Sobre La Hegemonía (Autoguardado)
Sobre La Hegemonía (Autoguardado)
Sobre La Hegemonía (Autoguardado)
Ante lo expuesto aquí podríamos vincular esa interpretación del término hegemonía a lo
comunicacional, emparentado directamente con la cuestión política. En nuestra región, a
pesar de no conocer empíricamente sobre ello, nos hemos desarrollado entre diferentes
estadios hegemónicos que han condicionado nuestros pensamientos, sentires, decisiones, etc.
Desde las últimas décadas del Siglo XIX y principios de la siguiente, se impusieron saberes,
a través de la educación, con los que procuraban instalar una falsa idea de nacionalismo,
conceptos equivocados sobre patriotismo, negando la identidad de quienes proponían y
bregaban por una real y absoluta independencia.
Nos estamos refiriendo a la conocida Guerra de la Triple Alianza, término con el que han
querido imponer la idea de un falso continentalismo, ya que obedecía a intereses foráneos,
fundamentalmente a la nefasta y siempre criminal corona británica.
Basta la precedente muestra para graficar cómo nos manipulaban, desde un hegemónico
manejo de la historia, denominada “la historia oficial”. El último término impone un no
cuestionamiento, un algo indiscutible.
En la misma forma y con los mismos objetivos, más allá del transcurso del tiempo y los
personajes y personajescos, nos pretenden continuar sumiendo en el desconocimiento, la
desinformación, la desculturización.
La avanzada neoliberal en la Región la podemos sentir como soplo en la nuca, y tal parece,
con los siempre inestimables servicios de desinteligencia foráneos y propios, más la
conveniente colaborativa actitud de un poder judicial proclive a la des-democratización del
Estado y los siempre atentos servicios de los monopolios de desinformación –clarín y
magneto a la cabeza y dirección-; están arrasando con todas las conquistas y logros de más
de una década.
¿Qué hacemos?
Existe aquí un concreto planteo sobre qué herramientas, con qué elementos debemos
hacernos de un poder contrahegemónico para contrarrestar el avance neoliberal y la entrega
de nuestros bienes y conquistas.
Los medios alternativos, desde siempre, han constituido ese espacio contrahegemónico desde
el cual, en desventaja y desigualdad, se le ha plantado frente a los manipuladores seriales de
consciencias.
Se debería poder alcanzar una estructura comunicacional que integre a todos los espacios
alternativos, a todos los medios de contrainformación, a todas y todos los que, desde una
concepción más genuina del término “comunicación”, militan desde hace varias décadas
contra las imposiciones de ideas, hechos y realidades.
Existen, afortunadamente, un importante número de medios y espacios, plataformas,
colectivos con los que podemos dar batalla, porque no es suficiente la resistencia.
Es necesario y urgente responder con la suficiente contundencia como para impedir nos sigan
arrebatando nuestro futuro y lo conquistado.
Decía alguna consigna de la época: “…piquetes y cacerolas, la lucha es una sola…” y ello
no era ni es verdad. No eran una sola lucha, eran dos completamente diferentes, como ahora.
La lucha del pueblo nada tiene que ver con la oligarquía que sólo persigue su propio beneficio
y si es en detrimento del pueblo mejor.
En las redes sociales hay mucha carne podrida que se está diseminando para dividir, para
diluir cualquier intento contrahegemónico y debemos estar atentos a ello. No estamos exentos
de haber difundido, involuntariamente, una falsa información o una noticia ya pasada con
bastante tiempo. En los intentos por confundir y restar esfuerzos, utilizan todo a su alcance
para enfrentarnos.
Los tentáculos del imperialismo son innumerables, pero no infalibles…estamos los que
respondemos con nuestro compromiso y militancia en una posible construcción
contrahegemónica que posibilite recuperemos el control de nuestro destino en esta Patria
Grande.
Bien vale aquí rescatar lo que expresaba Jonh William Cooke en su trabajo “Apuntes Para la
Militancia”: “…”La resistencia no es suficiente: sin contraataque no hay victoria. El
Movimiento exige una política en que se conjuguen las ideas, la práctica y la organización
revolucionaria…” (5)
Salir a las calles, a las plazas, poner nuestras voces, las de los otros, invitar al pueblo de a pie
a empoderarse de los medios de comunicación social alternativos para que se expresen, para
que manifiesten, para que denuncien.
Poner el micrófono, no para palmearnos entre nosotros los que tenemos objetivos e intereses
comunes, compartidos; hay que poner el micrófono y la voz para los que piensan diferente,
para los cooptados por la merdocracia imperante, para los adormecidos por los
incomunicadores.
Notas y Referencias
1 – http://www.significados.com/hegemonia/
Significado de Hegemonía
Qué es Hegemonía
La hegemonía implica una situación de influencia que se registra a varios niveles y ámbitos
de la vida de las naciones. Puede tratarse dehegemonía política, económica, cultural o
militar, siendo que esta última se manifiesta en el potencial bélico que posee una nación en
cuanto armamento, contingente, municiones, etc.
Hegemonía cultural
Hegemonía mundial
Como hegemonía mundial se denomina el dominio del mundo por parte de una nación o de
un conjunto de naciones. La hegemonía mundial atiende a factores de orden político,
ideológico, religioso, económico, cultural y militar. El imperio romano se fundamentaba
sobre todo en su poderío militar; el imperio español, por su lado, buscaba la implantación
de la religión cristiana; el imperio británico se propuso el dominio en términos mercantiles;
mientras que la URSS en el siglo XX procuraba la propagación del comunismo.
Actualmente, Estados Unidos y los países más poderosos en términos económicos y
militares del bloque europeo ejercen una marcada influencia en la política y en la economía
a nivel mundial, además de participar, de manera directa o indirecta, en los conflictos
armados alrededor del mundo.
2- http://edupedagogiaycomunicacion.blogspot.com.ar/2010/07/hegemonia-y-
contrahegemonia-otra-mirada.html
El término hegemonía deriva del griego eghesthai, que significa "conducir", "ser guía", "ser
jefe", "preceder", "conducir", y del cual deriva "estar al frente", "comandar", "gobernar".Otro
concepto y definición de hegemonía por Gramsci:El concepto de hegemonía cultural fue
desarrollado por el filósofo marxista Antonio Gramsci a fin de explicar cómo una sociedad
aparentemente libre y culturalmente diversa es en realidad dominada por una de sus clases
sociales: las percepciones; explicaciones; valores y creencias de ese sector llegan a ser vistos
como la norma, transformadose en los estándares de validez universal o de referencia en tal
sociedad, como lo que beneficia a todos cuando en realidad solo beneficia o beneficia
preferencialmente a un sector dado.Cuando hablamos en el ámbito educativo nos
encontramos con dos tipos de representaciones hegemónicas.Unas, hacen referencia a sus
condiciones histórico-social y cultural.Otras, vinculadas a lo educativo con la institución
escolar y los procesos de escolarizaciónContrahegemonía definiciónEl concepto de
contrahegemonía tiene su matriz en el concepto de hegemonía desarrollado principalmente
por Antonio Gramsci (1891 – 1937), para quién en las condiciones del estado moderno una
clase mantiene su dominio no simplemente mediante una organización especial de la fuerza,
sino porque es capaz de ir más allá de sus intereses estrechos y corporativos, de ejercer un
liderazgo moral e intelectual y de realizar compromisos con una variedad de aliados que se
unifiquen en un bloque popular.El concepto contrahegemonía da cuenta de los elementos
para la construcción de la conciencia política autónoma en las diversas clases y sectores
populares. Plantea los escenarios de disputa en el paso de los intereses particulares hacia los
intereses generales, como proceso político clave hacia un bloque social alternativo
3 – http://www.agenciapacourondo.com.ar/secciones-992757/68-especiales/5957-2012-01-
28-15-53-21
La Historia Oficial ofreció, durante muchos años, una versión pura-mente militar de la
guerra, calificando al Paraguay como una expresión de barbarie y a su presidente como
déspota, lo cual justifica la campaña “civilizadora y democrática” llevada a cabo por la Triple
Alianza. Luego, cuando esta versión resultó ya demasiado tonta, se prefirió relatar fechas y
nombres de batallas, sin explicar las razones de un conflicto que duró varios años, aunque
sosteniendo que Solano López tenía ambiciones expansivas. Sin embargo, en 1970, todavía
sostenía León Rebollo Paz: “La guerra del Paraguay es un timbre de honor para la República
Argentina”(1).
El revisionismo rosista tradicional se encontró con la dificultad de que desde una perspectiva
nacionalista debería concluir defendiendo la política del presidente Mitre, aun-que fuera
liberal. En general, prefirieron entonces no acometer el análisis de dicho pro-ceso esquivando
una definición, en táctica idéntica a la que operaban cuando se trataba de opinar sobre Mitre.
Desde un revisionismo más popular, Raúl Scalabrini Ortiz fue uno de los primeros en fustigar
la guerra. Desde el nacionalismo, en cambio, Juan Pablo Oliver sostuvo que encontrándose
la patria en guerra, no cabía duda acerca de su defensa, fuese quien fue-se el gobernante.
La Historia Social no va mucho más allá de la Historia mitrista. En Historia contemporánea
de América Latina, Halperín Donghi cita los hechos evitando una interpretación, de manera
tal que no aparecen claras las razones de un lustro de luchas violentas. Sostiene, al pasar, que
Solano López tenía “ambiciones más vastas que el presidente anterior”, aunque reconoce que
“el tratado de la Triple Alianza establecía el reparto de las regiones paraguayas entre los
aliados”(2). José Luis Romero, en Ideas Políticas en la Argentina coincide con la óptica
mitrista y llega a decir que dicha guerra “contribuyó a sentar el principio de la unidad
nacional” y que “al cabo de cinco años de guerra, sobre las cenizas del sacrificio común,
había surgido una idea más viva de la comunidad argentina” (3). Luis A. Romero, en su
Historia Argentina para niños, tampoco explica las razones profundas del conflicto. Juzga
que Paraguay había logrado hacia 1840 “una modernización superficial pero eficaz”, que
Solano López “había reunido un ejército poderoso y que para los años en que se inició el
conflicto, estaba buscando expandir sus fronteras” (4). Luego de reconocer que la guerra no
fue popular en el Interior, avanza hasta sostener que “la guerra internacional y la guerra civil
terminaron mezcladas”(5). Omite, sin embargo, la definición de Alberdi y Felipe Varela a
favor del Paraguay, como así los festejos de los triunfos paraguayos en el Interior. Y también
omite los planteos críticos de Guido Spano, José Mármol, Olegario Andrade, Navarro Viola
y tantos otros.
El término hegemonía deriva del griego eghesthai, que significa "conducir", "ser guía",
"ser jefe", "preceder", "conducir", y del cual deriva "estar al frente", "comandar",
"gobernar".Otro concepto y definición de hegemonía por Gramsci:El concepto de
hegemonía cultural fue desarrollado por el filosofo marxista Antonio Gramsci a fin de
explicar como una sociedad aparentemente libre y culturalmente diversa es en realidad
dominada por una de sus clases sociales: las percepciones; explicaciones; valores y
creencias de ese sector llegan a ser vistos como la norma, transformadose en los
estándares de validez universal o de referencia en tal sociedad, como lo que beneficia a
todos cuando en realidad solo beneficia o beneficia preferencialmente a un sector
dado.Cuando hablamos en el ámbito educativo nos encontramos con dos tipos de
representaciones hegemónicas.Unas, hacen referencia a sus condiciones histórico-social
y cultural.Otras, vinculadas a lo educativo con la institución escolar y los procesos de
escolarizaciónContrahegemonía definiciónEl concepto de contrahegemonía tiene su
matriz en el concepto de hegemonía desarrollado principalmente por Antonio Gramsci
(1891 – 1937), para quién en las condiciones del estado moderno una clase mantiene su
dominio no simplemente mediante una organización especial de la fuerza, sino porque es
capaz de ir mas allá de sus intereses estrechos y corporativos, de ejercer un liderazgo
moral e intelectual y de realizar compromisos con una variedad de aliados que se
unifiquen en un bloque popular.El concepto contrahegemonía da cuenta de los elementos
para la construcción de la conciencia política autónoma en las diversas clases y sectores
populares. Plantea los escenarios de disputa en el paso de los intereses particulares hacia
los intereses generales, como proceso político clave hacia un bloque social alternativo
EL MODELO PARAGUAYO
Los intereses económicos del Paraguay coincidían con los de nuestras provincias interiores.
Cuando la política librecambista de la burguesía comercial porteña quebró a las economías
provinciales. Paraguay se aisló, e intentó un desarrollo autocentrado.
