Florilegio de Escritores Poblanos
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Florilegio de Escritores Poblanos
1 DE POETAS Y ESCRITORES
SU CARRERA iiITERAqlA
Proniedad siv8urado.-C>uednIiecha el d e ~ b i t o u o e m n r c a l a l c v
~ ~E N R I Q
~ U E DEL
~ M O~
RAL a :
NARRACIONES
-
e \ :. *c-"5=' . '2iWr-
UNA HEROINA POBLANA DE LA GUERRA
Pocos pobiams saben que en la actualidad vive enestaciudad,
como gloriosa superviviente de una época de rudos combates y de
sacudimientos políticos, una anciana que cuenta la viril .proeza de
haber tomado las armas en defensa de l a patria.
Unxeporter de "La Semana de Puebla," sabedor de esto, y en
la cre&ia de que este asunto seria deverdaderaactualidad, se zpre-
sur6 á entrevistará la señora Altagracia Calderón, que tal es el nom-
bre de la anciana á que nos ieferimos,
Habita en la casa número aclio de la Portería de Santa Catarina
y á ese lugar dirigió sus pasos el reporter, ávido de encontrar á esa
heroina de quien tantas hazañas le habían contado.
E n una humilde habitación de una sola pieza, situadaenel lado
izquierdo del patio, tiene su domicilio la señora Calderón.
Presentbse el representante de "La Semana" y &través de los
vidrios de la puerta pudoverlaseiitada, leyerdo trabajosamente. con
ayuda de toscos espejuelos, un volúmen que descansaba sobre
una mesa de madera sin pintar.
A los golpes dados por los nudillos sobre el cristal, se levantó
la anciana y abrió, mostrando la extrañezade quien, no acostunibra-
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8 . PLORILEGIO DE POETAS Y BSCRITORES POBLANOS I.
.
Terminó la visita con estas palabrasde doña Altagracia: "Pues H a desempeñado nume-
puede usted publicar lo que le he dicho y lo que en mis papeles ha rososéimportantecempieos,
leido:. .. . .Ah! Y diga también que, á pesar demis seteata años,, entre otros el de Olicial hla-,
puedo todavía. si llega el caso, disparar un fusil por l a paz y la li- yor en lasecretaria General
bertad de México." de Gobierno. hlagistradosu-
plente, Defensor de la Be-
eduardo córner Haro ''
neficencia, etc.
Actualmente es auxiliar
del fondo de Instrucción
Secundaria, cuyo nombra-
miento obtuvo por unani-
midad en la elección corres-
pondiente.
Fué oroiesor s u ~ l e n t ede
Lógica y Procedimientos civiles enel Colegio del Estado y de Len-
guaje en el Instituto Normalista. y actualmente es Profesor de Eco.
nomia Politicay Derecho hlercantil en el citado Colegio.
E s miembro de la Sociedad de Geografía y Estadistica de Mé-
10 PLORILEGIO DE POETAS Y ESCRITORES POBLAKCS
, .
XX
~ i & ;de la Mutualiita Sigio de Puebla y de la ~i1armónico.-¿i-
teraria de la misma ciudird. . . ... . . ...
Hacolaboradoeii "LaEvolución" "LaNueva Era,'' "El Mundo
Ilustrado2' y otras publicaciones.
Escritor ameno y poeta festivo, cuya labor en su mayor parte
es desconocida. Su prosa es tica en colorido, especialmente en la
narracibu. Cuentista y oiador.
. .
Cuando despues de-una noche de angustia, en nue los vecinos
cáritativos lucharon por salvar de la muerte á Doña Teodorita, an-
ciana octogenaria sin familia y que vivía sola en un ,cuartucho de
ia populosa casa del Divino'Rostro, una bondadosa señora de la
Junta de Caridad resolvió que la-enferma fuera internada en el Asi-
la de Mendigos. nadie pensó por lo pronto en la suerte del pobre
. . , . ..,
.:......' ,;.
s estos de la co- • , que 1a.veía con tristes ojos, resistió á la bueuiobra. Pedíti' q u e a l
mida, en eiertos días de la semana; y á todas partes iba acompañada :menos ie. p ~ , ~ ~ ~ t i ~ r ~ n : l l e ~ a r . :ali o animal,
n s i g o ~s u cgppañero, ..$
del JAZMIN, perrillo falderoj único amigo y compañero dela ancia- amigo, e l Único ser que Ieqhabía demostrado cariño en la vejez; peio
i%?ne con él andaba compartiendo la exipua pitanza. Aquella no- no fué posible, . porque los reglamentos de la benéfica institución no
che, los vecinos de 1a:casa del-Divino Rostro, oyeron á eso de las lo permitían; y las excelentes Señoras colocaron 4 Doña Teodorita
nueve, ahogados en lapocilga de Doña Teodorita; acudió en un coche y la llevaron al asilo. JAZMIN lasiguió. Largo rato
l a casera. princiIjal autoridad de la morada colectiva, y se encontró esperó en la puerta la salida de su dueña, y sin esperanza ya, volvió
á la mísera mujer, echada en elsucio camastro, quejándose, victima á la casa del Divino R o s t ~ oá rascar ahullando la.puerta de la pocil-
de sabe qué dolencia, y con el animal encima d e )a vieja á la e a , cerrad:& p G a él; por siempre, Allí pasó I i noche. Allí es-
cual -parecfa querer curar á fuerza de lamerle la cara. Entraron tuvo todo el día siguiente, y allí lo vieron los vecinos que entraban,
también los v,ecinos de las viviendas contiguas; deliberaron seria. y salían, hasta que la casera resolvió el caso:-Oiga, 'Don Tomás,
mente y resolvieron llamar desde luego á un sacerdote y á un cu- dijo á un robusto mozo de cordel que en la misma casa tenia su do-
randero para intentar la sarvación del alma y del cuerpo de aquella inicilio; ese maldito perro de Doña Teodora, no nos deja dormir
desdichada. blientras llegaban los auxilios empezaron. las cornen- i con, su! ahullidos. Mi comadre Cholita dice, que es el diablo que
tarios:-¿ Qué le habrá pasado á Doña Teodorita?-Tomaría más se quería llevar el alma de la viejecita; y por las dudas, pues bueno
,copitas que de co:tumbre, dijeron dos mujeres. Mas q u e pida fuera acabas con él; pero con ganas, para que no vuelva por acá á
limosna! agregó un hombre, ha de tener s u dinera enterrado 6 niolestar más á uno,ni á perder más alinas.-No tenga cuidado. h f a ,
escondidn. Estas limosneras son así. Donde lloran está elmuerto. contestó Don Tomas, á la tarde le damos recio para acabar de una
-iY cómo puede vivir solita!-Por desconfiada, para que no la ro- vez.
ben-continuaron h s mujeres-¡De veras que vivir no más con un Y así fué. Al caer ¡a tarde, el hombre se proveyó de un lazo.
perro! ¡Yo cuándo1 Luego á esos animales s e les mete el diablo y Unos chicos espantaron al perro con palos y piedras para que salie-
quieren que una viva en pecado mortal para llevársela.-Claro ¿no ra de la casa, y antes de tranquear el umbral del záguán, le alcanzó
ve á Doña Teodorita? ¿Acaso se confiesa ni comulga? De balde el nudo corredizo al derredor del cuello. Don Tomás apretó con las
que sea tan vieja, si no piensa ni para remedio en la muerte.-En dos manos, levantó el cuerpo del animal haciéndolo girar en el aire
lugar de querer al perro debía dequereráDios.-Cabal que sí, no al extremo de la cuerda, y repetidas veces golpeó con él el suelo.
que todo su amor es para el indino perro.-A mí ese animalme d a 1 Cuando ya no dió señales de vida, exclamó el hombrón: iAh conde-
mala espina. ¿No vé Usted, mi alma, como lo quiere Doña Teo-
dorita? 16Ómo lo besa y lo cuida1 ¡Ni que fuera de oro!-Y iqnidn
i nao, que trabajo mekzr duo para mandarte al infierno!
Aci murió el JAZbIIN.
cabe si el d m o n i o no se valdrá de ese cariño para condenarla; por
qofael B. Carcía
que una cosa es querer á los animales, y otra verlos más que si fue-
ran prójimos.-Yo,-dijo
Dios me libre de mási
el hombre-á los animales como animales, y 1 ..
l.
Llegó el sacerdote, confesó á Doña Teodorita y ofreció, previos 1
informes de la soledad y desamparo en que esta vivía, dar parte á
la Sociedad de Señoras Católicas, á fin de que la desvalida fuese
internada en el asilo de mendigos. E l curandero recetó una tizana
que propinaron á l a pobre mujer, quien gracias d este auxilio, pudo
ver l a luz del nuevo día. Más le valiera no haberla visto, porque
al atardece?, llegó la comisión de Señoras con propósito de llevar á
Doña Teodorita al asilo. Y entónces fué lo bueno. Esta, sea por
amor á su vida vaeamunda y libre, sea por no separarse del perro
?
FLORILEGIO DE POETAS Y ESCRITORES P,OBLANOS ., 1 5
. . .; \ . .,.
