<<entonces / eh /en los centros yo creo que pasa lo mismo no>> / (H.EM.C.).
Ej. (13): pero el que va all* [a la feria del Rocio] precisamente porque son tpicos elementos populares, no?,
<<entonces pues se oye verdadero cante flamenco>> (H.J.C).
El conector articula y orienta argumentativamente dos o ms [enunciados] partes fracturadas de un mismo
enunciado en una estrategia nica. Por ejemplo entonces, en espaol, puede sealar una conclusin respecto del [acto]
subacto precedente. Del mismo modo, pero, colocado entre dos [actos] subactos indica que el primero lleva una
intencin comunicativa opuesta al segundo, englobndose en una estrategia nica de oposicin o restriccin sobre lo
dicho (en un anterior o anteriores subactos).
Nota adicional: donde Briz (2001,181) pone dos o ms enunciados, nosotros hemos puesto partes fracturadas;
y, donde pone acto, nosotros hemos introducido de acuerdo con nuestra propia concepcin de los segmentos
(discursivos) anacolticos la consideracin de subacto, asumiendo, desde el punto de vista pragmtico, la
concepcin y la terminologa de Briz y Grupo Val.Es.Co (2003) y, previamente, habiendo asumido la concepcin de
semi-acto de Roulet (1991); lo que viene a coincidir, desde el punto de vista de la pragmtica discursiva, con nuestro
segmento discursivo (cfr. la nota n 6 y n 24).
Igualmente, a propsito de pero:
Ej. (5): / y como cae mal la pesca y no vivimos ms que / de eso*/ <<pero claro nos tenemos que apaar>>/
(M.EM.I.).
Ej. (6): / pero ahora ya / tengo otros dos bares aqu / que me han puesto al lado / mucho mayores / claro con
ms / lujo / ms modernos / y claro pues* / <<pero claro / yo tengo la gente mayor>>/ H.V.I).
El rasgo comn de ambos conectores consiste en ser marcas a favor del constituyente que introducen, en cuanto a
la fuerza conclusiva o argumentativa, respectivamente: <<este es el argumento vlido en el que me apoyo>> (idem).

158
SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

2003, e Hidalgo: 2006)38; o bien de enlazar segmentos discursivos, entendidos ahora los
citados segmentos (y por extensin tambin el inciso) desde el punto de vista de la
pragmtica enunciativa.
La denominacin segmentos discursivos, la emplea y propone ya Bedmar
anticipando, respecto de las estructuras anacolticas, su perspectiva pragmtica y
tambin la discursiva en 198739 y luego la ratifica en 2005.
Portols (2004, 55) utiliza la denominacin miembro discursivo, con funciones an
por precisar, si bien, por ejemplo, avanza sobre el terreno y dice que los miembros
discursivos vendran a representar segmentos discursivos all, por ejemplo, donde no
quepa hablar de oposicin entre enunciados (lo que, sin duda, viene a coincidir con
nuestro criterio).
Sobre semi-actos y subactos nos remitimos a lo dicho en el 2.2.4., nota n 24.

2.4.1.3. En suma: las cuestiones de registro y tipo de texto, el triple concepto de


conversacin antes sealado y la divisin en unidades estructurales de la conversacin
constituyen la base en la que entronca toda nuestra va de investigacin, y,
consiguientemente, vienen a ser la base que cimenta el diseo de este proyecto de
investigacin. Especficamente, son sus objetivos: la configuracin conversacional de la
entrevista semidirigida, el anlisis morfofuncional de los enunciados (nivel monolgico)
y la aplicacin de mximas y principios conversacionales al estudio de las estructuras
truncadas; y tambin el examen de la funcin informativa (cfr. 2.4.2.1.) tanto en el
nivel monolgico como en el dialgico.

