Ensayo para Doctorado
Ensayo para Doctorado
Ensayo para Doctorado
Derecho Constitucional
Vigo, Rodolfo Luis
Propósito
Una metodología de análisis que nos parece apropiada y que han impulsado autores
como Luigi Ferrajoli, es la de recurrir a distinguir tres grandes paradigmas en la
historia jurídica y política de occidente: Estado de Derecho pre-moderno; Estado de
Derecho legal y Estado de Derecho constitucional. De algún modo, en ellos se
formulan diferentes concepciones acerca del derecho, del Estado y del perfil del
jurista funcional a los mismos, y ese carácter abarcativo habilita para que cualquier
tema de teoría jurídica resulte útil contrastarlos en aquellas tres matrices
Sociedades uniformes: la sociedad del EDL es la suma de los individuos y, por ende,
el bienestar social coincidía con los bienes individuales gestados desde la libertad.
Ella lucía axiológicamente uniforme y desde esa moral en común, regían premios y
castigos que alentaban o condenaban conductas o modelos para todos. La
autoridad estatal legitima automáticamente a quien la ejerce y goza de un evidente
prestigio social. Lo único que el ciudadano está obligado a hacer es lo que le manda
la ley, y así la ética o moral queda confinada al ámbito de la autonomía y la
unilateralidad.
Sinonimia entre derecho y ley: por supuesto que el signo distintivo y revolucionario
del derecho propio del EDL es aquel establecido en la ley, por ende, el derecho se
configura raigalmente en un momento determinado de la historia y se promulga con
el propósito de sepultar al anterior derecho y poder regir universalmente. La ley de
la que centralmente se habla es de los Códigos, en cuanto ellos sistematizan a todo
el derecho que regirá para una rama especial del mismo, y así asegurar su anhelada
autonomía científica.
Definición del Estado desde la ley: uno de los modos exitosos de definir al EDL era
precisamente a partir de la ley, en tanto el Poder Legislativo era el encargado de
"hacerla", el Poder Ejecutivo de "ejecutarla" sin alterar su espíritu y el Poder Judicial
de "aplicarla". Sin duda que en esa caracterización quedaba reconocida la
prevalencia del Poder Legislativo en tanto los otros funcionaban de una manera
subordinada o subsidiaria, y así el trabajo a cumplir por los dos otros poderes del
Estado venía después de la ley pero respetándola y aportando a su eficacia.
El derecho en las normas o reglas: la ley que contenía el derecho en el EDL era
absolutamente clara para su comprensión y aplicación en tanto contenía normas, o
sea era un juicio que definía un supuesto fáctico genérico al que se le atribuían
ciertas consecuencias jurídicas para la hipótesis que ocurriera. Las normas son —
diría Alexy— mandatos definitivos en tanto precisan las conductas con las que se
satisface exhaustivamente la exigencia de la misma, sin que haya ningún
remanente
La relevancia del derecho civil: el derecho propio del EDL tiene el sesgo privatista y
patrimonialista que fue característico de la revolución francesa, y de ahí la
relevancia configuradora que cumplía el Libro Primero del Código Civil; pues en éste
se definía el poder de los jueces y la teoría interpretativa auspiciada con su
respectiva fuente del derecho, e incluso se contemplaba el modo de la publicación
de la ley y el comienzo de su obligatoriedad.
Los métodos interpretativos: son éstos los caminos que conducen y aseguran el
alcanzar el "sentido" de la ley, por lo que luego sólo resta construir el silogismo
deductivo empleándolo como su premisa mayor.
La nómina de los argumentos: conforme a lo señalado en el punto inmediato anterior
el eje de atención se traslada a los argumentos, en donde es posible encontrar a
los viejos métodos pero convertidos en argumentos con idoneidad para justificar lo
que se afirma o sostiene. Así Tarello enseñará trece argumentos y Perelman quince,
pero ninguna de esas nóminas pretende agotar el número posible de argumentos,
entre otros motivos porque más allá de coincidencias entre los diferentes
ordenamientos jurídicos, caben particularidades entre ellos. Nosotros mismos
hemos trabajado hasta veintiocho argumentos que pueden ser localizados en
diferentes sentencias. En definitiva lo decisivo es analizar a qué argumentos o
justificativos apelan los juristas —especialmente los jueces— para fundar o sostener
sus afirmaciones contenidas en el respectivo discurso argumentativo.
