1. El Cid convoca a sus vasallos para informarles de su destierro por orden del rey. Aunque se sienten tristes, sus vasallos deciden acompañarle en el exilio.
2. Al salir de su ciudad natal, Vivar, el Cid ve presagios que le indican que aunque es desterrado, regresará con honores.
3. Al llegar a Burgos, nadie le ofrece hospedaje por miedo al rey. El Cid se ve obligado a acampar fuera de la población.
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1. El Cid convoca a sus vasallos para informarles de su destierro por orden del rey. Aunque se sienten tristes, sus vasallos deciden acompañarle en el exilio.
2. Al salir de su ciudad natal, Vivar, el Cid ve presagios que le indican que aunque es desterrado, regresará con honores.
3. Al llegar a Burgos, nadie le ofrece hospedaje por miedo al rey. El Cid se ve obligado a acampar fuera de la población.
1. El Cid convoca a sus vasallos para informarles de su destierro por orden del rey. Aunque se sienten tristes, sus vasallos deciden acompañarle en el exilio.
2. Al salir de su ciudad natal, Vivar, el Cid ve presagios que le indican que aunque es desterrado, regresará con honores.
3. Al llegar a Burgos, nadie le ofrece hospedaje por miedo al rey. El Cid se ve obligado a acampar fuera de la población.
1. El Cid convoca a sus vasallos para informarles de su destierro por orden del rey. Aunque se sienten tristes, sus vasallos deciden acompañarle en el exilio.
2. Al salir de su ciudad natal, Vivar, el Cid ve presagios que le indican que aunque es desterrado, regresará con honores.
3. Al llegar a Burgos, nadie le ofrece hospedaje por miedo al rey. El Cid se ve obligado a acampar fuera de la población.
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Almutamiz, rey de Ruy Díaz, cuando
Sevilla. aquello oyó, pensó que
Poema del Cid: no estaría bien el no Ruy Díaz el Cid, cuando acometerlos y fue contra Cantar primero: supo que así venían Destierro del Cid ellos y luchó con ellos en contra el rey de Sevilla, el campo, y duró la [Poema - Texto completo.] que era vasallo y pechero batalla campal desde la del rey don Alfonso, su hora de tercia hasta la de Anónimo: Cantar de mío señor, lo tomó muy a mal Cid mediodía, y fue grande la y le pesó mucho; y envió mortandad que allí hubo a todos cartas de ruego de moros y de cristianos para que no viniesen en la parte del rey de contra el rey de Sevilla ni Granada, y vencióles el CANTAR PRIMERO le destruyeran su tierra, Cid y les hizo huir del Destierro del Cid por la obligación que campo. Y cogió tenían con el rey don prisionero el Cid en esta Falta la primera hoja del Alfonso (y les decía que códice del Cantar, que se batalla al conde García si, a pesar de todo, Ordóñez y le arranchó un suple con el siguiente querían hacerlo, supiesen relato tomado de mechón de la barba y a que no podría estarse el otros muchos caballeros la Crónica de los veinte rey Alfonso sin ayudar a reyes: y a innumerables su vasallo, puesto que era guerreros de a pie. Y los Envió el rey don Alfonso pechero suyo). El rey de tuvo el Cid presos tres a Ruy Díaz mío Cid por Granada y los ricos días, y luego los soltó a las parias que le tenían hombres no atendieron todos. Después de que dar los reyes de en nada a las cartas del haberlos cogido Córdoba y de Sevilla Cid, y fueron todos con prisioneros mandó a los cada año. Almutamiz, rey mucha fuerza y suyos recoger los bienes de Sevilla, y Almudafar, destruyeron al rey de y las riquezas que rey de Granada, eran en Sevilla toda la tierra quedaron en el campo, y aquella sazón muy hasta el castillo de Cabra. luego se volvió con toda enemigos y se odiaban a Cuando aquello vio Ruy su compaña y con todas muerte. Y estaban Díaz reunió todas las sus riquezas adonde entonces con Almudafar, fuerzas que pudo de estaba Almutamiz, rey de rey de Granada, unos cristianos y de moros, y Sevilla, y dio a él y a ricos hombres que le fue contra el rey de todos sus moros todas las ayudaban: el conde Granada para echarlo de riquezas que García Ordóñez y Fortún la tierra del rey de reconocieron como suyas Sánchez, el yerno del rey Sevilla. Y el rey de y aún de las demás que don García de Navarra, y Granada y los ricos quisieron tomar. Y de allí Lope Sánchez, y cada hombres que estaban con en adelante llamaron uno de estos ricos él, cuando supieron que moros y cristianos a este hombres con su poder iba con ese ánimo, le Ruy Díaz de Vivar el Cid ayudaban a Almudafar, y mandaron a decir que no Campeador, que quiere luego fueron contra se marcharían de la tierra decir batallador. porque él lo quisiera. Almutamiz le dio sus tierras puertas abiertas y sin entonces muchos buenos y no le daba de plazo candados, regalos y las parias que más que nueve días y que vacías quedan las perchas había ido a cobrar. Y quería saber ni con pieles ni con tornóse el Cid con todas quiénes de ellos querían mantos, sus parias hacia el rey ir con él y quiénes sin halcones de cazar y don Alfonso, su señor. El quedarse.) sin azores mudados. rey le recibió muy bien, Y habló, como siempre se puso muy contento y A los que conmigo habla, tan justo tan se declaró satisfecho de vengan que Dios les dé mesurado: cuanto el Cid hiciera allá. muy buen pago; “¡Bendito seas, Dios mío, Por esto le tuvieron también a los que se Padre que estás en lo muchos envidia y le quedan contentos quiero alto! buscaron mucho daño y dejarlos. Contra mí tramaron esto le enemistaron con el rey. Habló entonces Álvar mis enemigos malvados”. Fáñez, del Cid era primo El rey, como estaba muy hermano: 2 sañudo y entrado en ira “Con vos nos iremos, Agüeros en el camino de contra él, dio crédito a lo Cid, por yermos y por Burgos que hablaban contra el poblados; Cid y le mandó decir por no os hemos de faltar Ya aguijan a los caballos, su carta que saliese del mientras que salud ya les soltaron las reino. El Cid, después tengamos, riendas. que hubo leído la carta y gastaremos con vos Cuando salen de Vivar real, aunque le causó nuestras mulas y caballos ven la corneja a la gran pesar, no quiso y todos nuestros dineros diestra, hacer otra cosa, porque y los vestidos de paño, pero al ir a entrar en sólo le quedaban de siempre querremos Burgos la llevaban a su plazo nueve días para serviros como leales izquierda. salir de todo el reino. vasallos.” Movió Mío Cid los Aprobación dieron todos hombros y sacudió la a lo que ha dicho don cabeza: Álvaro. “¡Ánimo, Álvar Fáñez, Mucho que agradece el ánimo, de nuestra tierra CANTAR PRIMERO nos echan, Destierro del Cid Cid aquello que ellos hablaron. pero cargados de honra Tirada 1 El Cid sale de Vivar, a hemos de volver a ella! ” Burgos va encaminado, 3 1. allí deja sus palacios El Cid convoca a sus El Cid entra en Burgos yermos y desheredados. vasallos; éstos se Ya por la ciudad de destierran con él. Los ojos de Mío Cid Burgos el Cid Ruy Díaz Adiós del Cid a Vivar. mucho llanto van entró. (Envió a buscar a todos llorando; Sesenta pendones lleva sus parientes y vasallos, hacia atrás vuelve la vista detrás el Campeador. y les dijo cómo el rey le y se quedaba mirándolos. Todos salían a verle, mandaba salir de todas Vio como estaban las niño, mujer y varón, a las ventanas de Burgos cerrada. Burgos a buen paso mucha gente se asomó. Por miedo del rey atravesaba, ¡Cuántos ojos que Alfonso acordaron los de a Santa María llega, del lloraban de grande que casa caballo descabalga, era el dolor! que como el Cid no la las rodillas hinca en Y de los labios de todos rompa no se la abrirán tierra y de corazón sale la misma razón: por nada. rogaba. “¡Qué buen vasallo sería La gente de Mío Cid a Cuando acabó su oración si tuviese buen señor!” grandes voces llamaba, el Cid otra vez cabalga, los de dentro no querían de las murallas salió, el 4 contestar una palabra. río Arlanzón cruzaba. Nadie hospeda al Cid. Mío Cid picó el caballo, Junto a Burgos, esa villa, Sólo una niña le dirige la a la puerta se acercaba, en el arenal posaba, palabra para mandarle el pie sacó del estribo, y las tiendas mandó plantar alejarse. con él gran golpe daba, y del caballo se baja. El Cid se ve obligado a pero no se abrió la Mío Cid el de Vivar que acampar fuera de la puerta, que estaba muy en buen hora ciñó espada población, en la glera. bien cerrada. en un arenal posó, que De grado le albergarían, La niña de nueve años nadie le abre su casa. pero ninguno lo osaba, muy cerca del Cid se Pero en torno suyo hay que a Ruy Díaz de Vivar para: guerreros que le le tiene el rey mucha “Campeador que en acompañan. saña. bendita hora ceñiste la Así acampó Mío Cid cual La noche pasada a espada, si anduviera en montaña. Burgos llevaron una real el rey lo ha vedado, Prohibido tiene el rey carta anoche a Burgos llegó su que en Burgos le vendan con severas prevenciones carta, nada y fuertemente sellada con severas prevenciones de todas aquellas cosas mandando que a Mío Cid y fuertemente sellada. que le sirvan de vianda. nadie le diese posada, No nos atrevemos, Cid, a No se atreven a venderle que si alguno se la da darte asilo por nada, ni la ración más sepa lo que le esperaba: porque si no perderíamos menguada. sus haberes perdería, más los haberes y las casas, perderíamos también los 5 los ojos de la cara, Martín Antolínez viene y además se perdería ojos de nuestras caras. Cid, en el mal de de Burgos a proveer de salvación de cuerpo y víveres al Cid. alma. nosotros vos no vais Gran dolor tienen en ganando nada. El buen Martín Burgos todas las gentes Seguid y que os proteja Antolínez, aquel burgalés cristianas Dios con sus virtudes cumplido, de Mío Cid se escondían: santas.” a Mío Cid y a los suyos no pueden decirle nada. Esto le dijo la niña y se los surte de pan y vino; Se dirige Mío Cid volvió hacia su casa. no lo compró, que lo adonde siempre paraba; Bien claro ha visto Ruy trajo de lo que tenía él cuando a la puerta llegó Díaz que del rey no mismo; se la encuentra bien espere gracia. comida también les dio De allí se aparta, por que comer en el camino. Plata y oro necesito para la judería entraba, Muy contento que se toda mi compaña, por Vidas y por Raquel puso el Campeador No me lo darán de grado, con gran prisa cumplido lo he de sacar por las preguntaba. y los demás caballeros malas. que marchan a su Martín, con vuestro 9 servicio. consejo hacer quisiera Trato de Martín Habló Martín Antolínez, dos arcas, Antolínez con los judíos. escuchad bien lo que ha Las llenaremos de arena Éstos van a la tienda del dicho: por que sean muy Cid. “Mío Cid Campeador pesadas, Cargan con las arcas de que en tan buen hora ha bien guarnecidas de oro y arena. nacido, de clavos adornadas. A los judíos encuentra descansemos esta noche cuando estaban ocupados y mañana ¡de camino! 7 Las arcas destinadas para en contar esas riquezas porque he de ser acusado, que entre los dos se Cid, por haberos servido obtener dinero de dos judíos burgaleses. ganaron. y en la cólera del rey Les saluda el burgalés, también me veré metido. Bermejo ha de ser el muy atento y muy Si logro escapar con vos, cuero y los clavos bien taimado: Campeador, sano y vivo, dorados. “¿Cómo estáis, Raquel y el rey más tarde o Buscadme a Raquel y Vidas, amigos míos tan temprano me ha de Vidas, decid que voy caros? querer por amigo; desterrado En secreto yo querría las cosas que aquí me por el rey y que aquí en hablar con los dos un dejo en muy poco las Burgos el comprar me rato”. estimo.” está vedado. No le hicieron esperar; Tirada 6 Que mis bienes pesan en un rincón se mucho y no podría apartaron. El Cid, emprobrecido, llevármelos, “Mis buenos Raquel y acude a la astucia de yo por lo que sea justo se Vidas, vengan, vengan Martín Antolínez. los dejaré empeñados. esas manos, Las arcas de arena. Que me juzgue el guardadme bien el Creador, y que me secreto, sea a moro o a Habla entonces Mío Cid, juzguen sus santos, cristiano, que en buen hora ciñó no puedo hacer otra cosa, que os tengo que hacer espada: muy a la fuerza lo hago. ricos y nada habrá de “¡Oh buen Martín faltaros. Antolínez, el de la 8 De cobrar parias a moros valiente lanza!” Martín Antolínez vuelve el rey al Cid le ha Si Dios me da vida he de a Burgos en busca de los encargado, doblaros la soldada. judíos. grandes riquezas cogió, y Ahora ya tengo gastado caudales muy preciados, todo mi oro y mi plata, A lo que el Cid le mandó, Martín Antolínez pero luego se quedó con bien veis, Martín lo que valía algo, Antolínez, que ya no me marcha, atraviesa todo Burgos, en y por eso se ve ahora de queda nada. tanto mal acusado. este año.” muy de prisa ha En dos arcas muy Dice Martín Antolínez, cabalgado, repletas tiene oro fino muy prudente y muy van con él Raquel y guardado. taimado: Vidas, tan satisfechos del Ya sabéis que don “Muy razonable será Mío trato. Alfonso de nuestra tierra Cid en este trato: No quieren pasar el le ha echado, poco os ha de pedir por puente, por el agua aquí se deja heredades, y dejar su haber en salvo. atravesaron sus casas y palacios, Muchos hombres se le para que no lo supiera en no puede llevar las arcas, juntan y todos Burgos ningún cristiano. que le costaría caro, necesitados, Aquí veis cómo a la el Campeador querría el Cid tiene menester tienda del famoso Cid dejarlas en vuestras ahora de seiscientos llegaron; manos marcos.” al entrar fueron los dos a empeñadas, y que, en Dijeron Raquel y Vidas: besar al Cid las manos. cambio, les deis dinero “Se los daremos de Sonrióse Mío Cid, y así prestado. grado”. comenzara a hablarlos: Coged las arcas del Cid, “El Cid tiene mucha “Sí, don Raquel y don ponedlas a buen recaudo, prisa, la noche se va Vidas, ya me habíais pero eso tiene que ser acercando, olvidado. con juramento prestado necesitamos tener pronto Yo me marcho de que no las habéis de abrir los seiscientos marcos”. Castilla porque el rey me en lo que queda de año.” Dijeron Raque y Vidas: ha desterrado. Raquel y Vidas están un “No se hacen así los De aquello que yo ganare rato cuchicheando: tratos, habrá de tocaros algo, “En este negocio hemos sino cogiendo primero, y nada os faltará, de sacar nosotros algo. cuando se ha cogido mientras que viváis, a Cuando el Cid cobró las dando”. ambos”. parias, mucho dinero ha Dijo Martín Antolínez: Entonces Raquel y Vidas ganado, “No tengo ningún reparo, van besarles las manos. de allá de tierra de moros venid conmigo, que sepa Martín Antolínez tiene el gran riqueza se ha el Cid lo que se ha trato bien ajustado sacado. ajustado de que por aquellas arcas Quien muchos caudales y, como es justo, después les darán seiscientos lleva nunca duerme nosotros os ayudamos marcos, descansado. a traer aquí las arcas y bien se las han de Quedémonos con las ponerlas a resguardo, guardar hasta el cabo de arcas, buen negocio con tal sigilo que en aquel año, haremos ambos, Burgos no se entere ser y prometido tenían y así pondremos este tesoro humano”. lo habían jurado, donde nadie pueda Dijeron Raquel y Vidas: que si las abrieran antes hallarlo. “Conformes los dos queden por perjuros Pero queremos saber qué estamos. malos nos pide el Cid en En cuanto traigan las y no les dé en interés don cambio arcas tendréis los Rodrigo ni un ochavo. y qué ganancia seiscientos marcos”. Dijo Martín Antolínez: tendremos nosotros por El buen Martín Antolínez “Raquel y Vidas, lleváos las dos arcas cuanto antes acompaña. rico manto. y ponedlas a resguardo, Así con muy gran secreto La donación os hacemos, yo con vosotros iré para llegaron a su morada. don Martín, de treinta que me deis los marcos, Tendieron un cobertor marcos, que ha de salir Mío Cid por el suelo de la cámara y bien los habréis antes de que cante el y encima de él una merecido si nos guardáis gallo.” sábana de tela de hilo este trato, ¡Que alegres que se muy blanca. que vos sois el fiador de ponían cuando los cofres Contó Don Martín de un aquello que hemos cargaron! golpe trescientos marcos pactado.” Forzudos son, mas de plata, Lo agradece don Martín, cargarlos les costó con la cuenta le bastó, sin recibe los treinta marcos, mucho trabajo. pesarlos los tomaba, de su casa quiere irse, ya Ya se alegran los judíos los otros trescientos se despide de ambos. en los dineros pensando, marcos en otro se los Por Burgos atravesó, el para el resto de sus días pagaban. Arlanzón ha pasado, por muy ricos se Cinco escuderos traía y encamínase a la tienda de juzgaron. los cinco llevan carga. Mío Cid bienhadado. Cuando acabó Don Ruy Díaz le ha recibido, 10 Martín, a los judíos abiertos ambos los Despedida de los judíos y hablaba: brazos: el Cid. “En vuestras manos, “Ya estás aquí, don Martín Antolínez se va Raquel y Vidas, están las Martín Antolínez, fiel con los judíos a Burgos. arcas vasallo, Raquel coge a Mío Cid la mucho ganáis, bien Dios quiera que llegue el mano para besarla: merezco que me deis día en que pueda darte “Campeador, el que en para unas calzas”. algo.” buena hora se ciñó la “Aquí estoy, Campeador, 11 y buena ayuda os traigo, espada, El Cid, provisto de hoy de Castilla os vais para vos seiscientos dinero por Martín marcos, y para mí treinta para las tierras extrañas. Antolínez, se dispone a Vuestra suerte así lo he sacado. marchar. Mandad recoger la tienda quiere, grandes son vuestras ganancias. Entonces Raquel y Vidas y a toda prisa partamos; Una piel morisca quiero allí a un lado se que en San Pedro e de rico color de grana, apartaron: Cardeña nos coja el humildemente os pido “En verdad que esta cantar del gallo. me la traigáis regalada.” ganancia él es quien nos Veremos a vuestra “Concedido, dijo el Cid, la ha buscado.” esposa, esa prudente la piel os será mandada, Dicen: “Martín hijadalgo. si no, la descontaréis de Antolínez, burgalés bien Muy corta sea la lo que valen las arcas”. afamado, estancia, de Castilla no Los cofres de Mío Cid merecido lo tenéis, os salgamos, los judíos se llevaban, daremos buen regalo, así es menester, que el el buen Martín Antolínez calzas os podréis plazo del destierro va por Burgos los comprar, buena piel y expirando.” 12 Con mucho dolor se 15 El Cid monta a caballo y arranca el Campeador de Los monjes de Cardeña se despide de la catedral allá. reciben al Cid. de Burgos, Las riendas soltaron Jimena y sus hijas llegan prometiendo mil misas al todos, empiezan a ante el desterrado. altar de la Virgen. cabalgar, Dijo Martín Antolínez, A la puerta llaman; todos Esto dicho, manda el Cid aquel burgalés leal: saben que el Cid ha alzar su tienda en “Vuelvo a Burgos, que a llegado. seguida. mi esposa despacio tengo ¡Dios, qué alegre que se El Cid y todos los suyos que hablar ha puesto ese buen abad cabalgan a mucha prisa. y advertir a los de casa don Sancho! La cara de su caballo de lo que en mi ausencia Con luces y con candelas vuelve hacia Santa María harán. los monjes salen al patio. alza la mano derecha y la Si el rey me quita mis “Gracias a Dios, Mío cara se santigua: bienes poco se me Cid, le dijo el abad don “A ti lo agradezco, Dios, importará. Sancho, que el cielo y la tierra Con vos estaré otra vez puesto que os tengo aquí, guías; cuando el sol quiera por mí seréis que con vos en deuda rayar.” hospedado.” quedo de haceros cantar Esto le contesta entonces mil misas”. 14 Mío Cid el bienhadado: Hoy a Castilla abandono, El Cid va a Cardeña a “Contento, de vos estoy y del rey me arroja la ira: despedirse de su familia. agradecido, don Sancho, ¡quién sabe si he de prepararé la comida mía volver en los días de mi Don Martín se torna a y la de mis vasallos. vida! Burgos, su camino el Cid Hoy que salgo de esta Que vuestro poder me siguió, tierra os daré cincuenta valga al marcharme de llegar quería a Cardeña, marcos, Castilla, el caballo espoleó si Dios me concede vida y que él me ayude y me y con él los caballeros os he de dar otro tanto. acorra de noche como de que de su compaña son. No quiero que el día. Aprisa cantan los gallos monasterio por mí sufra Si así lo hacéis, Virgen y quebrar quiere el albor ningún gasto. Santa, y si la suerte me del día, cuando a San Para mi esposa Jimena os auxilia Pedro llega el buen entrego aquí cien marcos; a vuestro altar mandaré Campeador. a ella, a sus hijas y damas muchas cosas y muy Estaba el abad don podréis servir este año. ricas, Sancho muy buen Dos hijas niñas os dejo, que con Vos en deuda cristiano de Dios, tomadlas a vuestro quedo de haceros cantar rezando a San Pedro amparo. mil misas.” apóstol y a Cristo A vos os las encomiendo Nuestro Señor: en mi ausencia, abad don 13 “Tú, que eres guía de Sancho, Martín Antolínez se todos, guíame al en ellas y en mi mujer vuelve a la ciudad. Campeador.” ponedme todo cuidado. Si ese dinero se acaba o si os faltare algo, hacer, oh Cid, por Santa de que se va de la tierra dadles lo que necesiten, María!” Mío Cid Campeador. abad, así os lo mando. Las dos manos inclinó el ¡Cuántos dejaron su casa, Por un marco que gastéis, de la barba crecida, su tierra o su posesión! asl conveto daré cuatro.” a sus dos niñitas coge, en En aquel día en la puente Así se lo prometió el sus brazos las subía, que pasa el río Arlanzón abad de muy buen grado. al corazón se las llega, de júntanse muchos Ved aquí a doña Jimena, tanto que las quería. guerreros, mas de ciento con sus hijas va llegando, Llanto le asoma a los quince son. a cada una de las niñas la ojos y muy fuerte que Todos iban en demanda lleva una dama en suspira. del buen Cid Campeador. brazos. “Es verdad, doña Jimena, Llega Martín Antolínez, Doña Jimena ante el Cid esposa honrada y con ellos se reunió, las dos rodillas ha bendita, y se van para San Pedro hincado. tanto cariño os tengo en donde está su señor. Llanto tenía en los ojos, como tengo al alma mía. quísole besar las manos. Tenemos que separarnos, 18 Le dice: “Graciias os ya los veis, los dos en Los cien castellanos pido, Mío Cid el vida; llegan a Cardeña y se bienhadado. a vos os toca quedaros, a hacen vasallos del Cid. Por calumnias de mi me toca la ida. Éste dispone seguir su malsines del reino vais ¡Quiera Dios y con Él camino por la mañana. desterrado.” quiera la Santa Virgen Los maitines en Cardeña. María Oración de Jimena. 16 que con estas manos Adiós del Cid a su Jimena lamenta el pueda aún casar nuestras familia. desamparo en que queda hijas Últimos encargos al abad la niñez de sus hijas. y que me puede ventura y de Cardeña. El Cid espera llegar a algunos días de vida El Cid camina al casarlas honradamente. para poderos servir, destierro; hace noche mujer honrada y después de pasar el “¡Merced os pido, buen Duero. Cid, noble barba tan bendita!” crecida! 