“¿Qué era Paraguay en 1860? Era el país más desarrollado de América del Sur. Era la
realización práctica del programa morenista. La explotación de la yerba mate era monopolio
gubernamental. Igual cosa ocurría con las maderas de construcción. También existía el
monopolio gubernamental del tabaco. Tales productos estaban, pues, excluidos del laissez
faire. Estos estancos subvenían a las necesidades de la administración pública y el pueblo
casi desconocía los impuestos. Existía también en Paraguay, gran cantidad de lo que se dio
en llamar Campo de la patria y Monte de la patria, de uso común para el vecindario. El
gobierno hizo acordar repartos de tierras, haciendas y herramientas a los indios capaces.
Prestó ayuda a los labradores pobres, distribuyendo entre ellos útiles de labranza... Para
fomentar la ga-nadería, Carlos A. López distribuyó 2300 cabezas de ganado entre gente pobre
de la campaña... A causa de una fuerte sequía, el gobierno repartió ganado y efectos útiles al
comercio. Existía de hecho un seguro agropecuario... El Estado no concebía la existencia de
un solo paraguayo sin hogar y sin tierra, y para evitar semejante monstruosidad repetía
regularmente actos que llegaron a tener el carácter de instituciones en potencia, con
acentuado sabor nativista. En la zona del Chaco se fundaron numerosas colonias agrícolas y
establecimientos ganaderiles, además de obrajes de madera, fábricas de papel y artículos de
loza, salitreras y caleras. La industria metalúrgica comenzó a prosperar con el
establecimiento de la explotación y fundición de hierro de Ibycuí, de donde salían
implementos agrícolas y armas para la defensa. En 1861 se construyó el primer ferrocarril.
Al poco tiempo, la primera línea telegráfica. La marina mercante paraguaya ya estaba
compuesta de 11 barcos. La enseñanza era obligatoria en una época en que todavía no lo era
en la mayoría de los pueblos de Europa. Es más: el Estado daba alojamiento, ropas, libros,
útiles y merienda escolar a los niños de padres insolventes. López contrató en Europa a
ingenieros, mecánicos, escritores, arquitectos, matemáticos, geógrafos, etc. La formación
técnica de los paraguayos para habilitarlos a participar activamente en la creación de las
industrias modernas fue una preocupación constante del Estado Paraguayo. Francisco Sola-
no López, a su vuelta de Europa, trajo también ideas nuevas y junto con ellas centena-res de
técnicos industriales. Pensó antes que nadie en vías férreas, en arsenales, en es-cuelas de artes
y oficios, en astilleros, en fundiciones metalúrgicas. Así se hizo ese Paraguay de maravillas,
que hubiera sido bien pronto, a no sobrevenir la catástrofe, el más brillante centro de
civilización en el nuevo mundo”(7). “El Paraguay -dice el febrerista Anselmo Jover Peralta-
fue el primer país que tuvo ex-plotaciones de minas de hierro, industrias de fundición que
producían machetes, ara-dos, palas, picos, cañones, cerrajería... que tuvo astilleros, fábricas
de jabón, de azufre, de aceite, de papel, ferrocarril, telégrafos, imprenta”(8). Agrega Rivera:
“El Estado ten-ía toda la gerencia de la vida económica nacional... No existía la propiedad
agraria, sino que eran meras tenencias de terreno”(9).
No se trata, pues, sino de sectores. Sociales de distintos países que confluyen en una alianza
(colorados orientales, liberales mitristas, clase dominante del Brasil, y la burguesía británica)
en perjuicio de los sectores sociales expresados por los blancos orientales, los federales
argentinos, y el frente social paraguayo que lideran los López.
A medida que relatemos los acontecimientos se observará como hombres de uno y otro país
cruzan por encima de las fronteras para alinearse, unos en el bando liberal proeuropeo, y
otros en el bando nacional americano. Ya hemos analizado de que modo, después de Pavón,
el mitrismo en el poder inicia la represión sangrienta en el Interior: centro. Cuyo, y noroeste,
para someterlo e imponer su modelo exportador y de apertura a la penetración comercial y
manufacturera británica. En esa lucha participan varios generales orientales, entre ellos
Venancio Flores (responsable de los degüellos de Cañada de Gómez). Flores, que había
colaborado para eliminar a los gauchos federales del Interior, le pasa luego “la factura” a
Mitre para que los liberales porteños lo ayuden a aniquilar a los gauchos blancos de la
campaña oriental: “No olvide a los orientales proscriptos de su patria”(10), le escribe Flores
a Mitre, pidiéndole apoyo para invadir la Banda Oriental.
Así, durante el año 1862, Flores prepara su expedición militar en Buenos Aires, con apoyo
del gobierno mitrista. La llama: “Cruzada Libertadora”. El presidente blanco Bernardo Berro,
por sugerencia del presidente paraguayo López, protesta ante Mitre, pero este último aduce
que es neutral. El 19 de abril de 1863, Flores desembarca en la Banda Oriental. Dos meses
después, un barco argentino que le llevaba armas, es apresado por fuerzas orientales, a lo cual
Mitre responde apresando a un barco uruguayo y bloqueando el río Uruguay, con lo que
facilita la acción de Flores quien triunfa en Las Cañas (15/7/1863). El partido blanco, en el
gobierno del Uruguay, solicita el apoyo del Paraguay. López, prefiere no actuar militarmente
por ahora, pero reclama diplomáticamente ante Mitre, sin resultado alguno.
La invasión de Flores provoca gran efervescencia en Entre Ríos, cuyo partido federal se
identifica con los blancos. En septiembre de 1863, Telmo López, Waldino Urquiza y otros
jefes federales cruzan el Uruguay para combatir del lado de los blancos. Poco tiempo
después, el general Juan Saa se agrega a los blancos. ¿Se trata de una doble infiltración
extranjera? ¿Mitre, porteño, cómplice del oriental Flores? ¿A su vez, los federales
entrerrianos, aliados a los blancos? ¿Nación argentina? ¿Nación uruguaya? ¿O una sola Patria
Grande, donde las oligarquías pretenden sojuzgar a los pueblos?
Evaristo Carriego, el padre del poeta, escribe: “Un triunfo blanco se recibe en Entre Ríos con
serenatas... Los mueras contra Mitre y contra los salvajes unitarios no cesan un momento en
Entre Ríos. Esto se desborda. En vano trata el General Urquiza de comprimir el espíritu
público. Entre Ríos es un torrente que dentro de poco no habrá fuerza que lo contenga”(11).
Corren versiones muy serias en Entre Ríos acerca de que Urquiza se levantará para re-
construir la Confederación y aliarse con Paraguay y los blancos orientales (algo así como la
República del Río de la Plata de Mitre, pero al revés). Por entonces, Urquiza en-vía un
emisario a López dirigido a lograr un acuerdo. López desconfía, después de lo ocurrido en
Pavón, y da su conformidad pero reclamando que Urquiza realice “actos que dejen en claro
sus relaciones con Mitre”(12).
Durante el año 1864 persiste el conflicto en la Banda Oriental. Brasil busca una excusa para
intervenir pero el presidente blanco, ahora Cruz Aguirre, se allana aciertas exigencias y evita
la provocación. Sin embargo, a mediados de año, el inglés Thornton, representante de
Inglaterra en Buenos Aires, reúne a Elizalde y al comisionado brasileño en Montevideo con
gente del coloradismo, y allí nace la propuesta de “mediación” en el conflicto oriental. La
propuesta lleva tantas exigencias que el gobierno blanco la rechaza, lo que da a los aliados el
argumento para apoyar a Flores. Puede decirse que aquí, el 18 de junio de 1864, se gesta la
Triple Alianza.
Ante esta situación el gobierno blanco intensifica su relación con el Paraguay al tiempo que
diplomáticos brasileños viajan a Buenos Aires para entrevistarse con Mitre, y ase-gurar su
no intervención si Brasil entra en guerra con la Banda Oriental.
En agosto de 1864, mientras el general Juan Saa se traslada a la Banda Oriental para unirse
a los blancos, la escuadra imperial de Brasil (comandada por Tamandaré) apresa a un buque
oriental. Inmediatamente el ejército brasileño ocupa los departamentos del norte de la Banda
Oriental. En octubre la guerra de Brasil contra el gobierno blanco de Uruguay es un hecho.
La opinión pública condena la agresión en varios países. El diplomático del gobierno blanco
en Asunción, por indicación de López, se entrevista con Urquiza. Este afirma que se
convertirá en la vanguardia del ejército de López y que si Mitre no permite el paso de los
paraguayos por territorio argentino, esa será la excusa para su rompimiento con Mitre,
promesa que nunca cumplirá.
PROLEGÓMENOS DE LA GUERRA
A fines de 1864 Brasil inicia el sitio de Paysandú para abrirse camino hacia Montevideo. La
escuadra brasileña bombardea la ciudad masacrando a la población civil. El bombardeo cesa
cuando Tamandaré se queda sin proyectiles, pero el mitrismo lo aprovisiona. Los blancos
resisten al mando de Leandro Gómez. Son 10. 000 los hombres que sitian la ciudad, con el
apoyo de la escuadra, contra 800 blancos. Julio Victorica señala: “La contemplación de
semejante cuadro era insoportable. Entre Ríos ardía indignado ante el sacrificio de un pueblo
hermano, consumado por nación extraña. Urquiza no sabía ya como contener a los que no
esperaban sino una señal para ir en auxilio de tanto infortunio”(14).
El 2 de enero de 1865 cae Paysandú. Los vencedores ultiman y mutilan a jefes y oficiales
blancos, entre ellos Leandro Gómez. De esta masacre atroz quedan escasos o ningún vestigio
en los textos escolares. En cambio, son recuperados para la historia por el canto popular:
“Heroica Paysandú, yo te saludo /hermana de la patria en que nac픑(Gabino Ezeiza, negro,
yrigoyenista y payador).
La caída de Paysandú obliga a Solano López a tomar una decisión. El mitrismo y el Imperio
lo están “encerrando” y pronto se volverán contra él. Ante el avance del Imperio, López ha
tomado un barco brasileño en noviembre de 1864 y ha avanzado luego sobre Matto Grosso,
abriendo otro frente, dado la inconveniencia de marchar hacia Paysandú pues debería cruzar
territorio argentino. Pero ahora, ante la caída de Paysandú y la vacilación de Urquiza, solicita
permiso al gobierno de Mitre para cruzar Corrientes. El 9 de febrero de 1865, el canciller
Elizalde contesta negando el paso al ejército paraguayo, mientras el ejército brasileño avanza
hacia el sur y se acerca a Montevideo.
Ante esta situación, Urquiza envía un emisario a tratar con López pero descartando la
posibilidad de una alianza, según lo había prometido. Urquiza, en esos días, les ha vendido a
los brasileños 30. 000 caballos, iniciándose como proveedor del ejército imperial. Ahora
intercambia cartas con Mitre, y finalmente acepta la alianza con el Brasil.
El coronel Navarro le ha escrito poco antes a Urquiza: “Acabamos de saber con profundo
sentimiento la toma de Paysandú y la muerte de sus principales jefes. Los atentados y
crímenes que cada día cometen los infames brasileños nos llenan de coraje y sólo ansiamos
el momento de vengar la sangre de los mártires de Paysandú. Los amigos creemos y
esperamos que V. E. no podrá mirar con calma los bárbaros crímenes de los brasileños”(15).
Evaristo Carriego (p) escribe ahora en El Paraná: “¿Por ventura el Gral. Urquiza tiene
enferma el alma de hastío y de desaliento? ¿Acaso ya no es aquel hombre para quien no había
nada poderoso que le estorbase el paso?.. Entre Ríos en masa lo sostendrá. Entre Ríos en
masa se pondrá de pie para sostenerlo y hacer triunfar este pensamiento”(16). Solano López
le escribe a uno de sus hombres de confianza: “Lamento informarle que el pensamiento de la
segregación de Buenos Aires para la formación de una Confederación Argentina no merece
la aprobación del General”(17). Y después de recibir al emisario de Urquiza; le escribe: “Su
actitud me ha causado una penosa impresión en cuanto importa una contradicción de las
seguridades que espontáneamente V. E. quiso ofrecerme sobre la neutralidad del gobierno
argentino en la lucha entre Paraguay y Brasil y de que el tránsito de fuerzas paraguayas por
alguna parte del territorio argentino no importaría un casus belli, no teniendo el gobierno
argentino pretexto alguno para negar ese tránsito y que, si llegara a suceder, V. E. se pondría
de parte del Paraguay comba-tiendo la política del Gral. Mitre”(18).
