Ellis

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PABLO DONAIRE

ELLIS
El captulo 8, Ellis, es lanzado como obra independiente, al igual que el resto
de los captulos de la obra. El libro completo, titulado 12, Modelo Mental
Integrativo (MMI), ser publicado a principios de 2018. Tanto del presente
captulo, como del resto, pueden existir modificaciones.

ESTA OBRA NO ES TEXTO INTRODUCTORIO AL AUTOR. ES


SNTESIS E INTENTO DE RETRATAR SU ESENCIA; DEVIENE EN
ARTICULACIN PARA LA PSICOLOGA INTEGRATIVA (PI)

ATENCIN: el ltimo captulo de esta obra, el 13, slo estar disponible en el


grupo de Facebook, en forma gratuita. Este captulo, sntesis y conclusin de
los 12 autores anteriores, se expondr en forma completa el MMI.

Pide una solicitud de ingreso al grupo. Es slo para estudiantes o psiclogos.


Tambin se aceptan interesados de ciencias afines: filsofos, socilogos, etc.

GRUPO PSICOLOGA INTEGRATIVA (CLIC AQU)

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PABLO DONAIRE
12 MODELO MENTAL INTEGRATIVO
8. ELLIS

www.pablodonaire.com.ar
la revolucin es interna

Pablo Donaire 2017


Primera Edicin: noviembre 2017.
donairepablo9@gmail.com
Facebook: @pabloarnaldodonaire
Diseo: Pablo Donaire

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita del titular del


copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin
parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de
ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblico.

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NDICE

I. LA LUCHA INTERNA6

II. LA DESACTIVACIN DEL MAL.7

III. LA NAVAJA DE ELLIS...8

IV. LOS NCLEOS IRRACIONALES.10

V. VOLUNTAD DE REFUTAR.11

VI. LOS CUATRO TIRANTES DEL MUNDO...12

VII. LA PREGUNTA POR EL ANLISIS..14

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I

LA LUCHA INTERNA

Ellis encuentra una forma, activa y directiva, de lograr la


cura. La cura, para este autor es relativa al propsito, (1989).
Los humanos tienen, por naturaleza, dos tendencias: hacia la
irracionalidad y hacia la racionalidad. Ambas disposiciones,
segn este autor, estn biolgicamente instauradas. Pero debe
prevalecer la racionalidad si lo que queremos es
desarrollarnos, cumplir con nuestras metas y, en suma, ser
humanos. De la lucha entre estas dos tendencias, provienen
todos los desajustes.

Pero hay una diferencia esencial.


Lo irracional no cuestiona excepto para lograr sus fines.
Lo racional, en cambio, es capaz de cuestionar los fines.
Lo irracional resguarda el fin, como algo indudable,
sagrado.

Lo racional, es capaz de preguntarse por qu este fin es


resguardado como sagrado. Lo racional, es para Ellis, la
puerta a la salud mental en tanto capaz de avanzar y
retroceder, flexiblemente, (1989).

el rasgo central de las personas psicolgicamente sanas es


una filosofa de relativismo o del deseo, (Ellis &
Dryden, 1989, p. 28).

Lo irracional, en cambio, slo se encarga de resguardar,


por medios viles, el ncleo internalizado patolgico. Por la
va de lo racional, llegamos a este ncleo, el cual puede
comenzar a desactivarse a travs del cuestionamiento. Resulta
crucial entender que lo irracional, puede incluso servirse de lo
racional para proteger el ncleo patolgico, siempre y cuando,
este ncleo no sea ni observado, ni cuestionado.

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II

LA DESACTIVACIN DEL MAL

A Ellis no le resulta relevante saber el sobre el origen del


ncleo, ya que el mismo, contina activo. Lo trascendental, es
llegar a l y desactivarlo [y en ese proceso saber algo de su
origen]. Saber sobre la causa, no significa nada si el ncleo
sigue activo, (2000).

A los ncleos de irracionalidad se llega a travs de sus


efectos, es decir, las expresiones, puntuales, de lo irracional.
Partimos as de creencias tan conscientes, como automticas,
las cuales actan como gua en el discurso del individuo. El
paciente, se dice, insistentemente, razones para estar ms
deprimido o ms ansioso.

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III

LA NAVAJA DE ELLIS

Los propios filtros a travs de los cuales observamos la


realidad, terminan por distorsionarla. Si dejamos que estos
ncleos, tan ajenos como irracionales, dominen nuestra vida,
terminaremos tiranizados desde, al menos, cuatro ngulos,
(1989). Primer ngulo: el amor, como necesidad imperativa
de tener un otro. Segundo ngulo: el trabajo, como
imposicin de xito. Tercer ngulo: nuestra relacin con
nosotros mismos, en tanto exigencia de perfeccin. Cuarto
ngulo: que los otros, nos traten en forma justa. Estos cuatro
ngulos [se corresponden con nuestro cuadrado social] son
transculturales, pero a priori, terminan por darnos un
veredicto, en suma o en partes, sobre el sentido ltimo [el
crculo externo mayor].

