Mio Cid

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Almutamiz, rey de Ruy Díaz, cuando

Sevilla. aquello oyó, pensó que


Poema del Cid: no estaría bien el no
Ruy Díaz el Cid, cuando acometerlos y fue contra
Cantar primero: supo que así venían
Destierro del Cid ellos y luchó con ellos en
contra el rey de Sevilla, el campo, y duró la
[Poema - Texto completo.] que era vasallo y pechero batalla campal desde la
del rey don Alfonso, su hora de tercia hasta la de
Anónimo: Cantar de mío señor, lo tomó muy a mal
Cid mediodía, y fue grande la
y le pesó mucho; y envió mortandad que allí hubo
a todos cartas de ruego de moros y de cristianos
para que no viniesen en la parte del rey de
contra el rey de Sevilla ni Granada, y vencióles el
CANTAR PRIMERO le destruyeran su tierra, Cid y les hizo huir del
Destierro del Cid por la obligación que campo. Y cogió
tenían con el rey don prisionero el Cid en esta
Falta la primera hoja del Alfonso (y les decía que
códice del Cantar, que se batalla al conde García
si, a pesar de todo, Ordóñez y le arranchó un
suple con el siguiente querían hacerlo, supiesen
relato tomado de mechón de la barba y a
que no podría estarse el otros muchos caballeros
la Crónica de los veinte rey Alfonso sin ayudar a
reyes: y a innumerables
su vasallo, puesto que era guerreros de a pie. Y los
Envió el rey don Alfonso pechero suyo). El rey de tuvo el Cid presos tres
a Ruy Díaz mío Cid por Granada y los ricos días, y luego los soltó a
las parias que le tenían hombres no atendieron todos. Después de
que dar los reyes de en nada a las cartas del haberlos cogido
Córdoba y de Sevilla Cid, y fueron todos con prisioneros mandó a los
cada año. Almutamiz, rey mucha fuerza y suyos recoger los bienes
de Sevilla, y Almudafar, destruyeron al rey de y las riquezas que
rey de Granada, eran en Sevilla toda la tierra quedaron en el campo, y
aquella sazón muy hasta el castillo de Cabra. luego se volvió con toda
enemigos y se odiaban a Cuando aquello vio Ruy su compaña y con todas
muerte. Y estaban Díaz reunió todas las sus riquezas adonde
entonces con Almudafar, fuerzas que pudo de estaba Almutamiz, rey de
rey de Granada, unos cristianos y de moros, y Sevilla, y dio a él y a
ricos hombres que le fue contra el rey de todos sus moros todas las
ayudaban: el conde Granada para echarlo de riquezas que
García Ordóñez y Fortún la tierra del rey de reconocieron como suyas
Sánchez, el yerno del rey Sevilla. Y el rey de y aún de las demás que
don García de Navarra, y Granada y los ricos quisieron tomar. Y de allí
Lope Sánchez, y cada hombres que estaban con en adelante llamaron
uno de estos ricos él, cuando supieron que moros y cristianos a este
hombres con su poder iba con ese ánimo, le Ruy Díaz de Vivar el Cid
ayudaban a Almudafar, y mandaron a decir que no Campeador, que quiere
luego fueron contra se marcharían de la tierra decir batallador.
porque él lo quisiera.
Almutamiz le dio sus tierras puertas abiertas y sin
entonces muchos buenos y no le daba de plazo candados,
regalos y las parias que más que nueve días y que vacías quedan las perchas
había ido a cobrar. Y quería saber ni con pieles ni con
tornóse el Cid con todas quiénes de ellos querían mantos,
sus parias hacia el rey ir con él y quiénes sin halcones de cazar y
don Alfonso, su señor. El quedarse.) sin azores mudados.
rey le recibió muy bien, Y habló, como siempre
se puso muy contento y A los que conmigo habla, tan justo tan
se declaró satisfecho de vengan que Dios les dé mesurado:
cuanto el Cid hiciera allá. muy buen pago; “¡Bendito seas, Dios mío,
Por esto le tuvieron también a los que se Padre que estás en lo
muchos envidia y le quedan contentos quiero alto!
buscaron mucho daño y dejarlos. Contra mí tramaron esto
le enemistaron con el rey. Habló entonces Álvar mis enemigos malvados”.
Fáñez, del Cid era primo
El rey, como estaba muy hermano: 2
sañudo y entrado en ira “Con vos nos iremos, Agüeros en el camino de
contra él, dio crédito a lo Cid, por yermos y por Burgos
que hablaban contra el poblados;
Cid y le mandó decir por no os hemos de faltar Ya aguijan a los caballos,
su carta que saliese del mientras que salud ya les soltaron las
reino. El Cid, después tengamos, riendas.
que hubo leído la carta y gastaremos con vos Cuando salen de Vivar
real, aunque le causó nuestras mulas y caballos ven la corneja a la
gran pesar, no quiso y todos nuestros dineros diestra,
hacer otra cosa, porque y los vestidos de paño, pero al ir a entrar en
sólo le quedaban de siempre querremos Burgos la llevaban a su
plazo nueve días para serviros como leales izquierda.
salir de todo el reino. vasallos.” Movió Mío Cid los
Aprobación dieron todos hombros y sacudió la
a lo que ha dicho don cabeza:
Álvaro. “¡Ánimo, Álvar Fáñez,
Mucho que agradece el ánimo, de nuestra tierra
CANTAR PRIMERO nos echan,
Destierro del Cid Cid aquello que ellos
hablaron. pero cargados de honra
Tirada 1 El Cid sale de Vivar, a hemos de volver a ella! ”
Burgos va encaminado, 3
1. allí deja sus palacios
El Cid convoca a sus El Cid entra en Burgos
yermos y desheredados.
vasallos; éstos se Ya por la ciudad de
destierran con él. Los ojos de Mío Cid Burgos el Cid Ruy Díaz
Adiós del Cid a Vivar. mucho llanto van entró.
(Envió a buscar a todos llorando; Sesenta pendones lleva
sus parientes y vasallos, hacia atrás vuelve la vista detrás el Campeador.
y les dijo cómo el rey le y se quedaba mirándolos. Todos salían a verle,
mandaba salir de todas Vio como estaban las niño, mujer y varón,
a las ventanas de Burgos cerrada. Burgos a buen paso
mucha gente se asomó. Por miedo del rey atravesaba,
¡Cuántos ojos que Alfonso acordaron los de a Santa María llega, del
lloraban de grande que casa caballo descabalga,
era el dolor! que como el Cid no la las rodillas hinca en
Y de los labios de todos rompa no se la abrirán tierra y de corazón
sale la misma razón: por nada. rogaba.
“¡Qué buen vasallo sería La gente de Mío Cid a Cuando acabó su oración
si tuviese buen señor!” grandes voces llamaba, el Cid otra vez cabalga,
los de dentro no querían de las murallas salió, el
4 contestar una palabra. río Arlanzón cruzaba.
Nadie hospeda al Cid. Mío Cid picó el caballo, Junto a Burgos, esa villa,
Sólo una niña le dirige la a la puerta se acercaba, en el arenal posaba,
palabra para mandarle el pie sacó del estribo, y las tiendas mandó plantar
alejarse. con él gran golpe daba, y del caballo se baja.
El Cid se ve obligado a pero no se abrió la Mío Cid el de Vivar que
acampar fuera de la puerta, que estaba muy en buen hora ciñó espada
población, en la glera. bien cerrada. en un arenal posó, que
De grado le albergarían, La niña de nueve años nadie le abre su casa.
pero ninguno lo osaba, muy cerca del Cid se Pero en torno suyo hay
que a Ruy Díaz de Vivar para: guerreros que le
le tiene el rey mucha “Campeador que en acompañan.
saña. bendita hora ceñiste la Así acampó Mío Cid cual
La noche pasada a espada, si anduviera en montaña.
Burgos llevaron una real el rey lo ha vedado, Prohibido tiene el rey
carta anoche a Burgos llegó su que en Burgos le vendan
con severas prevenciones carta, nada
y fuertemente sellada con severas prevenciones de todas aquellas cosas
mandando que a Mío Cid y fuertemente sellada. que le sirvan de vianda.
nadie le diese posada, No nos atrevemos, Cid, a No se atreven a venderle
que si alguno se la da darte asilo por nada, ni la ración más
sepa lo que le esperaba: porque si no perderíamos menguada.
sus haberes perdería, más los haberes y las casas,
perderíamos también los 5
los ojos de la cara, Martín Antolínez viene
y además se perdería ojos de nuestras caras.
Cid, en el mal de de Burgos a proveer de
salvación de cuerpo y víveres al Cid.
alma. nosotros vos no vais
Gran dolor tienen en ganando nada. El buen Martín
Burgos todas las gentes Seguid y que os proteja Antolínez, aquel burgalés
cristianas Dios con sus virtudes cumplido,
de Mío Cid se escondían: santas.” a Mío Cid y a los suyos
no pueden decirle nada. Esto le dijo la niña y se los surte de pan y vino;
Se dirige Mío Cid volvió hacia su casa. no lo compró, que lo
adonde siempre paraba; Bien claro ha visto Ruy trajo de lo que tenía él
cuando a la puerta llegó Díaz que del rey no mismo;
se la encuentra bien espere gracia. comida también les dio
De allí se aparta, por
que comer en el camino. Plata y oro necesito para la judería entraba,
Muy contento que se toda mi compaña, por Vidas y por Raquel
puso el Campeador No me lo darán de grado, con gran prisa
cumplido lo he de sacar por las preguntaba.
y los demás caballeros malas.
que marchan a su Martín, con vuestro 9
servicio. consejo hacer quisiera Trato de Martín
Habló Martín Antolínez, dos arcas, Antolínez con los judíos.
escuchad bien lo que ha Las llenaremos de arena Éstos van a la tienda del
dicho: por que sean muy Cid.
“Mío Cid Campeador pesadas, Cargan con las arcas de
que en tan buen hora ha bien guarnecidas de oro y arena.
nacido, de clavos adornadas. A los judíos encuentra
descansemos esta noche cuando estaban ocupados
y mañana ¡de camino! 7
Las arcas destinadas para en contar esas riquezas
porque he de ser acusado, que entre los dos se
Cid, por haberos servido obtener dinero de dos
judíos burgaleses. ganaron.
y en la cólera del rey Les saluda el burgalés,
también me veré metido. Bermejo ha de ser el muy atento y muy
Si logro escapar con vos, cuero y los clavos bien taimado:
Campeador, sano y vivo, dorados. “¿Cómo estáis, Raquel y
el rey más tarde o Buscadme a Raquel y Vidas, amigos míos tan
temprano me ha de Vidas, decid que voy caros?
querer por amigo; desterrado En secreto yo querría
las cosas que aquí me por el rey y que aquí en hablar con los dos un
dejo en muy poco las Burgos el comprar me rato”.
estimo.” está vedado. No le hicieron esperar;
Tirada 6 Que mis bienes pesan en un rincón se
mucho y no podría apartaron.
El Cid, emprobrecido, llevármelos, “Mis buenos Raquel y
acude a la astucia de yo por lo que sea justo se Vidas, vengan, vengan
Martín Antolínez. los dejaré empeñados. esas manos,
Las arcas de arena. Que me juzgue el guardadme bien el
Creador, y que me secreto, sea a moro o a
Habla entonces Mío Cid, juzguen sus santos, cristiano,
que en buen hora ciñó no puedo hacer otra cosa, que os tengo que hacer
espada: muy a la fuerza lo hago. ricos y nada habrá de
“¡Oh buen Martín faltaros.
Antolínez, el de la 8 De cobrar parias a moros
valiente lanza!” Martín Antolínez vuelve el rey al Cid le ha
Si Dios me da vida he de a Burgos en busca de los encargado,
doblaros la soldada. judíos. grandes riquezas cogió, y
Ahora ya tengo gastado caudales muy preciados,
todo mi oro y mi plata, A lo que el Cid le mandó,
Martín Antolínez pero luego se quedó con
bien veis, Martín lo que valía algo,
Antolínez, que ya no me marcha,
atraviesa todo Burgos, en y por eso se ve ahora de
queda nada.
tanto mal acusado. este año.” muy de prisa ha
En dos arcas muy Dice Martín Antolínez, cabalgado,
repletas tiene oro fino muy prudente y muy van con él Raquel y
guardado. taimado: Vidas, tan satisfechos del
Ya sabéis que don “Muy razonable será Mío trato.
Alfonso de nuestra tierra Cid en este trato: No quieren pasar el
le ha echado, poco os ha de pedir por puente, por el agua
aquí se deja heredades, y dejar su haber en salvo. atravesaron
sus casas y palacios, Muchos hombres se le para que no lo supiera en
no puede llevar las arcas, juntan y todos Burgos ningún cristiano.
que le costaría caro, necesitados, Aquí veis cómo a la
el Campeador querría el Cid tiene menester tienda del famoso Cid
dejarlas en vuestras ahora de seiscientos llegaron;
manos marcos.” al entrar fueron los dos a
empeñadas, y que, en Dijeron Raquel y Vidas: besar al Cid las manos.
cambio, les deis dinero “Se los daremos de Sonrióse Mío Cid, y así
prestado. grado”. comenzara a hablarlos:
Coged las arcas del Cid, “El Cid tiene mucha “Sí, don Raquel y don
ponedlas a buen recaudo, prisa, la noche se va Vidas, ya me habíais
pero eso tiene que ser acercando, olvidado.
con juramento prestado necesitamos tener pronto Yo me marcho de
que no las habéis de abrir los seiscientos marcos”. Castilla porque el rey me
en lo que queda de año.” Dijeron Raque y Vidas: ha desterrado.
Raquel y Vidas están un “No se hacen así los De aquello que yo ganare
rato cuchicheando: tratos, habrá de tocaros algo,
“En este negocio hemos sino cogiendo primero, y nada os faltará,
de sacar nosotros algo. cuando se ha cogido mientras que viváis, a
Cuando el Cid cobró las dando”. ambos”.
parias, mucho dinero ha Dijo Martín Antolínez: Entonces Raquel y Vidas
ganado, “No tengo ningún reparo, van besarles las manos.
de allá de tierra de moros venid conmigo, que sepa Martín Antolínez tiene el
gran riqueza se ha el Cid lo que se ha trato bien ajustado
sacado. ajustado de que por aquellas arcas
Quien muchos caudales y, como es justo, después les darán seiscientos
lleva nunca duerme nosotros os ayudamos marcos,
descansado. a traer aquí las arcas y bien se las han de
Quedémonos con las ponerlas a resguardo, guardar hasta el cabo de
arcas, buen negocio con tal sigilo que en aquel año,
haremos ambos, Burgos no se entere ser y prometido tenían y así
pondremos este tesoro humano”. lo habían jurado,
donde nadie pueda Dijeron Raquel y Vidas: que si las abrieran antes
hallarlo. “Conformes los dos queden por perjuros
Pero queremos saber qué estamos. malos
nos pide el Cid en En cuanto traigan las y no les dé en interés don
cambio arcas tendréis los Rodrigo ni un ochavo.
y qué ganancia seiscientos marcos”. Dijo Martín Antolínez:
tendremos nosotros por El buen Martín Antolínez “Raquel y Vidas, lleváos
las dos arcas cuanto antes acompaña. rico manto.
y ponedlas a resguardo, Así con muy gran secreto La donación os hacemos,
yo con vosotros iré para llegaron a su morada. don Martín, de treinta
que me deis los marcos, Tendieron un cobertor marcos,
que ha de salir Mío Cid por el suelo de la cámara y bien los habréis
antes de que cante el y encima de él una merecido si nos guardáis
gallo.” sábana de tela de hilo este trato,
¡Que alegres que se muy blanca. que vos sois el fiador de
ponían cuando los cofres Contó Don Martín de un aquello que hemos
cargaron! golpe trescientos marcos pactado.”
Forzudos son, mas de plata, Lo agradece don Martín,
cargarlos les costó con la cuenta le bastó, sin recibe los treinta marcos,
mucho trabajo. pesarlos los tomaba, de su casa quiere irse, ya
Ya se alegran los judíos los otros trescientos se despide de ambos.
en los dineros pensando, marcos en otro se los Por Burgos atravesó, el
para el resto de sus días pagaban. Arlanzón ha pasado,
por muy ricos se Cinco escuderos traía y encamínase a la tienda de
juzgaron. los cinco llevan carga. Mío Cid bienhadado.
Cuando acabó Don Ruy Díaz le ha recibido,
10 Martín, a los judíos abiertos ambos los
Despedida de los judíos y hablaba: brazos:
el Cid. “En vuestras manos, “Ya estás aquí, don
Martín Antolínez se va Raquel y Vidas, están las Martín Antolínez, fiel
con los judíos a Burgos. arcas vasallo,
Raquel coge a Mío Cid la mucho ganáis, bien Dios quiera que llegue el
mano para besarla: merezco que me deis día en que pueda darte
“Campeador, el que en para unas calzas”. algo.”
buena hora se ciñó la “Aquí estoy, Campeador,
11 y buena ayuda os traigo,
espada, El Cid, provisto de
hoy de Castilla os vais para vos seiscientos
dinero por Martín marcos, y para mí treinta
para las tierras extrañas. Antolínez, se dispone a
Vuestra suerte así lo he sacado.
marchar. Mandad recoger la tienda
quiere, grandes son
vuestras ganancias. Entonces Raquel y Vidas y a toda prisa partamos;
Una piel morisca quiero allí a un lado se que en San Pedro e
de rico color de grana, apartaron: Cardeña nos coja el
humildemente os pido “En verdad que esta cantar del gallo.
me la traigáis regalada.” ganancia él es quien nos Veremos a vuestra
“Concedido, dijo el Cid, la ha buscado.” esposa, esa prudente
la piel os será mandada, Dicen: “Martín hijadalgo.
si no, la descontaréis de Antolínez, burgalés bien Muy corta sea la
lo que valen las arcas”. afamado, estancia, de Castilla no
Los cofres de Mío Cid merecido lo tenéis, os salgamos,
los judíos se llevaban, daremos buen regalo, así es menester, que el
el buen Martín Antolínez calzas os podréis plazo del destierro va
por Burgos los comprar, buena piel y expirando.”
12 Con mucho dolor se 15
El Cid monta a caballo y arranca el Campeador de Los monjes de Cardeña
se despide de la catedral allá. reciben al Cid.
de Burgos, Las riendas soltaron Jimena y sus hijas llegan
prometiendo mil misas al todos, empiezan a ante el desterrado.
altar de la Virgen. cabalgar,
Dijo Martín Antolínez, A la puerta llaman; todos
Esto dicho, manda el Cid aquel burgalés leal: saben que el Cid ha
alzar su tienda en “Vuelvo a Burgos, que a llegado.
seguida. mi esposa despacio tengo ¡Dios, qué alegre que se
El Cid y todos los suyos que hablar ha puesto ese buen abad
cabalgan a mucha prisa. y advertir a los de casa don Sancho!
La cara de su caballo de lo que en mi ausencia Con luces y con candelas
vuelve hacia Santa María harán. los monjes salen al patio.
alza la mano derecha y la Si el rey me quita mis “Gracias a Dios, Mío
cara se santigua: bienes poco se me Cid, le dijo el abad don
“A ti lo agradezco, Dios, importará. Sancho,
que el cielo y la tierra Con vos estaré otra vez puesto que os tengo aquí,
guías; cuando el sol quiera por mí seréis
que con vos en deuda rayar.” hospedado.”
quedo de haceros cantar Esto le contesta entonces
mil misas”. 14 Mío Cid el bienhadado:
Hoy a Castilla abandono, El Cid va a Cardeña a “Contento, de vos estoy y
del rey me arroja la ira: despedirse de su familia. agradecido, don Sancho,
¡quién sabe si he de prepararé la comida mía
volver en los días de mi Don Martín se torna a y la de mis vasallos.
vida! Burgos, su camino el Cid Hoy que salgo de esta
Que vuestro poder me siguió, tierra os daré cincuenta
valga al marcharme de llegar quería a Cardeña, marcos,
Castilla, el caballo espoleó si Dios me concede vida
y que él me ayude y me y con él los caballeros os he de dar otro tanto.
acorra de noche como de que de su compaña son. No quiero que el
día. Aprisa cantan los gallos monasterio por mí sufra
Si así lo hacéis, Virgen y quebrar quiere el albor ningún gasto.
Santa, y si la suerte me del día, cuando a San Para mi esposa Jimena os
auxilia Pedro llega el buen entrego aquí cien marcos;
a vuestro altar mandaré Campeador. a ella, a sus hijas y damas
muchas cosas y muy Estaba el abad don podréis servir este año.
ricas, Sancho muy buen Dos hijas niñas os dejo,
que con Vos en deuda cristiano de Dios, tomadlas a vuestro
quedo de haceros cantar rezando a San Pedro amparo.
mil misas.” apóstol y a Cristo A vos os las encomiendo
Nuestro Señor: en mi ausencia, abad don
13 “Tú, que eres guía de Sancho,
Martín Antolínez se todos, guíame al en ellas y en mi mujer
vuelve a la ciudad. Campeador.” ponedme todo cuidado.
Si ese dinero se acaba o
si os faltare algo, hacer, oh Cid, por Santa de que se va de la tierra
dadles lo que necesiten, María!” Mío Cid Campeador.
abad, así os lo mando. Las dos manos inclinó el ¡Cuántos dejaron su casa,
Por un marco que gastéis, de la barba crecida, su tierra o su posesión!
asl conveto daré cuatro.” a sus dos niñitas coge, en En aquel día en la puente
Así se lo prometió el sus brazos las subía, que pasa el río Arlanzón
abad de muy buen grado. al corazón se las llega, de júntanse muchos
Ved aquí a doña Jimena, tanto que las quería. guerreros, mas de ciento
con sus hijas va llegando, Llanto le asoma a los quince son.
a cada una de las niñas la ojos y muy fuerte que Todos iban en demanda
lleva una dama en suspira. del buen Cid Campeador.
brazos. “Es verdad, doña Jimena, Llega Martín Antolínez,
Doña Jimena ante el Cid esposa honrada y con ellos se reunió,
las dos rodillas ha bendita, y se van para San Pedro
hincado. tanto cariño os tengo en donde está su señor.
Llanto tenía en los ojos, como tengo al alma mía.
quísole besar las manos. Tenemos que separarnos, 18
Le dice: “Graciias os ya los veis, los dos en Los cien castellanos
pido, Mío Cid el vida; llegan a Cardeña y se
bienhadado. a vos os toca quedaros, a hacen vasallos del Cid.
Por calumnias de mi me toca la ida. Éste dispone seguir su
malsines del reino vais ¡Quiera Dios y con Él camino por la mañana.
desterrado.” quiera la Santa Virgen Los maitines en Cardeña.
María Oración de Jimena.
16 que con estas manos Adiós del Cid a su
Jimena lamenta el pueda aún casar nuestras familia.
desamparo en que queda hijas Últimos encargos al abad
la niñez de sus hijas. y que me puede ventura y de Cardeña.
El Cid espera llegar a algunos días de vida El Cid camina al
casarlas honradamente. para poderos servir, destierro; hace noche
mujer honrada y después de pasar el
“¡Merced os pido, buen Duero.
Cid, noble barba tan bendita!”
crecida! 17 Cuando supo que venían
Aquí ante vos me tenéis, Un centenar de Mío Cid el de Vivar
Mío Cid, y a vuestras castellanos se juntan en y que su compaña crece,
hijas, Burgos para irse con el con que más fuerza
de muy poca edad las dos Cid. tendrá,
y todavía tan niñas. aprisa monta a caballo, y
Conmigo vienen también ¡Qué gran comida le a recibirlos se va.
las damas que nos hicieron al buen Cid ¡Cómo se sonríe el Cid
servían. Campeador! cuando ya a su vista
Bien veo, Campeador, Las campanas de San están!
que preparáis vuestra ida; Pedro tañían a gran Van acercándose todos
tenemos que separarnos clamor. para su mano besar.
estando los dos en vida. Por las tierras de Castilla Habló entonces Mío Cid
¡Decidnos lo que hay que iba corriendo el pregón con palabras de verdad:
“Yo ruego a nuestro echemos a cabalgar, a Daniel, de los leones
Señor y Padre Espiritual el plazo ya viene cerca, también le fuiste a salvar,
que a los que por mí mucho tenemos que en Roma la salvación
dejáis vuestra casa y andar”. llevaste a San Sebastián,
heredad Así como el Cid lo libraste a Santa Susana
antes de morir os pueda manda sus caballeros de aquel falso criminal;
con otros bienes pagar, harán. por nuestra tierra quisiste
que lo que perdéis, Pasándose va la noche, treinta y dos años andar
doblado os lo pudierais viene la mañana ya, enseñándonos milagros
cobrar”. cantan los segundos que nunca se han de
Muy contento estaba el gallos, y comienzan a olvidar,
Cid porque se le juntan ensillar. hiciste vino del agua, de
más Tañe el abad a maitines, la piedra hiciste pan,
y muy contentos los mucha prisa que se dan. a Lázaro resucitas,
hombres que al destierro Mío Cid y su mujer para porque así es tu voluntad:
con él van. la iglesia se van. dejaste que te prendieran,
Del plazo de nueve días Echóse doña Jimena en luego te dejas llevar
seis están pasados ya las gradas del altar al Gólgota y en la cruz te
y nada más que tres días y a Dios reza, lo mejor dejas crucificar;
les quedaban por pasar. que ella sabía rezar, de tu cruz a cada lado
Mandado tenía el rey a por que a Mío Cid le sendos ladrones están;
Mío Cid vigilar, guarde el Señor de todo entra el uno en paraíso,
por que si, pasado el mal. pero el otro no entrará;
plazo, en sus reinos aún “A Ti, Señor glorioso, desde la cruz gran
está Padre que en el cielo milagro hiciste, Padre
ni por oro ni por plata se estás: eternal:
pueda el Cid escapar. hiciste el cielo y la tierra, Longinos, el ciego aquél,
Ya se va acabando el día, al tercero día el mar, que no vio la luz jamás,
la noche quería entrar, luna y estrellas hiciste y con su lanza en el
a todos sus caballeros el el sol para calentar, costado te hiere y te hace
Cid los manda juntar. en Santa María madre sangrar,
“Oídme, varones, y que fuiste Tú carne a tomar va la sangre lanza abajo,
esto no os sirva de pesar, y en Belén te apareciste sus manos hubo de untar,
poco tengo pero quiero a conforme a tu voluntad. alza las manos Longinos,
todos su parte dar. Pastores te glorifican, y se las lleva a la faz,
Ahora fijáos muy bien en laudos te van a cantar, abre los ojos y a todas las
lo que voy a mandar: llegan tres reyes de parte se pone a mirar;
quiero que al amanecer, Arabia que te vienen a desde entonces creyó en
cuando el gallo cantará, adorar Ti, se salvó de todo mal.
sin perder tiempo y que se llaman Melchor De la tumba en que te
mandéis los caballos y Gaspar y Baltasar, ponen supiste resucitar,
ensillar. oro, incienso y mirra a los infiernos bajaste
A maitines en San Pedro ofrecen con toda su porque fue tu voluntad,
ya tañerá el buen abad voluntad. rompes sus puertas y
y él nos rezará la misa de A Jonás salvaste Tú sacas a muchos santos de
la Santa Trinidad. cuando se cayó en el allá.
En cuanto acabe la misa mar, Rey de los reyes Tú eres,
Padre de la humanidad, todos los duelos de hoy la calzada de Quinea
en Ti creo, a Ti te adoro en gozo se tornarán, luego hubieron de pasar,
con toda mi voluntad y Dios que nos dio las por Navas de Palos van
y a San pedro ahora le almas su consejo nos el río Duero a cruzar
pido que a Ti me ayude a dará. y el Cid en la Figueruela
rogar Al abad don Sancho descanso manda tomar.
por el Cid Campeador, vuelve de nuevo a De todas partes guerreros
que Dios le guarde de recomendar se le vienen a juntar.
mal. que atienda a doña
Y que si hoy nos Jimena y a las damas que 19
separamos vivos nos allí están, Última noche que el Cid
vuelva a juntar.” a las dos hijas del Cid duerme en Castilla.
Ya la oracion se termina, que en San Pedro han de Un ángel consuela al
la misa acabada está, quedar; desterrado.
de la iglesia salieron y sepa el abad que por ello En cuanto que fue de
prepáranse a marchar. buen premio recibirá. noche el Cid a dormir se
El Cid a doña Jimena un Ya don Sancho se volvía, echó,
abrazo le fue a dar Álvar Fáñez le fue a le cogió un sueño tan
y doña Jimena al Cid la hablar: dulce que muy pronto se
mano le va a besar; “Si veis venir a más durmió.
no sabía ella qué hacerse gente para buscarnos, El arcángel San Gabriel a
más que llorar y llorar. abad, él vino en una visión:
A sus dos niñas el Cid les diréis que el rastro “Cabalgad, Cid -le decía-
mucho las vuelve a sigan y marchen a buen , cabalgad, Campeador,
mirar. andar, que nunca tan en buena
“A Dios os entrego, sea en yermo o en hora ha cabalgado varón,
hijas, nos hemos de poblado ya nos podrán bien irán las cosas
separar alcanzar”. vuestras mientras vida os
y sólo Dios sabe cuándo Sueltan entonces las dé Dios.”
nos volvamos a juntar.” riendas, empiezan a Mío Cid al despertar la
Mucho que lloraban cabalgar, cara se santiguó.
todos, nunca visteis más que el plazo para salir iba
llorar; acabándose ya. 20
como la uña de la carne Mio Cid aquella noche El Cid acampa en la
así apartándose van. duerme en Espinaz de frontera de Castilla.