“El General Mitre” escribirá luego Felipe Várela “invocando los principios de la más estricta
neutralidad, negaba de todo punto al presidente del Paraguay su solicitud, mientras que con
la otra mano firmaba el permiso para que el Brasil hiciese su cuartel general en la provincia
argentina de Corrientes para llevar el ataque desde allí a las huestes paraguayas. Esa política
injustificable fue conocida ante el parlamento de Londres por una correspondencia, leída en
él, del Ministro inglés en Buenos Aires a quien Mitre había confiado los secretos de sus
grandes crímenes políticos”(19). Por eso, insiste Varela, encontraban así el “camino más
corto para hallar una máscara de legalidad con qué disfrazarse y poder llevar pomposamente
una guerra “nacional” al Paraguay, guerra premeditada, guerra estudiada, guerra ambiciosa
de dominio contraria a los santos principios de la unión americana”(20).
LA GUERRA
El 1ro. de mayo de 1865 se firma el Tratado de la Triple Alianza (el tratado es secreto por
ahora) y comienza el reclutamiento de contingentes. Hubiese traicionado la causa nacional
armándose a favor del enemigo, si el Entre Ríos no se hubiese sublevado dos veces, si casi
todos los contingentes. El 14 de mayo, Urquiza, designado por Mitre jefe del ejército de
vanguardia, reúne 800 hombres y marcha hacia el norte, acampando en Basualdo. El coronel
Telmo López, se pasa con un grupo de gauchos a las filas paraguayas.
López Jordán, uno de los principales jefes entrerrianos, contesta la convocatoria de Urquiza
de este modo: “usted nos llama para combatir al Paraguay. Nunca, general, ese pueblo es
nuestro amigo. Llámenos para combatir a porteños y brasileños. Estamos prontos. Esos son
nuestros enemigos. Oímos todavía los cañones de Paysandú. Estoy seguro del verdadero
sentimiento del pueblo entrerriano” (21). Mitre, por su parte, confiesa los móviles de la
guerra: “Hay que derrocar a esa abominable dictadura de López y abrir al comercio esa
espléndida y rica región” (22). También sostiene: “¿Peligra la actualidad de la república
triunfando Brasil? ¿Peligra su libertad? ¿Peligran sus intereses? ¿Peligran sus instituciones?
¿Peligra su civilización? No, mil veces no. El gobierno brasileño es un gobierno civilizador,
regular y amigo de la Argentina... Su alianza moral con ésta está en el interés de muchos
países y representa el triunfo de la civilización en el Río de la Plata. ¿Nos sucedería lo mismo
con el triunfo del Paraguay? No, por cierto... El gran peligro para la República Argentina está
en la preponderancia militar del dictador paraguayo que aspira a ser el Atila de Sudamérica...
Al triunfo de Paraguay, seguiría, para nosotros, el reinado de la barbarie”(23).
El 12 de agosto, Venancio Flores derrota a las fuerzas paraguayas dirigidas por Duarte en
Yatay. Asimismo, los aliados cercan a las tropas de Estigarribia en Uruguayana y éste se
rinde para evitar otra Paysandú. Esta derrota significa el fin de la ofensiva paraguaya.
En noviembre se produce una nueva sublevación de las fuerzas entrerrianas, ahora en Toledo.
Urquiza ve desbandarse su ejército nuevamente. Entonces, abandona la lucha y se retira a su
palacio de San José, desde donde seguirá actuando como proveedor de los aliados. En todo
el interior se levantan protestas contra la guerra y se acentúan las deserciones. Aurelio Zalazar
insurrecciona a los contingentes de Catuna y Posta de Herrera, en La Rioja. De Córdoba
comunican que “el batallón de voluntarios ha de ser como el de aquellos famosos patriotas
del tiempo de la independencia que iban al ejército atados codo con codo” (26). Poco después
se rebelan otros contingentes en San Luis. En Cata-marca informan que “el gobierno ha
mandado construir 200 grillos para los voluntarios catamarqueños que marchan a la guerra
contra el Paraguay” (27) “Taboada gobernador/escribiendo cabecea/le mando los
voluntarios/devuélvame las maneas”(28)
“En las provincias la guerra es impopular y odiosa” sostiene Ramón Cárcano. “Cuando en la
plaza pública leen los bandos de los gobernantes y los tambores recorren la ciudad
convocando a la guardia nacional, los hombres huyen a la selva próxima. No los empuja el
terror. Han nacido y vivido en batallas. Resisten a Buenos Aires y al Imperio. El Pa-raguay
es el amigo y el vecino histórico”(29). Mitre le dirá luego a Marcos Paz: “¿Quién no sabe
que los traidores alentaron al Para-guay a declararnos la guerra? Si la mitad de Corrientes no
hubiese traicionado la causa nacional armándose a favor del enemigo, si el Entre Ríos no se
hubiese sublevado dos veces, si casi todos los contingentes incompletos de las provincias no
se hubiesen sub-levado al venir a cumplir con su deber, si una opinión simpática al enemigo
extraño no hubiese alentado la traición, quién duda que la guerra estaría terminada ya?”(30).
La guerra se convierte desde ahora en ofensiva de los aliados. En mayo de 1866 las fuerzas
paraguayas son derrotadas en Tuyutí. Algunos autores dan la cifra de 15. 000 muertos. Gran
Bretaña hace público el tratado secreto de la Triple Alianza para forzar una paz que le dé
entrada a sus intereses en el Paraguay. La guerra está volcada a favor de los aliados. Pero sin
embargo, en julio de 1866 los ejércitos aliados fracasan en los esteros de Boquerón, debiendo
retroceder ante la resistencia de las trincheras paraguayas. El 12 de septiembre de 1866, dada
la presión británica, Mitre y López se entrevistan en Yutaití Corá. López propone condiciones
dignas para un arreglo. Mitre sostiene que debe consultar a sus aliados. Pero a pesar del
acuerdo de “congelar la situación hasta tanto los aliados decidan”, los ejércitos aliados
dirigidos por Mitre se lanzan sobre las fuerzas paraguayas en Curupaití. El general Díaz
repele el ataque, provocando fuertes bajas al ejército aliado.
LA REVOLUCIÓN MONTONERA
El cura Emilio Castro Boedo, asesor de Felipe Varela le escribe a Urquiza: “Convencido de
que V. E. es el alma de cuantos sacrificios y esfuerzos de patriotismo podemos hacer a favor
de la reacción del partido Federal, me dirijo a V. E. con toda la libertad de un incontestable
nacionalista, con toda la franqueza de un espontáneo y leal partidario del gran Caudillo
Americano y - con toda la sinceridad de un federal puro... No he trabaja-do poco para apagar
en muchos federales de importancia, la desconfianza de que V. E. no protegía nuestros
beneficios... No terminaré ésta sin afirmar a V. E. que me causa agitación verlo tan confiado
de esos malvados y pérfidos círculos porteñistas, tan confiado en las mentidas promesas de
esos falsos convertidos, que siendo salvajes hasta la médula de los huesos, se quieren hacer
federales. Siento ver a V. E. rodeado de traidores embusteros, que sólo tratan de sacarle
ventajas hasta que algún unitario les ofrece una nueva pichincha... La Patria sucumbe si V.
E. no se levanta decididamente a llenar con energía la voz de la República y en esto va la
vida de libertad del continente sudamericano... Respeto con fanatismo la política de V. E. y
lo he defendido ante ataques formidables por causa de Pavón, pero estoy convencido de que
los más grandes hombres traen muchas veces envueltos grandes errores contra la Patria, es
decir, contra ellos mismos, las grandes bondades que usan con quienes debieran usar
rigores... La unión del 51 trajo el afianzamiento de los unitarios y el receso de los federales.
Pavón trajo el triunfo que hasta hoy ostentan contra los nacionalistas y la tolerancia del‘ 66
traerá la muerte de la Patria, de sus glorias de su pasado y de sus hijos”(33).
Pero la defección de Urquiza frustra el intento federal del Interior. E1 1ro. de abril de 1867,
Arredondo, con fuerzas superiores y mejor equipadas, derrota en Paso de San Ignacio alas
fuerzas de Juan Saa y Juan de Dios Videla. Asimismo, Felipe Varela (mal informado por un
coronel traidor que le asegura la provisión de agua en Las Mesillas) la batalla en Pozo de
Vargas (o Bargas) el 10 de abril de 1867: “Vidita de mi vida/pozo de Vargas/La guerra se ha
perdido/por falta de agua... Los nacionales vienen/pozo de Vargas/ tiene fusil y tiene/las uñas
largas/lanzas contra fusiles/pobre Varela/ qué bien pelean sus tropas/en la humareda”
(cancionero popular)
La infantería federal, sedienta e insolada, con armamento desparejo, es derrotada por las
fuerzas mitristas comandadas por Taboada. En Pozo de San Ignacio se había perdido Cuyo,
en Pozo de Vargas se perdió La Rioja. La heroicidad de Varela y sus compañeros no ha
podido sobreponerse al poderío de la oligarquía porteña. Una bandera roja a y blanca, rasgada
y manchada de sangre, queda sobre el terreno testimoniando una causa: “Federación o
Muerte. ¡Viva el General Urquiza! ¡Mueran los negreros que 1o combaten! ¡Viva la Unión
Americana!”(47). Quebrada la rebelión montonera, los aliados reinician la guerra contra el
Paraguay. E1 17 de agosto la escuadra aliada fuerza el paso de Curupaití, aunque no se
atreven a atacar la fortaleza de Humaitá. La guerra resulta mucho más larga de lo supuesto
inicial-mente. Y ahora, además, le llegan noticias a Mitre de que Varela ha logrado
reorganizar sus fuerzas y ha pasado a Bolivia pare reaprovisionarse y seguramente volver a
la lucha. E1 presidente protesta: “No me explico como es que todos han derrotado a Varela,
nadie lo ha visto de cerca y a última hora se retiraba a Bolivia con 800 hombres, es decir, con
todo el ejército que siempre tuvo”(48). Marcos Paz le contesta: “Parece fuera de duda que
Melgarejo, el presidente de Bolivia, protege a nuestros enemigos y los auxilia”(49).
E1 gobierno argentino reclama ante Chile y Bolivia por el apoyo a los montoneros. Sarratea
le escribe a Marcos Paz que la expedición preparada y armada por Varela en Huaque: “... fue
un escándalo, llevado a cabo a la luz del día, a vista y paciencia del vecindario y las
autoridades locales”(50). Asimismo, Tomás Alvarado le informa a Taboa-da que el cónsul
de Bolivia, Eugenio Caballero, sirve de enlace a los insurrectos (los llama significativamente
“los aparaguayados”) para su contacto con el gobierno boliviano(51).
E1 10 de octubre de 1867, Varela toma Salta, con la consternación del mitrismo: “Era una
guerra interminable a la que no se le veía fin y los mejores generales fracasaban ante la
prodigiosa movilidad del imbatible montonero que se escapaba del medio de los ejércitos
como una sombra impalpable”(52) Pero Urquiza continua inamovible. En carta a Benjamin
Victorica, del 22 de agosto de 1867 demuestra conocer la situación, pero también su
conciliacionismo con la oligarquía porteña: “... esa fiebre incesante de revoluciones... emana
de la política poco cuerda y asaz tirante desplegada por el gobierno nacional... Se quiere tratar
a las provincias como miserables villorrios. Se aja su dignidad, se quiere custodiar con
bayonetas su soberanía‘ independiente y de aquí natural-mente, los levantamientos... Hasta
cierto punto pues, esas revoluciones, tienen un viso de disculpa, si bien deben ser, en el fondo,
enérgicamente condenadas”(53). Por ese entonces, Carlos Tejedor denuncia en la cámara de
diputados que el urquicismo mantiene tratos con los insurrectos. No obstante ser ya una
sombra, el caudillo entrerriano preocupa aún a los hombres del mitrismo. En cambio, sus más
lúcidos lugartenientes, como López Jordán, lo juzgan como un traidor: “Me ilusioné con que
el Gral. Urquiza retrocediera de su culpable política tan poderosa en la balanza de los destinos
públicos, tan decisiva que no le exigíamos sino su prescindencia para nosotros y para el país.
Me ilusioné, en efecto: desde Pavón no hizo otra cosa que fraternizar con los enemigos de la
Patria, venderle su porvenir, engañar como a niños las esperanzas de los pueblos, de sus
amigos, de sus viejos veteranos, a quienes les debía cuanto era. Se burlaba hasta de las
lágrimas de las víctimas que entregaba al puñal del unitarismo”(54).
LA GUERRA CONTINÚA...
Mientras tanto, la guerra sigue su Curso. E1 3 de noviembre de 1867, 50. 000 hombres del
ejército aliado enfrentan a 8. 000 paraguayos en Tuyú Cué. Se llama también la segunda
Tuyutí, y ambos bandos dan por logrados sus objetivos. Poco después, Mitre queda retenido
en Buenos Aires por la muerte de su vicepresidente Marcos Paz.
