Control Ciudad Berraca
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CONTROL DE LECTURA I: Reseña crítica de la novela Ciudad Berraca de Rodrigo Ramos Bañados.
INSTRUCCIONES: Lea completamente su evaluación antes de comenzar a responder y solicite aclaración de las dudas que
surjan. No está permitido levantarse de su lugar de trabajo, intercambiar información o consultar sus apuntes. Todo acto
deshonesto será sancionado conforme al reglamento de Convivencia Escolar y de Evaluación. Sus respuestas finales deben
ser escritas con lápiz de tinta. No se dará credibilidad a consultas posteriores si las respuestas finales se escriben con lápiz
grafito. No se aceptan borrones ni uso de corrector. Se descontará una décima de su nota final por cada 3 errores
ortográficos.
Escribe una reseña crítica de la novela leída, que incluya los siguientes aspectos1:
2. ASPECTOS FORMALES:
A) La reseña debe presentar introducción, desarrollo y conclusión.
B) Cuida tu redacción: utiliza conectores variados, evita repetir palabras en un mismo párrafo, utiliza adecuadamente los
signos de puntuación.
C) Escribe con letra clara.
D) Evita hacer borrones o utilizar el corrector.
IMPORTANTE:
- ENTREGAR LA RESEA EN UNA HOJA DE CUADERNO CORCHETEADA A LA EVALUACIÓN.
- NO ESTÁ PERMITIDO EL USO DE TELÉFONO CELULAR.
¡ÉXITO!
1
Una reseña es una nota breve que analiza, resume y comenta el contenido de un libro.
ESCALA DE APRECIACIÓN PARA EVALUAR UNA RESEÑA
Tengo miedo torero, la primera novela de Pedro Lemebel, publicada en 2001, está narrada en tercera persona por un
matador de labios rosa que, lejos de toda inseguridad mariposona, asesta siete estocadas en el corazón del gobierno
militar, desnudando, a tajo abierto, las debilidades de la masculinidad hegemónica que emerge con el general
Augusto Pinochet. Lemebel exhibe los sostenes y las medias del Chile dictatorial, entonces, con el objeto de dar una
bofetada en los rostros de los “hombres valientes soldados” que, sin lugar a dudas, reorganizaron el modelo de
relaciones de género.
Pedro Lemebel estructura su texto sobre la base de dos historias que corren de manera paralela: el romance platónico
de la Loca del frente y el revolucionario Carlos y el matrimonio apocalíptico de Augusto Pinochet y Lucía Hiriart.
Ambos relatos se conectan por el atentado del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), en el cual participan, de
una forma u otra, la Loca y Carlos, contra el dictador en el Cajón del Maipo.
En ese sentido, resulta imprescindible la complicidad de los hombres con el poder – aun cuando no sean parte del
escaso séquito que practica los patrones dominantes en su totalidad – que, por lo demás, favorece su posición
económica, política y social.
Bajo ese prisma, es significativa la actitud castigadora e inconsecuente del padre de la Loca del frente que intenta
corregir sus preferencias sexuales a punta de correazos, aunque al mismo tiempo cae en prácticas homosexuales
pasivas, deslegitimadas, en todo caso, por una sociedad latinoamericana que, según Lancaster y Cooper, considera
como un signo de virilidad la penetración a todo evento: “Su nervioso corazón de ardilla asustada al grito paterno, el
correazo en sus nalgas marcadas por el cinturón reformador. Él decía que me hiciera hombre, que por eso me pegaba
(.) A él tan macho, tan canchero con las mujeres, tan encachao con las putas, tan borracho esa vez manoseando.
Pedro Lemebel dirige sus estocadas hacia las masculinidades del relato. La Loca del frente constituye, en esa línea, un
símbolo de subversión contra las hegemonías sexuales, debido a que, tal como plantea Paola Díaz, esta clase de
personaje: “perturba el orden de los lineamientos genéricos, dado que contiene en un solo espacio – su cuerpo –
contenidos masculinos y femeninos, resultando un bricollage de estilos inacabados, incompletos, donde el orden de
las cosas no es el establecido, pero tampoco el opuesto, que no cierran su proyecto genérico” (Homosexualidades: 41)
A diferencia de otras categorías de homosexuales, tales como los gay y los travestis, que son funcionales al sistema
social mediante el solapamiento y la relegación al cubículo femenino respectivamente, las locas constituyen una
transgresión al constituir seres andróginos que no pueden ser reducidos por el control social.
Si a eso sumamos la importante ayuda de la Loca al FPMR para realizar la emboscada contra Pinochet y,
especialmente, su pervivencia a las redes de la dictadura, estamos ante la presencia de un personaje que subvierte el
orden establecido al igual que el destino tradicional de los homosexuales en la literatura continental. Lo anterior,
adquiere mayor relevancia al considerar el trágico destino de los gay en novelas similares, tales como El beso de la
mujer araña de Puig, en la que Molina, finalmente, es sacrificado.
Pedro Lemebel maquilla un escaparate literario que exhibe las dinámicas de control de la masculinidad hegemónica
del régimen militar y, especialmente, los mortales ataques de la bestia de lentes oscuros. Asimismo, las uñas de
colores y las boquitas pintadas que, ocasionalmente, emplean los discípulos de O”Higgins. Tengo miedo torero
testimonia, en definitiva, las hombrías extraviadas en los regimientos y que aparecieron, entre perlas y cicatrices,
detrás de un poste cualquiera en la noche santiaguina.