Trabajo de Parto
Trabajo de Parto
Trabajo de Parto
TRABAJO DE PARTO
Conjunto de fenómenos fisiológicos que tienen por objeto la salida de un feto viable de los
genitales maternos. El parto es el periodo desde el inicio de contracciones uterinas regulares hasta
la expulsión de la placenta. Una secuencia coordinada y efectiva de contracciones uterinas
involuntarias que resultan en borramiento y dilatación del cervix, y esfuerzos voluntarios de pujos,
que llevan a la expulsión del feto y la placenta a través de los genitales externos de la madre
Esta fase se caracteriza por estabilidad estructural del cuello uterino. La propensión de miometrio
a contraerse se mantiene suspendida y el musculo uterino pierde su capacidad de respuesta a los
estímulos naturales. La falta de capacidad de respuesta miometrial de la fase 1 continua hasta
cerca del final del embarazo.
CAMBIOS MIOMETRIALES
Los cambios del miometrio de la fase 2 lo preparan para las contracciones del trabajo de
parto. Es probable que este cambio se deba a alteraciones en la expresión de proteínas
clave que controlan la contractilidad. Estas proteínas relacionadas con la contracción
incluyen al receptor para oxitocina, receptor F para prostaglandina y conexina 43. Por
consiguiente, los receptores miometriales para oxitocina aumentan demasiado junto con
el número y superficie que ocupan las proteínas de las uniones intercelulares
comunicantes. En conjunto, aumentan la irritabilidad uterina y la capacidad de respuesta a
las uterotóninas, sustancias que estimulan las contracciones.
Otro cambio determinante en la fase 2 es la formación del segmento uterino inferior a
partir del istmo.
MADURACIÓN DEL CUELLO UTERINO DURANTE LA FASE 2
Antes del inicio de las contracciones, el cuello uterino debe experimentar una remodelación más
extensa. En la etapa final, esto conduce a la disminución de la resistencia y la dilatación del cuello
uterino con el inicio de las contracciones uterinas intensas. Las modificaciones del cuello uterino
durante esta segunda fase implican sobre todo cambios en el tejido conjuntivo, la llamada
maduración cervicouterina. La transición del ablandamiento a la fase de maduración comienza
semanas o días antes del inicio de las contracciones. Durante esta transformación cambian la
cantidad total y la composición de los proteoglucanos y los glucosaminoglucanos en la matriz.
Muchos de estos procesos que ayudan a la remodelación del cuello uterino están controlados
por las mismas hormonas que regulan la función uterina.
PROTEOGLUCANOS.
Aunque no se encuentran bien definidos, se cree que los cambios en la composición del
proteoglucano acompañan a la maduración del cérvix.
Cambios inflamatorios.
Los marcados cambios en la matriz extracelular durante la maduración del cuello uterino
en la fase 2 se acompañan de invasión estromal con células inflamatorias.
Esto dio lugar a un modelo en el que la maduración del cuello uterino se considera un
proceso inflamatorio, de tal manera que los factores quimiotácticos cervicouterinos
atraen a células inflamatorias, que a su vez liberan proteasas que pueden favorecer la
degradación del colágeno y otros componentes de la matriz.
INDUCCIÓN Y PREVENCIÓN
DE LA MADURACIÓN CERVICOUTERINA
Esta fase representa el trabajo de parto activo y por lo general se divide en tres etapas. La
primera comienza cuando se producen contracciones uterinas espaciadas con frecuencia,
intensidad y duración suficientes para iniciar el adelgazamiento del cérvix, o borramiento.
Esta etapa del trabajo de parto termina cuando el cérvix está dilatado por completo,
alrededor de 10 cm, para permitir el paso del feto con tamaño de término. Por lo tanto, la
primera etapa del trabajo de parto es la etapa de borramiento y dilatación del cuello
uterino.
La segunda etapa comienza cuando la dilatación del cuello uterino está completa y
termina con el nacimiento. Por esa razón, la segunda etapa del trabajo de parto es la
etapa de expulsión fetal. Por último, la tercera etapa inicia justo después del nacimiento
del feto y concluye con el alumbramiento de la placenta. Por lo tanto, la tercera etapa del
trabajo de parto es la etapa de la separación y expulsión de la placenta.