E1 año 1868 se inicia con el Manifiesto a los Pueblos Americanos lanzado por Felipe Varela,
quien una y otra vez resurge de las cenizas. Poco antes ha escrito: “Defiendo los derechos de
Sud América... enfrento a los malditos godos y mucho más a los salvajes unitarios de Buenos
Aires que quieren ponerse a la par de dichos godos para hundir todo el continente
americano... Si hay una columna que trabaja por el bien de nuestros países es la que manda
el que suscribe”(55). Ahora desde Potosí, convoca a la Unión Americana y sostiene: “Los
argentinos de corazón y sobre todo los que no somos hijos de la capital, hemos estado siempre
del lado del Paraguay en la guerra que, por debilitarnos, por desarmarnos, por arruinarnos, le
ha llevado Mitre a fuerza de intrigas y de infamias contra la voluntad de toda la nación entera,
a excepción de la egoísta Buenos Aires”(56). Los diarios de Chile apoyan a Varela:
“Profunda repugnancia nos inspiran los maricones de La Nación Argentina a quienes la
proclama del coronel Varela les arranca gritos de impotente desprecio”(57). Desde el otro
lado Nicolás Villanueva le escribe a Paunero: “Las provincias están amenazadas de serios
peligros por la triple alianza de traidores, indios y rotos, alianza de bárbaros y ladrones que,
a no dudarlo, encuentran ardientes simpatías y protección material del pueblo chileno y de
gran número de sus autoridades”(58). Y una vez más Sarmiento ratifica esa óptica: “La
barbarie de nuestros campos es el escollo en que hemos fracasado desde Artigas hasta Felipe
Varela. Esa misma barbarie existe en toda América, desde Méjico hasta Chile, en las masas
populares”(59).
En medio de las fuerzas en pugna, Urquiza se inclina ya, cada vez más, a favor del mi-trismo:
“Varela y su montonera, producto legítimo de los excesos de poder y de una política bastarda,
jamás pudo ser para nadie la expresión o el agente de mis ideas. La mejor prueba era que é1
abusaba de mi nombre sin que ningún hecho mío lo autoriza-se... Soy hombre de principios
y no de partido y menos de montonera. Jamás la he tolerado siquiera. Reprobé a todas las que
se lanzaron en Buenos Aires en tiempo de su rebelión contra la República. La guerra del
Paraguay está allí, el presidente solicitó mi concurso y se lo presté arrastrando a un pueblo a
quien esa lucha era terriblemente antipática... No, yo no he alentado esa lucha
desordenada”(60). De esa forma responde Urquiza a las presiones mitristas,
desentendiéndose de la causa de los pueblos interiores.
LA OFENSIVA ALIADA
A mediados de febrero de 1868 los aliados se lanzan sobre Humaitá, la gran fortaleza
paraguaya. Los paraguayos rechazan el intento por tierra, pero ante el triunfo de la es-cuadra
brasileña evacuan la fortaleza y se repliegan. En los meses siguientes, las fuerzas aliadas
continúan su avance lentamente ganando nuevas posiciones. Sobre fines de 1868 se produce
una batalla muy importante en el camino hacia Asunción: Lomas Valentinas. También
llamada la batalla de los siete alias, se inicia el 21 de diciembre y culmina el día 28. En su
Enciclopedia, Santillán sostiene que los paraguayos se batieron heroicamente ante fuerzas
que los triplicaban en número, y que la batalla sólo cesó cuando casi todos los defensores de
1a posición estaban muertos o heridos(61).
La defensa paraguaya fue desesperada, pues Lomas Valentinas era el camino hacia la capital,
y muchos niños y viejos empuñaron las armas. Sarmiento dirá después: “Ni a compasión
mueve aquel pueblo, rebaño de lobos. Sólo que la mayor parte son niños de 10 a 12 años,
armados de lanza a su talla, para formar línea. Se imagina los horrores de estos combates, en
que soldados argentinos y brasileños en el calor de la refriega, caen sobre esta fila de
chicuelos”(62). “Los brasileños sacrificaron sin piedad a los que estaban al alcance de sus
armas... provocando una matanza aún mayor” sostiene Teodoro Fix (63).
Después de esta derrota, Solano López se repliega rumbo al Cerro Corá con los pocos
hombres que le quedan. El 5 de enero de 1869 los aliados entran en Asunción, y las fuerzas
brasileñas saquean la ciudad. Se constituye un gobierno títere.
EL FIN
Solano López y sus hombres están dispuestos a luchar hasta el final Los pocos que pro-
claman la necesidad de la rendición son acallados, y más aún, reprimidos. López fusila a altos
jefes, incluso a su hermano. Según algunos historiadores, fusila también a Telmo López,
federal entrerriano, y a Antonio de las Carreras, blanco oriental, por sostener la necesidad de
la rendición.
Lo que resta del ejército paraguayo, con su jefe a la cabeza, marcha hacia el norte y
sorprendentemente se reorganiza, llegando a ofrecer nuevamente combate. Son las batallas
desesperadas y dantescas del invierno de 1869: Peribebuy, Acostañu. López es la patria -
sostiene Rosa- y el pueblo lo sigue hasta el final. Es una retirada heroica, trágica, que dura
siete meses.
Recién el 1ro. de marzo de 1870 Solano López y sus últimos hombres son muertos en Cerro
Corá. Poco después, el 11 de abril de 1870, Urquiza es ultimado en el Palacio San José por
una partida jordanista al mando de Simón Luengo, lugarteniente del Chacho. El 4 de junio
de 1870 muere tuberculoso en Chile Felipe Varela. Los principales protagonistas han muerto.
Sólo Mitre los sobrevivirá largos años.
E1 Paraguay ha quedado destruido. “Llora, llora urutaú/en las ramas del yatay. Ya no existe
el Paraguay/donde nací como tú..." escribe Guido Spano (64). ―Nada puede dar una idea de
esta guerra como las cifras. Al iniciarse la lucha, Paraguay tenía 1. 300. 000 habitantes. Cinco
años después, la población quedaba reducida a 350. 000, la mayor parte mujeres. Ni en los
tiempos antiguos, ni en los tiempos modernos, la historia re-gistra nada semejante”, señala
Rufino Blanco Fombona (65). “El Paraguay ya no existe –dice a su vez Lucio Mansilla, desde
la óptica liberal. Esta obra grande la realizamos nosotros, junto al Brasil. Entre los dos
mandamos a López a la difuntería” (66). E1 mejicano Carlos Pereyra apunta: “Habían ido a
llevar la civilización a Paraguay. Esa civilización del cuchillo y del puñal, introducida por
Mitre y por Sarmiento para terminar con la barbarie de los ferrocarriles, de los telégrafos, de
la superación espiritual, moral e intelectual del pueblo paraguayo”(67).
Por su parte, José Hernández se define de este modo: “En nombre de la democracia, habéis
atentado contra ella, pretendiendo imponer a otro pueblo nuestros principios, aunque ellos
hablasen en nombre de los beneficios de una civilización que se anuncia con la muerte y la
destrucción; en nombre de la independencia habéis conspirado contra la independencia de un
pueblo... Decir que hemos ido a regenerar al Paraguay es decir que nos hemos despojado de
la justicia y del derecho para cometer un atentado sin nombre... En presencia de los hechos
que se han ido produciendo desde hace cuatro años, cómo se atreven todavía a sostener que
el pueblo paraguayo es susceptible de ser regenerado si por regeneración se entiende aceptar
dócilmente la dominación extranjera? Cómo puede llamarse guerra de regeneración para el
Paraguay la que estamos sus-tentando arrebatando palmo a palmo el territorio y pasando
adelante sólo sobre los cadáveres de sus defensores”(68).
J. B. Alberdi, desde Europa, analiza el conflicto como una guerra civil, por encima de las
fronteras de las patrias chicas: “Las guerras exteriores de la Argentina no son más que
expedientes suscitados a propósito, ya por la una, ya por la otra de sus dos fracciones, para
encontrar la solución interior que cada una (de las partes del país) desea. Son guerras civiles
en el fondo, bajo la forma de guerras internacionales, como la presente (contra el
Paraguay)”(70).
No es extraño que la guerra encierre tres políticas, siendo cada política doméstica, en sus
miras, para cada aliado: “Flores no tiene otro enemigo que los blancos (orientales), Mitre no
tiene más adversario en vista que las provincias (del interior), Don Pedro II no tiene más
enemigos que la ex república de Río Grande”(71). En otra parte agrega: ―Si Buenos Aires
busca la alianza del Brasil, ¿qué cosa más natural que las Provincias busquen, por su parte,
la alianza del Paraguay?(72). Alberdi desarrolla su tesis explicando que para Buenos Aires
“el verdadero enemigo no es el Brasil” sino “los países interiores a quienes Buenos Aires les
tiene arrebatados el tesoro, su tráfico y todo su ser. Asegurarse Contra ellos, mantenerlos en
su condición colonial es más vital para el egoísmo antinacional de Buenos Aires que el alejar
al Brasil de la costa oriental... Las provincias se volverían para Buenos Aires un enemigo
formidable desde que tuvieran el apoyo del Paraguay. Es lo que Mitre trataría de evitar a todo
trance halagando y atrayendo a Urquiza, enviando agentes y palabras de amistad al Paraguay
para calmarlo y evitar toda coalición o alianza, en tanto Flores, ayudado por Brasil y Buenos
Aires, lleva adelante los cambios en la Banda Oriental...” . Porque señala Alberdi: “en esta
república Argentina no sólo hay dos partidos sino más bien dos países, dos causas públicas,
dos patrias y dos patriotismos, por decirlo así. Un interés profundo los divide y hace
antagonistas y ese mismo interés, sin cambiarlo, es el que hace aliado nato del Paraguay. a
todo el país argentino situado al norte de Martín García y aliado natural del Brasil a la otra
porción del país que, como el Brasil, está situada a las puertas del Plata y en las costas del
mar. Aquel interés es el tráfico directo con el mundo exterior, la renta pública procedente del
tráfico y el poder y el influjo derivados de la renta, es decir, del tesoro y del crédito público
basado en é1. Río de Janeiro y Buenos Aires aspiran a dividírselo entre los dos a expensas
de todos los países interiores, de que quieren hacer verdaderas colonias tributarias más o
menos disimuladamente”(73). Desde esta perspectiva, Alberdi establece relaciones con el
gobierno de Solano López, a través de Gregorio Benites. Así, le envía la siguiente carta:
“Me interesa que el señor mariscal López conozca todo esto por intermedio de usted, que es
testigo inmediato de todo ello. E1 interés en esto, como en mis escritos, no es personal ni
privado. Se refiere del todo a la política venidera de nuestros-dos países y a sus conveniencias
mutuas y solidarias. Tenga usted la bondad de repetirle lo que tantas veces le he dicho a usted
y al señor Barreyro. Yo no quiero ni espero del señor mariscal López empleos públicos, ni
dinero, ni condecoraciones, ni suscripciones de libros. Todo 1o que quiero me lo ha dado ya
en parte: es hacer pedazos, con su grande y heroica resistencia, el orden de cosas que formaba
la ruina de mi propio país, y para 1o venidero, todo 1o que quiero es que él abrace una política
tendiente a buscar una liga estrecha con el nuevo orden de cosas que represente los
verdaderos intereses argentinos, la seguridad y garantía respectivas de los dos países contra
las ambiciones tradicionales del Brasil y Buenos Aires, respecto de los países interiores en
que hemos nacido él y yo”(74). Alberdi le envía también sus folletos acerca de la guerra: Las
disensiones de las repúblicas del Plata y las maquinaciones del Brasil (mayo de 1865), Los
intereses argentinos y la guerra (junio de 1865), y Crisis permanente en las repúblicas del.
Plata (febrero de 1866)(75).
Todo esto 1e valdrá el título de “traidor a la patria” que le lanzará el mitrismo. Pero Alberdi
refuta contundentemente esta acusación: “Definir la traición y el patriotismo en la República
Argentina es dar la llave de todo el estado político de este país. Las ideas que su gobierno
actual llama “traidoras” han sido calificadas de “patrióticas” por todas las provincias cuando
no estaban gobernadas por Buenos Aires. ¿Qué quiere decir esto? Qué hay dos puntos de
vista para definir 1o que es patriotismo y lo que es traición en la Argentina... Dos grandes
intereses combatieron, uno contra otro, en Caseros, Cepeda y Pavón y en esta división la
patria de la que peleó por Buenos Aires no es la misma patria de los que defendieron las
provincias”(76). Pocas páginas después, Alberdi explica para completar esta reflexión sobre
los dos patriotismos, que también hay dos modos de apreciar la libertad: “los liberales pueden
soportar y lo soportan todo, lo que no pueden soportar es la contradicción, la oposición, es
decir, la libertad... Esos liberales quieren en cierto modo de buena fe la libertad, pero la
quieren siempre para sí, jamás para sus opositores. Aceptan toda la libertad, a condición de
que no se ejerza en su contra... Son liberates al estilo de los tiranos. Sabido es que ningún
tirano quiere ser esclavo. Si hay en el mundo quien ame de veras su libertad, es el tirano,
pero. tanto como ama la suya detesta la del otro... La tiranía es, entonces, la libertad
monopolizada en provecho de uno solo... Así, hay gobiernos libres de naciones sin libertad...
