Historias Curativas

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HISTORIAS CURATIVAS

HISTORIAS CURATIVAS: CÓMO


CONSTRUIMOS RACIONALMENTE
UNA ACCIÓN IRRACIONAL
 23/03/2015
 Alicia García Aguiar
 0 comments

Hace algunos años, en Estados Unidos, un hombre tenía un


miedo muy grande a volar, casi una obsesión, simplemente
porque temía encontrar una bomba en su avión (nos
encontrábamos en la época de los atentados aéreos) y, al
mismo tiempo, sentía un amor infinito por las capitales del
arte europeo, que no podía ir a visitar a causa de su
indomable miedo.
Después de muchas reflexiones, el hombre, que era un
apasionado de los cálculos de probabilidades, quiso saber
cuántas eran verdaderamente las probabilidades de
encontrar una bomba en su propio avión.
Comenzó a llamar a agentes de viajes esperando que
estuviesen informados y preguntó:
-Disculpe: ¿me puede decir cuántas probabilidades tengo de
encontrar una bomba en el vuelo de Nueva York a París?
Como se puede suponer, la mayoría de los agentes de viaje
le contestó.
-¡No tengo tiempo de pensar en esas estupideces!
Hasta que, casualmente, por cuestiones del azar, encontró
a un agente de viajes tan apasionado como él del cálculo de
probabilidades, que le respondió prontamente:

-Una probabilidad entre cien mil.


Él pensó un poco en esto y después preguntó:
-Pero permítame, ¿cuántas probabilidades tengo de
encontrar dos bombas en el mismo avión?
Y el agente de viajes dijo:
-Pues se tendría que hacer un cálculo exponencial, llámeme
dentro de media hora y lo habré hecho.
El hombre llamó después de media hora exacta y el agente
afirmó:
-Bien, he hecho el cálculo exponencial: hay una probabilidad
entre 100.000.000 de que usted pueda encontrar dos
bombas en el mismo avión.

El hombre respondió:
-Bueno, entonces reservo un billete para el vuelo de la
próxima semana de Nueva York a París.
El hombre fue arrestado en la puerta de embarque de la
TWA: llevaba una bomba dentro de su maletín y sostenía
que obraba de ese modo por el bien de todos porque
reducía así en gran medida las probabilidades de encontrar
otra bomba en el avión.

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


especialista en Terapia Breve Estratégica y miembro afiliado
del CTS que dirige Giorgio Nardone. Encuentra en este blog
el tratamiento para todo tipo de trastornos desde la TBE y la
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HISTORIAS CURATIVAS: LA
INCAPACIDAD DE VER MÁS ALLÁ
 03/03/2015
 Alicia García Aguiar
 0 comments

Cinco ciegos rodean a un elefante, cada uno le toca una


parte y afirma que es todo el animal .
Para uno el elefante es un largo, blando y flexible apéndice,
para otro es una granítica pared de dura piel,
otro dice que es una pared musculosa e inmóvil,
para otro incluso es una cosa larga y estrecha con un
penacho en la extremidad,
finalmente para el último es una montaña móvil para
montar.
Cada uno sostiene una verdad limitada que niega las
demás.

“La creencia de que la realidad que uno ve es la única


realidad es la más peligrosa de todas las ilusiones”
PAUL WATZLAWICK

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


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HISTORIAS CURATIVAS: DEL LOBO
Y DEL CORDERO (Y DE LAS
EXCUSAS DE AQUEL)
 15/12/2014
 Alicia García Aguiar
 0 comments

Esopo, del inocente, del ímprobo y del malo, cuenta esta


fábula.
El cordero y el lobo, cada uno por su parte, vinieron a beber
del río. El lobo bebía arriba y el cordero más abajo en el
agua. Y viendo el lobo al cordero díjole así:
-¿Por qué me has enturbiado el agua mientras yo bebía?
Respondió el cordero con paciencia:
-¿Cómo te puedo yo enturbiar el agua que corre de donde
tú bebiste a donde yo bebía?
El lobo, no haciendo caso de la verdad ni razón, díjole:
-Por eso me maldices.
Respondió el cordero:
-No te maldigo yo.
Entonces el lobo, mirándolo de través, dijo:
-Seis meses hace que me hizo otro tanto tu padre.
Y respondió el cordero:
-Yo en este tiempo aún no había nacido.
-Me quejo -dijo el lobo- porque me has destruido mi campo,
paciéndomelo.
Dijo el cordero:
-Por cierto, que aún no tengo dientes para pacer y así no te
he hecho daño alguno.
Finalmente le dijo el lobo:
-Aunque no pueda soltar tus argumentos, entretanto yo te
invito a cenar y después de la cena a holgar contigo.
Y así tomando al cordero inocente, le quitó la vida y se lo
comió.
Esta fábula significa que cerca de los malos y falsos no ha
lugar, ni verdad, ni razón, ni vale otra cosa contra ellos,
salvo la fuerza sola. Y semejantes lobos se hallan en cada
lugar, los cuales por tiranía, buscando ocasiones, beben la
sangre y afán de los inocentes y pobres.
ESOPO

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


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HISTORIAS CURATIVAS: DAR LO


MEJOR DE UNO MISMO SIEMPRE
 08/10/2014
 Alicia García Aguiar
 0 comments

“El cuento del carpintero”. Ilustración de Iban Barrenetxea

Un carpintero había pasado toda su vida construyendo una


casa tras otra. Siempre había sido un empleado fiel y leal, y
durante toda su vida laboral había permanecido junto a su
jefe, pero ahora era viejo y estaba cansado. Quería pasar
los años que le restaban de vida cerca de su esposa, sus
hijos y sus nietos.
Habia pasado toda la vida construyendo una casa tras otra. (Ilustración de Iban Barrenetxea)

El jefe se lamentó al oir cómo el hombre le anunciaba su


jubilación. Pese a su edad, el carpintero seguía siendo un
buen trabajador; de hecho, era uno de los mejores. Era muy
conocido y un gran profesional. El jefe sabía que podía
confiar en él. Cuando el carpintero le dijo que se marchaba,
el empresario le pidió un último favor.

Ilustración de Iban Barrenetxea

“¿Querrás construir una sola casa más?” Al principio el


carpintero dijo que no. Explicó que había perdido el interés
y que estaba dispuesto a retirarse. “Esta casa“, le explicó su
jefe, “es para un amigo. Me gustaría que fueras tú quien la
construyera, y que lo hicieras como un favor personal hacia
mí.”
El carpintero accedió a regañadientes y empezó a trabajar
en su última casa, pero su espíritu no participaba de lo que
estaba haciendo. Dejó de prestar atención a su diligente
costumbre de emplear los mejores materiales. En
consecuencia, la madera no siempre era la más adecuada y
el veteado no era el óptimo. Y no sólo los materiales eran
de inferior calidad, sino que su trabajo carecía de los altos
estándares de perfección que en él eran habituales.
Cuando finalmente terminó el trabajo, se puso a examinarlo.
No estaba muy satisfecho con el resultado, pero gracias a
Dios ya había acabado. Hubiera deseado jubilarse cuando él
lo había decidido y no tenía que haber accedido a la
petición de su jefe. No era un brillante final para su carrera.
Cuando su jefe acudió a realizar la inspección final, se puso
la mano en el bolsillo y sacó de él la llave de la puerta
principal. Tendiéndosela al anciano carpintero le dijo: “Este
es mi regalo para ti. Es mi forma de agradecerte todos los
años de leal trabajo. Ahora es tu hogar.”