2.4.2. Atendiendo a las bases de Fuentes


2.4.2.1. De Fuentes tendremos en cuenta principalmente la funcin informativa en el
enunciado, en el nivel del dictum. El dictum, lo hemos dicho ya, es lo que quiere
expresar el hablante, lo comunicado, lo informado, el correlato del proceso de la
representacin. El dictum es una unidad de contenido, nocional y de actividad del
pensamiento del hablante. En l se encuentra la macroestructura funcin informativa
(as, la distincin tema/rema).
Como objetivo prioritario del proyecto, se conectar este nivel del dictum con el
anlisis de las funciones informativas del enunciado (macroestructura informativa) que
tienen que ver con los cortes sintcticos de las construcciones truncadas: soporte/ aporte
(o con otra terminologa, tema/rema) y tpico o sea, tpico de enunciado mejor que
tpico oracional40.
Igualmente, de acuerdo con sus presupuestos tericos, entendemos que el discurso es
multidimensional y que, por consiguiente, la perspectiva de anlisis debe ser lingstico-
pragmtica, abierta a la existencia de distintos mbitos macroestructurales donde se

38
Este enfoque nos ha llevado a darle un nuevo giro a la definicin del anacoluto (Bedmar: 2007).
39
As queda expresamente recogido en Bedmar (1987, 78). A modo de muestra, con referencia a la propia
definicin del anacoluto: El anacoluto es un fenmeno propio de la lengua hablada, el cual puede explicarse como
fenmeno textual que resulta de la adaptacin de las necesidades expresivas del hablante a los factores pragmticos
del discurso en el momento de su enunciacin.
40
Queremos apuntar que, bsicamente, preferimos enmarcar la funcin informativa como macroestructura del
dictum, al modo de Fuentes, integrndola, pues, en una organizacin jerrquica segn la visin modular del anlisis
del discurso; si bien, este encuadre de lo informativo en el panorama de la organizacin jerrquica nos aleja un tanto
de la postura de Briz, quien incluye la organizacin del texto (articulacin del discurso segn Roulet) entre los
principios y mximas reguladores del discurso (lo mismo que, de manera desglosada, hace con la funcin
argumentativa, a la que la incluye igualmente con los principios y mximas).

159
MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

inscribe la microestructura oracional. En este sentido, como se ha comentado


previamente, las macroestructuras informativas y argumentativas afectan no slo a la
organizacin misma del enunciado, sino al discurso. Esto ltimo nos valdr para
emprender el anlisis informativo en niveles superiores de la estructura jerrquica del
texto: en el nivel de la secuencia y en el nivel del intercambio, como veremos ms
abajo.

2.4.2.2. La enunciacin, los papeles del emisor y del receptor, el contexto,


juntamente con la formulacin sern objeto de nuestra atencin.
Incidiendo ahora en la formulacin no ya como nivel de estructuracin del
enunciado sino del discurso mismo, como sucede en el mbito informativo pondremos
el mecanismo de la reformulacin en relacin con la propia estructura de la
construccin anacoltica (criterios interpretativos). No olvidemos que pueden ser dos
los segmentos distinguidos en la configuracin de la estructura anacoltica (segmento
inicial y metasegmento) y que tambin son dos bsicamente las partes que se presentan
en la reformulacin. Portols (2004, 41), siguiendo a Glich y Kotschi (1987),
establece su relacin como sigue:

a) un miembro reformulado
b) un marcador discursivo de reformulacin (opcional)
c) un miembro reformulador.

2.4.2.3. Destacamos tambin cmo Fuentes asciende desde el nivel de la enunciacin


al mbito conversacional a travs de la ampliacin que efecta desde el enunciado hasta
las unidades transaccionales, y, finalmente, al propio texto.

En este orden, segn su visin modular, sealamos:

-Nuestro inters por el lugar que le corresponde a la organizacin sintctica


(microestructura) y tambin lo hemos anticipado ya por el que le corresponde, dentro
de la estructura del enunciado (dictum, formulacin, modalidad, enunciacin), y en
concreto dentro del dictum, a la funcin informativa (macroestructura informativa).
Segn nuestra organizacin, procedimientos a y b: a) anlisis morfofuncional de los
enunciados (microestructura); b): anlisis informativo (macroestructura) del enunciado
(soporte/aporte, tpico).
-Ya en el marco transaccional, nos interesamos tambin por su nocin de
macroestructura y por la de superestructura:

