Introducción A La Psicología de La Salud
Introducción A La Psicología de La Salud
Introducción A La Psicología de La Salud
1. Los antecedentes
Hasta el siglo XIX, como es sabido, la psicología se consideraba parte de la filosofía, pero en la
segunda mitad de ese siglo, los diferentes y múltiples conocimientos hasta ese momento
acumulados se fueron configurando en un espacio propio, bajo la influencia de las corrientes
empiristas racionalistas promovidas por la revolución industrial que exigían un cambio desde la
especulación hacia la ciencia experimental.
Mientras la falta de acuerdo sobre la respuesta a problemas que resultan básicos, produjo una
diversidad de posiciones que se han traducido en el desarrollo de "escuelas" con aparatos
categoriales y lenguajes propios, la práctica profesional aplicada a diferentes campos de la vida
social fue alcanzando extensión progresivamente desde inicios del actual siglo, y con mayor
definición, después de la Segunda Guerra. Como se ha sugerido, ocurrió así que la psicología
irrumpe como profesión antes de su consolidación como ciencia básica (Ribes, 1982).
Una revisión del asunto nos muestra entre los modelos de orientación clínica a la psicología
clínica, la psicología médica y la medicina conductual. La orientación social está representada
por la psicología comunitaria.
2. La Psicología Clínica
La psicología clínica es el más viejo de estos modelos y comienza desde finales del siglo XIX,
asociado al trabajo de instituciones para enfermos mentales.
Como un área de definición propia, la psicología clínica tuvo sus comienzos en 1896, cuando
Ligthner Witmer estableció una clínica psicológica en la Universidad de Pennsylvania. Witmer
aplicó algunos de los métodos de laboratorio que habían sido desarrollados por la reciente
psicología experimental a los problemas de casos individuales. También en su clínica se adoptó
pronto lo que después sería ampliamente conocido dentro del ambiente psiquiátrico como
"enfoque de equipo". Los médicos, especialmente neurólogos, colaboraban con los psicólogos
de la clínica en el estudio de los casos y también participaban asistentes sociales.
Durante el período inicial intervinieron otra serie de factores que desempeñaron papeles de
diversa importancia en el crecimiento de la psicología clínica, como por ejemplo, la aparición
de la primera versión del test de inteligencia de Binet-Simon en 1905, cuya influencia se hizo
notar de inmediato en la práctica. Otro factor fue el avance de la psiquiatría, pues en esa
época el punto de vista funcional iba adquiriendo cada vez mayor consideración a través de la
actividad de hombres como Charcot y Janet en Francia, Freud en Austria y Meyer en los
Estados Unidos.
Realmente, hoy puede considerarse que a lo largo del siglo transcurrido desde el inicio de la
psicología clínica, sus características básicas siguen siendo las mismas:
es un modelo de actuación profesional centrado en la enfermedad más que en la salud;
enfocado hacia el individuo, más que al grupo o a la comunidad; enmarcado, como referencia,
en la enfermedad "mental", estableciendo un límite que deja en un segundo plano los
problemas del soma, con lo que se expresa una dicotomía propia del paralelismo psicofísico;
dirigido prioritariamente al diagnóstico; vinculado con más frecuencia al trabajo hospitalario
que a la atención primaria en instituciones de la comunidad; muy estrechamente asociado a
una disciplina médica (la psiquiatría); y considerado algunas veces como una actividad
paraprofesional subordinada (Morales y Azcaño, 1987).
La psicología médica ha sido definida de modo bastante esquemático como "la psicología
aplicada a los problemas planteados por la medicina" (Delay y Pichot, 1969), o como "la
disciplina que se ocupa del estudio de los factores psicológicos que intervienen en las distintas
manifestaciones de la práctica médica......la aplicación de la psicología a la medicina"
(Bustamante, 1969).
En la psicología médica predominó hasta fecha muy reciente la idea central de que su
contenido comprendía específicamente la aplicación del conocimiento psicológico a la
comprensión de las manifestaciones emocionales y de comportamiento de los enfermos, el
análisis de la participación del psiquismo en el origen de las enfermedades de expresión
eminentemente somática y al estudio de las relaciones de los médicos con sus pacientes.