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


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HISTORIAS CURATIVAS:
COMPROBANDO LA REALIDAD
 11/07/2014
 Alicia García Aguiar
 1 comentario
En su lecho de muerte una mujer joven hace jurar a su
marido que no se comprometerá con ninguna otra mujer:
“Si faltas a tu promesa vendré en espíritu y no te dejaré
vivir tranquilo“. El marido al principio mantiene su palabra,
pero al cabo de unos meses conoce a otra mujer y se
enamora de ella.
Muy pronto empieza a aparecérsele un espíritu cada noche
que le acusa de hacer faltado a su juramento. Para el
hombre no hay duda de que se trata de un espíritu, pues el
fantasma nocturno no sólo está informado de todo lo que
pasa cada día entre él y su nueva amiga, sino que también
conoce exactamente sus pensamientos, esperanzas y
sentimientos. Como la situación se le hace insoportable, el
hombre decide ir a pedir consejo a un maestro zen.
“Vuestra primera mujer se ha convertido en espíritu y sabe
todo lo que vos hacéis -le declara el maestro-. Todo lo que
vos hacéis o decís, todo lo que dais a vuestra prometida él
lo sabe. Tiene que ser un espíritu muy sabio. En verdad
tendríais que admiraros de un espíritu tal. Cuando se os
aparezca de nuevo haced un trato con él. Decidle que sabe
tanto, que vos no le podéis ocultar nada y que vais a
romper vuestro compromiso, si puede contestaros a una
sola pregunta”
“¿Qué pregunta he de hacerle?, inquiere el hombre.
El maestro responde: “Tomad un buen puñado de guisantes
y preguntadle por el número exacto de guisantes que
tenéis en la mano. Si no os sabe responder, sabréis que el
espíritu no es más que un producto de vuestra imaginación
y ya no os molestará más”.
Cuando a la noche siguiente apareció el espíritu de la
mujer, el hombre le alabó profusamente por su gran
sabiduría.
“Efectivamente -respondió el espíritu-, lo sé todo y sé que
hoy has ido a ver al maestro zen.”
“Y ya que sabes tanto -prosiguió el hombre-, dime cuántos
guisantes tengo en la mano.”
Y ya no hubo espíritu alguno para responder a esta
pregunta.

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


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HISTORIAS CURATIVAS: LOS


INCONVENIENTES DE LAS
CONCLUSIONES APRESURADAS
 27/04/2014
 Alicia García Aguiar
 1 comentario

Tres amigos compartían casa con un


asistente doméstico adolescente, nativo de Papúa, cuyo
trabajo consistía en hacer la comida y la limpieza de la
casa. En general estaban contentos con su trabajo, salvo
en lo concerniente a un aspecto. Se habían dado cuenta
que el contenido de su botella de brandy menguaba
progresivamente, y sospechaban que el asistente se lo iba
bebiendo en secreto. El licor era caro y ellos no querían ser
responsables de su iniciación en el hábito del alcohol.
En un intento de asegurarse de la certeza de estos hechos,
idearon una estratagema. Poniendo una marca en la botella
podrían constatar si el nivel de la misma disminuía. No hubo
duda ninguna de que el brandy continuó desapareciendo.
Una noche, al volver tarde a casa después de asistir a una
fiesta en el club de golf, los tres tenían ganas de continuar
un poco la diversión. Cuando decidieron tomar una última
copa se dieron cuenta que el nivel de brandy había
continuado disminuyendo. En su estado de cierta
embriaguez decidieron darle una lección al asistente.
Llenarían el contenido de la botella con orina, volverían a
colocarla en la estantería y esperarían a ver lo que sucedía.
Pasaron varios días y el brandy seguía desapareciendo.
Sintiéndose culpables de su ardid, decidieron decírselo cara
a cara al asistente. Cuando le preguntaron si había estado
bebiendo su brandy, él contestó: “No, no señores, lo he
estado utilizando para cocinar.”

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


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HISTORIAS CURATIVAS:
SOSPECHAS SOBRE SOSPECHAS
 27/11/2013
 Alicia García Aguiar
 0 comments

“La especie humana no puede soportar demasiada


realidad”. T.S. Eliot
Un hombre vigilaba continuamente a su nuevo vecino. Cada
noche este recogía pequeños paquetes que alguien le
dejaba delante de la puerta de casa. El hombre temía que el
vecino fuera un traficante de drogas, lo cual le producía una
gran alarma. Así, espiaba sus movimientos continuamente,
espantado por la propia seguridad y por el riesgo al que
estaba expuesta su familia. Poco tiempo después descubrió
casualmente que el vecino recogía comida para los sin
techo.

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


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HISTORIAS CURATIVAS: EL
MULO TESTARUDO
 30/06/2013
 Alicia García Aguiar
 0 comments

“Un mulo que desde hace mucho tiempo porta un tronco de


leña desde la granja del valle a la cabaña de la montaña
pasando siempre por el mismo camino a través del bosque,
una mañana, después de un temporal nocturno, encuentra
un árbol caído que obstruye su camino. El mulo, animal bien
conocido por su testarudez, considerando que el árbol allí
no debe estar, continúa, pensando que éste se apartará a
su paso. Pero, hete aquí que él se pega un gran cabezazo y
el árbol sigue allí firme obstruyendo su paso. El mulo,
siempre en virtud de su testarudez, insiste; toma una larga
carrerilla y golpea fuertemente su cabeza contra el árbol.
Pero el árbol ni siquiera se mueve. El mulo, siempre
empujado por su rígida obtusidad, toma una distancia aún
mayor golpeando de nuevo aún más fuerte su cabeza en el
árbol.
Obviamente la historia acaba mal, porque el mulo muere
por su propia testarudez e incapacidad de cambiar ni
siquiera un poco su forma de actuar.”

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


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HISTORIAS CURATIVAS: VIVIR


PERMANENTEMENTE
ANGUSTIADOS EN EL PASADO O
EN EL FUTURO
 21/06/2013
 Alicia García Aguiar
 0 comments

“Para arruinar la existencia de los seres humanos y


convencerlos de trocar su alma por la perdida serenidad, un
diablo anciano aconsejó a uno más joven una estrategia:
Dijo el viejo diablo:
Haz de manera que los hombres piensen siempre en el
pasado, en los errores y en el tiempo perdido. Así estarán
tan invadidos por la tristeza que no podrán resistirse a tu
propuesta. O constríñelos a pensar siempre en los
problemas del futuro, de manera que cedan al peso de las
preocupaciones y de la ansiedad. Haz que no piensen
nunca en el presente, de otro modo estarán bien y no te
venderán su alma.”
(BATESON “Mente e Natura”)
(Imagen: Fotograma de “La novena puerta” de Roman
Polanski)
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HISTORIAS CURATIVAS:
ARRIESGARSE A EXPLORAR
LO DESCONOCIDO
 14/05/2013
 Alicia García Aguiar
 0 comments
Truman despidiéndose de su celda
Fotograma de la película “El show de Truman“
Un hombre está de puntillas en una pequeña habitación
oscura y vacía, los brazos estirados hacia arriba, las manos
aferradas a las barras de la pequeña ventana, única fuente
de luz de la habitación. Si se aferra con firmeza e inclina
hacia atrás la cabeza, puede ver un pequeño rayo de sol
entre las barras superiores.
No quiere correr el riesgo de perderlo de vista. Y así sigue
tendiéndose hacia el rayo de sol, firmemente aferrado a las
barras.
Está tan empeñado en el esfuerzo de no perder de vista ese
resplandor de luz vital que no se le ocurre soltarse y
explorar el resto de la celda. Así nunca descubrirá que la
puerta del otro extremo de la celda está abierta y que él es
libre.
Siempre habría podido salir a la luz del día, con solo
haberse soltado.
HUBERT BENOIT

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


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HISTORIAS CURATIVAS: LA
IMPORTANCIA DE INSISTIR
 18/04/2013
 Alicia García Aguiar
 0 comments
Unos investigadores cogieron varios ratoncitos y los echaron
en un balde con las paredes altas y lisas, de modo que era
imposible trepar por ellas. Querían calcular cuánto tiempo
resistirían sin ahogarse. Al cabo de 45 minutos, los ratones,
cansados y desesperados, dejaron de nadar y se dejaron ir
al fondo. Entonces, los investigadores los agarraron por el
rabo y los pusieron a secar sanos y salvos en su gabinete.
Repitieron el experimento dos semanas después, esta vez
con dos baldecitos. En uno se sumergieron los mismos
ratones, los que ya habían sido salvados. En el otro, ratones
nuevos. Los investigadores querían ver si los dos grupos se
comportaban de forma distinta. Mientras tanto, los ratones
nadaban y nadaban sin parar. Al cabo de 45 minutos, los
ratones nuevos se dieron por vencidos, arriesgándose a
ahogarse. En cambio, los otros se mantuvieron a flote
durante una hora y media.
No hay que rendirse nunca ante las primeras dificultades.
Los recursos que poseemos son superiores a los que
creemos tener.

