Servidumbres
Servidumbres
Servidumbres
1. DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN
La servidumbre, que según el derecho romano se comprendía bajo la denominación general de “ius in re
aliena”, era un derecho real sobre una cosa ajena, en beneficio de un fundo o de una persona determinada.
De ahí que en el derecho romano se clasificaran las servidumbres en prediales y personales, según que
fueran establecidas en beneficio de un predio o de una persona. Tal clasificación no ha sido seguida por el
derecho moderno, según el cual no hay sino servidumbres prediales, esto es, sobre un predio y en
beneficio de otro predio de distinto dueño.
Desde el derecho romano se han clasificado las servidumbres prediales en urbanas y rústicas o rurales.
Las primeras eran las que se establecían entre fundos urbanos, o por lo menos en beneficio de un predio
urbano. Las segundas entre fundos rurales, o al menos, en beneficio de un fundo rural. Pero debe
advertirse que para los efectos de esta clasificación, se entendía por fundo urbano una casa o un edificio,
aun cuando estuviera en el campo, y por fundo rural todo terreno no edificado, cualquiera que fuera su
situación.
Se dividían también las servidumbres prediales en positivas y negativas, según que el gravamen
consistiera en permitir una acción o en abstenerse de algo.
Como ejemplos de servidumbres prediales entre los romanos, pueden citarse: la servidumbre de pasaje o
de tránsito consistente en el derecho de transitar por sobre el predio sirviente para beneficio del predio
dominante; la de acueducto, o derecho de conducir el agua al través del predio sirviente para llevarla al
predio dominante; la de aquae hauriendae, o derecho de tomar el agua del pozo o de la fuente del predio
sirviente para beneficio del predio do¬minante; y la de aquae educendae, o derecho de hacer pasar al
predio sirviente el agua que sale del predio dominante.
Como ejemplos de servidumbres urbanas pueden citarse: el ius tigni immitendi, o derecho de introducir
vigas en la pared del predio sirviente; el ius honréis ferendi, o derecho de hacer descansar una edificación
sobre el muro del predio sirviente; el ius altius non tollendi, o derecho de que no se le levante la
construcción del predio sirviente para no perjudicar la vista o la luz del pre¬dio dominante, y el ius
fluminis recipiendi, o derecho a que el predio sirviente reciba las aguas lluvias que caen del predio
dominante.
1) La cuasi tradición con causa en un contrato, en pactos y estipulaciones. Se convenía por las dos partes
en constituir determinada servidumbre y el dueño del predio sirviente ponía al dueño del predio
dominante en posibi¬lidad física de ejercerla. Era, por así decirlo, la entrega o tradición del derecho de
servidumbre (quasi traditio).
2) La reserva de determinada servidumbre cuando una persona enaje¬naba un predio a favor de otra.
Podía el enajenante reservar sobre el predio enajenado determinada servidumbre para beneficio de otro
predio del cual fuera dueño.
3) El testamento.
4) La usucapión.
3. SERVIDUMBRES PERSONALES
Según el derecho romano, las servidumbres personales eran: el usufruc¬to, el uso, la habitación y los
servicios de los esclavos o de los animales ajenos (operae servorum).
a) Usufructo. Según las Instituciones de JUSTINIANO, el usufructo se de¬fine como el derecho de usar y
disfrutar las cosas ajenas, sin alterar la sustancia. El titular del derecho de usufructo se llama
usufructuario y tiene dos de los elementos o atributos del dominio: el usus y el fructus (ius utendi y ius
fruendi).