Lógica formal: el trabajo judicial específico en el EDL transitaba a través de
silogismos deductivos y, por ende, bastaba conocer las reglas que a éstos
regulaban. El caso individual era una instancia del caso genérico contemplado en
la ley, y así ese proceso deductivo podía cumplirse con las exigencias propias de
los saberes teóricos (prescindía de valoraciones, proporcionaba una certeza sin
excepciones, etc). Es cierto que en Kelsen esa racionalidad formal de la exégesis
francesa se convierte en irracionalismo o voluntarismo, en tanto el juez elige según
sus valores que no son racionales ("la justicia es un ideal irracional": dirá Kelsen),
pero de todas maneras el científico jurídico puede indicar las opciones que le deja
la norma superior, aunque cabe que el creador de la norma finalmente se extralimite.
Retórica: en el EDC no se auspicia olvidarse de la lógica formal ni tampoco del
silogismo deductivo, pero éste es asumido dentro del saber práctico y, por ende,
aparecen opciones racionales axiológicas y una preocupación para no perder de
vista las particularidades del caso a resolver. Al margen de la lógica formal también
se recurre a la lógica no formal, lógica material, paralógica (Kalinowski) o retórica
(Perelman), o sea a esa ciencia y arte cuyo objeto era la persuasión apropiada
cuando el terreno no era el de las verdades apodícticas y necesarias sino las
probables o verosímiles. Conforme a esa tesis de la pluralidad de respuestas
disponibles en el derecho vigente para los diferentes casos, resulta de enorme
importancia contar con el conocimiento de esos medios persuasivos. En el
paradigma del EDL resulta coherente el descarte de la retórica en base a la
epistemología imperante y porque se confiaba en la infalibilidad y claridad del
legislador.
Para ser juez idoneidad científica: en el EDL coherentemente, lo único que
correspondía exigir para quien pretendía ser juez, era que supiera del mejor modo
a la ley, y todo lo demás se daría fácilmente por añadidura. Es que si la ley era clara,
justa y sin lagunas lo único que restaba para su aplicación era la subsunción del
caso que se presente. El riesgo residía en jueces que no conocieran la ley dado que
ahí quedaba comprometida la seguridad jurídica, pero si el juez dominaba al
derecho contenido en la ley se garantizaba la ejecución o eficacia de la misma con
todos los beneficios consiguientes. En las Constituciones que regulaban los
requisitos para ser juez el único normalmente contemplado era el de ser abogado y
con algunos años de ejercicio, incluso es valorado positivamente cuando el
candidato es un académico solvente.
Diversidad de idoneidades judiciales: también coherentemente con todo lo ya
señalado, se comprende que en el EDC las idoneidades que se han ido modelando
para los jueces son variadas, así por ejemplo: sicológica, gerencial, aplicativa o
prudencial y ética. En cuanto a la sicológica porque lejos del modelo decimonónico
el juez contemporáneo está sometido a un nivel de presiones, exigencias y
complicaciones que requiere equilibrio y fortaleza. La gerencial porque el juez de
algún modo administra un grupo humano, tiempo, recursos, etc. La aplicativa o
prudencial se justifica porque un juez no es un académico y, por ende, aunque sepa
mucho derecho ello no garantiza que lo sepa decir apropiadamente en cada caso.
Y la idoneidad ética se apoya en que el juez debe elegir de entre las diferentes
respuestas que le brinda el derecho vigente, y es importante confiar ese poder en
alguien que lo hará con la mayor honestidad, imparcialidad y responsabilidad.
Prospectiva y conclusiones
No cabe dudas que el EDC goza de un notable predicamento y respaldo no sólo
entre juristas sino entre la ciudadanía en general, sin embargo, lo anima una cierta
lógica difícil de controlar o limitar que puede llegar a un desequilibrante predominio
del poder judicial.
El EDC se ha ido consolidando un nuevo Estado de Derecho Judicial.
El EDC implicó superar muchos de los vicios implícitos al EDL que llegaban a
delinear un derecho formalista, individualista, estatista, jurista, abstracto, cientificista
y dogmático que poco tiene que ver con lo que se avizora en la realidad y reclama
la sociedad. La filosofía del derecho y el derecho constitucional tienen mucho que
decir en orden al referido reclamo de cambios, pero por supuesto que no se agota
en esos ámbitos la tarea de pensarlos y proponerlos, dado que finalmente es un
cambio de matriz o paradigma.