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


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HISTORIAS CURATIVAS: EL MITO


DE NARCISO
 09/12/2012
 Alicia García Aguiar
 0 comments

Eco y Narciso. Ilustración de María Paz Silva.


“Había una vez una madre que se sentía inmensamente
feliz porque había dado a luz a un niño de una belleza
extraordinaria. ¿Qué quiere decir bello? No es que fuera
absolutamente bello, pero era agraciado.
Lo sabemos muy bien: cuando la belleza no se
manifiesta en su forma más pura, sino cuando en
algunos puntos, en algunos pocos, raya en lo no
bello, entonces surge un atractivo único, entonces
esa belleza adquiere un algo especial y excitante. El
muchacho del que vamos a hablar tenía esta belleza
interesante, excitante y atractiva.
El muchacho se llamaba Narciso. Su cabello rubio le
acariciaba el rostro como si fuera oro, sus cejas no eran
perfectas, pues en el centro se elevaban ligeramente, y sus
ojos eran de un azul verdoso. Al hablar hacía una pequeña
mueca en la comisura de los labios, no era grande, pero
torcía ligeramente la boca al hablar, y esto confería un
caracter extraordinariamente dulce a su rostro.
A la madre le hubiera gustado no dejar volar nunca al
pequeño Narciso y le preocupaba el futuro del pequeño. Por
ello fue a ver al adivino Tiresias.
-¿Vivirá muchos años mi querido Narciso?- preguntó.
¿Tendrá una vida larga?
Tiresias examinó al muchacho, con las manos recorrió su
rostro -porque Tiresias era un adivino ciego-, pasó la mano
por el rostro y los hombros del muchacho, hizo que le dijera
unas palabras y mientras Narciso hablaba le tocó la boca
con la punta de los dedos. Sintió que torcía ligeramente la
boca al hablar y por medio de sus dedos Tiresias supo que
esto debía de conferirle un aspecto sumamente atractivo.

-Sí, mujer- dijo Tiresias, anunciando finalmente su


profecía-, Narciso vivirá muchos años, pero sólo bajo
la condición de que él mismo no se descubra.
La madre no supo cómo interpretar la sentencia.
-¿Qué significa esto? -preguntó.
-De hecho no debería comentar mis sentencias, eso las
priva del atractivo de lo enigmático. Pero esta vez, y como
tienes un hijo tan extraordinariamente bello, cuya belleza
raya casi en lo no bello, por lo cual resulta tan atractivo, por
todo esto te diré lo que creo.
No hay problema si descubre su alma, incluso puede
descubrir sus capacidades mentales, todo esto no le hará
ningún daño. Pero no ha de descubrir que es tan bello. Es
preciso que piense que su aspecto es normal. Mejor todavía
si su aspecto no le interesa, entonces vivirá muchos años.
Pero no puedo decir nada más que esto.
La madre tuvo que contentarse con estas palabras.
Narciso no era más que un niño y no tenía ningún interés en
reflexionar sobre sí mismo. Todos lo admiraban, pero esto
no le provocó una actitud arrogante, ni siquiera se daba
cuenta de lo que hacían. La madre evitaba cuidadosamente
alabar la belleza de su hijo en su presencia. Incluso
adoptaba un tono algo brusco cuando trataba con él.
Un día la ninfa Eco vio a Narciso jugando cerca del agua.
Tenía ya unos 15 años y en el labio superior había aparecido
ya el primer vello. No hace falta recordar que esto
acentuaba aún más su hermosura, esa hermosura tan
especial. Eco lo observaba en secreto. ¡Y se enamoró
locamente de Narciso! []
Eco se había enamorado, pero Narciso no se había dado
cuenta. No le hizo caso; la saludóamablemente, ella
respondió al saludo y luego él volvió a dedicarse a lo suyo.
Eco se sintió profundamente ofendida y se dirigió a
Némesis, la diosa de la venganza.
-Te pido que vengues esta afrenta- dijo-, no soporto que se
me ignore.
Némesis se quedó muda. No quería que Eco repitiera sus
palabras.
¿Cómo fue esa venganza? Némesis atrajo a Narciso hacia
un pequeño lago dentro del bosque. Allí hizo que el cuchillo
que sujetaba Narciso se cayera. Al inclinarse para recogerlo,
Narciso vio su reflejo en el agua.
A partir de ese momento quedó prendado de su imagen, no
podía hacer nada para evitarlo, quería mirarse una y otra
vez. Se miraba, levantaba las cejas para observar el
atractivo con el que se levantaba y hablaba para ver cómo
se le torcía la boca ligeramente y componía ese mohín tan
agradable. Le era imposible dejar de contemplar su reflejo.
Allí mismo, en ese mismo lugar, se quedó mirándose hasta
morir.
De entre sus restos surgió una flor, el narciso.
(De “Breviario de Mitología Clásica”. Michael Köhlmeier.
Edhasa)
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HISTORIAS CURATIVAS: LA
TRAMPA DE PENSAR QUE SE
PUEDE TENER TODO
 12/10/2012
 Alicia García Aguiar
 0 comments
Había una vez un monito al que le
encantaban las cerezas. Un día, al ver una particularmente
bonita, roja y carnosa, bajó del árbol para cogerla.
Desafortunadamente, la fruta estaba dentro de una botella
de vidrio transparente. El mono comprendió que sólo podía
cogerla metiendo la mano dentro de la botella, y así lo hizo.
Pero al agarrar la cereza se dio cuenta de que ya no podía
sacar la mano de la botella porque su puño cerrado sobre la
cereza era mayor que el diámetro del cuello.