(FRAGMENTO.)
midad del ville, Ileiio de plaiitios de caña de azúcar y recortado por Ila barba lacia de un color indefinible, que indudablemeiite recorda.
las curvas traiiquilas del Grijalua, que después de discurrir maiisa- riaii a611 con liorror los desvalidos pueblos de la comarca eii que s e
mente, al í i i i se hinide y despeña e n las gargantas profundas de Ia habia desarrollado la vida del "Heroe."
i
s ;raiiia. Pero aquella tierra es ingrata. No bien toinais posesióii
d 1 all>ergueniás o inenos humilde que se os destina, dais en las ga-
iras de iina Iiocda despiadada de pulgas, con tanto número, que p-
Pronto cai de nuevo en el silencio y en la inás negra postración
de espíritu, pues si bien mi madre se curaba merced a la eficacia del
cliina, estuve a punto de perder la vista. Y ya con los ojos eiifer-
rece que pulgas forman el suelo polvoroso del pueblo y aiiii el sub- mos, recibí la última visita y el adios de mi aiiiigo Don Juaii Victor
suelo. Aqiiello. por lo de más, es spacible, con esa apacibilidad que se iba a Guatemala a ver si conseguía mover allí el espíritii p ú -
primitiva nunca interrumpida, como no sea por el constante ladrar blico y prowcar asi un levantamiento contra el Gobieriio.
de canes que a todas horas, pero singularmente por h noche, atrue- Restablecido de mi dolencia de ojos, resolvi a iiii vez abatido- .
na y ensordece los aires. L o s otros caracteres que distinguen al nar a Tuxtla y volver a la heredad de 10s inios, sitnatla al acabar
pueblo, son los ordiiiarios y conocidos de iiuestras poblacioiies pe- la vertiente septentrional de la sierra chiapaneca, "donde los rios
queñas, a saber: exagerado espíritu de localismo, careiicia casi ab- en veloz corrida se llevan a l a mar." Por manera que, eiiclavada Tux-
soluta de esciielas ~iúblicasy particuláres, comercio heterogeiieo de tla casi al término de la gran vertiente que mira al snr3tenia ?.o que
gacbupiiies patriarcales, y entera suiiiisión de cuerpo y alma al cura trasponer el inmenso laberinto de cumbres que forinaii la cordillera.
del lugar. E l viaje era largo g penoso; pero me alliagaba que al dejar a'ruxtla
.\lli pasé con mi madre enferma los diasmás amargos de mi me hundía yo de nuevo en la dulce y profunda majestad de la ilatu-
vida. Acababa yo de teriiiiiiar la lectiwa de un soñador y de uii raleza, tan saliidable, tan pura, tan callada, y hacia yo rumbo hacia
triste, de Roiissea~i(Jiilie!, y de Hegessipe ivloreau (M-osotis). El las brisas del Golfo que acariciaron mis iiiocencias de niño, mis sue-
priiiiero coi1 su estilo entático pero elocuente, dejó en mi el justo ños de adolescente y inis reflexiones de hombre. l l i s apuntes de
anhelo de una sociedad ~iiásperfecta; TvIoreau la penetrante tristeza viaje diceii así:
,:
de las orfaiidades. Xoreaii es d poeta de las lágrimas f u r t i ~ a sy Salí de Tuxtla el 12 de Marzo de I S S ~ con
, cielo franco: auras
calladas; su vida toda se cumpeiidia en las estrofas consagradas por libres g plenitud de liiz en los dilatados Iiorizoiites; y asi catiiiné
él a L a T:oiilzie, uii obscuro, uii ignorado arroyo de provincia. Ger- por espacio de tres días atravezando catiipos feraces. Caminaba ?o
niiiiaba eii iiii la vida del proscripto, y en taiita soledad adopté conio desde la primera luz que dijo el autor de "García del Castañar''
a m i ~ cel priiiiero qne pasaba por ini lado, Desde aqiiel tiioiiieiito liasta ya próxinio a rodar el sol por las pendieiites del ocaso. T s r -
siiiri iiieiios; mi aiiiiyo Juaii Victor era la encarnación de lo có~nico iiiinada mi peregrinación por los tales Ilaiios. coineiizó a quebrarse
y algo iiizís. Veiiia del iqiidi tenebroso de iiiiestras viejas revuel- violeiitaineiite el terreno, y comenzaron a abrirse a iiiis pies tajos.
tas ~ioliticas: Iiabia "liicliado" sin saber iijaiiiente por qué, como inesplorados y profuiidas gargantas, pues avalizaba yo precisaiiieiite
soli;i sitcerler a iiiiestros caiidillos de aoiiel tiempo, y no habían sido sobre el flanco Siir de la Sierra Madre, que aqiií, en Cliial~as,se eii-
escascs sus triunfos en. Bsta o eii aqiiella "bari.a.nca." Su vidahabia crespa, se hacina, se amontona Iiasta fingir inuióril y colosal coiici-
sido 1111 proniiiiciaiiiieiito, decía él: se pro~iuiiciócontra Salita Aiia lio de titaiies negros y frios. Aqui la sierra parece abandoiiar toda
cinco veces; dos coiitra Comonfort; gracias o él renunció hlvarez la direccióii sosteiiida y coiistaiite, todo precepto geolúyico y coi1 sus
l'resideiicia; después se pro~iniició por Ja Coostitución y luego par Iioiidas vertientes, sus variados y metálicos tonos en que canipeaii
la Reforiiia, nm61i de los proniinciamientos que estuvo a punto de desde el plomo severo liasta el aziil vaporoso y soñador; con sus
lograr coiitra Juirez y contra Lerdo. Y al terminar, ya puesto el enormes y desordeiiadas cumbres que basan el pie en las espumas
sol, -1 etcriio capitulo de sus proiiuiicia~iiientoscoinenrado a laliora de los torrentes de plata, se hace una sierra esencialiiientr Iieriiiosa.
de Ia siesta ilie miraba coi1 aire vjctorioio, recargado el cuerpo so. 4 iiiedida qiie asceiidin ?o: la vegetacióti de las Iiondonadas iba ha-
bre iiii h;is:ón loriliidable en que habían dejado la huella de sii ira ciéndose cada vez más rara y de más mezquinas proporciones, taiito
las rieiitos de la montaña Y acariciando coi1 la niano izauiei-da aque- que Iiul~iérasedicho qiie iiacia con miedo: ien tan crecido niiinero
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. .
eran las raíces con que se adhería a los peñascos abruptos y salva- vientos, que si cuadra a:alguna cosa no es indudablemente al idilio
jes! Y subía yo siempre.. . . Pude entonces observar cómo las aves, afeminado Y rancio; sino a la opaci6al trágica en que se entreven
que eran un populacho en la llanura iban siendo, a medida que as- htala, Evangelina y Manon Lescaut.
,,Llegarnos al término del viaje el 17 del mismo Marzo, con
cendía yo, más grandes y más raras. Cuando llegué a las cumbres,
m i envolvían los vientos, me cercaba el álamo, menudeaban las alas cielo franco, auras libres y plenitud de luz en los anchos horizontes."
obscuras, las fuertes garras y los picos corvos;.los plumajes torna- Hasta aquí mi libro da apuntes.
solados, los nidos ? los pétalos de mil colores, habían desaparecido; Quedé instalado en un aposento humilde con vistas al Poniente
y respirando amplia y fatigosamente,casi con la frente ea las nubes, y a un tamarindo verde y colindo, dei que habían hecho, con motivo
.
grité con el poeta: "iAlas!" . ..Comencé entonces a descender por de la primavera que entraba, trono y palacio una bandada de tordos.
. la vertiente Norte de la sierra; ésta es allí hiimeda y cálida, y mar- E n los priineros días del mes de Abril, recibí de Guatemala, una
chaba yo envuelto por sombra de montañas y rumor de torrentes. carta, firiiiada (para evitar comproinisos) con las simples iniciales
La decoración había cambiado por completo; murmuraba el viento J. V. E n ella iiie de& Don Juan Víctor entre otras cosas: " : ~ m i g o
en la hojarasca y entre el espeso follaje; algo solemne y grande flo. mío: esto], en ésta como víctima del capricho de tiranos; la peor ti-
taba en torno mío, bajo el bosque imponente apretado de robles, pi. ranía es la que se escuda con el iiombre de Libertad, según me han
nos y ocotes; otra vez volvieroii las flores, las gavillas de pájaros, diclio que dice un filósofo. He sembrado l a sedición a puñndospor
los nidos hechos de algodones anónimos; y ya de vez en cuando los cuatro vientos, y el "iiegocio" fermenta. Yo deje Usted de ayii-
descubríase la línea franca y distante del Estado de T a b s c o , tras darme desde allí por los periódicos."
cuyo límite lejano adivinábase el estruendo mariiio.. . . ¡Cuánta Y hasta ahora no he dicho nada por la prensa.
grandeza por donde quiera! {Qué despilfarro aquel de extraños fru-
tos y variadisimas hojas caprichosamente recortadas! ¡Qué derro- Felipe T. Confieras.
che de perfumes embriagadores e ignorados, de auras, de luz, de
rumores como quejas, coino besos, como cantos.. ..!"
' ,Puede asegurarse que vistos los nidos, observado el verdor de
las lejanas praderas, notada la milagrosa floiescencia y oído el bra-
mar de los profundos torrentes. hubiera Iiecho rerd~rlerncosecha de
metáforas cursis cualquier roinántico desvelado. 1.- aquí vendría11
tiradas sobre el hogar, con pretexto de los nido.: :obre la paz de la
coiicieiicia, a propósito de las silentes praderas; sobre las ilusiones
con motivo de las florecillas silvestres; y sobre !a fiiria de las pasio-
nes, con ocasión de los torrentes indomables y espumosos.. . ."
cc
Claro es que en todo esto no hay para qué hablar de las co3-
luinbies del país, esencialineiite primitivas; ~i iiieiios hay que citar.
los caracteres iiniformes: los tipos honrados e ignorantes que con
singular exuberancia se crian en los agreste: repliegues: nó. L o <]\:e
predomina y vale, lo que siispende y arrel.ati el espíritii es la 1J ?-
tiiraleza prodigiosa;úiiica y salvaje, alfiinbraiido con Iiojas y co::
cálices las plantas del viajero; la augu9:a Naturaleza, ora.escaiaiidu
las cumbres con su apretada vegetacibn, oracolgando sobre el fra.
gor de las aguas despeñadas, sobre :a soledad y el misterio de lo;
abismos, cortinajes de verdura en q:;e silban a una los reptiles 7 lo;
FLORILEGIO DE POETAS Y ESCRITORES POBLANOS 31
-2El puente está cercano de esa s:e:i-a? Abrí tamaños ojos. ¿Coi1 que por allí hay venadol.. ..Para un
-Si lo está, pero al otro lado; atrts de ella. L a Ultiiiid de las habitante de las ciudades, que ni conejos suele ver en siis escapad=
cumbres que l a lorman, y quedesde aquíno se distingue. es uii inoii- campestres, eso del aveiiadoa suena a fábula. L a mayoría de las
te de gran tamaño, del que recibe su nombre la serranía entera: es gentes se forman del caiiipo ideas enteramente novelescas: iinagi-
el Tentzo., En su ladera occidental descansa el pueiite. nanse cuadros pastoriles, como los que ven pintados en los telones;
..