El dueño de la cosa de que otro tiene el usufructo se llama nudo propie¬tario. El gravamen constitutivo de
la servidumbre consistía, según los ro¬manos, en carecer de aquellos dos atributos del dominio: el usus y
el fructus. Y ese mismo gravamen lleva consigo el beneficio para la persona del usu¬fructuario, o sea
para el titular de ese derecho de servidumbre personal. En general el usufructo se constituía por los
mismos medios de consti¬tución de la servidumbre predial, y se extinguía:
1°) Por la muerte del usufructuario, como que era un derecho inherente a su persona e
intransmisible a los herederos;
2°) por la capitis deminutio del usufructuario, a excepción de la mínima bajo el derecho de
JUSTINIANO;
3°) por la destrucción de la cosa materia del usufructo;
4°) por el no uso durante determinado lapso de tiempo, generalmente el mismo que para la
usucapión;
5°) por la renuncia del usufructuario en beneficio del nudo propietario;
6°) por la reunión del usufructo con la nuda propiedad, mediante la adquisición de esta por el
usufructuario;
7°) por la expiración del tiempo fijado para su duración.
b) El uso. El uso era el derecho de usar de una cosa ajena, según su natu¬raleza y destino, sin derecho
sobre los frutos. El titu¬lar del derecho de uso se denomina usuario y tiene uno de los atributos del
do¬minio: el ius utendi o usus. A este atributo estaba limitado el ejercicio de su derecho. El gravamen
para el dueño de la cosa consistía en la privación de ese elemento del derecho de propiedad, lo que al
propio tiempo llevaba en sí el be¬neficio para el titular de este derecho de servidumbre personal.
c) La habitación. Era un derecho de uso pero limitado este a la habita¬ción de una casa, que también
podía ser arrendada por el titular del derecho.
d) Operae servorum. Consistía este derecho de servidumbre personal en aprovecharse de los esclavos
ajenos, aunque estos también podían ser alqui¬lados por el titular del derecho.
TIPOS DE SERVIDUMBRES
Las servidumbres prediales son tipificadas sobre la base de su contenido específico. Aunque no existe
ningún motivo que incite a pensar que la jurisprudencia no pudiese reconocer más tipos de servidumbres
de los que aparecen estipulados en sus obras casuísticas, hay una serie establecida de estos tipos, que
los autores escolásticos agruparon en rústicas y urbanas dependiendo de si se referían a poder pasar o
traer agua por el fundo vecino, entre otras ventajas de marcado carácter agrícola, o de si versaban sobre
comodidades de una edificación que se imponen al vecino. Principalmente, ha sido la primera
jurisprudencia clásica romana la que se encargó de la casuística de las servidumbres, postura que le
supuso una serie de críticas por parte de personas no juristas, como es el caso de Cicerón, que
consideraban esas cuestiones como ridículas.5
DEFENSA PROCESAL
El propietario del predio dominante contaba con una vindicatio servitutis (es posible que esta también
aparezca denominada como actio confessoria en los escritos pertenecientes a la época postclásica) que
podía ejercitar contra el titular o el poseedor del fundo sirviente, o contra cualquier otra persona que no
permitiese desarrollar el ejercicio de la servidumbre. La vindicatio servitutis, que se caracterizaba por su
similitud con la acción reivindicatoria, albergaba una cláusula arbitraria que hacía más fácil la absolución
a cambio de una caución de no continuar turbando (de non amplius turbando). Esta misma caución era
exigida por el pretor a la persona que no se defendía de la vindicatio servitutis con la intención de que no
se impidiese el uso de la servidumbre mientras no se ejercitaba la acción negatoria y se declaraba como
inexistente a la servidumbre. Al mismo tiempo, del que no aceptaba la acción negatoria, se exigía una
caución de no ejercer la servidumbre negada en tanto no recayera una sentencia favorable a él. En otras
situaciones, el uso de las servidumbres podía ser defendido por medio de interdictos especiales. Si bien, el
interdicto uti possidetis no era aplicable, al consistir la servidumbre en un uso y no en una posesión.78
Contra las obras que se iniciaban en el predio vecino y que atentaban contra la integridad de un derecho