En algunas mujeres, las contracciones uterinas intensas que producen el parto inician en
forma súbita. En otras, el inicio del trabajo de parto es antecedido por la liberación
espontánea de una pequeña cantidad de moco sanguinolento por la vagina; dicho moco
llena el conducto cervicouterino durante el embarazo y su liberación se denomina
“expulsión del tapón mucoso”.
Hay muy poca sangre en este tapón y su expulsión indica que el trabajo de parto está en
proceso o es probable que comience en las siguientes horas o días.
Entre las contracciones musculares fisiológicas, las del músculo liso uterino durante el
trabajo de parto son singulares y dolorosas.
El intervalo entre las contracciones disminuye en forma gradual, de unos 10 min al
principio de la primera etapa del trabajo de parto a tan sólo 1 min o menos en la segunda
etapa. Sin embargo, los periodos de relajación entre las contracciones son esenciales
para el bienestar fetal. Las contracciones sin remisión comprometen el flujo sanguíneo
uteroplacentario en grado suficiente para causar hipoxemia fetal. En la fase activa del
trabajo de parto, la duración de cada contracción varía entre 30 y 90 s, con promedio
cercano a 1 min. Existe una variabilidad notoria en la intensidad de la contracción durante
el trabajo de parto normal. En particular, la presión promedio del líquido amniótico
generada por las contracciones durante el trabajo de parto espontáneo es de 40 mmHg,
pero con variaciones entre 20 y 60 mmHg.
Segmentos uterinos superior e inferior evidentes.
El segmento superior es firme durante las contracciones, mientras que el inferior es más
blando, distendido y más pasivo. Este mecanismo es indispensable porque, si se contrajera
al mismo tiempo y con la misma intensidad todo el miometrio, incluido el segmento
uterino inferior, la fuerza de expulsión neta disminuiría demasiado. En consecuencia, el
segmento superior se contrae, retrae y expulsa al feto. Como respuesta a estas
contracciones, el segmento uterino inferior y el cuello uterino se dilatan y, al hacerlo,
forman un tubo muy expandido y adelgazado por el cual puede pasar el feto.
El segmento uterino superior activo se contrae sobre su contenido cada vez menor,
pero la tensión miometrial permanece constante. El efecto neto es la conservación de la
tensión, lo que mantiene la ventaja ganada en la expulsión del feto. Al mismo tiempo, la
musculatura uterina se mantiene en contacto firme con el contenido uterino. Como
consecuencia de la retracción, cada contracción sucesiva comienza donde quedó la
predecesora. Es por ello que la parte superior de la cavidad se vuelve un poco más
pequeña con cada contracción sucesiva. En virtud del acortamiento sucesivo de las fibras
musculares, el segmento superior activo se engruesa cada vez más durante la primera y
segunda etapas del trabajo de parto.
Aunque es posible que no haya descenso fetal durante el borramiento del cuello, lo mas
frecuente es que la parte fetal de la presentacion descienda un poco medida que el cuello
uterino se dilata. En las nuliparas, durante la segunda la segunda etapa del trabajo de
parto, la parte de la presentacion casi siempre desciende con lentitud y en forma
constante. Si embargo, en las multiparas, el descenso puede ser rapido
El borramiento del cuello uterino en clinica se manifiesta por acortamiento del conducto
cervicouterino, de una longitud aproximada de 2 cm a un simple orificio circular con
bordes casi tan delgados como el papel.
Las fibras musculares próximas al nivel del orificio cervical interno son jaladas hacia arriba
o “contraídas” hacia el interior del segmento uterino inferior. La condición del orificio
externo permanece sin cambios por un tiempo.
La dilatación del cuello uterino se divide en las fases latente y activa. Esta última se
subdivide, además, en fase de aceleración, fase de pendiente máxima y fase de
desaceleración.
La duración de la fase latente tiene poco efecto sobre la evolución posterior del trabajo de
parto, mientras que las características de la fase acelerada casi siempre predicen un
resultado particular del trabajo de parto. La culminación de la dilatación del cuello uterino
durante la fase activa se logra con la retracción cervicouterina alrededor de la
presentación. La primera etapa termina cuando la dilatación del cuello está completa. Una
vez que comienza la segunda etapa, sólo el descenso progresivo de la presentación
predice el progreso ulterior.
