6b - HTA - FP y Tto
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HIPERTENSION ARTERIAL
Introducción
La presión arterial (PA) es uno de los signos vitales que se utiliza en clínica y representa la
fuerza ejercida por la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos mientras circula por los
mismos para llegar a irrigar los distintos tejidos. La presión arterial, como se verá más adelante,
depende de múltiples factores, cuyas alteraciones pueden producir tanto hipotensión como
hipertensión; la primera, puede llegar a comprometer la irrigación de los tejidos y su vitalidad,
especialmente los órganos nobles como corazón, cerebro, riñón y retina.
La elevación de la presión arterial, llamada hipertensión arterial (HTA), también puede ser
peligrosa a extremos de comprometer la vida cuando es de instalación brusca y rápida (no da tiempo
para la generación de procesos adaptativos) que puede generar daños irreparables y mortales en los
mismos órganos mencionados.
Mucho más común que las anteriores es la hipertensión arterial crónica, que en Estados
Unidos es la segunda causa de consulta médica y de uso de fármacos. Su importancia radica en dos
hechos fundamentales: 1. Gran frecuencia con que se presenta 2. Ser el factor de riesgo
cardiovascular más importante. En el primer punto se estima que un +/- un 20 % de la
población chilena sería hipertensa, siendo más frecuente en los adultos mayores, ya que su
prevalencia es de 50% o más sobre los 65 años (gráfico 1).
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Chile. El control de este factor de riesgo es de suma importancia ya que su adecuado manejo puede
reducir la frecuencia de eventos cardiovasculares y la mortalidad.
Dentro de la hipertensión arterial crónica se pueden distinguir 2 tipos. HTA primaria o
esencial y la secundaria; la primaria representa entre el 85 - 90% de los casos y tiene un componente
genético (hijos de padre o madre hipertensos tendrían un doble de probabilidad de sufrir
hipertensión) que sería poligénico y continuo. No se conocen los mecanismos exactos por lo que se
produce esta enfermedad, pero se sabe que se produce una pérdida progresiva de la elasticidad de las
arterias.
En la HTA secundaria, se reconoce un trastorno fisiopatológico subyacente que la origina y
que, algunas veces, es corregible. Este tipo de HTA es, por lo general, más severo y se sospecha
cuando la hipertensión se inicia en edades extremas de la vida.
VALORES NORMALES
mm Hg
Presión óptima <120/80
Presión normal <130/85
Normal alta 130-139/85-89
HTA etapa I 140-159/90-99
HTA etapa II 160-179/100-109
HTA etapa III >180/110
A continuación se discuten los mecanismos fisiopatológicos que regulan la presión arterial y las
características de la hipertensión primaria y algunos bosquejos sobre la hipertensión arterial
secundaria. Luego una breve descripción sobre el tratamiento.
La presión dentro de un vaso sanguíneo refleja estrictamente dos presiones distintas: la debida a
factores hemodinámicos (presión hemodinámica) y la debida a la presión de la columna de sangre
sobre su pared (presión hidrostática). Si bien esta última es pequeña y puede despreciarse, su
influencia corrientemente se anula estandarizando la medición incruenta de PA colocando el mango
en el brazo, a la altura del corazón.
En consecuencia, la presión arterial, describe una curva, que por lo menos tiene tres puntos: la PD
(inicial/final) y la PS. Su longitud depende de la frecuencia cardiaca. La diferencia entre PS y PD es
la presión diferencial. La presión arterial media (PAM) representa la presión promedio durante todo
el ciclo y es aproximadamente igual a:
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Las variables fisiológicas que condicionan la curva de presión arterial se deducen de la Ley de Ohm,
Flujo = ∆PA/Resistencia,
El gradiente de presión entre dos puntos del circuito es directamente proporcional al flujo y a la
resistencia periférica. Para esta discusión, el flujo puede ser reemplazado por el gasto cardiaco.
Elasticidad arterial
Resistencia periférica
La presión es una variable fisiológica, que se modifica dentro de ciertos límites a lo largo del día. Se
reduce durante el sueño y sube con el ejercicio, la alimentación o la actividad sexual. Se encuentra
bajo el control de varios sistemas neurohumorales, que actúan modificando el gasto cardíaco y la
resistencia periférica.
Uno de los mejor descritos es el control ejercido por el sistema nervioso autónomo. Este percibe los
cambios de presión arterial a través de baroreceptores ubicados en la circulación (por Ej. seno
carotídeo), que se conectan con el sistema nervioso central. Cuando la presión cae, las descargas
autonómicas provocan vasoconstricción refleja (arterial y venosa), taquicardia y aumento de la
fuerza contráctil cardiaca. Por el contrario, si la PA aumenta, las descargas provocan bradicardia,
vasodilatación e hipotensión.
En los últimos años, se ha investigado extensamente el papel de diversas hormonas vasoactivas, que
constituyen otros sistemas integrados de control, de gran importancia fisiológica y fisiopatológica.
Estas son:
HIPERTENSION ARTERIAL
Es la elevación patológica de la presión por sobre valores elegidos convencionalmente por asociarse
con daño en las arterias y en diversos parénquimas. Entre estos, son especialmente susceptibles
corazón, riñón, circulación cerebral y retina, cuyo daño es proporcional tanto a la magnitud como a
la duración de la hipertensión.