Ellis opera estos cuatro ngulos, arrancndolos de raz.


Llamaremos Navaja de Ellis a este procedimiento. Ninguno
de estos ngulos, puede imponernos nada (por internalizados
que los tengamos). Asimismo, ninguna de estas preguntas de
la vida o la sociedad- nos son dadas.

Es cierto, dir Ellis, que no hay nada irracional en s, en


exigirse el mayor de los xitos, en todo. No obstante, si no
somos superhumanos, tendremos inevitables problemas con
esta resolucin. Normalmente es ms lo que se pierde que lo
que se gana, pero es en lo que se gana, que todo, incluso lo
perdido, encaja.

La navaja, en suma, irradia cortando a partir de las


siguientes negaciones.

No necesitas amor.
No necesitas xito.
No necesitas perfeccin.
No necesitas respeto.

8
No necesitas justicia.

Puedes desear amor, xito, perfeccin, respeto y justicia, pero


no necesitar. En eso consiste la navaja. Ninguno de estos
aspectos, por s mismo, puede devenir en imperativo
categrico. Ni nosotros hacia otros, ni otros hacia nosotros, ni
nosotros hacia nosotros.

La navaja, quita la distorsin. Los ncleos, en s, son aspectos


sociales. No hay nada que nos impida romperlos o
desanudarlos.

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IV

LOS NCLEOS IRRACIONALES

La racionalidad puede ser utilizada por la propia


irracionalidad para sus fines, siempre que no se cuestionen
sus ncleos. Al atacar estos ncleos, el origen de la distorsin,
no puede sostenerse. Al mismo tiempo, estos ncleos pueden
crecer, sin importar su origen, hasta niveles insoportables. Las
ideas distorsionadas, pueden afectar nuestra vida al grado de
hacerla imposible. Lo que revive Ellis (1989) y la psicologa
cognitiva en general, es una vuelta a la racionalidad como
factor clave, capaz de deshacer de raz al ms profundo de los
ncleos distorsivos. Los mismos, son atacados desde la
periferia.

A travs de una serie de crculos que se van cerrando


sobre los ncleos irracionales, iremos refutando, idea tras
idea. Las ms externas, ms frgiles, casi no ofrecen
resistencia o es posible que la persona diga, ya s que es
ilgico. Si este es el caso, se avanza. Donde hay resistencia,
hay irracionalidad. Y esto opera como una suerte de gua.

Las ideas irracionales pueden haberse engendrado en


tiempos remotos. No es necesario remitirse a la niez. La idea
distorsionada, puede arrastrarse de generaciones, incluso ser
un imperativo cultural.

Para Ellis, no obstante, el origen de la distorsin, es


irrelevante. Si afecta el aqu y el ahora, es porque est aqu y
ahora. La distorsin puede haber sido inoculada por la madre
o una abuela, en aos donde la consciencia todava no era
clara. No obstante, dicha distorsin se ha independizado de su
origen, requiriendo para s no slo la atencin del individuo,
sino toda su energa, (2000).

10
V

VOLUNTAD DE REFUTAR

Los individuos humanos tenemos metas, proyectos. Lo


racional no es mejor que lo irracional en un sentido estricto,
sino que posibilita que dicho camino no sea robado por
horizontes ajenos. Lo irracional, distorsiona, desva, ralentiza
y transforma en una pesadilla el da, la hora, el minuto. Es la
mente hablando, todo el tiempo, todo el da, sobre cosas
sumamente irracionales, (2004).

Todo el tiempo nos hablamos.


A cada instante definimos y nos definimos. Si somos
capaces de observar a travs de aquello a partir de lo cual
definimos y nos definimos, la realidad se transforma en otra
cosa.

Pero no es la realidad lo que importa en s. No se trata de


lograr un pensamiento racional-cientfico, sino de poder ir por
nuestros proyectos sin ser, nosotros mismos, quienes
atentemos contra los mismos.

El aspecto propositivo humano, debajo del psicoanlisis y


el conductismo, yaca envuelto en tanta relatividad y
fragilidad, que pareci morir para siempre. Ellis no negar
nunca las condiciones, por el contrario, se trata de observarlas
y cortarlas de raz, (1989). Nuestra vida, en ltima instancia,
no es consecuencia ni de lo inconsciente, ni del destino; es
voluntad de evaluar y refutar.