La cereza dentro de la botella era una


trampa preparada por un hábil cazador que sabía muy bien
lo golosos que eran los monos. Cuando oyó los lamentos del
animal, el hombre se aproximó. El monito intentó escapar,
pero como tenía la mano dentro de la botella y no quería
soltar la cereza no pudo moverse lo bastante aprisa para
huir. El cazador atrapó la mano, le dio un golpe seco en el
codo para hacerle soltar su botín y se encontró con la presa
capturada y el cebo intacto. En Brasil utilizan aún hoy este
método para capturar monos.
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HISTORIAS CURATIVAS: LA
DESGRACIA DEL BAILARÍN
 28/07/2012
 Alicia García Aguiar
 0 comments

“En Maloggia conocimos a un bailarín de la Ópera de París,


en otro tiempo famoso, que una noche entró en nuestro
hotel en su silla de ruedas, conducido por un joven italiano
que el bailarín había contratado por muchos años. Como
supimos por el bailarín, se había derrumbado en medio de
la première del Rafael de Händel, coregrafiado por Béjart
sólo para él, y , desde entonces, había estado inválido. De
repente, dijo el bailarín, perdió el conocimiento y no lo
recuperó hasta dos días más tarde. Posiblemente, según el
bailarín, que se envolvía en una piel de nutria muy cara,
había que atribuir su desgracia a que, por primera vez en su
carrera, pensó durante el baile en la complejidad de una
combinación de pasos, cosa que había temido durante los
quince años de su carrera, que le había llevado por todas
las grandes óperas del mundo. Un bailarín, decía, mientras
bailaba, no debía pensar jamás en su baile; sólo debía bailar
y nada más. “
Thomas Bernhard (del libro El imitador de voces)
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HISTORIAS CURATIVAS: NO
HAY VERDAD
 29/05/2012
 Alicia García Aguiar
 0 comments

“Érase una vez un joven príncipe que creía en todas las


cosas con excepción de tres. No creía en las princesas, no
creía en las islas y no creía en Dios. Su padre, el rey, le
decía que estas cosas no existían. Y como sea que en los
dominios paternos no había princesas, ni islas, ni ninguna
señal de Dios, el príncipe creía a su padre.
Pero un buen día, el príncipe dejó el palacio real y se fue al
país vecino. Y, maravillado, vio islas en algunos puntos de la
costa y, en estas islas, unas extrañas e inquietantes
criaturas a las que no se arriesgó a dar un nombre. Estaba
buscando una barca, cuando en la playa se le acercó un
hombre vestido con un traje de noche de gala.
-¿Son islas de verdad aquéllas’- preguntó el joven príncipe.
-Ciertamente, son islas de verdad-respondió el hombre de
traje de noche.

-¿Y quienes son aquellas


extrañas e inquietantes criaturas?
-Todas son auténticas y genuinas princesas.
-¿Pero, entonces, también Dios debe existir?-le gritó el
príncipe.
-Dios soy yo-respondió el hombre del traje de noche, con
una reverencia.
El joven príncipe regresó a su casa rápidamente.
-Así pues has regresado, dijo el rey, su padre.
-He visto las islas, las princesas y he visto a Dios.-dijo el
príncipe en tono de reproche.
El rey permaneció impasible.
-No existen ni islas verdaderas, ni princesas de verdad, ni
un Dios verdadero.
-Pero, ¿y lo que he visto?
-Dime, ¿cómo iba vestido Dios?
-Dios vestía un traje de noche, de gala.
-¿Llevaba las mangas de la chaqueta remangadas?
El príncipe recordó que las llevaba remangadas. El rey se
rió.
-Es el uniforme de un mago. Has sido engañado.
Tras esta respuesta, el prícipe volvió al país vecino y se
dirigió a la misma playa donde se topó nuevamente con el
hombre del traje de noche.
-Mi padre, el rey, me ha dicho quien eres-dijo el príncipe
indignado-. La otra vez me engañaste, pero ahora no me
engañarás. Ahora sé que aquéllas no son islas de verdad, ni
hay princesas de verdad, porque tú eres un mago.
El hombre de la playa sonrió.
-Eres tú quien te engañas, amigo mío. En el reino de tu
padre hay muchas islas y muchas princesas. Pero tú estás
bajo el hechizo de tu padre y no las puedes ver.
El príncipe regresó a su casa pensativo. Cuando vio a su
padre, le miró a los ojos.
-Padre, ¿es verdad que tú no eres el verdadero rey, sino
solamente un mago?
El rey sonrió y se remangó las mangas.
-Sí, hijo mío, soy sólo un mago.
-Entonces el hombre de la playa era Dios.
-El hombre de la playa era otro
mago.
-Debo saber la verdad, la verdad que hay detrás de la
magia.
-No hay ninguna verdad detrás de la magia -dijo el rey.
El príncipe se entristeció y dijo:
-Me mataré.
El rey, por arte de magia, hizo comparecer a la muerte.
Desde la puerta, la muerte hizo una señal al príncipe. Éste
se estremeció. Recordó las bellas islas, aunque irreales, y
las bellas, aunque irreales, princesas.
Bien -dijo-, me arriesgaré a soportarlo.
-Ves, hijo mío -dijo el rey-, ahora también tú te has
convertido en un mago.
JOHN FOWLES
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HISTORIAS CURATIVAS: LA
INUTILIDAD DE LAS DISCUSIONES
 19/04/2012
 Alicia García Aguiar
 0 comments

“Era un matrimonio que discutía


constantemente. En los muchos años que llevaban casados
no recordaban una sola cosa en la que hubieran estado de
acuerdo. Después de décadas de práctica, la más leve y
nimia circunstancia era motivo suficiente para enzarzarse
en una pelea.

Al igual que dos niños pequeños tratando


de ver quién consigue mayor número de caramelos, o qué
vaso está más lleno, ambos cónyuges vivían con la
sensación de ser víctimas de una injusticia o un agravio. Tú
tienes más que yo. El tuyo es mejor que el mío. La última
vez tú te quedaste con el mayor. Quiero el que tú tienes.
Un día el marido volvía andando a su casa desde el trabajo,
cuando pasó frente a un huerto vecino. Allí, en un
melocotonero repleto de fruta verde, había tres
melocotones maduros. El hombre saltó la verja y robó los
melocotones.
Cuando llegó a su casa le ofreció uno de los melocotones a
su mujer y se guardó los otros dos para él. Viendo esta
actitud, la mujer comenzó a gritarle: ¿Por qué me das sólo
uno y tú te quedas dos? He estado todo el día en casa
trabajando como una esclava. Me merezco el otro
melocotón. Además, ¿cómo sé que no te has comido ya
alguno de camino a casa?

El marido se encolerizó. Yo también he


estado trabajando todo el día, chilló, y más duro que tú.
Tengo un jefe al que rendir cuentas. No me puedo sentar
tranquilamente y pretender que he estado trabajando todo
el día, como tú haces.. No me puedo pasar el día mirando la
televisión o charlando con los vecinos. En cualquier caso, yo
he conseguido la fruta. Me merecía los tres melocotones.
Tiene suerte de que te haya dado uno.
Y de esta forma la pelea continuó. Los ánimos se
encresparon y las voces fueron en aumento. Ninguno de los
dos renunciaba a su postura de supuesta superioridad
moral. Para un extraño, unas piezas de fruta no hubieran
parecido motivo suficiente para un conflicto generador de
tanta tensión e infelicidad, pero para la pareja la pelea se
estaba convirtiendo en una cuestión de vida y muerte.
Cualquiera de ellos podía haber ofrecido el tercer melocotón
al otro, pero ninguno quería hacer el sacrificio. Podían haber
planteado partir por la mitad ese melocotón, para de esta
forma tener porciones iguales, pero en su codicia ninguno
estaba preparado para ser tan considerado. Tanto el marido
como la mujer creían que merecían el melocotón más que el
otro, y no estaban preparados para ceder. Compartir no era
suficiente.
Cansado de la actitud persistente de su mujer, el marido le
propuso una apuesta. Te apuesto mi melocotón extra, le
gritó, a que no puedes callarte y permanecer en silencio.
Aquel que de nosotros permanezca más rato quieto
conseguirá dos melocotones.
La mujer se fue a la cama. El marido se tendió en el sofá.
Los dos estaban tan decididos a vencer que mantuvieron su
silencio. A lo largo de todo el día siguiente persistieron en
su actitud, y también dos días después. Los días se fueron
sucediendo. Ambos rehusaron moverse. Ni comían ni
bebían.