17 Cuando supo que venían Aquí ante vos me tenéis, Un centenar de Mío Cid el de Vivar Mío Cid, y a vuestras castellanos se juntan en y que su compaña crece, hijas, Burgos para irse con el con que más fuerza de muy poca edad las dos Cid. tendrá, y todavía tan niñas. aprisa monta a caballo, y Conmigo vienen también ¡Qué gran comida le a recibirlos se va. las damas que nos hicieron al buen Cid ¡Cómo se sonríe el Cid servían. Campeador! cuando ya a su vista Bien veo, Campeador, Las campanas de San están! que preparáis vuestra ida; Pedro tañían a gran Van acercándose todos tenemos que separarnos clamor. para su mano besar. estando los dos en vida. Por las tierras de Castilla Habló entonces Mío Cid ¡Decidnos lo que hay que iba corriendo el pregón con palabras de verdad: “Yo ruego a nuestro echemos a cabalgar, a Daniel, de los leones Señor y Padre Espiritual el plazo ya viene cerca, también le fuiste a salvar, que a los que por mí mucho tenemos que en Roma la salvación dejáis vuestra casa y andar”. llevaste a San Sebastián, heredad Así como el Cid lo libraste a Santa Susana antes de morir os pueda manda sus caballeros de aquel falso criminal; con otros bienes pagar, harán. por nuestra tierra quisiste que lo que perdéis, Pasándose va la noche, treinta y dos años andar doblado os lo pudierais viene la mañana ya, enseñándonos milagros cobrar”. cantan los segundos que nunca se han de Muy contento estaba el gallos, y comienzan a olvidar, Cid porque se le juntan ensillar. hiciste vino del agua, de más Tañe el abad a maitines, la piedra hiciste pan, y muy contentos los mucha prisa que se dan. a Lázaro resucitas, hombres que al destierro Mío Cid y su mujer para porque así es tu voluntad: con él van. la iglesia se van. dejaste que te prendieran, Del plazo de nueve días Echóse doña Jimena en luego te dejas llevar seis están pasados ya las gradas del altar al Gólgota y en la cruz te y nada más que tres días y a Dios reza, lo mejor dejas crucificar; les quedaban por pasar. que ella sabía rezar, de tu cruz a cada lado Mandado tenía el rey a por que a Mío Cid le sendos ladrones están; Mío Cid vigilar, guarde el Señor de todo entra el uno en paraíso, por que si, pasado el mal. pero el otro no entrará; plazo, en sus reinos aún “A Ti, Señor glorioso, desde la cruz gran está Padre que en el cielo milagro hiciste, Padre ni por oro ni por plata se estás: eternal: pueda el Cid escapar. hiciste el cielo y la tierra, Longinos, el ciego aquél, Ya se va acabando el día, al tercero día el mar, que no vio la luz jamás, la noche quería entrar, luna y estrellas hiciste y con su lanza en el a todos sus caballeros el el sol para calentar, costado te hiere y te hace Cid los manda juntar. en Santa María madre sangrar, “Oídme, varones, y que fuiste Tú carne a tomar va la sangre lanza abajo, esto no os sirva de pesar, y en Belén te apareciste sus manos hubo de untar, poco tengo pero quiero a conforme a tu voluntad. alza las manos Longinos, todos su parte dar. Pastores te glorifican, y se las lleva a la faz, Ahora fijáos muy bien en laudos te van a cantar, abre los ojos y a todas las lo que voy a mandar: llegan tres reyes de parte se pone a mirar; quiero que al amanecer, Arabia que te vienen a desde entonces creyó en cuando el gallo cantará, adorar Ti, se salvó de todo mal. sin perder tiempo y que se llaman Melchor De la tumba en que te mandéis los caballos y Gaspar y Baltasar, ponen supiste resucitar, ensillar. oro, incienso y mirra a los infiernos bajaste A maitines en San Pedro ofrecen con toda su porque fue tu voluntad, ya tañerá el buen abad voluntad. rompes sus puertas y y él nos rezará la misa de A Jonás salvaste Tú sacas a muchos santos de la Santa Trinidad. cuando se cayó en el allá. En cuanto acabe la misa mar, Rey de los reyes Tú eres, Padre de la humanidad, todos los duelos de hoy la calzada de Quinea en Ti creo, a Ti te adoro en gozo se tornarán, luego hubieron de pasar, con toda mi voluntad y Dios que nos dio las por Navas de Palos van y a San pedro ahora le almas su consejo nos el río Duero a cruzar pido que a Ti me ayude a dará. y el Cid en la Figueruela rogar Al abad don Sancho descanso manda tomar. por el Cid Campeador, vuelve de nuevo a De todas partes guerreros que Dios le guarde de recomendar se le vienen a juntar. mal. que atienda a doña Y que si hoy nos Jimena y a las damas que 19 separamos vivos nos allí están, Última noche que el Cid vuelva a juntar.” a las dos hijas del Cid duerme en Castilla. Ya la oracion se termina, que en San Pedro han de Un ángel consuela al la misa acabada está, quedar; desterrado. de la iglesia salieron y sepa el abad que por ello En cuanto que fue de prepáranse a marchar. buen premio recibirá. noche el Cid a dormir se El Cid a doña Jimena un Ya don Sancho se volvía, echó, abrazo le fue a dar Álvar Fáñez le fue a le cogió un sueño tan y doña Jimena al Cid la hablar: dulce que muy pronto se mano le va a besar; “Si veis venir a más durmió. no sabía ella qué hacerse gente para buscarnos, El arcángel San Gabriel a más que llorar y llorar. abad, él vino en una visión: A sus dos niñas el Cid les diréis que el rastro “Cabalgad, Cid -le decía- mucho las vuelve a sigan y marchen a buen , cabalgad, Campeador, mirar. andar, que nunca tan en buena “A Dios os entrego, sea en yermo o en hora ha cabalgado varón, hijas, nos hemos de poblado ya nos podrán bien irán las cosas separar alcanzar”. vuestras mientras vida os y sólo Dios sabe cuándo Sueltan entonces las dé Dios.” nos volvamos a juntar.” riendas, empiezan a Mío Cid al despertar la Mucho que lloraban cabalgar, cara se santiguó. todos, nunca visteis más que el plazo para salir iba llorar; acabándose ya. 20 como la uña de la carne Mio Cid aquella noche El Cid acampa en la así apartándose van. duerme en Espinaz de frontera de Castilla. Mío Cid con sus vasallos Can; El Cid, después de se dispone a cabalgar, de todas partes guerreros signarse, a Dios se fue a la cabeza va volviendo a se le vienen a juntar. encomendar ver si todos están. Otro día de mañana mucho contento tenía del Habló Minaya Álvar empiezan a cabalgar. sueño que fue a soñar. Fáñez, bien oiréis lo que De su tierra va saliendo Otro día de mañana dirá: el Campeador leal, empiezan a cabalgar, “Cid, en buena hora San Esteban deja a un último día es del plazo, nacido, ¿vuestro ánimo lado, aquella buena un día queda no más. dónde está? ciudad. En la sierra de Miedes Pensemos en ir andando Por Alcubilla pasó, acampan a descansar, y déjese lo demás, Castila se acaba ya, a la derecha de Atienza, vasallos, por muy Corred la tierra sin que es tierra de moros ya. contentos se dan miedo, por valor no que todo lo que les quede nada. ~ 21 mande su señor ellos lo Hasta más abajo de Hita Recuento de las gentes harán. llegad, y a Guadalajara del Cid. Antes del anochecer hasta la misma Alcalá Todavía era de día, no se empiezan a cabalgar acérquense las había puesto el sol, para que no les vanguardias, revistar quiere a su gente descubran quiere el Cid la riqueza de esa tierra Mío Cid Campeador; de noche andar. que de botín se la traigan sin contar a los de a pie, Toda la noche y que por miedo a los gente de mucho valor, anduvieron, ningún moros no vayan a dejar lleva el Cid trescientas reposo se dan. nada. lanzas cada cual con su Al lugar de Castejón, que Y con los otros cien pendón. junto a Henares está, hombres me quedaré aquí Mío Cid una emboscada a la zaga; Tirada 22 les quería preparar. de amparo nos servirá El Cid entra en el reino Castejón, por mí 23 guardada. moro de Toledo Plan de campaña. tributario del rey Si a los que corréis la Castejón cae en poder del tierra alguna cosa os pasa Alfonso. Cid un aviso mandaréis en “En cuanto sea temprano, por sorpresa. seguida a retaguardia. cebada a las bestias dad. Algara contra Alcalá. Del socorro que os lleve Luego que coma el que Toda la noche se ha de hablar en toda quiera y los que no a emboscados el Cid y los España”. cabalgar. suyos pasan, Esa sierra tan bravía la Va nombrando a los que así se lo aconsejó guerreros que en la tenemos que pasar Álvar Fáñez de Minaya. y a la noche ya las tierras correría marchan “Cid Campeador que en y a los otros que se del rey quedarán atrás. buena hora ceñiste la Luego el que quiera quedan allí con él a la espada, zaga. buscarnos dar con ya que a Castejón nosotros podrá”. Rompen albores del día y tenemos tendida buena se acerca la mañana. De noche pasan la sierra, celada, llega la mañana ya Va saliendo el sol. ¡Dios vos os quedaréis aquí con mío, qué hermoso que y por esa loma abajo cien hombres a la zaga empiezan a caminar. despuntaba! y yo haré una correría Las gentes de Castejón En medio del alto bosque con doscientos en que allí en la montaña ya todas se levantaban, vanguardia; las puertas de la ciudad está con Dios y con vuestra manda acampar Mío Cid abren y afuera se suerte será la empresa marchan, y pienso a las bestias dar. ganada.” Dice a sus hombres que camino de sus trabajos, Díjole el Campeador: de las tierras que aquella noche tendrían “Muy bien hablaste, que andar labraban. Minaya. Todos se van y las y ellos, tan buenos puertas abiertas se las miedo y mucho las afamado: dejaban. saqueaban. de este quinto del botín, Es muy poca aquella que ponéis entre mis gente que en Castejón se Hasta Alcalá se pasea la manos quedara bandera de Minaya por contento se daría y la que está por los y desde allí dan la vuelta hasta Alfonso el campos anda muy otra vez con la ganancia Castellano. desparramada. por río Henares arriba y Pero yo os lo devuelvo, Sale el Cid del escondite junto a Guadalajara. Mío Cid, en paz estamos. que le sirve de De la correría aquella Quiero prometer a Dios, emboscada, mucho botín se llevaban a Aquél que está allí en sin tropiezo a Castejón tanto ganado de ovejas, lo alto, entero la vuelta daba. tanto ganado de vacas, que mientras yo no me Moros y moras que tantas ropas de valor, harte, montado en mi encuentra a todos los tantas riquezas sin tasa. buen caballo, apresaba Muy orgullosa se yergue de lidiar bien con los y a los ganados aquellos la bandera de Minaya moros y vencerlos en el que por el contorno y no hay nadie que se campo, andan. atreva a atacarlos por la hiriéndolos con la lanza, espalda. poniendo a la espada Mío Cid Campeador mano, hacia la puerta cabalga: Con rico botín volvía esa valiente compaña. mientras no vea la sangre cuando se ven asaltados chorrearme codo abajo los hombres que la Miradlos ya en Castejón donde Mío Cid estaba. estando delante el Cid, guardaban, ese guerrero afamado, mucho miedo que El Campeador guardado deja el castillo y cabalga, ni tomará ni un dinero tuvieron, déjanla del Campeador mi mano. desamparada. a recibirlos salía, le acompaña su mesnada Ya me quedaré con algo De la ciudad por las si es que algo bueno os puertas ya el Campeador y con los brazos abiertos acoge el Cid a Minaya. gano, se entraba. pero todo esto de ahora En la mano Mío Cid “¿Estáis aquí ya, Álvar Fáñez, el de la atrevida para vos, buen Cid, desnuda lleva la espada guardadlo.” y a quince mató, de lanza? moros que a su paso se En vos puse con razón, al 25 encontrara. mandaros, mi esperanza. El Cid vende su quinto a El botín mío y el vuestro los moros. A Castejón ha ganado júntense, y de la ganancia No quiere lidiar con el con todo el oro y la plata. os daré la quinta parte, si rey Alfonso. Ya cargados del botín sus vos la queréis Minaya.” caballeros llegaban, Las riquezas del botín déjanselo a Mío Cid, que 24 están ya todas juntadas. no lo aprecian en nada. Minaya no acepta parte Ha pensado Mío Cid, que Mientras iban los alguna en el botín y hace en buen hora ciñó doscientos tres hombres un voto solemne. espada, de la vanguardia “Mucho que os lo que acaso el rey don corriendo tierras sin agradezco, Campeador Alfonso tras él mande sus compañas podría con su mesnada. Anguita ahora los veréis y que a atacarle vendrían Dejar quiero a Castejón, pasar, todas las reales óiganme todos, Minaya. cruzan el río y se entran mesnadas. por el campo de Taranz, Las riquezas del botín 26 caminan por esas tierras manda repartir sin falta El Cid marcha a tierras lo más que puedan andar. y que los repartidores su de Zaragoza, Entre Fariza y Cetina recibo a todos hagan. dependientes Mío Cid iba a albergar Los caballeros del Cid del rey moro de buen botín iba cogiendo muy buena porción Valencia. por la tierra donde va. alcanzan: Esto que voy a decir no No pueden saber los le dieron a cada cual os dé que pensar mal: moros qué intenciones unos cien marcos de por más tiempo en llevará. plata, Castejón no nos podemos Al otro día cabalga Mío y a los peones les toca la quedar; Cid el de Vivar, mitad justa y sin falta. está cerca el rey Alfonso Alhama ya la ha pasado, Pero allí a nadie podía y aquí a buscarnos Hoz del río abajo va, venderla ni regalarla, vendrá. y ya a Bubierca y a Ateca ni quiere llevar cautivos Mas no asolaré el se las ha dejado atrás Mío Cid en su campaña. castillo, que se lo quiero y por fin junto a Alcocer Con gente de Castejón dejar Mío Cid ha ido a posar, habló, y a Guadalajara a cien moros y a cien en un otero redondo y e Hita manda a preguntar moras a quien daré fuerte van a acampar, por cuánto se la libertad, cerca está el Jalón, el compraban, y así por lo que les quito agua no se la podrán aunque muy poco le no podrán de mí hablar quitar. diesen por toda aquella mal. Aquel pueblo de Alcocer ganancia. Pagados estáis ya todos, piensa Mío Cid tomar. Ofreciéronle los moros nadie queda por pagar, sus tres mil marcos de 27 mañana al romper el día El Cid acampa sobre plata. otra vez a cabalgar, Del botín la quinta parte Alcocer. que con mi rey don a Mío Cid se le guarda. Alfonso no querría yo Todo el otero ha Mío Cid aquella oferta luchar”. ocupado, allí sus tiendas muy gustoso la aceptaba. Aquello que dice el Cid armaba; Al tercer día el dinero le mucho agrada a los unas las pone en la sierra, fue entregado sin falta. demás, otras junto al río planta. Pensó entonces Mío Cid del castillo que tomaron Mío Cid Campeador que que él y toda su compaña todos muy ricos se van en buen hora ciñó espada en un castillo tan chico y los moros y las moras alrededor del otero y no pueden tener morada, bendiciéndolos están. muy cerca ya del agua defenderlo sí podrán, Marchan Henares arriba hacer un foso muy hondo mas les faltaría el agua. lo más que pueden andar, a sus varones mandaba, “Vencidos están los las Alcarrias han pasado así no podrán los moros moros, la paz con ellos y cabalgan más allá, sorprenderlos a mansalva firmada, por esas cuevas de y además les da a el rey Alfonso atacarnos entender que el Cid allí ceñidas las espadas: quedaba, se quedaba. taimado es el Cid y manda volver la bandera quiere tenderles una y a gran prisa 28 celada. espoleaban. Temor de los moros. Los de Alcocer que lo “¡Heridlos, mis Por todas aquellas tierras vieron ¡Dios y cómo se caballeros, sin temor, el fue la noticia volando alababan! Cid gritaba, de que el Cid Campeador “Ya se le ha acabado al que con la ayuda de junto a Alcocer ha Cid todo el pan y la Cristo nuestra será la acampado cebada. ganancia!” que a tierra de moros Cargados van con las Ya vuelven todos vino y deja la de tiendas, una sola queda revueltos por medio de la cristianos; alzada. llanada. los campos que estaban A guisa de derrotado el ¡Dios, qué grande era el cerca no se atreven a Campeador se marcha, gozo de todos esa labrarlos. vamos a asaltarle ahora, mañana ! Muy alegres que se sacaremos gran ganancia, Mío Cid con Álvar Fáñez ponen Mío Cid y sus que, si no, los de Terrer adelante cabalgaba, vasallos; para ellos han de tomarla, tienen muy buenos el castillo de Alcocer y si cogen el botín no caballos que a su tributo les ha pagado. querrán cedernos nada; voluntad andaban, las parias que nos cobró ya entre el castillo y los Tirada 29 hoy las volverá moros los dos guerreros El Campeador toma a dobladas.” entraban. Alcocer mediante un Para salir de Alcocer Los vasallos de Mío Cid ardid. mucha prisa que se sin piedad sus golpes daban. daban, Esa gente de Alcocer al Cuando el Cid ya los vio en poco más de un Cid ya le daba parias fuera hace como que se momento a trescientos y los de Terrer y Ateca escapa. moros matan. también ya se las Jalón abajo corría, muy Con muy grandes pagaban en desorden andaba. alaridos los que estan en a los de Calatayud esto Decían los de Alcocer: emboscada muy mal les sentaba. “¡Ay, que el botín se nos para adelante salían, Allí Mío Cid estuvo por marcha!” hacia el castillo tornaban, más de quince semanas. Ya todos, grandes y con las espadas desnudas Cuando ve el Campeador chicos, a salir se a la puerta se paraban. que Alcocer no se apresuraban, Ya van llegando los entregaba con el ansia de coger, de suyos, la batalla está un ardid se le ha ocurrido lo demás se olvidaban: ganada. y fue a hacerlo sin abiertas dejan las puertas, Ved cómo el Cid tardanza: nadie se queda a conquistó Alcocer por las tiendas manda quitar, guardarlas. esta maña. deja una sola plantada, Mío Cid Campeador y se va Jalón abajo, con hacia atrás volvió la cara, bandera desplegada, vio que entre ellos y el todos con loriga puesta y castillo un gran espacio 30 la tienda que en el otero dará.” La seña del Cid ondea dejara manda quitar. Ya cabalgan tres mil sobre Alcocer A los de Ateca y Terrer moros, ya se echan a el triunfo dio gran pesar caminar Pedro Bermúdez llegó y a los de Calatayud aquella noche en Segorbe con la bandera en la también pesándoles va. se quedan a reposar. mano Al rey de Valencia Otro día de mañana y en el castillo la planta, entonces con un mensaje empiezan a cabalgar, allá en el sitio mas alto. se van, y la noche aquella en Habla entonces Mío Cid, dícenle que ese que Celfa se paran a Ruy Díaz el bienhadado: llaman el Cid Ruy Díaz descansar. “Gracias al Señor del de Vivar, A los moros de frontera cielo, gracias a todos sus por ira del rey Alfonso, los han mandado llamar, santos, de Castilla echado está, de todas partes acuden a mejor vivienda que fue a acampar a juntarse muchos más. tendremos ahora dueños Alcocer, bien defendido Por fin salieron de Celfa, y caballos. lugar, la que llaman de Canal, 31 y que por una emboscada anduvieron todo el día, Clemencia del Cid con el castillo es suyo ya. ningún reposo se dan, los moros “Si no vienes a y a Calatayud llegaron ayudarnos, Teca y Terrer esa noche a descansar. Prestadme oído, Álvar perderás, Por todas aquellas tierras Fáñez y los demás perderás Calatayud, que muchos pregoneros van caballeros: ya no podrá escapar, y gente muy numerosa se al tomar este castillo un y allá a orillas del Jalón les venía a juntar. gran botín hemos hecho; ha de irte todo muy mal, Los emires Galve y Fáriz muertos los moros están, y al otro lado, en Siloca, al frente de ellos están, con vida a muy pocos lo mismo te pasará.” al buen Cid Rodrigo Díaz veo. Cuando lo oyó el rey a Alcocer van a cercar. Estos moros y estas Tamín siente profundo moras no hemos de poder pesar. 33 venderlos, “Tres buenos emires veo Fáriz y Galve cercan al con cortarles la cabeza aquí en torno mío estar. Cid en Alcocer poca cosa ganaremos, Sin tardar, dos de Ya han acampado los nosotros somos los amos, vosotros os marcharéis moros, sus tiendas allí las sigan ellos en el pueblo, para allá plantan; viviremos en sus casas y con tres mil moros que sus fuerzas iban de ellos nos serviremos.” lleven buenas armas de creciendo, muchas gentes 32 luchar. hay juntadas. El rey de Valencia quiere Con los que hay en la Centinelas avanzados de recobrar a Alcocer. frontera, que bien os los moros se destacan Envía un ejército contra ayudarán, y armados hasta los el Cid coged vivo a ese dientes de día y de noche cristiano y conducídmelo andan. Mío Cid con sus acá. Muchos son los ganancias allí en Alcocer Puesto que se entró en centinelas y mucha la está; mis tierras reparación me hueste armada. algunos más, ya. A Mío Cid y los suyos ya no nos queda otro Las avanzadas al verlos les han cortado el agua, remedio, por Dios que en al campamento se van. las mesnadas de Ruy el cielo está: ¡Qué prisa se dan los Díaz salir quieren a en cuanto amanezca el moros! Todos se batalla, día vayámoslos a atacar”. empiezan a armar. el que en buen hora nació Díjole el Campeador: Del ruido de los muy firme se lo vedaba. “Así quería oír hablar tambores la tierra se va a Tuvieron así cercado al ya sabía yo, Minaya, que quebrar. Cid más de tres semanas. os habríais de honrar”. Viérais allí a tanto moro A los moros y a las armarse y en lucha 34 moras afuera los manda entrar. Consejo del Cid con los echar Al frente de todos ellos suyos. para que el intento suyo dos grandes banderas Preparativos secretos. no lo vayan a contar. van, El Cid sale a batalla Por el día y por la noche y los pendones mas campal contra Fáriz y se empiezan a preparar. chicos ¿quién los podría Galve. Otro día de mañana contar? Pedro Bermúdez hiere cuando el sol quiere En las filas de los moros los primeros golpes. apuntar, empieza el avance ya, Al cabo de tres semanas armado está Mío Cid y con Mío Cid y los suyos cuando la cuarta va a aquellos que con él van. se querían encontrar. entrar, El Campeador habló lo Dijo el Cid: “Estáos Mío Cid de sus guerreros que ahora me oiréis todos quedos en este consejo quiere tomar: contar: lugar; “El agua nos la han “Todos nos saldremos que nadie salga de filas quitado, puede faltarnos fuera, ninguno aquí sin que me lo oiga el pan quedará, mandar”. y escaparnos por la tan sólo estos dos peones Aquel buen Pedro noche no nos lo que la puerta han de Bermúdez no puede consentirán. guardar. aguantarse más, Muy grandes sus fuerzas Si morimos en el campo bandera en mano son para con ellos luchar, al castillo nos traerán, comienza su caballo a decidme vos, caballeros, si ganamos la batalla espolear. qué es lo que hacerse gran botín nos tocará. “¡Que el Creador nos podrá”. Vos, Pedro Bermúdez asista, Cid Campeador Habla el primero esta bandera mía tomad; leal! Minaya, caballero de como sois bravos la En medio de aquella fiar: habréis de llevar con tropa voy la bandera a “De Castilla la gentil nos lealtad, llevar, desterraron acá, mas no os adelantéis sin los que deben defenderla si no luchamos con que me lo oigáis ya me la defenderán”. moros no tendremos mandar”. Dijo entonces Mío Cid: nuestro pan. Al Cid le besó la mano, “¡No lo hagáis, por Seiscientos somos la bandera fue a tomar. caridad!” nosotros y aún creo que Abren las puertas y Repuso Pedro Bermúdez: afuera del castillo salen “Tal como digo se hará”. Su caballo espoleó y romper y agujerear, 38 entra donde había más. las mallas de las lorigas Minaya, en peligro. Los moros ya la bandera allí vierais quebrantar El Cid hiere a Fáriz le quieren arrebatar, y tantos pendones hiérenle, más la loriga no blancos que rojos de Al buen Minaya Álvar se la pueden quebrar. sangre están Fáñez le mataron el Dijo entonces Mío Cid- y tantos buenos caballos caballo “¡Valedle, por caridad!” que sin sus jinetes van. pero a socorrerle fueron A Santiago y a Mahoma las mesnadas de 35 todo se vuelve invocar. cristianos. Los del Cid acometen Por aquel campo caídos, La lanza tiene quebrada, para socorrer a Pedro en un poco de lugar a la espada metió mano, Bermúdez de moros muertos había aunque luchaba de pie unos mil trescientos ya. buenos tajos iba dando. Embrazaron los escudos Ya le ha visto Mío Cid delante del corazón, 37 Ruy Díaz el Castellano, las lanzas ponen en ristre Mención de los se va para un jefe moro envueltas con su pendón, principales caballeros que tenía buen caballo todos inclinan las caras cristianos y con la mano derecha por encima del arzón descárgale fuerte tajo, y arrancan contra los ¡Qué bien que estaba por la cintura le corta y le moros con muy bravo luchando sobre su dorado echa en medio del corazón. arzón campo. A grandes voces decía el don Rodrigo de Vivar, Al buen Minaya Álvar que en buen hora nació: ese buen Campeador! Fáñez le fue a ofrecer el “¡Heridlos, mis Están con él Álvar Fáñez, caballo. caballeros, por amor del el que Zurita mandó “Cabalgad en él, Minaya, Creador, el buen Martín que vos sois mi diestro aquí está el Cid, don Antolínez, ese burgalés brazo. Rodrigo Díaz el de pro, Hoy de todo vuestro Campeador!” Muño Gustioz que en la apoyo me veo Todos caen sobre el misma casa del Cid se necesitado; grupo donde Bermúdez crió, muy firmes están los entró. Martín Muñoz el que moros, no ceden aún el Éranse trescientas lanzas, estuvo mandando campo: cada cual con su pendón. Montemayor, es menester que otra vez Cada guerrero del Cid a ÁIvar Salvadórez y el fuertes les arremetamos”. un enemigo mató, buen Álvar Alvaroz, Montó a caballo Minaya, al revolver para atrás ese Galindo Garcíaz, y con su espada en la otros tantos muertos son. buen guerrero de Aragón, mano y el sobrino de Rodrigo por entre las fuerzas 36 por nombre Félez Destrozan las haces moras muy bravo siguió Muñoz. luchando. enemigas Con ellos la tropa entera Enemigos que él alcanza Allí vierais tantas lanzas, del Cid en la lucha entró la vida les va quitando. todas subir y bajar, a socorrer la bandera y a Mientras tanto Mío Cid allí vierais tanta adarga su Cid Campeador. de Vivar el bienhadado al emir Fáriz tres tajos 40 en alto, con la espada le ha tirado Minaya ve cumplido su porque batalla tan grande le fallan los dos voto. nosotros la hemos primeros, el tercero le ha Botín de la batalla. ganado”. acertado; El Cid dispone un El campamento morisco ya por la loriga abajo va presente para el rey. los del Cid le saquearon, la sangre destilando, armas, escudos, riquezas vuelve grupas el emir Al buen Minaya Álvar muy grandes se han para escaparse del Fáñez bueno le salió el encontrado. campo. caballo, Los hombres de Mío Cid Por aquel golpe del Cid de esos moros enemigos que en el campamento la batalla se ha ganado. ha matado a treinta y entraron cuatro; se encuentran, de los 39 de tajos que dio su moriscos, con quinientos Galve, herido, y los espada muy sangriento diez caballos. moros, derrotados. lleva el brazo: ¡Gran alegría que andaba por más abajo del codo por entre aquellos El buen Martín Antolínez va la sangre chorreando. un buen tajo a Galve da, cristianos! Dijo Álvar Fáñez: Al ir a contar sus bajas los rubíes de su yelmo “Ahora ya contento me los parte por la mitad, tan sólo quince faltaron. he quedado, Tanto oro y tanta plata no la lanza atraviesa el a Castilla las noticias en yelmo, a la carne fue a saben dónde guardarlo seguida irán llegando enriquecidos están todos llegar; de que en batalla campal el rey moro el otro golpe aquellos cristianos victoria el Cid ha con aquel botín tan ya no lo quiso esperar. ganado”. Los reyes Fáriz y Galve grande que se habían Muchos moros yacen encontrado. derrotados están ya. muertos; pocos con vida ¡Qué buen día que fue Los moros que los dejaron, servían al castillo se aquel, Dios, para la que al perseguirlos sin cristiandad! tornaron tregua alcance les fueron y aún mandó el Por una y por otra parte dando. los moros huyendo van. Campeador que les Van volviendo los regalaran algo. Los hombres de Mío Cid guerreros de Mío Cid los querían alcanzar, Gran gozo tiene Ruy bienhadado; Díaz, con él todos sus el rey Fáriz en Terrera se andaba el Campeador ha llegado a refugiar, vasallos. montado en su buen Repartir manda el dinero pero a Galve no caballo, quisieron abrirle la puerta y aquellos bienes la cofia lleva fruncida, su ganados, allá; hermosa barba a Calatayud entonces a en su quinta parte al Cid mostrando, tocáronle cien caballos. toda prisa se va. echada atrás la capucha y Pero el Cid Campeador ¡Dios, y qué bien que con la espada en la mano. pagó Mío Cid a su le persigue sin parar A sus guerreros miraba, y va detrás del rey moro vasallos, que ya se van acercando. a los que luchan a pie y a hasta la misma ciudad. “Gracias al Dios de los los que luchan montados! cielos, Aquél que está allí Muy bien que lo arregla todo Mío Cid el mi mujer y a mis hijas, 44 bienhadado, que recen mucho por mí El Cid vende Alcocer a los hombres que van con en las noches y en los los moros. él satisfechos se días Todo está ya preparado, quedaron. que si Dios vida me diere al alba salió Minaya “Oídme, Álvar Fáñez han de llegar a ser ricas”. Minaya, vos que sois mi Mío Cid Campeador diestro brazo: 42 queda allí con su de todas esas riquezas Minaya parte para mesnada. que el Creador nos ha Castilla Estéril y pobre es aquella dado cuanto tierra tan mala. Muy contento está Álvar Todos los días al Cid para vos queráis cogedlo Fáñez de aquello que el con vuestra mano. Campeador le espiaban Cid ha hablado. los moros de la frontera Para que se sepa allí, Los hombres que con él quiero a Castilla con otras gentes extrañas. marchan ya los tenía El rey Fáriz ya está mandaros contados. con nuevas de esta bueno, con él de consejos A las bestias dan cebada, andan. batalla que a moros la noche se había hemos ganado. Entre los moros de Ateca entrado. y los que en Terrer Al rey don Alfonso, al Mío Cid habla a los rey que de Castilla me ha moraban suyos, que a todos los ha y los de Calatayud, villa echado juntado. quiero hacerle donación más rica, preparan de treinta buenos 43 un convenio y por escrito caballos, Despedida lo ponen en una carta: cada uno con su silla, “Que Alcocer les venda “¿Os vais a marchar, el Cid por tres mil todos muy bien Minaya, a Castilla la enfrenados, marcos de plata”. gentil? todos con sendas espadas A todos nuestros amigos 45 de los arzones colgando”. muy bien les podéis decir Venta de Alcocer Dijo Minaya Álvar que Dios nos quiso valer (Repetición) Fáñez: “Yo lo haré de y vencimos en la lid. muy buen grado”. Mío Cid el de Vivar ya Acaso cuando volváis tiene Alcocer vendido Tirada 41 aún nos encontréis aquí; mucho pagó a los si no, hasta donde os vasallos que al destierro El Cid cumple su oferta a digan que estamos debéis la catedral de Burgos le han seguido. seguir. Caballeros y peones, a “Aquí tenéis, Álvar Por la espada y por la todos los hace ricos, Fáñez, oro bueno y plata lanza nos ganamos el no hay ya un pobre entre fina vivir, los hombres que marchan esa alta bota con ello la si no, en esta tierra pobre a su servicio. llenaréis hasta arriba, no podremos resistir Quien a buen señor le en Santa María de y creo yo que tendremos sirve, siempre vive en Burgos por mí pagaréis al fin que marchar de paraíso. mil misas aquí”. y lo que os sobre dadlo a 46 que del otro lado está, este regalo os manda, Abandono de Alcocer. – y la tercera a Teruel, que dice que los pies os besa, Buenos agüeros.