Se puede considerar que la psicología médica tuvo sus comienzos en Europa a principios de
siglo, como reacción frente a la excesiva atención que se venía prestando por esa época a la
descripción de síntomas, síndromes y "entidades nosológicas" y que tenía como eje los
órganos y aparatos. Mientras se desarrollaba la técnica y se acumulaban observaciones y datos
muy valiosos, el hombre como unidad que protagoniza y padece la enfermedad, no aparecía
en esas valoraciones, no era el objeto de la medicina.
Surgen entonces las preocupaciones humanistas, influidas por el pensamiento antropológico
de la época, y también en parte, debido al interés que ya suscitaban los trabajos de Sigmund
Freud, que introducen una revalorización del papel de la psiquis en la enfermedad y en el
enfermo.
Una influencia muy notable sobre la psicología médica fue realizada por el auge de la llamada
medicina psicosomática, teoría basada en el psicoanálisis y en sus presupuestos acerca del
papel que podían jugar en el desarrollo de las enfermedades la represión y los conflictos
psicosexuales. Así, se consideró que un conjunto específico de determinantes psicológicos,
tales como conflictos no resueltos, vivencias, necesidades persistentes, entre otros, podían
constituir el precursor necesario para ciertas enfermedades de expresión somática. Se tenía la
idea de que esos trastornos somáticos descansaban en una relación simbólica con ciertos
rasgos de la personalidad o un conflicto psicológico no resuelto. Las enfermedades que fueron
estudiadas dentro de esta corriente fueron fundamentalmente la hipertensión, la artritis
reumatoidea, la úlcera péptica, la colitis ulcerativa, la migraña, algunas enfermedades de la
piel como la psoriasis y el líquen plano, la alergia, la diabetes y el asma. Generalmente, los
representantes del enfoque de la medicina psicosomática no utilizaban el método
experimental, sino que basaban sus aseveraciones en observaciones clínicas, por lo que
después del impacto inicial que alcanzaron las obras de Flanders Dumbar (1943) y de Franz
Alexander (1950), la psicología médica ha evolucionado, descartándose la concepción de que
enfermedades específicas esté n directamente relacionadas con tipos de personalidad o de
conflictos específicos.
Para abonar el camino hacia la psicología de la salud actual, la psicología médica ha tenido,
sobre todo, la virtud de haber reclamado como un objeto de trabajo a las personas con
padecimientos del cuerpo, lo que ya representa un paso más si se le compara con la
psicología clínica y su interés central en la enfermedad "mental".
4. La Medicina Conductual
La medicina conductual comenzó como una continuidad del modelo de la psicología médica,
resaltando el papel de los comportamientos aprendidos en el origen y manifestación de las
enfermedades y buscando medios para su tratamiento. En su base se encuentra el análisis
experimental de la conducta y su auge en Estados Unidos hacia la década de los años 60,
época en la que se registraba un gran interés por trasladar a la práctica asistencial los
resultados obtenidos mediante el trabajo experimental.
Pomerlau y Brady (1979) sugirieron que por medicina conductual se debería entender:
a) el uso de técnicas clínicas surgidas del análisis experimental de la conducta, que se
enmarcan bajo los rubros genéricos de terapia y modificación de la conducta y,
b) una tendencia hacia el quehacer de investigación, teniendo como soporte metodológico el
análisis funcional de los comportamientos asociados a cualesquiera desórdenes médicos.
Por otro lado, Agras (1982) señaló cuatro factores que pueden ayudar a comprender el rápido
crecimiento de la medicina conductual:
1. primero, el antecedente de que la medicina psicosomática había generado un cuerpo
de investigación que vinculaba los factores psicológicos a un número determinado de
enfermedades.
2. Segundo, el campo de la terapia de la conducta y el del análisis conductual aplicado
habían generado un número de procedimientos de tratamiento, psicológica y
conductualmente orientados para una variedad de trastornos físicos.
3. Tercero, los estudios epidemiológicos habían identificado un número de factores que
incrementan el riesgo asociado con ciertas enfermedades.
4. Cuarto, principalmente como una consecuencia del rápido aumento de los costos en el
tratamiento de las enfermedades, se produjo un aumento en el interés por la
prevención en general, y en particular, en los factores psicológicos y sociológicos
dentro del trabajo de prevención.