Después de que la casa permaneciera


una semana de silencio, los vecinos empezaron a sentir
curiosidad. Cuando se decidieron a entrar para investigar lo
que sucedía se encontraron a los dos esposos tumbados,
pálidos y en silencio. Pensando que la pareja estaba muerta,
los vecinos contactaron con los servicios funerarios.
A ambos les pusieron la mortaja en féretros distintos.
Cuando el encargado de la funeraria empezó a clavar la
tapa del ataúd del marido, el hombre empezó a gritar,
horrorizado ante la perspectiva de ser enterrado
vivo. ¡Estáis locos! ¿No veis que todavía estoy vivo?, gritó.
La mujer saltó de su ataud todavía abierto. ¡Ajá!, exclamó
entusiasmada. He ganado. He conseguido el tercer
melocotón.
Marido y mujer salieron corriendo hacia su casa, tratando de
arrebatar al otro el melocotón. Cuando llegaron vieron que
los tres melocotones todavía estaban en la encimera de la
cocina…¡podridos!”
(De “El empleo de metáforas en psicoterapia. 101 Historias
curativas”.George Burns. Ed. Elsevier Masson)
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Tag
Archives: adolescentes
ESCUELA DE PALO ALTO: SABOTAJE
BENÉVOLO COMO SOLUCIÓN A LA
CRISIS ENTRE PADRES E HIJOS
 06/12/2014
 Alicia García Aguiar
 0 comments
 adolescentes, familia, rebeldía, sabotaje benévolo
“Puberty“, de E. Munch

Se trata de una intervención eficaz en el tratamiento de


otra típica y monótona crisis que se da entre padres y sus
hijos menores de edad y rebeldes (si bien es también
aplicable a otras situaciones en las que una de las partes se
esfuerza intensa pero inútilmente por ejercer algún control
sobre el comportamiento de la otra). En la mayoría de los
casos, el problema es fácil de definir: el muchacho o la
muchacha no obedece, no estudia ni tiene su cuarto
ordenado; o bien es brusco, desagradecido, llega tarde a
casa, fracasa en el colegio, se rodea de malas compañías,
probablemente consume drogas, está a punto de entrar en
conflictos con la ley o ha incurrido ya en ellos, etc, etc. La
situación, por lo general, se repite de un modo
estereotipado. La transición que se verifica en un
adolescente, desde la niñez a la vida adulta, es uno de los
varios períodos de cambio en las familias que exigen
correspondientes cambios en cuanto a las normas de sus
relaciones mutuas, es decir, cambio 2. Simplificando mucho
esto último, mientras que a un niño de ocho años de edad
puede bastar con decirle: Harás lo que te digo o de lo
contrario…, puede ocurrir que el adolescente de catorce
años replique: ¿O de lo contrario qué? y los padres tienen
entonces que apelar al viejo repertorio de sanciones que ya
hace años perdieron su eficacia. El sentido común y la
receta de “más de lo mismo” del cambio 1 tan solo
conducirán entonces a un callejón sin salida, en el que
cuanto más cambien las cosas, más continuarán siendo las
mismas. Los padres, por ejemplo, pueden intentar
primeramente razonar con el menor, pero esto fracasa, ya
que las premisas de su

El fracaso de las exhortaciones

razonamiento son diferentes; entonces impondrán algún


castigo leve; el hijo se rebelará con éxito; entonces
impondrán más sanciones que solo servirán para provocar
más rebeldía, y finalmente la policía y las autoridades que
se ocupan de menores serán llamadas para enfrentarse con
lo que ya parece un comportamiento claramente
recalcitrante e incontrolable. Está bastante claro que son las
soluciones intentadas quienes crean y mantienen el
problema, pero este hecho permanece velado dentro de la
ceguera interpersonal tan típica en los conflictos humanos.
Los padres no se atreven a relajar su presión, ya que
“saben” que el comportamiento de su hijo se les escaparía
entonces por completo de las manos; para el hijo, por otra
parte, la rebelión es el único modo de asegurarse la
supervivencia psicológica contra aquello que, en su opinión,
es la amenaza de las constantemente crecientes exigencias
paternales. [] Al observador exterior no le cabe duda de que
si una de las partes quisiera hacer menos de lo mismo, la
otra la seguiría inmediatamente.
A este fin, se instruye a los padres para utilizar un sabotaje
benévolo. Éste consiste en adoptar una posición basada en
admitir francamente ante el hijo que son incapaces de
controlar su comportamiento. “Deseamos que estés en casa
a las once, pero si no estás a esa hora no podemos hacer
nada”; he aquí uno de los posibles mensajes. Dentro de esta
nueva estructura, el adolescente se da cuenta rápidamente
de que su actitud de defensa y desafío carece ahora de
sentido. No resulta fácil desafiar al débil. Se indica luego a
los padres que cierren todas

Abrir la puerta medio dormidos y preguntar “¿quién eeess?“

las puertas y ventanas de la casa a las once, y que se


acuesten, de tal modo que cuando el chico llegue a casa no
pueda entrar y tenga que tocar el timbre o golpear la
puerta. Luego le han de dejar fuera durante un buen rato,
hasta abrirle la puerta, pero no sin preguntar medio
dormidos y repetidamente, que quién es. Una vez le hayan
abierto, le dirán que sienten haberle dejado fuera tanto
tiempo y se volverán a la cama sin preguntarle, como de
costumbre, dónde ha estado, por qué vuelve tan tarde, etc.
A la mañana siguiente no se referirán para nada a lo
sucedido, a no ser que el hijo lo haga, en cuyo caso
adoptarán de nuevo una actitud de disculpa por haberle
hecho esperar tanto hasta abrir la puerta. A cada fechoría
de su hijo, tienen que responder tan pronto como les sea
posible con algún acto adicional de sabotaje: si el hijo no
hace su cama, la madre la hará por él, pero picará unas
cortezas de pan y se las meterá entre las sábanas. Cuando
él se queje, admitirá que estaba comiendo pan mientras le
hacía la cama y que siente lo ocurrido. Si no guarda nunca
bien su ropa, la madre cometerá otro error tonto (“No sé
qué me pasa estos días que hago una tontería tras otra”) y
le almidonará la ropa interior o le echará sal en lugar de
azúcar en su postre favorito, o bien y como por casualidad,
durante la cena le echará encima un vaso de leche cuando
se haya arreglado para ir a alguna cita. En ningún momento
deben mostrarse los padres sarcásticos o punitivos acerca
de tales actos de sabotaje, sino disculparse siempre por
ellos. []
Gran parte de la eficacia del sabotaje benévolo reside en un
doble proceso de reestructuración: le quita al adolescente
las ganas de rebelarse, ya que no le deja mucho motivo
para ello, y virtualmente invierte la dinámica de la
interacción familiar. En una familia típica en la que existe un
delincuente juvenil, los padres son abiertamente punitivos y
regresivos, pero ocultamente permisivos y seductores. El
sabotaje benévolo da lugar a una situación en la que se
vuelven abiertamente permisivos y desvalidos, pero
ocultamente punitivos, y ello de un modo contra el cual el
adolescente no puede rebelarse. En lugar de lanzar vanas
amenazas, de utilizar razonamientos y exhortaciones, los
padres asumen un modo tranquilo pero mucho más
poderoso de manejar a su hijo. Este cambio impide una
“solución” inútil que contribuía a mantener el problema.

