Módulo 1
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MODULO 1
• INTRODUCCION
• MODELO ICEBERG DE GESTION DE ADMINISTRACION DE
CONDOMINIOS (MIG-AC)
Los contenidos incorporados y el orden que se les ha dado, buscan acercar secuencialmente al
participante a la compleja función de administrar, como también ayudar a quienes tienen la
responsabilidad de controlar el desempeño del administrador de un edificio o condominio.
Toda administración estará enfrentada a los temas indicados en el gráfico anterior lo que
supone adquirir un nivel aceptable de conocimientos específicos en cada uno de ellos.
Se pretende entregar las bases de estas disciplinas y algunas prácticas herramientas. A modo
de ejemplo, dado que la aplicación de la Ley de Condominios es una necesidad permanente en
todas las comunidades, se ha desarrollado, en el Apéndice, un gran cuadro (Indice Temático)
que desglosa el contenido total de ésta y su reglamento y luego lo aglutina en 10 temas
generales con las materias propias a cada uno de ellos, indicando en las respectivas columnas,
el número del artículo donde estas aparecen. Así resulta sumamente fácil y rápido encontrar la
respuesta u orientación legal requerida.
IMPORTANTE: Como se ha informado en el portal, el presente manual está estructurado sobre la base
de la terminología y de la legislación chilena, razón por la cual los lectores de otras naciones deberán
buscar la concordancia de estas materias dentro de su propio ámbito jurídico.
SINGULARIDADES DE LA LEY
Sin embargo, los copropietarios podrán modificar los puntos a), b), c) y d) precedentes, si
unánimemente así lo acuerdan en Asamblea Extraordinaria, velando de no contravenir las
disposiciones de la ley de condominios.
Cuando la nueva ley 19.537 exige que una determinada facultad o derecho esté establecida en
el reglamento de copropiedad, se refiere a los condominios acogidos a ella desde el momento
de su entrada en vigencia. Sin embargo, para las comunidades de copropietarios anteriores a la
promulgación del actual cuerpo legal, la propia ley indica que estas ya cuentan con tales
facultades, sin necesidad que el reglamento lo establezca por sí mismo, de modo de no
entorpecer su funcionamiento ni crearles exigencias difíciles de cumplir. Ejemplo de ello es la
singular facultad que tiene la comunidad para
suspender o requerir la suspensión del
servicio eléctrico de aquellas unidades cuyos
propietarios se encuentran morosos en el
pago de tres o más cuotas de los gastos
comunes.
VIVIR EN CONDOMINIO
Los bienes de dominio común son aquellos que pertenecen a todos los copropietarios. Como
por ejemplo, el terreno, la estructura, las instalaciones generales, los pasillos, etc. Para el
mantenimiento de estos bienes, los copropietarios deben aportar una cuota proporcional
señalada en el reglamento de copropiedad y que se denomina gasto común.
PARTICIPACIÓN DE LA COMUNIDAD
Es importante que todos los copropietarios participen de las instancias de encuentro que se
programen. Que se involucren e informen debidamente de las materias que se discuten, de
modo de actuar en conjunto como un gran equipo que sólo tiene objetivos comunes.
Las reuniones de asamblea son obligatorias y la no concurrencia puede significar que la misma
no pueda realizarse por falta de quórum, o que no se pueda adoptar una importante resolución
o tener que acatar las decisiones que los demás
aprueben.
La intención del legislador ha sido dotar a estas comunidades de una estructura democrática
que funcione de manera expedita y flexible en la toma de decisiones. Así deja como materia
exclusiva de la asamblea sólo aquellos asuntos que requieren un alto grado de apoyo,
manteniendo lógicamente ingerencia y atribuciones suficientes como para intervenir sobre
acuerdos tomados en otras instancias, si a su parecer no representan los intereses de la
comunidad.
ASAMBLEA
COMITÉ DE ADMINISTRACION
ADMINISTRADOR
PERSONAL
Mayordomo
Conserjes
Guardias
Aseadores, etc.
EL ADMINISTRADOR
Según establece la ley, el condominio será administrado, con las facultades que disponga el
reglamento de copropiedad respectivo, por la persona natural o jurídica que designe la
asamblea de copropietarios.