-El Cid está puesta más acá; os besa las manos ambas se ya tiene el Cid en su y que le tengáis merced, asienta en el Poyo, sobre mano a Celfa la del así el Creador os valga.” Monreal Canal. Díjole entonces el rey: “Aún muy poco tiempo Cuando iba el Cid el 47 pasa castillo de Alcocer a Minaya llega ante el rey. para que hombre abandonar Éste perdona a Minaya, desterrado, que del rey moros y moras cautivos pero no al Cid perdió la gracia se empezaron a quejar. pueda volver a “Te vas, Mío Cid, ¡A Mío Cid de Vivar, téngale Dios en su acogérsele al cabo de tres contigo nuestras semanas. oraciones van. gracia! A Castilla se ha Pero por venir de moros Mucho agradecemos tomo lo que me regala todos lo que nos quisiste marchado Álvar Fáñez de Minaya y me alegro de que el Cid dar” logre tan buena ganancia. Cuando sale de Alcocer y ya los treinta caballos al rey se los presentaba; Y sobre todo lo dicho, os Mío Cid el de Vivar perdono a vos, Minaya, aquellos moros y moras al verlos buena sonrisa le viene al rey a la cara. vuestros honores y tierras empezaron a llorar. otra vez os sean dadas, Se despliega la bandera, “¿Quién te ha dado esos caballos, por Dios del a vuestro gusto salid y el Campeador se va. entrad, que estáis en mi Por río Jalón abajo se cielo, Minaya?” “Mío Cid Campeador, gracia; empiezan a encaminar, mas del Cid Campeador pájaros de buen agüero que en buen hora ciñó espada. no puedo deciros nada”. entonces vieron volar. Mucho en Terrer se Después que le 48 alegraron, en Calatayud desterrasteis Alcocer El rey permite a los aún más, ganó por maña, castellanos irse con el pero en Alcocer les pesa: y de esto al rey de Cid con el Cid no estaban Valencia un mensaje le mal. llegaba: “Minaya, con todo esto Mientras tanto Mío Cid manda que le pongan algo me queda que seguía su cabalgar, cerco y que le corten el hablar: por fin acampó en un agua. de todos estos mis reinos cerro que está sobre El Cid sale del castillo, podrán, si quieren, Monte Real, en campo abierto marchar Alto y grande el cerro luchaba, hombres buenos y era, al mirarle asombro venció a dos emires valientes y a Mío Cid da, moros en aquella gran ayudar. por ninguno de sus lados batalla. Libres los dejo, y se le podría asaltar. Cuantiosos, señor, han prometo no confiscar su A la ciudad de Daroca sido el botín y la heredad”. tributo le hace pagar, ganancia, El buen Minaya Álvar lo mismo a la de Molina a vos, gran rey, Mío Cid Fáñez las manos le fue a besar: cuando vio el Campeador desterrados al recibir “Gracias os doy, rey que se tardaba Minaya, noticias de Castilla Alfonso, nuestro señor con todos los que le natural; siguen de noche se puso ¡Dios, qué alegre que se esto concedéis ahora, en marcha; puso la hueste de otra vez cederéis mas. el cerro y el campamento desterrados Siempre nos abandonados dejaba porque Minaya Álvar contentaremos, rey, con y más allá de Teruel el Fáñez ya de Castilla ha vuestra voluntad”. Campeador pasaba, llegado, Díjole el rey: “Álvar hasta pinares de Tévar a porque les trae noticias Fáñez, de esto ya no hay descansar no se para. de sus parientes y más que hablar. Todas las tierras aquellas hermanos Marchad libre por mucho que las saqueaba y de aquellas compañeras Castilla, todos os dejen y ya también Zaragoza la que en su casa se andar, tiene sujeta a parias. dejaron! y sin temor a castigo, al Después de hacer todo 51 Cid iréis a buscar”. esto, al cabo de tres Alegría del Cid semanas (Serie gemela) 49 ya ha llegado de Castilla Correrías del Cid desde Álvar Fáñez de Minaya; ¡Dios, qué alegre que se el Poyo. trae doscientos caballeros puso el de la barba Minaya con doscientos que todos ciñen espada crecida castellanos, se reúne al y no se pueden contar los de que allí en Burgos Cid de a pie que le pagara Álvar Fáñez las Hablemos ahora de aquél acompañan. mil misas que en buen hora ciñó Cuando ha visto Mío Cid y de que noticias traiga espada. aparecer a Minaya de su mujer y sus hijas! Ya sabéis que en una al correr de su caballo va ¡Qué contento estaba el altura muy elevada a abrazarlo sin tardanza, Cid y qué grande su acampaba, en la boca le besó y en alegría! ” y mientras que dure el los ojos de la cara. Álvar Fáñez, ojalá viváis mundo, con gente mora o Minaya le cuenta todo, aún muchos días. cristiana, no quiere encubrirle Más valéis vos que yo el cerro de Mío Cid nada. no. ¡Qué misión tan bien llamarán a esa montaña. La faz del Campeador cumplida!” Desde allí el Campeador sonrisas la iluminaban. 52 muchas tierras saqueaba, “Gracias al Dios de los El Cid corre tierras de todo el valle del Martín cielos, gracias a sus Alcañiz buenos tributos le paga. fuerzas santas, Hasta el mismo Zaragoza mientras que vida tengáis Pero no perdía el tiempo noticias del Cid llegaban, a mí me ira bien, Mío Cid el bienhadado: no les da gusto a los Minaya”. a doscientos caballeros moros, firmemente les escógelos por su mano 50 y a correr aquellos pesaba. Alegría de los Allí estuvo Mío Cid por campos muy de noche se más de quince semanas: marcharon. Esas tierras de Alcañiz yermas las iban dejando, Montalbán. y por fin marchan en por esos alrededores todo En aquella correría diez busca de Mío Cid de lo van saqueando. días fueron a echar. Vivar. A su punto de partida al Por todas aquellas partes Tres días con sus tres tercer día tornaron. la nueva corriendo va noches hubieron de de que el Cid, el caminar 53 desterrado, está haciendo y a Mío Cid alcanzaron Escarmiento de los mucho mal. allá en Tévar, el pinar. moros Tantos son, que sin 55 esfuerzo creen que le Pronto corrió la noticia Amenazas del conde de por aquellas tierras todas, cogerán. Barcelona Con el gran botín que gentes de Monzón y Huesca estaban muy Esos mensajes corrieron lleva Mío Cid el de Vivar pesarosas; por aquellas tierras todas, de una alta sierra pero de que dieran parias por fin llega la noticia al desciende, al valle se alegran en Zaragoza conde de Barcelona llegando está. porque ellos de Mío Cid de que Mío Cid Ruy Díaz Un mensajero del conde no temen ninguna cosa. le corre su tierra toda; don Ramón le va a mucho pesar le causó, avisar. 54 por grave afrenta lo Mío Cid, cuando le oyó, El Cid abandona el Poyo. toma. este mensaje le da: Corre tierras amparadas “Decid al conde que esto por el conde de 56 no debe tomarlo a mal, Barcelona El Cid trata en vano de de lo suyo nada llevo, calmar al conde déjeme marchar en paz”. Con todo el botín aquel al Cerro tornando van, El conde era fanfarrón y A lo cual repuso el todos iban muy alegres dijo una vanidad: conde: “Eso no será porque han hecho buen “¡Grandes daños me está verdad. ganar. haciendo Mío Cid el de Lo de ahora y lo de antes Muy contento está Álvar Vivar. todo me lo pagará Fáñez, el Cid muy Aquí en mi corte Rodrigo y ya sabrá el desterrado a contento está. gran agravio me hizo ya quién se atrevió a Su proyecto dice el Cid, porque me hirió a mi ultrajar”. ya no lo puede callar: sobrino, sin quererlo Se ha tornado el “Oíd, caballeros, ahora, reparar. mandadero a toda voy a hablaros de verdad: Ahora saquea las tierras velocidad. el que no cambia de sitio que bajo mi amparo están Entonces muy bien perder puede, no ganar, sin que yo le desafíe ni comprende Mío Cid el de así que al amanecer haya roto su amistad. Vivar echemos a cabalgar, Puesto que él busca pelea que batalla con el conde el campamento se deje y yo se la iré a demandar”. ya no la puede evitar. sigamos más allá”. Muy grandes fuerzas 57 Se mudó entonces el Cid tenía, a prisa llegando Arenga del Cid a los hasta el puerto de Alucat van, suyos desde allí se alarga a entre moros y cristianos Huesca y luego hasta muchos se juntan allá “Mis caballeros, poned a en los caballos. A Mío Cid don Rodrigo resguardo la ganancia, Allá por la cuesta abajo gran comida le preparan; luego a prisa preparáos, ven las fuerzas de los pero el conde don Ramón armáos de todas armas, francos no hacía caso de nada, porque el conde don y en el hondo de la los manjares le traían, Ramón nos quiere dar cuesta, y ya muy cerca delante se los plantaban, gran batalla, del llano, él no los quiere comer y de moros y de cristianos mandó que los atacaran todos los desdeñaba. mucha gente le Mío Cid el bienhadado. “No he de comer un acompaña, Sus caballeros la orden bocado por todo el oro de no nos dejarán cumplieron de muy buen España, tranquilos, si no es por grado; antes perderé mi cuerpo lucha, por nada. los pendones y las lanzas y condenaré mi alma, Ya que tras nosotros bien los iban empleando, ya que tales malcalzados viene, aquí sea la batalla: hieren a unos, y a otros me vencieron en batalla”. cinchad bien a los los arrojan del caballo. caballos y armáos de Ya ha ganado la batalla 60 todas armas: Mío Cid el bienhadado, El Cid promete al conde ellos vienen cuesta abajo, allí al conde don Ramón la libertad sólo llevan puestas por prisionero ha Mío Cid Campeador bien calzas, tomado, oiréis lo que ahora dijo: traen malas sillas coceras ganó la espada Colada “Comed, conde, de este y las cinchas aflojadas; que vale más de mil pan, bebed, conde, de nosotros sillas gallegas y marcos. este vino botas sobre las calzas. de cautiverio saldréis si Con sólo cien caballeros 59 El conde de Barcelona, hacéis lo que yo os digo, venceremos sus si no, en todos nuestros mesnadas, prisionero. Quiere dejarse morir de días no veréis ningún ser antes que lleguen al llano vivo”. atáquenlos nuestras hambre lanzas, Así ganó esta batalla, a 61 por cada uno herido tres gran honra de sus barbas. Negativa del conde sillas se irán vaciadas. Cogió al conde don “Comed, comed, don Verá Ramón Berenguer a Ramón y a su tienda le Rodrigo, tranquilo podéis quién quería dar caza llevaba, estar, hoy en el pinar de Tévar a hombres de su pero yo no comeré, el por quitarle su ganancia”. confianza los mandó que hambre me matará”. 58 le guardaran. Hasta pasados tres días El Cid vence la batalla Le deja allí, y de la no se vuelve el conde Gana la espada Colada tienda al Campeador se atrás. marcha; Mientras ellos sé reparten Todos están ya por todas partes los suyos lo que hubieron de ganar dispuestos, cuando el Cid a juntársele llegaban. no logran que coma el así hubo hablado, Muy contento que está el conde ni una migaja de las armas bien Cid, muy grandes son las pan. empuñadas, bien firmes ganancias. 62 que eso le toca al que el el conde se ha colocado. El Cid reitera al conde su rey fuera de su reino ha Hasta el fin del promesa echado”. campamento con ellos va Pone en libertad al conde Alégrase el conde y pide el Castellano: y le despide el agua para las manos, “Ya os vais, conde ya se la ponen delante, Ramón, franco os vais, Dijo entonces Mío Cid: diéronsela sin retraso. pues sois franco, “Conde, habéis de comer Con esos dos caballeros agradecido os quedo por algo, por Mío Cid designados, lo que me habéis dejado. que si no queréis comer comiendo iba el conde y Si acaso os da la idea, nunca más veréis come don Ramón de muy conde, de querer cristianos, buen grado. vengarlo mas si coméis a mi gusto, Sentado está junto a él y me venís a buscar, como os tengo mandado, Mío Cid el bienhadado: mandadme antes un a vos, conde don Ramón, “Conde, si no coméis recado: y a dos de estos bien como os tengo o me llevaré lo vuestro o fijosdalgo mandado, vos de lo mío algo”. de prisión os soltaré y aún os quedaréis “Quedáos tranquilo, Cid, saldréis de entre mis conmigo, no habremos de ese peligro estáis manos. de separarnos”. salvo; Al oírlo don Ramón Dijo el conde: “Comeré, eso por pago lo dejo por mucho que se fue Mío Cid, de muy buen lo que queda de año. alegrando. grado”. Y de venir a buscaros, ni “Si vos, don Rodrigo, Él y los dos caballeros, a siquiera hay que hacéis eso que me habéis comer se apresuraron; pensarlo”. hablado, contento se pone el Cid, por el resto de mi vida que allí los está mirando, 63 quedaré maravillado”. de ver que el conde El conde se ausenta “Pues comed, conde, Ramón trabajo daba a las receloso comed, y cuando hayáis manos. Riqueza de los acabado “Cid, si así lo permitís, desterrados a vos y a dos caballeros ya quisiéramos la libertad he de daros. El conde picó el caballo marcharnos y ya comenzaba a andar, Mas, de lo que habéis a prisa cabalgaremos si perdido y yo ganado en volviendo va la cabeza nos dan nuestros para mirar hacia atrás. el campo caballos; sabed, conde, que no Miedo tiene porque cree desde el día que fui que el Cid se arrepentirá; pienso devolveros ni un conde no comí tan de ochavo, por todo el oro del buen grado, mundo Mío Cid no haría que mucha falta nos hace el sabor de esta comida y andamos necesitados. tal, de mí no será olvidado”. deslealtades así no las Cogiendo de vos y de Tres palafrenes le dieron, otros hemos de irnos hizo el Cid jamás. los tres muy bien El conde ya se ha ayudando, ensillados, y nos durará esta vida lo marchado, da la vuelta el danles buenas vestiduras, de Vivar, que quiera el Padre ricas pieles, ricos mantos. Santo, juntóse con sus mesnadas Entre los dos caballeros y muy alegre que está cielo, que las gentes de por el botín que de y con su favor el Cid Burriana se vengan ya aquella batalla les pudo tomar a Murviedro. para acá. quedará: Bien claro ha visto que Pronto tiene que tan ricos son que no Dios siempre le va empezarse esta batalla pueden ni su riqueza socorriendo. campal. contar. En la ciudad de Valencia Nuestro provecho en ha cundido mucho Dios fío que con ella FIN DEL CANTAR miedo. crecerá”. PRIMERO Al pasar el tercer día 66 todos juntados están. Los moros valencianos Mío Cid el bienhadado cercan al Cid. entonces empieza a Versión en español Éste reúne sus gentes hablar: moderno de Pedro Salinas Arenga “Sálveos el Creador, CANTAR SEGUNDO Aquello a los de mesnadas, y ahora Valencia muy poco gusto escuchad: Bodas de las hijas del les da. después de que nos Cid En consejo se reúnen y al salimos de la limpia Tirada 64 Cid fueron a cercar. cristiandad Marcharon toda la noche; -y no fue por nuestro El Cid se dirige contra cuando el alba fue a gusto, no se pudo tierras de Valencia rayar, remediar–, Aquí se empieza el allí cerca de Murviedro gracias a Dios nuestras poema de Mío Cid el de sus tiendas van a plantar. cosas siempre hacia Vivar. El Campeador al verlos adelante van. Ya ha poblado Mío Cid se empieza a maravillar: Hoy las gentes de aquel puerto de Alucat, “¡Alabado sea Dios, Valencia nos han venido se aleja de Zaragoza y de Señor espiritual! a cercar; las tierras de allá, Nos metimos en sus si en estas tierras atrás se ha dejado Huesca tierras, les hacemos nosotros nos quisiéramos y el campo de Montalbán mucho mal, quedar, de cara a la mar salada el vino suyo bebemos y muy firmemente a estos ahora quiere guerrear: nos comemos su pan. moros tenemos que por Oriente sale el sol y Con buen derecho lo escarmentar”. él hacia esa parte irá. hacen si nos vienen a 67 A Jérica gana el Cid, cercar, Fin de la arenga del Cid después Onda y como no sea con lucha Almenar, esto no se arreglará. “Cuando se pase la noche y las tierras de Burriana Salgan mensajes a y ya venga la mañana, conquistadas quedan ya. aquéllos que nos deben tenedme bien preparados ayudar, los caballos y las armas; 65 los unos vayan a Jérica y entonces iremos todos a Toma de Murviedro los otros a Alucat, atacar a su mesnada. Ayudóle el Creador, el desde allí pasen a Onda y Hombres desterrados Señor que está en el después hasta Almenar, somos, estamos en tierra extraña, aquí está el Cid de Muy alegre estaba el Cid, en la lucha se ha de ver Vivar”. muy alegres sus quién merece la Viérais allí tanta tienda compañas, soldada”. romper y desbaratar ; porque Dios les ayudó y los postes los arrancaban, ganaron la batalla. 68 se empiezan a derrumbar. Sus batidores envía, por Minaya da el plan de Pero los moros son la noche iban de marcha, batalla muchos y se quieren hasta Cullera se acercan, El Cid vence otra lid recobrar. después suben hasta campal Minaya por otro lado ya Játiva, Toma de Cebolla los venía a atacar; y luego camino abajo Oíd ahora lo que el los moros, mal que les hasta Denia se acercaban. bueno de Álvar Fáñez pese, por derrotados se Por todas aquellas costas quiso hablar: dan, mucho a los moros “Mío Cid, lo que habéis a uña de caballo escapan quebrantan. dicho como os place se los que pueden escapar. Conquistan Peña hará, A dos emires mataron en Cadiella con sus salidas y dadme a mí cien la caza que les dan entradas. caballeros, no os quiero y hasta la misma Valencia van los 70 pedir más, El Cid en Peña Cadiella vos con los otros que cristianos detrás. quedan de frente iréis a Grandes ganancias ha Cuando el Cid atacar. hecho Mío Cid el de Campeador conquistó Heridlos sin compasión, Vivar, Peña Cadiella, atacad sin vacilar, todo aquel campo gran disgusto fue que yo con los otros saquean, luego se cundiendo por Játiva y ciento por otro lado iré a vuelven atrás. por Cullera entrar Con las ganancias que ya no pueden recatar su y fío en el Dios del cielo llevan en Murviedro dolor los de Valencia. que el triunfo nuestro entraban ya, será”. una alegría muy grande 71 Muy bien le parece al se corre por el lugar. Conquista de toda la Cid lo que Minaya fue a A Cebolla toman luego y región de Valencia hablar. tierras de más acá. Por esas tierras de moros, La mañana ya llegó y se Miedo tienen en apresando y empezaron a armar, Valencia, no saben lo que conquistando, sabe cada cual el puesto se harán; durante el día durmiendo, que en la batalla tendrá. ya va haciendo mucho por las noches a caballo, Con el alba Mío Cid ruido la fama del de en ganar aquellas villas contra los moros se va: Vivar. pasa Mío Cid tres años. “Por Jesucristo y 69 Santiago que allá en los 72 Correrías del Cid al sur El Cid asedia a Valencia cielos están, de Valencia atacad, mis caballeros, a Pregona a los cristianos esos moros de verdad. A la otra parte del mar la guerra Aquí está Rodrigo Díaz, también se corre su fama. Esos moros de Valencia Valencia por darla a la arriba y abajo andar. escarmentados están, Cristiandad. Un plazo dio por si no se atreven a salir ni alguien venirles quiere a quieren irle a buscar, 73 ayudar. todas sus huertas las tala, Repítese el pregón Aquel cerco de Valencia hacíales mucho mal, (Serie gemela) nueve mese puesto está; y esos tres años seguidos “Quien quiera venir cuando el décimo llegó la el Cid los deja sin pan. conmigo para cercar a tuvieron que entregar. Quéjanse los de Valencia Por toda aquella comarca Valencia, no saben lo que -de voluntad ha de ser, grandes alegrías van se harán, pero ninguno por fuerza- cuando el Cid ganó a porque de ninguna parte les esperaré tres días allá Valencia y cuando entró su pan podían sacar. en Canal de la Celfa”. en la ciudad. Padre a hijo, hijo a padre, Los que luchaban a pie ningún amparo se dan, 74 hoy son caballeros ya, ni de amigo para amigo Gentes que acuden al y el oro y plata ganados se podían consolar. pregón ¿quién los podría contar? Muy mala cuita es, Cerco y entrega de Ricos son todos los señores, el tener mengua Valencia hombres que con Mío de pan. Esto dijo Mío Cid, el Cid están. A las mujeres y niños de Campeador leal, El quinto de la ganancia hambre se les ve finar, tórnase para Murviedro el Cid lo manda tomar el dolor tienen delante, que ganada tiene ya. en dineros acuñados no se pueden remediar. Mucho corren los treinta mil marcos le dan Por el gran rey de pregones y por todas y además le tocan bienes Marruecos entonces partes van; que no se pueden contar. quieren mandar, al sabor de la ganancia ¡Qué alegres se ponen pero con los almohades no quieren quedarse todos, qué alegre el Cid empeñado en guerra está, atrás; de Vivar, ningún amparo les dio y mucha gente se le acoge cuando en alto del no los quiso ayudar. de la buena cristiandad. alcázar su enseña vieron Al Cid, cuando se enteró, Por todas partes noticias plantar! mucha alegría le da; del Cid fueron a sonar, de noche deja Murviedro 75 muchos se juntan al Cid El rey de Sevilla quiere y se pone a cabalgar, y muy pocos se le van. a Mío Cid le amanece en recobrar Valencia Creciendo va la grandeza tierras de Monreal. de Mío Cid de Vivar. En reposo estaba el Cid Por Aragón y Navarra Al ver junta tanta gente ya con todas sus pregones mandaba echar ya se empezaba a alegrar. compañas, y hasta tierras de Castilla El Campeador entonces cuando a aquel rey de mensajeros suyos van. ya no quiso esperar más, Sevilla la noticia le Quien quiera dejar a Valencia se encamina y llegaba trabajos y ganarse buen sobre Valencia da. de que tomaron Valencia caudal, Bien la cercó Mío Cid, ni y que ninguno la ampara; con el Cid vaya, que un resquicio fue a dejar: a atacarlos vino entonces tiene deseos de guerrear, viérais allí a Mío Cid con treinta mil hombres y cercar quiere a de armas. no entre en mi barba querría hacer un estado Allí cerca de la huerta tijera, ni un pelo sea de los hombres que aquí libraron los dos batalla, cortado están y algo conmigo derrótalos Mío Cid el de y que hablen de esta ganaron: la crecida barba. promesa todos, moros y los pondremos por Ha legado la pelea hasta cristianos”. escrito y todos serán muy cerca de Játiva, El Campeador está en contados, al ir a pasar el Júcar ya Valencia descansando, si alguno quiere ocultarse van en derrota franca, con él Minaya, que no se o si de menos le echamos cuando cruzaron el río separa de su lado. tendrá que volver su sin querer bebían agua. Sus vasallos más parte a estos mis buenos Aquel gran rey de Sevilla antiguos de riqueza están vasallos con tres heridas escapa. cargados. que me guardan a A Valencia torna el Cid A todos los que al salir Valencia por sus con toda aquella del reino le acompañaron murallas rondando”. ganancia. el Cid casas y heredades A lo cual dijo Minaya: Buen botín fue el de en Valencia les ha dado. “Es consejo muy Valencia al ser la ciudad La bondad de Mío Cid ya sensato”. tomada, la van ellos probando. pero de esta gran victoria Y los que después 77 provecho más grande vinieron también reciben Recuento de la gente del sacan. buen pago. Cid Le tocaron, al que Comprende el Cid que Éste dispone nuevo menos, unos cien marcos ahora éstos, con lo que presente para el rey de plata. habían ganado, Manda a todos que a la Las cosas de Mío Cid ya si se pudiesen marchar lo Corte se le vengan a véis lo bien que harían de muy buen juntar marchaban. grado. y cuando están reunidos Y esto manda Mío Cid, lista les hizo pasar: 76 de Minaya aconsejado: El Cid deja su barba tres mil seiscientos tenía que a cualquier hombre Mío Cid el de Vivar. intonsa de aquéllos que con él Riqueza de los del Cid Sonríe el Campeador, de ganaron algo, tan alegre que está: Mucha alegría cundió que de él no se “A Dios y a Santa María entre todos los cristianos despidiese declarándose gracias, Minaya, hay que que en esa guerra vasallo, dar. acompaña a Mío Cid le prendan en donde Con mucho menos bienhadado. puedan y donde sea salimos de mis tierras de Ya le crecía la barba, alcanzado Vivar, mucho se le va y su riqueza le quiten y ahora tenemos riquezas y alargando, en horca sea colgado. aún hemos de tener más. que había dicho Rodrigo Ya se queda todo esto Si así os place, Minaya, y cuando salió desterrado: por el Cid bien arreglado, no os parece mal, “Por amor del rey y con Minaya Álvar mandaros quiero a Alfonso, que de su tierra Fáñez se seguía Castilla donde está me ha echado, aconsejando: nuestra heredad. “Si os parece, Minaya, A nuestro rey don Cuando con estas Mucho le gustó a Álvar Alfonso, que es mi señor noticias todos se están Fáñez lo que dice don natural, alegrando Rodrigo. de estas ganancias que de tierras de por Oriente A este bueno don hemos conquistado por un gran clérigo ha Jerónimo ya le acá llegado: nombraron obispo. darle quiero cien el obispo don Jerónimo Danle por sede Valencia, caballos, ídselos vos a era por nombre llamado. donde puede ser muy llevar, Mucho entendía de rico. por mí besadle la mano, letras, es en todo muy ¡Dios entre aquellos y con empeño rogad sensato, cristianos había gran que a mi mujer y a mis lo mismo a pie que a regocijo hijas, que allí en Castilla caballo era guerrero de que en tierras de están, esforzado. Valencia tuviesen señor si a tanto alcanza su Al Cid mayores obispo! gracia, me las deje ya provechos él quería irle Ya la Minaya muy alegre sacar. buscando, despidióse y ha partido. Ya mandaré yo por ellas, suspirando está por verle sabed cómo eso se hará: luchar con moros en Tirada 80 a la mujer y a las hijas de campo: Minaya se dirige a Rodrigo el de Vivar y dice que si se hartan de Carrión se irá a buscar con tal lidiar y herir sus manos pompa que a gran honra nunca tendría ningún Estas tierras de Valencia llegarán cristiano que lamentarlo. tranquilas están y en paz hasta estas tierras Cuando lo oyó Mío Cid, cuando Minaya Álvar extrañas que hemos muy satisfecho así ha Fáñez para Castilla se va. podido ganar”. hablado: Los altos de su viaje no Entonces dijo Minaya: ”Oídme, Minaya Álvar os los quiero contar. “De muy buena Fáñez, por Aquel que Preguntó por don voluntad”. está en lo alto, Alfonso, dónde le podría Por orden del Cid cien siempre que Dios nos hallar; hombres con Álvar Fáñez ayude bien es que lo dícenle que a Sahagún el irán agradezcamos; rey marchó poco ha, que en el viaje le sirvan en la tierra de Valencia que fuese para Carrión conforme a su voluntad. fundar quiero un donde le puede Cuando de hablar obispado, encontrar. acabaron se empiezan a se lo daré a don A Minaya estas noticias preparar. Jerónimo, buen caballero gran alegría le dan A San Pedro de Cardeña cristiano. y llevando sus presentes mil marcos manda llevar En Castilla también esto, ya se dirige hacia allá. y de ellos que den Minaya, podréis 81 quinientos a don Sancho, contarlo”. Minaya