Por encima del nivel de anlisis del enunciado, entre las unidades generales
propuestas por Fuentes, aparece el prrafo. Nosotros no hablaremos de prrafo, unidad
en unas ocasiones equivalente a secuencia como conjunto de intercambios o grupo
amplio de intervenciones que responden a una unidad temtica; y, en otras ocasiones,
unidad vlida para recubrir directamente segmentaciones temticas homogneas que no
son dialogales. Lo que s haremos es situar por encima del nivel del enunciado,
especficamente en el del intercambio, el marco tpico de intercambio y el tpico

160
SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

discursivo de intercambio41. Es decir: orientamos el anlisis informativo


(macrosecuencia) al plano discursivo (por encima, pues, del enunciado: procedimiento
B, para nosotros).
En el nivel jerrquico de la superestructura nos interesamos por la secuencia.
Entendemos la secuencia como bloque amplio de intercambios con coherencia
semntica unidad temtica y pragmtica coincidencia de objeto transaccional.
En este nivel de anlisis como ya dejamos indicado con Briz se establecen en el
marco de la entrevista semidirigida las divisiones secuenciales. Respecto de la
secuencia, tambin llevaremos a cabo el estudio de la funcin informativa (nivel
discursivo). Lo haremos delimitando el marco tpico de secuencia (aquello de lo que se
habla) segn los distintos temas recurrentes: el da de tu boda, lugar de vacaciones,
descripcin de la casa en que vives, actividades desarrolladas en el tiempo libreAs
mismo, en correspondencia, delimitaremos el tpico de secuencia42.

41
No entraremos aqu en todo lo que conlleva precisar las elecciones hechas respecto del no uso del prrafo y
respecto de las denominaciones preferidas por nuestra parte, marco tpico de secuencia y tpico de secuencia, pero s
anotaremos lo siguiente:
1) No emplearemos la denominacin prrafo. Como hemos visto, la autora considera el prrafo como unidad de
segmentacin del texto inferior a la secuencia (unidades generales, cfr. Fuentes: 2000, 308). La entidad prrafo la
emplea tanto para la segmentacin del texto escrito como para la del texto oral coloquial. En esta doble vertiente el
prrafo es susceptible a) de acomodarse a segmentaciones puramente temticas (en lo escrito, por ej., divisiones de
un texto periodstico), b) de recubrir una secuencia o conjunto de intervenciones, o sea, un intercambio (por ej., en
un texto conversacional coloquial,). Cfr. (Fuentes: 2000) los casos prcticos propuestos y analizados en las pgs. 58 y
67. A nosotros nos basta la diferenciacin estructural de las unidades conversacionales para marcar los niveles de
anlisis en el texto conversacional, entrevista semidirigida; razn por la que podemos prescindir de su nocin de
prrafo, que posee un carcter multidimensional que no nos es necesario.
2) No usaremos la denominacin tpico de hablante dicho en singular de manera general como lo hace
Hidalgo, que aplica el trmino tanto al intercambio (mnimo) como al conjunto de intercambios (secuencia). Para l,
el tpico de hablante es el tpico discursivo. Nos decantamos por las denominaciones unvocas, creemos marco
tpico de intercambio y tpico discursivo de intercambio. El autor se refiere al hecho de que el tpico discursivo
puede, en ocasiones, coincidir con el nivel de la intervencin, aunque no nos ofrece ejemplos al respecto (en este caso
s que la nocin de tpico habra que ponerla en relacin con un solo hablante). Nosotros trataremos de hallarlo en
nuestro material y de presentarlo de acuerdo con nuestros criterios.
3) Tampoco se usar la denominacin paratono (paratono, tpico discursivo o tpico de hablante, segn la triple
equivalencia establecida por Hidalgo), ya que no nos movemos en el mbito prosdico.
4) De Hidalgo adoptaremos la nocin de marco tpico para ponerle etiqueta a la entidad abstracta aquello de lo
que se habla. Nosotros la utilizaremos en doble medida: marco tpico de intercambio y marco tpico de secuencia.
Llegado el caso, habramos de utilizarla tambin respecto de la intervencin.
42
Anotaciones:
1) No elegiremos, como alternativa, la denominacin tpico de prrafo segn hace J. Gonzlez
(prrafo=secuencia). Este autor es consciente de que se est utilizando un trmino propio de la lengua escrita para
identificar una unidad propia de la lengua oral:
Puede parecer una contradiccin afirmar que los prrafos orales tambin existen, son secuencias, dado que el
vocablo prrafo, etimolgicamente, significa escrito al lado, y por consiguiente remite al lenguaje escrito. As
opina, por ejemplo, Olivares (1982), quien alude a la inconveniencia de utilizar este trmino para referirse a la
oralidad. Sin embargo, lo cierto es que, en nuestros das, los prrafos se marcan formalmente mediante un espacio en
blanco que denota, precisamente, la ausencia de escritura, y no por ello han dejado de llamarse as, a pesar de que la
etimologa no responde a la realidad de los datos lingsticos actuales. De hecho, la propia Olivares admite que
palabras como parrafada, parrafear o parrafeo se han incrustado en la lengua hablada. Hay quien ha buscado otras
formas de referirse a los prrafos orales (Olivares explica que algunos lingistas britnicos utilizan el vocablo
paratono), para distinguirlos as de los escritos, pero nosotros los vamos a llamar prrafos orales por las
transparencia de estos trminos (Gonzlez: 2002, 66).
2) De Gonzlez (2002) tomamos la visin que da de tpico de prrafo. Nosotros la haremos equivaler a tpico
de secuencia. Gonzlez justifica la existencia del tpico de prrafo desde el punto de vista psicolgico y lingstico,
al igual que hace con el propio prrafo. Mutatis mutandi, lo que l denomina tpico de prrafo viene a coincidir con
el que denominamos tpico de secuencia. An as, como ya hemos sealado en el caso de Fuentes, no vemos la
necesidad de acudir a la etiqueta prrafo, dada la procedencia oral-coloquial de nuestros textos. Igualmente, en su
caso, la nocin habra de aplicarse a la intervencin.