Los liberales que gobiernan hoy en Buenos Aires son un dechado perfecto de ese liberalismo
sin libertad. Por eso, para discutir con ellos, para combatir a sus gobiernos, es preciso poner
por medio el océano Atlántico. A1 menos se asegura de ese modo la cabeza”(77).
Este liberal consecuente que es Alberdi formula así una verdad fundamental, coincidiendo
con aquella apreciación de Marx: “Nadie está contra la libertad, a 1o sumo, está contra la
libertad del otro”. Es decir, la libertad y también el patriotismo, cuando el país está escindido
en bloques sociales antagónicos, adquiere un contenido de clase. Lo que para unos es
patriotismo, para otros es traición a la patria.
Hasta el diario La Nación concluye confesando el carácter de guerra civil que ha formulado
Alberdi: “Las alianzas del Río de la Plata quedan así definidas: alianza de la civilización y
las formas regulares de gobierno, la república Argentina, el Brasil, la banda Oriental,
representadas por el partido liberal. Alianza de la barbarie: el gobierno para-guayo, los restos
del caudillaje argentino, los restos del caudillaje oriental (78).
CONCLUSIONES
La Guerra de la Triple Alianza sólo resulta comprensible desde una óptica latinoamericana.
Las historias de las “patrias chicas” no ofrecen respuestas. En ellas, Alberdi y Varela serían
traidores, Solano López, el imperio brasileño, y el mitrismo serían intrusos en el conflicto de
la Banda Oriental. Venancio Flores un oriental que se entromete en las provincias argentinas
del noroeste y luego ingresa a su país con apoyo bélico argentino y brasileño. Como sostiene
Alberdi, no es una guerra internacional, sino guerra civil, en definitiva porque América
Latina es una Nación. La destrucción del Paraguay, tanto de la mayor parte de su población
como de su modelo de crecimiento autónomo, constituye el punto de partida de la política
oligárquica porteña dirigida a convertir el Río de la Plata en semicolonia británica. Así como,
a partir de 1976, el genocidio constituyó el paso previo a la reconversión de la economía
argentina en subordinación a EEUU, del mismo modo, en aquella época, aquel genocidio fue
un antecedente de la sumisión al Imperio británico.
Finalmente, cabe destacar que la experiencia paraguaya (que en términos actuales podría
calificarse como “desconexión”, desde el punto de vista de Samir Amín) probó la posibilidad
de aplicar un plan económico de crecimiento hacia adentro, de acumulación de capital
autónomo, con decisiva presencia estatal y política social altamente beneficiosa para el
pueblo. Era el Plan de Operaciones de Moreno, y había tenido su primer antecedente en la
política económica de San Martín, en Cuyo, de la cual surgiría el ejército de los Andes.
NOTAS 1. Pomer, León: Guerra con el Paraguay; Buenos Aims; CEAL; nº 26; pág. 162 2.
Halperín Donghi, Tulio: Historia contemporánea de América Latina; p.p. 252-253. Edit.
Alianza, Bs. As., 1994. 3. Romero, José Luis: Las ideas políticas en la Argentina, Buenos
Aires; 1956; pág. 56 4. Romero, Luis Alberto: Una Historia Argentina, Cuadernillo Nº 8;
pág. 27, Edit. El Quirquincho. 5. ibídem 6. Rivera, Enrique: José Hernández y la guerra del
Paraguay; Buenos Aires; Editorial lndoamérica; 1954; p. p. 104-105 7. Sánchez Quell, H.:
La diplomacia paraguaya de Mayo a Cerro Corá, Edit. Kraft, Bs. As, 1957. 8. Rivera,
Enrique: op. cit. ; pág. 115 9. Ibídem 10. Carta de Venancio Flores a Bartolomé Mitre, 1862.
11. Evaristo Carriego (p) al coronel Navarro; 27 de septiembre de 1863; Leg. Urquiza 12.
Julio Victorica, citado por Fermín Chávez en Vida y muerte de López Jordán 13. Pomer,
León; Ob. cit. 14. Julio Victorica en F. Chávez; op. cit. 15. Coronel Navarro al General
Urquiza; 5 de enero de 1865 16. Evaristo Carriego (p) en El Paraná; 11 de marzo de 1865 17.
Solano López a Cándido Barreiro; 1º de febrero de 1865 18. Solano López al General
Urquiza; 26 de febrero de 1865 19. Felipe Varela; Manifiesto del 1ø de enero de 1868 20.
Ibídem 21.Chávez, Fermín: Ob. cit. 22. Bartolomé Mitre en La Nación; 24 de marzo de 1865
23. B. Mitre en La Nación; 10 de marzo de 1865 24. López Jordán a Urquiza; 31 de julio de
1865 25. Francisco Fernández, en carta de Juan González al General Urquiza: 19/9/65. 26.
Chávez, Fermín Ob. cit. 27. Ibídem 28. Chávez, Fermín Zamba de los voluntarios 29 Cárcano
Ramón en Urquiza y Alberdi, Edit. La Facultad, Bs. As. , 1938. 30. Carta de B. Mitre a
Marcos Paz, citada por José María Rosa, La guerra del Paraguay y las montoneras
argentinas,Edit. Peña Lillo, Bs. As. , 1964, pág. 242 31.Rosa, José María:Ob. cit. 32. El Eco,
enero de 1866, en F. Chávez, Ob. cit. 33. Castro Boedo, Emilio al General Urquiza; 15 de
noviembre de 1866 34. Varela, Felipe, en Manifiesto del 1/1/68 35. Proclama de E Varela,
en Francisco Centeno: Virutas Históricas Edit Menéndez, Bs. As, 1929 36. Proclama en
Ortega Peña y Duhalde: Felipe Varela contra el imperio Británico, Edit. Sudestada, Bs. As. ,
1965. 37. Sarmiento, Domingo Faustino, citado por Ortega Peña y Duhalde, Ob. cit. 38.
Sarmiento, Domingo: 15 de enero de 1867, citado por Elías Giménez Vega, en Testi-gos y
actores de la Triple Alianza, Edit. Peña Lillo, Bs. As. , 1961. 39. Sarmiento, Domingo: 2/2/67,
citado por E. Giménez Vega, Ob. cit. 40. Guillermo Rawson: citado por Ortega Peña y
Duhalde, Ob. cit. 41. De Sarratea, Mariano a Marcos Paz; 23 de diciembre de 1866. 42.
Marcos Paz a Bartolomé Mitre; 16 de enero de 1867 43. G. B. Mathew a Lord Stanley; 27
de enero de 1867 en Ortega Peña y Duhalde, Ob. cit. 44. De Elizalde, Rufino a B. Mitre,
1867, en Ortega Peña y Duhalde, 45. Mitre B. a Rufino de Elizalde, en Ortega Peña y
Duhalde, Ob. cit. 46. Carta de Felipe Saa y Carlos J. Rodríguez a General Urquiza, 5/2/67.
47. Bazán, Raúl y otros: Felipe Varela, su historia, Edit. Plus Ultra, Bs. As. , 1975. 48. Mitre,
Bartolomé a Marcos Paz; 12 de septiembre de 1867 49. Virutas históricas; Ob. cit. , pág. 81
50. De Sarratea, M. a Marcos Paz; 22 de junio de 1867 51. Bazán, Raúl: Ob. cit. ; pág. 118
52. Juan Posse a Marcos Paz; 10 de septiembre de 1867 53. General Urquiza a Benjamín
Victorica, en Presencia de Urquiza, de Beatriz Bosch, Edit. Raigal, Bs. As., 1953. 54.
Manifiesto de López Jordán, en El revisionismo y las montoneras, Fermín Chávez, Edic.
Theoría, Bs. As. 1966. 55. Felipe Varela; 17 de octubre de 1867, en Los caudillos, de Fé1ix
Luna. 56. Varela, Felipe: Manifiesto del 1º de enero de 1868. 57. La Unión Americana, de
Chile, 1868. 58. Ortega Peña y Duhalde: Ob. cit. 59. Sarmiento en La Tribuna, 6 de febrero
de 1868 60. Gral. Urquiza a Salustiano Zavalía; 11 de. febrero de 1868 61. De Santillán,
Diego Abad: Gran Enciclopedia Argentina, Bs. As. EDIAR, 1965. 62. Sarmiento, Domingo
E a R. García; 12 de octubre de 1869 63. Teodoro Fix, en Santillán: op. cit. 64. Guido y
Spano, Carlos: Poema. 65. Rufino Blanco Fombona, citado en Carlos Pereyra: Francisco
Solano López y su drama, Edit. Patria Grande, Bs. As. 66. Mansilla, Lucio V.: citado por E.
Giménez Vega, Ob. cit. 67.Pereyra, Carlos: Ob. cit. 68. Hernández, José: en El Río de la
Plata, agosto de 1869 69. Bartolomé Mitre; 21 de febrero de 1869 70. Alberdi, Juan Bautista:
Historia de la guerra del Paraguay, Buenos Aires; Edit. Pa-tria Grande; Bs. As., 1962, pág.
156 71. Ibídem 72. Ibídem 73. Alberdi, Juan Bautista: El Brasil ante la democracia en
América, Edic. Ele, Bs. As. , 1946 74. Alberdi, Juan Bautista a Gregorio Benites; 23 de junio
de 1868, en Escritos Póstu-mos; Tomo X;pág. 44 75 Pomer, León: Ob. cit. 76 Alberdi, J. B.:
Historia de la guerra del Paraguay; Edic. Patria Grande, Bs. As. , 1962, pág. 132 77. Ibídem
78. La Nación, 28 de octubre de 1864
4- http://www.cecies.org/articulo.asp?id=167
Contrahegemonía
por Francisco Hidalgo Flor (Universidad Central del Ecuador)
CARACTERIZACIÓN
El concepto contrahegemonía da cuenta de los elementos para la construcción de la
conciencia política autónoma en las diversas clases y sectores populares. Plantea los
escenarios de disputa en el paso de los intereses particulares hacia los intereses generales,
como proceso político clave hacia un bloque social alternativo.
A inicios del siglo XXI este espacio de disputa entre el interés particular y el interés general
enfrenta al menos dos niveles, por un lado en el propio campo popular, la superación de una
visión uniclasista, unilateral economicista, del esquema de los movimientos sociales como
correa de transmisión de los partidos y el vanguardismo; y en otro nivel la confrontación con
la ideología del "fin de la historia" y la totalización del mercado.
En el primer nivel la construcción de una conciencia popular atraviesa por incorporar una
propuesta multicultural, un proyecto integral de las clases y sectores populares, una visión de
modelo de desarrollo emancipador. La experiencia de las últimas décadas, al menos en la
experiencia latinoamericana, evidencia que el eje de una construcción contrahegemónica
sería una integración entre las perspectivas emancipadoras de clase social (los trabajadores
en general), étnica (los pueblos originarios y sus culturas ancestrales), y de género (la lucha
contra el androcentrismo), junto con una propuesta de desarrollo que armonice equidad,
industria, agricultura y naturaleza.
Se trata de articular una perspectiva insertada en un proceso de liberación económica respecto
al sistema de propiedad monopólica; que integre la construcción desde abajo poder popular
multicultural que se vehiculice en un bloque social alternativo, para transformar no sólo la
estructura de poder económico, sino el sistema de poder político, disolver las estructuras
oligárquicas vigentes y viabilizar el desarrollo de la democracia, la incorporación de todos
los saberes en la edificación de una propuesta de sociedad donde quepan todos los proyectos
populares gestados desde la lucha de los partidos y movimientos sociales, desde los
movimientos étnicos y de género.
ORÍGENES:
El concepto de contrahegemonía tiene su matriz en el concepto de hegemonía desarrollado
principalmente por Antonio Gramsci (1891 – 1937), para quién en las condiciones del estado
moderno una clase mantiene su dominio no simplemente mediante una organización especial
de la fuerza, sino porque es capaz de ir mas allá de sus intereses estrechos y corporativos, de
ejercer un liderazgo moral e intelectual y de realizar compromisos con una variedad de
aliados que se unifiquen en un bloque popular.
