Propiedades Tecnofuncionales
Propiedades Tecnofuncionales
Propiedades Tecnofuncionales
La funcionalidad de una sustancia se define como la propiedad, nutricional o no, que interviene
en su utilización. Este comportamiento depende de las propiedades físicas y químicas que se
afectan durante el procesamiento, almacenamiento, preparación y consumo de alimento,
aunque generalmente se incorporan en mezclas complejas. Las características sensoriales resultan
de más importancia para el consumidor que el valor nutricional, el que frecuentemente se altera
para lograr buenas cualidades organolépticas, como textura, sabor, color y aroma, las que a
su vez son el resultado de interacciones complejas entre los ingredientes. Las propiedades
tecnofuncionales son: Capacidad de absorción de agua, capacidad de absorción de aceite, capacidad
de retención de agua, capacidad emulsificante, capacidad espumante, gelación y viscosidad.
Sabor: Las papilas gustativas de la lengua son capaces de identificar cinco tipos de
sabores: dulce, salado, amargo, ácido y umami. Cada una de las partes de la lengua es
capaz de reconocer mejor uno u otro sabor, aunque todas las papilas pueden percibir
todos los sabores. También se puede hablar de sabores inmediatos, como la acidez del
ácido cítrico, y de sabores lentos, como la acidez del ácido málico (presente en algunas
frutas y verduras con sabor ácido, sobre todo cuando no están maduras, como uvas,
manzanas o cerezas).
Aroma: Esta propiedad, considerada una de las más difíciles de definir y caracterizar,
viene dada por distintas sustancias volátiles presentes en los alimentos, bien de manera
natural o procedente de su procesado (a través de aditivos alimentarios, como los
aromas artificiales). Se considera que los productos vegetales son más ricos en estos
compuestos volátiles, que aparecen también como productos secundarios de reacciones
enzimáticas como la reacción de Maillard o la caramelización de los azúcares.
Entre las propiedades tecno-funcionales destacan aquéllas que están relacionadas con el agua, ya
que desarrollan un papel importante en los principales cambios que tienen lugar durante el
procesado de alimentos. Por lo tanto, se puede decir que las propiedades de hidratación, entre las
que destacan la capacidad de absorción de agua y la capacidad de retención de agua, influyen
directamente en las características que conforman la matriz del alimento (McWatters, 1983).
Tipos
Harina
La harina es el polvo fino que se obtiene del cereal molido y de otros alimentos ricos en almidón.
Se puede obtener harina de distintos cereales. Aunque la más habitual es harina de trigo, también
se hace harina de otros cereales como centeno, cebada, avena, maíz, arroz… y existen también
otros tipos de harinas obtenidas de otros alimentos como leguminosas (garbanzos, soja), castaña,
mandioca, etc.
La harina puede contener mayor o menor proporción del grano entero, según se deseche mayor o
menor cantidad de salvado y germen. La proporción de grano entero que se utiliza para obtener la
harina se denomina grado de extracción. Cuando hablamos de un 90% de grado de extracción se
trataría de una harina que contiene un 90% del cereal completo y se ha desechado un 10% de
salvado y germen. Por lo tanto, una harina integral sería una harina con el 100% de extracción.
Molienda y Tamizado
La molienda es una operación unitaria donde se consigue la pulverización y la dispersión del
material sólido, lo que implica una reducción del tamaño de las partículas. La reducción se lleva a
cabo dividiendo o fraccionando la muestra por medios mecánicos hasta el tamaño deseado. Los
métodos de reducción más empleados en las máquinas de molienda son compresión, impacto,
frotamiento de cizalla y cortado. A pesar de implicar sólo una transformación física de la materia
sin alterar su naturaleza, es de suma importancia en diversos procesos de transformación de
alimentos. Una vez molidas las muestras se va a proceder a realizar un tamizado donde se efectúa
la separación de las partículas sólidas según su tamaño.