saluda al rey el buen abad. 79 Don Alfonso el 78 Don Jerónimo hecho castellano de misa estaba Don Jerónimo llega a obispo saliendo. Valencia He aquí a Minaya Álvar Fáñez cómo llega tan Peña Cadiella, la villa García, no sigáis apuesto, que está en un fuerte hablando, no; las dos rodillas ha peñón; de todos modos el Cid hincado delante de todo con todas estas ciudades mejor me sirve que vos”. el pueblo, ya de Valencia es señor. Entonces habla Minaya, y a los pies del rey Obispo hizo por su mano el esforzado varón: Alfonso púsose con Mío Cid Campeador, “Merced os demanda el mucho duelo, cinco batallas campales Cid, que si os place, las dos manos le besaba, libra y todas las gano. señor, y empezó a hablar, tan Grandes fueron las a su esposa y a sus hijas discreto: ganancias que le ha dado deis vuestro permiso vos el Creador, para salir del convento en 82 aquí tenéis las señales, la donde el Cid las dejó Discurso de Minaya al verdad os digo yo. e ir a Valencia a juntarse rey Estos cien gruesos con el Cid Campeador”. Envidia de Garci caballos buenos Entonces contesta el rey: Ordóñez corredores son, “Pláceme de corazón. El Rey perdona a la de ricos frenos y sillas Mientras vayan por mis familia del Cid todos llevan guarnición, reinos les daré Los infantes de Carrión Mío Cid, señor, os ruega manutención; codician las riquezas del que los toméis para vos, guárdenlas todos de mal, Cid que es siempre vuestro de ofrenta y de deshonor. “Merced, nuestro rey vasallo y os tiene por Cuando a la frontera Alfonso, por amor del señor”. lleguen esas damas Creador. Alzó la mano derecha el cuidad vos Estas manos os las besa rey y se santiguó: de servirlas cual se debe, Mío Cid el luchador, “De estas ganancias tan e igual el Campeador. que le hagáis merced os grandes que logró el Ahora, guardias y pide, válgaos el Creador. Campeador, mesnadas, escuchad con Los pies os besa y las por San Isidro bendito, atención: manos cual cumple a tan me alegro de corazón, No quiero que pierda gran señor. me alegro de las hazañas nada Mío Cid Vos, rey, le habéis que hace el Cid Campeador, desterrado, le quitasteis Campeador a todos los caballeros que vuestro amor, y recibo estos caballos le tienen por señor pero aunque está en tierra que me manda en lo que yo les confisqué extraña el Cid su deber donación”. hoy se lo devuelvo yo, cumplió, Se alegró el rey, pero al aunque sigan con el Cid a esos pueblos que se conde Garci Ordóñez le no pierdan su posesión, llaman Jérica y Onda pesó: seguros estén de daño o ganó, “Parece que en tierra mal en toda ocasión; Almenar ha conquistado, mora ya no hay hombres esto lo hago por que Murviedro, que es aún de valor siempre sirvan bien a su mayor, cuando tanto hace y señor”. a Cebolla gana luego y el deshace Mío Cid Álvar Fáñez de Minaya pueblo de Castejón, Campeador”. al rey las manos besó. Dijo el rey: “Conde Sonriese don Alfonso. ¡Dios, qué hermosamente Minaya vuelve a Cardeña Por gracia del rey habló! y parte con Jimena Alfonso ya quedáis en “Aquellos que quieran Pedro Bermúdez parte de libertad irse con el Cid Valencia para recibir a de veniros a Valencia, Campeador Jimena que ahora es nuestra venia les doy, váyanse en En Molina se le une heredad. gracia del Creador. Abengalbón Si os ve el Campeador Más ganaremos con esto Encuentran a Minaya en las tres sanas y sin mal, que con otro desamor”. Medinaceli todo le será alegría, no le Oíd lo que hablan aparte quedará un pesar”. los infantes de Carrión: Los infantes de Carrión Contestó doña Jimena: “Mucho cunden las ya decididos están, “Si Dios quiere, así será. hazañas de este Cid cuando se marcha Álvar Por mandato de Álvar Campeador, Fáñez vanle un rato a Fáñez tres caballeros se en casarnos con sus hijas acompañar: van ganaríamos los dos, “Vos que tan bueno sois con mensaje a Mío Cid, a pero vergüenza tenemos siempre hacednos hoy la Valencia, donde está. de decirlo, porque no bondad “Decid al Campeador, a es el suyo buen linaje de llevar nuestros saludos quien Dios guarde de para condes de Carrión”. a Mío Cid el de Vivar. mal, A nadie se lo dijeron y Con nosotros como que a su mujer y a sus así la cosa quedó. amigos puede Mío Cid hijas concede el rey Álvar Fáñez de Minaya contar”. libertad, del buen rey se despidió. Dijo Minaya. “Ese mientras vayan por sus “¿Os vais ya, Minaya? Id encargo nunca me puede reinos provisiones les en gracia del Creador. pesar”. dará. Un oficial de palacio Minaya su marcha sigue, Que dentro de quince quiero que vaya con vos. los infantes vuelven ya. días, si Dios nos guarda Si os lleváis a las damas, Encamínase a San Pedro de mal, sírvanlas a su sabor, donde las damás están. su mujer con las dos hasta el confín de ¡Qué gozo tan grande niñas y yo estaremos allá, Medina las guarde mi tienen cuando le ven y además estas señoras protección, asomar! que compañía les dan”. desde allí en adelante la Ya se ha apeado Minaya, Idos son los caballeros lo del Cid Campeador”. a San Pedro va a rezar, mandado cumplirán, Ya se despide Minaya, de cuando acabó la oración en San Pedro de Cardeña la corte se marchó. hacia las damas se va: Minaya se quedará. “Humíllome a vos, Vierais allí caballeros de 83 señora, que Dios os todas partes llegar, Minaya va a Cardeña por guarde de mal, irse quieren a Valencia doña Jimena que también a vuestras con Mío Cid de Vivar. Más castellanos se hijas las quiera el Señor A Álvar Fáñez le pedían prestan a ir a Valencia guardar. que los quisiera ayudar Minaya en Burgos Os saluda Mío Cid, desde y Minaya contestaba: Promete a los judíos allí donde él está, “Yo lo haré de voluntad”. buen pago de la deuda riqueza y salud tenía Sesenta y cinco a caballo del Cid cuando yo le fui a dejar. ya se fueron a juntar, más cien que tiene Fáñez para San Pedro se esperar. Minaya, que se trajera de va; Tú, Muño Gustioz, y tú, allá; muchas gentes se le Pedro Bermúdez, las damas en su viaje acogen, se preparan a marchad, buena compaña tendrán. marchar, con don Martín Quinientos marcos le dio a la hora de despedirse Antolínez, ese burgalés Álvar Fáñez al abad gran duelo tuvo el abad: leal. y los otros ya veréis en “Adiós, Minaya Álvar Vaya también don qué los quiso emplear: Fáñez, el Creador os Jerónimo, sacerdote de Minaya a doña Jimena, a valdrá, fiar, sus hijas y además de parte mía las manos al y cien hombres bien a todas aquellas damas Campeador besad, armados por si hubiera que acompañándolas van, que de este monasterio que luchar. con esos quinientos nunca se quiera olvidar, Por tierras de Albarracín marcos tiene pensado con su amparo este primero debéis pasar, comprar convento medre por después seguid a Molina las mejores vestiduras siempre jamás, que está puesta más allá. que en Burgos pueda que si el Cid así lo hace Abengalbón que la tiene encontrar, en honra suya será”. es moro amigo y de paz; con palafrenes y mulas Dijo Minaya: “He de con otros cien caballeros que sean buen de mirar. hacerlo con muy buena él os acompañará, Cuando en la ciudad de voluntad”. y subiendo hacia Medina, Burgos las compras Allí todos se despiden y lo mas que podáis andar, hechas están empiezan a cabalgar, a mi mujer y a mis hijas, y aquel bueno de Minaya con ellos va el palatino que con Minaya vendrán a San Pedro vuelve ya, que los tiene que guardar. por lo que a mí me he aquí que Raquel y Por todas las tierras dijeron, allí podréis Vidas a sus pies vanse a reales mucha comida les encontrar. arrojar: dan. Entonces con grandes “Merced, merced, Álvar De San Pedro hasta honras conducídmelas Fáñez, caballero de fiar, Medina cinco días acá. si Mío Cid no nos paga, tardarán. Yo me quedaré en nuestra ruina esto será, A Álvar Fáñez y a las Valencia, que mucho me al interés renunciamos si damas en Medina tenéis fue a costar nos vuelve el capital”. ya. y gran locura sería “Yo lo hablaré con el Cid De los que el mensaje dejarla sin amparar. si Dios me lleva hasta llevan ahora pasemos a Yo me quedaré en allá, hablar: Valencia, que Valencia por lo que vos le cuando de él se hubo es mi heredad.” ayudasteis buena merced enterado Mío Cid el de Cuando el Cid esto hubo os dará”. Vivar, dicho empiezan a Dijeron: “Quiéralo así la le plugo de corazón, gran cabalgar divina voluntad, alegría le da, y todo el tiempo que si no, de Burgos y así como oiréis ahora, pueden anduvieron sin saldremos y le iremos a así comenzaba a hablar: parar. buscar”. “Quien buen mandadero Albarracín lo pasaron, en El buen Minaya Álvar envía tal razón debe Fronchales están ya, al día siguiente llegan a al ver venir gente armada que a Castilla fue a Molina a descansar. gran sospecha le fue a buscar. Aquel moro Abengalbón, dar, Los primeros batidores a cuando supo a lo que envía dos caballeros que llegar empiezan ya, van, averigüen la verdad; las armas toman, ce muy bien que los recibió sin perder tiempo ponen con las armas a y muy contento que está: partieron, de muy buena jugar. “¿Sois vosotros los gana van, Por allí junto a Jalón vasallos de mi amigo uno se queda con ellos, grandes alegrías van. natural? otro se vuelve a avisar: Los otros ante Minaya se Sabed que vuestra “Son fuerzas de Mío Cid iban todos a humillar. llegada gran alegría me que nos vienen a buscar. Luego, el moro da”. Ved aquí a Pedro Abengalbón, que Ese buen Muño Gustioz Bermúdez que se quiere mirándoles está, habló sin más esperar: . adelantar, con gesto muy sonriente “De parte de Mío Cid os Muño Gustioz, vuestro a Minaya fue a abrazar, queremos saludar, buen amigo, viene detrás, según la costumbre mora, cien caballeros de escolta luego Martín Antolínez, beso en el hombro le da. os manda el Cid preparar, el de Burgos natural, “Dichoso el día, Minaya, que su mujer y sus hijas el obispo don Jerónimo, en que os vengo a en Medinaceli están, ese clérigo leal. encontrar. quiere que vayáis por El alcaide Abengalbón A esas damas traéis vos ellas y se las traigáis acá, con sus fuerzas también que honra nos vienen a y que hasta Valencia de va, dar, ellas no os queráis por dar gusto a Mío Cid a las dos hijas del Cid, a separar”. que mucho le quiere su esposa tan leal. Dijo Abengalbón: “Lo honrar. Tal es la suerte del Cid y haré de muy buena Todos forman una tropa, todos le hemos de honrar, voluntad”. en seguida llegarán”. aunque poco le Una gran comida a todos Dijo Minaya: “A caballo. quisiéramos no se le aquella noche les da Los iremos a encontrar”. puede hacer mal, y a la mañana siguiente Muy de prisa que se quedará con lo empiezan a cabalgar, montaron, no se querían nuestro, sea por guerra o ciento sólo le pidieron tardar; por paz. pero él con doscientos cien caballeros salían, Por muy torpe tengo yo va. todos de muy buen mirar, al que no ve esta verdad’. La sierra bravía y alta ya en caballos muy se la dejan atrás, hermosos con cubiertas 84 luego cruzan la llanura de cendal Los viajeros descansan de la Mata de Taranz, y petral de cascabeles; en Medina mucha confianza tienen, con escudo al cuello van, Parten de Medina a sin ningún recelo van, sendas lanzas en las Molina por el valle de Arbujuelo manos, con su pendón Llegan cerca de Valencia ya se aprestan a bajar. cada cual. Al oírle sonrió Álvar Allí en Medina Álvar Quiere Minaya que vean Fáñez de Minaya: Fáñez con gran cómo se sabe portar “Bien lo veo, precaución está, y como trata a las damas Abengalbón, que sois por de día y por de noche que salgan les ha amigo sin tacha; a las tres damas mandado si Dios me lleva hasta el guardaba, a recibir a Minaya y a las Cid, y le ve otra vez mi con un caballo a su damas hijasdalgo. alma, diestra y otro detrás con Él se estará allí en lo que hicisteis por sus armas. Valencia guardándola y nosotros no se quedará Álvar Fáñez de Minaya a vigilando, sin paga. su lado le acompaña. sabe muy bien que Álvar Vámonos ya a descansar, Ya se entran en Molina, Fáñez ya traera todo ]a cena está preparada”. villa rica y bien poblada. cuidado. Contéstale Abengalbón: Allí el moro Abengalbón “Mucho me place les sirve y nada les falta. 86 aceptarla, De todo lo que quisieron Don Jerónimo se y antes que pasen tres no echaron de menos adelanta a Valencia para días la devolveré nada, preparar una procesión doblada”. y las mismas herraduras El Cid cabalga al En Medinaceli entran, los el moro las costeaba. encuentro de Jimena atendía Minaya; A las damas y a Minaya Entran todos en la ciudad todos quedan muy ¡Dios. cuánto que los Todos estos caballeros ya contentos de la cena que honraba! reciben a Minaya, tomaran. Otro día de mañana en a las damas, a las niñas y Al oficial de palacio seguida cabalgaban, a los que acompañan. despedirse ya mandaban. hasta la misma Valencia Mandó Mío Cid a Honrado quedará el Cid, el moro los acompaña, aquellos servidores es de que allá en Valencia se de lo suyo iba gastando, su casa, estaba, de ellos no tomaba nada. que guarden bien el de aquellos ricos festines Y con estas alegrías y alcázar y las otras torres que en Medina estas noticias tan gratas altas aderezaran. ya están cerca de y que vigilen las puertas Todo lo costea el rey y Valencia, a tres leguas con sus salidas y nada pagó Minaya. mal contadas. entradas. Pasada está ya la noche, A Mío Cid de Vivar, que Manda traer a Babieca, ha venido la mañana, en buen hora ciñó poco ha que le ganara todos oyeron la misa y en espada, del rey moro de Sevilla seguida cabalgaban. hasta dentro de Valencia en aquella gran batalla, De Medinaceli salen, el un aviso le mandaban. aún no sabe Mío Cid, que río Jalón pasaban, en buen hora ciñó por el Arbujuelo arriba Tirada 85 espada, muy de prisa espoleaban, El Cid envía gentes al si será buen corredor y si la llanura de la Mata de encuentro de los viajeros muy en seco para. Taranz atravesaban, A la puerta de Valencia, llegan por fin a Molina, Alegre se puso el Cid donde bien a salvo la que Abengalbón como nunca más ni tanto, estaba, mandaba. de aquello que más ante su mujer e hijas El obispo don Jerónimo, quería la noticia le ha quería jugar las armas. el buen cristiano sin llegado. Con grandes honras de tacha, A doscientos caballeros todos son recibidas las acompañan, Miran la huerta, tan damas, para Dios y para vos son grande y tan frondosa el obispo don Jerónimo buenas y bien criadas”. que está, el primero se adelanta, A la madre y a las hijas y todas las otras cosas de su caballo se apea, a la mucho el Cid las placenteras de mirar. capilla marchaba abrazaba Alzan entonces las y con los que allí y del gozo que tenían manos, que a Dios encontró, que preparados todos los cuatro lloraban. querían rezar, estaban, Esas mesnadas del Cid por lo bueno y por lo con sobrepelliz vestida y muy jubilosas estaban, grande de aquella con las cruces de plata, jugaban a juegos de hermosa heredad. van a esperar a las damas armas y tablados Mío Cid y sus mesnadas y a aquel bueno de derribaban. todos contentos están. Minaya. Oíd lo que dijo Rodrigo, El invierno ya se ha ido y Mío Cid el bienhadado se que en buen hora ciñó marzo quería entrar. retrasaba: espada: Noticias os daré ahora túnica de seda viste, muy “Vos, doña Jimena mía, del otro lado del mar crecida trae la barba, querida mujer y honrada, y del rey moro Yusuf que ya le ensillan a Babieca, y las dos hijas que son mi allí en Marruecos está. muy bien que le corazón y mi alma, enjaezaban, en la ciudad de Valencia 88 se monta en él Mío Cid y conmigo haced vuestra El rey de Marruecos armas de palo tomaba. entrada, viene a cercar a Valencia En el nombrado Babieca en esta hermosa heredad Pésale al rey de el Campeador cabalga, que para vos fue Marruecos el triunfo de arranca a correr y dio una ganada”. don Rodrigo: carrera tan rauda Allí la madre y las hijas “En mis tierras y que todos los que le las dos manos le besaban heredades muy firme que vieron maravillados y en medio de grandes se ha metido estaban. honras las tres en y se lo agradece todo a su Desde aquel día Babieca Valencia entraban. Señor Jesucristo”. fue famoso en toda Entonces el de España. 87 Las dueñas contemplan a Marruecos llamar a sus Al acabar la carrera ya fuerzas hizo Mío Cid descabalga, Valencia desde el alcázar y cincuenta veces mil y va adonde su mujer y Con Mío Cid al alcázar guerreros ha reunido. sus dos hijas estaban. su esposa y sus hijas van, Ya se entraron por el Al verle doña Jimena a cuando llegaron las sube mar, en las barcas van los pies se le arrojaba: hasta el más alto lugar. metidos, “Merced, Cid, que en Vierais allí ojos tan se encaminan a Valencia buen hora fuiste a ceñirte bellos a todas partes en busca de don Rodrigo. la espada. mirar: Arribaron ya las naves, Sacado me habéis, oh a sus pies ven a Valencia, ellos a tierra han salido. Cid, de muchas cómo yace la ciudad, vergüenzas malas: y allá por el otro lado 89 aquí me tenéis, señor, tienen a la vista el mar. Ya llegaron a Valencia vuestras hijas me del Cid tan buena conquista, para casar a las hijas aquí esos tambores morunos allí plantaron sus tiendas os traen el ajuar”. en mi poder tendré yo; esas gentes descreídas. “Gracias os doy, Mío mandaré que os los Por fin al Campeador le Cid, y al Padre muestren y así veréis ]legan estas noticias. Espiritual”. cómo son. “Mujer, en este palacio y Don Jerónimo irá luego a 90 en esta torre quedad: colgar tanto tambor Alegría del Cid al ver las no sintáis ningún pavor en el templo de la huestes de Marruecos porque me veáis luchar, Virgen, madre de Temor de Jimena que Dios y Santa María Nuestro Señor.” “¡Loado sea el Creador y favorecerme querrán Éste es el voto que hizo Padre Espiritual! y el corazón se me crece Mío Cid Campeador. Los bienes que yo poseo porque estáis aquí detrás. Las damas van todos ahí delante están, Con la ayuda del Señor la alegrándose y ya pierden con afán gané a Valencia, batalla he de ganar”. el pavor. la tengo por heredad, Esos moros de 91 Marruecos, que muy como no sea por muerte El Cid esfuerza a su no la puedo yo dejar. corredores son, mujer y a sus hijas se iban metiendo en la A Dios y a Santa María Los moros invaden la gracias les tengo que dar huerta sin sentir ningún huerta de Valencia temor. porque a mi mujer e hijas conmigo las tengo acá. Izadas están las tiendas; 92 La suerte viene a ya rompe el primer albor, Espolonada de los buscarme del otro lado en las huestes de los cristianos del mar, moros a prisa suena el tendré que vestir las tambor. Los ha visto el centinela armas, que no lo puedo Contento está Mío Cid. y empieza a tañer la dejar, Dijo: “¡Qué buen día es esquila, y mi mujer y mis hijas hoy!” prestas están las ahora me verán luchar. Pero a su mujer del mesnadas de la gente de Verán en tierras extrañas miedo le estalla el Ruy Díaz. lo difícil que es estar, corazón Con muchas ganas se harto verán por sus ojos y las hijas y las damas arman y ya salen de la cómo hay que ganar el también sienten gran villa. pan”. pavor, Donde se topan con A su mujer y a sus hijas que en lo que tienen de moros acométenlos aína, al alcázar súbelas. vida no oyeran tal y de las huertas aquellas “Por Dios, Mío Cid, ¿qué retemblor. los echan con gran es ese campamento que Acaricióse la barba el mancilla. allí está?” buen Cid Campeador: Más de quinientos “Jimena, mujer honrada, “De esto saldremos mataron los del Cid en que eso no os dé pesar, ganando, no tengáis más este día. para nosotros riqueza miedo, no, maravillosa será. porque antes de quince 93 Apenas llegada y ya días, si así place al Plan de batalla regalos os quieren dar, Creador, Hasta el mismo “De muy buena Jimena campamento van los voluntad”. Reparto del botín cristianos detrás, harto han hecho ya aquel 94 Ya todos muy bien día y se empiezan a El Cid concede al obispo armados salen por Torres tornar. las primeras heridas de Cuarto; El buen Álvar Salvadórez Mío Cid a sus vasallos El día saliendo va y ya la bien los iba cautivo se queda allá. noche es entrada, Con el Cid se van aleccionando. no tardan en prepararse Hombres de gran volviendo los que comen aquellas gentes de su pan. confianza en las puertas cristianas. se dejaron, Vio lo que han hecho, Por segunda vez se oían pero ellos se lo cuentan, monta entonces Mío Cid los gallos antes del alba; en Babieca, su caballo, además. el obispo don Jerónimo Al gran Cid Campeador que de todas una misa les cantaba, guarniciones iba muy mucha alegría le da: cuando la misa acabó “Mis caballeros, oídme, bien preparado. buena absolución les Han salido de Valencia, esto aquí no ha de daba. quedar, ya la bandera sacaron, “El que en la lucha son cuatro mil menos si hoy ha sido día bueno, muriere peleando cara a mañana mejor será, treinta los que el Cid cara lleva a su lado cuando vaya a amanecer de sus pecados le todos armados estad, y a cincuenta mil de absuelvo y Dios cogerá moros sin miedo van a el obispo don Jerónimo su alma. la absolución nos dará, atacarlos. A vos, Cid Campeador, Minaya con Álvar la misa nos dirá luego, y que en buen hora ciñó entonces a cabalgar. Álvaroz éntrase por otro espada, lado, No puede ser de otro una misa os acabo de modo, los iremos a atacar y plúgole al Creador que cantar esta mañana, pudiera derrotarlos. en el nombre de Santiago y en cambio pediros y del Señor Celestial. El Cid hiere con la lanza, quiero que me otorguéis luego a la espada echa Más vale que les una gracia, ganemos que ellos nos mano, y es que los primeros a tantos moros mató que quiten el pan”. golpes sean dados por mi Álvar Fáñez de Minaya no pueden ser contados, espada”. le va por el codo abajo allí también quiso hablar: Díjole el Campeador: “Si así lo queréis, buen mucha sangre “Aquí os queda chorreando. Cid, a mí mandadme algo otorgada”. más, Al rey Yusuf de ciento treinta caballeros, 95 Marruecos tres golpes le dadme, bravos en lidiar; Los cristianos salen a ha descargado, atacad vos por un lado, batalla pero el moro se le escapa los míos por otro irán, Derrota de Yusuf a todo andar del caballo en una o en otra parte, o Botín extraordinario y se le mete en Cullera, en ambas, Dios nos El Cid saluda a su mujer castillo muy bien valdrá”. y sus hijas armado; Entonces contesta el Cid: Dota a las dueñas de hasta allí le sigue el Cid por ver si puede con la espada en la mano. y os han servido tanto alcanzarlo, Recíbenlo allí las damas quiero casar con algunos con otros que le que le estaban esperando, de estos mis buenos acompañan de aquellos ante ellas para, tiró de las vasallos; buenos vasallos. riendas al caballo: a cada una de ellas le Desde Cullera se vuelve “Ante vos me humillo, daré doscientos marcos Mío Cid el bienhadado, damas, gran honor os he y que sepan en Castilla muy alegre del botín tan ganado, que sirvieron a buen grande que han vos me guardabais amo. capturado. Valencia y yo vencía en De casar a vuestras hijas Ve cuánto vale Babieca, el campo. ya se hablará más de la cabeza hasta el Esto Dios lo quiso así, y despacio”. rabo. con Él todos sus santos, Allí todas se levantan, La ganancia de aquel día cuando por venir van a besarle las manos toda por suya ha vosotras tal ganancia nos y una alegría muy grande quedado. han dado. corrió por todo el De aquellos cincuenta Ved esta espada palacio. mil moros que habían sangrienta, ved sudoroso Tal como lo dijo el Cid contado, el caballo, así lo llevan a cabo. no pudieron escaparse es así como se vence a El buen Minaya Álvar nada más que ciento los moros en el campo. Fáñez seguía afuera en el cuatro. Rogad a Dios que os viva campo Las mesnadas de Ruy todavía algunos años con los hombres que Díaz saquearon todo el y muchos os besarán, en reparten, escribiendo y campo, vasallaje las manos”. recontando: entre la plata y el oro Esto dijo Mío Cid, luego de tiendas y ricas armas y recogieron tres mil bajo del caballo. de vestidos preciados marcos, Cuando ya estuvo en el no se puede ni pensar los y lo demás del botín no suelo y le ven muchos que se podían ni contarlo. descabalgado, encontraron. Alegre está Mío Cid, las damas y las dos niñas, Ahora quisiera deciros muy alegres sus vasallos la esposa que vale tanto, del botín lo mas granado: de que Dios les ayudara a ante el Cid Campeador y es que no pueden ni aquella victoria en las dos rodillas hincaron. echar cuenta de tantos campo. Vuestras somos y Dios caballos Después que al rey de quiera que aún nos viváis que andan con ricos Marruecos así hubieron muchos años”. arreos y no hay quien derrotado, Volvieron con él las quiera tomarlos; dejóse el Cid a Álvar damas y entran todos en los moros de aquella Fáñez de todo aquello palacio. tierra se sacaron también cuidando Con el Cid van a sentarse algo; y con sus cien caballeros en muy preciosos y además de todo esto a en Valencia ya se ha escaños: Mío Cid bienhadado entrado. “Mi mujer doña Jimena, de los mejores que cogen La cofia lleva caída, el ya que así lo habéis le tocaron mil caballos. yelmo se lo ha quitado, rogado Cuando al partir la así entró sobre Babieca y a las damas que trajisteis ganancia al Cid le tocaron tantos El Cid envía nuevo a prisa cabalgaban es que los demás presente al rey con doscientos caballeros quedaban, también ellos, que llevan en su bien pagados. En Valencia están alegres compaña; ¡Y qué de tiendas lujosas todas las gentes dirán al rey que Mío Cid con postes bien cristianas, ambas manos le besaba, trabajados tantos dineros tenían, que de esta lid que se sacaron del botín Mío tantos caballos y armas. Rodrigo de Vivar tiene Cid y sus vasallos! Doña Jimena y sus hijas ganada, La tienda del rey de alegres también estaban doscientos buenos moros, la más rica que y aquellas damas que ya caballos en regalo se los encontraron, se tenían por casadas. manda, dos postes la sostenían El bueno de Mío Cid no que siempre le servirá que de oro están perdía tiempo en nada: mientras que viva su labrados. “¿En dónde estáis, alma. Mío Cid Campeador a grande hombre? Venid todos los ha mandado para acá, Minaya. Tirada 97 que allí la dejen plantada La ganancia que os toca os la tenéis bien ganada, Minaya lleva el presente y no la toque cristiano: a Castilla “Tal tienda que como y a más de mi quinta ésta de Marruecos ha parte os digo con toda el Salidos son de Valencia pasado alma y ya empezaron a andar. enviarla quiero al rey don que toméis lo que Muchas riquezas Alfonso el Castellano. quisiereis: con lo que llevaban, bien tienen que Así verá que es muy quede me basta. vigilar. cierto que