La lucha por la hegemonía se plantea ante la consolidación de un tipo de estado que está
rodeado de una sociedad civil fortalecida, frente a la cual queda caduca una estrategia de
ataque frontal desde las clases populares, sino que hace falta una estrategia de largo alcance,
de un proceso, en el cual ocupa un lugar especial la disputa en el terreno ideológico, y ello
implica una reforma de las conciencias y los métodos de conocimiento.
ALTERNATIVA FRENTE A QUÉ:
El concepto de contrahegemonía se confronta, por un lado con los componentes sustantivos
de la modernidad capitalista: predominio de la razón científica y el pensamiento Ilustrado;
noción de progreso y acumulación ascendente; uniculturalismo; y depredación de la
naturaleza.
Por otro lado se propone, en el campo popular, superar una construcción política basada en
un sujeto restringido o unilateral, despojado de la riqueza que puede proveer su encuentro
con los otros sujetos del campo popular. Es el trabajo y la reflexión sobre formas de
construcción intersubjetivas, que deriven de resultados multiculturales y una visión pluralista
emancipadora.
REFLEXIONES:
El discurso de los movimientos populares y organizaciones políticas del campo democrático,
a inicios del siglo XXI, que están entrampados, en unos casos en el positivismo -
reduccionismo, y en otros en perspectivas de alianza capital – trabajo; veamos cada una de
estas: a) a fines de los años 70 e inicios de los 80, luego de las movilizaciones sociales que
presionan la caída de las dictaduras de la seguridad nacional, en el cono sur, se da un
movimiento ideológico clave, el obscurecimiento de las categorías sobre contradicción, y el
deslumbramiento por los conceptos de consenso y sociedad civil ( en donde el propio
Gramsci es instrumentalizado para realizar esta operación). Los espacios académicos, junto
a ellos algunos de los partidos políticos y movimientos populares, hacen desaparecer la
atención sobre las contradicciones y confrontaciones que genera el sistema capitalista en su
movimiento. El tema es como en el marco del capitalismo, tanto en sus expresiones reales,
como en las expresiones ideológicas que lo justifican, es factible dar atención, en los estudios,
pero también en las políticas gubernamentales, a los "mas pobres", sin poner atención a las
maquinarias que reproducen el poder; b) aquellas organizaciones que sostienen aspectos
medulares del discurso de denuncia, como las reivindicaciones de clase o la alerta
antiimperialista, pero que le cuesta mucho asumir la complejidad de los cambios reales
asumidos por la fase de evolución capitalista actual, llamada globalización, diversificación
de las relaciones capital – trabajo, alejamiento del capital de los procesos productivos, las
repercusiones sociales de los procesos de polarización y exclusión. Son discursos efectivos
para la reivindicación gremial, pero insuficientes para un programa de largo aliento anti –
capitalista; c) aquellas organizaciones o movimientos construidos bajo las visiones de la
diversidad, por ejemplo étnicas o de género, pero a las cuales cuesta asumir el
entrelazamiento de ellas con las condiciones de dominio de clase.
Fuentes:
Carlos Nelson Coutinho (2004). "Gramsci y el "sur" del mundo". En: Poder y Hegemonía
Hoy. Edic. BUAP y Plaza Valdés - México
Jeremy Lester (2001). "The contemporany relevante of Gramsci in the counter – hegemonic
struggle". II Seminario de la International Grasmci Society – Brasil.
Dora Kanoussi (2000). "Una introducción a los Cuadernos de la Cárcel de Antonio Gramsci".
Edic. BUAP y Plaza Valdés – México.
Manuel Sacristán (1998). "El orden y el tiempo". Edic. Trotta - España
Jaime Breilh (2003). "Ciencia emancipadora e Interculturalidad" Lugar Editorial –
Argentina.
5- http://www.labaldrich.com.ar/wp-content/uploads/2013/05/John-William-Cooke-
Apuntes-para-la-militancia.pdf
"Las ideas dominantes son las ideas de las clases dominantes". La frase
de Marx constituye el punto de partida irrenunciable para quien quiere
comprender las fuerzas en conflicto. Ideas que son dominantes porque
corresponden a un sistema de producción y de reproducción de las
condiciones materiales de existencia – de que esas ideas son el
correspondiente en el plano de la subjetividad. Fenómeno que
corresponde al concepto de "hegemonía", tal como fue rescatado y
redefinido por Gramsci, volviéndose así un elemento indispensable para
cualquier estrategia de transformación revolucionaria, tanto de sus
elementos materiales como de sus dimensiones culturales.
Junto a esa zona gris del modelo económico actual se encuentran los
paraísos fiscales y todo lo que encubren (lavado de dinero del
narcotráfico, del comercio clandestino de armas, de gobernantes
corruptos, etc.), elementos esenciales de la modalidad de producción,
de comercio y de circulación financiera en el mundo actual. El combate a
la especulación financiera y la lucha por el fin de los paraísos fiscales,
aunque parezcan elementos marginales en el sistema económico
vigente, constituyen puntos frágiles esenciales y pueden constituir la
base de denuncias sobre la naturaleza de una economía delictiva, de
Estados y grandes corporaciones involucrados en ellas.
Es lo que sucede con parte de las ONGs, que a pesar de sus definiciones
programáticas terminan girando alrededor de la agenda del Banco
Mundial o de gobiernos que pretenden cooptarlas. La alternativa no es,
entonces, entre sociedad civil o Estado, o entre fuerzas sociales o
políticas, ya que la lucha social no se sustenta en el vacío político.
La lucha por impedir una nueva ronda mundial del comercio, que
pretende convocar la OMC, debe continuar siendo uno de los objetivos
centrales de nuestra resistencia, que comenzó a cobrar trascendencia
mundial justamente en Seattle cuando logramos impedir la reunión de
aquella organización. Aun más, después de Porto Alegre estamos
comprometidos en diseñar y encontrar los medios de poner en práctica
el tipo de comercio alternativo que queremos, las formas equitativas de
comercio basadas en las necesidades de los pueblos y no en la simple
búsqueda de ganancia.
Contrahegemonía Nuestramericana
por Claudio Gallegos CONICET/ Universidad Nacional del Sur
Definición o caracterización:
Generación de una nueva visión del mundo que se enfrenta al orden hegemónico mediante la articulación
de un proyecto de consenso alternativo. En este sentido, las clases subalternas toman la iniciativa
política, y presentando sus intereses en un plano universal intentan cambiar la dirección de las fuerzas
necesarias para la configuración de un nuevo bloque histórico, apelando a la transformación de las
conciencias subjetivas y a una reforma moral e intelectual.
Origen:
Originalmente, en la tradición marxista y especialmente en Lenin, el concepto hegemonía hacía
referencia a la dirección política de una alianza de clases. Con Gramsci se alcanza la distinción entre
sociedad civil y sociedad política, aunando componentes materiales e ideales en la noción de bloque
histórico, y conceptualizando el cambio y la revolución con la forma de un proceso de difícil consecución,
y no de acontecimiento único e irreversible. El bloque que está en el poder construye las líneas de
defensa que disimulan la coerción, e intenta la articulación de una conjunción de grupos sociales en
torno suyo en base a una visión compartida. Esos hiatos, propios de una articulación disímil, son la
condición de posibilidad de la construcción de un proyecto alternativo, o contrahegemonía, mediante lo
que Gramsci denomina una “guerra de posiciones” (liberada en un espacio social amplio y heterogéneo;
incluyendo más de un frente simultáneo; con avances y retrocesos parciales).
Alternativa o innovación:
(Alternativa)
La construcción de contrahegemonía nuestramericana, tiene como objetivo oponerse a todo proyecto
imperialista que se proclame hegemónico y se caracterice por la desregulación en el plano económico y
la mercantilización de la vida social en el plano cultural. Dicho proyecto económico y político imperial en
la actualidad ha producido un desplazamiento, impulsado y apoyado por los Estados, del centro de toma
de decisiones hacia instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial. Pero si nos retrotraemos en el tiempo podemos rastrear el desarrollo de las iniciativas
contrahegemonicas que arranca del siglo XIX después de la independencia de Haití en 1804. Luego
contamos con la revolución mexicana de 1910; el movimiento indígena encabezado por Quintín Lamé
en Colombia en 1914; el movimiento sandinista en Nicaragua en los años veinte y treinta, y su triunfo
en los ochenta; la democratización radical en Guatemala en 1944; el surgimiento del peronismo en
1946; el triunfo de la revolución cubana en 1959; la llegada al poder de Allende en 1970; el movimiento
Sin Tierra en Brasil desde los ochenta, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional desde 1994, y el
accionar de los actúales presidentes Hugo Chávez en Venezuela desde 1999 y Evo Morales en Bolivia
desde 2006. La mayoría de estas experiencias tenían en frente al avasallador poder imperialista.
(Innovación)
La teorización gramsciana acerca de la hegemonía y la contrahegemonía se vincula históricamente a un
modelo de capitalismo denominado fordista. En NuestrAmérica, su valorización se producirá en el
contexto de la caída de las dictaduras de los años 80, dada la necesidad de generar un marco explicativo
que pudiera dar cuenta de los procesos sociopolíticos de la segunda mitad del siglo XX. La
conceptualización de un nuevo paradigma posfordista, la emergencia de una nueva pluralidad de sujetos
y la activación política de la conciencia étnica y cultural de las últimas décadas, sumadas a la crudeza
de la aplicación del modelo neoliberal y sus salvajes consecuencias, devuelven al concepto de
contrahegemonía al primer plano en las luchas culturales por un “nuevo mundo posible”. Pero estas
luchas contrahegemónicas sólo serán consecuentes si no excluyen la iniciativa de las bases en sus filas,
oponiéndose a los ambientes de verticalismo y subordinación mediante la consigna “abajo y a la
izquierda”.
Pueden evidenciarse dos tipos principales de respuesta contrahegemónica. El primero no renuncia a la
articulación de una hegemonía alternativa, opuesta al neoliberalismo. La hegemonía a la que se enfrenta
se define por el papel predominante de EEUU en materia de política internacional, y en el plano
económico, por la imposición de políticas que desmantelan los Estados de Bienestar. Este proyecto
contrahegemónico rechaza la dominación imperialista norteamericana, confía en un fortalecimiento de
las izquierdas y propone una postura defensiva contra el capital, mediante un mayor control del poder
por parte de los Estados. En esta línea se enmarcan algunas medidas propuestas desde los Foros
Sociales Mundiales (Tasa Tobin, abolición de la deuda externa y regulación del mercado internacional,
entre otras).
El segundo se opone al capital en general, tanto el regulado por el Estado como el que no, y persigue
una democracia global que supere las divisiones nacionales, comprendiendo al Estado como una forma
de dominación y como una apropiación de la expresión subjetiva en todos los casos. Este proyecto
contrahegemónico se organiza por medio de la forma red que adopta la multitud, de acuerdo con la
teoría expuesta por Hardt y Negri fundamentalmente.
Modalidad:
Si bien los espacios nacionales se han caracterizado por ser los escenarios concretos donde se desarrolla
la disputa hegemónica, si analizamos las correlaciones de fuerzas se evidencia la inclusión obligatoria
del marco mundial como elemento condicionante en relación al tipo de inserción internacional de cada
país. Seattle marca un punto de inflexión en las protestas internacionales contra la mundialización
neoliberal. Las multitudinarias protestas ocurridas en noviembre de 1999 contra la reunión de la
Organización Mundial del Comercio criticaron la visión optimista de la mundialización capitalista a través
de organismos internacionales con el apoyo de los gobiernos neoliberales de diversos países, poniendo
de manifiesto la amplitud del descontento social generalizado.
La organización y consecución del Foro Social Mundial es otro hito. Plural y heterogéneo por definición
(formado por viejos y nuevos movimientos sociales, ONGs, redes de acción cívica y colectivos políticos
y sociales con las más diversas concepciones, intereses, señales de identidad y recursos
organizacionales), y de naturaleza eminentemente global, el activismo transnacional emergente logró
rediseñar la cartografía de la política contemporánea.
Reflexiones conclusiones y/o perspectivas
Las iniciativas de contrahegemonía o cualquier otra manifestación alternativa o de oposición, en la
práctica de NuestrAmérica, se hallan relacionadas con lo hegemónico, es decir, la clase dominante
produce las condiciones de posibilidad que permiten y a la vez limitan determinadas formas de
resistencia. De todas maneras representan rupturas significativas, que a través de sus elementos más
activos intentan mantener su independencia y originalidad. En otras palabras, los modelos hegemónicos
con predominio de elementos de dominación, más que de consenso, tienden a producir una acumulación
de fuerzas antisistémicas que pueden derivar en una nueva lucha.