Como señala Bloom (1988), la medicina conductual sugiere un especial interés por la conducta
y por el cambio conductual, pero su actividad funciona como parte de la práctica médica. Por
otro lado, explícitamente busca dejar fuera el espacio de los problemas de salud que se
manifiestan como "trastornos mentales", que ha tenido una relación muy estrecha con la
psicología, como ya hemos visto cuando revisamos el tema de la psicología clínica.
La medicina conductual como momento en un desarrollo hacia una psicología aplicada a los
problemas de la salud y la enfermedad, es un hito importante. PERO debe considerarse que
su énfasis sigue siendo en relación con manifestaciones de la enfermedad, siendo menor su
desarrollo en relación con la promoción de salud y la limitación de los riesgos para el desarrollo
de procesos patológicos, ya sea en el ambiente social o en las personas. Por otro lado, al
concentrarse en el tratamiento de síntomas e incluso de manifestaciones clínicas más
estructuradas, se corre el riesgo de prestar poca atención a la persona y a sus modos globales
de interacción con su reali dad circundante, en donde se encuentra la fuente de muchos de sus
problemas y dificultades adaptativas.
5. La Psicología Comunitaria
Una de las aproximaciones de la psicología hacia los problemas de salud que se separa de la
línea clínica individual y comienza a desarrollar un enfoque social, es la de la psicología
comunitaria.
Entre sus antecedentes se cita a la dinámica de grupos y organizativa y los procesos de toma
de decisiones, cuyos pioneros fueron Kurt Lewin y otros psicólogos sociales, partiendo de las
premisas de que muchos problemas de las personas pueden resolverse de la mejor manera
posible en el ámbito comunitario, y de que cuando los ciudadanos y los grupos se reúnen para
enfrentar eficazmente un problema que afecta a la comunidad se produce un sentimiento de
realización (Holtzman, Evans, Kennedy e Iscoe, 1988).
En la década de los años 60, en los Estados Unidos, la psicología aplicada se orientó hacia la
necesidad de dar respuesta a los problemas planteados por el interés en la prevención de las
enfermedades y la promoción de salud, entonces aparece la comunidad como objeto de
intervención.
El término psicología comunitaria se utilizó por primera vez en el informe de una reunión
patrocinada por la Universidad de Boston y el Instituto de Salud Mental, denominada
"Conferencia sobre la Educación de Psicólogos para la Salud Mental Comunitaria", celebrada
en 1965 en la localidad de Swampscott, nombre por el que generalmente se le cita (Bennet y
cols., 1966), surgiendo así un movimiento en el que evidentemente las primeras acciones se
enfocaron aún bajo la influencia de los recursos tradicionales de los psicólogos, formados
fundamentalmente para el trabajo clínico. Concurría también el hecho de que entonces el
interés más marcado era hacia la prevención de las enfermedades mentales que se
expresaba en el llamado Movimiento por la Salud Mental Comunitaria. Por lo tanto, en el
origen de la psicología comunitaria a confluyeron diversas posiciones teóricas y metodológicas,
no obstante, de acuerdo a Costa (1984), lo que anima básicamente a los psicólogos
involucrados en este desarrollo es diferenciarse de los objetivos marcadamente individuales
y asistencialistas de los psicólogos clínicos y contrariamente, enfatizar en los objetivos
comunitarios y sociales y en una perspectiva preventiva y educativa.
Este modelo supone un conjunto de acciones a ser emprendidas por los psicólogos en su
trabajo con la comunidad, entre las que se incluyen:
1. la promoción de conductas saludables en las personas y animarlos a tener su estado
de salud profesionalmente controlado;
2. influir en el diseño del entorno ambiental (viviendas, parques, áreas de recreación);
3. facilitar el acceso a los servicios de salud;
4. fomentar los sistemas de apoyo social;
5. socializar el conocimiento científico sobre el cuidado de la salud para hacer a las
personas más competentes y partícipes en su autocuidado, así para que dispongan de
mejores recursos para enfrentar situaciones nocivas y de tensión;
6. potenciar la participación de la comunidad en los proyectos de salud;
7. facilitar el acceso a los servicios psicológicos;
8. disponer de la capacidad de evaluar las intervenciones que se realizan sobre la
comunidad;
9. darle a las intervenciones carácter interdisciplinario e intersectorial.