Mío Cid con sus vasallos Can; El Cid, después de
se dispone a cabalgar, de todas partes guerreros signarse, a Dios se fue a
la cabeza va volviendo a se le vienen a juntar. encomendar
ver si todos están. Otro día de mañana mucho contento tenía del
Habló Minaya Álvar empiezan a cabalgar. sueño que fue a soñar.
Fáñez, bien oiréis lo que De su tierra va saliendo Otro día de mañana
dirá: el Campeador leal, empiezan a cabalgar,
“Cid, en buena hora San Esteban deja a un último día es del plazo,
nacido, ¿vuestro ánimo lado, aquella buena un día queda no más.
dónde está? ciudad. En la sierra de Miedes
Pensemos en ir andando Por Alcubilla pasó, acampan a descansar,
y déjese lo demás, Castila se acaba ya,
a la derecha de Atienza, vasallos, por muy Corred la tierra sin
que es tierra de moros ya. contentos se dan miedo, por valor no
que todo lo que les quede nada. ~
21 mande su señor ellos lo Hasta más abajo de Hita
Recuento de las gentes harán. llegad, y a Guadalajara
del Cid. Antes del anochecer hasta la misma Alcalá
Todavía era de día, no se empiezan a cabalgar acérquense las
había puesto el sol, para que no les vanguardias,
revistar quiere a su gente descubran quiere el Cid la riqueza de esa tierra
Mío Cid Campeador; de noche andar. que de botín se la traigan
sin contar a los de a pie, Toda la noche y que por miedo a los
gente de mucho valor, anduvieron, ningún moros no vayan a dejar
lleva el Cid trescientas reposo se dan. nada.
lanzas cada cual con su Al lugar de Castejón, que Y con los otros cien
pendón. junto a Henares está, hombres me quedaré aquí
Mío Cid una emboscada a la zaga;
Tirada 22 les quería preparar. de amparo nos servirá
El Cid entra en el reino Castejón, por mí
23 guardada.
moro de Toledo Plan de campaña.
tributario del rey Si a los que corréis la
Castejón cae en poder del tierra alguna cosa os pasa
Alfonso. Cid un aviso mandaréis en
“En cuanto sea temprano, por sorpresa. seguida a retaguardia.
cebada a las bestias dad. Algara contra Alcalá. Del socorro que os lleve
Luego que coma el que Toda la noche se ha de hablar en toda
quiera y los que no a emboscados el Cid y los España”.
cabalgar. suyos pasan,
Esa sierra tan bravía la Va nombrando a los
que así se lo aconsejó guerreros que en la
tenemos que pasar Álvar Fáñez de Minaya.
y a la noche ya las tierras correría marchan
“Cid Campeador que en y a los otros que se
del rey quedarán atrás. buena hora ceñiste la
Luego el que quiera quedan allí con él a la
espada, zaga.
buscarnos dar con ya que a Castejón
nosotros podrá”. Rompen albores del día y
tenemos tendida buena se acerca la mañana.
De noche pasan la sierra, celada,
llega la mañana ya Va saliendo el sol. ¡Dios
vos os quedaréis aquí con mío, qué hermoso que
y por esa loma abajo cien hombres a la zaga
empiezan a caminar. despuntaba!
y yo haré una correría Las gentes de Castejón
En medio del alto bosque con doscientos en
que allí en la montaña ya todas se levantaban,
vanguardia; las puertas de la ciudad
está con Dios y con vuestra
manda acampar Mío Cid abren y afuera se
suerte será la empresa marchan,
y pienso a las bestias dar. ganada.”
Dice a sus hombres que camino de sus trabajos,
Díjole el Campeador: de las tierras que
aquella noche tendrían “Muy bien hablaste,
que andar labraban.
Minaya. Todos se van y las
y ellos, tan buenos
puertas abiertas se las miedo y mucho las afamado:
dejaban. saqueaban. de este quinto del botín,
Es muy poca aquella que ponéis entre mis
gente que en Castejón se Hasta Alcalá se pasea la manos
quedara bandera de Minaya por contento se daría
y la que está por los y desde allí dan la vuelta hasta Alfonso el
campos anda muy otra vez con la ganancia Castellano.
desparramada. por río Henares arriba y Pero yo os lo devuelvo,
Sale el Cid del escondite junto a Guadalajara. Mío Cid, en paz estamos.
que le sirve de De la correría aquella Quiero prometer a Dios,
emboscada, mucho botín se llevaban a Aquél que está allí en
sin tropiezo a Castejón tanto ganado de ovejas, lo alto,
entero la vuelta daba. tanto ganado de vacas, que mientras yo no me
Moros y moras que tantas ropas de valor, harte, montado en mi
encuentra a todos los tantas riquezas sin tasa. buen caballo,
apresaba Muy orgullosa se yergue de lidiar bien con los
y a los ganados aquellos la bandera de Minaya moros y vencerlos en el
que por el contorno y no hay nadie que se campo,
andan. atreva a atacarlos por la hiriéndolos con la lanza,
espalda. poniendo a la espada
Mío Cid Campeador mano,
hacia la puerta cabalga: Con rico botín volvía esa
valiente compaña. mientras no vea la sangre
cuando se ven asaltados chorrearme codo abajo
los hombres que la Miradlos ya en Castejón
donde Mío Cid estaba. estando delante el Cid,
guardaban, ese guerrero afamado,
mucho miedo que El Campeador guardado
deja el castillo y cabalga, ni tomará ni un dinero
tuvieron, déjanla del Campeador mi mano.
desamparada. a recibirlos salía, le
acompaña su mesnada Ya me quedaré con algo
De la ciudad por las si es que algo bueno os
puertas ya el Campeador y con los brazos abiertos
acoge el Cid a Minaya. gano,
se entraba. pero todo esto de ahora
En la mano Mío Cid “¿Estáis aquí ya, Álvar
Fáñez, el de la atrevida para vos, buen Cid,
desnuda lleva la espada guardadlo.”
y a quince mató, de lanza?
moros que a su paso se En vos puse con razón, al 25
encontrara. mandaros, mi esperanza. El Cid vende su quinto a
El botín mío y el vuestro los moros.
A Castejón ha ganado júntense, y de la ganancia No quiere lidiar con el
con todo el oro y la plata. os daré la quinta parte, si rey Alfonso.
Ya cargados del botín sus vos la queréis Minaya.”
caballeros llegaban, Las riquezas del botín
déjanselo a Mío Cid, que 24 están ya todas juntadas.
no lo aprecian en nada. Minaya no acepta parte Ha pensado Mío Cid, que
Mientras iban los alguna en el botín y hace en buen hora ciñó
doscientos tres hombres un voto solemne. espada,
de la vanguardia “Mucho que os lo que acaso el rey don
corriendo tierras sin agradezco, Campeador Alfonso tras él mande
sus compañas podría con su mesnada. Anguita ahora los veréis
y que a atacarle vendrían Dejar quiero a Castejón, pasar,
todas las reales óiganme todos, Minaya. cruzan el río y se entran
mesnadas. por el campo de Taranz,
Las riquezas del botín 26 caminan por esas tierras
manda repartir sin falta El Cid marcha a tierras lo más que puedan andar.
y que los repartidores su de Zaragoza, Entre Fariza y Cetina
recibo a todos hagan. dependientes Mío Cid iba a albergar
Los caballeros del Cid del rey moro de buen botín iba cogiendo
muy buena porción Valencia. por la tierra donde va.
alcanzan: Esto que voy a decir no No pueden saber los
le dieron a cada cual os dé que pensar mal: moros qué intenciones
unos cien marcos de por más tiempo en llevará.
plata, Castejón no nos podemos Al otro día cabalga Mío
y a los peones les toca la quedar; Cid el de Vivar,
mitad justa y sin falta. está cerca el rey Alfonso Alhama ya la ha pasado,
Pero allí a nadie podía y aquí a buscarnos Hoz del río abajo va,
venderla ni regalarla, vendrá. y ya a Bubierca y a Ateca
ni quiere llevar cautivos Mas no asolaré el se las ha dejado atrás
Mío Cid en su campaña. castillo, que se lo quiero y por fin junto a Alcocer
Con gente de Castejón dejar Mío Cid ha ido a posar,
habló, y a Guadalajara a cien moros y a cien en un otero redondo y
e Hita manda a preguntar moras a quien daré fuerte van a acampar,
por cuánto se la libertad, cerca está el Jalón, el
compraban, y así por lo que les quito agua no se la podrán
aunque muy poco le no podrán de mí hablar quitar.
diesen por toda aquella mal. Aquel pueblo de Alcocer
ganancia. Pagados estáis ya todos, piensa Mío Cid tomar.
Ofreciéronle los moros nadie queda por pagar,
sus tres mil marcos de 27
mañana al romper el día El Cid acampa sobre
plata. otra vez a cabalgar,
Del botín la quinta parte Alcocer.
que con mi rey don
a Mío Cid se le guarda. Alfonso no querría yo Todo el otero ha
Mío Cid aquella oferta luchar”. ocupado, allí sus tiendas
muy gustoso la aceptaba. Aquello que dice el Cid armaba;
Al tercer día el dinero le mucho agrada a los unas las pone en la sierra,
fue entregado sin falta. demás, otras junto al río planta.
Pensó entonces Mío Cid del castillo que tomaron Mío Cid Campeador que
que él y toda su compaña todos muy ricos se van en buen hora ciñó espada
en un castillo tan chico y los moros y las moras alrededor del otero y
no pueden tener morada, bendiciéndolos están. muy cerca ya del agua
defenderlo sí podrán, Marchan Henares arriba hacer un foso muy hondo
mas les faltaría el agua. lo más que pueden andar, a sus varones mandaba,
“Vencidos están los las Alcarrias han pasado así no podrán los moros
moros, la paz con ellos y cabalgan más allá, sorprenderlos a mansalva
firmada, por esas cuevas de y además les da a
el rey Alfonso atacarnos
entender que el Cid allí ceñidas las espadas: quedaba,
se quedaba. taimado es el Cid y manda volver la bandera
quiere tenderles una y a gran prisa
28 celada. espoleaban.
Temor de los moros. Los de Alcocer que lo “¡Heridlos, mis
Por todas aquellas tierras vieron ¡Dios y cómo se caballeros, sin temor, el
fue la noticia volando alababan! Cid gritaba,
de que el Cid Campeador “Ya se le ha acabado al que con la ayuda de
junto a Alcocer ha Cid todo el pan y la Cristo nuestra será la
acampado cebada. ganancia!”
que a tierra de moros Cargados van con las Ya vuelven todos
vino y deja la de tiendas, una sola queda revueltos por medio de la
cristianos; alzada. llanada.
los campos que estaban A guisa de derrotado el ¡Dios, qué grande era el
cerca no se atreven a Campeador se marcha, gozo de todos esa
labrarlos. vamos a asaltarle ahora, mañana !
Muy alegres que se sacaremos gran ganancia, Mío Cid con Álvar Fáñez
ponen Mío Cid y sus que, si no, los de Terrer adelante cabalgaba,
vasallos; para ellos han de tomarla, tienen muy buenos
el castillo de Alcocer y si cogen el botín no caballos que a su
tributo les ha pagado. querrán cedernos nada; voluntad andaban,
las parias que nos cobró ya entre el castillo y los
Tirada 29 hoy las volverá moros los dos guerreros
El Campeador toma a dobladas.” entraban.
Alcocer mediante un Para salir de Alcocer Los vasallos de Mío Cid
ardid. mucha prisa que se sin piedad sus golpes
daban. daban,
Esa gente de Alcocer al Cuando el Cid ya los vio en poco más de un
Cid ya le daba parias fuera hace como que se momento a trescientos
y los de Terrer y Ateca escapa. moros matan.
también ya se las Jalón abajo corría, muy Con muy grandes
pagaban en desorden andaba. alaridos los que estan en
a los de Calatayud esto Decían los de Alcocer: emboscada
muy mal les sentaba. “¡Ay, que el botín se nos para adelante salían,
Allí Mío Cid estuvo por marcha!” hacia el castillo tornaban,
más de quince semanas. Ya todos, grandes y con las espadas desnudas
Cuando ve el Campeador chicos, a salir se a la puerta se paraban.
que Alcocer no se apresuraban, Ya van llegando los
entregaba con el ansia de coger, de suyos, la batalla está
un ardid se le ha ocurrido lo demás se olvidaban: ganada.
y fue a hacerlo sin abiertas dejan las puertas, Ved cómo el Cid
tardanza: nadie se queda a conquistó Alcocer por
las tiendas manda quitar, guardarlas. esta maña.
deja una sola plantada, Mío Cid Campeador
y se va Jalón abajo, con hacia atrás volvió la cara,
bandera desplegada, vio que entre ellos y el
todos con loriga puesta y castillo un gran espacio
30 la tienda que en el otero dará.”
La seña del Cid ondea dejara manda quitar. Ya cabalgan tres mil
sobre Alcocer A los de Ateca y Terrer moros, ya se echan a
el triunfo dio gran pesar caminar
Pedro Bermúdez llegó y a los de Calatayud aquella noche en Segorbe
con la bandera en la también pesándoles va. se quedan a reposar.
mano Al rey de Valencia Otro día de mañana
y en el castillo la planta, entonces con un mensaje empiezan a cabalgar,
allá en el sitio mas alto. se van, y la noche aquella en
Habla entonces Mío Cid, dícenle que ese que Celfa se paran a
Ruy Díaz el bienhadado: llaman el Cid Ruy Díaz descansar.
“Gracias al Señor del de Vivar, A los moros de frontera
cielo, gracias a todos sus por ira del rey Alfonso, los han mandado llamar,
santos, de Castilla echado está, de todas partes acuden a
mejor vivienda que fue a acampar a juntarse muchos más.
tendremos ahora dueños Alcocer, bien defendido Por fin salieron de Celfa,
y caballos. lugar, la que llaman de Canal,
31 y que por una emboscada anduvieron todo el día,
Clemencia del Cid con el castillo es suyo ya. ningún reposo se dan,
los moros “Si no vienes a y a Calatayud llegaron
ayudarnos, Teca y Terrer esa noche a descansar.
Prestadme oído, Álvar perderás, Por todas aquellas tierras
Fáñez y los demás perderás Calatayud, que muchos pregoneros van
caballeros: ya no podrá escapar, y gente muy numerosa se
al tomar este castillo un y allá a orillas del Jalón les venía a juntar.
gran botín hemos hecho; ha de irte todo muy mal, Los emires Galve y Fáriz
muertos los moros están, y al otro lado, en Siloca, al frente de ellos están,
con vida a muy pocos lo mismo te pasará.” al buen Cid Rodrigo Díaz
veo. Cuando lo oyó el rey a Alcocer van a cercar.
Estos moros y estas Tamín siente profundo
moras no hemos de poder pesar. 33
venderlos, “Tres buenos emires veo Fáriz y Galve cercan al
con cortarles la cabeza aquí en torno mío estar. Cid en Alcocer
poca cosa ganaremos, Sin tardar, dos de Ya han acampado los
nosotros somos los amos, vosotros os marcharéis moros, sus tiendas allí las
sigan ellos en el pueblo, para allá plantan;
viviremos en sus casas y con tres mil moros que sus fuerzas iban
de ellos nos serviremos.” lleven buenas armas de creciendo, muchas gentes
32 luchar. hay juntadas.
El rey de Valencia quiere Con los que hay en la Centinelas avanzados de
recobrar a Alcocer. frontera, que bien os los moros se destacan
Envía un ejército contra ayudarán, y armados hasta los
el Cid coged vivo a ese dientes de día y de noche
cristiano y conducídmelo andan.
Mío Cid con sus acá. Muchos son los
ganancias allí en Alcocer Puesto que se entró en centinelas y mucha la
está; mis tierras reparación me
hueste armada. algunos más, ya.
A Mío Cid y los suyos ya no nos queda otro Las avanzadas al verlos
les han cortado el agua, remedio, por Dios que en al campamento se van.
las mesnadas de Ruy el cielo está: ¡Qué prisa se dan los
Díaz salir quieren a en cuanto amanezca el moros! Todos se
batalla, día vayámoslos a atacar”. empiezan a armar.
el que en buen hora nació Díjole el Campeador: Del ruido de los
muy firme se lo vedaba. “Así quería oír hablar tambores la tierra se va a
Tuvieron así cercado al ya sabía yo, Minaya, que quebrar.
Cid más de tres semanas. os habríais de honrar”. Viérais allí a tanto moro
A los moros y a las armarse y en lucha
34 moras afuera los manda entrar.
Consejo del Cid con los echar Al frente de todos ellos
suyos. para que el intento suyo dos grandes banderas
Preparativos secretos. no lo vayan a contar. van,
El Cid sale a batalla Por el día y por la noche y los pendones mas
campal contra Fáriz y se empiezan a preparar. chicos ¿quién los podría
Galve. Otro día de mañana contar?
Pedro Bermúdez hiere cuando el sol quiere En las filas de los moros
los primeros golpes. apuntar, empieza el avance ya,
Al cabo de tres semanas armado está Mío Cid y con Mío Cid y los suyos
cuando la cuarta va a aquellos que con él van. se querían encontrar.
entrar, El Campeador habló lo Dijo el Cid: “Estáos
Mío Cid de sus guerreros que ahora me oiréis todos quedos en este
consejo quiere tomar: contar: lugar;
“El agua nos la han “Todos nos saldremos que nadie salga de filas
quitado, puede faltarnos fuera, ninguno aquí sin que me lo oiga
el pan quedará, mandar”.
y escaparnos por la tan sólo estos dos peones Aquel buen Pedro
noche no nos lo que la puerta han de Bermúdez no puede
consentirán. guardar. aguantarse más,
Muy grandes sus fuerzas Si morimos en el campo bandera en mano
son para con ellos luchar, al castillo nos traerán, comienza su caballo a
decidme vos, caballeros, si ganamos la batalla espolear.
qué es lo que hacerse gran botín nos tocará. “¡Que el Creador nos
podrá”. Vos, Pedro Bermúdez asista, Cid Campeador
Habla el primero esta bandera mía tomad; leal!
Minaya, caballero de como sois bravos la En medio de aquella
fiar: habréis de llevar con tropa voy la bandera a
“De Castilla la gentil nos lealtad, llevar,
desterraron acá, mas no os adelantéis sin los que deben defenderla
si no luchamos con que me lo oigáis ya me la defenderán”.
moros no tendremos mandar”. Dijo entonces Mío Cid:
nuestro pan. Al Cid le besó la mano, “¡No lo hagáis, por
Seiscientos somos la bandera fue a tomar. caridad!”
nosotros y aún creo que Abren las puertas y Repuso Pedro Bermúdez:
afuera del castillo salen “Tal como digo se hará”.
Su caballo espoleó y romper y agujerear, 38
entra donde había más. las mallas de las lorigas Minaya, en peligro.
Los moros ya la bandera allí vierais quebrantar El Cid hiere a Fáriz
le quieren arrebatar, y tantos pendones
hiérenle, más la loriga no blancos que rojos de Al buen Minaya Álvar
se la pueden quebrar. sangre están Fáñez le mataron el
Dijo entonces Mío Cid- y tantos buenos caballos caballo
“¡Valedle, por caridad!” que sin sus jinetes van. pero a socorrerle fueron
A Santiago y a Mahoma las mesnadas de
35 todo se vuelve invocar. cristianos.
Los del Cid acometen Por aquel campo caídos, La lanza tiene quebrada,
para socorrer a Pedro en un poco de lugar a la espada metió mano,
Bermúdez de moros muertos había aunque luchaba de pie
unos mil trescientos ya. buenos tajos iba dando.
Embrazaron los escudos Ya le ha visto Mío Cid
delante del corazón, 37 Ruy Díaz el Castellano,
las lanzas ponen en ristre Mención de los se va para un jefe moro
envueltas con su pendón, principales caballeros que tenía buen caballo
todos inclinan las caras cristianos y con la mano derecha
por encima del arzón descárgale fuerte tajo,
y arrancan contra los ¡Qué bien que estaba por la cintura le corta y le
moros con muy bravo luchando sobre su dorado echa en medio del
corazón. arzón campo.
A grandes voces decía el don Rodrigo de Vivar, Al buen Minaya Álvar
que en buen hora nació: ese buen Campeador! Fáñez le fue a ofrecer el
“¡Heridlos, mis Están con él Álvar Fáñez, caballo.
caballeros, por amor del el que Zurita mandó “Cabalgad en él, Minaya,
Creador, el buen Martín que vos sois mi diestro
aquí está el Cid, don Antolínez, ese burgalés brazo.
Rodrigo Díaz el de pro, Hoy de todo vuestro
Campeador!” Muño Gustioz que en la apoyo me veo
Todos caen sobre el misma casa del Cid se necesitado;
grupo donde Bermúdez crió, muy firmes están los
entró. Martín Muñoz el que moros, no ceden aún el
Éranse trescientas lanzas, estuvo mandando campo:
cada cual con su pendón. Montemayor, es menester que otra vez
Cada guerrero del Cid a ÁIvar Salvadórez y el fuertes les arremetamos”.
un enemigo mató, buen Álvar Alvaroz, Montó a caballo Minaya,
al revolver para atrás ese Galindo Garcíaz, y con su espada en la
otros tantos muertos son. buen guerrero de Aragón, mano
y el sobrino de Rodrigo por entre las fuerzas
36 por nombre Félez
Destrozan las haces moras muy bravo siguió
Muñoz. luchando.
enemigas Con ellos la tropa entera Enemigos que él alcanza
Allí vierais tantas lanzas, del Cid en la lucha entró la vida les va quitando.
todas subir y bajar, a socorrer la bandera y a Mientras tanto Mío Cid
allí vierais tanta adarga su Cid Campeador. de Vivar el bienhadado
al emir Fáriz tres tajos 40 en alto,
con la espada le ha tirado Minaya ve cumplido su porque batalla tan grande
le fallan los dos voto. nosotros la hemos
primeros, el tercero le ha Botín de la batalla. ganado”.
acertado; El Cid dispone un El campamento morisco
ya por la loriga abajo va presente para el rey. los del Cid le saquearon,
la sangre destilando, armas, escudos, riquezas
vuelve grupas el emir Al buen Minaya Álvar muy grandes se han
para escaparse del Fáñez bueno le salió el encontrado.
campo. caballo, Los hombres de Mío Cid
Por aquel golpe del Cid de esos moros enemigos que en el campamento
la batalla se ha ganado. ha matado a treinta y entraron
cuatro; se encuentran, de los
39 de tajos que dio su moriscos, con quinientos
Galve, herido, y los espada muy sangriento diez caballos.
moros, derrotados. lleva el brazo: ¡Gran alegría que andaba
por más abajo del codo por entre aquellos
El buen Martín Antolínez va la sangre chorreando.
un buen tajo a Galve da, cristianos!
Dijo Álvar Fáñez: Al ir a contar sus bajas
los rubíes de su yelmo “Ahora ya contento me
los parte por la mitad, tan sólo quince faltaron.
he quedado, Tanto oro y tanta plata no
la lanza atraviesa el a Castilla las noticias en
yelmo, a la carne fue a saben dónde guardarlo
seguida irán llegando enriquecidos están todos
llegar; de que en batalla campal
el rey moro el otro golpe aquellos cristianos
victoria el Cid ha con aquel botín tan
ya no lo quiso esperar. ganado”.
Los reyes Fáriz y Galve grande que se habían
Muchos moros yacen encontrado.
derrotados están ya. muertos; pocos con vida
¡Qué buen día que fue Los moros que los
dejaron, servían al castillo se
aquel, Dios, para la que al perseguirlos sin
cristiandad! tornaron
tregua alcance les fueron y aún mandó el
Por una y por otra parte dando.
los moros huyendo van. Campeador que les
Van volviendo los regalaran algo.
Los hombres de Mío Cid guerreros de Mío Cid
los querían alcanzar, Gran gozo tiene Ruy
bienhadado; Díaz, con él todos sus
el rey Fáriz en Terrera se andaba el Campeador
ha llegado a refugiar, vasallos.
montado en su buen Repartir manda el dinero
pero a Galve no caballo,
quisieron abrirle la puerta y aquellos bienes
la cofia lleva fruncida, su ganados,
allá; hermosa barba
a Calatayud entonces a en su quinta parte al Cid
mostrando, tocáronle cien caballos.
toda prisa se va. echada atrás la capucha y
Pero el Cid Campeador ¡Dios, y qué bien que
con la espada en la mano. pagó Mío Cid a su
le persigue sin parar A sus guerreros miraba,
y va detrás del rey moro vasallos,
que ya se van acercando. a los que luchan a pie y a
hasta la misma ciudad. “Gracias al Dios de los los que luchan montados!
cielos, Aquél que está allí Muy bien que lo arregla
todo Mío Cid el mi mujer y a mis hijas, 44
bienhadado, que recen mucho por mí El Cid vende Alcocer a
los hombres que van con en las noches y en los los moros.
él satisfechos se días Todo está ya preparado,
quedaron. que si Dios vida me diere al alba salió Minaya
“Oídme, Álvar Fáñez han de llegar a ser ricas”.
Minaya, vos que sois mi Mío Cid Campeador
diestro brazo: 42 queda allí con su
de todas esas riquezas Minaya parte para mesnada.
que el Creador nos ha Castilla Estéril y pobre es aquella
dado cuanto tierra tan mala.
Muy contento está Álvar Todos los días al Cid
para vos queráis cogedlo Fáñez de aquello que el
con vuestra mano. Campeador le espiaban
Cid ha hablado. los moros de la frontera
Para que se sepa allí, Los hombres que con él
quiero a Castilla con otras gentes extrañas.
marchan ya los tenía El rey Fáriz ya está
mandaros contados.
con nuevas de esta bueno, con él de consejos
A las bestias dan cebada, andan.
batalla que a moros la noche se había
hemos ganado. Entre los moros de Ateca
entrado. y los que en Terrer
Al rey don Alfonso, al Mío Cid habla a los
rey que de Castilla me ha moraban
suyos, que a todos los ha y los de Calatayud, villa
echado juntado.
quiero hacerle donación más rica, preparan
de treinta buenos 43 un convenio y por escrito
caballos, Despedida lo ponen en una carta:
cada uno con su silla, “Que Alcocer les venda
“¿Os vais a marchar, el Cid por tres mil
todos muy bien Minaya, a Castilla la
enfrenados, marcos de plata”.
gentil?
todos con sendas espadas A todos nuestros amigos 45
de los arzones colgando”. muy bien les podéis decir Venta de Alcocer
Dijo Minaya Álvar que Dios nos quiso valer (Repetición)
Fáñez: “Yo lo haré de y vencimos en la lid.
muy buen grado”. Mío Cid el de Vivar ya
Acaso cuando volváis tiene Alcocer vendido
Tirada 41 aún nos encontréis aquí; mucho pagó a los
si no, hasta donde os vasallos que al destierro
El Cid cumple su oferta a digan que estamos debéis
la catedral de Burgos le han seguido.
seguir. Caballeros y peones, a
“Aquí tenéis, Álvar Por la espada y por la todos los hace ricos,
Fáñez, oro bueno y plata lanza nos ganamos el no hay ya un pobre entre
fina vivir, los hombres que marchan
esa alta bota con ello la si no, en esta tierra pobre a su servicio.
llenaréis hasta arriba, no podremos resistir Quien a buen señor le
en Santa María de y creo yo que tendremos sirve, siempre vive en
Burgos por mí pagaréis al fin que marchar de paraíso.
mil misas aquí”.
y lo que os sobre dadlo a
46 que del otro lado está, este regalo os manda,
Abandono de Alcocer. – y la tercera a Teruel, que dice que los pies os besa,
Buenos agüeros.-El Cid está puesta más acá; os besa las manos ambas
se ya tiene el Cid en su y que le tengáis merced,
asienta en el Poyo, sobre mano a Celfa la del así el Creador os valga.”
Monreal Canal. Díjole entonces el rey:
“Aún muy poco tiempo
Cuando iba el Cid el 47 pasa
castillo de Alcocer a Minaya llega ante el rey. para que hombre
abandonar Éste perdona a Minaya, desterrado, que del rey
moros y moras cautivos pero no al Cid perdió la gracia
se empezaron a quejar. pueda volver a
“Te vas, Mío Cid, ¡A Mío Cid de Vivar,
téngale Dios en su acogérsele al cabo de tres
contigo nuestras semanas.
oraciones van. gracia!