Aunque cueste creerlo, desde el punto de vista legal, no hay exigencia alguna en cuanto a las
condiciones de idoneidad que debe reunir quien tenga a su resguardo una estructura tan
compleja y de tanto valor económico como es un condominio.
Son poco comunes los casos en que el Administrador es contratado por la comunidad como un
trabajador más y que, por lo tanto, se rige por la legislación laboral.
"Es un señor que se cree dueño del edificio"; "Es el único que
ha logrado poner orden"; "Es un tipo con una paciencia infinita";
"Es quien hace y deshace sin rendir cuenta de sus manejos";
"Es el culpable del alza en los gastos comunes"; "Es un tirano";
"Es un señor muy amable que siempre está dispuesto a
escuchar"; "Es el que le puso ruedas al edificio y se lo llevó para
su casa"; "Es el que salvó a la comunidad de la debacle
económica"; "Es una persona que siempre se hace un
sobresueldo con manejos turbios"; "Es el que busca la armonía
y pone la nota de cordura"; "Es quien ha valorizado nuestra
inversión"...
Podríamos continuar y llenar varias páginas con todas las cualidades y todos los defectos
imaginables y también con las características más pintorescas, muchas de ellas muy ciertas,
otras subjetivas y discutibles, las que ciertamente nunca serán compartidas por todos los
residentes de un mismo edificio. Lo que si está claro es que nos encontramos frente a un
personaje que normalmente no deja indiferente a nadie en el condominio.
No podemos dejar de preguntarnos, ¿Cómo es posible que los integrantes de una comunidad
tengan conceptos tan contrapuestos sobre un mismo individuo?
Nuestras opiniones sobre los demás, estarán condicionadas por la relación que hayamos
establecido con ellas. Debemos entender que este estado nos puede hacer perder la
objetividad.
Pero también debemos reconocer que hay malos administradores: Ignorantes, inescrupulosos o
poco preparados para ejercer profesionalmente su compleja gestión, lo que lleva a confundir a
sus comunidades, haciendo que la crítica arrecie y se generalice para todos los que se dedican
a esta noble y difícil actividad.
¿Cuantas reuniones y asambleas se han visto frustradas por actitudes ajenas al tema específico
que debe tratarse o por el desconocimiento legal o técnico sobre la materia?
El fracaso de una reunión por este tipo de problemas será, lamentablemente, el punto de inicio
del siguiente encuentro, con el riesgo para los comuneros de quedar atrapados en un callejón
sin salida. Está claro que cada cual debe aportar lo suyo. El primer requisito que todos los
involucrados deben cumplir es prepararse, recibiendo, al menos, una instrucción básica sobre
esta forma tan particular de vivir, que ayude a comprender los conceptos esenciales; los
derechos, deberes y prohibiciones, y con ello buscar los puntos de encuentro que permitan
lograr el entendimiento.
Podemos señalar que el administrador es el gran gestor que tiene por misión velar por el
correcto funcionamiento y mantenimiento de los bienes de dominio común de una comunidad de
copropietarios, lo que compromete recursos humanos y económicos, bienes muebles e
inmuebles, servicios y sistemas, control de proveedores, presupuestos y contratos.
Con relación a los rasgos de personalidad, se espera una persona con capacidades tales como:
don de mando; buen comunicador y condiciones de liderazgo; creativo; con vocación de
servicio; paciente, tolerante, con principios éticos, capacidad de planificación y asimilación de
nuevos conceptos, ordenado, emprendedor, etc.
Las comunidades que tienen: una buena convivencia; cuentas claras y ordenadas; optimización
de recursos; medios para enfrentar imprevistos y emergencias; interés de los residentes por
participar de las actividades comunitarias; buen trato con el personal; mantenimiento adecuado,
actualización y mejoras de las instalaciones, obtienen como resultado un aumento de la
plusvalía del patrimonio común e individual y están evidenciando que detrás de ellas hay una
excelente administración.
Como hemos indicado anteriormente, en la gran mayoría de los casos el administrador cumple
una función de representación de la comunidad haciéndose cargo de la gestión administrativa,
condición que no implica lo que se denomina “relación laboral” y por lo tanto no hay contrato de
trabajo de por medio, sino un vínculo que establece funciones a desarrollar a cambio de un
honorario a pactar.