161
MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

A su vez, consideramos, como hace Fuentes, que es la secuencia y no el texto la


entidad susceptible de ser lingsticamente clasificada. De acuerdo con la autora y
siguiendo las clasificaciones previstas en las directrices del PRESEEA-Granada,
incorporaremos al anlisis de la entrevista semidirigida la tipologa de secuencias:
secuencia narrativa, expositiva, etc.

2.4.2.3.1. Anlisis informativo en el nivel discursivo: un ejemplo

Identificacin de la entrevista: [33H-GR13]

Secuencias de apertura y cierre

La entrevista en cuestin carece de secuencias de apertura y cierre43.

Divisin secuencial del texto

Anlisis de la Secuencia (1)

- Marco Tpico de secuencia (1): Lugares de residencia y trabajo.


Corresponde a la secuencia con que se abre la entrevista.
- Tpico de secuencia: en la primera secuencia de la entrevista no se
presenta tpico de secuencia (posicin estructural).

Secuencia (1). Nivel de anlisis: intercambio

- Marco Tpico de intercambio (escogemos el intercambio (2), segn nmero de


orden asignado en el texto de la entrevista): Desarrollo profesional en
Granada.
- Tpico discursivo de intercambio:
E: Y<(:)>///<risas> bueno y en <nombre propio> Granada<(:)> </nombre
propio>/ yo creo que<(:)> es donde<(:)> ahora t te ests realizando/ totalmente
porque<(:)>// tu profesin y tu cargo ahora<(:)> exigen mucho/ cuntanos de esas
cosas.
Etc. 44
43
En su lugar ofrecemos las secuencias de apertura y cierre de la entrevista [32H-GR7]:
Secuencia de apertura
E: Bueno pues vamos a comenzar/ <apelativa> a ver cuntame primero<(:)>/ [cmo transcurri tu infancia
cmo<(:)>/ cuntos erais de familia cmo vivais/ en fin <suspensin voluntaria> ]
Secuencia de cierre
E: Ya est/ muy bien.
I: Hemos termina<[d]>o?
E: S<(:)>
I: Qu barbaridad.
44
Como decamos, segn Hidalgo, es posible considerar tambin la existencia del tpico de hablante en el nivel
de la intervencin. Probablemente pueda valer para el caso la intervencin del informante (I) que se encuadra entre
las dos intervenciones del entrevistador (E):