de servidumbre, el titular del predio dominante disponía de un interdicto restitutorio, que tenía como
objetivo la destrucción de lo hecho, siempre y cuando la obra no estuviese acabada. Para poder ejercer
este interdicto, el demandante debía haber hecho con anterioridad una denuncia al constructor de la obra
nueva (novi operis nuntiatio). Cuando la denuncia era aceptada por parte del magistrado, este mismo
exigía del denunciado que prestase caución de indemnizar en el supuesto de que fuese derrotado en
la vindicatio servitutis que ejercitaría el denunciante. Si no se otorgaba esta caución, lo que procedía era
el interdicto, por lo que el magistrado pasaba a defender al denunciante que impedía que se siguiese
adelante con la obra frente al interdicto uti possidetis del constructor. Sin embargo, si la caución era dada,
el magistrado dispensaba la denuncia (nuntiatio remissa) y se aguardaba el resultado de la acción real.9
CONSTITUCIÓN
El modo más frecuente de constituir una servidumbre era la in iure cessio en una vindicatio servitutis que
iniciaba el propietario del futuro predio dominante contra el del futuro predio sirviente; también era
habitual que fuese constituida mediante un legado vindicatorio o adjudicación judicial. Con respecto a las
antiguas servidumbres de paso y conducción de agua sobre fundos itálicos, cabe mencionar que estas
podían adquirirse por mancipación, pues tenían la consideración de res mancipi al igual que los fundos
entre los que se establecían. Las servidumbres pudieron ser usucapidas hasta que apareció la denominada
ley Scribonia (emitida en el siglo I a.C., suprimió la posibilidad de usucapir servidumbres con la finalidad
de evitar que se consolidaran por negligencia o ausencia de los propietarios). Sin embargo, la usucapión
se mantuvo en aquellos casos de recuperación de una servidumbre extinguida por desuso. Mientras tanto,
en los fundos provinciales, las servidumbres, con frecuencia, se constituían a través de convenios escritos
acompañados de una stipulatio, generalmente, penal (pactiones et stipulationes).
La constitución de servidumbres podía producirse de un modo directo o indirecto. Es decir, también era
permisible la constitución de las mismas por medio de la reserva de las mismas en un acto
de enajenación de la propiedad, ya fuese en un acto de disposición inter vivos o mortis causa.
EXTINCIÓN
Existían varios supuestos que acarreaban una extinción de las servidumbres establecidas: en primer lugar,
cuando los dos predios (sirviente y dominante) se hacían completamente de un mismo propietario la
servidumbre desaparecía en virtud de un principio que decía que no podía haber una servidumbre sobre
cosa propia. En resumen, la extinción de la misma se producía por confusión.16
En segundo lugar, la servidumbre se extinguía ante una renuncia del titular, por medio del empleo de
una in iure cessio en una acción negatoria. También desaparecía por desuso o inexistencia de prohibición
con respecto a los actos contrarios a una acción negativa, durante un bienio (con Justiniano I el plazo se
aumentó hasta los diez años, al igual que la longi temporis praescriptio). Finalmente, la servidumbre se
extinguía por pérdida de la utilidad del servicio a consecuencia de un cambio en el predio, inundación
definitiva, y en general, cualquier otro fenómeno que conllevase una inutilidad de la misma (en algunos
casos, como sucedía cuando el cauce de un río se retiraba de un predio que había estado ocupando de
forma permanente o cuando desaparecía la confusión de la propiedad, las servidumbres podían ser
restablecidas).17
"La ley o el propietario de un predio puede imponerle gravámenes en beneficio de otro, que den derecho
al dueño del predio dominante para practicar ciertos actos de uso del predio sirviente o para impedir al
dueño de éste el ejercicio de alguno de sus derechos".
En la definición legal, están comprendidos los elementos con los cuales se constituye la servidumbre y
está también definida su naturaleza de no ser una obligación de hacer. De acuerdo con nuestro código la
servidumbre es solamente un hacer en predio ajeno, o un no hacer del propietario del predio ajeno.