-[El puente! eh.. ?Dígame, Dan Baudelio: -interrogué con creen q u e de cada arbusto va a saltarles al paso un alegre cervati-
tono de fisga al cazador - ¿es natural en efecto, el tal piiente, o hu- llo, tierno y juguetón; ya se lo figuran triscando por el piado; ya
bo allí intervención de los hijos de Adán? piensan que las piezas, ellas misnias, se vienen a colocar lilace~ite-
-¡Eso usted vaya a verlo, si lo duda! L e digo que es un paso raniente ante el cañón de la escopeta.
puesto por Dios mismo, gracias al cual los indios se libran de bajar Yo guardaba la iiiipresióii contraria. Sólo después de mucho
y sybir algunas kguas, por la barranca muy honda que allí h a for: caniiiiar por cuetos y vericuetos, había llegado a tropezarme con a-
mado el río. .-Y añadió, ya menos brusco: - Hay dos puer.trs: el nimales de caza mayor; p en la época de ini relato los tenía casi por
que llaman chico, y éste de que hablamos, retirados u110 de otro sus quiinéricos, atribuyéndolos a in'veiiciones de la vanidad de los caza-
dores. De rsistir; ello sería en alguna comarca remotísirna, de esas
que iio conocen sino los verdaderos centauros, coiiio Baudelio, pon-
go por caso. De modo que di iniiiediato crédito a sus palabras y a-
cepté al pié de la letra la esisteiicia del venado en los rumbos su-
pradiclios.
11.
E l desmayado color de la planicie, la ruindad de los ramajes, mas y más profunda y anchurosa. E l declive se aceiitúa de suerte .
las plantas canijas y como anquilosadas, anuncian que l a Iliivia ra- que los cahallos resbalan por pendientes que bruKeroti los regatos
ras veces refresca aquellos campos mustios. Confirmándolo, el cielo precipitándose á la hondura, en Bpoca de lluvias. Ahora reinos cla-
enteramente limpio no promete ni l a esperanza de y a nube. ramente la naturaleza del paraje: estanios peiietraiido eii una gi(:aii-
De,trecho en trecho Cruzamos el cauce de algún seco arroyuelo. tesca barranca; allá lejos, a centenares de yardas. se alza su opues- e
Los caballos avanzan sudo;osos, batiendo el polvo del camino. La to flanco. Sin duda aquí debe encontrarse algo inesperado.
atmósfera, caldeada por un sol canicular, nos sofoca con las ina- No obstante el buen trecho descendiJo, la cortadiira penetra
guantables bocanadas de horno, de tierra caliente. Allá ino!- lejos, tan adentro que su fondo todavía no se percibe. De re[ieiite, el terre-
detrás de la sabana, comienzan a levantarse las vertientes del Tent- no, cual si lo hubiesen hendido coi1 niia cuchilla, se corta en canti-
zo, convidando a remontarse a sus alturas, cuyos frescos Iiálitos les perpendiculares. Nos asomamos a la orilla de los Lajaiites pe-
quisiérainos ?a muy pronto respirar. ñascos y veinos una red vertical alejarse hasta desaparecer en el re-
Aparenteniente ninguna arruga corta la superficie del suelo has- mc& seno de la tierra.
t a el límite que alcanza la vista. Nadie adivinaría que en esa gris Allá e n el fondo, como una cinta de esmeralda, hay algo que se
extensión, iiioteada de las cacteas, agaves y espinosas paliiias del agita, que reluce.. ..Sin u11 ruiiior, sin uti tiiurmiillo que ascienaa a
rumbo. s e encuentra la profunda cortad:ira que sólo un titán fiiera las alturas, corren silenciosas layaguas de la cnrrieiite, -verde gi-
capaz de atravesar impunemente. gantesca boa,-a profundidad vertiginosa oiidiilando por el cauce en-
cañonado que se abre paso al río. iEstanios en ~ir~seiicia de u n o d e
los accidentes m6s extraordinarios de la ciieiica del Atoyac!
Cuaddo la vista se ha abismado largo rato eii aquel precipicio,
Pero, he aquí que una especie de oasis se presenta á niiestra.
miramos a diestro y si ni es ti:^, siguieiido con los ojos el glauco listón
vista, alegrando l a aridez del paisaje. iihlolcajac!!. . . . E s l a llave
de la corriente. Por allá x-iene, entre caiitiles cortados a pico; pero
del sur por estos rumbos pedregosos. Elcaserío delpueblo interriim-
el cañón aniiirallado no la estrecha siiio en este puntu: niás lejos, a
pe la parda uiiiformidad de la sabana, salpicándola con las man-
ui:o y otro lado, la barraiica se eitsaiiclia con irregulrñ-idad, I. sus
chas alegres de los nriratts, entre el risueño verdor de iiuenteras
costados descienden &i taliides de violeiicia iiierios salvaje.
hortalizas.
Dijérase que aquel abismo es una colosal heiidediira abierta en
No e s miir grande la fertilidad, iqiiia!; pero hay que conlor- el terreno: así estiti sus paredes de elevadas coitaiiles. Pero la
marse con lo qiie la tierra puede darnos.
hendedura es infranqueable: leraiitaiiios la iiiirada nl Iurde opiiesto.
Dejada atrás la villa, prosigue l a llanura, gris, monótona, ~ i n i - . . . . y ancho vacío nos separa de su filo. iSola~iieritelas aves de
forme. Cacteas erizas y magueyes de punzantes púas alternan si-
rapiña, con po<lerosas extelididas alas, se mecen sobre la iiimeiisi-
métricaiiieiite sobre el suelo. Parece la tierra unaparduzcapiel, mo-
dad de la cuenca, cual si se deleitara11 en atravesarla victoriosas!
teada a trechos.
Absortos de la impotencia humana, frente a la gra:ideia iiine-
Conforme nos aproximamos al Tentzo, lo que tomáramos por narrable de los elementos naturales, iio liemos advertido una espe.
fácil sabana, iriarisaiiiente empinada hacia el declive del monte, se cie de paso que cruza de un lado al otro del barranco. Pero, l s e r i
determina conlo iin terreno qiiebrado por poderosas oiidulaciones y
.
posible?. . . ¿ E n aquella soledad, en aquella desolacióii, eii aquella
cortado e n atrevidos pliegues. Pero todavía no presentimos la pro-
fuiida partidura qiie esconde aquella superficie terrosa.. .. D e pron-
..
inmensidad.. ! &las sí, allí está, allí va un caiiiino de piedra crii-
zando de una orilla a la otra del precipicio, cual si un trozo del talud
to, el suelo, cuando debiera continuar alzándose para formar las
frontero o todo el cerro se hubiesen desplomado sobre aqueste
vertientes de la eniinencia vecina, empieza a descender inesperada- flanco, ,cegaiido la barranca y tendiendo el paso bendito que presta -
mente. Parece el principio de una ladera, cuyo talud opuesto cree-
mos percibir, muy remoto, confundido con los estribos del Tentzo.
acceso a uno y otro borde.. . .
iNecesitamos inmediatainente atra\.esarlo para persuadirnos de
Pero no liay tal: aquello es una cuarteadura de la costra terrestre su rsalidad! Ya lo vamos recorriendo.. .. H a sido aplaiiado por
36 FLORILEGIO DE POETAS Y ESCRITORES POBLANOS FLORILEGIO B E POETAS Y ESCRITORES POBLAYOS 37
humana labor, pero siii diida fué tendido aquí por el poder inmeiiso No sin grandes esfuerzos, porque el cauce del río en aquel
que quiso franquear en este sitio el paso de un abismo. iiCon razón punto es irregular y quebrado en extremo, y realmenteno deja m a r
le Warnan el Puente de Diosl! gen entre el agua y los acantilados laterales, logramos avanzar,
No le aconsejaría yo ni al más pintado que remontase los replie. saltando de piedra en piedra, hacia loque constituía el objeto actual
gues d d fragoso declive del Tentzo, ni aun para tener la satisfac- de nuestra curiosidad e ímprobos trabaos: ver la boca del puerite.
ción de contemplar, desde la cima misma del Rixuto viejo, -que esto Por el difícil trayecto, eiitremalezas, órganos armados de fero-
significa el sonoro nombrt!aquél,- cómo gira y ondula, hastaperder- ces espinas, arbustos y aun ahuehuetes centenarios, y grandes
se d.e vista, delgada y apenas perceptible cual ininúscula resquebra- pedruscos desprendidos a no dudar de las paredes laterales, íbamos
jadura del terreno, la ancha cuenca del Atoyac. No se lo aconse- admirando la hermosura.de los muros, su abismante elevación Y sus
jaría e n verdad: ese gusto hay que dejárselo a Don Baudelio, que a colores. Si vistas de lejos, aquellas rocas parecen moiiolitos impla-
fe que no necesita de mis consejos. cables, el corte de la barranca manifiesta una pasmosa superposi.
Pero qué fai~iiliade esas que gustan de paseos, qué burgués ción de capas de naturaleza calcárea, endurecidas como el granito;
a
dado excursiones, dejaría, una vez conocido el puente por la parte pero s~isceptiblesde sufrir desprendiniientos y desplomes'qie ates-
superior, de querer bajar hasta el pie de los pilares, de rocas o acero tiguan los peñascos diseminados por el cauce.
foriiiados, que sostuvieran la mole de la bóveda. H a y un placer ]He allí una p í a convidando al baño! Fórmala pulimentado
piieril, pero sin embargo irresistible, en atravesar por debajo del tazón de piedra, alimentado por límpidos chorros desde muy. alto
paso qiie momentos antes hollasteis con los pies. Y este placer se escurriendo en el cantil, cuya empapada superficie reluce con los
acrecienta cuando la bóveda en cuestión tiene la pesadumbre y pro- tonos del marrón la brillantez de la ágata. El agua de l a planicie
~ ~ o r c i o n edes un cerro posaiido sobre vuestra cabeza. superior se filtró, sin duda, en el terreno, y aparece a gran altura
Esto es decir, que, apenas Iiubicnos dirigido la última ojeada a sobre el río, brotando cual puro manantial entre las peñas.
arliiella parduzca inmensidad por l a q u e tanto trecho desce~idiéra~~ios, E l último obstáculo que nos oculta la oquedad del puente es
despucls de conteniplarla a ierecha e izquierda, hostil y huraña, y una roca gigantesca. Apenas la salvamos, aparece la obscuraentra-
de riiaravillariios de que cortadura tan formidable la tierra le hubie- da, apoyada en macizos puntales esbozando vagamente l a f o r m a de
ra abierto al río, o de que el mismo río se l a hubiese practicado al la ojiva, como si fuese la puerta de algún s n t i r l o r ~ o tmisterioso.
