Cecilia Mazzeo-Qué Dice Del Diseño La Enseñanza Del Diseño
Cecilia Mazzeo-Qué Dice Del Diseño La Enseñanza Del Diseño
Cecilia Mazzeo-Qué Dice Del Diseño La Enseñanza Del Diseño
Cecilia Mazzeo.
Pág. 15 - El caso es que esa tarea no resulta tan sencilla dado que no en pocas ocasiones a
los diseñadores les resulta sumamente dificultoso describir ese proceso y la lógica de la
actividad del diseño resulta así una suerte del “caja negra” o, siguiendo la más temprana y
rudimentaria metáfora marxista de la falsa conciencia, una acción sin una conciencia plena
de su realización. De otro modo, no resulta comprensible cómo se producen las elipsis
argumentativas en las diversas etapas del proceso proyectual. Este hacer sin ser plenamente
autoconsciente de aquello que se está haciendo en ese proceso, el “si no" ha sido materia de
reflexiones pioneras entre las que se destacan trabajos de Donald Schon, oportunamente
recuperado por Cecilia Mazzeo. En esa línea se inscribe este primer registro y análisis sobre
el modo en que los conceptos del diseño devienen prácticas proyectuales al interior del
espacio de una cátedra universitaria.
Palabras preliminares.
Introducción.
Pág. 31 – En el contexto europeo, las primeras propuestas institucionalizadas de enseñanza
del diseño surgieron en la década de 1920 con la Bauhaus y continuaron en la década de
1950 con la Escuela Superior de Diseño de Ulm. Ambas constituyeron un antecedente
relevante para la disciplina y su enseñanza. En ellas, el diseño gráfico y el diseño industrial
constituían un mismo campo, y su enseñanza se desarrollaba según esa idea. Esta
concepción sigue aún hoy vigente en muchas instituciones en las que se enseña diseño, así
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como aquella que entiende el diseño como una disciplina propia del campo de las artes
gráficas. En el contexto nacional, la desvinculación entre la enseñanza del diseño gráfico y
la del diseño industrial debió esperar hasta los años 60, con la creación de la carrera de
Diseño en Comunicación Visual en la Universidad Nacional de La Plata. Actualmente, en
el contexto de las instituciones académicas nacionales, la carrera de diseño Gráfico se dicta
tanto en facultades de arte y diseño como de arquitectura y diseño, daño cuenta de que esta
filiación del diseño a ambos campos no tiene aún una única definición.
Pág. 41 – “La cita parece tener aires heideggerianos. Efectivamente, en la pregunta por la
cosa (1992), Martín Heidegger sugiere que “este verdadero aprender es por lo tanto un
tomar muy notable, en el cual el que toma, toma sólo aquello que en el fondo ya tiene. […]
Un verdadero aprender hay un solo allí donde el tomar aquello que ya se tiene es un darse a
sí mismo y se experimenta como tal” (p. 749. El aprendizaje del diseño resulta un claro
ejemplo de este darse a sí mismo, por cuanto no es posible comprender la noción de diseño,
sino a través de la capacidad misma de diseñar.”
Pág. 47 – “Al referir a enseñar, Chevallard se refiere a él como los contenidos de saberes
que deben enseñarse y que suelen expresar explícitamente en los programas e
implícitamente en las tradiciones en cuanto ‘todo proyecto social de enseñanza y de
aprendizaje se constituye dialécticamente con la identificación y la designación de
contenidos de saberes como contenidos a enseñar’”.
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Las concepciones particulares.
Pág. 67 – “Más que nunca, la enseñanza del diseño debe preparar a los alumnos para el
cambio. Para esto, deberá evolucionar desde un ambiente centrado en la enseñanza a otro
centrado en el aprendizaje que permita a los alumnos experimentar y desarrollar sus
potenciales dentro y más allá de los programas académicos.
El poder de pensar el futuro –cercano o lejano- debería ser parte integrante del diseño de
comunicación visual. Un nuevo concepto de diseño promete poner en sintonía a la
naturaleza, la humanidad, y la tecnología y armonizar el este con el oeste, el norte con el
sur, y el pasado, presente y futuro en un equilibrio dinámico. Esta es la esencia de Oullim,
la gran armonía.”