E: Es que yo estudi en ese colegio y<(:)> <simultneo> JA=<ftico> claro < /simultneo> con un profesor
llamado <simultneo> <risas=> JA: <volumen bajo> como yo < /volumen bajo> < /simultneo> <nombre
propio> Juan Antonio Moya < /nombre propio> <risas=> J <nombre propio> Juan Antonio Moya Corral <
/nombre propio> JA = s<(:)> < /simultneo> por eso deca antes <suspensin voluntaria> bueno y <(:)> despus

162
SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

Anlisis de la Secuencia (2)

Marco tpico de secuencia (2): actividades en el tiempo libre

- Tpico discursivo de secuencia (2)

E: <(ts:)> Bien/ y<(:)>/ bueno pasando un poco del terreno<(:)> profesional que
no<(:)> todo va a ser trabajo// <(e:)> un <vacilacin> vamos a tocar ahora<(:)>/
algn que otro tema/ <(e:)> ms<(:)> relajado/ qu te gusta// hacer en tu tiempo
libre?45
Etc.

2.4.2.4. En resumen, lo concerniente a su perspectiva pragmtico-enunciativa: emisor


y receptor, contexto; la organizacin sintctica en el nivel de la microestructura; la
funcin informativa en el enunciado y, luego, en el discurso intercambio, secuencia
(en su conjunto, macroestructura informativa); la reformulacin (no tanto ligada al
enunciado sino a los enunciados); la clasificacin tipolgica de las secuencias; y, en
general, su organizacin modular; todo ello, nos ayuda a integrar elementos y a tomar
perspectiva sobre cuestiones que nos interesan para llevar a cabo el anlisis de las
estructuras truncadas.

2.5. Relacin final de intereses y objetivos


Estas son las cuestiones de base y los objetivos en torno a las cuales gira el diseo
del proyecto de investigacin:

- Triple enfoque de lo conversacional:

a. Cuestiones que tienen que ver con el registro oral coloquial y con tipos de texto,
conversacin espontnea y entrevista
b. Cuestiones que se implican en la misma segmentacin estructural de la
conversacin: niveles monolgico y dialgico.
c. Cuestiones que tienen que ver con la interaccin: el propio objeto de estudio
(sintaxis fragmentada) y la aplicacin de principios y mximas conversacionales
para la construccin del sentido del enunciado (criterios de interpretacin).

ya tu etapa en <nombre propio> Granada<(:)> < /nombre propio> <(e:)> tu tesis doctoral y<(:)> despus
<suspensin voluntaria>.

I: Pues nada ya<(:)> vinieron las oposicione<(:)>s estuve<(:)> haciendo las malditas oposiciones en<(:)>
<nombre propio> Madrid < /nombre propio> y<(:)> bueno pue<(:)>s al final pues son la flauta y<(:)> saqu
las primeras oposiciones y<(:)> despus ya al cabo de los aos mil pue<(:)>s fueron las segundas.

E: Y<(:)> <risas=> bueno y en <nombre propio> Granada < /nombre propio> yo creo que<(:)> es
donde<(:)> ahora t te ests realizando totalmente porque<(:)> tu profesin y tu cargo ahora exigen mucho cuntanos
de esas cosas.
45
Comprese con el tpico de prrafo de G. Gonzlez (2002, 155):
Et assi murio ell emperador Gayo Calligula desque ouo regnado quatro annos. E agora dexa aqu la estoria de
fablar del, et cuenta de Claudio que regno en su logar (118: 39-43).
Fueron en el su tiempo martiriados estos martires: Sant Timoteo, Sant Eutices, Sant Victorino, Sant Maro, otro
Sant Victorino obispo. Mas agora dexa aqu la estoria de contar de Nerua et cuenta dell emperador Traiano
(142a: 24-29).

163
MARA JESS BEDMAR GMEZ, FRANCISCA POSE FUREST

En correspondencia, son sus objetivos:

a. La configuracin conversacional de la entrevista semidirigida.


b. El anlisis morfofuncional de los enunciados (nivel monolgico, procedimiento
a y el examen de la funcin informativa tanto en el nivel monolgico
(procedimiento b) como en el dialgico (procedimiento B, anlisis de marcos
tpicos).
c. Por ltimo, se aplican las mximas y principios conversacionales al estudio de
las estructuras truncadas (criterios de interpretacin).