~~
golpe de sus ondas coléricas, cuando ya nosotros ibanios bajando E s t a es la boca que la distancia empequeñecía. De su seno
cii dirección al cauce, anhelosos de mojar pronto nuestras plantas tenebroso salen mansairieiite las ondas del río, silenciosas, apenas
en los verdes y líquidos cristales. rizadas, ya perdido el color de esmeralda que reluciera desde lejos.
L o de que íbamos directamente ha de tomarse a titulo de retó- Salen quietas, tranquilas, indiferentes.. .. Coiiio no es época de
rica; pues que, a no ser descolgándose por cables de indefinida lluvias 1, el caudal viene escaso, se diría que surgen de! mismo
extensión, nadie, ni las cabras, -y éstas no acostumbran a descol- antro, que alli está la boca de no sé qué fuente, como el viejo Eri-
garse,- es capaz de bajar en línea recta. Ora culebreando por dano hrotada del infierno, para vaciar en la tierra alguna iniiiensa
seiidns iniposibles, saltando aquí y resbalando allá, dejándonos casi odre alimentada sin cesar por los espíritus de las tinieblas.
arrastrar por la inercia de lo que niás bien parece una caída, recorre- Porque Iiay que advertir que la boca de este puente no se parece
mos uiin serie de zis-zas Iiarto desiguales que vienen a morir a la a otra alguna. Aquel túnel se prolonga más de dos centenares de
iiiargen de la corriente. Digo.. ! pero si no obstante tan desusada metros y obsciiridad impenetrable lo vela. Nadie ha osado romper
ra~>idez,tardamos tanto en el desceiiso, ¿que rato invertiremos a la el nisteric. Del extremo por donde el río penetra bajo la bóveda,
subida? ¿Ycuál serála altura deeste precipicio? ¡¡Sépalo el diablo!! ni nna vislumbre de claridad llega a nosotros. E n medio de un
Pues señor, cuando dando el último brinco hicinios saltar en silencio que se antoja siniestro, se diría que el callado raudal brota
gotas cristaliiias las ondas del soñoliento Atoyac, estábanios a un alli mismo!
Iriloiiietro largo, sin hablar de la difereiicia en altura, del punto de ¿Cómo resonará, cómo rugirá y tronará aquella bóveda: cóiuo
partida. Ustedes dirán si es cualquier cosa ese descenso! repercutirán los ecos de esas altísimas murallas. cuando el rlo,
FLORILEOIO 1IF. POETAS Y ESCRITOrES 130BI.ANOS $9
hinchado y brainaiite, asaltalido por el opuesto extremo la entrada apenas si ésta empieza a roinper consubido rumor en el pecho de
del puente, in~indela cavidad, llene hasta el últiino seno de aquel los iioliles brutos.
antro soinbrío,:y aparerca por esta boca que adniirainos, arrollador, Pero cuando la obscuridad se acentúa, no obstante qiieiin rayo
iinpetuoso, arrastraiido @as gigantescas como s i fueran minúscu- de clarioad deja ver algo que parece estrecho callejóii por donde
los guijarros, arrancando los arbustos de la margen y asordando viene el caudal del río, aparentemente sin mayores amagos ni Iion:
las alturas coi1 sus horrisonos braiuidos? Un amigo del rumbo duras iii peligros que los que ya hemos notado, son inútiles cuaiitos
dqce que en tiempo de crecidas nadie baja a este sitio. iA fe mía! espolazos aplicamos a las bestias, que se resisten decididas y aun
viielveii grulxis a pesar de lasriendas, no sin grave riesgo de volcar
y coii ellas voltear a sus ginetes. Y sin más esperimeiitos, dejamos
la aventura para otra ocasión.. .. ..
¿Supongo que penetraremos bajo la bóveda? H a y queatravesar
por debajo y salir al otro estrenio, cuya luz, por lejos que se encueii- IV.
tre, no distará sino nlguiios centenares de pasos. ¿Que nó? ¿Que
ninguno la ha cruzado todavía: que aquella obscuridad h a permane- Nosotros no habremos atravesado el puente bajo la bdveda,
cido virgeii?. . . . Pero ahora la cqrrieiite es suave, se arrastra con -allá queda esa hazaña convidaiido los arrestos del primer audaz
pereza y apeiias si forma Llaiicas orlas en torno de las piedras que que quiera ser el Colón de esa aventura;- pero leso sí! qué preciosi-
lame sileiiciosa.. .. dades admiramos. Como si manejase un cincel maravilloso, e! agua
ha esculpido las piedras, y penden del techo filigraiias bellísiinas.
-Pues, sin embargo, nadie se Iia aventurado nunca bajo el
pueiite-icónio! ¿Ni el inismo Don Baudelio?-IlNi él mismo!l Gráciles agujas, colgantes como estalactitas; complicación de arabes-
iileinonio!. . . . L a cosa es para poner escalofríos y al mismo cos dibiijados en las rocas; finos encajes y cenefas y bordadiiras
tiemrm cierta curiosi<la<l eri cualqiiier ániiiio. La novedad de la trazados y calados por el agua; haces de columnillas y capiteles
.
aventura vale la pena de intentarla.. .¡Vaga! haremos un tímido recortados caprichosainente; toda una lacería pétrea iabrada al
suave roce de las ondas, en el yunque de los siglos, sobre aquella
erisnyo: In'ocasióii parece propicia.
Qiiizi fuese preferible peiietrar por la boca opuesta del túnel,
arquitectura de la naturaleza.. .. Para nada echar de nienos, un
piilliito contoniea las líneas elegantes de su delicada estructura.
con el iiiisiiio río, para no tener en contra la coi-riente. Pero, ni
Pues qué decir del arco mismo de la entrada, gallarda ojiva
peiicario.. . . que atluella entrada es eii absoluto iiiaccesible: alli
natural, que apeiias puede creerse sostenga la poderosa masa que
todavia no ha estado nadie. E l barraiico viene completr.iiieiite acanli-
se asienta sobre sus pilares. Porqiie aquí es de contarse que el
lado desde algunos kilómetros antes, hacicndose iiiiposible tododes-
Puente de Dios, sin ser iiieiios imponente, difiere por iiiaiiera iiota-
ceriso al cause. H a y que entrar forzosamente por aquí. ble del famoso puente iiatural de Virginia y de la maror parte de
Y ai!ávaii los caballos, que boeii trabajo cost6 meter al río, avan- 10s conocidos. Como verdzdere piiente, presta paso sobre un río;
zando Ieiitamente, por el agua que no les llega todavía & las ancas, pero aparte de abrazar buena longitud de la cuenca, -con lo que
recelosos 3, qiieriendo retroceder, como tocados del pavor que inspira resulta iiiuclio riiás ancho que prolongado,- s u claro es con exceso
aquella ciieva obscura de la que inaiia iiu raudal inagotable. reducido en comparación de lo que pudiéramos Ilaiiiar el cuerbio
Estamos casi en el arco de la entrada, eiivueltos en la primera iiiisio, CUYO espesor es desproporcioliadainente grande, de tal
peiiiiinbra ijue proyecta. iFirnie a la espuela, para salvar este difi- manera, que, eiitre la clave del arco g el nivel superior que sirre de
ciiltoso trance1 Rruseo avance de los caballas salpicaiido ;i diestro caniiiio, allá arriba, a los viajeros, media una masa formidable de
y xiiiiestro, y penetramos los priiiieros metros, encontrando piso rocas.
seguro y regular, sin que la corrieiite se eiifurezca ni arrolle a los Hay que suponer que en tiempos muy lejanos, cuando las dos
bridones. Avaniamos coi1 lentitud, y, en lo que Ileva~nos,todavía paredes de la barranca encaraban sus rostros de piedra, como los
no hemos advertido iii mayor profundided ni m i s fuerza del agua; enfrentan aún antes y despues del paso, una de ellas se precipitó
40 ~~olllLEGl0
UE POETAS Y ESCRITORES POHLANOS ILORIl.ECI0 DE POETAS Y ESCRITOI<R6 PDIILI?;OS 41
-
. . . ..,.~.
sobre la contraria cegando el hueco y estableciendo la comunicación cos. los indígenas desprovistos de-nervios y con falanjes decuadrn-
que ahora contemplamos. Ya desplomadas las rocas, -dejaron natu- m-iio que habitan nuestra tierra1
ralmente un túnel allá abajo, o el río por s í solo s e lo abrió paciente-
iiiente.
Y en efecto, aquellos paredones tan elevados, sobre los que
1 helechos, hiedra y musgos prenden panbplias a diversa altiira y Empreiidemos el retorno. Al ir trepando fatigosamente por el
recaman de variados tapices, están agujerados, resquebrajados Y coztndo del barranco, observ+m6S-otia 'vez su curiosísima estructu.
! hendidos por doquiera, mostrando de cerca escisiones, cavidades Y ra. E l lecho de la.crjrriente.diiride, Casi Con la precisión de un
1,
l
!
i:
rajaduras infinitas.
No son, en verdad, masas compactas y macizas; no son pórfi-
dos, ni basaltos, ni granitos. Son espesas superposiciones de mate-
rias calcáreac, acumulación eiiornie de capas sucesivas, por efecto
liiidero. dos formaciones opuestas. E n la de allá, en la del cerro,
aparece el trabajo plutónico, las venas de sílice, las inyecciones de
peLieriial caldeando las masas calizas y haciendo cristalizarse ese
hermoso mcírmol veteado que cubre la superficie y llena las entrañas
de la inontaüa. Todo el Tentzo, desde el cauce del río donde muere
de la presión de los siglos endurecidas y apretadas. E l terreno está
hecho como las páginas de u n libro: delgados filetes forman una s u último declive, hasta los crestones de lacima, contiene depósitos
11 : . boja, y mil de éstas completan una capa, con cien de las cuales
toma forma un lienio de muralla de apariencia impenetrable, pero
en realidad poroso, ahuecado por doquiera, desgaiándose aquí y
y "rellenos" de tecalis. E l flanco opuesto de la cuenca es una
iiiniensa esponja calcárea, horadada como un laberinto, hasta el que
llegaron algunos efectos del fuego que allí cerca hirvió rabiosamente.