el Cid va Mañana al romper el día Andan de día y de noche, medrando algo”. habéis de marchar sin ningún reposo se dan, Todas aquellas riquezas falta, la sierra que parte el en Valencia las entraron. con caballos de esta reino la tienen pasada ya, El obispo don Jerónimo, quinta que me tocó en la y por el rey don Alfonso sacerdote muy honrado, ganancia, empiezan a preguntar. cuando acabo de lidiar todos con sillas y frenos, todos con sendas 98 con los moros a dos Minaya llega a manos, espadas; por amor de mi mujer y Valladolid no podía echar la cuenta de tantos como ha mis hijas adoradas, Aquellas sierras y matado. por habérmelas mandado montes, aquellos ríos Botín de mucha valía le a donde e]las deseaban, pasaban, tocara en el reparto estos doscientos caballos llegan a Valladolid, y a más el Cid Don al rey el Cid le regala, donde el rey Alfonso Rodrigo de Vivar, el que no piense don estaba. bienhadado, Alfonso mal del que en Aviso le mandan Pedro de la quinta parte suya el Valencia manda”. Bermúdez y el buen diezmo le ha regalado. Ordena a Pedro Minaya Bermúdez que se marche de que envíe a recibir a 96 con Minaya. toda aquella compaña Gozo de los cristianos Otro día de mañana muy que Mío Cid de Valencia este suelo y pies afrentados. con sus regalos le manda. besamos, ¡Qué fácilmente que a vos tiene por señor, vence reyes moros en el 99 llámase vuestro vasallo. campo, El rey sale a recibir a los Mucho aprecia Mío Cid como si estuvieran del Cid la honra que le habéis muertos él les quita sus Envidia de Garci dado. caballos! Ordóñez Pocos días ha, señor, que Raro sería si de esto no Alegre se puso el rey una batalla ha ganado nos viniera algún daño”. como nunca visteis tanto, contra ese rey de Marruecos que rey Yusuf 100 mandó cabalgar a prisa a El rey muéstrase todos sus fijosdalgo, es llamado: a cincuenta mil guerreros benévolo hacia el Cid y el rey fue de los primeros que montaron a los ha vencido en el Entonces estas palabras caballo campo, fue el rey Alfonso a por recibir los mensajes inmensas son las decir: que le manda el ganancias que en la lucha “A Dios y a San Isidoro bienhadado. se sacaron, agradezco este gentil Los infantes de Carrión en ricos se han don de doscientos también allí se convertido allí todos sus caballos que me envía encontraron vasallos; Mío Cid. y ese conde don García, estos caballos os manda, Mientras que mi reino del Cid enemigo malo. rey, y os besa las dure mejor me podrá Aquello a los unos place manos”. servir. y a los otros va pesando. Dijo entonces don A vos, Minaya, y a vos, A la vista tienen ya a los Alfonso: “Recíbolos de Bermúdez, que estáis del Cid bienhadado, buen grado. aquí, un ejército parecen, no Agradezco a Mío Cid mandaré que se os dé semejan enviados, este don que me ha ricamente de vestir, el rey don Alfonso al enviado. y todas las buenas armas verlos estábase Espero que llegue el día que vos quisiereis pedir, santiguando. en que por mí sea por que lleguéis más Minaya y Pedro premiado”. apuestos delante de Mío Bermúdez son los Esto a muchos les plació Cid. primeros llegados, y besáronle las manos. Tres caballos os regalo, los dos echaron pie a Al conde García Gómez podéis cogerlos de aquí. tierra, se apean de los mucho aquello le ha Contento estoy y ya oigo caballos. pesado, una voz dentro de mí Delante del rey Alfonso, él y diez parientes suyos que me dice que estas con los hinojos hincados, allí a un lado se cosas han de parar en los dos besaron el suelo, apartaron. buen fin”. los pies al rey le besaron. “Es maravilla del Cid “Merced, merced, rey 101 que su honra crezca Los infantes de Carrión Alfonso señor nuestro tan tanto; honrado, piensan casar con las con la honra que él se hijas del Cid en nombre de Mío Cid gana estamos muy Ya le besaron las manos y no sé si el casamiento Decid a Rodrigo Díaz el y se entran a descansar, querrá aceptármelo o no, que en buenhora nació manda el rey darles de mas ya que vos lo queréis que en sitio que a él le aquello de que hayan hablemos de la cuestión”. convenga podremos necesidad. A Álvar Fáñez de vernos los dos Ahora de los dos infantes Minaya y a Bermúdez, a y en el lugar que designe de Carrión os quiero esos dos será nuestra reunión. habla; mensajeros de Ruy Díaz, En aquello que yo pueda en pláticas reservadas y el rey entonces llamó, ayudarle quiero yo”. misteriosas están. y a un aposento cercano Los mensajeros del Cid “La prosperidad del Cid con ellos dos se apartó. al rey le dicen adiós, muy para adelante va, “Minaya y Pedro y Minaya con los suyos le pediremos sus hijas Bermúdez, escuchad esta hacia Valencia marchó. para con ellas casar, razón: Cuando supo que venía, se crecerá nuestra honra Muy bien que me está el buen Cid Campeador y así podremos medrar”. sirviendo Mío Cid a prisa monta a caballo, a Y allí con estas razones Campeador, recibirlos salió, al rey Alfonso se van. y como él se lo merece le sonreía Mío Cid y mucho concederé perdón; los abrazó. 102 que venga a verse Dijo Rodrigo: “Álvar Los infantes logran que conmigo, si gusta, Fáñez, Pedro Bermúdez, el rey trate el casamiento vuestro señor. ¿sois vos? El rey pide vistas con el Otras novedades hay en En pocas tierras se Cid esta mi corte, y son encuentran varones como Minaya vuelve a que don Diego y don estos dos. Valencia y entera al Cid Fernando, los infantes de ¿Cuáles noticias me de todo Carrión, manda don Alfonso, mi El Cid fija el lugar de las con las hijas de Mío Cid señor? vistas quieren casarse los dos. ¿Está contento de mí? “Esta merced os Llevad vos este mensaje, ¿No quiso aceptarme el pedimos, a vos, el rey y que así os lo ruego yo, don?” señor: decídselo de mi parte al Dijo Minaya: “Lo acepta queremos, si esta buen Cid Campeador. con alma y con corazón. demanda tiene vuestra A honra lo habrá de Muy satisfecho se queda aprobación, tomar, que irá ganando y os vuelve a su favor”. que nos pidáis a las hijas en honor, Dijo Mío Cid entonces: de Mío Cid Campeador, si por bodas emparienta “Gracias, gracias, casar queremos con ellas, con infantes de Carrión”. Creador”. honra será de los dos”. Habla Minaya, a Y luego los mensajeros El rey Alfonso un gran Bermúdez muy bien que le transmiten la razón rato meditando se quedó: le pareció: de que le rogaba Alfonso, “Yo he echado de esta mi “Al Cid se lo rogaremos rey de Castilla y León, tierra al buen Cid cual lo habéis mandado de que a sus hijas las Campeador, vos casase con infantes de trabajé yo por su mal y él y después el Cid que Carrión, por mi bien trabajó, haga lo que tenga por que con eso habrá de mejor”. ” honrarse y de subir en honor; tornaros su favor, celébrese la entrevista al así lo aconseja el rey con luego vos decidiréis lo cumplirse tres semanas; el alma y corazón. que convenga mejor”. si yo vivo para entonces Cuando lo oyó Mío Cid, Contestó entonces el Cid: me encontraré allí sin aquel buen Campeador, “Pláceme de corazón”. falta”. un rato muy dilatado Entonces dijo Minaya: Los mensajeros del Cid pensativo se quedó: “El rey Alfonso mandó ya sin tardar se tornaban. “Mucho le agradezco que el lugar de la De una parte y de otra esto a Cristo, Nuestro entrevista sea escogido parte a las vistas se Señor: por vos”. preparan. echado fui de la tierra, “Si así lo ordenara el rey, ¿Quién vio nunca por me quitaron el honor, dijo allí el Campeador, Castilla tanta mula bien con gran trabajo gané hasta donde él estuviera preciada, esto que poseo yo. iría a buscarle yo tanto hermoso palafrén Agradezco a Dios que el para honrarle cual se de buen aire y buena rey me haya vuelto a su debe a nuestro rey y marcha, favor señor. caballos tan bien criados y que me pida mis hijas Pero ya que así lo quiere y corredores sin tacha, para los dos de Carrión. acéptole yo el honor tanto vistoso pendón Minaya, Pedro y a orillas del río Tajo, encajado en buenas astas, Bermúdez, decidme ese que es río mayor, escudos que en medio vosotros dos podemos entrevistarnos llevan guarnición de oro de estas bodas cuando quiera mi señor”. y de plata, proyectadas cuál sea Ya están escritas las cendales de Alejandría, vuestra opinión”. cartas, el Cid muy bien tantos mantos, pieles “A nosotros nos parece las selló; tantas? lo que os parezca a vos”. con dos caballeros suyos Provisiones abundantes Dijo el Cid: “De gran a prisa las envió: el rey enviar mandaba linaje vienen esos de lo que quiera el rey a orilla del Tajo, donde la Carrión, Alfonso eso hará el entrevista se prepara. andan siempre con la Campeador. Un séquito numeroso al corte, muy orgullosos rey Alfonso acompaña. que son; 103 Los infantes de Carrión estas bodas, en verdad, El rey fija plazo para las con gran alegría andan, no me gustarían, no, vistas mucho compran, unas pero si el rey lo aconseja, Dispónese con los suyos cosas las deben y otras él que vale más que nos, para ir a ellas las pagan, bien podemos en secreto Por fin, a aquel rey porque con aquella bodas discutir esa cuestión, honrado le presentaron ellos ya se figuraban y que Dios el de los las cartas, que tendrán cuanto cielos nos inspire lo cuando las vio don quisieran de oro y plata. mejor”. Alfonso de corazón se El monarca don Alfonso “Además de todo esto, alegraba. muy de prisa cabalgaba Alfonso, vuestro señor, “Saludadme a Mío Cid, con condes y ricos dijo que querría veros en que en buen hora ciñó hombres y con muy donde os plazca a vos: espada: grandes mesnadas. de veros tiene deseo y Los infantes de Carrión su buen séquito llevaban. que mandó a Espuelas pican y el Cid Leoneses y gallegos al Montemayor, con los suyos se marchó, rey Alfonso acompañan con el Martín Antolínez, caballos de armas y no se pueden contar las ese burgalés de pro, llevaban que muy mesnadas castellanas. el obispo don Jerónimo, corredores son, Allí soltaron las riendas, clérigo de lo mejor, Mío Cid se los ganara, no para la entrevista Álvar Salvadórez y el se los dieron por don. marchan. buen Álvar Álvaroz, El Cid va para las vistas el valiente caballero que que con el rey concertó. Tirada 104 llaman Muño Gustioz Un día antes que llegue El Cid y los suyos se y ese Galindo García el Mío Cid, el rey llegó. disponen para ir a las que vino de Aragón. Cuando vieron que venía vistas Todos éstos se preparan a ese buen Campeador, Parten de Valencia ir con el Campeador, a recibirle salieron con El rey y el Cid se avistan y los demás caballeros grandes muestras de a orillas del Tajo. que vasallos suyos son. honor. Perdón solemne dado por Al buen Álvar Al verlos adelantarse, el el rey al Cid Salvadórez y a Galindo que en buen hora nació Convites el de Aragón, a todos sus caballeros El rey pide al Cid sus a éstos les ha que parasen los mandó, hijas para los infantes encomendado Mío Cid menos a unos pocos de El Cid confía sus hijas al Campeador ellos que quiere de rey y éste las casa que le guarden a corazón; Las vistas acaban Valencia con alma y con con esos quince vasallos Regalos del Cid a los que corazón, del caballo se apeó, se despiden y que los demás estén cual lo tenía pensado, el El rey entrega los bajo el mando de ellos que en buen hora nació. infantes al Cid dos. De rodillas se echa al De las puertas del alcázar suelo, las manos en él Allá dentro de Valencia, esto Mío Cid mandó: clavó, Mío Cid Campeador, ni de día ni de noche no aquellas yerbas del sin demora a la entrevista las abra nadie, no. campo con sus dientes muy bien que se preparó. Dentro se queda su las mordió Tanta buena mula, tanto esposa, quedan sus hijas y del gozo que tenía el palafrén de condición, las dos, llanto se le saltó. muy buenas armas y en las que Cid tiene Así rinde acatamiento a mucho buen caballo puestos el alma y Alfonso, rey de León. corredor corazón, Ante los pies del y tantos mantos y pieles y todas aquellas damas monarca de esta manera y capas de gran valor. que sus servidoras son. cayó, La gente chicos y Ha dispuesto Mío Cid no le gusta al rey Alfonso grandes, vestidos van de como prudente varón verle en tal humillación: color. que no salgan del alcázar “Levantáos, levantáos, Álvar Fáñez y el buen esas damas mientras no mi buen Cid Campeador, Pedro Bermúdez aquellos haya tornado a Valencia besar mis manos os dejo, son, el que en buen hora pero besar los pies no, Martín Muñoz es el otro nació. si no lo hiciereis así, no os vuelvo mi favor”. que seáis mi huésped, os en que no han hecho en Con las rodillas hincadas ruego, si así os place, tres años una comida seguía el Campeador: señor”. mejor. “Merced os pido, buen Dijo el rey: “Hacerlo así Otro día de mañana, así rey, vos, mi natural no sería justo, no, como sale el sol, señor, vos acabáis de llegar, y el obispo don Jerónimo que ante vos arrodillado anoche he llegado yo; una misa les cantó. me devolváis vuestro hoy habéis de ser mi A la salida de misa el rey amor, huésped, Mío Cid a todos juntó: y puedan oírlo todos los Campeador, “Infanzones y mesnadas, que están alrededor”. y ya mañana se hará lo condes, oíd con atención Dijo el rey: “Así lo haré que más os plaza a vos”. el ruego que voy a hacer con alma y con corazón, Bésale la mano el Cid, a a Mío Cid Campeador, aquí os perdono, Cid, y su demanda cedió. que sea para su bien ojalá os vuelvo mi favor, Entonces le saludaron los lo quiera Dios. desde hoy en todo mi infantes de Carrión: Vuestras hijas, Cid, os reino acogida os doy yo”. “Os saludamos ¡oh Cid, pido, doña Elvira y doña Habló entonces Mío Cid, que en tan buen hora Sol, fue a decir esta razón: nació! para que casen con ellas “Gracias, el perdón en todo lo que podamos los infantes de Carrión. acepto, Alfonso, rey y amigos somos los dos”. Me parece el casamiento señor, Repuso allí Mío Cid: honroso para los dos, al cielo le doy las gracias “¡Quiéralo así el los infantes os las piden y y después del cielo a vos, Creador!” les recomiendo yo. y a todas estas mesnadas Al en buenhora nacido Y pido a todos aquellos que están aquí Mío Cid Campeador, que están presentes y son alrededor”. el rey, aquel día entero, vasallos vuestros o míos, Con las rodillas hincadas por su huésped le tomó. que rueguen en mi favor. las dos manos le besó, No se harta de estar con Dádnoslas, pues, Mío se levanta y en la boca al él, le quiere de corazón, Cid, y que os ampare rey otro beso dio. mucho le mira la barba Dios”. que tan larga le creció. “No querría yo casarlas, Todos los que están allí A todos los que allí están repuso el Campeador, se alegran de corazón. el Cid los maravilló. que no tienen mucha Sólo al conde Garci El día ya va pasando y ya edad, las dos muy Ordóñez y a Álvar Díaz la noche se entró. pequeñas son. les pesó. Otro día de mañana muy De mucho renombre Habla entonces Mío Cid, claro salía el sol. gozan los infantes de fue a decir esta razón: Mío Cid el de Vivar a los Carrión, “Mucho que se lo suyos ordenó buenos son para mis hijas agradezco al gran Padre que preparasen cocina y aún quizá para mejor. Creador, para tantos como son; Yo di vida a estas dos porque me ha vuelto su muy satisfechos niñas, pero las criasteis gracia don Alfonso, mi quedaron de Mío Cid vos; señor, Campeador, a lo que mandéis ahora de día y de noche tenían mucha alegría y estamos, rey Alfonso, tendré la ayuda de Dios; todos acordes son ellas y yo. Aquí están, en vuestras hijos son. desde hoy como queráis, manos, doña Elvira y haced de ellos cual os Mío Cid, mandadlos vos; doña Sol, plazca, Mío Cid que os sirvan como padre dadlas a quien vos Campeador”. y os guarden como queráis, que siempre será Recíbelos Mío Cid, al rey señor”. en mi honor”. las manos besó: “Mucho lo agradezco, “Gracias, dijo el rey, a “Mucho que os lo rey. Quiero aceptar todos los de esta corte y a agradezco, como a mi rey vuestro don. vos”. y señor, Dios que en los cielos Entonces se levantaron vos me casáis a mis hijas, está os dé muy buen los infantes de Carrión no soy quien las casa galardón”. y van a besar las manos yo”. al que en buenhora nació. La palabra está 105 Allí cambian sus espadas empeñada, las promesas El Cid no quiere entregar con el Cid Campeador dadas son, las hijas por sí mismo en prenda de pacto. al otro día de mañana, en Minaya será Luego el rey don Alfonso cuanto saliere el sol, representante del rey habló: cada cual se tornará allí “Ahora una merced os “Gracias, Cid, a ti, tan de donde salió. pido, a vos mi rey bueno y preferido de Grandes cosas hizo natural: Dios, entonces Mío Cid ya que casáis a mis hijas por darme vuestras dos Campeador, según vuestra voluntad, hijas para infantes de vierais allí gruesas nombrad vos quien las Carrión. mulas, palafrenes de entregue, mis manos no En mi mano yo las tomo, valor, las darán doña Elvira y doña Sol, tantas buenas vestiduras y los infantes de eso no y por esposos les doy los que de mucho coste son, se podrán alabar”. infantes de Carrión. todo aquello de regalo el Respondió el rey: “Este A vuestras hijas las caso, Cid Ruy Díaz lo dio buen Álvar Fáñez lo será. la licencia me dais vos, a aquellos que se lo Cogedlas y a los infantes que en vuestro provecho piden, y a nadie dijo que se las iréis a entregar sea, ojalá lo quiera Dios. no. tal como lo hago yo Aquí tenéis, Mío Cid, los Sesenta de sus caballos ahora, cual si fuese de infantes de Carrión, regala el Campeador. verdad, yo me vuelvo desde aquí, Muy contentos se van en todas las velaciones con vos irán ellos dos. todos de aquella gran las tenéis que apadrinar, Trescientos marcos de reunión, cuando volvamos a plata en ayuda les doy tenían que separarse, que vernos todo se me ha de yo, ya la noche llegó. contar”. que los gasten en las Dijo Álvar Fáñez: bodas o en lo que El rey a los dos infantes de la mano los cogió, “Señor, pláceme de quisiereis vos. voluntad”. Cuando hayáis llegado y así se los fue a entregar todos a Valencia la a Mío Cid Campeador. 106 mayor “Aquí tenéis vuestros El Cid se despide del rey vuestras hijas y los hijos, pues que yernos Regalos yernos, que ya vuestros vuestros son: Todas las cosas se acompañados por Pedro Muño Gutioz; hicieron como se habían Bermúdez no tiene el Cid en su casa pensado. un caballero mejor. Dijo el Cid: “Rey don En su caballo Babieca el Ellos así irán sabiendo Alfonso, señor mío tan Cid Ruy Díaz montó: cómo son los de Carrión. honrado, “Aquí lo quiero decir Con ellos va Ansur en recuerdo de estas ante mi rey y señor: González, bullanguero y vistas, quered aceptarme quien desee ir a las bodas hablador, algo. o recibir algún don muy largo de lengua era Traigo treinta palafrenes, puede venirse conmigo, y no tanto de valor. todos bien enjaezados, no habrá de perderlo, Muchas honras hacen a treinta caballos ligeros, no”. los infantes de Carrión. todos muy bien De su señor don Alfonso Ya los tenéis en ensillados, el Cid ya se despidió, Valencia, la que Mío Cid aceptadlos y dejadme, no quiere que le ganó. señor, besaros las acompañe, de él allí se Y cuando más se manos”. separó. acercaron su alegría era “Mío Cid, me tenéis ya Vierais allí caballeros, y mayor. de tanto obsequio muy apuestos que son, A don Pedro y a don colmado. besar las manos al rey Muño les dice el Estos caballos acepto que Alfonso en señal de Campeador: vos me habéis regalado, adiós. “Que tengan un buen y que quiera el Creador y “Concedednos vuestra albergue los infantes de con Él todos los santos gracia y dadnos vuestro Carrión que ese placer que me perdón, y vos quedáos con ellos, dais os sea muy bien al mando del Cid nos que así os lo mando yo. premiado. vamos a Valencia la Cuando venga la mañana Cid Ruy Díaz de Vivar, mayor. y en cuanto que apunte el vos mucho me habéis Veremos las bodas de los sol honrado, infantes de Carrión a sus esposas verán, doña me servís muy bien y y de las hijas del Cid Elvira y doña Sol.” estoy contento de tal doña Elvira y doña Sol”. vasallo. Mucho que le place al 108 Si Dios me da vida, Cid, rey y a todos permiso El Cid anuncia a Jimena yo os premiaré con algo. dio, el casamiento Al Señor os encomiendo, crece el séquito del Cid, pero el del rey se Al llegar la noche todos de esta entrevista me se marcharon a sus casas, marcho amenguó, mucha gente es la que va Mío Cid Campeador en y Dios quiera dar buen el alcázar entraba, fin a lo que aquí con Mío Cid Campeador. Para Valencia caminan la Doña Jimena y sus hijas concertamos”. allí dentro le esperaban que en buenhora ganó. 107 A don Diego y don “¿Sois vos, Cid Muchos del rey se van Fernando por compañía Campeador, que en con el Cid a Valencia les dio buenhora ciñó espada? Los infantes al buen don Pedro Por muchos años os vean Bermúdez, al buen don los ojos de nuestras caras”. corazón, los infantes saludaron; “Gracias a nuestro Señor que a aquello que me luego fueron a sentarse aquí estoy, mujer pedía no supe decir que en un magnífico escaño. honrada, no. Todos los de Mío Cid, conmigo traigo dos Así en sus manos os prudentes y mesurados, yernos que gran honra puse, hijas mías, a las tenían puesta la vista en nos deparan: dos. su señor bienhadado. agradecédmelo, hijas, Pero de verdad os digo: El Campeador Ruy Díaz porque estáis muy bien él os casa, que no yo”. entonces se ha levantado: casadas”. “Ya que tenemos que 111 hacerlo, no hay para qué 109 Preparativos de las bodas retardarlo: Doña Jimena y las hijas Presentación de los venid acá, buen Minaya, se muestran satisfechas infantes Minaya entrega a quien tanto quiero y las esposas a los infantes amo, Allí le besan las manos Bendiciones y misa su mujer y sus dos hijas aquí tenéis mis dos hijas, Fiestas durante quince póngolas en vuestras y todas las otras damas días de quien ellas se servían. manos. Las bodas acaban, Sabéis que con don “Gracias a Dios y a vos regalos a los convidados gracias, Cid, de la barba Alfonso en hacerlo así El juglar se despide de quedamos, crecida, sus oyentes cosas que vos decidáis en nada quiero faltar a lo son cosas bien decididas. Entonces se comenzó a que está concertado: Nada les ha de faltar, adornar todo el palacio, dárselas a los infantes de mientras viváis, a mis los suelos y las paredes Carrión con vuestras hijas”. con tapices los taparon, manos, “Padre, cuando nos telas de púrpura y seda y que la bendición reciban caséis seremos las dos muchos paños preciados. y esto se vaya acabando”. muy ricas”. ¡Cuánto gusto os daría Álvar Fáñez contestó: comer en aquel palacio! “Yo lo haré de muy buen 110 Los caballeros del Cid grado”. El Cid recela del todos se fueron juntando. Las dos se ponen en pie, casamiento Van entonces a buscar a él las cogió de la mano, “Mi mujer, doña Jimena, don Diego y don y a los de Carrión, sea lo que quiera Dios. Fernando: Minaya así entonces les A vos os digo, hijas mías, ya cabalgan los infantes, va hablando: doña Elvira y doña Sol, caminan para palacio “Ante Álvar Fáñez estáis que con este casamiento con muy buenas presentes los dos ganaremos en honor, vestiduras, ricamente hermanos; pero sabed que estas ataviados. por mano del rey bodas no las he arreglado ¡Qué bien y con qué Alfonso, que me lo tiene yo: humildad e el alcázar mandado, os ha pedido y rogado entraron! estas damas os entrego -y don Alfonso, mi señor. Los recibe Mío Cid, con son las dos hijasdalgo-, Lo hizo con tanta el todo sus vasallos. tomadlas vos por mujeres firmeza, tan de todo Al Cid y a doña Jimena para honra y bien de los cuatro”. Recíbenlas los infantes hidalgos. de corazón y buen grado, Ruy Díaz el de Vivar, Allí moran los infantes al Cid y a doña Jimena Mío Cid el bienhadado, muy cerca de los dos les van a besar la mano. entre mulas, palafrenes y años, Cuando hubieron hecho corredores caballos en Valencia todo el esto se salieron del lo menos un centenar de mundo hacíales agasajos. palacio, bestias ha regalado Muy contento estaba el todos a Santa María de y además muchos Cid, muy contentos sus prisa se encaminaron. vestidos y ricas pieles y vasallos. El obispo don Jerónimo mantos, Ojalá quiera la Virgen revistióse apresurado y dinero de oro y plata María y el Padre Santo y en la puerta de la que no es posible que salgan bien estas iglesia ya los estaba contarlo. bodas al que así las ha esperando, También se ponen de casado. bendiciones les echó, la acuerdo de Mío Cid los Las coplas de este cantar misa les ha cantado. vasallos aquí se van acabando. Cuando salen de la y a todos los invitados Que Dios creador os iglesia cabalgan a muy hicieron buenos regalos. valga y con Él todos sus buen paso, Al que algo quiere santos. al arenal de Valencia llevarse bien que le todos los del Cid llenan las manos; FIN DEL CANTAR marcharon. ricos vuelven a Castilla SEGUNDO ¡Dios, qué bien que los que a las bodas juegan armas Ruy Díaz y llegaron. sus vasallos! Ya todos aquellos El que en buenhora nació huéspedes de Valencia Versión en español tres veces mudó el van marchando, moderno de Pedro Salinas caballo. despídense de Ruy Díaz, Satisfecho se halla el Cid Mío Cid el bienhadado, de lo que estaba mirando. despídense de las damas Buenos jinetes allí los de y de todos los hidalgos, Carrión se mostraron. muy satisfechos se Con las damas se marchan del Cid y de sus volvieron y ya en vasallos. Valencia han entrado, Agradecidos hablaban de muy ricas bodas se hacen lo bien que les trataron. en el hermoso palacio. También están muy Al otro día el Cid manda alegres don Diego y don que planten siete tablados Fernando, y, antes de comer, las los infantes de Carrión, tablas de los siete hijos del conde Gonzalo. derribaron. Ya han regresado a Quince días bien Castilla los huéspedes cumplidos aquellas bodas invitados, duraron Mío Cid y sus dos yernos y al cabo de ellas en Valencia se han empiezan a marcharse los quedado. CANTAR TERCERO Estando en esto despierta Marruecos ataca a La afrenta de Corpes el que en buen hora nació Valencia y ve cercado el escaño Tirada 112 suyo por tanto varón. Así estaban los infantes “¿Qué es esto, decid, dolidos de gran pesar, Suéltase el león del Cid cuando fuerzas de Miedo de los infantes de mesnadas? ¿Qué hacéis aquí alrededor?” Marruecos Valencia Carrión quieren cercar. El Cid amansa al león “Un gran susto nos ha dado, señor honrado, el Allí en el campo de Vergüenza de los Cuarto van los moros a infantes león.” Se incorpora Mío Cid y acampar, Estaba el Cid con los presto se levantó, cincuenta mil tiendas suyos en Valencia la y sin quitarse ni el manto grandes allí plantadas mayor se dirige hacia el