En los últimos años, sin embargo, la rutina en la denuncia del "imperialismo cultural” descubre por todas
partes la resistencia popular, basándose más en aspiraciones políticas que en hechos reales. Se
atribuyen propiedades de resistencia contra el poder a fenómenos que son más bien recursos populares
para resolver problemas u organizar la vida al margen del sistema hegemónico (solidaridad barrial,
fiestas tradicionales, etc.). En otros casos, las manifestaciones de “pretendida contrahegemonía"
representan más bien la ambigüedad, el carácter irresuelto de las contradicciones en las clases
subalternas (por ejemplo, defensas de intereses localistas que no cuestionan los resortes básicos del
capitalismo, entre las cuales el “glocalismo” constituye un capítulo fundamental). Precisamente es
necesario superar el lugar actual de resistencia, pensando en una política activa, generadora de
contrahegemonía.
Por otra parte, es necesario evitar caer en la trampa de la unilateralidad de las interpretaciones que sólo
registran en las prácticas de grupos y organizaciones populares su resistencia al poder, que las analizan
siempre como agentes contrahegemónicos. Las organizaciones populares — además de representar los
intereses de trabajadores o consumidores— participan de las relaciones sociales y las reglas de poder
fijadas por el sistema, por lo que existe una múltiple vinculación (con sindicatos, procesos de consumo,
en la competencia sexual, cultural, barrial u otros espacios), que es necesario considerar para entender
las contradicciones y ambigüedades de las organizaciones populares, de sus líderes y militantes.
Fuentes:
· ARICÓ, José (1988), La cola del diablo. Itinerario en América Latina. Buenos Aires. Puntosur Editores.
· CAMPIONE, Daniel (2006), Hegemonía y contrahegemonía en la América Latina de hoy. Algunos puntes
hacia una nueva época, en: http://www.rebelion.org/noticias.php?id=11306
· GRAMSCI, Antonio (1999), Cuadernos de la Cárcel. México. ERA.
· GÓMEZ, José María (coord.) (2004), América Latina y el (des)orden global neoliberal. Hegemonía,
contrahegemonía, perspectivas. Buenos Aires. Clacso
Las clases subalternas no son sólo clientes o las beneficiarias directas del
cambio social, sino que son sus propios protagonistas y participantes en un
marco de autonomía moral, intelectual, política y organizativa. Esto tendra
consecuencias fundamentales sobre la concepción de las organizaciones de
lucha social y política.
Se trata, pues de elaborar una concepción nueva, que parta del sentido
común, no para quedar estancada en el sentido común, sino para criticarlo,
depurarlo, unificarlo y elevarlo a lo que Gramsci llama buen sentido, que
es para él la visión crítica del mundo. Este proceso queda claramente
establecido en el siguiente pasaje:
Recordando siempre que para Gramsci, una cosa es posser las facultades
de construcción intelectual (que es de todos y todas), y otra cumplir la
función social de los intelectuales. De manera que el sentido comun
hegemónico actúa como precipitado histórico, como sedimentación el
discurso hegemónico constituyendo la visión que los sujetos hacen suya
como reconocimiento de su propia concepción del mundo, a partir de
dispositivos de saturación de sentidos y significados, que sustentan o
incrementan reiteradamente el poder ideológico de las clases
dominantes. Interesante en este punto, es observar como la propia clase
política dirigente de la revolución se impregna de la ideología dominante,
reproduciéndola y marcando los límites de lo posible en concordancia con
sus nuevas condiciones de existencia material; es decir, como
controladores inmediatos de recursos económicos, cargos y funciones de
dirección política.
De manera que una clase política dirigente que no este comprometida con
la formación de núcleos de buen sentido, que no estimule la conciencia
crítica en contra de la hegemonía del bloque social dominante, que no
favorezca la impugnación y desarrollo del pensamiento crítico y
revolucionario, junto con luchas que afecten las relaciones de dominación
establecidas, sino que más bien contribuya a reforzar el sentido común
hegemónico trabajando a favor del pacto con los sectores dominantes para
un proceso de estabilización de la hegemonia capitalista no puede
considerarse una concepción afín a una revolución socialista.
Por eso hay que tener cuidado con los fetiches, incluso con los fetiches
revolucionarios, que como hemos señalado reaparecen en todas las
experiencias de las revoluciones confiscadas o interrumpidas. Por ejemplo,
sabemos que una conceptualización marxista puede estar encriptada y
vociferada en una corporalidad academicista, con una actitud teorizante,
buscando la lucha por el reconocimiento en el espacio universitario, para
reclamar un rango e una jerarquía de intelectuales domesticados. Esta
corporalidad del mandarín intelectual contribuye poco al derrumbre del
sistema de dominación, explotación y desigualdad. Eso no significa que
todos los intelectuales marxistas son mandarines y burócratas de la teoría
revolucionaria, pero hay vociferantes marxistas cuya actitud es la de
intelectuales tradicionales (A. Gramsci dixit), es decir, no son intelectuales
orgánicos a la construcción de un nuevo bloque histórico.
Desde este marco y para Venezuela, los obstáculos son dos: ante la partida
física de Chávez, algunas voces se han refugiado en la compensación
radical, se han tornado más radicales que Chávez reclamando ser
portadores exclusivos del legado revolucionario de Chávez. Obviamente
construyen un Chávez a la medida de su radicalismo.
Otros, en cambio, pretenden hacer un montaje inverso: pretenden
posicionarse desde el legado de Chávez gobernante, destruyendo en los
hechos su mensaje y accion revolucionaria. Se trata de los Socialistas de
fachada que han preparado las condiciones para una capitulación de la
praxis revolucionaria en nombre del pragmatismo del poder.
¿Socialdemócratas? ¿Reformistas? ¿Salto atrás?
Más allá de las fraseologías, más allá de las vociferaciones, más allá de
verbos exaltados; los revolucionarios y revolucionarias que creen que la
teoría revolucionaría ya ha sido elaborada ex ante para ser símple y
mecánicamente aplicada, son los primeros en reconstruir de cabo a rabo un
régimen social y político de mando y explotación. Allí el opuesto al
anterior: la compensación radical: una suerte de chavismo radical
encallejonado en sus frases fosilizadas.
Podríamos listar las acciones (nos las verborreas exaltadas), las prácticas,
las intenciones y sus impactos reales para comprender si la direccionalidad
del proceso apunta a una revolución anticapitalista.
Y lo más importante:
El futuro del nuevo Socialismo del siglo XXI vuelve a colocar en el centro
del debate el tema de la dominación, de la coerción, de la hegemonía
ideológica, de la discriminación, del control social, y de la exclusión como
formas de opresión que no pueden confrontarse exclusivamente bajo los
formatos de la política partidista. Una nueva forma-partido pasará
inevitablemente a cumplir un papel subsidiario, mediador y articulador
de otras formas de agregación de intereses, sin poder sustituirlas,
convirtiéndose posiblemente en un traductor social, político y cultural de
la nueva agenda de democratización del campo social.
Por tanto, los discursos no son inocentes, son emblemas de lucha que
prefiguran experiencias. Esto sucede con el uso y abuso del término
hegemonía. La hegemonía nace en la fábrica para Gramsci, pero también
nace en otros espacios de poder, desde la familia hasta el centro
comercial. La seducción, sugestión, influencia-persuasión coactiva son
parte de los dispositivos de control, vigilancia y normalización social.
Nuevos fenómenos de protesta colocan estos terrenos de lucha en la
agenda, y no pueden abordarse con simples medidas represivas o de
contra-propaganda política. El asunto es mucho más complejo, es una
pedagogía de la liberación social y cultural la que esta a la orden del día.
No se trata de hegemonía sino de liberar-nos de la racionalidad de la
hegemonía. Es, en principio, contra-hegemonía, en segundo lugar, elogio
de la diversidad político-cultural, del pluralismo socialista, no de una
nueva hegemonía, de una nueva lengua-cultura de dominio social.
“En este dominio es preciso decir que los primeros en ser olvidados son
justamente los primeros elementos, las cosas más elementales, y como se
repiten infinidad de veces, se convierten en los pilares de la política y de
no importa cuál acción colectiva. El primer elemento es de que existen
realmente gobernados y gobernantes, dirigentes y dirigidos. Toda la
ciencia y el arte político se basan en este hecho primordial, irreductible
(en ciertas condiciones generales). Sus orígenes constituyen un problema
en sí, que deberá ser estudiado en sí (por lo menos podrá y deberá
estudiarse cómo atenuar y hacer desaparecer el hecho mutando aquellas
condiciones que sean identificadas como actuantes en este sentido), pero
permanece la consideración de que existen dirigentes y dirigidos,
gobernantes y gobernados. Partiendo de este hecho habrá que analizar
como dirigir de la manera mas eficaz (dados cierto fines) y por lo tanto
cómo preparar de la mejor forma a los dirigentes (y en esto consiste
precisamente la primera sección de la ciencia y del arte político). Pero
habrá que analizar además, por otro lado, cómo se conocen las líneas de
menor resistencia o racionales para obtener la obediencia de los dirigidos
o gobernados. Para formar los dirigentes es fundamental partir de la
siguiente premisa: ¿Se quiere que existan siempre gobernados y
gobernantes, o por el contrario, se desean crear las condiciones bajo las
cuales desaparezca la necesidad de la existencia de esta división?, o sea,
¿Se parte de la premisa de la perpetua división del género humano o se
cree que tal vez tal división es solo un hecho histórico, que responde a
determinadas condiciones? Sin embargo, es necesario tener claro que la
división entre gobernados y gobernantes, si bien en ultima instancia
corresponde a una división de grupos sociales, existe también, en el seno
del mismo grupo, aunque este sea homogéneo desde el punto de vista
social. En cierto sentido, se puede decir que tal producto de la división
del trabajo es un hecho técnico. Sobre esta coexistencia de motivos
especulan quienes ven en todo, solamente “técnica”, necesidad “técnica”,
etc., para no plantearse el problema fundamental. Dado que también en el
mismo grupo existe la división entre gobernantes y gobernados, es
preciso fijar algunos principios inderogables. Y es justamente en este
terreno donde ocurren los “errores” más graves, donde se manifiestan las
incapacidades más criminales y difíciles de corregir. Se cree que, una vez
planteado el principio de la homogeneidad de un grupo, la obediencia no
solo debe ser automática y existir, sin una demostración de su
“necesidad” y racionalidad, sino que debe ser también indiscutible,
(algunos piensan y lo que es peor actúan según este pensamiento, que la
obediencia “vendrá” sin ser exigida, sin que sea indicada la vía a seguir).
Es así difícil extirpar de los dirigentes el “cadornismo”, o sea la
convicción de que una cosa será hecha porque el dirigente considera justo
y racional que así sea.”
¿Qué nos enseña Gramsci? Una vía para la crítica radical de la separación
entre dirigentes y dirigidos, entre gobernantes y gobernados. Así mismo,
una crítica al “cadornismo”: El término proviene del General Luigi
Cadorna, jefe del estado mayor del ejército italiano durante la retirada de
Caporetto (1917), de la cual fue el principal responsable. Caporetto puso
en evidencia el carácter erróneo de la conducción del ejército italiano, y el
“cadornismo” simboliza aquí el burocratismo o el autoritarismo de los
dirigentes que consideraban como superfluo el trabajo de persuasión de
los “dirigidos” para obtener su adhesión voluntaria. En fin, la sustitución
del mando vertical por el diálogo persuasivo, pedagógico y liberador:
“obtener su adhesión voluntaria”. Se trata de una acción contra-
hegemónica con la finalidad de argumentar las razones de una acción o
decisión, y obtener adhesiones voluntarias. Nada de persuasiones
coactivas, manipulaciones simbólicas o imposición de criterios.
Gramsci continua: “De allí que sea difícil también, extirpar el hábito
criminal del descuido en el esfuerzo por evitar sacrificios inútiles. Y sin
embargo, el, sentido común muestra que la mayor parte de los desastres
colectivos (políticos) ocurren porque no se ha tratado de evitar el sacrifico
inútil, o se ha demostrado no tener en cuenta el sacrificio ajeno y se jugó
con la piel de los demás. Cada uno habrá oído narrar a los oficiales del
frente cómo los soldados arriesgaban realmente la vida cuando realmente
era necesario, pero cómo en cambio se rebelaban cuando eran
descuidados. Una compañía era capaz de ayunar varios días si veía que
los víveres no alcanzaban por razones de fuerza mayor, pero se
amotinaba si por descuido o burocratismo se omitía una sola comida. Este
principio se extiende a todas las acciones que exigen sacrificio. Por lo cual
siempre, luego de todo acontecimiento, es necesario ante todo buscar la
responsabilidad de los dirigentes, entendida esta como el sacrifico estricto
(por ejemplo: un frente esta constituido por muchas secciones y cada
sección tiene sus dirigentes. Es posible que de una derrota sean mas
responsables los dirigentes de una sección que los de otra, pero se trata de
una cuestión de grados y no de eximir de responsabilidades a ninguno).”