A Castilla se ha Pero por venir de moros
Mucho agradecemos tomo lo que me regala
todos lo que nos quisiste marchado Álvar Fáñez de
Minaya y me alegro de que el Cid
dar” logre tan buena ganancia.
Cuando sale de Alcocer y ya los treinta caballos
al rey se los presentaba; Y sobre todo lo dicho, os
Mío Cid el de Vivar perdono a vos, Minaya,
aquellos moros y moras al verlos buena sonrisa le
viene al rey a la cara. vuestros honores y tierras
empezaron a llorar. otra vez os sean dadas,
Se despliega la bandera, “¿Quién te ha dado esos
caballos, por Dios del a vuestro gusto salid y
el Campeador se va. entrad, que estáis en mi
Por río Jalón abajo se cielo, Minaya?”
“Mío Cid Campeador, gracia;
empiezan a encaminar, mas del Cid Campeador
pájaros de buen agüero que en buen hora ciñó
espada. no puedo deciros nada”.
entonces vieron volar.
Mucho en Terrer se Después que le 48
alegraron, en Calatayud desterrasteis Alcocer El rey permite a los
aún más, ganó por maña, castellanos irse con el
pero en Alcocer les pesa: y de esto al rey de Cid
con el Cid no estaban Valencia un mensaje le
mal. llegaba: “Minaya, con todo esto
Mientras tanto Mío Cid manda que le pongan algo me queda que
seguía su cabalgar, cerco y que le corten el hablar:
por fin acampó en un agua. de todos estos mis reinos
cerro que está sobre El Cid sale del castillo, podrán, si quieren,
Monte Real, en campo abierto marchar
Alto y grande el cerro luchaba, hombres buenos y
era, al mirarle asombro venció a dos emires valientes y a Mío Cid
da, moros en aquella gran ayudar.
por ninguno de sus lados batalla. Libres los dejo, y
se le podría asaltar. Cuantiosos, señor, han prometo no confiscar su
A la ciudad de Daroca sido el botín y la heredad”.
tributo le hace pagar, ganancia, El buen Minaya Álvar
lo mismo a la de Molina a vos, gran rey, Mío Cid Fáñez las manos le fue a
besar: cuando vio el Campeador desterrados al recibir
“Gracias os doy, rey que se tardaba Minaya, noticias de Castilla
Alfonso, nuestro señor con todos los que le
natural; siguen de noche se puso ¡Dios, qué alegre que se
esto concedéis ahora, en marcha; puso la hueste de
otra vez cederéis mas. el cerro y el campamento desterrados
Siempre nos abandonados dejaba porque Minaya Álvar
contentaremos, rey, con y más allá de Teruel el Fáñez ya de Castilla ha
vuestra voluntad”. Campeador pasaba, llegado,
Díjole el rey: “Álvar hasta pinares de Tévar a porque les trae noticias
Fáñez, de esto ya no hay descansar no se para. de sus parientes y
más que hablar. Todas las tierras aquellas hermanos
Marchad libre por mucho que las saqueaba y de aquellas compañeras
Castilla, todos os dejen y ya también Zaragoza la que en su casa se
andar, tiene sujeta a parias. dejaron!
y sin temor a castigo, al Después de hacer todo 51
Cid iréis a buscar”. esto, al cabo de tres Alegría del Cid
semanas (Serie gemela)
49 ya ha llegado de Castilla
Correrías del Cid desde Álvar Fáñez de Minaya; ¡Dios, qué alegre que se
el Poyo. trae doscientos caballeros puso el de la barba
Minaya con doscientos que todos ciñen espada crecida
castellanos, se reúne al y no se pueden contar los de que allí en Burgos
Cid de a pie que le pagara Álvar Fáñez las
Hablemos ahora de aquél acompañan. mil misas
que en buen hora ciñó Cuando ha visto Mío Cid y de que noticias traiga
espada. aparecer a Minaya de su mujer y sus hijas!
Ya sabéis que en una al correr de su caballo va ¡Qué contento estaba el
altura muy elevada a abrazarlo sin tardanza, Cid y qué grande su
acampaba, en la boca le besó y en alegría! ”
y mientras que dure el los ojos de la cara. Álvar Fáñez, ojalá viváis
mundo, con gente mora o Minaya le cuenta todo, aún muchos días.
cristiana, no quiere encubrirle Más valéis vos que yo
el cerro de Mío Cid nada. no. ¡Qué misión tan bien
llamarán a esa montaña. La faz del Campeador cumplida!”
Desde allí el Campeador sonrisas la iluminaban. 52
muchas tierras saqueaba, “Gracias al Dios de los El Cid corre tierras de
todo el valle del Martín cielos, gracias a sus Alcañiz
buenos tributos le paga. fuerzas santas,
Hasta el mismo Zaragoza mientras que vida tengáis Pero no perdía el tiempo
noticias del Cid llegaban, a mí me ira bien, Mío Cid el bienhadado:
no les da gusto a los Minaya”. a doscientos caballeros
moros, firmemente les escógelos por su mano
50 y a correr aquellos
pesaba. Alegría de los
Allí estuvo Mío Cid por campos muy de noche se
más de quince semanas: marcharon.
Esas tierras de Alcañiz
yermas las iban dejando, Montalbán. y por fin marchan en
por esos alrededores todo En aquella correría diez busca de Mío Cid de
lo van saqueando. días fueron a echar. Vivar.
A su punto de partida al Por todas aquellas partes Tres días con sus tres
tercer día tornaron. la nueva corriendo va noches hubieron de
de que el Cid, el caminar
53 desterrado, está haciendo y a Mío Cid alcanzaron
Escarmiento de los mucho mal. allá en Tévar, el pinar.
moros Tantos son, que sin
55 esfuerzo creen que le
Pronto corrió la noticia Amenazas del conde de
por aquellas tierras todas, cogerán.
Barcelona Con el gran botín que
gentes de Monzón y
Huesca estaban muy Esos mensajes corrieron lleva Mío Cid el de Vivar
pesarosas; por aquellas tierras todas, de una alta sierra
pero de que dieran parias por fin llega la noticia al desciende, al valle
se alegran en Zaragoza conde de Barcelona llegando está.
porque ellos de Mío Cid de que Mío Cid Ruy Díaz Un mensajero del conde
no temen ninguna cosa. le corre su tierra toda; don Ramón le va a
mucho pesar le causó, avisar.
54 por grave afrenta lo Mío Cid, cuando le oyó,
El Cid abandona el Poyo. toma. este mensaje le da:
Corre tierras amparadas “Decid al conde que esto
por el conde de 56 no debe tomarlo a mal,
Barcelona El Cid trata en vano de de lo suyo nada llevo,
calmar al conde déjeme marchar en paz”.
Con todo el botín aquel
al Cerro tornando van, El conde era fanfarrón y A lo cual repuso el
todos iban muy alegres dijo una vanidad: conde: “Eso no será
porque han hecho buen “¡Grandes daños me está verdad.
ganar. haciendo Mío Cid el de Lo de ahora y lo de antes
Muy contento está Álvar Vivar. todo me lo pagará
Fáñez, el Cid muy Aquí en mi corte Rodrigo y ya sabrá el desterrado a
contento está. gran agravio me hizo ya quién se atrevió a
Su proyecto dice el Cid, porque me hirió a mi ultrajar”.
ya no lo puede callar: sobrino, sin quererlo Se ha tornado el
“Oíd, caballeros, ahora, reparar. mandadero a toda
voy a hablaros de verdad: Ahora saquea las tierras velocidad.
el que no cambia de sitio que bajo mi amparo están Entonces muy bien
perder puede, no ganar, sin que yo le desafíe ni comprende Mío Cid el de
así que al amanecer haya roto su amistad. Vivar
echemos a cabalgar, Puesto que él busca pelea que batalla con el conde
el campamento se deje y yo se la iré a demandar”. ya no la puede evitar.
sigamos más allá”. Muy grandes fuerzas 57
Se mudó entonces el Cid tenía, a prisa llegando Arenga del Cid a los
hasta el puerto de Alucat van, suyos
desde allí se alarga a entre moros y cristianos
Huesca y luego hasta muchos se juntan allá
“Mis caballeros, poned a en los caballos. A Mío Cid don Rodrigo
resguardo la ganancia, Allá por la cuesta abajo gran comida le preparan;
luego a prisa preparáos, ven las fuerzas de los pero el conde don Ramón
armáos de todas armas, francos no hacía caso de nada,
porque el conde don y en el hondo de la los manjares le traían,
Ramón nos quiere dar cuesta, y ya muy cerca delante se los plantaban,
gran batalla, del llano, él no los quiere comer y
de moros y de cristianos mandó que los atacaran todos los desdeñaba.
mucha gente le Mío Cid el bienhadado. “No he de comer un
acompaña, Sus caballeros la orden bocado por todo el oro de
no nos dejarán cumplieron de muy buen España,
tranquilos, si no es por grado; antes perderé mi cuerpo
lucha, por nada. los pendones y las lanzas y condenaré mi alma,
Ya que tras nosotros bien los iban empleando, ya que tales malcalzados
viene, aquí sea la batalla: hieren a unos, y a otros me vencieron en batalla”.
cinchad bien a los los arrojan del caballo.
caballos y armáos de Ya ha ganado la batalla 60
todas armas: Mío Cid el bienhadado, El Cid promete al conde
ellos vienen cuesta abajo, allí al conde don Ramón la libertad
sólo llevan puestas por prisionero ha Mío Cid Campeador bien
calzas, tomado, oiréis lo que ahora dijo:
traen malas sillas coceras ganó la espada Colada “Comed, conde, de este
y las cinchas aflojadas; que vale más de mil pan, bebed, conde, de
nosotros sillas gallegas y marcos. este vino
botas sobre las calzas. de cautiverio saldréis si
Con sólo cien caballeros 59
El conde de Barcelona, hacéis lo que yo os digo,
venceremos sus si no, en todos nuestros
mesnadas, prisionero.
Quiere dejarse morir de días no veréis ningún ser
antes que lleguen al llano vivo”.
atáquenlos nuestras hambre
lanzas, Así ganó esta batalla, a 61
por cada uno herido tres gran honra de sus barbas. Negativa del conde
sillas se irán vaciadas. Cogió al conde don “Comed, comed, don
Verá Ramón Berenguer a Ramón y a su tienda le Rodrigo, tranquilo podéis
quién quería dar caza llevaba, estar,
hoy en el pinar de Tévar a hombres de su pero yo no comeré, el
por quitarle su ganancia”. confianza los mandó que hambre me matará”.
58 le guardaran. Hasta pasados tres días
El Cid vence la batalla Le deja allí, y de la no se vuelve el conde
Gana la espada Colada tienda al Campeador se atrás.
marcha; Mientras ellos sé reparten
Todos están ya por todas partes los suyos lo que hubieron de ganar
dispuestos, cuando el Cid a juntársele llegaban. no logran que coma el
así hubo hablado, Muy contento que está el conde ni una migaja de
las armas bien Cid, muy grandes son las pan.
empuñadas, bien firmes ganancias.
62 que eso le toca al que el el conde se ha colocado.
El Cid reitera al conde su rey fuera de su reino ha Hasta el fin del
promesa echado”. campamento con ellos va
Pone en libertad al conde Alégrase el conde y pide el Castellano:
y le despide el agua para las manos, “Ya os vais, conde
ya se la ponen delante, Ramón, franco os vais,
Dijo entonces Mío Cid: diéronsela sin retraso. pues sois franco,
“Conde, habéis de comer Con esos dos caballeros agradecido os quedo por
algo, por Mío Cid designados, lo que me habéis dejado.
que si no queréis comer comiendo iba el conde y Si acaso os da la idea,
nunca más veréis come don Ramón de muy conde, de querer
cristianos, buen grado. vengarlo
mas si coméis a mi gusto, Sentado está junto a él y me venís a buscar,
como os tengo mandado, Mío Cid el bienhadado: mandadme antes un
a vos, conde don Ramón, “Conde, si no coméis recado:
y a dos de estos bien como os tengo o me llevaré lo vuestro o
fijosdalgo mandado, vos de lo mío algo”.
de prisión os soltaré y aún os quedaréis “Quedáos tranquilo, Cid,
saldréis de entre mis conmigo, no habremos de ese peligro estáis
manos. de separarnos”. salvo;
Al oírlo don Ramón Dijo el conde: “Comeré, eso por pago lo dejo por
mucho que se fue Mío Cid, de muy buen lo que queda de año.
alegrando. grado”. Y de venir a buscaros, ni
“Si vos, don Rodrigo, Él y los dos caballeros, a siquiera hay que
hacéis eso que me habéis comer se apresuraron; pensarlo”.
hablado, contento se pone el Cid,
por el resto de mi vida que allí los está mirando, 63
quedaré maravillado”. de ver que el conde El conde se ausenta
“Pues comed, conde, Ramón trabajo daba a las receloso
comed, y cuando hayáis manos. Riqueza de los
acabado “Cid, si así lo permitís, desterrados
a vos y a dos caballeros ya quisiéramos
la libertad he de daros. El conde picó el caballo
marcharnos y ya comenzaba a andar,
Mas, de lo que habéis a prisa cabalgaremos si
perdido y yo ganado en volviendo va la cabeza
nos dan nuestros para mirar hacia atrás.
el campo caballos;
sabed, conde, que no Miedo tiene porque cree
desde el día que fui que el Cid se arrepentirá;
pienso devolveros ni un conde no comí tan de
ochavo, por todo el oro del
buen grado, mundo Mío Cid no haría
que mucha falta nos hace el sabor de esta comida
y andamos necesitados. tal,
de mí no será olvidado”. deslealtades así no las
Cogiendo de vos y de Tres palafrenes le dieron,
otros hemos de irnos hizo el Cid jamás.
los tres muy bien El conde ya se ha
ayudando, ensillados,
y nos durará esta vida lo marchado, da la vuelta el
danles buenas vestiduras, de Vivar,
que quiera el Padre ricas pieles, ricos mantos.
Santo, juntóse con sus mesnadas
Entre los dos caballeros
y muy alegre que está cielo, que las gentes de
por el botín que de y con su favor el Cid Burriana se vengan ya
aquella batalla les pudo tomar a Murviedro. para acá.
quedará: Bien claro ha visto que Pronto tiene que
tan ricos son que no Dios siempre le va empezarse esta batalla
pueden ni su riqueza socorriendo. campal.
contar. En la ciudad de Valencia Nuestro provecho en
ha cundido mucho Dios fío que con ella
FIN DEL CANTAR miedo. crecerá”.
PRIMERO Al pasar el tercer día
66 todos juntados están.
Los moros valencianos Mío Cid el bienhadado
cercan al Cid. entonces empieza a
Versión en español Éste reúne sus gentes hablar:
moderno de Pedro Salinas Arenga “Sálveos el Creador,
CANTAR SEGUNDO Aquello a los de mesnadas, y ahora
Valencia muy poco gusto escuchad:
Bodas de las hijas del
les da. después de que nos
Cid
En consejo se reúnen y al salimos de la limpia
Tirada 64 Cid fueron a cercar. cristiandad
Marcharon toda la noche; -y no fue por nuestro
El Cid se dirige contra cuando el alba fue a gusto, no se pudo
tierras de Valencia rayar, remediar–,
Aquí se empieza el allí cerca de Murviedro gracias a Dios nuestras
poema de Mío Cid el de sus tiendas van a plantar. cosas siempre hacia
Vivar. El Campeador al verlos adelante van.
Ya ha poblado Mío Cid se empieza a maravillar: Hoy las gentes de
aquel puerto de Alucat, “¡Alabado sea Dios, Valencia nos han venido
se aleja de Zaragoza y de Señor espiritual! a cercar;
las tierras de allá, Nos metimos en sus si en estas tierras
atrás se ha dejado Huesca tierras, les hacemos nosotros nos quisiéramos
y el campo de Montalbán mucho mal, quedar,
de cara a la mar salada el vino suyo bebemos y muy firmemente a estos
ahora quiere guerrear: nos comemos su pan. moros tenemos que
por Oriente sale el sol y Con buen derecho lo escarmentar”.
él hacia esa parte irá. hacen si nos vienen a 67
A Jérica gana el Cid, cercar, Fin de la arenga del Cid
después Onda y como no sea con lucha
Almenar, esto no se arreglará. “Cuando se pase la noche
y las tierras de Burriana Salgan mensajes a y ya venga la mañana,
conquistadas quedan ya. aquéllos que nos deben tenedme bien preparados
ayudar, los caballos y las armas;
65 los unos vayan a Jérica y entonces iremos todos a
Toma de Murviedro los otros a Alucat, atacar a su mesnada.
Ayudóle el Creador, el desde allí pasen a Onda y Hombres desterrados
Señor que está en el después hasta Almenar, somos, estamos en tierra
extraña, aquí está el Cid de Muy alegre estaba el Cid,
en la lucha se ha de ver Vivar”. muy alegres sus
quién merece la Viérais allí tanta tienda compañas,
soldada”. romper y desbaratar ; porque Dios les ayudó y
los postes los arrancaban, ganaron la batalla.
68 se empiezan a derrumbar. Sus batidores envía, por
Minaya da el plan de Pero los moros son la noche iban de marcha,
batalla muchos y se quieren hasta Cullera se acercan,
El Cid vence otra lid recobrar. después suben hasta
campal Minaya por otro lado ya Játiva,
Toma de Cebolla los venía a atacar; y luego camino abajo
Oíd ahora lo que el los moros, mal que les hasta Denia se acercaban.
bueno de Álvar Fáñez pese, por derrotados se Por todas aquellas costas
quiso hablar: dan, mucho a los moros
“Mío Cid, lo que habéis a uña de caballo escapan quebrantan.
dicho como os place se los que pueden escapar. Conquistan Peña
hará, A dos emires mataron en Cadiella con sus salidas y
dadme a mí cien la caza que les dan entradas.
caballeros, no os quiero y hasta la misma
Valencia van los 70
pedir más, El Cid en Peña Cadiella
vos con los otros que cristianos detrás.
quedan de frente iréis a Grandes ganancias ha Cuando el Cid
atacar. hecho Mío Cid el de Campeador conquistó
Heridlos sin compasión, Vivar, Peña Cadiella,
atacad sin vacilar, todo aquel campo gran disgusto fue
que yo con los otros saquean, luego se cundiendo por Játiva y
ciento por otro lado iré a vuelven atrás. por Cullera
entrar Con las ganancias que ya no pueden recatar su
y fío en el Dios del cielo llevan en Murviedro dolor los de Valencia.
que el triunfo nuestro entraban ya,
será”. una alegría muy grande 71
Muy bien le parece al se corre por el lugar. Conquista de toda la
Cid lo que Minaya fue a A Cebolla toman luego y región de Valencia
hablar. tierras de más acá. Por esas tierras de moros,
La mañana ya llegó y se Miedo tienen en apresando y
empezaron a armar, Valencia, no saben lo que conquistando,
sabe cada cual el puesto se harán; durante el día durmiendo,
que en la batalla tendrá. ya va haciendo mucho por las noches a caballo,
Con el alba Mío Cid ruido la fama del de en ganar aquellas villas
contra los moros se va: Vivar. pasa Mío Cid tres años.
“Por Jesucristo y 69
Santiago que allá en los 72
Correrías del Cid al sur El Cid asedia a Valencia
cielos están, de Valencia
atacad, mis caballeros, a Pregona a los cristianos
esos moros de verdad. A la otra parte del mar la guerra
Aquí está Rodrigo Díaz, también se corre su fama.
Esos moros de Valencia Valencia por darla a la arriba y abajo andar.
escarmentados están, Cristiandad. Un plazo dio por si
no se atreven a salir ni alguien venirles quiere a
quieren irle a buscar, 73 ayudar.
todas sus huertas las tala, Repítese el pregón Aquel cerco de Valencia
hacíales mucho mal, (Serie gemela) nueve mese puesto está;
y esos tres años seguidos “Quien quiera venir cuando el décimo llegó la
el Cid los deja sin pan. conmigo para cercar a tuvieron que entregar.
Quéjanse los de Valencia Por toda aquella comarca
Valencia, no saben lo que -de voluntad ha de ser, grandes alegrías van
se harán, pero ninguno por fuerza- cuando el Cid ganó a
porque de ninguna parte les esperaré tres días allá Valencia y cuando entró
su pan podían sacar. en Canal de la Celfa”. en la ciudad.
Padre a hijo, hijo a padre, Los que luchaban a pie
ningún amparo se dan, 74 hoy son caballeros ya,
ni de amigo para amigo Gentes que acuden al y el oro y plata ganados
se podían consolar. pregón ¿quién los podría contar?
Muy mala cuita es, Cerco y entrega de Ricos son todos los
señores, el tener mengua Valencia hombres que con Mío
de pan. Esto dijo Mío Cid, el Cid están.
A las mujeres y niños de Campeador leal, El quinto de la ganancia
hambre se les ve finar, tórnase para Murviedro el Cid lo manda tomar
el dolor tienen delante, que ganada tiene ya. en dineros acuñados
no se pueden remediar. Mucho corren los treinta mil marcos le dan
Por el gran rey de pregones y por todas y además le tocan bienes
Marruecos entonces partes van; que no se pueden contar.
quieren mandar, al sabor de la ganancia ¡Qué alegres se ponen
pero con los almohades no quieren quedarse todos, qué alegre el Cid
empeñado en guerra está, atrás; de Vivar,
ningún amparo les dio y mucha gente se le acoge cuando en alto del
no los quiso ayudar. de la buena cristiandad. alcázar su enseña vieron
Al Cid, cuando se enteró, Por todas partes noticias plantar!
mucha alegría le da; del Cid fueron a sonar,
de noche deja Murviedro 75
muchos se juntan al Cid El rey de Sevilla quiere
y se pone a cabalgar, y muy pocos se le van.
a Mío Cid le amanece en recobrar Valencia
Creciendo va la grandeza
tierras de Monreal. de Mío Cid de Vivar. En reposo estaba el Cid
Por Aragón y Navarra Al ver junta tanta gente ya con todas sus
pregones mandaba echar ya se empezaba a alegrar. compañas,
y hasta tierras de Castilla El Campeador entonces cuando a aquel rey de
mensajeros suyos van. ya no quiso esperar más, Sevilla la noticia le
Quien quiera dejar a Valencia se encamina y llegaba
trabajos y ganarse buen sobre Valencia da. de que tomaron Valencia
caudal, Bien la cercó Mío Cid, ni y que ninguno la ampara;
con el Cid vaya, que un resquicio fue a dejar: a atacarlos vino entonces
tiene deseos de guerrear, viérais allí a Mío Cid con treinta mil hombres
y cercar quiere a
de armas. no entre en mi barba querría hacer un estado
Allí cerca de la huerta tijera, ni un pelo sea de los hombres que aquí
libraron los dos batalla, cortado están y algo conmigo
derrótalos Mío Cid el de y que hablen de esta ganaron:
la crecida barba. promesa todos, moros y los pondremos por
Ha legado la pelea hasta cristianos”. escrito y todos serán
muy cerca de Játiva, El Campeador está en contados,
al ir a pasar el Júcar ya Valencia descansando, si alguno quiere ocultarse
van en derrota franca, con él Minaya, que no se o si de menos le echamos
cuando cruzaron el río separa de su lado. tendrá que volver su
sin querer bebían agua. Sus vasallos más parte a estos mis buenos
Aquel gran rey de Sevilla antiguos de riqueza están vasallos
con tres heridas escapa. cargados. que me guardan a
A Valencia torna el Cid A todos los que al salir Valencia por sus
con toda aquella del reino le acompañaron murallas rondando”.
ganancia. el Cid casas y heredades A lo cual dijo Minaya:
Buen botín fue el de en Valencia les ha dado. “Es consejo muy
Valencia al ser la ciudad La bondad de Mío Cid ya sensato”.
tomada, la van ellos probando.
pero de esta gran victoria Y los que después 77
provecho más grande vinieron también reciben Recuento de la gente del
sacan. buen pago. Cid
Le tocaron, al que Comprende el Cid que Éste dispone nuevo
menos, unos cien marcos ahora éstos, con lo que presente para el rey
de plata. habían ganado, Manda a todos que a la
Las cosas de Mío Cid ya si se pudiesen marchar lo Corte se le vengan a
véis lo bien que harían de muy buen juntar
marchaban. grado. y cuando están reunidos
Y esto manda Mío Cid, lista les hizo pasar:
76 de Minaya aconsejado:
El Cid deja su barba tres mil seiscientos tenía
que a cualquier hombre Mío Cid el de Vivar.
intonsa de aquéllos que con él
Riqueza de los del Cid Sonríe el Campeador, de
ganaron algo, tan alegre que está:
Mucha alegría cundió que de él no se “A Dios y a Santa María
entre todos los cristianos despidiese declarándose gracias, Minaya, hay que
que en esa guerra vasallo, dar.
acompaña a Mío Cid le prendan en donde Con mucho menos
bienhadado. puedan y donde sea salimos de mis tierras de
Ya le crecía la barba, alcanzado Vivar,
mucho se le va y su riqueza le quiten y ahora tenemos riquezas y
alargando, en horca sea colgado. aún hemos de tener más.
que había dicho Rodrigo Ya se queda todo esto Si así os place, Minaya, y
cuando salió desterrado: por el Cid bien arreglado, no os parece mal,
“Por amor del rey y con Minaya Álvar mandaros quiero a
Alfonso, que de su tierra Fáñez se seguía Castilla donde está
me ha echado, aconsejando: nuestra heredad.
“Si os parece, Minaya,
A nuestro rey don Cuando con estas Mucho le gustó a Álvar
Alfonso, que es mi señor noticias todos se están Fáñez lo que dice don
natural, alegrando Rodrigo.
de estas ganancias que de tierras de por Oriente A este bueno don
hemos conquistado por un gran clérigo ha Jerónimo ya le
acá llegado: nombraron obispo.
darle quiero cien el obispo don Jerónimo Danle por sede Valencia,
caballos, ídselos vos a era por nombre llamado. donde puede ser muy
llevar, Mucho entendía de rico.
por mí besadle la mano, letras, es en todo muy ¡Dios entre aquellos
y con empeño rogad sensato, cristianos había gran
que a mi mujer y a mis lo mismo a pie que a regocijo
hijas, que allí en Castilla caballo era guerrero de que en tierras de
están, esforzado. Valencia tuviesen señor
si a tanto alcanza su Al Cid mayores obispo!
gracia, me las deje ya provechos él quería irle Ya la Minaya muy alegre
sacar. buscando, despidióse y ha partido.
Ya mandaré yo por ellas, suspirando está por verle
sabed cómo eso se hará: luchar con moros en Tirada 80
a la mujer y a las hijas de campo: Minaya se dirige a
Rodrigo el de Vivar y dice que si se hartan de Carrión
se irá a buscar con tal lidiar y herir sus manos
pompa que a gran honra nunca tendría ningún Estas tierras de Valencia
llegarán cristiano que lamentarlo. tranquilas están y en paz
hasta estas tierras Cuando lo oyó Mío Cid, cuando Minaya Álvar
extrañas que hemos muy satisfecho así ha Fáñez para Castilla se va.
podido ganar”. hablado: Los altos de su viaje no
Entonces dijo Minaya: ”Oídme, Minaya Álvar os los quiero contar.
“De muy buena Fáñez, por Aquel que Preguntó por don
voluntad”. está en lo alto, Alfonso, dónde le podría
Por orden del Cid cien siempre que Dios nos hallar;
hombres con Álvar Fáñez ayude bien es que lo dícenle que a Sahagún el
irán agradezcamos; rey marchó poco ha,
que en el viaje le sirvan en la tierra de Valencia que fuese para Carrión
conforme a su voluntad. fundar quiero un donde le puede
Cuando de hablar obispado, encontrar.
acabaron se empiezan a se lo daré a don A Minaya estas noticias
preparar. Jerónimo, buen caballero gran alegría le dan
A San Pedro de Cardeña cristiano. y llevando sus presentes
mil marcos manda llevar En Castilla también esto, ya se dirige hacia allá.
y de ellos que den Minaya, podréis 81
quinientos a don Sancho, contarlo”. Minaya saluda al rey
el buen abad.
79 Don Alfonso el
78 Don Jerónimo hecho castellano de misa estaba
Don Jerónimo llega a obispo saliendo.