Liofilización
La liofilización es una alternativa de interés como método de conservación de alimentos, la cual
permite prolongar el tiempo de vida útil manteniendo significativamente las propiedades físicas y
fisicoquímicas relacionadas con su calidad. La liofilización es un proceso que tiene como objetivo
separar el agua (u otro solvente) de una disolución mediante congelación y posterior sublimación
del hielo a presión reducida. La liofilización es el proceso más suave para secar productos y es el
mejor método para secar compuestos orgánicos o inorgánicos sin alterar su composición cualitativa
o cuantitativa. El proceso de liofilización se realiza a vacío y a baja temperatura y así, por ejemplo,
es posible evitar la desnaturalización de las proteínas. Los alimentos y los materiales biológicos
tales como células, tejidos, bacterias y vacunas se convierten en productos secos, evitando el paso
por su fase líquida, y en consecuencia los cambios enzimáticos, biológicos y químicos. En este
apartado nos centraremos en el liofilizador de laboratorio, que se utiliza para liofilizar muestras
pequeñas de productos químicos.
Capacidad Emulsificante
Las emulsiones son dispersiones en dos líquidos no miscibles, encontrándose uno de ellos en forma
de gotas dispersas en el otro líquido que corresponde a la fase continua y dispersante. La mayor
parte de las emulsiones alimentarias son las de aceite en agua o agua en aceite. Se requiere para
que exista una disminución de la tensión una fuerza mecánica importante que se logra con
ultrasonido, homogeneizadora o mezcladoras rápidas. La emulsión tiende a ser inestable.
Numerosos alimentos son emulsiones como es el caso de la leche, crema, helados, mantequilla,
mayonesa, carnes molidas como las que se emplean en la elaboración de salchichas.
Esta propiedad mide la capacidad de las proteínas para formar una dispersión de una fase oleosa
en un medio acuoso (Dagorn-Scaviner y col., 1987). Las características de emulsión de las
proteínas contribuyen en gran medida a la funcionabilidad de los alimentos. Son varios los factores
que afectan a la capacidad emulsionante, tales como pH, tamaño de gota, carga neta, tensión
interfacial, viscosidad y la conformación de la proteína. Se ha observado que los elevados valores
de capacidad emulsionante que poseen algunas proteínas de leguminosas pueden ser debidas a la
naturaleza globular que presentan (Sathe y col., 1982) o bien estar directamente relacionadas con
la mayor o menor solubilidad que muestran en el alimento (Chau y col., 1998). Respecto a esta
última afirmación se aprecia que la influencia de la solubilidad sobre la capacidad emulsionante es
más de carácter cualitativo que cuantitativo (Prinyawiwatkul y col., 1997). Asimismo, existe en la
literatura artículos donde se atribuye no sólo a las proteínas la capacidad de formar emulsiones,
sino que argumentan que otros componentes de naturaleza no proteica como los carbohidratos
también contribuyen sustancialmente a las propiedades de emulsión, como es el caso de las
fracciones de fibra alimentaria que se encuentran presentes en el alimento (Betancur-Ancona y col.,
2004). Por lo tanto, las proteínas procedentes de leguminosas que posean una buena capacidad de
formar emulsiones podrán ser utilizadas en la fabricación alimentos tales como mahonesa,
salchichas y aderezos.
PROTOCOLO DE PRÁCTICA
Capacidad de absorción de agua (CAA)
(No pH, no fuerza iónica) Se determinó según método descrito por Beuchat (1977) a temperatura
ambiente (25°C), utilizando 2 g de muestra en 20 mL de agua destilada, ajustando el pH a 7 y
agitando en un Vortex. Luego centrifugado a 3000g por 30 min y los resultados fueron expresados
como gramos de agua retenida por gramo de muestra.
(pH y fuerza iónica) Se prepararon soluciones de NaCl 0,5 y 2,0 M y soluciones a pH 3 y 10. En
un tubo se colocó 1 g de harina y se le añadió 10 ml de agua; después se agitó durante 30 s.
Posteriormente se centrifugo a 4000 rpm por 5 min, el sobrenadante se eliminó, la diferencia entre
la masa de la muestra antes y después de absorber el agua, se consideró como la cantidad de agua
absorbida. La capacidad de absorción de agua se determinó dividiendo la cantidad de agua retenida
por la cantidad de muestra, expresada como sólidos.