Si nos atenemos a esta valoración, que sin indicarlo explícitamente parece estar referida muy
concretamente a la situación de esta área en su país de origen, la psicología comunitaria ha
estado vinculada en este tiempo a problemas más cercanos a la llamada "salud mental" que a
la salud en un sentido general.
Esta es también una apreciación de Saforcada (1992), quien apunta que "al indagar sobre los
problemas hacia los que dirigen sus esfuerzos los psicólogos comunitarios estadounidenses en
sus trabajos en terreno, es raro encontrar problemas que no entren dentro de lo que ellos
mismos califican como componentes de la salud mental".
Considera como una de las limitaciones de éstos "que los determinantes socioambientales
tomados en cuenta para operar en ellos a fin de resolver los problemas encarados, son casi
siempre los pertenecientes al mismo nivel ecológico del ecosistema de la comunidad en
cuestión. Los pertenecientes a sistemas y estructuras más amplios no son trabajados ni
considerados".
También retoma las apreciaciones de Palmonari y Zani (1990) en el sentido de que usaron la
asunción, en sí correcta, de la influencia del orden social sobre el sufrimiento psíquico, sobre la
discapacidad cultural y sobre el retard o mental, de un modo demasiado simplista, pero este
simplismo chocó con la complejidad de los hechos y llevó a repetidos fracasos.
Desde mi punto de vista, se puede considerar que la psicología de la salud es la rama aplicada
de la psicología que se dedica al estudio de los componentes de comportamiento del
proceso salud-enfermedad y de la atención de la salud.
Con un propósito informativo, y para documentar las tendencias que se dan en relación con la
psicología de la salud, se citarán a continuación otras definiciones que han sido expuestas:
* Para Bloom (1988), la psicología de la salud "se relaciona con el estudio científico de la
conducta, ideas, actitudes y creencias relacionadas con la salud y la enfermedad".
* Stone (1979, 1988, 1991) considera que la psicología de la salud "comprende cualquier
aplicación de los conceptos o métodos psicológicos a cualquier problema surgido en el sistema
de salud, no solamente en lo que se refiere al sistema de atención a la salud, sino también en la
salud pública, la educación para la salud, la planeación de la salud, el financiamiento de la
salud, la legislación sobre salud y otros componentes de este tipo del sistema total". "Cualquier
rama de la psicología que tenga que ver con el sistema de salud debe ser una subdivisión de la
psicología de la salud". Así, "la práctica tradicional de la psicología clínica, enfocada hacia los
problemas de la salud mental, debe ser una de esas subdivisiones, del mismo modo que la
neuropsicología o la psicología aplicada a la rehabilitación". Este autor es explícito cuando
afirma que el de la psicología de la salud es un campo más amplio que el de la medicina
conductual, en términos del rango de problemas y escenarios que ocupan su atención.
* Por su parte Holtzman, Evans, Kennedy e Iscoe, que son los autores de un largo artículo
aparecido originalmente en el Bulletin of the World Health Organization en 1987 y que fu e
reproducido en el Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana un año después (Holtzman,
Evans, Kennedy e Iscoe, 1988), convirtiéndose en uno de esos documentos científicos que se
han estado citando reiteradamente en los últimos años, dicen que la psicología de la salud "se
ocupa de la relación biopsicosocial de la mente y el cuerpo en un medio sociocultural dado y del
desarrollo de nuevas tecnologías del comportamiento para la promoción y mantenimiento de
la salud, la que comprende, adem-ás el estudio de factores del comportamiento que afectan el
tratamiento de emergencia y la recuperación de la enfermedad física".