La Organización Mundial de la Salud considera que los adultos hombres o mujeres de cualquier
edad, cuya PA es mayor de 140/90 mm Hg son hipertensos.
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b) Volumen circulante. Un aumento del volumen circulante dentro del sistema arterial puede
deberse a redistribución o aumento de la volemia. El primer mecanismo se produce por aumento
del retorno venoso secundario a vasoconstricción venosa mediada por el sistema simpático. La
constricción de las venas provoca mayor retorno venoso al corazón y por lo tanto una mayor
cantidad de sangre que puede ser bombeada en cada latido llevando a aumento de la cantidad de
sangre en el territorio arterial y con ello un aumento de la presión arterial. El aumento de la
volemia se debe a excesiva retención de sodio por el riñón. El sodio, como se dijo
anteriormente, es el principal determinante de la volemia ya que su retención también retiene
agua por su fuerza osmótica. Puede deberse también a exceso de angiotensina II,
mineralocorticoides como aldosterona, glucocorticoides o disminución de nefrones por falla
renal aguda o crónica. Es importante destacar que este es el mecanismo por el que un exceso de
consumo de sal puede colaborar en la producción de hipertensión arterial, ya que el individuo
en algún momento no logra eliminar toda la sal consumida y se logra un nuevo equilibrio con
una volemia aumentada.
El manómetro debe estar calibrado. El tamaño del manguito de goma debe abarcar 2/3 de la
circunferencia del brazo y situarse a la altura del corazón para eliminar el efecto de la presión
hidrostática. Es recomendable buscar inicialmente la presión sistólica palpatoria, a través del pulso
radial o braquial, ya que es una útil referencia para su determinación precisa mediante auscultación.
La PD auscultatoria es aquella que coincide con la desaparición del latido arterial y no con el
cambio en su tonalidad.
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Etiología y patogenia
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b) La coartación aórtica es particular: la presión arterial es alta en las extremidades superiores pero
no en las inferiores. El mecanismo hipertensor exacto se desconoce pero existe desproporción
entre el gasto cardiaco y el tamaño del árbol vascular que lo recibe.
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TRATAMIENTO
El tratamiento de la hipertensión arterial esencial está destinado a llevar las cifras tensionales a
niveles normales (<140/90 mm Hg), para disminuir los eventos cardiovasculares y la mortalidad por
esta causa.
En general el tratamiento básico consiste en disminución del consumo de sal, ejercicio
dinámico constante, baja de peso y medidas nutricionales, así como también control de los otros
factores de riesgo cardiovasculares.
Dependiendo de diversos criterios clínicos, como la magnitud de la HTA, otros factores de
riesgo, daño a nivel de órganos blancos, edad y otros, se puede plantear el uso de fármacos, que por
lo general deben tomarse de forma indefinida y diariamente, en forma única o a veces asociados.
Como cualquier medicamento, estos también tienen efectos secundarios los cuales deben
considerarse al indicar el tratamiento.
a) Los β-bloqueadores: actúan bloqueando los receptores cardíacos β-1, impidiendo el aumento
de la contractibilidad y frecuencia cardiaca mediada por el sistema autonómico simpático,
impidiendo el aumento del débito cardiaco, disminuyendo la presión arterial.
b) Los diuréticos, actúan a nivel renal, aumentando la excreción renal de sodio y así
disminuyendo la volemia y el volumen circulante, al disminuir este volumen disminuye la
sangre que llega al corazón para cada bombeo disminuyendo el gasto cardíaco y así
disminuyendo la presión arterial. Entre los más usados destacan la hidroclorotiazida y los
diuréticos de asa larga como furosemida.
c) Los vasodilatadores o bloqueadores de los canales de calcio, como nifedipino, dialtiazem, o
verapamilo, actúan bloqueando el mecanismo de contracción arterial, disminuyendo
consiguientemente la resistencia sistémica y así disminuyendo la presión arterial.
d) Los bloqueadores de receptores α periféricos son otro grupo de vasodilatadores. Incluyen a
hidralazina, usualmente usada en embarazadas y doxazocina.
e) Los inhibidores de la enzima convertidora, iECA (enalapril, captopril, entre otros), inhiben la
conversión de angiotensina I a II, la cual es un potente vasoconstrictor (aumenta la resistencia
sistémica). La enzima convertidora también participa en la degradación de la bradicinina el cual
es un vasodilatador y al inhibirse su degradación la bradicinina aumenta, lo cual provoca
vasodilatación y disminución de la resistencia sistémica, disminuyendo la presión arterial. Los
sartanes actúan de manera similar. Es importante destacar que los iECA han demostrado gran
eficacia en control de la HTA en pacientes diabéticos, donde se ha demostrado un aumento de la
sobrevida, en pacientes con insuficiencia cardiaca y también son útiles en disminuir la
progresión del daño renal en nefrópatas.
f) Los bloqueadores del receptor de angiotensina II (losartan o candesartán) evitan que la
angiotensina II actúe sobre la musculatura lisa (y no ocurra vasoconstricción) y también sobre la
estimulación que produce la liberación de aldosterona en la glándula suprarrenal.