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VI

LOS CUATRO TIRANTES DEL MUNDO

Con Ellis logramos dos avances significativos. El primero


de ellos se corresponde con nuestro inacabado cuadrado
social. Clarificamos sus cuatro ngulos. Por otra parte, gracias
a este autor, clarificamos tambin lo que ms o menos
venamos observando. El origen de la psicopatologa no
corresponde tanto a una causalidad, sino al desvo de energa
hacia ncleos ajenos, instalados como distorsionadores tanto
de nosotros, como del mundo [mltiple y compleja
causalidad].

Transculturalmente podemos hablar de cuatro ngulos.


Son, propiamente, tirantes del mundo porque poderosamente
nos halan. Respondamos afirmativa o negativamente a cada
ngulo; amor, a nosotros mismos, al trabajo (o la materialidad
en general) y a lo social-filial; no importar tanto la respuesta
o causalidad, sino el obligado arrastre a responder ante ellos.
Son aspectos, claro, que se relacionan ms con lo
propiamente existencial que con lo psquico, pero este
cuadrado, tiene un reflejo oscuro en el interior. El crculo,
est obligado al mismo, porque es contenido por l. No son
valores. Son aspectos existenciarios. Es decir, desde nuestra
psicologa, no podemos plantear si es bueno o no tener amor,
pero s que debemos posicionarnos ante eso.

Agregamos el crculo externo como la quinta y ltima


tirantez. Es nuestra visin ms profunda de la vida.
Respondemos a este crculo como el destino, llegado el caso,
Dios, pero respondemos a l de tal forma que siempre est
presente. Es la totalidad parcial. Es totalidad porque
observamos a travs de este crculo mayor, toda nuestra vida,
con lo positivo y negativo. Y es parcial, porque
necesariamente recortamos nuestra vida al momento presente.

12
Slo en la vejez podemos tener una idea ms completa de este
Crculo.

La energa, puede ser absorbida por cualquier idea.

13
VII

LA PREGUNTA POR EL ANLISIS

Una crtica a la postura de Ellis nos acerca a una crtica a


la razn, en tanto gua. Si no comprendemos la racionalidad,
mentada por este autor, difcilmente podremos realizar una
puntualizacin al tema. Su razn, es, flexible y relativa,
(1989). Es gua, pero no es fin en s; el fin en s, est dado por
el proyecto de vida y las metas del individuo. Comprendido
esto, no podemos arremeter contra este autor desde una
postura postiluminista1. Ahora bien, en lo que s podemos
centrarnos, es en el rol activo, directivo y proactivo de la
terapia y el terapeuta. Salimos de Rogers, su extremo opuesto,
para caer en Ellis.

Qu postura o posicin es realmente mejor? Rogers


argumenta que si se realiza la direccin, lo que se obtiene es
una dependencia del individuo, al terapeuta, ya que en suma,
no es l el que resuelve el conflicto, sino el terapeuta. Por otra
parte, Ellis nos dice que el rol activo y directivo de su terapia,
redunda en efectos contundentes, tratamientos breves y
resultados profundos.

Antes de intentar de responder a la pregunta qu es mejor,


podemos preguntarnos qu es mejor para nosotros. Una
dialctica, parece irreductiblemente necesaria. El blsamo que
ofrece Rogers en su terapia, no es reproducido en ninguna
circunstancia de la vida. El individuo deber tomar posicin.

Una ltima cosa y es tal vez la ms relevante: cualquier


mtodo, debe adecuarse a las dos individualidades en juego:
terapeuta y paciente. El terapeuta, deber resolver, qu
mtodo le queda mejor. Por otra parte, deber ser capaz,
tambin de resolver, qu tcnica le resulta mejor al paciente.

1
Ellis se hace llamar a s mismo y su teora como postmoderna.

14
Si terapeuta y paciente son antagnicos, lo mejor ser recurrir
a la derivacin.

Es probable, y esto lo digo a modo de hiptesis, que las


patologas donde se encuentre comprometida lo que llamamos
personalidad, sea mejor una terapia menos directiva que en
aquellos trastornos que no implican al individuo como
totalidad.

15
REFERENCIAS

Ellis, A. & Dryden, W. (1989) La Prctica de la Terapia


Racional Emotiva. Bilbao: Descle.

Ellis, A. & Grieger, R. (1990) Manual de Terapia Racional-


Emotiva. Bilbao: Descle.

Ellis, A. (2000) Usted Puede Ser Feliz. Barcelona: Paids.

Ellis, A. & MacLaren, C. (2004) La Relacin con los Dems.


Barcelona: Ocano.

Ellis, A. (2007) Controle su Ira Antes de que Ella lo Controle


a Usted. Barcelona: Paids.

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PSICOLOGA INTEGRATIVA
PABLO DONAIRE

MENDOZA ARGENTINA

Referencia de esta edicin:

Donaire, P. (2017) 8 Ellis. Mendoza: Pablo Donaire. Recuperado de


http://www.pablodonaire.com.ar

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