Una Enseñanza Motivada de Las Ciencias Naturales
Una Enseñanza Motivada de Las Ciencias Naturales
Una Enseñanza Motivada de Las Ciencias Naturales
Ahora que estoy en el proceso de formación de docentes, hay dos preguntas que me
preocupan ¿Cómo ser un buen maestro? y ¿Cómo hacer que mis alumnos se interesen
por lo que enseño?
Desde los primeros semestres de la universidad en las aulas donde se dictan clases de
pedagogía a diario se escucha que el buen docente es aquel que logra seducir al
estudiante con el conocimiento o también puede decirse que es aquel que deja en el
alumno un deseo inmenso de aprender.
He reflexionado por que una vez terminada la carrera, y empezamos a ejercer nuestra
labor educativa, no cambia la manera de enseñar, seguimos encuadrados en la
corriente tradicional con un discurso ya procesado, memorístico, repetitivo y con una
relación vertical con el estudiante.
Incluso la universidad que tanto pregona la pedagogía y los métodos didácticos, siguen
practicando en sus procesos tanto de enseñanza como evaluativos lo que tanto han
criticado.
Creo tener una respuesta para este fenómeno que por lo general esta instalado en la
mayoría de instituciones educativas.
Se ha oído con frecuencia que el nuevo egresado llega a la escuela, deseoso de
implementar lo aprendido y tal ves de crear nuevas formas pedagógicas. Pero en
general, el profesor se ve frente a una serie de expectativas respecto a su papel que
proviene de distintas direcciones: su propia formación, sus colegas, su ideología social
o política, los padres de familia, el gremio magisterial, la comunidad en que se inserta,
su lugar de trabajo, sus necesidades económicas, su deseo de prestigio. Todos estos
factores se le exigen en una forma armónica y de pronto, se ve inconscientemente
forzado a cumplir solo alguna de estas expectativas; tal vez creerá que cumple con la
misión de “formar integralmente” al educando, pero en realidad, cumple con lo que el
rector espera de el: que instruya eficientemente y no tenga grandes problemas con sus
alumnos.
Es evidente que el tema no fue interesante para ellos, no por que así lo fuera sino
porque la manera como el docente lo presentaba o el método como lo hacia llegar no
eran lo suficientemente motivante para cautivar a los estudiantes.
Habíamos concluidos que la clase debía de ser mas activa y practica, utilizando
elementos del medio o representando situaciones cotidianas.
Así que decidió dar de nuevo el tema, pero ya de una manera sencilla y diferente;
utilizó la preparación de gelatina royal para representar la célula, lecherita para los
fluidos y dulces o frutas para explicar la función de sus organelas. Al final todos
comieron del postre.
Aunque también cambió la forma de evaluar pudo ver una mayor asimilación del tema,
ya la mayoría de los estudiantes hablaban de las funciones de la célula, ya que ellos se
apropiaron del conocimiento y lograron un aprendizaje significativo.
Como docentes nos preocupamos por dar una clase cargada de teorías y conceptos
científicos, ignorando lo primordial, que el estudiante sienta la curiosidad por dicho
tema hasta el punto que lo lleve a descubrir y a aprender por si mismo.
A partir del momento que terminé el dialogo con mi compañero encontré una de las
muchas maneras para ser un buen maestro.
Puede que los estudiantes se equivoquen al tratar de explicar el por que en uno de los
vasos los frijoles se hinchan de agua y en el otro vaso, los frijoles pierden agua
quedando deshidratados como pasas.
Pero es aquí, donde se crea curiosidad y los estudiantes tienen la oportunidad de
enfrentar sus concepciones viejas y modificarlas.
La participación en grupo puede por si misma modificar sus concepciones, esta
participación también aumenta la observación de los fenómenos naturales, así como el
interés del alumno, lo que a su vez, se relaciona con su dedicación y aprendizaje.
Después de finalizar la prueba empírica y discutir sobre ella, el profesor tiene que
proporcionar a sus alumnos apoyo, información nueva y elaboración de la ya existente
para ayudarlos a reestructurar sus ideas sobre la situación en cuestión.
Dicho manual no existe, no hay un libro con demostraciones prácticas y que sea
sencillo, que se pueda aplicar en cualquier aula de una escuela rural.
Una de las partes de este trabajo ha sido la recolección de esas prácticas, en este
momento cuento con noventa y seis experimentos, encontrados en internet, libros de
primaria y bachillerato, recetas empíricas o experiencias de otros docentes.
Así que este será un paquete académico que permanecerá abierto toda la vida y
espero que al empezar a ejercer mi labor como maestro pueda contar con este
inmenso apoyo, que no me garantizaran el éxito pero sin duda será una herramienta
fundamental para lograrlo.
A diferencia de las matemáticas, donde buena parte de los contenidos se enseñan por
primera vez en un marco escolar, los niños llegan a la escuela con una gran riqueza de
conocimiento científico basado en observaciones que forman parte de su vida
cotidiana. Los niños aprenden las leyes físicas al lanzar una pelota, hacer ejercicios
abdominales, tirarse por el tobogán, encender una lámpara, etc. Tales experiencias
hacen que desarrollen concepciones de cómo funciona el mundo.
El entorno hogareño desempeña una función importante en el rendimiento actual en
ciencias al facilitar el rendimiento previo, resultado que se puede interpretar como las
creencias y actitudes que los padres y hermanos poseen sobre las ciencias influyen en
la dedicación del alumno en sus tempranas etapas escolares.
McCloskey (1983) sostiene que las personas, basándose en su experiencia y en la
interacción con los demás desarrollan teorías ingenuas de los fenómenos científicos
muy bien articuladas. Tales teorías les proporcionan explicaciones casuales del
funcionamiento del mundo.
General.
Específicos.
Trabajo final
Por:
Profesor:
William de J. Estrada
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
MEDELLIN
2010