Y ya arriba, dirigiendo la pOstrer mirada a aqueIla inmensidad,
! allá, taladrada por las filtraciones y rajado por la lluvia. Se diría
1 parda y bravía, vestida de órganos y palmeras espinosas, en la que,
, . que la corteza terrestre es una inmensa esponja de la que enormes
, , como con un cuchillo, la naturaleza rebanó desmesurada cortadura,
fragmentos se desploman a cualquiera sacudida. Alguna de ellas,
me represento el antiguo mar que cubría aquella comarca esponjosa,
wia co~i\,ulsiónsísmica, acaso, dió origen al Puente de Dios. sedimentando lentamente inacabables capas de caliza, que unas
Peculiar e interesante fisonomía la de esas paredes, hechas despues de otras iban apretando jr espesándose, cuando, con súbito
como de grandes losas encimadas, cuyas aristas salientes los indige- fragor, errumpió, bramante y devoradora, la cblera infernal, alzando
nas designan con el nombre de I c r c ~ l t s ..Sobresaliendo pocos centi- el soelo y enderezando los contornos del hirsuto cíclope, cuya greñu.
. metros de la altísima muralla, aseméjanse a sus arrugas, simétrica- da cabellera sube hasta las nubes a agujerear el firmamento.
iiieiite colocadas. L a s imagino depositadas lentamente sobre el Allá va el río; allá se aleja, como cinta de plata, rumbo al sur,
lecho del antiguo mar, que en épocas desconocidas debió cubrir, hacia las áridas lomas de la Mixteca, para entrar después, engrosa-
segíin los vestigios que miramos, toda la comarca. Cuando el fuego do con el tributo de iinevos caudales, en las ardientes zonas de
icterior alzó el terreno despidiendo las aguas, una de las mayores Guerrero, y más allá, salvando los gigantescos contrafuertes de la
cuarteaduras de la dislocación origiiió sin duda l a cuenca actual del Sierra Madre, incoiitrastable y anchuroso, desbordar sus encrespa-
río, cuyas avenidas han recortado caprichosamente, hacia ambos dos caudales y precipitar su masa inmensa sobre las olas profundas
lados, los bordes filosos de la ferrnl<.,iz. Y traiiquilas del más grande de los mares.. l ..
Alguiias veces esbozan graderías de peldaños apenas volados
unas brei,es piilgadns sobre el abismo, por los que parece imposible Juan Palacios.
que descienda o suba niiighn ser humano, a no Ilaiiiarse ortiga.
tIe visto sin embargo frente al P , , r i ~ f r chico, en una texcalera de la
nltura de una catedral, hecha toda de cornisas paralelas, bajar en
tropel un caprino rebaño, precipitado, bullicioso, juguetón, brincan-
do y balando de gozo. Iban a saciar ia sed en los remansos de
dbalo. ¡Por allí suben y bajan también, imperturbables y fleináti-
DE POETAS V ESCRITORES POBLANOS
I~LORIL~GlO .43
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LOS LIBROS VIEJOS 1 0 s sonreis?.. ..Mal hecho. hkad & u n a de esas casas, wii-
centraos mirando los libros viejos, y esperad. A poco ya iio soiirei-
réis con burlón desenfado. Los libros aom&arán a contaros s u s
historias, pero de una manera tan elocuente g tan triste, que acaba-
E n verdad os digo que los libros viejos me llenan de una tris- ran por enterneceros y acabaréis por amarlos, y os quedar& ea-
teza infinita. Cuando voy por la calle, y vuelvo el rostro, y los miro bizbajos, pensando muchas cosas hondas y delicadas.
alineados en los estantes de una zaliurda sin luz, junto a cromos ba- Algunas de esas historias (ioómo no?) son sentimentales; m-
ratos y calendarios de Galuán, se me opriuie el corazón. Y entro a chas, verdaderas tragedias, tragedias a%iónimasde burgueses ham-
saliidarlos. Sil dueño es las más de las veces un hombre de edad inde- brientos; y en todas, absolutamente e n b d a s , la ingratitud de los
finible, de traje gris, gris de años y de polvo, nariz y orejas cabellu- hombres luce en todo s u esplendor.
das y espejuelos turbios que velan unos ojillos rapaces y verdosos. Oid, ¿no os lo dice claramente aquél libro de cantos.. . .llamé-
Allí están los pobres libros vie-
jos, colocados uno al lado de
..
mosles dorados.. . ? ...Hace no s é qu.4 tiempo fué de una Sefíori-
ta de provincia. Distrajo sus tedios aiompañándola en las tardes,
otro, según el capricho de su se- a la ventana, y en la paz de las horas lentas J. largas le contó coi>
ñor, esperando las manos Avidas ingenuidad la historia de un amor imposible y romántioo; recibió en
de los biblióinanos que llegan, alguna de sus paginas alguna lágrima titilante, y guardó en otras
los Iiueleii, los estropean, los ob- con fidelidad, w n una fidehidad más grande que la de su ama, las
servan con lente, rectifican el año
de la edición, vuelven a hojear-
cartas del amante leja~ioy las corolas marchitas deunasvioletas.. . .
¿Veis aquél otro que habla, de hadas benéficas,de princesas en-
los, y regatean con eiicarniza-
cantadas ? de mágicos aroiiteciinientos? fué de un niño, que ahora
miento h a s t a el óltiii~oinarave-
es viejo quiii; tal vez de un p~irnogénitoque todas las noches a la
di para Ile~~árselos bajo el brazo '
luz de la Iáiiipara familiar lo hojeaba febrilmente, y que ahora lleno
con i i i i gestesillo de triiinfo.
de infortunios quiere a ~ á que
s nunca creer en todas esas fruslerias
:\lli están los pobres libros vie-
de enanos y de iiiagas y de princesas, que al menos jamásleenvene-
jos, polvorosos, nniarilleiitos,con
naroii el corazón, como sus Iierinaiios los hoinbres.
los 1on.ios desieñidos; allí están,
asIisiSiido;e con el liuiu o pesti- ¿Y aquellos otros, rígidos, serios, que hablan de ecuacioiies y
lente d e 1111 mal tabaco, oyen. de parábolas?. . . . Oíd: eran de un viejo profesor, que coiiio la ma-
do a todas horas la tos seca y ino. yor parte de los iiiacstros, llevaba consigo todos sus bienes. Encane-
nótoiia de su diierio, sii:tieiido ció desbra\.:iiido muchachos. Y sucedió que una vez, a causa de la
que les devora las eiitraila.? 1:i po- edad ylas fatigas, tosía inás que hablaba y los ojos se iban entur-
lilla, espiando por la puerta el sol Iiia~do.Como era iiatiiral se le dieron las gracias para Ihien de 10s
de la calle que no sale para ellos, alumnos y desdicha de &. Entonces a esos pobres libros qne le ¡la-
Grando pasar los días grises y bían dado de comer tantos años (de comer iiial) les pidió un Último
uniforiiies, entre carraspeos seni- sacrificio: que le dieran de coiner algiiiios dias más. g los vendió.
les y malos huinores.. . .
Lr. RatadCabrere.
que os dice: H i ama fué joven y bella y frívola por lo tanto. Una ..
o tras l a verdad de u11 sueño.. ¿No esc'uch~is?¿No os conmueve ,. .
n ~ c h eme llevó a su Irfdoir ug señor de frac y monóculo, y viví en- este concierto de voces que vienen del fondode los años, ahora que
tre pomos de perfume, versos fáciles, y palabrasenardecedoras. Mi que ya no queda ni el-polvo de esos hombres que un día pasaron
ama señaló algunas de mis páginas más picantes con paréntesis sig- Por el mundo y padecieron como nosotros? ¿No os conmrieve que
iiificativos. Pero ¡ay! creedme,el Úiiico taletito de mi ama era suju- sigan hablando con su voz eternamente joven y ennoblecida por la
ventud; se fué ésta y aquí estoy' a vuestras órdenes. Mirad uiás * muerte, de cosas grandes, buenas, en la zahurda de un mercader
allá. Aquellos fueron los libros de un escritor ilustre. Cuando mu- si4 entrañas que con ellos medra?
rió, su viuda (ipara qu6 se casaría?) los vendió cuanto antes. Allí S i yo fuera rey, haría un asilo para los libros viejos. Compra-
tenéis libros aun no abiertos, con dedicatorias encomiásticas: ''al ría todos los que hay en el mundo. Los llevaría a un palacio hecho
muy iinstre Maestro;" "al genial artista"& &que poetas inexperto; de mármol blanco y de cristal, lleno de ventanas por donde entrara
g novelistas incipientes.pusieron a sus pies, esperanddun elogio qiie l a luz del Sol, de ventanas que cayeran hacia un jardín siempre ver-
l 1 nunca llegó. de, siempre oloraso y lleno de alegres surtidores.
1 No os marchéis todavía. Ilojead estos libros viejos. Sus pági-
Allí, en ese palacio que parecería de cuento, en sus salones am-
nas os contarán muchas historias que yacen petrificadas, esperando plísimos, en las estanterías hechas de maderas preciosas con incrus.
que llegue el que sepa leerlas. Mirad en este libt-o, esta página tie- taciones de oro y marfil, allí dejaría que vivieran los libros viejos,
nehuellas que parecen de lágrimas; rii ese otro liay una honda anota- sin inquietudes ni temores por su destino.
ción al mdrgen; en el de inás allá la pi:.iiia esta estrujada; en el de
Manos de vírgenes, manos pálidas hechas pera las caricias s u -
más lejos se percibe todavía el perfunie de unos dedos finos y lar-
tiles, manos diáfanas y i~nciosaslos cuidarían con esmero, les qui-
gos, cargados de joyas extrañas. ¿ S o os dice nada esto? ¿No po-
tarían el polvo con plumas esquisitas de aves fabulosas; quemarían
dríais reconstruir con datos tan iiisiyiiificantes, las ?idas de los que
ámbar y mirra su turíbulos de oro, para perfumar a estos pobres
los peseyeron? ¿No podríais decir hasta le hora en que eran leídos?
viejos; abrirían las ventanas para que se embriagara11 de luz, de flo-
¿No os hablan de emocioiies, de pasiones, de tristezas, de afa-
nes? ¿Nada os dicen las flores tiinrchiti;s qiie duernleii entre suspá-
.
res, de trinos de pájaros, de querellas de aguacristalina.. . . . . . ..
xinas? Decid, decid, ¿ n o os dice tiada esto?. . ..Si, do~iiiiiandovues- Así al menos, los manes de los que con amor y con dolor los
, ' tra emoció~i,ponéis u11 oído inás atento, csciicliaréis que los libros
crearon en días de místico . .arrobamiento, dormirían tranquilos y tal
1 .