(Extraído de aquí)

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


especialista en Terapia Breve Estratégica y miembro afiliado
del CTS que dirige Giorgio Nardone. Encuentra en este blog
el tratamiento para todo tipo de trastornos desde la TBE y la
Terapia Breve en general y mantente informado de las
últimas novedades sobre libros, cursos y seminarios de
Giorgio Nardone
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ADOLESCENTES VIOLENTOS:
DESARME UNILATERAL
 24/07/2014
 Alicia García Aguiar
 0 comments
 adolescentes, borderline, desarme
unilateral, familia, violencia

“A mis padres” de David Hockney

Acudieron a la consulta los padres con el hijo, un muchacho


alto y grueso, que hacía tiempo estaba en tratamiento
farmacologico por un diagnostico de trastorno de
personalidad borderline, pero que nunca había recibido
tratamiento psicológico. Un caso considerado imposible por
diferentes y notables terapeutas, que se habían negado a
tratarlo tras una primera entrevista de diagnóstico.
Los padres explicaron que su hijo siempre
les había dado grandes satisfacciones y hablaron de una
adolescencia llena de éxitos en el ámbito escolar y en el
ocio como lIder de un conjunto musical, la única situación
en la que sentía que podía expresar su talento. Todo fue
muy bien hasta los 17 años aproximadamente, cuando se
verificó que el grupo en el que el muchacho había
depositado enormes expectativas, no tenía posibilidades
reales de éxito en el mundo discográfico. La fuerte
decepción llevó al líder caído a alejar a los compañeros que,
en su opinión, no se habían comprometido suficientemente
en la consecución del objetivo común. El muchacho les
lanzó graves acusaciones hasta que, incapaz de soportar la
vergÜenza, empezó a aislarse y, mientras los otros músicos
se insertaban en distintos grupos que más tarde se harían
famosos, él, el líder, se encerró en casa y empezó a
comportarse violentamente con la madre, implicando
también al padre que intervenía para defender a su mujer.
Ambos progenitores tenían que acudir a los servicios de
urgencias para curarse las heridas.

Lo primero que preguntamos a los padres es si alguna vez


habían denunciado esos excesos de violencia y ambos
declararon al unísono que no lo habían hecho por miedo a
que las fuerzas de seguridad tomaran medidas que no
podrían soportar. [] Es decir, la pareja había decidido
sacrificarse en nombre de la violencia del hijo, considerada
el fruto de su sufrimiento: desde el punto de vista de la
formación y del mantenimiento del problema, pasaron de
víctimas a verdugos de su hijo, adoptando una
actitud complementaria que, como ya hemos subrayado,
no hace más que alimentarlo. []
Dado que el papel de víctima de la madre constituía el
verdadero motor del problema, el primer paso fue sacar a la
víctima de su posición para actuar indirectamente sobre el
verdugo. Sintonizándonos con el funcionamiento del
sistema, actuamos de modo que la víctima se sacrificase
más inmolándose de nuevo y en mayor grado por el hijo,
pero en una dirección funcional y constructiva. En primer
lugar, hicimos percibir a la mujer cómo su sacrificio
conduciría rápidamente a un progresivo empeoramiento del
hijo, que podría llegar hasta cometer actos de violencia
autolesiva que ella no lograría impedir. Dicho de otro modo,
utilizamos en primer lugar la idea patógena de la madre de
la necesidad de sacrificarse para volverla contra ella. Al
mismo tiempo, creamos un miedo mayor contra el miedo ya
existente, esto es Ubi maior, minor cessat; si la mujer
seguía soportando las vejaciones del hijo, este sufriría cada
vez más, hasta llegar a la violencia contra sí mismo, con
muchas probabilidades de acabar en el suicidio.
Después de esta maniobra la madre se mostró dispuesta a
colaborar, declarando que por el hijo era capaz de sacrificar
incluso su vida.
Prescribimos a la madre y al padre que, cada vez que
el hijo iniciara la escalada de violencia, reaccionaran
de inmediato saliendo de casa. Si por algún motivo la
mujer tuviese dificultades para seguir la prescripción,
el marido, considerado el más fuerte de
la situación también por parte del chico, tendría que
ayudarla cogiéndola de la mano, sacándola de casa y
dejando solo al hijo. De este modo los padres acaban
convirtiéndose en aliados contra la violencia del hijo, a la
que no responden también con violencia ni tampoco la
sufren, sino que se produce lo que en términos técnicos
llamamos desarme unilateral. Se trata de una
descalificación ya no en el plano del más fuerte, sino desde
un punto de vista comunicativo: Siempre que te muestres
violento nos iremos por un tiempo. Si lo intentas de nuevo,
volveremos a marcharnos.
Se trata de una intervención mínima pero
extraordinariamente poderosa porque la persona violenta,
en la familia o fuera de ella, necesita de alguien con quien
ejercer su presunto poder. Desde el momento en que ya no
hay víctima ni tampoco quien trata de defenderla, el
objetivo principal del muchacho será volver a tener a los
padres con él, pero para conseguirlo tendrá que dejar de ser
violento, ya que de lo contrario se marcharán de nuevo. Se
obtienen dos efectos con una única maniobra; por un lado la
madre se sacrifica ya no sufriendo sino marchándose en
nombre del hijo, y por otro lado el hijo, si quiere tener de
nuevo consigo a sus padres, tendrá que cambiar
radicalmente la estrategia de su comportamiento con ellos.
“Atácanos más si te sirve de algo”

Si no hubiésemos sido suficientemente incisivos en la sesión


con la madre o si hubiésemos encontrado una mayor
resistencia a colaborar por parte del sistema, hubiésemos
podido proponer a los padres una prescripción con ilusión
de alternativas presentándoles dos posibilidades:”Podéis
marcharos o permanecer en casa diciéndole
a vuestro hijo atácanos más aún si te sirve de algo,
péganos, tortúranos, haz lo que quieras si te sirve de
algo“. En la mayoría de los casos el sistema implicado elige
la primera alternativa y, también en este caso, se
aprovecha la lógica sacrificante de los otros, porque incluso
los más dispuestos al sacrificio se dan cuenta de que
marcharse es menos oneroso para todos.[]
El muchacho se da cuenta de que usar su fuerza de modo
positivo es mucho más beneficioso: obtiene atenciones
reales, mucho más satisfactorias y agradables. Es el revés
de la medalla que permite hacer subir al enemigo al desván
y luego quitar la escalera (Nardone, 2004b; Nardone, Balbi,
2009): en términos operativos, el cambio no solo es
deseable sino que resulta inevitable.
(Extraído de aquí)

Autor: Alicia García Aguiar Psicoterapeuta


especialista en Terapia Breve Estratégica y miembro afiliado
del CTS que dirige Giorgio Nardone. Encuentra en este blog
el tratamiento para todo tipo de trastornos desde la TBE y la
Terapia Breve en general y mantente informado de las
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Tag
Archives: autoengaños
LÓGICA NO ORDINARIA: LA
MAQUINARIA DEL TRASTORNO
 06/05/2011
 Alicia García Aguiar
 0 comments
 autoengaños, Bateson, contradicción, creencias, doble
vínculo, lógica no ordinaria, paradoja, surcar el mar
La realidad no es aquello que nos sucede, sino lo que
hacemos con aquello que nos sucede.
A.
HUXLEY
“La lógica no es otra cosa que el método a través del cual
el hombre, desde siempre, aplica sus propios
conocimientos, resuelve problemas, de modo que es el
puente entre teoría y aplicación directa. []
La lógica ordinaria es nuestra costumbre de discriminar
las cosas a través de la negación –<>–, a través del
reconocimiento asociativo [], a través de los silogismos [], a
través del principio de no contradicción [], a través del
principio de coherencia [], a través de la congruencia [].
Estamos acostumbrados a un tipo de lógica en la que el <>
es un fuerte discriminante, aunque empíricamente se ha
demostrado que no sólo es ineficaz sino también
contraproducente cuando se quiere persuadir a alguien de
algo. Continuamos utilizando este tipo de lógica
sencillamente porque forma parte de nuestra idiosincracia
cultural. Si esto funciona cuando analizamos fenómenos
lineales, los fenómenos de causa-efecto, cuando vamos a
aplicarlo a fenómenos complejos como la dinámica entre la
mente y la mente o, como sugería Gregory Bateson, entre la
mente individual y la mente colectiva, ya no encaja
porque para el ser humano el estar en contradicción
es una regla, no una excepción. ¿Cuántas veces
nuestras emociones y nuestras sensaciones nos hacen
hacer algo que no es coherente con nuestro habitual modo
de actuar? Muchas veces nuestras reacciones no son
congruentes con nuestras acciones.
Cuando hablamos de lógica no ordinaria ya no podemos
hacer referencia a procesos puramente cognitivos de
racionalización de las elecciones, de las decisiones y de las
acciones, como haría, en cambio, la lógica ordinaria,
precisamente porque cada uno de nosotros es parte del
sistema y no puede controlar el sistema desde su interior. []

