JESHVÁN
JESHVÁN
JESHVÁN
Sin embargo, precisamente en este punto se presenta uno de los peligros más importantes
de este mes: suele suceder que grandes logros son seguidos por notables y profundas
caídas. Como una sensación de haber cumplido con nuestra parte y el sentimiento que
ahora nos corresponde un tiempo de descanso. Mas seguramente quien haya dado
algunos pasos en un camino espiritual ya sabe que en esta senda en particular se sube... o
se baja. No hay modo de permanecer en el lugar. Y quien no experimenta ascenso, aunque
sea mínimo y pequeñísimo, conoce entonces el sabor de la pendiente.
No hay vacaciones en la vida espiritual.
El potencial recibido y los logros espirituales deben servirnos para programar el año que
inicia con ideas claras y precisas. Debemos recordar que la tarea de pulir nuestra persona
dura toda la vida, y que es el momento de redefinir dos parámetros: profundizar en la
compresión de nuestra forma propia y evaluar en qué etapa del proceso nos hallamos.
Significa: suponiendo que ya conocemos nuestra forma propia - la chispa divina que nos
habita y el plan de vida que nos dicta - considerando que hemos crecido, ahora la misma
puede entenderse a un nivel mayor, con más claridad y definición. Por otro lado, y
considerando que el viaje espiritual es permanente, debemos considerar también la
estación en la que nos encontramos y, apegados al mapa individual, proyectar los pasos a
seguir.
A pesar de la sensación de elevación de los meses de elul y tishré, el mes de jeshván no
debe ser considerado como un tiempo de descanso. Es un tiempo apto para redefinir la
forma propia, profundizar en el análisis de la misma, proyectar los pasos a seguir, y salir
nuevamente a arar la tierra. Con responsabilidad, entusiasmo, empeño, y claridad en la
tarea.