no solamente os hnblaii de su; dueños. Fijaos, son los autores de vei ¿por qué no? en las nooes; sóbre todo en las noches de lutia,
ellos, sus padres los que os hahbaii. 3 s Iiabian de vigilias, & des- vendrían más poderosos que la ingiatitiid y la muerte, a contem-
velos, de ideales acariciados con nmor a tra\,és de las Bicisitudes, . plar a sus hijos.
s noiiilire. Aquí, es un hidalgo
de hambres, de. reiicores,de m i s ~ r i a sin Maciayl como habr6 de llegar a morii sin ser rey, hermanos
burióri, manco él, que engendró el m i s ~scelentede los caballeros míos. os ruego que en el hopo en que he de pudrirme, deposi-
! entre las cuatro paredes de nn calahoro; allá, un claro iiigenio, que téis también todos mis libros. No quiero que estos mis únicos ami-
hastiado de mundanas locuras, se puso serio para decir que la vi.da gos leales,los qiie tiie hicieroii menos mal en la vida ingrata y amar-
I ga, los que-discretos enmuclecían cuando yo no les hablaba ).me
, es uii sueño; más lejos poetas, juglnrcs, ueiisadores de todos los cli-
mas de todos los idiomas, en la iuás inaudita de todas las prooiis- hablaban solícitos cuaiido yo se los pedía, siempre sabiahente, siem-
i pre con nobleza y con amor; los que encendieron en mi alma huraña
j cuidades; pero todos, t o h s hahlaiidoo; de fatigas, dc trahnjos, de S:
largas noches de medit;ición,de estreinecimientossagrados del ecpiri- ideales generosos, y me enseñaron a trabajar y a perdonar; noquie-
ti1 aue anuncian el nacimiento de uii;i idea feliz . . ..Oidlos . . ..oíd- ro que éstos mis libros que me acompañaron hasta l a última ho-
los ...Sacudieron a inuchas almas, frieroii aniados, envidiados, es- ra, y que valen niás, in~ichomás de lo que costaron, vayan a caer
carnecidos, todos corrieron tras esa inocetite vanidad de la gloria, entre manos impuras o merceiiarias, o a dormir en una pocilga de
anticuario, o a ser valuados brutalmente por un bibliófilo calvo y
o tras laluz de unos 3jos esquivos, O tras el fantasma de una verdad
. ..
ruin.. .
46
---
I'I.ORIl.EOI0 I>E POETAS V ESCRI'1ORII.S POBr.ANOS
-
rarios sin diida, pero espontaiieos y apasionados. Los cruzados!le. tando, arrullad;^ por el rumor de los aplausos que por docluiera le
varon bardos que cantaran sus triuiifos sobre los infieles; los troie- prodigaba una delirante admiracióii. Angela t'rrnlta, conio daiiia J
ros, penetraba11 en las almenadas mancioiies para loar lides y amores; como artista fiié honor de su sexo y gloria de su Patria. E n esta
pero todos son cantos'popiilares, no himnos que conmovieran unana ciudad donde rodó sil cuna dehe doriiiir su Últiiiio sueño. iOh, vo-
ción uiiificá~idolapor el iiiismo ardoroso~seiitiiniento. L o s cantos sotras, iiobles damas, tan gentiles iiobles coriio ella, sed las ¡ni-
patrióticos no pueden existir sino en los pueblos que han sacudido el ciadoras de esta obra de riparacióii!
yugo d e la coiiquista y ven amenazadas sus libertades. Tiene Suiza Perdonad, Ivlaestro, que en riiestra f i e s k ine Iiaya permitido
poreso, "el canto de los pastores" popiilarizado por Rossini; por eso abogar por una artista: conio ros lioiirada x humilde como vos. Si
Francia se levantó como un solo hombre a los acordes de su Mal.- la guerra tiene lauros para los cencedores,el talento en la Paz los re-
1 56. FLORII.EGI0 DE POETAS Y ESCRlTOKES POBLANOS
1,.IVIariano Pontón.
-
, .
Cuando todos salieron y el maestro quedó solo, se di6 á con-
templar los pupitles uno a uno, reconstruyendo en su imaginación
toda l a historiadel año escolar.
Aquí se hallaba éste; aquél rubillo juguetón que jamás limpia-
ba las plumas y cuyos cuadernos estaban siempre llenos de manchas;
allí era s u lugar de aquél; alto, moreno, vivaracho, de grandes ojos
negras, que siempre interrogaba, como si la duaa molestara cons-
taliteineiite su iinaginnción iiifantil; más allá, el otro, pequeñíil y
enfermizo y luego otro p otro más.
Veíales a todos,coirio el primer día de clase,risueños,bulliciosos,
muchas caritas picarezcas, muchas miradas cur~osas,sonrisas timi-
das y burlonas.. ..
Hizo remiiiiscencias.
Unas eran plácidas yalegres como cuando se hizo el repartode
recompensas; todavía escuchaba para sí el rumor placentero de las
risas, todavía sentía las miradas de r~conocimientoy aun se re-
crenha en el bienestar juvenil, qiie invadía todo.. ..hasta el, viejo
eiilerrno de encorvada espalda.
Otras veces eran tristes: como cuando la expulsión de aquél
chicuelo que en un rato de mal contenida ira, hundió su pluma enel
hombro de su compafiero causándole una herida, que descuidada,
produjo más tarde una infección, que costó perder un brazo al niño
enfermo.
58 PLORII.EGIO DE PUBTAS Y E S ~ R I ' K O R E S POULANUS
&j...2&. k?@s*
.
Los pupitres estaban vacíos.
Notó que le faltaba algo, sintió como un nudo en la garganta
y enjugóse una lágrima que pugnaba por salir de sus ojos.
-
L L 4.d
COMPOSICIONES EN VERSO
*j-<rT'fp-
¡El maestro estaba solol
Saúl RodfIes. ~~
' ,: $
4 u- .
PATRICIO CARRASCO
L a tea de la Discordia
Prendió fuego en nuestra tierra
E introdujo en los hogares
Desolación y miseria
Hasta que, tras largos afios
De aterradora tormeiita
Despejado el horizonte
Se hizo, con la unión, la fuerza.
, : ~ PPREZ
IG.NACI0 . . . . . SALAZAR
. . . .... : -.
... . . .
Nació en Atlixco y fueron sus el Señor Ignacio PBrez
Hoy el árbol de la paz Salazar Y Vanegas y la Sra. Dolores Oiorio.
Opi~nosfrutos ostenta DespuBs de desempeñar algunos empleos dedicóse al estudio de
L a patria que tú nos diste las letras é ingresó al Colegio Seminario y ' despues al Colegio Ca-
rolino, hoy Colegio del Estado de puebla, obteniendo poco después
Consta!itemelite prospera;
su titulo en la carrera de Abogado.
El crédito y el trabajo,
Fueiites de dicha y riqueza, Desempeñó varios puestos públicos, habiendo sido Juez de Pri-
L a Iiaráii grande y poderosa mera Instancia en varios distritos, Director del "Monte de Piedad
Sienipre digna, sieoipre bella, Vidal-Ruiz" y por bltimo, Magistrado del TribunalSuperior del Es-
Y nosotros, los que ahora tado.
Ssistiiiios a su fiesta H a publicado "Album de Viaje1'-Colecci4n de I m p r e s e -
Celeliraiido el centenario
',
1904, Juveniles," "Estivales," "Otoñales," "Ayes del .Urna,"
De su gloriosa cxiste!ici:i, "A través, de los mares-IQIO," "Troqueles Antiguos-~gro."
Iiice~isaiiioslos ;ilt;tres Es miembro de varias sociedades científicas y literarias y en-
Que la gratitiirl te eleva tre los Arcades Romanos es conocido con el nombre de "Alidauro
Y alli dej:iriios las llores Zacintio."
De iiuestro amor como oírenda.
~. No s.e <'C'asac2>-.; ..
c...:..
~'i""í;*
l Despedida a la francesa
Que Usted tuvo a bien hacer.
Y así, aunque tome soleta
De traducir italiano,
Arabe, alemán y griego.
ILástima, exclama Don Diego,
. ..
Sin visitarme, le digo Que no sepa el casteilauol
Que siempreseré su amigo
Adicto, coiistante, fiel.
L o vuelvo a ver en S U mortuorio lecho Sol! espléndido sol! ipadre del día1
A la luz luiieral de los Iilaiidonas, Con tii calor germina la simiente,
Nobles, :. .que extenuadas las faccioiies, Y con l a luz que irradia de tu frente
Y cruzadas las inanos sobre el pecho. Por doquiera difundes alegría.
Lo mire amortajar piatlosaiiie~ite. Mas tú, fúlgido sol, eres cual sombra
Eiitre el dolor de propios y ile extraños, ¡)el Sol de la Justicia, eterno y santo,
Con iiifiiiito amor besi! sii Ireiita: A qii:en mi labio. balbuciente, nombia.
Senti del hielo la frialdad.. ..;Dios mío' Y siendo de aquel Astro l a penumbra
Han pasado los años.. ..muchos aiios, ¿CiiáI será la belleza y el encanto
Y aun me quema los labios ese frio.. .. De ese Sol inmortal que a tí te alumbra?
-
;&
H a colaborado en muchos periódicos y es conocid&n el mun-
do literario con el p ~ i 1 . d 6 n i mdq
~ Payo Frarico. Cultiva de prefe- 1
reiicia el estilo seri6.j loi kstudios Soci6lógicos. T,
_
E s poeta pesimista, .PO: excelencia. ..Viene de Espronceda y
.
?endo Márquez, Gobernador del Estado, IU nombró Juez de prime-
ra Instancia y de lo Criminal en el Distrito' de Zacapoartla; de.
i@
~empeñandoeste empleo después envarios Distitos del Estado y
por último e i i ~ u e b l adesde Enero d e 1908.
-Colaboró en diversas publicacioiies de -índole literario, entre
,
. . . .
Nuestro único fabulista. Snfábula es fácil y castiza, quizá no Un muchachopor j"gueti ,,. . . ....
~.
..
se le tenga por lo que vale. E l único tomo de composicio!ies de és- sobre su,nariz montó
ta índole que ha publicado, debiera ser bien conocido y niejor apre. uiios lentes verdes c&os
ciado. . . . que se ha116 cierta o&sión,
. . . . ~ . . .