Valencia He aquí a Minaya Álvar
Fáñez cómo llega tan Peña Cadiella, la villa García, no sigáis
apuesto, que está en un fuerte hablando, no;
las dos rodillas ha peñón; de todos modos el Cid
hincado delante de todo con todas estas ciudades mejor me sirve que vos”.
el pueblo, ya de Valencia es señor. Entonces habla Minaya,
y a los pies del rey Obispo hizo por su mano el esforzado varón:
Alfonso púsose con Mío Cid Campeador, “Merced os demanda el
mucho duelo, cinco batallas campales Cid, que si os place,
las dos manos le besaba, libra y todas las gano. señor,
y empezó a hablar, tan Grandes fueron las a su esposa y a sus hijas
discreto: ganancias que le ha dado deis vuestro permiso vos
el Creador, para salir del convento en
82 aquí tenéis las señales, la donde el Cid las dejó
Discurso de Minaya al verdad os digo yo. e ir a Valencia a juntarse
rey Estos cien gruesos con el Cid Campeador”.
Envidia de Garci caballos buenos Entonces contesta el rey:
Ordóñez corredores son, “Pláceme de corazón.
El Rey perdona a la de ricos frenos y sillas Mientras vayan por mis
familia del Cid todos llevan guarnición, reinos les daré
Los infantes de Carrión Mío Cid, señor, os ruega manutención;
codician las riquezas del que los toméis para vos, guárdenlas todos de mal,
Cid que es siempre vuestro de ofrenta y de deshonor.
“Merced, nuestro rey vasallo y os tiene por Cuando a la frontera
Alfonso, por amor del señor”. lleguen esas damas
Creador. Alzó la mano derecha el cuidad vos
Estas manos os las besa rey y se santiguó: de servirlas cual se debe,
Mío Cid el luchador, “De estas ganancias tan e igual el Campeador.
que le hagáis merced os grandes que logró el Ahora, guardias y
pide, válgaos el Creador. Campeador, mesnadas, escuchad con
Los pies os besa y las por San Isidro bendito, atención:
manos cual cumple a tan me alegro de corazón, No quiero que pierda
gran señor. me alegro de las hazañas nada Mío Cid
Vos, rey, le habéis que hace el Cid Campeador,
desterrado, le quitasteis Campeador a todos los caballeros que
vuestro amor, y recibo estos caballos le tienen por señor
pero aunque está en tierra que me manda en lo que yo les confisqué
extraña el Cid su deber donación”. hoy se lo devuelvo yo,
cumplió, Se alegró el rey, pero al aunque sigan con el Cid
a esos pueblos que se conde Garci Ordóñez le no pierdan su posesión,
llaman Jérica y Onda pesó: seguros estén de daño o
ganó, “Parece que en tierra mal en toda ocasión;
Almenar ha conquistado, mora ya no hay hombres esto lo hago por que
Murviedro, que es aún de valor siempre sirvan bien a su
mayor, cuando tanto hace y señor”.
a Cebolla gana luego y el deshace Mío Cid Álvar Fáñez de Minaya
pueblo de Castejón, Campeador”. al rey las manos besó.
Dijo el rey: “Conde Sonriese don Alfonso.
¡Dios, qué hermosamente Minaya vuelve a Cardeña Por gracia del rey
habló! y parte con Jimena Alfonso ya quedáis en
“Aquellos que quieran Pedro Bermúdez parte de libertad
irse con el Cid Valencia para recibir a de veniros a Valencia,
Campeador Jimena que ahora es nuestra
venia les doy, váyanse en En Molina se le une heredad.
gracia del Creador. Abengalbón Si os ve el Campeador
Más ganaremos con esto Encuentran a Minaya en las tres sanas y sin mal,
que con otro desamor”. Medinaceli todo le será alegría, no le
Oíd lo que hablan aparte quedará un pesar”.
los infantes de Carrión: Los infantes de Carrión Contestó doña Jimena:
“Mucho cunden las ya decididos están, “Si Dios quiere, así será.
hazañas de este Cid cuando se marcha Álvar Por mandato de Álvar
Campeador, Fáñez vanle un rato a Fáñez tres caballeros se
en casarnos con sus hijas acompañar: van
ganaríamos los dos, “Vos que tan bueno sois con mensaje a Mío Cid, a
pero vergüenza tenemos siempre hacednos hoy la Valencia, donde está.
de decirlo, porque no bondad “Decid al Campeador, a
es el suyo buen linaje de llevar nuestros saludos quien Dios guarde de
para condes de Carrión”. a Mío Cid el de Vivar. mal,
A nadie se lo dijeron y Con nosotros como que a su mujer y a sus
así la cosa quedó. amigos puede Mío Cid hijas concede el rey
Álvar Fáñez de Minaya contar”. libertad,
del buen rey se despidió. Dijo Minaya. “Ese mientras vayan por sus
“¿Os vais ya, Minaya? Id encargo nunca me puede reinos provisiones les
en gracia del Creador. pesar”. dará.
Un oficial de palacio Minaya su marcha sigue, Que dentro de quince
quiero que vaya con vos. los infantes vuelven ya. días, si Dios nos guarda
Si os lleváis a las damas, Encamínase a San Pedro de mal,
sírvanlas a su sabor, donde las damás están. su mujer con las dos
hasta el confín de ¡Qué gozo tan grande niñas y yo estaremos allá,
Medina las guarde mi tienen cuando le ven y además estas señoras
protección, asomar! que compañía les dan”.
desde allí en adelante la Ya se ha apeado Minaya, Idos son los caballeros lo
del Cid Campeador”. a San Pedro va a rezar, mandado cumplirán,
Ya se despide Minaya, de cuando acabó la oración en San Pedro de Cardeña
la corte se marchó. hacia las damas se va: Minaya se quedará.
“Humíllome a vos, Vierais allí caballeros de
83 señora, que Dios os todas partes llegar,
Minaya va a Cardeña por guarde de mal, irse quieren a Valencia
doña Jimena que también a vuestras con Mío Cid de Vivar.
Más castellanos se hijas las quiera el Señor A Álvar Fáñez le pedían
prestan a ir a Valencia guardar. que los quisiera ayudar
Minaya en Burgos Os saluda Mío Cid, desde y Minaya contestaba:
Promete a los judíos allí donde él está, “Yo lo haré de voluntad”.
buen pago de la deuda riqueza y salud tenía Sesenta y cinco a caballo
del Cid cuando yo le fui a dejar. ya se fueron a juntar,
más cien que tiene Fáñez para San Pedro se esperar.
Minaya, que se trajera de va; Tú, Muño Gustioz, y tú,
allá; muchas gentes se le Pedro Bermúdez,
las damas en su viaje acogen, se preparan a marchad,
buena compaña tendrán. marchar, con don Martín
Quinientos marcos le dio a la hora de despedirse Antolínez, ese burgalés
Álvar Fáñez al abad gran duelo tuvo el abad: leal.
y los otros ya veréis en “Adiós, Minaya Álvar Vaya también don
qué los quiso emplear: Fáñez, el Creador os Jerónimo, sacerdote de
Minaya a doña Jimena, a valdrá, fiar,
sus hijas y además de parte mía las manos al y cien hombres bien
a todas aquellas damas Campeador besad, armados por si hubiera
que acompañándolas van, que de este monasterio que luchar.
con esos quinientos nunca se quiera olvidar, Por tierras de Albarracín
marcos tiene pensado con su amparo este primero debéis pasar,
comprar convento medre por después seguid a Molina
las mejores vestiduras siempre jamás, que está puesta más allá.
que en Burgos pueda que si el Cid así lo hace Abengalbón que la tiene
encontrar, en honra suya será”. es moro amigo y de paz;
con palafrenes y mulas Dijo Minaya: “He de con otros cien caballeros
que sean buen de mirar. hacerlo con muy buena él os acompañará,
Cuando en la ciudad de voluntad”. y subiendo hacia Medina,
Burgos las compras Allí todos se despiden y lo mas que podáis andar,
hechas están empiezan a cabalgar, a mi mujer y a mis hijas,
y aquel bueno de Minaya con ellos va el palatino que con Minaya vendrán
a San Pedro vuelve ya, que los tiene que guardar. por lo que a mí me
he aquí que Raquel y Por todas las tierras dijeron, allí podréis
Vidas a sus pies vanse a reales mucha comida les encontrar.
arrojar: dan. Entonces con grandes
“Merced, merced, Álvar De San Pedro hasta honras conducídmelas
Fáñez, caballero de fiar, Medina cinco días acá.
si Mío Cid no nos paga, tardarán. Yo me quedaré en
nuestra ruina esto será, A Álvar Fáñez y a las Valencia, que mucho me
al interés renunciamos si damas en Medina tenéis fue a costar
nos vuelve el capital”. ya. y gran locura sería
“Yo lo hablaré con el Cid De los que el mensaje dejarla sin amparar.
si Dios me lleva hasta llevan ahora pasemos a Yo me quedaré en
allá, hablar: Valencia, que Valencia
por lo que vos le cuando de él se hubo es mi heredad.”
ayudasteis buena merced enterado Mío Cid el de Cuando el Cid esto hubo
os dará”. Vivar, dicho empiezan a
Dijeron: “Quiéralo así la le plugo de corazón, gran cabalgar
divina voluntad, alegría le da, y todo el tiempo que
si no, de Burgos y así como oiréis ahora, pueden anduvieron sin
saldremos y le iremos a así comenzaba a hablar: parar.
buscar”. “Quien buen mandadero Albarracín lo pasaron, en
El buen Minaya Álvar envía tal razón debe Fronchales están ya,
al día siguiente llegan a al ver venir gente armada que a Castilla fue a
Molina a descansar. gran sospecha le fue a buscar.
Aquel moro Abengalbón, dar, Los primeros batidores a
cuando supo a lo que envía dos caballeros que llegar empiezan ya,
van, averigüen la verdad; las armas toman, ce
muy bien que los recibió sin perder tiempo ponen con las armas a
y muy contento que está: partieron, de muy buena jugar.
“¿Sois vosotros los gana van, Por allí junto a Jalón
vasallos de mi amigo uno se queda con ellos, grandes alegrías van.
natural? otro se vuelve a avisar: Los otros ante Minaya se
Sabed que vuestra “Son fuerzas de Mío Cid iban todos a humillar.
llegada gran alegría me que nos vienen a buscar. Luego, el moro
da”. Ved aquí a Pedro Abengalbón, que
Ese buen Muño Gustioz Bermúdez que se quiere mirándoles está,
habló sin más esperar: . adelantar, con gesto muy sonriente
“De parte de Mío Cid os Muño Gustioz, vuestro a Minaya fue a abrazar,
queremos saludar, buen amigo, viene detrás, según la costumbre mora,
cien caballeros de escolta luego Martín Antolínez, beso en el hombro le da.
os manda el Cid preparar, el de Burgos natural, “Dichoso el día, Minaya,
que su mujer y sus hijas el obispo don Jerónimo, en que os vengo a
en Medinaceli están, ese clérigo leal. encontrar.
quiere que vayáis por El alcaide Abengalbón A esas damas traéis vos
ellas y se las traigáis acá, con sus fuerzas también que honra nos vienen a
y que hasta Valencia de va, dar,
ellas no os queráis por dar gusto a Mío Cid a las dos hijas del Cid, a
separar”. que mucho le quiere su esposa tan leal.
Dijo Abengalbón: “Lo honrar. Tal es la suerte del Cid y
haré de muy buena Todos forman una tropa, todos le hemos de honrar,
voluntad”. en seguida llegarán”. aunque poco le
Una gran comida a todos Dijo Minaya: “A caballo. quisiéramos no se le
aquella noche les da Los iremos a encontrar”. puede hacer mal,
y a la mañana siguiente Muy de prisa que se quedará con lo
empiezan a cabalgar, montaron, no se querían nuestro, sea por guerra o
ciento sólo le pidieron tardar; por paz.
pero él con doscientos cien caballeros salían, Por muy torpe tengo yo
va. todos de muy buen mirar, al que no ve esta verdad’.
La sierra bravía y alta ya en caballos muy
se la dejan atrás, hermosos con cubiertas 84
luego cruzan la llanura de cendal Los viajeros descansan
de la Mata de Taranz, y petral de cascabeles; en Medina
mucha confianza tienen, con escudo al cuello van, Parten de Medina a
sin ningún recelo van, sendas lanzas en las Molina
por el valle de Arbujuelo manos, con su pendón Llegan cerca de Valencia
ya se aprestan a bajar. cada cual. Al oírle sonrió Álvar
Allí en Medina Álvar Quiere Minaya que vean Fáñez de Minaya:
Fáñez con gran cómo se sabe portar “Bien lo veo,
precaución está, y como trata a las damas
Abengalbón, que sois por de día y por de noche que salgan les ha
amigo sin tacha; a las tres damas mandado
si Dios me lleva hasta el guardaba, a recibir a Minaya y a las
Cid, y le ve otra vez mi con un caballo a su damas hijasdalgo.
alma, diestra y otro detrás con Él se estará allí en
lo que hicisteis por sus armas. Valencia guardándola y
nosotros no se quedará Álvar Fáñez de Minaya a vigilando,
sin paga. su lado le acompaña. sabe muy bien que Álvar
Vámonos ya a descansar, Ya se entran en Molina, Fáñez ya traera todo
]a cena está preparada”. villa rica y bien poblada. cuidado.
Contéstale Abengalbón: Allí el moro Abengalbón
“Mucho me place les sirve y nada les falta. 86
aceptarla, De todo lo que quisieron Don Jerónimo se
y antes que pasen tres no echaron de menos adelanta a Valencia para
días la devolveré nada, preparar una procesión
doblada”. y las mismas herraduras El Cid cabalga al
En Medinaceli entran, los el moro las costeaba. encuentro de Jimena
atendía Minaya; A las damas y a Minaya Entran todos en la ciudad
todos quedan muy ¡Dios. cuánto que los Todos estos caballeros ya
contentos de la cena que honraba! reciben a Minaya,
tomaran. Otro día de mañana en a las damas, a las niñas y
Al oficial de palacio seguida cabalgaban, a los que acompañan.
despedirse ya mandaban. hasta la misma Valencia Mandó Mío Cid a
Honrado quedará el Cid, el moro los acompaña, aquellos servidores es de
que allá en Valencia se de lo suyo iba gastando, su casa,
estaba, de ellos no tomaba nada. que guarden bien el
de aquellos ricos festines Y con estas alegrías y alcázar y las otras torres
que en Medina estas noticias tan gratas altas
aderezaran. ya están cerca de y que vigilen las puertas
Todo lo costea el rey y Valencia, a tres leguas con sus salidas y
nada pagó Minaya. mal contadas. entradas.
Pasada está ya la noche, A Mío Cid de Vivar, que Manda traer a Babieca,
ha venido la mañana, en buen hora ciñó poco ha que le ganara
todos oyeron la misa y en espada, del rey moro de Sevilla
seguida cabalgaban. hasta dentro de Valencia en aquella gran batalla,
De Medinaceli salen, el un aviso le mandaban. aún no sabe Mío Cid, que
río Jalón pasaban, en buen hora ciñó
por el Arbujuelo arriba Tirada 85
espada,
muy de prisa espoleaban, El Cid envía gentes al si será buen corredor y si
la llanura de la Mata de encuentro de los viajeros muy en seco para.
Taranz atravesaban, A la puerta de Valencia,
llegan por fin a Molina, Alegre se puso el Cid donde bien a salvo
la que Abengalbón como nunca más ni tanto, estaba,
mandaba. de aquello que más ante su mujer e hijas
El obispo don Jerónimo, quería la noticia le ha quería jugar las armas.
el buen cristiano sin llegado. Con grandes honras de
tacha, A doscientos caballeros
todos son recibidas las acompañan, Miran la huerta, tan
damas, para Dios y para vos son grande y tan frondosa
el obispo don Jerónimo buenas y bien criadas”. que está,
el primero se adelanta, A la madre y a las hijas y todas las otras cosas
de su caballo se apea, a la mucho el Cid las placenteras de mirar.
capilla marchaba abrazaba Alzan entonces las
y con los que allí y del gozo que tenían manos, que a Dios
encontró, que preparados todos los cuatro lloraban. querían rezar,
estaban, Esas mesnadas del Cid por lo bueno y por lo
con sobrepelliz vestida y muy jubilosas estaban, grande de aquella
con las cruces de plata, jugaban a juegos de hermosa heredad.
van a esperar a las damas armas y tablados Mío Cid y sus mesnadas
y a aquel bueno de derribaban. todos contentos están.
Minaya. Oíd lo que dijo Rodrigo, El invierno ya se ha ido y
Mío Cid el bienhadado se que en buen hora ciñó marzo quería entrar.
retrasaba: espada: Noticias os daré ahora
túnica de seda viste, muy “Vos, doña Jimena mía, del otro lado del mar
crecida trae la barba, querida mujer y honrada, y del rey moro Yusuf que
ya le ensillan a Babieca, y las dos hijas que son mi allí en Marruecos está.
muy bien que le corazón y mi alma,
enjaezaban, en la ciudad de Valencia 88
se monta en él Mío Cid y conmigo haced vuestra El rey de Marruecos
armas de palo tomaba. entrada, viene a cercar a Valencia
En el nombrado Babieca en esta hermosa heredad Pésale al rey de
el Campeador cabalga, que para vos fue Marruecos el triunfo de
arranca a correr y dio una ganada”. don Rodrigo:
carrera tan rauda Allí la madre y las hijas “En mis tierras y
que todos los que le las dos manos le besaban heredades muy firme que
vieron maravillados y en medio de grandes se ha metido
estaban. honras las tres en y se lo agradece todo a su
Desde aquel día Babieca Valencia entraban. Señor Jesucristo”.
fue famoso en toda Entonces el de
España. 87
Las dueñas contemplan a Marruecos llamar a sus
Al acabar la carrera ya fuerzas hizo
Mío Cid descabalga, Valencia desde el alcázar
y cincuenta veces mil
y va adonde su mujer y Con Mío Cid al alcázar guerreros ha reunido.
sus dos hijas estaban. su esposa y sus hijas van, Ya se entraron por el
Al verle doña Jimena a cuando llegaron las sube mar, en las barcas van
los pies se le arrojaba: hasta el más alto lugar. metidos,
“Merced, Cid, que en Vierais allí ojos tan se encaminan a Valencia
buen hora fuiste a ceñirte bellos a todas partes en busca de don Rodrigo.
la espada. mirar: Arribaron ya las naves,
Sacado me habéis, oh a sus pies ven a Valencia, ellos a tierra han salido.
Cid, de muchas cómo yace la ciudad,
vergüenzas malas: y allá por el otro lado 89
aquí me tenéis, señor, tienen a la vista el mar. Ya llegaron a Valencia
vuestras hijas me del Cid tan buena
conquista, para casar a las hijas aquí esos tambores morunos
allí plantaron sus tiendas os traen el ajuar”. en mi poder tendré yo;
esas gentes descreídas. “Gracias os doy, Mío mandaré que os los
Por fin al Campeador le Cid, y al Padre muestren y así veréis
]legan estas noticias. Espiritual”. cómo son.
“Mujer, en este palacio y Don Jerónimo irá luego a
90 en esta torre quedad: colgar tanto tambor
Alegría del Cid al ver las no sintáis ningún pavor en el templo de la
huestes de Marruecos porque me veáis luchar, Virgen, madre de
Temor de Jimena que Dios y Santa María Nuestro Señor.”
“¡Loado sea el Creador y favorecerme querrán Éste es el voto que hizo
Padre Espiritual! y el corazón se me crece Mío Cid Campeador.
Los bienes que yo poseo porque estáis aquí detrás. Las damas van
todos ahí delante están, Con la ayuda del Señor la alegrándose y ya pierden
con afán gané a Valencia, batalla he de ganar”. el pavor.
la tengo por heredad, Esos moros de
91 Marruecos, que muy
como no sea por muerte El Cid esfuerza a su
no la puedo yo dejar. corredores son,
mujer y a sus hijas se iban metiendo en la
A Dios y a Santa María Los moros invaden la
gracias les tengo que dar huerta sin sentir ningún
huerta de Valencia temor.
porque a mi mujer e hijas
conmigo las tengo acá. Izadas están las tiendas; 92
La suerte viene a ya rompe el primer albor, Espolonada de los
buscarme del otro lado en las huestes de los cristianos
del mar, moros a prisa suena el
tendré que vestir las tambor. Los ha visto el centinela
armas, que no lo puedo Contento está Mío Cid. y empieza a tañer la
dejar, Dijo: “¡Qué buen día es esquila,
y mi mujer y mis hijas hoy!” prestas están las
ahora me verán luchar. Pero a su mujer del mesnadas de la gente de
Verán en tierras extrañas miedo le estalla el Ruy Díaz.
lo difícil que es estar, corazón Con muchas ganas se
harto verán por sus ojos y las hijas y las damas arman y ya salen de la
cómo hay que ganar el también sienten gran villa.
pan”. pavor, Donde se topan con
A su mujer y a sus hijas que en lo que tienen de moros acométenlos aína,
al alcázar súbelas. vida no oyeran tal y de las huertas aquellas
“Por Dios, Mío Cid, ¿qué retemblor. los echan con gran
es ese campamento que Acaricióse la barba el mancilla.
allí está?” buen Cid Campeador: Más de quinientos
“Jimena, mujer honrada, “De esto saldremos mataron los del Cid en
que eso no os dé pesar, ganando, no tengáis más este día.
para nosotros riqueza miedo, no,
maravillosa será. porque antes de quince 93
Apenas llegada y ya días, si así place al Plan de batalla
regalos os quieren dar, Creador,
Hasta el mismo “De muy buena Jimena
campamento van los voluntad”. Reparto del botín
cristianos detrás,
harto han hecho ya aquel 94 Ya todos muy bien
día y se empiezan a El Cid concede al obispo armados salen por Torres
tornar. las primeras heridas de Cuarto;
El buen Álvar Salvadórez Mío Cid a sus vasallos
El día saliendo va y ya la bien los iba
cautivo se queda allá. noche es entrada,
Con el Cid se van aleccionando.
no tardan en prepararse Hombres de gran
volviendo los que comen aquellas gentes
de su pan. confianza en las puertas
cristianas. se dejaron,
Vio lo que han hecho, Por segunda vez se oían
pero ellos se lo cuentan, monta entonces Mío Cid
los gallos antes del alba; en Babieca, su caballo,
además. el obispo don Jerónimo
Al gran Cid Campeador que de todas
una misa les cantaba, guarniciones iba muy
mucha alegría le da: cuando la misa acabó
“Mis caballeros, oídme, bien preparado.
buena absolución les Han salido de Valencia,
esto aquí no ha de daba.
quedar, ya la bandera sacaron,
“El que en la lucha son cuatro mil menos
si hoy ha sido día bueno, muriere peleando cara a
mañana mejor será, treinta los que el Cid
cara lleva a su lado
cuando vaya a amanecer de sus pecados le
todos armados estad, y a cincuenta mil de
absuelvo y Dios cogerá moros sin miedo van a
el obispo don Jerónimo su alma.
la absolución nos dará, atacarlos.
A vos, Cid Campeador, Minaya con Álvar
la misa nos dirá luego, y que en buen hora ciñó
entonces a cabalgar. Álvaroz éntrase por otro
espada, lado,
No puede ser de otro una misa os acabo de
modo, los iremos a atacar y plúgole al Creador que
cantar esta mañana, pudiera derrotarlos.
en el nombre de Santiago y en cambio pediros
y del Señor Celestial. El Cid hiere con la lanza,
quiero que me otorguéis luego a la espada echa
Más vale que les una gracia,
ganemos que ellos nos mano,
y es que los primeros a tantos moros mató que
quiten el pan”. golpes sean dados por mi
Álvar Fáñez de Minaya no pueden ser contados,
espada”. le va por el codo abajo
allí también quiso hablar: Díjole el Campeador:
“Si así lo queréis, buen mucha sangre
“Aquí os queda chorreando.
Cid, a mí mandadme algo otorgada”.
más, Al rey Yusuf de
ciento treinta caballeros, 95 Marruecos tres golpes le
dadme, bravos en lidiar; Los cristianos salen a ha descargado,
atacad vos por un lado, batalla pero el moro se le escapa
los míos por otro irán, Derrota de Yusuf a todo andar del caballo
en una o en otra parte, o Botín extraordinario y se le mete en Cullera,
en ambas, Dios nos El Cid saluda a su mujer castillo muy bien
valdrá”. y sus hijas armado;
Entonces contesta el Cid: Dota a las dueñas de hasta allí le sigue el Cid
por ver si puede con la espada en la mano. y os han servido tanto
alcanzarlo, Recíbenlo allí las damas quiero casar con algunos
con otros que le que le estaban esperando, de estos mis buenos
acompañan de aquellos ante ellas para, tiró de las vasallos;
buenos vasallos. riendas al caballo: a cada una de ellas le
Desde Cullera se vuelve “Ante vos me humillo, daré doscientos marcos
Mío Cid el bienhadado, damas, gran honor os he y que sepan en Castilla
muy alegre del botín tan ganado, que sirvieron a buen
grande que han vos me guardabais amo.
capturado. Valencia y yo vencía en De casar a vuestras hijas
Ve cuánto vale Babieca, el campo. ya se hablará más
de la cabeza hasta el Esto Dios lo quiso así, y despacio”.
rabo. con Él todos sus santos, Allí todas se levantan,
La ganancia de aquel día cuando por venir van a besarle las manos
toda por suya ha vosotras tal ganancia nos y una alegría muy grande
quedado. han dado. corrió por todo el
De aquellos cincuenta Ved esta espada palacio.
mil moros que habían sangrienta, ved sudoroso Tal como lo dijo el Cid
contado, el caballo, así lo llevan a cabo.
no pudieron escaparse es así como se vence a El buen Minaya Álvar
nada más que ciento los moros en el campo. Fáñez seguía afuera en el
cuatro. Rogad a Dios que os viva campo
Las mesnadas de Ruy todavía algunos años con los hombres que
Díaz saquearon todo el y muchos os besarán, en reparten, escribiendo y
campo, vasallaje las manos”. recontando:
entre la plata y el oro Esto dijo Mío Cid, luego de tiendas y ricas armas y
recogieron tres mil bajo del caballo. de vestidos preciados
marcos, Cuando ya estuvo en el no se puede ni pensar los
y lo demás del botín no suelo y le ven muchos que se
podían ni contarlo. descabalgado, encontraron.
Alegre está Mío Cid, las damas y las dos niñas, Ahora quisiera deciros
muy alegres sus vasallos la esposa que vale tanto, del botín lo mas granado:
de que Dios les ayudara a ante el Cid Campeador y es que no pueden ni
aquella victoria en las dos rodillas hincaron. echar cuenta de tantos
campo. Vuestras somos y Dios caballos
Después que al rey de quiera que aún nos viváis que andan con ricos
Marruecos así hubieron muchos años”. arreos y no hay quien
derrotado, Volvieron con él las quiera tomarlos;
dejóse el Cid a Álvar damas y entran todos en los moros de aquella
Fáñez de todo aquello palacio. tierra se sacaron también
cuidando Con el Cid van a sentarse algo;
y con sus cien caballeros en muy preciosos y además de todo esto a
en Valencia ya se ha escaños: Mío Cid bienhadado
entrado. “Mi mujer doña Jimena, de los mejores que cogen
La cofia lleva caída, el ya que así lo habéis le tocaron mil caballos.
yelmo se lo ha quitado, rogado Cuando al partir la
así entró sobre Babieca y a las damas que trajisteis ganancia al Cid le
tocaron tantos El Cid envía nuevo a prisa cabalgaban
es que los demás presente al rey con doscientos caballeros
quedaban, también ellos, que llevan en su
bien pagados. En Valencia están alegres compaña;
¡Y qué de tiendas lujosas todas las gentes dirán al rey que Mío Cid
con postes bien cristianas, ambas manos le besaba,
trabajados tantos dineros tenían, que de esta lid que
se sacaron del botín Mío tantos caballos y armas. Rodrigo de Vivar tiene
Cid y sus vasallos! Doña Jimena y sus hijas ganada,
La tienda del rey de alegres también estaban doscientos buenos
moros, la más rica que y aquellas damas que ya caballos en regalo se los
encontraron, se tenían por casadas. manda,
dos postes la sostenían El bueno de Mío Cid no que siempre le servirá
que de oro están perdía tiempo en nada: mientras que viva su
labrados. “¿En dónde estáis, alma.
