Resumen Rebeliones Abrigenes
Resumen Rebeliones Abrigenes
Resumen Rebeliones Abrigenes
En primera instancia los intentos de colonización por parte de los españoles provenían
desde núcleos de colonización fuera de Costa Rica, y se centraron en la costa Caribe y
península de Nicoya (1561)
A finales del siglo XVI los españoles lograron implantarse en solo una pequeña parte de
Costa Rica, como el Valle Central (Cartago) Península de Nicoya y la banda oriental del
golfo de Nicoya, mientras el resto de territorio estaba disponible para las poblaciones
autóctonas.
La Vertiente Atlántica del sur de Costa Rica se encontraba gran número de pueblos y
cacicazgos, en tanto que en las llanuras del Norte, entre los ríos San Carlos y Sarapiquí,
dominaba el cacicazgo de los Votos.
En la región del Caribe central y sur, se localizaban los cacicazgos de Suerre, Pococí,
Tariaca y Talamanca.
dominaba el área oriental del interior del país. Por su parte, Tariaca se encontraba en las
cercanías del actual valle del río La Estrella, el cual constituiría su límite sureste,
colindando
aquí con el cacicazgo de Talamanca. En lo que respecta a Talamanca, originalmente
este nombre lo dieron los españoles a un cacicazgo cuyos límites estaban determinados
por el norte con Tariaca, al oeste con Chirripó y al sureste con el río Changuinola,
al otro lado del cual se ubicaban los Terbis. Entre las etnias agrupadas en el Cacicazgo
de Talamanca se encuentran los Térrabas, Térrebes o Terbis, los Dorasques o Doraces,
los Chánguenas o Chánguinas, los Siguas o Mexicanos, los Bribris o Viceítas, los
Aoyaques, los Urinamas, los Moyaguas, los Cabécaras, los Ara, los Cureros y los Hebenos
entre otros, no todos ellos claramente identificados. En términos generales puede
decirse que en su mayoría compartían rasgos culturales aunque también mostraban
diferencias,
particularmente de carácter linguístico. Tampoco estuvieron exentas las rivalidades
interétnicas, las que a menudo desembocaron en encuentros bélicos.2
Las poblaciones de la región del Caribe sur enfrentaron tenazmente los intentos de
los españoles por asentarse en dicha zona; así mismo rechazaron los esfuerzos de éstos de
trasladarlos hacia nuevos poblados distantes de sus sitios de habitación originales. Los
autóctonos
reaccionaron con todos los medios a su alcance para rechazar al español: Desde
la resistencia pasiva de aquellos que momentáneamente aceptaban el sometimiento a los
dictados hispánicos, hasta la lucha armada o, como recurso último, la huída hacia las zonas
inhóspitas de las montañas. Por esta razón la región del Caribe sur constituyó una zona
refugio para los autóctonos. Al igual que las llanuras del Norte, en Talamanca buscaron
protección los indígenas que lograban escapar de la dominación de los hispanos.
Cinco años más tarde, el rey nombró a Felipe Gutiérrez gobernador de Veragua,
cuyos límites se fijaron nuevamente entre el cabo Gracias a Dios y la gobernación de
Panamá o Castilla del Oro. Esta fue una empresa de conquista y colonización de gran
envergadura pues Gutiérrez dispuso de gran cantidad de hombres y recursos.
Aproximadamente
cuatrocientos soldados se embarcaron en España rumbo a las costas de Caribe
de Costa Rica y Panamá. El desembarco de los españoles se llevó a cabo en un río que
se supone fue el de Belén. Una vez instalado el campamento español, Gutiérrez organizó
el lanzamiento de diversas columnas armadas a fin de “correr la tierra”. Pero, la
encarnizada
resistencia de los indígenas dio al traste con las intenciones de los hispanos.
Según las fuentes documentales, los nativos recurrieron a la táctica de quemar los cultivos,
aún a riesgo de perecer por hambre, con el fin de impedir que los invasores tuviesen
acceso a sus alimentos. Muy pronto los expedicionarios, una vez agotadas sus propias
provisiones, tuvieron que afrontar el acuciante problema de la falta de comida. Gutiérrez
abandonó la zona en un navió con sesenta de sus hombres. El resto de los españoles
permaneció en el campamento, donde perecerían por hambre o combatiendo a
los indígenas.
En el año de 1539 desde Nicaragua se organiza otra expedición dirigida hacia las
llanuras del Norte de Costa Rica. Ciento veinticinco soldados, bajo la dirección de Alonso
Calero y Diego Machuca, descienden por el río San Juan e irrumpen en las llanuras
de los ríos San Carlos y Sarapiquí. Luego de obtener cierta cantidad de oro, los
expedicionarios
continuaron descendiendo por el río San Juan en busca del cacicazgo de
Suerre, pues como afirmó un indígena mercader capturado por los españoles, dicho
cacicazgo contaría con numerosos pueblos. No obstante, los hombres de Calero y Machuca,
una vez llegados en barco al mar Caribe, continuaron navegando, sin finalmente
detenerse en las tierras del cacicazgo de Suerre.
Un año más tarde, el presidente de la recién fundada Audiencia de Panamá se
interesa por organizar una expedición de conquista dirigida hacia la región del Caribe
sur de Costa Rica, la que pone bajo el mando de Hernán Sánchez de Badajoz. El grupo
de expedicionarios se embarca en dos navíos, los cuales zarpan del puerto de
Nombre de Dios el 15 de febrero de 1540. Ambas embarcaciones se detendrían en la
desembocadura del río Tarire o Sixaola, donde Sánchez de Badajoz funda una ciudad
que bautiza Badajoz. Tan pronto se instalan en la región, los españoles levantan una
empalizada construida con troncos de árboles cuyo objetivo era detener los ataques de
los indígenas. No obstante, pronto estallaría un conflicto entre este conquistador y el
gobernador de Nicaragua, Rodrigo de Contreras, quien consideraba como suyo este
territorio.
Desde Granada parte este Gobernador al mando de una fuerte expedición que
desciende por el río San Juan hacia el mar Caribe. Contreras llegaría con sus barcos
frente a la empalizada levantada por Badajoz el 15 de noviembre de 1541. Debido a la
superioridad del contingente de soldados y de indígenas auxiliares que trae Contreras
de Nicaragua, Badajoz se vio obligado a rendirse a las fuerzas que dirige el gobernador
de Nicaragua.
El aumento del número de españoles en la región, significó el incremento de la
presión sobre los indígenas de estos territorios. Los foráneos, acosados por el hambre,
saquearon los plantíos de pejibayes, yucas, maíz; varios jefes indígenas fueron sometidos
a tortura. Uno de ellos, el cacique Coxele, logró escapar y “sublevó la tierra, porque era
señor muy principal”. Los indígenas se adueñaron entonces de la empalizada que había
construído Badajoz, incendiándola y reduciendo a cenizas el campamento español.
Rebeliones y sublevaciones de los indígenas contra la dominación española...