Pág. 75 – “Si bien estos textos no hacen un aporte teórico relevante para la enseñanza de la
disciplina, no es tampoco ese su objetivo; presentan otro panorama de cómo se concibe el
aprendizaje de la práctica profesional. La idea de que el diseñador gráfico es una suerte de
manipulador de formas caracteriza a muchas propuestas –de las cuales las mencionadas son
solo un ejemplo- que, en función de esta concepción, presentan una serie de alternativas de
utilización de recursos gráficos (el color, la tipografía en diseño, el uso de retículas, etc.)
como fundamento para l práctica.”
Habrá, por lo tanto, un decir sobre este hacer por parte de quienes se desempeñan en dicho
campo disciplinar, otro de quienes hacen uso de sus producciones, otro de quienes tienen a
sus producciones como objeto de estudio, otro de quienes participan en la formación de los
futuros profesionales y, un último, que considera al diseño, también, como objeto de
enseñanza. Este entramado de discursos es el que constituye la disciplina. El diseño será
entonces definido tanto por sus producciones como aquellos discursos que dan cuenta de
estas y de las características de su hacer.
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Siendo esto así, analizar los discursos sobre el diseño podrá permitirnos profundizar en el
conocimiento sobre la disciplina así como de las diferentes concepciones de ella.”
El diseño es una práctica profesional, un hacer, un oficio, y no una teoría y como tal tiende
a la generalización, a las leyes, ni a la generación de conocimiento comprobable sino a la
resolución de casos particulares, específicos y contextualizados. Al revés de las teorías, las
soluciones de diseño solamente son aplicables a un caso singular y único, el caso que el
diseñador está resolviendo en ese momento”.
Pág. 80 – “En Diseño, análisis y teoría, Zátonyi (1993) presenta al diseño gráfico como una
disciplina inscripta en el campo del arte que tiene su origen en la era industrial, disciplina
que, por medio de su hacer, da respuesta a las necesidades primarias y secundarias propias
de nuestro tiempo proponiendo respuestas que abarcan desde lo práctico y cotidiano hasta
lo simbólico, facilitando y hasta, en algunos casos, posibilitando nuestro desenvolvimiento
en los centros urbanos (p.20). Zátonyi (2011) retoma el tema en el capítulo intitulado
“Shakespeare en la Bauhaus”, de Juglares y trovadores: derivas estéticas, en el que
construye un relato sobre el nacimiento del diseño como un nuevo lenguaje que sostendrá y
constituirá un género artístico (p. 301). Esta mirada nos presenta un diseño gráfico cuyo
hacer viene a dar respuesta a nuestras necesidades y a conformar nuestro habitar, por
cuanto despliega en este su hacer. Las producciones del diseño forman parte de nuestra vida
cotidiana: las utilizamos para interactuar con otros y con el entorno, participan de algún
modo en la conformación de nuestro habitar. María Ledesma aporta otra lectura sobre esta
misma idea, la satisfacción de necesidades, pero propone una mirada particular sobre el
significado de necesidades en este contexto. Al poner en cuestión el significado de la
palabra necesidad, Ledesma (2003) define el diseño como una voz pública, por cuanto se
expresan a través de él diferentes medios en diferentes actores de la sociedad; como una
voz que circula por diferentes medios en diferentes contextos, una práctica significante
como explícita voluntad comunicante que despliega sus discursos en el campo de la
visualidad (p. 9).
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Leonor Arfuch, en el texto desarrollado en Diseño y comunicación, teorías y enfoques
críticos, al plantear modos de pensar la disciplina y dando cuenta de la complejidad del
campo a definir, propone pensar el diseño como un campo plural inmerso en redes de
producción de sentido, una práctica significante, artística, técnica, creativa y discursiva
(Arfuch, 1997, p. 148).
Por tratarse de una disciplina, el diseño gráfico se constituye, entonces, en una práctica
social cuyas producciones son reconocidas en su contexto de acción y en la que es posible
reconocer un orden propio para llevar adelante sus producciones, a la vez que presenta una
multiplicidad de objetos que son producto de dichas acciones. (Doberti, 2009, p. 172).”