La visión sistémica nos ayuda a “ver” el todo, apreciar sus interacciones, la energía
presente y descubrir sus características distintivas, aquellas que son propias del conjunto y
que no existen en las partes. A la vez, ubica el sistema en su entorno, acepta la
complejidad que nos excede, la irreversibilidad del tiempo, la autoorganización, la
“inteligencia” de los sistemas y nuestra responsabilidad con el bien común.
¿Quién inventó la visión sistémica? Ningún ser humano en particular. Existe y ha sido
aplicada desde siempre. Está incorporada en nuestros genes y en la base misma de la
materia. La visión sistémica se ha notado menos en los últimos milenios, en el mundo
occidental, porque ha sido arrinconada por la dominación y la mecanización, sin embargo,
hoy está aquí, con un impulso que está cambiando el mundo. Es que la libertad y la
complejidad siempre se abren paso.”
Basado en estos principios, el Modelo Iceberg de Gestión (MIG-AC) propone otra forma de
entender las cosas, mediante una clasificación estratificada de sus componentes. Es decir, una
superposición de unos sobre otros en una razón y relación lógica, sea por grados de
complejidad, cronología, relevancia, secuencia de procedimiento, etc. o por cualquiera de las
combinaciones que sean dables con estas características. Así resulta más comprensible el
concepto total ya que las partes mantienen su identidad y autonomía sin que esto nos impida
percibir la interrelación entre ellas para formar la unidad.
El pensamiento sistémico nos permite ver el total de las implicancias que puede tener una
decisión en la empresa. El crecimiento de la misma puede hacer necesario un traslado a
instalaciones más adecuadas y la contratación de nuevos funcionarios, pero al mismo tiempo
debemos entender que todo cambio tiene una etapa de adecuación y una supuesta “pérdida de
tiempo” por la mudanza, reinstalación de equipos y capacitación del nuevo personal.
Indudablemente para poder acceder al nivel más profundo, es condición tener un apropiado
dominio del estrato superficial.
La primera parte (punta del iceberg), corresponde a la percepción aparente, por lo que se ha
denominado como lo VISIBLE. Es decir lo que está en la superficie y que puede ver cualquier
persona, con conocimientos generales, sin tener un adiestramiento particular en la materia que
podamos seleccionar.
La segunda parte (cuerpo sumergido del iceberg), denominado como lo OCULTO, se relaciona
con aquello a lo que puede acceder quien posea conocimientos especiales, capacitado para
manejarse con idoneidad en el ámbito operativo de los sistemas, con el cumplimiento de las
normativas relacionadas y con los proyectos que dieron origen al sistema involucrado.
Tanto lo visible como lo oculto requieren de herramientas para su adecuado manejo. Estas son:
los conocimientos, las leyes o normativas y los recursos (humanos, técnicos y económicos).
Toda gestión tendrá dificultades y éstas requieren respuestas, pero no cualquier respuesta
improvisada. Al seguir un orden y una estrategia de razonamiento podremos encontrar, sin
perder la calma, una mejor solución al desafío que tenemos delante, por muy grande que
éste parezca.
Una forma de poder interpretar de manera integral la Administración de Comunidades, pasa por
establecer modelos y ciertos estándares, con los cuales podamos ser capaces de reconocer
frente a qué tipo de Edificio o Condominio nos encontramos, y cuales son las operaciones
técnicas, de control administrativo, de seguridad y otras que debemos cumplir para una
adecuada marcha del proceso de Administración del Condominio.
Parte Visible
Esta representa al conjunto de elementos propios de un condominio, que pueden ser fácilmente
detectados por cualquier usuario común, siendo interpretadas muchas veces como el único
factor con que se reconoce la función del administrador de la Comunidad. Entre ellos se
encuentran conceptos tales como: presentación, orden, limpieza, iluminación, elementos
superficiales de seguridad, confort, cordialidad del personal,
funcionamiento de medios (ascensores, vías de circulación,
accesos) y suministros de uso diario (agua, luz, ventilación
climatización, etc), para lo cual no se pide más que el
cumplimiento diario y la satisfacción de ciertos estándares
muchas veces subjetivos.
Cumplir con esta finalidad implica que al personal de la comunidad, además de ejercer su rol y
tareas propias se le debe capacitar para desarrollar funciones de control de modo que los
trabajos, que sean delegados en personal externo o contratistas, se desarrollen adecuadamente
sin interferir ni dañar otras instalaciones.
Conclusión