león: están. y con él ambos sus la fiera cuando le ve Mandábalos el rey Búcar, yernos, los infantes de mucho se atemorizó, de quien habréis oído Carrión. baja ante el Cid la hablar. Acostado en un escaño cabeza, por tierra la cara 114 dormía el Campeador, hincó. Los infantes temen la ahora veréis qué sorpresa El Campeador entonces batalla mala les aconteció. por el cuello le cogió, El Cid los reprende. De su jaula se ha como quien lleva un escapado, y andaba caballo en la jaula lo Al Cid y a todos los suelto el león, metió. suyos gran contento les al saberlo por la corte un Maravilláronse todos de entró, gran espanto cundió. aquel caso del león van a tener más Embrazan sus mantos las y el grupo de caballeros a ganancias y dan las gentes del Campeador la corte se volvió. gracias a Dios. y rodean el escaño Mío Cid por sus yernos Pero mucho lo sintieron protegiendo a su señor. pregunta y no los halló, los infantes de Carrión, Pero Fernando González, aunque los está llamando y al ver tanta tienda mora el infante de Carrión, no responde ni una voz. muy poco gusto les dio. no encuentra dónde Cuando al fin los Entonces los dos meterse, todo cerrado lo encontraron, el rostro hermanos se apartaron a halló, traen sin color un rincón: metióse bajo el escaño, tanta broma y tanta risa “Calculamos las tan grande era su terror. nunca en la corte se vio, ganancias, pero los El otro, Diego González, tuvo que imponer peligros no. por la puerta se escapó silencio Mío Cid Ahora aquí en esta gritando con grandes: Campeador. batalla tendremos que “No volveré a ver Avergonzados estaban entrar los dos, Carrión.” los infantes de Carrión, me parece que ya nunca Detrás de una gruesa gran pesadumbre tenían volveremos a Carrión viga metióse con gran de aquello que les pasó. y que enviudarán las pavor hijas de Mío Cid y, de allí túnica y manto 113 Campeador.” todos sucios los sacó. El rey Búcar de Aunque hablaban en secreto, los oye Muño la Crónica de veinte huyendo, y díjole: “Don Gustioz reyes.) Fernando, tomad este y fue a contarlo en caballo y decid a todos seguida a Rodrigo su Generosidad de Pedro que vos matasteis al señor. Bermúdez moro, su dueño, y yo lo “Ahí tenéis a vuestros Cuando estaban hablando atestiguaré.” yernos. De tan valientes de esto envió el rey que son El infante le dijo: “Don Búcar al Cid que le Pedro, mucho os al ir a entrar en batalla dejase Valencia y se echan de menos Carrión. agradezco lo que decís.” marchase en paz; que, si Idlos vos a consolar, por no, le pagaría todo lo que “Ojalá llegue algún día amor del Creador, había hecho. El Cid dijo en que esto pueda ser que no entren en la a aquél que trajera el pagado.” batalla y se estén en paz mensaje: “Id a decir a Allí el infante y don los dos. Búcar, a aquel hijo de Pedro los dos juntos se Con vos nos basta a enemigos, que antes de tornaron. nosotros y ya nos valdrá tres días ya le daré yo lo Don Pedro dice que es el Señor.” que pide.” cierto lo que cuenta don Mío Cid el de Vivar muy Fernando. sonriente salió: Al día siguiente mandó el Mucho le ha gustado el “Dios os guarde, yernos Cid que se armasen todos Cid y también a sus míos, los infantes de los suyos y salió contra vasallos. Carrión, los moros. Los infantes “Todavía creo yo, si mis hijas en vuestros de Carrión le pidieron quiere el que está en lo brazos están, más blancas entonces atacar en primer alto, que el sol. lugar, y cuando el Cid ya que luchando en campo Yo suspiro por batallas y tuvo formadas sus filas, abierto mis dos yernos vosotros por Carrión. don Fernando, uno de los serán bravos”. Quedáos aquí en infantes, se adelantó para Así hablaba el Cid, y Valencia, holgad a ir a atacar a un moro mientras las fuerzas se vuestro sabor, llamado Aladraf. El iban juntando que de luchar con los moro, cuando le vio, y en las huestes de los moros ya entiendo arrancó también contra moros los tambores van bastante yo él, y el infante, con el sonando; y a derrotarlos me atrevo gran miedo que le por maravilla lo tienen con merced del Creador.” infundió el moro, volvió muchos que aquellos riendas y huyó, y ni cristianos 115 siquiera se atrevió a Mensaje de Búcar que nunca vieran esperarle. tambores porque son Espolonada de los cristianos Pedro Bermúdez, que iba recién llegados. Cobardía del infante junto a él, cuando vio Más que todos se Fernando aquello fue a atacar el asombraban don Diego y moro, luchó con él y le don Fernando; (Laguna el manuscrito: mató. Luego cogió el si atendieran a su gusto cincuenta versos que se caballo del moro y se fue de allí se habrían suplen con el texto de tras el infante que iba marchado. Oíd ahora lo que habló vos gozáis de su favor, y de aquí veremos nosotros Mío Cid el bienhadado: con vos ha de luchar. qué tal pelea el abad.” “Ven acá, Pedro Decidnos a cada uno Bermúdez, tú, mi sobrino dónde tiene que atacar 117 tan caro, y todos su obligación El obispo rompe la cuídame tú de don Diego, cual vos mandéis batalla cuídame de don cumplirán. El Cid acomete Fernando, Con Dios y con vuestra Invade el campamento de que los dos son yernos suerte veamos lo que va a los moros míos y cosa que mucho pasar.” El obispo don Jerónimo amo. Mío Cid dijo: “No hay hizo una buena arrancada Los moros, si Dios prisa, tengamos y fue a atacar a los moros ayuda, no han de quedar tranquilidad.” allí donde ellos acampan. en el campo.” Llega entonces don Por la suerte que tenía y Jerónimo, muy armado por lo que Dios le amaba 116 que está, Pedro Bermúdez se de sus dos golpes delante de Mío Cid se fue primeros dos enemigos desentiende de los el obispo a parar: infantes mataba. “Hoy os he dicho la misa Ya tiene rota la lanza y Minaya y don Jerónimo de la Santa Trinidad; piden el primer puesto en metió mano a la espada. si he salido de mi tierra y ¡Cómo se esfuerza el la batalla aquí os vine a buscar obispo, Dios mío, qué “Yo os digo, Mío Cid, y es por ganas que tenía de bien luchaba! espero esa caridad, algunos moros matar, A dos mató con la lanza que este día los infantes honrar quiero yo mis y ahora cinco con la por ayo no me tendrán, armas y mi orden espada. acompáñelos quien sacerdotal Pero son muchos los quiera, que a mí poco se y ser en esta batalla quien moros y en derredor le me dan. primero atacará. cercaban, Yo en vanguardia con los Traigo yo pendón y muy grandes golpes le míos los moros iré a armas que de lejos se dieron, pero la armadura atacar verán, aguanta. y vos con los vuestros, si así place al Creador Mío Cid el bienhadado Cid, aquí a retaguardia hoy las querría ensayar, los ojos en él clavaba, estad, porque así mi corazón por fin embraza el y si hubiere algún peligro tranquilo se quedará, escudo, baja el astil de la ya me vendréis a y vos, Mío Cid, por eso lanza ayudar.” aún me estimaríais más. y espolea a su Babieca, el El buen Minaya Álvar Si ese favor no me hacéis caballo que bien anda: Fáñez entonces se fué a de aquí me quiero ya va a atacar a los acercar: marchar” moros con el corazón y el “Escuchad lo que os Dijo entonces Mío Cid: alma. digo, Cid Campeador “Tal como queréis se Entre las filas primeras el leal, hará, Campeador se entraba, esta batalla de ahora el allí estan los moros, id a siete tira por tierra, y a Señor es quien la hará, vuestras armas a probar, otros cuatro los mataba. Así empieza la victoria te veo espolear, iban tornando; que aquel día fue se me figura que quieres cada cual va recogiendo lograda. en mí tu espada ensayar. lo que encuentra por el Mío Cid con sus vasallos Mas si no cae mi caballo campo. detrás de los moros anda. y ningún tropiezo da, Por fin a las tiendas Vierais romper tantas no te juntarás conmigo llegan con su señor cuerdas y quebrar tantas como no sea en el mar.” bienhadado. estacas Responde entonces el Mío Cid Rodrigo Díaz, y con sus labrados postes Cid: “Esto no será Campeador afamado: tiendas que se verdad.” viene con sus dos desplomaban. Buen caballo tiene espadas, las dos que él Los del Cid a los de Búcar, grandes saltos le estima tanto, Búcar fuera de sus hace dar, por el campo de batalla al tiendas lanzan. pero Babieca el del Cid a correr de su caballo; los alcances le va. la cara trae descubierta, 118 Mío Cid alcanza a Búcar capucha y yelmo Los cristianos persiguen a tres brazas de la mar, quitados, al enemigo alza su espada Colada, un la cofia a medio poner El Cid alcanza y mata a fuerte golpe le da, sobre el pelo Búcar los carbunclos de su descansando. Gana la espada Tizón yelmo todos se los fue a Ya por todas partes van De sus tiendas les arrojan arrancar, llegando sus vasallos. y persiguiéndoles van: luego el yelmo y la El Campeador entonces Vierais allí tantos brazos cabeza le parte por la algo ve que le ha con sus lorigas cortar, mitad, gustado, tantas cabezas con yelmo hasta la misma cintura la alza la vista y se queda por aquel campo rodar espada fue a penetrar. hacia adelante mirando: y los caballos sin amo El Cid ha matado a Búcar por allí ha visto venir a correr de aquí para allá. aquel rey de allende el don Diego y don Aquella persecución siete mar, Fernando millas fue a durar. ganó la espada Tizona, los infantes de Carrión, Mío Cid a aquel rey mil marcos de oro valdrá. hijos del conde Gonzalo. Búcar a los alcances le Batalla maravillosa y Alégrase Mío Cid, va: grande supo ganar. sonriente les ha hablado: “Vuélvete, Búcar, decía, Aquí se honró Mío Cid y “¿Sois vosotros, yernos viniste de allende el mar cuantos con él están. míos? Por hijos os tengo y al Cid de la barba a ambos, 119 ya sé que estáis muy grande cara a cara has de Los del Cid vuelven del mirar, contentos de lo bien que alcance habéis luchado, los dos, hemos de El Cid, satisfecho de sus besarnos, pactaremos a Carrión mandaré yo yernos; ellos, mensajeros a contarlo, amistad.” avergonzados Repuso Búcar: “¡Que también dirán que al rey Ganancias de la victoria Búcar la batalla le Dios confunda a un amigo tal! Con las ganancias que ganamos. Espada tienes en mano y han hecho a Valencia Fío en Dios nuestro Señor y fío en todos sus santos alegre está Mío Cid Muy grandes son las que de esta victoria todos como todos sus vasallos, ganancias del Cid y de saldremos muy bien a cada cual le tocó de sus vasallos, pagados.” ración seiscientos a más de lo que tenían lo Álvar Fáñez de Minaya marcos. que ahora les ha tocado. en este instante ha Los yernos de Mío Cid Mandó Mío Cid Ruy llegado, aquel dinero tomaron Díaz de Vivar el escudo al cuello, con que les toca del botín y lo bienhadado mucha señal de espada ponen a recaudo, que de aquel botín tan marcado; creen que en todos sus grande que en la batalla de los golpes de las días ya nada habrá de ganaron lanzas Minaya no hacía faltarlos. a cada cual se le dé lo caso Todo el mundo allí en que es justo en el reparto y aquellos que se los Valencia iba muy bien y que el quinto que a él le dieron con ninguno le arreado, toca tampoco fuese acertaron. comía a su placer y olvidado. Le va por el codo abajo llevaba buenos mantos. Todos lo hicieron así y mucha sangre Gran alegría que tienen muy cuerdos se chorreando, Mío Cid y sus vasallos. mostraron. arriba de veinte moros De su quinta parte tocan Minaya había matado: 120 al Cid seiscientos “Gracias a Nuestro El Cid, satisfecho de su caballos Señor, el Padre que está victoria y de sus yernos y acémilas de otras clases en lo alto, (Repetición) y muchos camellos, y a vos gracias, Mío Cid Gran día fue aquel en la tantos de Vivar el bienhadado. corte del Campeador, que de los muchos que A su rey Búcar matasteis, la batalla la ganaron y él había no fue posible la batalla les ganamos, al rey Búcar mató. contarlos. para vos son estos bienes Alza Mío Cid la mano, la y para vuestros vasallos. 122 barba se acarició: El Cid, en el colmo de su También vuestros yernos, “Gracias a Cristo que es Cid, hoy aquí se han gloria, medita dominar a de todo el mundo Señor, Marruecos señalado, hoy por fin he visto eso están hartos de lidiar con Los infantes, ricos y que tanto quería yo, honrados en la corte del los moros en el campo.” y es que mis yernos Dijo el Cid: “Contento Cid lucharon conmigo en estoy de que así se hayan campo los dos. Tales ganancias ha hecho portado, He de mandar Mío Cid Campeador: si hoy ya son buenos, mensajeros a que cuenten “Gracias a Dios de los mañana aún habrán de en Carrión cielos y de este mundo ser bravos.” que nos son de gran Señor, De verdad lo dijo el Cid provecho y pelean con ahora me sobra riqueza, y ellos lo toman a valor.” antes todo me faltó, escarnio. tengo bienes, oro y Todas aquellas ganancias Tirada 121 tierras, heredades de a Valencia ya han Reparto del botín valor, llegado, y a mis hijas las casé con Carrión cosas, lo nuestro está en infantes de Carrión, fue a recibirlos Minaya buenas manos.” gano todas las batallas en nombre de su señor: Los vasallos de Mío Cid por gracia del Creador “Venid acá; mis sonríen al escucharlos: y moros como cristianos parientes, honra ganamos que en perseguir unos, de mí tienen gran pavor. por vos.” otros en luchar, se Por Marruecos, donde De verlos llegar se alegra señalaron están las mezquitas, va la Mío Cid Campeador: y en ninguna parte vieron voz “Yernos míos, aquí está a don Diego y don de que una noche a mi mujer, dama de pro, Fernando. asaltarlos llegará el aquí están ambas mis Por todas aquellas burlas Campeador. hijas, doña Elvira y doña que en la corte les Ellos así se lo temen, Sol: gastaron, pero no lo pienso yo: que os abracen, infantes, y porque siempre con no tengo que ir a y os sirvan de corazón. risas los están buscarlos, en Valencia Gracias a Santa María, escarmentando, estoy mejor, madre de Nuestro Señor, los infantes de Carrión que ellos me darán de estos casamientos tienen pensamientos tributo si así lo quisiera vuestros iréis ganando en malos. Dios, honor. Se fueron a hablar aparte, y a mí me lo pagarán o a Buenos mensajes irán a bien se ve que son quien les designe yo. las tierras de Carrión.” hermanos. Muy grandes gozos Pero aquello que ellos tenían en Valencia la 123 traman no queremos ni mayor Vanidad de los infantes escucharlo. todas aquellas mesnadas Burlas de que ellos son “Vámonos para Carrión, de Mío Cid Campeador objeto ya hace mucho que aquí por la victoria en que Entonces empieza a estamos, habían luchado de hablar el infante don son tan crecidos los corazón; Fernando: bienes que aquí no también los yernos del “Gracias a Dios Creador, hemos ganado Cid contentos están los y a vos, Mío Cid que aunque viviéramos dos, honrado, mucho no podríamos valía cinco mil marcos la tantos bienes poseemos gastarlos.” parte que les tocó: que no pueden ser por muy ricos se tenían 124 contados, Los infantes deciden los infantes de Carrión. por vos ganamos en Todos van hacia la corte afrentar a las hijas del honra y por vos hemos Cid de Mío Cid Campeador, luchado, allí estaba don Jerónimo, Piden al Cid sus mujeres a los moros que para llevarlas a Carrión aquel obispo de pro, vencimos allí en el Álvar Fáñez de Minaya, EI Cid accede campo y matamos Ajuar que da a sus hijas caballero luchador, a aquel rey que los y otros muchos que en su Los infantes dispónense a mandaba, Búcar, un marchar casa el Campeador crió. traidor probado. Cuando entraron en la Pensad, Cid, en vuestras corte los infantes de Las hijas despídense del pedimos a vuestra Servid bien a mis dos padre esposa, pedimos primero hijas, que vuestras a vos mujeres son, “Pidamos nuestras y a Minaya y a los otros que si las sirviereis bién mujeres a este Cid que están aquí alrededor os daré buen galardón.” Campeador. que nos den nuestras A todo dicen que sí los Diremos que las mujeres, esposas por infantes de Carrión. llevamos a heredades de bendición, Sus hijas les ha Carrión para llevarlas a aquellas entregado Mío Cid para que vean allí las tierras nuestras de Campeador, tierras que nuestras son. Carrión: y empiezan a recibir lo Saquémoslas del amparo de lo que en arras les que el Cid les regaló. de Mío Cid Campeador, dimos tomaran ya Cuando ya estuvieron y por el camino haremos posesión hartos de recibir tanto lo que nos plazca a los y así verán vuestras hijas don dos las tierras que nuestras mandan cargar las antes que nos pidan son, acémilas los infantes de cuentas por aquello del y que han de ser de los Carrión. león. hijos que nos nazcan a Mucho rebullicio había De gran linaje venimos, los dos.” por Valencia la mayor, somos condes de No receló ningún mal cada cual sus armas coge, Carrión. Mío Cid Campeador: en su caballo montó Muchos bienes nos “Llevadlas y de algo mío por despedir a las hijas llevamos que valen yo les haré donación; del Cid, que van a mucho valor, vosotros disteis por arras Carrión. escarnio haremos a las unas villas de Carrión, Iba a comenzar la marcha hijas del Campeador. yo quiero darles ahora la despedida llegó. Con estos bienes seremos tres mil marcos de valor, Entonces las dos ya ricos hombres los dos: y mulas y palafrenes que hermanas doña Elvira y podremos casar con hija de buena talla son doña Sol de rey o de emperador. y unos veloces caballos van a hincarse de rodillas De gran linaje venimos, de montar para los dos ante el Cid Campeador: somos condes de y trajes y vestiduras de “Merced os pedimos, Carrión; oro y seda en profusión. padre, válgaos el escarnio haremos a las Os daré mis dos espadas, Creador, hijas del Campeador Colada y Tizona; no vos nos habéis antes que nos pidan olvidéis que las gané en engendrado, nuestra cuentas por aquello del el campo, a lo varón madre nos parió, león.” si os entrego a mis hijas señor y señora nuestros, Después de puestos de por hijos os tengo yo. estáis delante los dos. acuerdo a la corte van los Para allá os me lleváis las Ahora, padre, nos dos, telas de corazón. mandáis a las tierras de hicieron callar a todos, Que sepan allí en Castilla Carrión Fernán González habló: y en Galicia y en León y fuerza nos es cumplir “Nuestro Señor os con qué riqueza tan aquello que mandáis vos. bendiga, Mío Cid grande hoy os despido a Así merced os pedimos, Campeador, los dos. nuestro buen padre y señor, Pero ha visto en los Elvira y doña Sol; que mandéis noticias agüeros Mío Cid bien a portáos como sabéis que vuestras a las tierras de las claras a mí me gusta las dos.” Carrión.” que aquellos dos Allí añadieron los Las abraza y en la boca casamientos han de tener yernos:. “Ojalá lo quiera las besa el Cid a las dos. una tacha. Dios.” Mas no puede Grandes sentimientos 125 arrepentirse, que ya hubo en esa separación: Jimena despide a sus casadas estaban. el padre con las dos hijas hijas lloraba de corazón, El Cid cabalga para 126 igual hacen los vasallos despedir a los viajeros El Cid envía con sus de Mío Cid Campeador. Agüeros malos hijas a Félez Muñoz “Escucha sobrino mío, Último adiós. El Cid escucha Félez Muñoz, Esos abrazos y besos la torna a Valencia madre dobles los daba: que descanséis en Molina Los viajeros llegan a una noche quiero yo “Id con Dios, dijo, hijas Molina mías y que el Creador os por saludar a mi amigo el Abengalbón les buen moro Abengalbón; vaga, acompaña a Medina el amor de vuestro padre que reciba a mis dos Los infantes piensan yernos como él sepa y el mío os acompañan. matar a Abengalbón Id a Carrión, que tenéis mejor; allí heredades y casas; “¿Dónde estás, sobrino dile que envío a mis hijas me parece a mí, hijas mío, dónde estás, Félez allá a tierras de Carrión; mías, que os tengo bien Muñoz? en lo que ellas necesiten, casadas.” Primo de mis hijas eres, que las sirva a su sabor, A su padre y a su madre quiéreslas de corazón; y que luego hasta Medina las dos manos besaban, mando que vayas con las acompañe a las dos. les dan el Cid y su esposa ellas hasta el mismo Por todo lo que él hiciere su bendición y su gracia. Carrión, le daré buen galardón.” Ya don Rodrigo y los que veas las heredades Como la uña de la carne suyos a cabalgar que para mis hijas son el Cid de allí se arrancó. empezaban, y que con esa noticia Ya vuelve para Valencia llevan muy ricos vuelvas al Campeador.” el que en buenhora nació vestidos, muchos Félez Muñoz le contesta: y siguen por su camino caballos y armas. “Con alma y con los infantes de Carrión. Los infantes de Carrión corazón.” Al llegar a Albarracín dejan Valencia la clara, El buen Minaya Álvar todo el mundo descansó, adiós dijeron a sus Fáñez ante Mío Cid paró: al otro día de prisa compañeros y a las “Mío Cid, volvamos ya a cabalgan los de Carrión, damas. Valencia la mayor, ya llegaron a Molina, que Por la puerta de Valencia que si así nos lo permite es del moro Abengalbón. salen corriendo las Nuestro Padre y Creador El moro cuando lo supo armas, un día iremos a verlas a se alegra de corazón alegre va Mío Cid y esas tierras de Carrión.” y con muchos alborozos aquellos que le “A Dios os a recibirlos salió. acompañan. encomendamos, doña ¡Qué bien que los sirve en todo aquello que se ofreció: tramando los infantes de De vosotros me separo, Al otro día con ellos el Carrión.” gente mala y de traición. buen moro cabalgó Con vuestro permiso y doscientos caballeros 127 marcho, doña Elvira y que a acompañarlos Abengalbón se despide doña Sol, mandó. amenazando a los poco me importa la fama Ya atravesaron la sierra, infantes de infantes de Carrión. la que llaman de Luzón, Ese buen de Abengalbón, Quiera Dios, y así lo el valle del Arbujuelo moro valiente y leal, mande, Él que de todo es pasan, y junto al Jalón con doscientos caballeros Señor, en lo que Ansarera jugando las armas va; que de estas bodas llaman el descanso se delante de los infantes resulte contento el tomó. por fin se viene a parar, Campeador.” A las dos hijas del Cid esto que les dice el moro Esto les ha dicho el moro regalos el moro dio mucho gusto no les da: y para atrás se tornó. y dos hermosos caballos “Si no fuera por respeto a Iban jugando las armas ofrece a los de Carrión. Mío Cid de Vivar, cuando pasan el Jalón, Lo hace todo por cariño a haría yo con vosotros como hombre de buen Mío Cid Campeador. algo que diese que seso a Molina se volvió. Cuando ven tantas hablar: Ya se marchan de riquezas como el buen devolvería sus hijas al Ansarera los infantes de moro sacó Campeador leal Carrión, allí entre los dos y vosotros a Carrión no de día y de noche andan, hermanos urdieron una tornaríais jamás.” no se dan descanso, no, traición. dejan a la izquierda “Cuando dejemos a las 128 Atienza, un fortísimo hijas del Campeador El moro se torna a peñón, si pudiéramos matar a Molina, presintiendo la ya la gran sierra de este moro Abengalbón desgracia de las hijas del Miedes detrás de ellos se esas riquezas que él tiene Cid quedó serían para los dos. Los viajeros entran en el y por esos montes Claros Tan seguro lo tendremos reino de Castilla cabalgan más y mejor. como aquello de Carrión Duermen en el robledo A un lado dejan a Griza, y no podrá exigirnos de Corpes la que Álamos pobló, nada el Cid Campeador.” A la mañana quédanse y las cuevas donde a Elfa Mientras que estaban solos los infantes con sus este Álamos encerró. urdiendo los infantes su mujeres y se preparan a San Esteban de Gormaz traición maltratarlas. allá a la diestra se vio. un moro que el castellano Ruegos inútiles de doña En el robledal de Corpes sabía los entendió Sol entraron los de Carrión, y sin guardar el secreto Crueldad de los infantes las ramas tocan las se lo dice a Abengalbón. “Decidme: ¿qué os he nubes, muy altos los “No te fíes de esos hecho, infantes de montes son hombres, yo te lo digo, Carrión? y muchas bestias feroces señor, Yo sin malicia os sirvo, rondaban alrededor. que tu muerte están vos tramáis mi perdición. Con una fuente se encuentran y un pradillo de verdor. por aquello del león.” las carnes a las dos, Mandaron plantar las Allí los mantos y pieles sobre las telas de seda tiendas los infantes de les quitaron a las dos, limpia la sangre asomó. Carrión sólo camisa y brial sobre Las hijas del Cid lo y esa noche en aquel sitio el cuerpo les quedó. sienten en lo hondo del todo el mundo descansó. Espuelas llevan calzadas corazón. Con sus mujeres en los traidores de Carrión, ¡Oh, qué ventura tan brazos señas les dieron cogen en las manos grande si quisiera el de amor. cinchas que fuertes y Creador ¡Pero qué mal se lo duras son. que asomase por allí Mío cumplen en cuanto que Cuando esto vieron las Cid Campeador! sale el sol! damas así hablaba doña Desfallecidas se quedan, Mandan cargar las Sol: tan fuertes los golpes acémilas con su rica “Vos, don Diego y don son, cargazón, Fernando, os lo rogamos los briales y camisas mandan plegar esa tienda por Dios, mucha sangre los cubrió. que anoche los albergó. sendas espadas tenéis de Bien se hartaron de pegar Sigan todos adelante, que buen filo tajador, los infantes de Carrión, luego irán ellos dos: de nombre las dos esforzándose por ver esto es lo que mandaron espadas, Colada y quién les pegaba mejor. los infantes de Carrión. Tizona, son. Ya no podían hablar No se quede nadie atrás, Cortadnos ya las cabezas, doña Elvira y doña Sol. sea mujer o varón, seamos mártires las dos, menos las esposas de así moros y cristianos 129 ellos, doña Elvira y doña siempre hablarán de esta Los infantes abandonan a Sol, acción, sus mujeres porque quieren solazarse que esto que hacéis con (Serie gemela) con ellas a su sabor. nosotras no lo Lleváronse los infantes Quédanse solos los merecemos, no. los mantos y pieles finas cuatro, todo el mundo se No hagáis esta mala y desmayadas las dejan, marchó. hazaña, por Cristo en briales y camisas, Tanta maldad meditaron nuestro Señor, entre las aves del monte los infantes de Carrión. si nos ultrajáis caerá la y tantas fieras malignas. “Escuchadnos bien, vergüenza sobre vos, Por muertas se las esposas, doña Elvira y y en juicio o en corte han dejaron, por muertas, que doña Sol: de pediros la razón.” no por vivas. vais a ser escarnecidas en Las damas mucho ¡Qué suerte si ahora estos montes las dos, rogaron, mas de nada les asomase el Campeador nos marcharemos sirvió; Ruy Díaz! dejándoos aquí a empezaron a azotarlas los vosotras, y no infantes de Carrión, Tirada 130 tendréis parte en nuestras con las cinchas Los infantes se alaban de tierras del condado de corredizas les pegan sin su cobardía Carrión. compasión, Luego con estas noticias hiérenlas con las espuelas “Los infantes de Carrión irán al Campeador