Pág. 86 – “Las propuestas desarrolladas por Doberti (2009, pp. 172-178) sobre su
estructura de las prácticas sociales constituyen el marco teórico de la referencia para
analizar el diseño gráfico como práctica social… definir el diseño gráfico como práctica
social implica suponer la existencia de un contexto social en el que se inserta. Entonces es
válido preguntarse: ¿Qué papel desempeña esta práctica en el contexto social? Y, también,
¿Qué rol desempeña el diseñador en el contexto social? Hicimos referencia a la dimensión
histórica de la disciplina, pero ¿Cuál es la historia de la disciplina en el contexto social? Del
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mismo modo, los objetos que producen esta práctica social deben ser reconocidos, primero,
por la comunidad que conforma el campo disciplinar. Entonces, ¿qué objetos se reconocen
como producciones propias del campo del diseño? Finalmente, el diseño despliega su hacer
en determinados contextos espaciales y culturales; entonces, ¿qué contextos se reconocen
como propios de la práctica?
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planos político, tecnológico e industrial, aunque sí pensar en una nueva institución creada
en torno a los problemas y no a las disciplinas.”
Pág. 93 – “Aun considerando la validez de estas críticas, creo importante destacar que la
concepción del diseño como una disciplina fuertemente vinculada a los procesos de
producción que permitió diferenciar a la Bauhaus y, posteriormente, a Ulm de otras
escuelas de artes y que determinó fuertemente el perfil de la disciplina es una gran
diversidad de contextos, sigue siendo válida y está aún vigente en muchas instituciones
educativas, lo cual otorga una impronta particular a sus propuestas de enseñanza. Del
mismo modo, los estudios sistemáticos sobre la forma y el color como elementos
fundamentales para la producción del diseño, desarrollados en su momento por profesores
de ambas escuelas, son aún utilizados como contenidos para desarrollar en los cursos
específicos.”
Pág. 102 – “Aun hoy, en muchos cursos actuales de diseño es posible encontrar, como
bibliografía específica, textos publicados por docentes de ambas escuelas, como Johannes
Itten, Joseph Albers, Otl Aicher, Joseph Müller – Brockmann, Tomás Maldonado y Gui
Bonsiepe, por citar los de mayor relevancia.”
Es interesante observar que, al referirse a lo dicho como una cultura que crece en la vida
estadounidense, menciona que esta implica una nueva receptividad hacia las artes que
emplaza al artista a dar lo mejor de sí, explicitando en estos términos la concepción
estadounidense de diseño como arte aplicada (Sauté, 1988, p. 273).
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definitiva del Documento 2, finalmente denominado Proyecto para la Creación de la
Carrera de Diseño Gráfico, estuvo a mi cargo, por lo que soy responsable académico del
mismo (González Ruiz, 1987, p.4).
Conclusiones.
Pág. 271 – “Para finalizar este recorrido, me propongo retomar las reflexiones que han
surgido a lo largo de él y que, entiendo, pueden permitirme sintetizar sus aspectos más
relevantes.
Del mismo modo, los cambios producidos en los equipos docentes de las cátedras como
consecuencia de la regularización de carrera por medio de los concursos docentes y de la
incorporación de egresados de la carrera a los equipos docentes – y, al día de hoy, a la
conducción de las cátedras- han implicado actualizaciones en las propuestas de enseñanza
que se ofrecen hoy a los estudiantes. A lo largo del trabajo han quedado en evidencia estos
cambios, así como las particulares características que la enseñanza del diseño gráfico ha
adquirido desde las propuestas iniciales. Para organizar estas reflexiones finales he
considerado los siguientes puntos: las cátedras de Diseño Gráfico, las concepciones de la
disciplina y las concepciones de la enseñanza y una nueva hipótesis de trabajo.
Pág. 284 – “Nuestra carrera se encuentra, al presentar este trabajo, ante la necesidad de
revisar sus propios objetivos, contenidos y modalidades de enseñanza, tanto para mantener
actualizado el plan de estudios de cara a los cambios producidos en la disciplina y las
formas de aprendizaje, como para capitalizar lo producido por sus cuerpos docentes y su
egresados en todos estos años. Con este trabajo espero aportar una mirada autorreflexiva
sobre nuestra práctica, con el objetivo de contribuir a una renovación con memoria que,
mirando hacia las nuevas proyecciones del campo disciplinar consolide la valiosa y
particular identidad construida en todos estos años por nuestra comunidad académica.
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1986 González Saavedra Shakespeare Cóppola Alcaide Pedroza Llosa
Ruiz
1992 Yantorno. Wolkowi Belluccia
cz.
1997 Méndez – Pujol.
Filippis -
Ambran
2005 Gabriele – Rico.
mazzeo
Meygide
2009 Salomon
e.
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