EL AATON Y EL CATO
AndAbase un ratoiicillo
de esos que a millares hay,
recogiendo cierta noclie
aguiias migas de pan.
Cuando niás alegre estaba
!ah, negra fatalidad!
FLORILEGIO DE POETAS Y ESCRITORES POBLANOS . 17
"nopaca quien no se. arr!esga:
'así lo enseña un refrá?;"
76 FLoaILECro DE POETAS V ESCRITORES POELANOS .
Dice, y . . . a pocos instantes
COMO. no era de extrañar
oye de repente un gato el bicho iqu81 se lamía
tan cerca de sí maullar. losbigotes, en señal
que temi6 por s u existencia de que el ratón imprudente,
. de una mauera formal. fué grato a su paladar.
. . . .
Al punto mismo se escurre.
corre de aquí para allá, Cuando en algo tengas duda
y al fín, por fortuna logra . de si obrarás bien o mal,
con un agujero dar. te aconseja la prudencia
En tal momento, un gran gato que mejor dejes de obrar.
entra a la pieza; quizás
algo sospecha.. ..olfatea,
y busca, y vuelve a buscar,
hasta que al cabo le dice
su mucha sagacidad
en dónde el ratón se oculta,
y resuelve no irse Ya.
Silencioso, acurrucado,
atento y pronto a saltar
sobre su presa, el gatazo
esperó una hora mortal.
Entre tanto el ratoncito,
que siente una hambre voraz,
escondido en s u agujero
6'
así discurre: Infernal
"maldito gato! Si acaso
.
de mí s e hallará.. .
't
pienso que no.. ..ya bastante
'6 .
tiempo h a pasaio; adeniás
c6
que no me vió y . . ..qué hambre1
', vue!íe a impurtuiiar!. . . .
ya
<'si, yo noes posihle.. ..
4I
pero el gato es muy tenaz.. . .
"Teiiaz! Mas eii este caso
"DO cabe teiiacidad.
"S;, me hubiese visto, pase
', que no me engaño es esta:
"de que lo he oído maullar
'<y no lo juzgo tan torpe '~
'S
que antes me avisara.. ..Bah!.
',Eh! ..
Salgamos.. .sí.. .la mar
, R A F A E L SERRANO
I.laci6 e n l a ciudad de Puebla el 13 de Diciembre de 1858.
Sus padres fueron el señor Epifanio Serrano y la señora Sole-
dad Daza.
Su instrucción preparatoria y profesional en la carrera de Me-
dicina la hizo parte en el Seminario y parte en el Colegio delEstado;
Obtuvo SU título de iilédico Cirujano en 1879.
H a colaborado e n varias publicaciones científicas y literarias.
***
Poeta y filósr5io de gran austeridad. Escritor sobrio y sincero.
Su producción es muy escasa.
-
H a dado a luz en l a , p ~ n y i q ~ r i < + . cdiverso? a trabajos sobre
literatura y otros asuntos y es autor de un libro de índole
literario titulado "Epicas y ¿Gisas," edición de 1903.
i1 ' . E n los juegos florales celebrados:en .esta ciudad eii 1904, fué
Jurado Calificador S PreSidente dé~l6s.mismosj.i
L H a mostrado sielnpre g?an inclinación por la oratoria y apar-
f. ,
? te de sus aficiones poéticás;ha consagrado . .
su tiempo a diversos es-
tridios históricos y. Gentíficos, . ' ;. . .
? ,.. :, .
.? ...
~
< ./. .
, . .. .,
-. j,._i,.. , * * X , . . .
j,, > :<:. , .
, ,.., ~. ' . . ... . . , ' . ~ .,
Literato y poeta cu-a caracter.ístjca,es.e! atildamiento y la do-
nosura. Su poesía lírica no es siiperioy.a:sus poemas, en las que pa-
rece provenir de D. Ramón.de Campoamor. S u prosa es bella y ar-
moniosa. Narra.y describe con verda4,y elegancia.
si no tuvieran el azul del cielo;:
" '
.
, ¿dónde abrigar los sueños d e l a Yida?
Y no me engaña la memoria mía:
era el pálido joven de mi cuento
un maniático fiel del firmamento.
E n sus oios .
. orofundos s e leía
la misteriosa historia -
MISTERIO de esas pálidas frentes exaltadas,
- q u e viven casi siempre amenazadas
de estallar. delirando con la gloria:
de esas pHlidas frentes 'sin ventura,
Fragmento de un Poema
nid6a de amor y de soñar profundo,
que ilevaii en su grave curvatura
. . cintilación de Iiices de otro mundo.
Y hay un uceso de alma ¿ Y en qué soñaba tan eteriiamente
Que jarnd~hollo empleo en este mundo. aqiiella triste y abrasada frente?
, . . . . lqud biiscaim su mente eii el celaje?
E s una historia humilde, !por quE su triste palidez crecía
que agita sin cesar mis negras horas. cuando tocal~ael sol en occidente?
' Brisas murmura'doraS;
¿Acaso tras las nubes se perdía
Hojas marchitas ya, que el torbellino de su esperanza el mágico plumaje
Arrastra por las quieoras del camiiio; con el Últiiiio rayo del poniente?
Niebia crepuscular, reflejos de oro, No se puede saber.. ..ama el silencio
Todoese inundo del dolor que adoro, el alma que consumen los desvelos
dejó en iifi coraióii Atristecido .' en calla2a lr.letal melaiicolia:
esta historia de lágrimas, que acaso y al niirarle una ves se presentía
se salve dela saña del olvido. alguna ave d e paso de los cielos.
Y era de ver, al transportar los montes
I . , **: el tibio sol que entre celajes arde,
E r a joven eljoven de mi cuento, c6iiio hablaban sus ojos de la )arde
g pálido, muy pálido.. ..tenía y de los apagados horizontes;
en el rostro pintado el sufrimiento . . pues era el joven de iiii extraño cueeto,
y cual todas las alnias soñadoras, si no me engaña la iuemoria acaso,
gustaba de las horas un tacituriio adorador del vienfo
triste; g dulces, en que muere el'dia. y un singular creyente del ocaso;
iEl cielo del crepúsculo!. . . .:qué encanto que mirando.. ..mirando
tan hondo el de sus pálidos crespones1 nubes que van por el azul de%iirrs.
iAy! los desesperados corazones cuando quiso ~norir,quedó soiía~ido... .
a medias carcomidos por el llanto, cuando quiso vivir.. ..estaba ~IIIIPT~O!
en sus momentos de profundo duelo
en que es el coraz6n como una herida,
. . ...
'1
gio del Estado, obteniendo el título. d e , ~ b o g a d o e l deMayo
5 de 1890.
I I a desempeñado varios puestos públic?s de importancia, entre
otros el de Nagistrado del ~ r i b u n a l ~ u p e r j o rDiputado
y, a l a Le-
gislatura Local. . . . , , . . . . . .
Fué colaborador de "El Eco de .la. .Prensa,". "El Ensueño,"
i r'
E l Qiiijote" y alguiin orla i~ublica'ciói~
.
literaria.
..
i
I rrus y Nimbus" y m i s tarde editó l a vista
,
de larlcademia de Jn-
1 risprudencia y Legislacióii ~ o r r e s p o n d i e n t e d e l a~ e a de
i Madrid.
E s miembro del ,Colegio de bogado os, del que es Presidente el
, . Señor Lic. Juan Quintana.
1
. ,., ***,: :.
.. .. ,' . . . . .
Literato de pluma vigorosa. Poeta lírico en su primera juven-
tud, en que escribib bellas e i n s p i r a a a s composiciones. L a prosa
b,
de su prafesióii le ha robado el entusiasnio 'y la iiiienii'dad de s u
labor juvenil. . . . ,
. .
. .
\
PLORILECld DE POETAS Y ESCKITOR:S,Pp?~*N?S . . '(#
,95
-.
.~ .
de esosd$s infelices, aquél día,,;. , .
, . ~. . .. . ,
10 que. cada uno al otre:!e.decía,: ,i;; ;
escuchábalo yo, couel . . :.;..:l.. . , t i , .
. . .derecho.
que me da entre razones fansnprem,as,
la gran razón de que est.os de~gi&iados
7.
<.;.f., . .;
del bien g la espetan~a,ab.a~nd~~adoc,,
los personajes son di:mis poemas.
E r a uiio de los doi cilgy:y jncihjp
SIC TRANSIT GLORIA....;..! era el o t o una pálida cri$tu$? ..:....
el niiio gniaba al v i e j. o. d. e,.l a,:.:,
:.,.
., , .
mano, ,
sirviéndole de encwto ensuamargnra,
prestándoie el calor de su cariüi,
L a s tardes de celajes coronadas:
Y oid lo que el anciano con tristurd
los c6firos ungidos con olores
de multitud defloies, contaba al pobre niño: ..
'C
qiie nada puede una agiierrida tropa retando sin pudor nuestros enojos.
ante un broquel de nobles coraiones Algunos compañeros atrevidos,
que es cobarde la fuerza que no cuenta Y de alma denodada, sobre muertos y heridos
con el apoyo santo del derecho: el paso nos abrimos con la espada
Que el pecho más valiente es aquel pecho Ilewndo nuestro armjo,temerário
que quiere redimirse de una afrenta. hasta hacer que besara el patrio suelo
esa ba+era, orgullo deÍcontrario.. . .
E n tanto pues, que todos se entregaban Y fué por nuestra rabia destrozada.. . .
al gozo más ferviente, De ella aun guardo unaparte con anhelo,
dos seres sin abrigo, vanamente, tiene una franja de color de cielo
la piedad imploraban 1, después de una blanca, iina encarnada.
de l a turba feliz e indiferente. ''BIás tarde, nuestra patria agradecida
Y, queriendo saber si aun extendía por tan felizvictoria, , .
la esperanza siis alas e n el pecho escribió conmovida
. ,
. ......
. ,. ......................................
.g6 . I O POE'I'AS 1, ESCHITOIlES POBLASOS
P L O ~ ~ ~ L E GDI? FLORILEGIO DE .P,IETAS:Y ESCRITORES P ~ B ~ ~ A N I I S 97:
... . .
............. ... ,~
..................