donde sientan mas dolor, por muertas se las y quedaremos vengados y les rasgan las camisas y dejaron Ni la una ni la otra darse Muñoz: Dios, podían amparo esperará allí a sus primas, ya pronto va a anochecer Los de Carrión por hijas del Campeador, y me da mucho temor, aquellos montes se van o verá qué es lo que han no nos coman estas fieras alabando: hecho con ellas los de que andan por “Ya de aquellos Carrión. alrededor.” . casamientos estamos Ya los ha visto venir y lo Ya volvían en su acuerdo muy bien vengados, que hablaban oyó, doña Elvira y doña Sol, no debimos por no sospechan los infantes abren los ojos y ven al mancebas siquiera, que está por alrededor, bueno Félez Muñoz: haberlas tomado, que si ellos le hubieran “Primas mías, tened porque para esposas visto, no escapara vivo, ánimo, por amor del nuestras son de linaje no. Creador. muy bajo. Los caballos espolean y En cuanto me echen de La deshonra del león ya ya se alejan los dos. menos los infantes de se va vengando.” El rastro que ellos Carrión dejaron lo sigue Félez en seguida en busca mía 131 Muñoz saldrán en persecución Félez Muñoz sospecha de y por fin a sus dos primas y aquí moriremos todos los infantes desmayadas encontró. si no nos socorre Dios.” Vuelve atrás en busca de Llamándolas: “Primas, Entonces con mucho las hijas del Cid primas”, del caballo se duelo empieza a hablar Las reanima y las lleva apeó, doña Sol: en su caballo a San lo ata por la rienda a un “Todo os lo pagará Mío Esteban de Gormaz árbol, hacia ellas se Cid Campeador, Llega al Cid la noticia de dirigió. dános ahora un poco de su deshonra “Primas mías, primas agua, por amor del Minaya va a San Esteban mías, doña Elvira y doña Creador.” a recoger las dueñas Sol, Entonces con el Entrevista de Minaya con muy mala hazaña que sombrero que lleva Félez sus primas hicieron los infantes de Muñoz Así alabándose iban los Carrión. -nuevo y recién estrenado infantes de Carrión. Su castigo han de llevar de Valencia le sacó- Pero ahora quiero por la voluntad de Dios.” de la fuente coge agua y hablaros del buen Félez Las acorre y en su a sus primas se la dio: Muñoz, acuerdo ya van volviendo muy lastimadas estaban y aquel sobrino de Ruy las dos: de beber las hartó. Díaz el Campeador. de tan traspuestas que Se alzan del suelo y se Él también con los demás estaban aún no tenían ni sientan, que él así se lo hacia adelante siguió, voz. rogó. pero iba de mala gana, Partíansele las telas de Animos les iba dando, les corazonada le entró, dentro del corazón alivia el corazón; de los otros se separa, allí al decirles: “Primas, por fin las dos se a un lado se quedó primas, doña Elvira y esforzaron, en sus brazos y en la espesura del doña Sol, las cogió monte se esconde Félez despertad, que aún es de y en seguida a su caballo día, primas, por amor de las sube Félez Muñoz; con el manto que llevaba pésale de corazón. ya la noticia llegó a sus dos primas cubrió, Por fin mensajeros llegan de que se acerca Minaya al caballo por la rienda a Valencia la mayor; a buscarlas a las dos. coge y de allí las sacó. cuando le dan la noticia a La gente de San Esteban, Por aquellos robledales Mío Cid Campeador como muy buenos que que tan solitarios son durante un rato muy son van los tres; cuando largo pensativo se quedó a Minaya y a los suyos salieran ya se había y luego alzando la mano, muy bien que los recibió; puesto el sol. la barba se acarició. de vino, trigo y viandas A aguas del Duero “¡Alabado sea siempre tributo les ofreció. llegaron, y entonces Cristo, del mundo Señor! Minaya, . aunque no lo Félez Muñoz ¡Buena honra que me han acepta, agradecido en Torres de Doña dado los infantes de quedó. Urraca a sus dos primas Carrión! “Muchas gracias quiero dejó, Lo juro por esta barba daros, varones de y él solo hasta San que jamás nadie mesó: discreción Esteban de Gormaz no se saldrán con las por vuestra ayuda y continuó: suyas los infantes de respeto en eso que nos A Diego Téllez, vasallo Carrión, pasó, de Álvar Fáñez se a mis dos hijas muy bien mucho que os lo encontró, tengo que casarlas yo. agradece desde allí el cuando oye lo que pasaba El Cid y toda su corte Campeador pésale de corazón, tenían mucho dolor y asimismo desde aquí busca allí cabalgaduras y Álvar Fáñez lo sentía con mucho lo agradezco yo. vestidos de valor el alma y corazón. ¡Por el Dios que está en y se vuelve adonde Con el buen Pedro los cielos, que tendréis estaban doña Elvira y Bermúdez ya Minaya buen galardón!” doña Sol; cabalgó, Lo que Minaya les dijo entonces a San Esteban y con Martín Antolínez, les da gran satisfacción de Gormaz trajo las dos ese burgalés de pro. y al descanso de la noche y como él mejor sabia A doscientos caballeros toda el mundo se marchó. con gran honra las sirvió. con ellos el Cid mandó. A sus dos primas fue a Las gentes de San Que anduviesen día y ver Minaya, el noble Esteban de Gormaz noche su señor les varón, honradas son, ordenó sus miradas le clavaron al saber lo que pasaba les y que traigan a sus hijas a doña Elvira y doña Sol: pesó de corazón, Valencia la mayor. “Con tanto gozo os tributo ofrecen a las hijas Prisa se dan a cumplir lo vemos como al mismo del Campeador. que manda su señor, Creador. Allí se quedaron ellas de día y noche cabalgan, Agradecédselo a Él si hasta encontrarse mejor. no toman reposo, no. estamos vivas las dos. Mientras, se iban Por fin llegan a Gormaz, Cuando hayamos alabando los infantes de castillo de gran valor, descansado en Valencia Carrión. y allí, por sólo una la mayor Por todas aquellas tierras noche, el descanso se ya os iremos contando la la noticia se corrió, tomó. pena que nos pasó”. al bueno del rey Alfonso Entonces a San Esteban 132 verdad Gustioz que pida al rey Minaya y sus primas y a recibirlos salía de justicia parten de San Esteban muy buena voluntad. Muño habla al rey en El Cid sale a recibirlos Por amor de Mío Cid una Sahagún, y le expone su gran cena les da. mensaje Álvar Fáñez y las damas Y de aquí para Valencia El rey promete llorando los tres están. en derechura se van. reparación Entonces Pedro Al que en buen hora Bermúdez así les nació ya la noticia le dan, “¡Aquí estás, Muño empieza a hablar: a prisa monta a caballo, a Gustioz, tú mi vasallo de “Doña Elvira y doña Sol, recibirlos saldrá, pro? no tengáis cuidado ya, iba jugando las armas de ¿Muño Gustioz que en sanas y vivas estáis y lo gozoso que está. buenhora en mi casa se libres de todo mal, Mío Cid Campeador a crió? si buena boda perdisteis, sus hijas fue a abrazar, A Alfonso, rey de mejor la podréis ganar. las besa, ya se sonríe, Castilla, irás con esta Ya ha de venir algún día ahora oiréis lo que dirá: misión: que os podamos vengar”. “¡Sois vosotras, hijas en mi nombre bésale la Esa noche descansaron, mías! ¡Que Dios os mano de corazón, que alegres de verse guarde del mal! que vasallo suyo soy y él están; Acepté yo vuestras bodas es mi rey y señor; otro día de mañana por no saberme negar. la deshonra que me han empiezan a cabalgar. Mas espero del Señor hecho los infantes de Aquellos varones de San que allá en los cielos está Carrión Esteban de Gormaz que otra vez mejor que la sienta él como a despedirlos salieron y casadas vuestro padre os suya en el alma y entreteniéndolos van verá. corazón, hasta Río Amor; de allí De mis yernos de Carrión él fue quien casó a mis se volvieron para atrás. Dios me tiene que hijas, porque no se las di Minaya con las dos vengar”. yo. damas su camino seguirá. A Mío Cid sus dos hijas Ahora que las abandonan La Alcoceba cruzan, las manos van a besar. con ese gran deshonor, dejan a la derecha Jugando todos las armas la deshonra que a Gormaz se entraron en la ciudad. nosotros nos tocara de y luego por donde dicen ¡Qué gozo tan grande esa acción, Vadorrey van a pasar; tuvo su madre al verlas sea poca o sea mucha, es en el pueblo de Berlanga llegar! toda de mi señor. se quedan a descansar, No quiere perder el Lleváronse los infantes otro día de mañana tiempo Mío Cid el de riquezas que mías son, echaron de nuevo a Vivar, esta afrenta se me añade andar. con sus fieles caballeros a aquel otro deshonor. En Medina se pararon hablando en secreto está, Que los cite el rey a esa noche a reposar a Alfonso rey de Castilla juntas o a cortes deseo y a otro día hasta Molina mensajes piensa enviar. yo; en una jornada van. páguenme lo que me han El buen moro 133 hecho los infantes de Abengalbón alégrase de El Cid envía a Muño Carrión, que llevo un rencor muy señor!” hijas con infantes de grande dentro de mi Los pies y manos os besa Carrión, corazón”. Mío Cid Campeador, por su provecho lo hice, Esto dijo y en seguida él vuestro vasallo es y os que su bien quería yo. cabalga Muño Gustioz. tiene por señor. ¡Ojalá que tales bodas no A dos caballeros manda A sus hijas las casasteis se hicieran nunca, no! con él el Campeador con infantes de Carrión, Tanto como Mío Cid y a escuderos que en su casaron con gente alta, pésame de corazón, casa de Vivar el Cid crió. porque lo queríais vos. les mantendré en su Mucho corren, atrás Ahora ya sabéis la honra derecho, por que así me dejan a Valencia la que a nosotros nos tocó valga Dios. mayor, y cómo nos afrentaron Nunca había yo creído ni de día ni de noche no los infantes de Carrión: que le hicieran tal acción. se dan reposo, no. azotaron a las hijas de Que corran mis Muño Gustioz a su rey en Mío Cid Campeador pregoneros por mis Sahagún encontró: y en el robledal de reinos mando yo, rey es de toda Castilla, de Corpes las dejaron a las que en la ciudad de las sierras de León, dos Toledo convoquen a de Asturias con la ciudad azotadas y desnudas, en reunión de Oviedo San Salvador, tan grande deshonor, de cortes, y a todos y en Galicia hasta allí entre las bestias llamen, al conde y al Santiago de todo es rey y fieras y los pájaros de infanzón; señor, Dios. allí mandaré que acudan todo los condes gallegos Ahora ya están con su los infantes de Carrión tributarios suyos son. padre, en Valencia la y que justicia le hagan a Aquel buen Muño mayor. Mío Cid Campeador. Gutioz, apenas Por esto el Cid os suplica No ha de quedar descabalgó como vasallo a señor resentido si puedo fue a humillarse ante los que a juntas, cortes o evitarlo yo”. santos y a rezar al vistas llaméis a los de Creador. Carrión, 134 Al palacio donde estaba que si afrentado está él El rey convoca corte en la corte se dirigió vuestra afrenta es aún Toledo con sus caballeros que le mayor. “Vos, Muño Gustioz, tratan como a señor. Que toméis parte en ese decidle a Mío Cid En cuanto entraron, el duelo desea el bienhadado rey de Castilla y de León Campeador que se puede preparar a a Muño Gustioz ha visto y que le den los infantes venir con sus vasallos y al punto le conoció; debida reparación”. a Toledo y que le doy levántase don Alfonso, Muy callado y pensativo siete semanas de plazo. muy bien que les recibió. un rato el rey se quedó: Por amor de Mío Cid Delante del rey Alfonso “Verdad te digo que esto esas cortes yo las hago. las dos rodillas hincó pésame de corazón Saludádmelos a todos y el mensajero del Cid y al en eso que tú me has que esperen confiados rey los pies le besó. dicho veo que tienes que esto que ahora les “¡Merced, oh rey, a quien razón; ocurre aún acabará en tantos reinos le dicen yo fui quien casó a sus honrarlos.” que les dispense el deber mejor. Muño Gustioz se despide de ir a aquella reunión. Allí está el conde García, y a Mío Cid ha tornado. Dijo el rey: “No le he de al cual Crespo de Grañón El rey, como había dicho, hacer, por gracia del llaman todos, Álvar Díaz, por suyo toma el Creador, ese que en Oca mandó, cuidado; porque a esas cortes Azur González, Gonzalo no quería perder tiempo vendrá Mío Cid Ansúrez el de León, don Alfonso el Campeador, y Pero Ansúrez, parientes Castellano, reparación le debéis, que todos de los de Carrión. manda que salgan sus agravio tiene de vos. Diego y Fernando en órdenes para León y Quien no obedezca y no Toledo estaban también Santiago, vaya a las cortes mando los dos a Portugal y Galicia yo con un gran bando de mensajeros ha mandado, que se salga de mis gente que allí les a la gente de Carrión y a reinos y que pierda mi acompañó; todos los castellanos: favor”. maltratar a Mío Cid era sepan que cortes reúne en Ya ven que tienen que su mala intención. Toledo el rey honrado, hacerlo los infantes de De todas partes del reino que al cumplir siete Carrión. mucha gente se juntó, semanas allí estuviesen Entonces con sus pero aún no había juntados, parientes celebraron llegado el que en y al que no venga a la reunión buenhora nació corte no le tendrá por y aquel conde García en y aquella tardanza al rey vasallo. esa junta se halló: le tiene de mal humor. Así por todos sus reinos es enemigo del Cid, Al quinto día por fin a la todo lo van preparando siempre daño le buscó, corte el Cid llegó; para que saliera bien lo éste es el que a los a Álvar Fáñez de Minaya que el rey tiene mandado. infantes de Carrión adelantarse mandó aconsejó. para que bese las manos 135 Ya iban todos a la corte, en su nombre a su señor Los de Carrión ruegan en porque el plazo se y le diga que esa noche vano al rey que desista de cumplió: llegará el Campeador. la corte Don Alfonso el Cuando lo oye don Reúnese la corte Castellano de los Alfonso se alegra de El Cid llega el postrero primeros llegó, corazón, El rey sale a su encuentro el buen conde don con un buen golpe de Muy pesarosos están los Enrique, el buen conde gente el monarca cabalgó infantes de Carrión don Ramón y ha salido a recibir al por las cortes que en -este conde padre fue de que en buenhora nació. Toledo don Alfonso aquel buen emperador-, Los atavíos del Cid y los convocó; después el conde don suyos ricos son tienen miedo de que vaya Froila y el buen conde y el séquito que traía es Mío Cid Campeador. don Birbón. digno de tal señor. Con sus parientes De todos aquellos reinos En cuanto divisa al rey hablaron, y al rey fue mucho sabio varón, de Castilla y de León rogaron los dos de las tierras de Castilla de su caballo se apea Mío se encuentra allí lo Cid Campeador, ante el rey quiere pesa, eso bien lo sabe cuando vino la mañana humillarse y honrarle Dios”. dispuestos se encuentran como señor. ya. Don Alfonso, que lo ve, 136 en seguida le atajó: El Cid no entra en 137 “Mío Cid, por San Isidro, Toledo Preparación del Cid en no me hagáis Celebra vigilia en San San Servando para ir a la humillación, Servando corte montad a caballo, Cid, El Cid va a Toledo y Don Alfonso hacia entra en la corte me disgustaréis si no. Toledo quería volverse Hoy tenemos que El rey le ofrece asiento ya; en su escaño besarnos con alma y con pero el Cid aquella noche corazón, El Cid rehúsa no quiso el Tajo pasar. El rey abre la sesión que de eso que a vos os “Merced os pido, señor, a duele yo también tengo Proclama la paz entre los quien Dios libre de mal, litigantes dolor. entrad vos, rey don ¡Que os den honra las El Cid expone su Alfonso, en Toledo, la demanda cortes, ojalá lo quiera ciudad, Dios!” Reclama Colada y Tizón en San Servando me Los de Carrión entregan “Amén”, dijo Mío Cid, quiero yo con los míos ese buen Campeador; las espadas quedar, El Cid las da a Pedro y al rey primero en la que muchas de mis mano, luego en la boca Bermúdez y a Martín compañas esta noche Antolínez besó. llegarán. “¡Alabado sea el cielo, Segunda demanda del La noche la velaré Cid porque os veo, señor! rezando en este lugar Ante vos me humillo, El ajuar de sus hijas. y mañana al ser de día Los infantes hallan rey, ante el conde don entraré en esa ciudad Ramón, dificultad para el pago y antes de comer el Cid ante el conde don ante la corte estará”. Dicen maitines y prima, Enrique y caballeros de Le contesta don Alfonso: del día al primer albor, pro. “Pláceme de voluntad”. y la misa se ha acabado Dios guarde a nuestros El rey de Castilla antes de que salga el sol; amigos y más que a entonces en Toledo se todos los del Cid hicieron ninguno a vos. fue a entrar ofrendas de gran valor. Mi mujer doña Jimena - y el Cid en aquel castillo “Vos, Álvar Fáñez que es dama de de San Servando se está. Minaya, que sois mi condición- Manda que enciendan brazo mejor, os ruega, igual que mis candelas y las lleven al y el obispo don Jerónimo hijas, doña Elvira y doña altar, conmigo vendréis los Sol, quiere velar en aquel dos. que os doláis con paraje de santidad, Vengan además don nosotros de aquella a Dios estarse rogando, Pedro Bermúdez, Muño afrenta, señor”. con Él en secreto hablar. Gustioz, Dijo el rey: “Mucho me Álvar Fáñez de Minaya y el buen Martín los otros que allí están Antolínez, que es un burgalés de pro, en calzas de muy buen el Cid con todos los Álvar Salvadórez y el paño sus dos piernas las suyos con gran dignidad buen Álvar Álvaroz, metió, entró, Martín Muñoz, el vasallo pónese encima zapatos él iba en medio de todos que en tan buen punto que tienen mucha labor. y los ciento alrededor. nació, Camisa de hilo se viste, Al ver entrar en la corte y además mi buen tan blanca era como el al que en buenhora nació, sobrino que llaman Félez sol, el rey Alfonso, que Muñoz. de buen oro y buena plata estaba sentado, se También me llevo a Mal todas las presillas son, levantó; Anda, que es hombre muy bien se le ajusta al y aquel conde don muy sabidor, puño, porque él así lo Enrique y aquel conde y a don Galindo García, encargó. don Ramón ese bueno de Aragón. Rico brial de brocado y los demás de la corte Y complétese hasta encima se colocó, hacen como su señor, ciento con los que de sus labores de oro con gran honra recibieron mejores son. bien relucía el fulgor, al que en buenhora nació. Sobre túnicas mullidas y luego una piel bermeja, No se quiso levantar ese armaduras de valor doradas sus franjas son, conde de Grañón vestid, ponéos lorigas que siempre llevaba ni aquellos otros que que reluzcan como el sol; puesta Mío Cid forman el partido de y encima de ellas las Campeador. Carrión. pieles y armiños, todo Los cabellos con un Al Cid el rey don blancor; lienzo de hilo fino se Alfonso de las manos le que no se vean las armas. cubrió, cogió apretad bien el cordón, tejido estaba con oro, “Sentáos aquí conmigo, bajo los mantos espadas hecho con mucho primor: Ruy Díaz Campeador, de buen filo tajador, así quiere defenderse el aquí en este mismo que de esta manera pelo el Campeador; escaño de que vos me quiero ir ante las cortes larga tenía la barba, se la hicisteis don, yo ató con un cordón, aunque a algunos pese, para pedirles derecho y para que nadie le ofenda más que nosotros valéis exponerles mi razón. tomaba esa precaución. vos”. Si algún desmán me Cubierto va con un Gracias le da muy buscasen los infantes de manto que era de mucho rendidas el que Valencia Carrión, valor, ganó: donde tenga esos cien a todos los que lo vean “Sentáos en vuestro hombres podré estarme les causará admiración. escaño, que vos sois rey sin pavor”. Con esos cien caballeros y señor; Allí respondieron todos: que prepararse mandó aquí a un lado con los “Bien nos parece, señor” cabalga el Cid; del míos deseo quedarme . castillo de San Servando yo”. Y se vistieron conforme salió. Lo que dijo el Cid al rey les mandó el Campeador. Así va para las cortes le place de corazón. No tarda mucho en aquel buen Campeador. En escaño torneado ya vestirse el que en Del caballo se ha apeado Mío Cid se sentó, buenhora nació: allí en la puerta exterior; esos ciento que le guardan se ponen pues juro por San Isidro en razón”. alrededor. que a todo alborotador Dijo el conde don Todos los que hay en la he de arrojarlo del reino García: “Démosle corte miran al y perderá mi favor. contestación”. Campeador, Yo siempre estaré del A hablar fueron en y aquellas barbas tan lado del que tenga la secreto los infantes de luengas cogidas en el razón. Carrión cordón; Ahora que haga su con sus parientes y el bien se le ve en la demanda Mío Cid bando que allí les apostura que es un Campeador acompañó. cumplido varón. y veremos qué responden A toda prisa lo tratan, De vergüenza no podían los infantes de Carrión”. deciden ya una razón: mirarlo los de Carrión. El Cid besa al rey la “Por sus hijas no nos Don Alfonso de Castilla mano y luego se levantó: pide cuentas el entonces se levantó: “Mucho que os Campeador, “Oídme, mesnadas, y a agradezco, como a mi rey lo tenemos que tomar todos os ampare el y señor, esto como gran favor. Creador. que por amor hacia mí a Si ahí acaba su demanda Desde que soy rey no he cortes llamarais vos. podemos darle las dos hecho todavía más que He aquí lo que pido a los espadas; cuando las tenga dos infantes de Carrión: se irá de la corte y no cortes, las unas en porque a mis hijas tendrá ya ningún derecho Burgos y las otras en dejaron no siento yo ese Cid Campeador”. Carrión, deshonor, Esto dicho, todo el bando las terceras en Toledo he el rey verá lo que hace, a la corte se volvió: venido a hacerlas yo que es el rey quien las “Merced, merced, rey por amor de Mío Cid el casó; Alfonso, vos que sois que en buenhora nació, pero al llevárselas ellos nuestro señor, para que le hagan justicia de Valencia la mayor, no lo podemos negar, sus los infantes de Carrión; como quería a mis yernos dos espadas nos dio; como todos sabéis ya, le con alma y con corazón ya que tanto las desea y hicieron gran deshonor. les di Colada y Tizona, pide el Campeador Que sean jueces los mis espadas, esas dos devolvérselas queremos condes don Enrique y espadas que yo gané estando delante vos”. don Ramón como las gana un varón, Allí Colada y Tizona y los condes que del porque con ellas se sacaron los de Carrión, bando de los infantes no honrasen y os sirviesen a las dos espadas entregan son. vos. en manos de su señor, Muy entendidos sois A mis hijas las dejaron al desenvainarlas todo en todos, fijad bien vuestra en el robledal; si no la corte relumbró, atención querían ya de lo mío y si los pomos y gavilanes de y haced justicia, que perdieron mi amor, oro purísimo son. cosas injustas no mando que me vuelvan las A todos los hombres yo. espadas, que yernos míos buenos maravilla les Los bandos de las dos no son. causó. partes que se estén en paz Dicen entonces los El rey llama a Mío Cid y los dos, jueces: “Está muy puesto ambas espadas le dio, las toma el Campeador y Al Cid la mano le besa y que os he entregado yo, la mano al rey besó, la espada recibió. decid si lo devolvéis o luego se vuelve al escaño Entonces se puso en pie dadme de ello razón”. de donde se levantó. Mío Cid Campeador. A hablar aparte se fueron En las manos las tenía, “Gracias al Señor del los infantes de Carrión, mirándolas se quedo, cielo y gracias a vos, pero no encuentran bien las conoce, no señor, escape, que muchos pueden cambiarlas por en esto de las espadas ya dineros son, otras, no. estoy satisfecho yo, y se los gastaron todos Todo el cuerpo se le pero otra queja me queda los infantes de Carrión. alegra, sonríe de corazón. contra infantes de Ya se vuelven a la corte Entonces alza la mano, la Carrión. y dicen está razón: barba se acarició: Cuando a mis hijas “Mucho nos está “Yo juro por estas sacaron de Valencia la apremiado el que barbas, éstas que nadie mayor, Valencia ganó; mesó, en oro y plata entregué ya que tiene tanto que os iremos vengando, tres mil marcos a los dos; empeño del dinero que doña Elvira y doña Sol”. esa acción me la pagaron nos dio A su sobrino don Pedro ellos con su mala acción, le pagaremos en tierras por su nombre le llamó devuélvanme mis del condado de Carrión”. el Cid, y alargando el dineros, que ya mis Dicen entonces los brazo la Tizona le yernos no son”. jueces, al oír esta entregó: ¡Dios, y como se confesión: “Tomadla, sobrino mío. quejaron los infantes de “Si así lo quisiere el Cid, que va ganando en Carrión! no le diremos no, señor”. Dijo el conde don pero en nuestro parecer Luego a Martín Ramón: “Contestad que tenemos por muy mejor Antolínez, ese burgalés sí o que no”. que aquí mismo su de pro, Entonces así responden dinero volváis al llama el Cid, su brazo los infantes de Carrión: Campeador”. tiende y Colada le “Ya le dimos sus espadas Al oír estas palabras el entregó: a Mío Cid Campeador, rey don Alfonso habló: “Martín Antolínez sois para que más no pidiese; “Muy bien sabemos vasallo de lo mejor, su demanda ya acabó”. nosotros lo que toca a tomadme vos esta Ahora oiréis lo que esta razón espada, que la gané a contesta ese conde don y cosa justa demanda buen señor, Ramón: Mío Cid Campeador. a Ramón Berenguer de “Fallamos, si así le place De esos dichos tres mil Barcelona la mayor. a nuestro rey y señor, marcos doscientos los Para que me la cuidéis que a la demanda del Cid tengo yo, muy bien os la entrego debéis dar satisfacción”. me los dieron por regalo yo. Dijo entonces don de boda los de Carrión. Sé que si algo os ocurre, Alfonso: “Así lo Dárselos quiero, que o si se ofrece sazón, confirmo yo”. están hoy arruinados los sabréis ganaros con ella, Allí vuelve a levantarse dos, don Martín, honra y Mío Cid Campeador: entréguenselos al Cid, el valor”. “De todo el dinero aquel que en buenhora nació; si ellos tienen que pagar custodiarán. y las aves del Señor. no quiero el dinero yo”. Pero cuando esto se Estáis, por haberlo El infante don Fernando acaba aún queda una hecho, llenos de infamia así entonces contestó: cosa más. los dos. “Dinero no lo tenemos ya “Merced, mi rey y señor, Ahora que juzgue esta ninguno de los dos”. por amor de caridad: corte si no dais Ahora oiréis lo que dirá la queja mayor de todas satisfacción”. el buen conde don no se me puede olvidar. Ramón: Que me oiga la corte 140 “El dinero de oro y plata entera y se duela con mi Altercado entre Garci os lo habéis gastado vos; mal: Ordóñez y el Cid sentencia damos nosotros los infantes de Carrión Allí el conde don García aquí ante el rey y señor me quisieron deshonrar, de su escaño se levanta: que lo paguen en sin retarlos a combate no “Merced, mi rey y señor, especies y acepte el los puedo yo dejar”. el mejor de toda España. Campeador”. Para estas cortes Ya ven que no hay más Tirada 139 solemnes el Cid avezado remedio que pagar los de Inculpa de menos-valer a estaba. Carrión. los infantes Tanto la dejó crecer que Vierais allí traer tanto muy luenga trae la barba, buen caballo corredor, “Decidme, ¿qué os he los unos