- Niveles de anlisis de la entrevista:

La estructura del texto para nosotros entrevista semidirigida, de acuerdo con la


disposicin modular de Fuentes y en conjuncin con los distintos niveles de anlisis de
la estructura conversacional que seguiremos, nos ayuda a integrar nuestros objetivos del
siguiente modo:

1. En el nivel conversacional, superestructura, se establecern:

1.1. Secuencias de apertura y cierre del texto


1.2. Divisin secuencial del texto: se divide el texto en secuencias (secuencia:
bloque amplio de intercambios con coherencia semntica unidad temtica y
pragmtica coincidencia de objeto transaccional de acuerdo con los bloques
temticos de la entrevista semidirigida. Esto es: se establecen los distintos
marcos tpicos46 en funcin de los temas recurrentes que en cada entrevista se
desarrollan (marcos tpicos: el da de tu boda, viajes, la jubilacin, etc). En
correspondencia, se contempla para cada marco tpico el que proponemos como
tpico discursivo de secuencia (similar al tpico de prrafo de J. Gonzlez).

2. En el nivel conversacional, concretamente en el del intercambio (conjunto


coordinado de intervenciones), se atender a la organizacin informativa
(macroestructura informativa): dentro de cada secuencia, se delimitarn los marcos
tpicos de intercambio y se sealarn, a su vez, los que preferimos llamar tpicos
discursivos de intercambio (son los llamados por Hidalgo tpicos de hablante, en
singular, o tpicos discursivos o paratonos).

3. En el nivel conversacional del enunciado se har el anlisis morfofuncional de los


enunciados teniendo en cuenta:

1.3. Aspectos sintcticos: anlisis en segmentos discursivos de la secuencia truncada


1.4. Aspectos fonticos: presencia de pausas, distribucin de tonemas.
1.5. Aspectos semnticos: repeticiones, relaciones semnticas entre lexemas, etc.

Tambin en este nivel conversacional se llevar a cabo el anlisis informativo del


enunciado (procedimiento b): soporte/aporte, tpico.

46
Tomamos la denominacin de Hidalgo (1997, 99 ss.), cfr. su anlisis de paratonos,

164
SOBRE ANLISIS DEL DISCURSO Y SINTAXIS

FINAL

La complejidad de la lingstica comunicativa es un hecho. La sintaxis comunicativa


no se encuentra perfilada, pero la necesidad de abordar lo gramatical desde un punto de
vista pragmtico se ha convertido en un reto que est esperando respuestas.
A esas dificultades intenta, paralelamente, responder nuestro trabajo: hemos tratado
primero de situarnos adecuadamente en el mbito discursivo-pragmtico, como marco o
perspectiva terica, como clave desde la que acceder a nuestro propsito. Luego hemos
tratado de encontrar el lugar de la sintaxis comunicativa a travs del diseo del presente
proyecto. Despus, con ayuda del material que ya tenemos disponible, habr que
realizar una pequea cala en los fenmenos sintctico-discursivos que sirva para
situarnos de hecho en el marco de la que haya de ser una Sintaxis comunicativa47. Lo
que aqu se ha ofrecido son direcciones justificadas de anlisis que en su momento sern
desarrolladas hasta dar forma definitiva a la investigacin.

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Prtico.

47
Desde luego, la pieza clave en esta tarea es la unidad enunciado. En su artculo Hacia una sintaxis del
enunciado, Fuentes (2005b) nos dice que la enunciacin es el acto de producir enunciados, en tanto que la oracin
es la mxima unidad construida en el cdigo. La enunciacin es el acto de producir enunciados, luego el enunciado
invirtiendo el presupuesto es el producto del acto de la enunciacin. El enunciado es, como decamos, una unidad
que posee una estructura interna que debemos describir y conectar con otros enunciados, para construir las unidades
superiores (sobre la consitucin en rasgos estructurales del enunciado, cfr. Bedmar: 2007).

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