“El autoengaño es un don que


hemos de utilizar, dado que
no lo podemos evitar”
Hemos de partir del presupuesto de que, al ser nosotros el
instrumento cognoscitivo de nosotros mismos, ya estamos
contaminados y, en el acto del conocer, contaminamos todo
aquello que conocemos.
Somos continuamente <> y desafío a cualquiera a que
encuentre en su propia vida un ejemplo de aplicación
-desde mi punto de vista, imposible- de lógica puramente
ordinaria, sin ambivalencias; es dificilísimo encontrar alguna
cosa que funcione sin que detrás exista un autoengaño.
[] Todo es autoengaño. [] Tendemos a alterar la realidad
que percibimos y a construir constantemente la realidad
sobre la base de nuestros autoengaños. Tenemos ejemplos
continuos de ello: me levanto por la mañana y he dormido
mal, cada mínimo acontecimiento resulta fastidioso por
efecto de lo que he experimentado anteriormente; es un
autoengaño. [] También se autoengaña una persona que no
se da cuenta de que su pareja la está traicionando, cuando
todos excepto ella lo saben. El autoengaño es un don
natural que nos protege de las cosas que nos dañan; es
algo positivo pero que, si se abusa de él, puede resultar
patógeno. [] El autoengaño, por lo tanto, no es algo que hay
que denigrar como quisieran hacer los cognitivistas y todos
aquellos que piensan en virtud de la ilusión de control
racional; el autoengaño es un don que hemos de
utilizar, dado que no lo podemos evitar.

Verse la nuca, una paradoja


La tradición interaccional-sistémica ha estudiado las
ambivalencias lógicas en la comunicación e introdujo el
constructo dedoble vínculo, entonces identificado con la
paradoja lógica, o un mensaje que transporta un contenido
y su contrario. Watzlawick y otros fueron los primeros en
llevar al campo de la Psicoterapia y de la Psicología el
estudio de los niveles lógicos de Bertrand Russell, es decir,
la lógica más refinada. Al estudiar las ambivalencias de la
comunicación y las ambivalencias en las respuestas de las
personas, llegaron a constituir precisamente la lógica de la
paradoja, que se convirtió en uno de los conceptos básicos
del enfoque estratégico tradicional. El fenómeno de la
paradoja comunicativa con uno mismo, con los demás y con
el mundo es el fundamento de la etiología de las patologías
psíquicas más graves y, al mismo tiempo, el fundamento de
la estructura de las intervenciones terapéuticas. [] Cuando
dentro de mí siento una cosa y al mismo tiempo su
contrario -<>- es una paradoja, así como cuando deseo una
cosa y la temo al mismo tiempo. Sin embargo, cuando
pienso que es correcto actuar de un modo pero luego hago
lo contrario, o cuando realmente creo mucho en una cosa y
todas mis acciones van dirigidas a confirmar mi creencia, o
aún, cuando un cierto pensamiento, repetido en el tiempo, y
precisamente al repetirse se convierte en verdadero, no
estamos en presencia de paradojas.

Paciente no ordinario
Es, entonces, posible construir subgrupos, subclases dentro
de la lógica del autoengaño. Con este empeño hemos
puesto a punto estratagemas terapéuticas no ordinarias
para la mayoría de las patologías más importantes y
protocolos de tratamiento relacionados. [] Conocer los
diferentes criterios de lógica no ordinaria y el
funcionamiento de dicha lógica, en consecuencia, resulta
fundamental para un terapeuta estratégico. Obviamente, si
un paciente nos trae lúcidamente la descripción de su
problema y podemos negociar con él lúcidamente la
solución, pasamos enseguida a la indicación directa y no
tenemos necesidad de la lógica no ordinaria. El problema es
que en mi experiencia, entre más de diez mil casos, quizás
unas diez personas pertenecían a este tipo. Cierto, es
posible que desde hace 20 años sólo vea pacientes
extremos; sin embargo, si analizamos la mayoría de las
denominadas patologías, vemos que funcionan sobre la
base de criterios no ordinarios. Raramente se encuentra una
patología que se funde en una lógica ordinaria. […]
La gran contribución de Gregory Bateson y más tarde
de Don Jackson yPaul Watzlawick fue precisamente
comenzar a estudiar estos fenómenos no lineales y buscar
en su interior un nexo, un hilo lógico. Tomemos el famoso
diálogo estructurado con el delirio de Bateson, que busca
determinar su trama para introducirse en su interior y
reconstruirla. Por desgracia, la tradición interaccional [] se
detiene y se pierde dentro de la paradoja como si fuera el
único criterio lógico existente opuesto a los criterios
tradicionales. La lógica de la paradojaaplicada, en
realidad, es una pequeña parte, ni siquiera el 30% de lo que
usualmente se hace, mientras que la lógica de la
contradicción y lalógica de la creencia ocupan los
espacios restantes, que son mucho más extensos.”
(De “Surcar el mar sin que el cielo lo sepa”. Lecciones sobre
el cambio terapéutico y las lógicas no ordinarias”. Giorgio
Nardone y Elisa Balbi. Herder Editorial)
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PRESCRIPCIONES PARA UN
DEPRESIVO RADICAL
 04/04/2011
 Alicia García Aguiar
 1 comentario
 apagar el fuego, autoengaños, como si, conjura del
silencio, crear de la
nada, creencias, depresión, Goethe, paradoja, púlpito, problem
solving,profecía, renuncia, si quieres enderezar algo

PRIMER TIPO DE DEPRESIÓN:


“Esta definición (la de depresivo radical), decididamente
fuerte, ha sido escogida precisamente para indicar la
intromisión y la persistencia del sufrimiento ínsito en su
naturaleza. Es la forma más fácil de reconocer, quizás la
más difícil de tratar; caracterizada por la generalización del
pensamiento negativo, [] se distingue por la temporalidad:
es decir, todas las personas que la sufren dicen haber
estado siempre así. []
Se supone que se ha construido una creencia, con
características muy precisas, a la que la persona se adhiere,
perpetuando el doloroso sistema disfuncional. [] <<Total…
no lo consigues, no eres capaz, tienes malasuerte, no tienes
recursos para…>> o <<Total…no puedo, no soy
capaz[.]>> Derrotas sucesivas, no importa si son sólo
temidas o reales, construyen la creencia en la propia
<<debilidad>>, en la propia desventaja, con
comportamientos relacionados y repetidos que acaban
siempre por confirmarla y reforzarla. La derrota se convierte
en la prueba irrefutable de la propia incapacidad y la
justificación de la propia renuncia y, precisamente, no
sucede que la derrota sea real: creer que no se puede hacer
ya es no poder hacerlo. En este sentido, evitaciones
sucesivas y repetidas en el tiempo pueden llevar a
la renuncia. Esto nos indica que la persona se construye
una creencia, que se convertirá en una profecía que se
autodetermina como ingrediente añadido a un fracaso
garantizado. [] El comportamiento ralentizado, cansado y
desmotivado, que no responde a lo que el paciente sabe
que tiene que hacer, pero no lo consigue, confirma y
alimenta la creencia de que es él quien está equivocado; el
mundo es correcto.[…]
Siguiendo la estratagema de “crear de la nada”, se puede
intentar llevar a la persona a que descubra los recursos que
cree que nunca ha tenido. Hemos de producir una creencia
antagonista a la que mantiene el problema.
La técnica del “como si” [] se prescribe al paciente de este
modo:
Desde hoy hasta la próxima vez que nos veamos, quisiera
que usted dedicara todos los días algunos minutos a pensar
qué haría de diferente de lo que ahora hace “como si” el
problema no existiera. Entre todas las cosas que piense,
quisiera que escogiese la más pequeña pero concreta y la
llevase a cabo. Cada día una cosa diferente; tráiganos la
lista de todo lo que ha hecho.