Como tantos otros modos de hacer y pensar en psicología aplicada, la psicología de la salud no
surgió a partir de un desarrollo en el plano científico básico ni a partir de un descubrimiento
particular. Su origen es el resultado de la evolución de la práctica, y está sobre todo marcado
por los cambios que se produjeron en las demandas que los servicios de salud hacían a los
psicólogos, como resultado de los cambios operados en los problemas que esos servicios se
veían en la necesidad de atender. Así, el "pecado original" se reitera: los psicólogos comienzan
a realizar acciones que no está n sustentadas en una teoría de fundamento con suficiente
coherencia, lo que ha dado lugar a prácticas de orientación y acentos muy disímiles y a un
reforzamiento de un eclecticismo, que de hacerse crónico, podría comprometer
esencialmente las perspectivas futuras.
Per o cuando a finales de la década de los años 60 en algunos países (como Cuba, por ejemplo)
y principios de la de los 70 en otros (como Estados Unidos,) se hicieron patentes esas
demandas de los servicios de salud, era necesaria una respuesta de los portadores del saber
psicológico, que en definitiva, somos los psicólogos profesionales, y aunque no teníamos todas
las bases, no podíamos postergar la participación en los servicios. Pero si ahora, después de
casi tres décadas de praxis, no tenemos la capacidad de evaluar nuestros resultados, de
discutir con seriedad las formulaciones teóricas que en este tiempo se han venido haciendo
desde diferentes posiciones, y de intentar trascender el empirismo dominante, entonces no
seríamos consecuentes ni con los productos del pasado, ni con las perspectivas futuras, ni con
la ciencia, ni con nosotros mismos.
Esta revisión sólo nos puede conducir a algunas valoraciones generales que nos pueden
resultar útiles para insertarnos cada vez mejor en el asunto y continuar adelante en su
desarrollo:
4) Aunque se han formulado diversas definiciones sobre qué debe entenderse por psicología
de la salud, es conveniente en esta etapa de desarrollo, evitar las definiciones estrechas o que
limiten el campo innecesariamente. En este sentido la definición de la Sociedad
Interamericana de Psicología es la más inapropiada de cuantas se han dado.
5) La psicología de la salud requiere ser hecha en los servicios de salud más que en cualquier
otro contexto. Las universidades pueden y deben jugar un relevante papel para estimular el
reconocimiento del campo, desarrollar conceptos básicos y para producir conocimiento y
tecnologías aplicables. Tienen también que brindarle una sólida formación sobre estos temas a
sus educandos. Pero a los servicios de salud, especialmente a aquellos de carácter público,
corresponde abrir el espacio para dar entrada a la psicología, favoreciendo la integración de
los psicólogos a sus programas prioritarios y la creación de puestos de trabajo para estos en
unidades y servicios de todo tipo. En la medida en que la psicología de la salud esté presente
en los servicios, en esa misma medida podrán ser mejor aplicados los resultados de las
universidades. El material revisado nos indica que en muchos países (no es sólo el caso de
México) se necesita una mayor apertura de los servicios de salud a los psicólogos.
6) La psicología de la salud necesita definir mejor cómo deben ser sus relaciones con otras
disciplinas, particularmente con la medicina, tanto en el plano científico y de investigación,
como en la práctica de los servicios. Será necesario trabajar en la dirección de adoptar
modelos estrictamente psicológicos y de evitar la adopción acrítica de modelos médicos de
interpretación de los problemas y de actuación; pero también será necesario entender la
importancia y pertinencia del trabajo conjunto con otros profesionales de la salud, e incluso
comprender que éstos, muy especialmente los médicos y enfermeras, deben disponer de
recursos procedentes de la psicología y aplicarlos en su trabajo, por lo que una acción
importante en psicología de la salud deberá ser el diseño, transmisión y evaluación de esos
recursos.
7) Por último, a pesar del énfasis declarativo de las definiciones en el sentido de la orientación
de la psicología de la salud hacia la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades,
todavía no se puede observar el mismo énfasis en la práctica, lo cual aparece como un
resultado lógico tanto del insuficiente desarrollo tecnológico que se ha alcanzado, como del
acento clínico que todavía tiene la formación de los psicólogos en las universidades, y sobre
todo, de la insuficiente presencia que tienen los psicólogos en los servicios de atención
primaria y en el diseño de políticas de salud en muchos países.
En cierta medida, también en muchos países los servicios de salud, en general, están más
orientados a la curación que a la promoción y prevención, por lo que la progresiva
transformación de esa orientación sería muy favorable.