Mío Cid Campeador a grande hombre? Venid
todos los ha mandado para acá, Minaya. Tirada 97
que allí la dejen plantada La ganancia que os toca
os la tenéis bien ganada, Minaya lleva el presente
y no la toque cristiano: a Castilla
“Tal tienda que como y a más de mi quinta
ésta de Marruecos ha parte os digo con toda el Salidos son de Valencia
pasado alma y ya empezaron a andar.
enviarla quiero al rey don que toméis lo que Muchas riquezas
Alfonso el Castellano. quisiereis: con lo que llevaban, bien tienen que
Así verá que es muy quede me basta. vigilar.
cierto que el Cid va Mañana al romper el día Andan de día y de noche,
medrando algo”. habéis de marchar sin ningún reposo se dan,
Todas aquellas riquezas falta, la sierra que parte el
en Valencia las entraron. con caballos de esta reino la tienen pasada ya,
El obispo don Jerónimo, quinta que me tocó en la y por el rey don Alfonso
sacerdote muy honrado, ganancia, empiezan a preguntar.
cuando acabo de lidiar todos con sillas y frenos,
todos con sendas 98
con los moros a dos Minaya llega a
manos, espadas;
por amor de mi mujer y Valladolid
no podía echar la cuenta
de tantos como ha mis hijas adoradas, Aquellas sierras y
matado. por habérmelas mandado montes, aquellos ríos
Botín de mucha valía le a donde e]las deseaban, pasaban,
tocara en el reparto estos doscientos caballos llegan a Valladolid,
y a más el Cid Don al rey el Cid le regala, donde el rey Alfonso
Rodrigo de Vivar, el que no piense don estaba.
bienhadado, Alfonso mal del que en Aviso le mandan Pedro
de la quinta parte suya el Valencia manda”. Bermúdez y el buen
diezmo le ha regalado. Ordena a Pedro Minaya
Bermúdez que se marche de que envíe a recibir a
96 con Minaya. toda aquella compaña
Gozo de los cristianos Otro día de mañana muy
que Mío Cid de Valencia este suelo y pies afrentados.
con sus regalos le manda. besamos, ¡Qué fácilmente que
a vos tiene por señor, vence reyes moros en el
99 llámase vuestro vasallo. campo,
El rey sale a recibir a los Mucho aprecia Mío Cid como si estuvieran
del Cid la honra que le habéis muertos él les quita sus
Envidia de Garci dado. caballos!
Ordóñez Pocos días ha, señor, que Raro sería si de esto no
Alegre se puso el rey una batalla ha ganado nos viniera algún daño”.
como nunca visteis tanto, contra ese rey de
Marruecos que rey Yusuf 100
mandó cabalgar a prisa a El rey muéstrase
todos sus fijosdalgo, es llamado:
a cincuenta mil guerreros benévolo hacia el Cid
y el rey fue de los
primeros que montaron a los ha vencido en el Entonces estas palabras
caballo campo, fue el rey Alfonso a
por recibir los mensajes inmensas son las decir:
que le manda el ganancias que en la lucha “A Dios y a San Isidoro
bienhadado. se sacaron, agradezco este gentil
Los infantes de Carrión en ricos se han don de doscientos
también allí se convertido allí todos sus caballos que me envía
encontraron vasallos; Mío Cid.
y ese conde don García, estos caballos os manda, Mientras que mi reino
del Cid enemigo malo. rey, y os besa las dure mejor me podrá
Aquello a los unos place manos”. servir.
y a los otros va pesando. Dijo entonces don A vos, Minaya, y a vos,
A la vista tienen ya a los Alfonso: “Recíbolos de Bermúdez, que estáis
del Cid bienhadado, buen grado. aquí,
un ejército parecen, no Agradezco a Mío Cid mandaré que se os dé
semejan enviados, este don que me ha ricamente de vestir,
el rey don Alfonso al enviado. y todas las buenas armas
verlos estábase Espero que llegue el día que vos quisiereis pedir,
santiguando. en que por mí sea por que lleguéis más
Minaya y Pedro premiado”. apuestos delante de Mío
Bermúdez son los Esto a muchos les plació Cid.
primeros llegados, y besáronle las manos. Tres caballos os regalo,
los dos echaron pie a Al conde García Gómez podéis cogerlos de aquí.
tierra, se apean de los mucho aquello le ha Contento estoy y ya oigo
caballos. pesado, una voz dentro de mí
Delante del rey Alfonso, él y diez parientes suyos que me dice que estas
con los hinojos hincados, allí a un lado se cosas han de parar en
los dos besaron el suelo, apartaron. buen fin”.
los pies al rey le besaron. “Es maravilla del Cid
“Merced, merced, rey 101
que su honra crezca Los infantes de Carrión
Alfonso señor nuestro tan tanto;
honrado, piensan casar con las
con la honra que él se hijas del Cid
en nombre de Mío Cid gana estamos muy
Ya le besaron las manos y no sé si el casamiento Decid a Rodrigo Díaz el
y se entran a descansar, querrá aceptármelo o no, que en buenhora nació
manda el rey darles de mas ya que vos lo queréis que en sitio que a él le
aquello de que hayan hablemos de la cuestión”. convenga podremos
necesidad. A Álvar Fáñez de vernos los dos
Ahora de los dos infantes Minaya y a Bermúdez, a y en el lugar que designe
de Carrión os quiero esos dos será nuestra reunión.
habla; mensajeros de Ruy Díaz, En aquello que yo pueda
en pláticas reservadas y el rey entonces llamó, ayudarle quiero yo”.
misteriosas están. y a un aposento cercano Los mensajeros del Cid
“La prosperidad del Cid con ellos dos se apartó. al rey le dicen adiós,
muy para adelante va, “Minaya y Pedro y Minaya con los suyos
le pediremos sus hijas Bermúdez, escuchad esta hacia Valencia marchó.
para con ellas casar, razón: Cuando supo que venía,
se crecerá nuestra honra Muy bien que me está el buen Cid Campeador
y así podremos medrar”. sirviendo Mío Cid a prisa monta a caballo, a
Y allí con estas razones Campeador, recibirlos salió,
al rey Alfonso se van. y como él se lo merece le sonreía Mío Cid y mucho
concederé perdón; los abrazó.
102 que venga a verse Dijo Rodrigo: “Álvar
Los infantes logran que conmigo, si gusta, Fáñez, Pedro Bermúdez,
el rey trate el casamiento vuestro señor. ¿sois vos?
El rey pide vistas con el Otras novedades hay en En pocas tierras se
Cid esta mi corte, y son encuentran varones como
Minaya vuelve a que don Diego y don estos dos.
Valencia y entera al Cid Fernando, los infantes de ¿Cuáles noticias me
de todo Carrión, manda don Alfonso, mi
El Cid fija el lugar de las con las hijas de Mío Cid señor?
vistas quieren casarse los dos. ¿Está contento de mí?
“Esta merced os Llevad vos este mensaje, ¿No quiso aceptarme el
pedimos, a vos, el rey y que así os lo ruego yo, don?”
señor: decídselo de mi parte al Dijo Minaya: “Lo acepta
queremos, si esta buen Cid Campeador. con alma y con corazón.
demanda tiene vuestra A honra lo habrá de Muy satisfecho se queda
aprobación, tomar, que irá ganando y os vuelve a su favor”.
que nos pidáis a las hijas en honor, Dijo Mío Cid entonces:
de Mío Cid Campeador, si por bodas emparienta “Gracias, gracias,
casar queremos con ellas, con infantes de Carrión”. Creador”.
honra será de los dos”. Habla Minaya, a Y luego los mensajeros
El rey Alfonso un gran Bermúdez muy bien que le transmiten la razón
rato meditando se quedó: le pareció: de que le rogaba Alfonso,
“Yo he echado de esta mi “Al Cid se lo rogaremos rey de Castilla y León,
tierra al buen Cid cual lo habéis mandado de que a sus hijas las
Campeador, vos casase con infantes de
trabajé yo por su mal y él y después el Cid que Carrión,
por mi bien trabajó, haga lo que tenga por que con eso habrá de
mejor”. ” honrarse y de subir en
honor; tornaros su favor, celébrese la entrevista al
así lo aconseja el rey con luego vos decidiréis lo cumplirse tres semanas;
el alma y corazón. que convenga mejor”. si yo vivo para entonces
Cuando lo oyó Mío Cid, Contestó entonces el Cid: me encontraré allí sin
aquel buen Campeador, “Pláceme de corazón”. falta”.
un rato muy dilatado Entonces dijo Minaya: Los mensajeros del Cid
pensativo se quedó: “El rey Alfonso mandó ya sin tardar se tornaban.
“Mucho le agradezco que el lugar de la De una parte y de otra
esto a Cristo, Nuestro entrevista sea escogido parte a las vistas se
Señor: por vos”. preparan.
echado fui de la tierra, “Si así lo ordenara el rey, ¿Quién vio nunca por
me quitaron el honor, dijo allí el Campeador, Castilla tanta mula bien
con gran trabajo gané hasta donde él estuviera preciada,
esto que poseo yo. iría a buscarle yo tanto hermoso palafrén
Agradezco a Dios que el para honrarle cual se de buen aire y buena
rey me haya vuelto a su debe a nuestro rey y marcha,
favor señor. caballos tan bien criados
y que me pida mis hijas Pero ya que así lo quiere y corredores sin tacha,
para los dos de Carrión. acéptole yo el honor tanto vistoso pendón
Minaya, Pedro y a orillas del río Tajo, encajado en buenas astas,
Bermúdez, decidme ese que es río mayor, escudos que en medio
vosotros dos podemos entrevistarnos llevan guarnición de oro
de estas bodas cuando quiera mi señor”. y de plata,
proyectadas cuál sea Ya están escritas las cendales de Alejandría,
vuestra opinión”. cartas, el Cid muy bien tantos mantos, pieles
“A nosotros nos parece las selló; tantas?
lo que os parezca a vos”. con dos caballeros suyos Provisiones abundantes
Dijo el Cid: “De gran a prisa las envió: el rey enviar mandaba
linaje vienen esos de lo que quiera el rey a orilla del Tajo, donde la
Carrión, Alfonso eso hará el entrevista se prepara.
andan siempre con la Campeador. Un séquito numeroso al
corte, muy orgullosos rey Alfonso acompaña.
que son; 103 Los infantes de Carrión
estas bodas, en verdad, El rey fija plazo para las con gran alegría andan,
no me gustarían, no, vistas mucho compran, unas
pero si el rey lo aconseja, Dispónese con los suyos cosas las deben y otras
él que vale más que nos, para ir a ellas las pagan,
bien podemos en secreto Por fin, a aquel rey porque con aquella bodas
discutir esa cuestión, honrado le presentaron ellos ya se figuraban
y que Dios el de los las cartas, que tendrán cuanto
cielos nos inspire lo cuando las vio don quisieran de oro y plata.
mejor”. Alfonso de corazón se El monarca don Alfonso
“Además de todo esto, alegraba. muy de prisa cabalgaba
Alfonso, vuestro señor, “Saludadme a Mío Cid, con condes y ricos
dijo que querría veros en que en buen hora ciñó hombres y con muy
donde os plazca a vos: espada: grandes mesnadas.
de veros tiene deseo y Los infantes de Carrión
su buen séquito llevaban. que mandó a Espuelas pican y el Cid
Leoneses y gallegos al Montemayor, con los suyos se marchó,
rey Alfonso acompañan con el Martín Antolínez, caballos de armas
y no se pueden contar las ese burgalés de pro, llevaban que muy
mesnadas castellanas. el obispo don Jerónimo, corredores son,
Allí soltaron las riendas, clérigo de lo mejor, Mío Cid se los ganara, no
para la entrevista Álvar Salvadórez y el se los dieron por don.
marchan. buen Álvar Álvaroz, El Cid va para las vistas
el valiente caballero que que con el rey concertó.
Tirada 104 llaman Muño Gustioz Un día antes que llegue
El Cid y los suyos se y ese Galindo García el Mío Cid, el rey llegó.
disponen para ir a las que vino de Aragón. Cuando vieron que venía
vistas Todos éstos se preparan a ese buen Campeador,
Parten de Valencia ir con el Campeador, a recibirle salieron con
El rey y el Cid se avistan y los demás caballeros grandes muestras de
a orillas del Tajo. que vasallos suyos son. honor.
Perdón solemne dado por Al buen Álvar Al verlos adelantarse, el
el rey al Cid Salvadórez y a Galindo que en buen hora nació
Convites el de Aragón, a todos sus caballeros
El rey pide al Cid sus a éstos les ha que parasen los mandó,
hijas para los infantes encomendado Mío Cid menos a unos pocos de
El Cid confía sus hijas al Campeador ellos que quiere de
rey y éste las casa que le guarden a corazón;
Las vistas acaban Valencia con alma y con con esos quince vasallos
Regalos del Cid a los que corazón, del caballo se apeó,
se despiden y que los demás estén cual lo tenía pensado, el
El rey entrega los bajo el mando de ellos que en buen hora nació.
infantes al Cid dos. De rodillas se echa al
De las puertas del alcázar suelo, las manos en él
Allá dentro de Valencia, esto Mío Cid mandó: clavó,
Mío Cid Campeador, ni de día ni de noche no aquellas yerbas del
sin demora a la entrevista las abra nadie, no. campo con sus dientes
muy bien que se preparó. Dentro se queda su las mordió
Tanta buena mula, tanto esposa, quedan sus hijas y del gozo que tenía el
palafrén de condición, las dos, llanto se le saltó.
muy buenas armas y en las que Cid tiene Así rinde acatamiento a
mucho buen caballo puestos el alma y Alfonso, rey de León.
corredor corazón, Ante los pies del
y tantos mantos y pieles y todas aquellas damas monarca de esta manera
y capas de gran valor. que sus servidoras son. cayó,
La gente chicos y Ha dispuesto Mío Cid no le gusta al rey Alfonso
grandes, vestidos van de como prudente varón verle en tal humillación:
color. que no salgan del alcázar “Levantáos, levantáos,
Álvar Fáñez y el buen esas damas mientras no mi buen Cid Campeador,
Pedro Bermúdez aquellos haya tornado a Valencia besar mis manos os dejo,
son, el que en buen hora pero besar los pies no,
Martín Muñoz es el otro nació. si no lo hiciereis así, no
os vuelvo mi favor”. que seáis mi huésped, os en que no han hecho en
Con las rodillas hincadas ruego, si así os place, tres años una comida
seguía el Campeador: señor”. mejor.
“Merced os pido, buen Dijo el rey: “Hacerlo así Otro día de mañana, así
rey, vos, mi natural no sería justo, no, como sale el sol,
señor, vos acabáis de llegar, y el obispo don Jerónimo
que ante vos arrodillado anoche he llegado yo; una misa les cantó.
me devolváis vuestro hoy habéis de ser mi A la salida de misa el rey
amor, huésped, Mío Cid a todos juntó:
y puedan oírlo todos los Campeador, “Infanzones y mesnadas,
que están alrededor”. y ya mañana se hará lo condes, oíd con atención
Dijo el rey: “Así lo haré que más os plaza a vos”. el ruego que voy a hacer
con alma y con corazón, Bésale la mano el Cid, a a Mío Cid Campeador,
aquí os perdono, Cid, y su demanda cedió. que sea para su bien ojalá
os vuelvo mi favor, Entonces le saludaron los lo quiera Dios.
desde hoy en todo mi infantes de Carrión: Vuestras hijas, Cid, os
reino acogida os doy yo”. “Os saludamos ¡oh Cid, pido, doña Elvira y doña
Habló entonces Mío Cid, que en tan buen hora Sol,
fue a decir esta razón: nació! para que casen con ellas
“Gracias, el perdón en todo lo que podamos los infantes de Carrión.
acepto, Alfonso, rey y amigos somos los dos”. Me parece el casamiento
señor, Repuso allí Mío Cid: honroso para los dos,
al cielo le doy las gracias “¡Quiéralo así el los infantes os las piden y
y después del cielo a vos, Creador!” les recomiendo yo.
y a todas estas mesnadas Al en buenhora nacido Y pido a todos aquellos
que están aquí Mío Cid Campeador, que están presentes y son
alrededor”. el rey, aquel día entero, vasallos vuestros o míos,
Con las rodillas hincadas por su huésped le tomó. que rueguen en mi favor.
las dos manos le besó, No se harta de estar con Dádnoslas, pues, Mío
se levanta y en la boca al él, le quiere de corazón, Cid, y que os ampare
rey otro beso dio. mucho le mira la barba Dios”.
que tan larga le creció. “No querría yo casarlas,
Todos los que están allí A todos los que allí están repuso el Campeador,
se alegran de corazón. el Cid los maravilló. que no tienen mucha
Sólo al conde Garci El día ya va pasando y ya edad, las dos muy
Ordóñez y a Álvar Díaz la noche se entró. pequeñas son.
les pesó. Otro día de mañana muy De mucho renombre
Habla entonces Mío Cid, claro salía el sol. gozan los infantes de
fue a decir esta razón: Mío Cid el de Vivar a los Carrión,
“Mucho que se lo suyos ordenó buenos son para mis hijas
agradezco al gran Padre que preparasen cocina y aún quizá para mejor.
Creador, para tantos como son; Yo di vida a estas dos
porque me ha vuelto su muy satisfechos niñas, pero las criasteis
gracia don Alfonso, mi quedaron de Mío Cid vos;
señor, Campeador, a lo que mandéis
ahora de día y de noche tenían mucha alegría y estamos, rey Alfonso,
tendré la ayuda de Dios; todos acordes son ellas y yo.
Aquí están, en vuestras hijos son. desde hoy como queráis,
manos, doña Elvira y haced de ellos cual os Mío Cid, mandadlos vos;
doña Sol, plazca, Mío Cid que os sirvan como padre
dadlas a quien vos Campeador”. y os guarden como
queráis, que siempre será Recíbelos Mío Cid, al rey señor”.
en mi honor”. las manos besó: “Mucho lo agradezco,
“Gracias, dijo el rey, a “Mucho que os lo rey. Quiero aceptar
todos los de esta corte y a agradezco, como a mi rey vuestro don.
vos”. y señor, Dios que en los cielos
Entonces se levantaron vos me casáis a mis hijas, está os dé muy buen
los infantes de Carrión no soy quien las casa galardón”.
y van a besar las manos yo”.
al que en buenhora nació. La palabra está 105
Allí cambian sus espadas empeñada, las promesas El Cid no quiere entregar
con el Cid Campeador dadas son, las hijas por sí mismo
en prenda de pacto. al otro día de mañana, en Minaya será
Luego el rey don Alfonso cuanto saliere el sol, representante del rey
habló: cada cual se tornará allí “Ahora una merced os
“Gracias, Cid, a ti, tan de donde salió. pido, a vos mi rey
bueno y preferido de Grandes cosas hizo natural:
Dios, entonces Mío Cid ya que casáis a mis hijas
por darme vuestras dos Campeador, según vuestra voluntad,
hijas para infantes de vierais allí gruesas nombrad vos quien las
Carrión. mulas, palafrenes de entregue, mis manos no
En mi mano yo las tomo, valor, las darán
doña Elvira y doña Sol, tantas buenas vestiduras y los infantes de eso no
y por esposos les doy los que de mucho coste son, se podrán alabar”.
infantes de Carrión. todo aquello de regalo el Respondió el rey: “Este
A vuestras hijas las caso, Cid Ruy Díaz lo dio buen Álvar Fáñez lo será.
la licencia me dais vos, a aquellos que se lo Cogedlas y a los infantes
que en vuestro provecho piden, y a nadie dijo que se las iréis a entregar
sea, ojalá lo quiera Dios. no. tal como lo hago yo
Aquí tenéis, Mío Cid, los Sesenta de sus caballos ahora, cual si fuese de
infantes de Carrión, regala el Campeador. verdad,
yo me vuelvo desde aquí, Muy contentos se van en todas las velaciones
con vos irán ellos dos. todos de aquella gran las tenéis que apadrinar,
Trescientos marcos de reunión, cuando volvamos a
plata en ayuda les doy tenían que separarse, que vernos todo se me ha de
yo, ya la noche llegó. contar”.
que los gasten en las Dijo Álvar Fáñez:
bodas o en lo que El rey a los dos infantes
de la mano los cogió, “Señor, pláceme de
quisiereis vos. voluntad”.
Cuando hayáis llegado y así se los fue a entregar
todos a Valencia la a Mío Cid Campeador. 106
mayor “Aquí tenéis vuestros El Cid se despide del rey
vuestras hijas y los hijos, pues que yernos Regalos
yernos, que ya vuestros vuestros son:
Todas las cosas se acompañados por Pedro Muño Gutioz;
hicieron como se habían Bermúdez no tiene el Cid en su casa
pensado. un caballero mejor.
Dijo el Cid: “Rey don En su caballo Babieca el Ellos así irán sabiendo
Alfonso, señor mío tan Cid Ruy Díaz montó: cómo son los de Carrión.
honrado, “Aquí lo quiero decir Con ellos va Ansur
en recuerdo de estas ante mi rey y señor: González, bullanguero y
vistas, quered aceptarme quien desee ir a las bodas hablador,
algo. o recibir algún don muy largo de lengua era
Traigo treinta palafrenes, puede venirse conmigo, y no tanto de valor.
todos bien enjaezados, no habrá de perderlo, Muchas honras hacen a
treinta caballos ligeros, no”. los infantes de Carrión.
todos muy bien De su señor don Alfonso Ya los tenéis en
ensillados, el Cid ya se despidió, Valencia, la que Mío Cid
aceptadlos y dejadme, no quiere que le ganó.
señor, besaros las acompañe, de él allí se Y cuando más se
manos”. separó. acercaron su alegría era
“Mío Cid, me tenéis ya Vierais allí caballeros, y mayor.
de tanto obsequio muy apuestos que son, A don Pedro y a don
colmado. besar las manos al rey Muño les dice el
Estos caballos acepto que Alfonso en señal de Campeador:
vos me habéis regalado, adiós. “Que tengan un buen
y que quiera el Creador y “Concedednos vuestra albergue los infantes de
con Él todos los santos gracia y dadnos vuestro Carrión
que ese placer que me perdón, y vos quedáos con ellos,
dais os sea muy bien al mando del Cid nos que así os lo mando yo.
premiado. vamos a Valencia la Cuando venga la mañana
Cid Ruy Díaz de Vivar, mayor. y en cuanto que apunte el
vos mucho me habéis Veremos las bodas de los sol
honrado, infantes de Carrión a sus esposas verán, doña
me servís muy bien y y de las hijas del Cid Elvira y doña Sol.”
estoy contento de tal doña Elvira y doña Sol”.
vasallo. Mucho que le place al 108
Si Dios me da vida, Cid, rey y a todos permiso El Cid anuncia a Jimena
yo os premiaré con algo. dio, el casamiento
Al Señor os encomiendo, crece el séquito del Cid,
pero el del rey se Al llegar la noche todos
de esta entrevista me se marcharon a sus casas,
marcho amenguó,
mucha gente es la que va Mío Cid Campeador en
y Dios quiera dar buen el alcázar entraba,
fin a lo que aquí con Mío Cid Campeador.
Para Valencia caminan la Doña Jimena y sus hijas
concertamos”. allí dentro le esperaban
que en buenhora ganó.
107 A don Diego y don “¿Sois vos, Cid
Muchos del rey se van Fernando por compañía Campeador, que en
con el Cid a Valencia les dio buenhora ciñó espada?
Los infantes al buen don Pedro Por muchos años os vean
Bermúdez, al buen don los ojos de nuestras
caras”. corazón, los infantes saludaron;
“Gracias a nuestro Señor que a aquello que me luego fueron a sentarse
aquí estoy, mujer pedía no supe decir que en un magnífico escaño.
honrada, no. Todos los de Mío Cid,
conmigo traigo dos Así en sus manos os prudentes y mesurados,
yernos que gran honra puse, hijas mías, a las tenían puesta la vista en
nos deparan: dos. su señor bienhadado.
agradecédmelo, hijas, Pero de verdad os digo: El Campeador Ruy Díaz
porque estáis muy bien él os casa, que no yo”. entonces se ha levantado:
casadas”. “Ya que tenemos que
111 hacerlo, no hay para qué
109 Preparativos de las bodas retardarlo:
Doña Jimena y las hijas Presentación de los venid acá, buen Minaya,
se muestran satisfechas infantes Minaya entrega a quien tanto quiero y
las esposas a los infantes amo,
Allí le besan las manos Bendiciones y misa
su mujer y sus dos hijas aquí tenéis mis dos hijas,
Fiestas durante quince póngolas en vuestras
y todas las otras damas días
de quien ellas se servían. manos.
Las bodas acaban, Sabéis que con don
“Gracias a Dios y a vos regalos a los convidados
gracias, Cid, de la barba Alfonso en hacerlo así
El juglar se despide de quedamos,
crecida, sus oyentes
cosas que vos decidáis en nada quiero faltar a lo
son cosas bien decididas. Entonces se comenzó a que está concertado:
Nada les ha de faltar, adornar todo el palacio, dárselas a los infantes de
mientras viváis, a mis los suelos y las paredes Carrión con vuestras
hijas”. con tapices los taparon, manos,
“Padre, cuando nos telas de púrpura y seda y que la bendición reciban
caséis seremos las dos muchos paños preciados. y esto se vaya acabando”.
muy ricas”. ¡Cuánto gusto os daría Álvar Fáñez contestó:
comer en aquel palacio! “Yo lo haré de muy buen
110 Los caballeros del Cid grado”.
El Cid recela del todos se fueron juntando. Las dos se ponen en pie,
casamiento Van entonces a buscar a él las cogió de la mano,
“Mi mujer, doña Jimena, don Diego y don y a los de Carrión,
sea lo que quiera Dios. Fernando: Minaya así entonces les
A vos os digo, hijas mías, ya cabalgan los infantes, va hablando:
doña Elvira y doña Sol, caminan para palacio “Ante Álvar Fáñez estáis
que con este casamiento con muy buenas presentes los dos
ganaremos en honor, vestiduras, ricamente hermanos;
pero sabed que estas ataviados. por mano del rey
bodas no las he arreglado ¡Qué bien y con qué Alfonso, que me lo tiene
yo: humildad e el alcázar mandado,
os ha pedido y rogado entraron! estas damas os entrego -y
don Alfonso, mi señor. Los recibe Mío Cid, con son las dos hijasdalgo-,
Lo hizo con tanta el todo sus vasallos. tomadlas vos por mujeres
firmeza, tan de todo Al Cid y a doña Jimena para honra y bien de los
cuatro”.
Recíbenlas los infantes hidalgos.
de corazón y buen grado, Ruy Díaz el de Vivar, Allí moran los infantes
al Cid y a doña Jimena Mío Cid el bienhadado, muy cerca de los dos
les van a besar la mano. entre mulas, palafrenes y años,
Cuando hubieron hecho corredores caballos en Valencia todo el
esto se salieron del lo menos un centenar de mundo hacíales agasajos.
palacio, bestias ha regalado Muy contento estaba el
todos a Santa María de y además muchos Cid, muy contentos sus
prisa se encaminaron. vestidos y ricas pieles y vasallos.
El obispo don Jerónimo mantos, Ojalá quiera la Virgen
revistióse apresurado y dinero de oro y plata María y el Padre Santo
y en la puerta de la que no es posible que salgan bien estas
iglesia ya los estaba contarlo. bodas al que así las ha
esperando, También se ponen de casado.
bendiciones les echó, la acuerdo de Mío Cid los Las coplas de este cantar
misa les ha cantado. vasallos aquí se van acabando.
Cuando salen de la y a todos los invitados Que Dios creador os
iglesia cabalgan a muy hicieron buenos regalos. valga y con Él todos sus
buen paso, Al que algo quiere santos.
al arenal de Valencia llevarse bien que le
todos los del Cid llenan las manos; FIN DEL CANTAR
marcharon. ricos vuelven a Castilla SEGUNDO
¡Dios, qué bien que los que a las bodas
juegan armas Ruy Díaz y llegaron.
sus vasallos! Ya todos aquellos
El que en buenhora nació huéspedes de Valencia Versión en español
tres veces mudó el van marchando, moderno de Pedro Salinas
caballo. despídense de Ruy Díaz,
Satisfecho se halla el Cid Mío Cid el bienhadado,
de lo que estaba mirando. despídense de las damas
Buenos jinetes allí los de y de todos los hidalgos,
Carrión se mostraron. muy satisfechos se
Con las damas se marchan del Cid y de sus
volvieron y ya en vasallos.
Valencia han entrado, Agradecidos hablaban de
muy ricas bodas se hacen lo bien que les trataron.
en el hermoso palacio. También están muy
Al otro día el Cid manda alegres don Diego y don
que planten siete tablados Fernando,
y, antes de comer, las los infantes de Carrión,
tablas de los siete hijos del conde Gonzalo.
derribaron. Ya han regresado a
Quince días bien Castilla los huéspedes
cumplidos aquellas bodas invitados,
duraron Mío Cid y sus dos yernos
y al cabo de ellas en Valencia se han
empiezan a marcharse los quedado.
CANTAR TERCERO Estando en esto despierta Marruecos ataca a
La afrenta de Corpes el que en buen hora nació Valencia
y ve cercado el escaño
Tirada 112 suyo por tanto varón. Así estaban los infantes
“¿Qué es esto, decid, dolidos de gran pesar,
Suéltase el león del Cid cuando fuerzas de
Miedo de los infantes de mesnadas? ¿Qué hacéis
aquí alrededor?” Marruecos Valencia
Carrión quieren cercar.
El Cid amansa al león “Un gran susto nos ha
dado, señor honrado, el Allí en el campo de
Vergüenza de los Cuarto van los moros a
infantes león.”
