John Dewey Mi Credo Pedagógico
John Dewey Mi Credo Pedagógico
John Dewey Mi Credo Pedagógico
MI CREDO PEDAGÓGICO
JUAN CARLOS BONIFACIO
ANGELES
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA
NACIONAL
JOHN DEWEY
experiencia.
verdad.
un todo social, por medio del contacto con otras personas, principalmente por medio
compartir las experiencias del mundo y los sistemas de valores, que buscan la
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perpetuación de los objetos. Aludiendo al uso de la razón como principal
base de los éxitos y fracasos empíricos logrados por la mente. Las condiciones
racionales son las que más eficacia demuestran, así todo conocimiento remite a la
Dewey era altamente crítico respecto al fracaso de las escuelas en permitir a los
forma que mi credo pedagógico no refleja las creencias acerca de lo que era la
educación, si no acerca de lo que esta debería ser. Su propósito era transformar las
escuela una institución en la cual el niño viva y sea miembro de una comunidad vida
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MI CREDO PEDAGÓGICO
verdadera viene de la estimulación de las capacidades del niño por medio de las
demandas de las situaciones sociales en las que se encuentra” (Dewey, 1972, pág.
75) La educación formal y técnica solo es una particular forma de dirigir la herencia
Por otra parte se argumenta que la definición social de la educación como una
todos los medios más eficaces para preparar al niño y debe representar la vida real.
Además, debe ser funcional para un futuro y la educación tiene que acercarse a la
vida cotidiana, pues en caso contrario no será entendida por los niños.
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“Creo que la educación es un proceso de vida y no una preparación para la vida
Por tanto, la forma de educar tiene que ser sencilla. Por otro lado, la educación
escuela como un lugar en el que se da cierta información en el que hay que aprender
ciertas lecciones” (Dewey, 1972, pág. 83). En definitiva, debe existir buena relación
entre los profesores y los alumnos para facilitar la tarea educadora, evaluando que
Se afirma que la vida social es la base del desarrollo educativo del niño, puesto que
gracias a ella adquiere el concepto del esfuerzo y su pleno desarrollo global. Por
otro lado, se considera que el plan educativo está diseñado para que las materias
aprendizaje del niño debería de ser más significativo, empezando por los conceptos
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más básicos y centrándose en las propias actividades del niño, en su propia
experiencia. “Creo que el contenido del curriculum escolar habría de marcar una
(Dewey, 1972, pág. 85) Dewey, define a la literatura como “la expresión refleja y la
que tenga sentido debe estar relacionada con la vida social plenamente. Es decir,
“la base primaria de la educación se halla en las capacidades del niño”. Es necesario
experiencia previa del niño, siendo ésta la que le da valor. Y respecto al estudio de
estar determinado por las actitudes e intereses que surjan en el individuo. Por tanto,
vivencialmente.
Son cuatro, según Dewey, los aspectos fundamentales del deber ser en términos
de método:
del niño” (Dewey, 1972, pág. 91). El niño es, en esencia, movimiento. Antes de
cualquier acción consiente hay un impulso, una acción. Es decir que la “expresión”
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psicología, parece ser parte del fundamento, de aquello que el autor plasmara en
su ensayo.
92)Es indiscutible ver un siglo después, que la “imagen” como estrategia didáctica
del uso negativo o positivo que se le dé a la imagen, ésta no debe ser excluida del
método.
3. “Creo que los intereses son las señales y los síntomas de las capacidades en
crecimiento” (Dewey, 1972, pág. 92). En este sentido es labor del maestro observar
relevante en su desarrollo. Idea ampliada más adelante por el psicólogo suizo Jean
Piaget.
4. “Creo que las emociones son el reflejo de los actos” (Dewey, 1972, pág. 93) Para
capacidades del niño. Para poder presentar las materias es con respecto a la ley
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En el aspecto activo preexiste al pasivo en el desarrollo de la naturaleza del niño,
es decir que la expresión tiene lugar antes que la impresión consciente, el desarrollo
muscular procede de la sensorial; los movimientos son primero que las sensaciones
Al no aplicarse estos principios son causa de una gran parte de la pérdida de tiempo
desarrolla para controlar mejor la acción, lo que solemos llamar como razón es la
mental.
de aprendizaje.
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Solo por medio de una observación continua de los intereses del niño se puede
entrar el adulto para que este más dispuesto al material que se le pueda ofrecer y
Siempre hay que tener en cuentas los intereses a la hora de enfocar la enseñanza,
distraernos de nuestro objetivo, tratar de conjugar estas dos cosas para elaborar
John Dewey, demuestra y resume una vez más su amplia preparación como
reconstrucción social”17 (Dewey, 1972, pág. 93). Este concepto tiene en cuenta los
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carácter como la única base genuina del recto vivir, mientras que en el aspecto
resultados éticos.
Es claro ver también la pasión, el lugar y la importancia que Dewey dio a las
esta última, a ambas esferas: “Creo que la educación, así vista, marca la más
perfecta e íntima unión entre ciencia y arte nunca antes concebida en la experiencia
servicio de la sociedad, es el arte supremo; arte que, llama para su servicio a los
ejecutiva, es demasiado grande para dicho servicio… Creo que, cuando ciencia y
arte unen así sus manos, será alcanzado el motivo más decisivo de la acción
del progreso social, una regulación del proceso de llegar a una conciencia social,
fines y recursos para formarse así con precisión y economía hacia la dirección que
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educador y sus necesidades para dotarlo de medios suficientes y adecuados para
realizar su misión.
expresión.
formular sus propios fines, organiza sus medios y recursos para determinar la
más perfecta entre la ciencia y el arte y que al final de cuentas el maestro debe de
vida social.
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Bibliografía
Dewey. (1972). My pedagogic creed (the early works) (Vol. V). Illinois: Carbondale an
Edwardsville.
Dewey, J. (1934). El arte como experiencia . Nueva York , E.U.A.: Perigee Books, The Berkley.
Dewey, J. (1997). Mi Credo Pedagógico. (F. B. Llavador, Ed.) España: Taller de estudios
Norteamericanos; 37.
Dewey, J. (2004). Democracia y educacion (sexta edición ed.). Madrid, Madrid, España:
Ediciones Morata S.L.
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