SEGUNDA ETAPA DEL TRABAJO
DE PARTO: DESCENSO FETAL
Esta etapa comienza justo después del nacimiento del feto y consiste en la separación y
expulsión de la placenta y las membranas. Cuando el feto sale, el útero se contrae en
forma espontánea en torno de su contenido decreciente. En condiciones normales, al salir
el recién nacido la cavidad uterina está casi obliterada. El órgano es una masa casi sólida
de músculo, de varios centímetros de espesor, por arriba del segmento inferior, que es
más delgado. En ese momento, el fondo uterino se encuentra justo abajo del nivel del
ombligo.
Para que la placenta se acomode en esta área reducida, aumenta su grosor; empero,
debido a su escasa elasticidad, se dobla. La tensión resultante separa la capa más débil,
la decidua esponjosa, de ese sitio. Por lo tanto, la separación placentaria tiene lugar
después de la desproporción creada entre el tamaño placentario inalterado y el tamaño
reducido del sitio de implantación.
Acción miometrial
En el miometrio existen fi amentos gruesos y delgados en haces largos
y aleatorios en todas las células. Esta disposición plexiforme favorece un acortamiento
más marcado y mayor capacidad generadora de fuerza. Por último, la generación más
intensa de fuerza multidireccional en el fondo uterino, en comparación con la del
segmento uterino inferior, permite la versatilidad en la dirección de la fuerza expulsiva.
Por lo tanto, estas fuerzas pueden producirse cualesquiera que sean la presentación o la
posición fetal.
Interacciones actina-miosina.
La interacción de la miosina y la actina es esencial para la contracción muscular. Esta
interacción exige que la actina cambie de una forma globular a una filamentosa. Además,
la actina debe unirse con el citoesqueleto en puntos focales de la membrana celular para
permitir el desarrollo de tensión. La actina debe unirse con la miosina, la cual está
compuesta por múltiples cadenas ligeras y pesadas.
La interacción de la miosina y la actina activa a la adenosina trifosfatasa (ATP-asa),
hidroliza al trifosfato de adenosina y genera fuerza. Esta interacción se produce por la
fosforilación enzimática de la cadena ligera de 20 kDa de la miosina. La enzima cinasa de la
cadena ligera de miosina, que se activa mediante calcio, cataliza esta reacción. El calcio se
une a la calmodulina, una proteína reguladora de unión al calcio, que a su vez se une a la
cinasa de la cadena ligera de miosina y la activa.
Calcio intracelular
Los agentes que estimulan la contracción actúan sobre las células miometriales para
aumentar la concentración de calcio intracelular citosólico [Ca2+]i, o para permitir la
entrada de calcio extracelular a través de conductos del calcio regulados por ligando o
voltaje. Por ejemplo, la prostaglandina F2α y la oxitocina se unen a sus receptores durante
el trabajo de parto, lo cual abre los conductos del calcio activados por ligando. Por lo
regular, las condiciones que reducen la [Ca2+]i e incrementan la concentración
intracelular de monofosfato de adenosina cíclico (cAMP) o monofosfato de guanosina
cíclico (cGMP) inducen la relajación uterina. La hormona liberadora de corticotropina es
uno de varios factores conocidos que regulan la [Ca2+
Además de la contractilidad del miocito, su excitabilidad también está regulada por
cambios en el gradiente de potencial electroquímico a través de la membrana plasmática.
Antes del trabajo de parto, los miocitos mantienen una electronegatividad interior
relativamente alta. Este estado se conserva por las acciones combinadas de la bomba de
sodio y potasio impulsada por ATP-asa y el conducto de potasio sensible a voltaje y Ca2+
de alta conductancia, los conductos maxi-K. Durante la quiescencia uterina, el conducto
maxi-K se abre y permite que el potasio salga de la célula para mantener la
electronegatividad interior. Al momento del trabajo de parto, los cambios en la
electronegatividad conducen a la despolarización y contracción. A medida que progresa el
parto, aumenta la sincronización de la actividad eléctrica uterina.