Se incorpora Mío Cid y acampar,
Estaba el Cid con los presto se levantó, cincuenta mil tiendas
suyos en Valencia la y sin quitarse ni el manto grandes allí plantadas
mayor se dirige hacia el león: están.
y con él ambos sus la fiera cuando le ve Mandábalos el rey Búcar,
yernos, los infantes de mucho se atemorizó, de quien habréis oído
Carrión. baja ante el Cid la hablar.
Acostado en un escaño cabeza, por tierra la cara 114
dormía el Campeador, hincó. Los infantes temen la
ahora veréis qué sorpresa El Campeador entonces batalla
mala les aconteció. por el cuello le cogió, El Cid los reprende.
De su jaula se ha como quien lleva un
escapado, y andaba caballo en la jaula lo Al Cid y a todos los
suelto el león, metió. suyos gran contento les
al saberlo por la corte un Maravilláronse todos de entró,
gran espanto cundió. aquel caso del león van a tener más
Embrazan sus mantos las y el grupo de caballeros a ganancias y dan las
gentes del Campeador la corte se volvió. gracias a Dios.
y rodean el escaño Mío Cid por sus yernos Pero mucho lo sintieron
protegiendo a su señor. pregunta y no los halló, los infantes de Carrión,
Pero Fernando González, aunque los está llamando y al ver tanta tienda mora
el infante de Carrión, no responde ni una voz. muy poco gusto les dio.
no encuentra dónde Cuando al fin los Entonces los dos
meterse, todo cerrado lo encontraron, el rostro hermanos se apartaron a
halló, traen sin color un rincón:
metióse bajo el escaño, tanta broma y tanta risa “Calculamos las
tan grande era su terror. nunca en la corte se vio, ganancias, pero los
El otro, Diego González, tuvo que imponer peligros no.
por la puerta se escapó silencio Mío Cid Ahora aquí en esta
gritando con grandes: Campeador. batalla tendremos que
“No volveré a ver Avergonzados estaban entrar los dos,
Carrión.” los infantes de Carrión, me parece que ya nunca
Detrás de una gruesa gran pesadumbre tenían volveremos a Carrión
viga metióse con gran de aquello que les pasó. y que enviudarán las
pavor hijas de Mío Cid
y, de allí túnica y manto 113 Campeador.”
todos sucios los sacó. El rey Búcar de Aunque hablaban en
secreto, los oye Muño la Crónica de veinte huyendo, y díjole: “Don
Gustioz reyes.) Fernando, tomad este
y fue a contarlo en caballo y decid a todos
seguida a Rodrigo su Generosidad de Pedro que vos matasteis al
señor. Bermúdez moro, su dueño, y yo lo
“Ahí tenéis a vuestros Cuando estaban hablando atestiguaré.”
yernos. De tan valientes de esto envió el rey
que son El infante le dijo: “Don
Búcar al Cid que le Pedro, mucho os
al ir a entrar en batalla dejase Valencia y se
echan de menos Carrión. agradezco lo que decís.”
marchase en paz; que, si
Idlos vos a consolar, por no, le pagaría todo lo que “Ojalá llegue algún día
amor del Creador, había hecho. El Cid dijo en que esto pueda ser
que no entren en la a aquél que trajera el pagado.”
batalla y se estén en paz mensaje: “Id a decir a Allí el infante y don
los dos. Búcar, a aquel hijo de Pedro los dos juntos se
Con vos nos basta a enemigos, que antes de tornaron.
nosotros y ya nos valdrá tres días ya le daré yo lo Don Pedro dice que es
el Señor.” que pide.” cierto lo que cuenta don
Mío Cid el de Vivar muy Fernando.
sonriente salió: Al día siguiente mandó el Mucho le ha gustado el
“Dios os guarde, yernos Cid que se armasen todos Cid y también a sus
míos, los infantes de los suyos y salió contra vasallos.
Carrión, los moros. Los infantes “Todavía creo yo, si
mis hijas en vuestros de Carrión le pidieron quiere el que está en lo
brazos están, más blancas entonces atacar en primer alto,
que el sol. lugar, y cuando el Cid ya que luchando en campo
Yo suspiro por batallas y tuvo formadas sus filas, abierto mis dos yernos
vosotros por Carrión. don Fernando, uno de los serán bravos”.
Quedáos aquí en infantes, se adelantó para Así hablaba el Cid, y
Valencia, holgad a ir a atacar a un moro mientras las fuerzas se
vuestro sabor, llamado Aladraf. El iban juntando
que de luchar con los moro, cuando le vio, y en las huestes de los
moros ya entiendo arrancó también contra moros los tambores van
bastante yo él, y el infante, con el sonando;
y a derrotarlos me atrevo gran miedo que le por maravilla lo tienen
con merced del Creador.” infundió el moro, volvió muchos que aquellos
riendas y huyó, y ni cristianos
115 siquiera se atrevió a
Mensaje de Búcar que nunca vieran
esperarle. tambores porque son
Espolonada de los
cristianos Pedro Bermúdez, que iba recién llegados.
Cobardía del infante junto a él, cuando vio Más que todos se
Fernando aquello fue a atacar el asombraban don Diego y
moro, luchó con él y le don Fernando;
(Laguna el manuscrito: mató. Luego cogió el si atendieran a su gusto
cincuenta versos que se caballo del moro y se fue de allí se habrían
suplen con el texto de tras el infante que iba marchado.
Oíd ahora lo que habló vos gozáis de su favor, y de aquí veremos nosotros
Mío Cid el bienhadado: con vos ha de luchar. qué tal pelea el abad.”
“Ven acá, Pedro Decidnos a cada uno
Bermúdez, tú, mi sobrino dónde tiene que atacar 117
tan caro, y todos su obligación El obispo rompe la
cuídame tú de don Diego, cual vos mandéis batalla
cuídame de don cumplirán. El Cid acomete
Fernando, Con Dios y con vuestra Invade el campamento de
que los dos son yernos suerte veamos lo que va a los moros
míos y cosa que mucho pasar.” El obispo don Jerónimo
amo. Mío Cid dijo: “No hay hizo una buena arrancada
Los moros, si Dios prisa, tengamos y fue a atacar a los moros
ayuda, no han de quedar tranquilidad.” allí donde ellos acampan.
en el campo.” Llega entonces don Por la suerte que tenía y
Jerónimo, muy armado por lo que Dios le amaba
116 que está,
Pedro Bermúdez se de sus dos golpes
delante de Mío Cid se fue primeros dos enemigos
desentiende de los el obispo a parar:
infantes mataba.
“Hoy os he dicho la misa Ya tiene rota la lanza y
Minaya y don Jerónimo de la Santa Trinidad;
piden el primer puesto en metió mano a la espada.
si he salido de mi tierra y ¡Cómo se esfuerza el
la batalla aquí os vine a buscar obispo, Dios mío, qué
“Yo os digo, Mío Cid, y es por ganas que tenía de bien luchaba!
espero esa caridad, algunos moros matar, A dos mató con la lanza
que este día los infantes honrar quiero yo mis y ahora cinco con la
por ayo no me tendrán, armas y mi orden espada.
acompáñelos quien sacerdotal Pero son muchos los
quiera, que a mí poco se y ser en esta batalla quien moros y en derredor le
me dan. primero atacará. cercaban,
Yo en vanguardia con los Traigo yo pendón y muy grandes golpes le
míos los moros iré a armas que de lejos se dieron, pero la armadura
atacar verán, aguanta.
y vos con los vuestros, si así place al Creador Mío Cid el bienhadado
Cid, aquí a retaguardia hoy las querría ensayar, los ojos en él clavaba,
estad, porque así mi corazón por fin embraza el
y si hubiere algún peligro tranquilo se quedará, escudo, baja el astil de la
ya me vendréis a y vos, Mío Cid, por eso lanza
ayudar.” aún me estimaríais más. y espolea a su Babieca, el
El buen Minaya Álvar Si ese favor no me hacéis caballo que bien anda:
Fáñez entonces se fué a de aquí me quiero ya va a atacar a los
acercar: marchar” moros con el corazón y el
“Escuchad lo que os Dijo entonces Mío Cid: alma.
digo, Cid Campeador “Tal como queréis se Entre las filas primeras el
leal, hará, Campeador se entraba,
esta batalla de ahora el allí estan los moros, id a siete tira por tierra, y a
Señor es quien la hará, vuestras armas a probar, otros cuatro los mataba.
Así empieza la victoria te veo espolear, iban tornando;
que aquel día fue se me figura que quieres cada cual va recogiendo
lograda. en mí tu espada ensayar. lo que encuentra por el
Mío Cid con sus vasallos Mas si no cae mi caballo campo.
detrás de los moros anda. y ningún tropiezo da, Por fin a las tiendas
Vierais romper tantas no te juntarás conmigo llegan con su señor
cuerdas y quebrar tantas como no sea en el mar.” bienhadado.
estacas Responde entonces el Mío Cid Rodrigo Díaz,
y con sus labrados postes Cid: “Esto no será Campeador afamado:
tiendas que se verdad.” viene con sus dos
desplomaban. Buen caballo tiene espadas, las dos que él
Los del Cid a los de Búcar, grandes saltos le estima tanto,
Búcar fuera de sus hace dar, por el campo de batalla al
tiendas lanzan. pero Babieca el del Cid a correr de su caballo;
los alcances le va. la cara trae descubierta,
118 Mío Cid alcanza a Búcar capucha y yelmo
Los cristianos persiguen a tres brazas de la mar, quitados,
al enemigo alza su espada Colada, un la cofia a medio poner
El Cid alcanza y mata a fuerte golpe le da, sobre el pelo
Búcar los carbunclos de su descansando.
Gana la espada Tizón yelmo todos se los fue a Ya por todas partes van
De sus tiendas les arrojan arrancar, llegando sus vasallos.
y persiguiéndoles van: luego el yelmo y la El Campeador entonces
Vierais allí tantos brazos cabeza le parte por la algo ve que le ha
con sus lorigas cortar, mitad, gustado,
tantas cabezas con yelmo hasta la misma cintura la alza la vista y se queda
por aquel campo rodar espada fue a penetrar. hacia adelante mirando:
y los caballos sin amo El Cid ha matado a Búcar por allí ha visto venir a
correr de aquí para allá. aquel rey de allende el don Diego y don
Aquella persecución siete mar, Fernando
millas fue a durar. ganó la espada Tizona, los infantes de Carrión,
Mío Cid a aquel rey mil marcos de oro valdrá. hijos del conde Gonzalo.
Búcar a los alcances le Batalla maravillosa y Alégrase Mío Cid,
va: grande supo ganar. sonriente les ha hablado:
“Vuélvete, Búcar, decía, Aquí se honró Mío Cid y “¿Sois vosotros, yernos
viniste de allende el mar cuantos con él están. míos? Por hijos os tengo
y al Cid de la barba a ambos,
119 ya sé que estáis muy
grande cara a cara has de Los del Cid vuelven del
mirar, contentos de lo bien que
alcance habéis luchado,
los dos, hemos de El Cid, satisfecho de sus
besarnos, pactaremos a Carrión mandaré yo
yernos; ellos, mensajeros a contarlo,
amistad.” avergonzados
Repuso Búcar: “¡Que también dirán que al rey
Ganancias de la victoria Búcar la batalla le
Dios confunda a un
amigo tal! Con las ganancias que ganamos.
Espada tienes en mano y han hecho a Valencia Fío en Dios nuestro
Señor y fío en todos sus
santos alegre está Mío Cid Muy grandes son las
que de esta victoria todos como todos sus vasallos, ganancias del Cid y de
saldremos muy bien a cada cual le tocó de sus vasallos,
pagados.” ración seiscientos a más de lo que tenían lo
Álvar Fáñez de Minaya marcos. que ahora les ha tocado.
en este instante ha Los yernos de Mío Cid Mandó Mío Cid Ruy
llegado, aquel dinero tomaron Díaz de Vivar el
escudo al cuello, con que les toca del botín y lo bienhadado
mucha señal de espada ponen a recaudo, que de aquel botín tan
marcado; creen que en todos sus grande que en la batalla
de los golpes de las días ya nada habrá de ganaron
lanzas Minaya no hacía faltarlos. a cada cual se le dé lo
caso Todo el mundo allí en que es justo en el reparto
y aquellos que se los Valencia iba muy bien y que el quinto que a él le
dieron con ninguno le arreado, toca tampoco fuese
acertaron. comía a su placer y olvidado.
Le va por el codo abajo llevaba buenos mantos. Todos lo hicieron así y
mucha sangre Gran alegría que tienen muy cuerdos se
chorreando, Mío Cid y sus vasallos. mostraron.
arriba de veinte moros De su quinta parte tocan
Minaya había matado: 120 al Cid seiscientos
“Gracias a Nuestro El Cid, satisfecho de su caballos
Señor, el Padre que está victoria y de sus yernos y acémilas de otras clases
en lo alto, (Repetición) y muchos camellos,
y a vos gracias, Mío Cid Gran día fue aquel en la tantos
de Vivar el bienhadado. corte del Campeador, que de los muchos que
A su rey Búcar matasteis, la batalla la ganaron y él había no fue posible
la batalla les ganamos, al rey Búcar mató. contarlos.
para vos son estos bienes Alza Mío Cid la mano, la
y para vuestros vasallos. 122
barba se acarició: El Cid, en el colmo de su
También vuestros yernos, “Gracias a Cristo que es
Cid, hoy aquí se han gloria, medita dominar a
de todo el mundo Señor, Marruecos
señalado, hoy por fin he visto eso
están hartos de lidiar con Los infantes, ricos y
que tanto quería yo, honrados en la corte del
los moros en el campo.” y es que mis yernos
Dijo el Cid: “Contento Cid
lucharon conmigo en
estoy de que así se hayan campo los dos. Tales ganancias ha hecho
portado, He de mandar Mío Cid Campeador:
si hoy ya son buenos, mensajeros a que cuenten “Gracias a Dios de los
mañana aún habrán de en Carrión cielos y de este mundo
ser bravos.” que nos son de gran Señor,
De verdad lo dijo el Cid provecho y pelean con ahora me sobra riqueza,
y ellos lo toman a valor.” antes todo me faltó,
escarnio. tengo bienes, oro y
Todas aquellas ganancias Tirada 121 tierras, heredades de
a Valencia ya han Reparto del botín valor,
llegado,
y a mis hijas las casé con Carrión cosas, lo nuestro está en
infantes de Carrión, fue a recibirlos Minaya buenas manos.”
gano todas las batallas en nombre de su señor: Los vasallos de Mío Cid
por gracia del Creador “Venid acá; mis sonríen al escucharlos:
y moros como cristianos parientes, honra ganamos que en perseguir unos,
de mí tienen gran pavor. por vos.” otros en luchar, se
Por Marruecos, donde De verlos llegar se alegra señalaron
están las mezquitas, va la Mío Cid Campeador: y en ninguna parte vieron
voz “Yernos míos, aquí está a don Diego y don
de que una noche a mi mujer, dama de pro, Fernando.
asaltarlos llegará el aquí están ambas mis Por todas aquellas burlas
Campeador. hijas, doña Elvira y doña que en la corte les
Ellos así se lo temen, Sol: gastaron,
pero no lo pienso yo: que os abracen, infantes, y porque siempre con
no tengo que ir a y os sirvan de corazón. risas los están
buscarlos, en Valencia Gracias a Santa María, escarmentando,
estoy mejor, madre de Nuestro Señor, los infantes de Carrión
que ellos me darán de estos casamientos tienen pensamientos
tributo si así lo quisiera vuestros iréis ganando en malos.
Dios, honor. Se fueron a hablar aparte,
y a mí me lo pagarán o a Buenos mensajes irán a bien se ve que son
quien les designe yo. las tierras de Carrión.” hermanos.
Muy grandes gozos Pero aquello que ellos
tenían en Valencia la 123 traman no queremos ni
mayor Vanidad de los infantes escucharlo.
todas aquellas mesnadas Burlas de que ellos son “Vámonos para Carrión,
de Mío Cid Campeador objeto ya hace mucho que aquí
por la victoria en que Entonces empieza a estamos,
habían luchado de hablar el infante don son tan crecidos los
corazón; Fernando: bienes que aquí no
también los yernos del “Gracias a Dios Creador, hemos ganado
Cid contentos están los y a vos, Mío Cid que aunque viviéramos
dos, honrado, mucho no podríamos
valía cinco mil marcos la tantos bienes poseemos gastarlos.”
parte que les tocó: que no pueden ser
por muy ricos se tenían 124
contados, Los infantes deciden
los infantes de Carrión. por vos ganamos en
Todos van hacia la corte afrentar a las hijas del
honra y por vos hemos Cid
de Mío Cid Campeador, luchado,
allí estaba don Jerónimo, Piden al Cid sus mujeres
a los moros que para llevarlas a Carrión
aquel obispo de pro, vencimos allí en el
Álvar Fáñez de Minaya, EI Cid accede
campo y matamos Ajuar que da a sus hijas
caballero luchador, a aquel rey que los
y otros muchos que en su Los infantes dispónense a
mandaba, Búcar, un marchar
casa el Campeador crió. traidor probado.
Cuando entraron en la Pensad, Cid, en vuestras
corte los infantes de
Las hijas despídense del pedimos a vuestra Servid bien a mis dos
padre esposa, pedimos primero hijas, que vuestras
a vos mujeres son,
“Pidamos nuestras y a Minaya y a los otros que si las sirviereis bién
mujeres a este Cid que están aquí alrededor os daré buen galardón.”
Campeador. que nos den nuestras A todo dicen que sí los
Diremos que las mujeres, esposas por infantes de Carrión.
llevamos a heredades de bendición, Sus hijas les ha
Carrión para llevarlas a aquellas entregado Mío Cid
para que vean allí las tierras nuestras de Campeador,
tierras que nuestras son. Carrión: y empiezan a recibir lo
Saquémoslas del amparo de lo que en arras les que el Cid les regaló.
de Mío Cid Campeador, dimos tomaran ya Cuando ya estuvieron
y por el camino haremos posesión hartos de recibir tanto
lo que nos plazca a los y así verán vuestras hijas don
dos las tierras que nuestras mandan cargar las
antes que nos pidan son, acémilas los infantes de
cuentas por aquello del y que han de ser de los Carrión.
león. hijos que nos nazcan a Mucho rebullicio había
De gran linaje venimos, los dos.” por Valencia la mayor,
somos condes de No receló ningún mal cada cual sus armas coge,
Carrión. Mío Cid Campeador: en su caballo montó
Muchos bienes nos “Llevadlas y de algo mío por despedir a las hijas
llevamos que valen yo les haré donación; del Cid, que van a
mucho valor, vosotros disteis por arras Carrión.
escarnio haremos a las unas villas de Carrión, Iba a comenzar la marcha
hijas del Campeador. yo quiero darles ahora la despedida llegó.
Con estos bienes seremos tres mil marcos de valor, Entonces las dos
ya ricos hombres los dos: y mulas y palafrenes que hermanas doña Elvira y
podremos casar con hija de buena talla son doña Sol
de rey o de emperador. y unos veloces caballos van a hincarse de rodillas
De gran linaje venimos, de montar para los dos ante el Cid Campeador:
somos condes de y trajes y vestiduras de “Merced os pedimos,
Carrión; oro y seda en profusión. padre, válgaos el
escarnio haremos a las Os daré mis dos espadas, Creador,
hijas del Campeador Colada y Tizona; no vos nos habéis
antes que nos pidan olvidéis que las gané en engendrado, nuestra
cuentas por aquello del el campo, a lo varón madre nos parió,
león.” si os entrego a mis hijas señor y señora nuestros,
Después de puestos de por hijos os tengo yo. estáis delante los dos.
acuerdo a la corte van los Para allá os me lleváis las Ahora, padre, nos
dos, telas de corazón. mandáis a las tierras de
hicieron callar a todos, Que sepan allí en Castilla Carrión
Fernán González habló: y en Galicia y en León y fuerza nos es cumplir
“Nuestro Señor os con qué riqueza tan aquello que mandáis vos.
bendiga, Mío Cid grande hoy os despido a Así merced os pedimos,
Campeador, los dos. nuestro buen padre y
señor, Pero ha visto en los Elvira y doña Sol;
que mandéis noticias agüeros Mío Cid bien a portáos como sabéis que
vuestras a las tierras de las claras a mí me gusta las dos.”
Carrión.” que aquellos dos Allí añadieron los
Las abraza y en la boca casamientos han de tener yernos:. “Ojalá lo quiera
las besa el Cid a las dos. una tacha. Dios.”
Mas no puede Grandes sentimientos
125 arrepentirse, que ya hubo en esa separación:
Jimena despide a sus casadas estaban. el padre con las dos hijas
hijas lloraba de corazón,
El Cid cabalga para 126 igual hacen los vasallos
despedir a los viajeros El Cid envía con sus de Mío Cid Campeador.
Agüeros malos hijas a Félez Muñoz “Escucha sobrino mío,
Último adiós. El Cid escucha Félez Muñoz,
Esos abrazos y besos la torna a Valencia
madre dobles los daba: que descanséis en Molina
Los viajeros llegan a una noche quiero yo
“Id con Dios, dijo, hijas Molina
mías y que el Creador os por saludar a mi amigo el
Abengalbón les buen moro Abengalbón;
vaga, acompaña a Medina
el amor de vuestro padre que reciba a mis dos
Los infantes piensan yernos como él sepa
y el mío os acompañan. matar a Abengalbón
Id a Carrión, que tenéis mejor;
allí heredades y casas; “¿Dónde estás, sobrino dile que envío a mis hijas
me parece a mí, hijas mío, dónde estás, Félez allá a tierras de Carrión;
mías, que os tengo bien Muñoz? en lo que ellas necesiten,
casadas.” Primo de mis hijas eres, que las sirva a su sabor,
A su padre y a su madre quiéreslas de corazón; y que luego hasta Medina
las dos manos besaban, mando que vayas con las acompañe a las dos.
les dan el Cid y su esposa ellas hasta el mismo Por todo lo que él hiciere
su bendición y su gracia. Carrión, le daré buen galardón.”
Ya don Rodrigo y los que veas las heredades Como la uña de la carne
suyos a cabalgar que para mis hijas son el Cid de allí se arrancó.
empezaban, y que con esa noticia Ya vuelve para Valencia
llevan muy ricos vuelvas al Campeador.” el que en buenhora nació
vestidos, muchos Félez Muñoz le contesta: y siguen por su camino
caballos y armas. “Con alma y con los infantes de Carrión.
Los infantes de Carrión corazón.” Al llegar a Albarracín
dejan Valencia la clara, El buen Minaya Álvar todo el mundo descansó,
adiós dijeron a sus Fáñez ante Mío Cid paró: al otro día de prisa
compañeros y a las “Mío Cid, volvamos ya a cabalgan los de Carrión,
damas. Valencia la mayor, ya llegaron a Molina, que
Por la puerta de Valencia que si así nos lo permite es del moro Abengalbón.
salen corriendo las Nuestro Padre y Creador El moro cuando lo supo
armas, un día iremos a verlas a se alegra de corazón
alegre va Mío Cid y esas tierras de Carrión.” y con muchos alborozos
aquellos que le “A Dios os a recibirlos salió.
acompañan. encomendamos, doña ¡Qué bien que los sirve
en todo aquello que se
ofreció: tramando los infantes de De vosotros me separo,
Al otro día con ellos el Carrión.” gente mala y de traición.
buen moro cabalgó Con vuestro permiso
y doscientos caballeros 127 marcho, doña Elvira y
que a acompañarlos Abengalbón se despide doña Sol,
mandó. amenazando a los poco me importa la fama
Ya atravesaron la sierra, infantes de infantes de Carrión.
la que llaman de Luzón, Ese buen de Abengalbón, Quiera Dios, y así lo
el valle del Arbujuelo moro valiente y leal, mande, Él que de todo es
pasan, y junto al Jalón con doscientos caballeros Señor,
en lo que Ansarera jugando las armas va; que de estas bodas
llaman el descanso se delante de los infantes resulte contento el
tomó. por fin se viene a parar, Campeador.”
A las dos hijas del Cid esto que les dice el moro Esto les ha dicho el moro
regalos el moro dio mucho gusto no les da: y para atrás se tornó.
y dos hermosos caballos “Si no fuera por respeto a Iban jugando las armas
ofrece a los de Carrión. Mío Cid de Vivar, cuando pasan el Jalón,
Lo hace todo por cariño a haría yo con vosotros como hombre de buen
Mío Cid Campeador. algo que diese que seso a Molina se volvió.
Cuando ven tantas hablar: Ya se marchan de
riquezas como el buen devolvería sus hijas al Ansarera los infantes de
moro sacó Campeador leal Carrión,
allí entre los dos y vosotros a Carrión no de día y de noche andan,
hermanos urdieron una tornaríais jamás.” no se dan descanso, no,
traición. dejan a la izquierda
“Cuando dejemos a las 128 Atienza, un fortísimo
hijas del Campeador El moro se torna a peñón,
si pudiéramos matar a Molina, presintiendo la ya la gran sierra de
este moro Abengalbón desgracia de las hijas del Miedes detrás de ellos se
esas riquezas que él tiene Cid quedó
serían para los dos. Los viajeros entran en el y por esos montes Claros
Tan seguro lo tendremos reino de Castilla cabalgan más y mejor.
como aquello de Carrión Duermen en el robledo A un lado dejan a Griza,
y no podrá exigirnos de Corpes la que Álamos pobló,
nada el Cid Campeador.” A la mañana quédanse y las cuevas donde a Elfa
Mientras que estaban solos los infantes con sus este Álamos encerró.
urdiendo los infantes su mujeres y se preparan a San Esteban de Gormaz
traición maltratarlas. allá a la diestra se vio.
un moro que el castellano Ruegos inútiles de doña En el robledal de Corpes
sabía los entendió Sol entraron los de Carrión,
y sin guardar el secreto Crueldad de los infantes las ramas tocan las
se lo dice a Abengalbón. “Decidme: ¿qué os he nubes, muy altos los
“No te fíes de esos hecho, infantes de montes son
hombres, yo te lo digo, Carrión? y muchas bestias feroces
señor, Yo sin malicia os sirvo, rondaban alrededor.
que tu muerte están vos tramáis mi perdición. Con una fuente se
encuentran y un pradillo
de verdor. por aquello del león.” las carnes a las dos,
Mandaron plantar las Allí los mantos y pieles sobre las telas de seda
tiendas los infantes de les quitaron a las dos, limpia la sangre asomó.
Carrión sólo camisa y brial sobre Las hijas del Cid lo
y esa noche en aquel sitio el cuerpo les quedó. sienten en lo hondo del
todo el mundo descansó. Espuelas llevan calzadas corazón.
Con sus mujeres en los traidores de Carrión, ¡Oh, qué ventura tan
brazos señas les dieron cogen en las manos grande si quisiera el
de amor. cinchas que fuertes y Creador
¡Pero qué mal se lo duras son. que asomase por allí Mío
cumplen en cuanto que Cuando esto vieron las Cid Campeador!
sale el sol! damas así hablaba doña Desfallecidas se quedan,
Mandan cargar las Sol: tan fuertes los golpes
acémilas con su rica “Vos, don Diego y don son,
cargazón, Fernando, os lo rogamos los briales y camisas
mandan plegar esa tienda por Dios, mucha sangre los cubrió.
que anoche los albergó. sendas espadas tenéis de Bien se hartaron de pegar
Sigan todos adelante, que buen filo tajador, los infantes de Carrión,
luego irán ellos dos: de nombre las dos esforzándose por ver
esto es lo que mandaron espadas, Colada y quién les pegaba mejor.
los infantes de Carrión. Tizona, son. Ya no podían hablar
No se quede nadie atrás, Cortadnos ya las cabezas, doña Elvira y doña Sol.
sea mujer o varón, seamos mártires las dos,
menos las esposas de así moros y cristianos 129
ellos, doña Elvira y doña siempre hablarán de esta Los infantes abandonan a
Sol, acción, sus mujeres
porque quieren solazarse que esto que hacéis con (Serie gemela)
con ellas a su sabor. nosotras no lo Lleváronse los infantes
Quédanse solos los merecemos, no. los mantos y pieles finas
cuatro, todo el mundo se No hagáis esta mala y desmayadas las dejan,
marchó. hazaña, por Cristo en briales y camisas,
Tanta maldad meditaron nuestro Señor, entre las aves del monte
los infantes de Carrión. si nos ultrajáis caerá la y tantas fieras malignas.