5 de Mayo-en su gloriosa historia. Llegueme hasta ellos, estreché su mano
"Con todo. si de males agobiado y en ella puso convulsivamente
quisiera alguna vez la suerte fiera cuanto en mis h6lsas encontró la mia;
queseas t ú soldado, y llorando aiejéme velozmente
no olvi'des que al ganar yo esa bandera porque ya el corazón se me partía
v a l i ó a mi jefe el ascender un grado.
Pero a mí.. ..ya lo ves, hijo querido, iOh Mexico, mi patria idolatradal
el humo 'del combate ¿Yconsientes que viva de este modo
nubló por siempre el cielo de mis ajos quien por salvarte se olvidó de todo?
y si es torpe mi oído, ¡@e n ~ , t ~ & i ~ " i &"n~ ibb;e;lecho
y si este nuevo mal mi ser abate do reclinar la frente fatigada '. ' . '
si el eco de tu vozque cura enojos quien a las balas, presentó su pecho
no lo oigo g a c o n aistinción bastante por defender la libertad sagrada!
para que diera a mis dolores pausa,
el trueno rebramante
con que ruge el cañón, sabe la causa."
.........................................
.. Détúvose
+ ,
el anciano un breve instante
.'%ino a tomar aliiiito.. ....
De pronto iluminóse su semblante
con l a luz sideral de un pensamienta
y luego'prosiguió: "iNo me arrepiento!
¡Vuelva mi juventud! idame, Dios mío!
aquél vigor de mis mejores años!
y a pesar de,mis muchos dese~ig-años,
una vez más coi1 desusado brío
a l a luz renunciara,'
a l a luz de los ciegos tan querida
aun de tu amor ioh niiíol me olvidara:
iy cómo no!. . :.que si comprar lograra
la dicha de mi patria con'la vida,
yo mismo lasentrañas me arrancara!
E l niño como tal, menos sufrido
le interrumpió diciendo acongojado:
"miichos señdres, padre, ya .han. pasado
y n o les has pedido.. ..
Si no encontramos, padre, una alma buena,
hoy no tendremos cena."'
Y el.niño más y más entristecido
nada pudo agregar: ;..La noble frente
del buen anciano se tornó sombría.. ..
'TRANSFIGURA
, ...
.
,
_ : .:
CION
i
. !! . .
Señor Licenciado Amado Castillo y la Señora Carmen Carrasco. Dulce tu voz y tierna tu mirada
L k g ó a Puebla el año de 1879 y poco tiempo defpnés ingresó se han tornado. Creyérase que un ángel
al Colegio Seminario, donde ciirsó sus estudios secundarios y pro-
fesionales para la carrera deAbogado,pasando a continuarlos alCo- >.
. ha ceñido i tu frente macilenta
nimbo de pensarnien% celestiales.
legio del Estado.
Desde la edad de doce años y siguiendo su afición literaria,co- T u sonrisa revela que en tu alma
rnenzó a publicar composicioiies suyas en "La Luz," "El Ami- . todo es amor y luz en este instante,
go de la Verdad," "El Presente" y algunos otros periódicas que y que te han concedido blanda tregua
por aquel entonces se publicabaii. Posteriormente ha colaborado las penas de la vida miserable.
en "El b1onitorw y "El Diario del Hogar." Dime:
D~ lgoz a 1902 fundó un semanario litarario del que S a 1'leron
¿Por qué en tu ser, así, de pronto
cuarenta y dos números.
tan luminosa beatitud se esparce?"
H a publicado: 'iColecciÓn de Poesías-1889"-"~eltrán de Alta y yo le respondf sencillamente:
~oca-~S~o"-"t\mor y ~ocura-poema-1891"-"Rimas GG Crepiisciila- e6 que pienso en mi madre.
res"-"La Flor Roja-leyenda-18g~"- Romances 8 e Invierno-1894"
-' e Un Sacrifi~o-18g~~-'LInjusticia Social"-"Esposa
'<
y Madres'-
<,
-
Berta-poema,9'- c ' ~ i e ~ n P r e ~ i v a s - ~ g o oBrisas
" g Nubes- 1go8"
-"Pétalos Dispersos-1910."
***
E l verdadero poeta romántico de nuestra literatura. Eii el gé-
nero erótico se distingue como en ninguno, salvo el festivoe~ielqiie
es más afortunado auuque no tan fecundo. L o singulariza la facili-
dad de que goza para versificar. E l fondo de su poesía es triste. E s
b d a ella una <!olora.
ATENEDORO MONROY
,'ElLicenciado Atenedoro Monroy nació en Puebln,por los años
de 1867 a 1868.
Formó parte de "El Liceo Libre" y escribió en "El Progresista,"
órgano de aquella sociedad; a él perteneceu los siguientes versos:
$. .
***
Poeta lírico que se distingue por la teisuia y la vaguedad de
sil poesía un tanto pastoril y un tanto aristocrática. Sustrabajos €11
prosa son de critica literaria.
1 .
. .
,
:
. .
' .
.
aLo~ILEcIons POETAS
, ,.. , . .- .
Y PSCRlToRES POBLANOS
esplendan salpicadas
con el polvo de luz de lásestrellasl
.
'
.,
y del cincel que arranca , ,. Que salves el sagrado
'
torsos y curvas de la piedra herida. Depósito inmortal de la belleza.. . . ..
y a ti la fiesta en q u e e l color asoma huye con él; más llévame a la honda
y en tela policroma inmensidad, que esconda
sorpreiide' y fija con 4m1r la vida. tu depósito augusto y mi tristeza.. .. ..
.?.
. .. .. + ti, divino, el luminoso rayo,
. ~
. .
que en l i n ~ u i d ? d, e s p y q , , . . , , .
.. .. .
. ~..~.
108 TzonrcscIo DB 10g '.
... ..
POETAS Y ESCRITORES POBLANOS IrLORILEGIO DE POETAS Y RSCRITORPS POBLANOS
a
Y tembló l a materia su sonrisa, Atraer las.inoléciilas, los soles.
Germinó e n sus entrañas el calor, Y producir de vida ancho raudal.
Y hubo ley y armonías y perfumes, L o siento entre las sombras de la noche
Dulce atracción su sonreir creó. Flotando entre la vaga obscuridad,
. . . L e aspiro entre las ondas de la brisa,
'¡'Asínació' el amor! '' '
[E?
- - -
: -.-------- - --*..-.
W W L I ' ~ S . > ~ - W W -
<
. .. .. . . .. .. . . . , .: ~ ... . . .
. .
; ' : :., ,.
~, . , . ...
: ,. .
.
. .
y en la agreste y lejana serranía
l i s sombras
.. .l.e..n h m i i t c acumulan,
...
mueren l o s ecos y el l'ucero brilla;
¿-ua.ndüitardece, en fin; &&do Nafura
iparecedqquiera entristecida;
del fondo del paisaje hasta mi alma AURELIO M.AJA
se llega tu recuerdo, madre mía.
Y sientoque introduce hasta mi pecho
del triste cakpb doCde e s t i s dormida
In frialdad de los cefiros que viven
entre los mirtos y las blancas lilas,
y la mente se vuelve sin quererlo'
al triste reino de las cosas idas. ~ ,
.
A cada golpe-del d e ~ t i n oartero
E l amor a lo bello s<?$iueva, esta clase la obtuvo por oposición en Jniiio de 1906;
Y avalizo r iio desmayo: r. inás se eleva Entre las obras científicasque ha publicado se cuentan: "El
ero.. . . Problema de la Enseñanza Secundaria e n kIéxico-~gr~." "EI Iii-
cendio del Pozo de Petróleo =Dos i3ocas~-rgog," "h,Iéxico eii el
Centenario de sil Independeiicia-igio."
E s miein~rodel Ateneo de la Juventud y de la Sociedad BIexi.
cana de Geografía y Estadistica de hZésico.
Obtuvo hIenciÓn Iionorífica en los Juegos Florales de Piiebla-
peto ahoia, ya v u l v a ipad- iiiíol 1902, Accessit en los de la Colonia Española de México-1906,
Y traigo nada más inuchos d6lores Priiiier premio en los de Tacuhaya eii Octubre de igoh.
Llanto en los ojos-y en el alma frío.
.
Escritor d e co;tumbres qiie gusta mucl~odel género descripti-
vo. Le cautiva esencialmente el paisaje nacional en relación con la
tlistoria Patria. Literato y critico. Sii prosa es elegante y correcta.
FLORlLEGIO D E POETAS Y ESCRITORES FOBLABOS I2j . . .
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,. i-,>&.>,:b.: ,- .-.
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que:ei $ e r d ~ o ~ t ~ . n t ~ c C ~ e Igiialda,~
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.. .:-.. estrepltosa%.;lrgara~la -,.,.-.-- "%
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,A-. . ".
~..
..
.
de mi aliiia triste y enferma; ciue van ~ a s a i i d otan lentas . .
y las amo. porque siento cuando siento que ine abriiiiia
con el dolor de perderlas. la vida con siis cadenas
e1 placer de que me falta11 y me arrebata lo qiie amo
para soñar con su auseiicia; y solitario me deja,
;P"que,e!qire vagabun alzo 1a.orgullosa frente
t .:q u e " l i s a*iasti» y S e d
J~ así pienso en ini tristeza,
en su loco torbellii~o. también en la dura vida
mi propia vida se lleva.. . . soy la hoja de tina selva;
Las amo: como a las rosas susurrar es mi destino
hoy marchitas y ayer frescas, . . . alsoplo q u e n i e estremezca, . :
porque no volverán nunca susuirar todos los cantos'
a embriagarme con sii eseiicia; . ,
de l a frívola existencia,
como a la onda fugitiva hasta que el viento voluble
qiie u n piinto en el lago tieriihla . ,
me lleve en sus alas negras:
Y se ensancha desfallece eiitonces.. ..iOh Dios! entonces,
al tocar la blanda arena: ¿quién de los niuertos se aciierda?
co~iioel beso que eii iiiis labios seré al volar para siempre
ardió eii uiia hora suprenia con mi dltima qiiimera,
y en los labios de iiii aniada un susurro que se extingue
expiró sin dejar Iiuell~i: y una hoja iiiustia que riieda;
corno a las pasadas lloras . . . mientras iiiis dulces liermai>as
por pasadas aiás risueñas, suspiran, quedo eu la selva:
'
y como al tieijipo lutui'o
el aire aziil la mecía
q11c veré. cii:iii<ln iiiiieia .. .. y el aire aziil se la lleva.
tia . ., ~