Para una revolución que aspira el autogobierno popular: “¿Se quiere que
existan siempre gobernados y gobernantes, o por el contrario, se desean
crear las condiciones bajo las cuales desaparezca la necesidad de la
existencia de esta división?, o sea, ¿Se parte de la premisa de la perpetua
división del género humano o se cree que tal vez tal división es solo un
hecho histórico, que responde a determinadas condiciones?”.
jbiardeau@yahoo.com.mx
“Yo soy uno de los convencidos en este mundo, que la única manera para que se acabe la
pobreza es aquella que dice: ‘Si quieres acabar con la pobreza, dale poder a los pobres’.
¡Poder para los pobres!, ¡poder para el pueblo!”.
“El poder para nosotros es sólo un instrumento para hacer justicia y, además, un
instrumento para redistribuirlo y cada día transferirle mayores cuotas de poder político,
económico, al pueblo, a la mayoría, a la nación”.
“El protagonismo popular es un concepto bolivariano, democrático y eminentemente
revolucionario y se acerca a los mecanismos de una democracia que hoy no puede ser —lo
entendemos— exacta y absolutamente directa; pero sí tiene que ser protagónica”.
“El pueblo, más que una abstracción, debe ser una realidad concreta”.
“No en todos los tiempos hay pueblo, no basta que vivan veinte millones de habitantes en
un territorio de 912.050 km2 para que haya pueblo, no. Es una condición necesaria, mas
no es una condición suficiente; tiene que haber algo más para que ese conglomerado
humano, para que esa muchedumbre humana, permítanme la expresión, sea de verdad un
pueblo”.
“¿Cuáles serían las condiciones necesarias, esenciales, para que un grupo humano
pueda ser considerado un pueblo? Al menos dos condiciones esenciales: una de ellas es
que ese conglomerado tenga y comparta glorias pasadas, que comparta las glorias de su
pasado, conociéndolas, teniendo conciencia de dónde vienen. La otra es que no se quede
de espaldas, mirando hacia el pasado, sino que contemple su historia con una especie de
visión jánica, como aquel dios Jano de la mitología, que tenía dos caras: una mirando al
pasado y otra mirando al futuro”.
“Un pueblo sabio es instrumento vivo de su propia liberación, de su propia independencia
y de su propia grandeza”.
“Una revolución profunda es una revolución que comienza siendo ética y moral”, porque
ante todo “la revolución es un hecho cultural”
Muy tempranamente, el Comandante Chávez comenzó trabajar para
contrarrestar la hegemonía norteamericana mediante la integración de los
pueblos, y la integración latinoamericana. Revitalizó la OPEP, lo cual dio lugar al
aumento de precios del petróleo que permitió tener recursos para el
financiamiento de los planes sociales. A partir de 2003, se manifestó cada vez
con más fuerza y claridad, por ejemplo
“El Alca no es una solución a los graves problemas de América Latina, sino que sería un
agravante terrible, porque no prevé nada para los sin techo, los sin escuela, los sin
trabajo, por eso decimos que sería un mecanismo de integración desintegradora, porque
contribuiría a incrementar los grados de desintegración que tienen nuestras sociedades y
de divisiones muy peligrosas, porque ése es el caldo de cultivo para la violencia”. (2003)
“La alianza bolivariana (ALBA) no sólo es una urgencia histórica, sino la vía inexorable
para hacerle frente a la crisis estructural del capitalismo y, por eso mismo, el instrumento
unitario de mayor voluntad política a la hora de actuar en función de la impostergable
unidad de Nuestra América”. (2004)
Sostenía que “no hay que olvidar nunca que hay que avanzar y al mismo
tiempo cerrarle el paso a la contrarrevolución que impulsa Estados Unidos”, y
que
“La única amenaza real y verdadera para todos nosotros es la continuidad de la
hegemonía del imperialismo yanqui”
A ese proyecto tenemos que oponer la integración latinoamericana como condición previa
para cualquier negociación con una economía que representa el 70% de la totalidad del
continente. Del resultado de esa resistencia dependerá en gran parte el futuro del
continente, su capacidad de integración soberana o subordinada a lo largo del nuevo siglo.
En el camino de la integración latinoamericana el Comandante fue un motor
continuo de iniciativas y mecanismos que la hicieran cada vez más posible:
creación del ALBA (2004), Comunidad Suramericana de Naciones (CSN) (2004)
luego UNASUR, PETROCARIBE (2005), TELESUR (2005), Protocolo de Adhesión
de Venezuela al MERCOSUR (2006), CELAC (2010) y un gran conjunto de
relaciones bilaterales de apoyo e intercambio con los países hermanos. Siempre
creyó en la posibilidad de derrotar al imperialismo, sostenía:
“La América Latina ha empezado a cambiar y un nuevo rostro está definiéndose en
América Latina, en el Caribe. Estamos viviendo tiempos cruciales. Está muriendo una
época y está naciendo otra época”
El cambio y transformación social que se inició con el proceso bolivariano
significó para el movimiento feminista de las mujeres dos avances
importantísimos:
Irrupción de las mujeres y sus derechos en la agenda política: los temas de
las mujeres alcanzan presencia en la agenda política, con el impulso de una
institucionalidad que se fue desarrollando en el Estado y con el concurso de
diferentes formas organizativas de mujeres.
Partiendo de la plataforma de la CRBV se desarrollaron nuevas formas
comunitarias populares de mujeres, con amplia participación, que si bien
lucharon por intereses prácticos y principalmente de clase, fueron
afirmando en su accionar una conciencia de género novedosa.
Las mujeres del pueblo fueron las primeras defensoras y multiplicadoras de los
diferentes mecanismos que el Comandante fue impulsando para hacer
desaparecer la pobreza y para ir incluyendo y generando educación social y
política. Ellas contribuyeron a cambiar la cultura política, tomaron la palabra
hasta en los rincones más alejados con la convicción del derecho de
participación y protagonismo. Es parte de la construcción del poder desde
abajo, que luego cristalizará en la concepción del poder popular y sus leyes
(2010).
En los primeros años de gobierno hubo un importante aumento tanto del
gasto público como del gasto social. El Gasto Público como porcentaje del
Producto Interno Bruto pasó de 22,7% en 1998 a 27,8% en el año 2001. El Gasto
Social como porcentaje del Gasto Público pasó de 8,4% en 1998 a 11,3% en
2001. En Venezuela a partir del año 2004, las estadísticas muestran una
reducción sistemática de la pobreza, llegando la proporción de hogares pobres a
menos de la mitad de lo encontrado al comienzo de la etapa bolivariana. Los
hogares más beneficiados por la reducción de la pobreza fueron los hogares
encabezados por mujeres. Las Misiones Sociales y Educativas son la estrategia
de cambio social a la que temprana y masivamente se incorporaron las mujeres,
en las misiones educativas las mujeres tuvieron alrededor del 70% de
participación.
También se fue creando una institucionalidad para saldar la brecha histórica
de la desigualdad y la inequidad de género Desde este punto de vista, el Estado
venezolano ha venido desarrollando una institucionalidad conformada por el
Instituto Nacional de la Mujer (InaMujer) creado en 1999; el Banco de
Desarrollo de la Mujer (BanMujer) creado 2001; y la misión Madres del Barrio
“Josefa Joaquina Sánchez” en 2006 y el Ministerio del Poder Popular para la
Mujer y la Igualdad de Género en 2009. También hubo importantes logros
legislativos como la Ley por el Derecho de las Mujeres a una vida libre de
violencia (2007) y la Ley del trabajo, las trabajadoras y los trabajadores (2012).
A medida que se va construyendo el poder popular, y con amplia participación
de las mujeres, también va apareciendo una mayor conciencia de las
determinaciones de género y la sujeción específica que implica, y va
apareciendo la temática en reuniones, documentos y otros en los que se
prefigura la transformación y emancipación. También va siendo cada vez más
comprendida la relación entre socialismo y feminismo, se van posicionando
consignas que mucho dicen del rumbo ideológico, tales como “sin feminismo no
hay socialismo”, “sin feminismo no hay revolución” que van cristalizando la
conceptualización del socialismo feminista, hoy bandera del feminismo de
izquierda venezolano.
El propio presidente Hugo Chávez contribuyó con este impulso cuando, a
partir de 2005 propuso la idea del socialismo del siglo XXI. En enero de 2005,
Chávez anunció al Foro Social Mundial en Porto Alegre, Brasil, que era hora de
recuperar el sueño socialista. El llamado de Chávez a la construcción de un
nuevo socialismo para el siglo XXI marcó un punto de inflexión en la historia.
Antes de ese momento, incluso sectores de la izquierda creían que el colapso de
la Unión Soviética había anunciado la muerte del socialismo. Hugo Chávez fue el
gran revitalizador del socialismo como utopía pero también como ruta concreta
para construir sociedades más humanas, más solidarias y más fértiles para el
despliegue personal, con prioridad de la propiedad y bienes sociales por sobre la
acumulación, de las políticas sociales sobre los equilibrios económicos, de lo
popular por sobre la administración burocrática, apoyado en el pueblo y
enfrentando a las élites e indisolublemente unido a la soberanía nacional y la
democracia real participativa y protagónica.
Haciendo honor a su visión de que el socialismo se va construyendo en la
práctica, en la lucha contra todas las dominaciones y haciendo irreversibles los
avances hacia la justicia social y la igualdad, y la efectiva democratización de la
sociedad en todos los órdenes; a partir de 2007, el Comandante Chávez fue
declarándose cada vez con mayor frecuencia feminista, e instando a erradicar el
machismo, y construir una sociedad de iguales. Fue a partir de sus discursos que
se dio a conocer la frase de Louise Kneeland “El socialista que no es feminista
carece de amplitud. Quien es feminista y no es socialista carece de estrategia”
(Chávez, 2009), llegando a apoyar el concepto de socialismo feminista.
Soy feminista, el capitalismo es machista. Estoy convencido que para salvar este mundo se
necesita el espíritu de las mujeres.
“El socialismo del siglo XXI es antimachista. Admiro a la mujer y su lucha y su batalla, y
llamo a los hombres de Venezuela a que desterremos para siempre el machismo de esta
tierra, para que algún día declaremos a Venezuela territorio libre de machismo”.
(12/04/2007, “Aló, Presidente”, Programa Nº 281).
“Soy feminista lucho y lucharé sin tregua porque la mujer venezolana ocupe el espacio que
tiene que ocupar, en el corazón, en el alma de la Patria nueva, de la Revolución socialista”
(16/09/2010, Juramentación de las “Guardianas de Chávez”). Y aseguraba que “…la
dignidad de un pueblo pasa por la dignidad de las mujeres”, porque “…La Revolución
socialista debe ser feminista, defender a las mujeres que han sido explotadas, ellas y sus
hijas e hijos”. (10/12/2011, frente a comuneras del Hato “El Porvenir”).
Destaca la audacia del Comandante al derrotar prejuicios y apurar los procesos
de cambio en la región. “Si bien el rescate del socialismo era audaz, declararse
como feminista era más audaz aún”
El proceso bolivariano ha ampliado el campo de lo político, lo ha complejizado,
profundizado y ha incluido una variedad de sujetos y sujetas antes limitados a la
subalternidad, entre ellos de manera clara han emergido las mujeres y
especialmente las del pueblo. Hay un hacer política desde lo popular, y en este
sentido la visibilidad y la imaginación va mostrando los rostros diversos de la
opresión. Sabemos, desde hace mucho tiempo, que la subalternidad femenina
tiene dificultades propias no solamente por las costumbres y el patriarcado
milenario, sino también y principalmente porque cruza las sensibles esferas de
la afectividad y la cotidianeidad. Ése es su desafío y ésa es su fuerza
revolucionaria.
Caracas, 8 de marzo de 2015
i Sanin, Nohemi (1989) Los muertos de la deuda o el final de la Venezuela
Saudita. Caracas: Ediciones Centauro
ii Hugo Chávez. La construcción del Socialismo del siglo XXI: Discursos del
Presidente ante la Asamblea Nacional (1999-2012) Caracas, Ediciones de la
Asamblea Nacional, 2013
iii Pensamientos del Presidente Chávez. Compilación: Salomón Susi Sarfati.
Caracas, Ediciones Correo del Orinoco, 2011