“Escuchadnos bien, vergüenza sobre vos, Por muertas se las
esposas, doña Elvira y y en juicio o en corte han dejaron, por muertas, que
doña Sol: de pediros la razón.” no por vivas.
vais a ser escarnecidas en Las damas mucho ¡Qué suerte si ahora
estos montes las dos, rogaron, mas de nada les asomase el Campeador
nos marcharemos sirvió; Ruy Díaz!
dejándoos aquí a empezaron a azotarlas los
vosotras, y no infantes de Carrión, Tirada 130
tendréis parte en nuestras con las cinchas Los infantes se alaban de
tierras del condado de corredizas les pegan sin su cobardía
Carrión. compasión,
Luego con estas noticias hiérenlas con las espuelas “Los infantes de Carrión
irán al Campeador donde sientan mas dolor, por muertas se las
y quedaremos vengados y les rasgan las camisas y dejaron
Ni la una ni la otra darse Muñoz: Dios,
podían amparo esperará allí a sus primas, ya pronto va a anochecer
Los de Carrión por hijas del Campeador, y me da mucho temor,
aquellos montes se van o verá qué es lo que han no nos coman estas fieras
alabando: hecho con ellas los de que andan por
“Ya de aquellos Carrión. alrededor.” .
casamientos estamos Ya los ha visto venir y lo Ya volvían en su acuerdo
muy bien vengados, que hablaban oyó, doña Elvira y doña Sol,
no debimos por no sospechan los infantes abren los ojos y ven al
mancebas siquiera, que está por alrededor, bueno Félez Muñoz:
haberlas tomado, que si ellos le hubieran “Primas mías, tened
porque para esposas visto, no escapara vivo, ánimo, por amor del
nuestras son de linaje no. Creador.
muy bajo. Los caballos espolean y En cuanto me echen de
La deshonra del león ya ya se alejan los dos. menos los infantes de
se va vengando.” El rastro que ellos Carrión
dejaron lo sigue Félez en seguida en busca mía
131 Muñoz saldrán en persecución
Félez Muñoz sospecha de y por fin a sus dos primas y aquí moriremos todos
los infantes desmayadas encontró. si no nos socorre Dios.”
Vuelve atrás en busca de Llamándolas: “Primas, Entonces con mucho
las hijas del Cid primas”, del caballo se duelo empieza a hablar
Las reanima y las lleva apeó, doña Sol:
en su caballo a San lo ata por la rienda a un “Todo os lo pagará Mío
Esteban de Gormaz árbol, hacia ellas se Cid Campeador,
Llega al Cid la noticia de dirigió. dános ahora un poco de
su deshonra “Primas mías, primas agua, por amor del
Minaya va a San Esteban mías, doña Elvira y doña Creador.”
a recoger las dueñas Sol, Entonces con el
Entrevista de Minaya con muy mala hazaña que sombrero que lleva Félez
sus primas hicieron los infantes de Muñoz
Así alabándose iban los Carrión. -nuevo y recién estrenado
infantes de Carrión. Su castigo han de llevar de Valencia le sacó-
Pero ahora quiero por la voluntad de Dios.” de la fuente coge agua y
hablaros del buen Félez Las acorre y en su a sus primas se la dio:
Muñoz, acuerdo ya van volviendo muy lastimadas estaban y
aquel sobrino de Ruy las dos: de beber las hartó.
Díaz el Campeador. de tan traspuestas que Se alzan del suelo y se
Él también con los demás estaban aún no tenían ni sientan, que él así se lo
hacia adelante siguió, voz. rogó.
pero iba de mala gana, Partíansele las telas de Animos les iba dando, les
corazonada le entró, dentro del corazón alivia el corazón;
de los otros se separa, allí al decirles: “Primas, por fin las dos se
a un lado se quedó primas, doña Elvira y esforzaron, en sus brazos
y en la espesura del doña Sol, las cogió
monte se esconde Félez despertad, que aún es de y en seguida a su caballo
día, primas, por amor de las sube Félez Muñoz;
con el manto que llevaba pésale de corazón. ya la noticia llegó
a sus dos primas cubrió, Por fin mensajeros llegan de que se acerca Minaya
al caballo por la rienda a Valencia la mayor; a buscarlas a las dos.
coge y de allí las sacó. cuando le dan la noticia a La gente de San Esteban,
Por aquellos robledales Mío Cid Campeador como muy buenos que
que tan solitarios son durante un rato muy son
van los tres; cuando largo pensativo se quedó a Minaya y a los suyos
salieran ya se había y luego alzando la mano, muy bien que los recibió;
puesto el sol. la barba se acarició. de vino, trigo y viandas
A aguas del Duero “¡Alabado sea siempre tributo les ofreció.
llegaron, y entonces Cristo, del mundo Señor! Minaya, . aunque no lo
Félez Muñoz ¡Buena honra que me han acepta, agradecido
en Torres de Doña dado los infantes de quedó.
Urraca a sus dos primas Carrión! “Muchas gracias quiero
dejó, Lo juro por esta barba daros, varones de
y él solo hasta San que jamás nadie mesó: discreción
Esteban de Gormaz no se saldrán con las por vuestra ayuda y
continuó: suyas los infantes de respeto en eso que nos
A Diego Téllez, vasallo Carrión, pasó,
de Álvar Fáñez se a mis dos hijas muy bien mucho que os lo
encontró, tengo que casarlas yo. agradece desde allí el
cuando oye lo que pasaba El Cid y toda su corte Campeador
pésale de corazón, tenían mucho dolor y asimismo desde aquí
busca allí cabalgaduras y Álvar Fáñez lo sentía con mucho lo agradezco yo.
vestidos de valor el alma y corazón. ¡Por el Dios que está en
y se vuelve adonde Con el buen Pedro los cielos, que tendréis
estaban doña Elvira y Bermúdez ya Minaya buen galardón!”
doña Sol; cabalgó, Lo que Minaya les dijo
entonces a San Esteban y con Martín Antolínez, les da gran satisfacción
de Gormaz trajo las dos ese burgalés de pro. y al descanso de la noche
y como él mejor sabia A doscientos caballeros toda el mundo se marchó.
con gran honra las sirvió. con ellos el Cid mandó. A sus dos primas fue a
Las gentes de San Que anduviesen día y ver Minaya, el noble
Esteban de Gormaz noche su señor les varón,
honradas son, ordenó sus miradas le clavaron
al saber lo que pasaba les y que traigan a sus hijas a doña Elvira y doña Sol:
pesó de corazón, Valencia la mayor. “Con tanto gozo os
tributo ofrecen a las hijas Prisa se dan a cumplir lo vemos como al mismo
del Campeador. que manda su señor, Creador.
Allí se quedaron ellas de día y noche cabalgan, Agradecédselo a Él si
hasta encontrarse mejor. no toman reposo, no. estamos vivas las dos.
Mientras, se iban Por fin llegan a Gormaz, Cuando hayamos
alabando los infantes de castillo de gran valor, descansado en Valencia
Carrión. y allí, por sólo una la mayor
Por todas aquellas tierras noche, el descanso se ya os iremos contando la
la noticia se corrió, tomó. pena que nos pasó”.
al bueno del rey Alfonso Entonces a San Esteban
132 verdad Gustioz que pida al rey
Minaya y sus primas y a recibirlos salía de justicia
parten de San Esteban muy buena voluntad. Muño habla al rey en
El Cid sale a recibirlos Por amor de Mío Cid una Sahagún, y le expone su
gran cena les da. mensaje
Álvar Fáñez y las damas Y de aquí para Valencia El rey promete
llorando los tres están. en derechura se van. reparación
Entonces Pedro Al que en buen hora
Bermúdez así les nació ya la noticia le dan, “¡Aquí estás, Muño
empieza a hablar: a prisa monta a caballo, a Gustioz, tú mi vasallo de
“Doña Elvira y doña Sol, recibirlos saldrá, pro?
no tengáis cuidado ya, iba jugando las armas de ¿Muño Gustioz que en
sanas y vivas estáis y lo gozoso que está. buenhora en mi casa se
libres de todo mal, Mío Cid Campeador a crió?
si buena boda perdisteis, sus hijas fue a abrazar, A Alfonso, rey de
mejor la podréis ganar. las besa, ya se sonríe, Castilla, irás con esta
Ya ha de venir algún día ahora oiréis lo que dirá: misión:
que os podamos vengar”. “¡Sois vosotras, hijas en mi nombre bésale la
Esa noche descansaron, mías! ¡Que Dios os mano de corazón,
que alegres de verse guarde del mal! que vasallo suyo soy y él
están; Acepté yo vuestras bodas es mi rey y señor;
otro día de mañana por no saberme negar. la deshonra que me han
empiezan a cabalgar. Mas espero del Señor hecho los infantes de
Aquellos varones de San que allá en los cielos está Carrión
Esteban de Gormaz que otra vez mejor que la sienta él como
a despedirlos salieron y casadas vuestro padre os suya en el alma y
entreteniéndolos van verá. corazón,
hasta Río Amor; de allí De mis yernos de Carrión él fue quien casó a mis
se volvieron para atrás. Dios me tiene que hijas, porque no se las di
Minaya con las dos vengar”. yo.
damas su camino seguirá. A Mío Cid sus dos hijas Ahora que las abandonan
La Alcoceba cruzan, las manos van a besar. con ese gran deshonor,
dejan a la derecha Jugando todos las armas la deshonra que a
Gormaz se entraron en la ciudad. nosotros nos tocara de
y luego por donde dicen ¡Qué gozo tan grande esa acción,
Vadorrey van a pasar; tuvo su madre al verlas sea poca o sea mucha, es
en el pueblo de Berlanga llegar! toda de mi señor.
se quedan a descansar, No quiere perder el Lleváronse los infantes
otro día de mañana tiempo Mío Cid el de riquezas que mías son,
echaron de nuevo a Vivar, esta afrenta se me añade
andar. con sus fieles caballeros a aquel otro deshonor.
En Medina se pararon hablando en secreto está, Que los cite el rey a
esa noche a reposar a Alfonso rey de Castilla juntas o a cortes deseo
y a otro día hasta Molina mensajes piensa enviar. yo;
en una jornada van. páguenme lo que me han
El buen moro 133 hecho los infantes de
Abengalbón alégrase de El Cid envía a Muño Carrión,
que llevo un rencor muy señor!” hijas con infantes de
grande dentro de mi Los pies y manos os besa Carrión,
corazón”. Mío Cid Campeador, por su provecho lo hice,
Esto dijo y en seguida él vuestro vasallo es y os que su bien quería yo.
cabalga Muño Gustioz. tiene por señor. ¡Ojalá que tales bodas no
A dos caballeros manda A sus hijas las casasteis se hicieran nunca, no!
con él el Campeador con infantes de Carrión, Tanto como Mío Cid
y a escuderos que en su casaron con gente alta, pésame de corazón,
casa de Vivar el Cid crió. porque lo queríais vos. les mantendré en su
Mucho corren, atrás Ahora ya sabéis la honra derecho, por que así me
dejan a Valencia la que a nosotros nos tocó valga Dios.
mayor, y cómo nos afrentaron Nunca había yo creído
ni de día ni de noche no los infantes de Carrión: que le hicieran tal acción.
se dan reposo, no. azotaron a las hijas de Que corran mis
Muño Gustioz a su rey en Mío Cid Campeador pregoneros por mis
Sahagún encontró: y en el robledal de reinos mando yo,
rey es de toda Castilla, de Corpes las dejaron a las que en la ciudad de
las sierras de León, dos Toledo convoquen a
de Asturias con la ciudad azotadas y desnudas, en reunión
de Oviedo San Salvador, tan grande deshonor, de cortes, y a todos
y en Galicia hasta allí entre las bestias llamen, al conde y al
Santiago de todo es rey y fieras y los pájaros de infanzón;
señor, Dios. allí mandaré que acudan
todo los condes gallegos Ahora ya están con su los infantes de Carrión
tributarios suyos son. padre, en Valencia la y que justicia le hagan a
Aquel buen Muño mayor. Mío Cid Campeador.
Gutioz, apenas Por esto el Cid os suplica No ha de quedar
descabalgó como vasallo a señor resentido si puedo
fue a humillarse ante los que a juntas, cortes o evitarlo yo”.
santos y a rezar al vistas llaméis a los de
Creador. Carrión, 134
Al palacio donde estaba que si afrentado está él El rey convoca corte en
la corte se dirigió vuestra afrenta es aún Toledo
con sus caballeros que le mayor. “Vos, Muño Gustioz,
tratan como a señor. Que toméis parte en ese decidle a Mío Cid
En cuanto entraron, el duelo desea el bienhadado
rey de Castilla y de León Campeador que se puede preparar a
a Muño Gustioz ha visto y que le den los infantes venir con sus vasallos
y al punto le conoció; debida reparación”. a Toledo y que le doy
levántase don Alfonso, Muy callado y pensativo siete semanas de plazo.
muy bien que les recibió. un rato el rey se quedó: Por amor de Mío Cid
Delante del rey Alfonso “Verdad te digo que esto esas cortes yo las hago.
las dos rodillas hincó pésame de corazón Saludádmelos a todos y
el mensajero del Cid y al en eso que tú me has que esperen confiados
rey los pies le besó. dicho veo que tienes que esto que ahora les
“¡Merced, oh rey, a quien razón; ocurre aún acabará en
tantos reinos le dicen yo fui quien casó a sus
honrarlos.” que les dispense el deber mejor.
Muño Gustioz se despide de ir a aquella reunión. Allí está el conde García,
y a Mío Cid ha tornado. Dijo el rey: “No le he de al cual Crespo de Grañón
El rey, como había dicho, hacer, por gracia del llaman todos, Álvar Díaz,
por suyo toma el Creador, ese que en Oca mandó,
cuidado; porque a esas cortes Azur González, Gonzalo
no quería perder tiempo vendrá Mío Cid Ansúrez el de León,
don Alfonso el Campeador, y Pero Ansúrez, parientes
Castellano, reparación le debéis, que todos de los de Carrión.
manda que salgan sus agravio tiene de vos. Diego y Fernando en
órdenes para León y Quien no obedezca y no Toledo estaban también
Santiago, vaya a las cortes mando los dos
a Portugal y Galicia yo con un gran bando de
mensajeros ha mandado, que se salga de mis gente que allí les
a la gente de Carrión y a reinos y que pierda mi acompañó;
todos los castellanos: favor”. maltratar a Mío Cid era
sepan que cortes reúne en Ya ven que tienen que su mala intención.
Toledo el rey honrado, hacerlo los infantes de De todas partes del reino
que al cumplir siete Carrión. mucha gente se juntó,
semanas allí estuviesen Entonces con sus pero aún no había
juntados, parientes celebraron llegado el que en
y al que no venga a la reunión buenhora nació
corte no le tendrá por y aquel conde García en y aquella tardanza al rey
vasallo. esa junta se halló: le tiene de mal humor.
Así por todos sus reinos es enemigo del Cid, Al quinto día por fin a la
todo lo van preparando siempre daño le buscó, corte el Cid llegó;
para que saliera bien lo éste es el que a los a Álvar Fáñez de Minaya
que el rey tiene mandado. infantes de Carrión adelantarse mandó
aconsejó. para que bese las manos
135 Ya iban todos a la corte, en su nombre a su señor
Los de Carrión ruegan en porque el plazo se y le diga que esa noche
vano al rey que desista de cumplió: llegará el Campeador.
la corte Don Alfonso el Cuando lo oye don
Reúnese la corte Castellano de los Alfonso se alegra de
El Cid llega el postrero primeros llegó, corazón,
El rey sale a su encuentro el buen conde don con un buen golpe de
Muy pesarosos están los Enrique, el buen conde gente el monarca cabalgó
infantes de Carrión don Ramón y ha salido a recibir al
por las cortes que en -este conde padre fue de que en buenhora nació.
Toledo don Alfonso aquel buen emperador-, Los atavíos del Cid y los
convocó; después el conde don suyos ricos son
tienen miedo de que vaya Froila y el buen conde y el séquito que traía es
Mío Cid Campeador. don Birbón. digno de tal señor.
Con sus parientes De todos aquellos reinos En cuanto divisa al rey
hablaron, y al rey fue mucho sabio varón, de Castilla y de León
rogaron los dos de las tierras de Castilla de su caballo se apea Mío
se encuentra allí lo Cid Campeador,
ante el rey quiere pesa, eso bien lo sabe cuando vino la mañana
humillarse y honrarle Dios”. dispuestos se encuentran
como señor. ya.
Don Alfonso, que lo ve, 136
en seguida le atajó: El Cid no entra en 137
“Mío Cid, por San Isidro, Toledo Preparación del Cid en
no me hagáis Celebra vigilia en San San Servando para ir a la
humillación, Servando corte
montad a caballo, Cid, El Cid va a Toledo y
Don Alfonso hacia entra en la corte
me disgustaréis si no. Toledo quería volverse
Hoy tenemos que El rey le ofrece asiento
ya; en su escaño
besarnos con alma y con pero el Cid aquella noche
corazón, El Cid rehúsa
no quiso el Tajo pasar. El rey abre la sesión
que de eso que a vos os “Merced os pido, señor, a
duele yo también tengo Proclama la paz entre los
quien Dios libre de mal, litigantes
dolor. entrad vos, rey don
¡Que os den honra las El Cid expone su
Alfonso, en Toledo, la demanda
cortes, ojalá lo quiera ciudad,
Dios!” Reclama Colada y Tizón
en San Servando me Los de Carrión entregan
“Amén”, dijo Mío Cid, quiero yo con los míos
ese buen Campeador; las espadas
quedar, El Cid las da a Pedro
y al rey primero en la que muchas de mis
mano, luego en la boca Bermúdez y a Martín
compañas esta noche Antolínez
besó. llegarán.
“¡Alabado sea el cielo, Segunda demanda del
La noche la velaré Cid
porque os veo, señor! rezando en este lugar
Ante vos me humillo, El ajuar de sus hijas.
y mañana al ser de día Los infantes hallan
rey, ante el conde don entraré en esa ciudad
Ramón, dificultad para el pago
y antes de comer el Cid
ante el conde don ante la corte estará”. Dicen maitines y prima,
Enrique y caballeros de Le contesta don Alfonso: del día al primer albor,
pro. “Pláceme de voluntad”. y la misa se ha acabado
Dios guarde a nuestros El rey de Castilla antes de que salga el sol;
amigos y más que a entonces en Toledo se todos los del Cid hicieron
ninguno a vos. fue a entrar ofrendas de gran valor.
Mi mujer doña Jimena - y el Cid en aquel castillo “Vos, Álvar Fáñez
que es dama de de San Servando se está. Minaya, que sois mi
condición- Manda que enciendan brazo mejor,
os ruega, igual que mis candelas y las lleven al y el obispo don Jerónimo
hijas, doña Elvira y doña altar, conmigo vendréis los
Sol, quiere velar en aquel dos.
que os doláis con paraje de santidad, Vengan además don
nosotros de aquella a Dios estarse rogando, Pedro Bermúdez, Muño
afrenta, señor”. con Él en secreto hablar. Gustioz,
Dijo el rey: “Mucho me Álvar Fáñez de Minaya y el buen Martín
los otros que allí están Antolínez, que es un
burgalés de pro, en calzas de muy buen el Cid con todos los
Álvar Salvadórez y el paño sus dos piernas las suyos con gran dignidad
buen Álvar Álvaroz, metió, entró,
Martín Muñoz, el vasallo pónese encima zapatos él iba en medio de todos
que en tan buen punto que tienen mucha labor. y los ciento alrededor.
nació, Camisa de hilo se viste, Al ver entrar en la corte
y además mi buen tan blanca era como el al que en buenhora nació,
sobrino que llaman Félez sol, el rey Alfonso, que
Muñoz. de buen oro y buena plata estaba sentado, se
También me llevo a Mal todas las presillas son, levantó;
Anda, que es hombre muy bien se le ajusta al y aquel conde don
muy sabidor, puño, porque él así lo Enrique y aquel conde
y a don Galindo García, encargó. don Ramón
ese bueno de Aragón. Rico brial de brocado y los demás de la corte
Y complétese hasta encima se colocó, hacen como su señor,
ciento con los que de sus labores de oro con gran honra recibieron
mejores son. bien relucía el fulgor, al que en buenhora nació.
Sobre túnicas mullidas y luego una piel bermeja, No se quiso levantar ese
armaduras de valor doradas sus franjas son, conde de Grañón
vestid, ponéos lorigas que siempre llevaba ni aquellos otros que
que reluzcan como el sol; puesta Mío Cid forman el partido de
y encima de ellas las Campeador. Carrión.
pieles y armiños, todo Los cabellos con un Al Cid el rey don
blancor; lienzo de hilo fino se Alfonso de las manos le
que no se vean las armas. cubrió, cogió
apretad bien el cordón, tejido estaba con oro, “Sentáos aquí conmigo,
bajo los mantos espadas hecho con mucho primor: Ruy Díaz Campeador,
de buen filo tajador, así quiere defenderse el aquí en este mismo
que de esta manera pelo el Campeador; escaño de que vos me
quiero ir ante las cortes larga tenía la barba, se la hicisteis don,
yo ató con un cordón, aunque a algunos pese,
para pedirles derecho y para que nadie le ofenda más que nosotros valéis
exponerles mi razón. tomaba esa precaución. vos”.
Si algún desmán me Cubierto va con un Gracias le da muy
buscasen los infantes de manto que era de mucho rendidas el que Valencia
Carrión, valor, ganó:
donde tenga esos cien a todos los que lo vean “Sentáos en vuestro
hombres podré estarme les causará admiración. escaño, que vos sois rey
sin pavor”. Con esos cien caballeros y señor;
Allí respondieron todos: que prepararse mandó aquí a un lado con los
“Bien nos parece, señor” cabalga el Cid; del míos deseo quedarme
. castillo de San Servando yo”.
Y se vistieron conforme salió. Lo que dijo el Cid al rey
les mandó el Campeador. Así va para las cortes le place de corazón.
No tarda mucho en aquel buen Campeador. En escaño torneado ya
vestirse el que en Del caballo se ha apeado Mío Cid se sentó,
buenhora nació: allí en la puerta exterior; esos ciento que le
guardan se ponen pues juro por San Isidro en razón”.
alrededor. que a todo alborotador Dijo el conde don
Todos los que hay en la he de arrojarlo del reino García: “Démosle
corte miran al y perderá mi favor. contestación”.
Campeador, Yo siempre estaré del A hablar fueron en
y aquellas barbas tan lado del que tenga la secreto los infantes de
luengas cogidas en el razón. Carrión
cordón; Ahora que haga su con sus parientes y el
bien se le ve en la demanda Mío Cid bando que allí les
apostura que es un Campeador acompañó.
cumplido varón. y veremos qué responden A toda prisa lo tratan,
De vergüenza no podían los infantes de Carrión”. deciden ya una razón:
mirarlo los de Carrión. El Cid besa al rey la “Por sus hijas no nos
Don Alfonso de Castilla mano y luego se levantó: pide cuentas el
entonces se levantó: “Mucho que os Campeador,
“Oídme, mesnadas, y a agradezco, como a mi rey lo tenemos que tomar
todos os ampare el y señor, esto como gran favor.
Creador. que por amor hacia mí a Si ahí acaba su demanda
Desde que soy rey no he cortes llamarais vos. podemos darle las dos
hecho todavía más que He aquí lo que pido a los espadas; cuando las tenga
dos infantes de Carrión: se irá de la corte y no
cortes, las unas en porque a mis hijas tendrá ya ningún derecho
Burgos y las otras en dejaron no siento yo ese Cid Campeador”.
Carrión, deshonor, Esto dicho, todo el bando
las terceras en Toledo he el rey verá lo que hace, a la corte se volvió:
venido a hacerlas yo que es el rey quien las “Merced, merced, rey
por amor de Mío Cid el casó; Alfonso, vos que sois
que en buenhora nació, pero al llevárselas ellos nuestro señor,
para que le hagan justicia de Valencia la mayor, no lo podemos negar, sus
los infantes de Carrión; como quería a mis yernos dos espadas nos dio;
como todos sabéis ya, le con alma y con corazón ya que tanto las desea y
hicieron gran deshonor. les di Colada y Tizona, pide el Campeador
Que sean jueces los mis espadas, esas dos devolvérselas queremos
condes don Enrique y espadas que yo gané estando delante vos”.
don Ramón como las gana un varón, Allí Colada y Tizona
y los condes que del porque con ellas se sacaron los de Carrión,
bando de los infantes no honrasen y os sirviesen a las dos espadas entregan
son. vos. en manos de su señor,
Muy entendidos sois A mis hijas las dejaron al desenvainarlas todo en
todos, fijad bien vuestra en el robledal; si no la corte relumbró,
atención querían ya de lo mío y si los pomos y gavilanes de
y haced justicia, que perdieron mi amor, oro purísimo son.
cosas injustas no mando que me vuelvan las A todos los hombres
yo. espadas, que yernos míos buenos maravilla les
Los bandos de las dos no son. causó.
partes que se estén en paz Dicen entonces los El rey llama a Mío Cid y
los dos, jueces: “Está muy puesto ambas espadas le dio,
las toma el Campeador y Al Cid la mano le besa y que os he entregado yo,
la mano al rey besó, la espada recibió. decid si lo devolvéis o
luego se vuelve al escaño Entonces se puso en pie dadme de ello razón”.
de donde se levantó. Mío Cid Campeador. A hablar aparte se fueron
En las manos las tenía, “Gracias al Señor del los infantes de Carrión,
mirándolas se quedo, cielo y gracias a vos, pero no encuentran
bien las conoce, no señor, escape, que muchos
pueden cambiarlas por en esto de las espadas ya dineros son,
otras, no. estoy satisfecho yo, y se los gastaron todos
Todo el cuerpo se le pero otra queja me queda los infantes de Carrión.
alegra, sonríe de corazón. contra infantes de Ya se vuelven a la corte
Entonces alza la mano, la Carrión. y dicen está razón:
barba se acarició: Cuando a mis hijas “Mucho nos está
“Yo juro por estas sacaron de Valencia la apremiado el que
barbas, éstas que nadie mayor, Valencia ganó;
mesó, en oro y plata entregué ya que tiene tanto
que os iremos vengando, tres mil marcos a los dos; empeño del dinero que
doña Elvira y doña Sol”. esa acción me la pagaron nos dio
A su sobrino don Pedro ellos con su mala acción, le pagaremos en tierras
por su nombre le llamó devuélvanme mis del condado de Carrión”.
el Cid, y alargando el dineros, que ya mis Dicen entonces los
brazo la Tizona le yernos no son”. jueces, al oír esta
entregó: ¡Dios, y como se confesión:
“Tomadla, sobrino mío. quejaron los infantes de “Si así lo quisiere el Cid,
que va ganando en Carrión! no le diremos no,
señor”. Dijo el conde don pero en nuestro parecer
Luego a Martín Ramón: “Contestad que tenemos por muy mejor
Antolínez, ese burgalés sí o que no”. que aquí mismo su
de pro, Entonces así responden dinero volváis al
llama el Cid, su brazo los infantes de Carrión: Campeador”.
tiende y Colada le “Ya le dimos sus espadas Al oír estas palabras el
entregó: a Mío Cid Campeador, rey don Alfonso habló:
“Martín Antolínez sois para que más no pidiese; “Muy bien sabemos
vasallo de lo mejor, su demanda ya acabó”. nosotros lo que toca a
tomadme vos esta Ahora oiréis lo que esta razón
espada, que la gané a contesta ese conde don y cosa justa demanda
buen señor, Ramón: Mío Cid Campeador.
a Ramón Berenguer de “Fallamos, si así le place De esos dichos tres mil
Barcelona la mayor. a nuestro rey y señor, marcos doscientos los
Para que me la cuidéis que a la demanda del Cid tengo yo,
muy bien os la entrego debéis dar satisfacción”. me los dieron por regalo
yo. Dijo entonces don de boda los de Carrión.
Sé que si algo os ocurre, Alfonso: “Así lo Dárselos quiero, que
o si se ofrece sazón, confirmo yo”. están hoy arruinados los
sabréis ganaros con ella, Allí vuelve a levantarse dos,
don Martín, honra y Mío Cid Campeador: entréguenselos al Cid, el
valor”. “De todo el dinero aquel que en buenhora nació;
si ellos tienen que pagar custodiarán. y las aves del Señor.
no quiero el dinero yo”. Pero cuando esto se Estáis, por haberlo
El infante don Fernando acaba aún queda una hecho, llenos de infamia
así entonces contestó: cosa más. los dos.
“Dinero no lo tenemos ya “Merced, mi rey y señor, Ahora que juzgue esta
ninguno de los dos”. por amor de caridad: corte si no dais
Ahora oiréis lo que dirá la queja mayor de todas satisfacción”.
el buen conde don no se me puede olvidar.
Ramón: Que me oiga la corte 140
“El dinero de oro y plata entera y se duela con mi Altercado entre Garci
os lo habéis gastado vos; mal: Ordóñez y el Cid
sentencia damos nosotros los infantes de Carrión Allí el conde don García
aquí ante el rey y señor me quisieron deshonrar, de su escaño se levanta:
que lo paguen en sin retarlos a combate no “Merced, mi rey y señor,
especies y acepte el los puedo yo dejar”. el mejor de toda España.
Campeador”. Para estas cortes
Ya ven que no hay más Tirada 139
solemnes el Cid avezado
remedio que pagar los de Inculpa de menos-valer a estaba.
