Carl Menger - Principios de Economía Política
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La categoría teórica que permitió dar cuenta de esto fue el llamado sistema
sexo/género, aportado por la feminista norteamericana Gayle Rubin.[4] Para
Rubin, a partir de las diferencias morfológicas externas (genitales
masculinos/genitales femeninos), el patriarcado le atribuye determinadas
características a hombres y mujeres que no son atributos naturales, sino que
son construcciones sociales. Así mientras los hombres son presentados como
fuertes, guerreros, aptos para la política y la vida pública; las mujeres serían
en esencia seres amorosos, destinados al cuidado de los otros y cuyo fin en
la vida es la maternidad y el cuidado del hogar. El sistema sexo/género
construye toda una serie de atributos supuestamente inmutables cuyo
resultado es la relegación de las mujeres al ámbito de lo privado mientras el
hombre está destinado al ámbito de lo público. Supone además la llamada
heterosexualidad obligatoria o heteronormatividad, que impone a todos los
seres humanos el modelo de pareja hombre-mujer como única forma de
relacionamiento sexual-afectivo. Una de las consecuencias más importantes
de la conceptualización del par sexo / género fue la de separar la procreación
de la sexualidad, lo que preocupaba enormemente a las mujeres y que
permitió demostrar que el gran objetivo del patriarcado es mantener a las
mujeres encerradas en el hogar, a la vez que explica por qué el sentido de la
heteronormatividad es sostener la identificación obligatoria entre sexualidad
y procreación.
Más adelante, hacia los años ’80 del siglo pasado, el viejo movimiento
feminista sufrió un proceso de cooptación por parte del sistema. El extinto
movimiento autónomo dejó de serlo para refugiarse en las universidades, en
las ONGs y en las oficinas gubernamentales dedicadas a la política de
“género”.
Junto con la teoría del fin de la historia, del fin de los grandes relatos y del
fin de los sujetos, que comenzaron su reinado, apareció el posfeminismo y
con éste la teoría Queer.
Existe hoy una pequeña pero valiosa vanguardia que emprende la lucha de
género, cuestiona la institucionalización de la lucha de la mujer, critica al
viejo feminismo cooptado por el sistema, pero que a la vez comparte lo que
llamaremos el sentido común Queer. Desde nuestro punto de vista la
teoría Queer es la hija política del posfeminismo, y es un producto de la
derrota del viejo movimiento feminista.