La Nueva Canción Chilena
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Perú. Esta es una cosa que hay que empezar por entender y entonces
nosotros recién entenderemos por qué en nuestra música popular se oyen
quenas, pincullos, tambores ligeros, por qué en nuestro folklore tenemos que
hablar de folklore boliviano, argentino, peruano. Ahí recién nos explicamos la
chilenidad de Atahualpa Yupanqui, que es nuestro, de la misma manera que la
cueca chilena encuentra su mayor desarrollo en la provincia de Cuyo y no en
la provincia de Linares, de la misma manera que el mejor diccionario de la
lengua araucana se escribe en la Argentina y no en Chile. De esa manera
nosotros tenemos que sacar a flote lo que verdaderamente somos, la América
tal como fue y el crisol tal como debe ser y no de acuerdo a prejuicios
inventados en España hace siglos.
Es decir, Becerra nos aclara el problema de la Cordillera de los Andes
como cordón umbilical o como columna vertebral de nuestra identidad
cultural. Esto debimos presentirlo cuando en los comienzos escuchábamos y
preferíamos a Atahualpa Yupanqui. Pero nos queda en pie otra pregunta: ¿Por
qué las voces de Atahualpa y Violeta no se escuchaban en la radio? Oigamos
lo que dice Becerra con respecto a los criterios de selección:
Para comprender esto tenemos que entender en primer lugar quien es quién
en esta distribución de los productos culturales, y aquí entramos nosotros al
problema del imperio creado por los grandes monopolios internacionales que
están detrás de la industria fonográfica. Son ellos quienes determinan que
esto es latinoamericano o esto no es latinoamericano , o más precisamente
esto es chileno, esto no es chileno, y lo que es peor, lo que es gravísimo,
proponen, por último -aunque ello no corresponda a la realidad- qué debe
llamarse bueno y qué debe llamarse malo, o sea, imponen también una escala
de valores. Una escala de valores distorsionada, falsa, porque es bueno lo que
tiene éxito y para ellos éxito no es calidad sino negocio, es porcentaje de
ganancias; o sea, tiene éxito aquello que es barato de producir, se produce
rápido y se vende bien, se vende mucho y se vende caro. Bueno, con estos
parámetros entramos a un mundo completamente desfigurado, en el cual
tenemos que concebir un método que nos permita encontrar algún tipo de
objetividad en el desarrollo de lo chileno que es deformado por el disco, por la
radio, por la televisión, por todos los factores que he mencionado.
A propósito del papel jugado por la radio, es interesante lo que dice
Patricio Manns en su libro Violeta Parra (Editorial Júcar, España):
(...) la radiotelefonía debe descubrir y propagar nuestra música, para
completar la utilización del aparato propagandístico que la tecnología en
desarrollo pone al alcance de los especialistas de la manipulación de masas.
Sin embargo nuestra música no puede ser la música internacional que se
canta y se baila por doquier, particularmente entre los medios populares. Es
preciso, pues, escoger lo chileno a partir de la música campesina, que resta
aún en estado más o menos puro. ¿Es ésta quizás, una elección intuitiva?
Analizando esta cuestión nos parece encontrar aquí un mero artificio
circunstancial más que el resultado de un brillante análisis sociológico
-imposible con los conocimientos y medios de entonces- (Patricio Manns nos
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Canto a la pampa,
la tierra triste,
Réproba tierra de maldición
Que de verdores jamás se viste,
Ni en lo más bello de la estación,
En donde el ave nunca gorjea,
En donde nunca la flor se abrió,
Ni del arroyo que serpentea,
Su cristalino bullir se oyó.
Año tras año por los salares
Del desolado tamarugal
Lento, cruzando van por millares,
Los tristes parias del capital.
Sudor amargo su sien brotando,
Llanto a sus ojos, sangre a sus pies,
Los infelices van acopiando
Montones de oro para el burgués.
Hasta que un día, como un lamento
De lo más hondo del corazón,
Por las callejas del campamento
Vibró un acento de rebelión;
Eran los ayes de muchos pechos,
De muchas iras era el clamor,
La clarinada de los derechos
Del pobre pueblo trabajador
-¡Vamos al puerto -dijeron-, vamos!-
Con un resuelto y noble ademán
Para pedirles a nuestros amos
Otro pedazo, no más, de pan.
Y en la misérrima caravana
Al par que al hombre, marchar se ve
La amante esposa, la madre anciana
Y el inocente niño también.
¡Benditas víctimas que bajaron
Desde la pampa llenas de fe!
Y a su llegada lo que escucharon
Voz de metralla tan sólo fue.
Baldón eterno para las fieras
Masacradoras sin compasión:
Queden manchadas con sangre obrera
Como un estigma de maldición.
Pido venganza para el valiente
Que la metralla pulverizó,
Pido venganza para el doliente
Huérfano y triste que allí quedó.
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4- Difícil definición
El término de Nueva Canción Chilena nació hace pocos años y no hay
acuerdo acerca de su progenitor.
Pero el tipo de temas que le dieron vida a la Nueva Canción Chilena
constituía una realidad dentro de la música popular chilena.
La Nueva Canción Chilena tiene características musicales y temáticas:
a- Musicalmente, toma ritmos folklóricos o se basa en ellos para su forma
expresiva (cueca, refalosa, cachimbo, trote, tonada, polca, etc.).
Naturalmente, usa también de preferencia instrumentos adecuados a esos
ritmos (quena, charango, guitarra, guitarrón, rabel, bombo, tormento, etc.).
b- Desde el punto de vista temático, alcanza tal vez su característica esencial.
La letra apunta, abierta o sutilmente, hacia un cuestionamiento crítico de la
sociedad, del orden establecido.
Traduce, interpreta o pretende reflejar la realidad de la sociedad chilena
de hoy y los distintos fenómenos que se manifiestan en ella.
La dependencia cultural, el subdesarrollo, la marginalidad, la
insurgencia, la injusticia social, la sociedad de consumo, encuentran en la
Nueva Canción Chilena un crítico ángulo expresivo, pero no es exactamente la
llamada canción-protesta. Dice Michèle Mattelart:
A través de la emoción que procura la forma musical, la canción-protesta
pretende abrir al receptor a la verdad, suscitar su lucha en pro de los valores
de justicia, de solidaridad y de liberación. Sus intérpretes se convierten en
testigos e instigadores de la lucha social.
La Nueva Canción Chilena no necesariamente se dedica a protestar.
Puede, sutilmente, ironizar acerca de determinadas modas o personajes
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8- ¿Crisis de crecimiento?
El chiste fácil salió a rodar poco después del 4 de septiembre de 1970.
-¿Supiste? Se acabó la Nueva Canción Chilena.
-¡No! ¿Por qué?
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