le tienen miedo, tantas mulas bien criadas, hecho, infantes de a los otros los espanta. palafrenes de valor, Carrión? Los infantes de Carrión y tantas buenas espadas ¿Cuándo de burlas o son de una sangre muy con muy rica guarnición. veras, ofenderos pude alta, Los de la corte lo tasan y yo? no los merecen las hijas el Cid así lo aceptó. Ante el juicio de la corte del Cid ni cual Sin contar esos hoy pido reparación. barraganas. doscientos marcos que el ¿Para qué me Por esposas verdaderas rey le ofreció desgarrasteis las telas del ¿quién quiso que las mucho pagan los infantes corazón? tomaran? al que en buenhora nació. Al marcharos de Conforme a derecho De lo ajeno les prestaron, Valencia yo os entregué hicieron, están bien que lo suyo no bastó. mis dos abandonadas, Esta vez muy mal hijas con buenas riquezas todo eso que dice el Cid burlados escapan los de y con el debido honor. Ruy Díaz no vale nada”. Carrión. Si no las queríais ya, El Campeador entonces canes de mala traición, se ha echado mano a las 138 ¿por qué fuisteis a Acabada su demanda barbas: sacarlas de Valencia la “Alabado sea Dios que civil, el Cid propone el mayor? reto en cielo y en tierra ¿Por qué las heristeis manda; Las cosas dadas en pago luego con cincha y con son largas, porque con Mío Cid las tiene ya, espolón? mucho regalo fueron a sus hombres las En el robledal quedaron criadas. entrega, ellos las doña Elvira y doña Sol Conde, ¿qué es lo que a la merced de las fieras tenéis que echar en cara a antes, no menos, valías tu mucho más. mi barba? Campeador”. Ahora tus mañas y tretas Desde el día que nació aquí las voy contar: con regalo fue criada, 142 recuerda cuando en ningún hijo de mujer se El Cid incita a Pedro Valencia tuvimos que atrevió nunca a tocarla, Bermúdez al reto pelear; ni me la han mesado En el buen Pedro el honor de ser primero le hijos de moras ni de Bermúdez el Cid posa su pediste al Cid leal, cristianas mirada: al primer moro que viste como yo mesé la vuestra “Habla ahora, Pedro el le querías atacar, en el castillo de Cabra. mudo, tú varón que tanto pero antes de que se Cabra cogí, y a vos, callas. acerque ya te echabas a conde, bien os cogí de la Que si ellas son hijas escapar. barba, mías, de ti son primas Si no estoy yo allí, y no hubo rapaz allí que hermanas, Fernando, hubieras salido de ella no os tirara; lo que me digan a mí a ti mal; de la que yo os arranqué te hiere en la cara, arranco en busca del aún se os nota la falta, si yo soy quien les moro y tú te quedas atrás, aquí la traigo conmigo en contesto no podrás entrar a mis primeras lanzadas esta bolsa guardada”. en armas”. el moro vencido está, el caballo le quité, a ti te 141 143 lo fui a entregar, Fernando rechaza la Pedro Bermúdez reta a hasta este día de hoy no tacha de menos-valer Fernando se lo dije a mortal. El infante don Fernando El buen Pedro Bermúdez De aquella muerte del entonces se levantó entonces empieza a moro ante el Cid y los y dando muy altas voces hablar, demás ahora oiréis lo que allí se le trababa la lengua, como de proeza tuya bien habló: con las palabras no da, te supiste alabar, “Mío Cid, dejad ahora, pero cuando se soltó ya y todos te lo creyeron, dejad esa alegación, no la sabe parar: que ignoraban la verdad. todo ese dinero vuestro “Vuestras costumbres, oh En ti aunque seas aquí ya se os pagó. Cid, bien conocidas me hermoso, lo cobarde Que no crezca más el están, puede más. pleito que hay entre en las cortes siempre el Fernando, lengua sin nosotros dos. mudo me habéis querido manos, ¿cómo te atreves De familia ilustre somos llamar. a hablar? los infantes de Carrión, Bien sabéis, Campeador, 144 hemos de casar con hija que en eso no puedo más, Prosigue el reto de Pedro de rey o de emperador mas si hay que hacer algo Bermúdez y no nos pertenecían digo que por mí no hijas de simple infanzón. quedará. Díme, Fernando A vuestras hijas dejamos Mientes, infante González, contéstame a con derecho y con razón, Fernando en eso que esta razón: y hoy valemos más que fuiste a hablar, ¿No te acuerdas de gracias al Campeador Valencia, de aquel lance del león, vos. “Alevoso, calla, calla, cuando estaba el Cid Y cuando sea la lucha, si eres boca sin verdad. dormido y la fiera se lo quiere el Creador Aquel lance del león no soltó? te venceré y tú tendrás se te debe olvidar, ¿No te acuerdas, dí, que confesarte traidor. por la puerta te saliste, Fernando, qué hiciste con De todo lo que ahora he muy escapado, al corral el pavor? dicho, la verdad defiendo y allí te fuiste a meter Meterte bajo el escaño de yo”. tras la viga del lagar; Mío Cid Campeador, Entre el infante y don de sucios no te sirvieron allí te entraste, Fernando, Pedro así quedó la razón. ya ni el manto ni el brial. mucho has perdido en Yo en la lid lo valor. 145 mantendré, así no se El escaño rodeamos Diego desecha la quedará: guardando a nuestro inculpación de menos- aunque a las hijas del Cid señor, valer las fuisteis a abandonar, hasta que fue a Habla allí Diego vosotros menos valéis, despertarse el que González. Escuchad bien ellas valen mucho más. Valencia ganó, lo que dijo: Cuando se acabe la lucha se levanta del escaño, se “Familia de condes por tu boca lo dirás, encamina hacia el león, somos, y de linaje más que eres traidor y la fiera dobla la testa, a limpio. embustero y no dijiste Mío Cid aguardó, ¡Ojalá estos casamientos verdad”. se dejó coger del cuello, nunca se hubieran en la jaula le metió. 147 cumplido Asur González entra en Cuando se vuelve a la por no emparentar así cámara el buen Cid la corte con Mío Cid don Campeador Rodrigo! La disputa de estos dos vio que todos sus De abandonar a sus hijas en ese punto ha quedado, vasallos estaban aún no nos arrepentimos cuando he aquí que Asur alrededor; mientras que les quede González vino a entrar por sus dos yernos vida les quedarán los por el palacio, pregunta, pero a ninguno suspiros, manto de armiño llevaba, encontró. y en cara les echarán la su brial iba arrastrando, A ti, en persona, te reto afrenta que les hicimos. muy encarnado venía, porque eres malo y En contra del más que está recién traidor, valiente sostendré lo que almorzado. delante del rey Alfonso ahora digo: En las palabras que habló quiero sostenerlo yo que por haberlas dejado muy poco seso ha por las dos hijas del Cid, muy honrados nos mostrado. doña Elvira y doña Sol. sentimos”. Porque allí os las 148 dejasteis, hoy menos 146 Asur insulta al Cid valéis los dos Martín Antolínez reta a Diego González “Oh, señores de la corte, y aunque varones seáis y ¿cuándo se oyó cosa tal? ellas dos mujeres son, El buen Martín Antolínez ¡Que ganamos en de todas maneras ellas allí se fue a levantar: nobleza por Mío Cid el valen mucho más que de Vivar! sienten de tu comida el Creador, Váyase ya al río Ubierna, olor. que a mis hijas me las sus molinos a arreglar Nunca dices la verdad ni pidan de Navarra y de y a cobrarse él las al amigo ni al señor, Aragón. moliendas como para todos eres falso, y Vos, rey Alfonso, a mis acostumbrado está. aún más para el Creador. hijas las casasteis, que yo ¿Pero quién le manda a él En tu amistad yo no no, con los de Carrión quiero tener ninguna en vuestras manos, oh casar?” porción. rey, vuelvo a poner a las Y ya te haré confesar que dos; 149 eres cual te digo yo”. sin vuestro mandato, rey Muño Gustioz reta a Dijo el rey Alfonso: honrado, nada haré yo”. Asur González “Esta disputa ya se Se levanta el rey y a Mensajeros de Navarra y acabó, todos que se callaran de Aragón piden al Cid los que se han desafiado mandó. sus hijas lucharán, sálveme Dios”. “Os ruego, Cid de Vivar, para los hijos de los reyes Apenas han acabado de prudente Campeador, Don Alfonso otorga el hablar de aquella que aceptéis el nuevo casamiento cuestión casamiento y quiero Minaya reta a los de entraron dos caballeros, otorgarlo yo. Carrión toda la corte los vio: Que queden en estas Gómez Peláez acepta el Ojarra, Íñigo Jiménez cortes arregladas ya las reto, pero el rey no fija son los nombres de los dos plazo dos. bodas, que os han de dar, sino a los que antes El infante de Navarra al Mío Cid tierra y honor”. retaron primero le envió, Levantóse Mío Cid, al El rey amparará a los tres el otro era un enviado del rey las manos besó: lidiadores del Cid infante de Aragón. “Si a vos os agrada así, El Cid ofrece dones de Besan las manos al rey yo lo concedo, señor”. despedida a todos de Castilla y de León, Entonces contesta el rey: (Laguna. Prosa de y en nombre de los “Dios os dé buen la Crónica de veinte infantes pídenle al galardón. reyes). Campeador Ojarra, Ínigo Jiménez, El rey sale de Toledo con sus hijas para ser reinas escuchadme bien los dos: el Cid en Navarra y Aragón, en honrado casamiento Manda a éste a correr su por esposas las querían, ahora os otorgo yo caballo tiénenlo por gran honor. las hijas de Mío Cid, Cuando acabaron, la doña Elvira y doña Sol, Muño Gustioz se levanta corte escuchando se para aquellos dos y estas palabras habló: quedó. infantes de Navarra y “Calla, Asur González, Allí entonces se levanta Aragón, que eres malo, alevoso y Mío Cid Campeador: que sus mujeres legítimas traidor. “Merced, merced, rey las hagan con todo Primero de todo Alfonso, vos sois mi rey honor”. almuerzas, luego vas a la y señor. Allí Ojarra se levanta, la oración Esto que ahora pasa mano del rey besó, y los que besas bien mucho lo agradezco al Íñigo Jiménez hace lo mismo, y luego los dos Por malos y por traidores Si salimos bien de ésta, besaron las de Rodrigo ahora aquí os reto yo. porque así lo quiere Dios, Díaz el Campeador. De la familia de los ya después iremos viendo Ya están hechas las Vani-Gómez sois los dos, todo lo que aquí se promesas, juramentos de ese linaje salieron habló”. dados son condes de prez y valor, Dijo entonces don de que todo se ha de mas bien sabemos que Alfonso: “Acabe esta hacer cual se ha dicho o hoy de muy malas mañas discusión; aún mejor. son. que ninguna de las partes De los que había en la Muy agradecido estoy a haga más alegación. corte mucha gente se nuestro Dios Creador Mañana será el combate, alegró, porque piden a mis en cuanto que salga el pero no estaban primas doña Elvira y sol, contentos los infantes de doña Sol de estos tres con estos Carrión. para esposas los infantes tres, porque tres los retos El buen Minaya Álvar de Navarra y Aragón. son”. Fáñez entonces se Como mujeres legítimas Entonces se levantaron levantó: las teníais antes vos, los infantes de Carrión: “Merced yo os pido ahora besaréis las manos, “Mañana no puede ser, ahora, como a mi rey y cual señoras, a las dos dadnos, rey, plazo señor. y las tendréis que servir, mayor, Y no le pese que hable a mal que os pese el nuestras armas y caballos Mío Cid Campeador, corazón. los tiene el Campeador, que en estas cortes a Loado sea el rey Alfonso, y antes tendremos que ir todos he oído decir su alabado el Creador, a las tierras de Carrión” razón, que así va creciendo en Don Alfonso se volvió y ahora quisiera decir honra Mío Cid hacia el Cid Campeador: ésta que he pensado yo”. Campeador. “Rodrigo, sea esta lucha, A eso le contesta el rey: En todas vuestras en sitio que mandéis “Pláceme de corazón, acciones sois tal como vos”. ya podéis hablar, digo yo, Dijo entonces Mío Cid: Minaya, lo que os cuadre si hubiere aquí quien “Eso no lo haré, señor, mejor”. responda o quien dijere antes volveré a Valencia “A la corte yo le pido que no, que ir a tierras de que me oiga con aquí está Álvar Fáñez, Carrión”. atención: que es valiente como el Le repuso don Alfonso: muy gran queja tengo de mejor”. “Sea así, Campeador. los infantes de Carrión. Acaba Minaya y Gómez Dadme vuestros En nombre del rey Pelayo se levantó: caballeros bien armados, Alfonso mis dos primas “¿Qué vale lo que habéis Cid, que yo les di yo, dicho, Minaya, en esa conmigo los llevaré y por esposas las tomaron, razón? seré su protector. esposas por bendición, Muchos hay en esta corte Esos caballeros vuestros grandes riquezas les dio tan valientes como vos, os garantizo que no Mío Cid Campeador, y si hay alguien que lo han de sufrir atropello de ellos las abandonaron, niegue mal daño le conde ni de infanzón. con todo nuestro dolor. anuncio yo. Aquí en las cortes el plazo os señalo a ellos y Igual hace con los otros dijo: Señor, aquí en a vos, que del bando suyo son: vuestra corte hay muchos que a cabo de tres lo que quisieren tomar a varones ilustres y con semanas en las vegas de todos les ofreció; disposición para hacer Carrión unos hubo que aceptaron, eso, mandadlos a ellos tenga lugar el combate otros dijeron que no. que corran con sus estando delante yo. Aquellos doscientos caballos. Y el rey le dijo: Quien no acuda en ese marcos al rey se los “Cid, es cierto lo que plazo pierda toda su perdonó decís; pero preferiría yo razón: y además cuanto le gusta que hiciérais correr ese se declarará vencido y Mío Cid le regaló. caballo, por quedará por traidor”. “Merced, rey Alfonso, os complacerme”. Se dan por notificados pido, por amor del los infantes de Carrión. Creador. Tirada 150 Mío Cid el de Vivar las Ahora que todas las El rey admira a Babieca, manos al rey besó: cosas ya las arreglasteis pero no lo acepta en don. “Mis tres caballeros en vos, Últimos encargos del Cid vuestras manos pongo os beso las manos, quiero a sus tres lidiadores yo, con vuestra gracia, señor, Tórnase el Cid a aquí os los encomiendo volverme para Valencia, Valencia como a mi rey y señor. con afán la gané yo”. El rey en Carrión Todos van bien Llega el plazo de la lid preparados para cumplir (Falta una hoja en el manuscrito. Se suple con Los de Carrión pretenden su misión. excluir de la lid a Colada Vuelvan con honra a un pasaje en prosa de la Crónica de veinte y Tizón Valencia, por amor del Los del Cid piden al rey Creador”. reyes.) amparo y salen al campo Entonces repuso el rey: Entonces mandó dar el de la lid “Ojalá lo quiera Dios”. Cid, a los enviados de los El rey designa fieles del Allí se quita el capillo infantes de Navarra y campo y amonesta a los Mío Cid Campeador, Aragón, bestias y todo de Carrión la cofia de hilo que lleva aquello de que hubieran Los fieles preparan la lid era blanca como el sol, menester, y los despidió. Primera acometida ya se soltaba la barba Pedro Bermúdez vence a desatándose el cordón. El rey don Alfonso Fernando En la corte todo el cabalgó con todos los mundo de mirarle no se varones ilustres de su El Cid entonces espoleó hartó. corte para salir el caballo y le hizo correr Va hacia el conde don acompañando al Cid, que tan de firme que todos se Enrique y hacia el conde se salía ya fuera de la maravillaron de aquella don Ramón, villa. Y cuando llegaron carrera. mucho que los ha a Zocodover, díjole el Rey: “Don Rodrigo Don Alfonso alza la abrazado, les ruega de mano, la cara se corazón debíais hacer arrancar ahora a ese caballo del santiguó: que de sus riquezas “Por San Isidro lo juro, tomen las que quisieren que tan bien he oído hablar”. El Cid sonrió y San Isidro el de León, los dos. que en las tierras de misión: que defenderá el derecho, Castilla no hay otro tan quizá os hablen de pero la injusticia no. buen varón”. muertos, pero de Ya se vestían las armas Mío Cid en el caballo vencidos no” los del buen Campeador, adelante se llegó, Mucha alegría le da al dispuestos están los tres, ha ido a besarle la mano que en buenhora nació. que son de un mismo a su buen rey y señor: De los que eran sus señor. “Me mandaste cabalgar amigos de todos se En otro lugar se armaban Babieca, el buen despidió. los infantes de Carrión, corredor, Para Valencia va el Cid, su pariente Garci caballo así no le tienen el rey va para Carrión. Ordóñez muchos moros ni cristianos, no. Aquel plazo de las tres consejos les dio. En regalo os le ofrezco, semanas ya se cumplió. Tras mucho hablar entre mandad cogerle, señor”. A su tiempo se presentan sí, al rey pidieron los dos Dijo entonces don los tres del Campeador, que Colada y que Tizona Alfonso: “Eso no lo van a cumplir el encargo no entren en lucha, y que quiero yo, que les diera su señor, no que si tomo ese caballo los ampara don Alfonso, púdiesen lidiar con ellas no tendrá tan buen señor: rey de Castilla y León. los del Cid Campeador; un caballo como éste Dos días esperan a los se arrepentían de cumple a un varón como infantes de Carrión; haberlas devuelto los de vos, llegan bien provistos de Carrión. para derrotar a moros y armas y caballos; con los Así lo piden al rey; pero hacer la persecución. dos no se lo aprobó: Al que quitárosle quiera, vienen todos sus “Allí en la corte ninguna no le valga el Creador, parientes y entre todos se espada se exceptuó. por vos y por el caballo, acordó Bien os servirán las honrado me tengo yo”. que intenten llevar aparte vuestras, si buenas Entonces se despidieron a los del Campeador espadas son, y la corte se marchó. y matarlos en el campo igual servirán las suyas a A los que van a luchar el deshonrando a su señor. los del Campeador. Cid les amonestó. Muy mal propósito era, y Salid al campo de lucha, “Martín Antolínez, Pedro ninguno lo emprendió infantes de Carrión, Bermúdez vosotros dos por el miedo que les daba menester es que luchéis oíd, tú, Muño Gustioz, don Alfonso, el de León. como lucha un buen mi buen vasallo de pro: Los del Cid velan las varón, estad firmes en la lucha, armas y rezan al Creador; que no ha de quedar la como cumple a buen ya se ha pasado la noche cosa por los del varón, y apunta el primer albor; Campeador. que buenas noticias de ricos hombres allí un Si saliereis bien del vuestras en Valencia buen golpe se juntó, campo ganaréis un gran tenga yo”. que quieren ver esta honor, Dijo Martín Antolínez: lucha en las vegas de pero si fuereis vencidos “¿Por qué lo decís, Carrión. no me culpéis a mí, no, señor? Y el más alto de entre porque todo el mundo Todo queda a nuestro todos, don Alfonso, el de sabe que esto buscasteis cargo, cumpliremos la León, vos”. Ya se iban arrepintiendo mojones se señaló. marcó. los infantes de su acción, Estaban ya convenidos La gente despeja el por deshacerlo darían los tres del Campeador, campo, hacia atrás se todo lo que hay en cada cual a un enemigo retiró, Carrión. para atacarle escogió. a seis lanzas de distancia Armados estaba ya los Estaban al otro lado los de la raya se quedó. tres del Campeador, infantes de Carrión; Ya les sortean el campo, entonces el rey Alfonso a iban bien acompañados, ya les partían el sol, verlos bien se acercó; que mucha familia son. salen los jueces, los oiréis lo que dicen a don Nombra el rey jueces que bandos frente a frente Alfonso, el de León: digan lo que es justo y lo están los dos. “Os pedimos al besaros que no, Arremeten los del Cid la mano, rey y señor, con los que luchan les contra los tres de que entre nosotros y ellos manda que no tengan Carrión, el fiel juez lo seáis vos, discusión. arremeten los infantes a valednos si es en Cuando estaban en el los del Campeador. derecho, pero si es campo, el rey don Cada uno al adversario injusto, no. Alfonso habló: que le tocaba atendió. Aquí tienen su partido “Oíd lo que voy a Embrazaban los escudos los infantes de Carrión, deciros, infantes de delante del corazón, quien sabe si habrán Carrión: bajan las lanzas, envuelta pensado alguna debió esta lucha en cada cual en su pendón, maquinación. Toledo ser, mas no las caras las inclinaron En vuestras manos, oh quisisteis vos, por encima del arpón, rey, nos puso nuestro por eso a estos caballeros a los caballos los pican señor, de Mío Cid Campeador con la espuela, y pareció defendednos en justicia bajo mi guarda los traje a que todo el suelo por amor del Creador”. estas tierras de Carrión. temblaba cuando el Dijo el rey: “Así lo haré Luchad conforme a ataque empezó. con alma y con corazón”. derecho, no queráis la Cada cual en su Trae los caballos, muy sinrazón, adversario tiene puesta la buenos y corredores que que si alguien quiere atención. son, injusticia, para vedarlo Se juntan los tres del Cid las sillas las santiguar, estoy yo, con esos tres de Carrión, por que los ayude Dios, y no le iría muy bien en ya los tenían por muertos al cuello llevan escudos Castilla ni en León”. los que están alrededor. con dorada guarnición ¡Que pesarosos estaban Ese buen Pedro en el centro; empuñan los infantes de Carrión! Bermúdez, el que lanzas de buen hierro Con los dos jueces el rey primero retó tajador, los mojones señaló con aquel Fernán las tres lanzas que que cierran el campo; González cara a cara se sacaron todas llevan su todos se apartan juntó, pendón. alrededor. los escudos se golpean Muchos buenos Bien explicado les queda ambos sin ningún pavor. caballeros andan allí a todos los seis que son El de Carrión a don alrededor. que está vencido quien Pedro su escudo le Salen al campo que con salga del campo que se traspasó, pero le ha dado en vacío, jueces y don Pedro le entonces le arremete con la carne no le alcanzó, dejó. la espada, y por dos sitios el asta de un golpe le dio de plano, su lanza se quebró. 151 que de filo no le alcanza. El golpe aguanta don Martín Antolínez vence a Allí oyerais al infante las Pedro, ni siquiera se Diego grandes voces que daba: inclinó, Martín y Diego González “Váleme, Señor glorioso, él ha recibido el golpe, se acometen con las líbrame ya de esta mas con otro contestó. lanzas, espada”. Por la guarnición del tan fuertes fueron los El caballo refrenó, por centro el escudo le golpes que se les escapar de Colada, horadó, quebraron ambas. fuera del campo le lleva, todo lo pasa la lanza, que El buen Martín Antolínez don Martín dentro nada se resistió. echa mano de la espada, quedaba. En el pecho se le clava, todo el campo relumbró, “Don Martín, venid acá, muy cerca del corazón; era tan limpia y tan clara. el rey Alfonso gritaba, la loriga en tres dobleces A su enemigo dio un por todo lo que habéis lleva puesta el de golpe que de través bien hecho la lid está bien Carrión, le alcanza, ganada”. se rompen los dos el casco que lleva encima Y aquello que dice el rey primeros, el último a un lado le derribaba los jueces lo resistió, y las correas del yelmo confirmaban. pero tan fuerte fue el del golpe quedan golpe que dio el del 152 cortadas; Muño Gustioz vence a Campeador, el acero hasta la cofia y que con túnica y camisa Asur González la capucha llegaba, El padre de los infantes la loriga se le entró y todo, capucha y cofia, en la carne; por la boca declara vencida la lid con la espada se lo Los del Cid vuelven mucha sangre le salió. arranca, Se le rompieron las cautelosamente a el pelo le va rozando, Valencia cinchas, ninguna le hasta la carne se entraba, aprovechó, Alegría del Cid trozos del yelmo y la Segundos matrimonios y el caballo, por la cola, cofia por aquel campo en tierra le derribó. de sus hijas rodaban. El juglar acaba su poema Por muerto le da la gente Cuando descarga este que estaba allí alrededor; tajo la tan preciosa Quiero contaros ahora clavada tiene en el Colada algo de Muño Gustioz, cuerpo la lanza; don comprende Diego y con ese Asur González Pedro echó González que con vida cómo se las arregló. mano a la espada, y el no se escapa, Muy grandes golpes se otro, que a Tizona tira riendas al caballo dieron en los escudos los conoció, para que vuelva la cara, dos. no espera el golpe y la espada lleva en la Asur González, que era confiesa: “Por vencido mano, mas no se atreve a muy forzudo y de valor, me doy yo”. emplearla. el escudo le traspasa al Se lo otorgaron los El buen don Martín buen don Muño Gustioz; tras de pasarle el escudo que ya han ganado esta cielos mis hijas vengadas la armadura le quebró, lucha, por gracia del son, mas no le coge la carne, Creador. ya están limpias de la la lanza en vacío dio. Muy grandes son los afrenta esas tierras de Cuando este golpe pesares por las tierras de Carrión. recibe, otro da Muño Carrión. Casaré, pese a quien Gustioz, A los del Cid que de pese, ya sin vergüenza a por la guarnición del noche salgan el rey les las dos”. centro el escudo le partió, mandó Ya comenzaron los tratos no se pudo resguardar, la para que no les asalten ni con Navarra y Aragón, armadura le rompió, tengan ningún temor. y todos tuvieron junta le hiere a un lado del De día y noche con Alfonso, el de León. cuerpo, que no junto al marchaban, que muy Sus casamientos hicieron corazón, diligentes son, doña Elvira y doña Sol, por la carne se le ha ya los tenéis en Valencia los primeros fueron entrado la lanza con el con el Cid Campeador: grandes pero éstos son pendón, por malos dejaron a los aún mejor, al otro lado del cuerpo infantes de Carrión, y a mayor honra se casan más de un palmo le bien cumplieron el que con esos de Carrión. asomó, mandato que les diera su Ved cómo crece en un tirón le dio a la lanza, señor. honores el que en de la silla le movió ¡Cuánto se alegra de buenhora nació, y al ir a sacar la lanza en aquello Mío Cid que son sus hijas señoras tierra le derribó: Campeador! de Navarra y Aragón. rojos han salido el asta y Envilecidos se quedan Esos dos reyes de España la punta y el pendón. los infantes de Carrión. ya parientes suyos son, Que estaba herido de Quien a damas escarnece y a todos les toca honra muerte todo el mundo se y así abandona a traición, por el Cid Campeador. creyó: que otro tanto le Pasó de este mundo el Muño recobra la lanza y acontezca o alguna cosa Cid, el que a Valencia a rematarla marchó, peor. ganó: pero el padre del infante Pero dejemos ya a esos en días de Pascua ha grita: “No le hiráis, por infantes de Carrión, muerto, Cristo le dé su Dios, muy pesarosos están de perdón. vencido ha sido en el sus castigos los dos. También perdone a campo, esta lucha se Hablemos ahora de este nosotros, al justo y al acabó”. que en tan buenhora pecador. Los jueces dicen: “Así lo nació. Éstas fueron las hazañas hemos oído los dos”. ¡Qué grandes eran los de Mío Cid Campeador: Que despejaran el campo gozos en Valencia la en llegando a este lugar el rey Alfonso mandó, mayor, se ha acabado esta las armas que allí por honrados que canción. quedaron él para si las quedaron los tres del tomó. Campeador! FIN DE LA AFRENTA Se van como muy La barba se acariciaba DE CORPES honrados los tres del don Rodrigo, su señor: Campeador, “Gracias al rey de los FIN DEL POEMA DE MÍO CID