Carrión. los infantes Tanto la dejó crecer que
Vierais allí traer tanto muy luenga trae la barba,
buen caballo corredor, “Decidme, ¿qué os he los unos le tienen miedo,
tantas mulas bien criadas, hecho, infantes de a los otros los espanta.
palafrenes de valor, Carrión? Los infantes de Carrión
y tantas buenas espadas ¿Cuándo de burlas o son de una sangre muy
con muy rica guarnición. veras, ofenderos pude alta,
Los de la corte lo tasan y yo? no los merecen las hijas
el Cid así lo aceptó. Ante el juicio de la corte del Cid ni cual
Sin contar esos hoy pido reparación. barraganas.
doscientos marcos que el ¿Para qué me Por esposas verdaderas
rey le ofreció desgarrasteis las telas del ¿quién quiso que las
mucho pagan los infantes corazón? tomaran?
al que en buenhora nació. Al marcharos de Conforme a derecho
De lo ajeno les prestaron, Valencia yo os entregué hicieron, están bien
que lo suyo no bastó. mis dos abandonadas,
Esta vez muy mal hijas con buenas riquezas todo eso que dice el Cid
burlados escapan los de y con el debido honor. Ruy Díaz no vale nada”.
Carrión. Si no las queríais ya, El Campeador entonces
canes de mala traición, se ha echado mano a las
138 ¿por qué fuisteis a
Acabada su demanda barbas:
sacarlas de Valencia la “Alabado sea Dios que
civil, el Cid propone el mayor?
reto en cielo y en tierra
¿Por qué las heristeis manda;
Las cosas dadas en pago luego con cincha y con son largas, porque con
Mío Cid las tiene ya, espolón? mucho regalo fueron
a sus hombres las En el robledal quedaron criadas.
entrega, ellos las doña Elvira y doña Sol Conde, ¿qué es lo que
a la merced de las fieras
tenéis que echar en cara a antes, no menos, valías tu mucho más.
mi barba? Campeador”. Ahora tus mañas y tretas
Desde el día que nació aquí las voy contar:
con regalo fue criada, 142 recuerda cuando en
ningún hijo de mujer se El Cid incita a Pedro Valencia tuvimos que
atrevió nunca a tocarla, Bermúdez al reto pelear;
ni me la han mesado En el buen Pedro el honor de ser primero le
hijos de moras ni de Bermúdez el Cid posa su pediste al Cid leal,
cristianas mirada: al primer moro que viste
como yo mesé la vuestra “Habla ahora, Pedro el le querías atacar,
en el castillo de Cabra. mudo, tú varón que tanto pero antes de que se
Cabra cogí, y a vos, callas. acerque ya te echabas a
conde, bien os cogí de la Que si ellas son hijas escapar.
barba, mías, de ti son primas Si no estoy yo allí,
y no hubo rapaz allí que hermanas, Fernando, hubieras salido
de ella no os tirara; lo que me digan a mí a ti mal;
de la que yo os arranqué te hiere en la cara, arranco en busca del
aún se os nota la falta, si yo soy quien les moro y tú te quedas atrás,
aquí la traigo conmigo en contesto no podrás entrar a mis primeras lanzadas
esta bolsa guardada”. en armas”. el moro vencido está,
el caballo le quité, a ti te
141 143 lo fui a entregar,
Fernando rechaza la Pedro Bermúdez reta a hasta este día de hoy no
tacha de menos-valer Fernando se lo dije a mortal.
El infante don Fernando El buen Pedro Bermúdez De aquella muerte del
entonces se levantó entonces empieza a moro ante el Cid y los
y dando muy altas voces hablar, demás
ahora oiréis lo que allí se le trababa la lengua, como de proeza tuya bien
habló: con las palabras no da, te supiste alabar,
“Mío Cid, dejad ahora, pero cuando se soltó ya y todos te lo creyeron,
dejad esa alegación, no la sabe parar: que ignoraban la verdad.
todo ese dinero vuestro “Vuestras costumbres, oh En ti aunque seas
aquí ya se os pagó. Cid, bien conocidas me hermoso, lo cobarde
Que no crezca más el están, puede más.
pleito que hay entre en las cortes siempre el Fernando, lengua sin
nosotros dos. mudo me habéis querido manos, ¿cómo te atreves
De familia ilustre somos llamar. a hablar?
los infantes de Carrión, Bien sabéis, Campeador, 144
hemos de casar con hija que en eso no puedo más, Prosigue el reto de Pedro
de rey o de emperador mas si hay que hacer algo Bermúdez
y no nos pertenecían digo que por mí no
hijas de simple infanzón. quedará. Díme, Fernando
A vuestras hijas dejamos Mientes, infante González, contéstame a
con derecho y con razón, Fernando en eso que esta razón:
y hoy valemos más que fuiste a hablar, ¿No te acuerdas de
gracias al Campeador Valencia, de aquel lance
del león, vos. “Alevoso, calla, calla,
cuando estaba el Cid Y cuando sea la lucha, si eres boca sin verdad.
dormido y la fiera se lo quiere el Creador Aquel lance del león no
soltó? te venceré y tú tendrás se te debe olvidar,
¿No te acuerdas, dí, que confesarte traidor. por la puerta te saliste,
Fernando, qué hiciste con De todo lo que ahora he muy escapado, al corral
el pavor? dicho, la verdad defiendo y allí te fuiste a meter
Meterte bajo el escaño de yo”. tras la viga del lagar;
Mío Cid Campeador, Entre el infante y don de sucios no te sirvieron
allí te entraste, Fernando, Pedro así quedó la razón. ya ni el manto ni el brial.
mucho has perdido en Yo en la lid lo
valor. 145 mantendré, así no se
El escaño rodeamos Diego desecha la quedará:
guardando a nuestro inculpación de menos- aunque a las hijas del Cid
señor, valer las fuisteis a abandonar,
hasta que fue a Habla allí Diego vosotros menos valéis,
despertarse el que González. Escuchad bien ellas valen mucho más.
Valencia ganó, lo que dijo: Cuando se acabe la lucha
se levanta del escaño, se “Familia de condes por tu boca lo dirás,
encamina hacia el león, somos, y de linaje más que eres traidor y
la fiera dobla la testa, a limpio. embustero y no dijiste
Mío Cid aguardó, ¡Ojalá estos casamientos verdad”.
se dejó coger del cuello, nunca se hubieran
en la jaula le metió. 147
cumplido Asur González entra en
Cuando se vuelve a la por no emparentar así
cámara el buen Cid la corte
con Mío Cid don
Campeador Rodrigo! La disputa de estos dos
vio que todos sus De abandonar a sus hijas en ese punto ha quedado,
vasallos estaban aún no nos arrepentimos cuando he aquí que Asur
alrededor; mientras que les quede González vino a entrar
por sus dos yernos vida les quedarán los por el palacio,
pregunta, pero a ninguno suspiros, manto de armiño llevaba,
encontró. y en cara les echarán la su brial iba arrastrando,
A ti, en persona, te reto afrenta que les hicimos. muy encarnado venía,
porque eres malo y En contra del más que está recién
traidor, valiente sostendré lo que almorzado.
delante del rey Alfonso ahora digo: En las palabras que habló
quiero sostenerlo yo que por haberlas dejado muy poco seso ha
por las dos hijas del Cid, muy honrados nos mostrado.
doña Elvira y doña Sol. sentimos”.
Porque allí os las 148
dejasteis, hoy menos 146 Asur insulta al Cid
valéis los dos Martín Antolínez reta a
Diego González “Oh, señores de la corte,
y aunque varones seáis y ¿cuándo se oyó cosa tal?
ellas dos mujeres son, El buen Martín Antolínez ¡Que ganamos en
de todas maneras ellas allí se fue a levantar: nobleza por Mío Cid el
valen mucho más que
de Vivar! sienten de tu comida el Creador,
Váyase ya al río Ubierna, olor. que a mis hijas me las
sus molinos a arreglar Nunca dices la verdad ni pidan de Navarra y de
y a cobrarse él las al amigo ni al señor, Aragón.
moliendas como para todos eres falso, y Vos, rey Alfonso, a mis
acostumbrado está. aún más para el Creador. hijas las casasteis, que yo
¿Pero quién le manda a él En tu amistad yo no no,
con los de Carrión quiero tener ninguna en vuestras manos, oh
casar?” porción. rey, vuelvo a poner a las
Y ya te haré confesar que dos;
149 eres cual te digo yo”. sin vuestro mandato, rey
Muño Gustioz reta a Dijo el rey Alfonso: honrado, nada haré yo”.
Asur González “Esta disputa ya se Se levanta el rey y a
Mensajeros de Navarra y acabó, todos que se callaran
de Aragón piden al Cid los que se han desafiado mandó.
sus hijas lucharán, sálveme Dios”. “Os ruego, Cid de Vivar,
para los hijos de los reyes Apenas han acabado de prudente Campeador,
Don Alfonso otorga el hablar de aquella que aceptéis el
nuevo casamiento cuestión casamiento y quiero
Minaya reta a los de entraron dos caballeros, otorgarlo yo.
Carrión toda la corte los vio: Que queden en estas
Gómez Peláez acepta el Ojarra, Íñigo Jiménez cortes arregladas ya las
reto, pero el rey no fija son los nombres de los dos
plazo dos. bodas, que os han de dar,
sino a los que antes El infante de Navarra al Mío Cid tierra y honor”.
retaron primero le envió, Levantóse Mío Cid, al
El rey amparará a los tres el otro era un enviado del rey las manos besó:
lidiadores del Cid infante de Aragón. “Si a vos os agrada así,
El Cid ofrece dones de Besan las manos al rey yo lo concedo, señor”.
despedida a todos de Castilla y de León, Entonces contesta el rey:
(Laguna. Prosa de y en nombre de los “Dios os dé buen
la Crónica de veinte infantes pídenle al galardón.
reyes). Campeador Ojarra, Ínigo Jiménez,
El rey sale de Toledo con sus hijas para ser reinas escuchadme bien los dos:
el Cid en Navarra y Aragón, en honrado casamiento
Manda a éste a correr su por esposas las querían, ahora os otorgo yo
caballo tiénenlo por gran honor. las hijas de Mío Cid,
Cuando acabaron, la doña Elvira y doña Sol,
Muño Gustioz se levanta corte escuchando se para aquellos dos
y estas palabras habló: quedó. infantes de Navarra y
“Calla, Asur González, Allí entonces se levanta Aragón,
que eres malo, alevoso y Mío Cid Campeador: que sus mujeres legítimas
traidor. “Merced, merced, rey las hagan con todo
Primero de todo Alfonso, vos sois mi rey honor”.
almuerzas, luego vas a la y señor. Allí Ojarra se levanta, la
oración Esto que ahora pasa mano del rey besó,
y los que besas bien mucho lo agradezco al Íñigo Jiménez hace lo
mismo, y luego los dos Por malos y por traidores Si salimos bien de ésta,
besaron las de Rodrigo ahora aquí os reto yo. porque así lo quiere Dios,
Díaz el Campeador. De la familia de los ya después iremos viendo
Ya están hechas las Vani-Gómez sois los dos, todo lo que aquí se
promesas, juramentos de ese linaje salieron habló”.
dados son condes de prez y valor, Dijo entonces don
de que todo se ha de mas bien sabemos que Alfonso: “Acabe esta
hacer cual se ha dicho o hoy de muy malas mañas discusión;
aún mejor. son. que ninguna de las partes
De los que había en la Muy agradecido estoy a haga más alegación.
corte mucha gente se nuestro Dios Creador Mañana será el combate,
alegró, porque piden a mis en cuanto que salga el
pero no estaban primas doña Elvira y sol,
contentos los infantes de doña Sol de estos tres con estos
Carrión. para esposas los infantes tres, porque tres los retos
El buen Minaya Álvar de Navarra y Aragón. son”.
Fáñez entonces se Como mujeres legítimas Entonces se levantaron
levantó: las teníais antes vos, los infantes de Carrión:
“Merced yo os pido ahora besaréis las manos, “Mañana no puede ser,
ahora, como a mi rey y cual señoras, a las dos dadnos, rey, plazo
señor. y las tendréis que servir, mayor,
Y no le pese que hable a mal que os pese el nuestras armas y caballos
Mío Cid Campeador, corazón. los tiene el Campeador,
que en estas cortes a Loado sea el rey Alfonso, y antes tendremos que ir
todos he oído decir su alabado el Creador, a las tierras de Carrión”
razón, que así va creciendo en Don Alfonso se volvió
y ahora quisiera decir honra Mío Cid hacia el Cid Campeador:
ésta que he pensado yo”. Campeador. “Rodrigo, sea esta lucha,
A eso le contesta el rey: En todas vuestras en sitio que mandéis
“Pláceme de corazón, acciones sois tal como vos”.
ya podéis hablar, digo yo, Dijo entonces Mío Cid:
Minaya, lo que os cuadre si hubiere aquí quien “Eso no lo haré, señor,
mejor”. responda o quien dijere antes volveré a Valencia
“A la corte yo le pido que no, que ir a tierras de
que me oiga con aquí está Álvar Fáñez, Carrión”.
atención: que es valiente como el Le repuso don Alfonso:
muy gran queja tengo de mejor”. “Sea así, Campeador.
los infantes de Carrión. Acaba Minaya y Gómez Dadme vuestros
En nombre del rey Pelayo se levantó: caballeros bien armados,
Alfonso mis dos primas “¿Qué vale lo que habéis Cid, que yo
les di yo, dicho, Minaya, en esa conmigo los llevaré y
por esposas las tomaron, razón? seré su protector.
esposas por bendición, Muchos hay en esta corte Esos caballeros vuestros
grandes riquezas les dio tan valientes como vos, os garantizo que no
Mío Cid Campeador, y si hay alguien que lo han de sufrir atropello de
ellos las abandonaron, niegue mal daño le conde ni de infanzón.
con todo nuestro dolor. anuncio yo. Aquí en las cortes el
plazo os señalo a ellos y Igual hace con los otros dijo: Señor, aquí en
a vos, que del bando suyo son: vuestra corte hay muchos
que a cabo de tres lo que quisieren tomar a varones ilustres y con
semanas en las vegas de todos les ofreció; disposición para hacer
Carrión unos hubo que aceptaron, eso, mandadlos a ellos
tenga lugar el combate otros dijeron que no. que corran con sus
estando delante yo. Aquellos doscientos caballos. Y el rey le dijo:
Quien no acuda en ese marcos al rey se los “Cid, es cierto lo que
plazo pierda toda su perdonó decís; pero preferiría yo
razón: y además cuanto le gusta que hiciérais correr ese
se declarará vencido y Mío Cid le regaló. caballo, por
quedará por traidor”. “Merced, rey Alfonso, os complacerme”.
Se dan por notificados pido, por amor del
los infantes de Carrión. Creador. Tirada 150
Mío Cid el de Vivar las Ahora que todas las El rey admira a Babieca,
manos al rey besó: cosas ya las arreglasteis pero no lo acepta en don.
“Mis tres caballeros en vos, Últimos encargos del Cid
vuestras manos pongo os beso las manos, quiero a sus tres lidiadores
yo, con vuestra gracia, señor, Tórnase el Cid a
aquí os los encomiendo volverme para Valencia, Valencia
como a mi rey y señor. con afán la gané yo”. El rey en Carrión
Todos van bien Llega el plazo de la lid
preparados para cumplir (Falta una hoja en el
manuscrito. Se suple con Los de Carrión pretenden
su misión. excluir de la lid a Colada
Vuelvan con honra a un pasaje en prosa de
la Crónica de veinte y Tizón
Valencia, por amor del Los del Cid piden al rey
Creador”. reyes.)
amparo y salen al campo
Entonces repuso el rey: Entonces mandó dar el de la lid
“Ojalá lo quiera Dios”. Cid, a los enviados de los El rey designa fieles del
Allí se quita el capillo infantes de Navarra y campo y amonesta a los
Mío Cid Campeador, Aragón, bestias y todo de Carrión
la cofia de hilo que lleva aquello de que hubieran Los fieles preparan la lid
era blanca como el sol, menester, y los despidió. Primera acometida
ya se soltaba la barba Pedro Bermúdez vence a
desatándose el cordón. El rey don Alfonso Fernando
En la corte todo el cabalgó con todos los
mundo de mirarle no se varones ilustres de su El Cid entonces espoleó
hartó. corte para salir el caballo y le hizo correr
Va hacia el conde don acompañando al Cid, que tan de firme que todos se
Enrique y hacia el conde se salía ya fuera de la maravillaron de aquella
don Ramón, villa. Y cuando llegaron carrera.
mucho que los ha a Zocodover, díjole el
Rey: “Don Rodrigo Don Alfonso alza la
abrazado, les ruega de mano, la cara se
corazón debíais hacer arrancar
ahora a ese caballo del santiguó:
que de sus riquezas “Por San Isidro lo juro,
tomen las que quisieren que tan bien he oído
hablar”. El Cid sonrió y San Isidro el de León,
los dos.
que en las tierras de misión: que defenderá el derecho,
Castilla no hay otro tan quizá os hablen de pero la injusticia no.
buen varón”. muertos, pero de Ya se vestían las armas
Mío Cid en el caballo vencidos no” los del buen Campeador,
adelante se llegó, Mucha alegría le da al dispuestos están los tres,
ha ido a besarle la mano que en buenhora nació. que son de un mismo
a su buen rey y señor: De los que eran sus señor.
“Me mandaste cabalgar amigos de todos se En otro lugar se armaban
Babieca, el buen despidió. los infantes de Carrión,
corredor, Para Valencia va el Cid, su pariente Garci
caballo así no le tienen el rey va para Carrión. Ordóñez muchos
moros ni cristianos, no. Aquel plazo de las tres consejos les dio.
En regalo os le ofrezco, semanas ya se cumplió. Tras mucho hablar entre
mandad cogerle, señor”. A su tiempo se presentan sí, al rey pidieron los dos
Dijo entonces don los tres del Campeador, que Colada y que Tizona
Alfonso: “Eso no lo van a cumplir el encargo no entren en lucha, y que
quiero yo, que les diera su señor, no
que si tomo ese caballo los ampara don Alfonso, púdiesen lidiar con ellas
no tendrá tan buen señor: rey de Castilla y León. los del Cid Campeador;
un caballo como éste Dos días esperan a los se arrepentían de
cumple a un varón como infantes de Carrión; haberlas devuelto los de
vos, llegan bien provistos de Carrión.
para derrotar a moros y armas y caballos; con los Así lo piden al rey; pero
hacer la persecución. dos no se lo aprobó:
Al que quitárosle quiera, vienen todos sus “Allí en la corte ninguna
no le valga el Creador, parientes y entre todos se espada se exceptuó.
por vos y por el caballo, acordó Bien os servirán las
honrado me tengo yo”. que intenten llevar aparte vuestras, si buenas
Entonces se despidieron a los del Campeador espadas son,
y la corte se marchó. y matarlos en el campo igual servirán las suyas a
A los que van a luchar el deshonrando a su señor. los del Campeador.
Cid les amonestó. Muy mal propósito era, y Salid al campo de lucha,
“Martín Antolínez, Pedro ninguno lo emprendió infantes de Carrión,
Bermúdez vosotros dos por el miedo que les daba menester es que luchéis
oíd, tú, Muño Gustioz, don Alfonso, el de León. como lucha un buen
mi buen vasallo de pro: Los del Cid velan las varón,
estad firmes en la lucha, armas y rezan al Creador; que no ha de quedar la
como cumple a buen ya se ha pasado la noche cosa por los del
varón, y apunta el primer albor; Campeador.
que buenas noticias de ricos hombres allí un Si saliereis bien del
vuestras en Valencia buen golpe se juntó, campo ganaréis un gran
tenga yo”. que quieren ver esta honor,
Dijo Martín Antolínez: lucha en las vegas de pero si fuereis vencidos
“¿Por qué lo decís, Carrión. no me culpéis a mí, no,
señor? Y el más alto de entre porque todo el mundo
Todo queda a nuestro todos, don Alfonso, el de sabe que esto buscasteis
cargo, cumpliremos la León, vos”.
Ya se iban arrepintiendo mojones se señaló. marcó.
los infantes de su acción, Estaban ya convenidos La gente despeja el
por deshacerlo darían los tres del Campeador, campo, hacia atrás se
todo lo que hay en cada cual a un enemigo retiró,
Carrión. para atacarle escogió. a seis lanzas de distancia
Armados estaba ya los Estaban al otro lado los de la raya se quedó.
tres del Campeador, infantes de Carrión; Ya les sortean el campo,
entonces el rey Alfonso a iban bien acompañados, ya les partían el sol,
verlos bien se acercó; que mucha familia son. salen los jueces, los
oiréis lo que dicen a don Nombra el rey jueces que bandos frente a frente
Alfonso, el de León: digan lo que es justo y lo están los dos.
“Os pedimos al besaros que no, Arremeten los del Cid
la mano, rey y señor, con los que luchan les contra los tres de
que entre nosotros y ellos manda que no tengan Carrión,
el fiel juez lo seáis vos, discusión. arremeten los infantes a
valednos si es en Cuando estaban en el los del Campeador.
derecho, pero si es campo, el rey don Cada uno al adversario
injusto, no. Alfonso habló: que le tocaba atendió.
Aquí tienen su partido “Oíd lo que voy a Embrazaban los escudos
los infantes de Carrión, deciros, infantes de delante del corazón,
quien sabe si habrán Carrión: bajan las lanzas, envuelta
pensado alguna debió esta lucha en cada cual en su pendón,
maquinación. Toledo ser, mas no las caras las inclinaron
En vuestras manos, oh quisisteis vos, por encima del arpón,
rey, nos puso nuestro por eso a estos caballeros a los caballos los pican
señor, de Mío Cid Campeador con la espuela, y pareció
defendednos en justicia bajo mi guarda los traje a que todo el suelo
por amor del Creador”. estas tierras de Carrión. temblaba cuando el
Dijo el rey: “Así lo haré Luchad conforme a ataque empezó.
con alma y con corazón”. derecho, no queráis la Cada cual en su
Trae los caballos, muy sinrazón, adversario tiene puesta la
buenos y corredores que que si alguien quiere atención.
son, injusticia, para vedarlo Se juntan los tres del Cid
las sillas las santiguar, estoy yo, con esos tres de Carrión,
por que los ayude Dios, y no le iría muy bien en ya los tenían por muertos
al cuello llevan escudos Castilla ni en León”. los que están alrededor.
con dorada guarnición ¡Que pesarosos estaban Ese buen Pedro
en el centro; empuñan los infantes de Carrión! Bermúdez, el que
lanzas de buen hierro Con los dos jueces el rey primero retó
tajador, los mojones señaló con aquel Fernán
las tres lanzas que que cierran el campo; González cara a cara se
sacaron todas llevan su todos se apartan juntó,
pendón. alrededor. los escudos se golpean
Muchos buenos Bien explicado les queda ambos sin ningún pavor.
caballeros andan allí a todos los seis que son El de Carrión a don
alrededor. que está vencido quien Pedro su escudo le
Salen al campo que con salga del campo que se traspasó,
pero le ha dado en vacío, jueces y don Pedro le entonces le arremete con
la carne no le alcanzó, dejó. la espada,
y por dos sitios el asta de un golpe le dio de plano,
su lanza se quebró. 151 que de filo no le alcanza.
El golpe aguanta don Martín Antolínez vence a Allí oyerais al infante las
Pedro, ni siquiera se Diego grandes voces que daba:
inclinó, Martín y Diego González “Váleme, Señor glorioso,
él ha recibido el golpe, se acometen con las líbrame ya de esta
mas con otro contestó. lanzas, espada”.
Por la guarnición del tan fuertes fueron los El caballo refrenó, por
centro el escudo le golpes que se les escapar de Colada,
horadó, quebraron ambas. fuera del campo le lleva,
todo lo pasa la lanza, que El buen Martín Antolínez don Martín dentro
nada se resistió. echa mano de la espada, quedaba.
En el pecho se le clava, todo el campo relumbró, “Don Martín, venid acá,
muy cerca del corazón; era tan limpia y tan clara. el rey Alfonso gritaba,
la loriga en tres dobleces A su enemigo dio un por todo lo que habéis
lleva puesta el de golpe que de través bien hecho la lid está bien
Carrión, le alcanza, ganada”.
se rompen los dos el casco que lleva encima Y aquello que dice el rey
primeros, el último a un lado le derribaba los jueces lo
resistió, y las correas del yelmo confirmaban.
pero tan fuerte fue el del golpe quedan
golpe que dio el del 152
cortadas; Muño Gustioz vence a
Campeador, el acero hasta la cofia y
que con túnica y camisa Asur González
la capucha llegaba, El padre de los infantes
la loriga se le entró y todo, capucha y cofia,
en la carne; por la boca declara vencida la lid
con la espada se lo Los del Cid vuelven
mucha sangre le salió. arranca,
Se le rompieron las cautelosamente a
el pelo le va rozando, Valencia
cinchas, ninguna le hasta la carne se entraba,
aprovechó, Alegría del Cid
trozos del yelmo y la Segundos matrimonios
y el caballo, por la cola, cofia por aquel campo
en tierra le derribó. de sus hijas
rodaban. El juglar acaba su poema
Por muerto le da la gente Cuando descarga este
que estaba allí alrededor; tajo la tan preciosa Quiero contaros ahora
clavada tiene en el Colada algo de Muño Gustioz,
cuerpo la lanza; don comprende Diego y con ese Asur González
Pedro echó González que con vida cómo se las arregló.
mano a la espada, y el no se escapa, Muy grandes golpes se
otro, que a Tizona tira riendas al caballo dieron en los escudos los
conoció, para que vuelva la cara, dos.
no espera el golpe y la espada lleva en la Asur González, que era
confiesa: “Por vencido mano, mas no se atreve a muy forzudo y de valor,
me doy yo”. emplearla. el escudo le traspasa al
Se lo otorgaron los El buen don Martín buen don Muño Gustioz;
tras de pasarle el escudo que ya han ganado esta cielos mis hijas vengadas
la armadura le quebró, lucha, por gracia del son,
mas no le coge la carne, Creador. ya están limpias de la
la lanza en vacío dio. Muy grandes son los afrenta esas tierras de
Cuando este golpe pesares por las tierras de Carrión.
recibe, otro da Muño Carrión. Casaré, pese a quien
Gustioz, A los del Cid que de pese, ya sin vergüenza a
por la guarnición del noche salgan el rey les las dos”.
centro el escudo le partió, mandó Ya comenzaron los tratos
no se pudo resguardar, la para que no les asalten ni con Navarra y Aragón,
armadura le rompió, tengan ningún temor. y todos tuvieron junta
le hiere a un lado del De día y noche con Alfonso, el de León.
cuerpo, que no junto al marchaban, que muy Sus casamientos hicieron
corazón, diligentes son, doña Elvira y doña Sol,
por la carne se le ha ya los tenéis en Valencia los primeros fueron
entrado la lanza con el con el Cid Campeador: grandes pero éstos son
pendón, por malos dejaron a los aún mejor,
al otro lado del cuerpo infantes de Carrión, y a mayor honra se casan
más de un palmo le bien cumplieron el que con esos de Carrión.
asomó, mandato que les diera su Ved cómo crece en
un tirón le dio a la lanza, señor. honores el que en
de la silla le movió ¡Cuánto se alegra de buenhora nació,
y al ir a sacar la lanza en aquello Mío Cid que son sus hijas señoras
tierra le derribó: Campeador! de Navarra y Aragón.
rojos han salido el asta y Envilecidos se quedan Esos dos reyes de España
la punta y el pendón. los infantes de Carrión. ya parientes suyos son,
Que estaba herido de Quien a damas escarnece y a todos les toca honra
muerte todo el mundo se y así abandona a traición, por el Cid Campeador.
creyó: que otro tanto le Pasó de este mundo el
Muño recobra la lanza y acontezca o alguna cosa Cid, el que a Valencia
a rematarla marchó, peor. ganó:
pero el padre del infante Pero dejemos ya a esos en días de Pascua ha
grita: “No le hiráis, por infantes de Carrión, muerto, Cristo le dé su
Dios, muy pesarosos están de perdón.
vencido ha sido en el sus castigos los dos. También perdone a
campo, esta lucha se Hablemos ahora de este nosotros, al justo y al
acabó”. que en tan buenhora pecador.
Los jueces dicen: “Así lo nació. Éstas fueron las hazañas
hemos oído los dos”. ¡Qué grandes eran los de Mío Cid Campeador:
Que despejaran el campo gozos en Valencia la en llegando a este lugar
el rey Alfonso mandó, mayor, se ha acabado esta
las armas que allí por honrados que canción.
quedaron él para si las quedaron los tres del
tomó. Campeador! FIN DE LA AFRENTA
Se van como muy La barba se acariciaba DE CORPES
honrados los tres del don Rodrigo, su señor:
Campeador, “Gracias al rey de los
FIN DEL POEMA DE
MÍO CID

Versión en español
moderno de Pedro Salinas

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