Es evidente el objetivo de esta prescripción: abrir nuevos


escenarios de ideas y actuar enseguida, aún consciente
del autoengaño, haciendo algo concreto. Sin embargo,
para evitar la paradoja del “sé espontáneo”, en este caso
“sé capaz”, se prescribe que se lleve a cabo solo algo
mínimo.
Se debe valorar caso por caso la utilización de eventuales
técnicas de problem solving (técnicas específicas que
rompen la persistencia del problema), especialmente en
presencia de rumiadura mental consistente y una
lamentación dirigida a terceros. En este caso nos guiamos
por estratagemas como “si quieres enderezar alguna cosa
aprende a retorcerla aún más” o “apagar el fuego
añadiendo leña”. La aplicación más frecuente de estas
estratagemas es la del “ritual nocturno” y “la conjura de
silencio”.

<<Cada día daremos media hora de espacio a sus


problemas (prescripción del ritual familiar o nocturno). De
aquí a la próxima sesión, todas las noches, antes o después
de cenar, tendrá que hacer algo muy importante. Han de
estar todos juntos; todos estarán sentados; él de pie. Ponga
un despertador para que suene media hora más tarde.
Ustedes permanecerán en religioso silencio, escuchando,
usted tendrá media hora para hablar de todo lo que quiera,
de lo que le hace estar mal, podrá lamentarse cuanto
quiera de todo lo que quiera, ellos le escucharán en
religioso silencio, sin decir palabra. Cuando suene el
despertador, STOP, se deja para la noche siguiente. A lo
largo de todo el día han de evitar hablar del problema, si
no, mientras más se habla de ello, más nos arriesgamos a
hacer como si se regase una planta con fertilizante, la
hacemos crecer más; hay que evitar hablar de ello fuera del
espacio nocturno>>.

La prescripción del púlpito del deprimido o ritual


familiar, bloquea el intento de las personas cercanas de
pedir al paciente que haga lo que no puede, exponiéndolo
aún más a la convicción de incapacidad. Al mismo tiempo,
permite a la persona expresar todos los sentimientos de
culpa, autorreproche, autoconmiseración, llevándolos al
agotamiento en cuanto ejecuta como prescripción lo que se
cree involuntario.
Al final de la sesión se le pide al paciente que vuelva a
pensar que, como escribía Goethe, “La renuncia es un
suicidio cotidiano”.
(De “Las caras de la depresión”. Emanuela Muriana, Laura
Pettenò y Tiziana Verbitz. Herder Editorial)

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LA TÉCNICA DEL "COMO SI" O EL


ARTE DE "CREAR DE LA NADA"
 28/03/2011
 Alicia García Aguiar
 0 comments
 autoengaños, como si, crear de la nada, creencias, Oscar
Wilde, Pascal,realidad inventada
“<<Todo lo que es creído existe..>> Este aforismo indica el
principio básico de la estratagema <<crear de la
nada>>, o sea, algo que no existe puede producir efectos
concretos si es considerado existente. Creer en algo -toda la
historia del hombre nos lo enseña-induce a elegir y a actuar.
El hombre no ama la incertidumbre y, por tanto, se aferra a
las creenciasy las vuelve verdaderas para crearse una
base sólida en la que apoyarse. Nuestra estratagema se
aprovecha de esa necesidad humana: se basa en el
principio de hacer creer al adversario una realidad
inventada que lo induce a reaccionar como desearíamos.
Para obtener este resultado, nuestra mentira debe parecer
más significativa que la verdad. Por lo demás, para decirlo
en palabras de Oscar Wilde: <<La verdad no es más que la
última mentira considerada verdadera>>.[]
Nos guste o no, continuamente somos artífices y víctimas
de nuestrosautoengaños. Aprender a utilizar
estratégicamente esta tendencia nuestra significa
transformarse en amos de ella en vez de en siervos
inconscientes. Saber utilizar esta estratagema en relación a
los demás significa decidir si usarla o no y, por tanto,
convertirse en efectivamente responsables, en lo bueno y
en lo malo, de lo que nos ocurre.
Una vez más, vale la regla del arte de la guerra: saber
combatir nos vuelve libres. No combatir es una elección
nuestra y no una renuncia dictada por el miedo. Los
romanos afirmaban: <<Si quieres la paz prepárate para la
guerra>>. Es sólo la conciencia de nuestros recursos lo que
nos tranquiliza, nos hace capaces de vivir con serenidad.
Volviendo a nuestra estratagema, el ejemplo magistral está
representado por la segunda y menos conocida parte de la
ya citada <> de Pascal. Él propone a los cristianos con crisis
de fe que vayan de todos modos a la iglesia, que honren los
sacramentos, que se comporten <<como si>> creyeran: la
fe no tardará en llegar. []
Este procedimiento, si se repite, hace -como el lógico
noruego Jon Elster ha demostrado en sus investigaciones-
olvidar la decisión inicial y convertir la fe en algo natural.
Comportarse <<como si>> una cosa fuera verdadera,
aunque no esté demostrado que lo sea, después de un
tiempo nos induce a considerarlo como tal. []

El experimento científico que más evidencia esta


estratagema está representado por el muy conocido trabajo
de Zimbardo en la universidad de Stanford en los años 70:
[] organizó una falsa cárcel con falsos guardias y falsos
prisioneros, que eran estudiantes ofrecidos como
voluntarios para el experimento. Los guardias debían hacer
respetar las reglas, los encarcelados interpretaban su papel,
incluidos algunos comportamientos de rebelión a las reglas.
El experimento fue interrumpido tras pocas semanas,
porque guardias y encarcelados habían llegado a una real e
incontrolable escalada de violencia y sevicias, olvidándose
de que se trataba de una ficción con fines investigativos. []
Invito al lector a analizar esta secuencia: entro en un local
convencido de que las personas que están en su interior me
consideran una persona desagradable, o incluso que la
tienen tomada conmigo. [] Los que están en el local ven
entrar a alguien que los mira con recelo, tiene una actitud
defensiva que suena como un rechazo o incluso como una
ofensa. Reaccionan poniéndose rígidos y mirándolo a su vez
con recelo. El resultado final será que he tenido la
confirmación de que soy desagradable y rechazado.

En realidad, ha sido una construcción mía, efecto de una


convicción que yo mismo, con mis acciones, he vuelto <>.
La contraprueba de esto es la secuencia contraria: entro en
el mismo local [] convencido de que soy simpático, [] de
que soy muy querido. Mi postura será suelta y relajada y mi
mirada será abierta y en busca de contacto. [] Esto les hará
sentirse honrados y gratificados y, por tanto, reaccionarán
de manera especular, devolviéndome señales amistosas. []
Ninguna magia, sólo el efecto de una secuencia interactiva
creada de la nada. []
La habilidad de “crear de la nada” no es sólo uno de los
vehículos fundamentales del poder personal e interpersonal,
sino una competencia básica que nos permite pasar de la
posición de quien construye lo que sufre a la de quien
construye lo que gestiona. “
(De “El arte de la estratagema (o cómo resolver problemas
difíciles con soluciones simples)”. Giorgio Nardone. RBA
Integral)
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